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TEORÍAS Y SISTEMAS PSICOLÓGICOS IV

TALLER

xxxxx
DOCENTE: xxxxx

UNIVERSIDAD DE xxxxxxxx
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
MEDELLÍN, 8 DE AGOSTO DE 2019
Con base el texto "Contextualización Histórico-Cultural de los Tratamientos Psicológicos, de
la Antigüedad a 1900", dar cuenta, en equipos conformados por parejas, los siguientes
puntos.

1.Expliquen las razones por las cuales los tratamientos psicológicos constituyen una
parte del entramado cultural en que tienen lugar.

Los tratamientos psicológicos cumplen una función social en tanto responden a las
demandas no solo de los pacientes, también de la sociedad (Ávila , A., Rojí, B. & Ángel , L.
2014, p. 28). Por un lado se encuentran las relaciones interpersonales del paciente y por otro
las dinámicas sociales en las que se encuentra inmerso, donde hay todo un entramado de
creencias, actitudes, valores y demás comportamientos y costumbres estandarizados
socialmente, en donde la psicología se sumerge y participa en construcción con el otro.

Las tradiciones, creencias, reglas y demás, son dinámicas a través del tiempo, así
mismo lo es la psicología que tiene como uno de sus tantos intereses la comprensión del otro,
siendo los tratamientos psicológicos una práctica sociocultural aceptada actualmente, es así
que tanto lo académico y lo sociocultural atribuyen o conciben lo que debería ser tanto lo
terapéutico, como (desde la otra cara de la moneda) lo social. Por un lado se tiene por
concepción que los tratamientos psicológicos están orientados en su mayoría a “mejorar lo
que actualmente consideramos salud mental y calidad de vida” (Ávila , A., Rojí, B. & Ángel ,
L. 2014, p.28) y por el otro se encuentran diversos estudios en pos de comprender y/o
explicar lo sociocultural. En síntesis cada una de las partes tiene su propia visión.

“Cada visión del mundo constituye una configuración simbólica compleja”(Ávila , A.,
Rojí, B. & Ángel , L. 2014, p.36) dicha configuración tiene diversas funciones en el sujeto,
como lo mencionan los autores, posibilita la supervivencia en un entorno físico además del
establecimiento de los vínculos sociales. Es decir cumple un papel fundamental en la
socialización y en las relaciones de este, necesarias para la supervivencia en la cual la
psicoterapia cumple un papel de resocialización, reintegración, adaptación, resignificación
entre otros.
2. Describan las presuposiciones axiológicas, doxásticas y epistemológicas

de todos los tipos de tratamiento psicológico que aborda el texto.

En relación con el texto, cada tipo de tratamiento psicológico está inmerso de manera
específica en una red de creencias, actitudes y valores propios de la cultura en que se lleva a
cabo. De este modo, un criterio de objetivación y evaluación crítica de las psicoterapias
consiste en analizar el conjunto de presuposiciones culturales que sustentan actualmente sus
teorías.

Existen tres tipos de presuposiciones culturales relevantes: axiológicas (relacionadas


con los valores), doxásticas (relacionadas con las opiniones), y epistemológicas (relacionadas
al conocimiento). Los dos primeros, tienen como guía el estatus individual en que la cultura
reconoce al paciente y el compromiso que esta le asigna a él en relación al trastorno y la
curación. El último se refiere a la naturaleza del conocimiento humano.

Tratamientos psicológicos en la premodernidad:

En esta época la cultura carecía de escritura, debido a esto, su visión hacia el mundo
es centrada en creencias mágicas, por lo que no había diferencia entre sus prácticas médicas,
psicoterapéuticas y religiosas.

En nuestra Edad de Bronce los chamanes, junto con la prescripción de amuletos,


empleaban técnicas como el control respiratorio o la repetición para liberar a los enfermos
psíquicos de sus dolencias. (Ávila, A., Rojí, B. & Ángel, L. 2014, p.43)

Sabemos también que en esa época, tanto las dolencias físicas como las mentales, se
atribuían a la influencia de fuerzas no observables cuyo poder sobrenatural era invocado con
objeto de obtener la curación (orientación irracionalista) (Ávila, A., Rojí, B. & Ángel, L.
2014, p.43)

Posteriormente, entre las culturas antiguas que ya conocían la escritura, como la


persa, la griega y la romana, comenzaron a establecerse formas de intervención
psicoterapéutica que respondían a criterios netamente racionales. Con todo, la ausencia de
diferenciación entre prácticas mágico-religiosas y prácticas médicas se extenderá por toda la
antigüedad como una combinación de prescripciones rituales, con normas higiénicas y
recomendaciones naturalistas (orientación empírica). (Ávila, A., Rojí, B. & Ángel, L. 2014,
p.43)

El poder cultural alcanzado por la Iglesia durante la Edad Media posibilitó que la
concepción mágica del mundo —que en la cultura griega y romana convivía con
concepciones más racionalistas— cediera su primacía a una concepción teocéntrica. (Ávila,
A., Rojí, B. & Ángel, L. 2014, p.43)

La hostilidad eclesiástica hacia conocimientos que no procediera de la revelación


afectó directamente a las prácticas médicas, pues la iglesia, que ejercía su control sobre los
fieles invocando el principio de obediencia, antepuso la fe a cualquier otro remedio curativo.
Sin embargo, esta misma hostilidad de la Iglesia hacia el conocimiento empírico tuvo como
consecuencia el desarrollo de amplios debates sobre la naturaleza del alma y la vinculación
de esta con las funciones psicológicas (orientación epistémica). (Ávila, A., Rojí, B. & Ángel,
L. 2014, p.43)

Tratamientos psicológicos en la modernidad:

En cuanto período cultural, la Modernidad fue introducida por el Renacimiento, la


Reforma y la Contrarreforma, consolidada por la Ilustración y llevada a su apogeo por las
sucesivas etapas de la Revolución Industrial. Como apuntábamos en la introducción, los
tratamientos psicológicos, tal como hoy los conocemos, son fruto de la modernidad.
Concretamente, los rasgos de ésta directamente relacionadas con ellos son:

La secularización de la visión del mundo. — La transformación de las sociedades


agrícolas en sociedades industrializadas con la consiguiente transformación de las estructuras
sociales. — La debilitación de los vínculos entre el individuo y el grupo, como consecuencia
de las transformaciones estructurales mencionadas —en particular la de la familia. — La
modificación del estatus del individuo en relación con el grupo, consecuencia de los tipos de
cambio ya mencionados. — La acumulación de información sancionada socialmente como
conocimiento fiable. (Ávila, A., Rojí, B. & Ángel, L. 2014, p.43)

Puesto que la desaparición de la visión del mundo teocéntrica, propia del período
medieval, no implicó el advenimiento del ateísmo —no al menos de forma inmediata—, sino
un desplazamiento del foco de interés, hasta la Ilustración el hombre aún seguirá siendo
considerado un ser intermedio entre las bestias y los ángeles. Este hecho influirá de manera
decisiva en la dinámica del proceso de constitución de los tratamientos psicológicos. (Ávila,
A., Rojí, B. & Ángel, L. 2014, p.43)

Tratamientos psicológicos en la primera modernidad:

Retornó, por tanto, el tratamiento de ciertos trastornos psicológicos a base de dietas,


eméticos y sangrías; sin embargo, como al mismo tiempo las creencias en la brujería seguían
aún fuertemente arraigadas en la cultura popular, la Inquisición continuó asimilando algunas
enfermedades mentales con posesiones demoníacas y dando tratamiento de herejes a ciertos
enfermos. En este sentido, también podemos hablar de una consolidación de la actitud
represora. (Ávila, A., Rojí, B. & Ángel, L. 2014, p.43)

Además, existió una tercera vía de intervención psicoterapéutica cuyos antecedentes


procedían del medioevo. Se trata de la creación de los primeros hospitales destinados
específicamente a acoger enfermos mentales, centros en los que estos recibían un trato
humanitario justificado por la caridad y por una moral religiosa, cada vez más predispuesta a
respetar cualquier manifestación de lo humano.

La aparición de los primeros psiquiátricos puede considerarse un indicio del


afianzamiento de la orientación moral. Porque, si como ya hemos dicho a lo largo de unos
doscientos años las prácticas psicoterapéuticas continuaron dependiendo de las ideologías del
pasado, las consideraciones morales innovadoras y los nuevos posicionamientos religiosos
estuvieron en ebullición.

La Reforma protestante constituye la contribución axiológica de este período que


tendrá un mayor peso en el posterior desarrollo de los tratamientos psicológicos. Porque si
hasta la protesta luterana la Iglesia había luchado, por una parte, contra las instituciones
políticas que pretendían reducir su poder y, por otra, contra el individuo, cuya conducta
necesitaba someter para afianzarse, a partir de la Reforma, en los países en los que esta
triunfe, la religión sólo tendrá que autoafirmarse frente al poder político.

La época de la razón:

En lo relativo a la ordenación social, uno de los cambios que trajeron consigo el


desarrollo de nuevas tecnologías y la expansión mercantil iniciadas en el período
renacentista, consistió en el incremento progresivo de las cotas de poder político y económico
alcanzadas por la burguesía. Así, la continua expansión burguesa va a tener como referentes
axiológico-doxásticos, por una parte, la defensa de la libertad individual y del comedimiento,
el autocontrol, la supresión de la espontaneidad, el rechazo de la sensualidad y la sexualidad
y el rechazo del misticismo propugnados por la moral reformista y, por otra, una fuerte
reafirmación de la razón como valor que afectará, tanto a las concepciones éticas, como a la
organización de la vida cotidiana.

Tratamientos psicológicos durante la primera modernidad:

En primer lugar, la locura será conceptualizada como una oposición a la razón no


explicable ni abordable por ella. En consecuencia, el loco será aislado de la sociedad y
recluido en los hospitales psiquiátricos. -

La propia hegemonía de la razón como pauta organizadora de la vida social va a


desdibujar el perfil psicológico del loco, esto es, del irrazonable, de forma que entre los
recluidos en estos psiquiátricos se encontraban, no sólo los afectados por lo que hoy
entendemos como enfermedades mentales, sino también y, con frecuencia en mayor medida,
toda clase de individuos socialmente incómodos: criminales, vagabundos, rebeldes políticos,
prostitutas, libertinos y extravagantes de cualquier tipo.

El enfermo mental será considerado, pese a todo, un individuo, y como tal poseedor
de una cierta dignidad que deberá ser respetada, si bien dicho respeto no llegará al punto de
hacerle acreedor del disfrute de sus derechos hasta que su conducta se ajuste a las pautas de
organización social consideradas como acordes a la razón. Por ello, el loco pasa a ser
considerado un enfermo que necesita tratamiento. Nacen así los llamados tratamientos
morales, cuyo desarrollo en Francia e Inglaterra correrán a cargo de Pinel y Tuke
respectivamente.

Philippe Pinel suele ser recordado como el médico que liberó a los enfermos mentales
de las cadenas físicas con que solían ser sujetados en los hospitales franceses. Sin embargo,
también fue el médico que sustituyó las mencionadas cadenas físicas por otras no materiales,
aunque no por ello menos rigurosas: el tratamiento moral. Porque como el digno hijo de la
Francia ilustrada y liberal que fue, Pinel diseñó un tipo de tratamiento psicológico que
combinaba el trato amable hacia el enfermo con la prescripción de órdenes irrefutables
enunciadas en tono autoritario e incontestable. Es decir, abolió la violencia física hacia los
tenidos por locos y la sustituyó por el ejercicio de tanta violencia psicológica como fuera
necesaria para lograr que estos adaptaran su conducta a las normas sociales vigentes en la
época.

En cuanto a William Tuke, fue un cuáquero que desarrolló sus tareas sobre todo en la
ciudad de York. A diferencia de Pinel, que trabajó siempre en instituciones urbanas, Tuke
recogió la tradición anglosajona de recluir a los enfermos mentales lejos de las ciudades, allí
donde se suponía que el retiro espiritual constituía una poderosa ayuda en la lucha que el
enfermo mantenía con sus pasiones. En tales centros, los enfermos solían ser tratados por sus
cuidadores casi como niños, ya que, si por una parte eran vigilados férreamente, por otra,
veían reforzada su autoestima a través de la realización de pequeños trabajos físicos. Aun así,
la gran diferencia entre los tratamientos de Pinel y Tuke consistió en que el segundo instaba a
los pacientes a controlar su conducta apoyándose en los valores de la religión, mientras que el
primero tenía como referente los valores ciudadanos

Los destinos del mesmerismo

Durante el último tercio del siglo XVIII y en medio de un clima acusadamente


racionalista y empírico, surgió la actividad psicoterapéutica de una figura que llegó a ser muy
polémica entre su contemporáneos. Nos referimos a Franz Anton Mesmer quien, animado por
las reacciones de ciertos pacientes, elaboró una teoría, bastante plausible para la época, sobre
la curación por medio de un supuesto fluido magnético de naturaleza física, que vincularía
todos los elementos de la naturaleza, incluidos los seres humanos.

Puységur, también durante el último tercio del siglo XVIII, descubrió de manera
accidental lo que hoy llamamos hipnosis. Concretamente, Puységur descubrió lo que hoy
entendemos por inducción hipnótica, así como las posibilidades que esta ofrece para
influenciar la conducta de las personas incluso cuando ya han salido del trance.

Se produjo así, el primer eslabón de una cadena de acontecimientos que van a jalonar
la historia entera de los tratamientos psicológicos.

En consecuencia, mientras durante la primera mitad del siglo XIX, los conocimientos
de Puységur estuvieron a punto de perderse en el continente, en Estados Unidos, las prácticas
hipnóticas y las explicaciones mesmeristas quedaron fuertemente ligadas al espiritualismo
gracias a las actividades y escritos de Phineas P. Quimby (1802-1866). A su vez, durante el
siglo XX, estas circunstancias acabaron teniendo una amplia repercusión en el desarrollo de
los tratamientos humanista y experienciales

3. Expliquen las características diferenciales de los tratamientos psicológicos en la


premodernidad.

La premodernidad, época que se extendió desde la prehistoria hasta 1500 D.C (Ávila ,
A., Rojí, B. & Ángel , L. 2014, p.38) durante la cual primó la creencia mágica, lo que dio
paso a que la enfermedad mental, el hombre, la realidad, la conducta y la naturaleza fueran
percibidas y a su vez explicadas desde un punto de vista dogmático.

Durante dicha época el hombre se concibió como un elemento más de la naturaleza,


además la realidad solo podía ser cognoscible parcialmente a través de la inteligencia que
poseía el hombre, así mismo la enfermedad mental era un aspecto controlado por factores
externos paradigmáticamente hablando, dicho control es de naturaleza trascendente, lo que la
convertía en algo netamente incontrolable por el humano, dado que era algo externo. C (Ávila
, A., Rojí, B. & Ángel , L. 2014, p.39). En gran parte se tiene en cuenta que dichas creencias
se debían a la carencia de conocimiento, puesto que las culturas que no tenían dominio sobre
la escritura y lectura lo que les daba una visión del mundo articulada a lo místico, donde
usualmente las enfermedades físicas o dolencias que presentaba un individuo eran tratadas a
través de la curación por rituales, plantas, chamanes o amuletos, ya que dichas situaciones no
eran observables, lo que los conllevaba a darle una comprensión sobrenatural.

Cuando se iniciaron algunas formas de intervención psicoterapeutas, se debió a


culturas como la persa, griega y romana las cuales ya tenían conocimiento frente a lo que era
la escritura C (Ávila , A., Rojí, B. & Ángel , L. 2014, p.39). lo que permitió tener una visión
más amplia y racional sobre las enfermedades físicas y mentales, en sí las dolencias de los
sujetos, donde hubo una ausencia de las prácticas mágico religiosas, y se comenzó con
algunas prácticas médicas, acuñadas por la higiene y tratamientos; aspecto que no perduró
mucho en su época, ya que debido al desmoronamiento del imperio Romano, la iglesia
católica predominó durante la edad media, lo que le dio un giro explicativo a la enfermedad,
pues esta tenía una concepción mágica del mundo, donde se daba una explicación divina o
demoníaca a las conductas que no hacían parte de la norma y pautas de la misma iglesia, por
lo que se practicaron diversas intervenciones ligadas a la liturgia para “sanar” al “enfermo”.

4. Expliquen las características diferenciales de los tratamientos psicológicos en la


primera modernidad.

Para empezar durante este periodo hay un gran avance teórico frente a la dignidad del
enfermo mental, pero en la praxis se encontrará la presión moral de la época, debido a la poca
confianza en la cura de los trastornos mentales (Ávila , A., Rojí, B. & Ángel , L. 2014, p.43).
Además la razón (descartes) y el individualismo (reforma protestante) predominan en el
pensamiento de la época, influyendo sobre el estatus concedido a los enfermos mentales. La
locura era la contraposición de la razón, por ende no podía ser abordada por esta (Ávila , A.,
Rojí, B. & Ángel , L. 2014, p.54).

Es así que aquellos sujetos que padecieran de alguna enfermedad mental al ser
considerados no razonables, serían condenados al ostracismo social y recluidos en hospitales
psiquiátricos a las afueras de las grandes urbes (Ávila , A., Rojí, B. & Ángel , L. 2014, p.54).
La hegemonía burguesa de la época, ejercerá opresión frente a lo que se consideraba como
marginados (criminales, prostitutas, extravagantes, etc.) Apartando a estos y excluyendolos
igualmente que al enfermo mental en hospitales psiquiátricos, concediendo el poder de
decisión frente a los tratamientos a los médicos de la época, los médicos frenópatas.

Sin embargo un aspecto a destacar es que el enfermo mental será considerado un


individuo acreedor de ciertos derechos que rescatan un poco su dignidad, aún así estos no
serían totalmente respetados, hasta que la persona en cuestión no se adaptara nuevamente a
las dinámicas sociales del momento. Es este último aspecto el responsable de que se
considere que un enfermo mental necesite tratamiento. En este punto nacen los llamados
tratamientos morales a cargo de Pinel y Tuke (Ávila , A., Rojí, B. & Ángel , L. 2014, p.55)

Pinel ejerció un cambio significativo en los tratamientos; donde abolió la violencia


física pero a su vez fue sustituida por otra forma de opresión, la violencia psicológica, la cual
según él, era necesaria para el cambio y la adaptación al medio. Pinel propone la curación por
medio del ejemplo, es decir, los referentes de los enfermos mentales, eran los valores
ciudadanos (Ávila , A., Rojí, B. & Ángel , L. 2014, p.55)
Por otro lado Tuke retomó la tradición anglosajona, en la cual los enfermos mentales
eran recluidos en las afueras de las ciudades. En cuanto al trato también había un cambio
sustancial, donde los enfermos eran tratados como niños, vigilados constantemente y
felicitados por lograr pequeños trabajos físicos, Tuke creía que esto reforzaría su autoestima.
Es así que lo que se pretende desde el modelo de Tuke, es que los pacientes controlen su
conducta apoyándose en los valores de la religión (Ávila , A., Rojí, B. & Ángel , L. 2014,
p.56)

Durante el primer cuarto del siglo XIX Los centros psiquiátricos pasaron a ser
incluidos a la red sanitaria. Sin embargo las condiciones de los pacientes eran muy precarias,
posibilitando el rápido deterioro de los enfermos mentales y así provocando el refuerzo de la
idea de que estos eran seres inferiores al humano promedio, además que estos no sufren dolor
físico y sumisos solo gracias a las fuertes drogas que se les suministraban.

En síntesis la dignidad del enfermo mental era tenida mayormente en cuenta a nivel
teórico que práctico. Los tratamientos psicológicos giran entorno al aislamiento y el
internamiento. Las intervenciones giraron en torno a distintos modos de presión moral. Por
último la confianza hacia los tratamientos y por ende a la cura de los trastornos mentales no
se afianzará hacia la última década de este periodo (Ávila , A., Rojí, B. & Ángel , L. 2014,
p.30)

5. Expliquen las relaciones existentes entre ciertas prácticas religiosas como la confesión
y los actuales tratamientos psicológicos.

Los actuales tratamientos psicológicos, si se observan con cautela poseen cierta


relación con determinadas prácticas de la religión católica como es la confesión; ambas con
diferente metodología y percepción del mundo, debido a las teorías que las acuñan, dan al
sujeto un tipo de “orientación” donde las personas pertenecientes a la religión crean un lazo
fuerte con esta, donde se construyen visiones del mundo, de sus problemas y del cómo se
resuelven ligadas al catolicismo, donde se concibe que asistir a la confesión con el sacerdote,
mencionar sus incertidumbres, contratiempos y aspectos más “privados” es una forma de
darles solución, el ser escuchados por alguien que posee cierto conocimiento le genera un
tipo de tranquilidad (lo que en la religión se llamaría, “paz espiritual y liberación”).
Mientras que en los tratamientos psicológicos se utilizan otras técnicas, las cuales
están permeadas por las diferentes teorías que los sustentan, que además también les dan una
visión del mundo y una concepción diferente de los problemas que le acontecen al sujeto
sustentando cada uno de manera teórica, pero en última instancia con una finalidad, la de
orientar al otro, donde así mismo la persona busca al terapeuta con el objetivo de mencionar
sus malestares y buscar una solución a estos, con un profesional, conocedor del tema y
comprensivo con lo que narra. Se logra evidenciar cierta semejanza entre ambas prácticas, y
así mismo conocer sus métodos y teorías, con las cuales cumplen un tipo de función.

6. Desarrollen un breve ensayo argumentativo (no mas de 3 paginas) que aborde la


importancia que sobre la concepción actual de los tratamientos psicológicos tuvieron
ciertos cambios culturales acaecidos durante el siglo XIX relacionados con la evolución
de las actitudes hacia la enfermedad mental y las expectativas respecto a los
tratamientos psicológicos.

INTRODUCCIÓN

Es bien sabido que la cultura y la historia son dinámicas en el tiempo, y que los tratamientos
psicológicos han sido altamente influenciados por estos, es así que las prácticas actuales en la
terapia tienen todo un entramado, histórico y cultural que las compone, uno de los grandes
cambios, o pasos de transición fue durante el siglo XIX, en el cual ocurrieron grandes
avances tecnológicos y sociales, generando como consecuencia estándares y expectativas
frente a lo que debía ser un tratamiento psicológico. Es así que nos disponemos a mencionar
las principales carácteristicas que sirvieron de influencia a los tratamientos psicológicos
actuales.

DESARROLLO

En el siglo XIX hasta 1850, en el final de la primera modernidad, fue caracterizada


por la pujanza de la neurología y la incipiente psiquiatría, la aparición, tanto en el ámbito
médico como en el social, de un intenso optimismo respecto a la curabilidad de las
enfermedades mentales, la ausencia de cambios significativos en la manera de tratar a los
pacientes. En cambio, la segunda mitad de esta centuria, se caracterizó por la emergencia,
propiciada por el positivismo, de la Segunda Modernidad y constituyó el caldo de cultivo en
que habrían de cristalizar la visión del hombre, de la enfermedad mental y de la cura de
Sigmund Freud. (Ávila, A., Rojí, B. & Ángel, L. 2014, p.32).

Entre los principales cambios culturales acontecidos durante el siglo XIX, en la salud
mental se tenía la creencia de que los locos eran inferiores a otros seres humanos, insensibles
al dolor físico, y sumisos si se les administraban drogas muy fuertes, estos prejuicios fueron
reforzados por los pacientes que estaban internados en los hospitales. Es decir, que aunque se
convierten los hospitales psiquiátricos en instituciones dentro de una red sanitaria, las
condiciones de vida dentro de estas, fueron muy precarias, pues, se consideraba por los
médicos especializados y los cuidadores que los pacientes no tenían cura.

Sin embargo, a medida que avanzaba el siglo, lo anterior dicho, llega a cambiar
drásticamente gracias a los avances de la neurología que dieron pie a la creencia de que las
enfermedades mentales estaban causadas por lesiones orgánicas, por ende, se comienza a
pensar en las causas de los trastornos y posterior a ello a trabajar en su tratamiento respectivo.

Estos cambios generaron un optimismo que se comenzó a expandir y generar nuevos


conocimientos sobre el sistema nervioso en las enfermedades mentales y las patologías que se
encontraban en el cerebro.

Este optimismo se convirtió en auténtica euforia durante los años 40, debido a la
aplicación de métodos estadísticos en el control de casos de curación. Los primeros trabajos
hablaban de hasta un 84% de curaciones entre los pacientes dados de alta y respecto a
cuadros muy diversos (Bercherie, 1986). (Ávila, A., Rojí, B. & Ángel, L. 2014, p.58).

Debido a esto se comienza a creer en la curación de las enfermedades mentales en la


cultura occidental, además se hace también popular de que la prontitud en la aplicación del
tratamiento, cuando aparece el trastorno, resulta crucial para la recuperación.

Posterior a esto, debido a la pujanza y optimismo de la neurología, y la incipiente


psiquiatría tanto en el ámbito médico como en el social, surge “un concepto que subrayaba la
condición del loco como hombre entre los hombres y, por tanto, como criatura sensible,
además de al calor, al frío y al dolor, a las presiones emocionales y ambientales a que se le
sometiera.” (Ávila, A., Rojí, B. & Ángel, L. 2014, p.58).
Es así, que en la mitad del siglo XIX acaba produciéndose, una cierta movilización de
la conciencia social sobre el cuidado de los enfermos psíquicos y por otra parte, “las primeras
especulaciones sobre la influencia que ejercían, sobre las perturbaciones psicológicas, las
tensiones emocionales y las condiciones de vida surgidas con la revolución industria.”
(Ávila, A., Rojí, B. & Ángel, L. 2014, p.58). Por último viene la influencia del positivismo, la
cual se establece con fuerza.

CONCLUSIÓN

Durante el siglo XIX hubo un cambio importante frente a la concepción del enfermo
mental primeramente teórica y luego en la praxis. donde empiezan a haber una serie de
cambios culturales y en la teorización sobre este. Como parte fundamental se encuentra la
humanización del enfermo, en el cual se reconoce que es un ser que siente, dolor emoción,
etc. Así mismo hubo concientización y sensibilización a nivel social frente al mismo,
respaldado en parte por las nuevas prácticas como la neurología y demás. En suma, fueron
varios factores los que influyeron en las prácticas clínicas y en la concepción o expectativas
de la población en general, posibilitando un gran avance en los mismos.

Los tratamientos psicológicos siempre están sujetos a cambios en tanto se hayan


contextualizados en todo un entramado sociocultural, siempre pugnando por el bienestar del
hombre.
REFERENCIAS

Ávila , A., Rojí, B. & Ángel , L. (2014). Introducción a los tratamientos psicodinámicos
[Versión de 978-84-362-6932-1]. Recuperado de https://bit.ly/2ym9DQO

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