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Escuela de Psicología
Análisis y Producción de Textos
La bisexualidad hoy en día no tiene una causa clara o alguna explicación determinante. En
psicoanálisis Freud nos habla de una bisexualidad originaria universal tanto del individuo
humano como del animal (Freud, 1920, pp.164) de la cual se sirve para dar explicación a la
constitución sexual del sujeto y la elección de su objeto sexual mediante su reconocida
teoría; el complejo de Edipo. De esta teoría también se desprende que, una bisexualidad
adulta sería el resultado –entonces- de una fijación en esta etapa de la niñez, ya que la
salida “exitosa” de la misma, sería por medio de la represión de la bisexualidad para
concluir en una heterosexualidad, o por otro lado menos frecuente a una homosexualidad.
Pero esta explicación teórica, y tal como el mismo Freud menciona en “El malestar en la
cultura” al pie de página, “La doctrina de la bisexualidad sigue siendo todavía muy oscura,
y no podemos menos que considerar un serio contratiempo que en el psicoanálisis todavía
no haya hallado enlace alguno con la doctrina de las pulsiones.” (Freud, S., 1930, pp. 103)
ya que tampoco explica la bisexualidad adulta.
A partir de esto y siguiendo entonces la teoría freudiana, es que se puede pensar sobre una
posible fijación en la niñez temprana que cause la bisexualidad, ya que no existiría una
salida opcional al complejo de Edipo que termine en una bisexualidad y a su vez surge la
pregunta sobre el motivo que permita que se instaure esta posible fijación en la niñez justo
en el momento de la elección del objeto sexual, es que acaso ¿existe relación entre la
bisexualidad y algún suceso vivido en la niñez? Para intentar responder esta pregunta es
entonces que se encuestará a un grupo de personas que se identifican con la bisexualidad y
declaran abiertamente poseer esta orientación, sobre vivencias significativas en esta
importante etapa de sus vidas, y a través de comparar sus respuestas lograr reconocer una
posible causa de su bisexualidad, y que además nos permita pesquisar sobre fijaciones
infantiles que se relacionen con la elección del objeto sexual.
Específicos:
Hipótesis Iniciales:
incluidas acciones tan simples como tomarse de las manos o besarse. Por lo tanto, la
Entonces la bisexualidad podría definirse como una atracción duradera a ambos sexos, y
además agrega que la bisexualidad sería “tener atracciones emocionales, románticas o
sexuales para hombres y mujeres” (APA, 2018).
varón o hembra, se encuentran vestigios del aparato genital del sexo opuesto [...].
Podemos decir que para Freud hay una bisexualidad constitutiva en la estructura de
los sujetos, ya que ambos sexos tienen la pasividad que se le designa comúnmente a la
mujer y lo activo que se le designa comúnmente a lo masculino, esto en otras palabras,
quiere decir que el individuo en las primeras etapas del desarrollo libidinal no tiene
diferencias que se le atañen propiamente a lo masculino o a lo femenino, por ende, la
constitución del ser-humano es la bisexualidad. (Freud, 1924)
También podemos leer en Freud (1933) como la mujer llega a pasividad y el varón
a lo activo por las normas sociales, pero ambos sexos tienen algo de activo, como pasivo,
por ende, lo masculino o lo femenino no está dado por una cuestión biológica, ni de roles
activos o pasivos, sino que los femenino y lo masculino está atravesados por la vida
anímica, pero aun así en el individuo van a haber oscilaciones muy notables entre lo
femenino y lo masculino, por lo que se puede tener una lectura de Freud que apunta
justamente a que el género, no condiciona al sexo, así como tampoco la orientación sexual,
todos nacemos bisexuales por las etapas de desarrollo libidinal.
Freud, da la base para entender la bisexualidad a través de una causa psíquica, ya
que plantea cómo se juega la bisexualidad en el desarrollo libidinal, y como en las etapas
del desarrollo de la libido no hay diferenciación entre hombre y mujer hasta la etapa fálica.
Lo que hace que, para Freud, se pueda plantear que la bisexualidad reaparece en la vida
sexual madura cuando hubo una fijación en la infancia dada por el complejo edípico.
Siguiendo las postulaciones de Freud es que Butler nos dice entonces que la
bisexualidad sería la base psíquica anterior a todo discurso que es reprimida posteriormente
a través de producciones discursivas, de costumbres generativas y obligatorias excluyentes
de la heteronorma. (Butler, 2007, pp. 133)
pp. 132)
Y a partir de acá es que la bisexualidad se puede entender como algo más bien
reprimido por la sociedad y sus costumbres, tal y como lo postula Foucault (2007) en la
Historia de la sexualidad, el siglo XVII sería un siglo marcado por la represión donde
hablar de sexo era condenado y mal visto, por lo que su prohibición no se tardó en ser
declarada por las creencias religiosas que en ese entonces dominaban en gran parte no solo
a las clases sociales, sino también el pensamiento de la mayoría.
Mucho tiempo antes, la civilización griega aceptaba normalmente las características
bisexuales entre su población, siendo el primer acercamiento sexual de tipo homosexual
entre los hombres, que muchas veces derivaba en relaciones con mujeres
Así, los antiguos concebían el deseo de un modo unitario desde el que no era
posible pensar en términos de atracción homo o hetero, sino en una dirección del
deseo en función de belleza y prestigio, por lo que en algunos casos –como el de los
varones griegos-, había de volcarse primero en los jóvenes y después en las mujeres
(Mendoza, 2018)
2007)
hay que hacer saltar el aparato binario, estallar las certezas de identificación,
en Mendoza, 2018)
Le vamos dando a un sentido a las prácticas e identidades sexuales imperantes, por más que
estas no tengan sentido, para tratar de dar respuestas adaptativas (Bourdieu, 1982), por lo
que se nos pone un sentido imperante para tratar de adaptar a los sujetos a una norma, por
lo que se podría decir psicoanalíticamente que la bisexualidad se reprime, ya que no es
socialmente aceptado ni socialmente adaptativo. Creemos que la bisexualidad al igual que
todo lo que embarca la sexualidad, puede ser una expresión por variadas causas siempre
relacionadas con las historias de los sujetos, donde interfieren las familias, el ambiente, el
colegio, la sociedad, las amistades y todo el entorno social donde se desenvuelven los
sujetos.
Referencias
Schérer, R., & Vericat, I. (1998). Deleuze y la cuestión homosexual. Una vía no platónica
de la verdad. Debate Feminista, 18, 355-382. Recuperado de:
http://www.jstor.org/stable/42625385
Freud, S. (1924). El sepultamiento del complejo de Edipo. En Obras completas: Vol. XIX.
Buenos Aires: Amorrortu editores.
Freud, S. (1930). El Malestar en la Cultura. En Obras Completas Vol. XXI. Buenos Aires:
Amorrortu Editores.
Freud, S. (1933 [1932]). 33° conferencia. La feminidad. En Obras completas: Tomo XXII.
Buenos Aires: Amorrortu editores.