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Las horas totales de sueño necesarias varían mucho de una persona a otra, aunque
la media general oscila entre siete y ocho horas y media, podemos encontrar
personas que necesiten 4h de sueño para rendir de forma adecuada (“Son los
llamados “poco dormidores”) a personas que necesitan 10 horas (“grandes
dormidores”), siendo ambos valores dentro de la normalidad.
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Siete de cada diez madrileños duermen poco y mal por culpa del estrés
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enfermedades derivadas de una mala calidad de sueño....
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Alfabeto
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No debe confundirse con analfabeto o alfabetización.
Letra A en el alfabeto etrusco.
Índice
1Alfabeto semita
2Alfabeto fenicio
3Otros alfabetos
4Historia de los alfabetos occidentales
5Orden alfabético: pasado y presente
6Alfabetos especiales
7Véase también
8Referencias
9Bibliografía
10Enlaces externos
Alfabeto semita[editar]
En el templo, Flinders Petrie halló en 1904-1905 una estatua votiva dirigida a Hathor,
una esfinge de piedra arenisca con unas inscripciones en dos escrituras: jeroglífica egipcia y
protosinaítica. El célebre lingüista inglés Alan Gardiner descifró las dos inscripciones, como si
de una "piedra de Rosetta" se tratase, sugiriendo que los signos protosinaíticos representan
objetos, con nombres en semítico que se correspondían con las letras del alfabeto fenicio,
derivados de los signos hieráticos o jeroglíficos.1
Se trataba de una simplificación del sistema jeroglífico (unos 23 signos, de los que al menos la
mitad son claramente egipcios). Gardiner estudió la derivación de los signos fenicios a partir
de los pictogramas sinaíticos. No podría decirse que se trata de un alfabeto en sentido
estricto, sino más bien de un silabario (consonante + vocal); pero hay que darle el
protagonismo que merece como origen o precedente de alfabetos más evolucionados en los
que cada letra representa un sonido.
Al parecer los primeros en escribir las consonantes aisladas fueron los
pueblos semíticos occidentales de las orillas del mar Rojo y
del Mediterráneo, hebreos y fenicios. La cadena secuencial sería: signo-palabra; los signos-
sonidos consonánticos mezclados a los signos-palabras (Egipto); los signos-sonidos silábicos
mezclados con signos palabras (sumerio-acadio); signos-sonidos que representan sílabas de
tipo constante (tipo egeo). Alfabeto silábico usado también por los tartessos en el sur de
la península ibérica y que supone el primer alfabeto de toda la Europa occidental. Aún hoy, a
pesar de tantas muestras escritas como existen en Andalucía y el sur de Portugal, esa lengua
está por descifrarse o traducirse.
Alfabeto fenicio[editar]
El alfabeto fenicio supone una creación. Es al final de esa cadena donde se nota una
progresiva prioridad del análisis sobre la síntesis. De la pictografía, que es una representación
global, se pasa a signos que descomponen el discurso en sus partes constitutivas. Las formas
más antiguas de la escritura fenicia se han encontrado en las inscripciones arcaicas de Biblos,
cuyo origen se remonta a los siglos XIII y XI a. C. El fenicio arcaico comprendía 22 letras,
únicamente consonantes, y está libre ya de elementos ideográficos, de determinativos y de
toda huella de silabismo.
Otros alfabetos[editar]
El alfabeto paleo-hebraico proviene del fenicio, del que se fue alejando progresivamente.
Otras ramas son: el samaritano, el moabita, el púnico y el arameo (del que han derivado los
alfabetos árabes, a través del nabateo, los hebraicos, los sirios, los uraloaltaicos, etc.)
El alfabeto árabe ha servido para lenguas como el persa, el turco, el bereber, el malgache, etc.
En cuanto a los alfabetos sursemíticos (surarábigo y nortearábigo) parecen provenir, con
reservas, del fenicio. El alfabeto pehlvi y el avéstico son derivaciones del arameo. El origen
del alfabeto libio está en discusión: fenicio, árabe, etc. El brahmi y el kharosthi, según la tesis
clásica, derivan del fenicio, con la particularidad del cambio de dirección de la escritura y la
notación de consonantes y vocales.
Alfabetos especiales[editar]
alfabeto Braille
alfabeto Morse
alfabeto por palabras
hangul coreano
Véase también[editar]
Abyad
Abúgida
escritura
Grafema
Historia de la escritura
Historia del alfabeto
Sistema de escritura
Wikipedia:Alfabetos y escrituras del mundo
silabario
Portal:Educación. Contenido relacionado con Educación.
Referencias[editar]
El contenido de este artículo incorpora material de la Gran Enciclopedia Rialp que mediante
una autorización permitió agregar contenidos y publicarlos bajo licencia GFDL. La
autorización fue revocada en abril de 2008, así que no se debe añadir más contenido de esta
enciclopedia.
Sin embargo, este argumento no es válido desde la moderna consideración de las letras o
grafemas como las unidades mínimas distintivas del sistema gráfico, con independencia de que
representen o no por sí solas una unidad del sistema fonológico. Por lo tanto, a partir de este
momento, los dígrafos ch y ll dejan de ser considerados letras del abecedario español, lo cual
no significa, naturalmente, que desaparezcan de su sistema gráfico; es decir, estas
combinaciones seguirán utilizándose como hasta ahora en la escritura de las palabras
españolas. El cambio consiste, simplemente, en reducir el alfabeto a sus componentes básicos,
ya que los dígrafos no son sino combinaciones de dos letras, ya incluidas de manera individual
en el inventario. Con ello, el español se asimila al resto de las lenguas de escritura alfabética,
en las que solo se consideran letras del abecedario los signos simples, aunque en todas ellas
existen combinaciones de grafemas para representar algunos de sus fonemas.». Citado
en RAE y ASALE (2010), Ortografía de la lengua española, Madrid: Espasa Calpe, pp. 64-
65, ISBN 978-6-070-70653-0.
4. ↑ Ch, en el Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española
5. ↑ Ll, en el Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española
6. ↑ «Debido a su anterior consideración de letras del abecedario, los dígrafos ch y ll tuvieron un
apartado propio en el diccionario académico desde su cuarta edición (1803) hasta la
vigesimoprimera (1992), de modo que las palabras que comenzaban por esos dígrafos o los
contenían se ordenaban alfabéticamente aparte, es decir, después de completarse la serie de
palabras con c y l. En el X Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española,
celebrado en Madrid en 1994, sin dejar de considerar aún los dígrafos ch y ll como letras del
abecedario, se acordó no tenerlos en cuenta como signos independientes a la hora de ordenar
alfabéticamente las palabras del diccionario. Así, en la vigesimosegunda edición
del DRAE(2001), primera publicada con posterioridad a dicho congreso, las palabras que
incluían esos dígrafos ya se alfabetizaron en el lugar que les correspondía dentro de la c y de
la l, respectivamente.». Citado en RAE y ASALE (2010), Ortografía de la lengua española,
Madrid: Espasa Calpe, p. 65, ISBN 978-6-070-70653-0.
7. ↑ Diccionario panhispánico de dudas, Santillana Ediciones Generales, ISBN 958-704-368-5,
pág. 5-6
8. ↑ Real Academia Española, ed. (2010). «Exclusión de los dígrafos ch y ll del abecedario».
Consultado el 30 de noviembre de 2014.
9. ↑ Millard, A. R. The Infancy of the Alphabet, World Archaeology, 17(3), Early Writing Systems
(February 1986): 390–398. Véase p. 395.
Bibliografía[editar]
Diringer, D. (1937). L'alfabeto nella storia della tita. Florencia.
Moorhoiise, A. G. (1965). Historia del alfabeto, 2a. ed. México.
Février, I. G. (1959). Histoire de l'écriture. París.
Aguirre, M. (1961). La escritura en el mundo. Madrid.
Enlaces externos[editar]
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Datos: Q9779
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Marxismo
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Este artículo trata sobre la explicación de la sociedad por Marx. Para el modelo político previo
al comunismo según Marx y Engels, véase socialismo científico.
Karl Marx
Friedrich Engels
Índice
Marx tuvo grandes influencias filosóficas, la de Feuerbach, que le aportó y afirmó su visión
materialista de la historia, y la de Hegel, que inspiró a Marx para la aplicación de la dialéctica
al materialismo. Aunque para su trabajo de disertación doctoral eligió la comparación de dos
grandes filósofos materialistas de la antigua Grecia, Demócrito y Epicuro, Marx ya había
hecho suyo el método hegeliano, su dialéctica. Ya en 1842 había elaborado su Crítica de la
filosofía del derecho de Hegel desde un punto de vista materialista. Pero a principios de la
década de 1840, otra gran influencia filosófica hizo efecto en Marx, la de Feuerbach,
especialmente con su obra La esencia del cristianismo. Tanto Marx como Engels abrazaron la
crítica materialista de Feuerbach al sistema hegeliano, aunque con algunas reservas. Según
Marx, el materialismo feuerbachiano era inconsecuente en algunos aspectos, por ello lo llama
«contemplativo». Es en las Tesis sobre Feuerbach (Marx, 1845) y La ideología alemana (Marx
y Engels, 1846) donde Marx y Engels ajustan sus cuentas con sus influencias filosóficas y
establecen las premisas para la concepción materialista de la historia.
Si en el idealismo de Hegel la historia era un devenir de continuas contradicciones que
expresaban el autodesarrollo de la Idea Absoluta, en Marx son el desarrollo de las fuerzas
productivas y de las relaciones de producción las que determinan el curso del desarrollo socio-
histórico. Para los idealistas el motor de la historia era el desarrollo de las ideas. Marx expone
la base material de esas ideas y encuentra el hilo conductor del devenir histórico.
Karl Marx.
La economía marxista[editar]
Artículo principal: Economía marxista
Adam Smith
David Ricardo
La economía política es esencial para esta visión, y Marx se basó en los economistas políticos
más conocidos de su época, los economistas políticos clásicos británicos, para posteriormente
criticar su forma de pensar. La economía política, que es anterior a la división que se hizo en
el siglo XX de las dos disciplinas, trata las relaciones sociales y las relaciones económicas
considerándolas entrelazadas. Marx siguió a Adam Smith y a David Ricardo al afirmar que el
origen de los ingresos en el capitalismo es el valor agregado por los trabajadores y no pagado
en salarios.[cita requerida] Esta teoría de la explotación la desarrolló en El capital,
investigación dialéctica de las formas que adoptan las relaciones de valor.
En su labor política y periodística, Marx y Engels comprendieron que el estudio de la
economía era vital para conocer a fondo el devenir social. Fue Marx quien se dedicó
principalmente al estudio de la economía política una vez que se mudó a Londres. Marx se
basó en los economistas más conocidos de su época, los británicos, para recuperar de ellos lo
que servía para explicar la realidad económica y para superar críticamente sus errores.
Vale aclarar que la economía política de entonces trataba las relaciones sociales y las
relaciones económicas considerándolas entrelazadas. En el siglo XX esta disciplina se dividió
en dos.
Marx siguió principalmente a Adam Smith y a David Ricardo al afirmar que el origen de la
riqueza era el trabajo y el origen de la ganancia capitalista era el plustrabajo no retribuido a los
trabajadores en sus salarios. Aunque ya había escrito algunos textos sobre economía política
(Trabajo asalariado y capital4 de 1849, Contribución a la Crítica de la Economía Política4 de
1859, Salario, precio y ganancia4 de 1865) su obra cumbre al respecto es El capital.
El capital ocupa tres volúmenes, de los cuales sólo el primero (cuya primera edición es de
1867) estaba terminado a la muerte de Marx. En este primer volumen, y particularmente en su
primer capítulo (Transformación de la mercancía en dinero), se encuentra el núcleo del
análisis marxista del modo de producción capitalista. Marx empieza desde la «célula» de la
economía moderna, la mercancía. Empieza por describirla como unidad dialéctica de valor de
uso y valor de cambio. A partir del análisis del valor de cambio, Marx expone su teoría del
valor, donde encontramos que el valor de las mercancías depende del tiempo de trabajo
socialmente necesario para producirlas. El valor de cambio, esto es, la proporción en que una
mercancía se intercambia con otra, no es más que la forma en que aparece el valor de las
mercancías, el tiempo de trabajo humano abstracto que tienen en común. Luego Marx nos va
guiando a través de las distintas formas de valor, desde el trueque directo y ocasional hasta el
comercio frecuente de mercancías y la determinación de una mercancía como equivalente de
todas las demás (dinero).
Así como un biólogo utiliza el microscopio para analizar un organismo, Marx utiliza la
abstracción para llegar a la esencia de los fenómenos y hallar las leyes fundamentales de su
movimiento. Luego desanda ese camino, incorporando paulatinamente nuevo estrato sobre
nuevo estrato de determinación concreta y proyectando los efectos de dicho estrato en un
intento por llegar, finalmente, a una explicación integral de las relaciones concretas de la
sociedad capitalista cotidiana. En el estilo y la redacción tiene un peso extraordinario la
herencia de Hegel.
La crítica de Marx a Smith, Ricardo y al resto de los economistas burgueses reside en que sus
análisis económicos son ahistórico (y por lo tanto, necesariamente idealista), puesto que
toman a la mercancía, el dinero, el comercio y el capital como propiedades naturales innatas
de la sociedad humana, y no como relaciones sociales productos de un devenir histórico y, por
lo tanto, transitorias. Junto con la teoría del valor, la ley general de la acumulación capitalista,
y la ley de la baja tendencial de la tasa de ganancia, son otros elementos importantes de
la economía marxista[cita requerida].
Análisis de clases[editar]
Los marxistas consideran que la sociedad capitalista se divide en clases sociales, de las que
toman en consideración principalmente dos:
La clase trabajadora o proletariado: Marx definió a esta clase como «los individuos que
venden su mano de obra y no poseen los medios de producción», a quienes consideraba
responsables de crear la riqueza de una sociedad (edificios, puentes y mobiliario, por
ejemplo, son construidos físicamente por miembros de esta clase; también los servicios
son prestados por asalariados).
La burguesía: quienes «poseen los medios de producción» y emplean al proletariado.
Constituyen la clase mercantil por excelencia: su riqueza proviene de la
administración intelectual de los negocios. Se apropian del excedente económico de toda
la sociedad por el mecanismo de la plusvalía, capaz de confiscar de forma no coercitiva
(mercantil, racional) el valor trabajo, pilar de todo valor y riqueza.
Existen otras clases que integran aspectos de las dos principales, o que estando asociadas a
alguna, manifiestan nuevos rasgos propios particulares.
El lumpenproletariado: los que viven en pobreza extrema y no pueden hallar trabajo con
regularidad. Abarca desde la amplia masa de indigentes desocupados y/o con trabajos
precarios, hasta sectores en extremo marginales como las prostitutas y los soldados del
crimen organizado, etc.
La pequeña burguesía: forma parte del pueblo trabajador, pero en menor o mayor medida
su trabajo crea capital y encuentra en él su sostén, aunque en niveles de acumulación
siempre muy inferiores al de la gran burguesía. Este capital genera los más diversos
segmentos sociales, según sea principalmente intelectual (profesionales), o mercantil
(pequeños comerciantes), o inmobiliario (pequeños y medianos campesinos, rentistas
urbanos) o financiero (pequeños especuladores) o directamente industrial (pequeños
empresarios).
El marxismo y la religión[editar]
El marxismo ha sido tradicionalmente opuesto a todas las religiones. Marx escribió al respecto
que "«el fundamento de la crítica irreligiosa es: el ser humano hace la religión; la religión no
hace al hombre» y la frase cuyo final se haría célebre:
La miseria religiosa es, por una parte la expresión de la miseria real y, por la otra, la protesta contra la
miseria real. La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, así
como es el espíritu de una situación carente de espíritu. Es el opio del pueblo.5
La referencia al opio ha prestado a una interpretación vulgar ya que éste no es –como suele
suponerse– un estupefaciente ni tampoco un alucinógeno, sino un narcótico analgésico. Este
equívoco del lector contemporáneo ha derivado en una confusión frecuente respecto de la
sentencia marxista, según la cual parecería que Marx despreciaba la religión.6 La cita
completa revela el porqué de la referencia a un opiáceo: jamás pretende que la religión se
considere una forma de degradación intelectual ni tampoco una mera ilusión generada por las
clases dominantes (interpretación no marxista que suprimiría la idea que éste tenía de la
ideología, esto es, la ilusión de universalidad dentro de cada clase), sino que la religión sea,
por el contrario, el anestésico necesario de la sociedad entera frente a la alienación social y de
las clases oprimidas frente a sus condiciones materiales de existencia.
En Marx, la crítica de la religión no es una defensa del ateísmo, sino la crítica de la sociedad
que hace necesaria a la religión. La supresión de estas condiciones y la realización plena de la
comunión humana se desvincula de la condición biológica, proyectándose «al cielo» como
intervención divina en una parusía futura, particularmente en el especial caso del
cristianismo,7 en vez de construirse políticamente mediante la abolición de la propiedad
privada y la división del trabajo. El fundamento filosófico del rechazo marxista de la religión ha
estado vinculado al desarrollo del materialismo dialéctico por parte de Engels y Lenin.
En cualquier caso, ha habido diversos teóricos que consideran que ser marxista y religioso es
compatible. Dentro de ellos se puede señalar al irlandés James Connolly y a diversos autores
dentro de la teología de la liberación como Camilo Torres y Leonardo Boff. Pero la crítica
teórica hacia cualquier religión se basa en que ésta es concebida como el resultado de la
producción de la superestructura de la sociedad, es decir, de la fabricación de
ideas ideológicas que se hace una sociedad sobre sus propios modos de producción
económicos. Así, la religión siempre es una concepción de ideas políticas que tienden a
reafirmar la estructura económica existente. Los textos marxistas donde se puede encontrar
información sobre la concepción marxista de la religión son: La ideología alemana de Marx y
Engels, y La filosofía como arma de la revolución de Louis Althusser. Marx describe a la
religión como un ente alienador, el cual le pone como meta alcanzar a Dios, situación
imposible para un humano pues Dios es la esencia humana deificada, es decir: la humanidad
le ha dado sus mejores características a Dios. La religión haría conformista al hombre y lo
obligaría a no luchar en este mundo, pues este es solo un preludio del verdadero. La síntesis
cristiano-marxista de los teólogos de la liberación replica que el marxismo no implica este
aserto y que, de ser así, también las clases dominantes impregnadas de espíritu religioso
serían conformistas respecto de su existencia material e incluso serían pasivas frente a un
conflicto con otras clases sociales. Para estos, en cambio, la religión –y en particular la
cristiana– siempre exige una lucha en este mundo en función de una comunidad religiosa: sea
con o sin clases dependiendo de cómo se la entienda políticamente. Debe recordarse que
para el catolicismo la resurrección es el regreso al edén en la tierra y que, aunque dependa de
Dios, ningún esfuerzo individual tendría sentido si estuviera coronado por una muerte sin
retorno (incluso si la realización plena de la humanidad pudiera hacerse sólo socialmente y no
biológicamente como en la resurrección cristiana), ya que la salvación de cada hombre de
acuerdo a su esfuerzo dentro del alienado mundo presente sólo puede ser asegurado con la
eternidad y la participación en el mundo venidero. Esto es igualmente cierto tanto para el
ideario de autorrealización personal de la derecha cristiana (calvinista o al menos reconciliada
con la burguesía), como para la lucha de clases de la izquierda cristiana (marxista o no), como
para las originarias posiciones ascéticas y apolíticas del cristianismo primitivo. Estas últimas
en particular dieron forma estamental a la dicotomía interna entre la vida económica y la
religiosa del occidente medieval extramundano y a su peculiaridad histórica de fusión entre
«sociedad civil» y «sociedad política» descrita con atención por Marx en su obra Sobre la
cuestión judía, cuya visión llegaría, junto con la opuesta de Nietzsche, a Max Weber, y que
entroncaría en el debate marxista-weberiano sobre la influencia económica de la religión.
En su versión más ortodoxa, la interpretación marxista de la religión sería la de una forma
de alienación cuya consecuencia para el hombre sería perder sus virtudes para adjudicárselas
a un inventado ser supremo. Según Karl Marx, esto es lo que ocurriría en particular con la
religión monoteísta: el hombre toma toda virtud que posee y toda idealización metafísica
posible, y se la atañe a un ser supremo de su propia creación, devaluándose a sí mismo y
dedicando su ser y propio destino a su voluntad y una trascendencia irreal posibilitada por su
existencia.
Para Marx, las clases sociales son parte la realidad social. Las luchas de estas clases
sociales, señalan el cambio social como un fenómeno duradero. Estas clases son el resultado
de un mecanismo de división del trabajo, que se desarrolló al mismo tiempo que la
privatización de los medios de producción. Las clases sociales surgen cuando la
diferenciación de las tareas y las funciones dejan de ser cosa del azar para convertirse en una
herencia. Hay una tendencia hacia la polarización entre las dos clases más antagónicas entre
sí. Este antagonismo es la base de toda transformación que afecte al funcionamiento de la
organización social y que modifique el curso de la historia. Para Marx, el proceso de
producción capitalista crea dos posiciones: la de los explotadores (empresarios) y los
explotados (trabajadores). Los comportamientos individualistas y colectivos se explican a
través de estas posiciones en la reproducción de un sistema. El conflicto de clase es un rasgo
cultural de la sociedad. Estos conflictos son el motor de los grandes cambios sociales. Marx se
interesa por los cambios endógenos, es decir, aquellos que nacen del funcionamiento de la
sociedad.
Las fuerzas productivas, relaciones sociales de producción y el modo de
producción[editar]
Cada etapa de la sociedad que se ha dado a lo largo de la historia se puede caracterizar a
través de un modo de producción diferente.
Un modo de producción se basa en el conjunto formado por las fuerzas productivas y las
relaciones sociales de producción que se dan en la sociedad. En cada una de las etapas de la
evolución, el modo de producción demuestra un estado de la sociedad. Este es tomado como
algo social, ya que sin fuerzas productivas, no puede haber ninguna duda sobre la falta de
producción. Dichas fuerzas productivas son: los instrumentos de la producción, la fuerza de
trabajo de los hombres, los objetos de trabajo, los conocimientos y las técnicas, la
organización… Con motivo de todas estas actividades de producción y a través de ellas, los
hombres entran en las relaciones sociales. El modelo de producción no puede ser reducido a
un simple aspecto técnico, ya que es uno de los conceptos más importantes para Marx.
La sucesión de modos de producción a lo largo de la historia se puede resumir de la siguiente
manera: se pasa de un comunismo primitivo al modo de producción esclavista, de este al
feudal, después al capitalista y finalmente al socialista/comunista (ambos son sinónimos). En
la sociedad comunista/socialista, la contribución productiva será aplica al principio resumido
en la frase: “de cada cual según su capacidad, a cada cual según su necesidad”.
Sin embargo, Marx forma parte de un pensamiento dialéctico, en contraposición al mecanismo
que está presente en el materialismo anterior, ve la convivencia entre clases, como un papel
determinante en el desarrollo de la historia. A través de esta visión, el proletariado se
transforma en una clase en sí y para sí, se vuelve consciente de sus intereses de clases, que
son: socializar los medios de producción (socialismo) con el fin de maximizar las fuerzas
productivas, la extinción de las diferentes clases sociales y la existencia de un estado político
(comunismo). La historia sigue siendo la suma de las contingencias sujetas a los vaivenes de
las luchas sociales de clases. La historia no es una evolución lineal entre los modos de
producción, sino que es una transformación dialéctica de tomar conciencia de clases que
experimentan fluctuaciones de lucha de clases en determinados momentos de la historia. En
este desarrollo, las fuerzas productivas son cada vez más contradictorias con respecto a las
relaciones sociales de producción, ya que no evolucionan al mismo ritmo.
Más allá de un cierto nivel de producción, los sistemas sociales se bloquean. Una época de
revolución social que comienza a funcionar, permite eliminar las viejas relaciones de
producción para dar paso al desarrollo de relaciones más coherentes al nivel alcanzando por
las fuerzas productivas.
La acumulación de capital, trabajo, mano de obra excedente y la
alienación[editar]
La acumulación primitiva de capital está definida como: proceso de creación de las
condiciones para el nacimiento del capitalismo. La creación del capitalismo supone el uso de
dos condiciones anteriores: la existencia de un grupo social (formado por hombres
desprovistos de medios de producción y obligados a vender su fuerza de trabajo a cambio de
un salario) y la acumulación de la riqueza indispensable para crear negocios capitalistas. Esta
creación requiere de la unión de las condiciones necesarias para el nacimiento de dos clases
fundamentales de la sociedad capitalista: explotados (trabajadores) y explotadores
(empresarios).
La distinción entre trabajo y fuerza de trabajo es central para el análisis de la distribución. La
retribución del obrero se establece en un nivel correspondiente a los gastos socialmente
necesarios para asegurar su renovación. Es una mercancía cuyo valor está determinado por la
cantidad de trabajo social que pide la producción de cada obrero.
Lo que afirma Marx se basa en la teoría aristotélica de la materia prima que, distingue el valor
de uso (utilidad del objeto) del valor de cambio (lo que el objeto nos permite conseguir). En el
proceso de intercambio se produce tanto, una inversión en el valor de cambio como, una
inversión en el valor de uso.
El diagrama de Adam Smith: ley de la oferta y la demanda, informa de la existencia de
un valor añadido al producto en el que los beneficios son obtenidos por los capitalistas, pero
no por el trabajador. Los salarios a partir del valor social del producto (el valor social del objeto
producido es una función de las materias primas, las herramientas de producción y la mano de
obra necesaria para la producción).
El valor de cambio de un producto es el valor social que se aplica a una ganancia como
resultado de un exceso de trabajo. Es en torno a los beneficios del valor agregado, que está
emergiendo la lucha de clases, como proletarios capitalistas. Marx va a demostrar que el
trabajador está en su derecho de reclamar el beneficio de este valor añadido, ya que este es
un valor del mismo uso. Lo que hará el empresario capitalista, es hacer del trabajo un
producto que cueste menos que el que utiliza, o dar más trabajo del que se requiere en la
mano de obra. La ganancia es el valor añadido producido por el empleado, que el capitalista
se apropia gratuita y legalmente.
El aumento de la producción, por parte del capitalista se puede obtener mediante la
ampliación de la jornada laboral, aumentando la intensidad de trabajo o reduciendo los
salarios de desempleo, el cual es la presión a la baja sobre los salarios. Esta ganancia es la
forma de expoliación del proletariado en el capitalismo. Es la ganancia modificada que se
produce como una forma excedente, es la búsqueda del beneficio, es el motivo principal del
capitalismo. Una actividad se desarrolla si es rentable, y esta rentabilidad es la tasa de
beneficio obtenido (relación entre las ganancias y el capital total invertido). La acumulación de
capital conlleva una disminución a largo plazo de la tasa de beneficio y una bajada en la
tendencia de la tasa de provecho. Es un índice de los límites históricos del capitalismo.
Si la modernización se incrementa, se trata de una sustitución creciente entre el "trabajo
muerto" y "trabajo vivo”. En este momento sólo existe el trabajo vivo, que está creando valor,
el trabajo muerto no anima al capital por medio de la fuerza de trabajo. La acumulación
excesiva de capital dará como resultado el empobrecimiento de la clase obrera.
El capitalismo es víctima de su propia lógica. Hay cada vez menos capacidad de manejar sus
contradicciones y avances hacia una crisis inevitable.
La teoría marxista del trabajo[editar]
El trabajo no se trata solo de la transformación de una persona física (puesto que también
podemos encontrarlo en los animales), esto implica una facultad de representación por parte
de las personas.
La razón por la que Marx se dio cuenta de que esta actividad es totalmente aristotélica (ya que
comienza por la representación de un fin), fue mostrando por lo que el fin es un mismo
principio. El trabajo es principalmente una representación comprensiva que comprende la
finalidad del objeto y difiere a este respecto al caso de los animales. El producto del trabajo
humano debe existir en la representación ideal del trabajador, es decir, el trabajo deseado es
un objeto que cumple perfectamente una de las funciones de la vida humana. En el capítulo
VII de El capital, Marx toma el esquema aristotélico en el que, es el trabajador el que está
subordinado al mismo fin que el mismo da. El trabajo es tal, que el individuo se identifica y se
reconoce con lo que hace: al realizar el trabajo, el hombre también lleva a cabo su propio
poder, su poder de conceptualización y puede mejorar, por lo tanto, su capacidad de
producción. La Inteligencia, puesto que es relevada a través de la realización del trabajo, en
tanto que el hombre actualice en su trabajo las facultades que le son propias, será conducido
a un proceso de identificación: en el producto del trabajo, el individuo una parte de su
identidad.
Como el trabajo participa en la identidad de la persona, podemos decir que, el trabajo no es
solamente tener (la producción), pero igualmente debe de ser una dimensión ontológica
adecuada al trabajo.
Por eso Marx acusa al modelo de producción industrial capitalista de alienar a los
trabajadores. En efecto, el trabajador ya no se encuentra en este caso, en el de la
representación comprensiva, ya que se ignora el producto final y por lo tanto, la razón de su
actividad. La cuestión relativa a la identidad es entonces anulada porque el único problema es
el de la remuneración. Lo humano se convierte en animal, revelando un reflejo del
automatismo mecánico (véase la película "Tiempos modernos" de Charlie Chaplin).8 En este
sentido, se puede entender la abolición de la esclavitud, no como una cuestión ética, sino más
bien como un cuestión de interés económico, ya que cuesta más mantener a la gente en la
servidumbre bajo el marco de la esclavitud que en el del trabajo bajo marco del asalariado
(véase la película “Queimada” de Gillo Pontecorvo con Marlon Brando).
La lucha de clases[editar]
Artículo principal: Lucha de clases
Para Karl Marx y Friedrich Engels, "La historia de todas las sociedades humanas hasta
nuestros días es la historia de la lucha de clases”9 (aunque sea en una nota posterior Engels
califica esta afirmación).10
La posición del individuo en las relaciones de producción (trabajador o explotador) es según
él, es el elemento que permite la definición de la clase. Marx considera que, para que no haya
una clase social, debe haber una conciencia de clase: la conciencia de tener un lugar común
en la sociedad. Marx señaló que no basta con que muchos hombres estén del lado de un solo
plan económico para que se forme el espíritu de clase. Según Marx, los personajes principales
en la lucha de clases son, en la época capitalista, la burguesía y el proletariado. El comunismo
constituye para él, el estado de la sociedad sin divisiones de clase y por lo tanto, es una
sociedad sin lucha de clases.
Según el análisis marxista, la clase social dominante organiza la sociedad mediante la
protección de sus mejores privilegios.
Para ello, se instaura el Estado, instrumento político de dominación: “policía y ejército
responsable de mantener la seguridad y el orden público, el orden “burgués”. Marx también
habla de "la ideología dominante". En cualquier sociedad, hay ideas, creencias y valores que
dominan la vida social y cultural. Estas ideas dominantes son producidas por la clase
dominante, es decir, la burguesía. Por lo tanto, estas ideas expresan la opinión de estas
clases, es decir, la justifican y se esfuerzan en perpetuarse. Estas ideas penetran la mente, y
a menudo funcionan como una visión del mundo en contra de sus intereses reales. Karl Marx
no "inventó" el concepto de la lucha de clases. En realidad, la lucha de clases se ha teorizado
mucho antes que él, por historiadores de la restauración, como François Guizot y Augustin
Thierry.
La contribución fundamental de Marx en este concepto, en relación a estos historiadores, es
haber demostrado que la lucha de clases no se extingue en la Revolución Francesa, sino que
se prolonga en oposición burguesía/trabajadores en la de era capitalista. Así, al final de la
lucha de clases se llegaría a una clase única, una vez extinguidas las clases sociales en el
comunismo.
Austromarxismo
Comunismo de izquierda
Freudomarxismo
Luxemburguismo
Maoísmo
Movimiento autónomo
Marxismo-leninismo
Marxismo libertario
Marxismo occidental
Posmarxismo
Trotskismo
Situacionismo
Críticas al marxismo[editar]
Artículo principal: Críticas al marxismo
Véase también[editar]
Referencias[editar]
1. ↑ Álvarez Chillida, Gonzalo (2002). El antisemitismo en España: la imagen del judío, 1812-
2002. Madrid: Marcial Pons, ediciones de Historia, S.A. p. 173. ISBN 8495379449.
2. ↑ El manifiesto comunista
3. ↑ El Manifiesto Comunista
4. ↑ Saltar a:a b c d Marx, Karl (1859). Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía
Política. Consultado el 21 de octubre de 2018.
5. ↑ Crítica de la filosofía del derecho de Hegel, 1843
6. ↑ Hitchens, Christopher (2016). Los derechos del hombre de Thomas Paine. Barcelona: Ed.
Debate. p. 166. ISBN 978-8483067918.
7. ↑ Sobre la cuestión judía, 1844
8. ↑ https://web.archive.org/web/20110302112045/http://p2tpe.e-monsite.com/rubrique,l-
alienation-des-travailleurs,139551.html
9. ↑ Manifiesto del partido comunista, K. Marx et F. Engels, 1848
10. ↑ Engels dice que esta fórmula se limita a "la historia escrita". Y agrega: "En 1847, la historia de
la organización social que precedió a toda la historia escrita, la prehistoria, era casi
desconocido”. (Nota de Engels en el Manifiesto Comunista 1888).
11. ↑ «"Darwin, Marx y las dedicatorias de El capital». Archivado desde el original el 29 de julio de
2014. Consultado el 16 de enero de 2012.
12. ↑ "Lecture XXXV: A Philosophy of Life", Sigmund Freud, New Introductory Lectures on Psycho-
analysis, Hogarth Press, 1933, last lecture.
13. ↑ "Weber y Marx", Gianfranco Poggi, Weber, Alianza Editorial, 2006, cap. 3, § 5, pp. 64-67
14. ↑ "Censorship", Karl Marx, On Freedom of the Press, May 15th 1842, Rheinische Zeitung No.
135
15. ↑ "Dialectic Interdependence of End and Means", Leon Trotsky, Their Morals and Ours, June
1938, The New International, Vol.IV No.6, pp.163-173
16. ↑ V. K. Dmitriev, 1974 (1898), Economic Essays on Value, Competition and Utility. Cambridge:
Cambridge Univ. Press
17. ↑ "Value and Price in the Marxian System", Ladislaus von Bortkiewicz, 1952 (1906–
1907), International Economic Papers 2, 5–60; Ladislaus von Bortkiewicz, 1984 (1907),
Philadelphia: Orion Editions.
18. ↑ "A Temporal Single-system Interpretation of Marx's Value Theory", Andrew Kliman y Ted
McGlone
19. ↑ Eugen von Böhm-Bawerk, Karl Marx and the Close of His System, T.F. Unwin, 1898
20. ↑ Todd Bucholz, New Ideas from Dead Economists, New York: A Plume Book, 1998, pp. 166-
167.
21. ↑ "Anarquismo, marxismo y esperanzas para el futuro", Noam Chomsky
22. ↑ "La crítica de Habermas a Marx"
Archivado el 20 de junio de 2015 en la Wayback Machine. Cristian Guillen,
23. ↑ "Hannah Arendt (1906—1975)", Majid Yar, Internet Encyclopedia of Philosophy, Lancaster
University, United Kingdom
24. ↑ "Sobre la crítica de Kelsen al marxismo"
Archivado el 14 de febrero de 2012 en la Wayback Machine., Juan Ruiz Manero, Doxa:
Cuadernos de filosofía del derecho, ISSN 0214-8676, Nº 3, 1986, art. 14
Bibliografía[editar]
Miller, David; Coleman, Janet (1991). The Blackwell encyclopaedia of political thought (en
inglés). Wiley-Blackwell. ISBN 9780631179443.
Stefan Gandler, Marxismo crítico en México. Adolfo Sánchez Vázquez y Bolívar
Echeverría. FCE, México, 2007.
Enlaces externos[editar]
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Qué es el Marxismo:
Se conoce como marxismo el conjunto de ideas, conceptos, tesis, teorías y
propuestas de índole filosófica, ideológica, política y económica, así como cierta
concepción del mundo, la vida social y política, que se deriva de la obra de Karl
Marx y Friedrich Engels, y que tiene un carácter doctrinario.
El objetivo del marxismo es que sean los propios trabajadores quienes, a través
del Estado, manejen los medios de producción, lo cual posibilitará una sociedad
sin clases, lo cual evitaría que una minoría acumule los medios de producción
para explotar a la mayoría.
Como tal, el marxismo ha sido una corriente de pensamiento muy influyente en los
movimientos sociales, sistemas económicos y políticos de todo el siglo XX,
aunque sus líneas fundamentales hayan sido trazadas por Marx y Engels a
mediados del siglo XIX y expresadas públicamente en el Manifiesto comunista.
Vea también:
Teoría marxista
Materialismo histórico
Comunismo
Socialismo
Marxismo en economía
En economía, el marxismo tiene su expresión en la escuela de economía marxista,
que se inspira en algunos de los conceptos fundamentales desarrollados por Karl
Marx en su obra El capital.
Vea también:
Burguesía
Proletariado
Lucha de clases
Marxismo-leninismo
Se conoce como marxismo-leninismo una corriente ideológica que consiste en la
adaptación de las tesis de Karl Marx por parte del líder revolucionario Vladimir
Lenin. Formó parte de las bases ideológicas de la URSS y del bloque comunista.
El término data de los años 20 del siglo XX, cuando, después de la muerte de
Lenin, Stalin designa así la ideología instaurada en la Unión Soviética, que, según
esta interpretación, coloca a Lenin como una especie de continuador del marxismo
con sus aportes ideológicos.
Vea también:
URSS
Características del comunismo.
Fecha de actualización: 23/07/2019. Cómo citar: Coelho, Fabián (23/07/2019).
"Marxismo". En: Significados.com. Disponible en:
https://www.significados.com/marxismo/ Consultado: 6 de agosto de 2019, 12:04
pm.
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Fabián Coelho
Profesional de las letras, licenciado por la Universidad de Los Andes (2011). Apasionado por la
literatura, la historia y la filosofía, y entusiasta confeso de los diccionarios, la gramática y los
manuales de estilo. Ha trabajado creando, escribiendo y corrigiendo en ediciones, publicidad,
periodismo y contenidos digitales desde 2008.
Significado de Modernidad
Significado de Ideología
Populares
Respeto
Amor
Valores
Figuras literarias
Responsabilidad
Cultura
Globalización
Empatía
Democracia
Justicia
Amistad
Ética
Diversidad
Tolerancia
Ética y Moral
Definiciones,
Historia básica
¿Qué es el Marxismo?
Características y
filosofía
¿Qué es el marxismo? El ideal de Karl Marx como doctrina
comunista puede ser resumida, y os explicamos qué es el
materialismo dialéctico y el materialismo histórico.
By Víctor Muñoz Fernández on 2 julio, 2018
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Revolución francesa
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Revolución francesa
Toma de la Bastilla, 14 de julio de 1789.
Sitio Francia
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Esta narración de audio fue creada a partir de una versión específica de este artículo
La Revolución francesa fue un conflicto social y político, con diversos periodos de violencia,
que convulsionó Francia y, por extensión de sus implicaciones, a otras naciones
de Europa que enfrentaban a partidarios y opositores del sistema conocido como el Antiguo
Régimen. Se inició con la autoproclamación del Tercer Estado como Asamblea
Nacional en 1789 y finalizó con el golpe de estado de Napoleón Bonaparte en 1799.
Si bien, después de que la Primera República cayera tras el golpe de Estado de Napoleón
Bonaparte, la organización política de Francia durante el siglo XIX osciló
entre república, imperio y monarquía constitucional, lo cierto es que la revolución marcó el final
definitivo del feudalismo y del absolutismo en ese país,1 y dio a luz a un nuevo régimen donde
la burguesía, apoyada en ocasiones por las masas populares, se convirtió en la fuerza política
dominante en el país. La revolución socavó las bases del sistema monárquico como tal, más
allá de sus estertores, en la medida en que lo derrocó con un discurso e iniciativas capaces de
volverlo ilegítimo.
Según la historiografía clásica, la Revolución francesa marca el inicio de la Edad
Contemporánea al sentar las bases de la democracia moderna, lo que la sitúa en el corazón
del siglo XIX. Abrió nuevos horizontes políticos basados en el principio de la soberanía
popular, que será el motor de las revoluciones de 1830, de 1848 y de 1871.2
Índice
1Antecedentes ideológicos
2Causas
3Estados Generales de 1789
4Asamblea Nacional
5Asamblea Constituyente (1789-1791)
o 5.1Toma de la Bastilla
o 5.2El Gran Miedo y la abolición del feudalismo
o 5.3Pérdida de poder de la Iglesia
o 5.4Composición de la Asamblea
o 5.5Camino a la Constitución
o 5.6Desde la Fiesta de la Federación hasta la Fuga de Varennes
o 5.7Últimos días de la Asamblea Constituyente
6La Asamblea Legislativa y la caída de la monarquía (1791-1792)
o 6.1Guerra de Austria y Prusia contra Francia
o 6.2La «segunda Revolución»: Primera República francesa
7La Convención (1792-1795)
o 7.1Ejecución del Rey y Primera Coalición contra Francia
o 7.2El reinado del Terror
8El Directorio (1795-1799)
o 8.1Napoleón y la toma del poder
9El Consulado (1799-1804)
10La bandera francesa y los símbolos de la Revolución
11La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano
12Las mujeres y la Revolución francesa
13Véase también
14Notas y referencias
15Fuentes
16Bibliografía complementaria
17Enlaces externos
Antecedentes ideológicos
Los escritores ilustrados del siglo XVIII, filósofos, politólogos, científicos y economistas,
denominados comúnmente philosophes, y a partir de 1751 los enciclopedistas, contribuyeron
a minar las bases del Derecho Divino de los reyes. La filosofía de la 'Ilustración' ha
desempeñado pues un rol significativo en el giro que tomaron estos eventos históricos pero su
influencia debe relatarse de modo más matizado: acordarle demasiada importancia a los
preceptos filosóficos nacidos durante ese siglo se revelaría como una carencia mayúscula de
fidelidad historiográfica.
La corriente de pensamiento vigente en Francia era la Ilustración, cuyos principios se basaban
en la razón, la igualdad y la libertad. La Ilustración había servido de impulso a las Trece
Colonias norteamericanas para la independencia de su metrópolis europea. Tanto la influencia
de la Ilustración como el ejemplo de los Estados Unidos sirvieron de «trampolín» ideológico
para el inicio de la revolución en Francia.
Causas
El Tercer Estado cargando al Primer y al Segundo Estado.
Los Estados Generales estaban formados por los representantes de cada estamento. Estos
estaban separados a la hora de deliberar, y tenían solo un voto por estamento. La
convocatoria de 1789 fue un motivo de preocupación para la oposición, por cuanto existía la
creencia de que no era otra cosa que un intento, por parte de la monarquía, de manipular la
asamblea a su antojo. La cuestión que se planteaba era importante. Estaba en juego la idea
de soberanía nacional, es decir, admitir que el conjunto de los diputados de los Estados
Generales representaba la voluntad de la nación.
El tercer impacto de los Estados Generales fue de gran tumulto político, particularmente por la
determinación del sistema de votación. El Parlamento de París propuso que se mantuviera el
sistema de votación que se había usado en 1614, si bien los magistrados no estaban muy
seguros acerca de cuál había sido en realidad tal sistema. Sí se sabía, en cambio, que en
dicha asamblea habían estado representados (con el mismo número de miembros) la nobleza
(Primer Estado), el clero (Segundo Estado) y la burguesía (Tercer Estado). Inmediatamente,
un grupo de liberales parisinos denominado «Comité de los Treinta», compuesto
principalmente por gente de la nobleza, comenzó a protestar y agitar, reclamando que se
duplicara el número de asambleístas con derecho a voto del Tercer Estado (es decir, los
«Comunes»). El gobierno aceptó esta propuesta, pero dejó a la Asamblea la labor de
determinar el derecho de voto. Este cabo suelto creó gran tumulto.
El rey Luis XVI y una parte de la nobleza no aceptaron la situación. Los miembros del Tercer
Estamento se autoproclamaron Asamblea Nacional, y se comprometieron a escribir una
Constitución. Sectores de la aristocracia confiaban en que estos Estados Generales pudieran
servir para recuperar parte del poder perdido, pero el contexto social ya no era el mismo que
en 1614. Ahora existía una élite burguesa que tenía una serie de reivindicaciones e intereses
que chocaban frontalmente con los de la nobleza (y también con los del pueblo, cosa que se
demostraría en los años siguientes).
Asamblea Nacional
Artículo principal: Asamblea Nacional
Toma de la Bastilla
Artículo principal: Toma de la Bastilla
El 11 de julio de 1789, el rey Luis XVI, actuando bajo la influencia de los nobles conservadores
al igual que la de su hermano, el Conde D'Artois, despidió al ministro Necker y ordenó la
reconstrucción del Ministerio de Finanzas. Gran parte del pueblo de Parísinterpretó esta
medida como un auto-golpe de la realeza, y se lanzó a la calle en abierta rebelión. Algunos de
los militares se mantuvieron neutrales, pero otros se unieron al pueblo.
El 14 de julio el pueblo de París respaldó en las calles a sus representantes y, ante el temor
de que las tropas reales los detuvieran, asaltaron la fortaleza de la Bastilla, símbolo del
absolutismo monárquico, pero también punto estratégico del plan de represión de Luis XVI,
pues sus cañones apuntaban a los barrios obreros. Tras cuatro horas de combate, los
insurgentes tomaron la prisión, matando a su gobernador, el Marqués Bernard de Launay. Si
bien solo cuatro presos fueron liberados, la Bastilla se convirtió en un potente símbolo de todo
lo que resultaba despreciable en el Antiguo Régimen. Retornando al Ayuntamiento, la multitud
acusó al alcalde Jacques de Flesselles de traición, quien recibió un balazo que lo mató. Su
cabeza fue cortada y exhibida en la ciudad clavada en una pica, naciendo desde entonces la
costumbre de pasear en una pica las cabezas de los decapitados, lo que se volvió muy común
durante la Revolución.
El Gran Miedo y la abolición del feudalismo
Véase también: Gran Miedo
En una Asamblea que se quería plural y cuyo propósito era la redacción de una constitución
democrática, los 1200 constituyentes representaban las diversas tendencias políticas del
momento.
La derecha representaba a las antiguas clases privilegiadas. Sus oradores más brillantes
eran el aristócrata Cazalès, en representación de la nobleza, y el abad Jean-Sifrein Maury,
en representación del alto clero. Se oponían sistemáticamente a todo tipo de reformas y
buscaban más sembrar la discordia que proponer medidas.4
Los electores habían escogido a los miembros de los Estados Generales por un periodo de un
año, pero de acuerdo al Juramento del Jeu de paume, los miembros del Tercer Estado,
también llamados los «comunes», acordaron no abandonar la Asamblea en tanto no se
hubiera elaborado una Constitución.
Durante 1790 se produjeron movimientos antirrevolucionarios, pero sin éxito. En este periodo
se intensificó la influencia de los «clubes» políticos entre los que destacaban los Jacobinos y
los Cordeliers. En agosto de 1790 existían 152 clubes jacobinos.
A principios de 1791, la Asamblea consideró introducir una legislación contra los franceses
que emigraron durante la Revolución (émigrés). Se pretendía coartar la libertad de salir del
país para fomentar desde el extranjero la creación de ejércitos contrarrevolucionarios, y evitar
la fuga de capitales. Mirabeau se opuso rotundamente a esto. Sin embargo, el 2 de marzo de
1791 Mirabeau fallece, y la Asamblea adopta esta draconiana medida.
El 20 de junio de 1791, Luis XVI, opuesto al curso que iba tomando la Revolución, huyó junto
con su familia de las Tullerías. Sin embargo, al día siguiente cometió la imprudencia de
dejarse ver, fue arrestado en Varennes por un oficial del pueblo y devuelto a París escoltado
por la guardia. A su regreso a París el pueblo se mantuvo en silencio, y tanto él como su
esposa, María Antonieta, sus dos hijos (María Teresa y Luis-Carlos, futuro Luis XVII) y su
hermana (Madame Elizabeth) permanecieron bajo custodia.
Últimos días de la Asamblea Constituyente
Moneda francesa de 1791. En el anverso aparece el rey Luis XVI con el epígrafe: «Luis XVI rey de los
franceses». El reverso lleva un haz de lictor con un gorro frigio, símbolos de la Revolución, y la
inscripción «la nación, la ley, el rey».
El calendario republicano.
Bajo la Constitución de 1791, Francia funcionaría como una monarquía constitucional. El rey
tenía que compartir su poder con la Asamblea, pero todavía mantenía el poder de veto y la
potestad de elegir a sus ministros.
La Asamblea Legislativa se reunió por primera vez el 1 de octubre de 1791. La componían 264
diputados situados a la derecha: feuillants(dirigidos por Barnave, Duport y Lameth),
y girondinos, portavoces republicanos de la gran burguesía. En el centro figuraban 345
diputados independientes, carentes de programa político definido. A la izquierda 136
diputados inscritos en el club de los jacobinos o en el de los cordeliers, que representaban al
pueblo llano parisino a través de sus periódicos L´Ami du Peuple y Le Père Duchesne, y con
Marat y Hebert como portavoces. Pese a su importancia social y el apoyo popular y de la
pequeña burguesía, en la Asamblea era escasa la influencia de la izquierda, pues la Asamblea
estaba dominada por las ideas políticas que representaban los girondinos. Mientras los
jacobinos tienen detrás a la gran masa de la pequeña burguesía, los cordeliers cuentan con el
apoyo del pueblo llano, a través de las secciones parisienses.
Este gran número de diputados se reunían en los clubes, germen de los partidos políticos. El
más célebre de entre estos fue el partido de los jacobinos, dominado por Robespierre. A la
izquierda de este partido se encontraban los cordeleros, quienes defendían el sufragio
universal masculino (derecho de todos los hombres al voto a partir de una determinada edad).
Los cordeliers querían la eliminación de la monarquía e instauración de la república. Estaban
dirigidos por Jean-Paul Marat y Georges Danton, representando siempre al pueblo más
humilde. El grupo de ideas más moderadas era el de los girondinos, que defendían el sufragio
censitario y propugnaban una monarquía constitucional descentralizada. También se
encontraban aquellos que formaban parte de «el Pantano», o «el Llano», como eran llamados
aquellos que no tenían un voto propio, y que se iban por las proposiciones que más les
convenían, ya vinieran de los jacobinos o de los girondinos.
En los primeros meses de funcionamiento de la Asamblea, el rey había vetado una ley que
amenazaba con la condena a muerte a los émigrés, y otra que exigía al clero prestar
juramento de lealtad al Estado. Desacuerdos de este tipo fueron los que llevaron más adelante
a la crisis constitucional.
Guerra de Austria y Prusia contra Francia
Artículo principal: Primera Coalición
Mientras tanto, dos potencias absolutistas europeas, Austria y Prusia, se dispusieron a invadir
la Francia revolucionaria, lo que hizo que el pueblo francés se convirtiera en un ejército
nacional, dispuesto a defender y a difundir el nuevo orden revolucionario por toda Europa.
Durante la guerra, la libertad de expresión permitió que el pueblo manifestase su hostilidad
hacia la reina María Antonieta (llamada «la Austriaca» por ser hija de un emperador de aquel
país y «Madame Déficit» por el gasto que había representado al Estado, que no era mayor
que la mayoría de los cortesanos) y contra Luis XVI, que casi siempre se negaba a firmar
leyes propuestas por la Asamblea Legislativa.
La «segunda Revolución»: Primera República francesa
El 10 de agosto de 1792, las masas asaltaron el Palacio de las Tullerías, y la Asamblea
Legislativa suspendió las funciones constitucionales del rey. La Asamblea acabó convocando
elecciones con el objetivo de configurar (por sufragio universal) un nuevo parlamento que
recibiría el nombre de Convención. Aumentaba la tensión política y social en Francia, así
como la amenaza militar de las potencias europeas. El conflicto se planteaba así entre una
monarquía constitucional francesa en camino de convertirse en una democracia republicana, y
las monarquías europeas absolutas. El nuevo parlamento elegido ese año abolió
la monarquía y proclamó la República. Creó también un nuevo calendario, según el cual el
año 1792 se convertiría en el año 1 de su nueva era.
El gobierno pasó a depender de la Comuna insurreccional. Cuando la Comuna envió grupos
de sicarios a las prisiones, asesinaron a 1.400 víctimas, y pidió a otras ciudades de Francia
que hicieran lo mismo, la Asamblea no opuso resistencia. Esta situación persistió hasta el 20
de septiembre de 1792, en que se creó un nuevo cuerpo legislativo denominado Convención,
que de hecho se convirtió en el nuevo gobierno de Francia.
La Convención (1792-1795)
Artículo principal: Convención Nacional
La guillotina, que fue el instrumento de ejecución de entre 35 000 a 40 000 personas durante la época
del terror.
9 de Thermidor, la caída de Robespierre.
Masacres de septiembre.
Guerra de la Vendée.
El mismo día en el que se reunía la Convención (20 de septiembre de 1792), todas las tropas
francesas (formadas por tenderos, artesanos y campesinos de toda Francia) derrotaron por
primera vez a un ejército prusiano en Valmy, lo cual señalaba el inicio de las llamadas Guerras
Revolucionarias Francesas.
Sin embargo, la situación económica seguía empeorando, lo cual dio origen a revueltas de las
clases más pobres. Los llamados sans-culottes expresaban su descontento por el hecho de
que la Revolución francesa no solo no estaba satisfaciendo los intereses de las clases bajas
sino que incluso algunas medidas liberales causaban un enorme perjuicio a estas (libertad de
precios, libertad de contratación, Ley Le Chapelier, etc.). Al mismo tiempo se comenzaron a
gestar luchas antirrevolucionarias en diversas regiones de Francia. En la Vandea, un
levantamiento popular fue especialmente significativo: campesinos y aldeanos se alzaron por
el rey y las tradiciones católicas, provocando la llamada Guerra de Vandea, reprimida tan
cruentamente por las autoridades revolucionarias parisinas que se ha llegado a calificar
de genocidio. Por otra parte, la guerra exterior amenazaba con destruir la Revolución y la
República. Todo ello motivó la trama de un golpe de estado por parte de los jacobinos,
quienes buscaron el favor popular en contra de los girondinos. La alianza de los jacobinos con
los sans-culottes se convirtió de hecho en el centro del gobierno.
Los jacobinos llevarían en su política algunas de las reivindicaciones de los sans-culottes y las
clases bajas, pero no todas sus reivindicaciones serían aceptadas, y jamás se cuestionó
la propiedad privada. Los jacobinos no pusieron nunca en duda el orden liberal, pero sí
llevaron a cabo una democratización del mismo, pese a la represión que desataron contra los
opositores políticos (tanto conservadores como radicales).
Se redactó en 1793 una nueva Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, y
una nueva constitución de tipo democrático que reconocía el sufragio universal. El Comité de
Salvación Pública cayó bajo el mando de Maximilien Robespierre y los jacobinos desataron lo
que se denominó el Reinado del Terror (1793-1794). No menos de 10 000 personas
fueron guillotinadas ante acusaciones de actividades contrarrevolucionarias. La menor
sospecha de dichas actividades podía hacer recaer sobre una persona acusaciones que
eventualmente la llevarían a la guillotina. El cálculo total de víctimas varía, pero se cree que
pudieron ser hasta 40 000 los que fueron víctimas del Terror.
En 1794, Robespierre[cita requerida] procedió a ejecutar a ultrarradicales y a jacobinos
moderados.5 6 7 Su popularidad, sin embargo, comenzó a erosionarse. El 27 de julio de 1794,
ocurrió otra revuelta popular[cita requerida] contra Robespierre, apoyada por los moderados que
veían peligroso el trayecto de la Revolución, cada vez más exaltada. El pueblo, por otro lado,
se rebela contra la condición burguesa de Robespierre que revolucionario antes, ahora
persigue a Verlet, Leclerc y Roux[cita requerida]. Los miembros de la Convención lograron
convencer al «Pantano», y derrocar y ejecutar a Robespierre junto con otros líderes del
Comité de Salvación Pública.
El Directorio (1795-1799)
Artículo principal: Directorio (Francia)
Napoleón liderando a sus tropas en la Batalla del puente de Arcole.
El Consulado (1799-1804)
Artículo principal: Consulado (Francia)
La Constitución del Año VIII, redactada por Pierre Daunou y promulgada el 25 de
diciembre de 1799, estableció un régimen autoritario que concentraba el poder en manos de
Napoleón Bonaparte, para supuestamente salvar la república de una posible restauración
monárquica. Contrariamente a las Constituciones anteriores, no incluía ninguna declaración
sobre los derechos fundamentales de los ciudadanos. El poder ejecutivo recaía en tres
cónsules: el primer cónsul, designado por la misma Constitución, era Napoleón Bonaparte, y
los otros dos solo tenían un poder consultivo. En 1802, Napoleón impuso la aprobación de
un senadoconsulto que lo convirtió en cónsul vitalicio, con derecho a designar su sucesor.
El cargo de cónsules lo ostentaron Napoleón Bonaparte, Sieyès y Ducos temporalmente hasta
el 12 de diciembre de 1799. Posteriormente, Sieyés y Ducos fueron reemplazados por Jean
Jacques Régis de Cambacérès y Charles-François Lebrun, quienes siguieron en el cargo
hasta el 18 de mayo de 1804 (28 de floreal del año XII), cuando un
nuevo senadoconsulto proclamó el Primer Imperio y la extinción de la Primera República,
cerrando con esto el capítulo histórico de la Revolución francesa.
Escarapela tricolor.
Los tres colores azul, blanco y rojo eran ya frecuentes en diversos pabellones, uniformes y
banderas de Francia antes del siglo XVIII. El azul y el rojo eran los colores de la villa de París
desde el siglo XIV,8 y el blanco era en aquella época el color del reino de Francia, y por
extensión de la monarquía borbónica.
Cuando Luis XVI visitó a la recién creada Guardia Nacional en el Ayuntamiento de París el 17
de julio de 1790, aparece por primera vez la escarapela tricolor, ofrecida al Rey por el
comandante de la Guardia, el marqués de La Fayette. Unía la escarapela de la Guardia
Nacional que llevaba los colores de la capital, con el color blanco del reino. No fue sin
embargo hasta el 20 de marzo de 1790 que la Asamblea Nacional mencionó en un decreto los
tres colores como "colores de la nación: azul, rojo y blanco".9 Pero la escarapela no era aún
un símbolo nacional, y el primer emblema nacional como tal fue la bandera diseñada para la
popa de los buques de guerra, adoptada por decreto de la Asamblea Nacional el 24 de
octubre de 1790. Constaba de una pequeña bandera roja, blanca y azul en la esquina superior
izquierda de una bandera blanca. Esta bandera fue modificada posteriormente por
la Convención republicana el 15 de febrero de 1794, a petición de los marineros de la marina
nacional que exigieron que se redujera la predominancia del blanco que simbolizaba todavía la
monarquía.10 La bandera adoptó entonces su diseño definitivo, y se cambió el orden de los
colores para colocar el azul cerca del mástil y el rojo al viento por motivos cromáticos, según
los consejos del pintor Louis David.
Otro símbolo de la Revolución francesa es el gorro frigio (también llamado gorro de la
libertad), llevado en particular por los Sans-culottes. Aparece también en los Escudos
Nacionales de Francia, Haití, Cuba, El
Salvador, Nicaragua, Colombia, Bolivia, Paraguay y Argentina.
El himno «La Marsellesa», letra y música de Claude-Joseph Rouget de Lisle, capitán de
ingenieros de la guarnición de Estrasburgo, se popularizó a tal punto que el 14 de
julio de 1795 fue declarado himno nacional de Francia; originalmente se llamaba «Chant de
guerre pour l'armée du Rhin» («Canto de guerra para el ejército del Rin»), pero los voluntarios
del general François Mireur que salieron de Marsella entraron a París el 30 de
julio de 1792 cantando dicho himno como canción de marcha. Los parisinos los acogieron con
gran entusiasmo y bautizaron el cántico como «La Marsellesa».
El lema Liberté, égalité, fraternité («Libertad, igualdad, fraternidad»), que procede del lema no
oficial de la Revolución de 1789 Liberté, égalité ou la mort («Libertad, igualdad o la muerte»),
fue adoptado oficialmente después de la Revolución de 1848 por la Segunda República
Francesa.
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Uno de los acontecimientos con mayor alcance histórico de la revolución fue la declaración de
los derechos del hombre y del ciudadano. En su doble vertiente, moral (derechos naturales
inalienables) y política (condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos naturales e
individuales), condiciona la aparición de un nuevo modelo de Estado, el de los ciudadanos,
el Estado de Derecho, democrático y nacional. Aunque la primera vez que se proclamaron
solemnemente los derechos del hombre fue en los Estados Unidos (Declaración de Derechos
de Virginia en 1776 y Constitución de los Estados Unidos en 1787), la revolución de los
derechos humanos es un fenómeno puramente europeo. Será la Declaración de Derechos del
Hombre y del Ciudadano francesa de 1789 la que sirva de base e inspiración a todas las
declaraciones tanto del siglo XIX como del siglo XX.
El distinto alcance de ambas declaraciones es debido tanto a cuestiones de forma como de
fondo. La declaración francesa es indiferente a las circunstancias en que nace y añade a los
derechos naturales, los derechos del ciudadano. Pero sobre todo, es un texto atemporal,
único, separado del texto constitucional y, por tanto, con un carácter universal, a lo que hay
que añadir la brevedad, claridad y sencillez del lenguaje. De ahí su trascendencia y éxito tanto
en Francia como en Europa y el mundo occidental en su conjunto.
La declaración sin embargo excluyó a las mujeres en su consideración de ciudadanas y se
olvidó de las mujeres en su proyecto igualitario. Dos años más tarde de la redacción de
la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano la activista política Olympe de
Gouges escribió la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana (1793) que se
convierte en uno de los primeros documentos históricos que plantea la equiparación jurídica y
legal de las mujeres en relación a los varones.11
Las mujeres ocupan la calle durante las semanas precedentes a la insurrección y tuvieron un
papel protagonista en el inicio de la Revolución. El 5 de octubre de 1789 fueron ellas quienes
iniciaron la marcha hacia Versalles a buscar al rey. Sin embargo cuando las asociaciones
revolucionarias dirigen el alzamiento las mujeres quedan excluidas del pueblo deliberante, del
pueblo armado -la guardia nacional- de los comités locales y de las asociaciones políticas.
Al no poder participar en las asambleas políticas toman la palabra en las tribunas abiertas al
público y crean los clubes femeninos en los que leen y debaten las leyes y los periódicos.
Entre los más reconocidos estaba la Sociedad Patriótica y de Beneficencia de las Amigas de
la Verdad (1791-1792) fundada por Etta Palm en el que se reclamaba educación para las
niñas pobres, divorcio y derechos políticos.
Entre las revolucionarias más destacadas esta la dramaturga y activista política considerada
precursora del feminismo, Olympe de Gouges que escribió la Declaración de los Derechos de
la Mujer y la Ciudadana (1793) reivindicando la equiparación de derechos entre hombres y
mujeres. Olympe se enfrentó a Robespierre y publicó la carta Pronostic de Monsieur
Robespierre pour un animale amphibie12 que la llevó a ser acusada de intrigas sediciosas. Fue
juzgada, condenada a muerte y guillotinada.13
El 30 de septiembre de 1793 se prohibieron los clubes femeninos. En 1794 se insistió en la
prohibición de la presencia femenina en cualquier actividad política y en mayo de 1795, la
Convención prohibió a las mujeres asistir a las asambleas política ordenando que se retiraran
a sus domicilios bajo orden de arresto si no cumplían lo prescrito.14 Finalmente el Código
Napoleónico aprobado en 1804 consagró la derrota femenina en la lucha por
la igualdad, libertad y fraternidad que la revolución significó para los varones.15
Véase también
Cronología de la Revolución francesa
Debate historiográfico sobre la Revolución francesa
Descristianización de Francia durante la Revolución
Estados Generales
Guerras Napoleónicas
Historia de Francia
Ideologías de la Revolución francesa
Irreligión en Francia
Napoleón Bonaparte
Revoluciones burguesas
Anexo:Cronología de Francia
Notas y referencias
1. ↑ Michel Vovelle. Introducción a la historia de la Revolución francesa, Cap. I Nacimiento de la
Revolución, 1. La crisis del Antiguo Régimen, pág. 11-23. Editorial Crítica, Barcelona, 2000,
224 págs, ISBN 84-8432-086-3
2. ↑ 100 fiches d'histoire du XIXe siècle, Sophie Kerignard. Editions Bréal, 2004, 334 págs. ISBN
9782749503400. Introducción pág. 9. Consultado el 12 de noviembre de 2014. (en francés)
3. ↑ Albert Soboul. Compendio de la historia de la Revolución Francesa, Cap. I La crisis de la
sociedad y Cap. II Prólogo de la Revolución burguesa: la rebelión de la aristocracia (1787-
1788). Tecnos, 1994, 464 págs. ISBN 9788430905522.
4. ↑ Saltar a:a b c d François Mignet, History of the French Revolution from 1789 to 1814, capítulo
II, From the Night of the 4th of August to the 5th and 6th of Octobre, 1789 (De la noche del 4 de
agosto a los 5 y 6 de octubre 1789), en línea en historion.net [1], consultado el 11/10/2010.
5. ↑ Georges-Jacques Danton#La revolución
6. ↑ Hebertistas#Los hebertistas después del juicio de 1794
7. ↑ Enragés#Historia
8. ↑ Historia del escudo de París (Histoire du blason de París), artículo de Robert Louis, consejero
técnico de la Sociedad francesa de heráldica y sigilografía. En jacques.cuny.pagesperso-
orange.fr, consultado el 6/10/2010 (en francés)
9. ↑ En la página oficial del Senado francés, senat.fr, consultado el 7/10/2010 [2] (en francés)
10. ↑ La France maritime por Amédée Gréhan, ediciones Postel, 1837, páginas 116-120,
consultado el 7/10/2010 (en francés)
11. ↑ «Histoire des femmes. Les femmes et la Révolution de 1789 : un espoir pour les femmes.
Luttes et revendications, Militantes et revendications des femmes en 1789. Histoire des femmes
et République, Florence Brissieux, Aurore Rubio». www.thucydide.com. Consultado el 9 de
noviembre de 2016.
12. ↑ Olympe de Gouges. «Pronostic sur Maximilien Robespierre par un animal
Amphibie». www.olympedegouges.eu. Consultado el 9 de noviembre de 2016.
13. ↑ Valadés, Patricia Galeana de (1 de enero de 2004). Los derechos humanos de las mujeres en
México. UNAM. ISBN 9789703212378. Consultado el 9 de noviembre de 2016.
14. ↑ Eduardo Montagut. «El papel de la mujer en la Revolución Francesa». Nuevatribuna.
Consultado el 9 de noviembre de 2016.
15. ↑ Caine, Barbara; Sluga, Glenda (24 de junio de 2000). Género e historia: mujeres en el cambio
sociocultural europeo, de 1780 a 1920. Narcea Ediciones. ISBN 9788427713215. Consultado el 9
de noviembre de 2016.
Fuentes
Este artículo incorpora material de las siguientes fuentes bajo dominio público:
Bibliografía complementaria
Calatrava Escobar, Juan: Estudios sobre la Revolución Francesa y el final del Antiguo
Régimen. Tres Cantos: Akal, 1980. ISBN 978-84-7339-504-5
Chartier, Roger: Espacio público, crítica y desacralización en el siglo XVIII. Los orígenes
culturales de la Revolución Francesa. Barcelona: Editorial Gedisa, 1995. ISBN 978-84-
7432-509-6
Cobban, Alfred: La interpretación social de la revolución francesa. Madrid: Narcea de
Ediciones, 1971. ISBN 978-84-277-0003-1
Furet, François: La revolución a debate. Madrid: Encuentro, 2000. ISBN 978-84-7490-558-
8
Kropotkin, Piotr: Historia de la Revolución Francesa
Reichardt, Rolf E.: La Revolución Francesa y la cultura democrática: la sangre de la
libertad. Madrid: Siglo XXI, 2002. ISBN 978-84-323-1081-2
Soboul, Albert: La Francia de Napoleón. Barcelona. Crítica. 1993. ISBN 978-84-7423-564-
7
Soboul, Albert: La revolución francesa. Vilassar de Mar: Oikos-Tau, 1981. ISBN 978-84-
281-0485-2
Souchal, François (1993). Le vandalisme de la Révolution. Nouvelles Editions
Latines. ISBN 9782723304764.
Vovelle, Michel: Introducción a la historia de la Revolución Francesa. Barcelona: Editorial
Crítica, 2000. ISBN 84-8432-086-3
Enlaces externos
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La Revolución francesa (en inglés).
La Revolución francesa (Histórico Digital).
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Revolución francesa
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Revolución Industrial
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Este artículo trata sobre la Primera Revolución Industrial. Para otros eventos del mismo
nombre, véase Revolución industrial (desambiguación).
Coalbrookdale de noche, pintura al óleo del artista inglés de origen francés Philip James de
Loutherbourg (nacido en 1740 y fallecido en 1812).
Coalbrookdale (condado de Shropshire, Inglaterra) es considerado una de las cunas de la Revolución
Industrial.
Una máquina de vapor de tipo Watt, construida por la compañía David Napier & Son Limited(Londres)
en 1859.
A partir de este momento se inició una transición que acabaría con siglos de una mano de
obra basada en el trabajo manual y el uso de la tracción animal, siendo estos sustituidos por
maquinaria para la fabricación industrial y para el transporte de mercancías y pasajeros. Esta
transición se inició hacia finales del siglo XVIII en la industria textil, así como en lo relacionado
con la extracción y utilización de carbón. La expansión del comercio fue posible gracias al
desarrollo de las comunicaciones, con la construcción de vías férreas, canales, y carreteras. El
paso de una economía fundamentalmente agrícola a una economía industrial influyó
sobremanera en la población, que experimentó un rápido crecimiento sobre todo en el ámbito
urbano. La introducción de la máquina de vapor de James Watt (patentada en 1769) en las
distintas industrias, fue el paso definitivo en el éxito de esta revolución, pues su uso significó
un aumento espectacular de la capacidad de producción. Más tarde, el desarrollo de los
barcos y de los ferrocarriles a vapor, así como el desarrollo en la segunda mitad del XIX
del motor de combustión interna y la energía eléctrica, supusieron un progreso tecnológico sin
precedentes.67
Como consecuencia del desarrollo industrial nacieron nuevos grupos o clases sociales
encabezadas por el proletariado —los trabajadores industriales y campesinos pobres— y
la burguesía, dueña de los medios de producción y poseedora de la mayor parte de la renta y
el capital. Esta nueva división social dio pie al desarrollo de problemas sociales y laborales,
protestas populares y nuevas ideologías que propugnaban y demandaban una mejora de las
condiciones de vida de las clases más desfavorecidas, por la vía del sindicalismo,
el socialismo, el anarquismo, o el comunismo.8
Aún sigue habiendo discusión entre historiadores y economistas sobre las fechas de los
grandes cambios provocados por la Revolución Industrial. El comienzo más aceptado de lo
que podríamos llamar Primera Revolución Industrial, se podría situar a finales del siglo XVIII,
mientras su conclusión se podría situar a mediados del siglo XIX, con un período de transición
ubicado entre 1840 y 1870. Por su parte, lo que podríamos llamar Segunda Revolución
Industrial, partiría desde mediados del siglo XIX a principios del siglo XX, destacando como
fecha más aceptada de finalización a 1914, año del comienzo de la Primera Guerra Mundial.
El historiador marxista Eric Hobsbawm, considerado pensador clave de la historia del siglo
XX 9 sostenía que el comienzo de la revolución industrial debía situarse en la década de 1780,
pero que sus efectos no se sentirían claramente hasta 1830 o 1840.10 En cambio, el
historiador económico inglés T.S. Ashton declaraba por su parte, que la revolución industrial
tuvo sus inicios entre 1760 y 1830.11 Algunos historiadores del siglo XX, como John
Clapham y Nicholas Crafts, argumentan que el proceso de cambio económico y social fue muy
gradual, por lo que el término «revolución» resultaría inapropiado. Estas cuestiones siguen
siendo tema de debate entre historiadores y economistas.1213
Índice
1Antecedentes y causas
o 1.1Otras interpretaciones
2Gran Bretaña
o 2.1Revolución demográfica
o 2.2El nacimiento del factory system: la industria textil
3El comercio internacional
o 3.1Economía industrial
4Transportes
o 4.1El ferrocarril
o 4.2El barco de vapor
o 4.3Carreteras y canales
5Consecuencias
6Etapas de la Revolución Industrial
7Principios fundamentales de la industria
8Impacto y consecuencias de la Revolución Industrial
9Véase también
10Notas
11Referencias
12Bibliografía
13Enlaces externos
Antecedentes y causas
El triunfo de los nuevos planteamientos filosóficos del siglo XVIII, contribuyó al intercambio del
conocimiento científico
Los inicios de la industrialización europea hay que buscarlos en la Edad Moderna. A partir
del siglo XVI se vislumbra un avance en el comercio, métodos financieros, banca y un cierto
progreso técnico en la navegación, impresión o relojería. Sin embargo estos avances siempre
se veían lastrados por epidemias, constantes y largas guerras y hambrunas que no permitían
la dispersión de los nuevos conocimientos ni un gran crecimiento demográfico. Según el
historiador Angus Maddison, Europa Occidental experimentó un crecimiento demográfico
prácticamente nulo entre 1500 y 1800.
El Renacimiento marcó otro punto de inflexión con la aparición de las primeras sociedades
capitalistas en Holanda y el norte de Italia. Es a partir de mediados del siglo XVIII cuando
Europa comenzó a distanciarse del resto del mundo y a asentar las bases de la futura
sociedad industrial debido al desarrollo, aún primitivo, de la industria pesada y la minería.1415
La alianza de los comerciantes con los agricultores hizo aumentar la productividad, lo que a su
vez provocó una explosión demográfica, acentuada a partir del XIX. La Revolución Industrial
se caracterizó por la transición de una economía agrícola y manual a una comercial e
industrial16 cuya ideología se basaba en el racionalismo la razón y la innovación científica.17
Otro de los principales desencadenantes de la Revolución nace de la necesidad.18 Aunque en
algunos lugares de Europa como Gran Bretaña ya existía una base industrial, las Guerras
Napoleónicas consolidaron la industria europea. Debido a la guerra, que se extendía por la
mayor parte de Europa, las importaciones de muchos productos y materias primas se
suspendieron. Esto obligó a los gobiernos a presionar a sus industrias y a la nación en general
para producir más y mejor que antes, desarrollándose industrias antes inexistentes. La
industrialización tuvo lugar en diferentes oleadas en los distintos países. Las primeras áreas
industriales aparecieron en Gran Bretaña a finales del siglo XVIII, extendiéndose a Bélgica y
Francia a principios del siglo XIX y a Alemania y a Estados Unidos a mediados de siglo,
a Japón a partir de 1868 y a Rusia, Italia y España a finales de siglo. Entre las razones se
encontraron algunas tan dispares como la notable ausencia de grandes guerras entre 1815 y
1914, la aceptación de la economía de mercado y el consecuente nacimiento del capitalismo,
la ruptura con el pasado, un cierto equilibrio monetario y la ausencia de inflación.
Otras interpretaciones
Véase también: Ética protestante del trabajo
Otras interpretaciones sugieren que este nuevo cambio de mentalidad y la posterior evolución
del sistema económico fue por causas morales y religiosas. La Reforma protestante de Martín
Lutero y Juan Calvino trajo consigo un cambio de mentalidad en el trato y visión respecto del
trabajo. Según Max Weber el protestantismo considera al trabajo y al esfuerzo como un bien y
un valor fundamental, al contrario que la ética católica que lo considera un castigo a raíz
del pecado original.19 Esto explicaría en parte las diferencias a la hora de desarrollarse de las
distintas naciones europeas, teniendo como pioneros a países protestantes como Gran
Bretaña, Alemania u Holanda y como países atrasados a España, Portugal e Italia, todos ellos
católicos.20 Esta interpretación sigue siendo muy discutida.
Gran Bretaña
Esta máquina de hilado es la última superviviente de las construidas por Samuel Crompton
También empezó a darse una mayor demanda de tejidos gruesos, los cuales eran fabricados
por la industria británica en la localidad de Lancashire, donde destacaba la producción
de pana, fabricada a partir de fibras entrecruzadas de lino y algodón. El lino era utilizado para
dotar de más resistencia al tejido, cuyo material principal, el algodón, no tenía una resistencia
suficiente, aunque esta mezcla resultante no era tan suave como los tejidos 100% algodón y
era más difícil de coser.25
Hasta el nacimiento de la industria textil, los tejidos y el hilado en general se realizaba en los
hogares, en la mayor parte de los casos para consumo propio. Este método productivo,
basado en que la producción estaba dispersa y se desarrollaba en los domicilios de los
trabajadores, es a menudo denominado en inglés como sistema Putting-out (Putting-out
system) en contraposición al posterior sistema industrial o factory system.26 Solo en ocasiones
puntuales los trabajos se realizaban en el taller de un maestro tejedor. Bajo el sistema putting-
out los trabajadores, antes de fabricar su producto, pactaban contratos con comerciantes y
vendedores, quienes les suministraban a menudo las materias primas necesarias. Fuera de
temporada, por la general, las esposas de los agricultores hacían los hilados mientras que los
hombres producían los tejidos. Utilizando la máquina de hilar o rueca, en cualquier momento
entre cuatro y ocho hilanderas podían echar una mano al tejedor.252728 Uno de los grandes
inventos de la industria textil fue la lanzadera volante, patentada en 1733 por John Kay, que
permitió una cierta automatización del proceso de tejido. Posteriores mejoras, destacando las
de 1747, permitieron duplicar la capacidad de producción de los tejedores, lo que también
agravó el desequilibrio que existía entre el hilado y el tejido. Este invento empezó a ser
ampliamente utilizado en todo Lancashire en la década de 1760, cuando Robert Kay, hijo de
John Kay, inventó la caja ascendente (drop box).29 Lewis Paul patentó en Birmingham, con la
ayuda de John Wyatt, la máquina de hilar mediante rodillos y el sistema flyer-and-bobbin, que
conseguían un espesor más uniforme en el proceso de elaboración de la lana. Paul y Wyatt
abrieron una fábrica en Birmingham que utilizaba una nueva máquina de laminado impulsada
por un burro. En 1743 se abrió una fábrica en Northampton que empleaba cinco máquinas
como la de Paul con cincuenta husos cada una. Estuvo en funcionamiento hasta 1764. Una
fábrica similar fue construida por Daniel Bourn en Leominster, pero un incendio la destruyó.
Tanto Paul como Bourn habían patentado el cardador de lana en 1748. El uso de dos
conjuntos de rodillos que giraban a diferentes velocidades fue utilizado posteriormente en la
primera fábrica de hilados de algodón. La invención de Lewis fue posteriormente mejorada por
Richard Arkwright con su Water frame y por Samuel Crompton con su Spinning mule.
El comercio internacional
Este artículo o sección necesita referencias que aparezcan en una publicación
acreditada.
Este aviso fue puesto el 12 de agosto de 2010.
Economía industrial
Véanse también: Segunda revolución industrial y Tercera revolución industrial.
Sin embargo, y a pesar de todos los factores anteriores, la Revolución industrial no hubiese
podido prosperar sin el concurso y el desarrollo de los transportes, que llevarán las
mercancías producidas en la fábrica hasta los mercados donde se consumían.
Estos nuevos transportes se hacen necesarios no solo en el comercio interior, sino también en
el comercio internacional, ya que en esta época se crean los grandes mercados nacionales e
internacionales. El comercio internacional se liberaliza, sobre todo tras el Tratado de
Utrecht (1713) que liberaliza las relaciones comerciales de Inglaterra, y otros países europeos,
con la América española. Se termina con las compañías privilegiadas y con el proteccionismo
económico; y se aboga por una política imperialista y la eliminación de los privilegios
gremiales. Además, se desamortizan las tierras eclesiásticas, señoriales y comunales, para
poner en el mercado nuevas tierras y crear un nuevo concepto de propiedad. La Revolución
industrial generó también un ensanchamiento de los mercados extranjeros y una
nueva división internacional del trabajo (DIT). Los nuevos mercados se conquistaron mediante
el abaratamiento de los productos hechos con la máquina, por los nuevos sistemas de
transporte y la apertura de vías de comunicación, así como también, mediante una política
expansionista.
El Reino Unido fue el primero que llevó a cabo toda una serie de transformaciones que la
colocaron a la cabeza de todos los países del mundo. Los cambios en la agricultura, en la
población, en los transportes, en la tecnología y en las industrias, favorecieron un desarrollo
industrial. La industria textil algodonera fue el sector líder de la industrialización y la base de la
acumulación de capital que abrirá paso, en una segunda fase, a la siderurgia y al ferrocarril.
A mediados del siglo XVIII, la industria británica tenía sólidas bases y con una doble
expansión: las industrias de bienes de producción y de bienes de consumo. Incluso se
estimuló el crecimiento de la minería del carbón y de la siderurgia con la construcción
del ferrocarril. Así, en Gran Bretaña se desarrolló de pleno el capitalismo industrial, lo que
explica su supremacía industrial hasta 1870 aproximadamente, como también financiera y
comercial desde mediados de siglo XVIII hasta la Primera Guerra Mundial (1914). En el resto
de Europa y en otras regiones como América del Norte o Japón, la industrialización fue muy
posterior y siguió pautas diferentes a la británica.
Unos países tuvieron la industrialización entre 1850 y 1914: Francia, Alemania y Bélgica. En
1850 apenas existe la fábrica moderna en Europa continental, solo en Bélgica hay un proceso
de revolución seguido al del Reino Unido. En la segunda mitad del siglo XIX se fortalece
en Turingia y Sajonia la industrialización de Alemania.
Otros países siguieron un modelo de industrialización diferente y muy tardía: Italia, Imperio
austrohúngaro, España o Rusia. La industrialización de éstos se inició tímidamente en las
últimas décadas del siglo XIX, para terminar mucho después de 1914.
Transportes
El ferrocarril
Los ferrocarriles eran al principio de vía estrecha y solo admitían velocidades comprendidas
entre los 15 y los 20 kilómetros por hora, pero en 1840 se habían ensanchado las vías y se
podían conseguir unas velocidades de casi 40 km/h.
George Stephenson
.
Primitivas vagonetas mineras.
El primer país continental en seguir el ejemplo inglés fue Bélgica con dos líneas Bruselas-
Malinas y Malinas-Amberes en 1835. El primer año transportaron 70 000 pasajeros. El coste
fue bajísimo y el billete Bruselas-Amberes costaba solo un franco.38 El invento entró en
Francia con algo de retraso pues mientras jóvenes, ingenieros y adeptos al saintsimonismo
reclamaban su construcción, tropezaban con el rechazo y la desconfianza de muchos, además
de la carencia de hierro. El gobierno francés, que veía el potencial del aparato, ordenó un
estudio para un plan nacional de los ferrocarriles. El estudio quedó finalizado en 1837 y los
capitalistas, impacientes, presionaban al gobierno para la ejecución del proyecto con el fin de
especular con las obras y los terrenos. El plan consistía en siete líneas con centro en París,
que unirían el Atlántico, el Mediterráneo y el Rin. Al contrario que en Inglaterra y Bélgica, el
estado se hizo cargo, al menos en parte, de su construcción y explotación, aportando 150 000
francos por kilómetro de vía y construyendo las infraestructuras necesarias.38 Mientras, las
compañías privadas aportaron 100 000 francos para edificios y material.39 Tras 40 años de
administración y explotación privada, el sistema pasaría al Estado. Socialistas románticos y
conservadores se oponían al proyecto, los primeros reclamaban que el sistema fuera del
estado desde el primer día y los segundos lo consideraban demasiado caro.39 Finalmente el
plan fue aprobado, pero algunos acuerdos se revisaron y en la práctica la construcción y
explotación corrió a cuenta casi exclusiva del sector privado.39 En 1857 la red estaba
consolidada siendo propiedad de 6 grandes compañías. Debido a la obligación de ceder la
propiedad al Estado a los 40 años de explotación se descuidó sobremanera su cuidado y
mantenimiento por lo que el gobierno francés se vio en la obligación de ampliar el plazo en 99
años más, comprometiéndose incluso a pagar las obligaciones a su vencimiento.39
En Alemania la primera línea se construyó en 1835 con una extensión de siete kilómetros
entre Núremberg y Fürth pero fue en 1839 cuando se construyó la primera línea de
importancia entre Dresde y Leipzig, promovida por el profesor de economía política List, uno
de los principales promotores de la línea Núremberg-Fürth. Pronto se vio al ferrocarril como
una poderosa arma política; en el momento de la aparición del ferrocarril, Alemania se
encontraba dividida en más de 300 pequeños estados y ciudades autónomas. Desde la
construcción de la línea Dresde-Leipzig todas las ciudades alemanas quisieron unirse con su
vecina lo que además de un gran impulso económico hizo un gran servicio para el triunfo
del Zollverein.40 Al contrario que en el resto de países, en Alemania fue la administración la
encargada de vigilar o administrar todos los ferrocarriles.41 En 1850 el Zollverein ya poseía
5800 kilómetros casi el doble que toda
Francia. Hannover, Bremen, Hamburgo, Berlín, Fráncfort formaban una gran línea que
transcurría sobre los principales focos industriales y unía Alemania con Suiza a través
de Basilea y a Austria a través de Moravia y Silesia.
Fotografía de los accionistas y principales impulsores de la línea entre Barcelona y Mataró, la primera
línea de ferrocarril peninsular
Ceremonia de clavado del "Remache de Oro" (Golden Spike) el 10 de mayo de 1869 símbolo de la
finalización de la primera línea transcontinental estadounidense
A partir de la década de 1820 el ferrocarril y el vapor saltaron a los Estados Unidos y pronto
conquistaron a la opinión pública. Stevens realizó en Hobokenuna primera prueba que causó
un gran interés entre los hombre de negocios de Pensilvania, quienes compraron una
locomotora a Inglaterra.42 Al igual que en Gran Bretaña, la acumulación de capital hizo posible
solo un año después el comienzo de la construcción de una primera línea
entre Washington y Winchester. En 1830 una locomotora llamada Best Friend explotó cuando
marchaba por la línea Charleston-Hambourg debido a que el maquinista se había sentado
sobre la válvula de escape por las molestias que sentía debido al silbido del vapor al salir.
Pero lejos de echarse atrás, el país progresó a un ritmo frenético y a mediados de 1830 ya
producía sus propias locomotoras en la fundición de West Point43 asegurando una industria
nacional sólida. Desde entonces Estados Unidos colocó raíles a través de su vasto territorio a
una velocidad mucho mayor que Europa. Si en 1830 poseía tan solo 65 kilómetros de trazado
—contra 316 europeos, 276 de ellos en Gran Bretaña—, 10 años después ya superaba a
Europa con 4509 kilómetros contra 3543 europeos.42 En 1850 las vías férreas ya sumaban
14 400 kilómetros. Uno de los problemas que planteaban los ferrocarriles era el ancho de
vía,nota 2 que variaba en anchura en los distintos países, lo que obligaba a numerosos
transbordos para deleite de los hosteleros. Pero problemas aparte el tiempo de viaje no hizo
sino disminuir; así, en apenas unos años no se tardaban más de 20 horas en viajar
de Boston a Nueva York en ferrocarril cuando antes se tardaban unas 80.42
En Italia los augurios de d´Azeglio de que los ferrocarriles coserían la bota no pasaron de
simples promesas, pues hasta 1845 solo se encontraban pequeñas líneas aisladas como la
línea Milán-Monza, Padua-Venecia, Liorna-Pisa o la línea de Campaniaque Fernando de
Nápoles construyó para su recreo y uso privado.44 En Hungría solo existía una pequeña vía
alrededor de Budapest y en Rusia el zarismo tuvo que imponer la construcción de la
línea Moscú-San Petersburgo debido a los numerosos detractores.44 En España, el gran tirón
y entusiasmo que de manera muy temprana había producido el invento se apaga en la guerra
civil de 1833, que paraliza todas las obras de construcción ante la desconfianza de los
capitalistas.44 Hubo que esperar hasta 1843 cuando se concedió a Juan Manuel
Roca y Miguel Biada la construcción y explotación del ferrocarril Barcelona-Mataró, que estuvo
construido en solo cinco años bajo la dirección del ingeniero inglés Locke, su inauguración fue
el 28 de octubre de 1848, un trayecto de 28 km y 600 m que se completaba en 35 minutos.nota
3 En 1851 realizó su primer viaje el segundo ferrocarril español que cubría la línea Madrid-
Aranjuez, cuya concesión había sido otorgada en 1844 con prolongación hasta Cádiz. En
1850 se inició la construcción de la primera locomotora española, finalizada en 1852.44
Excepciones aparte, en el periodo entre 1820 y 1840, Gran Bretaña conservaba un adelanto
manifiesto sobre el resto del mundo.44 Era la única que poseía una buena red de transporte
entre sus principales ciudades. Trabajó con verdadero frenesí entre 1840 y 1847 a pesar de la
rivalidad latente entre la oposición, los grupos financieros, los Turnpike trusts y la población,
cuyo medio de subsistencia continuaban siendo las carreteras. Similar situación se dio en
Bélgica, que en 1843 tenía incluso más kilómetros que Francia y una opinión pública muy
favorable al ferrocarril.44 No fueron pocos los que vieron en el ferrocarril un gran peligro,
incluso mortal. Desde el siglo XVIII, cuando se pusieron en marcha en Inglaterra hubo voces,
incluso procedentes de la Real Academia de Ciencias británica, que sugerían que a unas
velocidades superiores a los 40km/h los pasajeros se asfixiarían, se volverían ciegos y
el ganado enloquecería. Se temía también la destrucción de las tierras de cultivo o que la
gente y mercancías salieran despedidas del aparato por sus "endiabladas" velocidades.45
Recorrido del primer ferrocarril transcontinental estadounidense.
Pasada la primera mitad de siglo, el medio siglo siguiente entre 1851 y 1901, conocido con el
nombre de Railway Age vive el apogeo y reinado definitivo del ferrocarril. Pero la tracción
mecánica sobre raíles es sobre todo, obra de Occidente. En 1860 Europa y EE. UU. se
reparten más o menos 198 000 en igualdad mientras que el resto del mundo no cuenta con
más de 15 000 kilómetros, la mayoría ubicados en colonias europeas.46 En 1910 ya se han
construido más de un millón de kilómetros de los que 380 000 están en EE. UU. y 330 000 en
Europa.46 Su construcción necesitó de un esfuerzo enorme, movilizando grandes cantidades
de capital, trabajadores y estimulando la industria metalúrgica y la construcción de
gigantescos talleres de trabajo, además de dar su máximo esplendor a la máquina de vapor.47
Además de los vagones y locomotoras, también evolucionaron los raíles sobre los que
circulaban. El raíl de acero sustituye al de hierro y a la madera de las traviesas se le empezó a
inyectar cloruro de cinc para evitar que se pudriera. El ferrocarril también necesitó de una gran
infraestructura que fue necesario desarrollar, como túneles, que se excavaban a costa del
sufrimiento obrero a altísimas temperaturas con el uso de perforadoras de aire comprimido y el
revestimiento de las galerías con fundición, en sustitución de la madera; La ventilación se
lograba con sopladoras. Hay que destacar algunos éxitos entre los que se encuentran el túnel
que atraviesa el Mont Cenis, construido a lo largo de 15 años y con una extensión de 13 600
m a 1300 metros de altura.48 Otros como el San Gotardo de más de 15 000 metros se
terminaron en menos de 10 años usando la perforadora automática siendo las condiciones de
trabajo nefastas: los obreros llegaron a trabajar a una temperatura de 86 grados.48 Fuera de
Europa los estadounidenses construyeron un túnel bajo el río Hudson. Escandinavia queda
unida a Alemania a través del ferry-boats entre Rügen y Malmoe. Mientras que en la primera
mitad de siglo la locomotora apenas había ganado en velocidad sin sobrepasar nunca los 40
km/h, hace progresos decisivos a partir de la idea del ingeniero inglés Crampton de colocar las
ruedas motrices detrás de la caldera (y no debajo), ruedas que están acopladas,
transfiriéndose el movimiento de rotación. En 1850 la velocidad media que se situaba en
27 km/h se eleva en 1880 a 74 km/h en Inglaterra y a 59 km/h en Estados Unidos.49 En 1890
el Empire-State-Express rebasó por primera vez en la historia los 100 km/h entre Nueva
York y Búfalo.49 Para cruzar Francia de un extremo en ferrocarril solo se precisaban 14 horas.
En esta segunda parte del siglo el coste del billete disminuyó entre un 50 y un 70 %.50
Las prestaciones de la locomotora aumentaron sin cesar. El freno de mano se sustituyó por un
nuevo freno hidráulico de aire comprimido.49 Los vagones de pasajeros fueron dotados de
alumbrado de gas a base de aceite de esquisto o iluminación eléctrica a finales de siglo,
siendo la línea Londres-Brighton la primera en incorporarla.49 La máquina de vapor, el corazón
de la máquina, también procura calefacción en los vagones. El llamado Boggie o bastidor de
varios ejes permitió al convoy dar curvas mucho más acentuadas disminuyendo los riesgos,
pues se adaptaba a la curvatura de la vía.49 También se crearon los llamados palace-cars en
las líneas más largas para las familias ricas en las que disfrutaban de todo tipo de
comodidades y sin tener que mezclarse con el resto de pasajeros.49 En 1880 se instaló en la
línea del Pacífico un vagón imprenta en el que se editaba un periódico diario con las noticias
recibidas telegráficamente en las estaciones.49
Exceptuando Gran Bretaña, Bélgica y algunas partes de España y Alemania, las vías férreas
no dibujaban redes en ninguna parte antes de 1860.51 En Francia por fin se realizó un
esfuerzo serio a partir del Segundo Imperio y en los albores de la Tercera República. En esta
segunda mitad de siglo se empezaba a vislumbrar la columna vertebral de ferrocarriles
europeos.51 Sus límites se extendían desde el norte de Francia hasta la Alta Silesia de este a
oeste y de Alemania al norte de Italia de norte a sur; en el centro, Suiza reparte el tráfico por el
continente. En cambio la mayor parte de Italia, la península ibérica y los países del este
quedaban fuera.51 En Estados Unidos se siguen consiguiendo grandes logros. En 1869 se
finalizó el primer transcontinental que conectó el país de este a oeste. La construcción fue
dirigida por el implacable general Grenville M. Dodge como si se tratará de una campaña
militar. Usó como mano de obra a los soldados desmovilizados, inmigrantes irlandeses y hasta
chinos en California.51 Pero este triunfo no se logró con facilidad; indios, el relieve irregular y
sobre todo la competencia entre Union Pacific y Central Pacific dificultaron sobremanera la
situación. Pero el entusiasmo predomina y en 1893 ya había en funcionamiento otras 5 líneas
transcontinentales, usándose como medio de colonización en el oeste americano o en
la Columbia británica como medio de presión para conseguir su adhesión a la Unión.51
Aunque tardío, se presenta el esfuerzo ruso, logrado gracias a los préstamos de Occidente.51
En primer lugar se construyó el transcaspiano al que a partir de 1905 complementó el
transaraliano. En Siberia las dificultades eran mayúsculas: hielo, infiltraciones de agua, ríos
inmensos, débil densidad humana, distancias enormes, sin olvidar el irregular relieve. Pero las
viejas rutas y caminos ya no eran suficientes y el ferrocarril más largo del mundo se empezó
en 1891 y alcanzó su destino, Vladivostok, gracias a un acuerdo con China, en 1902.51
Así pues el ferrocarril no solo sirvió para revolucionar el mundo del transporte tanto material
como humano sino que fue empleado como un excelente instrumento de unión.52 Sirvió bien
en la reconciliación y la anexión de nuevos territorios a Estados Unidos y el Imperio
alemán sabía lo mucho que le debía al ferrocarril como para dejarlo en manos privadas. En
Italia facilitó la hegemonía de la Casa de Saboya. No ocurrió igual en Francia o en Gran
Bretaña, donde se encontraban mayoritariamente en manos privadas, aunque en Inglaterra
prestaron un servicio inigualable, encumbrando al naciente Imperio británico a la hegemonía
mundial. Hacia 1850 el ferrocarril había conducido a entre 400 y 500 millones de viajeros y
entre 200 y 300 millones de toneladas de mercancías desde su nacimiento. Cinco décadas
después, solo en 1905 transportó a entre 4000 y 5000 millones de viajeros.53
El barco de vapor
Antes del siglo XIX la larga tradición naval europea se había sustentado sobre el control de los
vientos como medio de propulsión y la seguridad más que por la velocidad en el mar. A
principios de siglo no se empleaban menos de dos o tres semanas en cruzar el Atlántico de
este a oeste, necesitándose entre 30 y 40 días de oeste a este. Con la formación de
los imperios coloniales europeos se hizo necesario desarrollar una tecnología que asegurase
el viaje sobre las aguas; en el siglo XVIII se generalizó el uso del sextante, mapas con las
notaciones de los vientos y el cronómetro. La invención de la nueva embarcación partió de los
trabajos de Jouffroy d´Abbens sobre el Sena y los de Fulton con su máquina Clermont.54 Fue
en Estados Unidos donde tuvieron lugar las primeras pruebas del navío de ruedas sobre el río
Hudson. En 1815 ya circulaban un centenar de estos navíos de ruedas que obtenían su
energía de la leña, material barato y abundante. El Savannah consiguió cruzar en 29 días
el Atlántico Norte en 1819 y la Sphink, que llevó a Francia las noticias de la toma de Argel,
desarrollaba una velocidad de 6 nudos. Pero los problemas eran numerosos: las paletas
utilizadas provocaban un gran desperdicio de energía, existía el riesgo de incendio o explosión
a bordo, su velocidad era aún menor a la desarrollado por los veleros y el poder militar aún se
oponía a su utilización como navío de guerra.55
Pero a pesar de las dificultades los avances prosiguieron y en 1838, con una combinación de
vapor y velas, los navíos Sirius y Great Western cruzaron el Atlántico entre Liverpool y Nueva
York en 16 y 13 días respectivamente. Los grandes avances llegaron entre 1840 y 1860 con la
invención de la hélice, basándose los primeros modelos en el tornillo de Arquímedes, el
condensador de superficie y la máquina Compound, que logró ahorrar grandes cantidades de
combustible y la introducción de calderas cilíndricas que posibilitaron la producción de vapor a
alta presión.54
Lo que sí es indudable es la supremacía del velero sobre el vapor durante la mayor parte del
siglo; la seguridad y prestigio de la que aún gozaba, sobre todo en Estados Unidos, donde
también tenía lugar la mayoría de los avances del barco de vapor era indiscutible. En 1850 el
barco de vapor había transportado ya 750 000 toneladas, aunque el vapor aún estaba muy
lejos de ganar la partida.55
Carreteras y canales
Consecuencias
Este artículo o sección necesita referencias que aparezcan en una publicación
acreditada.
Este aviso fue puesto el 12 de agosto de 2010.
Máquina de vapor situada en el vestíbulo de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de
la UPM (Madrid).
A mediados del siglo XIX, en Inglaterra se realizaron una serie de transformaciones que hoy
conocemos como Revolución Industrial dentro de las cuales las más relevantes fueron:
Véase también
Industrialización
Ludismo
Segunda Revolución Industrial
Tercera revolución industrial
Teoría de Olduvai
Notas
1. ↑ Por las pruebas encontradas se conoce que desde el Siglo XVI los mineros alemanes usaban
unas primitivas vías de madera por las que hacían circular vagonetas para el transporte por la
mina del mineral sustraído.
2. ↑ Por países los anchos de vía cambiaban y aún hoy siguen siendo muy diferentes. El ancho de
vía más utilizado es el de 1435 mm, usado en la mayor parte de Europa y en los países anglo-
sajones de todo el mundo, además de otros como China y la mayoría de los países árabes y
del norte de África. Seguido del de 1520 mm usado en Rusia y los antiguos países soviéticos y
el "ancho ibérico" de 1668 mm usado en España y Portugal debido a la necesidad de mayor
potencia de las locomotoras por las dificultades del relieve y el miedo durante el siglo XIX y XX
a una invasión francesa.
3. ↑ Este último punto debe ser matizado para evitar confusiones. La primera línea de ferrocarril
peninsular fue como se menciona la línea Barcelona-Mataró pero no la primera española, que
había sido construida en Cuba entre 1835 y 1837 por la Corona entre La Habana y Bejucal.
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in per capita income. (Eighteenth century population growth also averaged one-third of 1
percent, the same as production growth.) That is, up to about two centuries ago, per capita
incomes in all societies were stagnated at around $400 to $800 per year.
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34. ↑ Crouzet, pag. 40.
35. ↑ Saltar a:a b Navarro, Francesc; Salvat, MC; Pérez, Alicia, pag. 72
36. ↑ Saltar a:a b Navarro, Francesc; Salvat, MC; Pérez, Alicia, pag. 72.
37. ↑ Navarro, Francesc; Salvat, MC; Pérez, Alicia, pag. 73.
38. ↑ Saltar a:a b Navarro, Francesc; Salvat, MC; Pérez, Alicia, pag. 76
39. ↑ Saltar a:a b c d Navarro, Francesc; Salvat, MC; Pérez, Alicia, pag. 77.
40. ↑ Crouzet, pag. 43.
41. ↑ Navarro, Francesc; Salvat, MC; Pérez, Alicia, pag. 82
42. ↑ Saltar a:a b c Crouzet, pag. 41
43. ↑ Navarro, Francesc; Salvat, MC; Pérez, Alicia, pag. 84.
44. ↑ Saltar a:a b c d e f Crouzet, p. 42.
45. ↑ Crouzet, p. 43
46. ↑ Saltar a:a b Crouzet, pag. 172
47. ↑ Crouzet, pag. 172
48. ↑ Saltar a:a b Crouzet, p. 172
49. ↑ Saltar a:a b c d e f g Crouzet, p. 173.
50. ↑ Crouzet, pag. 173
51. ↑ Saltar a:a b c d e f g Crouzet, p.174
52. ↑ Crouzet, p.175
53. ↑ Crouzet, pag. 175
54. ↑ Saltar a:a b Mgar.net (2011). «Construcción naval». Consultado el 9 de febrero de 2012.
55. ↑ Saltar a:a b Crouzet, pag. 42
56. ↑ Crouzet, pag. 36
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Enlaces externos
Internet Modern History Sourcebook: La Revolución industrial (en inglés).
Trabajadores industriales en la Revolución (en inglés).
"The Day the World Took Off". University of Cambridge. Documento video en seis
partes (en inglés).
La Revolución Industrial. BBC History Home Page (en inglés).
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Datos: Q2269
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esta revolución se extendió por gran parte del hemisferio norte durante todo el siglo
XIX y principios del siglo XX.
Resumen de la Revolución
La Revolución industrial
transformó las técnicas productivas tradicionales.
El trabajo manual fue sustituido por las máquinas, y la fuerza humana y animal, así
como la de los elementos naturales, dejó paso a las nuevas fuentes de energía. Las
principales industrias afectadas fueron la textil, la metalúrgica y la química.
La máquina a Vapor
La máquina a vapor
inventada por james watt trajo consigo grandes mejoras en la sociedad, con la
capacidad de mover grandes cargas.
Revolución en el transporte
Con el barco a vapor y los ferrocarril, el tiempo de los viajes disminuyó, el coste del
transporte bajó y aumentó aún más el volumen de los intercambios, es decir, el
mercado. Con el aumento de los intercambios y la consecuente necesidad de producir
más, se tornaron cada vez mayores los avances de la industrialización.
La Revolución Agrícola
Este conjunto de cambios, que en Gran Bretaña los podemos situar entre 1750 y
1850, hacen posible la desaparición del Antiguo Régimen económico y la
implantación del capitalismo industrial.
Estas transformaciones acaban con las sociedades agrarias e imponen las sociedades
industriales, caracterizadas por la modernización de la agricultura, los cambios
demográficos y sociales (revolución demográfica, urbanización) y el nacimiento del
capitalismo industrial como sistema económico.
Que supone una industria basada en el maquinismo y las fábricas, que sustituyen
poco a poco los pequeños talleres artesanales, la aplicación de las máquinas a los
transportes ya las comunicaciones, la acumulación de capitales, la organización de
redes financieras, la obtención de beneficios y los contratos laborales patrones-
trabajadores.
La era de la Industrialización
En el sistema fabril, la organización del trabajo era determinada por la disciplina que
imponían las máquinas. La industria textil generó una serie de demandas de
máquinas de hierro y materias primas que impulsaron el crecimiento de la
industria metalúrgica y química.
El uso de máquinas
Muy pronto se verificó que mayor productividad y mayores ganancias para los
empresarios podrían obtenerse añadiendo al trabajo dividido el empleo de máquinas
a gran escala.
Las Etapas
Existen 2 etapas que mancaron la industrialización una llamada primera
revolución industrial (1760-1870) caracterizado por el crecimiento regular de la
población generando mano de obra abundante y la producción agrícola, la división
del trabajo industrial provocando un cambio en la estructura de la población activa, la
introducción de innovaciones técnicas, la configuración de la fábrica como lugar de
producción, la articulación de mercados más amplios a través de la expansión del
comercio y el desarrollo de una mentalidad empresarial, focalizado especialmente en
el mundo del textil algodonero y la siderurgia y que finalizaría con una grave crisis
debido a la sobreproducción que generaba.
La fabricación principal estaba tejiendo lana. Pero fue en la producción de los tejidos
de algodón que comenzó el proceso de mecanización, es decir, del paso de la
manufactura al sistema fabril.
Los inicios de este proceso, que se prolongó hasta 1920, los encontramos en Estados
Unidos y se produjo también en el Reino Unido, Francia, Alemania y Japón.
En las fábricas, las formas de trabajo cambiaron de empresas familiares con pocos
trabajadores se pasó a centros de trabajo con muchos operarios y una compleja
organización. Para aumentar la producción se aplicó la cadena de montaje, en el que
cada trabajador sólo intervenía en una parte de la fabricación del producto
automatizando repetidamente sus movimientos. Este modelo quedaba muy lejos del
artesano tradicional, ya que no era necesario un esfuerzo intelectual para realizarlo y
se desconocía el proceso global de fabricación.
Al mismo tiempo se llevó a cabo el sistema de producción en serie, en el que cada
fábrica se especializaba en la elaboración de unas piezas determinadas o en el
montaje final de un producto.
Finalmente, la utilización del cemento armado (cemento combinado con una carcasa
de hierro) permitió que la ingeniería y la industria de la construcción alcanzaran un
gran desarrollo. Este hecho hizo posible la edificación de puentes, viaductos y túneles
más largos. Además, los edificios comenzaron a crecer en altura y en EEUU
comenzaron la construcción de los primeros rascacielos.
Consecuencias de la revolución
Crecimiento en las Ciudades, la mecanización de las tareas agrícolas y la
concentración de la producción industrial en las ciudades favorecieron la
emigración del campo a la ciudad. Muchas ciudades prosperaron
alrededor de fábricas.
Crecimiento demográfico, la Revolución Industrial también fue un proceso
de cambio social. A lo largo del siglo XIX se aceleró el crecimiento de la
población. En 1900 en Europa vivían más de 400 millones de habitantes.
Las causas de este crecimiento demográfico fueron dos: un descenso
brusco de la mortalidad y un incremento de la fecundidad.
Cambios y surgimiento de una nueva clase social llamada el proletariado,
que se separó de la burguesía y fueron los llamados a trabajar de obreros
en las fábricas.
Explotación en el Trabajo.
Movimiento Obreros
Sindicalismo
Entre 1800 y 1924, 60 millones de europeos emigraron a otros continentes.
Estas migraciones transoceánicas se produjeron por oleadas: hasta el
1870 los que emigraron más fueron los británicos, sobre todo los
irlandeses y los escandinavos; posteriormente, los sucedieron los
centroeuropeos; a finales de siglo, los grupos que emigraron más fueron
los italianos, los españoles, los griegos y los turcos. La mayoría de los
emigrantes europeos se dirigieron a América.
Las personas decidieron irse a las ciudades, y comenzó una actividad que tendría
gran auge en aquella época.
Crecimiento demográfico
El éxodo rural provocado por las maquinas que reemplazaban el trabajo del
campesino, hizo que estos de desvincularan del campo, y del sistema feudal que
estaba en ese momento, algunos se convirtieron en jornaleros los cuales eran
retribuidos con buenos salarios, pero la gran mayoría que fueron a la ciudad y los
artesanos, se trasladaron a las fábricas en calidad de obreros. Una nueva clase
trabajadora que nace producto del avance de la industria llamada proletariado.
Empresarios y proletarios
El nuevo sistema industrial transforma las relaciones sociales y crea dos nuevas
clases sociales, fundamentales para la operación del sistema. Los empresarios
(capitalistas) son los propietarios de los capitales, edificios, máquinas, materias
primas y bienes producidos por el trabajo. Los obreros, proletarios o trabajadores
asalariados, sólo tienen su fuerza de trabajo y la venden a los empresarios para
producir mercancías a cambio de salarios.
Movimientos obreros
Surgen de los conflictos entre obreros, revueltos con las pésimas condiciones de
trabajo, y empresarios. Las primeras manifestaciones son de depredación de
máquinas e instalaciones fabriles. Con el tiempo surgen organizaciones de
trabajadores de la misma área.
Sindicalismo
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Estas etapas han sido notorias en la historia de la humanidad por el acelerado desarrollo técnico
en ellas, y en este aspecto destaca la primera revolución industrial, que representó los mayores
cambios en el paisaje social de los seres humanos, desde el neolítico.
Las máquinas para trabajar textiles y para extraer carbón de las minas son características del
comienzo de la primera revolución industrial, aunque lo más representativo de este periodo
estaba por venir. En 1769 James Watt patentó la primera de los miles de máquinas de vapor
que habían de ser usadas durante esta época en barcos, trenes, construcciones y fábricas de
diversas índoles, a lo largo y ancho del mundo.
El personaje más destacado de la primera revolución industrial es, por lo tanto, el escocés
James Watt, quien inventó y patentó la máquina de vapor en 1769.
Durante este segundo periodo de grandes avances técnicos vividos por la humanidad, hubo una
serie de personajes, invenciones y sucesos notables que habían de cambiar el tipo de industria
que las naciones ostentaban, así como sus sistemas económicos, científicos, educativos,
laborales y políticos.
Además de lo mencionado, la segunda revolución industrial destaca como una etapa importante
para la humanidad por representar también lo que los historiadores económicos llaman “primera
globalización”.
Por otra parte, el auge del motor de combustión interna representa a la vez el auge en el uso
de nuevos combustibles como el petróleo y el gas, que serían la base del desarrollo económico
de las naciones durante el siglo entrante.
Pero volviendo al auge de los medios de transporte nacidos durante la primera revolución
industrial, como son el ferrocarril y los barcos propulsados con vapor, cabe decir que su
desarrollo durante la segunda revolución industrial fue espectacular.
De contar con aproximadamente 4000 kilómetros de vías férreas en 1840, para 1870 el
continente europeo pasó a tener más de 100,000, mientras que Estados Unidos llegó a construir
más de 70,000 kilómetros, en escasos 30 años. Esto reafirmó al tren como el medio de
transporte terrestre más utilizado, creándose así las grandes redes transcontinentales de
América del Norte (hacia 1870) y de Eurasia (Transiberiano y Orient Express, hacia 1900).
El desarrollo exponencial de las vías del ferrocarril, al tiempo que estructuró un nuevo modelo
de comercio internacional basado en la producción especializada de cada país y en el
intercambio de materias a partir de precios estandarizados, también posibilitó enormes
movimientos migratorios, al igual que los barcos de calderas que incluso transportaban grandes
masas de gente en viajes intercontinentales, como fue el caso de los 55 millones de europeos
que migraron a Norteamérica entre 1850 y 1940.
El segundo motivo del gran crecimiento poblacional que ocurriera en Europa y la mayor parte
del mundo industrializado durante los siglos XVIII y XIX, fue la reducción de la tasa de mortalidad
que generaron los avances en medicina, que más bien llevaron a un crecimiento sostenido en
las tazas de natalidad.
Estas revoluciones industriales son dos sucesos importantísimos para la humanidad, ya que a
partir de ellas se desarrollaron las tecnologías que han permitido mejorar y prolongar la vida,
fundando los principios de nuestro actual estilo de vida; sin embargo, sus efectos negativos no
fueron calculados con agudeza suficiente y hoy en día los altos niveles de generación de CO2
derivados de la gran industrialización son la principal fuente de uno de los mayores problemas
de la actualidad: el calentamiento global.
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Durante este periodo el coste de los transportes experimentó un gran descenso que permitió
la integración de los mercados hasta entonces muy desconectados, esto se pone de
manifiesto, por ejemplo en el precio del trigo y maíz en Inglaterra y Estados Unidos, mientras
que en 1860 el precio del trigo en Liverpool casi doblaba el del mercado de Chicago; hacia
1915 los precios eran casi iguales. Este abaratamiento impulsó el comercio internacional, la
integración de los mercados nacionales e internacionales, la unión de zonas productoras y
consumidoras de todo tipo de recursos y las migraciones generalizadas de personas.
El cambio en el ferrocarril fue espectacular y siguió siendo el medio de comunicación terrestre
más utilizado. Así, mientras que en 1840 el desarrollo ferroviario era todavía escaso,
en Europa solo nueve países habían construido alguna línea ferroviaria, con una red en todo
el continente de menos de 4000 kilómetros y solo cuatro países (Gran
Bretaña, Alemania, Francia y Bélgica) que habían superado los 300 kilómetros, en Estados
Unidos en esa misma fecha se habían construido 4510 kilómetros. Treinta años después, en
1870, se había consolidado este medio y se superaban en Europa los 100 000 km de
extensión y en Estados Unidos 70 000.
España en 1848, fue el décimo país del mundo en inaugurar una línea ferroviaria, la de
Barcelona a Mataró, aunque en 1837 ya había entrado en funcionamiento el ferrocarril entre la
Habana y Güines en la Cuba española; a estos les siguió en 1851 la línea entre Madrid y
Aranjuez. Se siguieron construyendo vías ferroviarias desde los lugares en los que se había
originado (Europa Occidental y noreste de los EE. UU.) hacia lugares más lejanos, creándose
así las grandes redes transcontinentales de América del Norte (hacia 1870) y Eurasia, como
por ejemplo el Transiberiano y el Expreso de Oriente hacia 1900.
El desarrollo del transporte naval fue también muy notable. Por un lado los clípers que
llegaban desde Inglaterra hasta el Pacífico y Australia, supusieron el canto del cisne de la
navegación a vela. Pero lo más importante fue la aplicación sistemática a los barcos
de calderas a vapor de triple y cuádruple expansión mucho más eficientes, la introducción del
casco de hierro en 1860 y posteriormente de acero en 1879 y la aplicación de la turbina a
vapor en 1894. Estas innovaciones disminuyeron los costes de mantenimiento y
funcionamiento de las naves y aumentaron el espacio reservado para las mercancías y los
pasajeros. Hacia 1880 también se disminuyeron las tripulaciones y los costes con la
desaparición del velamen auxiliar del que disponían todavía los barcos a vapor. Todos estos
cambios permitieron reducir los fletes del transporte atlántico en un 45 por ciento.5
El capitalismo[editar]
El desarrollo del capitalismo monopolista en la segunda mitad del siglo XIX se produjo en el
marco de un nuevo ciclo de expansión general y fue acompañado de un nuevo crecimiento de
las fuerzas productivas de varios países. De este modo, el capital se centralizó y la producción
se concentró al formarse el monopolio con el acuerdo y unión de capitalistas. Así, los
monopolios lograron determinar las condiciones de venta de gran parte de los productos,
fijando los precios y obteniendo por ende mayores ganancias. Sin embargo, los monopolios, si
bien tendieron a lograr un mayor o mejor control de los mercados, no eliminaron por completo
la lucha por la competencia, la cual ocurrió tanto entre las mismas corporaciones monopolistas
como entre las empresas que se mantuvieron al margen de los carteles y de los trusts. Por el
contrario, la hicieron más violenta tanto a nivel de los mercados internos como de los
internacionales. En este escenario, los bancos jugaron un nuevo papel decisivo para la
transformación del capitalismo en un fenómeno que caracterizaría a la segunda parte del siglo
XIX, así como a la primera del siglo XX: el imperialismo (es decir, los intentos de establecer o
mantener una soberanía formal de una potencia determinada sobre otras sociedades
subordinadas a esta).
Durante este período, el imperio alemán rivalizó o sustituyó al de Gran Bretaña y de Irlanda
como la nación industrial primaria en Europa. Esto ocurrió como resultado de varios factores.
Alemania, habiéndose industrializado después de Gran Bretaña, pudo modelar sus fábricas
como las de Gran Bretaña, ahorrando así una cantidad substancial de capital, esfuerzo y
tiempo. Mientras que Alemania hizo uso de los últimos conceptos tecnológicos, los británicos
continuaron utilizando tecnología costosa y anticuada. En el desarrollo de la ciencia y la
investigación pura, los alemanes invirtieron más pesadamente que los británicos,
especialmente en la industria química. El sistema alemán del cartel(conocido como Konzerne),
siendo perceptiblemente concentrado, podía hacer un uso más eficiente del capital fluido.
Algunos creen que los pagos de reparación exigidos de Francia después de su derrota en
la Guerra Franco-Prusiana de 1870 y 1871 habría proporcionado el capital necesario para
permitir inversiones públicas masivas en infraestructura como ferrocarriles. Esto proporcionó
un mercado grande para los productos de acero innovadores y facilitó el transporte. La
anexión por parte de las provincias de Alsacia y Lorena, provocó que una parte de la que
había sido la base industrial francesa pasase a Alemania. En los Estados Unidos la Segunda
Revolución Industrial se asocia comúnmente a la electrificación según lo iniciado por Nikola
Tesla, Thomas Alva Edison y George Westinghouse y por la gerencia científica según lo
aplicado por Frederick Winslow Taylor.
Véase también[editar]
Era de la máquina
Industrialización
Lean Manufacturing
Ludismo
Monozukuri
Primera globalización
Revolución Industrial
Sistema de producción
Sistema de producción Toyota
Tercera revolución industrial
Teoría de Olduvai
Referencias[editar]
1. ↑ Saltar a:a b Bilbao, Luis M.; Lanza, Ramón. Universidad Autónoma de Madrid, ed. Historia
económica (LOS INICIOS DE LA SEGUNDA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL, 1870-1914).
Consultado el 23 de mayo de 2015.
2. ↑ «Segundo grupo de países que se industrializan». elergonomista. 2010. Archivado desde el
original el 27 de febrero de 2010. Consultado el 30 de diciembre de 2010.
3. ↑ Comín Comín, Alberto (2011). «6». Historia económica mundial. De los orígenes a la
actualidad. Alianza Editorial. ISBN 978-84-206-5476-8.
4. ↑ Landes, David. Progreso tecnológico y revolución industrial, Madrid, Tecnos, 1979.
5. ↑ Comín, Francisco. «La segunda industrialización en el marco de la primera globalización
(1870-1913)». Historia económica mundial siglox X-XX. Crítica. ISBN 84-8432-648-9.
6. ↑ Rodríguez Osuna, Jacinto (21 de noviembre de 2015). «Migraciones exteriores, transición
demográfica y proceso de desarrollo». Revista Española de Investigaciones Sociológicas.
7. ↑ [1]
8. ↑ [2]
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Edad Contemporánea
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Economía del siglo XIX
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HISTORIA CONTEMPORANEA
17 MAY 2019
LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL:
CAUSAS, DESARROLLO Y
CONSECUENCIAS
La mayor transformación social que se ha producido en los últimos siglos ha sido
producto de la Revolución Industrial ¿Sabes qué es lo que ocurrió realmente
durante esta época y qué consecuencias tuvo a nivel mundial?. Una revolución
que muchos comparan con la tecnológica que se vive actualmente aunque para
comprenderla mejor nada como ir atrás en el tiempo y explicaros cómo se gestó,
como se desarrolló y sobre todo qué consecuencias trajo a la vida de la
humanidad. A continuación en Sobre Historia, todo sobre la Revolución
Industrial.
Cambios tecnológicos como los que ya he dicho, con la industria del carbón en
marcha y la máquina de vapor se mezclaron con cambios culturales que se
plasmarán en un impresionante aumento de los conocimientos en todas las
ramas, tanto científicas como técnicas y sanitarias. Los cambios sociales más
notables derivan del crecimiento de las ciudades y el consiguiente éxodo en
zonas rurales. Al mismo tiempo se produce un fuerte aumento demográfico, a
consecuencia de la elevada natalidad y el descenso de la mortalidad
catastrófica, dado que se produjeron también avances sanitarios, como las
vacunas, y a una mejor alimentación de la población. Esto provocará que la
población europea se multiplique en pocos años tanto por nuevos nacimientos
como porque se alarga (aunque sea un poco) la esperanza de vida.
En primer lugar porque crearon una industria textil con la que acumularon
capital suficiente como para continuar con los estudios e innovaciones
tecnológicas, y en segundo lugar, porque su vasto imperio colonial otorgaba el
material económico y en materias primas como para afrontar con garantías la
llegada de esta segunda fase en la que la siderurgia y el ferrocarril serían los
elementos principales.
Sin embargo, aquella Revolución Industrial también tuvo sus puntos
negros, que en este caso se reflejaban en la cada vez mayor explotación laboral.
Jornadas de quince horas y el nacimiento de lo que Karl Marx definió
como alienamiento de los trabajadores.
El ritmo de aquellos años parecía por momentos frenético. Era una carrera
contrarreloj por ser los primeros en la que Inglaterra, Estados
Unidos y Francia habían adquirido ventaja. Pero aquel imperialismo; aquella
supremacía, no hizo sino crear más tensiones entre determinados
países. Alemania e Italia se veían relegados y pronto surgieron los conflictos
políticos… estábamos ante las puertas de la Primera Guerra Mundial.
Por lo tanto, la Revolución Industrial supuso el primer gran éxodo masivo del
campo a la ciudad. Las principales urbes que se beneficiaron de la Revolución
Industrial multiplicaron su población en muy poco tiempo, algo para lo que no
estaban preparadas, por lo que las condiciones de vida de los trabajadores que
llegaban a ella eran enormemente pobres. El hacinamiento, salubridad y limpieza
se hicieron constantes y, como ya se ha indicado anteriormente,
las enfermedades y los problemas de todo tipo hicieron rápida mella en una
población desnutrida que trabajaba hasta la extenuación. Pero, además de lo ya
mencionado, también hay que remarcar que las ciudades y los gobiernos también
se tuvieron que adaptar a este crecimiento desmedido y fue entonces cuando se
empezaron a popularizar los sistemas de limpieza públicos y se instauraron
normativas relacionadas con la salud pública y la construcción que fueron las
bases de las legislaciones modernas para esos ámbitos, aspectos en los que
anteriormente no se había reparado al no ser necesarios.
Además, la industrialización también mejoró la vida de la sociedad en general.
La mejora de las carreteras y la popularización de medios de transporte cada
vez más rápidos y efectivos también permitió que llegasen a la ciudad más
alimentos en menos tiempo, lo que mejoró ostensiblemente la calidad de vida de
las personas que vivían allí. Por otro lado, la disminución en los costes de
producción permitió el acceso de mucha más gente a productos que
anteriormente solo se podían permitir los más ricos, entre ellos productos de
primera necesidad como la ropa o el calzado. Además, el avance de la industria
del papel llevó también a la popularización de la prensa escrita y a la aparición
de libros más pequeños a precios reducidos que podían ser adquiridos por la
inmensa mayoría de la población.
Por último, la Revolución Industrial, a través de todas las mejoras que hemos
mencionado y muchas más que trajo consigo, también hizo aumentar la
esperanza de vida de la población en general y, pese a las truculentas
condiciones de vida a las que tuvieron que enfrentarse los primeros trabajadores
de esas fábricas, la calidad de vida mejoró enormemente con el paso del tiempo
gracias a los avances industriales y a las medidas de protección y salubridad que
se fueron imponiendo con el paso del tiempo.
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4. ux dice:
septiembre 21, 2011 a las 00:21
6. ariel dice:
julio 1, 2011 a las 18:19
7. ariel dice:
junio 25, 2011 a las 19:28
9. luis dice:
junio 20, 2011 a las 03:32
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La primera y segunda
revolución industrial
Rafael Galeano / marzo 13, 2019
El Turbinia (fotografía de 1897), primer barco propulsado con turbinas a vapor
Desde la revolución neolítica el mundo no había vivido un cambio de tal magnitud. Fue a mediados del siglo
XVIII y hasta mediados del siguiente cuando, en Inglaterra, se alteraron los medios de trabajo y la estructura
de la sociedad. Cambios significativos: de lo rural a lo urbano, del trabajo manual al mecánico y de un taller
artesanal a una fábrica.
¿Por qué?
Por los descubrimientos científico-técnicos, que favorecieron la revolución de la agricultura. Sin olvidar el
cambio social (y mental) que supuso la revolución francesa.
Crecimiento demográfico
En un siglo Europa dobló su población (a comienzos del XIX estaba poblada por 187 millones y en 1900 eran
ya 400). Semejante cambio fue debido a tres factores: natalidad, mortalidad y movimientos migratorios. Hubo
una disminución de mortalidad debido a los progresos médicos (entre otras ciencias) y las ideas de la
Ilustración en favor de la higiene. Aunque seguía siendo elevada la mortalidad infantil, a pesar de las
hambrunas y epidemias (como el cólera, la tos ferina o la viruela). Los cambios, la revolución, fue paulatina.
Los movimientos migratorios también fueron masivos, sobre todo a EE.UU. y Canadá, pero también fueron
de los campos a las ciudades, y éstas, crecieron. Y se transformaron. El centro era la industria. Nace la nueva
urbanización. Una ciudad superpoblada, con falta de higiene, insalubre y donde tiene cabida todo tipo de
delincuencia.
Desarrollo de la agricultura, la industria y los transportes
Se habla de revolución agrícola por la introducción en el ciclo de producción de plantas escardadoras ricas en
nitrógeno.
¿Qué supuso?
-Suprimir el barbecho y alternar en el mismo año granos para la alimentación humana con forrajes para la
alimentación animal.
-Nuevos arados y cosechadoras, drenaje de pantanos y aplicación de productos químicos en los abonos.
-Intensificación de los rendimientos y especialización según la zona en ciertos productos con la consiguiente
comercialización.
-La ganadería, ahora, también se emplea para la alimentación y otro tipo de consumo (carne, leche, lana, etc.).
Así, el incremento demográfico, por así decirlo, podía estar alimentado. Mucho mejor alimentado. Una
población que pasa a ser mano de obra en las fábricas. Una industria que se benefició de lo que la agricultura
aportaba: alimentos, mercado, capital y mano de obra. Una industria que ya no precisaba de energía humana o
animal sino de la hidráulica o la del vapor liberado por la combustión del carbón. Un carbón clave en esta
revolución, como el hierro.
En Inglaterra se inicia la revolución. Estas tierras contaban con mano de obra y numerosas materias primas
como lana, hierro y hulla (carbón). Además, coincidió con una favorable época de buenas cosechas lo que
supuso excedente alimenticio.
La industrialización inglesa
-Sector textil: inventan la lanzadera y la máquina de hilar.
La nueva sociedad
Aparece la sociedad de clases. La aristocracia no desaparece, sigue siendo dueña de latifundios por Europa, y
se desarrolla la burguesía, que posee las nuevas industrias, y, a su vez, nace el proletariado, los obreros de
esas fábricas. El poder político es aristócrata, bajo la fachada demócrata y liberal. Sigue ocupando cargos en
el ejército y en la diplomacia. Eso sí, la alta burguesía, aunque poco a poco, y aliándose con la aristocracia,
hace frente a campesinos y obreros. Existe una baja burguesía, una clase media digamos, que ocupa cargos
importantes pero siempre de menor nivel.
En el primer escalón se encuentran campesinos y proletarios. Apenas había quien tenía tierras, y, los
primeros, siempre dependían de buenas cosechas. El obrero, en fábricas, casi formando parte del proceso
mecánico, trabajaba sin agua corriente, ventilación, apenas luz, y, además, se veía indefenso si enfermaba o si
tenía un accidente. Tenía que ver cómo explotaban a su familia y recibía un salario miserable. Si se quejaba le
despedían y otro obrero ocupaba su lugar.
Muchos aceptaron las condiciones sin hacer nada, otros acababan desmoralizados y terminaban o quitándose
la vida o actuando de forma violenta en las calles (alcohol, prostitución). Pero otros, aquellos que no
aceptaron la deshumanización de las fábricas, se unieron y formaron organizaciones de resistencia. Nació así
el movimiento obrero. En 1864 se formó la Primera Internacional obrera, la AIT (se ahondará en sucesivos
apuntes).
De todas formas, en 1873 se vivió una gran depresión que supuso la bajada de precios. Los gobiernos
actuaron de manera proteccionista estimulando colonialismos y recuperando la economía, expandiéndola. Así,
creció la producción, los precios y los salarios.
Los conocimientos científicos desarrollaron nuevas tecnologías y las instituciones liberales y demócratas
salieron beneficiadas. Además, el incremento demográfico supuso un incremento de la emigración europea,
creando mercados mundiales y el consiguiente colonialismo. Lo más destacado de estas nuevas tecnologías
fue el perfeccionamiento de la maquinaria, clave para el desarrollo industrial. Tanto, que surgió el taylorismo,
es decir, el trabajo en cadena, que además supuso que las empresas tuvieran que modernizarse si querían
seguir siendo competitivas. Por lo tanto, hubo una concentración empresarial claramente capitalista y de
mucha fuerza que se asoció:
Cártel: empresas independientes que pretenden eliminar la competencia entre ellas marcando la producción,
venta y precios de su sector.
Holding: compañía que controla a distintas empresas adquiriéndolas (o haciéndose con la mayoría de sus
acciones).
Trust: son empresas bajo otra gran central que domina un sector de la economía controlando toda la
comercialización.
Alemania: fue unificarse como estado y comenzó a industrializarse. Esa unión supuso una mejor
comunicación. Tras la crisis de 1873 su gobierno adoptó las medidas proteccionistas y, al contar con fuertes
empresas siderúrgicas, químicas y eléctricas, el país se convirtió en la segunda potencia mundial.
Francia: Seguía siendo una fuerte potencia durante el siglo XIX gracias a su industria textil pero el resto de
su industria no estuvo a la altura de Inglaterra o Alemania ya que su proceso fue lento. Además su agricultura
y ganadería estaban en crisis y no contaba con suficiente carbón para competir. Eso sí, su red ferroviaria era
eficiente.
EE.UU.: el caso de esta nueva nación es de interés en cuanto a capacidad para crecer de forma rápida y eficaz.
Su enorme extensión y sus cuantiosas materias primas supusieron un desarrollo extraordinario. Contaba con
todo lo anteriormente expuesto de las otras potencias.
Rusia: su industria, para competir, era deficiente. Fue el estado y el capital extranjero quienes impulsaron la
economía. Así se construyeron carreteras, ferrocarriles y demás industria. Hubo que esperar décadas para una
industria capaz de estar a la altura del resto del mundo.
Bibliografía: RIVAS, L.: Economía y sociedad en el siglo XIX. La primera revolución industrial. Historia
Contemporánea. Grado de Historia del Arte. Madrid. Editorial Universitas, S.A. 2010. pp.73-87
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Etapa que abarcó los años 1750 hasta 1870 Etapa que abarcó los años 1880 hasta 191
Las fuentes energéticas eran principalmente el Las fuentes energéticas eran el gas, el petr
carbón y el vapor de agua la electricidad
Los principales sectores económicos eran el Los principales sectores económicos eran
algodón, la metalurgia y el transporte acero y la industria química
La mano de obra característica de esta etapa fue La mano de obra característica de esta eta
la clase obrera NO organizada la clase obrera organizada
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10 CARACTERÍSTICAS DE LA
REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
Te explicamos qué fue la Revolución Industrial y cuáles son sus características
generales. Además, sus causas, consecuencias e inventos principales.
1. Fases o Etapas
Las dos fases de la Revolución Industrial se asocian a diferentes tecnologías y
fenómenos sociales.
Máquina de vapor: Patentada en escocia por James Watt en 1762. Su fabricación masiva
comienza en 1782. Se utiliza el vapor de agua para producir movimiento rotatorio. El
combustible utilizado es el carbón mineral (coque). Aumenta capacidad de trabajo.
Acero: Aunque hay evidencia del uso del acero desde 3.000 años antes de Cristo, Henry
Bessemer descubrió un método para la producción masiva de acero, un producto de gran
utilidad industrial por su tenacidad, ductilidad y maleabilidad. Es un elemento indispensable
de las nuevas máquinas herramientas.
2. Causas
Diversos factores en Reino Unido propiciaron los cambios de la Revolución
Industrial, que luego se expandieron por el resto de Europa:
Disponibilidad de mano de obra: Las tierras comunales fueron tomadas por nobles en los
siglos XVI y XVII, expulsando a los campesinos.
Comercio internacional: La capacidad naval inglesa, muy superior a la de otros países, los
impuso en el comercio mundial, abriendo mercados donde la producción masiva que
traería esta revolución encontraría consumidores.
4. Condiciones de trabajo
Antes de la organización de los sectores de trabajadores, no existían leyes
que regularan el trabajo del proletariado. Dado que había un amplio sector
de la población sin recursos económicos, muchas personas aceptaban
trabajos en cualquier condición. Por eso, las jornadas laborales eran tan largas
que se tornaban insalubres, además de que estaba permitido el trabajo infantil.
5. Medios de transporte
Entre los nuevos inventos se encuentran nuevas formas de transportar
personas y mercadería.
Ferrocarril: Es el impacto más directo que tuvo la revolución en los medios de transporte,
ya que es la aplicación de la máquina de vapor y del uso del carbón. Fue creado en el siglo
XVII, creando una forma mucho más rápida de traslado entre ciudades y pequeñas
poblaciones. También afectó las comunicaciones ya que desde 1830 comenzó a
transportar correo.
6. Innovación
Hasta la revolución industrial, las diversas formas de producción artesanal se
transmitían de maestro a aprendiz, sufriendo mínimas modificaciones en
largos períodos de tiempo. Por el contrario, la fuerza principal que va a activar
la industria a partir del siglo XVII en adelante va a ser la innovación: los
descubrimientos científicos y los cambios tecnológicos son desde este
momento la base de la producción industrial.
7. Capitalismo
La inversión privada, la producción masiva de mercancías y los bajos costos
de producción (gracias a las máquinas y al bajo costo de la mano de obra)
permitieron el acopio de bienes, tanto dinero como tierras y maquinaria. A este
acopio se lo denomina “acumulación de capital” y es la motivación y la base
del capitalismo. Este sistema económico que actualmente rige las economías
de casi todo el mundo sólo podría nacer en el contexto de la revolución
industrial.
9. Contaminación
Los grandes conglomerados urbanos multiplicaron la concentración de
contaminantes propios de las ciudades: residuos orgánicos y contaminantes
atmosféricos provenientes de las estufas.
10. Consumismo
La producción artesanal tiene como objetivo la obtención de productos únicos
que habitualmente son utilizados durante largos períodos de tiempo, hasta el
punto de que el mismo producto puede ser pasado de generación en
generación. Es decir que una producción lenta requiere un uso y consumo a
largo plazo. Por el contrario, la producción industrial no sólo es mucho más
rápida sino que además crea un número mucho mayor de mercancías.
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Índice
1. Fases o Etapas
2. Causas
3. Nuevas clases sociales
4. Condiciones de trabajo
5. Medios de transporte
6. Innovación
7. Capitalismo
8. Nuevas formas de imperialismo
9. Contaminación
10. Consumismo
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A lo largo de la Historia ha habido momentos clave que han supuesto cambios radicales en la vida de las
personas. Conocer y comprender estos momentos nos ofrece una mejor perspectiva sobre las
consecuencias de nuestras decisiones.
La economía en ...
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Llamamos Revolución Industrial al cambio fundamental que se produce en una sociedad cuando su
economía deja de basarse en la agricultura y la artesanía para depender de la industria. Localización: La
Revolución Industrial nace en Gran Bretaña y se extiende luego al resto de Europa. Antecedentes: La
economía existente antes de la revolución industrial estaba basada en el mundo agrario y artesanal; tres
cuartas partes de la población subsistían con trabajos agropecuarios. Principalmente estaba basada en
el autoconsumo y no en la comercialización de los productos obtenidos, puesto que además la
productividad era muy baja. Las ciudades eran pocas, pequeñas y poco desarrolladas. Hay que recordar
que el régimen de gobierno de estas sociedades eran las monarquías absolutistas, en las que todo,
incluyendo las personas, se consideraban una propiedad del rey.
Origen y nacimiento de la Revolución Industrial: Nace en Gran Bretaña a mediados del siglo XVIII. Fue
posible por la existencia de una monarquía liberal y no absolutista, que consiguió evitar el panorama de
revoluciones que se estaban extendiendo en otros países. Gran Bretaña quedó libre de guerras, ya que
aunque estuvo involucrada en algunas, no se desarrollaron en su territorio. A esto se unió una moneda
estable y un sistema bancario bien organizado. El Banco de Inglaterra se fundó en 1694.
Principales características: Se produce un cambio rápido y en profundidad que afecta a todas las
estructuras de la sociedad. Los cambios serán tecnológicos, socioeconómicos y culturales. Los
tecnológicos irán desde el uso de nuevos materiales como el acero a fuentes energéticas como el
carbón y máquinas motrices como la máquina de vapor, considerada como el motor inicial de la
Revolución Industrial. Aparecen las máquinas de hilar y tejer, que consiguen aumentar rápidamente la
producción con poco personal. Surgen técnicas para el desarrollo del trabajo y la especialización de la
mano de obra. El transporte se desarrolla tanto por trenes como por barcos, lo que junto con otros
inventos harán crecer el papel de la industria y el comercio.
Los cambios culturales se plasmarán en un impresionante aumento de los conocimientos en todas las
ramas, tanto científicas como técnicas y sanitarias. Los cambios sociales más notables derivan del
crecimiento de las ciudades y el consiguiente éxodo en zonas rurales. Al mismo tiempo se produce un
fuerte aumento demográfico, como consecuencia de la elevada natalidad y el descenso de la mortalidad
catastrófica (gracias a avances sanitarios, como las vacunas, y a una mejor alimentación de la
población). Esto provocará que la población europea se multiplique en pocos años.
Al tiempo que se desarrolla una clase burguesa, el éxodo de población rural hacia las ciudades (la
revolución agrícola disminuyó las necesidades de mano de obra en el campo) da lugar a la aparición de
una nueva clase trabajadora que se agrupa en suburbios cercanos a las fábricas, a partir de los
barracones en los que viven los obreros. Las condiciones de vida de estos empleados son penosas,
tanto en las fábricas donde trabajan como en los suburbios en los que habitan. En las fábricas
encontrarán humedad, poca ventilación, ninguna seguridad laboral y jornadas que superan las doce
horas diarias, siete días a la semana. En los suburbios superpoblados y sucios son víctimas de
epidemias de fácil propagación. La cantidad de personas afectadas por estas condiciones les lleva a
organizarse para la defensa de sus intereses y aparecen los movimientos obreros de protesta.
La revolución industrial fuera de Europa: En Estados Unidos comenzó al terminar la guerra civil, a
finales del siglo XIX. Estados Unidos había alcanzado a Gran Bretaña en potencial industrial y tenía un
mercado interior muy dinámico en un extenso territorio. La construcción de la red de ferrocarriles
permitió la colonización del Oeste, y la industrialización se basó en la aplicación temprana de las
innovaciones tecnológicas y una fuerte concentración empresarial. En Japón la industrialización
comenzó por la actividad textil. Las características principales fueron el patrocinio del Estado en la
construcción de ferrocarriles y bancos, la existencia de una mano de obra barata y disciplinada, fácil
adaptación a la tecnología occidental y grandes grupos industriales muy competitivos orientados a la
exportación. Este periodo fue denominado como Era Meiji o Era de la Luz: Japón se había convertido en
una gran potencia.
Enlaces
http://ntic.educacion.es/w3//eos/MaterialesEducativos/bachillerato/historia/rev_industrial/textos.h
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http://www.claseshistoria.com/revolucionindustrial/1revolucionindustrial.htm
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Vida
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Para otros usos de este término, véase Vida (desambiguación).
El término vida (en latín: vita)?,1desde la biología, hace referencia a aquello que distingue a los
reinos animal, vegetal, hongos, protistas, arqueas y bacterias del resto de las
realidades naturales. Implica las capacidades de organización, crecimiento, metabolizar,
responder a estímulos externos, reproducirse y morir.
A pesar de que no puede indicarse con precisión, la evidencia sugiere que ha existido vida en
la Tierra durante 3700 millones de años al menos,23 aunque algunos estudios la datan desde
hace 4250 millones de años,4 o incluso 4400 millones de años, según un estudio publicado
en Nature.5
Científicamente, puede definirse como la capacidad de administrar los recursos internos de
un ser físico de forma adaptada a los cambios producidos en su medio, sin que exista
una correspondencia directa de causa y efecto entre el ser que administra los recursos y el
cambio introducido en el medio por ese ser, sino una asíntota de aproximación al ideal
establecido por dicho ser, ideal que nunca llega a su consecución completa por la dinámica
del medio.6
La Tierra es el único lugar del Universo del que se sabe que hay vida; cuna y hogar de la Humanidad, y
de todas las formas de vida conocidas.
Índice
1Generalidades
o 1.1En la ciencia
o 1.2En la química
o 1.3En la filosofía
o 1.4En la religión
2Visión retrospectiva del concepto de vida
3Vida y biología
4Lo vivo
o 4.1Las tres funciones básicas de todos los seres vivos
o 4.2Las bases de lo vivo
o 4.3Qué no es vida
o 4.4Vida en la Tierra
5Rasgos comunes de las estructuras orgánicas
6El origen de la vida
o 6.1Ejemplo de modelo híbrido
7Vida sintética
8Astrobiología
9Especulaciones recientes
10Interpretaciones de la vida según diversas religiones
11Véase también
12Referencias
13Bibliografía adicional
14Enlaces externos
Generalidades[editar]
En la ciencia[editar]
En términos científicos, y para la física y otras ciencias afines, la vida hace referencia a la
duración de las cosas o a su proceso de evolución (vida media, ciclo vital de las estrellas).7
En biología, se considera la condición interna esencial que categoriza, tanto por sus
semejanzas como diferencias, a los seres vivos. En general, es el estado intermedio entre
el nacimiento y la muerte. Desde un punto de vista bioquímico, la vida puede definirse como
un estado o carácter especial de la materia alcanzado por estructuras moleculares
específicas, con capacidad para desarrollarse, mantenerse en un ambiente, reconocer y
responder a estímulos y reproducirse permitiendo la continuidad.
Las estructuras de vida biomoleculares establecen un rango de estabilidad que permite que la
vida sea continuada, dinámica y finalmente evolutiva. Así pues, los seres vivos se distinguen
de los seres inertes por un conjunto de características, siendo las más importantes la
organización molecular, la reproducción, la evolución y el manejo no espontáneo de su
energía interna.
En la medicina, existen distintas interpretaciones científicas sobre el momento determinado en
el que comienza a existir la vida humana,8 según las diferentes perspectivas filosóficas,
religiosas, culturales, y según los imperativos legales. Para algunos, la vida existe desde que
se fecunda el óvulo;9 para otros, desde que ya no es posible legalmente el aborto,10 hasta el
cese irreversible de la actividad cerebral o muerte cerebral. Se define también la vida
vegetativa como un conjunto de funciones involuntarias nerviosas y hormonales que adecuan
el medio interno para que el organismo responda en las mejores circunstancias a las
condiciones del medio externo, funciones que parecen estar regidas por el hipotálamo y el eje
hipotálamo-hipofisario.11
En cosmología, aún no se conoce ni se sabe si será posible conocer la existencia de vida en
otros lugares del Universo distintos de la Tierra, pero científicos como el ya difunto
divulgador Carl Sagan piensan que, probabilísticamente hablando, y teniendo en cuenta las
condiciones necesarias para la vida tal como la conocemos, el cosmos es tan inmenso que se
hace necesaria la existencia de, incluso, civilizaciones avanzadas en otros planetas.12
La ecuación de Drake es un intento de estimación inicial del número de civilizaciones
existentes fuera de la Tierra.13 Una serie de proyectos científicos, los proyectos SETI, están
dedicados a la búsqueda de vida inteligente extraterrestre. Por otra parte, la reciente teoría de
supercuerdas lleva, entre otras conclusiones, a la posible existencia de infinitos universos
paralelos en parte de los cuales existirían mundos con vida idénticos al que conocemos, así
como también, en otros universos, mundos con variaciones respecto al nuestro desde sutiles
hasta totales, dentro de un enorme —aunque finito— abanico de posibilidades.
Desde la perspectiva de la psicología, la vida es un sentimiento apreciativo por las
interacciones del ego con el medio, y, por reacción a dicho sentimiento, la lucha por sostener
su homeostasis en estado preferente.
En la química[editar]
Según el Premio Nobel de Química Ilya Prigogine la vida es el reino de lo no lineal, de la
autonomía del tiempo, de la multiplicidad de las estructuras, algo que no se ve en el universo
no viviente. La vida se caracteriza por la inestabilidad por la cual nacen y desaparecen
estructuras en tiempos geológicos.
Para Ilya Prigogine la vida es el tiempo que se inscribe en la materia y los fenómenos
irreversibles son el origen de la organización biológica. Todos los fenómenos biológicos son
irreversibles. Esta irreversibilidad es una propiedad común a todo el Universo, todos
envejecemos en la misma dirección porque existe una flecha del tiempo.
Para Prigogine es la función la que crea la estructura y los fenómenos irreversibles son el
origen de la organización biológica, es decir, de la vida.
La vida no se corresponde a un fenómeno único; la vida se forma cada vez que las
circunstancias planetarias son favorables. A partir de los principios de
la termodinámicasabemos que el porvenir de la vida es incierto y desconocemos hasta donde
puede llegar. Los sistemas dinámicos de la biología son inestables, por lo tanto se dirigen
hacia un porvenir que es imposible de determinar a priori. El futuro está abierto a procesos
siempre nuevos de transformación y de aumento de la complejidad de los sistemas vivos, de
la complejidad biológica, en una creación continua.14
En la filosofía[editar]
Desde una perspectiva filosófica, puede abordarse desde diferentes modos de
conceptualización: objetivismo (Edmund Husserl), dualidad alma-cuerpo
(Platón, Descartes, Max Scheller, Ludwig Klages), mente y cerebro (Henri Bergson), vida y ser
(Albert Vilanova), y la fenomenología del conocimiento y la aprehensión (Nicolai Hartmann).15
El concepto de vida o existencia, inseparable del de muerte o inexistencia, y su trascendencia,
han sido y son diferentes en los distintos lugares y épocas de la historia de la humanidad. La
importancia primordial de la vida para el ser humano influye en el lenguaje, de forma que son
numerosos los diferentes usos y expresiones que contienen este término.16
En la religión[editar]
Para la mayoría de las religiones, la vida presenta connotaciones espirituales y
trascendentales.
Fuerza interna sustancial mediante la que obra el ser que la posee.17
Filosófica:
Actividad natural inmanente autoperfectiva.
Religiosa cristiana:
La vida humana es un paso que conduce al alma de la inexistencia a la plenitud eterna en un período de
tiempo.
El pago que da el pecado es la muerte, pero el don de Dios es vida eterna en unión con Cristo. 18
Entonces Dios formó al hombre de la tierra misma, y sopló en su nariz y le dio vida. Así el hombre se
convirtió en un ser viviente.19
O bien:
Estado de actividad. Existencia animada de un ser o duración de esa existencia.20
Religiosa budista:
La vida es cada uno de los estados de reencarnación de los seres sintientes en el samsara.
Fisiológica:
Un organismo vivo es aquel, compuesto por materia orgánica (C,H,O,N,S,P), capaz de llevar a cabo
funciones tales como comer, metabolizar, excretar, respirar, moverse, crecer, reproducirse y responder
a estímulos externos.
Pero tales funciones no son del todo determinantes. Por ejemplo, ciertas bacterias
quimiosintéticas anaerobias estrictas no realizan la respiración. Hoy en día esta definición no
se ajusta correctamente y, a pesar de su popularidad inicial, ha sido ya desechada.
Metabólica:
Un sistema vivo es un objeto con una frontera definida que continuamente intercambia sustancias con el
medio circundante sin alterarse.
También ha sido rechazada por no poder incluir objetos vivos tales como las semillas, las
esporas, o bacterias encapsuladas en estado de latencia. Y también por definir como vivos
entidades tales como el fuego.
Bioquímica:
Todo organismo vivo contiene información hereditaria reproducible codificada en los ácidos nucleicos los
cuales controlan el metabolismo celular a través de unas moléculas (proteínas) llamadas enzimas que
catalizan o inhiben las diferentes reacciones biológicas.
A pesar de ser más precisa y acertada, tampoco se la considera una definición válida ya que
excluye la vida fuera de la química que conocemos y, por ejemplo, la imposibilita en el campo
cibernético o en una química distinta; algo que, hasta ahora, no se ha demostrado.
Genética:
La vida es todo organismo capaz de evolucionar por selección natural.
Una vez más, tal definición no es aceptada por muchos biólogos ya que incluye
los virus dentro del grupo de los seres vivos y podría en un futuro introducir algún virus
informático polimórfico que incluyera algún tipo de rutina avanzada de evolución darwiniana.
Por supuesto nadie diría que tal programa de ordenador fuera un sistema vivo.
Termodinámica:
Los sistemas vivos son una organización especial y localizada de la materia, donde se produce un
continuo incremento de orden sin intervención externa.
Esta definición, quizá la mejor y más completa, nace de la nueva y mejor comprensión
del Universo que se ha tenido en este último siglo. Se basa en el segundo principio de la
termodinámica, el cual dice que la entropía o desorden de un sistema aislado siempre
aumenta.
El aumento de orden en un sistema vivo no incumpliría el citado principio termodinámico, ya
que al no ser un sistema aislado tal incremento se logra siempre a expensas de un incremento
de entropía total del Universo. Así pues, la vida formaría parte también de los
llamados sistemas complejos. (véase complejidad biológica)
Vida y biología[editar]
Artículo principal: Ser vivo
Niveles
estructurales
Ciencia que lo estudia
de los sistemas
vivos
Tejidos Histología
Comunidad Ecología
Ecosistema Ecología
Biosfera Ecología
Lo vivo[editar]
Artículo principal: Principales características de los seres vivos
El estudio de la vida se llama biología y los biólogos son los que estudian sus propiedades.
Tras el estudio por parte de éstos, se hace evidente que toda reacción bioquímica capaz de
establecer una estructura homeostática que desarrolle la función metabólica, se la puede
definir como materia viva orgánica u organismo, compartiendo algunas características
comunes, producto de la selección natural:
El origen de la vida[editar]
Artículo principal: Origen de la vida
La Gran Fuente Prismática del Parque nacional Yellowstone.
Para describir en el inicio de la historia de la vida la aparición de los seres vivos, no existe un
único modelo para explicar el origen de la vida; sin embargo la mayoría de los modelos
científicos actuales aceptados se basan en los siguientes descubrimientos, los cuales son
listados en el orden en el cual han sido postulados:
Molécula de ADN.
Las estructuras moleculares esenciales para la vida, se formaron y desarrollaron por aparecer
en un preecosistema que así lo permitió, en su estado prebiótico. El origen de la vida es el
resultado termodinámico del acoplamiento de diferentes átomos en un medio que fomentó la
aparición de moléculas más complejas, pues termodinámicamente hablando era lo óptimo.
Ofreciendo un bajo potencial energético (una molécula de adenina no es físicamente reactiva,
es estable en el tiempo, y poca utilidad tiene en una central eléctrica o en una reacción de
fusión nuclear), pero alto potencial bioenergético (debidamente acoplada a una molécula de
ribosa, forma un reactivo bioquímico muy potente), favorecieron la aparición de otras
propiedades, que emergieron por la abundancia de esas moléculas.
Las formas biológicas más primitivas establecen la formación de biomoléculas, basta un
esquema simple molecular, que adecuadamente estimulado bioquímicamente hablando,
pueden dar estructuras más complejas (aminoácidos).
Según el medio iba cambiando, las estructuras también lo hacían, estableciendo un proceso
evolutivo basado en una función retroalimentada. La abundancia de biomasa, fomentó la
agudeza de ciertas propiedades, que en otras circunstancias pasarían desapercibidas, tales
como la hidrofobicidad, ósmosis, catálisis, permeabilidad, etc. La semejanza y simetría de
ciertas propiedades de ciertos elementos, generaron barreras de potencial por diferencia de
densidad; dicho medio aislado, variaba con el tiempo y los materiales generados en el interior,
desetabilizaban dicha barrera: En ocasiones, cierta parte de esa barrera de potencial, se
debilitaba en ciertas partes, permitiendo la entrada de nuevos elementos
(propiedades electrolíticas). Por el simple acoplamiento debido a las diferentes propiedades de
densidad de los elementos, las disposiciones de los aminoácidos comenzaron a formar
estructuras más sólidas, definiendo una clara membrana compuesta de proteínas y
emergiendo una nueva propiedad: La permeabilidad selectiva.
Según el medio contuviese más o menos materia orgánica, las combinaciones moleculares
darían combinaciones más complejas y con mayor potencial bioquímico. El primer
microorganismo que apareciese aportaría al medio los desechos orgánicos que no necesitase,
así como su propia estructura. Floreciendo este primer microorganismo, abriría el abaníco de
posibilidades aún más.
El alimento es la principal fuente de evolución de los seres vivos. De hecho, si la vida tiene la
forma que tiene es porque es sostenible desde un punto de vista termodinámico. Las formas
de vida que se alimentan de estructuras vivas, aportan a su sistema información de como ser
energéticamente más adaptables. La fuente de alimento es el principal resorte de selección
natural. Así se establece el ciclo retroalimentario de la siguiente manera: Las estructuras
moleculares aportan al medio estructuras orgánicas homeostáticas, a su vez estas estructuras
necesitan energía para mantenerse activas y son al mismo tiempo un aporte de variabilidad al
entorno que les rodea. Por lo que la evolución no hubiera sido posible de no existir tanto un
punto de inicio biomolecular, como estructuras homeostáticas que aporten al medio más
información de cómo ser termodinámicamente óptimo. Todo este proceso es sostenible
gracias al aporte energético de la estrella más cercana, el sol, y por la disipación de esa
energía en el frío espacio, se establece un ciclo físico y posiblemente (como es el caso del
planeta Tierra) biológico.
Vida sintética[editar]
Artículos principales: Vida sintética y Mycoplasma laboratorium.
Astrobiología[editar]
Artículo principal: Astrobiología
Para deducir el tipo de vida que pueda existir en otros planetas, se deberá comprobar el
aporte energético de la estrella más cercana, pues, si es demasiado, la energía aportada al
planeta será tan intensa que hará imposible establecer moléculas biológicamente estables; si
es escasa, las formas de vida quizás no se desarrollen más que a nivel bacteriano. Las
condiciones físicas del planeta pueden influir en la cantidad de energía que llega de la estrella
a su superficie, y establecerán los cauces de la evolución biológica, pues de florecer este tipo
de actividad, será capaz de influir en el medio, adaptarse al mismo y transformarlo. Solo ha de
cumplir el requisito termodinámico: sostenibilidad entre el aporte y la disipación energética.
Indudablemente, su esquema biomolecular será el resultado de las condiciones físicas que lo
han condicionado. Así, de forma paralela a la evolución, la selección natural es la función que
permite el desarrollo sostenible de la vida en el planeta.
Especulaciones recientes[editar]
Existe una hipótesis no demostrada que matiza la definición termodinámica de la vida, la cual
fue defendida por Lynn Margulis. Esta hipótesis considera la vida como un sistema
complejo que surgiría bajo condiciones iniciales favorables, y que localmente aceleraría la
conversión energética entre, en nuestro caso, el calor del Sol y el frío espacio. La larga vida
media de una estrella permite que este sistema vivo evolucione a niveles cada vez más
complejos de vida (complejidad biológica), dado que el sistema se perpetúa mediante material
genético de copia imperfecta (definición bioquímica) y de alguna forma es seleccionada
siempre la copia más eficiente (definición genética) siendo ésta la más favorable
termodinámicamente.
Esta interpretación no sirve para definir mejor qué es la vida, pero complementa la visión
termodinámica con un porqué. No solo lo vivo tiende a aumentar el orden sin una ayuda
material externa, sino que además este aumento del orden es perfectamente lógico con la
tendencia al desorden general, porque para ello se utiliza constantemente energía. En parte,
da una vuelta al enfoque y un ser vivo pasa de ser el que utiliza la energía para vivir al que
vive para utilizar la energía. Lo que nos lleva a la definición del principio.
Véase también[editar]
Nacer
Autopoiesis
Enfermedad
Esperanza de vida
Materia orgánica
Morbilidad
Mortalidad
Muerte
Natalidad
Salud
Ser vivo
Suicidio
Referencias[editar]
1. ↑ «vida.» Avance de la vigésima tercera edición. Diccionario de
la lengua española. Consultado el 27 de septiembre de 2014.
2. ↑ Milsom, Clare; Rigby, Sue (2009). Fossils at a Glance (2nd
edición). John Wiley & Sons. p. 134. ISBN 1405193360.
3. ↑ History of Life. Universidad de Berkeley.
4. ↑ (en inglés) Courtland, Rachel (2 de julio de 2008). «Did
newborn Earth harbour life?». New Scientist. Consultado el 27
de septiembre de 2014.
5. ↑ (en inglés) Steenhuysen, Julie (20 de mayo de 2009). «Study
turns back clock on origins of life on Earth». Reuters.
Consultado el 27 de septiembre de 2014.
6. ↑ Lynn Margulis, Captando genomas. Una teoría sobre el origen
de las especies. Editorial Kairós. (La cita aun está por depurar)
7. ↑ NASA. Life Cycle of Stars.
8. ↑
"Un tema clave en el debate [de los tiempos] del aborto es
el estatus moral del embrión y el feto", señalaba un
informe elaborado por la British Medical Association. "La
cuestión de cuándo empieza la vida se ha debatido
durante años y continúa siendo un tema en el cual los
miembros de la sociedad tienen visiones opuestas (...).
Probablemente nunca sea posible alcanzar un acuerdo
sobre esta cuestión"
[1]
Bibliografía adicional[editar]
Schrödinger, Erwin (2012). What is Life?. Cambridge
University Press. ISBN 9781107604667.
Enlaces externos[editar]
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Autores: Julián Pérez Porto y María Merino. Publicado: 2015. Actualizado: 2017.
Definicion.de: Definición de vida humana (https://definicion.de/vida-humana/)
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RESUMEN: En el trabajo nos ocupamos de la cuestión de ¿qué entender por vida humana?, que
vamos abordando a través del análisis de las concepciones antropológicas que en el plano filosófico
han ido marcando las pautas con relación al tema en cuestión en la cultura occidental, y que se
encuentran en la base de las diversas interpretaciones de la configuración personal de la vida
humana. Partiendo del supuesto de que la fundamentación antropológica de la vida humana tiene
una importancia meridiana para la solución de los disímiles problemas ético-jurídicos de la sociedad
contemporánea, nos afiliamos a las concepciones que permiten una expresión más plena o menos
excluyente de lo humano en la actualidad.
¿Qué es eso que llamamos vida humana? Según Recansens Siches, la sola cuestión nos retrotrae
a la modalidad de existencia de un ser del universo que no sólo se diferencia de los demás, “sino
que es el ser fundamental” porque su vida “es la realidad primera y radical y a la vez la base y ámbito
de todos los otros seres y la clave para la explicación de éstos” (Siches, 2009). Hasta dónde se sabe,
el ser humano es el único que hoy toma su vida y la de los demás como objeto investigación, y aquí
en la tierra no caben dudas de que la vida de todos los demás seres está cada vez más condicionada
por la actividad vital de éste. El conocimiento sobre el hombre y su vida son aspectos que tienden a
fundirse, de ahí la enorme importancia de revelar la esencia de éste como ser genérico para poder
desentrañar su singular modalidad de existencia: la existencia humana.
Señala José Ramón AMOR PAN, que “las divergencias en problemas relacionados con la vida
humana radican en diferencias fundamentales en la antropología que, explícita o implícitamente, nos
apoya” (Amor, 2005, p. 87). En un período no del todo determinado antes de nuestra era, el salmista
parece haberse percatado de ello cuando se hizo la pregunta fundamental de las humanidades:
“¿Qué es el hombre…?” (Salmos: 8:4), a la que la cultura griega tempranamente trató de dar
respuesta, estableciendo las bases para el origen de la antropología filosófica. Los sofistas fueron
los primeros filósofos en hacer de los problemas humanos el objeto principal de su reflexión,
aseverando con Protágoras que el hombre era el centro de todas las cosas (Laercio, 1990, p. 236).
Sócrates enunció que la esencia del hombre radicaba en su alma, mostrando con ello que la
racionalidad era el rasgo distintivo de lo humano, por lo que alma y cuerpo comenzaron a
diferenciarse como elementos integrantes de toda vida humana. Siguiendo a su maestro, Platón
reconoció la primacía del alma sobre el cuerpo, entendiendo que éste no era más que un obstáculo
o cárcel para el alma que preexiste y lo sobrevive. Para el filósofo griego, el hombre era
esencialmente su alma –o un alma que se puede hacer servir de un cuerpo-, por ello encaminó su
filosofía a enseñar cómo liberar al alma de la prisión del cuerpo mediante la acción purificadora del
conocimiento1. En La República aclaró que el alma perfeccionaba al cuerpo (Platón, 1991, Libro
tercero, p.485), valorando su relación con éste en la existencia humana individual y social, en la que
la función directiva o de gobierno se organizaba en correspondencia con su parte racional2.
A diferencia de Platón, que veía la relación entre el alma y el cuerpo como accidental en la vida
humana, Aristóteles consideraba al hombre como una sustancia compuesta de cuerpo y alma, en la
que el alma era la sustancia formal o “la entelequia primera de un cuerpo natural que tiene la vida
en potencia” (Aristóteles, 1969, II, 1, pp. 47-48). Reconocía que ambos elementos eran inseparables,
pero estimaba que lo que realmente distinguía a la vida humana era la presencia en ella de la razón
o alma racional. Por ello planteaba en la Política que “los hombres llegan a ser buenos y virtuosos
por tres cosas, que son la naturaleza, el hábito y la razón”, pero que encontrándose las dos primeras
también en los demás animales, “el hombre vive por la razón que sólo él posee, por lo que es preciso
que en él guarden aquellas tres cosas una armonía recíproca” (Aristóteles, 1992, VII, 12, p. 295).
Sin embargo, la vida del hombre y en general la humana no se agotan con la corporeidad y la
espiritualidad individual, porque estas son a su vez partes de un conglomerado mucho mayor que
resulta de la interacción de los propios seres humanos: la sociedad. Aristóteles también se percató
de lo anterior, por ello definió al hombre diciendo que “por naturaleza es un animal político”, al tiempo
que aseveraba “que quien por naturaleza y no por casos de fortuna carece de ciudad, está por debajo
o por encima de lo que es el hombre”. Según la visión aristotélica, la sociedad precede al hombre
como el todo a la parte por cuanto éste como individuo no se puede bastar a sí mismo, de ahí que
considere que quien sea incapaz de vivir en sociedad o a causa de su suficiencia no la necesite, “es
una bestia o un dios” (Aristóteles, 1992, Libro I, 1, pp. 158-159).
En la Edad Media encontró continuidad el pensamiento griego, pero esta vez de forma subordinada
o como medio para un cometido mucho mayor: hacer razonable la fe. Para el cristianismo, religión y
cosmovisión dominante en este período, la vida en general y la humana en particular eran el
resultado de un acto de creación, adquiriendo su esencia de manos del creador, quien creó al hombre
a imagen y semejanza suya, razón por la que el alma se llegó a interpretar como la expresión
individual de la eterna espiritualidad divina en un cuerpo mortal. “Ningún ser vivo hay que no venga
de Dios –decía San Agustín-, porque El es, ciertamente, la suma vida, la fuente de la vida” (San
Agustín, 1956, XI, 21, p. 93).
Siguiendo a Platón, San Agustín consideraba que el hombre era esencialmente alma, un alma que
se servía de un cuerpo (San Agustín, 1956, XXIII, 44, p.121), por ello, como ser libre, el hombre se
veía obligado a elegir cómo vivir, según la carne o según el alma, y asumir las consecuencias de su
elección (San Agustín, 2008). Así, basado en la concepción antropológica platónica y en su
experiencia personal, el Obispo de Hipona entendió que al hombre, a quien todo le viene de Dios
(San Agustín, 1997, I, VI, p. 14), la investigación lo debe conducir a la fe. Para ello solo tenía que
buscar la verdad en si mismo -en su interior o alma-, para que le fuera revelada, y luego purificarse
por la propia fe y lograr así su renovación (San Agustín, 1956, XXXVI, 66, 67, pp. 151-152).
Ya estos pensadores tomaban en cuenta aspectos a los que el desarrollo posterior de la reflexión
sobre la vida humana no dejará de hacer alusión: el alma o razón, el cuerpo y su proyección individual
y social. Fue así como el alma -por las posibilidades que ofrece- comenzó a ser el aspecto decisivo
en la definición de los actos humanos, que el humanismo clásico tuvo a bien distinguir de los actos
del hombre. Tomas de Aquino enunció con claridad esta diferencia en su Suma Teológica, en la que
precisaba:
De las acciones que el hombre ejecuta solamente pueden llamarse “humanas” aquellas que son
propias del hombre como tal. El hombre difiere de las criaturas irracionales en tener dominio de sus
actos. Por lo tanto, solamente aquellas acciones de las cuales el hombre es dueño pueden llamarse
con propiedad humanas. Este dominio de sus actos lo tiene por la razón y la voluntad; por eso el
libre albedrío se llama “facultad de la voluntad y de la razón”. En consecuencia sólo se podrán
considerar acciones propiamente humanas las que proceden de una voluntad deliberada. Y si
algunas otras acciones hay en el hombre, pueden llamarse acciones del hombre; pero no
propiamente humanas, porque no son del hombre en cuanto tal. (de Aquino, 1954, 1,1, p. 101)
La causa de esa superación algunos la veían en la casualidad, como Hobbes4, mientras que otros
–la mayoría- consideraban que era la resultante de una inclinación natural a vivir en sociedad, que
Kant estimó que coexistía con la inclinación a aislarse5, pero en fin, todos aceptaban de una forma
u otra que su desarrollo pleno el hombre lo alcanzaba viviendo en sociedad. Con independencia de
los argumentos, los diversos enfoques tendieron a destacar que el hombre individual es universal,
que es la unidad primaria del género humano. El hombre como género expresa lo común, esencial
y necesario de cada uno de sus miembros, con lo cual al mismo tiempo se niega a sí mismo porque
formando parte de ese rasgo común que lo caracteriza se encuentra la libertad individual que tiende
a afirmar su particular existencia frente a la vida genérica o comunidad existencial. La corriente
iusnaturalista derivará la generalidad de su carácter natural, postulando que los hombres son libres
por naturaleza, de donde se infiere su tendencia natural, genérica, a la afirmación de su
individualidad como ente particular. Los racionalistas lo harán de su razón, entendiendo que el
hombre debe ser racionalmente libre a la vez que insisten en el carácter individual de su libertad6.
Según Descartes, “el sentido común o razón es igual en todos los hombres”, por lo cual las
diferencias entre ellos no pueden negar el aspecto común que les identifica7. En esencia, dice, el
hombre es “una cosa que piensa”, pues se trata de un ser compuesto de cuerpo y de alma8, tesis
en la que continua con el inagotable problema de la naturaleza dual del hombre. El hombre alberga
una doble naturaleza porque posee atributos de dos sustancias: la sustancia espiritual – se divide
en finitas (almas) y finita (Dios)-, cuyo atributo es el pensamiento; y la sustancia corporal (cosas
extensas), que tiene como atributo a la extensión9. Sin embargo, dando por sentada la relación entre
lo espiritual y lo corporal, Descartes no la explicó10 por considerar que ésta era una verdad que no
admitía explicación11.
Spinoza trató de resolver la cuestión que dejó pendiente Descartes, esbozando una nueva tesis: el
hombre no puede ser una mezcla de sustancias por la sencilla razón de que existe una única
sustancia, que es infinita y causa de sí misma: Dios (Spinoza, 2006, p.7). Por ello, a lo sumo, el
hombre no es más que una esencia compuesta por dos modos de los atributos divinos: el cuerpo,
que es un modo del atributo divino de la extensión; y el alma, que es modo del atributo divino del
pensamiento. Esto hace que ninguno de los atributos pueda ser causa del otro, siendo como son –
ambos- efectos de una única sustancia (Spinoza, 2006, pp. 57-60). Con este nuevo planteamiento,
Spinoza reconoció una dignidad al cuerpo de la que carecía en la concepción de Descartes: la de
ser atributo de uno de los modos de la sustancia divina (Jardines, 2005, p. 82). De manera que el
hombre no se puede comprender y definir sin alusión al cuerpo humano; es, por tanto, un cuerpo
consciente de sí y del mundo12.
La interpretación de Holbach representa una ruptura con el supuesto ontológico anterior. Afirmó
categóricamente que el hombre es “un ser material, organizado o conformado de cierto modo, que
hace que pueda sentir, pensar y ser modificado de ciertas maneras que le son particulares, como
también a su organización, y a las combinaciones particulares de las materias que se hayan reunidas
en su composición”(Holbach, 1989, VI, p. 73). Según él, las facultades intelectuales del hombre no
se pueden ver separadas de la naturaleza en la cual se originan, siendo como son, modalidades de
su existencia corporal (natural). Por ello consideraba que la pretensión del hombre de verse superior
a las demás producciones de la naturaleza era un error provocado por su dual posición de ser al
mismo tiempo espectador y parte del universo, y por sus propios intereses (Holbach, 1989, VII-X).
Según Hégel, el hombre es un ser pensante y en esto se distingue del animal, lo que quiere decir
que en todo lo humano -sensación, saber, apetito, voluntad- hay un pensamiento. Sin embargo,
estimaba que esto no era suficiente porque “el pensamiento está subordinado al ser, a lo dado,
haciendo de éste su base y su guía”, que no es otra que lo acontecido en la historia real, la
objetivación del pensamiento o el pensamiento pretérito objetivado (Hegel, 1973, pp. 83-84), es decir,
el mundo del espíritu que es el reino de la conciencia universal creado por el hombre. En este sentido,
planteaba Hegel, la naturaleza humana viene a ser la resultante de la unión del espíritu con la
naturaleza. “Lo que el hombre es realmente, tiene que serlo idealmente”, en virtud de lo cual el
hombre sabe, a diferencia del animal, lo que determina su actuación. Sus móviles son las
representaciones de lo que es y de lo que quiere, es decir, son fines ideales los que determinan en
última instancia sus actos mediando entre el reclamo de los impulsos y su satisfacción. El hombre
puede inhibir o reprimir los primeros, con lo cual se hace libre y en este mismo acto supera a la
naturaleza (Hegel, 1973, pp.100-105).
De la misma manera que lo universal debe realizarse mediante lo particular, el hombre se realiza a
través del individuo, que es el hombre realmente existente. Él es el espíritu subjetivo, el espíritu
individual consciente de sí mismo que se objetiviza en sus propias obras, la más importante de las
cuales es el Estado. En el Estado, dice Hegel, reside el ser del hombre, y no porque el último pueda
hacer del primero el medio fundamental para alcanzar todos sus fines, sino porque a través del
Estado la razón, que es su propio ser, deviene objeto de sí misma y se logra autoconocer; en otras
palabras, su esencia racional adquiere a través del órgano estatal una existencia objetiva e
inmediata. Es precisamente a través del Estado que se da la unidad entre lo individual y lo universal,
porque es el que hace posible la participación del hombre en las costumbres, en la vida jurídica y
moral, toda vez que las normas (leyes) – porque el Estado acostumbra a obrar según la voluntad
universal y a proponerse fines universales- unen la voluntad individual con la social, lo subjetivo con
lo objetivo. Y como la esencia del espíritu es su actuación, el hombre es su acto o la serie de sus
actos, que dejan de ser abstractos al concretizarse en las dos manifestaciones fundamentales del
espíritu: el Estado y los individuos (Hegel, 1973, pp.125-146).
Feuerbach hizo de la reflexión sobre el hombre el centro de su filosofía. Para el filósofo alemán, la
esencia del hombre había que buscarla en su diferencia esencial del mundo animal, que de acuerdo
a la opinión más simple, general y popular no es otra que la de su conciencia en sentido estricto, que
“sólo se encuentra allí donde un ser tiene por objeto la reflexión, su propia esencia, su propio género”
(Feuerbach, 1980, p. 34). El carácter reflexivo de la conciencia permite que el hombre lleve, a
diferencia de los animales, una vida doble, objetiva y subjetiva, pues su vida interior no se identifica
con su vida exterior como en aquellos. Esto hace, según Feuerbach, que el hombre pueda “colocarse
en el lugar del otro, precisamente porque no sólo su individualidad, sino también su género y su
esencia, son los objetos de su reflexión” (Feuerbach, 1980, p. 35). A partir de estas ideas, Feuerbach
destaca los elementos constitutivos fundamentales – “las fuerzas más altas” o “perfecciones” - de la
esencia del hombre que le revela su propia conciencia, y que no son otros que la razón, la voluntad
y el corazón. “La fuerza del raciocinio –nos dice- es la luz de la inteligencia; la fuerza de la voluntad
es la energía del carácter, y la fuerza del corazón es el amor” (Feuerbach, 1980, p. 36).
Pero en modo alguno la esencia del hombre se puede reducir a su pensamiento u otro aspecto
fundamental, porque éste se diferencia de los animales con todo su ser. Por ello precisa que no
tenemos incluso que rebasar el marco de la sensibilidad para establecer la diferencia entre el hombre
y los animales porque su existencia es universal, ilimitada y libre, y no particular y limitada como la
del resto de los seres vivos; y la causa de lo anterior no se puede buscar en facultades específicas
suyas, como la razón y la voluntad porque se extiende a todo su ser (Feuerbach, 1976, p.107).
Para Marx, son las características de la actividad vital humana las que marcan su diferencia del resto
del reino animal. Por ello, concluye diciendo en la mencionada obra:
Analizando las concepciones esbozadas sobre el hombre (en concreto la judeo-cristiana fundada en
el origen divino, la clásica griega que lo interpreta como ser racional, la basada en la ciencia moderna
que lo ve como un ser natural que se diferencia de los demás por el grado y proporción en que
combina la energía y facultades ya existente en la naturaleza infrahumana, entre otras), Max Scheller
planteaba que el concepto esencial del hombre debe hacer referencia a su negación del mundo
animal en general (Scheller, 1971, pp. 23-26). La esencia del hombre se revela en el acto mismo en
que se humaniza tomando a la naturaleza como objeto, porque en el se nos muestra su estructura
fundamental, es decir, “todos los monopolios, todas la funciones y obras específicas del hombre: el
lenguaje, la conciencia moral, las herramientas, las armas, las ideas de justicia y de injusticia, el
Estado, la administración, las funciones representativas de las artes, el mito, la religión y la ciencia,
la historicidad y la sociabilidad” (Scheller, 1971, pp. 108-109).
Arnold Gehlen nos dirá que el hombre es un ser orgánicamente carencial, que al no ser apto para
vivir en ningún ambiente natural se ha visto precisado a crear una segunda naturaleza, es decir, un
mundo substitutivo artificial, inofensivo, manejable y útil para satisfacer sus necesidades vitales
(Gehlen, 1993, pp. 63-66). Henri Bergson planteaba que el hombre se define a partir de su facultad
para fabricar instrumentos, que es en ella donde se origina su inteligencia y el carácter creador de
su pensamiento, por lo que propone el término homo faber y no el de homo sapiens para designar a
nuestra especie, por considerarlo mucho más preciso (Bergson, 1963, pp.557-558).
Ernst Cassirer descubre un nuevo rasgo diferenciador de la vida humana al estudiar la diferencia de
las respuestas de los animales y el hombre ante los estímulos del mundo exterior. Mientras que las
respuestas de los primeros son directas e inmediatas, las del segundo se caracterizan por ser
demoradas y en general retardadas por estar mediatizadas por el universo simbólico del cual se sirve
el pensamiento humano, que analiza cada estímulo y respuesta. Este universo se teje por un
conjunto de elementos artificiales, tales como el lenguaje, el mito, el arte, la religión, entre otros, que
mediatizan el conocimiento de la realidad y las reacciones humanas ante ésta. Por tal razón, para
Cassirer sería mucho más preciso definir al hombre como un animal simbólico que como un animal
racional (Cassirer, 1974, pp.47-49).
Al final del decimonónico y comienzos del siglo XX comienzan perfilarse dos corrientes filosóficas
que harán específicamente de la vida el objeto de su reflexión: la filosofía de la vida y el
existencialismo. La filosofía de la vida se lanza contra el rasgo fundamental por el que se define a la
vida humana en la modernidad: la razón y la naturaleza socializada del hombre, para erigir en su
lugar un nuevo rasgo, hasta entonces excluido de su definición: lo irracional. Según Arthur
Schopenhauer, la vida es la manifestación de una fuerza cósmica o impulso irracional, la voluntad,
y está al servicio de esa fuerza. El hombre no escapa a ese designio, sólo que a diferencia de los
demás seres vivos logra representárselo tomando conciencia del mundo a través de la manifestación
de esa voluntad en su cuerpo, que deviene así esencia del hombre. A la fundamentación de esta
tesis dedicó su más importante obra: El mundo como voluntad y representación (Schopenhauer,
1985, 1, pp17-18).
Friedrich Nietzsche es sin duda el negador más activo de la concepción moderna de la vida en esta
corriente. Eugen Fink subraya que la filosofía de Nietzsche se torna antropológica y su “reducción al
hombre va acompañada también de un cambio en el concepto de vida”, que se despoja de su
proyección metafísica y mística para centrarse ahora en un concepto biológico del hombre (Fink,
1969, p. 62). Según Nietzsche, el aspecto más destacado por los modernos como determinante y a
la vez definidor de la vida humana, la razón, no ha sido más que una máscara tras la que se ha
estado escondiendo lo más esencial y significativo: los instintos y la voluntad de poder. Al considerar
que la vida se estructura en sí misma, en la biología y no en el más allá ni en las cosas que la
trascienden, su visión del hombre corre pareja con la proclamación de la muerte de Dios. Y es que
en la visión nietzscheana el hombre se hace libre cuando se libera de los ideales, de las ideas
trascendentes, en fin, de Dios, de la moral y de la metafísica.
Para los existencialistas, la vida del hombre no es un simple estar en el mundo o una mera presencia,
sino más bien, como dijera Martín Heidegger, una elección y un proyecto. La existencia es el modo
de ser del hombre que, a diferencia de los animales, no limita su vida a lo naturalmente dado sino
que la construye con sus propias decisiones, es decir, es un “poder ser” que se realiza, no sin
angustia a causa de que el hombre, según Jean Paul Sartre, al reflexionar sobre su libertad capta
que es totalmente libre y al mismo tiempo incapaz de hacer que el sentido del mundo provenga de
él (Sartre, 1989, p. 75).
Por tanto, de acuerdo a la filosofía del existencialismo, el hombre es una conciencia que se hace a
sí misma en total libertad, es el resultado de sus decisiones, de ahí que sea en esencia, como ser
individual, una posibilidad que se realiza en un tiempo y espacio histórico específico. Según Emilio
Lledó, el existencialismo se mueve dentro del modelo yo-libertad-historia, con la peculiaridad de que
aquí no se trata ya del yo creador y, en parte racional, sino de un individuo sin importancia colectiva,
que cuando lanza su proyecto vital tropieza continuamente con el absurdo, porque el campo de la
libertad se le abre tanto que pierde los límites entre los cuales ésta tiene sentido, lo que le lleva a
encontrase no con los límites que marcan los dominios de las conquistas de su libertad, sino con su
negación infinita (Lledó, 1973, pp. 76-79). Pese a ello, el hombre es responsable de su existencia
frente a toda la humanidad. Así lo ve Sartre:
Y cuando decimos que el hombre es responsable de sí mismo, no queremos decir que el hombre es
responsable de su estricta individualidad, sino que es responsable de todos los hombres. [...] Cuando
decimos que el hombre se elige, entendemos que cada uno de nosotros se elige, pero también
queremos decir con esto que al elegirse elige a todos los hombres. En efecto, no hay ninguno de
nuestros actos que al crear al hombre que queremos ser, no cree al mismo tiempo una imagen del
hombre tal como consideramos que debe ser. Elegir esto o aquello es afirmar al mismo tiempo el
valor de lo que elegimos, porque nunca podemos elegir el mal; lo que elegimos es siempre el bien,
y nada puede ser bueno para nosotros sin serlo para todos. Si, por otra parte, la existencia precede
a la esencia y nosotros quisiéramos existir al mismo tiempo que modelamos nuestra imagen, esta
imagen es valedera para todos y para nuestra época entera. Así, nuestra responsabilidad es mucho
mayor de lo que podríamos suponer, porque compromete a la humanidad entera. Si soy obrero y
elijo adherirme a un sindicato cristiano en lugar de ser comunista; si por esta adhesión quiero indicar
que la resignación es en el fondo la solución que conviene al hombre, que el reino del hombre no
está en la tierra, no comprometo solamente mi caso: quiero ser un resignado para todos; en
consecuencia, mi acto ha comprometido a la humanidad entera. (Sartre, 1978, pp. 19-20).
a) Gran inteligencia.
c) Autoconciencia.
4. Desarrollo del fenómeno conocido como cultura, entendida como norma de vida del grupo social
y los productos materiales y espirituales de las colectividades humanas.
7. Hijos prematuros que requieren de mayor tiempo de cuidado comparado con el que le dedican
otras especies a los suyos.
10. Piel desnuda, con vellos localizados en regiones (cabeza, axila, pubis).
Sin embargo, las ciencias sociales siguen definiendo al hombre por sus rasgos esenciales y no como
un todo o compendio de rasgos. Así operan el Derecho y en general las ciencias jurídicas, e incluso
la Bioética. En la medicina ha tenido un mayor impacto el enfoque multifactorial, que es el que preside
la mayoría de las concepciones etiológicas actuales que se atienen al enfoque del hombre como un
complejo de partes o aspectos, las cuales se estructuran a partir de tres grandes sistemas: el
biológico, el psicológica y el social, lo que ha dado lugar a la concepción del hombre como un ser
biopsicosocial. En un lugar tan sensible como el de la praxis sanitaria, dónde se suelen tomar
decisiones que atañen a la vida y a la muerte del paciente, los médicos han tenido que asistir al
enfrentamiento de posiciones ideológicas en torno a lo humano.
Una de las más perniciosas, no tan difundida hoy, es la del determinismo biológico del hombre o la
antropología biologicista conocida como darwinismo social. Sus orígenes se remontan a la propia
modernidad, donde el debate acerca de la esencia de la naturaleza humana trasciende el terreno
filosófico para convertirse en un asunto también de las ciencias particulares (botánica, zoología,
anatomía, entre otras) que luego se integran en una disciplina mucho más abarcadora: la biología.
Lo que para los antiguos fue sólo especulación, ahora se torna un hecho: los hombres y los animales
tienen aspectos comunes, aunque son cualitativamente diferentes. Sin embargo, el problema
siempre sigue siendo descubrir hasta dónde cada uno de los aspectos constitutivos del hombre
determina que su existencia sea cualitativamente diferente.
Una de las vertientes de mayor influencia en la investigación de la determinación biológica del
hombre ha sido sin dudas la teoría evolucionista de Charles Darwin, según la cual todas las formas
vivas evolucionaron conforme a la ley de selección natural y su mecanismo, la lucha por la existencia;
tesis con la que tampoco queda claro cómo fue que se diferenció cualitativamente la vida del hombre
de la del resto de sus congéneres15. Pero dado por cierto el juicio de la ley de la evolución, algunos
comenzaron a basar en ella la doctrina económica y política liberal del laissez-faire. Otra
consecuencia importante del reduccionismo biologicista fue la eugenesia y el racismo, tristemente
emparentados en la teoría y en la práctica, toda vez que el afán de la perfección del ser humano
propio de la primera da por sentada la superioridad biológica de determinados seres de la especie
homo sapiens.
Con el desarrollo y conclusión del Proyecto Genoma Humano comenzaron a doblar campanas a
favor del biologicismo, esta vez fundamentado en los nuevos avances de la genética y la biología
molecular. Al parecer, veinte siglos de era cristiana y prácticamente 18 de filosofía y ciencia en
Occidente no han sido suficientes para que nos percatemos de una vez y por todas de que la vida
humana emerge a partir de la vida biológica pero es mucho más que eso16. No obstante, la
valoración de la vida humana no puede ser ajena al hecho mismo de los elementos que la integran,
pues son los que hacen de ella algo cualitativamente superior a cualquier sustancia animal o
simplemente viviente que se expresa espontáneamente en determinada corporeidad. El viviente
humano deviene persona que, a decir de Cofré Lagos, es “una construcción espiritual y social que,
dependiente de lo que hemos entendido como viviente, va mucho más allá de él y lo supera
largamente” (Cofre, 2004). Y es cierto que ningún ente de la naturaleza llega a ser persona ni tiene
personalidad, pero también lo es que tampoco ninguno tiene la plasticidad necesaria para serlo, lo
que significa que ya la biología humana, a pesar de tener cosas comunes con la de los demás seres
vivos, es también sustancialmente distinta, pues ha sido transformada en el propio proceso de la
praxis en el que aparece la persona y ésta transforma la naturaleza creando una segunda naturaleza:
la de la cultura.
La vida humana es vida personificada, es la vida de la persona que se distingue por ser consciente
y voluntaria, es decir, es vida que llega a tener conciencia de sí misma y elige alternativas de
desarrollo individual y social por las que contrae cierta responsabilidad. La existencia personal está
condicionada socialmente toda vez que es personificación individual de la vida social o genérica, de
un mundo cultural que se expresa en un determinado contexto histórico. Lo biológico, aunque
subordinado al componente consciente y social, también es humano en el hombre, y no sólo porque
se haya transformado y socializado a través del desarrollo histórico, sino también por ser el soporte
natural de la persona, lo que le confiere valor y dignidad.
La vida humana se reconoce y existe jurídicamente como vida personal, lo que ya entraña de por sí
una cualidad del hombre o de lo humano. El problema está en la concepción de que se parte: de la
interpretación de la persona como la actualización o manifestación individual de ciertas propiedades
distintivas del ser humano, o como una entidad consustancial a lo humano. Acogiéndose a la primera
interpretación, Tristram Engelhardt señalaba que lo que distingue a las personas “es su capacidad
de tener conciencia de sí mismas, de ser racionales y preocuparse por ser censuradas y alabadas”,
concluyendo que “no todos los seres humanos son personas” porque “no todos son autoreflexivos,
racionales o capaces de formarse un concepto de la posibilidad de culpar o alabar”. Por tal razón,
“los fetos, los retrasados mentales profundos y los que se encuentran en coma profundo” no son
personas aunque sean seres humanos o miembros de la especie homo sapiens (Engelhardt, 1995,
p. 155).
El anterior criterio también es compartido por autores como Peter Singer, Michael Tooly, R. F. Frey
y Martín Farrel, entre otros. Según Massini, la posición opuesta estima que la persona no puede
reducirse a la constatación empírica de sus cualidades porque ella es el supuesto ontológico de lo
humano y, por tanto, consustancial a su esencia17. Uno de los representantes más activos Robert
Spaemann, señala que “reducir la persona a ciertos estados actuales –conciencia del yo y
racionalidad- termina disolviéndola completamente: ya no existe la persona sino `estados personales
de los organismos`”(…) La personalidad es una constitución esencial, no una cualidad accidental. Y
mucho menos un atributo que (…) se adquiera poco a poco. Dado que los individuos normales de la
especie homo sapiens se revelan como personas por poseer determinadas propiedades, debemos
considerar seres personales a todos los individuos de esa especie, incluso a los que todavía no son
capaces, no lo son ya o no lo serán nunca, de manifestarlos”18.
En su encíclica Pacen in terris, JUAN XXIII dice exactamente: “En toda convivencia humana bien
ordenada y provechosa hay que establecer como fundamento el principio de que todo hombre es
persona, esto es, naturaleza dotada de inteligencia y de libre albedrío, y que, por tanto, el hombre
tiene por sí mismo derechos y deberes, que dimanan inmediatamente y al mismo tiempo de su propia
naturaleza. Estos derechos y deberes son, por ello, universales e inviolables y no pueden
renunciarse por ningún concepto” (1963, núm. 9).
Notas
2. Su construcción del estado ideal la basó en la estructura del alma, al igual que su idea de justicia.
Vid. Platón, “La República o de lo justo”, cit., Libro cuarto, pp. 508-509.
3. Rousseau se detuvo a analizar las consecuencias perjudiciales del desarrollo social y científico
para el hombre, sobre todo en lo relacionado con el origen de los males y la corrupción de las
costumbres. Vid. Al respecto sus obras: Discurso sobre las ciencias y las artes y el Discurso sobre
el origen y fundamento de la desigualdad entre los hombres.
5. Kant lo explica del siguiente modo: “Entiendo en este caso por antagonismo la insociable
sociabilidad de los hombres, es decir, su inclinación a formar sociedad que, sin embargo, va unida a
una resistencia constante que amenaza perpetuamente con disolverla. Esta disposición reside, a las
claras, en la naturaleza del hombre. El hombre tiene una inclinación a entrar en sociedad; porque en
tal estado se siente más como hombre, es decir, que siente el desarrollo de sus disposiciones
naturales. Pero también tiene una gran tendencia a aislarse; porque tropieza en sí mismo con la
cualidad insocial que le lleva a querer disponer de todo según le place y espera, naturalmente,
encontrar resistencia por todas partes, por lo mismo que sabe hallarse propenso a prestársela a los
demás” . Vid Kant, I. (1978) “Idea de una historia universal en sentido cosmopolita”, en Filosofía de
la historia, FCE, México, pp. 46-47.
6. Cfr.Baeza, C., “Descartes: filosofía y Edad Moderna”, en: Descartes, R. Obras, Ciencias Sociales,
La Habana, 2001, pp. VII-X.
7. Dercartes, R. “Discurso sobre el método que ha de servir la razón para buscar la verdad en las
cosas”, en: Descartes, R (2001). Obras. La Habana: Ciencias Sociales, p. 3.
8. Dercartes, R., “Meditaciones sobre la Filosofía Primera”, en: Descartes, R. Obras, cit., Meditación
Segunda, pp. 64 y ss.
10. El filósofo moscovita señalaba:”Cómo pueden concordar entre sí –y no de modo casual, sino
sistemática y regularmente –dos mundos que no tienen entre sí nada de ‘común’ o ‘idénticos’?” Vid.
Ilienkov, E. V. (1977). Lógica dialéctica. Moscú: Editorial Progreso, p. 23.
11. “Extractos de las cartas de Descartes”, en: Descartes, R. Obras, cit., p. 395.
12. Larroyo, F. “La Filosofía de Spinoza”, estudio introductorio, en Spinoza, B. (2006), Ética, La
Habana: Editorial Ciencias Sociales, p. XXVII.
13. Esta idea aparece desarrollada sobre todo cuando critica a la moral cristiana y a la razón moderna
en El Anticristo. Vid. Nietzsche, F. (1999). El Anticristo, tercera edición. Buenos Aires: Ediciones
Fausto, pp. 20-25.
15. Si algo asemeja la conducta del hombre actual con la de los antepasados animales de los que
se dice haber evolucionado, es su rapacidad, pues la relación depredadora que sostiene con la vida
de la tierra está comprometiendo su propia existencia humana.
16. Martínez Gómez, J. A. “El proyecto genoma humano. Enfoque ético y antropológico”, en Colectivo
de Autores (2004). Lecturas de Filosofía, Salud y Sociedad. La Habana: Editorial Ciencias Médicas,
pp. 201-201)
17. Vid. Massini, C. I. “El derecho a la vida en la sistemática de los derechos humanos”, en Saldaña,
J. (2000). Problemas actuales sobre derechos humanos. Una propuesta filosófica. México:
Universidad Autónoma de México, p.163.
18. Spaemann, R. (1992). ¿Todos los hombres son persona?, en del Barco, J L. (1992). Bioética.
Madrid: Rialp, p. 72.
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consultado el 23-2-2009, a las 8:30 pm
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medieval, Editorial Ciencias Sociales, La Habana.
Scheler, M. (1971). El puesto del hombre en el Cosmos, 9ª edición. Buenos Aires: Losada.
a filosofía es para el ser humano innata, y me encanta por ser tal amplia, de acuerdo con el criterio de cada quien, pero es maravillosa su
terpretación dependiendo del ángulo y la observancia, ya que el conocimiento no viene por saber viene por observar. Gracias por el
eportaje es interesante.
uede profundamente admirado de lo que somos nosotros mas que piel,ojos,cara,manos,brazos,piernas somos seres trascendente en lo qu
o estoy de acuerdo con la teoria de la seleccion natural
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[ 338 ]
Resumen
En este ensayo, más que un juego lingüístico de términos y expresiones, se tratara de enfatizar los
términos vida humana y persona humana, como estos de la simple sinonimia en la conversación
habitual, han sido trastocados en sofisticado instrumento jurídico, al concluir en Costa Rica la Sala
Constitucional, por quien sabe que ciencia infusa, que el embrión recién fecundado ya es persona.
Por tanto se enfatiza con fuerza el contrasentido de aseverar que el principio y el producto son lo
mismo, entendiendo que la semilla es diferente al fruto, citando a Savater, cuando dijo que el que
come un huevo no ha comido pollo. El embrión recién fecundado o pre-embrión, es principio,
semilla, potencia, quizás un día sea persona, de ahí la conclusión de que no toda vida humana es
persona humana.
Palabras Claves
Embrión, pre-embrión, vida humana, persona humana, Sala Constitucional, individualidad, proyecto
genoma humano, clonación.
Summary
In this essay, more than a linguistic game of terms and expressions, we treat the meanings of
human life and the human person, and how this simooms in the habitual language, have been to
changed into a sophisticated judicial tool, by the conclusion of the Costa Rican Constitutional Court,
who using a mysterious science, has said that once the ovule has been fecund, it is a human being.
For that reason we emphasize the contra sense to sever that the beginning is the same than the
product, understanding that the seed is different than the fruit, referring to Savater, when he said,
when you eat an egg you are not eat chicken. The embryo recently fecund or pre-embryo is
beginning, seed, potency, maybe one day it will be a human person, from there the conclusion that
not all human life is a human person.
Key words
Embryo, pre-embryo, human life, human person, Constitutional Court, individuality, human genome
project, clonation.
En esta conferencia vamos a partir de los siguientes supuestos lingüísticos, a saber, los términos o
expresiones "ser humano" "sujeto humano", "individuo humano", "hombre" (incluyendo tanto al
varón como a la hembra) los tomamos y los tomaremos como equivalentes y homologables
a persona. Yo sé que en el lenguaje ordinario - en nuestras conversaciones habituales- también las
expresiones "vida humana" y "persona" se toman como sinónimos, es decir, se pueden
intercambiar, puesto que parecen implicarse mutuamente, en el sentido de que una persona
humana, si es tal, necesariamente ha de estar viva o ha de tener vida humana, y también,
aparentemente, todo lo que tiene vida humana por fuerza ha de ser persona.
Algunos de ustedes eventualmente pueden arrugar el ceño o esbozar una incipiente sonrisa de
conmiseración. "Vaya -se dirán- han invitado a este Congreso de Médicos a un filósofo para que
haga juegos malabares con las palabras, para que nos entretenga proponiendo meros cambios de
significado en significantes de uso cotidiano, etc.".
Nada más lejos de mi intención. No pretendo solucionar problemas muy serios y reales
manipulando, simple y arbitrariamente, las palabras o el significado de las palabras.
El problema que intento abordar y, en cierto sentido, esclarecer -qué es una persona- es grave,
complicado y no me lo invento yo ni los que han organizado este Congreso. Está ahí, delante de
nosotros, y a la base de las muchas posibilidades o situaciones planteadas por las nuevas
tecnologías médicas: fecundación in vitro, clonación humana, etc. ¿Un óvulo recién fecundado es
ya una persona? Un enfermo con muerte cerebral, pero que sigue respirando aunque sea con la
ayuda de un respirador artificial- ¿sigue siendo persona? Por más que queramos eludir o esquivar
este tema -qué es una persona- casi siempre vuelve a aparecer, a revertir y está a la base de los
grandes dilemas de la medicina moderna.
En Costa Rica, por ejemplo, hoy por hoy, y según dictamen de mayoría de la Sala IV -cito
textualmente- "el embrión humano es persona desde el momento de la concepción". Es decir, en
Costa Rica, al menos por ahora y desde el punto de vista jurídico, ya se ha definido o acotado de
manera muy precisa lo que es persona. Y sostener lo contrario, de nuevo desde el punto de vista
jurídico, puede ser peligroso, temerario e incluso condenable. Pero, uno, por muy ignorante que
sea, no puede por menos de preguntarse: ¿Cómo saben los señores magistrados que un embrión
recién fecundado es persona? ¿Es que ellos disponen de alguna ciencia infusa, humana o divina,
que no está al alcance de los demás mortales? ¿En qué argumentos sólidos, irrebatibles y
comprensibles racionalmente, se han basado para sostener tamaña afirmación? Aquí, como
ustedes pueden advertirlo, las cosas comienzan a complicarse.
Y concretamente, cuanto más confusa y complicada es una cuestión, se impone una mayor
exigencia conceptual y una mayor concreción en el significado de las palabras. De otro modo,
caeremos en ambigüedades y daremos pie a interpretaciones equivocadas e incluso a
tergiversaciones interesadas.
En nuestro caso se hace necesario, pues, aclarar o profundizar en conceptos tales como "vida
humana", "persona", "personalización", "individualización", "embriogénesis" o procesos que van
desde la fecundación al embrión y desde el embrión al feto. Son los biólogos, los ginecólogos y los
médicos en general -y no los filósofos- los que han inventado términos como gametos, zigoto,
blastocistos, mórula, preembrión o embrión preimplantatorio, embrión, feto, feto no viable, feto
viable, etc. Obviamente, hay que suponer -es lo mínimo que podemos hacer- que esta diversidad
de términos no se aplican a una misma realidad porque sería complicamos la vida y el lenguaje
inútilmente- sino a realidades distintas, o, en todo caso, a una realidad en estadios de desarrollo y
de evolución netamente distintos.
Aclaro, por si fuera necesario, que decidir si el zigoto, pre-embrión, embrión, etc. son personas
humanas no es competencia exclusiva, por separado, del biólogo, ni del ginecólogo, ni del médico
en general, ni del jurista, ni del teólogo, ni, por supuesto, tampoco del filósofo. Sin embargo todos
estos profesionales que acabo de nombrar tienen algo que decir, algo que aportar a la discusión
sobre qué características ha de tener un ente para que pueda llamarse y ser verdaderamente una
persona humana.
Quiero dejar bien claro que hoy ninguna persona honesta, medianamente informada de los últimos
descubrimientos biológicos, el ADN, el Proyecto Genoma Humano, etc., puede negar que hay vida,
y vida específicamente humana, en el zigoto o embrión recién fecundado. En efecto, los
conocimientos biológicos actuales nos enseñan que la pertenencia de un ser vivo a una especie
viene dada por su genoma, y éste queda fijado desde la penetración del espermatozoide en el
óvulo. Y dado que cada embrión humano posee un genoma que es idéntico al del adulto que está
llamado a devenir, es obvio que pertenece, tanto como el adulto, a la especie humana. De hecho,
ningún embrión podría devenir en humano en el curso de su desarrollo si no lo fuera ya desde el
principio. Hay un proceso de continuidad, y no de ruptura, entre el embrión, el feto y el recién
nacido. En conclusión, el embrión, o si se prefiere, el pre-embrión es algo vivo, y tiene el ADN
específicamente humano, lo cual quiere decir sencillamente que pertenece a la especie humana.
Todo esto son datos científicos elementales y, hoy por hoy, indiscutibles. Hasta aquí todo parece
estar claro. Lo que no esta claro, por más afirmaciones que se hagan al respecto, es que el
embrión sea además, y desde el principio, una persona humana. Jamás la biología, la embriología,
etc. han afirmado tal cosa ni lo podrían hacer, por la sencilla razón de que ésta categoría -persona
humana- no es una categoría biológica, sino filosófica-teológica. Dicho de otra manera, el concepto
de "persona" no pertenece a la biología, sino que es un constructo filosófico-teológico-jurídico.
Como escribe con razón un autor actual: "Los datos biológicos nos muestran que, desde el
comienzo, el embrión es humano. Pero ellos no nos pueden decir sí es una persona, ya que esta
noción pertenece al ámbito filosófico. El biólogo no está habilitado para decimos desde cuándo el
nuevo ser está dotado de un espíritu, porque este aspecto inmaterial de la persona escapa por su
naturaleza al objeto de la ciencia" (1 ).
Quiero enfatizar con más fuerza, si cabe. que se comete un evidente paralogismo, una enorme
falacia, cuando se quiere concluir inmediatamente que, por el hecho de que el preembrión tiene
vida humana desde el principio, también desde el principio es, tiene que ser, persona humana. Del
hecho -por lo demás altamente improbable en términos meramente estadísticos- de que un zigoto
o un embrión recién fecundado pueda convertirse en persona humana, de ninguna manera se
sigue que el zigoto sea ya persona humana. Como afirmaba recientemente el científico español
Federico Mayor Zaragoza, Director durante muchos años de la UNESCO, "en el proceso de la
embriogenesís no tiene sentido aseverar que el principio y el producto son los mismos, que la
semilla es igual al fruto, que la potencia es igual a la realidad" (2 ). Dicho de otra manera, el
preembrión es un principio, una semilla y una potencia que se convertirá, si los dioses y las
circunstancias le son sumamente favorables, en un individuo humano, en una persona. Pero aún
no es persona. Para ello tiene que atravesar todavía muchos Rubicones.
Al obvio sofisma de confundir el principio con el fin, la semilla con el fruto y la potencia con la
realidad, otro brillante intelectual español, Fernando Savater, responde en forma brutal y
provocativa: "Resulta evidente que un embrión o un feto no son un niño, por lo mismo que un
huevo no es un pollo. Decir que el aborto es 'el asesinato de un niño' me parece tan extravagante
como asegurar que uno acaba de comerse una tortilla de dos pollos" ( 3 ). En otras palabras, del
hecho de que el huevo pueda convertirse en pollo -tenga potencia para ello- no se sigue que ya lo
sea.
Anticipándose a las actuales y, a veces, ácidas discusiones en tomo a éste tópico, hace ya
bastante años, el preclaro humanista y genial médico Pedro Laín Entralgo escribió lo que sigue,
hablando de la evolución del zigoto: "El zigoto humano no es todavía hombre; la condición humana
solo puede ser atribuida al naciente embrión cuando sus diversas partes se han constituido en
esbozos unívocamente determinados a la morfogénesis de los aparatos y órganos del individuo
adulto, lo cual comienza a ocurrir... con la aparición de la llamada cresta neural... En suma: el
zigoto humano no es un hombre, un hombre en acto, y solo de manera incierta y presuntiva puede
llegar a ser un individuo humano" (4 ).
Insisto una vez más, usque ad nauseam, hasta el aburrimiento, en que del hecho de que haya vida
humana en el pre-embrión no se sigue que éste sea ya persona. Hoy sabemos que hay vida
humana en la raíz de un cabello o de una uña, en un pequeño trozo de nuestra piel, en una
muestra de nuestra sangre, etc. Todos estos elementos son portadores del genoma humano y
contienen un código genético humano individual e inconfundible. Pero, obviamente, ninguno de
éstos elementos es una persona. Así de sencillo y elemental. Por tanto, vida humana no es igual,
sin más, a persona. Decir que un embrión recién fecundado es o tiene vida humana no es más que
decir que también hay vida humana en ciertos órganos cuyo transplante se admite. Por ejemplo, un
corazón, para poder ser trasplantado con alguna esperanza de éxito, en algún sentido tiene que
estar vivo, pero, no por ello, un corazón humano es una persona.
Del famoso voto de la Sala IV sobre la FIVTE se sigue que en Costa Rica "persona es un embrión
de menos de catorce días". Sin embargo, a la mayoría de los costarricenses nos resulta difícil de
creer -digo bien creer, porque no lo podemos ver ni comprender- cómo puede ser ya realmente una
persona algo que no tiene, no digamos ya desarrollado el cerebro, sino ni tan siquiera el más
mínimo esbozo o rudimento del sistema nervioso, y, por consiguiente, no solo es incapaz de
albergar cualquier idea, sino ni tan siquiera de experimentar ningún tipo de sensibilidad. Como se
sabe, es a partir del día catorce, momento aproximado de la implantación, que aparecerá la
llamada "línea primitiva", primer esbozo del sistema nervioso. A decir verdad, la Sala IV nos exige a
todos los costarricenses un verdadero acto de fe para poder aceptar su dictamen.
En efecto, lo que, en definitiva, los creadores de la oveja Dolly demostraron es que el núcleo de
una célula adulta puede ser reprogramado cuando se transfiere a un óvulo de la misma especie al
que se le ha quitado previamente su núcleo. Este descubrimiento implica que nos hallamos ante
una situación totalmente novedosa y de consecuencias incalculables. Es decir, se ha demostrado
ya que, en principio, en el núcleo de cualquier célula adulta se encuentra el programa genético
para el desarrollo de un nuevo individuo. De forma equivalente, se ha demostrado ya
experimentalmente que es falso que la aparición de un nuevo ser humano -una nueva persona-
tenga que comenzar necesariamente por la fecundación o unión del óvulo con el espermatozoide.
En efecto, en la clonación, por definición, se prescinde del elemento espermatozoide y sería
totalmente insensato sostener, si la clonación humana se llegase a realizar, que el clonado no
sería una nueva persona.
En otras palabras, después de Dolly, nos encontramos ante la siguiente tesitura: quienes
defendían, y aún hoy siguen defendiendo, que un embrión recién fecundado es un ser humano,
porque en su interior ya se encuentra el programa genético que determinará todo su desarrollo
posterior, tendrán que buscar otra argumentación más convincente, ya que hoy, después de Dolly,
se sabe que ese programa genético se encuentra, en principio, en el núcleo de cualquier célula
adulta. Y tampoco se puede argumentar que cualquier ser humano es único e irrepetible aduciendo
que lo que le confiere tales características es precisamente su programa genético único e
irrepetible. Hace ya tiempo que se sabe que los gemelos monozigóticos o univitelinos poseen el
mismo código o programa genético, y, no por eso, son la misma persona, ni se les va a dar,
eventualmente, el mismo pasaporte. Lo que hace único e irrepetible a cada ser humano es su
propia individualidad, y ésta es producto no solo de su programa genético, sino también de toda
una serie de factores: en primer lugar, de las influencias maternal, alimentaria, familiar, ambiental,
social, etc., y, en segundo lugar, de las propias decisiones que el interesado vaya tomando en el
transcurso de su vida (5 ).
Quiero ir concluyendo esta pequeña disertación aclarando algunas cuestiones que eventualmente
habrán quedado oscuras y respondiendo a alguno de los muchos interrogantes a los que mis
palabras posiblemente habrán dado lugar.
En concreto, quiero hacer constar que del hecho de que yo defienda que el pre-embrión, aunque
tenga vida humana, no es propiamente persona, de ahí no se sigue que el pre-embrión sea una
simple cosa o un objeto que pueda ser objeto de cualquier manipulación o experimentación sin
ningún control. Al contrario, nada se opone a que goce de protección legal, por cuanto ya tiene real
y actualmente vida humana. A este respecto, la tesis más común en nuestro medio costarricense
es que "el ser en gestación" no tiene propiamente personalidad, pues ésta se adquiere con el
nacimiento. Y en caso de no llegar a nacer vivo, para el derecho es como si nunca hubiera existido.
No obstante, aún antes de nacer puede ser sujeto de ciertos derechos y puede y debe ser
protegido por la ley. Y ello por cuanto, como bien razona el profesor Víctor Pérez, "todos los
efectos que la ley atribuye al concebido son una muestra de la tendencia del ser humano a
proyectarse en el futuro, lo cual ha movido al legislador a considerar como ya venido al mundo a
aquel cuyo nacimiento se espera, en función de los futuros intereses de que podrá ser portador"
(6 ). En suma, el preembrión, el embrión, precisamente por ser vida humana, exigen ser tratados
con todo respeto y circunspección, pero pretender que tengan exactamente los mismos derechos
que una persona hecha y derecha es una evidente hipérbole y una extrapolación ilegítima.
En segundo lugar, creo que el interrogante obvio e inevitable que atraviesa y subyace a toda mi
exposición es el siguiente: Entonces ¿desde cuándo comienza a existir propiamente la persona
humana? Por favor, me dirán, aclárenos este asunto. Pues, en principio, no se lo voy a aclarar. Se
lo aclararía si, aceptando ustedes como creo que la mayoría de ustedes la aceptarán- la teoría
científica de la evolución del hombre, que propuso Charles Darwin allá por 1859, ustedes
previamente me aclaran a mí en qué momento preciso el prehomínido dejó de ser tal para
convertirse, cuasi milagrosamente, en un hombre, en todo un ser humano perfecto y acabado.
Evidentemente estamos ante un proceso continuo e ininterrumpido, donde no se puede señalar un
instante mágico en que se hubiera pasado del estado prehumano al humano. Algo parecido ocurre,
creo, a nivel individual. Lo que comienza siendo un pre-embrión, en algunos pocos casos terminará
siendo una persona. Yo no puedo señalar en qué momento exacto ocurre esa transformación,
precisamente porque se trata de un proceso continuo e ininterrumpido. Es la sociedad la que
decide, la que tiene que decidir -partiendo no de una definición arbitraria y caprichosa de persona
sino de una definición sensata y consensuada de la misma- desde qué momento el embrión y el
feto se convierten en personas y se les deberá tratar como a tales.
En realidad, la tesis que propugno -a saber que la persona no es una realidad que aparezca ya
completa y de una vez, instantáneamente, sino que se va formando gradualmente a medida que se
desarrolla la potencialidad humana inscrita en el embrión- no es algo original ni novedoso. Está en
perfecto acuerdo y sintonía con la clásica teoría hilemórfica de Aristóteles aplicada al ser humano.
Es decir, hay una continuidad de la vida que va ascendiendo a estratos cada vez más altos: vida
vegetativa, vida sensitiva y vida intelectiva. Mi tesis calza también perfectamente con ciertas
ceremonias simbólicas, presentes en todas las culturas tradicionales, que celebran el embarazo, el
nacimiento, la imposición del nombre, la entrada en la pubertad, etc., como eventos o hitos
significativos que señalan el acceso paulatino y progresivo del ser en gestación al pleno status de
persona. Las mismas leyes en general -y sin entrar por ahora en casos particulares- conceden una
protección creciente al ser humano a medida que éste va creciendo y desarrollándose. Antes de la
anidación el embrión prácticamente carece de protección legal. Después es protegido débilmente
en la medida en que gran parte de las legislaciones actuales permiten la interrupción del embarazo
por causas múltiples.
A partir de los tres meses el feto goza ya de una protección legal mucho más eficaz en cuanto que
las leyes, para permitir la interrupción del embarazo exigen razones mucho más graves y
ponderadas. Por supuesto, el recién nacido, aún prematuro, es considerado persona para todos los
efectos legales y amparado como tal por las leyes.
Parece, pues, innegable que se da un acceso progresivo, gradual, desde el pre-embrión hacia el
ser personal. En este proceso de humanización o personalización creciente hay ciertos umbrales
de desarrollo especialmente significativos. Suele decirse que todo comienza con la fecundación
(unión del óvulo y el espermatozoide), pero esto no es del todo exacto: por una parte, como ya se
vio, con la clonación puede aparecer un nuevo ser humano sin fecundación, y, por otra, la misma
concepción o fecundación no es el comienzo de la vida: los gametos deben estar ellos mismos
vivos para que, a partir de ellos, pueda surgir una nueva vida. Después, los hitos o umbrales más
significativos serían la anidación (antes no habría propiamente individuación, puesto que el pre-
embrión podría dar lugar a dos individuos por división gemelar), la aparición de la capacidad
sensitiva en el embrión (lo que supone el esbozo de un sistema nervioso), el momento de la
viabilidad del feto (lo que implica que se ha convertido en un organismo capaz de vida
relativamente independiente) y, finalmente, la aparición de la razón y de la conciencia.
En una palabra, la persona humana, el ser más complejo del planeta Tierra, no aparece ya hecho y
acabado -como, al parecer, surgió la diosa Palas Atenea con todas sus armas y arreos de la
cabeza de Zeus- sino que es el resultado final de un proceso vital maravilloso, continuo e
ininterrumpido: "omne vivum ex vivo" (toda vida viene de la vida).
Notas y referencias
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4. P. Laín Entralgo, El Cuerpo Humano; citado por F. Mayor Zaragoza, art. cit. en "El País", 05-07-
2002.
5. Ver Bernat Soria y Verónica Juan, Células madre, embriones y clonación, en "El País". (Madrid),
16-01-2002, p. 22.
6. Citado por María Carolina Elizondo Ugalde, Implicaciones éticas y jurídicas de la fecundación in
vitro. Tesis de Licenciatura en Derecho. San José, Universidad de Costa Rica, 1988, pp. 131-132.
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Marlasca es Catedrático y Director del Instituto de Investigaciones Filosóficas,
Universidad de Costa Rica. amarlasc@Ie.ucr.ac.cr
Dictó la presente conferencia en las XVI Jornadas de Medicina Legal, Derecho Genético, Agosto
2002.
Recibido para su publicación 20-7-02
All the contents of this journal, except where otherwise noted, is licensed under a Creative
Commons Attribution License
Apdo. 187-3007 San Joaquín de Flores , Heredia Costa Rica, San Joaquin de Flores,
Heredia, CR, 187-3007, 2277-4128, 2277-4235
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A FONDO
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Patricia Navas | Ene 03, 2013
En el momento en que el zigoto, tras la fecundación del óvulo por
el espermatozoide, inicia su paso a embrión de dos células. Las
ciencias experimentales han demostrado en los últimos años que
la existencia de un ser humano comienza tras la fecundación
Esa nueva célula posee una identidad genética propia, diferente a la de los
que le transmitieron la vida, y la capacidad de regular su propio
desarrollo, el cual, si no se interrumpe, irá alcanzando cada uno de los
estadios evolutivos del ser vivo hasta su muerte natural.
Ese nuevo ser vivo, ya un embrión, se divide después en dos células, cada
una de ellas con una finalidad biológica definida; más tarde en tres, luego
en cuatro y así sucesivamente hasta formar un organismo completo y
estructurado.
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En defensa de la vida humana. José Ramón Recuero. Biblioteca Nueva.
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Fondo documental sobre el inicio de la vida humana del Observatorio de
Bioética de la Universidad Católica de Valencia
Galería fotográfica
Esa zona del óvulo en fecundación será el dorso del embrión y el eje
dorso-ventral seguirá la dirección de la onda de calcio. Perpendicular a él,
se establece el eje cabeza-cola. La concentración de iones calcio en el
espacio celular del óvulo que se está fecundando regula los procesos que
ocurren a lo largo del tiempo de la fecundación. El proceso esencial que se
regula por estas señales moleculares es la estructura del ADN que, además
de ser más que la suma del ADN de su padre y de su madre, tiene los
cromosomas alineados según los ejes corporales para dar paso, sin
solución de continuidad, al embrión de dos células”.
No se trata sólo de genética: el desarrollo del individuo requiere una serie
de interacciones entre sus células, y sobre todo entre sus genes con
componentes del medio interno y externo al organismo. Se realiza así la
regulación perfecta y coordinada de la información genética. Ya en la
primera división celular, cada una de las dos células del embrión tiene un
destino diferente y bien definido. La rica en calcio quedará inmadura con
capacidad de ir dando lugar a todos los tipos celulares, es el embrión. La
otra, pobre en calcio, dirigirá su desarrollo hacia la formación de los
tejidos extraembrionarios y la placenta.
Referencia:
Inicio de la vida de cada ser humano. ¿Qué hace humano el cuerpo del
hombre? Coordinado por Natalia López Moratalla.
3. Desde su inicio en la fecundación, ese ser es una persona con
un dinamismo vital abierto propio de la especie humana.
Referencias:
Inicio de la vida de cada ser humano. ¿Qué hace humano el cuerpo del
hombre? Coordinado por Natalia López Moratalla.
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Ser humano es hasta que nace, el embrión y feto son seres vivos así como los espermatozoides,
pero no seres humanos, adquieren esta condición al momento de nacer.
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