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Templo de Santa Rosa de Viterbo

Su construcción se le dio a finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII. Es trabajo del
arquitecto queretano Francisco Martínez y también del arquitecto y escultor Ignacio
Mariano de las Casas, lo que se considera su obra maestra. La mayor parte del templo, los
trazos, el reloj en la torre, son obra de Ignacio Mariano de las Casas. Es un tesoro de la
arquitectura capaz de complacer a los espíritus más críticos.

Este templo es la expresión máxima del barroco queretano del siglo XVIII, y uno de los más
representativos de nuestro Estado gracias a su arquitectura y al elaborado trabajo de sus retablos. Sus
paredes encierra más de 200 años de historia y obras de arte inigualables.

El templo es de una sola nave, reforzada por fuera con un par de botareles de gran tamaño, ubicados
sobre los muros de la parte que correspondería al brazo norte, el que parece sugerir una remota
existencia por el arco situado entre los dos contrafuertes que guardan una armonía interior entre las
arcadas y las pechinas.

La torre, con campanario de dos cuerpos, está situada en la parte oriente del templo, levantándose
desde el rincón noreste del coro alto. El primer cuerpo ostenta el primer reloj de tres carátulas que se
construyó en América.

Desde lejos se puede apreciar la cúpula en la que se destaca su linternilla, la policromía del tambor
octogonal y las columnillas y otros relieves de cantera que resguardan los ventanales.

La fachada y la torre, tienen influencia árabe, por lo que pudieran considerarse «Manieristas».La
plazuela al norte del templo facilita la apreciación del conjunto arquitectónico.

En su interior, le sorprenderá el elaborado trabajo de los cinco retablos labrados en madera y


totalmente cubiertos con una capa de oro genuino. El púlpito que muestra una rica ornamentación
con incrustaciones de maderas preciosas, marfil, plata y carey. El coro bajo, donde se encuentran e!
retablo ecléctico, el órgano del siglo XVIII y la capilla de! Santísimo, dividido de la nave por un
panel con quince medallones y una escultura de Jesucristo en la cruz. El coro alto, a su vez, lo divide
un abanico dorado con la imagen de Jesús adolescente. En esta parte también se guarda un órgano
Walcker, de principios de siglo.

También son dignas de admiración sus múltiples pinturas entre las que destacan: el retrato del
capitán Velázquez de Lorea de Miguel Cabrera y el retrato de Sor Ana María de San Francisco y
Neve, atribuida al maestro José Páez y considerado uno de los cuadros más bellos hechos a una
monja.

Por la sacristía menor es posible comunicarse con lo que fue el convento que aún muestra lo
imponente de la construcción y algunos detalles de interés, como los arcos volados en la escalinata y
un par de relojes solares sobre la cornisa del segundo nivel del atrio. Su ex convento, el cual ha sido
parte de un largo y minucioso proceso de restauración, es ahora sede del Instituto Queretano de la
Cultura y las Artes.
E l ex convento y Templo de Santa Rosa de Viterbo, en la ciudad de Querétaro,
fue construido en 1752 por el arquitecto Ignacio Mariano de las Casas, la obra,
de arquitectura colonial, está catalogada como una de las joyas del Barroco
mexicano.

Este templo es la expresión máxima del Barroco queretano del siglo 19,
además de que encierra en sus paredes más de 200 años de historia y obras
de arte inigualables.

De este sorprendente edificio resalta la cúpula de influencia mudéjar. Al interior


del templo se encuentra una colección de seis retablos dorados de este estilo,
realizados en el siglo 19, al parecer, por el mismo de las Casas.

Los retablos son de modalidad antila, es decir sin columnas, y están dedicados
a diferentes santos y uno a la Virgen de Guadalupe, todos cubiertos de
sinuosas formas vegetales, coronas y de ángeles en distintas posiciones,
restaurado recientemente es uno de los sitios preferidos de paseantes
nacionales e internacionales que visitan la entidad, ahora a la belleza del lugar
se añade la fuente de aguas saltarinas en el frente de la majestuosa
edificación.

La fachada y la torre tienen influencia árabe, por lo que pudieran considerarse


“manieristas”; los retablos son barrocos con diferentes estilos. Otra curiosidad
de su arquitectura son sus dos botareles invertidos, los arcos enroscados que
se apoyan al lado derecho de la entrada principal, que según dicen se
colocaron para salvaguardar un posible desplome de la cúpula y apertura de
los muros laterales del templo, estos arcos los utilizó Francisco Martínez
Garduño en otras de sus obras “una de las más bellas, altas y opulentas de
esta ciudad”.

Por extraño que parezca, no se sabe con certeza porque se escogió como
titular y patrona de esta comunidad a Santa Rosa originaria de Viterbo, Italia;
Rosa de Viterbo fue una terciaria franciscana, no monja, como las que en éste
vivieron, que fueron beatas terciarias franciscanas, ya canonizada fue modelo
de las mujeres que aquí vivieron.

Esta obra es en gran parte del reconocido arquitecto queretano Francisco


Martínez Gudiño, a don Ignacio Mariano de las Casas se le atribuye el reloj y el
órgano del coro bajo en donde estampó su firma.

También son dignas de admiración sus múltiples pinturas, arcos volados en la


escalinata y un par de relojes solares.

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