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Cornisa: EL CONOCIMIENTO DE LA IGNORANCIA

Análisis del texto el conocimiento de la ignorancia de Karl Popper

Andrés Steve Figueroa Artunduaga

Universidad de la Sabana

2019

Notas del autor

Andrés Steve Figueroa Artunduaga, Maestría en Asesoría Familiar y Gestión de Programas para
las Familias, Universidad de la Sabana.

andresfiar@unisabana.edu.co
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Análisis del texto el conocimiento de la ignorancia de Karl Popper

1. ¿Por qué es necesario seguir investigando en todas las áreas de conocimiento? ¿Acaso no
se ha investigado demasiado en las últimas décadas?

El ser humano nunca es un ser acabado, sino que siempre se está realizando. Si se toma la
frase célebre de Sócrates: “yo sólo sé que nada sé”, se puede concluir que entre más
conocimiento adquiere una persona, más sabe que no sabe nada. Hay un mundo de
conocimiento, que sería bien parafrasearlo, así como san Agustín quería explicar el misterio de
Dios a un niño: abre un hoyo junto al océano y llénalo con el agua del océano. Así es el misterio
de Dios, nunca lo vas a entender del todo. Así, pues, es el conocimiento humano, nunca lo vamos
a tener todo. Siguiendo la línea del conocer, la frase célebre de Descartes ilumina nuestro
análisis: “cogito, ergo sum” (pienso, luego soy). Se nos indica que a medida que adquirimos
conocimiento, empezamos a ser libres.

Ahora bien, Popper (2001), siguiendo esta línea de pensamiento socrático, afirma: “el
científico debe tener en cuenta, como Sócrates, que él o ella no sabe, simplemente supone” (p.
2). Como el científico supone, debe vivir en un estado de formación permanente, es decir que
durante su existencia, no va a dejar de investigar, pues siempre tendrá problemas qué resolver.

2. ¿Cuál es la ventaja o desventaja de pensar desde un contexto científico a la familia, su


estructura y dinámicas cotidianas?

Como sacerdote de la Iglesia Católica, y fiel al Magisterio eclesial, hago mía la invitación
del Papa san Juan Pablo II (1981):

“La Iglesia, siguiendo a Cristo, busca la verdad que no siempre coincide con la opinión
de la mayoría. Escucha a la conciencia y no al poder, en lo cual defiende a los pobres y
despreciados. La Iglesia puede recurrir también a la investigación sociológica y
estadística, cuando se revele útil para captar el contexto histórico dentro del cual la acción
pastoral debe desarrollarse y para conocer mejor la verdad; no obstante tal investigación
por sí sola no debe considerarse, sin más, expresión del sentido de la fe” (p. 10).
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Estudiar a la familia desde un contexto científico permite sistematizar todo lo que se ha


dicho sobre esta institución y, a los Asesores de Familia se les facilita métodos para acompañar a
las personas que buscan ayuda. No obstante, al estudiar a la familia, debemos respetar los
principios éticos que propone Popper (2001):

“(a) El principio de la falibilidad: Quizá yo esté equivocado y quizá usted tenga razón,
pero desde luego, ambos podemos estar equivocados.
(b) El principio del diálogo racional: Queremos de modo crítico -pero por supuesto, sin
ningún tipo de crítica personal- poner a prueba nuestras razones a favor y en contra de
nuestras variadas (criticables) teorías. Esta postura crítica pone a prueba nuestras razones
a favor y en contra de nuestras variadas (criticables) teorías. Esta actitud crítica a la que
estamos obligados a asumir es parte de nuestra responsabilidad intelectual” (p. 2).

3. ¿Por qué considera importante su formación como investigador en el área de la familia?


¿Cuál piensa que podría ser su aporte a esa área de estudio?

Cuando pienso en la misión que se asume el 02 de abril de 2011 (Ordenación Sacerdotal),


examino y considero que parte de la ‘formación permanente’ es poner retos. Como Conciliario
de Equipos de Nuestra Señora, se llegó a la conclusión que una regla de vida era la capacitación
en el ámbito de la familia, para prestar un mejor servicio a la comunidad encomendada. Pues,
¿cómo se orienta algo que no se conoce? “Siempre podemos aprender cosas nuevas, incluso en el
campo de la ética” (Popper, 2001, p. 3).

Además, el trabajo que se desarrolla en Equipos de Nuestra Señora, está orientado a la


familia. Iceta (2017) asevera: “Crisis no equivale a fin… Todo lo que está vivo, está sometido a
crisis. Esta es una señal de vida” (p. 31). En las reuniones con las parejas, uno aprende mucho de
ellas, de sus experiencias y testimonios, sobre todo en momento de crisis. Ese podría ser uno de
los aportes a este estudio. El otro aporte, que me ha cuestionado, es el de la virtualidad. El esposo
llega a su casa observando su celular, ella está pegada al computador, mientras los hijos al Xbox.
¿Dónde quedan las relaciones humanas? ¿Se reducen sólo a relaciones virtuales? ¿Nos estamos
dejando robar la afectividad física por la virtualidad? Habría que investigar a ver qué resultados
se pueden obtener.
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Referencias

Iceta, M. (2017). Vivir en pareja. Un proyecto de vida conyugal para nuestros días. Bogotá:
JLGrupo Editorial.

San Juan Pablo II (1981). Familiaris Consortio. Sobre la familia. Bogotá: Ediciones Paulinas.

Popper, K. (2001). El conocimiento de la ignorancia. Polis, Revista de la Universidad


Bolivariana, 1(1). Recuperado de “http://www.redalyc.org/pdf/305/30501124.pdf”.

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