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CAPACIDADES BÁSICAS PARA LA ESCRITURA

En el medio universitario de la enseñanza aprendizaje de la escritura se


distingue diferentes clases de textos: reseña, informe, comentario, artículos,
editorial, ensayo etc. Se traza como objetivo de los programas la redacción de
uno o más tipos de textos. Se enseña que cada uno de estos textos tiene una
estructura convencional a la que el estudiante debe adaptar su composición.
Se le ejercita para que redacte clases de párrafos: introductorios, de
transición, conclusión y desarrollo. Acerca de éste se insiste en que hay una
idea temática que se desarrolla e ilustra mediante otras secundarias. Sin
embargo, los diagnósticos de Di Stefano y M. Pereira (2004), Fregoso (2008),
Cisneros (2006), Morales y otra (2004) y los análisis de los protocolos del grupo
de investigación de la Universidad Sergio Arboleda, sede Santa Marta,
muestran que existen serías deficiencias acerca de cómo se desarrolla un
párrafo, cómo se jerarquizan y se ordenan las ideas en el desarrollo del tema,
cómo lograr un texto que corresponda a las convenciones exigidas por la
academia.

Basado en estos diagnósticos, Peña (2008) ha dado la voz de alerta acerca del
formalismo en que ha caído la enseñanza de la escritura. Se está practicando
una escritura que tiene los visos de una escritura académica formal, con
escaso desarrollos de las ideas. Cuando no se practica el “copia y pega”, sin la
menor referencia a la fuente.

En busca de una respuesta a esta situación, el grupo de investigación se dio a


la tarea de averiguar cuáles eran las categorías, recursos o esquemas que los
teóricos de la lectura habían definido como elementos recurrentes en los
textos. Descubrió que Calfee y Curley (1997: 68) hicieron una lista de las
categorías retóricas que cinco autores norteamericanos habían establecido
para identificar en los test de lectura. Serafini (1997: 210-213) a estas
categorías las denominó capacidades básicas para la redacción. Estableció
una correlación entre éstas y los diferentes tipos de textos. Slater et al (1990),
compilado en “El texto expositivo”, definió seis categorías. Polo (2008) en
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esquemas o recursos retóricos los había clasificado en seis grupos:


motivadores, descriptivos, ilustrativos, secuencias, proceso y soporte. ¿Qué
se pretende?

La idea directriz que subyace a todas esas clasificaciones propuestas se


origina en una analogía. Una casa, en especial las pre-fabricadas, está hecha
de formaletas estructurales que, son llenadas con los diferentes materiales.
Estos deben quedar debidamente ensamblados en aquéllas. Puestas así
componen la casa. ¿Cuáles son las formaletas, esquemas de que se llenan
para formar el texto? Este es el objeto del presente capítulo.

Antes de entrar a definir cada una de las clases de esquemas con que se
desarrolla el texto conviene aclarar cual es la naturaleza de estos esquemas y
cuál es su función. Piénsese que así como el discurso son “modos de hablar”
acerca de las características relativas a la identidad, tareas, posiciones,
objetivos y recursos tanto de los grupos humanos como de las personas que lo
conforman, los esquemas son como verdaderos actos de habla plenamente
normalizados y convencionalizados. De manera que, así como existen actos de
habla para expresar una promesa, felicitar a una persona, dar un pésame, así
también existen formas o esquemas para ilustrar una idea, sustentar un punto
de vista, motivar al interlocutor, etc. La diferencia específica entre las distintas
secuencias, por lo general, consiste en el tipo de relación que opera entre las
acciones. Así en la secuencia narrativa el orden cronológico, marcado con los
conectores que indica un antes y después es lo característico. De modo que
cada secuencia está definida por un tipo de relación específica entre los que
la conforman.

CAPACIDAD DE SECUENCIAR.
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Una secuencia puede verse como un conjunto de acciones, sucesos o eventos


que guardan entre sí cierta relación lógica, cronológica o espacial. Ser capaz
de secuenciar es tener la capacidad para establecer una ordenación entre los
eventos o sucesos. ¿Qué tipo de operaciones implica saber secuenciar? Saber
secuenciar es estar en capacidad para narrar o contar acciones o eventos, dar
instrucciones, narrar procesos o funcionamiento de los seres, objetos,
máquinas, equipos o entidades.

Secuencia narrativa.

Para comprender en qué consiste el esquema narrativo es preciso partir de la


apreciación de Bruner (1991: 55) según la cual la narración es como un
principio o disposición innata del que está dotado el hombre para organizar su
experiencia. Un esquema narrativo es parte del modo discursivo (modo
narrativo) relacionado con la función socio-comunicativa de contar hechos.
Está tan intrínsecamente ligado a la naturaleza humana que las etnias sin
tradición escrita trasmiten su cultura sólo a través de los relatos; todavía más,
muchos de los campesinos analfabetos del país son buenos contadores de
hechos e historias.

Por otra parte, no parece exagerado afirmar que todos los distintos tipos de
textos (géneros discursivos) en alguna de sus partes constan de secuencias
narrativas. Así, las providencias judiciales, los alegatos de la defensa y de la
parte acusadora se basan en la narración de un hecho. Los informes tienen su
referente en hechos o actividades realizados por un grupo o equipo de
personas. Un comentario de una película desarrolla, como punto central, la
narración de la fábula de la misma. Aún más, el grupo de investigadores del
Consejo de Investigaciones Económico y Social del Reino Unido adoptó como
principio de su propuesta la siguiente premisa: las explicaciones en ciencias
naturales pueden hacerse en forma de narración: “tienen algunos de los rasgos
fundamentales de un relato” (Ogborn et al. (1998: 26 y ss.). Sin torcerle el
cuello a la gallina, llama la atención el hecho de que los escritores de las áreas
económicas, relaciones empresariales y relaciones interpersonales empleen el
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recurso de la fábula para resaltar las virtudes y capacidades de los líderes,


empresarios, buenos vecinos, etc. Obras como “Yo cocodrilo”, “Bien hecho”,
“Un pavo real en el reino de los pingüinos” “!saber y hacer!” son muestras
fehacientes de esa tendencia a narrar mediante fabulas.

Establecida la concepción e importancia de la narración toca ahora establecer


cuáles son los elementos constitutivos de la narración. Según Bruner
(1991:56) “una narración consta de una secuencia singular de sucesos,
estados mentales, acontecimientos en los que participan seres humanos como
personajes o actores”; “quizá su propiedad más importante sea el hecho de
que son inherentemente secuenciales”. Por su parte, V. Dijk (1980:81 y ss.)
propone, como elemento constitutivo de la narración, un HECHO. Este, con
mayúscula, es “la representación cognoscitiva de lo que interpretamos como,
en un contexto, un hecho, por ejemplo, una acción particular, un evento o un
estado”. En la representación abstracta sugerida por Van Dijk, y
complementada en el siguiente esquema, se puede distinguir la acción más
unos participantes en una situación determinada con unos circunstantes.
Quizás sea en la teoría del caso (juicios) de Fillmore (1971), ejemplificada en
Polo (1981), donde se percibe mejor las diferentes estructuras de acción con
sus distintos participantes: los casos de agente, paciente, dativo, beneficiario y
compañía; casos que responden a los interrogantes de ¿quién lo hizo? ¿quién
padeció la acción?, ¿a quien se le da? ¿ en compañía de quién?.
Agente
Participantes Paciente
(Dativo)
Compañía
HECHO Acción
Espacio
Situación Tiempo

Fines
Circunstantes Causas
Modo
Instrumento
La situación consta de los casos de tiempo, espacio, que responden a los
interrogantes: ¿cuándo se hizo la acción? Y ¿en qué lugar tuvo la acción? Los
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circunstantes de modo, causa, finalidad e instrumento, contestan a las


preguntas: ¿cómo fue el hecho?, ¿por qué motivo o razón se realizó el hecho?,
¿Par que se hizo? y ¿con qué se hizo?.

La llamada estrategia de las cinco qúes o estrategia del periodista, se basa en


el hexámetro latino qruis, quid, ubi, quibus auxiliis, cur, quomodo, quando?
(¿quién?, ¿qué?, ¿dónde?, ¿con qué medios?, ¿por qué?, ¿cómo? Y
¿cuándo?, transcrito por Quintiliano. Precisamente, esta estrategia de
redacción trata de reproducir el esquema cognoscitivo de secuencia narrativa.

La relación lógica que existe entre las distintas acciones que corresponden al
HECHO, (con mayúscula, dado que, por lo general es un conjunto de acciones
o eventos) se marca mediante conectores que indican un orden cronológico
tales como: Antes, después, mientras, de pronto, luego, más tarde, de repente,
enseguida, en aquel tiempo, en esos días, luego, ayer, mañana… La
conjunción entonces usada en las narraciones de los niños es el marcador
primigenio que indica la secuencia temporal de las oraciones. Cuando no es
necesario marcar la secuencia, porque es evidente, las distintas acciones
pueden yuxtaponerse; es decir, las oraciones se secuencian sin conjunción
alguna.
Además de la relación lógica cronológica está la de coherencia. Las acciones
correspondientes a un hecho están relacionadas por la coherencia referencial;
es decir, están unidas entre sí porque los referentes de las distintas acciones
son los mismos; éstos pueden ser los actores o la situación o las
circunstancias. En una secuencia tan sencilla como:
Érase una vez un padre que al hacerse viejo llamó a reunirse a sus
hijos hijas… quienes después de mucho vacilar, se sometieron a
su deseo” (La caja de los deseos de Günter Grass).

Los términos padre e hijos son los referentes que, expresados con los
términos sus, quienes, su, dan coherencia al texto.

Una característica lingüística propia de los esquemas narrativos es el empleo


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de los tiempos pretérito perfecto e imperfecto. Mientras el primero denota


acciones acabadas y perfectas, completamente realizadas, tales como: nació,
creció, murió, vino, salió, fue, el segundo denota acciones no acabadas como
un pasado de gran amplitud en que trascurren otras acciones. Las formas
nacía crecía, moría, venía, salía, era, expresan un pasado no acabado que,
generalmente, se relaciona con otro. En el siguiente ejemplo puede observarse
cómo estos dos tiempos se correlacionan:

Era la media noche cuando la sombra empezó a dar muestras de


cansancio. Leoncio contemplaba cinco horas de trabajo sobre unos
cuadernos y aún no terminaba, y como le faltaba otro tanto no podía
reparar en los remilgos de su sombra. Ella insistió, cada vez más
fastidiada… Sólo después de una hora las protestas lograron
incomodarlo, y sin embargo no dio indicios de suspender. (Luis Fayud,
“Queja de una sombra”)

Esta práctica de observar y analizar los usos de las distintas formas


lingüísticas, a partir de actuaciones de reputados autores es buena estrategia.
Sin embargo, si se quiere enfatizar en el hecho de que el alumno emplea en su
habla estas formas, sería muy conveniente, hasta necesario, basarse en las
propias actuaciones de éstos. (Castello (2007:51), (Serafini (1997), Tynjala,
(2001). .

El presupuesto de que la enseñanza aprendizaje de la escritura debe tener


propósitos académicos, en el sentido de que debe dirigirse a la producción de
textos empleados en la academia induce a preguntarse: ¿cómo encaja la
narración del HECHO en el desarrollo de un tipo de texto?. En una página
anterior se comentó que en los tipos de texto de disciplinas como el derecho, la
comunicación social y la administración, el HECHO es el punto de partida para
la redacción de las providencias, los alegatos, los comentarios y los informes.
Todos estos tipos de texto, en alguna de sus partes, deben contener la
narración de una secuencia narrativa. Por ejemplo, Polo (2009) en artículo
sobre “la teoría del caso” muestra cuál es la importancia de la narración del
hecho en los alegatos del juicio oral.
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Secuencia de instrucciones.

La secuencia de instrucciones se emplea cuando se quiere explicar cómo se


hace algo. El aprendizaje de las instrucciones comienza, incluso, antes que el
niño aprenda a hablar. Así la madre le dice al niño: muéstrame los ojitos,
señálame tu orejita, ve y trae la pelota, no hagas eso, etc.

A nivel de secuencias, se dan instrucciones cuando alguien necesita saber


cómo se prepara un plato, cómo llegar a un determinado sitio, cómo armar una
máquina o aparato, cómo llenar un formato o cómo instruir a alguien para que
desempeñe un determinado oficio. En el ámbito académico se dan
instrucciones acerca de cómo observar un fenómeno en el laboratorio, cómo
programar un computador, cómo calar un libro, cómo conducir una discusión,
cómo llenar un formulario. En general, todos los instructivos utilizados en la
academia siguen este esquema. De manera que introducirse en el área
disciplinar de una ciencia consiste en emplear esas maneras de expresar los
conocimientos de la misma.

La relación lógica que existe entre acciones y etapas de la instrucción es la


cronológica. Cada secuencia debe ir en el riguroso orden en que debe
proceder el destinatario. Esta afirmación implica tener muy presente al
destinatario. Se escriben las instrucciones para que alguien las siga y pueda
realizar la operación que necesita hacer.

Para la expresión de las instrucciones es corriente utilizar la forma imperativa


de los verbos, ya sea la segunda persona singular de cortesía: siga, doble,
introduzca, emplee, use, llame la atención, diga tal cosa, hágalo así, ya sea la
forma familiar (sigue, dobla, introduce, emplea, usa, llama la atención, di tal
cosa, hazlo así). Igualmente, es posible encontrar la secuencia de acciones
expresadas mediante el verbo en infinitivo; las secuencias van marcadas con
una viñeta, como en:
 colocar las manos en la cintura;
 levantar la mano derecha;
 estirar el cuerpo torso hacia el izquierdo.
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Un ejercicio de pre-escritura puede consistir en ejecutar una serie de acciones


que sus compañeros le ordenen. El ejecutor debe realizar la acción sin que el
ordenador haga la acción y sin que vea hacer la menor acción.

Las secuencias de instrucción, por lo general, constituyen un tipo de texto.


Cuando menos son la parte sustancial de cualquier instructivo. Piénsese, por
ejemplo, en el instructivo de la inscripción de asignaturas en la Universidad; en
los instructivos para llenar el formulario de la declaración de renta..

Secuencias de proceso y funcionamiento

Para la descripción o explicación de los procesos y funcionamiento de ciertos


objetos, entidades, organismos y eventos es posible emplear los esquemas de
secuencias de proceso y funcionamiento. Hay una característica de estos
esquemas que los hace similares a los esquemas narrativos: la sucesión de
acciones o etapas que se deben seguir; el uso de marcadores muy similares
que indican la secuencia. Pero, a diferencia de aquéllos, éstos no se expresan
mediante formas verbales en pasado sino en la forma de presente. Esta forma
española se suele utilizar para significar la certeza del hecho. Así para trazar
el iter criminis (el recorrido del crimen) un fiscal escribiría: presta un arma…
investiga los hábitos de su víctima… lo espera a la entrada de su casa y le
dispara a quemarropa. Este recorrido expresado en un esquema narrativo sería
como: prestó un arma… investigó los hábitos de su víctima… lo esperó a la
entrada de su casa y le disparó a quemarropa.

Es posible distinguir los procesos naturales como la deshidratación, digestión,


corrosión, añejamiento del vino, metamorfosis en los que opera más un
elemento causal, de los procesos sociales tales como el proceso de la
independencia, de la descomposición social, de creación de una ley, de
aplicación de un procedimiento, realizar proyectos de investigación. Como
ejemplo de este último tipo de procesos se reproduce, a grandes rasgos, el
propuesto por Murcia (1997:12).
*Observación conceptual y práctica; organización
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estratégica del grupo; *identificación y priorización de


problemas; *definición de conceptos; *planteamiento de
objetivos; *reflexión sobre el problema; *nuevo examen
de los objetivos; *descubrimiento de soluciones;
*evaluación pedagógica de soluciones; *estrategias de
prueba; *análisis de resultados; y *publicación del
informe final.

Como ejemplos de secuencias de funcionamiento se pueden mencionar entre


otros: manejar un celular, funcionamiento de una cámara, panales solares, la
energía eólica.

CAPACIDAD PARA ILUSTRAR.

El comentario: “ilustre su punto de vista” es una de las principales


observaciones que se hace a los trabajos de los estudiantes. Estos, con mucha
razón, podrían contestar: “¿cómo se hace?”. Esta réplica del estudiante no
sería valedera si, en alguna parte del proceso de enseñanza aprendizaje de la
escritura, se le hubiera enseñado cómo se ilustra una idea, un concepto, teoría.
De ahí la validez del interrogante: ¿Cómo se ilustra una idea o un punto?

Contestar esta pregunta será el objeto de este apartado. Inicialmente, conviene


definir el término ilustrar. El diccionario de la Academia de la Lengua reza así:
“aclarar un punto o materia con palabras, con imágenes, o de otro modo”. Entre
los sinónimos de ilustrar están: aclarar, explicar, esclarecer, dilucidar, explanar,
iluminar. Para contestar el interrogante ¿Cómo se aclara un punto? Es posible
echar mano de esquemas o recursos como los de: ejemplificación, analogía,
reformulación, citación, consecuencias y causas. De ahí que el objeto de este
capítulo sea dar respuesta a la pregunta ¿En qué consiste cada uno
esquemas?

Ilustración con ejemplos.

Para desarrollar una idea, muchas veces, no sólo es conveniente sino


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necesario llevarla al terreno de lo concreto: de los datos, cifras, elementos de


un conjunto etc. En este sentido, la ejemplificación es la concreción de la idea
mediante objetos, entidades, datos, informaciones; en otras palabras, la función
de los ejemplos es confirmar, aterrizar, concretar, ilustrar una idea expresada
mediante una oración temática o sustentadora. Se emplea este esquema cada
vez que se necesita apoyar una idea con datos de la realidad natural, social o
cultural. En el ámbito académico se considera que uno o dos ejemplos no son
suficientes para sustentar un punto de vista; se aplica el refrán: “una golondrina
no hace verano”

Los marcadores que se emplean para introducir los ejemplos o datos son
como: por ejemplo, entre otros, como, así, verbi gratia. Estas formas preceden
a los ejemplos o datos. Obsérvese que para ilustrar la idea de cuáles son los
marcadores que introducen los ejemplos se dieron cinco ejemplos (por ejemplo,
entre otros, como, así, verbi gratia).

¿En qué medida es un esquema? Realmente antes que un esquema es un


recurso muy convencionalizado. La ejemplificación es uno de los recursos más
productivos como medio para probar una generalización. De ahí que sea
empleado como medio para argumentar. Así para ilustrar conceptos como los
de energía, puntos cardinales, los programas universitarios, la ley de Murphy,
la guerra, sólo bastaría con formular preguntas tales como: ¿Cuáles son las
diferentes formas de energía?, ¿Cuáles son los puntos cardinales?, ¿Cuáles
son las exigencias más representativas de su carrera?. ¿Cuáles son las leyes
de Murphy? ¿Cuáles son las diferentes guerras mundiales?

En el ámbito académico es imperativo que el escritor referencie sus fuentes.


Para cumplir con esta exigencia el autor puede ejemplificar citando varios
autores como en un párrafo anterior. “necesario, basarse en las propias
actuaciones de éstos. (Castello (2007:51), (Serafini (1997), Tynjala, (2001)”.

Ilustración por reformulación.


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Se puede desarrollar una idea mediante el recurso de expresar lo mismo con


otros términos. El objetivo de la reformulación es expresar el mismo contenido
semántico mediante otras palabras o perífrasis que el autor considera más
comprensibles, más directamente relacionados con el conocimiento del lector.
Toda reformulación supone que la información suministrada, en sí misma, no es
lo suficientemente clara para ser comprendida; por ende, se necesita
expresarla en otros términos. Su función, por tanto, es esclarecer, hacer
visible, más precisa una oración que por sí solo no es clara o precisa. La
función epistémica de la escritura echa mano de la reformulación como uno de
los recursos más productivos. Por otra parte, es plausible recalcar que la
reformulación es el recurso que resuelve la tensión entre lo que el escritor
quiere decir y el cómo puede expresarlo mejor.

Según el objetivo que tenga el recurso en el discurso, la reformulación puede


ser explicativa, rectificadora y, recapitulativa.

La reformulación explicativa aclara lo que se querido expresar en el término


anterior. Esta precedida de marcadores como: en otras palabras/términos, con
otras palabras, con otros términos, dicho de otra manera, de otro modo, etc.

La reformulación rectificadora pretende corregir una formulación que se


considera no es completamente correcta. Entre las marcas que expresan la
rectificación están: mejor dicho, más bien, mejor aún. Claro que hay que evitar
la muletilla mejor dicho, cuando nada ha expresado todavía.
.
La reformulación recapitulativa pretende presentar la nueva información como
conclusión o siguiendo la misma orientación del término anterior. Los
marcadores en suma, en conclusión, en resumen, en síntesis, preceden a lo
reformulado.

Ilustración por analogía.


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El esquema analógico es un poderoso recurso explicativo porque permite


relacionar objetos, entidades, eventos y sucesos que a simple vista no guardan
entre sí ninguna relación. Esa relación es algo más que una simple
comparación; es un complejo de relaciones entre los elementos que
constituyen tanto el objeto central (lo que se explica) como el elemento análogo
(el objeto o entidad conocida). De ahí que una analogía sea buena cuando los
elementos de las relaciones que se comparan son estrechamente similares.

La historia de las ciencias enseña que muchos de los inventos han sido
producto de analogías. Así el funcionamiento del radar y el sonar son análogos
a la capacidad que tienen los murciélagos y los delfines de detectar objetos
para no estrellarse contra ellos; igualmente, una cámara fotográfica es análoga
al ojo humano. Por otra parte, en la enseñanza de la lingüística, para explicar
la estructura jerárquica de los elementos de las lenguas se emplea la analogía
del árbol (con su tronco, ramas, hojas). En geografía, el concepto de glaciar se
puede explicar por su analogía con un río de hielo. En el derecho anglosajón,
¿que es la teoría del caso sino la aplicación de lo actuado en un caso ya
resuelto a uno nuevo? Las tres ramas de poder público tienen elementos
análogos en los tres niveles: nacional, seccional y municipal. En la rama
ejecutiva: presidente/gobernador/alcalde; en la legislativa: senado/
asamblea/concejo; en la judicial: consejo de estado/contencioso
administrativo/personería. Los ejemplos en cada una de las ciencias y de las
disciplinas podrían multiplicarse.

Según Glym (1990: 55) hay todo un modelo de enseñanza basado en la


analogía, llamado “Modelo de Enseñanza por analogías”. Este fue fruto de una
investigación sobre cuarenta y tres libros de estudio en los que se enseñaba
mediante analogías. Está considerado como el recurso que establece un
puente entre el conocimiento previo del estudiante y el nuevo conocimiento. El
método consiste en seis pasos: 1) presentar el concepto central, 2) evocar el
concepto análogo, 3) identificar los elementos similares, 4) hacer un diagrama
con los elementos similares, 5) elaborar conclusiones acerca de los conceptos
y 6) Indicar dónde la analogía empieza a desmoronarse.
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Según el instructivo anterior, en la analogía de la cámara y el ojo, el concepto


central es la cámara; el concepto análogo evocado es el ojo. Los elementos
similares son el cristalino/ lente; retina/película; párpado/cubierta del lente;
acomodación del cristalino/foco; dilatación de la pupila/abertura. El ejemplo
muestra cómo son varias las relaciones que se dan entre los dos objetos ya
que cada un de sus elementos guardan cierta relación. De ahí que se pueda
afirmar que esta analogía es bastante vigorosa y explicativa.

Con frecuencia los términos analogía y metáfora suelen usarse indistintamente.


Slym (1990: 52) sostiene que el término analogía se usa en contextos
científicos y que metáfora en el literario. Sin embargo, Ogborn et al. (199(: 109-
113) prefieren llamarlas metáforas. Lakof y Johnson (1998 ) en “metáforas de la
vida cotidiana” demuestra cómo gran parte del conocimiento nuevo se
fundamenta en un concepto viejo visto en la naturaleza. Su tesis: “la naturaleza
lo pensó primero” es la concreción de esta concepción de la metáfora.

La analogía no sólo se puede emplear para ilustrar una idea. Puede servir para
como paradigma para estructurar un texto. Así, en una de esas intervenciones,
un senador de la República estructuró todo su discurso acerca del escándalo
de los subsidios agrícolas a familias pudientes del país (Agro ingreso seguro)
mediante la analogía con una piñata. Una de las características retóricas de su
intervención fue la reiteración de los componentes analógicos.

Ilustración por citación.

Una de las formas de ilustrar una idea es introduciendo el discurso de otro en el


propio. El objetivo es apuntalar, sustentar, esclarecer el pensamiento propio
con el pensar de personas que en el campo tratado se consideran autoridades
o representan de algún modo la corriente de pensamiento sobre el objeto del
tema. En este esquema hay, por tanto, un tema central o discurso de base y el
discurso citado. Para llevarlo a cabo hay dos estrategias o dos estilos: directo
e indirecto. Cada uno de éstas tiene sus propias marcas y objetivos definidos.
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Se cree que el estilo directo es más fiel al pensamiento del discurso citado que
el segundo; sin embargo, como se dijo arriba son sólo dos estrategias de
escritura; salvo que el primero en el discurso académico tiene otras exigencias.

La cita en estilo directo se introduce en el texto mediante los verbos de


“decir” como afirmar, contar, gritar, preguntar, insistir, espetar, escribir,
consignar, seguidos de dos puntos y lo citado entre comillas. Por ejemplo: No
hay que preocuparse por la conducta de personas que están lejanas. Siempre
hay que aplicar el refrán que dice: “ojos que no ven corazón que no siente”. El
objetivo de traer a colación este refrán es imprimirle veracidad, autenticidad a la
idea expresada; apelar la filosofía popular como fuente de la verdad. En
muchos otros casos sirve para argumentar en pro de una idea. (véase, por
ejemplo, el artículo de sobre argumentación). .

Hay otras formas de introducir el discurso del otro (lo citado). Tales formas son
como: en palabras de X…, de acuerdo con X…, como lo expresara X…, en
términos de X…, siguiendo a X … En los textos académicos es importante
señalar la fuente de donde se extrajo la cita, aunque no esté expresada en
estilo directo, o la alusión; incluso, indicando la página. Es una convención
imprescindible en la redacción de textos académicos. Obsérvese, por ejemplo,
la siguiente identificación: Ogborn et al. (199: 109-113). A este respecto, hay
que tener presente que hay varias convenciones, estatuidas para citar; entre
otras, las normas APA (Asociación americana de psicología), MLA (Asociación
americana de literatura), Normas ICONTEC, etc. Cada una presenta las
normas utilizadas en distintas disciplinas para la presentación de artículos de
carácter científico o para publicar.

La cita en estilo indirecto se introduce en el texto sin comillas, generalmente


mediante la conjunción “que” precedida de alguno de los verbos de decir. El
ejemplo del párrafo anterior es posible redactarlo en estilo indirecto así: No hay
que preocuparse por la conducta de personas que están lejanas. Siempre hay
que aplicar el refrán que dice que ojos que no ven corazón que no siente.
¿Cuál es el efecto de una y otra redacción? La primera da la impresión de
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haber reproducido más fielmente el refrán; en cambio, la segunda pasa por alto
la fuerza ilocutiva del refrán.

CAPACIDAD PARA DESCRIBIR.

Esta tercera clase de esquemas permite al escritor presentar las


características, propiedades o funciones de los objetos, entidades,
instituciones, eventos o personas de los que se ocupa el texto. Una descripción
puede hacerse mediante la definición, la clasificación, la comparación y el
contraste, entre otros.

Descripción por definición.

Para desarrollar un tema una de las prácticas más arraigadas es la de definir el


término central del mismo. Así para desarrollar el párrafo introductorio acerca
de los esquemas de ilustración se echó mano de la definición de la academia;
se reprodujo la acepción más conveniente: “aclarar un punto o materia con
palabras, con imágenes, o de otro modo”. El empleo de este esquema no es
propio de ninguna clase específica de texto; se puede encontrar en todos los
tipos de texto; sin embargo, abunda en los textos que usan el modo expositivo.

La definición llega a ser tan propio y definidor del tipo de discurso que teóricos
como Calfee y Curley (1997:72 ) sugieren que el aprendizaje de la zoología,
por ejemplo, consiste en dominar el esquema que se usa para definir los
animales. El esquema que propuesto para definir en zoología las distintas
clases de animales tendría el siguiente patrón básico: apariencia, hábitat,
alimentación y comportamiento. De manera que una de las tareas
investigativas al respecto sería la de establecer cuáles son los elementos
constitutivos de las definiciones en las distintas disciplinas universitarias; es
decir, cuáles son las categorías que deben incluirse en la definición de los
conceptos básicos de las disciplinas o ciencias.

En general, hay distintas formas de definir un término, objeto, entidad,


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institución, evento, suceso o acción. El empleado para ilustrar mediante


ejemplos es una de ellas (la definición por extensión). Entre las distintas clases
de definición se nombran las siguientes: la etimológica, la funcional, la
específica o esencial y la descriptiva.

La definición etimológica trata de establecer el significado de un término por


su origen o procedencia. La palabra etimología proviene del griego ethimos,
origen y logía, tratado. Derivadas del griego hay miles de palabras de la
lengua española empleadas en las ciencias; incluso, en las ciencias naturales y
la medicina. Otra fuente de derivación de las palabras es el latín, lengua de la
cual provienen las lenguas romances como el castellano, el francés, portugués,
italiano, rumano y catalán. Con respecto a la etimología de las palabras hay
que tener presente que las lenguas del mundo son verdaderos seres vivos que
evolucionan. Así, las palabras adquieren nuevas aplicaciones, nuevos usos,
otras denotaciones con el trascurrir del tiempo. Estos cambios han hecho
incurrir a más de un ilustre filólogo en ambigüedades bochornosas.

Mediante la definición funcional se le suministra al lector una información


relativa al para qué sirve el objeto definido; es decir, cuál es o cuáles son sus
usos. Una definición funcional se introduce en el texto con palabras como sirve
para… se usa para… tiene como función… etc. Así para definir el derecho de
petición se puede decir que es “la facultad que tiene una persona para
presentar solicitudes ante las autoridades y obtener de ellas una pronta
solución a lo pedido”.

La definición esencial o especifica, como su nombre lo indica, se construye a


partir de establecer o nombrar la característica, cualidad o propiedad que sirve
para diferenciar de manera específica a un objeto de otros que tienen con él de
un mismo género. Los filósofos siempre se han preguntado ¿cuál es la
característica que diferencia al hombre de los demás animales? (con ellos
comparte muchas otras); puesto que el rasgo “animal” es el género próximo.
Con respecto a la diferencia específica, unos dicen que su capacidad para
simbolizar, otros que su racionalidad, otros que su capacidad de hablar, etc. De
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donde resultan las definiciones de “animal simbolicus”, “animal racional”,


“animal loquens”.

Para lograr una correcta definición esencial es necesario emplear una


categorización estricta; de manera que el objeto definido quede incluido en una
sola clase. El empleo de la oración atributiva, mediante el verbo ser, es la
característica sintáctica propia de esta clase de definiciones. El verbo se
emplea en tiempo presente dado el carácter temporal de su significado; antes
que la temporalidad, este presente significa la certeza de la proposición
expresada mediante la oración: “El hombre es un animal de costumbre”, “la
mujer es la primera maravilla del mundo”, etc.

Definición descriptiva.

Como se expresara anteriormente, en zoología para describir los distintos


animales se usa el esquema constituido por una descripción de las
características de apariencia, alimentación y comportamiento y hábitat. Las
definiciones, en cada una de las ciencias, usan un esquema específico en que
hay que describir lo más exactamente posible las características propias de los
objetos, seres, fenómenos o eventos definidos. De ahí la sugerencia de Calfee
y Curley (1997) de que aprender a definir en una ciencia determinada es
aprender a utilizar los esquemas de definición descriptiva propios de cada una.
Obsérvese cómo las definiciones descriptivas tienen la función de enseñar a
aprender (función epistémica de la escritura).

No es redundante, por tanto, recordar la sugerencia de que es plausible y hasta


imperativo, emprender una investigación cuyo objetivo sea establecer el
esquema de definición descriptiva propia del área de conocimiento de cada
disciplina o escuela.

Una de las características lingüísticas de esta clase de definición es el uso de


adjetivos Si la descripción es objetiva - las científicas deben serlo -´los
adjetivos deben ser objetivos. Estos se refieren a: tamaño (grande, pequeño),
18

aspectos generales de los objetos (fuerte, grueso), edad (viejo, joven), forma
(redondo, triangular), personalidad (orgulloso, sincero), color (verde, negro),
material (acerado, plástico) y origen (samario y francés). En aras de cierto rigor
académico es necesario que cada adjetivo que se coloque sea la expresión de
un juicio. Esta manera de describir contrasta con la subjetiva en la que se
emplean adjetivos subjetivos de tipo interesante, importante, sugestivo, mal,
bien, bárbaro, etc.

Descripción por clasificación.

En una clasificación se enumeran los miembros o elementos de una clase,


incluidos en la misma mediante un criterio, principio, norma o ley. Una clase,
según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, se define como “el
orden en que con arreglo a determinadas condiciones o calidades se
consideran comprendidas diferentes personas o cosas”. La descripción
clasificadora adquiere los visos de una definición cuando se enumeran todos
los elementos de la clase o al menos los más representativos. Esta
enumeración tendrá el carácter de anticipativa cuando el criterio de
clasificación está explicito; es decir, si se expresa primero el criterio de
clasificación éste tendrá el carácter de anticipador. Hay que distinguir esta
definición clasificadora de la definición por extensión en que se enumeran los
miembros de una clase; por ejemplo: Los colegios de Santa Marta son: el Liceo
Celedón, el Seminario, la presentación, el San Luis, etc.

El criterio de clasificación se expresa mediante perífrasis o rodeos tales como:


según X… se clasifican en: … , con base en X… se dividen en: …. , de
acuerdo con X … se clasifican en: … teniendo en cuenta X… se establecen X
clases: … , Según X … puede ser de las siguientes clases: … etc.

La descripción de clasificación tiene la función de párrafo ordenador de la


construcción del texto, en el sentido de que cada uno de los miembros de la
clasificación debe ser objeto de una definición, ilustración o explicitación.
19

El siguiente ejemplo ilustra de manera clara los conceptos arriba expresados:

Con base en que el conocimiento es una construcción intelectual


que suministra información controlable acerca de las cosas y que
no es un acto único que se alcanza espontáneamente, los
conocimientos se clasifican en: conocimiento vulgar (sentido
común) es espontáneo, conocimiento técnico (parte de la praxis
sobre el mundo), conocimiento simbólico (arte y letras),
conocimiento social (los hombres en sociedad), conocimiento
político (es partidario con visos de espontaneidad), conocimiento
religioso (dogmático), conocimiento científico (sistemático,
verificable) y conocimiento filosófico (interpreta la realidad como
un totalidad).

El análisis del párrafo muestra primero que el criterio para establecer las
distintas clases de conocimientos es la concepción misma de conocimiento.
Las ocho clases establecidas son brevemente caracterizadas con un adjetivo
objetivo.

Descripción por símil o comparación

Una de las maneras de describir un objeto, entidad o ser es mediante su


comparación con otro objeto, entidad o ser con el cual guarda una relación sea
de similitud sea de diferencia. Cuando se comparan dos cosas algunas veces
las semejanzas son las importantes; otras veces son las diferencias. Sin
embargo, no todas las semejanzas o diferencias son importantes. Por ejemplo,
no es una semejanza importante que dos libros tengan un número de páginas
iguales. Tampoco es importante que tengan un número diferente de páginas.
Es posible hablar de comparaciones convencionales, exactas y figurativas.

Las comparaciones convencionales o idiomáticas se emplean cuando no hay


una característica de similitud o diferencia original. Así se dice: blanco como la
nieve, veloz como una gacela, tan ágil como un felino, tan duro como una
piedra, tan lento como un paquidermo.

Una comparación exacta establece diferencias y similitudes entre dos objetos,


entidades o seres. En la expresión Juanito era tan grande como su hermano
mayor, se establece una similitud exacta entre el tamaño de Juanito y su
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hermano mayor. En ciencias se emplean las comparaciones exactas para


descripción de los fenómenos observados. En estas comparaciones, definir las
semejanzas y diferencias esenciales constituye el factor que determina la
diferencia específica de la definición esencial.

Una comparación figurativa expresa un parecido entre dos cosas diferentes. En


este tipo de comparación las diferencias y semejanzas son inexactas. Una
descripción como su pelo brillaba como un lucero es una comparación
inexacta. Es en este sentido que se habla de comparación figurativa o símil.

Descripción por contraste

Una de las formas para desarrollar una descripción es por medio del contraste.
En ésta se emplean características, propiedades, cualidades, actitudes,
aptitudes y comportamientos similares o diferentes entre dos objetos,
entidades, seres, eventos, episodios. Pero, a diferencia de la comparación, se
enfatiza en aquellas en que se hallan en una relación como la de blanco y
negro, bueno y malo, positivo y negativo; es decir se resalta lo antitético. Un
texto sobre el perro y el gato se puede desarrollar en primer lugar describiendo
cuáles son las semejanzas entre estos dos animales. A continuación se pueden
describir sus diferencias más específicas en cuanto a apariencia,
comportamiento, clasificación o utilidad. A este respecto vale la observación de
que se debe, en cuanto sea posible, emplear el esquema de definición propio
de la disciplina.

Como ejemplo de una descripción de contraste se puede analizar la


comparación que hace José Selgas acerca de dos niños: uno huérfano y otro
de madre solicita.
Veis dos niños jugar alegres a la puerta de una casa: los dos
tropiezan a un mismo tiempo y ambos ruedan por el suelo. Uno
de ellos siente al instante alrededor de su cuerpo unos brazos
cariñosos que lo levantan, una mano suave que le limpia el
vestido, una boca impaciente que le besa sus mejillas. Este
tiene madre. El otro espera en vano; se levanta poco a poco; él
mismo sacude con tristeza el polvo de su vestido y va a la
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pared más cercana a confiar sus ahogados sollozos; es un niño


huérfano.(José Selgas, tomado de Bruño (1956: 644)
Dos observaciones acerca de este texto. En primer lugar hay una comparación
en donde se muestran las acciones similares que realizan los dos niños: juegan
alegres… tropiezan … se caen… Acto seguido, se observa el comportamiento
diferente que recibe cada uno: mientras el que tiene madre, ésta lo levanta… le
limpia… le besa, el huérfano se levanta solo … se sacude … llora.

Un hecho digno de resaltarse en el párrafo es el paralelismo sintáctico de las


oraciones referidas al huérfano y al que tiene madre. Por otra parte, hay que
resaltar el uso del tiempo presente de los verbos, propios de las descripciones
con carácter pictórico.

La capacidad de describir, en especial la descriptiva por comparación y


contraste exige gran dosis de observación, al igual que el trabajo de
seleccionar aquellos rasgos o detalles pertinentes para una adecuada pintura
del objeto para describir. Igualmente, es necesario establecer las relaciones
de contigüidad existente entre los componentes del objeto.

CAPACIDAD PARA SUSTENTAR.

¿Qué se pretende con la instrucción: “sustente su punto de vista”? Cuando el


maestro emplea esta instrucción pretende que el alumno sea capaz de dar
razones o de justificar su punto; son dos clases de razones: explicativas y
justificativas.

Las razones explicativas responden a preguntas tales como: ¿por qué?, ¿para
qué?, ¿qué motivó tal acción?, o ¿por qué aceptar determinada acción o
afirmación?., ¿por qué X actuó de X manera?, ¿con qué propósito?, ¿en qué
se basa o fundamenta? Interrogantes a los cuales se contesta con un
enunciado del tenor de: “por causa de Z”. Son explicaciones acerca del
porqué de una aserción o acción.
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Estas preguntas dan pie al esquema causa-efecto. Este patrón se fundamenta


en el hecho de que toda acción tiene como condición necesaria y suficiente para
su ocurrencia que se den otra u otras acciones. Así, es posible preguntarse por
las causas de: La revolución de los comuneros, de la independencia de
Colombia; el fenómeno del niño; la pobreza de la región Caribe; el analfabetismo
funcional de los colombianos; la poca cultura ciudadana; la venta de votos, etc.

En este esquema la enunciación de las causas va precedida de marcadores


como: Porque, por causa de, entre otras causas... por el hecho de que, dado
que, puesto que.

Las razones, también, pueden ser justificativas en cuanto que se pretende con
ellas que se acepte como correcto una acción o aserto; esto es, también se
busca un porqué orientado a hacer aceptar determinada acción o afirmación,
aunque éste no sea una razón suficiente. Estas responden a interrogantes
como: ¿qué consecuencias se derivan?, ¿qué implicaciones?, ¿quiénes
sostienen este punto?, ¿qué procedimientos lo autorizan?, ¿qué normas la
sustentan?, ¿en qué teorías se apoya?, ¿qué paradigmas lo justifican?, etc.

Al interrogante ¿qué consecuencias se derivan?, se contesta con el esquema


antecedente / consecuente. Por ejemplo, justificar un punto de vista contra las
reformas a la seguridad social puede conducir a la búsqueda de antecedentes
en otras regiones, o en el pasado; a establecer las consecuencias que la
implementación de esas reformas tendrá en el sistema de salud, etc.

El esquema antecedente/consecuente está entroncado con las preguntas arriba


formuladas. De ahí que sea posible preguntarse por las consecuencias o
implicaciones de: Comer sano, fumar mucho, el calentamiento global, la
violencia intrafamiliar, la reforma de la constitución para favorecer el apetito de
poder del gobernante de turno, la politización de la justicia, la imposición de la
pena de muerte, la firma del tratado de libre comercio con Estados Unidos, etc.

Las formas de expresión de este esquema son: entonces, pues, luego, así que,
así pues, en efecto, por ende, por consiguiente, en consecuencia, de ahí que,
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por lo tanto, de modo que, de suerte que, gracias a, de este aserto se sigue,
ello implica, son varias las implicaciones de esta proposición, etc.

La capacidad de sustentar un punto implica, por tanto, argumentar. ¿Qué es


argumentar? Una definición de la argumentación como modo de organización
discursiva, desde una concepción pragmática, conlleva: un acto ilocutivo, un
contenido proposicional constituido por las llamadas premisas, una proposición
concluyente y una relación entre las premisas y la conclusión. Estos cuatro
elementos están, de una u otra forma, presentes en toda argumentación.

En la retórica tradicional de la argumentación se establece la distinción entre el


logos (el conjunto de proposiciones propias del discurrir lingüístico), el pathos
(lo que se pretende con el acto discursivo) y el ethos ( los protagonistas en la
enunciación).

Por lo general, el logos está constituido por el conjunto de premisas: fácticas,


verdades, presunciones, valores y lugares. En este sentido todos los
enunciados de una argumentación son proposiciones que están debidamente
relacionadas entre si por las distintas clases de relaciones de coherencia:
referencial, causal, de propiedades, motivacional y de soporte.

El pathos se corresponde con el carácter ilocutivo de los enunciados, que no


es más que la intención comunicativa del acto locutivo (la expresión del acto), o
el objetivo de la argumentación que no es otro que el de convencer, provocar
la adhesión del otro o persuadirlo de la bondad de una idea. De manera que a
cada acto argumentativo le corresponde una intención que no es otra que
influir sobre la conducta del destinatario; ya sea para acepte los puntos de vista
del escritor, ya sea para persuadirlo de obrar en determinada dirección.

El ethos se corresponde con el persuasor; es decir, los protagonistas del acto


ilocutivo. En las condiciones preparatorias de cada uno de los distintos actos
ilocutivos están definidas las características de los protagonistas. En la teoría
de la persuasión, gran parte de la carga de convicción radica en la credibilidad
asignada al emisor; credibilidad que puede estar basada en su recorrido
académico, los éxitos en la vida profesional, la capacidad de empatizar o de
negociar con el destinatario, mediante el poder de su expresión. De manera
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que a mayor credibilidad mayor será su poder de persuasión. De esta manera,


ciertas sustentaciones son más justificativas que explicativas; se basan más en
elementos circunstanciales que en razones.

Entre otras de las características de la argumentación señaladas por en


Calsamiglia y Tusson (1999: 298) está su carácter polémico marcado por
oposiciones del tipo tesis/antítesis, proponente/oponente, propuesta/
contrapropuesta, uno de cuyos elementos básicos es la conjunción adversativa
“sin embargo” que se evidencia en el esquema argumentativo de progresión.

Dice idea Causales


Hay quien opina A y sostiene su opinión con X argumentos Autoridad
Piensa aserto Consecuencias

SIN EMBARGO,

Digo idea a fortiori


Yo opino B y sostengo mi opinión con Y argumentos analogías
Pienso aserto ejemplos

En el esquema argumentativo no necesariamente están explícitos los


elementos propios de hay quien dice A y sostiene su idea con X argumentos
que pueden ser, entre otros causales, de autoridad o de consecuencias. Lo
que este esquema subraya es el carácter polémico y dialéctico de la
argumentación. Igualmente, es notoria la especificación de la voz del
argumentador; la voz de un yo que opina, piensa, dice.

Este modo de organización discursiva es propio de los ensayos y artículos de


opinión en que el escritor quiere mostrar cuál es su punto de vista sobre un
tópico que considera problemático y que merece ser visto a partir de una nueva
perspectiva. Este tipo de estructuración se observa muy poco en ciertos
ensayos. Por falta de la misma son más de carácter expositivo. Así, los
párrafos que sustentan ese punto de vista también presentan una
estructuración similar; en otras palabras, son más expositivos que
argumentativos.
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ESQUEMAS MOTIVADORES

Para lograr la eficacia del texto el escritor tiene que atraer la atención del lector.
La estrategia para lograrla es la motivación; ésta consiste traer a colación una
serie de esquemas o recursos entre los cuales se pueden mencionar los
chistes, las anécdotas y las frases célebres y punzantes.

Los dos primeros recursos podrían clasificarse por su estructura dentro de las
secuencias narrativas. Así como pueden funcionar para explicar una idea o
para localizar en el tiempo y en el espacio el objeto de estudio, también
pueden emplearse para motivar. En la práctica de retórica de la exposición oral
en norte América se emplean para introducirla; esto es, la función de ambos
recursos es llamar la atención del auditorio.

Incluso, por ejemplo, contar una buena anécdota es un medio para argumentar.
Así, para señalar y sustentar la idea de que el niño a la edad de cinco años
tiene interiorizada la gramática de la lengua no hay mejor recurso que
contarles la anécdota de la niña de cinco años que al escuchar hablar a un
gringo hablar si hacer las inflexiones verbales de nuestra lengua; esto emplear
los verbos sin conjugarlos bien, se acerca a su padre un lingüista y le dice.
“cierto papito que ese señor no sabe hablar.”.

Otro tanto se puede lograr con un chiste. Así para explicar que el significado de
las palabras depende del contexto el recurso al chiste es una muy buena
estrategia. Recuérdese el caso de la niña que pregunta que es pene. El padre
le hace una explicación minuciosa del órgano masculino. Después de su
densa explicación le pregunta: ¿Quién te dijo esa palabra?. La niña le
contesta: la monjita nos dijo que había que rezarle a las ánimas para su alm a
no pene. Los ejemplos crecen silvestres.

Otro recurso para llamar la atención es la reiteración de frases célebres o


punzantes con el fin de grabarlas y llamar la atención del lector. Algunos diarios
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suelen colocarlas en recuadros. Así, en un artículo de Sarmiento en el


Espectador sobre el “ Manejo errático” de la Economía se haya el siguiente
recuadro. “2.6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) es el déficit fiscal del
Gobierno de Uribe”. Por otra parte, en los textos es un lugar común los
epígrafes. En la ponencia sobre la necesidad de cambiar la dupla lecto
escritura por scripto lectura el citó una célebre definición de Einstein sobre la
locura. “Locura es hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes”.

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