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UNIDAD 1: Introducción (Cuerpo y territorio)

DÉBORD “LA SOCIEDAD DEL ESPECTÁCULO” CAP. 1

La separación consumada

Toda la vida de las sociedades en las que dominan las condiciones modernas de producción se
presenta como una inmensa acumulación de espectáculos. Todo lo que era vivido directamente se
aparta en una representación. El espectáculo constituye el modelo actual de la vida socialmente
dominante. El espectáculo se muestra a su vez como la sociedad misma, como una parte de la
sociedad y como instrumento de unificación. El espectáculo no es un conjunto de imágenes, sino
una relación social entre personas mediatizadas por imágenes. El espectáculo es a la vez el
resultado y el proyecto del modo de producción existente. Es el corazón del irrealismo de la
sociedad real. El lenguaje espectacular está constituido por signos de la producción reinante, que
son al mismo tiempo la finalidad última de esta producción. No se puede oponer abstractamente
el espectáculo y la actividad social efectiva. La realidad surge en el espectáculo y el espectáculo
es real. Esta alineación recíproca es la esencia y el sostén de la sociedad existente. El espectáculo
es la afirmación de la apariencia y la afirmación de toda vida humana, y por ende social, como
simple apariencia. Pero la crítica que alcanza la sociedad del espectáculo lo descubre como la
negación visible de la vida, negación que se ha hecho visible. En el espectáculo, el fin no existe, el
desarrollo lo es todo. El espectáculo es la principal producción de la sociedad actual. Allí donde hay
representación independiente el espectáculo se reconstituye. La separación es el alfa y el omega
del espectáculo. La institucionalización de la división social del trabajo, la formación de las clases.
El espectáculo moderno expresa lo que la sociedad puede hacer, pero en esta expresión lo
permitido se opone a lo posible. El origen del espectáculo es la pérdida de unidad del mundo, y la
expansión gigantesca del espectáculo moderno expresa la totalidad de esta pérdida. En el
espectáculo una parte del mundo se representa ante el mundo y le es superior. El espectáculo
no es más que el lenguaje común de esta separación. Lo que liga a los espectadores es un
vínculo irreversible con el mismo centro que sostiene su separación. El espectáculo reúne lo
separado, pero lo reúne en tanto que separado. El trabajador no se produce a sí mismo, produce
un poder independiente. El espectáculo es el capital en un grado tal de acumulación que se
transforma en imagen.

LEVIS “TIEMPO LIBRE/ TIEMPO ATRAPADO”

El empleo del tiempo

El tiempo es un bien disponible por igual para todos que puede ser utilizado para realizar diversas
actividades según cada persona y situación.
Durante el siglo XIX la revolución industrial provocó transformaciones trascendentales en varios
aspectos (trabajo, comercio, educación, relaciones personales, y vida familiar). Y éstas provocaron
cambios en el uso tradicional del tiempo. En el transporte la red de ferrocarriles y la navegación a
vapor generaron una nueva percepción de las distancias al reducir la duración de los trayectos. El
telégrafo, el teléfono y otras innovaciones tecnológicas también generaron una nueva percepción
de la transmisión y recepción de información, reduciendo el tiempo necesario para ello. Esto
siguió mejorando en el siglo XX, tanto en el transporte como en la comunicación (social y
personal). Durante los últimos dos siglos, avances tecnológicos y científicos en diversas áreas
(medicina, física, etc.) provocaron importantes mejoras en la calidad de vida, aumentando la
densidad/duración del tiempo vivido (se reduce el tiempo necesario para realizar tareas cotidianas
y es posible hacer más actividades en ese mismo lapso), además de prolongar la esperanza de
vida.
La vida transcurre siempre en presente, en un continuo deslizarse entre el pasado y el futuro, que
pertenecen al ámbito del pensamiento, no de la acción (como el presente).
Las actividades cotidianas pueden reagruparse (según G. Richeri) según el grado de autonomía
para elegir cuándo, cómo y cuánto tiempo dedicarle.

 Tiempo necesario: para actividades indispensables (comer, dormir, etc.).


 Tiempo obligado: para actividades con estructura rígida prefijada por otros (escuela,
trabajo, etc.).
 Tiempo vinculado: para actividades ocasionales pero con horarios prefijados (trámites
administrativos, judiciales, etc.).
 Tiempo libre: para actividades a decisión autónoma de cada uno (mayormente).

Breves apuntes sobre el concepto de ocio

La definición de ocio implica la utilización del tiempo libre sin coacciones ni obligaciones de ningún
tipo. El ocio tradicionalmente era asociado a la riqueza y prosperidad, pero con el avance
tecnológico dejó de ser un privilegio. El ocio configura el estilo de vida de las sociedades
avanzadas. El tiempo libre o de ocio, controlado por las industrias de la diversión es tiempo
destinado al consumo, con valor mercantil (aumento continuo de beneficios económicos de las
empresas).

Trabajo y tiempo libre

Durante el siglo XIX el ocio y el progreso social eran considerados contradictorios. Pensadores
como Marx y Saint Simon lo asociaban con la holgazanería. Otros como Paul Lafargue lo
consideraban un beneficio para el humano, y hasta una motivación para los trabajadores. Como
primer paso Lafargue plantea la necesidad de reducir la jornada laboral a un máximo de tres horas
diarias, considerándolo beneficioso para la productividad humana. Durante el siglo XX Bertrand
Rusell afirma que la educación debe ayudar al ser humano a usar con inteligencia su tiempo libre,
pues el deseo de reducir las jornadas de trabajo sigue vigente. Aumentar el tiempo libre para
mejorar al ser humano, no para alienarlo (condicionarlo).

Compra y venta de un bien no renovable

El mercado de trabajo puede contemplarse como un mercado de compra y venta de tiempo, en el


que los trabajadores buscan mayor pago por jornadas más cortas (para cubrir necesidades y más
tiempo libre), y el contratante busca obtener más tiempo del empleado al menor costo.

El aumento del tiempo libre

Como consecuencia de la reducción de horas diarias de trabajo y la introducción de vacaciones


pagas (por primera vez en Francia en 1936, gobierno de León Blum), se produjo un aumento del
tiempo libre en posesión de los trabajadores.

El mercado del tiempo libre

El tiempo libre es un insumo básico para las industrias de entretenimiento y de la comunicación


(pilares del sistema socioeconómico contemporáneo). Durante el último siglo (a medida que se
fue liberando tiempo del trabajo productivo) se ha producido una progresiva mercantilización
de las actividades para el tiempo libre. Desde la década de 1980 la televisión, busca imponer
modalidades aranceladas, que aumentan los beneficios del tiempo del público. Todos los bienes o
servicios destinados al uso de nuestro tiempo libre deben ser ofrecidos sólo si aumentan el
consumo. El entretenimiento, y por extensión el ocio, se asocia con el espectáculo y la diversión.
Todo es presentado como divertido. (Debord). El uso del tiempo libre se convierte en una
“obligación” de “divertirse”. Divertirse = consumir. Acá se crea una paradoja entre la promoción
del entretenimiento y la diversión, y los principios morales de la sociedad industrial. Una
incompatibilidad entre el placer (ocio, que genera consumo), y la ética (trabajo, que es necesario
para ofertar al consumidor).

La dualidad de los medios: gestión del tiempo y cronofagia

 Tratamiento y gestión del tiempo: la densificación de la “duración” es una característica


común a todos los medios desde la escritura, que permite acceder a testimonios de
hechos, etc., originarios de otro espacio y otro tiempo. Los medios digitales, las
tecnologías informáticas mejoran el uso y aprovechamiento del tiempo, aumentando el
tiempo libre.
 Cronofagia: los medios de comunicación necesitan del tiempo libre de los usuarios. Deben
apropiarse del tiempo, en distintos niveles según los medios: apropiación liviana
(demandan poca o nula atención, simultaneidad con otras actividades; la radio),
apropiación media (mayor atención, simultaneidad con otras actividades; la televisión) y
apropiación intensa (toda la atención para que sus contenidos terminen de adquirir
sentido; videojuegos).

Tiempo atrapado, tiempo prisionero, tiempo liberado

Las empresas de medios y del sector de tecnologías de la comunicación buscan desde hace varios
años apoderarse también del tiempo obligatorio (trabajo, estudio), del tiempo vinculado (trámites)
y de tiempo residual (tiempo de viajes). Esto para que todo el día sea económicamente rentable,
no solo el ocio. Las computadoras y el teléfono celular son ejemplos de tecnologías informáticas
que están cambiando hábitos: el lugar de trabajo es invadido por actividades lúdicas y los espacio
tradicionales de descanso y ocio se convierten en extensiones de los espacio laborales (tiempo
libre invertido en consumir “entretenimiento”). En primeros años del siglo XXI se ha acentuado la
disolución de los principios de la era industrial, al unificar el Internet, el trabajo, el
entretenimiento, etc. Y las redes inalámbricas favorecen el nomadismo y la inmediatez. Cautivo de
la lógica mercantil, el “tiempo libre” deja de serlo, se convierte en prisionero, generando
compulsión por “estar activo”, según el mercado. Un verdadero tiempo libre es uno utilizable en
un ocio cultural y socialmente enriquecedor, en el que no haya que pagar para sentirse pleno, en
el que se pueda elegir no hacer nada sin sentirse en falta, un tiempo liberado.

UNIDAD 2: El cine (Luz y electricidad)


BENET LA CULTURA DEL CINE CAP. 1 Y 2

CAPÍTULO 1: El arte de nuestro tiempo

El mundo sincronizado

El 1 de julio de 1913 se lanzó desde la Torre Eiffel la primera señal horaria mundial. Esta nueva
experiencia del tiempo y del espacio no ha de ser entendida únicamente como fenómeno social e
histórico, sino que también como un cambio en la vida cotidiana (trabajo-ocio, etc.). En este
contexto, aparece el cine en 1895, con películas icónicas como La villa solitaria, que es un ejemplo
sofisticado del montaje: líneas de acción que se desarrollan en dos espacios distintos, en un mismo
tiempo (simultáneo); intensificando la emoción de los espectadores. También presenta una puesta
en escena sumamente interesante, dando igualmente la idea de simultaneidad.

Una máquina más

El cine es una creación de la técnica y de la vida modernas con las características típicas de los
aparatos de la revolución industrial. En 1659 se generalizó el uso de la linterna mágica, un
aparato proyector con lentes que utilizaba luz dirigida para ampliar imágenes pintadas en placas
de vidrio. Éste y otros aparatos ópticos convivieron en la 2º década del s. XIX con otros
espectáculos como los panoramas en donde el público se sumergía en un espacio abierto a todo
tipo de escenografías visuales. A partir de 1838 se popularizaron los daguerrotipos por Daguerre,
que posteriormente permitirían el desarrollo de la cámara fotográfica. Entre otros aparatos de
rápido desarrollo en el s. XIX, se fueron asentando las bases para lo que después conoceríamos
como cine.

Inventores del movimiento

Con el perfeccionamiento de la cámara fotográfica a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX se
abrió un nuevo mundo para la observación del movimiento de los cuerpos. Marey utilizaba el fusil
fotográfico para captar el movimiento de animales y personas. En 1888 George Eastman sacó la
cámara kodak, que imprimía las imágenes sobre rollos de papel sensible, que pasó a utilizar
celuloide transparente para 1889. E inmediatamente de este sistema, se pasó al kinetoscopio
(Edison), a través del cual se podían observar fotografías en movimiento a través de una mirilla. En
1895 Edison ya trabajaba en el kinetofono, combinando dos de sus inventos: kinetoscopio y
fonógrafo. Sin embargo, el aparato era individual, había una falta de proyección que más adelante
sería lograda por los hermanos Lumière con el cinematógrafo (28 diciembre de 1895).

Escritura y visión del movimiento

En 1896 aparece el vitascopio (Edison), con contenido similar al del kinetoscopio:


representaciones de momentos intensos y fascinantes. Los Lumière, en cambio, mostraban con el
cinematógrafo imágenes en general referidas a la vida cotidiana.
Había un comentarista que daba explicaciones necesarias para entender las imágenes; la música
podía estar presente. Las salas de proyección eran provisionales; no había completa oscuridad ni
tampoco silencio.

Conclusión: la experiencia de la modernidad y el arte de masas

La experiencia cultural del tiempo y el espacio sufrió transformaciones importantes en los avances
técnicos entre 1880 y la Primera Guerra Mundial. El cine tuvo tanto éxito porque, si bien era una
máquina más, logró reconocimiento como testigo de acontecimientos fundamentales del siglo, y
como productor de obras de arte. También caracterizado por constantes cambios de luz, o por las
descomposiciones espacio-temporales, iba evolucionando conjuntamente con los diversos campos
artísticos según su época. El cine es vinculado con la modernidad por: estar relacionado con las
nuevas formas de vida urbana de espectáculo, entretenimiento y ocio; tener como objetivo el
cuerpo humano; tener un público masificado, que busca consumir nuevas formas de diversión;
deja indefinidos los límites entre la realidad y la representación.

CAPÍTULO 2: Los márgenes de la narración fílmica

Ir al cine

Antiguamente, tenía telón ya que la pantalla blanca era un tabú, y su presencia habría hecho
patente lo artificioso. Desde los años diez el aparato (proyector) va familiarizándose pero las
imágenes muestran cada vez cosas nuevas. La energía que ponía en movimiento la mecánica del
proyector todavía provenía del brazo del operador, que podía alterar la velocidad de la proyección
dependiendo del paso de la manivela de la cámara, y de los momentos de la trama de la película.
La interacción del público con el maquinista era un fenómeno habitual.
Entre 1905 y 1908 se produce el boom de los nickelodeons en EEUU (salas exclusivas de cine).
Este se relaciona con la vida urbana, la administración de los tiempos de ocio, y la adquisición de
nuevas costumbres. Diez años después se vuelve una diversión habitual. Las grandes compañías
europeas abren delegaciones en EEUU, entre ellas la francesa Pathé Frères (la mayor), o la
pequeña George Meliès.
Pronto salieron máquinas similares a la Vitascope de Edison al servicio de otras compañías, que
provocaron juicios por plagio. Por eso Edison terminó creando la Motion Pictures Patent
Company en 1908, que restringía el uso de máquinas cinematográficas a una serie de compañías
que pagaban por ello: Pathé, Meliès. Construyéndose así un oligopolio, pronto surgieron
compañías que se rebelaron contra este dominio, las llamadas independientes.

La atracción de la imagen

Desaparece el telón, y tanto el operador como el proyectar pasan a estar ocultos, incluyendo una
mejora en la calidad de proyección. Las imágenes tenían un carácter mostrativo, mostrándose
momentos espectaculares, incluido el sexo y la violencia; denominado esto por Tom Gunning
como cine de atracciones. Esta idea persiste hasta 1906, para pasar a incluir el factor de ficción, y
más adelante, de narración. Sin embargo, la estética de atracciones dio lugar al destaque de
Meliès, impulsor de trucos y efectos fantásticos (apariciones, desapariciones o transformaciones
de personajes). En 1896 creó una compañía de producción que se extendió internacionalmente.

La película cuenta

El paso de los anuncios: “La película muestra”, a “La película cuenta”. Fenómeno histórico. Técnica
denominada “fermata”: cuando los personajes recorren espacios cuyos umbrales están
claramente definidos, facilitando la orientación al espectador. Dos elementos esenciales: adecuar
la máquina (cinematógrafo) a la narrativa, permitiría que el cine se convirtiera en un fenómeno de
primera magnitud social en el s. XX.

Tradiciones narrativas y tradiciones espectaculares: el proceso de integración

La narración fílmica aparece como proceso histórico en el que convergen diferentes tradiciones
que apoyan y conducen esa experimentación. El tipo de narración de difusión masiva (tradición
narrativa) pasó pronto al cine, con características de la literatura popular. Por los años 10 y hasta
los 20, estas características son más o menos determinantes en la narración fílmica, pero la
tradición literaria (realista o popular) no es más que una de las que convergen en este momento y,
probablemente la más importante. Por otro lado, está la tradición del melodrama (tradición
espectacular), género teatral moralista que comienza en la Revolución Francesa. Es como la
condensación de todos los géneros posibles. Entonces una parte de la narración fílmica se
desarrolló a partir de modelos teatrales o espectaculares no novelescos. También se agrega la
concepción visual del filme: la iluminación a partir de la luz eléctrica.

DARLEY CULTURA VISUAL CAP.2

Genealogía y tradición: el espectáculo mecanizado como entretenimiento popular

Formas de entretenimiento popular y cine

La modalidad característica de la representación visual es la de la imagen en movimiento. Dos


aspectos fundamentales de la evolución cultural del siglo XIX: formas de entretenimiento y
diversiones populares en ese período; y evolución de los aparatos ópticos y otras tecnologías
como formas de representación visual.
Entretenimientos espectaculares

A finales XVIII, iniciaron las formas comerciales de entretenimiento popular. El circo fue uno de
los pilares del entretenimiento popular y comercial moderno. Estas formas eran concebidas para
estimular y atrapar al ojo, con actuaciones y efectos espectaculares: acrobacias, magia, escapismo,
acompañadas de trucos y efectos especiales. Ya que era lo espectacular y lo sensacional lo que
invariablemente llenaba los teatros.

Ilusiones ópticas: fantasmagoría y diorama

En general las formas de representación tenían en común el rasgo de formas espectaculares, que
producían una fuerte estimulación visual. La fantasmagoría era un tipo de espectáculo de linterna
mágica. Presentaba una naturaleza de ilusiones y de trucos escénicos, conjurando espíritus y
fantasmas ante los atemorizados espectadores. El diorama desde comienzos del s. XIX, en
cambio, tenía éxito por el realismo, representando al mundo natural. Sus pioneros Daguerre y
Bouton. Al incorporarse la iluminación, unida a la pantalla traslúcida, provocó una nueva
dimensión en escenas realistas.

El cine y el Luna Park

El cine de los primeros tiempos y el parque de atracciones aparecieron conjuntamente a finales


del siglo XIX, como las últimas innovaciones dentro de una tradición de formas populares de
entretenimiento. A finales del s. XIX, la forma predominante fue el “carnaval institucionalizado”. A
los espectadores los atraía y estimulaba para participar de forma activa, contribuyendo a la
representación. El parque era un entretenimiento basado en atracciones.
Los avances industriales en mecánica e ingeniería mecánica desembocaron directamente en las
formas vehiculares y cinéticas del parque de atracciones. A finales del siglo el parque de
atracciones abarcaba una mezcla de atracciones mecánicas, ópticas y en vivo.

El espectáculo desplazado

En el s. XX, la película de trucajes es sustituida por el film narrativo, se pasa de lo fantástico al


realismo y caracterización de personajes. La radio contribuyó a volver todavía más marginal el
espacio que ocupaban las modalidades de espectáculo y de estimulación directa. La comodidad de
la radio, sólo podía no ser tan potente por su falta de imágenes, pues ésta introdujo un claro
elemento de diversidad en su programación. La televisión sí que fue una amenaza directa para
Hollywood: tenía la sensación de inmediatez y la diversidad de géneros de programas de la radio y
películas. Era tan cómoda como la radio pero con imágenes. Ambos contribuyeron al
debilitamiento del espectáculo concebido como pura estimulación, como asombro o como mera
búsqueda de sensaciones e ilusión.

FURELOS POR QUÉ VER Y HACER VER CINE ARGENTINO

El cine: expresión artística y comercial en pleno desarrollo


El cine surgió a fines del siglo XIX y tuvo su mayor desarrollo durante el siglo XX. El cine es un arte
total, que contiene y abarca todas las otras artes y todas las manifestaciones del pensamiento.

La experiencia del espectador

La “catarsis” también se manifiesta en la expresión cinematográfica. A través de la identificación,


el espectador de cine se compadece del protagonista y sus circunstancias y al identificarse
comprende que aquello que le ocurre al personaje podría ocurrirle a él.

La transmisión de modelos culturales

El cine, además de ser una herramienta de expresión artística y un poderoso mecanismo de


captación de la atención humana, ha cumplido diversas funciones como transmisor de valores,
ideas y conocimientos. Las denominadas comedias blancas o rosas de la época de oro del cine
argentino marcaron una época transmitiendo a sus consumidores, las costumbres, los hábitos, los
valores y las creencias de un modelo cultural. Es decir la mentalidad de un grupo social, que
implica la forma adecuada de comportarse y sentir en una determinada época y contexto.
Juan José Sebreli explica en sus textos que las estrellas de cine de la época de oro en Argentina se
constituyeron en el modelo a seguir por la clase media y la clase obrera. A finales del siglo XIX y
principios del siglo XX, la pequeño-burguesía se había interesado en los hábitos y costumbres de la
clase alta, centrando su interés en el modelo de las estrellas de cine como Mirtha legrand y Zully
Moreno. El hombre es el que da sentido a la mujer, puesto que toda mujer necesita un hombre
para alcanzar su realización, en el seno del hogar y a través de la constitución de una familia. Estas
comedias eran de los años 40 y 50, y reforzaban los valores de esa época.
En los años 60 un grupo de jóvenes directores comienza a filmar por fuera del sistema industrial y
aparece el denominado Nuevo Cine Argentino. Este grupo abordó problemáticas sociales como la
búsqueda del amor, la constitución de la pareja y la realización personal, con una mirada realista y
planteando modelos alternativos. Los directores del Nuevo Cine Argentino realizaron obras que
abordan y reflejan los conflictos de la pequeña y alta burguesía urbana desencantada. Este Nuevo
Cine produjo una ruptura de los valores que el cine transmitía por entonces, de la mano de uno de
los renovadores del género que fue Leopoldo Torre Nilsson, que describe y critica la decadencia
moral de la alta burguesía y las represiones y frustraciones de la sociedad en general. De su mano
surgirá su mayor discípulo, el actor Leonardo Favio. Este retrata personajes marginales y anónimos
que padecen, sostienen y hasta reivindican la represión, la moral hipócrita y el autoritarismo del
Estado, la educación, la religión, la sociedad, a través de hábitos y costumbres generados en el
ámbito familiar. A partir de la dictadura se produce el exilio y desaparición de realizadores y
actores, pero las películas producidas durante la dictadura tiene mucho que develarnos por lo que
dicen y por lo que callan.

Un cine con identidad cultural

El cine continúa mostrando la realidad actual, adhiriendo o rechazando determinados valores o


maneras de ser. Por ejemplo en la película “Derecho de familia” de Daniel Burman, estrenada en el
año 2006 aparece un modelo de pareja que comparte la crianza del hijo, en un matrimonio en que
ambos cónyuges trabajan y se desarrollan profesionalmente. En esta película de corte realista el
que manifiesta su interés por llegar al casamiento es el hombre. Con el ingreso al siglo XIX
aparecen abiertamente la homosexualidad, lo hijos fuera del matrimonio, la fecundación in vitro,
las drogas, el divorcio, la libertad sexual y el cambio de parejas, en el marco de comedias
románticas y enredos. En los últimos años han aparecido realizadores que profundizan en
conflictos propios de nuestra época y nuestra región. Estos nos permiten reflexionar sobre nuestra
realidad en nuestro propio idioma en el marco de nuestra propia cultura.
El cine testimonia cuáles fueron los roles que los diferentes grupos ocuparon en la pantalla
cinematográfica como manifestación de la pantalla cinematográfica como manifestación de su
lugar en la sociedad. Entonces ¿por qué ver cine argentino? Para pensarnos a nosotros mismo.
¿Por qué hacer cine argentino? Para expresarnos a nosotros mismos. El cine es una poderosa
herramienta de reflexión sobre nosotros mismos, sobre nuestras búsquedas y necesidades
individuales y sociales.

LEVIS LA COMUNICACIÓN Y LOS MEDIOS

Comunicar significa poner o tener alguna cosa en común, sin prejuzgar este “alguna cosa” ni las
vías utilizadas para su transmisión, ni los individuos, grupos u objetos que participan en este
intercambio. La condición primaria de la convivencia es la “creación” y uso de un lenguaje. En la
vida social abundan los mensajes (verbales y no verbales) de escaso valor informativo pero de gran
contenido relacional. Se está en comunidad porque se pone algo en común a través de la
comunicación. Comunicar representa el paso de lo individual a lo colectivo y es condición
fundamental para toda vida social.

La escritura

El lenguaje hablado es el principal medio natural que tenemos para comunicarnos con los demás.
La palabra escrita abrió la posibilidad de transmitir y conservar mensajes a través del tiempo y del
espacio. La escritura dio paso a una memoria fija y externa.

La imprenta: el nacimiento de la industria de la cultura y la comunicación

No fue hasta la creación por Gutemberg de la imprenta de tipos móviles de metal en Europa a
mediados del siglo XV cuando todo el potencial transformador de la escritura se puso de
manifiesto. La imprenta permitió su definitiva consolidación como técnica de fijación y transmisión
del conocimiento. El nuevo sistema de impresión se expandió velozmente y en menos de treinta
años la mayor parte de los países europeos contaban al menos con una imprenta. La imprenta
facilitó los intercambios comerciales. El libro impreso dio origen a una industria que hizo de sus
ganancias una fuerza impulsora de la cultura y favoreció la difusión del saber fuera del restringido
ámbito de la Iglesia. Hizo posible la difusión de nuevas ideas y fomentó la creación literaria.
A pesar de tales progresos de alfabetización propiciados por el libro, aún hoy se registran grandes
cifras de analfabetismo.
Las gacetas: la primera prensa periódica

Durante el siglo XVI la conquista de América y la apertura de nuevas vías marítimas hacia Oriente
impulsaron un importante incremento de los intercambios mercantiles y una transformación
radical en el comercio europeo. La dinamización de la actividad comercial generó un aumento en
las necesidades de información lo cual propició la publicación en Alemania, Holanda, Francia e
Inglaterra de las primeras gacetas periódicas de noticias. La industria de la información
comenzaba. En 1660 en la ciudad alemana de Leipzig nace el primer diario. Pero será durante el
s. XVIII, junto con el inicio de la revolución industrial, cuando la prensa empieza a crecer con
mayor impulso. Los diarios empiezan a ser una fuente importante de noticias rápidas y regulares
imprescindibles para el desarrollo de la actividad mercantil. Los periódicos comenzaron a incluir
comentarios e informaciones sobre política y cultura, ensayos y otros tipos de textos literarios. Los
diarios convirtieron a la prensa en un activo e influyente protagonista de la vida social. El gobierno
revolucionario francés instala en 1794 la primera línea de telégrafo óptico o aéreo, que consistía
en la transmisión de señales mecánicas repetidas entre puestos de observación situados a una
determinada distancia y captadas mediante el uso de binoculares. La idea predominante en las
autoridades revolucionarias era en realidad, exclusivamente militar. Durante las primeras décadas
del siglo XIX, el telégrafo óptico se extendió a través de diferentes países de Europa y por los
Estados Unidos. La telegrafía aérea trasciende al sistema técnico, como punto de partida de los
posteriores sistemas de telecomunicaciones. Por primera vez un mensaje podía ser transmitido de
una manera fiable en un lapso muy corto de tiempo a través de cientos de kilómetros. Durante la
primera mitad del siglo XIX hubo una aceleración radical en la transmisión de la palabra y en la
velocidad del transporte de mercancías y de personas que propiciaron el desarrollo de la sociedad
de masas.

El telégrafo eléctrico: un fructífero paradigma técnico

El desarrollo del telégrafo eléctrico a partir de 1832 estableció por primera vez la posibilidad de
comunicarse a distancia de un modo instantáneo. El telégrafo inauguró un nuevo paradigma de la
comunicación a distancia basado en la transmisión de impulsos eléctricos. En sus poco más de
150 años de existencia, nacieron sucesivamente el telégrafo, el teléfono, la radiodifusión, la
televisión y las redes telemáticas. El telégrafo contribuyó al desarrollo de las grandes agencias de
noticias, surgidas alrededor de la prensa popular a partir de la década de 1830. Gracias a las
agencias, los diarios podían tener un acceso rápido y barato a informaciones provenientes de sitios
distantes. El contenido de las publicaciones adquirió un carácter menos local y más mundano;
hicieron que la prensa se acercara a lo lejano y se alejara de lo cercano. Las innovaciones
tecnológicas (siglo XIX) en el campo de la impresión, la fabricación de papel y los niveles de
alfabetización conseguidos a finales de siglo entre la población urbana, propiciaron un crecimiento
espectacular en la circulación de la prensa diaria. Era la hora de la prensa de masas.
La voz se separa del cuerpo

La invención del teléfono en 1876 había representado un salto trascendental en la historia de la


comunicación. Mediante la transmisión eléctrica del sonido, abrió la posibilidad de que dos
interlocutores situados en lugares diferentes mantuvieran una conversación desafiando las
barreras del espacio. El fonógrafo, inventado por Edison en 1877, permitía grabar y reproducir la
voz humana, estaba concebido para enviar mensajes orales a lugares a los que no llegaba la red
telegráfica o para ser utilizado como dictáfono. Sin embargo, ninguno de estos usos llegó a
imponerse nunca. El público deseaba más escuchar música que grabar mensajes. De hecho en
1888, Emile Berliner puso a punto un aparato para la reproducción de música: el gamógrafo o
máquina de discos. A pesar de que Edison inicialmente se había opuesto a la utilización del
fonógrafo para un uso distinto al que había previsto, terminó por aceptar su error y a mediados de
la década de 1890 su máquina hablante dio paso a una máquina musical adaptada al uso
doméstico. La voz alcanzó una nueva dimensión que le permite atravesar las barreras del tiempo y
del espacio.

La radio: sonidos a través del aire

En 1887, Heinrich Hertz (1857-1894), construyó un aparato capaz de producir y detectar ondas
electromagnéticas capaces de propagarse en el aire, funcionando como un principio técnico para
después transmitir sonidos e imágenes de un continente al otro. El primer paso fue la telegrafía
sin hilos puesta a punto por el físico italiano Guglielmo Marconi (1874-1937) entre 1894 y 1897,
que permitía enviar y recibir a distancia mensajes en código morse a través de las ondas
hertzianas. La próxima etapa era la transmisión inalámbrica de la voz humana (finales de 1906).
Este objetivo empezó a lograrse gracias al éxito de experimentos de Lee de Forest (1873-1961),
personaje fundamental en la historia de la radiotransmisión, quien inventó el tubo de vacío (o
válvula), clave para la fabricación de receptores y emisoras de radio más potentes y fiables, y
punto de partida de la electrónica. En la Argentina la primera emisión radiofónica tuvo lugar el
27 de agosto de 1920. Se transmitió completa la ópera Parsifal de Wagner desde el teatro Coliseo
de Buenos Aires utilizando tecnología desarrollada por ellos mismos. La radiodifusión impulsó
cambios importantes en el uso del tiempo libre y representó un vehículo fundamental para la
integración social de amplias capas de la población en particular de los inmigrantes y de la
población plural. Uno de los mayores problemas fue la financiación de las emisiones. En Argentina
o en Estados Unidos, la solución fue la inclusión de la publicidad. En Europa, se concibe a la
radiodifusión como un servicio público. La publicidad se convirtió de este modo en uno de los ejes
centrales de la programación radiofónica.

Fotografía, cine y televisión: imágenes para consumir

El consumo es promovido y asumido como una forma de vida deseable, lo cual hace que la
publicidad adquiera una dimensión política directa. En el universo creado por la publicidad la vida
de las personas gira alrededor de la necesidad de satisfacer la necesidad de comprar bienes y
servicios diversos, aquellos vinculados con la comunicación y la cultura. La rápida implantación de
la televisión a partir de las décadas de 1950 y 1960, fue un elemento decisivo para la propagación
definitiva de los valores consumistas. La televisión, vehículo ideal de la publicidad y principal
medio de información y distracción para millones de personas de todo el mundo, elemento central
de la sociedad contemporánea de consumo masivo. La tecnología electrónica de la televisión se
desarrolló durante las décadas de 1920 y 1930 y las primeras emisiones regulares se iniciaron en
1936 en Inglaterra. Desde su aparición, la televisión comercial se insertó de un modo natural. El
televisor a partir de su aparición, reemplazó a la radio como referente técnico del hogar y se
convirtió en el centro del entretenimiento familiar. La televisión llevó al ámbito doméstico la
magia de la imagen en movimiento, hasta entonces reservada al cine, y así, en un abrir y cerrar de
ojos, cautivó al público. La invención del cine a finales del s. XIX, se dio tras una búsqueda de
realismo cuya primera gran expresión fue la perspectiva renacentista, y cuyo camino tiene
continuación en la fotografía (que fijó los trazos de la luz por medio de procedimientos químicos).
La primera proyección fue el 28 de diciembre de 1895, por los hermanos Lumière (Auguste y
Louis), en París. Gracias al aparato del cinematógrafo, que era cámara, proyector e impresora a la
vez. La fotografía fue uno de los mayores logros del siglo XIX; un puente en el tiempo y en el
espacio. Pero, el desarrollo de las técnicas de foto-impresión y de las cámaras portátiles de
película flexible, la popularizó en la década de 1880. El cine incrementó la ilusión realista de la
fotografía, a pesar de funcionar como un espectro que necesita de la luz para hacerse presente. A
finales del siglo XIX, a los espectadores les atraía especialmente ver el reflejo de su realidad
cotidiana. El cine, que nació mudo y en blanco y negro, como espectáculo comenzó a desarrollar
un lenguaje propio. En 1920 había alcanzado gran autonomía desde que George Melies inventó
el trucaje cinematográfico en 1896. Fue así el primer arte nacido en la era del capitalismo, y la
modalidad más extendida de diversión comercial. Pero donde el cine habla de pasado en presente
la televisión en directo impone el presente inmediato.

Híper-conectados: Medios de comunicación a principios del siglo XXI

A finales de los 40 y comienzos de los 50 la televisión comenzó a adueñarse del entretenimiento


doméstico (en Argentina, comenzó en 1951). Aparecieron en ese período el disco de vinilo y el
tocadiscos eléctrico, que lograron que la industria discográfica remontara (junto con el nacimiento
del rock en 1955) después de la despopularización de los años 20 por culpa de la radiodifusión. A
finales de 1954, el receptor portátil volvió a la radio móvil e individual. Entre 1948 y 1953 cayó la
popularidad del cine por la televisión. Por eso se buscó remontar con la introducción de la pantalla
gigante e incluso con el cine tridimensional (tras la curiosidad inicial, no tuvo éxito). En 1956 se
creó el magnetoscopio, aparato que permite registrar y editar imágenes televisivas, dejando de
estar la televisión encadenada al directo. Las computadoras nacen por el año 1945. En ese
período se inaugura la era de la tele-informática o telemática. En 1957 la Unión Soviética lanza el
Sputnik (1º satélite artificial); a mediados de los 60 los satélites de comunicación permiten la
transmisión televisiva en directo y hablar por teléfono a miles de kilómetros de distancia, y el
acceder a las redes telemáticas. En 1953 la televisión a color. La industria del disco creció mucho
por el éxito comercial de las propuestas musicales surgidas de los movimientos juveniles (beatnik y
hippie), en que los jóvenes crecieron socialmente. En 1965 llega el Early Bird, primer satélite
comercial de telecomunicaciones que inaugura las retransmisiones televisivas transcontinentales
en directo y mejora sustancialmente la calidad. En 1969 la primera red de transmisión de datos
entre ordenadores “Arpanet”, base para el “internet”. En 1971 el primer micropensador o
microchip, fundamental para la reducción del tamaño de las computadoras y otros aparatos
electrónicos. Fueron decisivos para la microinformática. Las computadoras se volvieron habituales
en oficinas, etc. Pero aún no en el ámbito doméstico. Fue en la década de 1980 en que fue esto
posible, con el lanzamiento comercial en 1981 de la computadora personal, tras introducirse la
informática en casi todos los ámbitos gracias al progreso de micropensadores. En ese período se
creó la edición de films, recurriendo a imágenes generadas por computadora para efectos
especiales. En 1979 el disco compacto musical, que luego de un par de años dejó en olvido el de
vinilo y el casette. En la década de 1980 los medios de masa crecieron como negocio, para ocupar
un espacio creciente en la actividad económica. Hacia finales de la misma década, la telefonía
comenzó a hacerse móvil (celular como máquina integral de comunicación interpersonal y social)
y la televisión multicanal por cable se extendió. En los noventa, marcados por el fin de la Guerra
Fria, comienza la nueva sociedad de la información. La gran red telemática Internet, surgida a
principios de los 80, explota en este período como medio multifuncional, instantáneo y “portátil”.

LEVIS LA PANTALLA UBICUA CAP. 2: NOTAS DEL CINE

El cine, al restituir el movimiento natural de los seres y de las cosas, incrementó la ilusión realista
de la fotografía. Sin embargo, mientras en la foto la imagen se hace materia, la imagen proyectada
es impalpable y fugaz. Un espectro que necesita de la luz para hacerse presente. En el cine el
tiempo es un fluir ajeno al del tiempo originario de la toma. Donde la foto refleja un instante
capturado, el cine presenta un tiempo propio hecho de la suma de fracciones de tiempos
(pasados) diferentes. Una abstracción que siempre se manifiesta ante los ojos del espectador en
presente y que, paradójicamente, no afecta a la ilusión realista de las imágenes. El espectador,
testigo y copartícipe de lo que sucede en la pantalla, “comprende cerebralmente la irrealidad de lo
que ocurre, pero lo observa como si se tratara de un objeto real”. A los espectadores de las
primeras proyecciones cinematográficas de finales del siglo XIX les atraía especialmente ver en la
pantalla el reflejo de su realidad cotidiana. Pero fue un hechizo pasajero. Pasada la curiosidad
inicial, la nueva maravilla técnica encontró en el espectáculo su camino de éxito, que lo apartó de
otras aplicaciones prácticas, técnicas o científicas que entonces hubieran parecido naturales. El
cine, que nació mudo y en blanco y negro, como espectáculo comenzó a desarrollar un lenguaje
propio, continuación de la tradición escénica del teatro de variedades, del circo y del music-hall.
Un lenguaje que a comienzos de la década de 1920 había alcanzado ya un alto grado de
autonomía y de madurez expresiva gracias a la suma de diferentes innovaciones que se fueron
sucediendo desde que Georges Meliès (Francia 1861-1938) inventó el trucaje cinematográfico en
1896, pocos meses después de la primera proyección pública de los hnos. Lumière. Muchas de
estas aportaciones iniciales confluyeron en la obra de David W.Griffith (Estados Unidos 1875-
1948). Sus películas “El Nacimiento de una Nación” de 1915 e “Intolerancia” de 1916 marcan un
antes y un después en la historia del cine. Y posiblemente en la historia cultural de la humanidad,
pues del enriquecimiento formal del film no sólo nació un nuevo arte, “sino también un hombre
con una nueva sensibilidad, un nuevo talento y una nueva cultura”.

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