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Biblioteca La Colmena
PREÁMBULO
La Tierra está, pues, formada por los mares, los continentes y las
islas; hállase cubierta su parte sólida por llanuras susceptibles de
cultivo, desiertos arenosos, selvas inextricables o tierras
infecundas; súrcanla ríos caudalosos, arroyos o torrentes
accidentales; prolongadas y elevadas cordilleras la cruzan en
distintas direcciones; estremécenla los volcanes con erupciones
ígneas y contracciones destructoras, y el todo, graciosamente
recortado por bahías, golfos, playas, penínsulas, islas, istmos y
estrechos, hállase amenizado y aún armonizado por fecundos
valles y espléndidas colinas, y en toda su superficie, lo mismo que
en sus abismos, ofrece opíparo banquete a todos los organismos
que en ella viven y vegetan.
¡Ah sí; harto lo sabemos los trabajadores! Pero desde que hemos
visto surgir en la civilización moderna la anómala, absurda y hasta
inverosímil crisis del hambre por exceso de producción, comentada
y explicada como cosa corriente e inevitable por los economistas,
por los que aprenden en la Universidad ciencia oficial concordada
con el dogma y con el derecho escrito aunque en oposición con la
razón y la justicia; cuando hemos visto que en una sociedad
científica de París se ha llegado a decir que en Francia sobran
cinco o seis millones de trabajadores, lo que supone unos cuantos
millones más que representan sus familias condenados a muerte
en una nación democrática, y nos hemos hecho cargo de la
tranquilidad con que los ahítos malthusianos quieren arrojar del
banquete de la vida a los que no poseen la privilegiada cuchara,
nos hemos propuesto restablecer el equilibrio moral y económico
en el mundo, persuadidos de que a nosotros incumbe misión tan
importante, y a él vamos, y la historia contemporánea lo demuestra.
Por eso, en este pensamiento final de la cita —“Este conflicto
manifiesto produce, no sólo, un sentimiento de malestar, revela la
existencia de una escisión interna, de una mentira, sino que
además nos expone al peligro, de graves catástrofes sobre el
terreno político y social”— sólo ven los trabajadores conscientes,
los que ayer formaron La Internacional y hoy son el Proletariado
Militante, una especie de profecía científica, una ofuscación
burguesa, una prueba de la incapacidad progresiva de la burguesía
y, por último, una esperanza proletaria.
LA SOLIDARIDAD
Sin ese amor amplísimo a los desconocidos que sufren, a los que
han de nacer cuando uno haya muerto, a la verdad que se va
elaborando, a la justicia que ha de practicarse, a la belleza que ha
de iluminar el mundo con los resplandores de la felicidad cuando
las fuerzas naturales tengan sencilla continuación y complemento
en las de inteligencia humana, amor que produce intensas alegrías
al que le siente aunque le abrume la miseria o le oprima la tiranía,
no existiría el progreso ni se derrocaría el dios Término.
BALANCE
Dar a las palabras ser y vivir todas las facilidades que los
humanos puedan darse recíprocamente por el conocimiento y por
la solidaridad, es el fin de la sociología, la positiva misión de la
humanidad; realizado ese fin, cumplida esa misión, mejor dicho esa
conveniencia, y habiendo alcanzado la dicha consiguiente al
equilibrio perfecto entre las necesidades de todo género y la
superabundancia de la satisfacción, mujeres y hombres podemos
afrontar tranquilos esta profecía científica de Haeckel: