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La
violencia contra las mujeres es una de las
caras más dolorosas de la discriminación
Los estudios ponen en evidencia a un país frágil en términos de violencia y maltrato
psicológico hacia la mujer, producto de una sociedad patriarcal y machista. La lucha
contra la violencia de género ha sido intensa en los últimos años y aún la batalla
continúa.
Perú es uno de los países en América Latina donde suceden más episodios de violencia y
feminicidios. El informe del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables
(MIMP) registró 121 casos por feminicidio y 247 por tentativa en el 2017. En lo que va del
2018, de enero a setiembre, se han registrado 103 casos por feminicidio y 217 casos por
tentativa, la mayoría mujeres entre los 18 a 29 años, seguido por mujeres de 30 a 59 años,
según Los Centros de Emergencia Mujer (CEM) del MIMP.
Perú ocupa el octavo puesto entre 23 países de América Latina y el Caribe con mayor
número de feminicidios.
En lo que va del 2018, de enero a setiembre, se han registrado 103 casos por feminicidio y
217 casos por tentativa. | Fuente: Shutter
Muchas mujeres sufren maltrato psicológico por parte de sus parejas. Este sigue siendo el
principal problema que afrontan las parejas hoy en día. El Informe Nacional de las Juventudes
en el Perú 2015 detalla que siete de cada diez parejas, es decir, el 68.9%, presenta esta
problemática.
Mujeres jóvenes de 15 a 29 años son las que más sufren de violencia psicológica y/o
verbal por parte de sus parejas.
El Informe Nacional de las Juventudes en el Perú 2015
Siete de cada diez parejas presenta maltrato psicológico. | Fuente: Shutter
El 17.9% de mujeres de 25 a 29 años no buscó ayuda por vergüenza, mientras que el 15% de
mujeres, de 15 a 19 años, consideró que no presentó la denuncia por tener sentimiento de
culpa, y el 11.2% respondió que no supo a dónde ir para hacer la acusación, reveló el estudio
de la Secretaría Nacional de la Juventud (Senaju) del 2016.
El Congreso de la República aprobó este año por unanimidad una ley que modifica el Código
Penal y el Código de los Niños y Adolescentes, a fin de ampliar la protección penal para los
casos de violencia de género. Dentro de estas nuevas modificaciones se aumentó la pena por
el delito de feminicidio, a un mínimo de 20 años de prisión. Además, les quita a los
agresores la patria potestad de sus hijos.
Aunque se están haciendo cambios para erradicar la violencia de género, aún nos queda
mucho camino por recorrer. ¡Pongámosle fin a la violencia contra la mujer!
Violencia contra la mujer: El caso
peruano
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La violencia contra la mujer es una de los mayores problemas que el Estado Peruano
debe enfrentar. Para ello es necesario diseñar e implementar políticas públicas que
busquen reducir la incidencia de violencia de género, sancionando efectiva y
ejemplarmente a los perpetradores. Es necesario también trabajar directamente con
los niños y jóvenes, desde temprana edad y buscar analizar y entender las razones
por las cuales, en el caso peruano, la incidencia de violencia es tan alta y la sociedad
tan permisiva. La evidencia reciente demuestra, que el enfoque de equidad de género
implementado de manera transversal en los servicios de educación, salud, seguridad
transporte y acceso a la justicia tiene un impacto positivo.
De acuerdo con la OMS una de cada tres mujeres en el mundo (30%) ha sufrido
violencia física y/o sexual de parte de su pareja en algún momento de su vida. En el
caso peruano, la incidencia es mayor: de acuerdo con la OMS, 69% de mujeres
rurales y 51% de urbanas han sufrido violencia física o sexual por parte de su pareja
en algún momento de su vida. Más aun, la primera experiencia sexual del 24% de las
mujeres rurales en el Peru ha sido forzada (OMS Estudio Multipaís 2005).
Solo en el 2016, el 68,2% de las mujeres en el Peru sufrieron violencia física, sexual o
psicológica por parte de sus parejas. El estudio encontró que a nivel nacional el 64.2%
de las mujeres declaro haber sufrido violencia psicológica, el 31.7% violencia física y
el 6.6% violencia sexual (INEI 2017).
Entre los factores de riesgo de violencia contra la mujer identificados por la OMS se
encuentran (i) tener un bajo nivel de instrucción (tanto para los perpetradores como en
el caso de las víctimas de violencia); (ii) la exposición al maltrato infantil; (iii) el
trastorno de personalidad antisocial (autores); (iv) el uso excesivo del alcohol; (v) el
hecho de tener muchas parejas o de inspirar sospechas de infidelidad en la pareja;
(vi) las actitudes de aceptación de la violencia; (vii) las costumbres que consagran los
privilegios sexuales del hombre; (viii) la levedad de las sanciones legales contra los
actos de violencia sexual.
El Informe del Banco Mundial 2012 sobre Género y Desarrollo reconoce que si bien
ha habido progreso en el acceso de las mujeres a la educación, salud y al mercado
laboral, la equidad de género aún está lejos de ser una realidad. En muchas partes
del mundo, como en el Perú, las mujeres no tienen las mismas posibilidades de lograr
acceder a la justicia que sus pares masculinos. La lenidad con la que la justicia trata la
violencia contra la mujer lleva a que cada año ocurran 17,000 casos de violencia
sexual, en el 90% de los casos las víctimas son mujeres y en el 70% de los casos se
trata adolescentes entre 13 y 17 años. El 42% fue violada en su propia casa. Sin
embargo menos del 48% de las sobrevivientes, presenta una denuncia formal. Sea
por miedo a represalias, o por vergüenza. El día del censo nacional 2017, una
voluntaria de 37 años fue violada sexualmente, por un hombre al que llego a
empadronar.
El 38% de los asesinatos de mujeres que se producen en el mundo son cometidos por
su pareja masculina (OMS). Entre enero de 2009 y julio de 2017 se produjeron en el
Peru 1001 casos de feminicidio. El 79.6% de estos casos, el perpetrador del crimen
fue la pareja o la ex pareja de la víctima (Informe Fiscalía de la Nación). Solo entre
enero y junio del 2017 han ocurrido 59 feminicidios (Ministerio de la Mujer)
Pese a toda la evidencia que muestra la situación de riesgo y violencia que viven las
mujeres en el Perú, existe una marcada oposición al enfoque de equidad de género,
promovido y satanizado exitosamente desde el sector conservador de la sociedad
peruana, aliado estratégicamente con las Iglesias evangélicas y la Iglesia Católica,
que temen que el enfoque de equidad de género lleve a un mayor empoderamiento de
la mujer, que identifican como una de las razones de la división de la familia. Una
mujer empoderada, tiende a ser meno tolerante a la violencia intrafamiliar. Más aun,
se teme que el enfoque de equidad de género logre a una mayor tolerancia de las
poblaciones LGTBI.
En ese mismo contexto, el colectivo Padres en Acción interpuso una demanda judicial
contra la Resolución Ministerial Nº 281-2016 del Ministerio de Educación que aprobó
el Currículo Nacional de Educación Básica Regular para el 2017, el mismo que utiliza
un enfoque de equidad de género. De acuerdo con la demanda el uso de la palabra
género en el currículo nacional promueve una supuesta ideología de género, “lo que
realmente implica el contexto que utiliza la palabra “género”, es hacia lo determinado
una nueva visión de la sexualidad, en donde además del género masculino y
femenino, se quiere enseñar que hay otros géneros más.”. El Poder Judicial peruano
les dio la razón y declaro nula la Resolución Ministerial que aprueba el Currículo
Nacional “respecto al Enfoque de Igualdad de Género”.
Solo durante el 2016, se reportaron 3,194 denuncias por violación sexual a niñas y
adolescentes. En el Peru, nueve niñas son violadas cada día. El embarazo
adolescente es un serio problema de salud pública, donde 14.5% de las niñas y
adolescentes (15-19) ya son madres o están embarazadas. A nivel mundial cada año
2 millones de niñas entre 10 y 14 años dan a luz. En el caso peruano cada día, 4
niñas de entre 10 y 14 años se convierten en madres. Solo en el 2015, 1,538 niñas de
entre 11 y 14 años tuvieron un hijo y 3,950 de 15 años. En el 71% de los casos, las
parejas de las niñas madres son hombres mayores de 18 años.
La evidencia demuestra que el retraso del primer embarazo está asociado con una
mejora en la salud de las mujeres, disminución de la mortalidad materna e infantil,
más años de escolaridad y educación de las mujeres así como de oportunidades
laborales y mejoras en la educación, nutrición y salud de sus hijos. Además, existe
correlación entre la reducción de la fertilidad y la mejora de las condiciones
socioeconómicas de la familia. Para reducir la pobreza, se necesita que las mujeres y
sobre todo las adolescentes tengan la posibilidad de controlar su fertilidad.