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¿Cómo comprender la historia de la Iglesia?

Comprender la historia… para comprender la historia de la Iglesia.


Muchas veces se nos habla de cruzadas, inquisición, conquista de américa, etc. que parecen
manchar a la Iglesia.
Para arrojar un poco de luz sobre esta cuestión nos parece oportunos tener presente algunas
consideraciones que luego desarrollaremos.
1- La Iglesia está compuesta por seres humanos.
2- La verdad de la historia, los hechos y los datos.
3- El anacronismo y otras formas de mentalidad.
La verdad histórica debe recoger lo que realmente pasó, no es lo mismo decir que murieron
mil personas que un millón de personas. La verdad de lo datos es algo de sentido común,
pero muchas veces desvirtuado, especialmente cuando la historia no busca conocer el pasado
sino usarse como instrumento de propaganda a favor o en contra de una ideología.
La forma de presentar los datos es importante. Uno podría hacer una recolección de atentados
en las escuelas en E.E.U.U. y mostrar la degradación moral de ese país. Así también podría
recolectar datos sobre hechos atroces del pasado y afirma que el “pasado era atroz”. Pero esto
es tomar la parte por el todo.
4- No alcanzan los datos, es necesario entrar en otra mentalidad, comprender lo que
valores que subyacen a una época histórica (tarea nada fácil).
Esto es muy difícil, pero es fundamental para comprender la historia. De lo contrario es una
caricatura del pasado lo que conocemos. Los valores morales que subyacen en una época
histórica, la idiosincrasia, las costumbres, creencias, etc. son fundamentales. Así como no
dejar se pensar en la naturaleza humana y la condición humana, porque si rápidamente
“demonizamos” o “colocamos laureles” realizamos simplificaciones y distorsionamos la
historia.
Dice C. S. Lewis en su libro “Mero Cristianismo”:
He conocido a gente que exagera las diferencias [entre las bondades y maldades de un
pueblo, o una época histórica] porque no ha hecho una distinción entre diferencias de
creencia y hechos. Por ejemplo, un hombre me dijo: «Hace trescientos años había gente en
Inglaterra que quemaba a las brujas. ¿Es eso lo que usted llama la regla de la naturaleza
humana o el comportamiento correcto?» Pero no hay duda de que si no ejecutamos a las
brujas es porque no creemos que las brujas existan. Si lo creyéramos —si realmente
creyéramos que hay gente por ahí que se había vendido al demonio y recibido poderes
sobrenaturales a cambio, y estuvieran utilizando estos poderes para matar a sus vecinos o
volverles locos o provocar el mal tiempo—, no dudo de que estaríamos todos de acuerdo en
que si alguien merecía la pena de muerte eran estos traidores repugnantes. Aquí no hay
diferencia de principio moral; la diferencia es simplemente un asunto de hecho. Puede que
sea un gran progreso en nuestro conocimiento no creer en las brujas, pero no hay progreso
moral en el hecho de no ejecutarlas cuando no se cree que existan. No llamaríamos a un
hombre considerado con los animales por dejar de poner trampas para ratones, si lo hiciera
porque no creyese que hubiera ratones en la casa.
Pensemos en linchamientos actuales, donde una persona es prendida fuego en su casa con su
familia por haber estafado a un pueblo. Es decir, las turbas populares muchas veces pueden
ser más injustas que un tribunal que es duro en sus sentencias. En ese contexto se puede
entender por ejemplo el surgir de un tribunal para examinar acusaciones de herejías como la
Inquisición.
Vamos a tratar de pensar en algunos valores que cambiaron a lo largo de la historia y que nos
puede ayudar a comprender el pasado.
- Relación: vida presente y vida eterna de plena comunión con Dios.
Nosotros nacemos en una cultura donde lo más importante es está vida y de la otra vida no
sabemos nada o sabemos muy poco y de forma incierta. La vida más importante es la terrenal,
la vida eterna o celestial, no tiene grandes implicancias para la vida cultural y social del
occidente del siglo XXI. El nacer en esta cultura con estos valores, no hace difícil entender
decisiones de sociedades de siglos anteriores donde se daba lo opuesto. Lo más importante
era la vida eterna y no la vida peregrina. En todo caso, el fin no era esta vida sino la otra vida.
No estamos analizando acá lo que predica tal o cual religión, sino la mentalidad o valores
subyacentes en la cultura de una sociedad.
Pongamos un ejemplo concreto. En mi época escolar cuando celebrábamos la muerte de San
Martin, un alumno pregunto ¿Por qué celebramos su muerte? ¿Por qué no celebramos su
nacimiento? ¿No es la muerte un momento de tristeza? Pero en realiza se celebra el “paso al
inmortalidad. Pero eso no se cuestiona, siglos atrás, pero hoy día se lo cuestiona un niño de
la secundaria, porque nace en otra cultura con otros valores.
Podemos preguntarnos… ¿le damos demasiada importancia a esta vida y descuidamos la vida
eterna de la que nos habla la fe? o siglos atrás ¿se descuidaba esta vida pensando solo en la
vida eterna?
No tenemos por qué pensar que hoy estamos mejor parados que hace años atrás, ni
viceversa… No es objeto de estas líneas reflexionar sobre esto, pero si presentarlo para
ayudarnos a pensar el pasado para comprenderlo de verdad antes de “juzgarlo” y también
para comprendiéndolo nos animemos a cuestionar nuestro presente.
Pero solo teniendo en cuenta esto se puede entender que a un reo se lo condene a muerte,
pero al mismo tiempo se le suministre un sacerdote para que se confiese. Solo así se puede
entender una frase como “es preferible morir, antes que pecar” (y alguien pueda ser
condenado a muerte por el robo de una oveja).
- Importancia de la religión para la vida social (estado, nación, familia)
Nosotros nacemos en estados geográficamente delimitados, con bandera y formas de
gobierno democráticas donde la participación del pueblo es masiva. Esto no es lo mismo que
nacer un tiempo donde ninguna de esas cosas se daba, tratar de entender esa distancia nos
puede ayudar a comprender ideas y mentalidades del pasado. Un ejemplo es entender que la
identidad que unía a lo que hoy llamamos Europa no era simplemente un límite geográfico,
tampoco lo que hacía a una nación era la forma de gobierno ni el territorio que ocupa. Por el
contrario la fe cristiana era la razón de la unidad y el dañar la unidad de la fe era ir no solo
contra Dios, sino contra la patria, la familia, la identidad de lo que un pueblo cristiano era.
De lo contrario no se entiende O no se entendería:
 Que en la expansión del imperio español, se lleve consigo monjes, frailes y sacerdotes
para evangelizar y dar a conocer su fe.
 Que un gobierno, con su fuerza civil, combata la herejía.
 Que un presidente deba profesar un culto en particular.
 Que el registro civil (donde están las actas de bautismo y matrimonio, entre otras
cosas) estuviera en manos de la Iglesia Católica (acta de bautismos y matrimonios).
 En un obispo envía a hacer penitencia a emperador (como hizo San Ambrosio con el
emperador Teodosio en el siglo IV1)
 Etc.
Muchas de las formas de pensar y por tanto de actuar de un rey, un emperador, una sociedad
en una época determinada es inentendible si no entramos a comprender los valores e ideas
que están presentes y que por ahí son totalmente ajenas a nuestra forma de mirar. De igual
modo muchas culturas antiguas mirarían con total desagrado nuestras formas y resultarían
incomprensibles muchas de nuestras actitudes y criterios.
- Relación: cuerpo y espíritu.
Uno puede vivir como si lo más importante de sí sea su cuerpo o lo más importante de sí sea
su espíritu. O que ambas cosas, pero una tiene prioridad sobre la otra. Es decir, un penitencia
corporal para forjar el carácter y unirse a la pasión de Jesús puede parecer incomprensible
para una cultura que solo valora su cuerpo por sobre su espíritu. Del mismo modo resulta
incomprensible una persona que hace dietas muy sacrificadas (tomando anabólicos,
complementos proteicos y estando muchas horas en el gimnasio) solo para que le crezcan los
músculos.
Ordenar las pasiones sexuales en orden a un amor puro a Dios y al prójimo, es incomprensible
para otra cultura que considera el “pansexualismo” como máximo ideal. Mientras que en una
cultura se llenaran las iglesias en otra se llenaran gimnasios, los prostíbulos, las zonas rojas,
hoteles transitorios, etc.

1
En 390 Ambrosio excomulgó temporalmente a Teodosio I a causa de la masacre de Tesalónica y no le
readmitió hasta que se acogió al sacramento de la penitencia y mostró público arrepentimiento. Demostró
así su autoridad frente al emperador.
5- No justificar, no defender, no simplificar, sino comprender, amar, y tener una
mirada de fe.
Por último lo que debe guiar a aquel que estudia historia es la búsqueda de la verdad, por
sobre otros intereses que si bien es lógico que estén pueden nublar la honestidad de la
búsqueda. Así si uno hace un estudio de lo negativo o de lo santo y lo presenta como la
totalidad, desvirtúa la historia humana.

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