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2019
Valores éticos un deber y un derecho en nuestro proyecto de vida.
INTEGRIDAD: se relaciona con la consistencia entre los valores que se predican y los
métodos, expectativas y resultados realmente alcanzados con las intervenciones
profesionales. Como valor humano, la integridad es una elección personal y un compromiso
de consistencia con honrar la ética, los valores y los principios.
Ius.
Símbolo de justicia.
Impunidad.
La justicia social
La justicia social es la distribución equilibrada de los bienes dentro de una sociedad. Este
término surgió en el siglo XIX con la aparición del capitalismo, con el cual se incrementó el
descontento de las clases sociales más perjudicadas. Es por ello, que el término justicia
social tiene dos corrientes.
Para el socialismo, el Estado debe garantizar el desarrollo de la clase social más
desfavorecida, así como, el respeto por los derechos humanos. Por su parte, para el
liberalismo la justicia debe sostener el desarrollo de oportunidades y protección a la empresa
privada.
En la actualidad la justicia social se vincula con el término de justicia distributiva de
Aristóteles, que se refiere a dar cada uno lo que le corresponde según su contribución a la
sociedad.
En contraposición a la justicia distributiva existe la justicia retributiva es el castigo o pena
que se le aplica a un individuo en proporción a la falta cometida por éste.
Por otro lado, en el año 2007 la Organización de las Naciones Unidas proclamó el día 20 de
febrero de cada año como Día Mundial de la Justicia Social.
Vea también Justicia social.
La justicia como valor
La justicia como valor es el principio moral de cada individuo que decide vivir dando a cada
quien lo que le corresponde o pertenece. La justicia forma parte de los valores sociales,
morales y democráticos, de allí deriva su importancia.
La justicia es una virtud que todos los individuos deben poner en práctica de manera
coherente y en busca tanto del bien propio como de la sociedad.
Estrictamente el diálogo es oral, pero también puede encontrarse escrito, como ocurre
en las novelas. Al mismo tiempo se utiliza signos no verbales, como son los signos
paralingüísticos y los signos cinésicos. Entre los signos paralingüísticos destaca la
intensidad de la voz, y entre los signos cinésicos destacan los gestos y las posturas.
También se usa como la tipología textual en la lingüística y en la literatura cuando aparecen
dos o más personajes al usar el discurso diegético, llamados interlocutores. Razón por la
cual constituye la forma literaria propia del mismo género (dramático), así mismo, se divide
en parlamentos (retórica) u oraciones entre personajes que se dirigen mutuamente la
palabra.
Un diálogo puede consistir desde una amable conversación hasta una acalorada discusión
sostenida entre los interlocutores; empleado en géneros literarios como la novela, el cuento,
la fábula, el teatro o la poesía. En una obra literaria, un buen diálogo permite definir el
carácter de los personajes: la palabra revela intenciones y estados de ánimo, en definitiva,
lo que no se puede ver, por consiguiente, en ello radica su importancia. Esta modalidad
exige un gran esfuerzo de creación, ya que obliga a penetrar en el pensamiento del
personaje, como en el caso de Edipo rey de Sófocles.
También se considera un género literario propio, surgido en Grecia con los Diálogos de
Platón, continuado por los romanos (Cicerón, por ejemplo) y revitalizado en el Renacimiento
en latín (Erasmo de Róterdam, José Luis Vives, etc.) y en lenguas vulgares (Juan de Valdés,
Pablo Mejía, etc.), Como tal posee tres tipos diferenciados: el diálogo platónico, el diálogo
ciceroniano y el diálogo lucianesco. El platónico tiene como objetivo hallar la verdad, con
miras a un tema primordialmente filosófico. El ciceroniano posee un marco paisajístico bien
constituido, es de tema primordialmente político, judicial y retórico con el fin de que en él
tienen cabida largas exposiciones. En el lucianesco, así llamado por su creador, Luciano de
Samosata, predomina la intención satírica y el humor por eso el tema puede ser muy
variado, incluso fantástico.
Ecología: es la rama de la biología que estudia las relaciones de los diferentes seres vivos
entre sí y con su entorno: «la biología de los ecosistemas» (Margalef, 1998, p. 2). Estudia
cómo estas interacciones entre los organismos y su ambiente afectan a propiedades como
la distribución o la abundancia. En el ambiente se incluyen las propiedades físicas y
químicas que pueden ser descritas como la suma de factores abióticos locales, como el
clima y la geología, y los demás organismos que comparten ese hábitat (factores bióticos).
Los ecosistemas están compuestos de partes que interactúan dinámicamente entre ellas
junto con los organismos, las comunidades que integran, y también los componentes no
vivos de su entorno. Los procesos del ecosistema, como la producción primaria, la
pedogénesis, el ciclo de nutrientes, y las diversas actividades de construcción del hábitat,
regulan el flujo de energía y materia a través de un entorno. Estos procesos se sustentan
en los organismos con rasgos específicos históricos de la vida, y la variedad de organismos
que se denominan biodiversidad. La visión integradora de la ecología plantea el estudio
científico de los procesos que influyen en la distribución y abundancia de los organismos,
así como las interacciones entre los organismos y la transformación de los flujos de energía.
La ecología es un campo interdisciplinario que incluye a la biología y las ciencias de la Tierra.
Los antiguos filósofos griegos, como Hipócrates y Aristóteles, sentaron las bases de la
ecología en sus estudios sobre la historia natural. Los conceptos evolutivos sobre la
adaptación y la selección natural se convirtieron en piedras angulares de la teoría ecológica
moderna transformándola en una ciencia más rigurosa en el siglo XIX. Está estrechamente
relacionada con la biología evolutiva, la genética y la etología. La comprensión de cómo la
biodiversidad afecta a la función ecológica es un área importante enfocada en los estudios
ecológicos. Los ecólogos tratan de explicar:
Ocuparse en los valores facilitar un conocido desemejante pero conveniente con el método
honesto y actitudinal, estableciendo la insuficiencia de recapacitar críticamente, dio
consecuencias muy reveladores, que se observó en la producción de mi PROYECTO DE
VIDA ,se trabajó de representación aguda en conocer el significado previo que los
estudiantes le conceden a un explícito valor, al relación se observó gran desconcierto por
no conocer el indiscutible percepción y el importancia que tiene el valor moral, las cualidades
que creo existieron de amistad, solidaridad, respeto, honestidad poseyendo actual que el
valor se representación en la cotidianidad y se examinan que se ha establecido por las
memorias en el conducta.
Cada una de las diligencias que tendemos a través de nuestro cotidiano existir se administra
o gobierna por valores, estos, son un dispositivo motivador en mis diligencias cotidianas,
mis labores y mi conducta, a través de los valores, he determinado mi carácter y coincidencia
particular.
El pedestal en mi proyecto de vida es el afecto, reflexiono que es la columna más
significativa dentro de cualquier proyecto. El cariño es el término de los valores de una
individua, el galardón más grandioso que logras conquistar por los caracteres honestos que
has conseguido en tu carácter y individuo, este es una emoción que opine y mantiene las
relaciones humanas con decencia y hondura. El cariño por mi familia, Y mis hijos es
absoluto. Como una existencia espontánea, nos lleva a un día a día sin luminosidad para el
expectante. El no pregunta de nuestra existencia, el fingimiento, fallos que no tienen
ostentación despejado, todo se puede hacer mañana, etc. Crear de la existencia un
incesante investigar la prosperidad en sucesos tan fugaces como la esparcimiento, el
fortuna, etc. Y no investigar en el íntimo de la existencia para hallar ese rumbo y trazar la
proyección que guíe la incesante mejora del ser como individuo, específicamente y para una
compañía.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Bolivia: Quipus. Jiménez, M., Ángeles, A. (1998). Educar en valores. Barcelona: CISS
PRAXIS.