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“ORACIÓN AL SANTO NIÑO JESÚS PARA TODO MOMENTO”

Te adoro, amable Niño, el más humilde y el más grande de los hijos de los hombres;
el más pobre y el más rico, el más débil y el más poderoso. Te bendigo porque te has
dignado descender hasta nosotros para ser nuestro modelo en la práctica de todas las
virtudes, nuestro guía en las dificultades de la vida y nuestro consuelo en los días de
aflicción. Te amo porque vienes a mí con un amor misericordiosamente infinito y
generoso que se anticipa a los tardíos impulsos de mi corazón; con amor paciente que
me espera siempre para amarme cada vez con más ternura. Por eso, con el corazón
lleno de agradecimiento, te adoro, te bendigo y te amo con todo el fervor de mi alma
y confiadamente levanto mis ojos hasta ti, mi Dios, buscando tu mirada llena de
misericordia.
Tú nos has dicho: “Pedid y se os dará”, así pues, mira nuestra presente necesidad y te
pedimos que la remedies de la manera que nos sea más provechosa para nuestra alma.
Nos entregamos a ti, Niño amado, seguros de que no quedará frustrada nuestra
esperanza y que, en virtud de esta promesa, acogerás benignamente nuestras súplicas
y las despacharás favorablemente para mayor gloria tuya y por amor a nosotros.
Amén.

Padrenuestro, Ave María, Gloria…

“ORACIÓN DEL ENFERMO”

Oh Jesús, que al hacerte hombre quisiste sufrir y morir por los hombres y alcanzaste
el triunfo sobre el pecado, el dolor y la muerte, acudo a ti, lleno de confianza, pidiendo
me concedas la salud del alma y del cuerpo; remedia mis males y perdona mis pecados
para que con todas las fuerzas te amé, te sirva y sea útil a mis prójimos. Pero si me
pides que con la enfermedad comparta tus sufrimientos, haz que la sobrelleve con
paciencia, resignación y alegría, y ofrezca mis dolores para purificar mi alma y
remedio de todas las necesidades del mundo. Así sea

“TRIDUO AL SANTO NIÑO JESÚS DE LAS SUERTES”

Acto de contrición
(para los tres días)
¡Piadoso Jesús mío, tierno y sagrado Dueño, llego a tus plantas, arrepentido, a
confesar mis culpas!
Primer día “en honor de su Poder”
¡Jesús mío, ten misericordia de nosotros! Óyenos piadoso y concédenos lo que te
pedimos, por los cuidados que te prodigó tu Santísima Madre.
(Se hace la petición)
Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Segundo día “en honor de su Sabiduría”
¡Qué dichoso me siento postrado aquí de rodillas! Vengo a verte, mi amado Niño,
vengo a pedirte consuelo en mis dolores y tribulaciones.
(Se hace la petición)
Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Tercer día “en honor de su infinita Misericordia”
Levanto mis ojos hacia Ti y te veo dulce y risueño, convidándome a abrirte mi
corazón y a contarte todas mis amarguras. ¿Me oyes querido Niño?, el corazón me
dice que sí.
(Se hace la petición)
Padre nuestro, Ave María y Gloria.

ACTO DE CONTRICCIÓN
(Para todos los días)

Dios mío, que bajaste del cielo por amor a nosotros, naciendo, viviendo y
muriendo en la mayor pobreza, sólo para rescatarnos y para enseñarnos
con tu vida y ejemplo el camino de la vida eterna: me duele de todo corazón
el haberte ofendido y me propongo, ayudado con tu divina gracia, no volver
a disgustarte más con pecado mortal alguno, amén.

PRIMER DÍA

Reflexión
¡Oh Alma!, ¿Por qué preocuparte por lo que has de decir al Santo Niño
Jesús? No es buen amor el que prepara lo que ha de decir a un ser
querido. ¿No sabes que tu silencio es su alabanza, que tu tartamudez, tu
confusión, tu impotencia le hablan más que mil palabras? Y entre estas
maneras de hablar, ¿temes que el lenguaje te falta?

Oración
Al Niño Jesús, nuestro Salvador, cantemos sus alabanzas y pidámosle su
bendición. ¡Oh Niño divino!, hazme muy devoto de tu Santísimo
Sacramento, de tu Madre, María Inmaculada y del Patriarca San
José. Amén.

Padrenuestro, Ave María y Gloria…

Deprecación
(para todos los días)
Vuelve, Niño amable,
tu rostro hacia mí,

dame que yo viva

sólo para Ti;

dame que en tu gracia

acierte a morir,

para que así pueda

por siempre decir

que no sé qué tengo

desde que te vi.

V. Divino Niño Jesús,


R. ten piedad de nosotros.

Oh Jesús, ¿qué podré darte, cuando tengo como única propiedad un


corazón afeado con el pecado? Toma este corazón, acéptalo y purifícalo,
para que de hoy en adelante no lo emplee más que en amarte. Amén.

ORACIÓN
(al final de todos los días)

¡Oh misericordia de Dios!, ¡Cuán grande es tu bondad!, pues unidas la


naturaleza divina con la humana, el Creador con su criatura, por medio de
la gracia, has vencido el pecado: Ilumínanos, Señor, y haz arder nuestros
corazones con el esplendor de tu gloria para que te conozcamos, te amemos
y te imitemos.
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno que, con la venida de tu Hijo, has hecho
resplandecer sobre el mundo una luz nueva, concédenos, que así como
Jesucristo, al nacer de la Virgen María, ha querido compartir nuestra
condición humana, así también nosotros lleguemos a compartir en su
Reino la gloria de su divinidad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

SEGUNDO DÍA

(Todo como el primer día, excepto lo que sigue)

Reflexión
El nombre de Jesús, dice San Juan Crisóstomo, es un nombre en donde
están contenidos todos los bienes, Nombre, añade Orígenes que acredita la
omnipotencia del que se distingue con él. Bendito sea para siempre este
sagrado Nombre que nos acerca a Dios y nos hace entrar en su presencia.

Oración
¡Oh Jesús, Niño fuerte y dulce cazador de corazones! Contigo nada he de
temer aunque tiemble la tierra y todo se cierne sobre mí. Roba totalmente
mi corazón y hazlo completamente tuyo, de María Santísima y del
Patriarca San José. Amén.

(Padrenuestro, deprecaciones, oraciones, etc., igual que el primer día)

TERCER DÍA

Reflexión
En Jesús nos ama el Padre, en Jesús nos oye, en Jesús nos perdona, en
Jesús nos consuela, en Jesús nos ayuda, en Jesús nos corona y
glorifica. Viendo en nosotros el rasgo fisonómico de su amado Jesús, el
Padre reconoce a sus hijos. Todos nosotros, viviendo en Jesús, no somos
para Él otra cosa que su muy dulce y amado Hijo en quien tiene, desde la
eternidad, todas sus complacencias.
Oración
¡Oh Jesús, Niño afable y bondadoso!, cosas grandes se han dicho de Ti: Tú
eres la Ciudad de Dios y los que habitan en Ti viven con alegría y
placer. Haz que yo viva y muera en tu Corazón Eucarístico, junto con
María y José. Amén.

CUARTO DÍA

Reflexión
¿Qué persona llegó jamás a tal extremo de pobreza que, por falta de otro
abrigo mejor, viniese a reclinar a su hijo en un pesebre? ¿Quién juntó en
uno, dos extremos tan distantes como son Dios y el pesebre? ¿Qué cosa
más baja que el pesebre, que es lugar para bestias, y qué cosa más alta que
Dios, que está asentado sobre querubines? Pues, ¿cómo considerar estos
extremos tan distantes, Dios en un establo, en un pesebre, llorando de frío
y envuelto en pañales?

Oración
¡Oh Niño divino, encanto y gloria del cielo y de la tierra!, Tú eres nuestro
dulce amparo y fortaleza, Tú nuestra ayuda en las tribulaciones y
trabajos: ayúdanos pues, y concédenos un ardiente amor a tu Sagrada
Eucaristía, a María Virgen y al Señor San José. Amén.

QUINTO DÍA

Reflexión
Ven, Niño divino, a este corazón, toma los brazos que el deseo de esta alma
te ofrece; acepta el hospedaje que este corazón desea hacerte; quédate Tú
en mí y haz tus delicias en mí, alégrate en mí; muéstrame la hermosura y
gracia de tu belleza y con esa blandura de cordero enternece la dureza de
mi corazón.
Oración

¡Oh Niño divino!, haz que los montes de nuestra soberbia y vanidad se
derritan como si fuera cera ante el fuego del amor inefable de tu dulcísimo
Corazón; haz que se derrita mi corazón en los ardores de una grande y
constante devoción a tu Sagrada Eucaristía.

SEXTO DÍA

Reflexión
¡El Sagrario!, ¡Ah, sí!, ¡allí está nuestro Belén!, ¡allí está!, ¡Vivo, amoroso;
no en figura, sino en realidad, el Niño del Portal! Allí está guardando para
nuestros dolores, eficaces consuelos; para nuestras tristezas, suaves
sonrisas… Allí está esperándonos día y noche, solo casi siempre; humilde
y pobre muchas veces; ofendido y ultrajado, con sobrada frecuencia.

Oración
¡Oh Niño divino!, lleno de bondad y misericordia. Cuida de mí y arráncame
de los peligros que rodean mi alma. Enciende en mi corazón el fuego de tu
Eucaristía con el de la Santísima Virgen María y el Señor San
José. Amén.

SÉPTIMO DÍA

Reflexión
¡Dios Niño, Dios Niño! ¿Quién, si la fe no se lo hubiese enseñado,
imaginaría ser posible la unión de estas dos palabras que tan dulcemente
suenan siempre a nuestros oídos y que, aún hoy con sólo su recuerdo, traen
alegre y regocijado a todo el mundo?

Oración

¡Oh Niño divino! haz que te ame sin cesar y sea muy amante de tu Sagrada
Eucaristía, de la Virgen Santísima y del Patriarca San José. Amén.
OCTAVO DÍA

Reflexión
¡Amemos a Jesús!, ¡alabemos a Jesús tanto como le aman y lo ensalzan su
eterno Padre y su bondadosísima Madre! ¡Amemos a Jesús y alabemos a
Jesús, tanto como lo han amado y alabado sus amigos y escogidos en toda
la redondez de la tierra! ¡Amemos a Jesús y alabémoslo ahora y por todos
los siglos!

Oración
¡Oh Niño divino, tierno y hermoso!, cuyo Corazón abrasado nos
ama: enciérrame en Él y dame un tierno amor a tu Sagrada Eucaristía, a
la Virgen Santísima y al Señor San José. Amén.

NOVENO DÍA

Reflexión
Arrodíllate delante de aquel divino Niño; abrázate de aquellos pies
tiernecitos de tu Creador; aprieta los labios y dale un y mil besos; venza el
amor al temor y el afecto venza a la vergüenza; dile con devoción, con
humildad y agradecimiento todo cuanto le amas.

Te Adoro dulcísimo Niño; te adoro junto con todos los que te aman. ¡Oh
Rey Emanuel, Príncipe de la Paz, Luz de las personas!, a Ti sea dada la
Gloria por los siglos de los siglos. Te abrazo fuertemente y no dejes que
me aparte de Ti.

Oración

¡Oh Divino Niño! Fortifícame y perdóname todos mis pecados e


ingratitudes. Recibe mis humildes acciones de gracias por los beneficios
que hasta hoy me has hecho y desde hoy y para siempre hazme firme en la
fe, grande en la esperanza y totalmente inflamado en el amor a ti que estás
en la Sagrada Eucaristía, a la Santísima Virgen y al castísimo Patriarca
San José. Amén.

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