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OBJETO: PROMOVER ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD.

EXCELENTISIMA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA:


JONNATHAN PAREDES, abogado con Mat. Nº 22.386, constituyendo
domicilio en Av. España Nº 355 de esta Capital, en nombre y representación de
señor B, conforme al testimonio de poder que adjunto, siendo domicilio real de mi
mandante en Km 3 de la Ruta VI, Barrio Santa María de la Ciudad de
Encarnación, a V.V.E.E. con el debido respeto digo:

Que, a mérito del testimonio de poder que adjunto en esta


presentación, solicito se me reconozca mi personería en el carácter invocado y por
constituido mi domicilio en el lugar señalado, otorgándome así la intervención de
rigor.

Que, en debido tiempo y forma, siguiendo instrucciones de mi


principal, vengo a promover acción de inconstitucionalidad contra el Acuerdo y
Sentencia Nº 64/2013/03 de fecha 28 de julio de 2013, dictado por el Tribunal de
Apelación, Tercera Sala, de la Circunscripción Judicial de Itapúa, en el marco del
juicio caratulado: “SEÑOR A C/ SEÑOR B S/ INTERDICTO DE RECOBRAR LA
POSESIÓN”, basado en las consideraciones de hecho y de derecho que expongo a
continuación:

PRESUPUESTOS PARA LA PROCEDENCIA DE LA ACCION


“Constitución Nacional, Art. 132: DE LA INCONSTITUCIONALIDAD: La Corte
Suprema de Justicia tiene facultad para declarar la inconstitucionalidad de
las normas jurídicas y de las resoluciones judiciales, en la forma y con los
alcances establecidos en esta Constitución y en la ley.”

Es así que conforme al art. 556 inc. a) del Código Procesal Civil, toda
persona lesionada en sus legítimos derechos por resolución de jueces o tribunales
que hayan sido dictadas en sí misma en forma violatoria a la Constitución
Nacional, tiene legitimación activa para accionar por inconstitucionalidad en
contra de las mismas.
Concuerda dicho articulado con el art. 561 primera parte del mismo
cuerpo normativo que establece que para la procedencia de la acción referida,
deben agotarse en forma previa los recursos ordinarios. De hecho, manifiesto que
ante la resolución impugnada ya no caben más recursos ordinarios, por tratarse
de acciones posesorias, en donde conforme nuestro ordenamiento procesal las
decisiones de la alzada causan ejecutoría, sin ninguna posibilidad de recurrir
conforme se desprende del art. 403 CPC primer párrafo in fine: “PROCEDENCIA
DE LA APELACIÓN ANTE LA CORTE… Contra las sentencias recaídas en los
procesos ejecutivos, posesorios y, en general, aquellos que admiten un juicio
posterior, no se da este recurso”.

Manifiesto que ésta presentación se hace en el debido plazo legal, y


para su constatación adjunto a esta presentación la Cédula de Notificación por la
cual se me comunica la resolución, hoy objeto de la presente impugnación.
Habiendo individualizado en forma concreta la resolución objeto de la
presente impugnación, así como el juicio en cual ha recaído, paso a los
fundamentos de derecho que hacen a esta acción conforme al art. 557 CPC que
en su parte pertinente manifiesta: “…citará además la norma, derecho, exención,
garantía o principio constitucional que sostenga haberse infringido, fundados en
términos claros y concretos…”.

SENTENCIA ARBITRARIA
Entre las causas de inconstitucionalidad de las sentencias judiciales
se encuentra la arbitrariedad de la resolución, tanto por falta de motivación como
por errónea apreciación de las pruebas, constituyendo ambas violaciones al
principio innominado del debido proceso, garantizado por nuestra Carta Magna.

“La Corte Suprema de Justicia ha incorporado definitivamente desde


el año 1985 al derecho paraguayo, ratificado por numerosos fallos, la
doctrina de la arbitrariedad, sobre la base de que toda sentencia debe
estar fundada en la Constitución y en las leyes y, consecuentemente,
las que se apartan de dicho principio y se sustentan, no sobre
disposiciones legales sino sobre un criterio subjetivo que se aparta de
la interpretación objetiva que merece la norma aplicable, tienen el
defecto de la arbitrariedad que permite su descalificación como
resolución judicial” (Voto del Dr. Víctor Núñez, S.D. Nº 783/05).

La resolución impugnada por este medio constituye una resolución


infundada, sin sustento tanto legal como fáctico, violatorio al principio de la sana
crítica y al principio de la carga probatoria, entendida ésta como eficaz orientador
del criterio jurisdiccional ante la falta o insuficiencia de pruebas; para de esta
forma pasar a conculcar normas y principios de rango constitucional, lo cual
constituye un quebrantamiento del Estado Social de Derecho anhelado en la
República, extremos que se deducirán del presente escrito de demanda.

DE LA ARBITRARIEDAD DE LA RESOLUCIÓN IMPUGNADA


Mediante la resolución impugnada, el Tribunal de Apelación de la
Tercera Sala de la Tercera Circunscripción Judicial de la República, ha revocado
la S.D. Nº 1899/2012/01 de fecha 20 de diciembre de 2012, y consecuentemente
ha hecho lugar a la demanda de interdicto de recobrar que fuera promovida por
señor A en contra mi mandante.

Durante en litigio en cuestión se había controvertido la ubicación del


inmueble objeto de la litis y no se había identificado el mismo, por lo que no era
posible conocer sus límites, superficies ni ubicación como efectivamente se
constata de las constancias de autos, fundamento suficiente que motivó al a quo
a desestimar el interdicto promovido.

Sin embargo, y ante mi sorpresa, habiéndose recurrido la sentencia,


el Tribunal de Apelación acoge favorablemente la demanda interpuesta,
básicamente con el siguiente seudo argumento: que, si bien no se precisa con
claridad el inmueble, existen indicios suficientes que revelan que la posesión
reclamada por la actora se refiere al inmueble detentado por la demandada.
Uno de los principales deberes impuestos al juzgador está dado por la
obligación de fundar debidamente sus decisiones, siendo por tanto un requisito
indiscutible de la validez de las sentencias judiciales que las mismas sean
fundadas y constituyan una aplicación razonada del derecho vigente.

Este deber de motivación de las resoluciones judiciales se encuentra


consagrado en nuestra Carta Magna como una garantía para la debida
impartición de justicia, conforme reza el art. 256 CN: “…Toda sentencia judicial
debe estar fundada en esta Constitución y en la ley…”.

Como lo manifiesta el tratadista, Dr. Hernán Casco Pagano, en su


conocida obra 1 : “La sentencia es arbitraria, en sentido general, cuando se
encuentra fundada solamente en la voluntad o en el mero capricho del juzgador, es
decir, cuando no se halla fundada o contiene una absurda apreciación de los
hechos o de la prueba. La Corte Suprema, en su carácter de órgano jurisdiccional de
superior jerarquía, tiene a su cargo la función de controlar el efectivo cumplimiento
de lo dispuesto en la norma fundamental, la que no puede ser violada o
menoscabada por sentencias o procesos que sólo formal y aparentemente tienen el
carácter de tales. La doctrina de la sentencia arbitraria, y la posibilidad de su
correspondiente impugnación, deviene directamente de la Constitución, que manda
que toda sentencia judicial debe estar fundada en la Constitución y en la ley (Art.
265, 2º. P. 1ª. P. CN y Art. 15, inc. b) CPC)”.

En efecto, y en el sentido del cumplimiento de fundar las resoluciones


en la Constitución y en la Ley, el juzgador no pudo obviar normas jurídicas
determinantes en materia de acciones posesorias. De hecho para que prospere
una acción posesoria, quien lo intentare deberá determinar en forma clara,
concisa e inequívoca cual es la posesión que se reclama. Ello surge del texto del
art. 1943 C.C. que reza: “para que la posesión dé lugar a las acciones posesorias,
debe ser pública e inequívoca”, y en igual sentido e incluso reproduciendo los
mismo términos se expresa el art. 636 del CPC.

Ante la carencia de identificación precisa, concreta e inequívoca del


objeto sujeto a la posesión que se reclama, el Tribunal de Apelación debió
dictaminar en igual sentido al expuesto por el juez de primera instancia, y así
desestimar la acción interpuesta.

Por lo contrario, el Tribunal de Apelación se abocó a dar vida a lo que


no existía en autos, lo cual es la determinación de la cosa objeto de posesión, y
ello es un acto absolutamente arbitrario, siendo que éstos sólo deben limitarse a
verificar las constancias del expediente para así, en virtud a las probanzas, formar
su convicción, y no así impulsados por indicios que no tienen asidero alguno y
por tanto apartándose del expediente. Hecho que hace tener en zozobra a los
juzgados frente a los juzgadores, porque quebranta todas las garantías
consagradas constitucionalmente.

En este sentido, conculca el Art. 16 de la Constitución Nacional, que


en su parte pertinente garantiza: “Toda persona tiene derecho a ser juzgada por
tribunales y jueces, competentes, independientes e imparciales”. Garantía que pido

1
Código Procesal Civil, comentado y concordado, HERNAN CASCO PAGANO, undécima edición, Tomo II, páginas
1000/1003
sea reafirmada por esta Corte Suprema, ya que en virtud a lo expuesto, y
habiéndose los jueces apartado de las constancias del expediente, hacen
evidenciar que la motivación a su resolución no han encontrado en el mismo, sino
en virtud a otros intereses, hecho que hace flaquear la independencia e
imparcialidad de los juzgadores para impartir en justicia.

Como consecuencia de la conculcación de la norma supra indicada,


también se violenta el art. 47 de la Carta Magna, el cual garantiza algo tan
sensible como la igualdad de todos los habitantes para el acceso a la justicia y
ante las leyes.

En el caso en concreto, el Tribunal de Apelación incurrió en


arbitrariedad desde el momento en que soslaya la disposición legal aplicable al
caso, falla sobre la base del mero capricho o la voluntad de los juzgadores y falla
sobre la base de prueba inexistente, causales que jurisprudencialmente han sido
acogidas por esta Excelentísima Corte Suprema. (Voto del Dr. Luis Lezcano
Claude, S.D. Nº 131/00; voto del Dr. Raúl Sapena Brugada, S.D. Nº 400/00; voto
del Dr. Carlos Fernández Gadea, S.D. Nº 44/01; voto del Doctor Antonio Fretes,
S.D. Nº 1946/04; voto del Dr. Carlos Fernández Gadea, S.D. Nº 1753/03; voto del
Dr. José Altamirano, S.D. Nº 798/05; voto del Dr. Víctor Núñez, S.D. Nº 404/05;
voto del Dr. José Altamirano, S.D. Nº 733/05).

PETITORIO
A mérito de lo expuesto, a esta Excelentísima Corte Suprema de Justicia elevo el
siguiente petitorio:

1. A mérito del testimonio de poder presentado, reconocer mi personería en el


carácter invocado y por constituido mi domicilio en el lugar señalado.

2. Agregar las instrumentales presentadas, y previa autenticación de las copias,


devuélvanse los originales bajo constancia en autos.

3. Tener por presentada la acción de inconstitucionalidad contra el Acuerdo y


Sentencia Nº 64/2013/03 de fecha 28 de julio de 2013, dictado por el Tribunal de
Apelación, Tercera Sala, de la Circunscripción Judicial de Itapúa, en el marco del
juicio caratulado: “SEÑOR A C/ SEÑOR B S/ INTERDICTO DE RECOBRAR LA
POSESIÓN”, y del mismo córrase traslado a la otra parte y al Fiscal General del
Estado por el plazo de ley.

4. Dispóngase vía oficio que se traigan a la vista los autos principales.

5. Oportunamente, y previos trámites de rigor, se dicte resolución definitiva,


haciendo lugar con costas a la presente acción de inconstitucionalidad,
declarando nula la resolución afectada.

PROVEER DE CONFORMIDAD. SERÁ JUSTICIA

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