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F O U C A U L T, L A E D U C A C I Ó N Y L A P E D A G O G Í A

Los árboles no hablan


José Manuel Arango

Fotografía de Alberto Restrepo.


Santa Elena, 1984.

BIOPOLÍTICA Y CUERPO:
MEDICINA, LITERATURA Y ÉTICA EN LA
MODERNIDAD
Alberto Castrillón Aldana
Martha Lucía Pulido Correa
R E V I S T A E D U C A C I Ó N Y P E D A G O G Í A V O L. XV N o . 3 7 185
RESUMEN RESUMEN
R E V I S TA

RÉSUMÉ
ABSTRACT
E DUCACION RÉSUMÉ
ABSTRACT
PALABRAS CLAVE
y P EDAGOGIA PALABRAS CLAVE

RESUMEN
BIOPOLÍTICA Y CUERPO: MEDICINA, LITERATURA Y ÉTICA EN LA MODERNIDAD
Este artículo hace visible la relación entre biomedicina y modernidad a través de la implementación de unas biopolíticas que
normalizan los cuerpos de los sujetos. También presenta una alternativa literaria, que haciendo de la enfermedad una experiencia
de vida, aleja el miedo a la muerte y crea condiciones de convivencia vitales entre los sujetos.

RÉSUMÉ
BIOPOLITIQUE ET CORPS: MÉDECINE, LITTÉRATURE ET ÉTHIQUE DANS LA MODERNITÉ
Dans cet article on fait visible le rapport entre biomedicine et modernité à travers l’implementation des biopolitiques qui ont pour
but de normaliser les corps des sujets. On y présente aussi une alternative littéraire, qui faisant de la maladie une expérience de
vie, éloigne la peur de la mort et crée des conditions de coexistence vitales entre les sujets.

ABSTRACT
BIO-POLICY AND THE BODY:MEDICINE, LITERATURE AND ETHICS IN MODERNITY
This article makes the relationship between bio- medicine and modernity visible through the implementation of bio-policies that
normalize the subjects´ bodies. It also presents a literary alternative which, by turning illness into a life experience, banishes
dread for death and creates vital co-existence conditions among subjects.

PALABRAS CLAVE
Biopolítica, biomedicina, modernidad, normalización, enfermedad, experiencia, ética, literatura.
Bio-policy, bio-medicine, modernity, normalcy, illness, experience, ethics, literature.

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BIOPOLÍTICA Y CUERPO:
MEDICINA, LITERATURA Y ÉTICA EN LA
MODERNIDAD*
Alberto Castrillón Aldana* *
Martha Lucía Pulido Correa* **
Nietzsche dirá que es necesario conocer el presente para
comprender la historia. Sólo una gran lucidez sobre lo
que nos es contemporáneo, permite encontrar la justa
posición con respecto al pasado.

MODELOS BIOMÉDICOS Y
CUERPO EN LA MODERNIDAD

En el mundo premoder- no era comprender las causas orgánicas de la


no, la enfermedad era enfermedad, ya que éstas conceptualmente no
concebida como un estig- se podían explicar, sino liberar el cuerpo del
ma causado por la pre- castigo, purificarlo en vida para que alcanza-
sencia, en el cuerpo, de un castigo divino. El ra la salvación del alma y no el penoso proce-
enfermo no era anormal, sino pecador. Las so del purgatorio o del castigo eterno.
marcas visibles dejadas por enfermedades
como la lepra confirmaban la noción según la Los modelos biomédicos de los que vamos a
cual los pecadores leprosos tenían que pur- hablar aquí no escapan entonces a la historia.
gar, en los leprocomios, ese castigo con la es- Se oponen a esa concepción primera que he-
peranza de salvar su alma. Además, las enfer- mos descrito del enfermo y de la enfermedad,
medades no existían en el cuerpo individual, y están inscritos en esa modernidad que plan-
sino como conjunto de taxonomías. El médi- tea el problema del viviente, de la objetivación
co conocía los síntomas y los signos caracte- biológica de los hombres y del medio en el
rísticos de una expresión de enfermedad y que viven. Su historicidad se hace visible si
cuando ésta se manifestaba, los asociaba a un realzamos, como lo estamos haciendo, la dis-
sujeto particular. Pero el objetivo fundamen- continuidad entre los modelos biomédicos
tal, cuando se atendía a un sujeto enfermo, modernos y las concepciones médicas que los

* El artículo hace parte del proyecto de investigación Medicina y Literatura.


** Profesor Asociado, Escuela de Historia, Universidad Nacional de Colombia
*** Profesora Asociada, Escuela de Idiomas, Universidad de Antioquia
Dirección electrónica: mpulido@quimbaya.udea.edu.co

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precedieron. El estatuto de historicidad con dades como especies naturales, organizándo-


el cual hacemos visibles esos modelos biomé- las en grupos y familias bajo el modelo de la
dicos privilegia entonces su relación discon- botánica.
tinua con el saber que le precedió. Es decir,
señalando esta discontinuidad, percibimos En la época clásica, tres tipos de espacializa-
unas diferencias en la constitución de unos ción aparecen sin articulación. La espacializa-
objetos de saber, de unos conceptos, de unas ción primaria, según la cual la enfermedad
modalidades enunciativas, de unas estrategias está configurada no en el cuerpo individual,
discursivas y esas diferencias nos conducen a sino en un orden taxonómico, cuadriculada
plantear un problema que pasa por la visuali- en familias y clases de enfermedades agrupa-
zación de la formación de unos nuevos obje- das según sus síntomas. La espacialización
tos de saber, de unos nuevos conceptos y de secundaria, que localiza la enfermedad en un
una nueva formación discursiva: la biomedi- sujeto enfermo, percibido como paciente, sin
cina. tener en cuenta la instancia del hospital y la
mirada pedagógica del grupo que aprende la
La biomedicina es la disciplina científica que mirada médica allí. La espacialización tercia-
tiene como objeto de saber la vida humana; ria, que son los gestos que en el conjunto de
después de Marie-François Xavier Bichat la sociedad invisten de contenidos médicos,
(1771-1802), busca explicar ese objeto de saber es el lugar de la institucionalización de la en-
a partir de su constitución orgánica. El surgi- fermedad, por la que una formación social
miento de la medicina moderna no tiene que moviliza una serie de prácticas diversas: for-
ver con la apertura de una forma de ver cuer- mas de exclusión, modos de asistencia, for-
pos y enfermedades con un margen de clari- mas de enseñanza y percepción de la muerte
dad que no se tenía antes. No es un ver sin (Foucault, 1963, 14).
concepto. Es decir, no hacemos referencia al
paso de la ceguera a la visiblidad, de la oscu- Estas espacializaciones se refieren entonces a
ridad a la luz del progreso y de las ciencias unas formas de existencia del discurso (taxo-
modernas. Se trata –con el surgimiento de la nomía médica), a una forma de ser sujeto (el
biomedicina– de un cambio en el modo de paciente enfermo en su domicilio o en el hos-
organizar la relación entre la observación y el picio), y a la función de las instituciones. En-
discurso, entre lo visible y lo enunciable. Se- tre los sujetos, las instituciones y los discur-
gún esta discontinuidad, se produce una alian- sos, no existe articulación en la época clásica.
za entre una manera de ver y una forma de Esa articulación se producirá con el comien-
decir. Una verbalización del cuerpo que es, a zo de la medicina moderna, a través de la
la vez, un nuevo estilo de mirada. espacialización terciaria, que hará posible la
reorganización de la medicina y el nacimien-
El nuevo modo de organizar la visiblidad (la to de la mirada clínica.
mirada clínica) y el discurso sobre el cuerpo La discontinuidad que hace visible el cambio
característico de la medicina clínica se pro- de la medicina clásica a la medicina moderna
ducen a través de la articulación, entre fines y a la mirada clínica se opera con un cambio
del siglo XVIII y el primer cuarto del XIX, de en la forma sintáxica de los elementos que
una forma múltiple de espacialización que se componen la medicina y no completamente
encontraba dispersa en la época clásica, siglos a nivel semántico. La reorganización institu-
XVII y XVIII. La época clásica fue ese período cional de la medicina y especialmente el pa-
de la medicina taxonómica, a la que ya nos pel de los hospitales permitió fusionar tres
hemos referido, que caracteriza las enferme- espacios de intervención médica, hasta enton-

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ces completamente separados: la nosografía La muerte no está ya más separada de la vida,


(clasificación de las enfermedades), su inscrip- sino que está integrada a ella, incluso como
ción en el organismo individual del paciente factor de explicación. Es con la muerte, a tra-
y la preocupación social por los problemas de vés del estudio de cadáveres, que se entiende
salud pública. la vida. La muerte explica la vida. No sólo el
objeto clínico no escapa a la historia, sino tam-
poco la muerte. Ella deviene objeto de saber y
EL MODELO cobra un valor epistemológico fundamental
con el nacimiento de la biomedicina (Foucault,
ANATOMOPATOLÓGICO Y LA 1963, 143).
FUNCIÓN CLÍNICA
La relación entre forma y vida se estudia y se
Con Bichat se penetra en el volumen del cuer- entiende con la disección de cadáveres. Lo que
po (Foucault, 1963, 132); nace una medicina se ve en los cadáveres con los conceptos órga-
anatomopatológica que busca detectar las le- no, tejido, lesión e inflamación, posibilita no sólo
siones orgánicas causantes de los síntomas. ese ver, sino también un decir. El ojo que ve,
La medicina de Bichat es localizacionista. Bus- habla. El ojo biomédico habla acerca de lo que
ca ubicar la enfermedad en la anomalía del ve y enseña a ver y a hablar. Lo que también
tejido o en el trastorno de la forma del órga- cobra historicidad es esa relación pedagógica
no. Ya no se trata de elaborar el mayor núme- con la mirada. Un paciente o un cadáver no
ro de cuadros nosológicos posible, sino de sirven solamente para comprender una pato-
ubicar la nosología en el órgano, en el tejido, logía, sino también para enseñar a ver. Para
en la lesión o en la inflamación. producir otros ojos que hablen.
Son los análisis de Bichat los que marcan la El lugar de realización de esa mirada tendrá
primera discontinuidad constitutiva de la bio- unas condiciones específicas de aislamiento,
medicina moderna. Antes de él, la enferme- de distribución de las patologías, de organi-
dad atraviesa los vivientes, pero no les perte- zación de las funciones de quienes allí labo-
nece. La enfermedad estaba por fuera de los ren, con el fin de convertirse en una máquina
enfermos, seguía sus propias leyes y perse- que cura. El hospital es máquina para curar
guía sus propios fines. Con Bichat, el enfer- porque hace ver lo que se puede decir. Pro-
mo deviene volumen, deviene composición duce un decir pertinente y preciso con res-
des-ordenada de órganos que forman el or- pecto al orden biológico del cuerpo y a sus
ganismo. Ese volumen que toma cuerpo en el anomalías. Pero ese decir lo hace a través del
cuerpo humano es condición de posibilidad ver. Hay que ver lo que se dice de lo que se ve,
de la medicina anatomopatológica. Sin volu- para poder ver, decir, entender y curar. El es-
men, sin profundidad orgánica, sin referen- pacio idóneo para la mirada clínica es el hos-
cia a una forma definida como normal para pital, pero también el cuerpo enfermo. Esta
cada órgano, sin una relación ordenada de la mirada, en condiciones espaciales epistemoló-
posición que toman los órganos en cada cuer- gicamente precisas (el hospital es también una
po, no es posible entender las patologías, no máquina de conocimiento), ve un volumen
es posible entender la anatomopatología. Lo corporal que también es espacio. Histórica-
que comienza a existir es una relación entre mente emerge, entonces, un devenir sentido
forma y vida, cuyo lugar de visibilidad es la del cuerpo como espacio, como volumen,
muerte. Con Bichat, es que el viviente, como como forma que contiene otras formas que se
portador de la muerte, es objeto de saber. relacionan entre ellas.

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El cuerpo humano no es un invariante histó- Para la biomedicina, la enfermedad o la


rico, sino que a comienzos del siglo XIX se disfunción es desviación de esa norma fija que
convierte en un objeto histórico, en un objeto le da positividad al discurso médico, está por
discursivo privilegiado para la biomedicina. fuera de la norma y por eso la biomedicina
La medicina moderna busca entender la vida normaliza para hacer entrar al enfermo en la
en el cuerpo, comprendiéndolo como espa- salud. La práctica biomédica se orienta al res-
cio con configuraciones espaciales específicas. tablecimiento de una normatividad en la que
La relación forma-vida es también relación se determina el contenido de la salud. Las dis-
sentido-espacio. La relación forma-vida-cuer- ciplinas biomédicas trabajan para restablecer
po, sentido-espacio-biomedicina es histórica la norma. Además, esas disciplinas biomédicas
y existe según unas condiciones específicas cuadriculan el cuerpo a través de una patolo-
que estamos mostrando aquí. No existe conti- gía atomizada que no reconoce la corporeidad
nuidad del cuerpo; la experiencia clínica pro- ni en su movilidad, ni en sus capacidades se-
duce un cuerpo humano históricamente nue- gún sus repuestas fisiológicas singulares, sino
vo. El discurso biomédico es una práctica que que la considera como un todo-objeto-natu-
forma el objeto cuerpo que ve y del que habla ral-divisible y designable.
según unas reglas de formación discursiva La medicalización es, en gran parte, normali-
precisas. zación y confiscación de la potencia del cuer-
po. Esa postura normativa de la biomedicina
Para entender el surgimiento de un saber es juega y jugará siempre un rol decisivo en la
necesario aprehender en los documentos los gestión de la existencia humana. La biome-
objetos, los conceptos y las estrategias discur- dicina es una disciplina científica de lo nor-
sivas que comienzan a relacionarse con esa mal. El principal problema para la biomedi-
emergencia. Es necesario atraparlos en la dis- cina no es el de la salud, sino el de la normali-
persión y en las relaciones que les son pro- dad, como lo muestra Foucault. La medicina
pias. La relación vida-muerte-enfermedad- cura a través de un proceso de normalización
verdad existe sólo en las condiciones históri- producido desde esa postura normativa que
cas que estamos ahora estudiando. le otorga carácter inmanente a la norma bio-
lógica. El orden biológico normativo de la
biomedicina y en especial el de la fisiología,
LA ANATOMOPATOLOGÍA COMO que en seguida veremos, es un acontecimien-
to histórico conectado con los procedimien-
ANATOMOPOLÍTICA tos de normalización y de regulación de la
vida humana, característicos de la moderni-
Hacemos visible, así, un cuerpo humano mo- dad.
derno con órganos ordenados según un or-
den biológico interno y normativo; cuerpo El saber biomédico penetra en los cuerpos
producido por un saber en tanto objeto discur- como gran poder normalizador. Sin embar-
sivo configurado según unas reglas de forma- go, cuando hablamos de poder, no estamos
ción discursiva. Este cuerpo, en la moderni- diciendo “represión”, “dominación”, “subyu-
dad, comienza a existir como viviente medicali- gación”. El poder es fuerte en la medida en
zado, inscrito en las reglas normativas de pro- que produce efectos positivos a nivel del sa-
ducción de saber del discurso biomédico que ber. El poder, lejos de estorbar al saber, lo pro-
comienza a constituir su positividad en rela- duce. Es a partir de un saber sobre el cuerpo
ción con la oposición orden biológico-anoma- que la medicina puede ejercer relaciones de
lía, orden normal-trastorno patológico. poder a través de procedimientos de norma-

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lización presentes en la serie diagnóstico-trata- cuerpo en el espejo de la muerte. La enferme-


miento-poder terapéutico-cura-normalidad. dad es como una muerte que es posible en
El poder de normalización de la medicina está vida o como el trabajo sordo de la muerte en
articulado a esa forma de positividad que la vida. Y la vida, según Bichat, es el conjunto
toma como referente la separación normal- de fuerzas que resisten a la muerte. Es por-
patológico. que podemos morir que nos enfermamos. Y
es porque la vida tiene fuerza vital, que viene
Es así como la experiencia anatomopatológica de ella misma, que resiste a la muerte.
produce también una anatomopolítica. El cuer-
po biomedicalizado de la anatomopatología Pero no se trata sólo de explicar la vida a tra-
es también un cuerpo normalizado y anclado vés de la muerte o de utilizar la muerte para
en las condiciones de saber y de poder pro- producir verdad acerca de la vida, sino tam-
ducidas por la positividad de las disciplinas bién de gestionar, a través de la medicalización
científicas biomédicas. Es innegable que la de los sujetos, la existencia humana según
medicina se propone curar, pero también es unos parámetros positivos que oponen lo nor-
innegable que cura con referencia a la norma mal a lo patológico y que la dan primacía a lo
considerada como un punto fijo. No hay sin- normal en la definición de los contenidos in-
gularidad existencial, corporal y fisiológica herentes a la salud humana. Entonces, la
como diferencia dentro de otras diferencias medicalización de los sujetos y de la sociedad
biológicas y vitales. consiste en alejarnos de todo aquello que al-
tere su normalidad. Lo que deviene preocu-
Existen patologías de origen orgánico, fisioló- pación es la salud del cuerpo, porque a través
gico, microbiótico y mental cuya explicación de ella hacemos visible la normalidad. La so-
positiva tiene un referente de normalidad que ciedad y los sujetos devienen medicalizados,
anula las particularidades. Los órganos de la es decir, preventivos.
biomedicina estás inscritos en un orden bio-
lógico que, a su vez, produce un ordenamien-
to político de los sujetos en relación con la FISIOLOGÍA E HIGIENE EN LA
normalidad. Cada sujeto es un paciente posi- MEDICINA DE LAS FIEBRES
ble en la medida en que el surgimiento de la
enfermedad delate su anomalía y su anorma- Broussais (1772-1838) elabora otra discontinui-
lidad. Cada grupo de sujetos enfermos (los dad constitutiva de la biomedicina y produce
del sida, por ejemplo), puede constituir una una relación entre fisiología, patología, espa-
sociedad que pone en peligro la salud y la cio y población. En 1832, una epidemia de
normalidad de la población, porque el carác- cólera azota París, produciendo una fuerte
ter transmisible de su enfermedad y los hábi- mortalidad (cf. Delaporte, 1990). Los enfermos
tos con que la han contraído alteran o ponen del cólera eran quienes estaban sometidos a
en riesgo las condiciones de normalidad las condiciones más insalubres en la ciudad:
biomédicas. artesanos pobres y obreros que vivían
hacinados alrededor de vertederos de aguas
En síntesis, hasta aquí, el método anatomopa- pútridas y de lugares de acumulación de ba-
tológico se acompaña del método anatomo- suras. Para Broussais, la muerte que produce
clínico que establece un nexo entre vida y el cólera se debe a una fiebre alta, a vómitos y
muerte en la percepción del cuerpo enfermo. a diarrea que terminan con el sujeto enfermo
La clínica tiene como función detectar las pro- por deshidratación. La fiebre no pone en cues-
fundidades del cuerpo, apoyada en el examen tión el funcionamiento de un órgano en par-
anotomopatológico que observa la vida del ticular, sino que afecta el organismo entero.

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La fisiología en Bichat estaba relacionada con que buscan recomponer la biomedicina en


la patología, especialmente en el caso de la beneficio de cuatro ejes fundamentales: los
gastroenteritis, con el fin de observar la miasmas, las causas, la higiene y la población.
espeficidad de la inflamación gastrointestinal. No hay continuidad en la patología. La nove-
Con Broussais, el problema biomédico fun- dad en patología aquí involucra ya no el ór-
damental no va a ser el darle un lugar a la gano y su lesión o la inflamación, sino los mias-
enfermedad relacionándola con la inflamación mas, las fiebres, los fluidos internos y la po-
de un órgano, sino que se trata especialmente blación. No hay continuidad en la vida como
de entender las causas que producen la en- objeto de saber de la biomedicina. Aquí la vida
fermedad y las alteraciones fisiológicas que comienza a ser problematizada por fuera del
afectan todo el organismo. Para Broussais, la hospital, en el campo de un pensamiento
fiebre se produce por desequilibrio de los flui- biopolítico que busca diseñar políticas gene-
dos internos del organismo, es decir, la rela- rales con respecto a la higiene, a la natalidad,
ción que Broussais propone entre fisiología y a la longevidad, a la morbilidad. La medicina
patología es completamente diferente a la de de Broussais se debe ocupar de la higiene
Bichat. La fiebre que produce el cólera tras- pública, no en beneficio del cuerpo individual
torna toda la función orgánica. Con Broussais, ni del cuerpo social, sino del cuerpo múltiple
pasamos de una medicina localizacionista (la de la población.
de Bichat), con énfasis en una versión ontoló-
gica de la enfermedad, la cual busca definirla
como una entidad con contenidos específi-
cos, a una medicina que se preocupa por en- BIOMEDICINA Y BIOPOLÍTICAS
tender los desequilibrios que producen en el
organismo los miasmas o gérmenes que se en- Con Broussais, el poder biomédico se ejerce
cuentran en los excrementos y en las aguas desde el diseño de unas biopolíticas. La hipó-
pútridas. tesis del biopoder es la siguiente: la vieja po-
tencia de la muerte en la que se simbolizaba el
Broussais exige una reforma en las políticas poder soberano es ahora recubierta cuidado-
de la salud que no beneficien exclusivamente samente a través de la administración de los
al hospital y una reforma hospitalaria que in- cuerpos y de la gestión calculada de la vida.
troduzca en el hospital preocupaciones sani- Desarrollo rápido de disciplinas diversas: hos-
tarias generales que se ocupen de higienizar pitales, escuelas, colegios, talleres, fábricas,
el espacio público. El problema en la medici- cuarteles. Aparición también, en el campo de
na de Broussais no es el enfermo ni la enfer- las prácticas biopolíticas y de las observacio-
medad, sino las causas que llegan a producir nes económicas, de consideraciones acerca de
enfermedad. El problema es el espacio y la la natalidad, de la longevidad, de la salud
población. Por eso la reforma de Broussais pública, del hábitat, de la migración de las
busca medicalizar (crear condiciones preven- poblaciones. Surgimiento explosivo, entonces,
tivas), pero de una manera distinta a la de de técnicas diversas y numerosas que tienen
Bichat. No es la primacía del hospital como como objetivo sujetar a los cuerpos y contro-
máquina para curar, es la primacía de políti- lar las poblaciones (Foucault, 1976, 184). De
cas sanitarias que afectan la ciudad, el espa- esta manera, aprendemos poco a poco lo que
cio rural que la rodea y en especial los puer- es ser una especie viviente en un mundo vi-
tos, ya que el cólera entró a Francia por los viente, tener un cuerpo, condiciones de exis-
puertos. tencia, probabilidad de vida, salud individual
o colectiva, fuerzas que se pueden modificar
Se forman así nuevos objetos de saber, nue- y un espacio en el cual esas fuerzas se pueden
vos conceptos, nuevas estrategias discursivas repartir de manera óptima. Por primera vez

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en la historia, lo biológico entra en lo político ser viviente. Los hombres son solidarios, vi-
(c.f. Foucault, 1976). ven los unos de los otros; pero para que la
solidaridad se dé en el bien de la población,
Es el Estado moderno el que realiza el biopo- los modelos de funcionamiento como los ob-
der. La palabra clave para entender el funcio- jetivos de las políticas solidarias tienen que
namiento del Estado moderno es la de pre- ser de tipo biomédico (Ewald, 1985).
vención: la vida de cada uno es un factor de
riesgo para los otros. Las biopolíticas que ge- La modernidad con Broussais y después de
nera la biomedicina desde Broussais deben ser él, se caracteriza por una conjunción de las
políticas de Estado; por esto, la obligación del relaciones saber-poder en relación con el tema
Estado es hacer que cada quien se conduzca de la vida. Una vida que desde ese momento
de la manera más profiláctica posible. El Esta- la biomedicina comienza a gestionar técnica-
do tiene la obligación de gestionar la vida de mente.
la población con el fin de preservarla contra
ella misma y permitirle realizar potencialida-
des económicas que enriquezcan al Estado y
a los sujetos. La riqueza fundamental para el
EL MODELO FISIOPATOLÓGICO
Estado moderno es la vida. Es entonces la vida El modelo fisiopatológico involucra la atomi-
la que debe protegerse. El Estado moderno zación del cuerpo, la delimitación positivo-
vigila el derecho a la vida. Lo que da derecho estadística de la frontera entre lo normal y lo
no es lo que uno hace de su vida, sino el he- patológico, el anclaje del cuerpo en una nor-
cho mismo de ser un viviente y de tener ne- malidad positiva y formalizada, la atribución
cesidades para satisfacer. El problema no es de un valor negativo a la enfermedad conce-
entonces el de la libertad: la libertad no tiene bida como error. Según este modelo biomé-
un gran valor, sino el hecho de ser un vivien- dico, la enfermedad es producida por la exa-
te. De ahí la insistencia en cuanto a la gestión geración o el déficit de una secreción. Es de-
de los anormales. También en ellos hay una cir, por un movimiento celular que se libera
riqueza que es necesario saber explotar. Al de su control.
Estado moderno lo une la idea de que es ne-
cesario proteger al viviente para explotar las Según Claude Bernard (1813-1878), la no uti-
potencialidades generales de la vida. En el lización de azúcares que caracteriza la diabe-
Estado moderno, se trata de una economía tes no se explica solamente por la insuficien-
de la vida que garantiza el funcionamiento de cia pancreática, sino que el cuerpo es inunda-
una economía de las riquezas materiales. do de cuerpos cetónicos que provienen de
grasas no quemadas que terminan producien-
En este contexto, entonces, es evidente la do un estado de acidez, provocando la caída
fuerza que adquirió el poder biomédico y to- en el coma diabético. El desarrollo fisiológico
dos los especialistas de la vida. La institucio- propio a esta enfermedad organiza la escena
nalización de esta forma moderna de Estado patológica a través de un fenómeno antiinmu-
se hace a través del desarrollo de un pensa- nitario. El enfermo, así, crea su propia enfer-
miento de tipo positivista que objetiva la po- medad. De esta manera, el estudio de la fun-
blación como un ser vivo: el hombre moder- ción glucogénica del hígado sirvió como mo-
no saca su vida de la población a la cual en delo para determinar la formación de la me-
sentido propio él pertenece. Las doctrinas de dicina fisiopatológica.
solidaridad, de fraternidad, pero también las
racistas y las eugenistas, están relacionadas Si bien la condición de posibilidad de esta
con esta concepción de la población como un medicina está en Broussais y en el objetivo

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que Claude Bernard se había trazado desde la ción de su huésped. Supone una causalidad
perspectiva de Broussais, de comprender la determinable que prescribe modos de actuar,
fisiología general del organismo a través de especialmente en los sistemas de gran cohe-
una medicina experimental que involucrara rencia entre diagnóstico y terapéutica. Los
el laboratorio, la elaboración de protocolos conceptos vector, huésped, factores epidemio-
experimentales y una relación directa con la lógicos, vacunas, bacilos, hongos, bacterias y lue-
bioquímica y la física, el producto de la medi- go el de virus orientarán gran parte de la me-
cina bernardiana poco tendrá que ver con ese dicina a utilizar la experimentación y los cul-
objetivo. Al final, no sólo no se produce una tivos in vitro, para determinar el funciona-
comprensión general del organismo a través miento de los parásitos y las vías que utilizan
del estudio de todas sus fisiologías y de sus para infectar el organismo humano.
mecanismos de integración, sino que se inau-
gura el estudio de fisiologías aisladas, donde
priman las formas de explicación bioquímicas
y físicas y se deja de lado la explicación bioló-
LA CRISIS ACTUAL DE LOS
gica del problema del funcionamiento de la MODELOS BIOMÉDICOS Y LA
vida a través de sus relaciones (c.f Georges ALTERNATIVA LITERARIA
Canguilhem, 1966). Esas fisiologías aisladas
producirán la medicina que atomiza el cuer-
po en especializaciones desconectadas y acen- Hemos mostrado que la preocupación por la
tuará, en la comprensión fisiológica, la expli- normalidad de los sujetos y por la salud de la
cación bioestadística elaborada con ayuda de población sustituyó a la preocupación por su
parámetros bioquímicos y biofísicos. salvación. La medicina anatomopatológica
instituye la muerte como forma de conocer la
Según Canguilhem, quien ha estudiado a fon- vida. El cadáver abierto y exteriorizado es la
do la medicina bernardiana, a partir de ella, verdad interior de la enfermedad. Es la pro-
el peor enemigo de la medicina es la medici- fundidad extendida de la relación médico-
na misma, debido al dogmatismo al que ha enfermo. Lo que se modificó con la biomedi-
cedido. Para Canguilhem, el cuerpo es un cina fue la relación con la enfermedad a tra-
todo, no un encajaminento de órganos. Las vés de la medicina de la fuerza laboral. La sa-
partes reaccionan no sólo las unas sobre las lud comienza a tener un valor económico. Se
otras, sino con las otras. Además, la enferme- elaboran políticas de la salud, de la higiene
dad no sólo no es un error negativo, sino que pública y privada, con el fin de mantener sana
es a través de ella que se aprende a restable- la fuerza laboral. A partir del siglo XIX existe
cer la salud. La enfermedad también innova una sola medicina de valor universal, pero con
movilizando el organismo en relación con las dos campos de aplicación distintos: el hospi-
defensas y con las patologías. tal para las clases necesitadas y la profesión
liberal para los adinerados.
LA MEDICINA MICROBIANA Y EL La clínica es, probablemente, el primer inten-
to desde el Renacimiento de formar una cien-
MODELO ETIOPATOLÓGICO cia únicamente sobre el campo perceptivo y
una práctica sólo sobre el ejercicio de la mira-
Este modelo etiopatológico también tiene con- da. Ese ejercicio lo realiza el médico, a través
diciones de posibilidad en la medicina de del estatuto que define sus competencias y
Broussais. Concibe la enfermedad como la sus límites, sus relaciones con otros grupos y
entrada en el organismo de un parásito ene- con la sociedad, su definición reivindicada de
migo que se desarrolla utilizando la informa- ser el personaje que posee el poder de conju-

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rar el sufrimiento y la muerte. Estas modifi- fermo que su primo», insiste para que Hans
caciones, surgidas en el contexto de la socie- se haga examinar y quede clasificado como
dad industrial preocupada por la salud de las enfermo. Y a pesar de que Hans está seguro
poblaciones y por la fuerza laboral, fueron de estar sano y de paso, como Ulises en el
decisivas en la definición de los niveles de reino de las sombras, unos capítulos más ade-
productividad y de competitividad del capi- lante pasará de ser visitante a ser camarada,
talismo moderno (Ewald, 1985). con el termómetro debajo de la lengua tomán-
dose constantemente la temperatura. Kro-
Con respecto a este poder normalizador de la kovski, el ayudante de Behrens, se siente com-
biopolítica, la literatura nos permite tomar placido de que las relaciones con Castorp ha-
posiciones éticas con respecto al monopolio yan «entrado en una nueva fase».
de la salud, a la posibilidad de curarse por
otras vías no medicalizadas, a entender la re- Existe un sentimiento de indiferencia hacia la
lación sujeto-población-enfermedad con muerte en un ambiente en el que cada cual
parámetros no sólo normalizantes y someti- está a la espera de su propio decreto de muer-
dos al miedo a la muerte, sino también te, que podría explicarse como una especie
vitalistas. de “fascinación por la muerte”, en la que el
hombre toma consciencia de lo trágico de su
existencia. Y es que el tuberculoso «estaría
LA TUBERCULOSIS EN LA como de visita en la tierra», como dice Thomas
Mann escribiendo sobre la tuberculosis de
MONTAÑA MÁGICA DE THOMAS Chekov.
MANN (1924) La estadía de Hans en el Berghof, es como una
Cuatro siglos antes de Pasteur, un médico ita- larga noche de insomnio o como una pesadi-
liano, Fracastor (1478-1553), clasifica la tisis en lla. Hans gana y pierde quedándose con los
el grupo de las enfermedades infecciosas y de arriba. Pierde, en el sentido de que deja
contagiosas; hasta ese entonces se la creía he- interrumpida su vida profesional. Gana, pues
reditaria. Estos dos aspectos de infección y logra dar a su vida un sentido más elevado y
de contagio se olvidan rápidamente. De ahí más profundo. Castorp es un hombre sano,
que el cuadro que presenta el sanatorio en La elegido por la enfermedad; ésta, si no logra
montaña mágica no sea en un principio un
despertar en él una genialidad artística, por
cuadro clínico en el que reine el temor por el lo menos sí le permite adentrarse en el mun-
contagio. Thomas Mann describe esta “negli- do del humanismo, ilustrado por el tubercu-
gencia”, producto del desconocimiento de las loso Settembrini.
causas de la enfermedad. Hans Castorp «se Dice Hans de Settembrini:
dirigía en pleno verano desde Hamburgo, su
ciudad natal, a Davos-Platz, en el cantón de Es un pedagogo humanista, no hay duda. No
los Grisones. Iba allí a hacer una visita de tres cesa de darte lecciones, bien bajo la forma de anéc-
semanas» (Mann, 2001, 13). Hans, como tu- dota o de forma abstracta. ¡Y habla de tantas
rista desprevenido, hace una visita de verano cosas! Nunca hubiera imaginado que se pudiese
a su primo Joachim, quien se encuentra re- hablar de cosas semejantes, ni siquiera compren-
cluido en un sanatorio. Ni Hans ni Joachim derlas.
pueden presentir las consecuencias de esta
“corta” visita. Sin embargo, desde el primer Si le hubiese encontrado en la llanura, segura-
encuentro, el doctor Behrens, director del sa- mente no le hubiera podido comprender (Mann,
natorio, apuesta a que «Hans sería mejor en- 2001, 277-278).

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Gana, en el sentido de abandono de sí mismo rada que se había construido allí; una vida en
que permite vivir el sanatorio. Los enfermos la que la espera por el regreso de Clawdia
se sienten protegidos y liberados de toda res- Chauchat era tan sólo uno de los elementos
ponsabilidad, pues Behrens impone las reglas, que lo mantenían aferrado a la montaña. Así
vigila su comportamiento, su comida. Pierde, que cuando el tío James, informado por
en el sentido de que se vuelve pasivo, como Joachim del estado de buena salud de la que
todos los demás enfermos del sanatorio, con- gozaba Hans, sube hasta el Berghof en su bus-
sumidores de comida y medicamentos. Gana, ca, parece que se quisiera repetir la historia
pues la enfermedad le sirve para experimen- de Hans visitando a su primo Joachim. La vi-
tar una pasión que en la llanura nunca hubie- sita no tiene ningún efecto convincente sobre
ra podido experimentar. Gracias a la tubercu- Hans y el tío James parte de manera súbita, a
losis puede dar rienda suelta a su pasión por la madrugada, aterrorizado de que se le quie-
Madame Chauchat, mientras que los sínto- ra clasificar a la fuerza como enfermo, «feliz
mas exteriores de su amor se confunden –co- por haber huido sano y salvo: burgués fugiti-
mo en El amor en los tiempos del cólera– con vo hacia la bandera de la llanura» (607).
los síntomas de la enfermedad.
Estar en buena salud parece ya ser banal y
vulgar para Hans. En tanto que tuberculoso, FINALE
su imagen cobra importancia ante Madame
Chauchat y ante sí mismo. La tuberculosis La ética involucra la relación que cada quien
permite la promoción de la imagen de sí mis- construye con los demás. En la medida en que
mo, tristeza y tuberculosis se convierten en la biomedicina ha jugado un papel determi-
sinónimos y característicos de época y rango. nante en la organización de nuestra relación
Novalis decía que el ideal de una salud per- con nosotros mismos y con los demás, es per-
fecta sólo interesa a los científicos. La salud tinente mantener el discurso biomédico en
ya no interesa a Hans, de manera que cuando una constante aproximación crítica. Para te-
el doctor Berhens le anuncia que está sano y ner en cuenta la literatura en dicha aproxi-
que se puede marchar, se llena de horror, «Ha- mación, hemos elaborado este texto que no
bía adquirido la costumbre de vivir así y ese promete una emancipación, una liberación del
género de vida le resultaba agradable, era el discurso biomédico, sino, más bien, que ini-
único que podía imaginar y que le concedía cia la construcción de una ética de nuestros
la ventaja de hallarse tendido al abrigo y de diferentes modos de existir.
poder reflexionar en todo» (Mann, 2001, 580-
581).
Tenderse bajo el frío –el bacilo de Koch es re-
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Original recibido: junio 2003
Aceptado: agosto 2003
Se autoriza la reproducción del artículo citando la fuente y los créditos de los autores.

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