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Ciudadanía: Condición que reconoce a una persona una serie de derechos

políticos y sociales que le permiten intervenir en la política de un país

determinado.
Legislación: Se conoce como legislación al conjunto de las leyes que
posibilitan la organización de una cierta materia o de un Estado. El término
procede del vocablo latino legislativo.
Disciplina: Conjunto de reglas de comportamiento para mantener el orden y la
subordinación entre los miembros de un cuerpo o una colectividad en una
profesión o en una determinada colectividad.

Significado de Ciudadanía:

Ciudadanía se refiere al conjunto de derechos y deberes a los cuales el


ciudadano o individuo está sujeto en su relación con la sociedad en que vive. El
término ciudadanía proviene del latín civitas, que significa 'ciudad'. Por tanto,
ciudadanía es la condición que se otorga al ciudadano de ser miembro de
una comunidad organizada.
La ciudadanía implica derechos y deberes que deben ser cumplidos por el
ciudadano, sabiendo que aquellos serán responsables por la convivencia del
individuo en la sociedad.

Este concepto de ciudadanía está ligado al derecho, sobre todo en lo que se


refiere a los derechos políticos, sin los cuales el individuo no puede intervenir
en los asuntos del Estado, y que permiten la participación directa o indirecta del
individuo en el gobierno y en la consiguiente administración a través del voto
directo para elegir o para competir por cargos públicos de forma indirecta.

Uno de los requisitos de la ciudadanía para que los ciudadanos puedan ejercer
sus derechos políticos es la nacionalidad. Pero también existen personas que,
a pesar de ser nacionales de un Estado, no tienen los derechos políticos,
porque pueden haber sido revocados o denegados. Por ejemplo, los
presidiarios no tienen derecho a votar, que puede obligatorio para los mayores
de 18 años.

Registro:

Registro es un término que se origina en el vocablo latino regestum. Se trata


del accionar y de las consecuencias de registrar, un verbo que refiere
a observar o inspeccionar algo con atención. Registrar también es anotar o
consignar un cierto dato en un documento o papel.
Historia referente a lo imaginario social referente a la ciudadanía en Venezuela:

Estudiar las creencias importa porque en muchos casos el comportamiento,


Acción individual o colectiva se asocia fuertemente con el pensamiento sobre
un determinado acontecimiento, objeto o estado de cosas. En general, las
creencias pueden expresarse como juicios que reconocen la existencia o no de
un evento, o la posibilidad o imposibilidad de una situación determinada. Este
tipo de creencias se denomina positivo y su validez es susceptible de ser
comparada con la realidad (Boudon y Bourricaud, 1994:133). Las creencias
pueden ser verdaderas si son, por así decirlo, compatibles con el estado de
cosas del mundo, y pueden estar justificadas si se tiene evidencia sufciente
para sostenerlas (Elster, 2007:124). Las creencias, en suma, permiten
establecer los fnes de la acción individual o colectiva y orientan la búsqueda de
los medios para alcanzar tales fines. Pueden entenderse como guías,
orientaciones para la acción que pueden ser escogidas o construidas por los
actores en función de su experiencia, personalidad y situación (Boudon y
Bourricaud, 1994:137-141).
Positivamente el funcionamiento actual de la democracia y la mayoría prefiere
la libertad antes que la igualdad social. La evidencia permite concluir que los
entrevistados tienen una visión de la ciudadanía en la cual parecen predominar
creencias asociadas con la experiencia democrática liberal vivida en Venezuela
durante las cuatro últimas décadas del siglo pasado; son débiles, en cambio, la
participación y el interés asociativo relacionados con la tradición republicana de
la ciudadanía y el modelo político vigente.
Las creencias normativas sobre ciudadanía, acerca de lo que es ser un buen
Ciudadano, son la cristalización, como ha dicho Dalton (2009:5), de la cultura
Política de un país. Definen lo que la gente cree se espera de ellos en su rol de
Participantes en el sistema político y expresan las expectativas respecto al
Gobierno y el sistema político. Se sabe, también, que la ciudadanía otorga
identidad cívica y esta identidad es un recurso poderoso no solo para promover
autonomía y desarrollo en el individuo, sino, en particular, porque contribuye
con la activa participación de las personas en la esfera pública y, por ello,
puede llegar a ser una fuente invalorable de integración social y política
(Leydet, 2009). Marshall, cuyo trabajo pionero sobre la ciudadanía es de
obligada referencia, la define como aquel estatus que se concede a los
miembros de pleno derechode una comunidad. Sus beneficiarios son iguales
en cuanto a los derechos y las obligaciones que implica (Marshall,
1998[1950]:37). El ideal democrático presupone la expansión de los derechos
de ciudadanía a todas las personas. Para Marshall, estos derechos se agrupan
en tres categorías que, a su vez, definen los elementos constitutivos de la
ciudadanía. Así, la dimensión civil o legal se refiere al proceso de
universalización de la libertad individual, es decir, corresponde a la libertad de
la persona, de expresión, de pensamiento y religión, derecho a la propiedad y a
establecer contratos válidos, y derecho a la justicia. El ejercicio de estos
primeros derechos es protegido por el Estado de derecho y las instituciones de
justicia. El componente político de la ciudadanía se hace posible por la
existencia previa de las condiciones que aseguran las libertades,
y atañe al “(…) derecho a participar en el ejercicio del poder político como
miembro de un cuerpo investido de autoridad política, o como elector de sus
miembros(…)” (Marshall, 1998[1950]:22). La generalización de estos derechos
encuentra su espacio en las instituciones representativas de la democracia. La
dimensión social de la ciudadanía se relaciona, en cambio, con una amplia
constelación de derechos que van desde la seguridad social y el bienestar
económico mínimo, hasta poder compartir la herencia social, lo cual permitiría a
las personas vivir una vida acorde con las normas y acuerdos prevalecientes
en una sociedad. La educación pública y las agencias de salud y bienestar
social son las instituciones asociadas a la consolidación de estos derechos
(Marshall, p. 22).1 Conceptualmente, en una perspectiva contemporánea, se
reconocen dos modelos de ciudadanía: republicano y liberal. El primero
enfatiza el valor intrínseco de la participación política y el compromiso
ciudadano, y la promoción del ideal de la democracia deliberativa y directa.
Para el modelo liberal, en cambio, la ciudadanía se define en términos de
posesión de derechos. Valora por encima de todo la autonomía del individuo y
su estatus legal.
De allí la primacía de las libertades, asegurar la igualdad ante la ley y
resguardar el ámbito de las elecciones personales frente a la sociedad y el
Estado (Leydet, 2009:4; Villarroel, 2009). Lo que sugieren análisis recientes es
que, en lugar de oponer los dos modelos, podemos comprenderlos como
complementarios, dado que la libertad política es el necesario correlato de la
libertad individual. Por otro lado, es preciso tener en cuenta que la seguridad y
protección que proveen las autoridades no pueden darse por sentadas, sino
que ha de asegurarse mediante el activismo relativamente constante de la
ciudadanía. Lo que puede afrmarse hoy con certeza, según Leydet, es que
el ejercicio persistente de la libertad política es “(…) el medio más seguro para
el desarrollo moral, pues abre mentes y espíritus hacia el ámbito público y
promueve la importancia respecto a la defensa de las libertades” (2009:5).
Buscando una defnición integradora, puede decirse que la ciudadanía alude a
una identidad cívica compartida, de alcance universal, que une a los miembros
de una comunidad política con independencia de sus afliaciones y por encima
de sus diferencias, estableciendo el acceso a derechos (políticos, civiles y
sociales) y responsabilidades respecto los deberes derivados de tal identidad.
Los miembros de esa comunidad promueven el bienestar común y son
considerados participantes activos en las instituciones políticas de la sociedad
(Konttinen, 2009; Leydet,2009; Cortina, 2005;
, 2004; Kymlicka, 2003; Marshall, 1998[1950]; Rawls,
1996[1993]).
Este artículo discute resultados de un estudio realizado en Venezuela durante
el año 2007. El propósito central de la investigación fue explorar creencias y
comportamientos referidos a algunos componentes de la ciudadanía. Para tal
efecto, se entrevistó en sus hogares a venezolanos adultos mayores de 18
años. La información Fue procesada mediante análisis descriptivo.
Encontramos creencias que definen al ciudadano desde una perspectiva legal:
es aquel que cumple la ley; la mayoría cree que los ricos hacen valer sus
derechos mientras los pobres nunca lo consiguen. Se tienen creencias muy
firmes acerca de los derechos sociales junto a baja confianza interpersonal,
desconfianza hacia las instituciones públicas y confianza en la Iglesia y los
militares. En cuanto a comportamientos y prácticas asociadas, se encontraron
muy bajos niveles de participación política y de membrecía
o activismo en organizaciones cívicas o políticas, al lado de preferencias por la
libertad frente a la igualdad social. Todo esto sugiere una visión de la
ciudadanía en la cual parecen predominar creencias asociadas con la
experiencia democrática liberal vivida en Venezuela durante cuatro décadas del
siglo pasado, mientras son débiles la participación y el interés asociativo
asociados con la tradición republicana de la ciudadanía.

Expresiones y conformación de ciudadanos de los pueblos originarios de


Venezuela:

Actualmente no se puede desconocer la importancia de los movimientos


indígenas latinoamericanos, en la construcción de las nuevas democracias.
Tanto a nivel global, como regional y local, se busca otorgar reconocimiento a
sus culturas, para incorporar plenamente a los indígenas a los procesos de
democratización, para establecer nuevas relaciones sociales, culturales y
políticas, que hagan posible mecanismos que permitan erradicar la pobreza y la
discriminación en la que viven la mayoría de los pueblos indígenas.

La identidad y derecho de los pueblos indígenas constituye un asunto crítico


y de trascendencia histórica para el presente y el futuro de América Latina. A
partir de la historia de la conquista, de la colonización y de las migraciones, la
región latinoamericana tiene hoy un carácter multiétnico, pluricultural y
multilingüe. El Instituto Indigenista Interamericano ha identificado una población
indígena en las Américas de unos 40 millones de personas pertenecientes a
cerca de 400 grupos étnicos. En las poblaciones indígenas se encuentra una
diversidad lingüística y étnica, múltiples formas de desarrollo socio-político en
hábitat diversos como las selvas, las montañas, el campo y los centros
urbanos. En todas estas latitudes las comunidades indígenas se caracterizan
por utilizar sus propias formas de decisión que constituyen una parte muy
importante de su tradición política y cultural (Gaviria, 1997).

Sin embargo, no siempre se ha sido respetuoso y consciente de la riqueza y


profundidad que presenta la diversidad cultural y los diferentes modelos
socioeconómicos de estos pueblos. Tampoco se ha hecho lo suficiente para
respetar sus tradiciones y autoridades. Al contrario, por muchos años gobiernos
fueron indiferentes a los indígenas o siguieron, en el mejor de los casos, una
política que pudiéramos calificar de paternalista que trajo consecuencias
adversas o fue bastante insuficiente tanto para el cumplimiento de las
responsabilidades de los Estados como para los indígenas. En general estas
políticas fracasaron en sus intentos de reducir la pobreza y la marginalidad en
que han vivido estas personas, o en mejorar la relación entre indígenas y el
Estado.

En los últimos veinte años, hemos sido testigos de las luchas emprendidas
por los movimientos indígenas que han incidido en la búsqueda de una
redefinición de la relación entre pueblos indígenas, Estados y la sociedad civil,
las cuales deben asumir nuevas formas, nuevos roles, nuevas maneras de
relacionarse entre si, y de esta manera dar origen a un nuevo tipo de ejercicio
democrático del poder (Bresser y Cunill, 2005:13).

Desde comienzos de los ochenta las sociedades de América Latina


experimentaron un proceso gradual, pero decidido, de apertura. Los
ciudadanos han ganado mayores espacios de participación política social y
económica a través de una ciudadanía activa que busca incidir directamente en
la superación de la exclusión. En este contexto, cuando nuestras sociedades
intentan dejar el modelo autoritario y centralista, e importantes sectores de la
sociedad, aun marginadas, demandan un espacio propio, se hace necesario
redefinir las nuevas relaciones culturales y políticas entre el Estado con todos
los sectores de la población, y ello involucra necesariamente a los pueblos
indígenas. Por parte de los indígenas es clara su lucha por sus propias
culturas, prácticas, organizaciones autogestionarias y cogestionarias y también
por el apoyo que a nivel nacional, regional e internacional tienen para ocupar
los nuevos espacios públicos institucionalizados que les corresponden en una
democracia moderna y más participativa.

En este trabajo, se parte por considerar la definición de la constitución de


sujetos sociales activos, que tiene como centro los procesos democratizadores
en América Latina, los cuales se fundamenta entre otros aspectos, en el
reconocimiento de la diferencia cultural y la apertura de nuevos espacios
jurídicos constitucionales para el ejercicio de una ciudadanía activa.

LA CONSTRUCCIÓN DE SUJETOS SOCIALES ACTIVOS

En los intentos latinoamericanos de construir sociedades democráticas se


enfrentan exigencias de diversos grupos, cuya exclusión de la vida nacional ha
venido dando lugar a una latente conflictividad, pues a las condiciones de
desconocimiento de la pluralidad cultural se añaden las condiciones de
subordinación en la que se encuentran los pueblos indígenas de América
Latina en general y de Venezuela en particular, que son la causa principal de
las luchas por el reconocimiento de la diferencia cultural.

Lo que se viene replanteando en América Latina, es el cambio del modelo de


Estado, para que se establezca formas de relaciones más equitativas en
términos económicos-sociales, y por ende los sistemas jurídicos-políticos
incluyan el respeto a la diversidad y a la pluralidad como parte esencial de las
nuevas prácticas Hasta ahora los movimientos sociales (indígenas), han
logrado en algunas instancias, transformar sus agendas en políticas públicas y
expandir las relaciones de la política institucional, han luchado por otorgar
nuevos significados a las nociones heredadas de ciudadanía, a la
representación y participación política, y como consecuencia a la propia
democracia. Los movimientos indígenas son un escenario crucial para
comprender como tiene lugar en la práctica este vital entrecruzamiento de lo
cultural y lo político.
La cultura es política, porque los significados son elementos constitutivos de
procesos, que implícita o explícitamente buscan dar nuevas definiciones del
poder social.

En este sentido, no hay práctica que no esté mediada por el discurso y


tampoco discurso que no tenga relación con la práctica. Sólo se puede
diferenciar la práctica y lo discursivo (si es que es posible hacerlo) con fines
analíticos (Escobar, 2001:22).

En otras palabras, la tensión entre lo textual y aquello que lo sustenta, entre


la representación y su fundamento, entre significado y prácticas, entre
narrativas y actores sociales, entre discurso y poder, nunca podrá ser resulto
en el ámbito de la teoría. Los avances en la teoría del discurso y la
representación han proporcionado herramientas para relatos más pertinentes
de la constitución mutua, del hecho, de la inseparabilidad de significados y
prácticas.

La nueva significación de la democracia, tiene una referencia básica, no la


democratización del régimen político, sino de toda la sociedad, incluidas las
prácticas culturales que encarnan las relaciones sociales de exclusión y
desigualdad. La puesta en marcha de esta democracia se está llevando a cabo
mediante una nueva definición de ciudadanía y de su referente central, la
noción de derechos (Dagnino, 2001: 71). Esto es, la nueva ciudadanía asume
la una nueva definición de la idea de derecho. Esta concepción no se limita a
cláusulas legales, acceso a derechos previamente constituidos, ni a la
implementación efectiva de derechos formales. Incluye la invención y creación
de nuevos derechos, que surgen de luchas específicas y sus prácticas
concretas, entre estas, las luchas indígena para que sea reconocido su
derecho a la diferencia dentro de la igualdad. La nueva ciudadanía requiere la
constitución de sujetos sociales activos (actores políticos, como las
organizaciones autogestionarias y cogestionarias) que definan lo que
consideran sus derechos y luchen por su reconocimiento. Se piensa que el
nuevo concepto de ciudadanía consiste justamente en esto. En este sentido, se
trata de una estrategia, de los excluidos, para asegurar, “desde abajo”, una
ciudadanía.

Asimismo, la idea de una la nueva ciudadanía va más allá de la exigencia del


acceso, la inclusión y la pertinencia a un determinado sistema político. Lo que
está en juego es, de hecho, el derecho a participar justamente en la definición
de dicho sistema, es decir, esto apunta hacia la transformación de la sociedad
y su estructura de relaciones de poder. Esto implica que los sectores
marginados, y excluidos como los pueblos indígenas ocupen espacios para el
control democrático del Estado mediante la participación efectiva de una
ciudadanía activa que incida directamente en el poder (Dagnino, 2001:72-78).

La ciudadanía activa basada en las propuestas alternativas de democracia


permiten la creación de instancias y mecanismos que hacen posible la creación
de nuevos espacios públicos (como las diversas formas de organización y
participación ciudadana), que revelan posibilidades de cambio importantes.
Estos experimentos se centran hacia los esfuerzos, por parte de los propios
pueblos indígenas, por ajustarse a la institucionalidad democrática. Estas
prácticas o experiencias muestran cambios cualitativos no sólo en las
modalidades de la toma de decisiones dentro del Estado, sino también en las
relaciones entre el Estado y la sociedad. Además, ellas expresan y contribuyen
a reforzar la existencia de ciudadanos/ sujetos y de una cultura de derechos
que incluye el derecho a participar en el gobierno local. Se trata de un proceso
de construcción de un modelo de comunidad de sujetos colectivos, donde los
individuos son en tanto sujetos de una comunidad, que confronta y a la vez
aprovecha el modelo de democracia ciudadana (Restrepo, 2005:25).

De esta manera, las nuevas definiciones de conceptos como democracia y


ciudadanía apuntan hacia direcciones que enfrentan la cultura dominante, a
través de una nueva significación de nociones como derechos, espacios
públicos y privados, formas de sociabilidad, ética, igualdad y diferencia
(Escobar, 2001:27).

Estos múltiples procesos que otorgan nuevos significados revelan de manera


clara definiciones alternativas de aquello que se quiere construir como político.

Al explorar la política en los movimientos indígenas, es necesario considerar


que la política, además de incluir una serie de actividades especificas (votar,
hacer campaña), que tienen lugar en espacios institucionales claramente
delimitados, como parlamentos o partidos; abarca además luchas de poder
puestas en marchas en un amplio rango de espacios definidos culturalmente
como privados, sociales, económicos, culturales.

El poder no debe entenderse como mecanismo para imponer el orden desde


arriba, sino más bien como una relación social difundida en todos los espacios.

Para América Latina el problema de los movimientos indígenas representa


un cuestionamiento a los cimientos mismos de las formaciones estatales
nacionales, en este contexto las alianzas intersectoriales y con amplias capas
de la sociedad civil, así como su vinculo con el proceso democratizador es una
de las particularidades de las luchas indias en la región latinoamericana, a
través de las cuales se vinculan el auge de las diversas identidades con el
desarrollo de la ciudadanía activa, en la búsqueda de los caminos hacia una
democracia más participativa. y por ende de los nuevos significados.

Los procesos globales afectan la articulación de estrategias de inclusión


social impulsadas “desde arriba”, sin embargo, las nuevas relaciones sociales
emergentes en las diferentes identidades, pueden también crear aperturas para
el impulso de estrategias de integración social “desde abajo” (democratización
del poder local, surgimiento de una generación de lideres indígenas y diversas
formas asociativas y organizativas).

Es de resaltar, que a pesar del peso de las variables globales, se destaca el


papel de los movimientos indígenas que, en este contexto de cambio de la
relación del Estado con la sociedad, tratan de impulsar algunas experiencias
participativas cogestionarias.
RECONOCIMIENTO DE LA DIFERENCIA CULTURAL

Las nuevas democracias en América Latina, requiere entre otros elementos


esenciales, el reconocimiento de la diferencia cultural. Este reconocimiento de
la diferencia cultural se expresa principalmente reconociendo la presencia de
los pueblos indígenas en la región latinoamericana, pero esto no se agota
exclusivamente en los pueblos indígenas, sino que es necesario crear nuevas
relaciones culturales y políticas a través de la apertura del espacio jurídico
constitucional para reconocer a estos pueblos, en nuestros Estados y esto es lo
más importante.

La propuesta de Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos


Indígenas, elaborados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
conforma la pieza fundamental, para cerrar el circulo, que parte de la
Declaración de la Organización Internacional del Trabajo en el Convenio 169,
que se impulsa en la ONU, aunque no ha prosperado como se esperaba ; la
creación del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América
Latina y el Caribe; y las diversas reformas de las constituciones nacionales. En
este sentido, si la OEA logra que esta Declaración se convierta en estatuto de
nuestro Hemisferio, se habrá constituido el centro que permitirá avanzar con
firmeza hacia la transformación de las condiciones en que viven los pueblos
indígenas (Del Val, 1997).

Lo que realmente está planteado, no es simplemente, el reconocer a los


pueblos indígenas en su situación actual, sino también la necesidad de orientar
los procesos jurídicos y los procesos de democratización de los Estados hacia
la reconstrucción de estos pueblos, algo que exige decisiones claras y
precisas. Requiere ajustes económicos y también recursos políticos, pues de lo
contrario puede que se produzcan situaciones muy complicadas y paradójicas
en cuanto a los términos jurídicos en que se les reconozca.

Se reclama, específicamente, el reconocimiento como “pueblos”. Muchos de


ellos no existen como tal y, por tanto el simple reconocimiento de pueblos
indígenas no garantizan la existencia de un sujeto político concreto, que
pudiera utilizar específicamente ese reconocimiento jurídico como un
instrumento de transformación. Hay que generar una legislación que permita la
reconstitución de los pueblos. La estructura orgánica de los grupos indígenas
está muy fragmentada y en muchos casos no existen territorios con los que
pueda establecerse una correlación directa, situación que ocasiona problemas
muy concretos. Hay que tener presente que cien de los cuatrocientos pueblos
indígenas están divididos por fronteras geográficas y residen en un lado de la
frontera o en ambos lados.

Es imprescindible una reforma del Estado que reconozca los derechos a la


diferencia de cualquier habitante de la población y que permita llegar a una
juridicidad adecuada para los pueblos indígenas de la región. Se trata de que la
situación es diferente en Guatemala, Bolivia, Ecuador y Perú, donde la mayoría
de la población es indígena, a casos de países como Venezuela, Colombia y
Brasil donde esta población es menor.
Además, el reconocimiento pleno de los pueblos indígenas, debe abarcar no
sólo un conjunto de derechos que tienen ante la sociedad diferente, sino un
conjunto de derechos que se exprese con una participación en los diferentes
niveles del Estado. Sólo el reconocimiento, sin una presencia indígena en las
diversas instancias de poder, no significaría, necesariamente, una
democratización de las sociedades.

Los derechos indígenas cada vez se hacen más presentes, aunque desde el
punto de vista de los Estados fue una dinámica percibida como oposición entre
Estado nacional y nacionalidades o pueblos. Lo cierto es que a partir de la
independencia en América Latina se manifestó un apego excesivo al modelo
francés de Estado nacional (que se establece después de la revolución
francesa), que no tomaba en cuenta las particularidades y las autonomías
correspondientes. Siempre se considero que el concepto de soberanía nacional
coludía con las soberanías particulares.

La evolución de la propia noción del Estado en Europa, en América del Norte


y en algunos países de América Latina, ha mostrado que la concepción de la
nación como un pueblo con una aspiración política de unificación es
perfectamente compatible con las particularidades o las nacionalidades.
Después de la Segunda Guerra Mundial, todos los Estados europeos se
organizaron, precisamente, sobre la base conceptual de que dentro del Estado
nacional es perfectamente posible la convivencia de naciones culturales. Esto
lleva a que hoy día en los Estados europeos la norma sea la supervivencia de
la democracia en un marco de descentralización y de organización federal.

En el caso de América, ese carácter federal coincide perfectamente con los


países de América del Norte y con la organización estatal de algunos Estados
latinoamericanos. Inclusive en los Estados de América Latina que no tienen
una organización federal como tal, se han establecido gradualmente distintas
modalidades que permiten la convivencia de ciertas nacionalidades dentro del
Estado nacional (Ayala Corao, 2005). Actualmente un número significativo de
los Estados reconocen de cierta manera la existencia de los pueblos indígenas
y por lo tanto han otorgado derechos a sus poblaciones originarias (Valladares,
2001:313). Cabe mencionar el amplio reconocimiento que hace la Constitución
venezolana de 1999 de estos derechos.

Lo importante es señalar que se percibe claramente a los inicios del siglo


XXI que no existe oposición entre el Estado nacional desde el punto de vista de
su existencia política, por un lado y la integración de las nacionalidades desde
el punto de vista cultural, lingüístico, de las tradiciones e inclusive del distinto
origen racial, dentro del Estado nacional, por el otro. Y este es,
fundamentalmente el reto que debe enfrentar la organización estatal.

De acuerdo a esta tendencia, en le marco de los derechos de participación


es evidente que la participación como derecho político conlleva, además de la
igualdad de acceso para la elección libre de autoridades, la participación
directa en las decisiones que afectan a una comunidad. Esto implica el
reconocimiento de instancias y mecanismos de organización política, social y
económica que pueden ser muy diversos, según sea la forma o aspecto que
afecte a los pueblos indígenas.

CIUDADANÍA ACTIVA: NUEVAS DEFINICIONES

En Venezuela en los últimos años, se ha dado una amplia discusión sobre


los derechos indígenas y su reconocimiento constitucional, se ha acumulado
una amplia y rica gama de propuestas y demandas que fueron expresadas en
el escenario del proceso constituyente.

Esta beligerancia de las demandas de los movimientos indígenas, se


inscribe en el marco de dos procesos sociales, uno el de la Reforma del
Estado, impulsado para poner a tono las estructuras políticas tradicionales con
las exigencias del mundo globalizado que impulsa una serie de cambios
descentralizadores, privilegiando la participación al lado de la representación,
otro, la emergencia de organizaciones indígenas que exigen que en el marco
de la democratización de la vida nacional se vaya hacia un reconocimiento
cada vez más efectivo de la ciudadanía activa.

La reciente Constitución de Venezuela (1999) estableció un nuevo orden de


convivencia política y social entre los diferentes grupos étnicos y el Estado
nacional. La ampliación de la democracia participativa impulsada en el marco
de un proceso de reforma política como modo de ejercicio del poder estatal,
hizo posible reorganizar la relación Estado-sociedad atendiendo con mayor
eficiencia las especificidades culturales, políticas, económicas y sociales de su
población originaria.

El proceso constituyente venezolano produjo un texto constitucional, que


consagra la esencia participativa del Estado, atendiendo, entre otros, los
reclamos y planteamientos de los grupos indígenas (ver Preámbulo de la
Constitución de 1999). En el artículo 70 de esta Constitución se establecen
como instancias de participación en lo social y lo económico la autogestión, la
cogestión y otras formas asociativas guiados por los valores de mutua
cooperación y la solidaridad.

En la Constitución de 1999 de Venezuela (1) se reconoce la existencia de los


pueblos y comunidades indígenas, su organización social, política y económica,
sus culturas, usos y costumbres, idiomas y religiones así como su hábitat y
derechos originarios sobre las tierras que ancestral y tradicionalmente
ocupaban y que son necesarias para desarrollar y garantizar sus formas de
vida, otorgándole características legales específicas en su propio
reconocimiento (Constitución de 1999 de Venezuela, art. 119-126).

Además el artículo 184, versa sobre la transferencia de servicios a las


comunidades, a través de mecanismos abiertos y flexibles para que los estados
y municipios descentralicen y transfieran a las comunidades y grupos vecinales
organizados, los servicios que éstos gestionen previa demostración de su
capacidad para prestarlos, promoviendo (numeral 2) la participación ciudadana
por medio de las asociaciones vecinales y organizaciones no gubernamentales,
en la formulación de propuestas de inversión ante las autoridades estadales y
municipales (Juntas Parroquiales, Consejos Locales de Planificación)
encargadas de la elaboración de los respectivos planes de inversión, así como
en la ejecución, evaluación y control de obras.

Se suman al texto constitucional, la Ley Orgánica de Participación, la Ley


Orgánica del Poder Municipal, la Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades
Indígenas, los Reglamentos y Ordenanzas correspondientes, que constituyen
el cuerpo normativo que propicia la apertura y creación de nuevos espacios,
con la presencia de los pueblos indígenas.

El proceso de construcción de una ciudadanía activa en base a la nueva


normativa (nuevos significados), pudo observarse, a través de una mirada
exploratoria (2), a una organización cogestionaria de las comunidades wayuu,
que habitan es el lado venezolano: las Asociaciones de Vecinos de Kusí (3).
Esta organización tiene entre sus objetivos, contribuir a la solución de los
problemas colectivos, entre estos, la provisión de agua para consumo humano,
inexistente en esta región.

De la observación realizada de esta práctica cogestionaria entre el Estado y


la comunidad wayuu, se puede señalar, que este tipo de organización vecinal
en su forma de organización y funcionamiento es muy débil. El Estado concede
financiamiento o créditos para la construcción y mantenimiento de pozos de
agua,,distribución del agua en camiones cisternas, pero la comunidad no sabe
aprovechar eficientemente estos recursos, ya que desconoce los mecanismos
y las instancias, para realizar sus solicitudes (Leal, 2002: 111).

A pesar de que las nuevas leyes y reglamentos establecen el reconocimiento


de la ciudadanía wayuu, se evidencia que en la práctica, aún no se está
considerando las particularidades de su organización sociocultural y política.

Sí el Estado, por una parte, no crea condiciones en sus diferentes instancias


de gobierno particularmente en el nivel municipal, para aplicar adecuadamente
los instrumentos legislativos y las propias comunidades indígenas por su parte,
no fortalecen sus organizaciones y aprenden a ejercer sus derechos, las
posibilidades de avanzar en ámbitos de la vida colectiva, hacia mayores grados
de participación y democratización, son limitados y se mantendrá las luchas y
la conflictividad. Es necesario que esta incipiente experiencia cogestionaria
llevada a cabo por la comunidad wayuu contribuya a través del proceso de
construcción de una ciudadanía activa, que estos grupos, que habían venido
siendo sistemáticamente excluidos, puedan actuar como sujetos sociales y
políticos autónomos, individual o colectivamente.

Igualmente se realizó una mirada exploratoria a una de las organizaciones


cogestionarias de la comunidad Añú (4), las Asociaciones de Vecinos de
Sinamaica. Tal como lo evidencia el estudio realizado, el proceso de desarrollo
de la organización vecinal que había venido dándose, se reafirma después de
la aprobación del nuevo ordenamiento jurídico (1999), el cual ha consagrado
múltiples instancias y mecanismos participativos (Leal y Gutiérrez, 2004; 53-
73). No obstante, se aprecia también que existe desconocimiento por parte de
las organizaciones vecinales indígenas de los derechos y deberes consagrados
en el nuevo texto constitucional y demás leyes y reglamentos, en consecuencia
aun no constituyen actores que impulsen eficientemente la solución de los
graves problemas que confrontan estas poblaciones. Por una parte, se observa
que la organización vecinal desconoce las instancias participativas (Juntas
Parroquiales, Consejos Locales de Planificación) donde debe acudir para
canalizar sus demandas, pero por otra parte, el Estado ha intentado
instrumentar una excesiva proliferación de instancias y mecanismos de
participación que en gran medida resultan muy complejos para su
instrumentación, y, en muchos casos es confusa y ambigua.

En el estudio de ambas experiencias, se observa coincidencia en relación


con las limitaciones en el proceso de construcción de la nueva ciudadanía
activa indígena venezolana, limitaciones que deberán ser corregidas si se
desea lograr la concreción de la democracia participativa.

A diferencia de otros países de Latinoamérica, hasta 1999 en Venezuela los


pueblos indígenas no contaban con un reconocimiento constitucional explícito
de derechos que respaldaran y protegieran su cultura, sus formas de vida,
espacios vitales, y propiciara la atención a los indígenas ante problemas
derivados de las contingencias sociales, económicas y de las políticas del
desarrollo nacional, lo cual colocaba a Venezuela en un desfase constitucional
y jurídico en esa materia. Esta es la apreciación de algunos analistas y actores
políticos vinculados con los intereses indígenas del país, quienes sostienen que
con la Constitución de 1961 los indígenas estaban excluidos, invisibilizados y
sometidos a una tendencia asimiladora. Esta situación cambia con la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999 - CRBV, en la
cual están reconocidos los derechos diferenciados para los pueblos indígenas y
su aporte a la construcción de la nación, lo cual se considera una reivindicación
inédita en la historia y política nacional (Clarac, 2003; Leal, 2006).

En efecto, desde la década de 1990 acontece una importante


constitucionalización de los derechos indígenas en toda América Latina,
contextualizados en procesos de institucionalización democráticas; es decir, se
dan importantes procesos de cambios políticos tendientes a una mayor
democratización y cambios o reformas constitucionales que hacen explícitos en
los textos constitucionales los derechos de los pueblos indígenas que venían
tratándose con abstracción jurídica en épocas previas en varios países de
América Latina, lo que de por sí implica una redefinición del espacio público y
de mayor presencia y participación de estos pueblos (Assies, Van der Haar &
Hoekema, 2002; Carbonell, 2003)1.

Esa constitucionalización no ha estado exenta de problemas: los estudios


sobre la materia abordan muchas veces complicaciones políticas, jurídicas,
sociales y culturales comunes a todos los países, relacionadas con el
pluralismo jurídico a propósito del reconocimiento de la justicia tradicional de
los pueblos indígenas; la tensión entre bienestar y asistencialismo y el impacto
sobre las formas de vida de los indígenas; la relación entre Estado, pueblos
indígenas y ambiente cuando se trazan estrategias de desarrollo; las políticas
preventivas sanitarias y la práctica de la medicina tradicional; la relación con los
derechos humanos como restricción a los derechos diferenciados, participación
política, autonomías administrativas y construcción del marco democrático; los
condicionamientos jurídicos del derecho internacional; los problemas de género
y la equidad; territorios y hábitats para los pueblos y comunidades indígenas; la
educación intercultural y el respeto a la diferencia, etc. Estos problemas
adquieren relevancia conforme a la significación política, social o jurídica del
momento para cada caso nacional2.

No obstante esas dificultades, puede afirmarse que la constitucionalización de


los derechos de los pueblos indígenas y su realización efectiva representa un
reto que han asumido las sociedades latinoamericanas —un reto
particularmente pertinente si se toma en cuenta, además, la necesidad de
fortalecer el marco democrático de la región—, donde los indígenas han jugado
un papel importante y que inducen a pensar en cierto optimismo para
solucionar tales problemas (Carbonell, 2003; Leal, 2006; Van Cott, 2004).

Para Venezuela, con su CRBV, el reconocimiento de los derechos


diferenciados para los indígenas representa un avance político y jurídico
significativo en su historia que da la impresión de colocar al país a la
vanguardia en esta materia.

Degradación de la ciudadanía tras la colonización en América Latina:

La población de América, se inicia con la conquista y posterior a Colón.


Debido a ello, la población se redujo considerablemente, entre un 30 y 90%
según la fuente.1Hay que señalar que el descenso de la población indígena
estaba a la par con el aumento de la nueva población mestiza a la que se les
incluyeron posteriores aportes de esclavos africanos.
La dimensión de la catástrofe demográfica ya era visible al poco tiempo del
sometimiento: Juan López de Velasco, cosmógrafo del Consejo de Indias hizo
una de las primeras estimaciones de la población indígena bajo dominio
español, el resultado fue de 9.827.150 indígenas (1570).1Para Rosemblat
en 1650 la población nativa era de 5 a 9 millones de habitantes1pero otros los
estiman en 62u 83millones, en 1700 son 4,5 millones.4De esta población, 3
millones y medio de nativos vivían en las Américas del Sur y Central en 1600.5
En 1825 la población nativa de la América española era de 8 millones de
personas.1
En los tiempos anteriores a la conquista la población solía concentrarse en
zonas aptas para la agricultura en el interior del continente, con la conquista la
población recién llegada de Europa y África empezó a concentrarse en las
regiones costeras mientras el interior permaneció siendo rural e indígena, la
población europea tendía a concentrarse en las ciudades. El cambio
demográfico quedó plasmado cuando se estima que en 1500 la población
americana representaba el 20% del total mundial, un siglo después era el 3%,
incluyendo a grupos no indígenas.6
En los censos coloniales y de inicios del siglo XIX la categoría
de blancos incluía tanto a europeos y criollos pero también mulatos y mestizos
de piel clara e incluso a mestizos de piel más oscura,7ya que las categorías no
blancas eran consideradas algo despectivo, por lo que la gente no deseaba
decir que carecían de ascendencia europea.8
Tras la conquista se produjo una importante inmigración de europeos a
las Américas unos 500.000 a 700.000 portugueses9y 400.000 a 1.000.000
ingleses, franceses y alemanes.10
Entre los siglos XVI y XVII llegaron 500.000 españoles al continente
(de Andalucia, Extremadura y Castilla) y 250.000 más en el siglo XVIII (País
Vasco, Cataluña, Galicia y Canarias), 100.000 lo hicieron ilegalmente o sin
permiso de las autoridades.11Un 10% de los inmigrantes iban por temporada a
trabajar en las cosechas, otro 10% volvía a Europa tras hacer fortuna.12
En el siglo europeos inmigraron a la América española y solo 25 mil a la
portuguesa, además 75.000 negros fueron a la hispana y 50.000 a la lusitana. 13
A fines del siglo la población española del actual México alcanzaba 250.000
gentes.14Hasta mediados del siglo XVI unos 150.000 españoles (andaluces y
extremeños en su mayoría) ingresaron a las colonias según cálculos de Vicens
Vives.15
Entre 1493 y 1539 la población hispana en las Américas creció a cuarenta
mil.1617Magnus Mörner basándose en recopilaciones de datos hechas por
Chaunu estimó en 250.000 los inmigrantes españoles en el primer siglo de
conquista.1618John Parry rebaja la cifra a solo 100.000.1619Durante el siglo
siguiente 200.000 españoles arribaron a las Indias según Chaunu. 16Mörner
estimó que entre 1601 y 1650 inmigraron 194.816 hispanos.20
Producto que inicialmente muy pocas mujeres viajaban a las colonias en 1530,
una década después las féminas representaban el 5% de la población
española en América, su influencia en la sociedad impedirá que esta adquiera
como valores predominantes a los de los indígenas que se transmitían a través
de sus mujeres.21Con esto los reyes promocionaran la migración de familias
enteras a las colonias.21
Hasta 1690 unos 480.000 españoles se trasladaron al continente (200.000 de
ellos en el primer siglo de la conquista), con esta inmigración la población
española en América alcanzaba las 800.000 gentes, más de un tercio de ellos
en México.21
Para la inmigración durante el siglo XVIII, un cálculo de 1954 de Mario
Hernández, era de 35.000 personas, pero años después le agregó un 50% de
inmigración ilegal (52.500 en total).22
Según de Las Casa fueron esclavizados 3 millones de indígenas, Motolinía
habla solo de 200 mil la cual provocó un gran número de muertes producto de
las malas condiciones de vida.
A inicios del siglo XVII la población de este territorio eran 5 millones de
indígenas (71% de la población), 735.000 negros (10,5%), 659.000 europeos
(9,5%), 400.000 mestizos (5,7%) y 240.000 mulatos (3,4%), estas cifras no
incluyen a los llamados indios salvajes no sometidos a la Corona.21 A partir de
ese siglo la población inicia un lento e irregular proceso de recuperación,
variando enormemente según la región.21 Esto se debe a el mejoramiento del
sistema inmunológico (sobreviven a las enfermedades los con una inmunidad
más fuerte y la transfieren a su descendencia) y al término de su explotación
laboral por que como mano de obra los indios son reemplazados por blancos,
mestizos y africanos que aumentan en número además de la creación de los
llamados pueblos de indios (reducciones a cargo de misioneros).21 La
reducción de su porcentaje frente a la población total se deberá principalmente
al proceso de mestizaje y a la aculturización que sufrieron los nativos. En
México y Centroamérica la población se recuperó lentamente desde 1650 pero
en Perú el descenso duró hasta 1720, a mediados del siglo XVIII se inicia un
período de recuperación general en toda la Hispanoamérica. 1
Calcula Rosemblat que en 1650, en toda América, había unos 857.000
africanos, incluyendo en el número a los negros libres; y «según un detallado
documento de la época -informa la profesora Vila Villar-, en toda la América
española habría hacia 1640, 327.000 esclavos, repartidos de la forma
siguiente: México (80.000), América
central (27.000), Colombia (44.000), Venezuela (12.000), región Andina
(147.500) y Antillas (16.000).26
En 1767 se expulsaron de las colonias españolas casi 3.000 jesuitas que
significaron el fin de la protección de la autonomía, cultura y lenguas indígenas,
en 1770 sus lenguas fueron prohibidas formalmente por la Corona.24
En esa época la mayor ciudad española en América era Ciudad de México con
más de 100.000 habitantes (la misma que Río de Janeiro), Bogotá, Lima y La
Habana estaban próximas a esa cifra, mientras que Potosí que en el censo
de 1611 del virrey Juan de Mendoza y Luna, marqués de Montesclaros alcanzó
los 114.000 pobladores apenas quedaban unos pocos miles dos siglos
después.27
Sobre los poblados de misioneros en California se fundaron 24 poblados
entre 1768 y 1827, entre ellos los actuales San Francisco y Los Ángeles; en
Guayana se establecieron 52 entre 1682 y 1820, con 6.946 habitantes en 1774;
en la cuenca del Amazonas se erigieron 119 entre 1638 y 1767, con 160.000
habitantes en 1724; en el Perú se congregaron en 1572 un total de 226
caseríos de la región de Arequipa en 22 poblados, mientras que en la selva se
establecieron 90 entre 1631 y 1815.
Entre 1541 y 1810 aproximadamente unos 46.000 españoles llegaron a Chile,
en su mayoría castellanos, andaluces, vascos, extremeños y leonenses. 51Sin
embargo, un gran número de ellos terminaba por retornar a España o moría en
la Guerra de Arauco la cual hasta 1664 causó la muerte de 25.000 españoles.52
Entre 1555 y 1615 se introdujeron 3.000 negros, un tercio de ellos mujeres.53
Mellafe estima que en 1558 en Chile aún vivían un millón de indígenas.

En 1620 el número de indios de servicio, yanaconas y esclavos, sumaban un


total de casi nueve mil. Estos números, calculados sobre la base de los
tributarios, indicarían la presencia de una población de 25.000 personas
incluyendo mujeres y niños. Jerónimo de Vivar señalaba que el descenso de la
población alcanzó los dos tercios, entonces la población autóctona de Chile
central en 1540 habría ascendido a 75.000 habitantes, disminuidos por las
migraciones, alzamientos, pestes y fugas protagonizadas en esos años. 60 En
1650 la población del reino de Chile era de 175.000 almas: 20.000 hombres
adultos, 10.000 ancianos, 70.000 menores de 16 años y 75.000 mujeres, 61
unos 55.000 de ellos mestizos.62
Las poblaciones indígenas sufrieron junto al declive demográfico un proceso de
aculturización, en parte debido al dominio español y a su propia disminución,
pero también al mestizaje y migraciones forzadas. En el caso de Santiago,
como principal núcleo urbano, contingentes de diversos pueblos indígenas
fueron llevados incluso a la fuerza a vivir y trabajar allí, prisioneros araucanos,
yanaconas del Perú y esclavos indios de Tucumán, el Cuyo y Chiloé, estos a
grupos menores de africanos de Guinea, el Congo y Angola tuvieron que
adoptar por ejemplo el español como lengua franca entre una población tan
diversa.63 En informes de 1610-1611 se señala que en él obispado de Santiago
había 11.000 indios esclavos (2.000 prisioneros de Arauco) y 2.600
tributarios.64
En 1755 el jesuita Joaquín Villarroel cifró la población en 375.000 sin incluir
la Araucanía.65 En 1779, se lleva a cabo el primer censo de población para el
Obispado de Santiago, el que para el corregimiento de Santiago da como
resultado un 15% de población mestiza y un 13% de indígenas, lo que significa
casi un 30% de población definida como no hispano-criolla. La población
indígena se concentraba en las estancias de Maipo, Melipilla y Talagante,
lugares en donde existían aún varios pueblos de indios (Pomaire, Chiñihue y
Maipo) mientras que los mestizos se ubicaban en el sector urbano de Santiago.
Para fines del siglo XVIII, el mestizaje era predominante, sobre todo en los
sectores considerados más bajos dentro de una sociedad que definía como
“castas” a los grupos que no podían ser clasificados como de "raza europea
más o menos pura".60 Sin embargo, algunas estimaciones nos hablan de unos
80.000 blancos,66 600.000 mestizos67 y 150.000 a 200.000 araucanos.
En 1778 vivían en el obispado de Santiago 21.583 negros, zambos y mulatos. 72
El censo realizado por el gobernador Ambrosio O'Higgins en 1791 la población
entre el desierto de Atacama al Biobío sería de 308.846 habitantes, a los que
hay que sumarles 23.447 de Chiloé (provincia dependiente directamente del
Virrey del Perú), en la Araucanía habrían 95.504 mapuches no sometidos
(basándose en un estudio de 1795).27En 1798 el país tenía un mínimo de
medio millón de pobladores.73En 1813 un censo estimó la población de la
capitanía en 980.000, aunque algunos lo elevan a 1,2 millones de habitantes. 41
Los cálculos más bajos hablan de 600 mil al inicio del proceso de
independencia.27
En el archipiélago de Chiloé, el veliche (variedad del mapudungun) fue la
lengua habitual para todos los grupos étnicos hasta fines del siglo XVIII, por la
alta población indígena e intenso mestizaje biológico y cultural. Reiteradas
ordenanzas del siglo XVIII hacen obligatoria la enseñanza del castellano en las
Escuelas del Rey, establecidas en Chiloé. Por otra parte, al establecerse los
franciscanos como reemplazantes de los jesuitas expulsados en 1767, cambia
el trato con el indígena, llevándolos a asumir un proceso asimilador europeo
más drástico. Así y todo, cuando Chiloé es incorporado a Chile en 1826, existía
un bilingüismo bastante equilibrado, tanto entre indios como mestizos. Con la
república se prohíbe terminantemente el uso del veliche. A fines del siglo XIX
sólo los más ancianos eran hablantes de esta lengua y en lugares muy
apartados como Cucao y las islas del interior. La lengua terminó por mezclarse
y absorberse en el español chilote.74
A inicios del siglo XX historiadores como Toribio Medina estimaban en menos
de medio millón de pobladores del chile precolombino, unos 3.000
entre Copiapó y el Aconcagua, considerando el valle central pero sobre todo
la Araucanía y Chiloé. En 1598 se estimaban que vivían 2.000 hombres
españoles en Chile, un cuarto en Santiago. En 1630 eran 8 a 9 mil y la capital
tenía 3.000 residentes.75
Sin contar Chiloé y la Araucanía en 1700 se estimaba que en Chile vivían
80.000 personas, cuarenta años después alcanzaba los 120.000 (a los que se
les sumaban 150.000 mapuches según la estimación del gobernador Manso de
Velasco), en 1778 el censo de Agustín de Jauregni conto en el obispado de
Santiago (territorio al norte del Maule) 259.646 pobladores (60.000 en el Cuyo).
Dicho obispado tenía solo 203.732 gentes (sin contar al Cuyo) y 105.114 en el
de Concepción en 1791. Chiloé en 1785 tenía 26.703 habitantes (el territorio
chilote incluía todas las tierras colonizadas al sur del río Bueno), calculando
que a fines del siglo XVIII tenía 335.549 residentes a los que se les sumaban
100 a 120 mil araucanos no sometidos, según Manuel de Salas el país tendría
alrededor de 400.000 gentes. En 1810 se estimaba que Chile tenía apenas
quinientos mil pobladores.75
En empadronamiento de 1778 incluye tanto a Chile (el área bajo control de la
Corona) y al Cuyo, bajo la administración de aquél gobierno, se contaron a
190.919 blancos (tanto europeos, criollos y gente de descendencia blanca más
o menos pura), 20.651 mestizos, 22.568 indios y 25.508 negros, en total
259.646 pobladores, siendo la zona de mayor densidad poblacional el distrito
de Santiago, con 64.000 habitantes (24.318 en la ciudad), otro similar
de 1784 se hiso en Chiloé, provincia dividida en las regiones
de Castro, Chacao y Calbuco, el número de "españoles" era de 10.035, 3.107 y
1.934 respectivamente, la de "indios" era de 8.750, 1.474 y 1.403
respectivamente (no se menciona a los mestizos que probablemente se
incluyeron entre los "españoles" y/o "indios").76
Según registros parroquiales indican que el obispado de Santiago tenía
203.272 habitantes y el de Concepción otros 105.114 (ya entonces el Cuyo no
se incluía en los cálculos), en 1796 el territorio bajo dominio indígena se
estimaba en 95.504 según la estimación de don Ambrosio O'Higgins (Barros
Arana, Historia de Chile, tomo VII, pág. 312-314) en total 404.350 habitantes.
En 1812 el obispado de Concepción tenía 327.148 almas (10.491 en misiones,
70.000 infieles no sometidos y 36.000 gentes de Chiloé).76Se debe de
mencionar que al producirse la separación del Cuyo se estimaba que en
aquella provincia vivían 20.000 personas de origen chileno que pasaron a estar
en un territorio gobernador por el Virrey del Río de la Plata (1776).77
También se realizaron estimaciones de la población pehuenches, unos 3.000
en 1719, 5.000 en 1775 y hasta 15.000 en 1796.78
El censo de 1843 estimaba la población araucana no sometida en solo 15.000
y en 1854 Vicente Pérez Rosales en apenas 10.000, la estimación más bajista
conocida. El censo de 1865 apoyo una cifra de 80.000, aunque los bajistas
hablaban de 15 a 20 mil y los alcistas de 150 a 160 mil. Durante los años
siguientes hasta el sometimiento final se solían estimar en 20 a 60 mil gentes
(bajistas) o 80 a 100 mil (alcistas), en 1907 se contaron 46.761 en la provincia
de Cautín de un total de 101.118 censados entre Arauco (río Biobío)
y Llanquihue (seno de Reloncaví), que se concentran en dicha provincia y las
de Malleco y Valdivia.75
Durante el primer siglo de independencia las diversas regiones, ciudades y
provincias chilenas experimentaron un gran crecimiento
poblacional. Iquique tenía 3.000 residentes en 1730 y 10.000 en 1878.79
La Región de Antofagasta paso de tener 10 mil habitantes a 33 mil
entre 1875 y 1885, la ciudad tenía 8.000 en 1890.7980La Región de
Coquimbo tenía 41.000 habitantes en 1895,80las principales ciudades eran La
Serena con 18.000 habitantes (1879),79Coquimbo en 8.000 (1885)79
e Illapel con 5.000 (1895).80La actual Región Metropolitana de Santiago paso
de tener 236.000 habitantes en 1835 a 420.000 en 1895.80Puerto Montt tenía
2.000 pobladores en 1853 y Punta Arenas tenía 5.000 en 1849.79
En 1849 Paul Treutler, autor de Andanzas de un Alemán en Chile llegó
a Valdivia y visito el pueblo de Toltén el que calculó en 200 familias
mapuches81En 1832 Copiapó tenía 3.000 habitantes, en 1850 Treutler la estimó
en 10 mil.82
Araucanización[editar]
Debe mencionarse que producto de la presión demográfica existente los
pueblos mapuches empezaron a ejercer lentamente presión sobre los pueblos
vecinos a los que terminaron por someter, aculturizar y mestizarse con ellos.
Los primeros pobladores de Chiloé eran el resultado de la mezcla
de chonos y huilliches.83
Sin embargo, la mayoría de dicha migración se produjo al oriente, cruzando
la cordillera de los Andes hacía la actual Argentina. Las causas de dicho
movimiento empiezan por la conquista española, esta se estableció con fuerza
al norte del río Biobío y en la gran isla chilota, por lo que se dejó como única
forma de "exportar" la población mapuche "sobrante" al este, este proceso se
vio incrementado por la llegada de miles de habitantes del norte que huían del
dominio europeo y las enfermedades.
El proceso afecto principalmente a los pehuenches que en el siglo XVI este
pueblo ocupaba ambos lados de las montañas y a través de los pasos
cordilleranos que dominaban. La inmigración fue tan importante que para
inicios del siglo XIX la Pampa y Patagonia septentrional estaban pobladas por
pueblos mapuches,84en la zona meridional de la última dominaban
los tehuelchesque desde el siglo XV84lentamente habían empezado a avanzar
hacia el norte terminado por chocar con los mapuches.85
Otro motivo muy importante de la expansión mapuche fue el comercio con los
criollos lo que motivo la conquista de otros pueblos para controlar las rutas
comerciales. El ganado capturado o robado y la sal extraída en la Pampa se
vendían a los criollos de Chile y Buenos Aires, esto se logró gracias a otro
aporte español, la introducción del caballo.86Con el caballo los mapuche podían
cruzar la pampa arreando ganado en relativamente poco tiempo; mientras que
con el nuevo modo de vida ganadero los pueblos de las pampas también
cambiaron su modo de vida, la población aumento lo que motivo los conflictos
por los recursos entre las tribus rivales. Esto facilitó la conquista y posterior
aculturización por los mapuche.87A partir del siglo XVI gracias al caballo los
tehuelches iniciaron su expansión desde el sur extendiendo su cultura a toda la
Pampa hacia inicios del 1600, a mediados del siglo XVIII, sin embargo, ese
proceso fue detenido por la llegada de los mapuche.88
La araucanización se caracterizó por la asimilación y mestizaje del pueblo
conquistado y los araucanos de manera gradual, a través de varias
generaciones.85El mapudungun]se impuso a los idiomas de las tribus nativas
gracias al "prestigio" que tenían estas sobre la lengua, además de su utilidad
de usar una sola lengua en los parlamentos.85Los mapuches también
terminaron por absorber aspectos de la cultura pámpida que les resulto util.
Entre 1820 y 1826 los vorogas (o boroanos) migraron desde Boroa a
la Pampa ubicándose en Guaminí, el número de gente estimada era de
40.000 entre lanzas y chusma,106aunque el número fuera exagerado sin duda
eran varios miles.
Muchos de los mapuches migraban solo durante la primavera y el otoño para
trasladar a Chile para ser vendido el ganado robado en los malones107usando
preferentemente la ruta conocida como Camino de los chilenos, que
comunicaba la provincia de Buenos Aires con los pasos andinos en Neuquén.
Los diversos grupos de indios como el de Chocorí no eran tribus (2.000
guerreros en 1831), sino más bien grupos de bandoleros que solo incluían a
guerreros y renegados dispuestos a participar en sus expediciones de saqueo y
robo de ganado.108
Tras la masacre de Marsellé (9 de septiembre de 1834), en la que Calfucurá
con 200 hombres cuando invito a los caciques rivales a comercial,
degollándolos junto a gran parte de sus seguidores, dejando a gran parte de las
tribus borogas descabezadas.109Se apodero de las familias de estos y sus
tribus pasaron a sometersele,110los vorogas terminaron entonces en convertirse
en parte de la Confederación de Salinas Grandes,111aunque algunos se
agruparon en torno al cacique Coliqueo manteniéndose independientes,
muchos otros huyeron volviendo a Arauco pero continuaron durante años
realizando sus ataques.
El cacique Calfucurá al llegar con su gente a la Pampa en 1831 había sido
protegido por el boroga Mariano Rondeau, pero cuando el salinero siguió
lanzando sus ataques a los estancieros criollos que eran aliados de voroga las
relaciones entre ambos empezaron a empeorar hasta terminar enfrentándose,
los que llevaría a los sucesos de Marsallé. El hermano del cacique
vencedor, Renquecurá, organizó una tribu aliada aunque independiente. 112
Los vorogas llegaron a tener 3.000 lanzas en las Pampas al mando de sus
caciques pero tras la masacre más de mil habían muerto, en 1836 el cacique
boroano Railef lanzó un ataque con 2.000 guerreros desde Chile para vengar la
matanza pero Calfucurá lo embosco y le mato con quinientos enemigos.
En 1857 el jefe salinero tenía bajo su mando más de 6.000 lanzas provenientes
de diversas tribus y aliados.113Dos mil de las lanzas provenían de los chilenos o
salineros y seiscientas a mil de los ranqueles aliados.
A finales del siglo XIX el conocido Desierto tenía un máximo de 150.000
indígenas habitándole,116pero durante la campaña de 1879 hasta unos 35.000
resultaron muertos o capturados (fuentes oficiales hablan de 14.172 indios), en
la conquista del Neuquén ordenada por Julio Argentino Roca mató o apreso a
55.000 nativos (aunque las cifras oficiales hablan de solo 2.000), se debe
mencionar que gran parte de los indígenas capturados eran llevados a Buenos
Aires u otras regiones, donde eran encarcelados o convertidos en sirvientes,
muchos morían en el cautiverio.116Por su parte, los teDurante el siglo XVI
llegaron 95.000 blancos y 13.000 africanos en Colombia (Nueva Granada). 117A
fines de ese siglo 6.595 africanos vivían como esclavos en aquel país. 118Un
cálculo de Verdugo y Orquendo (1755-56) del corregimiento de Tunja calculó
en 60.228 habitantes, 22.544 indígenas. El mismo comparo un cálculo hecho
en su visita del 1735 y la de entonces, revelando un descenso de
41%.33huelches meridionales de la Patagonia no fueron sometidos hasta 1898.

En 1600 un esclavo llamado Domingo Bicho escapo de Cartagena a Tolú,


donde reunió un grupo de seguidores creando el primer "quilombo" de
Colombia y con ellos ataco las plantaciones de Cartagena, Mompox y Tenerife
hasta que el gobierno les concedió su libertad y algunas tierras a cambio de la
paz. En 1607 y 1610 los esclavos de las minas de Remedios y Zaragoza se
alzaron, siendo duramente reprimidos. En 1634 500 esclavos de Cartagena se
fugaron y se establecieron en Limón, Polini y Sanaguare, se proclamaron
independientes al mando de "la negra Leonor", desde ahí liberaron a otros y
sumaron 2.000 gentes, el gobernador Murga temiendo una rebelión de los
10.000 esclavos restantes en Cartagena marchó con un contingente de 500
hombres a hacerles frente, capturaron a 313 y colgaron a 23 de sus dirigentes.
En 1678 300 esclavos fugitivos (cimarrones) cartageneros pasaron el
Magdalena estableciendo los palenques Riohacha y Santa Marta, al año
siguiente tras negociar con el gobernador obtuvieron tierra y su libertad a
cambio de no atacar las plantaciones.

En el siglo XVII la población venezolana era de 150.000 personas sin incluir


indígenas.139En 1580 Caracas tenía apenas 2.000 pobladores.139
En 1586 los guaimies o huamies eran 12.000 gentes.140
En 1696 un censo del gobernador Francisco de Berroterán estimó en 6.000
habitantes de Caracas.141A mediados del siglo XVIII tenía 17.000 habitantes.142
En 1771 18.000, en 1800 creció a 40.000 y en 1810 47.000 a 50.000.27139
En 1825 tras la sangrienta guerra de emancipación quedaban en la ciudad
29.846 gentes (3.264 esclavos),27la falta de hombres queda expuesta cuando
había en Caracas 13.200 mujeres solteras frente a apenas 2.342 hombres en
el mismo estado.27
En los llanos venezolanos a mediados del siglo XVII de 4.000 trabajadores de
los hatos solo 395 eran esclavos, la población africana en aquella región nunca
fue importante comparada con la indígena o mestiza.143En el siglo
siguiente 40.000 esclavos se vendieron en el país, sumándoles los introducidos
ilegalmente hasta inicios del siglo XIX llegan 87.000.143A pesar de su alto
número la elevada tasa de mortalidad y mestizaje los negros nunca
constituyeron la mayoría de la población, ni en la costa y mucho menos en el
interior, sin embargo, si constituyeron una importante minoría.143En 1781 el
líder comunero Manuel Cáceres tenía bajo su mando 2.000 hombres.143
En 1800 la población venezolana alcanzaba las 800.000 personas,
los pardos o mixtos de diversas castas constituían más de la mitad, indígenas
120.000, africanos 100.000 y blancos 184.000, estos últimos concentrados en
las ciudades, las mayores eran Caracas 40.000
habitantes, Maracaibo 24.000, Cumaná 18.000, Barquisimeto y Mérida 11.000,
Coro y Barinas 10.000, y Valencia 8.000 habitantes.143En 1795 Coro tuvo 3.000
habitantes de origen africano, negros, mulatos y zambos.143
En 1700 Bogotá tenía 15 mil habitantes, creció a casi 100.000 un siglo
después.27
Maracaibo tenía 10.000 habitantes en 1774 y 22.000 en 1801.144
En 1780 12 pueblos la provincia de Cumaná tenían 12.000 indios cristianizados
(cuocas, parias, guarauna, algunos caribes pero principalmente chaimas).145
En 1656 entre el Orinoco y Guayana las misiones de Pirutú y Guere tenían
12.000 cumanacotas (tribu caribe) en su interior.145Por su parte en las selvas
de Ecuador y Perú la tribu betois en la misión de San Ignacio de los Betois eran
1.500 gentes, y los jiraras de Tame unos 1.800 gentes, en la de Macaguane
había 1.500 indios de diversas tribus (airicas, eles, aruacos).146
Entre 1800 y 1840 Colombia perdió 100.000 habitantes producto de las
constantes guerras tanto la de Independencia y las constantes guerras
civiles.147
En octubre de 1816 las misiones de Guyana eran 52 pueblos poblados por
21.246 gentes (3.155 no indios).148Las de los llanos tenían 33 pueblos con
15.255 nativos, además de 26 pueblos no incluidos en el calculo (1788).149En
San Juan Evangelista de Mérida en 1591, la misión tenía 16 pueblos con
1.300 mucuchíes.150Entre 1773 y 1774 la península de Paraguaná poblada por
los caquetíos, en Coro hay 22 misiones y en el pueblo de Santa Ana de
Paraguaná incluía 109 casa, 334 familias (253 niños, 853 hombres y 779
mujeres), además de 102 casas españolas cerca del pueblo pero solo 4 dentro
de este.151
En 1822 Nueva Granada tenía 1.327.200 habitantes según un calculó del
gobierno, sin incluir Venezuela y la Audiencia de Quito.152Otras estimaciones
llegan a 2,9 millones de personas.152
En 1806 de Nariño había 12.300 indígenas, 740 esclavos, 7.700 mestizos y
6.200 blancos, en 1935 los indígenas eran apenas 42.000 personas.153
La guerra de Independencia de Venezuelase cálcula que le costo a dicho país
150.000 a 200.000 vidas, tanto por mortandad como por emigración.

Entre 1900 y 1985 la población indígena brasileña sufrió un genocidio que


costó la vida de varios miles producto de la colonización de la Amazonia:

 Según Gerald Colby en Thy Will Be Done: the Conquest of the Amazon
(1995): estimó en 800.000 indígenas desaparecidos entre 1900 y 1968.
Entre 40 y 100 mil entre 1957 a 1968.
 Para Robin Hanbury-Tenison en A Question of Survival (1973): calculó que
de los 500.000 indígenas del 1900, cayeron a 80.000 en 57 años después y
a 50.000 en 1973. Unos 450.000 fueron aculturizados a lo largo de esos
cincuenta años y otros miles asesinados.
 Según Robert Hitchcock y Tara Twedt basándose en el Century of
Genocide de Samuel Totten (1997) estimaron que la población indígena
cayo del millón (1900) a 200.000 (1957).
 Porter estimó que 100.000 indígenas murieron en los años sesenta.
 Darcy Ribeiro en el artículo "Indigenous Cultures and Languages in Brazil"
del libro Indians of Brazil in the Twentieth Century de Janice Hopper (1967):
87 de 230 tribus amazónicas desparecieron, siendo 68.000 a 100.000 en
los años 1950s.
 Rummel cifro y fecho las muertes en 50.000 entre (1900 y 1930), 60.000
entre 1930 y 1945, 54.000 entre 1945 y 1964 y finalmente 75.000 entre
1964 a 1985. Totalizando 235.000 muertes en 85 años. 337

Caribe[editar]
Durante el s. XVI se introdujeron 75.000 esclavos al Caribe (en comparación
apenas 50.000 a Brasil).338 Durante la colonia entre 1700 y 1786 se exportaron
610.000 esclavos solo a Jamaica.339 En 1820 la población esclava superaba a
la libre en varias islas, en Jamaica había 322.000 esclavos y 20.000 hombres
libres, en Antigua y Barbuda 119.000 esclavos y 24.000 libres,
en Cuba 300.000 esclavos y 70.000 libres, Puerto Rico 40.000 esclavos y
150.000 libres y en República Dominicana 500.000 esclavos y 20.000 libres.340
En 1768 la colonia de Jamaica tenía 167.000 negros y 18.000 blancos.341
En 1848 Cuba tenía 400.000 esclavos y Puerto Rico 40.000.342343 En 1873 se
liberan en Puerto Rico los últimos 31.000 esclavos y en Cuba aún había
400.000.344
A fines del s. XVII Cuba tenía 50.000 habitantes, la mitad de ellos africanos y
mestizos, en 1759 alcanzan los 140 mil pobladores (60.000 en La Habana y
sus alrededores).33 En 1790 280.000 personas poblaban Cuba.73
En 1817 autoridades españolas estimaron que en 1811 Cuba tenía 600.000
habitantes (212.000 esclavos), un cálculo de 1821 modificó la cifra a 630.980
habitantes.152 Entre 1825 y 1925 ingresaron a Cuba un millón de hispanos de
los que dos tercios se quedaron.27
Los censos realizados en Cuba indican que: en 1775 tenía 170.370 habitantes
(44.336 libres), en 1791 tenía 272.140, en 1817 tenía 551.998 y en 1827 tenía
730.562 (286.942 esclavos).345
En 1807 Puerto Rico tenía 136.000 pobladores (17.500 esclavos).152 En el caso
de Puerto Rico inicialmente solo se contabilizaban los hombres en edad de
portar armas, en 1700 eran 1.000 y 5.611 para 1759.33 Para cálculos de toda la
población hay que referirse a Rosemblat, 40.000 en 1740.33 El censo de
O'Reilly de 1765 contó 44.883 gentes (5.037 esclavos).33 La población de
Puerto Rico pasó de 45.000 (1765) a 70.000 (1776).346 En 1776 la isla tenía
70.000 habitantes pero pasó a 133.000 en 1800.27 En 1862 Cuba tiene 764.750
habitantes según el censo oficial, 601.160 nacionales, 116.114 españoles,
34.036 chinos, 499 puertorriqueños, 46 filipinos y 12.885 personas de otras
nacionalidades.27 En 1898 Puerto Rico tiene 800.000 habitantes pero solo 10
mil eran inmigrantes españoles.27
En 1778 se realizó un censo militar en Puerto Rico menciona que vivían 2.302
tainos en un lugar llamado Las Indieras, además de mencionar de otra
comunidad indígena en Añasco que tenía un tamaño similar. Estos datos nos
permiten estimar que al menos 4.000 indios "puros" vivían en esas
comunidades en aquellos tiempos.347
Según la estadística de Alejandro O'Reill vivían en Puerto Rico 44.883
habitantes, en 1776, año en que empezaron a hacerse censos anuales,
aumentaron a 70.355. En 1795 eran 129.758 y en 1807 183.211, aunque según
estudiosos de la época como el fray Iñigo Abad y La Sierra los aumenta a
300.000.348
La población de Surinam, que no era más que una típica colonia de
plantaciones paso de unos pocos miles a inicios del s. XVIII a promediar los 70
mil en los 1770, un 90% cerca del litoral.349
Aunque la colonización española de Trinidad y Tobago empezó en el siglo XVI,
la población en 1783 no alcanzaba ni las 3000 personas, siendo la mayoría de
ellas amerindias. En el censo de 1777, había solo 2.763 personas registradas
como habitantes de Trinidad, incluyendo unos 2.000 arahuacos. Cuando la isla
se rindió a los ingleses en 1797 la población había aumentado hasta 17.643:
2.086 blancos, 1.082 personas de color libres, 1.082 amerindios y 10.009
esclavos africanos.350
La Española[editar]
A fines del s. XVIII Haiti contaba con una altísima población, esto se debía
principalmente a que los franceses habían introducido cerca de medio millón de
esclavos del África oriental durante todo ese siglo, los continuos cargamentos
de esclavos compensaban la alta mortalidad de los mismos.351 En 1789 tenía
40.000 blancos, más de 30.000 libertos y hasta 500.000 esclavos.352 Aunque
es necesario reconocer que las cifras discrepan mucho según el cálculo, una
estimación alcanza los 519.000 habitantes en 1791 (87% esclavos, 8% blancos
y 5% libertos, en su mayoría mulatos).353
Sin embargo dicha población se redujo mucho durante la guerra de
independencia (1791-1804), en aquel conflicto 100.000 negros y 24.000
blancos.352 Durante la guerra las tropas francesas alcanzaron los 43.000
hombres, muchas murieron por enfermedades, mientras que en el caso de los
colonos, muchos sobrevivientes escaparon de la colonia.352 En 1805 quedaban
apenas 380.000 personas.354
La alta población haitiana contrasta con la bajísima de la colonia española
de Santo Domingo, la cual no había recibido tal afluencia de esclavos, a lo que
se suma la fuerte reducción del grupo indígena, el cual no llegó a extinguirse
como se suele creer, sino que terminó por mestizarse con los nuevos
elementos europeos y africanos355 siendo asimilados.356 A finales del período
colonial la población de ambas colonias era muy diferente, Haiti tenía siete
veces más habitantes que Santo Domingo.357 La ciudad de Santo Domingo
tenía 18.410 gentes en 1718 y en 30.058 en 1739 (la mayoría de color).33
Un censo de 1795 estimó en apenas 73.000 habitantes352 y otros posteriores
de 1819 y 1844 hablan de 117.300 y 63.000 gentes respectivamente,
explicando la reducción por el éxodo tras la invasión haitiana;27uno aún más
antiguo de 1783 habla de 117.300 pobladores.27 El problema es que estos
censos tendían a ser inexactos ya que primero no solían incluir las áreas más
remotas del territorio (donde vivían los descendientes de los indígenas)358y
segundo, subestimaban la población de algunos grupos (los niños
particularmente ya que estaban subregistrados) por lo que las cifras solían ser
redondeadas.359 Por ejemplo, un censo francés que estima en apenas 70.000
los esclavos en Haití (1791).360 Estos errores fueron muy comunes en los
censos hasta inicios del s. XX, por lo que seguramente afectaron también al
de 1883 (416.871 habitantes).27
Cálculos modernos han criticado tales estimaciones, consideradas demasiadas
bajas. Uno para 1777 estima en casi 400.000 habitantes, que se dividían de la
siguiente manera.356 Otro cálculo de 1821 estimó en 500.000 esclavos y 20.000
blancos libres en el país.

EE. UU. y Canadá[editar]


En la costa este se estima que vivían al menos 500.000 indígenas en el 1600,
un siglo después solo quedaba una quinta parte.363
Hacía el 1700 había 750.000364a 1,6 millones de indígenas.365Se cree que en
1800 había entre 850.000 a 1.500.000366367e incluso 2 millones de indígenas368
(otros estiman en 600 mil),4325.000 en 1820364y en 1900 solo 250.000 en
EEUU369y 500.000 si se incluye a Canadá.370
En 1770 la población nativa en EEUU era de un millón o más, 50.000 en el
valle del Misisipi y 300.000 al este de aquel río, la mitad de estos entre el río y
los montes Apalaches.371
El gobierno de los EEUU ordenó la Remoción India en 1830, donde fueron
obligados a desplazarse al oeste del Misisipi a
los choctaw, chickasaw, seminoles, creek y cherokees. En total unos 100.000
fueron obligados a migrar con sus esclavos africanos.372Unos
19.554 choctaw373fueron forzados a migrar (2 a 4 mil muertos), solo 7.000
quedaron en sus tierras374(1831 a 1836), sin embargo, posteriormente unos
3.000 a 5.000 escaparon hacía el sur para evitar el exilio.375Los creek por su
parte fueron obligados a migrar en número de 22.700 y 900 esclavos
africanos,376unos 3.500 murieron en el viaje377(1834-1837).
Los chickasaw fueron removidos 4.914 indígenas y 1.156 esclavos
(en 1560 eran 8.000, 5.000 en 1600 y bajaron a solo 1.200 en 1786), el
proceso pasó entre 1836 y 1838. Los cherokees eran 21.500 nativos y 2.000
esclavos, solo mil se quedaron en sus tierras originales, unos 2.000 a 8.000
murieron en el viaje (1836 a 1838). Los seminoles eran unos 5.000 los
trasladados con alrededor de 800 negros fugitivos, solo 250 a 500 quedaron en
sus tierras,378la resistencia al traslado forzoso costó la vida de 700 indígenas
(1832-1842). Producto de la fiebre del oro de California hacía 1849 50.000
blancos atravesaban las Grandes llanuras, provocando feroces conflictos entre
estos y los nativos, que sumaban entre todas las tribus unas 40.000 gentes.379
En la actual California la misión de San Antonio de Padua reporto una caída de
la población local del 72% desde la llegada de los españoles en el siglo XVIII.
Entre 1799 y 1833 reportaron 62.000 muertes y solo 29.000 nacimientos,
en 1769 las misiones californianas tenían 72.000 fieles indígenas en 1830 solo
18.000 personas.380
En un censo del EE. UU. en 1847 contó 388.229 indígenas, más de 30.000
más de los estimados.381En el siglo XVIII eran 33.000 indígenas los pueblos
nómades de las planicies septentrionales.382
Un reporte de 1859 estimó que en la Tierra de Rupert había 42.870 (25.000
sometidos) y en la región entre el lago Superior, Río Rojo del Norte hasta
las Montañas Rocosas había 25.000 pies negros y
35.000 Assiniboine y Saskatchewan.383
A diferencia de los sucedido en las Américas española y portuguesa la
disminución de la población indígena no vino acompañada de un aumento de la
mestiza, proceso que no sucedió en estas latitudes, las razones de dicho
proceso se debe según la visión tradicional a que a diferencia de los ibéricos
los colonos anglo-franceses venían al continente con sus familias, sin embargo,
solo en el período de la conquista e inicios de la época colonial los
peninsulares venidos al continente llegaban sin sus familias, además que en
las primeras etapas de la colonización franco-inglesa también inmigraron muy
pocas mujeres y niños europeos.
Las razones de esta diferencia eran serían además de la clásica ya
mencionada un abierto rechazó al mestizaje para los ingleses, holandeses y
franceses; tanto por motivos religiosos (muchos de ellos eran exiliados por
razones político-religiosas, eran muy apegados a su religión y por considerar a
los nativos como servidores del demonio) y un fuerte rechazo a la cultura y la
raza de los nativos. Por aquellas razones en muchos casos en vez de un
sometimiento o mestizaje sucederá una sometimiento, expulsión (a reservas o
fuera del territorio colonizado) o un abierto exterminio, además se debe
mencionar que en algunos casos se llegó a exportar a mujeres delincuentes,
vagabundas o prostitutas para ser esposas de los colonos, evitando el
mestizaje mediante él envió de la población sobrante.
Las razones de la aceptación del mestizaje por parte de los hispano-lusitanos
serían su mucho mayor contacto previó con pueblos no europeos, en especial
la influencia musulmana que llevara a crear en la península
Ibérica una sociedad mucho más cosmopolita que en el resto de Europa.
Planificación territorial y democracia como forma de construcción de la
ciudadanía:

Las políticas publicas en torno al ordenamiento territorial actualmente


adquieren relevancia pues son el medio de la democratización de la vida
pública, la organización del territorio es una estratagema de control y
regulación de los conflictos socioterritoriales, que es una condición básica que
garantiza la democracia.
Dentro de una economía de libre mercado, que se da dentro de un crecimiento
económico basado en la organización del territorio, donde se tienen procesos
económicos incluyentes como excluyentes, de los cuales, los primeros dotan al
sistema de consistencia, cohesión y solidez, mientras que los segundos son
causa de conflicto, violencia, contradicciones, desigualdades, que toman
formas específicas socioespaciales (Sacipa).
La base del control del estado esta en su capacidad de regir lo público y de
implementar lo público. En una época donde priva el libre mercado, y lo público
se redimensiona a una esfera del Estado mínimo, donde se sobreestima lo
privado y es la instancia prominente en la economía general, se requiere la
capacidad de los organismos públicos de regir el territorio bajo políticas
públicas que coadyuven a la empresa privada a dimensionarse en sus
territorios de mercado, como son a su vez territorios de control público, donde
al Estado le corresponde mediar y resolver las desviaciones e ineficiencias del
mercado y de la economía, propiamente de los mercados respecto al orden
público que se sustenta en el ordenamiento territorial.
Necesariamente el concepto de territorio es a su vez sinónimo de orden público
y económico, de desarrollo y crecimiento económico, asimismo, de
sustentabilidad. De hecho lo sustentable parte del ordenamiento territorial
donde la organización del territorio es la instancia pública y privada que
enmarca los negocios.
Nos dice Sacipa “… a través de la historia, la ordenación del territorio se ha
llevado a cabo bajo los principios organizacionales que derivan de las
relaciones de poder….”.
El estado en si mantiene la relación ordenada entre la población, la economía,
le mercado y el poder con el territorio, quien es capaz de predestinar a los
Hombres determinando límites y fronteras territoriales, sus usos y
aprovechamientos, como toda forma de explotación de los recursos naturales,
es el único con capacidad de ordenar el territorio para el sustento de la
población y su economía y de establecer y definir la propia organización del
territorio con base al desarrollo sustentable.
No obstante, escapan muchos aspectos de la vida social y económica al
ordenamiento territorial, la economía informal y la corrupción son atentados
contra el Estado justo de las cosas y de la propia organización del territorio bajo
la norma de lo legítimo, justo y del poder en si. De aquí deriva el conflicto social
como atentado del uso legítimo del territorio, como suelo económico sujeto de
explotación y factor productivo.
La territorialización no es un proceso homogéneo, sino que conlleva aspectos
que le van a diferenciar y a expresar como un ordenamiento heterogéneo,
diferenciado, aterrizado en las relidades locales donde las especificidades de lo
local distan y dan sustantividad a de lo general. Lo endémico es una expresión
necesariamente territorial.
Estos procesos de heterogeneidad establecen relaciones sistémicas orgánicas,
y como tales en un orden jerarquizado, de manera ordinal, lo que determina un
orden social y territorial propio a nivel local.
En México el proceso de poblamiento del territorio nacional es la base para
comprender el origen de las regiones históricamente constituidas e
identificables por ser particularizadas por rasgos propios, consustanciales a lo
nacional pero sui géneris en lo local.
No obstante su propias características que les otorgan cohesión con lo nacional
también llevan en su seno los elementos de exclusión de lo general con
relación a lo específico e identidad de la misma mostrando rasgos comunes
como de diferenciación del resto de las demás regiones que se integran en la
unidad nacional.
De ahí que la región establece fronteras socioculturales que separan los
espacios de lo nacional por elementos que sin caer en chauvinismos, hablan de
lo particular y diferente de la referencia entre lo local y lo nacional.
Desde 1993 que se modifica el artículo 27 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos la estructura de la propiedad agraria se modifica al
desaparecer propiamente la propiedad ejidal, o bien cambiar su
responsabilidad jurídica al dejar de ser propiedad en usufructo a propiedad
privada o pequeña propiedad. Esta es el sustento de que se incrementen los
desplazamientos de campesinos que dada la baja rentabilidad de sus parcelas,
abandonaron las actividades agrícolas para venir a engrosar el ejercito
industrial de reserva en calidad de lumpa proletariados.
Paralelo a esto, se viene a dar una fuerte concentración de la propiedad agraria
en latifundios similares al periodo porfirista, más desempleadota que
empleadora, lo que muchos han dado a llamar la “modernización del campo”,
con lo que se viene a acrecentar o acelerar los procesos urbanos de
metropolización, suburbanización, marginación, conurbanización, en las
ciudades.
Se tiene áreas que son auténticas zonas de exlusión, que va contra la vida
ciudadana y la democracia, donde la ausencia del Estado, el ordenamiento
territorial, la organización del territorio en las actividades económicas
sustentadas en el derecho, es notable (Mann, 1992).

Toda sociedad tiende al crecer a hacerse más diferenciadas y complejas. Es


por ello que las instituciones del Estado deben fortalecerse si desean controlar
el crecimiento, el cual fuera de un orden es desordenado, caótico, crítico y
corrupto. Es por ello que la la instancia pública tiene relevancia en el orden
privado de la economía y la sociedad. En otras palabras, el Estado crece para
regular y garantizar el crecimiento ordenado.
La política del Estado es un conjunto de acciones (inversión pública) y
orientaciones (instituciones), que se articulan para procurar el crecimiento
ordenado en lo social, en lo económico y en lo político. En este sentido se
define política como … la lucha que busca ordenar los límites que estructuran
la vida social, proceso de delimitación en que los hombres, regulan sus
divisiones, se constituyen como sujetos… (Lechner, 1986).
A su vez, nos dice Gómez (1997), “… la ciudadanía es un pacto social
establecido simultáneamente como una relación de pertenencia a un grupo y
de pertenencia a un territorio…”
La política ejecuta el orden deseable en base al estado de facto de la sociedad
y la economía para que se reformule el Estado en lo institucional, o bien, en su
expresión de jure. Es por medio de la política que las instituciones y el Estado
sostienen su legitimidad ante las reformas que causan las controversias
sociales, la lucha de clases, sus antagonismos y protagonismo como expresión
democrática.
La significación de la política consiste en la importancia que adquiere para
renovar el estado de derecho, las instituciones y la procuración de la
legitimidad del Estado, en cuanto la organización del territorio acorde a las
nuevas necesidades que emergen de los cambios en la organización privada
de la producción.
Por lo que se debe entender que el espacio público es de alguna forma un
convenio entre el Estado y la población sobre el territorio que es a su vez, es
donde se yergue lo económico y la vida social, se da el sustento y se alberga el
desarrollo.
El espacio público es por tanto un espacio de expresión de toda civilización,
entendida esta última como una sociedad ordenada, organizada. Organizada
en cuanto el territorio que ocupa o usa, en sus especificidades endémicas,
diferencias y similitudes, como parte de un desarrollo heterogéneo,
diferenciado y localmente autónomo, no obstante en la búsqueda de un bien
común, que es el compromiso de civilidad que es el apego y el respeto al orden
establecido.

De lo hasta aquí dicho, se tiene un abierta delimitación entre el ámbito de lo


público y el ámbito de lo privado, como instancia de control y poder del Estado.

El Estado es un gestor público de la civilidad como de la civilización, de la


ciudad, la ciudadanía y la democracia en el territorio. Mantiene el monopolio del
poder y lucha por sostenerse en la legitimidad a través de sus sensores
políticos que para el caso de México lo presentan los partidos políticos, los
movimientos sociales y ciudadanos, como el poder legislativo.

El ordenamiento territorial y las áreas temáticas del Plan de Acción Regional La


relación entre el ordenamiento territorial (O.T.) y las áreas temáticas del Plan
de Acción Regional no es una articulación nueva y se vincula con algunos
conceptos de enfoque prioritario, tales como pobreza y equidad, productividad,
medio ambiente y prevención de desastres naturales, participación y eficiencia
en las políticas y la gestión, que se evidencian a continuación: a) Pobreza y
equidad El Programa 21 dice que “el objetivo general de los asentamientos
humanos es mejorar la calidad social, económica y ambiental de la vida en los
asentamientos humanos y las condiciones de vida y de trabajo de todos y
especialmente de los pobres” (Naciones Unidas, 1992). Este punto de vista fue
compartido por el Plan de Acción Regional de América Latina y el Caribe al
decir que para mejorar la calidad de vida de la población con menos recursos,
la primera necesidad es la provisión de viviendas adecuadas y, más allá de los
efectos positivos del mejoramiento habitacional, es esencial también la
existencia de un contexto de incremento sostenido del empleo. Dentro de la
Agenda Hábitat se plantea la erradicación de la pobreza en dos perspectivas,
una para satisfacer la necesidades básicas y otra para crear el empleo
productivo. El Plan de Acción Regional se expandió y expresó en forma más
concreta acciones como “poner de relieve en sus políticas territoriales, urbanas
y habitacionales el objetivo de superar la pobreza y la indigencia y articularlas
con estrategias y mecanismos más amplios de desarrollo social a escala
nacional y local”. Así el O.T. es identificado como un instrumento en grado de
impulsar las inversiones públicas, promover las privadas y apoyar las sociales
destinadas a mejorar las ciudades y otros asentamientos humanos, para
permitir que la población de ciertas zonas (rural) tenga acceso a servicios
básicos, vivienda y empleo y que la población de otras zonas (urbana) pueda
lograr el mejoramiento de la calidad de vida, equidad y productividad de la
ciudad. Será prioritario prestar debida consideración al medio ambiente en los
asentamientos y sus alrededores, con el fin de resolver los problemas actuales
y prevenir los que puedan surgir en el futuro.
La ciudadanía en la legislación venezolana (Articulo 5 C.RB.V.)
Para ayudar a una verdadera profundización en materia de la nacionalidad y ciudadanía se
hace referencia sobre lo que es la nacionalidad que no es más que una condición o cualidad
de pertenecer a la comunidad de una nación. Luego se hablará sobre la ciudadanía que es
la calidad y derecho de los ciudadanos, como también un conjunto de derechos públicos y
privados que poseían los ciudadanos según la ciudad o estado al que pertenecían, siempre
que se tratara de hombres libres. El logro de esta investigación permitirá adquirir
un conocimiento bastante completo del medio en el que se desenvuelve la ciudadanía. En
cada artículo que se muestra en contenidos teóricos apoyados con ejemplos que tienen por
objeto apoyar y facilitar el proceso de aprendizaje. El vocabulario que se presenta ha sido
especialmente escogido, considerando que el lector de dicha investigación entiende la
terminología propia de la ciencia.
Finalmente, agradezco al profesor y colegas que lo utilicen, las sugerencias que permitan
mejorarlo en ocasiones sucesivas.

El Estatuto de las Personas y de los Ciudadanos


Para que exista un Estado no sólo es necesario un territorio con
un sistema de organización política, sino por sobre todo un pueblo asentado en el mismo,
compuesto por personas con derechos y obligaciones. Por tanto, como uno de los elementos
fundamentales de la organización política del Estado, está el estatuto de las personas y de
los ciudadanos, a quienes corresponde el ejercicio de los derechos políticos.
Las personas, en cualquier Estado, se dividen en general en extranjeros y nacionales, es
decir, en personas que no tienen vinculo jurídico esencial con el Estado y las que si lo
tienen. Por ello, el artículo 45 de la Constitución de 1961 establecía que "Los extranjeros
tienen los mismos deberes y derechos de los venezolanos, con las limitaciones o
excepciones establecidas por esta Constitución y las leyes". Esta norma, sin embargo,
desapareció del textoconstitucional y nada se establece en la constitución de 1999. No
obstante, es evidente que el principio sigue rigiendo en la forma expresada, derivada del
derecho fundamental a la igualdad ante la ley (art. 21) y de la regulación expresa de la
nacionalidad y ciudadanía, lo que por exclusión permite construir el régimen de los
extranjeros.
EL RÉGIMEN DE LA NACIONALIDAD
A pesar de las propuestas por modernizar; el régimen de la nacionalidad, en la Constitución
1999 no se avanzó mayormente en cuanto a la regulación del jus soli y del jus sanguinis
como elementos determinantes de la nacionalidad, en relación con el régimen de la
Constitución de 1961, los cuales en general, siguen teniendo una consagración
de carácter absoluto.
LA NACIONALIDAD VENEZOLANA ORIGINARIA O POR NACIMIENTO
En el mismo sentido que lo regulado en el artículo 35 de la Constitución de 1961, el artículo
32 de la Constitución de 1999 establece que son venezolanos por nacimiento:
 1. Toda persona nacida en territorio de la República.
 2. Toda persona nacida en territorio extranjero, hijo o hija de padre venezolano y madre
venezolana por nacimiento.
 3. Toda persona nacida en territorio extranjero, hijo o hija de padre venezolano por
nacimiento o madre venezolana por nacimiento, siempre que establezcan su residencia
en el territorio de la República o declaren su voluntad de acogerse a la nacionalidad
venezolana.
 4. Toda persona nacida en territorio extranjero de padre venezolano por naturalización
o madre venezolana por naturalización siempre que antes de cumplir dieciocho años de
edad, establezca su residencia en el territorio de la República y antes de cumplir
veinticinco años de edad declare su voluntad de acogerse a la nacionalidad venezolana.
De esta norma, por supuesto, se deduce la permanencia del elemento del jus soli absoluto,
en el sentido de que basta con nacer en el territorio nacional, así sea por accidente y sin que
se establezca jamás algún vínculo con la Nación, para ser venezolano por nacimiento. No se
tomaron en cuenta, por lo demás, los graves problemas migratorios que sen han
desarrollado en las últimas décadas, de latinoamericanos indocumentados, que están
afectando el concepto mismo de nacionalidad venezolana.
Por otra parte, también pertenece el carácter absoluto del jus sanguíneo en cuanto a los
hijos de padre y madre venezolanos por nacimiento nacidos en el extranjero, que son
venezolanos por nacimiento, así no establezcan jamás vínculo alguno con la Nación.
LA NACIONALIDAD VENEZOLANA DERIVADA O POR NATURALIZACIÓN
En cuanto a la regulación de la nacionalidad venezolana por naturalización, el régimen de la
Constitución de 1999 sigue la orientación de las normas de la Constitución de 1991, con
algunas modificaciones en cuanto a la exigencia constitucional de al menos 10 años de
residencia para obtener la carta denaturaleza; en cuanto al vínculo de la naturalización
derivado del matrimonio, que ahora no sólo beneficia a la extranjera casada con venezolano
sino también al extranjero casado con venezolana, aún cuando con el agregado de un
número de años de matrimonio para restringir las posibilidades de fraude a la Constitución;
y en cuanto a las facilidades especiales para los naturales de países latinoamericanos y del
Caribe y de España, Portugal e Italia, respecto de los cuales se reduce el término de
residencia para la obtención de la carta de naturaleza.
En esta forma, el artículo 33 considera que son venezolanos por naturalización:
1. Los extranjeros o extranjeras que obtengan carta de naturaleza. A tal fin deberán tener
domicilio en Venezuela con residencia ininterrumpida de, por lo menos, diez años,
inmediatamente anteriores a la fecha de la respectiva solicitud.
2. El tiempo de residencia se reducirá a cinco años en el caso de aquellos y aquellas que
tuvieren la nacionalidad originaria de España, Portugal, Italia, países latinoamericanos y
del Caribe.
3. Los extranjeros o extranjeras que contraigan matrimonio con venezolano o venezolana
desde que declaren su voluntad de serlo, transcurridos por lo menos cinco años a partir de
la fecha del matrimonio.
4. Los extranjeros o extranjeras menores de edad para la fecha de la nacionalización del
padre o de la madre que ejerza sobre ellos la patria potestad, siempre que declaren su
voluntad de ser venezolanos o Venezolanas antes de cumplir los veintiún años de edad y
hayan residido en Venezuela, ininterrumpidamente, durante los cinco años anteriores a
dicha declaración.
EL PRINCIPIO DE LA DOBLE NACIONALIDAD
Otra innovación constitucional del régimen de la nacionalidad, es el de la admisión de la
doble nacionalidad, es decir, que los venezolanos, sea por nacimiento o por naturalización,
puedan tener otra nacionalidad sin perder la venezolana.
Este principio, consagrado en el articulo 34 al prescribir que "la nacionalidad venezolana no
se pierde al optar o adquirir otra nacionalidad" cambia radicalmente el régimen anterior,
conforme al cual, de acuerdo con el articulo 39 de la Constitución de 1961, la nacionalidad
venezolana se perdía por opción o adquisición voluntaria de otra nacionalidad.
De acuerdo con el espíritu y propósito del nuevo régimen, por supuesto que para que se
otorgue la nacionalidad venezolana mediante carta naturaleza no podría exigirse al
interesado que renuncie a su nacionalidad de origen, la cual en lo que concierne a
Venezuela puede conservarla conforme al régimen de la misma en el país de origen. Sobre
esto debe señalarse, por último, que al avance constitucional al permitir la posibilidad de
los venezolanos de tener doble nacionalidad, se restringe en cuanto al ejercicio de cargos
públicos al exigir la Constitución no sólo la nacionalidad originaria, sino como única
nacionalidad (art. 41).
LA PÉRDIDA Y RENUNCIA DE LA NACIONALIDAD
La pérdida de la Nacionalidad:
En cuanto a la pérdida de la nacionalidad por acto no voluntario de la persona, es decir, por
acto del Estado, no se admite que los venezolanos por nacimiento puedan ser privados de
su nacionalidad originaria en forma alguna (Art. 35). Por tanto, no puede el Estado revocar
la nacionalidad venezolana por nacimiento.
Sin embargo, en cuanto a la nacionalidad venezolana por naturalización, el artículo 35 de la
Constitución prescribe que puede ser revocada, pero solo mediante sentencia judicial, de
acuerdo con la Ley. Se excluye, por tanto, toda posibilidad de revocación de la Carta de
Naturalización por acto administrativo o de gobierno.
LA RENUNCIA Y RECUPERACIÓN DE LA NACIONALIDAD
Conforme al artículo 36, se puede renunciar a la nacionalidad venezolana, tanto por
nacimiento como por naturalización.
Ahora bien, quien renuncie a la nacionalidad venezolana por nacimiento puede recuperarla,
pero siempre que se domicilie en el territorio de la República por un lapso no menor de dos
años y manifieste su voluntad de recuperar la nacionalidad. En cuanto a los venezolanos
por naturalización que renuncien a la nacionalidad venezolana también pueden recuperarla
pero cumpliendo nuevamente con los requisitos exigidos en el artículo 33 de la
Constitución, para la obtención de la carta de naturaleza.
EL RÉGIMEN LEGAL DE LA NACIONALIDAD
El régimen legal de la nacionalidad debe regularse en una legislación especial, la cual nunca
se dictó en desarrollo de la Constitución de 1961, y además puede ser objeto
de Tratados Internacionales.
En tal sentido, el artículo 37 establece que el Estado promoverá la celebración de tratados
internacionales en materia de nacionalidad, especialmente con los Estados fronterizos y, en
general, con los latinoamericanos, del Caribe, España, Portugal e Italia (Art. 33, Ord. 2).
Por su parte, en la misma orientación del artículo 41 de la Constitución de 1961, el artículo
38 de la Constitución de 1999, remite a la ley para que dicte de conformidad con las
disposiciones de la Constitución, las normas sustantivas y procesales relacionadas con la
adquisición, opción, renuncia y recuperación de la nacionalidad venezolana, así como con la
revocación y nulidad de la naturalización.
EL RÉGIMEN DE LA CIUDADANÍA
A. El ciudadano
La ciudadanía es el vínculo político que se establece entre una persona y el Estado, que le
permite participar en el sistema político. Por ello, el ciudadano es esencialmente el
venezolano.
De allí lo indicado en el artículo 39 de la Constitución, cuyo texto es una innovación en
relación a lo que establecía la Constitución de 1961, así:
"Los venezolanos y venezolanas que no estén sujetos o sujetas a inhabilitación política ni a
interdicción civil, y en las condiciones de edad previstas en esta Constitución, ejercen la
ciudadanía y, en consecuencia, son titulares de derechos y deberes políticos de acuerdo con
esta Constitución".
La condición (le ciudadano, por tanto corresponde a los venezolanos hábiles en derecho, no
sujetos a interdicción civil ni a inhabilitación política (como pena accesoria a la pena
principal en el campo penal) y, por supuesto, en las condiciones de edad previstas en la
Constitución, que no son uniformes. Por ejemplo, para ejercer el derecho al sufragio basta
ser mayor de 18 años (Art. 64), pero para ser Gobernador se requiere ser mayor de 25 años
(Art. 160), para ser Diputado a la Asamblea Nacional y legislador estadal se requiere ser
mayor de 21 años (Arts. 1 88 y 162), para ser Alcalde se requiere ser mayor de 25 años (Art.
174), para ser Presidente y Vicepresidente de la República se requiere ser mayor de 30 años
(Arts. 227 y 238), al igual que para ser Defensor del Pueblo (Art. 280) y Contralor General
de la República (Art. 288); y para ser Ministro se requiere ser mayor de 25 años (Art. 244).
Asimismo, en cuanto a los Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (Art. 263), al
Procurador General de la República (Art. 249) y al Fiscal General de la República (Art. 284)
la Constitución exige, al menos tener 35 años, lo que deriva de las condiciones que regula
para ejercer dichos cargos.

Los derechos políticos y los ciudadanos


EL RÉGIMEN GENERAL
La consecuencia de regular expresamente en la Constitución a la ciudadanía, es la reserva
que hace el artículo 40, de los derechos políticos como privativos de los venezolanos, salvo
las excepciones establecidas en la Constitución; las cuales se refieren sólo a la posibilidad,
para los extranjeros, de votar en las elecciones locales (Art. 64).
LA IGUALDAD ENTRE VENEZOLANOS POR NACIMIENTO Y
NATURALIZACIÓN
Del artículo 40 también deriva el principio constitucional de la igualdad entre venezolanos
por nacimiento y venezolanos por naturalización en cuanto al ejercicio de los derechos
políticos, "con las excepciones establecidas en la Constitución".
LAS EXCEPCIONES
Estas excepciones, en general, se establecen en el artículo 41 que dispone que sólo los
venezolanos por nacimiento y sin otra nacionalidad, podrán ejercer los cargos de Presidente
de la República, Vicepresidente Ejecutivo, Presidente y Vicepresidentes de la Asamblea
Nacional, Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, Presidente del Consejo Nacional
Electoral, Procurador General de la República, Contralor General de la República, Fiscal
General de la República, Defensor del Pueblo, Ministros de los despachos relacionados con
la seguridad de la Nación, finanzas, energía y minas,educación; Gobernadores y Alcaldes de
los Estados y Municipios fronterizos y aquellos contemplados en la Ley Orgánica de
la Fuerza Armada Nacional.
Por otra parte, para ejercer los cargos de Diputado a la Asamblea Nacional, Ministro,
Gobernadores y Alcaldes de Estados y Municipios no fronterizos, la Constitución exige que
los venezolanos por naturalización deban tener domicilio con residencia ininterrumpida en
Venezuela no menor de quince años y cumplir los requisitos de aptitud previstos en la ley
(Art. 41).
LA EQUIPARACIÓN ABSOLUTA EN CUÁNTO A LOS VENEZOLANOS
Las excepciones antes indicadas que afectan a los venezolanos por naturalización, sin
embargo, desaparecen en el supuesto regulado en el artículo 40, equivalente al artículo 45
de la Constitución de 1961, que establece que:
"Gozan de los mismos derechos de los venezolanos y venezolanas por naturalización los
venezolanos y venezolanas por nacimiento que hubieren ingresado al país antes de cumplir
los siete años de edad y residido en él permanentemente hasta alcanzar la mayoridad".

El derecho de asilo y la extradición


Un derecho político que afecta particularmente el estatuto de las personas, es el régimen del
derecho de asilo y la extradición.
A. El derecho de asilo
En cuanto al derecho de asilo, el artículo 69 de la Constitución dispone que "La República
Bolivariana de Venezuela reconoce y garantiza el derecho de asilo y refugio".
En relación con esta norma, debe señalarse, por una parte, que se abandonó
inexplicablemente la vinculación del derecho de asilo a la persecución política, que es el
fundamento histórico y tradicional de ese derecho. Por ello, el artículo 116 de la
Constitución de 1961 disponía que:
"La República reconoce el asilo a favor de cualquier persona que sea objeto de persecución
o se halle en peligro, por motivos políticos, en las condiciones y con los requisitos
establecidos por las leyes y las normas del derecho internacional".
Ahora, conforme al artículo 69 de la Constitución de 1999, el asilo quedó consagrado sin
referencia alguna a la persecución por motivos políticos o por la comisión
de delitos comunes conexos con delitos políticos, lo que podría abrir la vía al otorgamiento
del asilo por cualquier causa. Sin embargo, la ubicación de la norma en el capítulo de los
derechos políticos, como lo propusimos formalmente la vincula con el tema político.
EL TEMA DE LOS REFUGIADOS
Por otra parte, destaca del artículo 69 la consagración del "derecho de refugio" que deriva
de la norma, lo cual, en realidad, es una materia de regulación internacional más que
nacional, que tiene su origen en la Convención sobre Refugiados, de la Organización
de Naciones Unidas de 1951 y en el Estatuto de Refugiados derivado del Protocolo de 1967.
En cuanto a la extradición, la Constitución de 1999 se limitó a establecer que "se prohíbe la
extradición de venezolanos y venezolanas".
La extradición es la acción conforme a la cual él Estado hace entrega de
un individuo procesado o condenado al Estado requirente, con el propósito de evitar
la impunidad. En la norma constitucional se ha previsto la prohibición absoluta de la
extradición de nacionales, quedando reservada la posibilidad de extradición sólo a los
extranjeros. Esto, por supuesto, se aparta de lo que es la tendencia contemporánea, que
busca restringir esta proscripción absoluta, particularmente mediante acuerdos bilaterales,
para evitar la impunidad, especialmente en delitos que afectan a
la comunidadinternacional, como el narcotráfico, terrorismo o tráfico ilegal de personas.
La previsión de la exclusión absoluta podría auspiciar la impunidad mediante la obtención
fraudulenta de la nacionalidad venezolana, lo cual no sería aceptable.
Por otra parte, sobre la extradición de extranjeros, el artículo 271 de la Constitución
establece que:
"En ningún caso podrá ser negada la extradición de los extranjeros o extranjeras
responsables de los delitos de deslegitimación de capitales, drogas,delincuencia organizada
internacional, hechos contra el patrimonio público de otros Estados y contra derechos
humanos".
Después de la Nueva constitución nos muestra lo siguiente:

De la nacionalidad y de la ciudadanía
Artículo 32. — Son venezolanos y venezolanas por nacimiento:
1. Toda persona nacida en territorio de la República.
2. Toda persona nacida en territorio extranjero, hijo o hija de padre y venezolano por
nacimiento y madre venezolana por nacimiento.
3. Toda persona nacida en territorio extranjero, hijo o hija de padre venezolano por
nacimiento o madre venezolana por nacimiento, siempre que establezcan su residencia en
el territorio de la República declare su voluntad de acogerse a la nacionalidad venezolana.
4. Toda persona nacida en territorio extranjero de padre venezolano por naturalización o
madre venezolana por naturalización, siempre que antes de cumplir dieciocho años de edad
establezca su residencia en el territorio de la República y antes de cumplir veinticinco años
de edad declare su voluntad de acogerse a la nacionalidad venezolana.
Artículo 33. — Son venezolanos y venezolanas por naturalización:
1. Los extranjeros o extranjeras que obtengan carta de naturaleza. A tal fin, deberán tener
domicilio en Venezuela con residencia ininterrumpida de, por lo menos, diez años
inmediatamente anteriores a la fecha de la respectiva solicitud. El tiempo de residencia se
reducirá a cinco años en el caso de aquellos y aquellas que tuvieren la nacionalidad
originaria de España, Portugal, Italia, países latinoamericanos y del Caribe.
2. Los extranjeros o extranjeras que contraigan matrimonio con venezolanas o venezolanos
desde que declaren su voluntad de serlo.
El artículo 25 hace responsables a los funcionarios por los daños causados según hemos
visto. El presente artículo extiende la responsabilidad al Estado por todas aquellas
violaciones de los derechos humanos que realicen sus funcionarios. La indemnización que
habrá de pagarse beneficia también a los herederos.
Este artículo tiene relación con el 51 con la diferencia de que se refiere a los derechos
humanos y a los organismos internacionales, mientras que el 51 se refiere a los derechos en
general y a las autoridades nacionales.
El artículo 281 da derecho a quien haya sido atropellado por las autoridades a acudir
directamente al Defensor del Pueblo. Transcurridos por lo menos cinco años a partir de la
fecha del matrimonio.
3. Los extranjeros o extranjeras menores de edad para la fecha de la naturalización del
padre o de la madre que ejerza sobre ellos la patria potestad, siempre que declaren su
voluntad de ser venezolanos o venezolanas antes de cumplir los veintiún años de edad y
hayan residido en Venezuela, ininterrumpidamente, durante los cinco años anteriores a
dicha declaración.
Artículo 34. La nacionalidad venezolana no se pierde al optar o adquirir otra nacionalidad.
Articulo 35. — Los venezolanos y venezolanas por nacimiento no podrán ser privados o
privadas de su nacionalidad. La nacionalidad venezolana por naturalización sólo podrá ser
revocada mediante sentencia judicial, de acuerdo con la ley.
Artículo 36.— Se puede renunciar a la nacionalidad venezolana. Quien renuncie a la
nacionalidad venezolana por nacimiento puede recuperarla si se domicilia en el territorio
de la República por un lapso no menor de dos años y manifiesta su voluntad de hacerlo. Los
venezolanos y venezolanas por naturalización que renuncien a la nacionalidad venezolana
podrán recuperarla cumpliendo nuevamente con los requisitos exigidos en el artículo 33 de
esta Constitución.
Artículo 37. — El Estado promoverá La celebración de tratados internacionales es en
materia de nacionalidad, especialmente con los Estados fronterizos y los señalados en el
numeral 1 del artículo 33 de esta Constitución.
Artículo 38. — La ley dictará, de conformidad con las disposiciones anteriores, las normas
sustantivas y procesales relacionadas con la adquisición, opción, renuncia y recuperación de
la nacionalidad venezolana, así como con la revocación y nulidad de la naturalización.
DE LA CIUDADANÍA
Artículo 32. — Los venezolanos y venezolanas que no estén sujetos o sujetas a inhabilitación
política ni a interdicción civil, y en las condiciones de edad previstas en esta Constitución,
ejercen la ciudadanía; en consecuencia, son titulares de derechos y deberes políticos de
acuerdo con esta Constitución [39].
Artículo 40. — Los derechos políticos son privativos de los venezolanos y venezolanas, salvo
las excepciones establecidas en esta Constitución.
Gozan de los mismos derechos de los venezolanos y venezolanas por nacimiento los
venezolanos y venezolanas por naturalización que hubieren ingresado al país antes de
cumplir los siete años de edad y residido en él permanentemente hasta alcanzar la
mayoridad.
Artículo 41. — Sólo los venezolanos y venezolanas por nacimiento y sin otra nacionalidad
podrán ejercer los cargos de Presidente o Presidenta de la República, Vicepresidente
Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva, Presidente o Presidenta y Vicepresidentes o
Vicepresidentas de la Asamblea Nacional, magistrados o magistradas del Tribunal Supremo
de Justicia, Presidente o Presidenta del Consejo Nacional Electoral, Procurador o
Procuradora General de la República, Contralor o Contralora General de la República,
Fiscal General de la República, Defensor o Defensora del Pueblo, Ministros o Ministras de
los despachos relacionados con la seguridad de la Nación, finanzas, energía y minas,
educación; Gobernadores o Gobernadoras y Alcaldes o Alcaldesas de los Estados y
Municipios fronterizos y de aquellos contemplados en la Ley Orgánica de la Fuerza Armada
Nacional.
Para ejercer los cargos de diputados o diputadas a la Asamblea Nacional, Ministros o
Ministras; Gobernadores o Gobernadoras y Alcaldes o Alcaldesas de Estados y Municipios
no fronterizos, los venezolanos y venezolanas por naturalización deben tener domicilio con
residencia ininterrumpida en Venezuela no menor de quince años y cumplir los requisitos
de aptitud previstos en la ley.
Artículo 42. — Quien pierda o renuncie a la nacionalidad pierde la ciudadanía. El ejercicio
de la ciudadanía o de alguno de los derechos políticos sólo puede ser suspendido por
sentencia judicial firme en los casos que determine la ley.
Un ejemplo de ello es lo que se relaciona con lo siguiente:

Acuerdo entre el gobierno de Canadá y el gobierno de la


República de Venezuela para la promocióny la protección
de inversiones
EL GOBIERNO DE CANADÁ Y EL GOBIERNO DE [A REPUBLICA DE VENEZUELA en
adelante "las Partes Contratantes".
Recordando el Acuerdo de Cooperación firmado en Ottawa el 25 de junio de 1982, que
entró en vigor el 20 de diciembre de 1982., estableciendo el marco para la cooperación
entre ellos en los campos cultural, económico y tecnológico.
Reconociendo que la promoción y la protección de las inversiones de inversores de cada
Parte Contratante en el territorio de la otra Paute Contratante conducirá al estimulo de las
iniciativas económicas y al desarrollo de la cooperación económica entre ellos.
Han acordado lo siguiente:
ARTICULO 1: DEFINICIONES
A los fines de este Acuerdo:
A. Empresa Significa:
Cualquier entidad constituida u organizada de acuerdo con la ley aplicable, tenga o no fines
de lucro, sea de propiedad privada o pública, incluyendo cualquier
corporación, fideicomiso, sociedad de propietario único, emprendimiento conjunto (joint
venture) u otra asociación; y las sucursales de cualquiera de tales entidades,
B. "medida existente" significa una medida existente en el momento en el que este Acuerdo
entre en vigor.
C. "servicios financieros" significa servicios de naturaleza financiera, incluyendo seguros y
servicios incidentales o auxiliares de servicio de naturaleza financiera.
D. "institución financiera" significa cualquier intermediario financiero u otra empresa
autorizada a hacer negocios y regulada o supervisada como institución financiera de
acuerdo con ¡a legislación de la Parte Contratante en cuyo territorio se encuentra;
E. "derechos de propiedad intelectual" incluyen los derechos de autor y otros derechos
relacionados con estos, marcas de fábrica, derechos de patente, derechos al diseño del
plano (layout) de circuitos semiconductores integrados, derechos a los secretos comerciales,
derechos a las obtenciones vegetales, derechos a las indicaciones geográficas de origen y
derechos de diseño industrial;
 F. "inversión" significa cualquier clase de bienes de propiedad de un inversor de una
Parte Contratante o controlados por él directa o indirectamente, inclusive a través de un
inversor de un tercer Estado, en el territorio de la otra Parte Contratante de acuerdo con
las leyes de ésta.
En particular, aunque no exclusivamente, "inversión" incluye:
1. La propiedad de bienes muebles e inmuebles y cualesquiera derechos de propiedad
relacionados, tales como hipotecas, derechos de retención o prendas;
2. Las acciones, títulos, bonos y obligaciones o cualquier otra forma de participación en una
compañía, empresa comercial o emprendimiento conjunto (joint venture);
3. El dinero, los derechos al pago de dinero, y los derechos a prestaciones contractuales que
tengan valor económico;
4. El prestigio y la clientela (goodwill);
5. Los derechos de propiedad intelectual;
6. los derechos, conferidos por ley o por contrato, a emprender cualquier actividad
económica o comercial, incluyendo cualquier derecho a explorar, cultivar, extraer o
explotar recursos naturales. No significa, sin embargo, los bienes inmuebles ni otros bienes,
tangibles o intangibles, que no sean utilizados, o no hayan sido adquiridos en la expectativa
de utilizarlos, con el propósito de obtener beneficios económicos o para otros fines de
negocios. Cualquier cambio en la forma de una inversión no afectará su carácter de
inversión.
G. "Inversor" significa:
En el caso de Canadá.
 1. Toda persona natural que posea la ciudadanía de Canadá de acuerdo con su
legislación.
 2. Toda empresa incorporada o debidamente constituida de acuerdo con las leyes
aplicables de Canadá. Que realice una inversión en el territorio de Venezuela y que no
posea la nacionalidad de Venezuela; y
EN EL CASO DE VENEZUELA:
 3. Toda persona natural que posea la ciudadanía de Venezuela de acuerdo con su
legislación.
 4. Toda empresa incorporada o debidamente constituida de acuerdo con las leyes
aplicables de Venezuela.
Que realice una inversión en el territorio de Canadá y que no posea la ciudadanía de
Canadá;
H. "Medida" incluye toda ley, reglamento, procedimiento, requisitos, o práctica;
I. "Ganancias" significa toda suma producida por una inversión y en particular, aunque no
exclusivamente, incluye ganancias, intereses, dividendos, regalías, derechos, y cualquier
otro ingreso corriente o ganancia de capital
J. "Empresa del Estado" significa cualquier empresa de propiedad del Estado o controlada
por éste a través de participación en la propiedad de la misma.
K. "territorio" significa con respecto de cada Parte Contratante: el territorio de la Parte
Contratante, así como aquellas áreas marítimas, incluyendo el lecho y el subsuelo marino
adyacentes al límite exterior del mar territorial, sobre el cual dicha Parte Contratante
ejerce, de acuerdo con el derecho internacional derechos soberanos a los fines de
exploración y explotación de los recursos naturales de esas áreas.
ARTICULO II: ESTABLECIMIENTO, ADQUISICIÓN Y PROTECCIÓN DE
INVERSIONES
1. Cada parte contratante estimulará la creación de condiciones favorables para que los
inversores de la otra Parte Contratante realicen inversiones en su territorio.
2. Cada Parte Contratante, de acuerdo con los principios del derecho internacional,
acordará a las inversiones y a las ganancias de los inversores de la otra Parte Contratante un
trato justo y equitativo y protección y segundad completas.
3. Cada Parte Contratante permitirá el establecimiento de una nueva empresa de negocios o
la adquisición de una empresa de negocios existente de una participación en la propiedad
de una empresa por inversores o futuros inversores de la otra Parte Contratante, de acuerdo
con sus leyes y reglamentos, pero en todo caso sobre una base no menos favorable que
aquella en que, en circunstancias similares permita tal adquisición o establecimiento por
inversores o futuros inversores de cualquier tercer Estado.
ARTICULO III: Trato de la Nación más Favorecida luego del Establecimiento y
Excepciones a la Nación más Favorecida
1. Cada Parte Contratante otorgará a las inversiones, o ganancias de los inversores de la otra
Parte Contratante, un trato no menos favorable que aquél que, en circunstancias similares,
otorga a inversiones o ganancias de inversores de cualquier tercer Estado.
2. Cada Parte Contratante otorgará a ¡os inversores de la otra Parte Contratante, en cuanto
se refiere a la expansión, adnlinistracKwt, conducción, operación, uso, goce, venta, o
disposición de sus inversiones y ganancias, un trato no menos favorable que aquél que, en
circunstancias similares, otorga a inversores de cualquier tercer Estado.
3. El párrafo (3) del Artículo II los párrafos (1) y (2) de este Artículo no se aplicarán al trato
dado por una Parte Contratante en virtud de cualquier acuerdo bilateral o multilateral
existente o futuro, que establezca, intensifique o expanda una zona de libre comercio o una
unión aduanera.
ARTICULO IV: TRATO NACIONAL LUEGO DEL ESTABLECIMIENTO
 1. Cada Parte Contratante otorgará a las inversiones y ganancias de los inversores de la
otra Parte Contratante un trato no menos favorable que aquel que, en circunstancias
similares, otorga a las inversiones y ganancias de sus propios inversores.
 2. Cada Parte Contratante otorgará a los inversores de la otra Parte Contratante un trato
no menos favorable que aquél que, en circunstancias similares, otorga a sus propios
inversores con respecto a la expansión, administración, conducción, operación, uso,
goce, venta o disposición de su inversión o de sus ganancias
ARTÍCULO V: OTRAS MEDIDAS
1. Ninguna Parte Contratante podrá exigir que una empresa, constituida en esa Parte
Contratante, que en virtud de este Acuerdo sea una inversión, designe para los cargos
de gerencia superior a personas de una determinada nacionalidad
Una Parte Contratante puede requerir que una mayoría de la junta directiva, o algún comité
de la misma, de una empresa que según este Acuerdo sea una inversión, tenga una
nacionalidad determinada o resida en el territorio de la Parte Contratante, siempre que ese
requisito no menoscabe materialmente la capacidad del inversor de ejercer control sobre su
inversión.
2. Siempre con sujeción a sus leyes, reglamentos y políticas relativas a la entrada de
extranjeros, cada Parte Contratante otorgará entrada temporal a los ciudadanos de la otra
Parte Contratante Que sean empleados por una empresa y que se propongan prestar
servicios a esa empresa o a una subsidiaria o filial de la misma,
en funciones administrativas o ejecutivas o que impliquen conocimientos especializados.
ARTICULO VI: COMPENSACIÓN POR PÉRDIDAS
A los inversores de una Parte Contratante que sufran pérdidas porque sus inversiones o
ganancias en el territorio de la otra Parte Contratante hayan sido afectadas por
un conflicto armado, una emergencia nacional o un desastre natural en ese territorio, le
será acordada por esta última Parte Contratante, en lo que respecta a la restitución,
indemnización, compensación u otro arreglo, un trato no menos favorable que aquél que
acuerde a sus propios inversores o a inversores de cualquier tercer Estado.
ARTICULO VII: EXPROPIACIÓN
1. Las inversiones y ganancias de los inversores de una de las Partes Contratantes no serán
nacionalizadas, expropiadas o sujetas a medidas de efecto equivalente a la nacionalización o
a la expropiación (en adelante "expropiación") en el territorio de la otra Parte Contratante,
excepto para un fin público, conforme al debido proceso de ley, de manera no
discriminatoria y mediante una compensación pronta, adecuada y efectiva. Esa e
compensación se basara en el valor genuino de la inversión o de las ganancias expropiadas
inmediatamente antes de la expropiación o al momento en que la expropiación propuesta
se haga del conocimiento público, cualquiera que sea anterior será pagadera desde la fecha
de la expropiación con intereses a la tasa comercial normal, será pagada sin demora y será
efectivamente realizable y libremente transferible.
2. El inversor afectado tendrá el derecho, de acuerdo con la ley de la Parte Contratante que
realiza la expropiación, a revisión, por una autoridad judicial u otra autoridad
independiente de esa Parte, de su caso y del avalúo de su inversión o sus ganancias de
acuerdo con los principios establecidos en este Artículo.
ARTICULO VIII: TRANSFERENCIA DE FONDOS
 1. Cada Parte Contratante garantizará a los inversores de la otra Parte Contratante la
irrestricta transferencia de sus inversiones y ganancias. Sin limitar la generalidad de lo
antedicho, cada Parte Contratante garantizará también al inversor la irrestricta
transferencia de:
 Los fondos para el pago de préstamos relacionados con su inversión.
 Los fondos resultantes de la liquidación total o parcial de toda inversión.
 Los salarios y otras remuneraciones que perciba a un ciudadano de la otra Parte
Contratante a quien le haya sido permitido trabajar en funciones administrativas,
ejecutivas o que implique conocimientos especializados en conexión con una inversión
en el territorio de la otra Parte Contratante;
 Toda compensación debida a un inversor en virtud de los Artículos Vio VII de este
Acuerdo.
2. Las transferencias deberán ser efectuadas sin demora en la moneda convertible en la cual
el capital fue originalmente invertido o en cualquier otra moneda convertible convenida por
el inversor y la Parte Contratante interesados. A menos que se acuerde otra cosa con el
inversor, las transferencias deberán realizarse a la tasa de cambio aplicable en la fecha de la
transferencia.
3. Ninguna Parte Contratante exigirá a sus inversores que transfieran las ganancias
atribuibles a inversiones en el territorio de la otra Parte Contratante, ni los sancionará por
no transferirlas.
4. No obstante lo dispuesto en los párrafos 1,2 y 3, cualquier Parte Contratante puede
impedir una transferencia mediante la aplicación equitativa, no discriminatoria y de buena
fe de sus leyes relativas a:
 bancarrota, insolvencia o protección de los derechos de los acreedores;
 la emisión, el comercio o el corretaje de valores;
 los crímenes o delitos
 información sobre transferencias de dinero u otros instrumentos monetarios; o
 asegurar el cumplimiento de sentencias en los procedimientos jurisdiccionales.
5. El párrafo 3 no se interpretará en el sentido de impedir a un Parte Contratante que
imponga una medida mediante la aplicación equitativa, no discriminatoria y de buena fe de
sus leyes relativas a los asuntos tratados en los apartes (a) a (e) del párrafo 4.
6. No obstante los dispuesto en los párrafos 1,2 y 3 y sin limitar la aplicabilidad del párrafo
4, cualquiera de las Partes Contratantes puede impedir o limitar las transferencias de una
institución financiera a una filial de o una persona relacionada con tal institución o en su
beneficio, mediante la aplicación equitativa, no discriminatoria y de buena fe de medidas
relacionadas con el mantenimiento de la seguridad, solidez, integridad y responsabilidad
financiera de las instituciones financieras.
ARTICULO IX: SUBROGACIÓN
1. Si una Parte Contratante o una agencia de la misma realiza un pago a alguno de sus
inversores en virtud de una garantía o de un contrato de segurocontra riesgos no
comerciales que haya celebrado respecto de una inversión, la otra Parte Contratante
reconocerá la validez de la subrogación en favor de aquella Parte Contratante o de la
agencia de la misma de todo derecho o titulo de que sea titular el inversor.
 2. La Parte Contratante o la agencia de la misma que se subrogue en los derechos de un
inversor de acuerdo con el párrafo (1), de este Artículo, tendrá los mismos derechos que
el inversor con respecto a las inversiones de qué se trate y las ganancias que con ellas se
relacionen. Tales derechos podrán ser ejercidos por la Parte Contratante, por una
agencia de la misma o por un agente autorizado o cesionario de la Parte Contratante o
cualquier agencia de la misma.
ARTICULO X: INVERSIÓN EN SERVICIOS FINANCIEROS
Nada en este Acuerdo será interpretado en el sentido de impedir que una Parte Contratante
adopte o mantenga medidas razonables por razones prudenciales tales como:
 La protección de inversores, depositantes, participantes en el mercado financiero,
titulares de pólizas, titulares de reclamaciones en virtud de pólizas, o personas a las
cuales les es debida una responsabilidad fiduciaria por una institución financiera;
 El mantenimiento de la seguridad, solidez, integridad y responsabilidad financiera de
¡as instituciones financieras; y
 Asegurar la integridad y estabilidad del sistema financiero de la Parte Contratante.
ARTICULO XI: MEDIDAS IMPOSITIVAS
1. Este Acuerdo se aplicará a las medidas impositivas sólo en la medida establecida en este
Artículo y en el párrafo (14) del Artículo XII
2. Nada de lo contenido en este Acuerdo afectará los derechos y obligaciones de las Partes
Contratantes en virtud de cualquier convenio sobre tributación. En caso de que exista
alguna inconsistencia entre las disposiciones de este Acuerdo y algún convenio de ese tipo,
las disposiciones del convenio sobre tributación se aplicarán en la medida de la
inconsistencia.

Artículo 5. La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce


directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e
indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder
Público.

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