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Salud Mental

ISSN: 0185-3325
perezrh@imp.edu.mx
Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la
Fuente Muñiz
México

Bartra, Roger
Antropología del cerebro:determinismo y libre albedrío
Salud Mental, vol. 34, núm. 1, enero-febrero, 2011, pp. 1-9
Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz
Distrito Federal, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=58220040001

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Salud Mental 2011;34:1-9 Antropología del cerebro: determinismo y libre albedrío

Antropología del cerebro:


determinismo y libre albedrío*
Roger Bartra1
Conferencia magistral

Cuando se estrenó en la primavera de 1924 una de las jo- peligrosamente. A los individuos aquejados por este tras-
yas del cine expresionista, Las manos de Orlac, el público torno les parece que todo cuanto les rodea está sucio. No
austriaco quedó tan impresionado por la película que al pueden dejar de lavarse las manos después de tocar el pomo
final se escucharon gritos de enojo. El principal actor, de la puerta, coger un billete, tomar un cubierto, abrir un
Conrad Veidt, tuvo que subir al escenario para explicar grifo, estrechar otra mano o rozar una tela. Creen que el
cómo se había hecho la filmación. El gran actor, con el po- mundo a su alrededor está contaminado y viven en una
der de su presencia y su voz, logró calmar a la gente que se ansiedad permanente por el miedo a quedar infectados. Las
había exaltado al ver la película muda. Las manos de Orlac causas del trastorno obsesivo-compulsivo parecen ubicar-
cuenta la historia de un gran pianista que en un accidente se en anormalidades de los ganglios basales y en el lóbulo
de tren ha perdido sus manos. Un médico le implanta las frontal del cerebro.1
manos de un asesino que acaba de ser decapitado. El pia- Los casos patológicos y anormales destacan con fuer-
nista, Orlac, siente que las manos que le han sido implan- za la presencia de una cadena determinista. Aquí la perso-
tadas lo dominan y lo impulsan a cometer crímenes. Su na no ha elegido libremente que su voluntad quede enca-
médico le explica que, gracias al poder de su voluntad, denada a causas biológicas. Pero los humanos suponemos
podrá controlar los impulsos criminales que emanan de que bajo condiciones «normales» somos seres racionales
sus nuevas manos. La película presenta con gran drama- capaces de elegir libremente nuestros actos. Suponemos,
tismo la lucha entre el poder determinante que emana de por lo tanto, que no todo lo que hacemos tiene una causa
una parte del cuerpo, las manos, y la fuerza de voluntad suficiente que determina nuestros actos. Creemos en el li-
que debe regir la conciencia del pianista. Orlac siente que bre albedrío. Pero siempre flota en el aire la sospecha o el
las manos han tomado el control de su conciencia. Cuando temor de que los casos anormales en realidad descubran el
su padre, al que odia, es asesinado, el pianista está conven- mecanismo determinista oculto que nos rige a todos bajo
cido de que él le ha clavado la puñalada letal, aunque no lo cualquier circunstancia.
recuerda. Pareciera que el poder brutal de la carne implan- En el verano de 1930 Albert Einstein tuvo una revela-
tada es capaz de dirigir la mente del pianista. dora discusión con Rabindranath Tagore. El gran místico
Los espectadores de aquella época fueron enfrentados hindú se empeñaba en encontrar en el universo un espacio
al problema de la oposición entre determinismo y libertad. para la libertad, y creía que el azar a nivel infinitesimal,
¿Hasta qué punto el cuerpo –y especialmente el cerebro– per- descubierto por los físicos, muestra que la existencia no
mite que la conciencia decida libremente? ¿Qué límites im- está predeterminada. Seguramente se refería al principio
pone la materia cerebral al libre albedrío de los individuos? de incertidumbre de Heisenberg, que también fue llamado
Las manos de Orlac parecen estar determinadas por el principio de indeterminación. Einstein sostenía que nin-
espíritu extranjero del asesino a quien habían pertenecido. gún hecho permitía a los científicos hacer a un lado la
Si pasamos del territorio de la ficción a la realidad pode- causalidad; y que en el plano más elevado se puede enten-
mos acercarnos al problema del libre albedrío desde otro der cómo funciona el orden, mientras que en los espacios
ángulo. El ejemplo más conocido del trastorno obsesivo- diminutos este orden no es perceptible. Tagore interpretó
compulsivo es la irresistible manía que impulsa a las per- esta situación como una dualidad contradictoria radicada
sonas a lavarse constantemente las manos, poseídas por la en lo más profundo de la existencia: la que opone la liber-
idea fija de que cualquier contacto las contamina tad al orden del cosmos. El físico negaba la existencia de

1
Investigador emérito, Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM.
* Conferencia Magistral dictada en la XXV Reunión Anual de Investigación del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente, 6 de octubre de 2010.

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esta contradicción: aun los elementos más pequeños guar- tecimientos tienen una causa suficiente que los antecede.
dan un orden. Einstein decía que todo lo que hacemos y Así, si todo evento está determinado por causas que lo pre-
vivimos está sometido a la causalidad, pero reconoció que ceden, ¿por qué los actos conscientes serían una excepción?
es bueno que no podamos verla.2 Tradicionalmente la idea de «excepción» era explicada por
En una carta al mismo interlocutor, Einstein hizo unas argumentos no científicos, religiosos o metafísicos. Se supo-
afirmaciones que han sido citadas con frecuencia por los nía un dualismo fundamental, lo que implica la existencia
deterministas. Dijo que si la luna fuese dotada de de instancias no físicas, espirituales, capaces de actuar sobre
autoconciencia estaría perfectamente convencida de que su el mundo físico. Así, se suponía la presencia de un misterio-
camino alrededor de la tierra es fruto de una decisión li- so agente −el alma− con poderes causales sobre la materia
bre. Y añadió que un ser superior dotado de una inteligen- orgánica. Los científicos, con toda razón, rechazan este ar-
cia perfecta se reiría de la ilusión de los hombres que creen gumento. Sin embargo, se mantiene un problema: la intui-
que actúan de acuerdo a su libre albedrío. Aunque los hu- ción de gran parte de los hombres sostiene la creencia de
manos se resisten a ser vistos como un objeto impotente que los individuos son capaces de decidir libremente; y la
sumergido en las leyes universales de la causalidad, en rea- civilización moderna se ha construido sobre la base de una
lidad su cerebro funciona de la misma forma en que lo hace aceptación universal de la responsabilidad que tienen las
la naturaleza inorgánica.3 personas de sus actos, tanto para ser premiadas como para
Las diferencias entre Tagore y Einstein simbolizan dos ser castigadas. Un complejo, ramificado y sofisticado con-
grandes formas de abordar el problema de la libertad. El pri- junto de instituciones sociales, políticas y culturales se ha
mero, como muchos religiosos, trató de aprovechar lo que erigido como un inmenso edificio cuyos cimientos, supues-
parecía un resquicio abierto por los físicos para colar la idea tamente, serían una mera ilusión, sin duda útil pero a fin de
de la indeterminación. A muchos les pareció que el princi- cuentas una construcción elaborada por nuestro cerebro.
pio de incertidumbre de alguna manera podía significar que Esta línea de pensamiento lleva directamente a la con-
los electrones gozaban de «libertad» y que se escapaban de clusión de que aunque la libertad es una mera sensación,
la cadena causal. Esta visión ha influido incluso en científi- es, sin embargo, una ilusión útil. Es ventajoso creer que las
cos tan importantes como John C. Eccles, que propuso expli- personas deben recibir premios y castigos orientados por
car la subjetividad mediante la presencia de unos «psicones» una ilusoria determinación de merecimientos. Es útil la
que supuestamente funcionarían en la mente de forma simi- sensación de autoría que se percibe al actuar
lar a los campos de probabilidad de la mecánica cuántica. intencionalmente. La ilusión sirve también, piensa Wegner,
La actitud de Einstein ha influido en quienes suponen para ordenar el rompecabezas causal que nos rodea. Ade-
que el libre albedrío, como una propiedad de la conciencia más, se puede comprobar empíricamente que quienes creen
humana, es una mera ilusión. El cerebro estaría cruzado en el libre albedrío son más eficientes. Al pensar en su ar-
por cadenas causales empíricamente comprobables en las dua defensa de que el libre albedrío es una ilusión muy
que habría una conexión entre pensamientos y acciones. útil y reconfortante, uno acaba preguntándose si, a partir
La idea de que la conciencia, actuando libremente, es la de estas premisas, lo mejor no sería más bien optar por el
causa de las acciones sería en realidad una ilusión. El libre silencio: ¿para qué revelar que estamos atados a una cade-
albedrío es visto, desde esta perspectiva, meramente como na causal determinista si la ilusión es tan benéfica? La úni-
una sensación construida por el organismo y no como una ca ventaja que obtenemos al disipar la ilusión −según
indicación directa de que el pensamiento consciente ha cau- Wegner− es la paz mental que supuestamente nos invade
sado la acción, como lo ha formulado Daniel Wegner.4 Se- cuando aceptamos resignadamente nuestro sometimiento
gún este psicólogo de Harvard la gente cree equivocada- al determinismo, en lugar de luchar denodadamente por
mente que la experiencia de tener una voluntad es en reali- el control. Esta alternativa, propia por ejemplo del budis-
dad un mecanismo causal. Quienes creen que existe el li- mo Zen, se propone renunciar a nuestra pretensión de con-
bre albedrío se equivocan de la misma manera en que erra- trolar intencionalmente la cadena causal. Pero en seguida
ban los que pensaban que el sol daba vueltas alrededor de Wegner se percata de que acaso no sea posible renunciar
la tierra. Reconoce que filósofos y psicólogos han pasado intencionalmente a la ilusión de intencionalidad. Ha caído
vidas enteras tratando de reconciliar la voluntad conscien- en una curiosa contradicción.
te con la causalidad mecánica. Este problema se expresa Otra vertiente de la idea de que el libre albedrío es una
como la contraposición entre mente y cuerpo, entre libre ilusión se expresa en la idea de que en los humanos existe
albedrío y determinismo, entre causalidad mental y física un módulo cerebral innato responsable del proceso incons-
o entre razón y causa. La mente, según Wegner, produce ciente y automático que genera juicios sobre lo justo y lo
sólo una apariencia, una ilusión continua, pero en realidad incorrecto. Este módulo sería el responsable de las eleccio-
ella no sabe lo que causa nuestras acciones. nes morales. Es una transferencia al terreno de la ética de
La fuerza del argumento determinista proviene de una los postulados de Noam Chomsky sobre la existencia de
idea simple: vivimos en un universo donde todos los acon- una gramática generativa alojada en los circuitos

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neuronales. De la misma manera, habría una gramática objeto de medir el tiempo transcurrido entre el momento
moral, una especie de instinto alojado en el cerebro que, a en que una persona decide actuar (por ejemplo, mover un
partir de principios inconscientes e inaccesibles, generaría dedo) y el instante en que realmente lo hace. Registró con
juicios sobre lo permisible, lo prohibido, lo inequitativo y un electroencefalógrafo la actividad de la corteza cerebral
lo correcto. Desde luego el instinto (o la facultad) moral y un osciloscopio cronometró cada acontecimiento. Hay
generaría en cada contexto cultural diferentes reglas y cos- que señalar que unos diez años antes dos investigadores
tumbres, de la misma manera en que se supone que el alemanes de la Universidad de Friburgo, HH Kornhuber y
módulo cerebral del lenguaje genera diferentes lenguas en L Deeke, habían descubierto lo que llamaron el
los individuos de acuerdo al lugar donde nacen y crecen. Bereitschaftspotential, que es el potencial de preparación que
Pero el módulo impondría una misma estructura gramati- aparece en la electroencefalografía momentos antes de que
cal en todos los casos. Un libro de Marc Hauser, profesor ocurra un movimiento voluntario. El experimento de Libet
de psicología en la Universidad de Harvard, ha populari- demostró que este potencial eléctrico de preparación ocu-
zado esta interpretación.5 El instinto moral, sostiene, se ha rría antes de que los sujetos manifestaran su intención de
desarrollado a lo largo de la evolución y se manifiesta en ejecutar una acción, pero que ésta sucedía después de haberla
las intuiciones más que en los razonamientos que hacen decidido conscientemente. Mostró también que una deci-
los hombres. Estos instintos le dan color a nuestras percep- sión voluntaria podía abortar el movimiento, aun cuando
ciones y restringen los juicios morales. Sin embargo, Hauser ya se hubiese desencadenado el potencial de preparación.
no señala con precisión cuáles son los principios morales Libet llegó a la conclusión de que la acción intencional se
universales que están alojados en el órgano moral de nues- inicia inconscientemente. Pero también observó que la con-
tro cerebro, acaso debido a que cree que estos principios, ciencia puede controlar el resultado del proceso mediante
«escondidos en la biblioteca de conocimientos inconscien- una especie de poder de veto: podía inhibir los mecanis-
tes de la mente, son inaccesibles». En la misma línea, otro mos que llevan a la acción, aun cuando ya se hubiesen ini-
psicólogo, Steven Pinker, ha afirmado: «El sentido moral es ciado inconscientemente.7
un dispositivo, como la visión en estéreo o las intuiciones Los experimentos de Libet levantaron una gran polva-
sobre los números. Es un ensamblaje de circuitos neuronales reda de comentarios. Sus propias conclusiones han sido
engarzados a partir de piezas más antiguas del cerebro de criticadas duramente por los deterministas, pues afirmó que
los primates y configurados por la selección natural para el libre albedrío era una opción científica tan buena o me-
realizar un trabajo».6 Desde luego, no hay ninguna prueba jor que su negación. Apoyaba su idea en una cita de Isaac
científica de que estos módulos morales existan. Bashevis Singer: «El mayor don que ha recibido la huma-
Los lectores pueden intuir que hay algo sospechosamen- nidad es el libre albedrío. Es verdad que nuestro uso del
te viciado en estas afirmaciones. Y sin embargo, la idea de libre albedrío es limitado. Pero el poco libre albedrío que
que la conciencia puede voluntariamente tomar decisiones tenemos es un don tan enorme y su valor potencial tan gran-
que producen actos es rechazada por muchos psicólogos y de que por ello mismo vale la pena vivir».8 Los determinis-
neurocientíficos. Si la conciencia es definida como un pro- tas exaltaron el resultado de los experimentos que mostra-
ceso que ocurre exclusivamente en el interior del cerebro, se ron que el acto voluntario se inicia inconscientemente, pero
llega casi irremediablemente a un enfoque mecánico rechazaron la posibilidad de que la conciencia pudiese in-
determinista. Toda idea contraria a este enfoque suele ser terrumpir el proceso.
calificada de metafísica y cartesiana. Yo creo, a pesar de todo, Hay un ejemplo que parece indicar que el libre albe-
que hay explicaciones claramente materialistas y no metafí- drío es un hecho comprobable científicamente. El trastor-
sicas que permiten comprender que la autoconciencia es un no obsesivo-compulsivo, que ya he mencionado más arri-
proceso que no ocurre totalmente dentro del cerebro y que ba, implica una intromisión involuntaria en la conciencia.
se entiende mejor si la ubicamos en un contexto más am- Una de las formas más exitosas de combatir esta enferme-
plio, que incluye el contorno social y cultural. dad es la llamada terapia cognitiva-conductual, cuyo uso
Es una curiosa paradoja que el neurofisiólogo cuyos ha logrado que la gente afectada por este trastorno mental
experimentos son los más citados para sustentar las tesis aprenda conductas alternativas que suplan la compulsión
deterministas haya creído en la existencia del libre albe- de, digamos, lavarse las manos continuamente. Ello signi-
drío. Benjamin Libet (1916-2007) fue un científico que, en fica que el paciente aprende a reconocer el impulso intruso
los Estados Unidos, se había dado a conocer en los años como efecto de la enfermedad, a entender que ello se debe
setenta del siglo XX por unos experimentos que mostraban a un desequilibrio químico, a distraer su atención con una
que, aun cuando una sensación táctil tarda medio segundo conducta alternativa y a valorar el síntoma de una nueva
en ser reportada conscientemente por la persona, manera. El psiquiatra Jeffrey Schwartz, a partir de esto,
subjetivamente la percibe como si hubiese llegado exacta- arguye que el tratamiento produce cambios sistemáticos
mente en el mismo instante. Más tarde Libet instaló en su en el metabolismo cerebral de la glucosa como resultado
laboratorio instrumentos de registro muy precisos con el de una serie de decisiones voluntarias realizadas por el in-

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dividuo durante el tratamiento. Schwartz ha mostrado que mar que el proceso de elegir libre y conscientemente no es
la terapia cognitiva-conductual genera nuevos circuitos instantáneo: puede durar horas y días. Si lo descompone-
cerebrales gracias al ejercicio de la voluntad y al poder de mos en una serie de microdecisiones instantáneas perdere-
sus esfuerzos.9 Esta argumentación no ha convencido a los mos la imagen de conjunto. En el caso de experimentos
deterministas, quienes siguen viendo en este ejemplo la como los de Libet, podemos comprender que la decisión
propuesta camuflada de una interpretación dualista que de moverse se inició en realidad en el momento en que las
acepta que algo «mental» (no físico) puede ejercer influen- personas estudiadas aceptaron participar voluntariamente
cia en la maquinaria física del cerebro. Para ellos la voli- en las pruebas.
ción es una mera acción cerebral explicable mediante los Es necesario, por tanto, colocar el problema del libre
mecanismos deterministas que postulan las ciencias físicas albedrío a un nivel más alto de complejidad, sin por ello
y que se expresan en las funciones neuronales. Pero los olvidar que subyacen estructuras neuronales, químicas y
deterministas no han logrado, a partir de este postulado, físicas. Ciertamente, elevar el nivel de complejidad al in-
agregar nada a la comprensión de la conciencia, el libre troducir las estructuras sociales y culturales no resuelve el
albedrío o las decisiones éticas. Es cierto que aceptar la exis- problema, pero lo coloca en un contexto en que es posible
tencia de una «mente no física» es una violación de las le- realizar investigaciones más fructíferas. Sin embargo hay
yes físicas. Pero afirmar que la mente tiene un carácter físi- que reconocer que las cosas se complican, aparentemente,
co no ayuda en nada a explicar el funcionamiento de los pues al aceptar que la conciencia es también un fenómeno
procesos subyacentes a la toma de decisiones. Sería como exocerebral se introducen nuevas variables, la más impor-
pretender que la naturaleza física de una institución social tante de las cuales es la red de procesos simbólicos sin los
o política contribuye a entender sus funciones. cuales una voluntad consciente no puede existir. El pro-
La libertad no se puede entender si la conciencia es blema se complica para quienes quieren abordar el tema
encerrada en el cerebro. Cuando muchos neurocientíficos de la conciencia solamente desde la neurología, y suponen
se empecinan en rechazar esta idea, condenan sus investi- erróneamente que la introducción de variables
gaciones y reflexiones a quedar cautivas de un círculo vi- exocerebrales es como abrir la puerta a la metafísica. La
cioso, en el cual el libre albedrío no es más que una ilusión red de procesos simbólicos exocerebrales no es un fenó-
creada por el cerebro, un mero epifenómeno acaso necesa- meno metafísico, sino una sólida realidad fincada en la
rio pero carente de poder causal. Esta idea nos deja sin una materialidad del mundo, pero que no puede ser reducida a
explicación del libre albedrío, que entonces puede ser sólo explicaciones bioquímicas y físicas. El estudio de la
visto como una expresión política dotada de una enorme interacción entre las redes neuronales y las simbólicas nos
aura filosófica y literaria, pero que no sería más que un enfrenta a una situación más compleja, pero puede facili-
eslabón en una cadena determinista alojada en el cerebro tar −no complicar− el entendimiento de los mecanismos
de los humanos. Si, en contraste, ampliamos nuestra pers- mentales del libre albedrío.
pectiva y entendemos a la conciencia como un conjunto de Creo que comprenderemos mejor el tema del libre al-
redes cerebrales y exocerebrales podemos descubrir facetas bedrío si lo vemos como una parte del problema de la con-
y procesos que una visión estrecha es incapaz de entender. ciencia, entendida como una instancia capaz de tomar de-
Quiero esbozar algunas facetas que pueden descubrir- cisiones y de elegir. En mi libro Antropología del cerebro10 he
se si ampliamos nuestra perspectiva. En primer lugar, hay desarrollado la idea de que la conciencia existe en las redes
que reconocer que el libre albedrío es un bien escaso. Con que vinculan los circuitos neuronales con lo que he llama-
esto quiero decir que no todos los actos humanos son fruto do el exocerebro. Las decisiones que podemos llamar «li-
de la libertad: solamente una pequeña parte de la activi- bres» son procesos que ocurren precisamente en este
dad humana escapa a los mecanismos deterministas. Lo exocerebro, es decir en el conjunto de redes que unen a
importante aquí es subrayar que sí son posibles los actos ciertos circuitos neuronales con una parte de las estructu-
libres y que una fracción de lo que hacemos forma parte de ras culturales. A continuación presento algunas de las ideas
un espacio social donde la voluntad consciente es un ele- que desarrollo en este libro.
mento causal importante. Esta voluntad consciente no se Mi hipótesis es la siguiente: el fenómeno de la con-
puede reducir a una escala neuronal (o molecular) ni al ciencia humana, entendida como el percatarse de estar cons-
nivel de los pequeños actos (como mover un dedo) que ciente (o autoconciencia), implica necesariamente la co-
han estudiado algunos neurocientíficos. La podremos en- nexión de ciertos circuitos neuronales con territorios
tender solamente como parte de un sistema, al nivel de las extrasomáticos de prótesis culturales, que denomino espa-
interacciones sociales y culturales, en las cuales intervie- cios exocerebrales. De alguna manera estos circuitos
nen por supuesto las redes neuronales de los individuos neuronales, a los que defino como sociodependientes y
implicados. La voluntad consciente sería una propiedad o como un sistema simbólico de sustitución, se percatan de
una condición del sistema de redes cerebrales y exocere- la «exterioridad» o «extrañeza» de los canales simbólicos y
brales. Por último, para redondear este esbozo, quiero afir- lingüísticos. Hay que subrayar que, vista desde esta pers-

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Antropología del cerebro: determinismo y libre albedrío

pectiva, la conciencia no radica solamente en el percatarse 2) Las formas de plasticidad en circuitos neuronales que
de que hay un mundo exterior (un hábitat), sino en que requieren de las experiencias provenientes del medio
una porción de ese contorno externo «funciona» como si externo para completarse en forma normal (columnas
fuese parte de los circuitos neuronales. Para decirlo de otra en el córtex visual). Hay que agregar el tipo de plasti-
manera: la incapacidad y la disfuncionalidad del circuito cidad que depende del aprendizaje.
somático cerebral son compensadas por funcionalidades y 3) El hallazgo realizado por Rizzolatti y su equipo11 de
capacidades de índole cultural. El misterio se halla en que el las llamadas neuronas espejo: las neuronas espejo son
circuito neuronal es sensible al hecho de que es incompleto unas células visuales y motoras originalmente detec-
y de que necesita de prótesis o de suplementos externos. tadas en la corteza ventral premotora de los monos
Esta sensibilidad es parte de la conciencia. Esta idea es con- (área F5) que tienen la particularidad de que se acti-
sistente con los descubrimientos antropológicos que mues- van tanto cuando el animal realiza una acción (como
tran que la conciencia del Yo, del Ego, del individuo, no agarrar un objeto) como cuando observa a otro indivi-
puede aparecer sin las redes que construyen la otredad. Los duo (incluyendo humanos) realizar una acción simi-
mitos y los símbolos del Yo y del Otro parecen estar estre- lar. El sistema de las neuronas espejo es posiblemente
chamente conectados con procesos neuronales internos. la base neuronal de las formas sociales de reconoci-
La conexión entre los circuitos internos sociodepen- miento y de entendimiento de las acciones de otros
dientes y el exocerebro requiere de entender cómo un sis- individuos. Hay que destacar que el área F5 del mono
tema basado en señales y signos eléctricos y químicos se es homóloga del área de Broca en los humanos.
comunica con otro sistema basado en símbolos. El signo o No pretendo que las vastas estructuras sociales y cul-
la señal, que es la base de la inteligencia animal, indica algo turales sean un exocerebro gigantesco, una colosal próte-
sobre lo que hay que actuar o bien es un medio para acti- sis compuesta por un sinfín de circuitos simbólicos. Una
var una acción. En cambio el símbolo es una herramienta definición tan laxa pierde carácter explicativo y nos lanza
del pensamiento. Una señal revela la presencia de una cosa, al abismo de los lugares comunes o las obviedades. Sin
una situación, un acontecimiento o una condición. La se- embargo, hay que reconocer que la inmensa vastedad de la
ñal es percibida por el sujeto y significa un objeto presente, cultura no parece contener todos los secretos de su estruc-
futuro o pasado. Las señales anuncian sus objetos a un su- tura y evolución. A cada paso los estudios de antropólogos,
jeto, mientras que los símbolos lo conducen a concebirlos. El historiadores, lingüistas, sociólogos y psicólogos han re-
libre albedrío es un fenómeno que se produce en la velado la necesidad de acudir a explicaciones metasociales
interacción entre señales internas y símbolos externos. para completar la interpretación de los fenómenos cultu-
De aquí la obsesión por encontrar el mecanismo «traduc- rales. No me refiero solamente a la búsqueda de caminos
tor», sea el «transformador fenoménico» de Gerald religiosos y metafísicos. Más significativas son las tenden-
Edelman, el «homúnculo» que Ramachandran quiere res- cias a buscar respuestas en los espacios de las mentalida-
catar del olvido o los «correlatos» entre códigos e imáge- des sociales, los inconscientes colectivos, los arquetipos, la
nes culturalmente definidas y determinados conjuntos selección natural, los genes o la estructura del cerebro. Me
neuronales. Otra forma de enfrentar el problema consiste parece que estas inquietudes responden a un problema real
en partir del postulado de que el cerebro es un sistema y difícil de resolver. En las estructuras socioculturales pa-
autorreferencial cerrado, modulado por los sentidos, como rece haber una incompletitud similar a la que me parece
propone Rodolfo Llinás. En este caso los linderos y los ver en ciertos circuitos neuronales, y que es especialmente
umbrales que separan las percepciones (de color, peso, tono, notoria en los mitos, el lenguaje simbólico, la imaginería
etc.) son fijados por procesos internos y no por códigos, visual o las relaciones de parentesco. Pero la búsqueda de
categorías y símbolos externos. En estas propuestas hay «causas» u «orígenes» extraculturales se ha topado con
un rechazo a aceptar que pueden existir estructuras exocere- múltiples dificultades para generar un modelo de explica-
brales que formen parte de la conciencia. Para estos inves- ción capaz de unificar las estructuras biológicas y las cul-
tigadores el secreto de la conciencia se halla exclusivamen- turales. Pareciera que estamos ante mundos tan
te dentro del cerebro. irreductibles como pueden serlo los misterios teológicos y
Creo que la existencia de lo que llamo el exocerebro las realidades seculares. Acaso sea más creativo dejar de
podría ser respaldada por diversos hechos, algunos de los buscar una causalidad metacultural o extrasocial para en-
cuales mencionaré brevemente: frentarnos al problema de descifrar una trama de
1) La condición de los autistas, que parecen tener atrofia- interacciones que tiene su propia dinámica: la red que une
das precisamente las redes neuronales sociodepen- el cerebro con el exocerebro.
dientes, o la de los individuos afectados por el llama- Los circuitos exocerebrales constituyen un sistema sim-
do síndrome de la personalidad antisocial, y que los bólico de sustitución. Esto quiere decir que sustituyen cier-
estudios han mostrado que se caracterizan por una re- tas funciones cerebrales mediante operaciones de carácter
ducción significativa de la materia gris prefrontal. simbólico, con lo cual se amplían las potencialidades de

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los circuitos neuronales. Un ejemplo sencillo es el uso de sufrido una radical mastectomía tenía sensaciones eróticas
memorias artificiales, una de cuyas formas más primitivas en sus pezones fantasma cuando le estimulaban los lóbulos
puede ser la simple acumulación y clasificación de objetos de las orejas. Ramachandran ofrece dos posibles explicacio-
que simbolizan determinadas situaciones, personas, loca- nes. Podría tratarse del crecimiento de nuevos brotes o reto-
lizaciones, relaciones, pactos, acciones, intenciones o ritua- ños en las fibras nerviosas, pero en esta hipótesis no queda
les, que pueden ser recordadas en momentos y contextos claro cómo puede producirse este proceso en una forma or-
no directamente relacionados con lo que se quiere memo- ganizada. Otra posibilidad es que haya una enorme redun-
rizar. Una colección codificada de objetos naturales y arti- dancia de conexiones, una sobreabundancia de enlaces no
ficiales requiere, desde luego, de la capacidad de darle nom- utilizados o sin función específica que como un ejército de
bre a cada uno. El habla basada en voces que simbolizan reserva entraría en acción en caso de necesidad. Según esta
acciones, objetos y personas va ligada a la capacidad de última hipótesis existirían conexiones, aunque inhibidas,
producir imágenes visuales de tipo simbólico, que quedan entre la mejilla o los genitales y la zona del córtex que se
plasmadas en pinturas, estatuillas, grabados, esculturas y vincula con la mano o con el pie. La inhibición cesaría en el
figuras de diverso tipo. Para completar este paisaje míni- momento en que se interrumpe el flujo normal de señales.
mo de recursos exocerebrales, podemos agregar la capaci- Pero esto no explica que se activen conexiones reservadas o
dad de intercambiar signos y símbolos visuales y verbales, inhibidas sin ninguna necesidad: ¿para qué necesitamos te-
lo que impulsa las formas mitológicas de imaginación y ner un orgasmo en el pie fantasma? ¿De qué sirve tener cos-
permite identificar unidades y sistemas de parentesco. Me quillas en una mano amputada o sufrir intensos dolores en
atrevería a sumar el uso de la música (canto y percusiones) una pierna inexistente? En todo caso, sea que broten nuevas
para tejer vínculos, embrionariamente rituales, entre las conexiones o que se desinhiban las ya existentes, subyace
situaciones simbolizadas y estados emocionales. Así, los una tendencia –determinada genéticamente, supongo– que
primeros hombres anatómicamente modernos de hace unos impide que ciertos conjuntos neuronales vivan en una con-
250 mil años contaban con un reducido paquete exocerebral dición de apagada incompletitud. Los circuitos tienden a com-
formado por unos pocos componentes: habla, sistemas de pletarse, así sea en forma aberrante.
parentesco, imaginería visual, música, danza, mitología, Podemos decir que el cuerpo completa muy diversos
ritual y memoria artificial. Por supuesto, este paquete circuitos cerebrales. O a la inversa: procesos corporales se
exocerebral se apoyaba en las habilidades para producir y completan en el cerebro. Todo ello forma circuitos unita-
usar instrumentos líticos primitivos (y sin duda herramien- rios que se pueden rastrear y representar en mapas.
tas fabricadas con materiales perecederos como la madera, Ramachandran demostró la importancia de los circui-
que no han sobrevivido). tos visuales en la gestación y modificación de las sensacio-
He hablado de la incompletitud de los circuitos nes fantasmales. Mediante un sistema de espejos llegó in-
neuronales que requieren de redes externas para comple- cluso a eliminar partes de un brazo fantasma, cambiar su
tarse. Quiero poner ahora un ejemplo. El descubrimiento rígida posición a una más cómoda y eliminar el dolor. Es
de la extraordinaria plasticidad de los mapas motores y un ejemplo de la manera en que la conciencia puede ejer-
sensoriales ocasionada por heridas y amputaciones llamó cer una influencia similar a la que mencioné en el caso del
la atención de VS Ramachandran, un neurólogo interesa- trastorno obsesivo compulsivo. Interesado en el tema de la
do en comprender el curioso fenómeno de los miembros definición de la identidad corporal y de la conciencia,
fantasma que perciben las personas que han sufrido una Ramachandran realizó varios experimentos en individuos
amputación de sus extremidades, cuyo cuerpo está incom- normales para lograr que la nariz de otra persona, una mano
pleto.12 Pronto reconoció en sus pacientes lo que se había de plástico, una silla o una mesa fueran considerados como
observado en los experimentos con macacos, ratas y otros parte de su cuerpo, de manera similar a la sensación de
mamíferos: a pesar de haber perdido alguna extremidad quien conduce un automóvil, que percibe la máquina como
percibían su presencia e incluso llegaban a sentir dolor en una extensión de su identidad somática. Para
el miembro inexistente. La mano fantasma no era el efecto Ramachandran lo que ocurre es que nuestro cuerpo mis-
estrafalario de divagaciones psíquicas sin base fisiológica: mo es un fantasma que el cerebro ha construido meramen-
esa persona sentía efectivamente su mano ausente si se le te para su conveniencia: la imagen estable que tenemos de
tocaba la mejilla o el antebrazo. De hecho se podía estimu- nuestro cuerpo, en el que está anclado nuestro Ego, es una
lar con gran precisión cada dedo de la mano amputada construcción interna transitoria que puede ser modificada
siguiendo el dibujo invisible que fue descubriendo el in- incluso mediante algunos trucos simples. Yo interpreto esta
vestigador en la cara y el antebrazo. Pronto descubrió otros afirmación como un reconocimiento de la presencia de re-
casos en que la persona tenía sensaciones en el miembro des exocerebrales que tienen al menos dos componentes:
fantasma al estimular otras regiones: una mujer sentía su en primer lugar los órganos y partes del cuerpo a las que
pie ausente cuando hacía el amor, otro declaró que incluso llegan los nervios; en segundo lugar las extensiones mate-
tenía orgasmos en su pie amputado y una mujer que había riales que proporciona el ambiente cultural. Yo considero

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Antropología del cerebro: determinismo y libre albedrío

que, propiamente, el exocerebro abarca sólo al segundo jor: la mano misma. Otra cosa es el complejísimo sistema de
componente, junto con las redes simbólicas y lingüísticas. retroalimentación sensomotora que enlaza a la mano con el
Pero la experimentación con el primer componente −de cerebro, y que seguramente usa ciertos códigos. Pero no
carácter somático− nos da claves para entender las media- podemos todavía leer los «jeroglíficos sinápticos», como los
ciones entre el cerebro y su contorno cultural, especialmente llama Changeux, para entender las operaciones precisas que
cuando la contraparte somática tiene un carácter fantas- realiza el cerebro cuando se mueve la mano o cuando se
mal e inmaterial. siente dolor en la pierna fantasma que fue amputada años
Estas extensiones fantasmales del cuerpo, ¿son el pro- atrás. Pero la neurociencia se está acercando a la explica-
ducto de modificaciones sin causa genética del mapa cere- ción, sobre todo en la medida en que ha ido abandonando la
bral o bien son un efecto de la persistencia espectral de una idea de que la conciencia de tener y mover una mano, o de
imagen corporal innata y determinada genéticamente? A mirar una puesta de sol, implica la existencia de un peque-
esta pregunta Ramachandran contesta que seguramente hay ño Ego que vive en el cerebro y que contempla las represen-
una interacción entre ambos factores. Creo que hay que taciones de los dedos y del dorso de la mano, o la película
destacar el hecho de que se produce una sustitución senso- en colores del hermoso final de una tarde.
rial anómala, cuyas peculiaridades ciertamente pueden El lugar común al que suelen llegar los interesados en
deberse a modificaciones relativamente contingentes del la neurología cognitiva es casi inevitable: ¿cómo explica-
mapa, pero también a una poderosa tendencia a completar mos nuestra experiencia individual cuando percibimos el
la ausencia y el vacío con los restos de una imagen corpo- color rojo? Se suele suponer que la experiencia del rojo es
ral primigenia. subjetiva y esencialmente privada, un tipo de sensaciones
Podemos comprender que la relación entre el cerebro que los filósofos anglosajones llaman «qualia», y que
y el medio externo se parece a la que opera entre el Sistema ejemplifica el problema más duro de resolver: ¿cómo uni-
Nervioso Central y los miembros periféricos del cuerpo. ficar la experiencia subjetiva en primera persona de con-
Hay mapas neuronales relativamente estables que codifi- templar el rojo, con la descripción en tercera persona de
can las peculiaridades de nuestro ambiente. Aquí nos to- un científico que define la sensación como la activación de
pamos con un problema planteado por algunos neurólo- ciertas redes neuronales cuando llega a la retina un haz
gos. En la concepción de Jean-Pierre Changeux el proble- luminoso que tiene determinada longitud de onda? Es de-
ma radica en que vivimos en un universo «no etiquetado», cir: ¿qué unifica la mente y el cerebro? Sin duda en el uni-
que no nos envía mensajes codificados. Nosotros proyec- verso no existe la categoría «rojo». Tampoco existe la cate-
tamos las categorías que creamos, con ayuda del cerebro, a goría «brazo». Pero estas categorías sí existen en la cultura
un mundo sin destino ni significación. El universo carece y en nuestro lenguaje. También aparecen en nuestro mapa
de categorías, salvo, aclara Changeux, aquellas creadas por cerebral, aunque no es seguro que sean allí representacio-
el hombre. El neurólogo está aquí contestando una afirma- nes del rojo o del brazo. ¿Para qué necesitamos representa-
ción del filósofo Paul Ricoeur, a quien le parece un resabio ciones si tenemos acceso tanto al miembro como al color,
de dualismo cartesiano seguir pensando la actividad men- gracias a la mediación de los nervios y de la retina? El he-
tal en términos de representación. A Changeux le parece cho de que las sensaciones no procedan de objetos que tie-
que las representaciones se estabilizan en nuestro cerebro, nen pegada una tarjeta identificadora («esto es rojo», «esto
desde luego no como huellas en la cera, sino indirectamen- es un brazo») no quiere decir que esos objetos no existan.
te y después de un proceso de selección que Edelman lla- Para Ramachandran el problema radica en que esta-
ma darwiniano.13 Sin duda el nicho ecológico de un mamí- mos ante dos lenguajes mutuamente ininteligibles, el de
fero superior no es un mundo platónico repleto de ideas los impulsos nerviosos y el de las lenguas que hablamos.
previas, proposiciones verdaderas y armonías que algu- Así, yo sólo puedo explicar mi sensación de rojo mediante
nos seres privilegiados –nosotros– podemos descodificar. el habla, pero la «experiencia» misma −dice− se pierde en
Pero tampoco es un espacio caótico carente de reglas. Y la traducción. ¿Realmente se pierde? No lo creo. Si se per-
especialmente el ambiente cultural, como reconoce diera no existirían la literatura y el arte. El verdadero pro-
Changeux, sin duda es un mundo repleto de categorías, blema a resolver −un auténtico misterio− no es la imposi-
etiquetas y símbolos. ¿Cómo logra el cerebro codificar, pro- bilidad de traducir las sensaciones subjetivas expresadas
cesar y cartografiar el hábitat cultural? mediante el habla a los códigos neuronales que cruzan
Regresemos por un momento a los vínculos entre el Sis- nuestro cerebro. Lo que no podemos explicar es el extraño
tema Nervioso Central y la mano (amputada o no). Me sur- hecho de que sí hay comunicación y que por lo tanto la
ge una pregunta: ¿necesita el cerebro una representación de traducción funciona adecuadamente.
la mano? ¿El área del córtex donde se descubre una especie Veamos el problema de la traducción desde otro án-
de dibujo de la mano de un macaco es una representación? gulo. En 1928 el pintor surrealista René Magritte hizo un
No lo creo. No veo para qué necesitaría el cerebro una espe- experimento mental que debería interesar a los neurólo-
cie de fotografía de la mano si dispone de algo mucho me- gos. En su cuadro La traición de las imágenes vemos una

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Bartra

pipa y debajo la siguiente inscripción: «Ceci n’est pas une menor medida, se encuentra sometida a un sufrimiento más
pipe». Magritte presenta la imagen de un objeto conocido y o menos agudo, aunque sólo sea por el hecho de vivir fue-
en la etiqueta declara que «no es una pipa». Hay una con- ra de su nicho ecológico natural. El mundo en el que viven
tradicción: nuestra retina nos permite reconocer una pipa está repleto de etiquetas referidas a categorías extrañas y
pero nuestros conocimientos lingüísticos (si sabemos fran- se ven obligados a contemplar un universo altamente or-
cés) nos revelan lo contrario. Aparentemente estamos ante denado y articulado. Algunos de los simios más afortuna-
un problema insoluble de traducción: al mirar el cuadro dos fueron a dar al laboratorio de Sue Savage-Rumbaugh,
sentimos con fuerza la presencia de una bella pipa, pero en la Universidad de Georgia. Allí los chimpancés no sólo
un seco mensaje en otro lenguaje nos advierte que estamos fueron bien tratados, con afecto y comprensión, sino que
equivocados. Y sin embargo, sí hay una traducción posi- tuvieron acceso a una peculiar prótesis que les permitió
ble. Aunque aparece una incongruencia entre dos regiones comunicarse con los seres humanos, y que sustituyó la ca-
diferentes del cerebro (el córtex visual en el lóbulo occipital rencia de un aparato vocal adecuado para hablar como
y las áreas del habla en el hemisferio izquierdo), cualquier nosotros, entre otras cosas debido a que el suyo no permite
conocedor de la cultura occidental moderna intuye la pa- pronunciar consonantes. La situación de estos simios pue-
radoja irónica: evidentemente no vemos una pipa, sino una de equipararse a la de unos humanos primigenios trasla-
representación de ella, y a partir de este juego podemos rea- dados a un medio extraño y difícil, con la importante dife-
lizar muchas y muy sofisticadas especulaciones conceptua- rencia de que el Homo sapiens no encontró allí las prótesis
les sobre si el mensaje lingüístico se refiere a la cosa misma adecuadas sino que tuvo que crearlas. Los chimpancés, en
o a su imagen. El juego aquí puede servir para recordar cambio, fueron entrenados para usar tableros electrónicos
que las imágenes llegan codificadas y etiquetadas por la con teclas marcadas con unos cien símbolos. Al ser apreta-
cultura y que incluso las contradicciones pueden contener da, cada tecla se enciende y al mismo tiempo se proyecta el
mensajes que es necesario descifrar. El cuadro de Magritte símbolo correspondiente en una pantalla. Es como si nues-
nos plantea una duda: ¿para qué queremos algo que no es tros ancestros primitivos se hubiesen encontrado en el bos-
una pipa (es su representación) si podemos tener una de que un exocerebro colocado allí por algún extraterrestre
verdad para cargarla de tabaco y fumarla con deleite? ¿Para que, benévolo, les hubiese enseñado a usarlo antes de re-
qué necesitamos el arte si tenemos la vida cotidiana? Por- gresar a su planeta. Los simios en el laboratorio, forzados
que las representaciones y el arte nos permiten traducir lo por el ambiente humano y gracias a una prótesis electróni-
que parece intraducible. ca, usan recursos cerebrales que acaso no son puestos a
Hay que destacar el hecho de que una parte importan- funcionar en su medio natural. En otros laboratorios han
te, y acaso fundamental, del aparato traductor no se en- sido entrenados para usar el lenguaje de signos de los sor-
cuentra oculto en el interior del cráneo, sino que funciona domudos. De manera sorprendente, tienen habilidades para
ante nuestras mismas narices bajo la forma de un amplio comprender y pedir objetos y alimentos mediante el uso
abanico cultural integrado por lenguajes, arte, mitos, me- de símbolos, y son capaces de combinarlos y de entender
morias artificiales, razonamientos matemáticos, órdenes que representan acciones o cosas. Pero la gran sorpresa lle-
simbólicos, relatos literarios, música, danza, mecanismos gó con un joven chimpancé bonobo llamado Kanzi, que
clasificatorios o sistemas de parentesco. Es necesario ex- alcanzó a comprender unas 150 palabras después de los
plorar desde la perspectiva neurobiológica todos estos as- primeros 17 meses de enseñanza, acabó construyendo en
pectos para definir allí los mecanismos exocerebrales pre- el tablero electrónico frases con una estructura sintáctica
cisos que puedan ser la clave no sólo de las mediaciones primitiva, pudo adquirir espontáneamente habilidades
traductoras entre el lenguaje cerebral y el mental, sino ade- lingüísticas por medio de la convivencia social con huma-
más ayudar a explicar el fenómeno de la autoconciencia. nos, de la misma manera que lo hacen los niños, y fue ca-
El habla es sin duda uno de los aspectos más importantes paz de entender oraciones complejas. Sue Savage-
de lo que denomino el exocerebro, pero es necesario tomar Rumbaugh ha escrito un libro memorable donde relata su
siempre en cuenta el contexto de símbolos plásticos, ritua- conmovedora y fascinante búsqueda de habilidades
les, creencias, signos mnemotécnicos y sistemas matemáti- lingüísticas en los chimpancés. Su argumentación es per-
cos. Quiero poner un ejemplo sencillo de exocerebro basa- suasiva al afirmar que los chimpancés tienen la maquina-
do en experimentos encaminados a explorar el lenguaje de ria neuronal básica para desarrollar un lenguaje primitivo
los simios y su relación con las prótesis. y que el habla humana no es simplemente el efecto de una
Un cierto número de simios, sean capturados en su estructura innata sino el resultado de un sustrato cognitivo
medio natural o nacidos en cautividad, va a poblar los la- plástico que interactúa con un medio social. Está convenci-
boratorios de los científicos interesados en los procesos da de que la mente humana sólo difiere en grado, pero no
mentales, las redes neuronales, la biocibernética, el origen cualitativamente, de la de los simios.14 Sin embargo yo en-
del lenguaje o el estudio de diversas patologías. No es difí- cuentro una diferencia cualitativa: los chimpancés libres
cil comprender que esta población de simios, en mayor o en su estado natural no desarrollan el tipo tan complejo de

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Antropología del cerebro: determinismo y libre albedrío

lenguaje que son capaces de crear en cautividad, rodeados denominado exocerebro, puede ser un punto de partida
de un ambiente humano y con acceso a un sistema simbó- común para que las neurociencias y las ciencias de la cul-
lico que sustituye sus incapacidades. Me parece que ello tura comiencen a investigar el problema de la conciencia y
ocurre no sólo debido a la ausencia de una cultura adecua- del libre albedrío.
da, sino también debido a que no sufren los efectos de una
dependencia de ciertos circuitos cerebrales con respecto a
REFERENCIAS
las prótesis lingüísticas que les permiten comunicarse. Los
chimpancés en cautiverio dependen de los tableros elec- 1. Rapoport J. The boy who couldn’t stop wasing. The experience and treat-
trónicos en la medida en que el medio humano los obliga a ment of obsersive-compulsive disorder. Londres: Fontana; 1990.
ello. Pero no parece haber una dependencia neuronal. Son 2. Tagore R. Three conversations: Tagore Talks with Einstein, with Rolland,
capaces de usar un exocerebro lingüístico si se les propor- and Wells. Asia 1931;XXXI(3):138-143.
3. Einstein A. Citado por Prigogine, Ilya. The rediscovery of value and the
ciona, y se adaptan a su uso. Pero no tienen circuitos ner-
opening of economics. En: Dopfer K (ed.). The evolutionary foundatio-
viosos caracterizados por su incompletitud y su dependen- ns of economics. Cambridge: Cambridge University Press; 2005.
cia de circuitos exocerebrales. 4. Wegner DM. The illusion of conscious will.; Cambridge, Mass.: MIT
Como nota final, como colofón, quiero señalar que Press; 2002.
estoy persuadido de que la solución al problema del libre 5. Hauser MD. Moral minds. How nature designed our universal sense of
right and wrong. Nueva York: HarperCollins; 2006.
albedrío se encuentra en lo que he llamado el exocerebro.
6. Pinker S. The blank slate. Nueva York: Penguin; capítulo 15; 200.
Una parte del comportamiento humano logra escapar de 7. Libet B. Do we have free will? The volitional brain. Towards a neuros-
las redes deterministas de causación. Las decisiones se rea- cience of free will. En: Libet B, Freeman A, Sutherland K (eds.). Exeter:
lizan en el contexto sociocultural y bajo ciertas condicio- Imprint Academic; 1999.
nes se generan decisiones individuales que no obedecen a 8. Ibid, p. 57. La cita de Singer procede de una entrevista que le hizo H.
Flender en 1968, publicada en Writers at work (G. Plimton, ed.), Penguin
reglas deterministas. Se podría argüir que habría aquí un
Books, Nueva York, 1981.
determinismo social que, a su vez, podría ser reducido a los 9. Schwartz JM. A role for volition and attention in the generation of new
mecanismos causales ubicados en centenares, miles o millo- brain circuitry: towards a neurobiology of mental force. The volitional
nes de cerebros. Sin embargo, las diversas expresiones de brain. Towards a neuroscience of free will. En: Libet B, Freeman A, Su-
determinismo social en sus versiones extremas (del therland K (eds.). Exeter: Imprint Academic; 1999.
10. Bartra R. Antropología del cerebro. Valencia: Pre-Textos; 2006.
darwinismo social al economicismo marxista o a la
11. Rizzolatti G, Fadiga L, Fogassi L, Gallese V. Premotor cortex and the re-
sociobiología) han fracasado. Con mayor razón está desti- cognition of the motor actions. Cognitive Brain Research 1996;3:131-41.
nado al fracaso el determinismo que reduce lo social a lo 12. Ramachandran V, Vilanayur S, Blakeslee S. Phantoms in the brain. Hu-
biológico (y, si seguimos la cadena, lo biológico a lo físico). man nature and the architecture of the mind. Londres: Fourth Estate;
Las redes socioculturales que unen al colectivo de ce- capítulo 2; 1998.
13. Changeux J-P, Ricoeur P. Ce qui nous fait penser. La nature et la règle.
rebros tienen sus propias leyes, reglas, normas y estructu-
París: Odile Jacob; 1998.
ras. Es aquí donde podemos ubicar el problema del libre 14. Savage-Rumbaugh S, Roger L,. Kanzi. The ape at the brink of the hu-
albedrío, y desde aquí comenzar a entender sus dimensio- man mind. Nueva York: Wiley; 1994.
nes neurofisiológicas y biogenéticas. Este espacio, que he

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