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Aristóteles

Física
Libros I-
Traducción, introducción y comentario por
Marcelo D. Boeri

Editorial Biblos
temas puntuales o generales de la Phys. y que pueden resultar de
interés para aquel que quiera profundizar alguna cuestión parti-
INTRODUCCION
cular. En el análisis se ha dividido el texto aristotélico en seccio-
nes argumentativas y se hace una paráfrasis interpretativa del
mismo.
Querría expresar mi gratitud a algunas personas que muy
1. El filósofo de la naturaleza
activa y desinteresadamente me han prestado su colaboración.
Debo mis notas al problema de la cuadratura del círculo de
Es una opinión generalmente admitida entre los estudiosos
Antifonte (cf. Phys. I 2, 185a14-17) a la valiosa ayuda que me
que mientras en la Academia se estimulaba preferentemente las
brindó el doctor Conrado Eggers Lan al facilitarme un capítulo de
investigaciones sobre teoría política, filosofía moral, matemáticas
un libro suyo inédito sobre la matemática griega. Debo agradecer
y ciencias exactas en general, en el Liceo, en cambio, se enfatizó
también a la profesora Victoria E. Juliá su lectura de los primeros
el interés por los estudios de ciencia natural como nunca se había
capítulos del libro I y sus agudas indicaciones a la traducción·
hecho en la escuela de Platón) Independientemente del rigor de
quiero recordar al doctor James G. Lennox, quien muy gentilmen~
verdad que tenga este tipo de afirmación, no cabe duda de que la
te respondió en forma epistolar a algunas preguntas mías sobre
"investigación natural" fue un tema favorito de Aristóteles y , en
su artículo "Aristotle on Chance'"' (cf. Bibliografía) y me hizo valio-
general, del Liceo, aun después de la muerte del maestro. Prueba
sas ob::¡ervaciones y comentarios al problema del azar y la finali-
de ello son no sólo los tratados aristotélicos Historia an., De part.
dad. Muy especialmente deseo expresar mi gratitud al profesor
an., De gen. an., Meteor., sino también algunas de las obras capi-
Alejandro G. Vigo, quien leyó la totalidad del trabajo, discutió
tales de los discípulos directos de Aristóteles como el Historia
con~igo gran cantidad de problemas y me hizo interesantes suge-
plantarum, el De causis plantarum o el De sensu de Teofrasto.
rencias a la traducción e interpretación general de muchos pasa-
Hay un pasaje muy importante del tratado De part. an.
jes. Por último, querría mencionar al profesor Osear M. Conde, a
(644b22-645a36) que suf'le citarse como texto paradigmático para
quien debo el trabajo de lectura y corrección de las pruebas de
mostrar la importancia que tenían para Aristóteles los estudios de
imprenta; vaya también mi agradecimiento a los editores, quie-
filosofía natural y, en particular, la relevancia de la biología en el
nes, pese a las dificultades económicas reinantes en nuestro país,
campo de los estudios naturales. En este texto se examina una
no perdieron ni pierden su fe en este proyecto. Todos ellos son, sin
cantidad considerable de cuestiones que, efectivamente, muestran
duda, responsables de los aciertos de este trabajo; a mí, en cam-
bio, cabe la responsabilidad de los errores. de una manera bastante precisa no sólo los intereses de
Aristóteles en la investigación de la naturaleza sino también los
. Dedico este libro a Luis N. Boeri, mi padre, quien me legó su
fundamentos que justifican el rango e importancia que se atribuye
eJemplo de rectitud moral y de amor por la búsqueda de la ver-
dad. a esa área de investigación. El pasaje en cuestión comienza por
describir la distinción aristotélica tradicional entre sustancias
inengendradas e incorruptibles (i.e. los cuerpos celestes) y aque-
M D. B. llas sustancias que están sujetas a generación y corrupción. En el
caso del primer ·grupo de sustancias, se dice, por ser "dignas y
divinas", no hay mucha posibilidad de investigarlas con precisión
ya que la evidencia sensible con la que contamos (esto es, la per-
cepción sensible mediante la cual podrían ser estudiadas), es insu-

1 G.E.R.Lloyd, Magic, Reason and Experience, Cambridge-London-New


York-Melbourne 1979, p. 201.

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anécdota de Heráclito y ciertos extranjeros que habían ido a visi-
ficiente. _En lo que respecta a las sustancias que nacen y mueren, tarlo: cuando los extranjeros llegaron vieron a Heráclito en la coci-
en cambw, contamos con muchos mejores medios de obtener datos na intentando calentarse. Aparentemente, esta visión del filósofo
precisos, p~es "nosotros vivimos entre ellas" (dia to syntrophon; produjo cierta perplejidad entre los visitantes, pero Heráclito les
6.44b29): Anstóteles está aquí enfatizando el valor de la experien- dijo: "No temáis y pasad, pues los dioses habitan en este lugar"
cia sensible y, en general, de los datos de los sentidos como medio (645al6-21). Del mismo modo, concluye Aristóteles, debe llevarse a
de ac~eso a un conocimiento seguro (cf. esto con Phys. I 1, donde cabo la investigación de cualquier especie animal, por más desa-
"lo pnmero para nosotros" es la totalidad sensible; este sin duda gradable que sea a los sentidos, pues en ellas hay algo natural y,
e~ el punto de vista del análisis physikos, porque desde el punto de
consecuentemente, hay también algo bello.
VIst_a del a~álisis logikos lo primero es la totalidad conceptual, es A veces este pasaje del De part. an. ha sido tomado para mos-
decir el umversal. Cf. An. Post. passim). Pero pese a que aquí trar que Aristóteles estaba poniendo a la biología en un rango más
parece estar otorgándose una importancia especial al ámbito de elevado como objeto de investigación.2 Probablemente esto sea cier-
las sustancias corruptibles, Aristóteles se ·preocupa por señalar to; pero en mi opinión, la· riqueza de este pasaje reside en otro
que ambos dominios -tanto el de las sustancias incorruptibles punto: el texto ofrece con una notable claridad cuál habría sido
c?mo el de las corruptibles- tienen su propio interés e importan- para Aristóteles la importancia clave de la physis como objeto de
. Cia. En efecto, aun cuando nuestra comprensión de los cuerpos estudio. En ella se habría advertido, quizá, un campo en el cual se
celestes sea pequeña, por ser tan valiosos y divinos su conocimien- hacía fácil dar cuenta de cuestiones tales como finalidad, cambio,
to nos proporciona un estado mucho más placentero que el de causa, etc., items todos claves en los desarrollos teóricos que encon-
cualquier conocimiento que podamos tener en el ámbito de nues- tramos más tarde en toda la Phys. y, en ciertos casos, con especial
tra experiencia (que, naturalmente, es el dominio de lo corrupti- énfasis en los dos primeros libros de esta obra. En este sentido creo
ble). ~sta afirmación es bastante platónica y recuerda el pasaj~ que los intereses e investieaciones biológicas de Aristóteles le fue-
del Timeo 27dss (y 29b-c) en el que se enfatiza la inferioridad en ron de enorme utilidad para fundamentar su tesis del papel crucial
que se. encuentra cualquier explicación que tenga que ver con el de la causa final en la naturaleza e incluso en otras áreas de inves-
mundo del d~venir. Sin embargo, las sustancias corruptibles tie- tigación (cf., por ejemplo, Pol. 1252al-5; 1252b; 1256bl5-22).
nen la ventaJa de que, al ser más rápida y fácilmente accesibles,
podemos obtener más y mejor información sobre ellas.
A lo dicho sigue un largo discurso en el cual se intenta mostrar
la importancia del estudio de todas las formas animales, aun cuan-
do alguna C.e ellas nó sea agradable a nuestros sentidos. En efecto, El segundo grupo de obras del Corpus aristotelicum en la edi-
las obras de la naturaleza ofrecen un extraordinario interés para ción de Bekker está constituido por los tratados físicos, i.e. aque-
a~uellos. que pu:den reconocer las causas en las cosas y que, al llos tratados cuyo objeto primordial de estudio es la physis, la
mismo tiempo, tienen una inclinación natural a la filosofía (645a7- naturaleza.3 En ténninas aristotélicos, la physis comprende todo
10~. ~sto último es bastante sugerente de la asociación que hace
Anstóteles entre el filósofo y el estudio de la naturaleza como un 2 G.E.R.Lloyd, Aristotle: The Growth and Structure o{ his Thought,
campo propicio para el desarrollo de las capacidades filosóficas. Al Cambridge 1968, p. 71. P. Louis, en su edición del texto (Aristote. Les
parec~r, se ;e la naturaleza como un medio adecuado para desper- parties des Animaux, Paris 1956), al comienzo del pasaje que estamos
tar el ~n~res por lo que, según Aristóteles, debe ser uno de los pila- comentando (644b22) pone el título "interet de la biologie".
res pnncipales de la actividad filosófica: la búsqueda de las causas
3 Aristotelis Opera. Ex recensione l. Bekkeri, ed. Academia Regia
que fundamentan Y explican de un modo acabado cada fenómeno. Borussica Berlin 1831-1870. Vals. 1-II contienen el texto griego; vol. lll
De este modo, continúa Aristóteles, hay que darse cuenta de que traduccio~es latinas del renacimiento; vol. N escolios y vol. V fragmentos
en todas las cosas naturales hay algo maravilloso; allí se cuenta la e Index Aristotelicus por H. Bonitz.

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ente móvil o sujeto a cambio (kinetón), entes sensibles y materia-
1

les cuya característica fundamental es eV tener en sí mismos el objetos físicos son materia, fonna, lugar, tiempo y movimi~nto.
principio del movimiento y del reposo. El objeto de estudio de la En los primeros cuatro libros de la Phys. se e~seña lo relativo a
ciencia física es la naturaleza y todos los procesos que ella involu- materia, fonna y lugar en tanto que en los hbros r~st~ntes se
cra: generación y corrupción, aumento y disminución, alteración y trata lo relativo al movimiento. El problema del moVImiento es,
movimiento locativo.4 La Physike akróasis en ocho libros, es la en efecto, mucho más complejo (poikilos) y además el movimiento
primera entre las obras físicas y trata todo lo relativo a las sus- involucra muchas dificultades (cf.ln Phys. 2, 13-18).
tancias naturales en general, es decir sus principios o caracterís- Simplicio, por su parte, señala que lo propio del disc~rso del
ticas universales.5 físico es considerar lo relativo a los principios de la totahdad de
Los comentadores antiguos echan alguna luz acerca del objeto las cosas ñsicas en cuanto fisicas, es decir los objetos
de la obra. Simplicio y Filopón coinciden en señalar que puede En su interpretación, también será tarea del ñsico investigar l~s
comprenderse con facilidad el fin u objeto (skopós) del tratado si cosas que se derivan de los principios. Pero estas c~sas son, segun
se tiene en cuenta la división aristotélica de la filosofía. Filopón Simplicio, de dos tipos: simples y compuestas; ~as s1mples se estu-
observa que en dicha división las partes de la filosoña son dos: la dian en De caelo y, estrictamnente, no constituyen un tema ~e
teórica y la práctica. La filosofía teórica, continúa diciendo estudio de Phys., ya que en aquel tratado el ob~eto de estudio
Filopón, se divide en "parte fisiológica" (tó physiologikón), "parte serán las naturalezas simples que no se generan m se corrompen.
teológica" (tó theologikón) y "parte matemática" (tó mathemati- Sólo lo compuesto está sometido a los procesos de generación Y
kón). Según este comentador, Aristóteles confirió especial impor- corrupción y éste es, precisamente, el objeto del cua~ deberá ocu-
tancia a la parte de la filosoña que se refiere a la naturaleza (In parse la ciencia fisica (cf. In Phys. 2, 8-27 y el pasaJe com~ntado
Phys. 1, 5-11).6 supra de De part. an. en el que se distinguían las sus~nc1as no
En su introducción al comentario de la Phys. Filopón enumera generadas e imperecederas de las generadas y corruptibles.) Los
una serie de tratados aristotélicos que indicarían cuál es el objeto principios que se estudian en la Phys. ~on. c?munes a todas las
d~ investigación propio de la ciencia de la naturaleza; algunos de cosas que a ellos se subsumen; dichos pnnc1p10s son los que, fun-
dichos tratados son De caelo, De gen. et corr., De part. an., De damentalmente, se llaman causas y concausas. Las caus~s
motu an. De este modo, comenta Filopón, "toda la investigación -arguye Simplicio- son lo productivo (es decir la causa motriz
que se refiere a la naturaleza es de esta índole" (cf. In Phys. 1, 21- de Phys. II 3) y lo final, en tanto que las concausas son la f~nna,
26 y 2, 12-13). Al llegar a la Phys. Filopón afirma que esta obra la materia y, en general, los elementos (cf.ln Phys. 3, 15-1~). , .
trata lo concerniente a aquello que acompaña a la totalidad de los Al comenzar a comentar la primera línea de la Phys. aristo~h­
objetos ñsicos. Las "cosas" que acompañan a la totalidad de los ca Simplicio resume su opinión acerca del objeto del tratado: "El
proemio muestra directamente el objeto de la obra~ la cual se
refiere a los principios de las cosas físicas. Hay ~ue mtentar, .en
4 Cf. Phys. I 2, 185a2-13; II 1, 192b9-15; III 1, 200bl4. Véase también efecto, [ ... ] en primer lugar, determinar lo concermente a los pnn-
~eteor. I 1, 338a20-b22; los problemas relativos a la generación y corrup-
Ción y a los elementos son tratados especialmente en De gen. et corr.. cipios físicos. Y al razonar de este modo, <Aris~teles> mo_str.ó ~on
claridad la necesaria utilidad del tratado relativo a los pnncrp1os.
5 Cf. E. Berti, AD, pp. 77-78; J. Owens, TNA, p.161; Phys. 17-9 y Filopón, Las cosas físicas tienen principios; y el conocimiento científic.o
In Phys. 2,12-13.
(epístasthai) de las cosas que tienen principios resulta del. co;nocl-
miento de dichos principios. Consecuentemente, el conoc1m1e~to
6 De hecho, hay obras que presuponen la Phys. y hacen continuas referencias
a ella. A modo de ejemplo, cf. Metaph. I 3, 983a33-34, donde se hace una refe- científico de las cosas físicas resulta del conocimiento de los pnn-
rencia e~plícita a P_hy~. ~I 3; véase t~bién M~taph. XII 1-5, locus en el que
se estudian los prmcipios del cambio (matena, forma y privación). Estos
capítulos de Metaph. XII constituyen una especie de resumen de Phys. I. 7 La distinción entre causa y concausa que Simplicio parece atribuir aquí
a Aristóteles es de origen platónico. Cf. Tí meo 46c-d; 47e-48a.

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Así, Simplicio (en su comentario a De caelo, 226, 19-23~ da el
cipios de los objetos físicos. Por consiguie,nte, el conocimiento de
nombre per~ archón (Sobre los principios) a los cuatr~ p:nmeros
los principios de las cosas físicas es neces,tirio para aquel que vaya
libros de la Phys. y llama peri kinéseos (Sobre el momm~ento) a
a conocer la ciencia de la naturaleza (physiologiken epistémenen)"
los cuatro restantes. En su comentario a la Phys., empero,
(In Phys. 8, 31-33 y 9, 1-5). Por lo visto hasta aquí, puede inferir-
siguiendo a Adrasto, sostiene que el título per'i archón correspon-
se que Filopón y Simplicio coinciden en un punto: la Phys. trata
de a los libros I-IV en tanto que los libros siguientes (VI-VIII) son
aquello que "acompaña" a todos los objetos físicos particulares, es
agrupados bajo la denominación per'i kinéseos (cf. Simplicio, l n
decir sus principios. Por cierto que aquí la palabra "principio" se
Phys. 4, 11-15 y 6, 4-10). En nuestra opinión, la i~vestigaci_ón pro-
emplea en un sentido lato, pues sólo materia, forma (y también
puesta en Phys. I intenta probar que el devemr es P?sible, es
privación) son considerados en Phys. I como principios del cam-
decir que el cambio es inteligible y que, contra lo qu~ c~em el elea-
bio. Tiempo y lugar pueden tener también el valor de "principios"
tismo, es posible dar cuenta de él. Que hay moVJmiento o, _en
en un sentido amplio por cuanto son condiciones indispensables
general, cambio es para Aristóteles algo evidente. que no precisa
de todo ente en devenir. Recordemos, por último, las palabras ini-
de ninguna prueba (cf. Phys. 185a12-14). Sabemos _que hay cam-
ciales de De caelo, donde se pretende dejar en claro cuál es el
bio y movimiento; el problema, sin embargo, es explicarlo.
objeto de la ciencia física: "La ciencia de la naturaleza, casi en su
Por otro lado, debe señalarse que en la Phys. el. uso de las
mayor parte, tiene por objeto, evidentemente, los cuerpos y las
expresiones ta peri physeos y ta physiká es_bastan~e r.~Tegular, lo
magnitudes <que son ineherentes a ellos>, sus afecciones y movi-
cual muestra que dichas expresiones no teman un s1gruficado pre-
mientos y además trata lo relativo a los principios que son pro-
ciso) O Así, hay referencias en Phys. VIII (cf. 25la9; 253b8) donde
pios de este tipo de sustancia. En efecto, de los objetos que están
se emplea la expresión ta physiká para indicar tratados ~ue
c?nstituidos por naturaleza unos son cuerpos y magnitudes, otros
incluirían Phys. I y II pero no Phys. VIII. La locución ta physlká
tienen cuerpos y magnitudes y otros,<finalmente> son los princi-
se utiliza en un grupo de obras en el que se incluye De caelo, De
pios propios de estos últimos" (268al-6).
En_ cuanto a la estructura misma de la Phys., se suscitan algu- gen. et corr., Meteor. y también Phys. . ..
Por los testimonios antiguos (Filopón, S1mphc10), sabemos que
nas dificultades; esto se advierte particularmente en los libros I y
VII de es~e trat~do. Aquí sólo nos ocuparemos de examinar algu-
Phys. tendría dos partes principales: (i) los libros I-y,
carac~riza­
dos con la denominación ta physiká o ta peri physeos Y (u) los
nas cuestiones Vlnculadas con los libros I y II.B
libros V,VI y VIII llamados ta perl. kinéseos pero también ta phy-
Tradicionalmente, se ha sostenido que el libro I constituiría un
siká en un sentido más amplio de la expresión.l 1 En los catálogos
tra~ado. in~ependiente_ del resto de la obra, cuyo fin principal
antiguos Phys. I constituye un tratado independiente; e~ la liAsta
sena dilucidar la noción de arché, especialmente aplicada al
de Diógenes Laercio econtramos un tratado llamado pen arches Y
ámbito de la física. Según es.ta interpretación, el propósito de
en 1a lista de Hesiquio una obra cuyo título es peri archón.
Aristóteles habría sido mostrar cuáles son las condiciones de cien-
Podemos pensar que dichos tratados se refieren a 1~ q~e nosotr?s
tificidad que se requieren para poder hablar de la física como de
tenemos como libro I de la Phys. (cf. D.L.41 y Hesiqmo 21). S1n
un~ ciencia. 9 La cuestión fundamental que se estudia en Phys. I
embargo, como hace notar Ross, si bien ~demos tratar a Phys. I
sera entonces el problema d~ los principios; sin embargo, desde la
como el estudio peri archón por excelencia, debe reconocerse que
antigüedad las opiniones de los comentadores fueron disímiles.
esta frase tuvo una aplicación más amplia, ya que la única refe-
rencia que aparece en un tratado aristotélico (en De caelo 274a21)
8 Cf. W.D. Ross, AR.PH., pp. llss. donde se discuten los problemas relati-
se refiere a Phys. III. -
vos al libro VII.
9Cf. A. Mansion, IPA,pp. 54ss.; W. Jaeger,Aristotle. Fundamentals ofthe 10 Esto ha sido claramente mostrado por Ross, AR.PH., pp.2ss.
History of his D_evelopment, trad. ingl. Oxford 1948, pp. 296ss.; I. Düring,
11 Cf. Ross, AR.PH., p. 4.
A., p. 220; E.Berb, AD, p. 292.

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Por otra parte, hay que destacar que las obras conservadas de
Por otra parte, el peri physeos a: Wi (D.L. 90) era una obra de
Aristóteles tienen prácticamente todas (aunque más no sea e.n
filosofía natural que constituye, prob~blemente, una parte de
una sección) la característica de haber sido conformadas a partir
nuestra physiké akróasis. Andrónico, por su lado, supone que los
de tratados independientes que luego han sido reunidos por algún
~tiguos peripatéticos llamaban per'i physeos a los cinco primeros
editor que sabía donde hacer los cortes y las uniones, formando
hbros de la Phys. y peri kinéseos a los siguientes (cf. Simplicio, 1 n
así una totalidad orgánica y con sentido. Un ejemplo claro de lo
. 923,7 -9). Aristóteles, en cambio, suele citar los primeros
dicho es la versión del tratado de la causa incluido en Metaph. V
l~bros de la Phys. con el nombre physiké o ta peri physeos y los
2 y su paralelo de Phys. ·II 3, que aparentemente sería la "versión
hbros restantes como ta peri kinéseos .12
original". En Metaph. V 2 faltan las primeras ocho líneas Y !as
En cuanto al libro II, su comienzo parece ser el de una obra
nueve líneas finales de la versión de Phys. II 3. El que extracto el
separada porque en él no hay ninguna referencia a los resultados
texto de Phys. II 3 para componer la versión de Metaph. sin duda
obtenidos en la investigación realizada en el libro anterior sino
sabía que, aunque importantes, las líneas ~en~i,onad~s d~ l!hys.
que se comienza hablando de qué se entiende por physis (cf. Ross,
no constituían partes esenciales de la exphcaciOn anstotehca de
AR.PH. p. 5).1 3 Creemos, por nuestra parte, que este segundo libro
la causa. Esto muestra que el probable tratado independiente
e~~ vinculado con el primero desde un punto de vista temático y,
acerca de los principios, nuestro libro I de la Phys., no es com~le­
s1 b1en ~hys. I puede haber sido un tratado independiente, esta-
tamente ajeno al tema investigado más tar~e en el libro I~ ~mo
blece, sm embargo, las condiciones mínimas según las cuales es
que sirve como una introducción necesaria Incluso metodolog¡ca-
posible hablar de la física como de una epistéme. En Phys. II se
aplican y desarrollan dichas condiciones o principios (materia, mente.
forma y privación) en el estudio del devenir y, a partir del estable-
cimiento de dichos principios, Aristóteles puede comenzar a for-
3. Algunos aspectos generales de la filosofía natural
mular su propia teoría de la naturaleza. La explicación finalista
de la naturaleza se ve con más claridad a partir del tratamiento aristotélica y la doctrina de los principios
previo de materia y forma, y al establecerse que ésta es el fin o
meta de aquélla ya se adelanta el tratamiento que en forma más
:1
El primer libro de la Phys. nos adelanta desde comi.enzo cuál
es su objeto de investigación: la naturaleza o, mas precisamente,
detallada se hará en los capítulos subsiguientes de la cuestión de
la determinación de los principios concernientes a la naturale-
la finalidad.
za.l4 Pese a esto, el primer tratado de la Phys. no se aboca a dar
12 una definición o caracterización general de naturaleza; esto es
Cf. P. Moreaux, Les listes anciennes des ouvrages d' Aristote, Louvain
algo que se lleva a cabo recién en el capítulo 1 del li~ro. 1~.1 La
5
1951, pp. 104ss; C. Lord, "On the Early History of the Aristotelian
Corpus", American Journal of Philology, 107 (1986) 2, pp. 146ss. investigación estará dedicada al problema de los pnncipiOs: ~a
que si podemos determinar .los p~ncipios propi~s ,de l.a ~hys~s
13 En la sección 192b8 (el comienzo del libro ll), se discute la inclusión 0 será posible establecer la eXJ.stencra de una phys~ke epzstem~. El
no de la parti~la gár; ~lgunos, como Diels o Couloubaritsis, afirman que
hay una coneXIón efectiva entre Phys. I-ll y fundan su tesis en la lectura
problema de los principios se comienza a tratar con un habitual
degár, término incluido en el códice E. Según los autores mencionados la
lectura de gár pro baria la ccnexión original entre ambos libros. Ross (ÁR.
PH. p. 499) ya objetaba la decisión de Diels de seguir la lectura del códice 14 Phys. I 1, 184a14-16.
E Y argumentaba que la inclusión en el texto de la particula en cuestión
es un esf~er~o tardio por establecer una relación entre los dos libros. 15 Cf,. Phys. TI 1, 192b20-23 y Ross, AR-~!1· pp .. 19-20: Sobre l~ ~ficulta­
~ouloub~ts1s no pa:ece tener en cuenta esta objeción (que a nuestro jui- des que ofrece la traducción de la deflm~ón a;nstot~lica de phys¡,s cf. A.F.
cio es atmada) y sostiene que el gár es un claro indicio en favor de la con- Beavers, "Motion, Mobility and Method m Aristotl~ s Phys~cs. Comments
tinuidad de la problemática tratada en Phys. I al comienzo de Phys. II 1 on Physics 2.1192b20-24", The Review o{ Metaphysws, vol. XLII Nº 2,166
(cf. L'avenement de la science physique, Grece 1980, p. 213, nota 1). (1988), pp. 357-374.

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recurso dialéctico que consiste en expqner e intentar refutar las
que los eleatas nieguen la multiplicidad (i.e. la pluralidad de enti-
doctrinas de los filósofos unteriores (para una explicación más
dades físicas), de los argumentos expuestos en Phys. I 2-3 puede
detallada de este procedimiento metódológico cf. Top. I 1 05b
inferirse que, según su interpretación, sostener tesis como las ~e
12ss.). La discusión que se mantiene' con el eleatismo y, en espe-
Meliso o Parménides supone, inevitablemente, negar el cambiO
cial, con Parménides es particularmente importante ya que, tal
del mundo ñsico ya que dicho cambio se torna inexplicable. El
como se interpreta en Phys. I 2-3 la tesis del eleatismo, si nos ate-
argumento fundamental que se esgrime contra el eleatis~o .en
nemos a dicha tesis, el cambio será imposible o, al menos, inexpli-
general y contra Parménides en particular se basa en la distm--
cable; consecuencia de esto será también que tampoco habrá cien-
ción de la multiplicidad de significados de to ón. En Phys.
cia de la naturaleza. En efecto, si el movimiento no es posible
186a22ss. se arguye que Parménides ha cometido el "error" de
tampoco lo es la ciencia fisica, porque la physis es, por definición
entender lo que es sólo (mónon) en sentido absoluto, aunque en
movimiento.l 6 La filosofía de la naturaleza de Aristóteles se pr;
realidad ser tiene multiplicidad de significados. De esta manera,
pone explicar el devenir; pero para dar cuenta de dicho devenir es
Aristóteles piensa que con su doctrina de los pollachos legómena
necesario examinar los principios que lo fundamentan. En este
es posible hacer inteligile el cambio y resolver las a~orias a qu.e
momento Aristóteles comienza su clásica exposición y refutación
conducen las afirmaciones parmenídeas. En este sentido, es posi-
de los pensadores anteriores. La discusión se ordena del siguiente
ble llevar a cabo la refutación del eleatismo teniendo a la vista la
modo: 1) monistas (no ñsicos o metafísicos), representados por
teoría de los múltiples significados de ser así como la doctrina de
Meliso y Parménides y 2) ñsicos, los que, a su vez, pueden ser (i)
las categorías; dicha doctrina permite a Aristóteles decir, por
monistas (Anaxímenes, o (ii) pluralistas (Anaxá-
goras, Empédocles). ejemplo, que si se admite que solamente hay cosas blancas y que
blanco tiene un único significado, de todas maneras las cosas
blancas no serán una unidad sino una pluralidad, ya que "blanco"
3.1 Discusión y refutación del monismo eleata sólo es una propiedad o determinación de la entidad o sustancia
(ousía), que como tal no se da separada de dicha e~tidad. Lo qu.e
cree mostrar Aristóteles es que si hay una sustancia y una cuah-
En el examen de las doctrinas de los pensadores anteriores se
dad (en este caso "blanco") lo que es ya no será una unidad. El
pone especial énfasis en la critica a los eleatas, ya que sus afirma-
otro argumento que se dirige contra el eleatismo se funda en la
ciones niegan, por un lado, la existencia de la multiplicidad y, por
afirmación de que sus premisas son metafísicamente falsas ~ sus
otro lado, al sostener la absoluta inmovilidad del ser, rechazan la
conclusiones son lógicamente inválidas. De este modo, se atnbuye
existencia del cambio. Al negar la multiplicidad se niega también
a Meliso y a Parménides las falacias material y formal (cf. Phys.
la distinción entre las cosas y sus principios y, consecuentemente
186a22-27 y nuestro comentario ad loe.).
se niega la existencia de los principios propios de la ciencia ñsic~
Es probable que al hacer su critica a Parménides Aristóteles
~ por ~nto, la ñsica no será una epistéme.l1 Sin embargo, inves-
haya tenido en mente algunos pasajes de B 8 (DK). En favor del
tigar .Sl lo que es (to ón) es uno e inmóvil (es decir, no sujeto a
eleata habría que hacer notar que cuando die~ to eón ~o paree~
camb10) no constituye en modo alguno una investigación relativa
estar pensando en un tóde ti, en un esto o entidad particular. SI
a la naturaleza.l 8 Si bien Aristóteles no menciona explícitamente
así fuera sería incomprensible que Parménides dijera que "lo que
16 es" no p~ede generarse (v. 19; vs.27-28) o que es indivisible (v.22);
Cf.los lugares indicados en nota 4 y S. Waterlow, NCA,pp.2-5. y, como se sabe, el ser divisible es una propiedad que Aristóteles
I7 Cf. Phys. I 2, 184b25-185al-5.
ha interpretado esta inmovilidad como inmovilidad física; pero. en
18. Cf. nota anterior; véase también Melisa B 6 y 7 (DK) y Parménides B Parménides de lo que se trata es de una inmovilidad ontológica, ~o física.
8, vs. 6 Y 37-41 (DK), donde se afirma la inmovilidad de tó eón. Aristóteles Sobre la interpretación de Aristóteles de los eleatas cf. H. Chermss, ACP,
pp. 62-73.

20
21
mismo cree inehrente a todo aquello qpe es corpóreo y que, como 3.3.El saldo positivo de la discusión con los filósofos anteriores
tal, comporta magnitud (mégethos) (cf/Phys. VII 1, 242a39-40).
El resultado positivo que Aristóteles extrae de la discusión con
la tradición filosófica anterior es que todos los representantes de
3.2 Discusión y refutación de los físicos
dicha tradición han reconocido a los contrarios como principios, y
esta es una tesis que,desde la perspectiva aristotélica, tiene bue-
La crítica aristotélica a los ñsicos está referida principalmente nos fundamentos (cf. Phys. 1 5, 188al9-27 y Metaph. IV 2, 1004b
al problema del número de los principios que ellos postulan. Las 3lss.). Los contrarios cumplen con dos condiciones imprescindi-
doctrinas sostenidas por estos filósofos, sin embargo, piensa bles a todo principio: (i) no se derivan el uno del otro por ser con-
Aristóteles, parecen estar formuladas con mayor fundamento, trarios y (ii) por ser primeros no se derivan de otras cosas (Phys.
pues admiten la posibilidad del cambio. Este monismo relativo de 188a26).
los físicos propone la existencia de un cuerpo único subyacente; En el planteo aristotélico la génesis se concibe como un pasaje
no obstante, admite que la multiplicidad y el cambio existen y de un opuesto a otro (cf. De caelo 270al2-17); pero los contrarios
que son perfectamente explicables.
no son opuestos de cualquier índole. Un contrario, entonces, no
Según Aristóteles (cf. Phys. 1 4, in principio), hay dos tipos de puede ser simplemente la negación del otro sino que los contra-
ñsicos: (i) los que derivan la multiplicidad de un cuerpo único rios deben pertenecer a un mismo género y, entre ellos, hay una
subyacente mediante un proceso de condensación y rarefacción· relación de privación. La privación, a su vez, es ausencia o caren-
(ii) los que, en cambio, suponen la existencia de cuerpos diferen~
cia de forma, no negación absoluta de ella. Ahora bien, no son los
tes (los contrarios), que están contenidos en la unidad y se extra-
en de ella por separación (Anaximandro, Empédocles y Anaxágo-
ras). vale la pena continuar estudiándolos. A través de Teofr~sto ejerció su
influencia en toda la tradici0n doxográfica y, como Cherruss observa, no
En el examen de los físicos se pone especial atención a la doc- sólo ni siquiera poseemos la obra completa de ningún pensador presocrá-
trina de Anaxágoras y se la descalifica por considerarse que si los tico sino que los fragmentos tal como los tenemos son una selección deter-
pri~c.ipios ~on infinitos, tanto en número como en especie, resul- minada por las interpretaciones y formulaciones _de la filos~fía presocráti-
ca en los filósofos post-socráticos para sus propios propósitos filosóficos,
tara Imposible conocer lo que de ellos se deriva (cf. Phys. 187bl0-
principalmente por Aristóteles". Hay buenas razones para dudar de la
13!. Aun cuando e? ~l texto no se emplea la palabra principio, es "historicidad" de los asertos de Aristóteles sobre los filósofos anteriores (y
eVIdente que la obJeción que se dirige contra Anaxágoras está vin- esto en buena medida se debe al hecho de que, como dice Cherniss, entre
culada con el hecho de que este filósofo propone ápeira ("cosas los antiguos no había lo que modernamente llamamos "historia de las
i~~nitas~), las cuales son interpretadas por Aristóteles como prin- ideas"). Pero,por otra parte, debe tenerse en cuenta que Aristóteles fue un
filósofo no un historiador de la filosofía, lo cual hace que continuamente
Cipios. Sm embargo, los principios deben ser limitados pues de se vea ~bligado a "interpretar" y adaptar en beneficio de su propia doctri-
otro modo terminan por no explicar nada. Ese es el motivo por el na las afirmaciones de los filósofos que lo precedieron. De esta manera da
cual la tesis de Empédocles es preferible (cf. Phys. 188al7-18).19 lugar a explicaciones que, muchas veces, no corresponden estrictamente a
las doctrinas examinadas. El procedimiento que sigue Aristóteles lo
encontramos repetido en muchos otros grandes filósofos; a modo de eje~­
I
9
Debe señalarse que, como indicara Cherniss (ACP y ACPL passim) el plo, puede citarse el caso de Hegel, quien al referirse a los eleatas les atn-
análisis que Aristóteles acostumbra hacer de los pensadore~ anterto~es buye el haber hecho manifiesto por vez primer~ la E~enc~a. Absoluta, e~to
resulta muchas veces parcial y dirigido a construir su propio sistema filo- es el concepto puro carente de toda representación_ e mtmción _(cf. Leccw-
sófico. Ch~rniss acusa a Aristóteles de ser a-histórico con el examen de los nes sobre la historia de la filosofía, trad, esp. México 1977 [reimpr.],vol. I
presocráticos. Pero, como W.K.C. Guthrie ha hecho notar ("Aristotle asan pp.219-220). O también podría mencionarse el c~so. de M. Hei~egger,
Hist~rian of Philosophy: Borne Preliminaries", 1'he Journal ol Hellenic quien "traduce" el fr. 3 (DK) de Parménides del s~gu1~~te mod~: El ser
(elnai) es lo que se muestra en el puro ar- 3hender mtmtlvo (noem) y sólo
StudL~s, vol. LXXVII [part I], e~pecialmente pp.36ss.), "si la interpretación este ver descubre el ser" (cf. El Ser y el 'JJempo, trad. esp. J. Gaos, México
de Anstóteles de los presocráticos es completamente a-histórica, casi no
1980, p.l90).

22
23
contrarios los que cambian el uno erv el otro: en los ejemplos de substrato es, en un sentido numérico, una unidad porque un~
Aristóteles, no es la rareza que deviene densidad ni el Amor que materia determinada o numerable (el bronce, por ejemplo) consti-
deviene Odio. Aquello que cambia, lo que pasa de un contrario a tuye una unidad; pero en cuanto a su espec~e (eidei) posee, p~r
otro es una tercera cosa a la cual los contrarios se refieren como una parte, una determinación positiva, es decir l~_{orma determ~­
sus predicados o atributos: esa tercera cosa es el substrato (hypo- nada de bronce. Pero, por otra parte, posee tamb1e~ u~a determi-
kefmenon) (cf. Phys. I 6, 189a20-26).20 Por lo dicho hasta aquí, nación negativa: la privación, la cual es la determmación contra-
seria un error suponer la existencia de más de tres principios, ria que tendrá dicho substrato al término del pro~eso. de genera-
pues los dos contrarios requieren únicamente de un substrato y ción. Forma y privación son, pues, elementos cor:stltutivos de una
éste sólo necesita de dos contrarios. y la misma cosa, los dos términos de la contranedad. Es en e~te
punto donde Aristóteles hace suya la tesis de que los contranos
son principios (cf. Phys. I 7, 190b23-191a). La forma es aquello a
3.4 Los principios del cambio: materia, forma y privación lo que la privación aspira y lo que se produce como resultado del
cambio; de la determinación "desorden" se llega, c~mo prod~ct~
En Phys. I 7 comienza la parte constructiva del tratado y es del cambio, a la determinación contraria, i.e. "orden . Los ~nnci­
aquí donde Aristóteles formula su propia doctrina de los princi- pios son, en un sentido, dos (los dos términos de la contran~dad)
pios; ahora expondrá su explicación en un sentido más amplio. pero en otro sentido son tres, ya que además de la contran~da~
Aristóteles piensa que sus predecesores fueron incapaces de resol- debe existir también un substrato en el cual se den los dos termi-
ver la aporía que plantearon sobre el devenir; tal aporía se basa- nos de la contrariedad. .
ba en la suposición de que lo que se genera lo hace o bien a partir Con la introducción del concepto de privación (stéres~s)
de lo que es o bien a partir de lo que no es. En su opinión, el pro- Aristóteles cree haber resuelto la aporía de los antiguos sobre el
blema crucial reside en el modo de entender las dificultades y "llegar a ser" (gfgnesthai), al mostrar la distinción exi~tente e~tre
ambigüedades que involucra la expresión "a partir de". La única generación de algo por sí y generación de algo en senti~o relativo.
solución posible, cree Aristóteles una vez más, se encuentra en su De esta manera, habrá un sentido en el cual es fac~Ible pensar
propio examen del devenir (Phys. 19la23-24), el cual mostrará los que algo se genere a partir de lo que no es; esto, sm embargo,
diversos sentidos en que debe entenderse el "desde" o "a partir debe entenderse no en el sentido de que se genere ~e lo que ~o es
de~ En realidad, como indicara W.Wieland (cf. API, p.l33; véase absolutamente sino de lo que no es en sentido relativo,. es decir en
también S. Waterlow, NCA, p. 12), "Aristóteles yuxtapone y com- tanto no es algo. En el caso de· lo que se genera a partir ~e lo que
para los diferentes modos en los que hablamos de llegar a ser" no es ese "no ser" (mé ón) es la determinación contrana que ~1
(subrayado mío). Uno puede decir: (i) un individuo llega a ser obje~ alcanzará al término de la generación. Pero es necesano
culto; (ii) lo no culto llega a ser culto y (iii) un individuo no culto que además haya siempre un substra:O; nada s~ gen~ra de lo que
llega a ser culto. El examen de estas expresiones (para cuyo estu- no es en términos absolutos pero, en cierto sentido, si hay genera-
dio detallado remitimos a S. Waterlow, NCA, p.l5-24 y a nuestro ción a partir de lo que no es, ya que de la privación se genera algo
comentario ad loe.) conduce a los principios materia, forma y pri- que no preexistía en ella y la stéresis es una forma de no ser (cf.
vación, en función de los cuales dichas expresiones pueden ser Phys. I 8, 19lbl4-27). . . .
analizadas. Todo lo que se genera, se hace notar, debe suponer Finalmente, en Phys. I 9 se hacen algunas prec1s1?ne~ ,relati-
siempre algo que subsista y lo que subsiste (el substrato), aunque vas a los principios distinguidos (materia, forma Y pnvac10n). La
en cuanto al número es uno, en su etdos no es una unidad. El materia dice Aristóteles, en un sentido se corrompe ~ero .~o en
otro pues' considerada como 1o que en SI' t'1ene l a pnvac10n . se
corrompe; sin embargo, desde el punto de vista de la potencia ~o
20 Cf. E. Berti, AD, pp. 294-95; F. Soltnsen, Aristotle's System of the
Physical World, Ithaca 1960, pp. 75ss. se genera ni se corrompe porque si la materia se generase sena

24 25
necesaria la existencia de un substrato. Pero el ser substrato es así como las etapas intermedias (cf. Phys. 194b13ss.y Metaph.
ya algo que por derecho propio le ~rtenece a la materia, de modo 1071a14ss.). Sabemos que las dificultades más grandes las encon-
que la materia existiría aun ant~s de generarse lo cual (cree tró Aristóteles al querer dar cuet?-ta de la relación entre la región
Aristóteles) es manifiestamente absurdo.21 Des~ués de haber
1
supralunar y la sublunar, especialmente en lo que se refiere al
refutado las doctrinas del eleatismo (Phys. I 2-3) y las de los anti- modo en el que se produce la transmisión de movimiento de una
guos físicos (Phys. I 4-5), y tras haber precisado los principios in- región a la otra. Como observara S.Sambursky (PW, p. 55), "la
herentes a todo cambio, Aristóteles cree haber dejado sentadas división entre cielo y tierra llegó a ser una parte integral de la
las bases para hablar de la posibilidad de una ciencia de la natu- física antigua y del cosmos griego" y lo que posibilitó el nacimien-
raleza. El resultado de la investigación llevada acabo en I to de la ciencia moderna en el siglo XVII fue el descubrimiento de
es que el ente en devenir es un objeto posible de ciencia.22 que las leyes de la mecánica terrestre eran adecuadas también
para explicar los movimientos de los planetas.
4. La física ar:ist~oté~lic:~a
y la co:nc~en~~ió,n IL~~.~eou>eJlca de la naturaleza 4.1. Teoría de los elementos y cambio natural

Ahora bien, ¿cómo debe entenderse la physiké de la Para explicar el cambio de la región·sublunar Aristóteles postu-
que habla Aristóteles? Desde luego que no en los términos en los la que los cuatro elementos terrestres se mueven hacia su "lugar
que nos referimos a la ciencia física moderna y contemporánea. propio" (o natural): aire y fuego hacia arriba, tierra y agua hacia
Para los antiguos la física experimental (tal como se la entiende abajo. El arriba se determinará por la lejanía del centro en tanto
d~sde Galileo) es completamente desconocida. Desde el punto de que el abajo por la cercanía al centro. Pero como Aristóteles piensa
':sta de la moderna ciencia física puede resultar absurda, por que los cuerpos terrestres están compuestos de los cuatro elemen-
eJemplo, la teoría aristotélica de los lugares naturales, pero, tos (estando presentes cadct uno de ellos en diferentes proporcio-
desde el punto de vista aristotélico, éste es sólo un modo de dar nes), su movimiento natural será el desplazamiento del cuerpo
cuenta de los hechos observables de la experiencia y de establecer hacia el "lugar propio" del elemento que se encuentra en dicho
su "legalidad". 23 Como vimos, el problema central de la física cuerpo en mayor proporción (cf. De gen. et corr. II 8, 334b 30ss.). El
como ciencia es para Aristóteles el movimiento y el cambio. En la siguiente pasaje de De caelo es muy ilustrativo respecto de la cues-
región que está por debajo de la esfera de la luna en el mundo tión de los ·elementos terrestres y de los movimientos que éstos
sublunar, el movimiento no es eterno como sí lo e~ en la región confieren a los objetos del mundo sublunar: "En efecto, sostenemos
celeste. El cambio del mundo sublunar se explica; primariamente, que todos los cuerpos y magnitudes naturales se mueven por sí
porque el curso del sol en la eclíptica es oblicuo al eje de la tierra· mismos según el lugar, pues afirmamos que la naturaleza es para
esto es, precisamente, lo que permite explicar el cambio de la~ ellos el principio del movimiento. Pero todo movimiento locativo
estacion.~s y, en general, los "movimientos" de generación y -al cual llamamos 'traslación'-, es o rectilíneo, o circular o bien
destrucc10n que los períodos de calor o frío extremos determinan una combinación de estos <dos tipos de movimiento>, por cuanto
sólo estos dos son simples; la razón de esto radica en que solamen-
Este pro~lema es tratado con más detalle en Metaph.Vll 8 donde se lo
21
te estas magnitudes son simples: la <línea> recta y la circular.
hace extensivo a la forma y se emplean los mismos argumentos los cuales Ahora bien, circular es el movimiento alrededor del centro, rectilí-
~ues_tra~ que forma y materia no son cosas o fenómenos de nu~stra expe-
nencla smo conceptos que surgen del análisis de un compuesto. neo en cambio es el <movimiento> hacia arriba y hacia abajo.Y
22
Cf. L. Couloubaritsis, op. cit., pp. 213ss. lla~o <'movimiento> hacia arriba' al que <se aleja> del centro, y
23 <'movimiento> hacia abajo' al que <se dirige> hacia el centro. Así
Sobre el valor de la experiencia en Aristóteles, cf. Phys. I 2, 185al2-13; resulta que toda traslación simple debe alejarse del centro, dirigir-
IV 3, 210b8; V 1, 224b30; V 5, 229b3; VII 3, 254a35-254b. Véase también
De gen. et corr. 316a5ss y De caelo I 3, 270bl-6. se hacia él, y producirse alrededor del centro" (I 2, 268bl4-24).

26 27
El reino terrestre consta de cuatfo esferas concéntricas que se hombre (cf. Ross, AR.PH. p. 616; Cornford, TPH, voL II p. 14-15).
encuentran bajo la esfera de la lur~a, que es, a su vez, la primera El segundo tipo de cambio (ii) es lo que Aristóteles entiende por
esfera ~eleste. En la región sublunar todo tiene un comienzo y un corrupción (phthorá), la que a su vez puede ser entendida en sen-
fin; alh se producen continuos cambios y alteraciones que obede- tido absoluto (la destrucción de una substancia o entidad) o bien
cen a las diferentes combinaciones de los cuatro elementos. Cada en sentido relativo (el cambio de una cualidad por otra en una
uno de estos elementos posee un lugar propio o natural y en estre- substancia, es decir la destrucción de una cualidad en una enti-
cha conexión con el lugar natural de cada elemento se determinan dad). La tercera especie de cambio (iii) indica la generación
:as c~:egorías _de "pesado", "lig~ro" y las direcciones de "arriba" o (génesis), la que también puede ser absoluta (generación de una
abaJ~ · Lo mas pesado es la tierra y, en el modelo esférico que substancia) o relativa (generación de una determinación cualitati-
maneJa Aristóteles, el abajo significará el centro; el agua también va particular en una substancia, como el tamaño, el color o el
e~ pesad~_(aunque menos que la tierra) y, por tanto, su lugar pro- lugar). El cuarto tipo de cambio (iv ), por último, no es tal, aun
piO ~mb1en es el centro. Fuego y aire, en cambio, tienen su lugar cuando se lo había incluido hipotéticamente en la primera clasifi-
propio o_ natural en "lo alto", de modo que "lo ligero" está estrecha- cación. Así lo dice expresamente Aristóteles: "En consecuencia, de
mente hgado a la tendencia natural de estos elementos a ascen- lo mencionado resulta la necesidad de que los cambios sean de
der; un objeto "ligero" es, entonces, aquel en cuya composición hay tres <tipos> -el de substrato a substrato, el de substrato a no-
mayor proporción de fuego (el elemento más liviano) o de aire en substrato y el de no-substrato a substrato-, pues el cambio de
tanto que una cosa pesada se define como aquella en la que hay no-substrato a no-substrato no es cambio <en sentido estricto>
m~no: propo:ción de aire y fuego y mayor de tierra y agua. Como por cuanto en él no hay ninguna relación de oposición" (Phys.
Anstóteles piensa que los cuerpos naturales están compuestos de 225a7-12). El hipotético cuarto tipo de cambio no es tal porque los
los cuatro elementos, su movimiento natural será el "movimiento términos del cambio no son opuestos. En efecto, no son contrarios
propio" -~el ele,:nento predominante, es decir aquel que en mayor ni contradictorios y, como el cambio en general también se define
proporcw~ es~ pr~sente en el objeto (para otros detalles puntua- como el pasaje de un contrario a otro (Phys. 261a32-33), el pasaje
les de la Justificación aristotélica de la doctrina de los "lugares de -A a -B no puede considerarse como un cambio (para un deta-
naturales" cf. Phys. 212b29-213a10; De caelo 301a20-302a9). llado exam~n de este pasaje y de las diferencias entre kínesis-
El movimiento terrestre, es decir el movimiento propio de metabolé cf. S. Waterlow, NCA pp. 93-99).
m~estro mundo fenoménico, es concebido como el pasaje de un tér- Por otra parte, Aristóteles, como en general la física antigua,
mm~ a ~tro, es un "desde algo hada algo" (Phys. 224b); dicho no cree que sea posible matematizar la naturaleza, esto es, resul-
~asaJe, sm embargo, no es infinito. El movimiento en este sentido ta 'imposible dar una formulación matemática de las proposicio-
tiene un término a quo y un término ad quem (cf. Phys. 242a65- nes de la ñsica.24 La ñsica aristotélica resulta ser así una especie
66). Como ya se ha visto, para Aristóteles movimiento (kínesis) es de ontología del ente en movimiento. El físico debe investigar
muchas veces sinónimo de cambio (metabolé). El cambio en efec- todas aquellas cosas que están sujetas a cambio (Metaph. VI 1,
to, se caracteriza también como un pasaje de un térmi~o a otro 1025b26-27; 1026al2) y que tienen en sí mismas el principio del
0:hys. 225a) Y todo cambio puede producirse de cuatro maneras: movimiento o del reposo. Aun cuando la verdadera naturaleza de
(l) o de un substrato a un substrato, (ii) o de un substrato a un las cosas es la forma, la naturaleza supone el reino del movimien-
no-substrato, (iii) o de no-substrato a substrato o (iv) de un no to que contrasta y complementa el del reposo.25 La tarea funda-
substra~o a un no substrato.La primera forma de cambio (i)indica
el pasaJe de un término positivo a otro término positivo· aquí 24Cf. I. Düring~ A., p. 342] A. Mansion, IPA, pp. 38ss. S. Sambursky,
"substrato" debe designar no una substancia sino cualquie; cosa 46: "Aristóteles nunca logró formular sus ideas matemáticamente como
leyes cuantitativas del movimiento."
sea un.a_substanc.ia o un atributo, que sea denotado por un ténni~
no positivo; por eJemplo, el pasaje de negro a blanco o de semilla a 25 F. Solmsen, op. cit. p. 92.

28 29
mental del .estudioso de la naturaleza no será investigar lo que mentos; al eliminar la noción de alma en el mundo físico, hay que
~ay de pa.rtlcular ~n ~a~a ente físi~o sino lo que de general hay en suponer que los cuatro elementos tienen en sí mismos un princi-
el, es decir sus pnnc1p1os.2 6 La ~aturaleza, a su vez, es definida pio motor o tendencia innata al movimiento. En efecto, al comien-
como principio de movimiento (Phys. 192b20-23) y al dar esta zo de Phys. II 1 los elementos o cuerpos simples son los ejemplos
definición se está poniendo a la physis, probablemente, en el lugar empleados para caracterizar las cosas que se producen por natu-
que ocupaba el alma para Platón. Pero es tarea de Aristóteles raleza. Animales, plantas y cuerpos simples (i.e. tierra, fuego,
mostrar de qué modo la naturaleza, aun cuando está privada de aire y agua) se diferencian de las cosas que no son por naturaleza
alma, puede tener un impulso innato al movimiento.27 Desde su por el hecho de tener en sí mismos el principio del movimiento o
punto de vista, la naturaleza y las entidades físicas o naturales del reposo. Hay cosas que se mueven según el lugar, otras según
ti_enen en sí mismas la tendencia o impulso (hormé) a moverse por el crecimiento o el decrecimiento, otras padecen cambios cualita-
s1. Ellas, por tanto, no precisan de un alma.28 La naturaleza de tivos (cf. Phys. 192bll-15).31 El movimiento propio de los elemen-
un objeto físico está cons ti tui da por su materia y por su forrna, y tos es el locativo, la traslación (phorá). La traslación puede ser de
la pregunta que hay que formular es cuál de estas dos cosas derecha a izquierda, de adelante hacia atrás o de arriba hacia
(materia y forma) merece llamarse naturaleza en sentido estricto. abajo. Estos movimientos pueden ser naturales o contrarios a la
Aristóteles se inclina en favor de la forma (e'idos-morphé), pues naturaleza;· los movimientos naturales -sostiene Aristóteles-
ella es un principio explicativo que comporta una anterioridad son anteriores a los movimientos forzados (De caelo, 286a18-20;
ontológica respecto de la materia ya que mientras ésta es sólo 269bl 0). Los elementos, por su parte, tienen un movimiento loca-
potencia aquélla es acto. La forma, entonces, es nat~raleza en tivo natural y esa es la razón por la cual fuego y aire se trasladan
mayor medida (mallon) que la materia.29 hacia arriba en tanto que tierra y agua se trasladan hacia abajo.
Un antecedente probable de la noción aristotélica de naturale- Estos son, respectivamente, los movimientos naturales de los
za es el concepto platónico de alma del mundo (cf. Timeo 34b ss.). cuerpos simples o elementos (Phys. 192b34-36; De caelo, 268bl5-
El punto de partida de Aristóteles al definir la naturaleza como 269a20). Platón, en cambio, supone que los cuerpos simples son
principio y causa de movimiento debe de haber sido novedoso y, inanimados, lo cual justifica su necesidad de introducir el alma
probablemente, creyó que de este modo, al suprimir el alma en la como principio del movimiento.32 Sin embargo, pese a sus dife-
consideración del mundo físico, se apartaba de un modo de expli- rencias, Aristóteles es un fiel discípulo de Platón en su doctrina
cació~- poco "científico" propio de Platón.30 El planteo aristotélico del "automovimiento"; en ella, en efecto, se da por sentado el
tamb1en se aparta del de Platón a la hora de considerar los ele- hecho ·de que el moverse a sí mismo es algo relacionado con la
vida y que dicho automovimiento es una peculiaridad de las cosas
26
Cf. Filopón, In Phys. 2, 13-18; F.M. Cornford, TPH, pp. XVI-XVII y De
caelo, I 1, 268a1-6.
31 Para los diferentes tipos de movimiento cf. Phys. VII 2, 243a35ss.
'1:7 Cf. F. Solmsen, op. cit. p. 93.
32 Platón no llama "elementos" a tierra, aire, agua y fuego sino "géneros"
28 /bidem, p. 95 y Phys. II 1, 193a9-30. (géne) o "cosas primeras" (próta) (cf. Leyes X 89lc y Timeo 54b6-7). Ele-
mento o cuerpo simple es terminologia aristotélica; en opinión de Platón,
29
La naturaJeza como materia es tratada en Phys. II 1, 193a9-30; como los verdaderos elementos son los triángulos elementales a los que tierra,
forma, la ph_ysis" se estudia en Phys. 193a30-193b1-18. Véase De part. an. aire, agua y fuego se reducen (cf. Timeo 53css.). Sobre la doctrina platóni-
I 1, 640b28-29: En efecto,la naturaleza formal es más importante que la ca de los elementos cf. G.S. Claghorn, Aristotle's Criticism of Plato's Ti-
naturaleza material". Cf. también De part. an. I 1, 64lb17, Phys. II 1, maeus, The Hague 1954, pp. 22-26; A.Stuckelberger, Antike Atomphysik.
193a33-193b1-3 Y Metaph. IX 8, texto este último dedicado casi exclusiva- Texte zur antiken Atomlehre und zu ihrer Wiederaufnahme in der Neuzeit,
mente a la cuestión de la prioridad del acto respecto de la potencia. Munchen 1979, pp. 134 ss.; P. Friedlander, Plato, trad. ingl. New York
1958, pp. 248 ss. y F.M.Cornford, Plato's Cosmology. The Timaeus of
30
Cf. F. Solmsen, op. cit. pp. 96-99. Plato, London 1946, pp. 213 ss.

30 31
animadas.33 Esta misma doctrina ~s la que desarrolla Platón al grande. En efecto, la finalidad es el conc~pto clave para ~xpli~~r Y
afirmar que algo vive cuando se/mueve a sí mismo; el alma, fundamentar lo que Aristóteles cree ha sido, planteado hipotetlca-
entonces, es principio de vida (cf. Ifeyes 895c). . mente, el desarrollo de las primitivas formas de comunidad hasta
llegar a conformar el único medio posible .de desarrollo integral
4.2. La explicación teleológica humano: la pólis. Toda pólis, en efecto, es el fin o meta de las
demás formas de comunidad (cf. Pol. 1252a4-7; 1252b30-31;1280b-
La otra cuestión crucial al analizar la noción aristotélica de 1281a). Como es natural, la cuestión de la finalidad también apa-
naturaleza es la de teleología. Esta es quizá una de las nociones rece claramente reflejada en los procesos biológicos de generación,
mejor estudiadas y conocidas de la filosoña de Aristóteles. Y ello, corrupción, crecimiento y decrecimiento. 35
sin duda, no es casual pues en muchos lugares de sus escritos filo- Una tesis aristotélica básica es que la naturaleza y todo lo que
sóficos hace uso de modelos teleológicos para dar cuenta de dife- a ella se encuentra ligado es en vistas de un fin; esta doctrina
rentes tópicos. Contra sus predecesores materialistas y siguiendo está expresamente dirigida contra Empédocles y su concepción de
las enseñanzas de Platón, Aristóteles argumentaba que muchas la formación de los distintos organismos. El primer argumento
cosas y acontecimientos pueden ser explicados mediante el concep- que se ensaya contra' Empédocles consiste en dec.ir que en la
to de fin. En su opinión un fin (télos) significa algo bueno, es decir naturaleza ciertos hechos se producen con regulandad; pero lo
"aquello en vistas de lo cual" (to hoú héneka) las demás cosas son que se produce con cierta regularidad no puede ser atribuido al
hechas. Aun cuando el especial énfasis que pone Aristóteles en el azar o a la casualidad. Consiguientemente, la naturaleza no obra
fin del cambio como su causa final muestre sus intereses particu- mecánicamente sino en vistas de un fin (cf. Phys. II 8, 198b35ss. Y
larmente biológicos, la explicación teleológica se aplica no sólo a la nuestro comentario ad locum). Además, en las cosas que tienen
biología sino también a las demás ciencias, incluidas la ética y la un término final que es su realización, lo que conduce al fin es el
política. Con su teoría de la causa final contaba con una instru- resultado de una acción que tiende a un fin. En una acción natu-
mento que desempeñó un papel decisivo en diferentes áreas de su ral, empero, lo que conduce al fin es un agente natural y la natu-
obra; en lo que aquí importa en particular y por lo que ya llevamos raleza del agente se muestra en sí misma en el desarrollo de la
visto no hay duda de la relevancia que tiene la doctrina de la fina- acción. De aquí que si el desarrollo tiende a un fin, también debe-
lidad en la física. En la naturaleza la forma es el fin de la materia, rá tender a un fin la naturaleza por cuanto ella es su agente (cf.
pues aquello a lo cual la materia aspira para llegar a su realiza- Phys. II 8, 199a8ss.).36 Por otra parte, el arte realiz~ a~uellas
ción más plena es la forma. 34 Pero, como decíamos, la explicación cosas que la naturaleza no puede realizar; pero el arte Imita a la
teleológica también tuvo una enorme utilidad en el campo de las naturaleza (Protr. fr. 13 Düring) y si, como vemos, el arte es en
llamadas "ciencias prácticas". En su descripción de los diferentes vistas de un fin, la naturaleza también deberá ser en vistas de un
estadios constituidos por las formas más primitivas de asociación fin (Phys. II 8, 199a15ss.).
socio-política, desde la unión instintiva entre macho y hembra Otro argumento que se ensaya para probar que la natur~eza
hasta la más compleja y perfecta forma de organización social (el comporta finalidad se funda en la observación. de los seres VIvos
Estado, pólis), el concepto de télos tiene una importancia muy que, sin tener arte ni deliberación, parecen, s1n embargo, ob~ar
teleológicamente. Esto es lo que ha hecho pensar a al.gunos -dice
33 Cf. F. Solmsen, op. cit. p. 101 y Phys. VIII 4, 255a6ss.:"<El automovi- Aristóteles- que las arañas, las hormigas u otros ammales seme-
miento> es algo concerniente a la vida (zotikón), y también es algo pecu- jantes obran en virtud de un intelecto. Esto también se aplica a
liar de las cosas animadas."
34 Cf. J .M. Cooper, "Aristotle on Natural Teleology", M. Schofield-M.
Nussbaum (eds.), Language and Logos, Cambridge 1982, pp. 200 ss.; cf. 35 Sobre esta cuestión, véase el paradigmático pasaje de De part. an. I 1,
también .t'hys. lll, l93bl7-l8; ll ~. l94a32; ll 8, 199a30-32; Eth. Eud. 1 640a33-b4 y el comentario de R. Sorabji, NCB, pp.155-162.
8, 1218b9-11 y Pol. I 2, 1252b34-35. 36 Cf. A. Mansion, IPA, pp. 262-263.

32 33
de una manera figurada. La naturaleza es así la naturaleza parti-
las plantas pues vemos que en ellas/todas las cosas que son útiles cular de esta 0 aquella sustancia natural. 38 En Phys. II la natu~a­
se producen en vistas de un fin co~o, por ejemplo, las hojas que leza es presentada como una especie ~e fuerza ~ ~oder que res1d.e
se producen para proteger el fruto/ Así resulta que si las golondri- en los objetos naturales y, en este sentido, la ~hy~~s es una capaci-
nas hacen naturalmente su nido en vistas de un fin, las arañas dad 0 propiedad de dichos objetos. Las cosas sm VIda, por el contra-
sus telarañas y las plantas producen sus hojas para la protección rio, precisan de un agente externo para pasar de un estado de
de los frutos, debe haber finalidad en los entes que se producen reposo a uno de movimiento.
por naturaleza (Phys. II 8, 199a20-30).
Las criticas que se hacen a Empédocles en particular y a los físi- 4.3. La doctrina de la causalidad
cos en general se inscriben en la tradición inaugurada por Platón
en Fedón 98b (cf. también Leyes X 888e). Lo que los físicos anterio- Por otra parte, si el objeto primordial de la ciencia física es dar
res a Platón llamarían "causa", Platón lo llama "causa segunda", cuenta de la naturaleza, lo cual supone conocer las razones o ~~n­
pues es una causa mecánica y ciega que no tiene en cuenta el "com- damentos de los procesos y cambios físicos, será tarea del físico
39
ponente intelectual" del agente causal (el nofls). Esta misma idea investigar las causas de dichos procesos y cambios. En e~ecto,
es retomada por Aristóteles en su crítica al mecanicismo de una vez que se ha estudiado qué es la naturaleza y de cuantos
Empédocles en Phys. II: la existencia de la finalidad de la natura- modos se dice (Phys. II 1 ), y cuáles son las diferencias exi~tentes
. leza nos indica que en ella hay una especie de "comportamiento entre el matemático y el físico (Phys. II 2), hay que exammar lo
inteligente". El funcionamiento del nous es el mod~lo que se relativo a las causas porque de lo que se trata aquí es de tener un
emplea para ilustrar las obras de la naturaleza, ya que el intelecto, conocimiento científico de la naturaleza. No podrá hacerse esto,
al dirigir la actividad, propone un fin o propósito (cf. De an. II 4, sin embargo, si no se conoce el porqué relativo :=: cada cosa; a~
415b16-20). Como ha señalado A. Mansion,37 por el tercer argu- investigar la naturaleza y los procesos q~~ ella Involucra, ~e-ra
mento que se dirige contra la tesis de Empédocles parecería conce- necesario indagar el porqué de la generac10n y de la corrupc10n,
birse a la naturaleza como un ente que delibera y actúa consciente- es decir la causa relativa a todo cambio físico. 40 .
mente. Pero si esto fuera cierto la teleología aristotélica sería En Phys. II 3 se expone la célebre doctrina de la causah~ad;
antropomórfica, tal como suele ser interpretada por algunos críti- las causas son materia, forma (dos de los principios distingui~os
cos modernos. Esto, sin embargo, no es así ya que la naturaleza no en Phys. I), el motor y el fin. Aristóteles, sin embar~o, no dice
es presentada por Aristóteles como un ente determinado que posee estrictamente que las causas sean cuatro sino más bien que la
deliberación o inteligencia. La naturaleza es, más bien, una propie- causa se dice de muchas maneras. No hay, entonces, muchas for-
dad de los entes naturales y dado que la naturaleza es un principio mas de causalidad sino diversos sentidos en los que habla~~s de
inherente no tiene existencia independiente del objeto en el cual se causa. Así, puede ocurrir que al decirse la cau~a de ~ultiples
da (Phys. II 1, 192b22; 192b34). Sin embargo, muchas veces se pre- maneras haya multiplicidad de causas para un rmsmo ob~eto. Por
senta a la naturaleza como si fuera un ente inteligente que obra en ejemplo, causa de estatua puede ser no sólo el bronce sino tam-
forma consciente; esto, empero, parece ser sólo un modo de hablar.
De esta manera, cuando Aristóteles habla de naturaleza no se está as Cf. W. Charlton, Ar.Ph., pp. XVI-XVII y R. Sorabji (NCB, pp. 15?-1 ~4),
refiriendo a una especie de fuerza universal que penetra todas las quien entre otras cuestiones, examina diferentes modelos de exphca~1ón
cosas naturales y que conduce su desarrollo hacia fines determina- teleolÓgica en los mismos textos de Aristóteles así como las críticas
dos. Si bien hay pasajes en los que pareciera sugerirse que la phy- modernas a dicha explicación.
sis es algo como lo descripto, esto, sin embargo, se lo enuncia sólo
39 Cf. W.D.Ross.1 AR.PH., pp. 35ss.
37 Ibidem, p. 261 y De gen. an. ll 6, 744bl6, donde se ve que Aristóteles 40 Phys. II 3, 194b16-23 y nuestro comentario ad loe.
está haciendo una comparación entre el artesano que obra conscientemen-
te y la naturaleza (cf. además R.So:rabji, NCB, pp.166-67).

35
34
bién la estatuaria; sólo que mientra.S1 ésta es causa motriz, aquél nos sinónimos. Su distinción se hace más tarde: la diferencia
es causa material.41 entre azar y espontaneidad reside en que mientras en ésta la
El problema, de la causalidad /había sido adelantado ya en causa de lo producido es externa al objeto, en aquél es interna. En
Phys. II 1 al estudiar el concepto de naturaleza. Allí, en efecto, se el caso del azar la causa es siempre un sujeto que tiene la capaci-
investigan los diferentes significados de physis y resulta que ésta dad de elegir y que, por tanto, tiene un propósito. Según la inter-
puede ser entendida como materia, como forma o como fin. La pretación adoptada (cf. nuestro comentario a Phys. II 4-6 y el
naturaleza como causa motriz no se trata en Phys. II 1, al menos Apéndice II), en todos aquellos hechos atribuidos al azar hay un
estrictamente; sin embargo, hay tres formas de causalidad que componente teleológico, aun cuando el fin o propósito que se da en
con frecuencia se reducen a una pues el "qué es" (la forma) y el fin el azar no es un fin propiamente dicho sino un fin secundario.
son una y la misma cosa. Además, el principio del movimiento (la Esto significa que los procesos de azar son procesos teleológicos
causa motriz) es idéntico en especie al fin y a la forma (Phys. II 7, accidentales, es decir no hay en ellos una "verdadera teleología"44
198a25-27; S. Waterlow, NCA, p.65ss.). en el sentido de que la consecuencia de un proceso de azar no se
Según Aristóteles, las diversas formas de causalidad han sido hace presente de un modo pre-manifiesto. De acuerdo con el plan-
parcialmente reconocidas por los pensadores anteriores; así dice teo de Phys. II, el azar (tyche) es algo exclusivo del ámbito huma-
que "la mayoría de ·los primeros que filosofaron creyeron que los no y es· caracterizado en función de la elección (proaíresis ), en la
principios de todas las cosas eran solamente de índole material, cual hay involucrado un propósito (cf. Phys. II 6, 197bl-8).
pues aquello a partir de lo cual se constituyen todos los entes y En el célebre ejemplo del mercado se muestra adecuadamente
aquello primero desde lo cual se generan y en lo cual finalmente la razón por la cual el azar es algo accidental. El propósito (pri-
se corrompen -permaneciendo la entidad y cambiando en sus mario) de quien va al ágora no es encontrarse con su deudor sino
afecciones-, aquello, dicen, es el elemento y principio de los hacer negocios o ver un espectáculo. El acreedor, sin duda, quiere
entes" (Metaph. I 3, 983b6-11).42 Estos primeros pensadores, encontrarse con su deudor pero en ese momento dicho encuentro
entonces, han advertido la causa material (cf. Phys. 193a9ss.). La no está entre sus propósitos primarios o inmediatos. Así pues, en
causa motriz ha sido reconocida por Empédocles y Anaxágoras: los sucesos que se producen como un efecto del azar hay ausencia
éste al introducir como principio del movimiento el nous, aquél el de un fin que se vincule directamente con el resultado del hecho.
Amor y el Odio. La causa formal, en cambio, es reconocida por El azar es una causa accidental porque es algo fortuito; hay en él,
Platón en su teoría de las Ideas. Por último, Aristóteles cree que sin embargo, cierta finalidad ya que hay intención y propósito
la causa final fue un descubrimiento suyo por cuanto no fue total- aun cuando no sean regulares ni constantes (cf. Phys. II 5~ 197a5-
mente reconocida por ninguno de sus predecesores. 43 6 y Apéndice II).
Luego de describir las cuatro formas de causalidad, se introdu- El tratamiento que se ha hecho de la finalidad trae aparejado
ce una suerte de digresión en la que se tratan las nociones de el estudio de la necesidad y el papel que ésta desempeña en la
azar (tyche) y espontaneidad (autómaton) (Phys. II 4-6). Al naturaleza. En Metaph. V 5 se distinguen cuatro sentidos de nece-
comienzo de Phys. II 4 estos dos conceptos aparecen como térmi- sario que pueden resultar útiles para comprender mejor lo que se
dice en Phys.: (a) necesario es aquello sin lo cual no es posible la
vida; la respiración y la nutrición son necesarias para el ser vivo
41 Cf Phys. II 3, 195a3-8; W. Wieland, TPT, pp. 147-150; R. Sorabji, NCB,
pp.40-44.
pues éste no puede vivir sin aquéllas. En este primer sentido tam-
bién es necesario aquello sin lo cual el bien no puede existir ni
42 Véase el pasaje paralelo de De part. an. 640b4 ss.
producirse (1015a20-26).45 (b) Se llama necesario a lo forzoso y a
43 Cf. W.D. Ross, AR.PH., pp. 37-38 y Metaph. 986b6-16. Este juicio de
la fuerza, es decir aquello que se opone como un obstáculo o impe-
Aristóteles sobre la causa fmal es en todo injusto, al menos en lo que a
Platón se refiere, quien sin duda entrevió lo que en términos aristotélicos 44 Sobre esta expresión cf. J. G. Lennox, AOC, p.53 y Apéndice II.
es "causa final" (cf. Timeo 46-47 y nuestro comentario a Phys. II 3 in fine). 45 Esto es lo que en Phys. II 9 se llama "necesidad hipotética". Cf. De

36 37
dimento al impulso natural (hormé)1 y a la elección deliberada
(proaíresis) (1015a26-33). (e) Es tampién necesario aquello que no ésta ha de cumplir con su función propia, debe ser de hierro
puede ser de otro modo. De este último significado de ananka'ion (Phys. II 9, 200a10-13). Aristóteles piensa que en los hechos natu-
derivan, en cierto modo, todos los' demás (1 015a33-36). Proba- rales no puede existir una necesidad absoluta o puramente mecá-
blemente, Aristóteles está pensando aquí en el primer motor que nica.48 Por esa razón, la materia en la cual reside la necesidad de
está perfectamente en acto y que, como tal, no puede ser de otra la naturaleza es sólo una condición y nada puede obtenerse de la
manera que como es (cf. Metaph. XII 7, 1072b7-8). Por extensión, materia sin un fin determinado. Siguiendo el planteo platónico
(Timeo 46-48), contrasta la perspectiva mecanicista de los pensa-
es:e _tipo de necesidad se aplica también a los astros que, aunque
moVIles, son eternos.46 (d) Por último, también se habla de necesi- dores antiguos sobre la causalidad con la concepción teleológica,
la cual implica una tendencia a hablar de materia como aquello
dad en el ámbito de la demostración; ella, en efecto, se encuentra
que implica necesidad. 49 La materia, sin embargo, no puede pres-
entre las cosas necesarias pues no puede ser de otra manera si
hay demostración en sentido estricto (haplós) (1057b7-10). cindir de un componente teleológico, pues éste es el que explica el
Ahora bien, en Phys. II 9 se habla de necesidad absoluta y orden natural que, según Aristóteles, no es mecánico.
necesidad hipotética. Esta última, arguye Aristóteles, es la que
caracteriza a los fenómenos naturales y consiste en las condicio-
nes que se requieren para alcanzar un fin determinado; esta 5. La matematización del mundo ñsico
necesidad hipotética o condicional reside en la materia y el propó- y abandono de la ñsica aristotélica
sito exige la materia como algo necesario para su cumplimiento.47
Puede preguntarse por qué una sierra es tal como es; la sierra es Por lo visto hasta aquí, es evidente que Phys. I-II constituye
como es para poder cumplir con la función que la caracteriza una verdadera introducción a los conceptos fundamentales de la
c?mo tal, esto es, un instrumento apto para cortar. Esta función, teoría aristotélica de la naturaleza. En Phys. I encontramos la
s1n embargo, no podría cumplirse en caso de que la sierra no expo:sJc:lóil y explicación de las nociones de materia, forma y pri-
fuera de hierro; consecuentemente, si ha de existir una sierra y vación como principios del cambio, además de ciertas prescripcio-
nes de orden metodológico concernientes al saber científico y a las
p_art. an. 642al-ll:Hay, pues, dos clases de causas: la finalidad y la necesi-
condiciones mínimas requeridas para su constitución.50 El libro I
sidad; muc~as cosas, en efecto, se producen porque es necesario. Sin desarrolla desde sus primeras páginas una fuerte polémica contra
embargo, qmzá podría preguntarse a qué tipo de necesidad se refieren los la metafísica eleata, la cual supone, según Aristóteles, la unidad
que hablan sobre ella, por cuanto de las dos modalidades de necesidad del ser y la consecuente negación del mundo empírico. Nuestro
dis~inguidas en los tratados filosóficos, ninguna de ellas se aplica aquí. mundo físico no coincide con el contenido inmutable de una idea
EXIste, emp~ro, un tercer tipo. de necesidad que se da en las cosas que tie-
nen generación: e~ efecto, decrmos que la nutrición es algo necesario aun- única sino que nos revela un ámbito que se caracteriza por el
qu.e ~o ~n el senhdo de aquellas modalidades sino porque no es posible
ex1strr sm ella. Esto, por cierto, es como una necesidad hipotética: dado
que el hacha debe cortar, es necesario que sea duxa. Y si es dura, debe ser 48 Este es el tipo de necesidad del que Aristóteles cree han hecho uso sus
de bronce o de hierro." pn~de~ce!>ar<es y es sólo posible en la explicación que ellos hacen de la natu-
raleza, es decir en una explicación puramente mecánica. Cf. Phys. II 9 in
46Cf. Mansion, IPA, pp. 283-84. La necesidad como aquello que no puede el comentario de Filopón ad loe.: "Todos los físicos, afirma
ser de otro modo .se aplica también a los hechos ~on~tantes o regulares, tal <AJiE;tó1:el~~s> introducen la necesidad absoluta (tó haplós anankalon) en
como se caractenzan ~n Phys. II ~' 196b10ss. (ta men aei hosautos gigno- la generación, pues dicen que es en virtud de las potencias de la materia
ména). Para la necesidad del pnmer motor y, en general, de dios como que se generan las cosas sujetas a generación" (In Phys. 330, 12-13).
causa que no sufre cambio cf. S. Waterlow, NCA, pp. 225ss.; R. Sorabji,
MS&M, pp. 219-226. 49 Cf. C.J.F. Williams, Aristotle's De generatione et corruptione, Oxford
1982, p. 202.
47 Cf. F.M. Cornford, TPH, p. 180.
50 Cf. especialmente Phys. I 1 y Düring, A., pp. 281-82.

38
39
los objetos naturales y a dejar de lado el aspecto cualitativo de la
cambio: la naturaleza y todo lo que ~lla involucra son movimien- cuestión que es mucho más filosófico. 54
to.51 La física debe vérselas con ci~rtas formas inteligibles; la ¿Qué cabe esperar, entonces, de la physiké akróasis desde
tarea del físico, sin embargo, no se/encuentra en el dominio de la nuestra perspectiva "científica" de hombres del siglo XX? Una
especulación pura. El estudioso de la naturaleza tratará con la verdadera obra de filosofía en la que es posible advertir el esfuer-
materia sensible, pero para dar cuenta de ella no puede prescin- zo especulativo de un pensador que, sin ningún instrumento como
dir de la forma. La naturaleza, por otra parte, se entiende de dos aquellos con los que contamos hoy en día, se propone investigar
maneras: como materia y como forma; de ahí que el objeto de en el "ámbito físico" problemas tan complejos y siempre vivos en
estudio de la física no es un ente privado de materia pero tampoco el interés filosófico como movimiento, causa, finalidad, materia,
es exclusivamente material (Phys. II 2, 194al2-16). espacio, tiempo o continuo. Esta investigación se lleva a cabo sin
Por la rápida descripción que hemos hecho de las característi- ninguna otra ayuda más que una extraordinaria agudeza y un
cas más generales de ciertas cuestiones de la física aristotélica y conocimiento de la naturaleza y del mundo que hoy llamaríamos
en particular de la doctrina de los principios, es sencillo darse "primitivo". En el decir de Hegel,55 la física aristotélica es lo que
cuenta de que física es un término que puede dar lugar a malos para los físicos modernos sería una metafísica de la naturaleza,
entendidos en cuanto al contenido teórico de la obra homónima de pues ellos ·sólo hablan de lo que han visto, no de lo que han pensa-
Aristóteles. El título griego del libro, physiké akróasis ("conferen- do. Vale la pena, pues, pensar nuevamente esta obra que se
cia o lección sobre la naturaleza"), es revelador del verdadero sig- encuentra entre los clásicos de la literatura filosófica universal.
nificado de la obra.52 No debe esperarse encontrar en este texto,
por tanto, nada semejante a lo que encontraríamos en un libro
moderno de "física". Los conceptos de causa final, potencia, acto,
forma, etc., que son fundamentales en la doctrina aristotélica, son
abandonados por completo por la física moderna que a partir del
siglo XVII se caracteriza por una creciente matematización del
mundo físico y que, consiguientemente, pone de relieve la noción
de medida. Galileo desarrolla muy claramente una teoría del
movimiento que parte de una serie de axiomas y definiciones que
se demuestran geométricamente. De esta manera, toda la ciencia
del movimiento queda reducida a un esquema en el cual impera
una certeza y claridad matemáticas, por cuanto sus leyes se
enunciarán matemáticamente y se deducirán a partir de todos los
axiomas y definiciones previamente establecidos.53 Aristóteles,
por su parte, considera inútil o imposible la aplicación de esque-
mas matemáticos a los fenómenos físicos, pues ello sólo conduci-
ría a dar una explicación meramente cuantitativa y mecánica de

51 Cf. A.Mansion, IPA, p. 334.


52 F.M.Cornford, TPH,p. XV.
53 Galileo Galilei, Dialogues concerning Tivo New Sciences, trad. ingl. H. 54 Cf. A. Mansion, IPA, p. 339.
Crew y A. De Salvia, New York s/a (reprint.). Véase, por ejemplo, pp.190-
96 ("Tercer día"; ed. Elzevir) donde se discute la cuestión del movimiento 55 G.W.F. Hegel, Lecciones sobre la historia de la filosofia (citado en nota
uniforme; la explicación consta de una definición inicial y una serie de 19), vol. II pp. 270-71. ·
axiomas, teoremas y proposiciones.

41
40
Abreviaturas de las obras de .......__..,..,v..,t:•H::::::o citadas
An. Post.
Ca t.
Dean. De
De Caelo De Caelo
De gen. an. De generatione animalium
De gen. et corr. De generatione et cor-rujotuJne
Depart. an. De partibus animalium
Eth. Eud. Ethica Eudemia FISICA I 1
Eth. Nic. Ethica
Metaph. Metaphysica
Meteor. Meteorologica Puesto que el saber en general y, más precisamente, 184a
Phys. Physica
Pol. el saber científico resulta, en todas las disciplinas de
Politica
Protr. Protrepticum las que hay principios, causas o elementos, del conoci-
Rhet. Rhetorica miento de éstos -ya que creemos conocer cada cosa
Soph. El. Sophistici Elenchi sólo cuando conocemos sus causas y pdncipios prime-
ros e incluso sus elementos-, es evidente que también
en la ciencia de la naturaleza hay que intentar, en
Variantes textuales respecto de la edición seguida
primer término, delimitar lo concerniente a sus prin- 15

Ross
cipios.
Lectura adoptada Ahora bien, el procedimiento natural es partir de
193all:
las cosas más cognoscibles y claras para nosotros y re-
montarnos a las más claras y cognoscibles por natura-
appÚ8¡ltC5'tOV (ÓV)lca.S' Éat>'tÓ appÚ8¡lW'tOV mlf tamÓ leza. En efecto, no es lo mismo 'cognoscible para no-
(Comford, Carteron, ) sotros' y 'cognoscible en sentido absoluto'. Precisa-
mente por eso es forzoso proceder de este modo: par-
193bl7-18:
,..
''17 /' ~
tir de las cosas menos claras por naturaleza pero más
'tÍ ouv <pÚcrm; 1
n~ n ouv <¡n>E'tat; claras para nosotros y remontarnos a las cosas más 20
(Comford, Carteron, siguiendo E2, claras y cognoscibles por naturaleza. Pues lo que, en
F, I, J2, P) un primer momento, es para nosotros evidente y claro
son, más bien, las cosas compuestas; y sólo en segun-
196b35-36:
da instancia y a partir de ellas se vuelven cognoscibles
Kat rcot~<Jat 'tOVto ' A
Kat TC0l'l1C5<Xt 'tOU'tO
A
sus elementos y los principios las dividen. Es necesa:
1:ou KO¡lÍaaaeat EVEKa (Bonitz, Hardie-Gaye) rio, por tanto, avanzar de los universales a los particu-
lares, ya que el todo es más cognoscible por percep-
ción y el universal es una cierta totalidad: en efecto, 25
el universal abarca una multiplicidad de cosas como
sus partes. Esto mismo ocurre, en cierto modo, con
42
43
arte en cuestión es en vistas de algo y se encuentra re- causa la salud. En efecto, ¿por qué pasea? y responde-
lacionada con aquellas cosas qÚ.e, aunque separables . mos: "para estar sano"; y una vez que hemos respon-
formalmente están, sin embargo, en la materia? En ,dido de este modo creemos haber dado la causa. Ade- 35
efecto, hombre engendra a hombre y también el sol. más, claro está, (también nos expresamos así> respecto
Pero delimitar cómo es y en qué consiste lo separable de todas aquellas cosas que, siendo otro el motor, se
15 es tarea de la filosofía primera. generan como algo intermedio entre el motor y el fin,
vgr. el adelgazamiento es causa de la salud o bien la
FISICA II 3 purga o los medicamentos o los instrumentos <médi- 195b
cos.) Todas estas cosas, en efecto, son en vistas de un
Una vez hechas estas distinciones, tenemos que fin, pero se diferencian entre sí porque mientras unas
examinar ahora lo concerniente a las causas: cuáles son efectos las otras son instrumentos.
son y cuál es su número. En efecto, puesto que la Pues bien, poco más o menos las causas se dicen de
investigación se lleva a cabo para saber y como no todas estas formas y, al tener las causas multiplicidad
creemos saber nada antes de aprehender el porqué de de significados, resulta que también hay muchas cau- 5
cada cosa -y ello es, precisamente, aprehender la cau- sas del mismo objeto y no por accidente; vgr. de esta-
20 sa primera- se hace evidente que debemos investigar tua son causa la estatuaria y el bronce. Y esto no en
el porqué de la generación, de la corrupción y de todo relación con otra cosa sino en cuanto estatua. N o son,
cambio físico, de modo que, conociendo sus princi- empero, causa del mismo modo sino que lo uno lo es
pios, intentemos remontar a ellos cada una de lasco- como materia mientras que lo otro lo es como princi-
sas investigadas. pio de movimiento. Hay también algunas causas que
Ahora bien, se llama causa, en un primer sentido, a son recíprocas, vgr. trabajar es causa del vigor y éste 10
aquello inmanente desde donde algo se genera, vgr. lo es del trabajar. Sin embargo, no del mismo modo
el bronce es causa de la estatua, la plata de la copa y sino que lo uno es causa como fin y lo otro, en cambio,
25
también sus géneros. En otro sentido, en cambio, es como principio de movimiento. ·
causa la forma y el modelo, es decir, la definición del Además, una misma cosa puede ser causa de con-
'qué era ser' y sus géneros, vgr. de la octava es causa la trarios, ya que aquello que al estar presente es causa
relación de dos a uno y, en general, el número y las de este (efecto) cuando está ausente, a veces, lo pos-
partes que entran en la definición. Además, es causa tulamos como causa del efecto contrario. Por ejem-
el principio primero desde donde procede el cambio o plo, consideramos que la ausencia del piloto es causa
30 el reposo, vgr. el que tomó una decisión es causa (de de la perdición de la nave, pero su presencia era causa
sus actos), el padre es causa del hijo y, en general, lo que de la salvación de la misma. 15
produce es causa de lo producido y lo que es capaz de Todas las causas ahora mencionadas se reducen
producir cambio de lo que es capaz de sufrirlo. Ade- muy claramente, a cuatro tipos: en efecto, las letras'
más causa se entiende también en el sentido del fin Y de las sílabas, la materia de las cosas fabricadas, el
éste ' es 'aquello en vistas de lo cual', vgr. del pasear es fuego y los demás elementos semejantes de los cuer-

80 81
pos, las partes del todo y las preqüsas de la conclusión sentido propio como las accidentales unas se dicen en 5
son causas en el sentido de 'aquello desde donde se el senti?o de la potencia y otras en el del acto; vgr. de
genera algo'. Pero, entre estas cosas, unas son como el construn una casa es causa el constructor o un cons-
20 substrato, vgr. las partes; otras son como el 'qué era tructor que está construyendo. Y de modo semejante
ser': el todo, la composición y la forma. Pero la si- al expuesto habrá que expresarse también respecto de
miente, el médico, el que tomó una decisión y, en ge- aquellas cosas de las que las causas son causas; vgr. de
el agente son todas causas en el sentido de ~sta estatua particular o de estatua o, en general, de
'aquello desde donde proviene el principio del cam- Imagen (cualquier cosa podría ser causa). Y diremos
bio, del reposo [o del movimiento']. Otras cosas son también que es causa de este bronce determinado 0
causas, en cambio, como el fin, es decir, el bien de lo de bronce o, en general, de materia. Del mismo modo
....V., ........,., ya que aquello en vistas de lo cual algo se hace ocurre también con los accidentes .
mejor y quiere ser el fin de las demás cosas. Tén- Además, podrán enunciarse combinadamente las 10
25 sin embargo, que(, en este caso,) no hay causas entendidas en sentido propio y las accidentales
............ ~ ............ diferencia en decir bien en sí o bien aparente. vgr. no 'Policleto' ni 'escultor' sino 'el escult~r Poli~
Estas son, por tanto, las causas y son tantas en espe- cleto'. Pero, sin embargo, todas estas (causas) son en
cie; y las modalidades de las causas son muy numero- conjunto seis, aunque se entienden en dos sentidos: en
sas, pero resumidas también ellas son menos. Las cau- efecto, ellas son causas como lo particular o como gé-
sas, en efecto, se dicen de múltiples modos y, entre nero o como accidente o como género del accidente 0
15
misma especie, una es causa en sen- como combinadas entre sí o bien como dichas sin
30 1nnaecna1;o y la otra lo es en sentido mediato; vgr. combinación. Todas ellas, sin embargo, son entendi-
la salud son causa el médico y el artesano, de , oc- das ~omo causas en acto o en potencia; pero la dife-
tava el doble y el número. Y siempre las cosas que rencia entre ellas ·estriba en que las causas en acto y
contienen son causa de los particulares (que en ellas las causas particulares existen o no existen simultánea-
se incluyen>. ~ente co~ los bbjetos de los que son causas; por
Además, las causas se entienden en el sentidó del ejemplo, este que está curando y éste que está siendo
accidente y sus géneros; vgr. causa de la estatua es, en sanado, y éste que está construyendo con esto que es-
~ 20
un sentido, Policleto y, en otro, el escultor, porque ta siendo construido. Las causas en potencia, en cam-
35 accidentalmente el escultor es Policleto. Es causa tam- bio, no siempre son <así,) ya que la casa y el construc-
bién lo que contiene al accidente (-i. e. el género del tor no se corrompen al mismo tiempo. Es necesario,
accidente-), vgr. si hombre fuera causa de estatua y, entonces, buscar siempre la causa más elevada en cada
en un sentido más general, animal. Pero, entre <las cau- caso como también en las demás cosas; vgr. el hombre
195bsas) accidentales hay algunas que se encuentran más construye porque es constructor pero el constructor
lejos o más próximas que otras, vgr. si se dijera que construye conforme al arte de construir y esta última
hbm bre blanco y hombre culto son causa de estatua. es, ciertamente, la causa primera. Así también ocurre
Pero todas <las causas), tanto las que se entienden en 25
en todo lo demás. <Debemos considerar además) los

82 83
géneros como causas de los gé9eros y los particulares fuera efecto del azar. Pero esto último también es
como causas de los particular~s; vgr. escultor tomado sorprendente, ya que muchas cosas se generan e inclu-
en general es causa de estatp.a pero este escultor en so son por azar y espontaneidad, aun cuando no igno-
particular es causa de esta estatua particular. <Hay que ramos que es posible remontar cada cosa particular,
considerar también> las potencias como causas de las entre las que están sujetas a generación, a alguna cau-
cosas posibles y las cosas en acto como causas ·de las sa determinada, tal como dice el antiguo argumento
cosas en acto. Consiguientemente, cuántas son las que niega el azar. Sin embargo, todos afirman que al- 15
causas y de qué modo lo son quede para nosotros su- guna de estas cosas son por azar y otras no. Por eso
30 ficientemente determinado de este modo. también de algún modo y en cierto sentido, los anti-
guos deberían haber hecho alguna mención del azar.
II4 Pero, ciertamente, no pensaban que el azar fuera
alguna de las causas mencionadas por ellos, vgr.
Se dice que tanto el azar como la espontaneidad se Amor, Odio, Intelecto, fuego o alguna otra cosa simi-
encuentran entre las causas y que multiplicidad de lar. Consecuentemente, ya sea que no admitían que el
cosas son y se generan por azar y por espontaneidad. azar existiera o si lo dejaban de lado aunque creían en
Hay que examinar, entonces, de qué modo el azar y la su existencia, el hecho resulta extraño. En efecto al-
espontaneidad se encuentran entre las causas mencio- gunas veces se valen de él; así, por ejemplo, Empédo- ' 20
nadas y si el azar y la espontaneidad son lo mismo o eles afirma que el aire se separa en lo más alto, aun-
35 bien algo diferente y, en general, en qué consiste el que no siempre sino en cuanto resulta por azar. Por
azar y la espontaneidad. En efecto, algunos dudan de cierto, en su Cosmogonía dice:
si <el azar y la espontaneidad> existen o no, pues está "al hacer su recorrido se encontró de este modo
196a claro -dicen- que nada se genera por azar sino que pero muchas veces de otro." '
hay una causa determinada de todas las cosas que de- También afirma que las partes de los animales en
cimos se generan por espontaneidad o por azar. Por su mayona, - se generan por azar. Ademas, '
,. hay algunos 25
ejemplo, causa de ir al ágora por azar y de encontrar a que postulan como causa de este universo y también
quien se quería pero no se esperaba encontrar es la de todos los mundos a la espontaneidad; en efecto,
5 decisión de ir al mercado a hacer negocios. Y de mo- afirman que el torbellino y el movimiento que separa
do semejante ocurre también en los demás casos atri- Y dispone el todo en este orden se genera por esponta-
buidos al azar: siempre es posible encontrar una causa neidad. Esto también es extrañísimo, ya que dicen
pero no azar. Porque, si efectivamente el azar existie- que los animales y las plantas no son ni se generan por
ra de algún modo, parecería, en verdad, absurdo y se azar sino que la naturaleza, el intelecto o alguna otra 30
podría preguntar por qué razón nunca ningún sabio cosa por el estilo es la causa. En efecto, de cada semi-
antiguo, al formular las causas de la generación y la lla no se genera aquello que resulta ser por azar sino
corrupción, dio ninguna definición sobre el azar. Por que de esta semilla determinada se genera el olivo y
10 el contrario, parece que tampoco ellos creían que algo de esta otra se genera hombre.

84 85
tividades (cf. Mansion, IPA, pp. 248ss.). problema es examinado con más detalle en De gen. et eorr. I 3. Cf.
también Ross ad loe.).
193bS: El compuesto de materia y forma no es naturaleza sino que
es por naturaleza, es decir, debe su modo de producción a la natura- Capítulo II
leza. ESto es cierto únicamente en el caso de los compuestos natura-
les (como "hombre"), pues en ellos la naturaleza del compuesto 193b22: Una vez determinados los dos sentidos fundamentales en
natural es la forma; en estos compuestos su naturaleza es su forma. que se entiende la physis (como materia y como forma), habrá qu:
Eh los compuestos artificiales, en cambio, no ocurre lo mismo, pues examinar cómo se aplica esto a la ciencia física. La tarea ahora sera
el principio de su producción es externo. Eh efecto de hombre se determinar cuál es el objeto de estudio de la física y en qué se dife-
genera hombre pero de cama n~ se genera cama; ésta' es la razón por rencia esta ciencia de la matemática y de la filosofía primera. La re-
la cual los físicos antiguos afirman que la naturaleza no es la figura ferencia a esta última se hace en el pasaje 194b14-15, al final del ca-
(sehéma) sino la madera. Pero si la madera es naturaleza, con mayor pítulo. En la primera parte, Aristóteles intenta determinar cuáles s?n
razón lo será la forma, ya que de hombre se genera hombre. Para los las diferencias entre física y matemática: los cuerpos naturales tie-
problemas textuales concernientes a este pasaje cf. Hamelin AP ad nen superficies, volumen,·longitud, puntos, cosas sobre las que inves-
loe. tiga la matemática. Las diferencias entre am has ciencias se encuen-
tran tratadas con mayor amplitud en Metaph. VI 1, locus en el que
193b12: Aquí comienza un nuevo argumento que intenta mostrar Aristóteles enuncia su clasificación de las ciencias. Según dicho tex-
que la naturaleza es forma: Aristóteles se vale de la equivalencia se- to todo conocimiento es práctico, productivo o teorético; conse-
mántica existente entre physis y génesis (phyomai - gígnomai =na- cu'entemente, la física deberá pertenecer a uno de estos tres tipos de
cer, crecer). La naturaleza como forma, al ser puesta en relación con conocimiento. La física no puede ser una ciencia práctica ni produc-
la naturaleza entendida como generación, muestra que la naturaleza tiva, ya que (i) el principio de las produccíones está en el agente que
come forma constituye el término ad quem se dirige la naturaleza lleva a cabo la producción y es el intelecto, el arte o bien alguna otra
como generación. capacidad. (ii) El principio de lo práctico está en el que realiza la ac-
ción y dicho principio es la capacidad de elegir (proaíresis). La cien-
193b17: En este pasaje me aparto del texto de Ross y sigo la lectura cia física, por su parte, trata de un género particular de ente: aquel
que dan E 2 F I J 2 y que sigue Filopón en su comentario al texto. tipo de entidad que tiene en sí misma el principio del movimiento y
Ross, por su parte, lee tí oún phyetai, sentencia que curiosamente del reposo (cf. Metaph. VI 1, 1025b18-21; cf. también aquí mismo
traduce "¿qué se produce, entonces, en este proceso de crecimien- supra 192b12-15 ).
to?" ( what then is produced in this process of growing?). De mante- La física será entonces un conocimiento teorético respecto de un
ner esta lectura hubiésemos esperado que se interpretara el tí como ente tal que tenga en sí mismo la capacidad de moverse; y será un co-
adverbio causal interrogativo, ya que al preguntar por el porqué ya, nocimiento teorético relativo a la entidad entendida conceptualmen-
de algún modo, se está preguntando por el fin, pues se pregunta por te (kata ton lógon) aunque no por eso separad~ .de la mat_eria (.1.lfe~
la causa. Creo que si seguimos la lectura que proponen los códices taph. 1025b26-28 ). De lo dicho se sigue que la f1s1ca tratara de enti-
mencionados, se ve con más claridad que la naturaleza también es dades sensibles pero consideradas formalmente. Entre las cosas que
fin, ya que en este pasaje forma y fin se identifican. son susceptibles de ser definidas, unas son como lo chato (to simón)
y otras como lo cóncavo (tó koílon ). Estos dos tipos de cosas difie-
193b18: Aquí se plantea la cuestión de si en el caso de 1ageneratio ren entre sí porque lo chato está siempre unido a la materia; lo chato
simpliciter hay privación o contrario de lo que se genera. En el caso es una nariz cóncava. La concavidad, en cambio, se da independien-
de las generaciones entendidas en sentido relativo no hay mayores temente de la materia sensible. Si todas las cosas naturales se dicen
dificultades, pues todo aquello que no permanece -ha dicho ya Aris- como lo simón, es evidente cómo se ha de buscar la definición en los
tóteles- tiene contrario. En cuanto a la generación entendida en sen.:. objetos físicos (Metaph. VI 1, 1025b30-1026a1-4). La forma de la
tido absoluto, es decir la generación de una ousía, la cuestión es pro- que se ocupa la física es siempre una forma que existe sólo en la ma-
blemática ya que la ous{a no tiene contrario. En efecto, el contrario teria (lo simón es siempre una nariz cóncava). Entre las ciencias tea-
de la o usía sería la "no-ous{a" pero es imposible que una ous(a esté réticas, Aristóteles incluye también a la matemática; si esta ciencia
constituída de "no-ous{ai" (cf. aquí mismoPhys. I 6, 189a32-34; el trata de entes inmóviles y separables es algo todavía incierto. Lo que

174 175
sí es manifiesto es que algunas partes de la mate~ática (énia mathé- 194al4: Los dos significados de physis -materia y forma- han sido
mata) estudian sus objetos en cuanto inmóviles y ~eparables. Manten- ya delimitados antes con toda precisión (cf. supra 193a9-193b12).
go en este pasaje la lectura que sigue Ross Aris/otle 's Metaphysies, Por lo dicho, la naturaleza debe ser estudiada sin prescindir de lama-
Oxford, 1927 y Jaeger Aristotelis Metaphysiep, Oxford, Classical teria. Pero las naturalezas son dos, dice Aristóteles. Es decir, los sig-
Texts, 1957 (cf. Metaph. 1026a7-10). nificados del término physis son dos: materia y forma. ¿Cuál será el
La otra cuestión enunciada por Aristóteles al comienzo de este objeto propio de investigación del físico, la materia o la forma? Si
capítulo es la determinación de si la astronomía, una disciplina mate- nos ajustamos a las opiniones de los antiguos físicos, que considera-
mática cercana a la física -dirá él- es diferente de la física o bien es ban a la naturaleza desde un punto de vista exclusivamente material,
parte de ella. El físico, dice Aristóteles, estudia no sólo el sol o la tendremos que decir que el objeto de estudio del físico es únicamen-
luna sino también sus a tribu tos geométricos. La diferencia entre el te la materia. Pero Aristóteles ha mostrado ya en Phys. II 1 que la
físico y el matemático es que cuando el físico estudia esos atributos naturaleza considerada desde el punto de vista de la materia es sólo
geométricos (superficie, volumen, longitud, puntos, etc.) Jos estudia un modo de considerar la physis y es, además, un modo parcial. El
como determinaciones de cuerpos físicos. El matemático, en cambio, físico, entonces, deberá conocer tanto la materia como la forma, es-
estudia estas determinaciones abstraídas de esos cuerpos ( cf. Ross, to es, "las dos naturalezas". (Para: la referencia a Empédocles y De-
AR. PH. ad loe.). La superficie, volumen, longitud, puntos, etc. son mócrito cf. De Part. An. 642a17, De An. 410a1, Metaph. 993a17 y
separables del movimiento por medio del pensamiento. Esto significa Metaph. 1078b19.)
que Aristóteles justifica la posibilidad de abstraer dichas determina-
ciones por parte del matemático. Que estos atributos son "separables 194a27: También ha de ser tarea de la física conocer el fin, pues la
del movimiento" significa que se los puede abstraer de los cuerpos naturaleza es, primariamente, forma, i.e. fin.
físicos y, en este caso, ya no estarán sujetos a cambio.

193b35: Los sostenedores de las Ideas -dice Aristóteles- también 194a30: Filopón atribuye este dicho a Eurípides; Bonitz, en cambio,
separan, pero tal separación (o abstracción) es impropia. Lo que era sugiere que podría pertenecer más bien a un poeta cómico que a un
un método adecuado cuando se lo aplicaba a los objetos matemáti- trágico ( cf. Hamelin, AP., ad loe.).
cos es impropio para los objetos físicos. Las cosas físicas o naturales
son inseparables de sus sujetos; el problema, según Aristóteles, se 194a33: El arte de construir, por ejemplo, produce la materia abso-
podría aclarar si se define, por un lado, los atributos de los entes ma- lutamente; el arte de modelar hace la cera manejable, i.e. la adecua a
temáticos (impar-par, recto-curvo) y por otro, los entes en sí mismos sus propósitos (cf. Hamelin, AP ad loe., quien cita esta interpreta-
(número, línea y figura). En la definición de las entidades matemáti- ción de Temistio, 168, 27). Nosotros nos servimos de todo lo que nos
cas no entra la materia; la definición de una cosa física, en cambio, puede ser útil y ése es el caso de las obras de arte (Simplicio, In Phys.
contiene su materia. La concavidad se define por sí misma indepen- 304,8 ).
dientemente de su materia, pero el objeto físico es como lo chato
que supone una nariz, porque lo chato es siempre una nariz cóncava 194a35: En cierto sentido, también nosotros somos un fin, esto es
(cf. supra texto citado Metaph. 1025b30-1026a1-4). Que la carne, el en el sentido subjetivo de la finalidad. La referencia es al diálogo per·
hueso y el hombre no están privados de movimiento significa que la dido De Philosophia (cf. R. Walzer: Arist. Dial. Fr., De Phil. 30). Es·
definición de dichas entidades contiene la materia, la cual hace que ta distinción de la finalidad se encuentra en De an. II 4, 415b2 y
estos entes estén sujetos a cambio. 415b20: "Pero la finalidad tíene dos significados: el en vista de qué
y el para quién". El fin en el primer sentido es la meta, la finalidad;
194a7: Aquí se ve que la astronomía, ciencia tradicionalmente reco· por ejemplo, la felicidad o la salud, el objeto al que se aspira. La sa-
nocida como parte de la matemática, es en realidad una parte de la lud es el fin al que aspira el arte de la medicina. El fin en el segundo
física. Lo mismo ocurre con la óptica y la armónica. Estas ciencias sentido es el sujeto para quien este fin es bueno. Esta misma distin-
son contrarias, en cierto modo, a la geometría, ya que mientras ésta ción se encuentra enMetaph. 1072b2 y De gen. an 742a22.
estudia la línea física, pero no en cuanto física, la óptica, por ejem-
plo, estudia la línea matemática, pero no en lo que tiene .de matemá- 194a36: La distinción entre arte que se vale de la materia y arte que
tica sino en lo que tiene de física. gobierna la producción está tomada del Crátilo 390d: "Por tanto, ta-

176 177
rea del carpintero es hacer un timón mientras el timonel lo dirige, si ampliamente en Metaph. xn 6-10. En este pasaje de Phys. como en
es que el timón ha de ser bello" (cf. Cornford TPH ad loe.). El timo- 194a23ss. Aristóteles se vale de una comparación con el arte para
nel, entonces, "conoce la materia" y el arte qué posee es arquitectó- ejemplificar la ciencia física. El físico no se ocupará de estudiar las
nica, ya que conoce la forma del timón y predcribe cuál es el modo formas puras que prescinden de la materia. Para los problemas tex-
de construirlo. El constructor, el artesano, sólo conoce el tipo de ma- tuales concernientes a las expresiones méchri tou - méchri toú tínos
terial con que se ha de producir el timón. Si esto es así, el timonel héneka hékaston cf. Ross AR .PH. ad loe.
conoce las condiciones formales del objeto mientras que el construc-
tor conoce únicamente las condiciones materiales; pero, en cierto 194b13: "Hombre engendra a hombre", ejemplo habitual de Aristó-
modo, am has artes son arquitectónicas, pues la una no puede pres- teles para hablar de la generación natural (cf. aquí mismo 193b8 y
cindir de la otra en la producción del ente artificial. Aquí leemos la 198a26-27). En la generación de un hombre no es suficiente el mo-
distinción aristotélica hecha en Metaph. I 1, 981a30 entre architéc- tor (causa eficiente) sino que además es necesaria también la forma.
ton y cheirotéchnes. El padre, en este sentido, es causa motriz y formal pues además de
ser el principio del movimiento, es también quien tr~nsmtte la forma.
194b7: En los objetos naturales no es necesario producir la materia, El sol, por su parte, también es causa de la generación. En Metaph.
pues ella ya preexiste. En el caso de los objetos artificiales, en cam- xn 5, 1071a14ss., al hablar de la generación de hombre Aristóteles
bio, producimos la materia en vistas de su función (érgon). Esto ade- enum~ra los siguientes puntos como sus causas: (i) los ele~entos fue-
lanta, en cierto modo, el problema planteado en el cap. 9 de este li- go Y tierra como materia; (ii) la forma propia; (iii) otra cosa u otro
bro respecto dB la necesidad de la naturaleza (cf. infra 199b34ss. ). agente q~e viene del ~xterior, a saber, el padre. (iu) El sol y (u) el cír-
No hay dos ciencias de la naturaleza sino sólo una que estudia por culo oblicuo, es dec1r, la eclíptica. Según Aristóteles, (iu) y (u) no
igual la forma y la materia. son materia ni forma ni privación, sino que son motores. El sol y su
movimiento anual en la eclíptica son causa motriz {cf. De gen. et
194b8: Como señala Ross (AR. PH. ad loe.), éste es otro argumento corr. 336a31ss., pasaje en el que se dice que causa motriz de la gene-
para mostrar que la ciencia física estudia tanto la materia como la ración y la corrupción no es la traslación primera, próte phorá sino
forma. Materia y forma son, en efecto, términos correlativos. Esto la traslación según el círculo oblicuo.). La inclinación de la eclÍptica
muestra la negación de la realidad per se de materia y forma. Lo que con el ecuador determina que el sol esté más lejos en invierno y más
desde un punto de vista es materia para una forma (por ejemplo, cerca en verano. Este hecho da cuenta de los procesos de generación
bronce para estatua), desde otro punto de vista es forma de una ma- Y corrupción.(Para la distinción de física y matemática cf. el exten-
teria (el bronce en cuanto está constitmdo de elementos). Cf. De an. so estudio de A. Mansion "Distinction de la physique et des mathé-
n 1, 412a6-9: "Ciertamente, llamamos 'entidad' a un único género matiques d' apres Aristote" en IPA pp. 143-186.)
de entes; y a ésta, en un primer sentido, la entendemos como mate-
ria, i.e. aquello que por sí mismo no es un 'esto'. En otro sentido, Capítulo III
consideramos a la entidad como configuración o, más precisamente,
como forma, en virtud de la cual ya denominamos a la entidad un 194b16: Este capítulo se repite, casi textualmente, en Metaph. v 2;
'esto'. Y en un tercer sentido, la entidad es el compuesto de materia allí no se reproducen las líneas de Phys. 194b16-23 y 195b21-30 lo
y forma". Materia y forma no tienen existencia "real" como las enti- cual ~indicaría que el texto de Phys. es anterior y que la mano que' in-
dades particulares; lo único real es el compuesto. cluyo el tratado de la causa en Metaph. v sabía que las líneas omiti-
das no constituían partes fundamentales. Por otra parte, dentro de la
194b9: En esta parte final del capítulo, Aristóteles se ocupa de dis- misma Metaph. el libro V "parece haber sido históricamente una adi-
tinguir la diferencia fundamental existente entre física y filosofía ción tardía a la Metafísica" (cf. Owens, J., The Doctrine of Being in
primera. El físico no conocerá la forma en general sino la forma que, the Arist~telian Metaphysics, Toronto, 197 8 3 , p. 86 ). Metaph. I 3 es
aunque es susceptible de ser separada por el pensamiento, se da en otro pasaJe en el que se encuentra resumida la teoría aristotélica de
los cuerpos físicos. El físico conocerá, entonces, la forma en la medi- la causalidad; según este texto "las causas se dicen de cuatro modos"·
da en que ella es fin (cf. Phys. II 1), es decir, en cuanto ella es causa (i) .causa es la entidad o, más precisamente, el 'qué era ser'; (ii) lama~
final de todo ente físico. Tarea de la filosofía primera, en cambio, se- tena o substrato; {iii) el principio desde donde se origina el movi-
rá estudiar las formas separadas de la materia; esto se lleva a cabo miento y (iu) causa también se dice en el sentido de 'aquello en vistas

178 179
de lo cual', es decir, el bien, "ya que el fin de la generación y de todo Es éste, creemos, el sentido fundamental que tiene la expresión to ex
movimiento es éste" (Metaph. 983a32). A continuación, Aristóteles hou gígneta{ ti enypárchontos, esto es, materia en general. Sin em-
nos informa que acerca de las causas "ya hemos hecho suficientes bargo, cuando Aristóteles pasa a los ejemplos la referencia es a mate-
consideraciones en los tratados concernientes a la naturaleza •: Pode- rias determinadas, como bronce y plata. El bronce y la plata son res-
mos pensar en Phys. n 3 o bien en De gen. et corr. como referencias pectivamen~e, causa como materia de esta estatua y de esta cop~. Pe-
de esta mención; el texto más afín es, en mi opinión, Phys. Il 3, pues ro la matena a la que antes se ha hecho referencia no es nada deter-
allí el problema de la causalidad está tratado más extensa y sistemá- minado, no es un "esto"; de lo que se trata en este caso es de lama-
ticamente. (Cf. sobre la causalidad dentro de Metaph. los siguientes teria en general y no de una materia determinada. (Cf. De an. n 1,
pasajes: II 2, III 2, 996b5ss.; VII 7, 9 y 17; VIII 4, 1004ass. y XII 4. 412a6-8: "Ciertamente, llamamos 'entidad' a un único género de en-
Para una breve noticia sobre la noción de causa en los pensadores an- tes; Y a ésta, en un primer sentido, la entendemos como materia es
teriores a Aristóteles cf. Apéndice I ). decir, como aquello que por sí mismo no es un 'esto'.") La mat~ria
próxima (bronce, plata) es causa de lo generado, pero también lo
194b17-18: En este pasaje el verbo eidénai ya es sinónimo de epís- son sus géneros. Simplicio (In Phys. 310, 13ss.) interpreta tii géne
tasthai (cosa que no ocurría al comienzo de Phys. I 1; cf. nuestro co- como bronce o plata en general y no sólo este bronce o esta plata de
mentario ad loe.), ya que aquí eidénai es el conocimiento que se este ente determinado. Podría pensarse que, a su vez, el género de
adquiere por causas. Aprehender el porqué es aprehender la próte plata o bronce en general es "metal". _
aitía, es decir la causa próxima. Aunque en la traducción hemos Las cuatro formas de causalidad son también tratadas en An.
mantenido "primera" para próte, es conveniente indicar que, por los Post. II 11; ~n el pasaje 94a22, la causa material es definida como un
ejemplos dados por el propio Aristóteles, es más probable que el ad- antecedente que necesita un consecuente y, en este sentido esta for-
jetivo próte signifique "próxima" y no "primera". Para un uso simi- ma de causalidad es causa cognoscendi. En efecto, las pre:Uisas son
lar de eidénai cf. An. Post. I 2, 71b16-19: "Ahora bien, si hay otro causas de la conclusión en el sentido de ex hou; esto mismo se afir-
modo de conocer científicamente (epístasthai) lo diremos más tarde; ma en Phys. 195a18-19. Berti (AD p. 324), al comentar el pasaje de
pero ahora afirmamos que conocemos científicamente (eidénai) me- An. Post. II 11, indica que las cuatro formas de causalidad tal como
diante una demostración. Y llamo demostración al silogismo cientí- están tratadas en Phys. no coinciden exactamente con lo dicho en
fico; luego, llamo científico a aquel silogismo según el cual tenemos An. Post., pues en lugar de la causa material se indica un tipo distin-
un conocimiento científico (epistámetha) por el sólo hecho de po- to de causa constituido por las premisas del silogismo. Admite, sin
seerlo." embargo, como algo posible demostrar que las premisas del silogismo
están en lugar de la causa material. Ciertamente, es ello posible y re-
194b20: Si queremos conocer científicamente la physis, tendremos sulta curioso que Berti no cite el pasaje de Phys. 195a18-19 en el que
que buscar lapróte aitía de la generación y la corrupción, es decir, la Aristóteles, explícitamente, dice que las premisas son causas de la
causa del cambio físico. En el libro anterior ha quedado sentado que conclusión en el sentido de la causa material. (Para el papel de la cau-
la ciencia física es posible y que, consiguientemente, el cambio es in- salidad en la lógica aristotélica cf. Evans, M., "Causality and Expla-
teligible, Según se ha dicho, los principios de inteligibilidad del cam- nation in the Logic of Aristotle" en Philosophy and Phenomenologi-
bio en general son materia, forma y privación. Los principios que den cal.Rese~~ch XIX [1959] 466-485.) Digamos por último, que enPhys,
cuenta de las generaciones y corrupciones serán las causas próximas ~e IdentifiCa la necesidad de la naturaleza con la causa material ( cf.
que explicarán el cambio físico. znfra cap. 9). La necesidad de la naturaleza a la que se refiere Aristó-
teles es una necesidad hipotética y son las condíciones necesarias que
194b23: La causa en este primer sentido es el "desde dónde" o el deben ?arse para que exista un ente determinado. Por ejemplo, para
"desde lo cual" (ex hou) algo se genera. Esto nos recuerda lo dicho que exista la casa deben darse ciertas condiciones a saber los ladri-
acerca del substrato en Phys. I. Nótese que la expresión con la que llos o piedras con los que se construye la casa. En el pas~je de De
Aristóteles caracteriza la primera forma de causalidad alude a lo que g~n. et corr. .335a32ss. la causa material es presentada haciendo espe-
podemos entender como materia en general, tal como se lo define en c~al referencia a uno de los sentidos en los que se entiende la mate-
Metaph. VII 3, 1029a20: "Llamo 'materia' a aquello que por sí no se na: como potencia. "Así pues -arguye Aristóteles- como materia
dice como algo determinado, es decir, ni como cantidad ni como nin- es causa de las cosas sujetas a generación lo que puede ser 0 no ser.
guna de las demás determinaciones con que se ha definido el ser."

180 181
En efecto, unas cosas existen por necesidad, vgr; las eternas; otras co- de modo inmediato en la doctrina explícita de Platón". Düring, por
sas no existen por necesidad" (De gen. et corr. loe. cit.). su parte, cree que "la doctrina de las cuatro causas es, en cierto mo-
do, la realización de la filosofía aristotélica del té los" (A p. 27 5 ). Sin
194b26: Según indica Ross (AR. PH. ad loe.), la palabra parádeigma duda, la explicación finalista de la naturaleza supone haber superado
muestra que este texto pertenecería a una época temprana del pensa- el mecanicismo que Aristóteles atribuye -sobre_ el antecedente de Pla-
miento aristotélico, pues en textos posteriores, en los que se habría tón-, a los pensadores anteriores respecto de sus interpretaciones de
superado el período platónico, ya no se encuentra este vocablo liga- la naturaleza. Sin embargo, como señala Wieland (TPT 141-160), te-
do a la forma. Sin embargo, en Metaph. 1 9, 991a21 Aristóteles dice sis como las de Mansion llevan a explicar el azar (tyche) como un
que la palabra parádeigma no puede referirse a las Ideas platónicas obstáculo a la actividad de la naturaleza cuyos orígenes no pueden
sino al etdos inmanente. Simplicio (In Phys. 310, 25) interpreta que comprenderse. Wieland sostiene que, si bien la finalidad tiene un pa-
Aristóteles emplea el vocablo para mostrar que la naturaleza actúa pel ciertamente importante en la física aristotélica, es, sin embargo,
aspirando a la forma y, en este sentido, la forma es un paradigma. sólo una de las cuatro causas. Aristóteles se pregunta cuántas causas
La relación de dos a uno es causa de la octava; ésta es la causa hay; no es de fundamental importancia, empero, el hecho de que ha-
próxima de la octava y su género es número, ya que la relación de ya cuatro formas de causalidad o, dicho con las palabras de Wieland,
dos a uno es una relación numérica específica que entra en el género que haya cuatro modos o sentidos en los que hablamos de la causa.
número. Las partes que entran en la definición son el género y la di- La causa final parece estar, entonces, al mismo nivel que las demás
ferencia (cf. Simplicio,ln Phys. 314, 31). causas; el hecho de que el fin precise de las otras tres formas de cau-
salidad para su realización no contradice esto sino que, por el contra-
194b29: ESta tercera forma de causalidad es la que la tradición llamó rio, muestra que el fin no es superior a las demás causas ( cf. Wieland
"causa eficiente". Aristóteles dice más bien "causa motriz", i. e. prin- TPT pp. 147ss.).
cipio u origen del movimiento. La causa motriz es externa y se en-
cuentra separada de la producción, ya que si fuese inmanente a ella 194b35: Aquí se distingue lo que es causa final como instrumento (o
estaría unida con la forma a un principio formal. El padre, sin em- medio) y lo que lo es como obra (o función), que sería la causa final
bargo, no es sólo causa motriz del hijo en el sentido descripto sino en sentido estricto. Por ejemplo, el adelgazamiento, la purga o los
también causa formal, ya que es el agente que transmite la forma (cf. medicamentos son medios o instrumentos para la obtención de la
De gen. an. 1 18, 724a14ss. sobre el esperma del padre portador de la salud.
forma). Eh los entes en que no hay movimiento la causa formal no es
causa motriz; en los entes en los que sí lo hay, en cambio, la causa 195a3: Las causas se dicen de todos los modos mencionados, es de-
motriz de una cosa es la forma que se encuentra presente en otro cir, el término causa tiene multiplicidad de significaciones. Por tanto,
miembro de la misma especie. Como dice frecuentemente Aristóteles de una misma cosa puede haber múltiples causas pero, como lo indi-
al ejemplificar la generación natural, "hombre engendra a hombre". ca Wieland (TPT p. 147), ellas no constituyen cuatro principios dife-
Cf. también De an. n 4, 415a26-29: "En efecto, para todos los vivien- rentes sino, más bien, cuatro sentidos diferentes en los que hablamos
tes que son perfectos, esto es, los que no son incompletos ni tienen ge- de causa. Y esto depende de la consideración que se haga de los dis-
neración espontánea, la más natural de las funciones es producir tintos aspectos o puntos de vista desde los cuales es posible estudiar
otro (viviente) semejante a sí mismo. Un animal (produce) un animal, el objeto: si se atiende a su materia, se hablará de causa material, si a
una planta una planta." su forma de causa formal. En el ejemplo de Aristóteles, la estatuaria
es causa motriz de la estatua y el bronce su causa material. Esto da
lugar a que se hable también de causas recíprocas (como el trabajo y
194b32: La cuarta forma de causalidad, el fin o 'el en vistas de lo el vigor) o de lo que es causa de contrarios (como el piloto que cuan-
cual' es estudiada por Aristóteles con especial relación a la naturaleza do está ausente es causa de la perdición de la nave y cuando está pre-
en los capítulos 8 y 9 de este libro. La finalidad ha sido frecuente- sente es causa de su salvación).
mente presentada por los estudiosos como la causa suprema respecto
de las demás formas de causalidad. Así, por ejemplo, A. Mansion 19Sa15: En este pasaje que es, en cierto modo, un resumen de lo di-
(IPA p. 35) sostiene que "la explicación finalista de la naturaleza, cho, se pone a la causa formal y material bajo el género único ex
que es característica de su física y la domina por completo, se inspira hoú. Este ex hoú es de dos tipos: (i) h,ypokeímenon y (ii) to ti en

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efnai. Ross (AR. PH. ad loe.) remite al pasaje Mfttaph. 1070b22 en el
realizable; y lo realizable es lo que también puede ser de otro ~odo".
que materia y forma son llamados enypárehon~ta aítia, es decir, son
Hamelin sugiere que aquí "bien" y "bien aparente" son dos t1pos de
causas inmanentes. Por otra parte, las letras s9n los elementos de las
causa final y, en este sentido, es un tratamiento análogo al que se ha
sílabas por ser las unidades mínimas en que puede dividirse una síla-
hecho antes respecto de la causa motriz (cf. supra 195a21ss.). En
ba. El todo (to hólon) es aquí la totalidad formal, no el compuesto o
las líneas 24 y 25 interpreto el genitivo plural állon no retomando a
todo concreto como en Phys. I 1; el todo es lo que hace de las partes
las otras causas sino a todo aquello que presupone y requiere el fin.
un todo y, en este sentido, hólon es sinónimo de forma. Algo similar
Sigo en este punto a Wieland TPT p. 148 (cf. Top. 116b22ss.).
ocurre con s')mthesis, composición, Las partes constituyen el todo
por composición, lo cual debe entenderse como lo que informa la
195a26: Lo dicho hasta aquí se refiere a las causas mencionadas que,
materia (cf. Simplicio, In Phys. 320,1ss.).
en definitiva, son las causas propiamente dichas o determinadas (cf.
infra 196b24-28). Las modalidades de las causas (trópoi) están vincu-
195a21: Estos son los ejemplos de causa motriz y, como señala Sim-
ladas con las causas accidentales o indeterminadas; son subdivisiones
plicio (In Phys. 321, 3ss.), el que toma una decisión es principio del
que pueden hacerse dentro de cada una de las cuatro formas de cau-
movimiento sin intervenir en la obra por sí mismo; el médico, en
salidad distinguid~s.
cambio, interviene en su obra. La simiente, por último, está a mitad
de camino entre la causa motriz y material, ya que da origen a lo
19 5a29: La diferencia existente entre anterior y posterior ya se ha
producción por su propia transformación. La causa motriz propia-
adelantado, en cierto modo, al hablar de la causa material al comien-
mente dicha debe ser externa al objeto producido. En la línea 23
zo del capítulo. En el ejemplo de Aristóteles médico y artesano son
-arguye Ross- se mejora el sentido si se omiten las palabras e kiné-
ambos causa de la salud; pero la causa motriz próxima de la salud es
seos con E 1 MVS. El mismo Ross ate tiza estas palabras en su edición
el médico y la causa remota el artesano.
del texto griego de 1950 (Oxford Classical Texts), cosa que no había
Pero a su vez, dado que lo que contiene es causa de los particula-
hecho en el texto de la primera edición comentada de 1936. Las pa-
res contenidos en ello, artesano es causa de médico, pues aquél e~
labras mencionadas son, hasta cierto punto, superfluas y, probable-
más amplio que éste. La antítesis existente entre td periéchonta y ta
mente sean una glosa supuestamente requerida por la presencia de
kath' hékaston incluye tanto la antítesis género-especie como la antí-
stáseos. En efecto, ambos vocablos suelen ir juntos pero, de todos . tesis especie-individuo (cf. Ross. AR. PH. ad loe.).
modos, aquí no sería preciso reponer kinéseos, pues ya se ha dich?
metabolés, término que en este pasaje puede interpretarse como SI-
195a32: Este es el pasaje en el que más propiamente se habla de las
nónimo de kinéseos.
causas accidentales. La causa motriz próxima de estatua es escultor;
pero (i) si Policleto es el escultor, entonces él es causa de estatua,
195a23: El fin es aquello en vistas de lo cual se hace lo demás; la
aunque sólo por accidente, ya que el escultor es Policleto. Pero es ac-
finalidad es, entonces, el bien al cual aspiran las cosas porque aquello
cidental que el escultor sea Polícleto. (ii) Policleto, además, es hom-
para lo cual algo se hace es lo mejor (cf. Metaph. I 2, 982b4ss.: "La
bre; y, a su vez, "hombre" es una especie que se encuentra iriclufda
más elevada entre las ciencias, la que en mayor medida debe gober-
en el género "animal". Así, "hombre" o "animal" son causa de esta-
nar sobre las que de ella dependen, es la ciencia que conoce aquello
tua. (iii) Luego, si Policleto tiene la propiedad de ser culto o blanco,
en vistas de lo cual debe hacerse cada cosa. Y el fin es el bien de cada
un hombre blanco o culto será causa de estatua.
cosa y, en general, (el bien) supremo o mejor en la naturaleza toda ").
Aquí aparece la distinción aristotélica de los dos significados de té-
19 5b3: La doctrina de la potencia y el acto también se aplica al pro-
los: (i) el fin particular (tagathon hekástou) y (ii) el fin general o uni-
blema de la causalidad: todas las causas -las por sí y las accidenta-
versal (to áriston en téi physei pásei). A propósito de esta cuestión
les- pueden ser en potencia o en acto. Causa de construir una casa es
cf. supra el pasaje 194a3 5-36 y nuestro comentario ad loe.
el constructor (causa en potencia) o bien un constructor que está
realizando la acción de construir (causa en acto).
195a25: Hamelin (AP p. 93) cita el pasaje de De an. III 10, 433a27
donde Aristóteles afirma que lo que causa movimiento es siempre el
195b7: En este pasaje es curioso el hecho de que la materia sea des-
objeto deseable, que es lo bueno o lo que se presenta como bueno.
cripta como un efecto. Aristóteles parece querer decir aquí que el
"Sin embargo ~grega Aristóteles-, no todo lo bueno sino lo bueno
escultor produce este bronce determinado, bronce o, en general, el

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material adecuado para la obra. Cf. supra 194;a33ss., locus en el que tor, entonces, es causa de casa pero no es la causa primera. La causa
se distinguen las artes que producen la ma~eria adecuándola a sus primera de casa es aquélla en virtud de la cual el constructor es capaz
propósitos de las que la producen sin más. ;Esta es la interpretación de construir y ella es el arte de construir. (Para una discusión más
de Simplicio (In Phys. 324, 22 ss.). Cf. también Ross AR. MET. su completa de este pasaje cf. la extensa nota de Hamelin al texto en
commentary al pasaje paralelo de Metaph. 1074a12. AP, pp. 98-105.)

195b10: Es posible combinar las causas por sí y las causas acciden- 195b25: Debe notarse aquí que estas distinciones son sólo concep-
tales, así como los efectos por sí y los accidentales. Causa de estatua tuales y relativas; un efecto entendido como género (i.e. como un
puede ser Policleto o el escultor Policleto. La causa por sí, según se universal) hay que relacionarlo con una causa tomada como género.
ha dicho antes, es escultor, y Policleto es una determinación acciden- Esto mismo se aplica a los efectos potenciales respecto de las causas
tal de escultor. Las modalidades de las causas son seis en número, potenciales. En el ejemplo de Aristóteles, escultor en general es causa
pero según sean en potencia o en acto se entienden en dos sentidos: de estatua en general, pero este escultor determinado es causa de
causa de estatua es (i) escultor, (ii) el género de escultor, esto es, ar- esta estatua determinada.
tesano. (iii) Policleto, que es causa accidental respecto de escultor;
(iv) hombre, género en el cual se incluye Policleto. (v) Es el resultado Capítulo IV
de la combinación de {i) y (iii), es decir, la combinación de escultor
con Policleto; así podemos decir que causa de estatua es "el escultor 19 5b31 : Este capítulo se abre con la habitual referencia a lo que la
Policleto"; (vi) es la combinación de (ii) con (iv), y así tenemos que opinión general cree respecto del tema a tratar. Aristóteles examina-
causa de estatua es también "hombre artesano". rá lo que se dice (légetai) respecto del azar ( tyche) y lo espontáneo
o mecánico (to autómaton). Una vez que se han hecho las distin- _
195b16: Este pasaje presenta cierta oscuridad, ya que antes se ha di- ciones necesarias sobre las causas propiamente dichas o, como se dirá
cho que lo particular y lo que comprende a lo particular (el univer- más adelante (cf. 196a24ss.), sobre las causas determinadas, habrá
sal) son cosas distintas, así como son cosas distintas lo actual y lo po- que indagar ahora en qué sentido el azar y la espontaneidad se en-
tencial. En este texto se sugiere que lo particular y lo actual son lo cuentran entre las causas mencionadas. La opinión general sostiene,
mismo; Ross resuelve el problema diciendo que el universal sólo es por un lado, que tyche y autómaton son causas y que hay multiplici-
operativo si está realizado en los particulares. El que produce una ca- dad de efectos que se producen por acción del azar y la espontanei-
sa no es "el artesano" sino "este artesano determinado"; pero, como dad. Hay otros que, por el contrario, dudan de la existencia del azar
ya se ha visto, en el artesano particular podemos distinguir el cons- y la espontaneidad, ya que todo debe producirse como efecto de una
tructor del constructor que está construyendo. En este contexto es causa determinada. Ante esta alternativa Aristóteles plantea el hecho
quizá más correcto tomar hóde ho oikodomón, esto es, "éste que es- previo de examinar si azar y espontaneidad son la misma cosa o bien-
tá construyendo". En esta expresión, en efecto, se reúne lo particu- algo diferente, es decir, será necesario definir qué es azar y qué es-
lar y lo actual, ya que expresa el particular en acto. pontaneidad.

195b21: Como lo indican la mayor parte de los comentadores (cf. 195b36: Simplicio (In Phys. 330, 14) atribuye la negación de la exis-
Ross AR. PH. ad loe.; Hamelin AP p. 98; Filopón, In Phys. 258, 16- tencia del azar mencionada por Aristóteles a Demócrito, pues, aunque
22 y Simplicio, In Phys. 326, 17-21 quien comenta: "En efecto, al en su Cosmología parece valerse del azar, en los problemas particula-
preguntar por qué construye el hombre se nos responde que porque res lo deja de lado. Cf. también Leucipo B 1: "Nada se produce en
es constructor. Pero, ¿por qué es constructor? Por el arte de cons- vano sino que todo se da por razón y necesidad ''.
truir. Y en estos ejemplos se detiene la investigación del porqué. Por
eso (Aristóteles) también llama a esta causa la más elevada (akróta- 196a3: En el ejemplo del mercado adelanta Aristóteles su propia opi-
ton ), porque cuando nos remontamos hasta ella allí nos detenemos, nión acerca de la tyche. Los efectos que, aparentemente, podrían
ya que la causa más importante de la construcción es el arte de cons- considerarse intencionales pero que no son premeditados son los que
truir ") tO akrótaton aítion no es aquí la causa última como puede suelen atribuirse al azar. El propósito primario de quien va al merca-
ser en Metaph. 1003a26. El ejemplo de Aristóteles así parece indi- do no es, en el ejemplo, encontrarse con el deudor sino realizar nego-
carlo: el hombre construye una casa porque es constructor; construc- cios. Sin embargo, encontrar al deudor también estaba entre los pro-

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