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Comenzó la XXVIII Feria Internacional del Libro en Bogotá y la moda de muchos es andar con un libro
debajo del brazo, a como dé lugar, y aterrizar en picada a Corferias, para que se note lo buenos lectores
que son los colombianos. Eso comentan los que le sacan chiste a todo en este país. Y de alguna manera
tienen razón, porque todavía se lee muy poco a juzgar por encuestas calificadas.
Las estadísticas aseguran que no es cierto que los colombianos no lean porque no tienen plata. Leen
prestado, regalado y quién sabe si robado. La excusa es que el pasatiempo que buen conocimiento
aporta, poco interesa. Obviamente no se puede generalizar, hay unos que sí son juiciosos y leen, y a
otros les toca porque así los obligan en el colegio o en la universidad. De hecho todavía hay profesores
que ‘botan el chupo’ ante los alumnos poco lectores.
Por todo lo anterior, los que leen más están entre los 12 y los 25 años. Y para variar, leen más las
mujeres que los hombres.
¿Y qué les gusta leer a los colombianos? Literatura, novelas y cuentos; y después, el consumo apunta a
todo lo que tenga que ver con el espíritu: religión y esoterismo. ¿Será que hay muchas culpas que saldar?
Ante los textos de arte, ¡cooorran! Poco se compran. ¡Cómo no! Si son carísimos.
Estas son algunas de las conclusiones que salen a la luz luego de explorar la más reciente Encuesta de
Consumo Cultural del Dane, de diciembre de 2014. Según ese estudio, los colombianos que dijeron tener
el hábito de leer, que son poquitos, consumen en promedio 4,2 libros al año. Vaya uno a saber si es
verdad.
Incluso, los que dijeron leer son menos que los que dijeron no hacerlo: 48,4 % que afirmaron consumir
textos frente a 51,6 % que dijeron que no. Al decantar las cifras, se encuentra que la mayoría no pasa de
leer uno o dos libros al año.
Y para que no haya dudas de que leemos poquito, según la ‘Encuesta latinoamericana de hábitos y
prácticas culturales 2013’, presentada en marzo de este año, el 42 % de las personas que viven en Centro
y Suramérica aseguraron no haber leído nunca por ocio o interés personal en el último año. En contraste,
el 26 % dijo que lo había hecho en el último mes. Y Colombia no está entre los de mejor promedio. En
nuestro país, solo el 26 % dijo haber leído por gusto o interés personal en el último mes. La cifra está
lejos de países como México, donde el 36 % aseguró leer con gusto y Costa Rica, donde ese índice es de
31 %. Los chilenos son los que menos leen en la región, por gusto.
Pero las cifras tienen muchas miradas. La que viene es la del periodista y cronista Alberto Salcedo
Ramos.
Según el Dane, los ciudadanos que leen en Colombia consumen 4,2 libros al año. ¿Cuántos cree que lea
Roy Barreras al año?
Le cuento una cosa: todo el mundo se la monta a Roy Barreras porque hizo un libro de poesía malísimo.
Me parece más tonto criticarlo por eso. Yo prefiero a Roy como mal poeta que como político perverso.
A juzgar por sus versos, él no es precisamente un lector.
El Dane precisa que es falso que la gente no lea porque no tiene dinero para comprar libros. El 55 % no
lo hace porque no le interesa y tan solo el 5,8 % porque no tiene dinero. ¿Será que los congresistas, que
son los que más ganan en este país sin trabajar duro, se inventaron eso para justificar sus ahorros?
En Colombia hay leyendas sobre cómo los traquetos de los carteles de la droga compraban los libros
según el color de las tapas para usarlos como objetos decorativos. “Necesito dos metros de libros rojos”,
decían. No nos digamos mentiras: más que leer, al colombiano promedio le interesa conocer a ciertos
escritores famosos que ve en la prensa. Verlos en las conferencias y, al final, conseguir una foto con el
autor al que nunca han leído para montarla en redes sociales.
La encuesta concluye que el 75 % que lee lo hace porque le gusta. ¿Qué cree que le guste leer a Álvaro
Uribe Vélez?
Si tú le haces seguimiento a la incontinencia verbal de Uribe en Twitter llegarás a la conclusión de que
no lee.
La mayoría de los colombianos leen libros porque se los prestan o se los regalan. ¿Qué libro cree que le
regalarían a Ricardo Arjona?
Hace poco me mandaron por ‘mail’ una nueva canción de Arjona donde le dice a su musa que desde que
ella no está él hace apnea de sueño. No creo que Arjona necesite leer para escribir esas frases ridículas.
Narrativa, religión y autoayuda son en orden de preferencias los temas de los libros que leen los
colombianos. ¿Qué tema cree que prefiera el magistrado Jorge Pretelt?
Yo me lo imagino leyendo un libro sobre un samurái que vaya con su espada cortando cabezas.
Los libros que más se venden después de los anteriores son los textos escolares. ¿Cuál de esos textos con
los que estudió le ‘cayó bien gordo’? ¿Cuál debería eliminarse?
Tenía pesadillas con el ‘Álgebra de Baldor’. No entendía por qué, cuando ya había aprendido a sumar
números, me cambiaron los números por letras. Esas operaciones nunca me cuadraban.
Los libros que menos se venden son los de arte. ¿Por qué cree?
Porque aquí preferimos bailar el Santo Cachón o el Glup Glup Glup.
Según la publicación ‘El libro en cifras’, de diciembre de 2014, y realizada por el Centro Regional para
el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc), Colombia es el segundo país de
Iberoamérica con mayor cobertura de bibliotecas públicas por municipio. ¿Si hay tantas, porque nos
matamos tanto?
Porque hay mucha gente que encuentra en el crimen y en la ausencia de Estado una opción para ganar
dinero más rápidamente. El colombiano no sueña con tener una gran biblioteca, sino con ganarse unos
pesos para salir rápido a la calle a preguntarle al primer interlocutor que se encuentre "¿usted no sabe
quién soy yo?”.
Colombia es el cuarto país donde más producción de libros hay en América Latina. ¿Producimos tanto y
tan bueno?
Yo a punta de cifras podría demostrarte que tengo más plata que Bill Gates. Las cifras, en nuestros
países, pertenecen al género de ficción.
Aunque en Colombia la gente dice leer en dispositivos electrónicos, lo cierto es que el 88 % usa internet
para consultar redes sociales, mientras que solo el 17 % asegura leer libros en formato digital. ¿Los de
las tabletas entonces son unos 'mete mono' cuando dicen, yo leo ‘e-books’?
Algunos sí los leen, pero esa es una alternativa que aún está en construcción.
Fuera de chiste, ¿a juzgar por todo lo que ha caminado y conocido de Colombia, la gente lee o no lee?
Leen pocos, los que quieren hacerlo. Yo no soy partidario de obligar a la gente a leer, sino de seducirla
para que lo haga.
UNIDAD DE DATOS*
Puede leer: Mediocres niveles de lectura y escritura entre los jóvenes colombianos
Las cifras generales arrojan los promedios de libros leídos por personas mayores de 5 años en los
últimos 12 meses y toman como muestra sólo a la población lectora: el total nacional es de
5,1; sólo en las cabeceras municipales esa variable es de 5,4 y en los centros poblados y rurales
dispersos es de 4,2. El total en las 32 ciudades capitales es de 5,8.
Los resultados son alentadores, pero tienen muchos matices. Al evaluar el número de libros leídos
por año solo en las cabeceras municipales e incluyendo a toda la población, se muestra que de 1,9
en 2012 (según la encuesta del DANE), se pasó a un 2,9 en 2017 (según la Encuesta Nacional de
Lectura). Esta es la única cifra comparable entre ambas mediciones. Y si se toma la muestra sólo
de la población lectora de esas cabeceras, el promedio varía de un 4,1 a un 5,4 en los mismos
años.
Uno de los resultados más favorables del informe es la medición que contempla solo las zonas
urbanas del país (todas las cabeceras municipales y las 32 ciudades capitales). Bajo este criterio y
con un índice de lectura del 3,1 por ciento Colombia se ubica por encima de países
como Argentina (2,9 por ciento), Chile (2,9 por ciento) y México (1,7 por ciento).
De igual manera, el rigor de la encuesta permitió determinar cuáles son las ciudades con mayor
cantidad de libros leídos por año: Medellín, con un promedio de 6,8, Bogotá con 6,6 y Tunja con
6,5. Las últimas en esta lista son Inírida y Mocoa con 3,6 y Mitú con 3,3. A propósito de los
resultados y la encuesta, la ministra de cultura aseguró que “de aquí en adelante el país ya tiene
una herramienta que le permitirá construir a futuro políticas públicas para seguir incrementando las
cifras de lectura”.
La encuesta, entonces, se preocupó por responder a la pregunta de los formatos que leen los
colombianos. Los resultados dicen que el consumo del impreso se mantiene vigente con una cifra
del 82,0 por ciento. Y de una manera más precisa, se identificó un 51,7 por ciento que lee libros,
48,0 por ciento periódicos y 32,2 por ciento revistas. En cuanto a los soportes digitales, 64,0 por
ciento leen redes sociales, 39,9 por ciento correos electrónicos, 38,6 por ciento páginas web y 15,7
por ciento libros digitales. En total, el 70,4 por ciento de la población participa de una lectura
digital.
Estas cifras se corresponden con una inversión importante por parte de MinCultura, que destinó,
más de 680 mil millones de pesos a promover el Plan Nacional de Lectura y Escritura, que empezó
en 2010 y tiene como objetivo fomentar el desarrollo de las competencias comunicativas mediante
el mejoramiento de los niveles de lectura y escritura.
Presencia educativa
Para aplicar políticas públicas integrales que fomentaran el incremento de los índices de lectura, el
gobierno le apostó a la educación y a la infraestructura. Más de 1.400 bibliotecas dotadas con
libros y tecnología por todo el país, aplicaciones digitales con libros y actividades disponibles para
niños y adultos (como Maguaré, MaguaRED, la Biblioteca Básica de Cultura Colombiana y Lee
más) y un plan de lectura que circula dentro y fuera del país, son algunas de las estrategias que
han permitido obtener las cifras de esta encuesta.
En el país no solo Televisa ha pasado por un remezón. Otros medios impresos, como El
Tiempo y revistas como Semana han tenido que reducir el tamaño de sus equipos de
trabajo, y las noticias sobre recortes de personal se han convertido en algo regular.
¿Están los medios listos para apoyarse en lo digital y sobrevivir?¿Qué otras explicaciones
hay para la crisis de medios impresos en el país? Para responder a estas preguntas habría
que comenzar hablando del aspecto económico de los medios impresos en el país.
De acuerdo con cifras entregadas por Asomedios, corporación gremial que busca defender y
representar los intereses de los medios de país, la inversión publicitaria neta en revistas,
sin incluir aquellas que circulan con periódicos, ha venido cayendo en los últimos años: en
2014 fue de -5,2%, en 2015 de -7,8%, en 2016 de -18,5% y en 2017 de -8,3%.
Sin embargo, esto se convirtió en un arma de doble filo para ellos. ¿La razón? Al trasladar
los contenidos del impreso a la web, los lectores comenzaron a preferir la opción gratuita
de consumo de los mismos, y eso se vio reflejado en las cifras de ventas y suscripciones del
impreso. Pero estos medios en lugar de buscar la mejor manera de monetizar el contenido
digital a través de la publicidad, aumentaron los precios de suscripción, castigando, sin
querer, a sus lectores fidelizados.
García también habla de otro ángulo, desde el cual se puede visualizar la manera cómo se
consumen medios hoy en día, y cómo las redes sociales han influenciado la forma en que
compartimos y evaluamos la información. "las personas se acostumbraron a que los
contenidos dentro de los medios impresos o textuales eran gratuitos, y difícilmente
entendían que ese tipo de contenido costaba", dice. "Ese modelo de negocio se rompe en
espacios digitales, porque los anunciantes pronto descubren que hay otras plataformas que
pueden hacer la misma transacción sin noticia, y que ofrecen otras herramientas a las
personas, como las redes sociales, que funcionan como plataforma de distribución de
información entre amigos y conocidos. Es una comunicación directa a la que los
anunciantes pueden acceder sin tener que subsidiar las noticias. Ese nuevo modelo de
negocio ha golpeado duro a los medios impresos".
En 2017 los ingresos de Televisa Colombia fueron de $7.461 millones con variación
negativa de 30,70% comparado con 2016. Sus utilidades netas fueron negativas con
un rubro de -$3.731 millones
El impreso no muere
Otro interrogante que surge es respecto a los contenidos, pues no sería descabellado
pensar que tal vez los públicos estén migrando a otro tipo de información. Para García, el
problema "no tiene nada que ver con la calidad de sus contenidos, sino con el modelo de
negocio y con que los medios tradicionales no han encontrado dentro de su
reestructuración una forma de que las personas se fidelicen a través de la red". De hecho,
en este punto García explica por qué los números de las suscripciones a impresos sufren,
pues aunque "siguen teniendo grandes audiencias en lo digital, pierden lecturabilidad", y el
error está en cobrarle más a los suscriptores fieles. "Ese cobro por el papel es cada vez
mayor, con cada vez menos información porque las revistas se han reducido, y hacen que el
negocio sea insostenible. Disminuyó el número de lectores esporádicos, y se lo están
cobrando a los lectores fieles", explica.
"Los medios impresos nacionales no han encontrado la forma de ganar dinero a través de
Para comprender qué pasó con la revista, habría que tener en cuenta lo que
está sucediendo con la empresa a una escala aún mayor. Y es que Televisa gastó
aproximadamente 215 millones de dólares en liquidaciones durante el tercer trimestre de
2018 a nivel mundial.
Dichos recortes son la muestra de que Televisa "quiere salir de esos negocios que no son
tan rentables e invertir en los que sí lo son, como las operaciones por cable", tal como
explica García. "Televisa le está apostando a nuevas series a través de plataformas
digitales, está apostando más por lo visual, y no tanto por productos que no le generan
tanta rentabilidad", dice.
Aunque el panorama sea preocupante para los medios impresos, especialmente los más
tradicionales, existe la esperanza de que estos puedan descifrar las dinámicas de mercado
que les permitan explotar las herramientas digitales sin dejar sus productos en físico, que
todavía pueden sobrevivir. "El discurso de crisis de los medios pega duro, y los mismos
medios se encargan de darle bombo a esa perspectiva. Hay reestructuraciones que
responden a nuevos retos, y eso tiene implicaciones en el negocio nacional. No es que el
periodismo se esté acabando, no es que los contenidos en sí mismos no tengan valor, es
solamente utilizar la tecnología de manera innovadora para encontrar nuevos nichos y
mercados que permitan dar respuesta al mayor problema que hay ahora: generar
rentabilidad a través de la producción de contenidos de una manera no tan tradicional".
5 . Los
periódicos más prestigiosos de la historia del periodismo atraviesan
por una crisis
En la batalla de precios de 1895 entre el periódico The New York World de Joseph Pulitzer y
The New York Journal de William Hearst, Pulitzer se vio forzado a bajar los precios para
permanecer en el mercado de los periódicos. ¿Valió la pena la batalla para permanecer en el
mercado?
La prensa esperaba compensar la caída de las ventas con un aumento de los ingresos por
publicidad, mientras que las recesiones económicas han provocado una drástica reducción en
la publicidad que las empresas están en condiciones de pagar. Por supuesto, las pérdidas de
circulación de impresión están siendo parcialmente compensadas por el aumento de lectores
en línea.
Sin embargo, el problema para los periódicos ha sido encontrar una manera de convertir el
aumento de lectores en un aumento de ingresos. "Se dice que cada dólar que el periódico
obtiene en la publicidad impresa se traduce en menos de un centavo de ingreso en su
contraparte en línea", aseguró el profesor Neil Henry, Decano de la Escuela de Periodismo de
la Universidad de California, Berkeley.
The New York Times Company, en su último movimiento para deshacerse de activos de
prensa y centrarse más en su marca principal, ha acordado vender el Boston Globe y sus otras
propiedades de medios de Nueva Inglaterra a John W. Henry, principal propietario del equipo
de béisbol de grandes ligas, Boston Red Sox. La venta por US$70 millones, devolvería el
periódico a la propiedad local después de dos décadas en la que luchó para detener la baja
circulación y los ingresos. El precio representaría una caída en valor para The Globe, que The
New York Times compró en 1993 por US$ 1.100 millones, entre los más altos precios
pagados por un periódico estadounidense.
En aquel entonces, The Globe fue una de las publicaciones más prestigiosas de Estados
Unidos en un entorno diario mucho más robusto. Pero al igual que otros periódicos, comenzó
a perder lectores y anunciantes por Internet y los ingresos se desplomaron.
The Globe de Boston no es el único periódico para vender a un precio muy rebajado. En abril
de 2012, los periódicos de Filadelfia se vendieron por US$55 millones después de haberse
comprado por US$515 millones en 2006.
En octubre, The Tampa Tribune se vendió por $ 9,5 millones. En recientes conversaciones
sobre la venta de la cartera de los periódicos de la Compañía Tribune, los analistas estiman
que la totalidad de la empresa periodística, incluyendo el diario Los Angeles Times y el
Chicago Tribune, era de $623 millones.
La compañía británica Pearson anunció este año la venta de su participación del 50% de la
empresa propietaria de la revista The Economist por alrededor de US$730 millones. La
decisión se produjo un mes después de que la compañía de educación vendiera el Financial
Times al diario Nikkei de Japón por US$1.300 millones.
The Economist Group con sede en Londres posee la revista impresa The Economist, la cual se
ha publicado desde 1843. Es un grupo diferente dentro de los medios pues no se ve inmerso
en problemas financieros. La compañía tuvo una ganancia operativa de aproximadamente
US$93,8 millones, mientras que la circulación del semanario fue de 1,6 millones de
ejemplares, y la compañía registró un aumento del 13% en la utilidad bruta de la circulación,
el año pasado.
Por otro lado, una variedad de reconocidos medios del periodismo se han propuesto como
posibles compradores del Financial Times. Pero fue una sorpresa cuando, el 23 de julio, el
propietario del Financial Times, Pearson, anunció que lo estaba vendiendo al periódico Nikkei
de Japón, por US$1.300 millones. Pearson quiere concentrarse en sus negocios de educación,
y su presidente, John Fallon, sostuvo que con el crecimiento de las plataformas móviles y
medios sociales, un mejor hogar para el diario financiero inglés podría ser una compañía
global de noticias digitales.
Medios digitales
La crisis de los periódicos no es una crisis de lectores sino del traslado de estos lectores hacia
los medios digitales, los cuales en su mayoría, de acuerdo con The Economist, se sienten
orgullosos de ser digitales por naturaleza. Justamente a los periódicos más prestigiosos del
mundo les cuesta adaptarse a la era digital, por ser tradicionalmente impresos.
Sin embargo, 8 años después de su fundación, el medio digital de negocios Business Insider,
fue vendido al conglomerado de medios alemán Axel Springer, quien adquirió la participación
mayoritaria valorada en US$442 millones.
Los medios tradicionalmente impresos ahora luchan para mantenerse a flote, por una
competencia diferente a la que conoció Pulitzer y es el acceso a internet y a los medios de
comunicación digitales. Sin embargo, la credibilidad y el prestigio que han ganado a través
del tiempo, podría ser más fuerte que la nueva era digital.
Publimetro arranca en octubre con una expansión a Cali, Medellín y Barranquilla, mientras que
ADN incursiona en aplicaciones para ganar lectores.
En medio de la desaceleración que vive la economía del país, los periódicos gratuitos
mantienen un efecto ‘teflón’: mientras los ingresos del mercado general de medios cayeron
8,7% en el primer semestre, los diarios gratuitos reportaron un crecimiento de 3%.
Nada mal para un negocio que se ha visto afectado por el aumento en los costos como
consecuencia de la fuerte devaluación del peso, que ha encarecido el papel y las tintas.
Curiosamente, en medio esta coyuntura que parecería adversa, los dos principales medios
gratuitos avanzan en un proceso de inversión en crecimiento y modernización.
Por el lado de Publimetro, los planes son de expansión. A partir de octubre este diario sumará
a su edición de Bogotá –que inició en septiembre de 2011 y circula unos 140.000
ejemplares– la operación en Cali, Medellín y Barranquilla, en un proyecto del grupo sueco
Metro -propiedad de Kinnevik- que exigirá inversiones superiores a US$1,5 millones.
Allí generará 16 puestos directos y unos 100 indirectos.
Para Sergio Quijano, gerente de Publimetro, con este plan aumentará su circulación en 75%
frente a la distribución actual.
Esto le permitirá a la empresa sobrepasar la meta de crecimiento en ventas que había sido
fijada en 8% para el año, pero en los tres meses que restan podría sumar entre 2% y 2,5%
adicional. “No descartamos entrar a otras ciudades en el mediano plazo”, asegura Quijano.
Publimetro tiene tres fuentes de ingresos: por un lado la publicidad tradicional; por el otro, la
activación de marcas o BTL, que representa 30% de los ingresos y, finalmente el tema online,
que responde al 8% y este año ha tenido un gran impulso. De hecho, la meta de Quijano es
que a mediano plazo esta unidad represente 30% de los ingresos.
Para reforzar el tema digital, la compañía le ha apuntado a los portales verticales–que llegan
a nichos específicos de mercado– y a las licencias de contenidos que tiene con la firma IGN,
considerada la ‘biblia’ de los videojuegos, películas y videos en el mundo, así como con
AskMen, enfocada en estilo de vida.
Fernando Millán, director de ADN, explica que el lanzamiento del periódico en Colombia se
dio en momentos en que el país entraba en una crisis económica y que por esta razón el
diario no es ajeno a este tipo de coyunturas, que ha sorteado con éxito.
“La clave es ser cercano a los lectores, ser efectivo y mantener siempre la mente abierta a la
innovación”, explica Millán, quien destaca la apuesta digital que acaban de hacer con el
lanzamiento de CEEapp, una aplicación holandesa de realidad aumentada que le permite a
los lectores acceder a videos, ampliar información, escuchar audios y hacer encuestas, entre
otras herramientas.
Los resultados de ADN han sido tan exitosos que, según Millán, aunque hace parte del grupo
de medios de Casa Editorial El Tiempo, es autosostenible y una de las publicaciones más
rentables. Su rentabilidad es de 33%, de acuerdo con su director.
una entrevista, está interesado en el potencial que tiene, y su perfil se parece al de otras
doscientas empresas en las que ha invertido millones a lo largo de su carrera (según
Benioff declaró que no se metería con el proceso editorial de la revista y que siempre ha
seguido su forma de periodismo. De alguna manera, esto significa que lo que está
LA AUTOPSIA
ejemplo, en el 2016 The Wall Street Journal anunció que recortaría y juntaría secciones de
su periódico para solventar este problema. En el mundo, el gasto en publicidad
impresa bajó casi 9% del 2015 al 2016; es decir, 52 mil millones de dólares menos.Esto
significa que pronto se hará insostenible seguir con la publicidad en papel, y habrá cada
periódicos y revistas grandes, que ya gozaban de popularidad antes del internet, lograron
estrategias exitosas para conseguir más audiencia en la era digital. Pero, especialmente
para los medios chicos, la historia es otra. La mayoría simplemente no ha podido dar el
salto y están desapareciendo. En México, el tiraje diario de todos los periódicos juntos no
llega a un millón.
¿QUIÉNES SOBREVIVEN?
digital: si alguna celebridad tiene un corte de cabello horrible, los videos y fotos ilimitadas
son una mejor plataforma que un texto. Además, cuando ya se adquirió la información, se
pasa rápidamente al siguiente famoso, no se necesita un análisis. Por esto, grandes
Por otro lado, en momentos políticamente agitados, noticias y revistas con temas
coyunturales suelen tener mejor desempeño. Cuando la gente está buscando contenido
que analice los temas actuales, su tendencia es ir a revistas y noticias con más “prestigio”.
En algunos casos, aunque no compren los medios impresos están dispuestos a pagar
información es un tema muy importante. Los hechos están en todas partes y sin
restricciones, pero la gente paga por el enfoque especialista.
La revista Time no es la única de gran perfil que ha sido comprada por un multimillonario.
Hace cinco años, Carlos Slim realizó préstamos al New York Times por más de 250
millones de dólares, y actualmente es dueño del 17% de la compañía. Jeff Bezos, el
fundador de Amazon y actualmente el hombre más rico del mundo, compró The
Wasinghton Post por 250 millones (aunque ahora los periodistas dicen que los trata tan
mal como en Amazon).
Por mucho que se diga que es el fin de la palabra escrita, vivimos en su época de oro.
Nunca se ha escrito ni leído tanto como ahora, en ningún momento de la historia. Tal vez
la gran mayoría sean palabras vacías; sin embargo, las que sobreviven son las que valen
infestadas de videos, si cada día hay una nueva plataforma de streaming, es porque esta
es la época en la que los contenidos, que siempre surgen de la palabra escrita, tienen
más peso.
Algunos ven que lo impreso seguirá vivo a través de diferentes estrategias que no
busquen competir directamente con los medios digitales. Lo impreso puede ser la
respuesta a los ciberataques, tiene el valor de la nostalgia del lector, etc. Por ejemplo,
Amazon hizo una campaña con mas de 15 mil copias de la edición impresa de al revista
musical The Spin, su objetivo era aumentar las visitas al sitio de la revista, conseguir que
más gente pagara una suscripción y como parte de una promoción para vender discos de
Esta es una industria cuyas exportaciones de producto final se han incrementado en 10%
comparando agosto de 2017 y el mismo mes de 2018. “Las implicaciones de imponer IVA
al papel se podrían ver reflejadas en estrategias desleales de competencia de precios
afectando cupos de materias primas, márgenes de utilidad reflejados en un menor consumo
en productos de calidad y un incremento de la informalidad, y contrabando, que hoy en día
aquejan al sector significativamente”, dijo Solano.
Néstor Estor Gil, director general de Enlinea Editorial, indicó que su público, padres de
familia de bajos ingresos, sentirían el aumento. En 2018, esta empresa ofreció a colegios
del país libros de matemática, sociales, castellano y naturales a un costo promedio de
$80.000. Si se aplica el porcentaje del 18% en 2019, podría costar en promedio $94.400.
Unas cifras
Estor Gil dice que imprimen 160.000 ejemplares al año que ofrecen al mercado educativo,
y estos dependen de los pedidos que, si es en un volumen alto, pueden demorar hasta dos
meses su proceso de acabado.
De acuerdo con los registros ISBN y la Cámara Colombiana del Libro, en Colombia la
producción de libros cayó en 2017 con una variación de -1,16% con respecto a 2016. La
variación de 2016, comparado con 2015 alcanzó el 11,8%.
“Es una gran amenaza para el sector. Para los sectores de bajos ingresos, que se educan con
la adquisición de libros y mermaría su avance. No estamos de acuerdo, porque
incrementaría los costos y nos alejaría de ese público de bajos ingresos al cual nos
dirigimos”, dijo Estor Gil
Entre el 2015 y 2017, la producción de textos didácticos alcanzó la cifra de más de 10
millones en Colombia (ver recuadro) y solo fue superado el año pasado por los de interés
general que superó los 11 millones.
Jael Gómez, editora Norma, afirmó que, si el Gobierno quiere fortalecer la formación de
lectores, su propuesta del IVA contradice su discurso de fomentar la lectura.
“Hay un retroceso”
Marly Solano Aldana, gerente de Collage Editores, editorial independiente de Barranquilla,
califica de “inoportuno” la iniciativa tributaria y dice que, si el gobierno hace énfasis en que
los niños lean más, que los colegios puedan adquirir más libros, “hay un retroceso si se
grava el papel y los libros”.
Con un dólar promedio a $3.100, explica Solano, exige que el proceso de la edición de un
libro mantenga su porcentaje para los editores y el escritor. Esto incluye los costos para el
corrector, el diagramador, la portada y la corrección.
Un libro de autor de 150 páginas puede ponerse en el mercado a un precio de $40.000 y con
un impuesto del IVA del 18% puede llegar a los $76.000.
Solano Aldana recuerda que hasta el 2010, editoriales pequeñas en Barranquilla imprimían
en promedio entre 1.000 y 2.000 ejemplares de un autor. “Ahora los tirajes son entre 200 y
300 que dependen de los pedidos y la demanda. Son tirajes cortos que salen más costosos.
Si es así de difícil la venta sin IVA, cómo será con el impuesto”.
La lecturabilidad
Según cifras del DANE de 2018, el número de libros leídos al año por los colombianos es
de 5,1, mientras que el de la población total (que incluye los no lectores) es de 2,7 libros al
año. Frente a este panorama, Emiro Aristizábal, presidente ejecutivo de la Cámara
Colombiana del Libro, aseguró que con un IVA del 18% muchas personas van a restringir
la compra de libros, tanto de textos escolares como de interés general.
Para el escritor y periodista cartagenero, Orlando Echeverri Benedetti, esta medida parece
“un impuesto correctivo”, es decir, un impuesto cuyo fin es “desestimular o disuadir el
consumo de determinado producto”.
Ricardo Silva Romero, escritor, periodista y columnista del diario El País de España,
considera que el impuesto al sector sería “una forma de censura”.
“Creo que la sola discusión, sumada a la nueva persecución a las regalías por derechos de
autor, prueba que ni siquiera nos interesa que surja la tal economía naranja”, expresa Silva
Romero.
El librero José Blanco, dedicado a la profesión por más de 30 años asegura que el gravamen
“terminaría de hundir” al sector.
Blanco, de 67 años, sostiene que “hay escuelas que piden hasta tres libros y los papás
vienen acá y solo compran uno, con ese impuesto no van a adquirir ninguno y nosotros
estaremos condenados a cerrar nuestras puertas”.
“En algunos casos los profesores, sobre todo del sector público, deben esperar hasta un
semestre para que se puedan tener todos los implementos escolares. Sí la reforma va, este
sería algo que hay que revisar, debido a que los más afectados serán los que menos tienen”,
aseveró el docente.
Clímaco Flores, profesor de matemáticas del IED colegio distrital San José, de Barranquilla
considera “descabellada” el anuncio del IVA a los libros escolares.
“Este impuesto complicaría más el acceso por parte de los padres a los cuadernos. Si antes
compraban 4 ahora solo podrán comprar dos. Todo eso incidiría hasta en nuestra labor
como docentes”, comentó Flores.
Padres de familia aseguraron ser los mayores afectados con el aumento y se mostraron en
contra de la propuesta que describe como “algo fatal” para su economía.
“Esta situación afecta el bolsillo, porque el salario mínimo no está alcanzando y cada año
todo aumenta. Tengo cuatro hijos y el año pasado me gasté casi un millón de pesos, ahora
el próximo año con el aumento quién sabe en cuánto quedará”, expresó Guillermo Parra