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Hay una fascinación propia de la técnica [...] que nos lleva a pensar que ejecutar todo lo que es
técnicamente posible es una actitud progresista y técnica. Este es el comportamiento típico de la
primera generación que prueba todas las posibilidades, simplemente, porque son nuevas, como
un niño juguetón o un mono joven... La actividad técnica madura es otra. Utiliza los
instrumentos técnicos como medios para conseguir un fin [...]. Una técnica que se da para un fin
en sí [...] todavía no es técnica.»11 En cualquier caso, no cabe ninguna duda de que esta primera
vía expresa puntos de vista particularmente pujantes en la imaginación contemporánea.
Negativamente hablando, se debe a una especie de horror sagrado con relación a todo lo que
amenaza con devastar los cimientos mismos del orden natural, particularmente el de la
naturaleza humana. El deseo de intervenir a especies naturales superiores, de producir híbridos
genéticos para-humanos, impulsar la simbiotecnia hombre-ordenador o desarrollar el arte de la
prótesis más allá de un cierto umbral puede parecer insostenible.
Entre los dos extremos que, al igual que todo lo límite, tienen algo de abstracto, existe un lugar
para una extensa gama de soluciones intermedias que vienen a decir que algunas de las
posibilidades tecnocientíficas son posibles bajo ciertas condiciones. Así se plantea el problema
de los criterios, su elección, su justificación y su aplicación. Problema éste particularmente
importante y del que vamos a ver, antes quenada, sólo algunos de sus contornos formales.
El enfoque secular no quiere decir que los creyentes no tengan voz ni voto en el asunto, ni
que deban arrinconar su fe -al igual que no se pide al resto de ciudadanos que mantengan sus
postulados ideológicos al margen-, pero se les exige que no vayan con sus creencias por delante,
que no argumenten a partir de su fe. El diálogo se sitúa en un plano racional y humano.
Enfoque prospectivo: La bioética no quiere dar por sentado que las respuestas
tradicionales sean las adecuadas. Pretende retomar con nuevos esfuerzos a la discusión y a la
reflexión, a fin de encontrar elementos de solución que se adapten a la situación actual y sean
prometedores con vistas al futuro. La fortuna de la palabra bioética se base, por una parte, a mi
parecer, en que evoca mejor que la palabra moral esta apertura de espíritu.
Enfoque global: La bioética se abre a una visión todavía más extensa. Quiere tomar en
cuenta a la persona en su globalidad, pero también a la sociedad. La bioética se interesa por la
decisión personal las opciones del enfermo, el diálogo interpersonal (diálogo paciente-médico), y
también está interesada en las estructuras sociales y legales a instaurar, en las reglas y valores
que una sociedad debe imponerse a sí misma.
Enfoque sistemático: La bioética es, por una parte, un análisis riguroso, lógico, que se
desarrolla según un plan ordenado, y comporta una serie de etapas, ligadas las unas a las otras.
Por otra parte, es búsqueda de coherencia; coherencia, por ejemplo, en la solución a diversos
dilemas morales, en referencia a los mismos criterios o principios básicos. Y no es éste el menor
de sus desafíos. Resumiendo, se puede decir que la bioética -y es que esto lo que la nueva
palabra quiere evocar- constituye un enfoque original de la realidad bio-médica, es decir, un
enfoque secular, interdisciplinario, prospectivo, global y sistemático. El análisis abre el camino a
una exploración de definiciones propuestas para la bioética.