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UNIVERSIDAD NACIONAL FEDERICO VILLARREAL

Facultad de Psicología

Monografía sobre la
Terapia Racional Emotiva (TRE)

Curso: Introducción a la Psicoterapia

Profesor: José Luis Cervera Santiago

Alumnos: Gamboa, G.; Carbajal, L. y Simeon, C.

4to año - C

Lima, Perú

2019
Introducción

La Terapia Racional Emotiva es una de las terapias que más relevancia e importancia han
tenido, además es una de las pioneras de las terapias cognitivas, como nos cuenta su creador
Albert Ellis.

La influencia de Ellis se basa en su adolescencia cuando tenía problemas de timidez, temor


a hablar en público y especialmente ansiedad para relaciones con mujeres. Para superar estos
problemas, empezó a utilizar técnicas cognitivas conductuales, familiarizándose así con
ellas.

También estaba muy interesado por la filosofía y la psicología, especialmente por los escritos
de Epiceto, Marco Aurelio, Emerson, Coué, Dewey, Freud, Rusell y Watson. Empezó a
practicar la psicoterapia y la terapia sexual y marital en 1943 y se doctoró en Psicología en
1947.

Entre las bases teóricas de la TRE, también hallamos la influencia de Horney (la tiranía de
los debería), de la Semántica General de Korzibsky (ej., los problemas con la utilización del
verbo ser referido a las personas) y de antiguas filosofías orientales como las de Confucio y
Buda.

Desde 1955 hasta 1963, Ellis estuvo prácticamente solo en la práctica y difusión de la
Terapia Racional Emotiva. A partir de ahí, en gran parte debido al trabajo de los terapeutas
que se habían ido formando en la TRE, esta forma de Terapia comenzó a extenderse entre
los profesionales y a ser adoptada (y, en algunos casos modificada) por una serie de
reconocidos profesionales e investigadores.
CAPÍTULO 1: ANTECEDENTES E INFLUENCIAS

1.1. Contexto filosófico y sociocultural.

Muchos de los aspectos filosóficos de la terapia racional-emotiva vienen de la


inclinación de los filósofos estoicos griegos y romanos, y de pensadores orientales budistas
y taoístas. También se encuentra de acuerdo con ideas del moderno neo-racionalismo, que
emplea la lógica y la razón a la ciencia. Así mismo se halla de acuerdo con diferentes
aspectos del existencialismo moderno.

Considera al ser humano, como uno capaz de comportarse racional e irracionalmente.


Y solamente cuando actuamos y pensamos de manera racional, es cuando en verdad nos
sentimos felices y efectivos. Tenemos entonces, que la orientación racional-emotiva está
compuesta de una teoría de personalidad, un sistema filosófico y una técnica para el
tratamiento psicológico.

Entre los aspectos fundamentales del enfoque se encuentran el supuesto de que el


pensamiento y la emoción no son dos procesos por completo diferentes, sino que más bien
están sobrepuestos de manera significativa y que a menudo la emotividad desordenada puede
mejorarse cambiando la forma en que pensamos.

De lo anterior se establecen algunos supuestos:

1) Que el pensar y sentir se hallan íntimamente conectados y, que a menudo, tan solo
se diferencian en que el pensamiento es una manera de distinción más tranquila, y
menos dirigida hacia la actividad que la emoción.

2) Al encontrarse altamente relacionados el pensamiento y la emoción, estos actúan


en una forma circular de causa y efecto y, en determinados aspectos, vienen a ser una
misma cosa; de manera que el pensar se convierte en la emoción, y la emoción a su
vez pue· de convertirse en pensamiento.

Siendo los seres humanos animales capaces de crear y utilizar símbolos y lenguaje,
es de esperarse que el pensar y sentir adopten la forma de conversación con uno mismo o de
oraciones internas (conversación interna o auto-verbalizaciones), y estas oraciones que nos
decimos se llegan a convertir en nuestros pensamientos y emociones.
Con esto Ellis no trata de decir que la emoción no pueda existir sin el pensamiento,
ya que es probable que sí pueda darse sola; pero en tal circunstancia, tan solo existe
momentáneamente. Por consiguiente, parece bastante difícil que podamos sostener nuestras
emociones sin que las estemos reforzando con nuestros pensamientos o ideas de forma
repetitiva.

Esto lleva a la hipótesis de que la emotividad sostenida en los seres humanos es


frecuentemente el resultado de nuestros pensamientos o auto-verbalizaciones. De aquí extrae
Ellis una serie de explicaciones referentes al origen y mantenimiento de los estados y
trastornos emocionales. Tenemos que perturbaciones leves y aun severas, a menudo puede
ser el resultado de emociones desordenadas, bien sean excesivas o muy poco intensas e
incontrolables; y parece esto ser el producto de un pensar ilógico, fantasioso, irracional,
inflexible e infantil.

1.2. Biografía del representante máximo del enfoque.

Albert Ellis, iniciador del enfoque terapéutico racional-emotivo, obtuvo su título de


bachiller en artes del City College de Nueva York en 1934. En 1943 recibió el título de
maestría. Y en 1947 el de doctor los dos últimos en la Universidad de Columbia. Comenzó
su carrera profesional, ejerciendo en la práctica privada y trabajando principalmente con
problemas matrimoniales, familiares y sexuales. Se interesó por el enfoque psicoanalítico y
estudiando esta modalidad terapéutica, se sometió a 3 años de análisis. Ha trabajo como
psicólogo jefe del Centro de Diagnóstico del Departamento de Nueva Jersey y ha trabajado
en otras Instituciones y Agencias que brindan ayuda psicológica. También se ha
desempeñado como profesor en las Universidades de Rutgers y Nueva York. Actualmente
se halla a cargo de la Dirección Ejecutiva del Instituto para la Vida Racional, en Nueva York.
Entre sus obras se encuentran: El Folklore del Sexo; Sexo sin Culpa; Una Guia para la Vida
Racional (con Robert A. Harper); Razón y Emoción en Psicoterapia; Psicoterapia
Humanlstica: El Enfoque Racional Emotivo; Manual de Terapia Racional Emotiva (con
Russell Grieger), y muchos más.

Al tratar de ayudar a sus clientes a solucionar sus problemas, el Dr. Ellis pasó una
serie de etapas en cuanto al uso de diversos enfoques terapéuticos. Al iniciarse en la terapia
matrimonial, encontraba muy poco satisfactorias las alternativas que les ofrecía a sus
clientes, pues consideraba que no atacaba las bases del problema y de que su enfoque era
demasiado superficial. Comenzó a practicar el psicoanálisis ortodoxo, y logró mayores
resultados, pero aún no se sentía satisfecho con dichos resultados, ni con las teorías y técnicas
psicoanalíticas. Parece que existía una falta de correspondencia entre la personalidad de Ellis
y la pasividad que exige el análisis ortodoxo. Cambió entonces hacia un enfoque neo-
freudiano, pero aún esto no le satisfacía. Empezó a interesarse por el modelo
comportamental, y aunque notó que éste enfoque era más efectivo que los anteriores, no
estaba por completo satisfecho.

Fue en ese momento, cuando dio inicio el enfoque racional. Sin embargo, tuvo una
serie de problemas al tratar de introducir su enfoque, ya que era frecuentemente confundido
con otras orientaciones de ayuda que empleaban enfoques racionales. Entonces cambió el
nombre de terapia racional, por el de terapia racional-emotiva, ya que su orientación
enfatizaba en ambos aspectos.

1.4. La imagen o concepción del hombre.

El ser humano tiene un sistema de conocimientos y creencias que conforman su área


cognitiva y se combina con sus emociones y reacciones conductuales. Para explicarnos
nuestra manera de actuar, es necesario que nos detengamos en los pensamientos que vamos
estructurando en el transcurso de la vida y que están estrechamente vinculados a nuestros
sentimientos y actitudes. En consecuencia, la manera de pensar es realmente importante en
la expresión de las emociones y el comportamiento normal y perturbado. Pero si bien es
cierto que nuestros pensamientos y creencias afectan de manera significativa nuestras
emociones y conductas, estas últimas dejan también su huella en nuestro pensamiento. Es
decir, se da una constante interrelación.

Los seres humanos nacen con predisposiciones bilógicas, como la tendencia a tener
relaciones sexo- amor y a vivir en un grupo familiar. Además, se postula que son proclives
a cometer errores ya derrotarse a sí mismos en la persecución de sus metas y objetivos
básicos.

Ellis sostiene que las personas se crean sus propios trastornos cognitivos,
emocionales y conductuales; que las neurosis se originan y fortalecen en gran parte por las
ideas irracionales. Inclusive las personas muy inteligentes pueden tender por su herencia
biológica, a ser muy sugestionables, a generalizar y pensar irrazonablemente.
 Importancia de los valores.

Afirma que la personalidad está constituida en gran parte por creencias, fundamentos o
actitudes. Muestra que los valores influyen de modo significativo en el comportamiento de
las personas, por lo que intentar modificarlos produce un cambio directo en la personalidad.

Todo cambio verdadero de la personalidad sólo puede llevarse a cabo, si la persona


aprende a reconocer sus percepciones y pensamientos irreales y se esfuerza por
transformarlos por una filosofía de vida más lógica y razonable.
CAPÍTULO 2: BASES EPISTEMOLÓGICAS DEL ENFOQUE
PSICOTERAPÉUTICO

2.1.-Las bases teóricas del enfoque. Conceptos y terminología básica del enfoque.

Los principales conceptos de la terapia racional emotiva; son las siguientes en la que
se pondrá énfasis en lo teórico para el entendimiento de los lectores y pueda ser de fácil
aplicación. Se las describe a continuación:

2.1.1. El pensamiento racional e irracional

La persona es un organismo psico- social, porque busca construir y alcanzar


metas, valores mediante los cuales intenta aportar un significado a su vida, pues
permanentemente están relacionadas con la búsqueda de la felicidad y con permanecer
vivos.

Para el modelo de Ellis “lo racional significa aquello que es verdadero, lógico,
pragmático, basado en la realidad; por tanto, facilita que la gente logre sus metas y
propósitos” (Gabalda, 2007). Es decir, son datos que ingresan con mayor exactitud y
ayudan al individuo a centrarse de mejor manera en lo que proyectan conseguir, estos se
caracterizan por:

 Establecer o elegir ciertos ideales, metas, valores y propósitos básicos.

 Utilizar una forma eficiente, científica, lógico- empírica, de lograr esas metas y
valores, evitando consecuencias contradictorias y perjudiciales.

Por consiguiente, lo irracional va a ser aquello que es falso, ilógico, que no está
basado en la realidad y dificulta que la gente logre sus metas y propósitos más básicos.
Como resultado del estudio realizado se aprecia que la mayoría de los pacientes con
insuficiencia renal están propensos a tener esta clase de ideas por los cambios expuestos
durante la enfermedad; al igual por interferir con la supervivencia y felicidad.

En tanto que; la conducta irracional consta de los siguientes aspectos:

 El individuo cree, la mayoría de las veces de forma muy firme, que está ajustado
a lo que es real o no.
 Las personas que presentan una conducta irracional suelen rebajarse o no
aceptarse a ellas mismas.

 Interfiere con nuestro funcionamiento satisfactorio dentro de nuestros grupos de


referencia.

 Bloquea, de forma muy clara, lograr el tipo de relaciones interpersonales que


nos gustaría tener.

 Impide que trabajemos de forma madura y productiva.

 Interfiere con nuestros mejores intereses en muchos campos (Ibíd., 2007).

Como resultado, lo racional e irracional estará latente en determinadas


circunstancias y eventos que dependerán de cada ser humano aplicar el pensamiento
adecuado para obtener lo que desea; con respecto sus prioridades o necesidades.

2.1.2. El "A-B-C" de la Teoría

Para reconocer con eficacia las emociones y conductas que pueden presentarse como
negativas, ligeras, fuertes inapropiadas o apropiadas; lo principal es poner énfasis en los
pensamientos, es decir todo lo relacionado con las creencias e imágenes que disparan de
un acontecimiento y estas son interpretadas de forma racional o irracional. Por este
motivo, Ellis citado en Shepard, (1986) resumió su teoría que denominó el "ABC"
recordando que "entre A y C siempre está B"; en la que se detalla a continuación:

A) Los acontecimientos activantes. Es el suceso o situación que puede ser externo o


interno; generadas por las experiencias en el entorno.
B) Las creencias. Significa la consecuencia o reacción ante "A" (hechos). Es decir, es
la creencia o la interpretación que realizamos ante cualquier suceso; aquí
predominan las creencias racionales e irracionales. Por ende, el individuo puede
interpretar su realidad de forma objetiva y percibida; ya que en la primera se puede
confirmar y probar a 18 través de los hechos y con sustentos verídicos; en la
segunda describe la persona como supuestamente cree que es, cómo está evaluando
la situación.
C) Las consecuencias. Es el sistema de consecuencias emocionales y conductuales que
causan ante determinados hechos activadores. Cabe mencionar, que no todas las
emociones son inapropiadas, ya que estas son muy útiles en la vida diaria, y son
parte de la supervivencia. Es por ello, que las disfuncionales se consideran dañinas
y no permiten conseguir las metas propuestas, además puede tener como
consecuencia un comportamiento nocivo para sí mismo. “El poder diferenciar una
emoción perturbadora, de una no perturbadora es uno de los aspectos más
importantes, ya que implica un objetivo claro que se plantea a nivel terapéutico y
es transformar el sufrimiento en emociones que, aunque negativas, sean apropiadas
y adaptativas”, según Lega, Caballo y Ellis (1997) estas pueden ser:

• Emociones apropiadas: preocupación, tristeza, enojo, pesar, frustración.

• Emociones inapropiadas: ansiedad, depresión, enojo excesivo y peligroso,


culpa y vergüenza (Ibíd.).

2.1.3. La filosofía racional y la filosofía irracional

Una idea de Ellis leída en una publicación de Gabalda (2007) define que la
“filosofía racional corresponde a las preferencias, los deseos; en cambio frente a la
filosofía irracional se encuentra los absolutos, demandas o exigencias, sobre cómo deben
ser las cosas, nosotros mismos o comportarse los demás”.

Por tal motivo, el terapeuta ayuda a modificar las ideas irracionales que están
interfiriendo en las emociones y conductas, con el objetivo de generar un cambio en todos
sus componentes. Para ello, el autor identificó las llamadas ideas irracionales más
frecuentes. Son en total 11 creencias irracionales que se dan más frecuentemente.

Como consecuencia de las ideas irracionales, se puede afirmar que surgen


problemáticas y además pueden generar la aparición de una serie de trastornos
emocionales y conductuales impidiendo la superación personal. En efecto, los
pensamientos incorrectos deben ser modificados y reestructurados; proyectando
alternativas racionales; de este modo, se plantea el objetivo deseado por el terapeuta y la
persona contrarrestará la preocupación e inestabilidad emocional.
2.2.- Estructura teórica:

2.2.1.- Fundamentos teóricos.

Los fundamentos teóricos de la Terapia Racional Emotiva, Ellis los encontró en


la aproximación cognitiva conductual, que es una aproximación teórica que también se
desarrolló en la misma época (Ellis, 1962). La aproximación cognitivo conductual es una
derivación de la Terapia de la Conducta, que, a su vez, se deriva de la Modificación de la
Conducta.

En términos generales, se puede decir que la Modificación de la Conducta es la


aplicación de los principios derivados del Análisis Experimental de la Conducta. Estos
principios, que son cuatro (reforzamiento, discriminación, castigo y extinción), fueron
aplicados a diversos campos aplicados de la actividad humana, tales como la educación
especial, retardo en el desarrollo, la industria, la educación y problemas de ansiedad,
enclavados de manera clásica dentro de la llamada psicología clínica, durante los inicios
y mediados de los años 70.

Sin embargo, esta aplicación, aunque prometedora, los psicólogos pronto la


sintieron muy limitada debido a que sólo había que tomar en cuenta los eventos
antecedentes, el comportamiento, los eventos consecuentes y en ocasiones el contexto. A
pesar de que se hicieron avances significativos en las aplicaciones prácticas, el modelo se
quedaba corto en sus diversas aplicaciones a los seres humanos.

2.2.2.- Personalidad o estructura del carácter.

La terapia racional-emotiva coloca gran énfasis en los valores humanos y sostiene


que lo que llamamos personalidad consiste en gran medida en creencias, constructos o
actitudes; y que los seres humanos tienen la tendencia a funcionar más saludablemente
cuando mantienen valores racionales o de bases empíricas y que se sienten perturbados
con metas perfeccionistas o absolutistas.

Windy y Ellis (como se citó en Gerril y Zimbardo, 2005) definen terapia racional
emotiva como un sistema detallado de cambio de la personalidad, basado en la
transformación de creencias irracionales que causan reacciones emocionales indeseables
y muy intensas.
Entonces, para lograr el buen manejo de las creencias irracionales que se generan
por las experiencias de vida a lo largo del desarrollo de cada persona, es necesario tomar
en consideración diversos factores como la cultura, la sociedad, la familia y la
personalidad como tal, para reconocer de una mejor manera todos aquellos pensamientos
disfuncionales que causan desequilibrio a nivel psicológico.

La TRE funciona como un sistema detallado del cambio de la personalidad


mediante la herramienta de análisis denominado ABC, que basa su eficacia en el
reconocimiento y trasformación de las ideas o creencias irracionales que provocan
reacciones emocionales indeseables y muy intensas para cada individuo.

Este nuevo punto de vista o estructura cognitiva por la que se esfuerza la TRE
incluye la adquisición por parte de los clientes de filosofías de interés en sí mismas,
dirección propia, tolerancia consigo mismos y con los demás, aceptación de la
incertidumbre, flexibilidad, pensamiento científico, riesgo y compromiso con los
intereses vitales. (Ellis, 1973b, 1979a). La TRE parte de la hipótesis de que si los clientes
consiguen este tipo de perspectiva de cambio, se minimizará la creación de problemas
«emocionales» en el presente y en el futuro.

La TRE fue la primera escuela importante de psicoterapia que casó el debate


filosófico y la reestructuración cognitiva tanto para la terapia conductual como para la
terapia experimental. Al principio se emplearon unos pocos métodos conductuales
básicos, tales como asignar tareas, fomentar la desensibilización in vivo, usar métodos de
refuerzo y el entrenamiento en habilidades (Ellis, 1956a, 1962; Ellis y Harper, 1961a,
1961b).

2.3.3.- Psicopatología, neurosis, etc.

La Terapia Racional Emotiva tiene un cometido claro, tal como como afirma
Saranson (2006) en su libro Psicopatología anormal, el problema de la conducta
inadaptada, donde hace referencia a Ellis y Dryden (1977): las personas han de cuestionar
sus creencias fundamentales (en la mayoría de casos, irracionales), para después
sustituirlas por otras más constructivas (racionales).

Toda corriente o terapia psicológica centra su finalidad en base a principios que


sustentan y dan forma a las ideas de quien postula una técnica psicoterapéutica. Ellis
establece algunos principios relacionados con la psicopatología que son:
 Múltiples factores tanto genéticos, como las influencias ambientales se
encuentran en el origen del pensamiento irracional y la psicopatología.

 A pesar de la existencia de las influencias del pasado en la psicopatología, la


terapia racional emotivo-conductual enfatiza las influencias presentes, ya que
son las responsables de que el malestar continúe a través del tiempo, a pesar de
que las influencias pasadas hayan dejado de existir.

 Aunque las creencias se pueden cambiar, ese cambio no va a suceder


necesariamente con facilidad.

Debido a que sentimos en función de lo que pensamos, para acabar con un


problema emocional, tenemos que empezar haciendo un análisis de nuestros
pensamientos. Si la psicopatología es producto del pensamiento irracional, lo mejor que
podemos hacer es cambiar ese pensamiento. De hecho, es lo único que podemos cambiar,
ya que no podemos cambiar directamente las emociones ni dejar de sentirnos mal sólo
porque lo deseemos.

Múltiples factores, tanto genéticos como las influencias ambientales (educación,


etc.) se encuentran en el origen del pensamiento irracional y la psicopatología. De hecho,
los seres humanos, parecemos tener una tendencia natural hacia el pensamiento irracional
(no constructivo) y la cultura en que vivimos moldea el contenido específico de esas
creencias.

A pesar de la existencia de influencias del pasado en la psicopatología, la terapia


racional emotiva enfatiza las influencias presentes, ya que son las responsables de que el
malestar haya continuado a través del tiempo, a pesar de que las influencias pasadas hayan
dejado de existir. La causa principal del malestar emocional no tiene que ver con el modo
en que fueron adquiridas esas creencias o modos de interpretar la realidad sino con el
hecho de seguir manteniéndolos en el presente. Así, si una persona evalúa su modo de
pensar y lo cambia en el presente, su funcionamiento y sentimientos serán muy diferentes.
Es decir, no es imprescindible (aunque puede ayudar) ir al origen ni descubrir qué sucedió
en el pasado, pues podemos trabajar directamente en el momento presente.
Las personas continuamente ven que están ansiosas, saben que la preocupación
no sirve de nada, valoran lo mala que es, asumen la responsabilidad por haberla
generado y se critican a sí mismas por haber cometido la “debilidad” o “estupidez” de
provocarla. Tienden a sentirse ansiosas debido a su ansiedad, deprimidas debido a su
depresión, culpables debido a sus adicciones, o autocompasivas debido a sus neurosis

La TRE también enseña que si una persona, a pesar de todo, cree fervientemente
esos rígidos “tengo que” y sufre por su causa, siempre puede utilizar el método científico
para cuestionarlos y arrancarlos de raíz, y empezar a pensar otra vez con sensatez. En esto
consiste en gran parte la salud emocional: el pensamiento saludable o científico. Es
prácticamente imposible, según la TRE, que una persona se neurotice y mantenga una
neurosis grave si abandona todo dogma, todo extremismo e intolerancia. Ya que, si piensa
científicamente, aceptará —aunque difícilmente puedan gustarle— problemas
imposibles de cambiar y dejar de convertirlos en “horrores sagrados”.
CAPÍTULO 3: EL PROCESO PSICOTERAPÉUTICO

3.1.- El proceso y sus elementos; marco y condiciones.

La terapia racional-emotiva ha llegado a ser una de las ofertas principales de


psicoterapia en los últimos veinte años y ha sido un colaborador fundamental en la aparición
de lo que Mahoney (1977) ha llamado el modelo cognitivo-conductual de intervención. El
ajuste dado a la TRE en su fase temprana de desarrollo se debió en gran medida a los
esfuerzos clínicos y a los escritos de su fundador, Albert Ellis, y a su éxito psicoterapéutico
así como al de otros seguidores de la TRE. Esta aparente validez se ha visto ahora apoyada
por un impresionante cuerpo de evidencia empírica (Ellis, 1977; DiGiuseppe, Miller y
Trexler, 1977; Me Govern y Silverman, 1984), de tal modo que la comunidad científica se
ha unido a los terapeutas que la ejercen para reconocer a la TRE como un enfoque innovador
y viable de intervención cognitivo-conductual. Al haber obtenido la TRE ese gran
reconocimiento, la teoría y los métodos han sido adoptados y aplicados en parte o en gran
medida, por miles de profesionales de salud mental. Paralelamente a esta práctica creciente
se ha demandado insistentemente una descripción de lo que es la TRE en su globalidad, de
principio a fin, así como una explicación en detalle de su gran número de técnicas.

En el proceso psicoterapéutico, La TRE fomenta la creación de un buen rapport con


los clientes, utiliza la escucha empática y el reflejo de sentimientos, y acentúa la aceptación
incondicional del cliente por parte del terapeuta tanto como un fuerte aliento por parte del
terapeuta para que los clientes se observen a sí mismos y cambien. También adopta una
actitud de precaución hacia la necesidad imperiosa de aceptación por parte del otro, tanto
por parte del terapeuta como del cliente, y explora continuamente las creencias irracionales
(Ci) que pueden tener respecto de la necesidad de ésta aprobación. Tales necesidades de
aprobación interfieren (1) con el trabajo real de los clientes para cambiar y (2) con la
suficiente firmeza que tienen que tener los terapeutas con los clientes para ayudarles a
cambiar.

La TRE también intenta de forma notable inducir a los clientes a rehusar evaluarse a
sí mismo pobremente, tanto si lo hacen bien en la terapia y ganan la aprobación de su
terapeuta como si no; y enseña a los terapeutas a aceptarse a sí mismos incondicionalmente,
tanto si tienen éxito con sus clientes como si no. Mientras la TRE intenta mostrar a los
clientes que son colaboradores iguales y activos con los terapeutas en el cambio de sí
mismos, también anima al terapeuta a ser un profesor altamente activo-directivo que a
menudo es mejor que tome el mando para explicar, interpretar, y discutir las creencias
irracionales de los clientes y dé con las mejores soluciones a sus problemas (Ellis, 1983a).

El uso de la Relación Terapeuta-Cliente. Wessler (1982) ha escrito que es importante


que el terapeuta racional-emotivo pregunte sobre la naturaleza de las reacciones de su cliente
hacia él, esto es, examinar algunas de las actitudes del cliente aquí y ahora. Poco se ha escrito
acerca de este enfoque en la literatura racional-emotiva, y de este modo se sabe relativamente
poco acerca de su potencial como marco para debatir las inferencias inexactas y las creencias
irracionales. Wessler (1982) también aboga por que los terapeutas den a los clientes algún
feedback acerca de este impacto sobre ellos y exploren si los clientes tienen un impacto
similar sobre otras personas. Tales generalizaciones tienen que hacerse desde luego con
precaución, pero una discusión tal es a menudo un estímulo para los clientes a fin de llegar
a ser más sensibles a su impacto sobre otras personas y a menudo les conduce a preguntar a
otras personas acerca de su impacto interpersonal (Anchin y Kiesler (1982).

La ventaja de usar la relación terapeuta-cliente de esta forma es que proporciona a


ambas partes una oportunidad de procesar las inferencias y creencias del cliente de una
manera inmediata y a menudo activa. El resultado de tales estrategias es con frecuencia más
memorable para los clientes que el resultado de métodos de debate más tradicional, donde
se procesan las inferencias y las creencias de los clientes acerca de los sucesos del pasado
reciente.

Las principales submetas de la TRE consisten en ayudar a la gente a pensar más


racionalmente (científica, clara y flexiblemente); sentir de forma más apropiada; y actuar
más funcionalmente (de manera eficaz e inalterable), de cara a conseguir sus metas de vivir
más tiempo y más felizmente. Consecuentemente, la TRE define la racionalidad como el
sentimiento apropiado y la conducta funcional en términos de aquellas metas básicas, e
intenta ser tan precisa como puede en sus definiciones.

Los pensamientos racionales (o ideas o creencias racionales) se definen en la TRE


como aquellos pensamientos que ayudan a las personas a vivir más tiempo y más felices,
particularmente por (1) presentar o elegir por sí mismas ciertos valores, propósitos, metas o
ideales (presumiblemente) productores de felicidad; y (2) utilizar formas eficaces, flexibles,
científicas y lógico-empíricas de alcanzar (presumiblemente) estos valores y metas y de
evitar resultados contradictorios o contraproducentes. Se asume que para la mayoría de la
gente la mayor parte del tiempo el empleo de pensamientos científicos les ayudará a elegir
y conseguir los propósitos productores de felicidad, pero también se asume que esto es una
hipótesis, no un hecho probado, y que podría no ser cierto para algunas personas en algunas
ocasiones.

La TRE parte de la hipótesis de que si las metas principales de la gente son permanecer
vivo, evitar las penas innecesarias y actualizarse a sí mismos, en general sería mejor que se
esforzasen en conseguir un grupo de submetas importantes que les ayuden en los siguientes
aspectos:

- Interés en sí mismo. Las personas sensibles y emocionalmente sanas tienden a


interesarse en primer lugar por ellos mismos y ponen sus propios intereses al menos
un poco por encima de los intereses de los demás. Se sacrifican en cierta medida por
aquellos a los que tienen que cuidar, pero no de una forma presuntuosa o absoluta.
Interés social.

- El interés social es generalmente racional y en beneficio propio porque la mayoría


de la gente elige vivir y disfrutar en un grupo social o comunidad. Si no actúan moral
mente, no protegen los derechos de los demás, y no alientan la supervivencia social,
no es probable que creen la clase de mundo en el que puedan vivir de un modo
confortable y feliz.

- Dirección propia. La gente sana tiende a asumir básicamente la responsabilidad de


sus propias vidas mientras simultáneamente ofrecen su cooperación a los demás. No
necesitan o demandan apoyo o asistencia considerable de los demás.

- Tolerancia. Los individuos racionales se conceden a sí mismos y a los demás el


derecho a equivocarse. Incluso cuando están francamente a disgusto con su propia
conducta y la de los otros, se abstienen de reprobarse a sí mismos o a los demás como
personas, por esa conducta molesta.

- Flexibilidad. Los individuos sanos y maduros tienden a ser flexibles en sus


pensamientos, abiertos al cambio, no fanáticos y pluralistas en su visión del resto de
las personas. No tienen reglas rígidas e invariables para sí mismos y para los demás.

- Aceptación de la incertidumbre. Los hombres y mujeres sanos tienden a reconocer


y aceptar la idea de que parece que vivimos en un mundo de probabilidad y azar,
donde las certezas absolutas no existen y probablemente nunca existirán. Sienten que
a menudo es fascinante y excitante —y francamente no terrible— vivir en este tipo
de mundo probabilístico e incierto. Disfrutan con un buen grado de orden pero no lo
demandan quejosamente.

- Compromiso. La mayoría de las personas, especialmente aquellas inteligentes y


formadas, tienden a estar más sanas y felices cuando están vitalmente absortas en
algún asunto fuera de ellos mismos y preferentemente tienen al menos un interés
fuertemente creativo, así como algún tema humano superior, que consideran tan
importante que estructuran buena parte de su existencia diaria en tomo a él.

- Pensamiento científico. Los individuos no perturbados tienden a ser más objetivos,


racionales y científicos que los perturbados. Son capaces de sentir profundamente y
actuar convenientemente, y tienden a regular sus emociones y acciones mediante la
reflexión sobre sí mismos y sus consecuencias, y evaluar mediante la aplicación de
las reglas de la lógica y del método científico estas consecuencias.

- Auto-aceptación. La gente sana en general está contenta de estar viva, se aceptan a


sí mismos precisamente por estar vivos, y tienen cierta capacidad para disfrutar de sí
mismos. Rehúsan medir su valía intrínseca por sus logros extrínsecos o por lo que
otros piensen de ellos. Francamente eligen aceptarse a sí mismos de forma
incondicional, e intentan evitar clasificarse sobre quiénes o cómo son. Procuran
disfrutar más que probarse.

- Arriesgarse. La gente emocional mente sana tiende a aceptar una cierta cantidad de
riesgo, tendiendo a hacer lo quieren hacer, incluso cuando existe la posibilidad de
que puedan fallar. Tienden a ser aventureros pero no temerarios.

- Hedonismo a largo plazo. La gente que no está perturbada emocionalmente tiende a


perseguir tanto los placeres del momento como los del futuro, y a menudo no
cambian un beneficio presente por un malestar futuro. Son hedonistas —es decir
persiguen la felicidad y evitan el dolor— pero asumen que con toda probabilidad
vivirán unos cuantos años y por lo tanto será mejor que piensen tanto en hoy como
en mañana, y no obsesionarse con la gratificación inmediata.

- No-utópico. La gente sana acepta el hecho de que las utopías son probablemente
inalcanzables y por lo tanto no conseguirán todas las cosas que quieren y evitaran
todo el sufrimiento. Se niegan a luchar de una forma no realista por la felicidad o el
disfrute total o por carecer totalmente de ansiedad, depresión, autoderrotismo, y
hostilidad.

- Alta Tolerancia a la Frustración. Las personas con una mínima perturbación


emocional tienden a estar de acuerdo con St. Francis y Reinhorl Niebuhr en el cambio
de las condiciones molestas que se pueden cambiar, aceptando aquellas que no se
pueden cambiar, y discerniendo la diferencia que hay entre ambas.

- Auto-responsabilidad en la Perturbación. Los individuos sanos tienden a aceptar


gran cantidad de responsabilidad en sus propios trastornos, más que culpar de forma
defensiva a otros o a las condiciones sociales de sus pensamientos, sentimientos y
conductas.

3.1.1.-El psicoterapeuta: personalidad, cualidades, habilidades y destrezas.

Un terapeuta racional emotivo es un terapeuta empático y activo. También


un modelo de racionalidad y didáctico a la hora de explicar a las personas. Las
características de un psicoterapeuta eficaz según Albert Ellis (1985, págs: 162-163):

 Interesado vitalmente por ayudar a los clientes y enérgicamente dispuesto a


trabajar para satisfacer dicho interés.

 Acepta incondicionalmente a sus clientes como personas, mientras se enfrenta e


intenta aliviar algunas ideas, sentimientos y comportamientos autoderrotistas de
los clientes.

 Confían en su propia habilidad terapéutica, y sin ser rígidos o grandilocuentes,


creen firmemente que sus técnicas principales van a funcionar.

 Poseen un amplio conocimiento sobre terapias y prácticas terapéuticas; son


flexibles, no dogmáticos y científicos y, consecuentemente, están abiertos a
adquirir nuevas competencias y a experimentar las mismas.

 Son eficaces en comunicar y enseñar a sus clientes nuevas formas de pensar,


expresar emociones y comportarse.

 Son capaces de afrontar y aliviar sus propias perturbaciones y consecuentemente


no están ansiosos, deprimidos, hostiles, auto-disminuidos, autocompasivos o
indisciplinados de manera regular.
 Son pacientes, persistentes y trabajadores en su práctica terapéutica.

 Son éticos y responsables y utilizan la terapia cuasi-enteramente en beneficio del


cliente y no por indulgencia personal.

 Actúan profesionalmente y de manera adecuada en el ámbito terapéutico, pero


continúan siendo capaces de mantener cierto grado de humanidad,
espontaneidad y disfrute personal en lo que hacen.

 Son animosos y optimistas y muestran a los clientes que, independientemente de


las dificultades que puedan experimentar, pueden cambiar de manera
considerable.

 No intentan ayudar a sus clientes a sentirse mejor y a vencer los síntomas


presentes, sino que también les ayudan a realizar un cambio actitudinal profundo
que les permita mantener sus logros, continuar mejorando y evitar futuros
trastornos.

 Están deseosos de ayudar prácticamente a todos los clientes, remiten libremente


a otros terapeutas aquellos clientes a los que piensan que no pueden ayudar o a
los que no están interesados en ayudar, y procuran no implicarse ni
excesivamente ni demasiado poco con los clientes que reciben. Intentan superar
sinceramente los fuertes sesgos que pueden tener a favor o en contra de sus
clientes y que pueden interferir con su eficacia terapéutica.

 Poseen suficiente capacidad de observación, sensibilidad hacia los otros,


inteligencia práctica y juicio como para desanimar a sus clientes de tomar
decisiones absurdas y temerarias y de dañar seriamente a otros.

Estilo del terapeuta TRE. (Ellis, 1981, y Dryden y Ellis, 1989):

 Aceptar incondicionalmente a los clientes como personas falibles, aunque,


muchas veces tengas que enseñarle sus conductas contraproducentes.

 Empatía “filosófica”: mostrarles que comprendes como se siente y, al mismo


tiempo, que también comprendes las filosofías o creencias que están en la base
de sus sentimientos.
 No ser demasiado cariñoso con el cliente, porque podrías reforzar sus ideas
irracionales de que necesitan mucho amor y aprobación o de que otros deben
resolver sus problemas. En ocasiones, por ej., cuando existen fuertes impulsos
suicidas, sí que conviene mostrarse más afectuoso.

 Empirismo colaborador (igual que Beck). La meta de la terapia es que el paciente


aprenda a ser su propio terapeuta.

 El terapeuta no se muestra como un modelo magistral, sino como un modelo


racional que acepta sus limitaciones y se esfuerza por realizar sus
potencialidades.

 Se recomienda, cuando ello parezca útil, la autoapertura; es decir, contarle al


cliente cómo has superado con técnicas TRE algún problema similar al que ahora
le aqueja a él. Esta actitud favorece el modelado por parte del paciente.

 El terapeuta TRE es antidogmático. Formula sus juicios como hipótesis


flexibles, reduciendo así los riesgos del terapeuta (diversas investigaciones
muestran que los clínicos más expertos tienden a hacer más juicios erróneos que
los novatos).

 El terapeuta, está alerta para captar sus actitudes irracionales, ya que todas las
tenemos en mayor o menor grado y, al descubrirlas, se autoaplica la persuasión
y la firmeza (por ej. , a la hora de convencerlo para que haga tareas para casa) e
incluso, a veces, el ataque a sus ideas irracionales (una vez que el paciente tenga
clara la aceptación incondicional hacia su persona, por parte del terapeuta)

 Ser muy didáctico (ser un buen “profesor”)

 Utilizar el humor, ya que buena parte de los problemas del paciente se derivan
de que se toman las cosas demasiado en serio.

 Usar siempre que sea posible la TRE elegante o preferencial.


3.1.2.-Condiciones y límites para proceso de psicoterapia.

La TRE se usa más fácilmente con clientes que reconocen su propia


responsabilidad al crear sus dificultades o que realmente van a aceptar este hecho. La
TRE toma al individuo y sus problemas como foco. Puede usarse por problemas
específicos, por ejemplo, una fobia, y funciona muy bien como terapia de conducta. O
puede tomar la exploración de la personalidad y el auto-conocimiento como su meta,
como hace la psicoterapia tradicional, el counseling no directivo, y otros enfoques de
auto-conocimiento. Como sistema de terapia, la TRE incorpora con facilidad técnicas
específicas desarrolladas en otros sistemas dentro de sus tácticas de disuasión terapéutica.
La versatilidad y aplicabilidad a un amplio rango de problemas neuróticos de vida están
entre las fuerzas sobresalientes de la TRE.

La TRE no afirma que la persona sea una víctima de sus padres, la sociedad o de
las condiciones pasivas del pasado. Los clientes se benefician más rápidamente si desean
llegar a no estar perturbados más que descubrir en qué lugar echan la culpa de su
perturbación.

La TRE funciona bien con clientes de inteligencia al menos media, pero se puede
usar con personas de inteligencia más baja en un estilo más o menos de repetición (lo cual
es probablemente la forma en que aprendieron su filosofía de vida inicialmente). Los
clientes que son rígidamente religiosos a menudo se resisten al mensaje ético humanístico
central de la TRE, pero uno no necesita renunciar a toda la religión para hacer la TRE o
para beneficiarse de ella. Casi todas las religiones ofrecen una versión racional que
desenfatiza o elimina el pensamiento absolutista encontrado en sus practicantes más
ortodoxos.

La TRE no lo cura todo. No cura la psicosis o la psicopatía. No acabará con el


crimen, la delincuencia, o los problemas sociales. Ya que la TRE depende de la
cooperación del cliente, no ayudará al no cooperativo. Los terapeutas pueden intentar
animar la cooperación mediante muchas maneras, incluyendo su carisma personal, pero
nadie está obligado a cooperar. La TRE grupal tiene límites adicionales. El cliente muy
perturbado puede ser ayudado mejor en sesiones individuales. Un cliente cuyas
actividades requieren control semanal o más frecuente se beneficiará más de sesiones
individuales que de grupo.
 Dificultades durante el proceso de la psicoterapia, debidas al paciente
(resistencias).

- El cambio de actitudes requiere esfuerzos enérgicos reiterados y motivación.


A veces el paciente se resiste porque: el cambio produce ansiedad.

- Mantiene actitudes irracionales cómo miedo a: ser un farsante; convertirse en


una “máquina” racional; “ser un mediocre” al abandonar el perfeccionismo, o
perder las ganancias secundarias de pensar-actuar patológicamente.

Otras veces, la dificultad se debe a que el paciente se muestra: poco hábil en el


pensamiento crítico; “alérgico” a pensar, por pereza y baja tolerancia a la frustración;
reacio a cambiar, aunque sepa que le hace daño (por los motivos anteriores).

La principal razón por la que el paciente se resiste al cambio puede atribuirse


a una filosofía de baja tolerancia a la frustración, lo que le lleva a creer que “el cambio
debería ser fácil” y demás actitudes irracionales derivadas de esa exigencia.

Hay que ayudarles a identificar y afrontar esa actitud, de lo contrario pueden


adquirir grandes conocimientos teóricos sobre la TRE pero no lo ponen en práctica
y, por tanto, no cambian sus emociones y conductas contraproducentes.

 Dificultades por parte del terapeuta

- No saber identificar y manejar los esfuerzos infructuosos del paciente por


hacer las tareas para casa.

- Adoptar una actitud demasiado filosófica que resulta poco comprensible.

- Pasar de un problema a otro sin acabar de solucionar el anterior.

- No ser lo suficiente repetitivo y persistente (falacia del profesor).

- No ayudar al paciente a aceptar que los sentimientos negativos de


incomodidad son una parte implícita en el cambio de actitudes.
3.1.3.-Objetivos de la psicoterapia

El objetivo inicial del fundador de este enfoque (Ellis) fue enseñar al hombre a
conducirse como un científico de la vida cotidiana para que sea capaz de ser
independiente y racional. Pero para conseguirlo primero hay que pasar por una terapia
activo–directiva, en la que el terapeuta desempeña el rol de “modelo relativamente no
perturbado”; dicho de otro modo, el autor prescribe explícitamente la identificación del
paciente al yo del terapeuta.

La TRE se dedica en gran parte a enseñar una actitud de responsabilidad


emocional, esto es, cada uno de nosotros tiene la capacidad de cambiar cómo se siente. A
través de la enseñanza de las habilidades de auto-análisis racional y de pensamiento
crítico, la TRE instruye a las personas cómo llegar a ser mejores resolvedores de sus
propios problemas emocionales. La meta principal de la resolución de problemas
emocionales es enseñar a los niños y a los adolescentes cómo cambiar los sentimientos
inapropiados a unos apropiados. Como Waters (1982a) señala,

Los sentimientos apropiados se generan por creencias racionales, son una respuesta apropiada
a la situación, facilitan la consecución de objetivos, y son generalmente moderadas en
oposición a reacciones extremas; en cuanto que los sentimientos inapropiados se generan por
creencias inapropiadas, son una respuesta inapropiada a la situación, impiden el logro de los
objetivos, y son generalmente reacciones extremas, (p. 72)

Para los niños pequeños, los objetivos de la TRE pueden expresarse como sigue
(Waters, 1981, p. 1):

1. Identificar correctamente las emociones.

2. Desarrollar un vocabulario emocional.

3. Distinguir entre sentimientos útiles y perjudiciales.

4. Diferenciar entre sentimientos y pensamientos.

5. Sintonizar con la propia-conversación.

6. Establecer la conexión entre la propia-conversación y los


sentimientos.

7. Aprender afirmaciones de enfrentamiento racional.


Para los niños mayores y los adolescentes, se pueden perseguir un juego de metas
más complejo en adición a las ya listadas (Young, 1983):

1. Enseñar los ABC.

2. Debatir «lo horrible».

3. Debatir los «deberías, tienes que y obligaciones» (los imperativos


personales).

4. Desafiar «No puedo aguantarlo» (baja tolerancia a la frustración).

5. Enseñar la auto-aceptación. 6. Corregir las percepciones erróneas de


la realidad.

3.1.4 El proceso: primera, segunda y tercera fase.

3.1.4.1.-La primera etapa: objetivo, encuadre, primera entrevista, etc.

3.1.4.2.-La segunda etapa: objetivos y características, riesgos y limitaciones.

3.2.-Metodo de intervención y técnicas.

3.3.- Modalidades y Áreas de aplicación.

3.4.- Investigaciones actuales relacionadas con el enfoque: Perú, Latinoamérica e


internacional.

3.5.-Los puntos fuertes y débiles del enfoque.


CAPÍTULO 4: PERSPECTIVA DEL ENFOQUE DESDE LOS ESTUDIANTES Y
PROFESIONALES

4.1.- Realizar trabajo investigativo:

Entrevista

Lic. Rafael Herrera

Entrevistador: Buenas tardes Licenciado Herrera. Quisiéramos que nos permita unos
minutos de su tiempo para realizarle una pequeña entrevista acerca de su especialidad
(Terapia Racional Emotiva). Solamente lo haremos con fines netamente académicos.

Psicoterapeuta: Está bien, justo ahora tengo un poco de tiempo. Les permito la entrevista,
solamente quiero aclarar que no usen algún tipo de filmación o grabación de audio porque
aquí está prohibido que se realicen entrevistas sin autorización, puedes tomar nota en una
hoja si deseas.

Entrevistador: Entiendo Lic. Herrera. No se preocupe, así será. Entonces empecemos: ¿Qué
es la terapia Racional Emotiva?

Psicoterapeuta: Pues algunos nos damos la TRE como herramienta o como modalidad de
terapia. Y bueno pues la pregunta de qué es ya nos damos una idea de lo que es la Terapia
Racional Emotiva existen unas dudas que visualizan como una terapia que es exclusivamente
del grupo pero también se puede en cuestión individual como proceso, pero este enfatiza lo
que es las emociones como dice el nombre de la Terapia Racional Emotiva, con la finalidad
de que los integrantes del mismo grupo exprese sus puntos de vista y proporcionan al
individuo una percepción diferente y como digo no puede afrontar su problemática

Entrevistador: Estuvimos leyendo una breve reseña de su publicación sobre “Terapia


racional emotiva para principiantes” mientras que usted llegaba y nos dimos cuenta que
existen más tipos de terapias dentro de ésta; nos podría explicar un poco por favor.

Psicoterapeuta: Ah, ¿te refieres a esa reseña que se encuentra en ese mural verdad? (señaló
el mural). Sí, básicamente está enfocada a lo que es el número de personas que conforman
los grupos en la pequeña escala que es una forma de llevarla a la terapia, se hacen fases que
solamente son de 10 a 13 personas las que interactúan como grupo. A grande escala que es
este tipo de grupo está interactuando 50 o más personas

Entrevistador: ¿Y la otra forma?

Psicoterapeuta: Hacen énfasis en cursos intensivos de lo que es la emotividad del individuo


con la finalidad de esclarecer su sintomatología de sus problemáticas y ya esclarecido, para
luego llegar a un punto de funcionalidad en cualquier tipo de auto desarrollo

Entrevistador: ¿Qué se debe considerar en la terapia de la TRE?

P: Pues se debe considerar varios puntos, como mencioné hace unos momentos. Se enfatiza,
en que el individuo sea un poco más consciente de QUÉ ES LO QUE LE PASA, QUÉ ES
LO QUE SIENTE, de cómo se siente de interiorizar y el hecho de compartirlo con las demás
se siente como un poco más consciente, de que eres una persona puede equivocarse y fallar.
Entonces quitando de esa barrera limitante podemos externar nuestros puntos de vista y en
conjunto poder ayudar para ver que de repente tenemos problemáticas en común pero
diferentes percepciones, nos van a aportar tipos de cómo afrontar esta situación y nos pueden
ayudar a como esclarecer los diferentes puntos de vista.

Entrevistador: ¿Preguntando a algunas personas nos dimos cuenta que normalmente poca
gente se interesa sobre la TRE y usted sabrá por qué?

Psicoterapeuta: Podríamos hablar de una limitación en el sentido de me siento amenazado


y yo no quiero apostar por algo que desconozco. Puede ser las cuestiones emocionales que
podríamos ver, como ejemplo que la TRE sirve para exteriorizar todo lo que sentimos, ser
conscientes e inconscientes y de esta manera pues apoyamos en base las propiedades.

Entrevistador: Y dentro de la Terapia Racional Emotiva, ¿Cuál es la función específica del


terapeuta?

Psicoterapeuta: Pues más que nada la función del psicoterapeuta es que crea a los grupos,
en el sentido de que por van de diferentes tipos de pacientes, que ya sea de una neurosis e
incluso psicóticos. Pero el chiste es hacer participar a cada uno, sin hacerlo más o menos sin
ningún tipo de favoritismo. Darle un tiempo a cada quien y pues al mismo tiempo que las
personas que sean más tímidas que también participen y también cuidar que las personas que
suelen hablar mucho, no se vaya mucho tiempo para que sea de una manera equitativa y que
extiendan sus puntos de vista, además de que puedan retroalimentar.

Entrevistador: ¿Cuánto es la duración de una serie de terapias?

Psicoterapeuta: La Terapia Racional Emotiva consiste en una sesión de aproximadamente


dos horas y quince minutos. Y bueno se recomienda que sea una vez por semana, en
ocasiones dependiendo los grupos y los objetivos del psicoterapeuta. Como bien cada año se
hace una sesión que dura 10 horas, donde a lo largo de ese tiempo se retroalimenta entre
ellos. Todo con la finalidad de aportar los diferentes puntos de vista y cómo poder desarrollar
maneras de afrontar sus problemas.

Entrevistador: Y bueno muy bien, le agradecemos mucho por su tiempo y por la


información dada. Que tenga un buen día.

Encuesta a estudiantes de psicología y clientes relacionados con el


enfoque

Entrar a la siguiente página web para poder resolver la encuesta:


https://docs.google.com/forms/d/1N42rWP3jUjVOLxAkf0DxLCpOJtmnBHYaXYxHBGF
Rv70/edit?usp=forms_home&ths=true
Análisis y comentarios.

CONCLUSIONES
Referencias

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Oxford: Pergamon Press.

Ellis, A., & Harper, R. A. A guide to rational living. Englewood Cliffs, N. J.: PrenticeHall,
1961. (a) Ellis, A., & Harper, R. A. A guide to successful marriage. North
Hollywood, Calif.: Wilshire Books, 1961. (b)

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Family counseling and therapy. Itasca, III.: Peacock.

Gabalda, I. (2007). Manual teórico- práctico de psicoterapias cognitivas. La terapia racional


emotivo conductual de A. Ellis.Henao, Bilbao, España.

Gerril, J. y Zimbardo, P. (2005). Psicología y vida. (17ava. ed.). Pearson Educación.


Traducción por Dávila, J. p. 526.

Ibíd, A. (2007). Manual de Psicoterapia Cognitivo Conductual Para Trastornos de la Salud.


Ed. Amertown International S.A.

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Shepard, M. (1986). Psicoterapia por uno mismo. Editorial Kíros, Barcelona.

Waters, V. (1982). Therapies for children: Rational emotive therapy. In C. R. Reynolds &
T. B. Gutkin (Eds.), Handbook of school psychology. New York: Wiley and Sons.

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Wessler, R. (1982). Alternative conceptions of rational-emotive therapy: Towards a


philosophica neutral psychotherapy. Paper presentd at the Twelfth European
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Special considerations. In A. Ellis & M. E. Bernard (Eds.), Rational-emotive
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