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PORTADA INTERIOR

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Contenido

Acta de la revolución del 20 de julio de 1810: de documento a monumento 11 Múltiples y singulares. El diagnóstico de las actas de la revolución de 1810 69
Presentación 12 Introducción 70
De documento a monumento 13 El diagnóstico en conservación – restauración 70
¿Quiénes firmaron y qué firmaron? 15 Diferencias entre las similitudes: El significado cultural de las actas 71
Conmemorar para recordar 18 El estudio de las alteraciones 75
El documento- monumento in situ 22 ¿Y al fin qué, deterioros o alteraciones? 79
Conclusiones 28 Consideraciones finales 83
Bibliografía 29 Bibliografía 84

Trayectoria de un documento: El Acta de la Revolución de 1810 La restauración de las Actas de la Revolución 87


o Acta de la Independencia de Colombia 31 Introducción 88
El nacimiento del acta, el hecho histórico 32 Las actas y sus deterioros 88
El dibujo de Simón José Cárdenas 33 Lineamientos para la intervención de conservación-restauración 90
La litografía de Lemercier, París 35 La restauración de las Actas 93
La cromolitografía del Museo de la Independencia - Casa del Florero 40 Conclusiones 94
El Acta de la Revolución impresa en Bogotá en 1910 42 Bibliografía 96
La impresión de Leipzig, editada por la Casa de Victor Sperling 45
La impresión del Banco de la República 46 El Acta del 20 de julio. ¿Un documento perdido? 97
Las actas continuarán haciendo historia 46 Bibliografía 101
Bibliografía 47
Los Secretos del Acta 103
Entre una alegoría y un escudo, un documento se hace monumento. Bibliografía 106
El facsímil del cuadro conmemorativo del Acta de la Revolución del 20 de julio de 1810 49
Introducción 50
Catálogo de obras 107
A manera de contexto general 51
Cromolitografía acuarelada del Acta de la Revolución de 1810. París, 1850 108
¿Cómo abordar la iconografía del facsímil del Acta de la Revolución del 20 de julio de 1810? 52
Litografía acuarelada del Acta de la Revolución de 1810. París (Francia), 1850 108
1. La Alegoría más revisitada en los procesos independistas y de construcciones
de naciones y estados modernos. Entre la Libertad y la República. Entre la patria y la nación 54 Edición de la Casa de Victor Sperling. Leipzig (Alemania), 1910 112
Facsímil del Acta de la Revolución de 1810. Imprenta de Víctor Sperling 1910 59 Alegoría de la Imprenta de Medina e Hijo. Bogotá (Colombia), 1910 114
2. Un escudo sensible a los cambios políticos e ideológicos. Impresión de la imprenta del Banco de la República. Bogotá (Colombia), 1952 114
De la República de la Nueva Granada a la República de Colombia 61
A manera de consideraciones generales 65
Bibliografía 66
Presentación

S eñor lector, nos complace presentar la publicación donde se revelan los resultados de una inves-
tigación de carácter interdisciplinario, iniciada en el año 2009, acerca de lo que hoy se conoce
como el Acta de la Independencia. Cuando el Dr. Carlos Eduardo Naranjo llegó al Laboratorio de
Ciencias de la Conservación de la Universidad Externado de Colombia, a fin de que analizaran
y, si era viable, intervinieran esa alegoría del “Acta”, propició una de las exploraciones más emocionantes de
los últimos tiempos. Hasta ese momento no se había tenido la posibilidad de estudiar la materialidad de uno
de los objetos más representativos de la historia de Colombia. Podría ser que los científicos tuvieran entre
sus manos, aquel día, uno de los documentos más antiguos, con las firmas de los que sellaron el pacto de la
emancipación de Colombia. Inspirados por el descubrimiento de ese documento fundacional, algunos de los
docentes investigadores de la Universidad Externado de Colombia, se dieron a la tarea de recuperar y estable-
cer el significado histórico y cultural de las diferentes Actas de la Revolución de 1810. Al mismo tiempo, y por
la misma razón, teniendo en cuenta la coyuntura de la celebración del Bicentenario de la Independencia, se
propuso un libro y un documental sobre el seguimiento de las “Huellas del Acta de la Independencia”, para
difundir los logros de la investigación y dejar un nuevo legado a la memoria colectiva de la nación. Esa trans-
formación del documento del “Acta” en un monumento histórico, resulta ser un hecho trascendental para
los colombianos, en este caso la resignificación de un símbolo patrio. Así pudo apreciarse en la “Exposición
Acta de la Revolución de 1810”, realizada en el 2011, en el Museo de la Independencia - Casa del Florero.

La investigación, la restauración, el documental, el libro y la exposición, son los frutos de un trabajo interdisci-
plinar e interinstitucional. Un trabajo en el que además la comunicación constituyó uno de los ejes centrales
que permitió poner a disposición de diferentes públicos los resultados de la investigación; en ese sentido y
tal y como se reconoce en la actualidad, la comunicación se convierte en un componente importante dentro
de la conservación del patrimonio cultural. Para el estudio de las alegorías, sumaron voluntades miembros
del grupo de investigación Conservación del Patrimonio Cultural (COLCIENCIAS COL0070878) de la
Facultad de Estudios del Patrimonio Cultural; del Programa de Historia de la Facultad de Ciencias Sociales;
de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Externado de Colombia; del Museo de la Indepen-
dencia - Casa del Florero. Los resultados de esos análisis están escritos en los artículos académicos de la actual
publicación. Para el video documental aunaron esfuerzos la Secretaría General de la Alcaldía de Bogotá D. C.
- Archivo de Bogotá; la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia – ACAC; el Canal Universitario
Nacional ZOOM; y el Grupo Video Base. La restauración, de las alegorías del Acta de la Revolución, estuvo
a cargo de los estudiantes del Taller de Conservación y Restauración de Bienes Gráficos y Documentales del
Programa de Conservación y Restauración de Bienes Muebles, de la Facultad de Estudios del Patrimonio Cul-
tural. La exposición fue montada por el Museo de la Independencia – Casa del Florero, con la colaboración
de la Universidad Externado de Colombia. Todos los participantes intercambiaron ideas y aportaron desde
sus diferentes disciplinas, con la intención de comprender profundamente el sentido de la celebración del
Bicentenario de la Independencia.

En la Urna Centenaria, cerrada el 3 de noviembre de 2011, está el video documental, como un testimonio
de lo que hoy nos ocupa históricamente. Del alcance de la investigación lo más importante es su relación
con la colectividad, y el impacto es decisivo porque es la comunidad quien, en definitiva, hace auténticos los
monumentos históricos. La inmersión en el pasado, a partir del examen cuidadoso de las alegorías del Acta
de la Revolución, junto con una atenta estrategia de comunicación en el presente, nos exige escuchar con

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mayor esmero la voz de la tradición y nos invita a extenderla en el tiempo. De ahí que la acción pedagógica
de la Universidad sea primordial en la construcción de la memoria histórica, cultural y política de Colombia.
Introducción
Es de resaltar y agradecer la valiosa contribución de todos los que, de una u otra forma, participaron en la
creación de este proyecto. Así mismo, la exaltación y el júbilo con el que damos a conocer este libro al público,
como parte de la culminación de un proceso que inició hace tres años, cuando queríamos saber el valor de
las rúbricas impresas en la litografía LeMercier, a un año del Bicentenario de la Independencia de Colombia.

“Quizás esta investigación permita que, los próximos 20 de julio cuando se conmemore la independencia,
este documento pueda ocupar el lugar que tuvo hace 200 años cuando fue protagonista. Quizás, también
los esfuerzos de todas las personas e instituciones involucradas desde el dibujo de Simón Cárdenas, o el viaje
y la voluntad que llevaron a Duque Uribe a emprender este proyecto, queden reflejados en que las futuras
generaciones de colombianos puedan celebrar sus ansias de libertad a partir de la reinterpretación de este
documento-monumento: El Acta de la Independencia”. (Texto final del video documental las “Huellas del
Acta de la Independencia”).


Luz Amalia Camacho Velásquez
Decana
Facultad de Comunicación Social – Periodismo
Universidad Externado de Colombia
A doscientos años de distancia, el 20 de julio de 1810 sigue conservando un halo de misterio
y de fascinación que nada ni nadie ha podido arrebatarle. Quizás porque este fue, para casi
todos, uno de los capítulos fundamentales de la historia patria o porque es casi inevitable
dejar volar la imaginación cuando se pasa por esa esquina de la Plaza de Bolívar. Lo cierto
es que la fecha conserva la magia. Todo a pesar de que un análisis cuidadoso de los sucesos y su contexto no
dejan muy bien parado al 20 de julio. No fue la primera ocasión en que en la Nueva Granada se hizo una
declaración de autonomía, ni siquiera se propuso un rompimiento con España, por el contrario se confirmó
obediencia a Fernando VII. Solo nueve años más tarde, en circunstancias muy distintas, se consolidó la inde-
pendencia política.

A pesar de todo, o tal vez por eso mismo, sigue siendo interesante estudiar los acontecimientos de ese día,
conocer a los personajes que participaron, sus opiniones y posturas políticas, sus intenciones y la compleja
dinámica que allí arrancó. Para realizar este arduo ejercicio de memoria son vitales los documentos, ya que la
posibilidad de obtener testimonios orales hace tiempo desapareció. El documento por excelencia del 20 de
julio de 1810 es el Acta de Independencia, eso se sabe muy bien. Pero, un momento: ¿Cuál Acta? La original
que se escribió en el Libro de Actas del Cabildo se quemó en un incendio. La copia elaborada al siguiente
día de la revuelta, con la que se inauguró el Libro de Actas de la Junta Suprema, se la robaron. Por fuerza,
tenemos que empezar a averiguar de qué es lo que hablamos.

Aquí es donde empieza la investigación de la Facultad de Estudios del Patrimonio Cultural de la Universidad
Externado. Y esta aventura de indagación histórica, química, iconográfica y física resulta ser tan interesante
como los hechos mismos de julio de 1810. Es, en este trayecto de estudio, que surge la figura un tanto ambigua
de Simón José Cárdenas, las colectas patrióticas de los beneméritos del siglo XIX, la tecnología de las impren-
tas europeas, las modificaciones tardías de las imágenes, las alegorías, y la intención persistente de transformar
un documento en un objeto de reverencia y admiración.

Este libro, “Tras las Huellas de las Actas”, que aquí presentamos con emoción y orgullo, recoge los trabajos de
quienes colaboraron para documentar y restaurar varios ejemplares del Acta de la Independencia. Participó
en este proyecto el historiador Daniel Castro, director del Museo de la Independencia, quien develó la forma
en que este documento se transformó en monumento y se instaló en el corazón de la capital de la República.
Mario Omar Fernández, docente e investigador del laboratorio de la Facultad de Estudios del Patrimonio Cul-
tural, rastreó en su escrito los procesos de impresión y las características de las sucesivas ediciones, poniendo
de relieve detalles y diferencias claves entre ellas. También, desde la Facultad, la profesora Luz Guillermina
Sinning desentrañó meticulosamente la iconografía de las figuras que acompañan el texto del documento y
demostró cómo fueron cambiando a través del tiempo.

David Cohen, director del Pregrado de Conservación y Restauración de Bienes Muebles, reveló como se
realizó el complejo diagnóstico de los ejemplares restaurados por los estudiantes y docentes en los talleres
de la Facultad, y Ana Margarita Suárez, profesora de uno de estos talleres, describió en detalle los procesos
de intervención a que se sometieron varios ejemplares. Olmo Torres, historiador de la Facultad de Ciencias
Sociales y Humanas del Externado, indagó en su artículo sobre el carácter del documento en el contexto na-
cional y dejó abiertos varios interrogantes. El profesor Alfredo Saab, de la Facultad de Comunicación Social

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y Periodismo del Externado, hizo una inquisitiva arqueología de la investigación de las Actas, rescatando los
logros fundamentales del proceso. En conjunto los artículos exploraron, revelaron y sacaron a la luz detalles
y secretos. Como es inevitable en estos casos, muchos hechos dados por ciertos, terminaron siendo refutados
y desmitificados; en último término, ganan la investigación y la profundidad del conocimiento. A todos los
que participaron en el estudio nuestros agradecimientos y felicitaciones.

roBerto LLerAs
Decano
Facultad de Estudios del Patrimonio Cultural
Universidad Externado de Colombia

acta de la revolución del 20 de julio


de 1810: de documento a monumento

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Acta de la revolución del 20 de julio Un ejemplo reciente de la dimensión de reparación, lo presenta, por una parte, la recién aprobada Ley de
Víctimas que ha sido catalogada de “histórica”, por la forma en que aborda el pasado reciente del país y el
de 1810: de documento a monumento reconocimiento de los miles de afectados por la violencia. Este documento se convierte en la materialización
jurídica y legal de esta dimensión de la memoria como agente de reconciliación.

Esto se contrasta con una nota de prensa en la que el Consejo de Estado da tres meses de plazo a los altos
mandos del Ejército para honrar el nombre de tres mineros antioqueños que fueron asesinados, en un caso
Daniel Castro Benítez de los denominados “falsos positivos”. Además de la ceremonia de presentación de disculpas públicas en
Director del Museo de la Independencia-Casa del Florero las que se obliga a repudiar clara y categóricamente lo acontecido, se establece el compromiso de tomar los
Ministerio de Cultura correctivos para que “esto no vuelva a suceder”. Pero lo que resulta significativo para la reflexión que se
pretende establecer en éste escrito, es que el alto tribunal además ordena que el Ejército debe “levantar un
monumento en homenaje a las víctimas”, y adicionalmente debe brindar el apoyo necesario para que sus
familiares superen el hecho.2

El segundo caso en el que la memoria es materia de recordación histórica para derivar en gestos conmemo-
rativos, servirá de base en el presente escrito para preguntarnos de qué forma el “Acta de la Independencia”
reforzó su carácter de documento-monumento en el contexto del Museo del 20 de Julio de 1810. 3

El propósito será, por consiguiente, analizar las formas en las que el Acta fue utilizada como uno de los el-
ementos de esa recordación histórica y conmemorativa del origen de la nación colombiana, y de qué manera
Presentación ésta se integra en el museo gracias a su “monumentalización” iniciada desde la segunda mitad del siglo XIX,

D
por medio de la reproducción de un dibujo del artista Simón Cárdenas y su posterior reproducción por una
ía a día, el tema de la memoria cobra mayor auge al ser un asunto que involucra no sólo una casa de impresión extranjera y local, imágenes que tuvieron una amplísima circulación; así como a partir de
dimensión temporal individual y colectiva, sino además la obligación de diferentes grupos hu- los dispositivos de exhibición que el museo propuso desde su inauguración, para subrayar el carácter del docu-
manos de hacer recuento de su pasado en aras de realizar tareas de recordación histórica, o lo mento como un elemento de recordación histórica que reitera el origen de la nación colombiana.
que se ha vuelto más significativo en tiempos recientes, no sólo en Colombia sino en el resto del
mundo, tratar de evitar la repetición de comportamientos que en un momento dado resultaron lesivos para
las sociedades que han sido escenario de los mismos1. De documento a monumento
Por otra parte, si bien la memoria, así como sus usos y abusos -al decir de Tzvetan Todorov-, es herramienta El testimonio, -dice Paul Ricoeur- nos conduce de un salto de las condiciones formales al contenido de las “co-
útil de reivindicaciones conducentes a procesos de perdón, olvido y reparación, es también un concepto que sas pasadas” (praeterita), de las condiciones de posibilidad al proceso efectivo de la operación historiográfica.
no en vano se ha asociado a la tarea de la historia y con ello se convierte en materia prima de evocaciones del Con el testimonio se abre un proceso epistemológico que parte de la memoria declarada, pasa por el archivo
pasado, para activar tareas de recordación y conmemoración. y los documentos, y termina en la prueba documental. (Ricoeur, 2000, p. 208) Esta descripción encaja a la
perfección con nuestro objeto de estudio: la denominada “Acta de la Independencia” y la forma como preten-
demos abordarla en este escrito. De declaración de principios el 20 de julio de 1810 a documento archivado,
para derivar en prueba de recordación histórica.

1 Sin querer realizar una exhaustiva relación historiográfica sobre el tema de la memoria, se hace necesario revisar someramente, de manera Sin embargo, y antes de realizar un breve análisis de este proceso, es importante mencionar de dónde proviene
cronológica, algunos resultados de la tarea de historiadores, filósofos, antropólogos o sociólogos en las últimas décadas del siglo XX y la este concepto de documento-monumento, que si bien fue trabajado por Jaques Le Goff ha sido nuevamente
primera del XXI, para conformar un campo de referencia y antecedentes relacionados con el marco teórico de la presente investigación. Uno asimilado por el mismo Paul Ricoeur en algunos de sus trabajos, así como por el historiador colombiano
de los primeros estudios sobre el tema lo constituye el proyecto liderado por Pierre Nora en Francia, inscrito en las conmemoraciones del Bernardo Tovar. (Le Goff. 1991, p. 227: Ricoeur, 2006, p. 804).
Bicentenario de la Revolución Francesa, y que fue publicado sucesivamente en 1984, 1986 y 1992, como un conjunto de ensayos que buscaban
ser una reflexión alternativa a los lugares comunes de esa conmemoración histórica, titulado Los lugares de memoria. Otro texto que se acerca Para Le Goff los materiales de la memoria colectiva y de la historia son precisamente los monumentos y los
en tiempo e intención a la tarea de Nora en Francia es escrito por Paul Connerton en 1989, en Estados Unidos, con el título de Howsociet- documentos. Este autor francés argumenta que si bien lo que sobrevive al devenir histórico son sucesos y
iesremember y encaja igualmente con los ecos del Bicentenario de la Independencia Estadounidense. Un texto capital es el preparado por acontecimientos inscritos en el pasado, es pues ese pasado el que toma forma a partir de una elección delibe-
TzvetanTodorov para el Congreso “Historia y memoria de los crímenes y genocidios nazis”, organizado por la Fundación Auschwitz en 1992, rada de “las fuerzas que operan en el desenvolverse temporal del mundo y de la humanidad”, en la que los
y que es editado tres años más tarde con el título de Los abusos de la memoria. Sobre el tema del genocidio nazi, James E. Young realiza en monumentos son herederos del pasado y los documentos, elección del historiador.
1993 una reflexión sobre los monumentos inspirados en el holocausto en un texto titulado: Thetexture of memory. Holocaustmemorials and
meaning. La Revista de Occidente publica en diciembre de 1986 un conjunto de ensayos que tiene como título El museo: historia, la memoria Nos recuerda Le Goff a su vez los orígenes etimológicos de uno y otro término, en el que monumentum está
y el olvido, que recogen en las tres ideas centrales un texto de Ricoeur del año 2000. En 1998, el antropólogo francés Marc Augé elabora un vinculado a la raíz latina de men, que expresa una de las funciones fundamentales de la mente (Mens) y la
estudio que invoca la memoria con su concepto contrario: “La formas del olvido”. El cambio de milenio marca el momento de producción memoria (memini), sin que ello esté desvinculado del verbo monere que se significa “recordar”, “iluminar” o
de dos textos capitales sobre el asunto que nos concierne: el primero, que es indiscutiblemente uno de los más completos tratados filosóficos
contemporáneos sobre los campos de tensión entre la memoria y la historia, es el escrito por Paul Ricoeur titulado La memoria, la historia, el
olvido, justamente en el año 2000.Ese mismo año, James E. Young, realiza una reflexión complementaria a su libro del año 1993, nuevamente
sobre la memoria del holocausto judío, en el libro At memory’sedge. After images of the Holocaust in Contemporary Art and Architecture. Para-
lelamente se han revisado las aproximaciones recientes de Andreas Huyssen en su crítica a la inserción de la memoria en entornos globales, 2 “Ejército debe levantar monumento a víctimas de falsos positivos”. Diario El Tiempo, sábado 11 de junio de 2011. Sección “Debes saber”.
museológicos y culturales, en su obra En busca del tiempo perdido. Cultura y memoria en tiempos de globalización. Desde la teoría literaria, Página 6.
Paolo Rossi publica en el año 2003 una serie de ensayos sobre la historia de las ideas que titula: El pasado, la memoria, el olvido (editado
simultáneamente en español en Buenos Aires, ese mismo año). De los más recientes documentos sobre el pasado de las dictaduras en el 3 Aunque el Museo del 20 de Julio de 1810 cambió su denominación a Museo de la Independencia - Casa del Florero en su proceso de
Cono Sur, y en particular en Argentina, Beatriz Sarlo revisa el concepto de memoria bajo las premisas de la justicia y la reparación en su libro renovación museológica enmarcada por la conmemoración del Bicentenario de la Independencia en 2010, en el presente documento se
Tiempo pasado: Cultura de la memoria y giro subjetivo. Un debate, editado en el año 2005. utilizará su antiguo nombre, precisamente en aras del análisis historiográfico del Acta de la Independencia y su inserción en el mismo
contexto museal.

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“instruír”. Por otra parte, documentum se deriva de docere, que significa “enseñar” y ha evolucionado al signifi- gobiernos que convendrían al Virreinato…), la historia relatada a través del Acta se convierte en praeterita,
cado de prueba, adicionalmente insertado en el vocabulario legislativo de “prueba”. a partir no sólo de los acuerdos consignados en el documento, sino del sinnúmero de otros tantos testimo-
nios que registraron los hechos y que luego de su refrendación se convirtieron en testigos de los hechos del
De otro lado, y al avanzar en la crítica del documento en el plano ideológico, cabe reconocer que se llega pasado (Ortega Ricaurte. et ál. 1996. p. 107).
un punto en el que el documento deja de ser inocente e inocuo y adquiere entonces esa categoría mixta de
documento- monumento, pues es tanto producto de la sociedad que habrá construido al mismo, según “los Por consiguiente, el documento que se integra de manera automática en el siguiente nivel planteado por
vínculos de fuerzas que en ella retenían el poder”, como un testimonio o vestigio de un hecho o aconteci- Ricoeur, el archivo documental, es en nuestro caso, el acta misma suscrita por los notables, que desde ese mo-
miento de características precisas. mento hará parte del Archivo del Cabildo, luego de su perfeccionamiento y de la recolección de las respectivas
firmas de quienes con ese acto, validaron lo acordado.
Es decir que se construye no sólo como documento-texto emanado del espíritu positivista y com-
probatorio, sino que adiciona un ingrediente que va más allá del empirismo y la ciencia: el El último paso de ese proceso que constituirá en su totalidad al testimonio, es precisamente la posibilidad
patriotismo.4 Esta es también la ruta que emprende el monumento, que a más de convertirse de convertirse en prueba documental, que designa “la parte de verdad histórica”. Sin embargo, y en la tesis
en testimonio, tiene como finalidad proclamada “la conmemoración de acontecimientos de Ricoeur, la prueba no tendría valor en sí misma si no se integra a un trípode que está conformado por
que los poderosos juzgaban dignos de ser integrados en la memoria colectiva.” (Ricoeur. la huella, por el documento mismo y por la pregunta con la que el historiador aborda al documento. Esta
2006. p. 805). Recuerda Ricoeur, que de este punto hace que nazca una crítica que se invitación nos lleva entonces a cuestionarnos y con el intento de respuesta que obtengamos se contribuirá a
propone descubrir el monumento que se oculta detrás del documento, y al cual se le ofrecer elementos para comprender la manera en que ese testimonio inicia el recorrido en su transformación
exigía la dimensión casi obvia de la autenticidad, para hacer prevalecer el documento de documento a monumento.
sobre el monumento.

Todo esto conduce a evidenciar esta tensión por Michel Foucault, quien recuerda ¿Quiénes firmaron y qué firmaron?
que “el documento no es el feliz instrumento de una historia que sea en sí misma
y a pleno derecho memoria; la historia es una cierta manera en la que una sociedad Los caudillos que tomaron la vocería del pueblo en el alzamiento del 20 de julio de 1810 fueron notables
tiene la opción de dar estatuto y elaboración a una masa documental de la que no activos en la administración del Virreinato de la Nueva Granada y muchos de ellos educados bajo la dua-
se puede separar”. Por otra parte, indica que la nueva tarea del historiador, quien se lidad de la Escolástica y de la Ilustración (es decir, las formas de entender los fenómenos universales desde
dedicaba a “memorizar” los monumenti y a transformarlos en documenti, al hacer hablar la mirada filosófica y eminentemente religiosa contrastada con una aproximación científica y empírica
los vestigios, debe proceder a realizar el trabajo contrario. Es decir, permitir que la dominada por la razón).
historia transforme los documentos en monumentos y que “allí donde se descifraban
los vestigios dejados por los hombres y se descubría en negativo lo que habían sido, debe No todo el grupo de los 53 personajes que firmaron el Acta del Cabildo Extraordinario en la noche del 20
presentar un conjunto de elementos que es preciso luego aislar, reagrupar, volver perti- al 21 de julio de 1810 eran oriundos de Santafé de Bogotá. Acevedo y Gómez era de Charalá; José Antonio
nentes, poner en relación, construir en conjunto”. Amaya era de Pinchote; Juan Azuero, de Socorro; Emigdio Benítez, de Girón; José Joaquín Camachoera, de
Tunja; Nicolás Cuervo, de Oicatá; Ignacio de Herrera, de Cali; José Ignacio Pescador, de Choachí; Camilo
En síntesis, puntualiza Foucault, así como en un tiempo la arqueología tendía a la historia, Torres, era de Popayán, e incluso Manuel Pardo era panameño. Otros tantos sí eran santafereños de nacimien-
actualmente la historia tiende a la arqueología, a la descripción intrínseca del monumento” (Le to. También había españoles entre los firmantes como Fernando Benjumea y Mora, sevillano; Juan Antonio
Goff. 1991. p. 236). Esta es pues la tarea que pretendemos adelantar. Gómez, de la provincia de Logroño; Antonio González, de Oviedo; Juan Jurado, andaluz; José Gregorio
Martínez, madrileño, así como Eugenio Martín Melendro y José María Moledo, entre otros.
Volviendo a la ruta trazada por Ricoeur, y para acoger la invitación de Foucault, es preciso reconocer que
José Acevedo y Gómez. la memoria declarada en este caso tiene dentro del relato de los sucesos del 20 de julio de 1810 en Santafé de Esto subraya el hecho de que la demanda de constitución de una Junta Suprema obedecía no necesariamente
xxxxxxxxxxxx. Bogotá un escenario y una materialización muy específica: El Cabildo Abierto y la conformación de Juntas de a un reclamo exclusivo de los criollos frente a la autoridad virreinal, sino por el contario, a quienes se identifi-
xxxxxxx Gobierno Provisional, así como la refrendación de estas decisiones por medio de documentos legales en forma caban plenamente con la imagenura del depuesto Fernando VII y la necesidad de su reintegro al trono, sin dis-
de actas. Esta dinámica fue similar no sólo en la capital del Virreinato de la Nueva Granada sino también en la tinción de origen. Además, ello indica como el punto vinculante fue precisamente la identificación de unos y
península española y en otros territorios de ultramar, producto de la inestabilidad política de la metrópoli a raíz otros con la metrópoli en esta nueva circunstancia política de conformación de entes de gobierno transitorio,
de la invasión napoleónica y la obligada renuncia al trono del soberano Fernando VII. Dicho documento, dadas al ejemplo de los que ya se habían constituido tanto en la península como en otros lugares del continente
sus características de registro de lugar, fecha y hora, así como de la nominación de participantes de la respectiva americano. Cabe señalar que aunque el pueblo era invocado en el documento, no había ningún representante
reunión, incluyó adicionalmente el reporte de las decisiones a las que hubo lugar a partir del contexto y las cir- “legítimo” del mismo, o en el que se evidenciara que provenía de las capas más bajas de la sociedad colonial.
cunstancias en las que el documento fue emitido. En pocas palabras: la memoria declarada.
La mayoría de este grupo de nacidos en el Virreinato de la Nueva Granada se había formado en los Colegios
El siguiente paso, de acuerdo a la descripción de Ricoeur, es la de su inserción en el archivo, al convertirse del Rosario y de San Bartolomé de la capital, en las cátedras de Derecho y Teología, aunque otros se habían
en documento pero también en huella de esa memoria declarada. En este caso, esa huella es así mismo educado en la universidad tomística. En función de presbíteros, abogados, o miembros de las milicias, mu-
testimonio emanado de tiempo, que habiendo sido en un momento presente (el viernes 20 de julio de chos de ellos también habían ocupado altos cargos en la administración colonial como en el Cabildo o en las
1810 y la curva de acontecimientos que se inicia antes del mediodía con el fallido préstamo del mentado Contadurías de Rentas o Tabacos.
ramillete a González Llorente, y que pasa por los agravios del chapetón, el tumulto en la Plaza, la demanda
de Cabildo Abierto, la liberación del canónigo Andrés Rosillo, la conformación de la Junta Suprema, hasta Muchos de ellos se formaron en el ámbito de circulación de las novedosas ideas de teoría política que se ha-
los hechos sucedidos días después, entre otros tantos: el encarcelamiento y destierro de los virreyes, los te- bían gestado durante gran parte del siglo XVIII en Europa. Un importante ejemplo de ese influjo es la obra
mores de levantamiento del pueblo incitados por los chisperos, y el inicio de las pugnas por los modelos de de Juan Jacobo Rousseau (1712-1778) y en particular de su texto titulado “El Contrato Social”, publicado en
1762, que abogaba por un pacto social en el que los derechos y deberes de los individuos serían las cláusulas
de dicho acuerdo y en las que el Estado sería el garante y escenario del ejercicio de esos mismos derechos.

Es importante destacar que aunque el texto del Acta del Cabildo Extraordinario del 20 de julio de 1810 en
4 En este sentido cita Le Goff a Fustel de Coulanges, quien analiza una contraposición de una historia, fundada exclusivamente en docu- Santafé de Bogotá no proclamaba en ningún lugar un deseo de independencia absoluta de España, sí invo-
mentos, a la que emerge del espíritu y realización patriótica evidenciada en los Monumentagermaniaehistorica, producida en Alemania en caba a Dios Todopoderoso y a la religión católica, a la restitución al poder del rey Fernando VII, así como
la primera mitad del siglo XIX y posteriormente en Italia con la edición de monumenti con títulos como los Monumentahistoriaepatriae a la búsqueda de la felicidad y tranquilidad pública por medio de la constitución de la Junta Suprema de
o los Monumentos históricos concernientes a las provincias de Romagna de 186. Le Goff. ob. cit. p. 228. Gobierno, que regiría el Virreinato de manera transitoria mientras se restablecía el orden en la Península.

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Imagen 1.
Firma del Acta de la Independencia.
Weiser&Hering (Fotograbado de la
pintura de Coriolano Leudo). Ca.
1928. Fotograbado a color 70 x 90 cm.
N. registro: 210 Museo de
la Independencia – Casa del Florero.
Ministerio de Cultura

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Muchos de los conceptos como el bien común, la constitución, la voluntad, la tranquilidad y la seguridad del
pueblo, así como la felicidad pública -consignados en el documento- se encuentran indudablemente apegados
al pensamiento de Juan Jacobo Rousseau y se vieron naturalmente incorporados en el mismo, dada la for-
mación de la redactores y firmantes, así como a partir de las circunstancias políticas que le dieron origen. Ese
contrato social toma forma documental en esta Acta del Cabildo Extraordinario.

Sin embargo, no deja de inquietarnos hoy en día, casi más de doscientos años después de los sucedido, por
qué este documento que estuvo noventa años en calidad de memoria archivada en la Biblioteca del Cabildo
Municipal, hasta que las llamas devoraron su sala y archivo entre el 20 y el 21 de mayo de 1900, se constituyó
casi exclusivamente como uno de los referente centrales de los sucesos de independencia de la Nueva Granada
del Imperio Español, sin que en su contenido y origen, ésta hubiera sido la intención original de quienes le
dieron forma. Uno de los intentos de respuesta a esa pregunta es, precisamente, la forma en que el documento
deja de ser mirado a partir de su contenido, para ser insertado en el contexto de la conmemoración y por
ende a su proceso de “monumentalización”.

El Acta en su forma física es descrita por Ignacio Borda, quien estuvo hojeando el documento en 1894, y
suministra este dato importante en su obra “El Libro de la Patria” publicado ese mismo año, y que es citado
por Eduardo Posada en su libro titulado “El 20 de Julio. Capítulos sobre la revolución de 1810”:

Era un cuaderno empastado en terciopelo rojo, escrito sobre recio papel azuloso de la época, marcado con el sello real
de valor de un cuartillo para el bienio 1810 a 1811. Este cuaderno -agrega- estuvo extraviado algún tiempo; felizmente
el patriota señor doctor don José Segundo Peña lo recuperó y lo devolvió al cabildo, donde hoy se encuentra y se exhibe
todos los años el 20 de julio (Posada, 1914. p. 33 y ss.).

Continúa diciendo Posada que:

Parece sin embargo que del acta se hizo un duplicado el mismo 20 de julio, y que con ese documento se encabezó un
cuaderno distinto, destinado a las actas de la junta suprema que se instaló ese día. Tal cuaderno no existía ya en el
archivo municipal cuando este fue destruido por el fuego (Posada, 1914. Ibíd. p. 33 y ss.).

Conmemorar para recordar


Para seguir tratando de dar respuesta al interrogante sobre esa transformación del documento en monumento,
es necesario hacer una breve revisión de cómo se estableció la fecha del 20 de julio de 1810 como festividad
patriótica y cuáles fueron los componentes para dicha instauración, en el marco de las conmemoraciones del
denominado “Grito de Independencia”. No se puede olvidar que es precisamente el gesto conmemorativo otro
de los vehículos que tiene la memoria, cuando intenta activar la reminiscencia, el hábito y el recuerdo, el cual
se dimensiona de manera particular en lo que tiene que ver con la tarea histórica de evocar en clave la patria.

Como es sabido la celebración del 20 de julio, como fiesta nacional, se oficializó concretamente a través de la
ley 60 del 8 de mayo de 1873 en la que se decreta en su artículo 1°: “Declárese día festivo para la República el
20 de Julio como aniversario de la Independencia Nacional en 1810”.

Aunque en 1872 se celebró con mucha pompa esa fecha, es en ese mismo año cuando se suscita una polémica
entre dos periódicos bogotanos sobre el efecto y sentido de esa fecha como la “verdadera” conmemoración de
la Independencia. Ese día y durante los festejos…

…la corporación municipal del distrito, por medio de su presidente, ponía en manos del rector de la Universidad Na-
cional, en la plaza de la constitución, el acta original de la sesión del cabildo, tenida el 20 de julio de 1810. El acta
fue colocada al lado del busto de Acevedo y Gómez (Posada. Ibíd. p. 36).

Podemos interpretar en esta acción uno de los primeros gestos en la voluntad de “monumentalizar” el docu-
mento al ponerlo en el mismo lugar –no sólo en forma sino en sentido- con el busto de Acevedo y Gómez.
Imagen 2.
Volviendo a la polémica sobre la fecha, en El Tradicionalista, que era dirigido por Miguel Antonio Caro, se Acta de la Revolución del
sostenía que el 20 de julio no era el aniversario de la independencia por similares razones a las que explicá- 20 de julio. Dibujo de Simón
bamos anteriormente al referirnos brevemente al contenido del documento, y basados en lo registrado en el Cárdenas. Grabado de
Acta del Cabildo Extraordinario. Hancke. Impresa por Lemer-
cier, París. Cromolitografía
Por lo tanto, Caro argumentaba que el año de 1813 -el cual correspondía a la fecha en la que el Congre- (Papel y tinta).1850. 86,6
so de Cundinamarca declaró formalmente su independencia absoluta de la Corona Española- debía ser el x 61,5 cm. N. Registro 445.
Museo de la Independencia -
Casa del Florero
18 19
momento elegido como festividad de verdadera inde- reitera en el texto que enmarca el documento en el que priman las guirnaldas de laurel, las imágenes alegóri-
pendencia. En contraste, José María Quijano Otero cas de la libertad y las cartelas con los nombres de los próceres de la Independencia (inclusive se incluyeron
en el periódico La América sostenía que el 20 de julio personajes que no habían participado de los sucesos de julio de 1810): “Un recuerdo de gratitud y homenaje
era realmente el aniversario de la independencia na- a los mártires de la Nueva Granada y a los que presentaron grandes y heroicos servicios”. (Subrayado mío).
cional, tesis que finalmente triunfó, por lo cual fue La voluntad de memorizar el acontecimiento y de engrandecerlo por medio de un sinnúmero de detalles pro-
expedida la ley al año siguiente. ducto del conocimiento e imaginación del dibujante, va a tener adicionalmente un escenario de reiteración
conmemorativa como fue la exposición mencionada.
Aunque la recordación del 20 de julio a pocos años
de los sucesos de 1810 se mantuvo de manera inter- Podemos inferir que el cuidadoso dibujo original del cual se desconoce su paradero actualmente, y que se con-
mitente y competía con la celebración de julio de virtió en un primer grabado, permitió que ese documento se revistiera de una dimensión monumental por
1813, es ya en 1849 cuando Bogotá realiza una gran el hecho de haber sido concebido para perpetuar un recuerdo y el cual no tenía como intención solamente
conmemoración del 20 de julio, con base en la Or- reproducir el contenido del documento, sino enmarcarlo en un entramado de imágenes alegóricas dignas de
denanza n.º 11 de octubre de 1842 que establecía un monumento.
esta fecha como “Fiesta Nacional”. La intención de
esa conmemoración fue la de “celebrar el aniversa- Además, y parafraseando a Foucault, el Acta deja de ser “mercancía estancada del pasado”, para convertirse
rio de la independencia y honrar y recompensar el en un producto de la sociedad que ha fabricado ese mismo documento-monumento, “según los vínculos de
patriotismo, el trabajo y las acciones distinguidas las fuerzas que retenían el poder”. (Le Goff, p. 236).
de virtud y filantropía”.
En un contexto similar y casi un siglo después, la Academia Colombiana de Historia, que estaba confor-
En calidad de gobernador de la Provincia de Bo- mada por “doctos y diligentes hombres” que hacían parte de los cerrados círculos sociales de la capital de la
gotá, Vicente Lombana promueve la creación de República, se encontraba en la tarea de dar los primeros pasos para la conmemoración del sesquicentenario
una “Sociedad Filantrópica”, y esa corporación de la Independencia Nacional. La intención quedó materializada nuevamente en un documento de índole
participa activamente en el programa que buscaba legal como fue la Ley 95 de 1959, por la cual “Se ordena la celebración del sesquicentenario de la Indepen-
“recompensar a los habitantes de la Provincia su dencia Nacional” y por la cual el Congreso de Colombia decreta que la República rinda homenaje de gratitud
laboriosidad y honradez, así como a premiar obras y admiración a los próceres de la Independencia Nacional, que con su sacrificio de vida, hacienda y bienestar
que presentaran como producto de cualquier gé- lograron la Independencia Política de la Patria, promovieron sus instituciones democráticas y sentaron las
nero de industria “ y que serían exhibidas en bases de su honrosa posición internacional” (Academia Colombiana de Historia.1960, p. 3).
una exposición de productos de la industria bo-
gotana, que convocó a “artesanos, gremios, co- Entre muchas de las tareas de la Junta Organizadora estaba la de adquirir, restaurar, reparar, reconstruir, cons-
legios y profesores de artes liberales a participar truir o auxiliar en proporción necesaria para terminar la obra de una serie de lugares, entre los que se contaba
de ella” (Díaz Piedrahíta. 2007, p.14). en primera instancia la “llamada Casa del 20 de julio de 1810 y zonas aledañas”.

El mensaje central de esta iniciativa se resume Así como sucedió en la celebración del Centenario de la Independencia en 1910, gran parte de las tareas de
en las frases de motivación que quedaron con- 1960 se centraron en inaugurar una serie de “lugares de memoria” que buscaban producir la activación de la
signadas en un folleto titulado 20 de Julio, Fiestas recordación histórica, los cuales se inscribían en el paisaje urbano como monumentos de variada índole (in-
Nacionales, publicado en la capital, sin pie de
Nacionales muebles, bustos, placas y recordatorios) que atendieran el objeto de la celebración. De la misma forma, en el
imprenta, y que decían: artículo 10 de la ley se recomendó que el Gobierno hiciera las gestiones necesarias para que la “Casa del 20 de
Julio de 1810 se dedique a biblioteca y museo de la Bogotá antigua, y galería de los dirigentes del movimiento
Todo es grande y poético en este día, fecha escri- de emancipación en aquella fecha”.
ta por el mismo Dios en el gran registro de los
tiempos (…) 20 de Julio. Estas palabras que en- Estas voluntades estaban inscritas asimismo en una agenda política que puede resumirse en la decisión del
cierran tantos pensamientos, ideas, recuerdos y uso deliberado de este momento conmemorativo en función del mensaje del Frente Nacional, que como
deseos, andan de boca en boca, todos los labios la alianza bipartidista hizo frente al periodo de tiranía y autoritarismo que había vivido el país hasta el año de
pronuncian, pero con respeto y veneración. 20 de 1957 bajo la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla. Esa alianza entre los liberales y los conservadores buscaba
julio es sinónimo de libertad, de independencia, identificarse deliberadamente con el rol de los patricios criollos de 1810 frente a la usurpación española, y
de igualdad, de concordia (Ibíd. p. 13.). tuvo un escenario propicio en el rol que desempeñó la dirigencia del gobierno de Alberto Lleras Camargo
en los actos inaugurales de todos los monumentos que fueron erigidos en el marco de las conmemoraciones
Es este el momento donde el Acta, que per- sesquicentenarias.5
Imagen 3. manecía resguardada como sencillo docu-
Placa conmemorativa elaborada por mento o memoria archivada en el Cabildo De estas personalidades cabe destacar a dos de ellas, quienes tuvieron un rol importante en estas activida-
Werner Biermann para la Casa del Flo- de la ciudad, da otro paso para su “monu- des. El primero de ellos era Eduardo Santos Montejo, descendiente directo de Antonia Santos, en 1960 ex
rero. Fotografía de Werner Biermann. mentalización”. Dada la convocatoria men- presidente de la República y Presidente tanto de la Junta Organizadora de los Festejos como de la Academia
Archivo Museo de la Independencia - cionada más arriba, el artista y calígrafo Si- Colombiana de Historia. El otro era Guillermo Hernández de Alba, miembro de número de la Academia de
Casa del Florero món Cárdenas (Palmira, Valle 16.10. 1814, Historia reconocido desde 1938 como el “Cronista de Bogotá” y quien había asumido como propio el proyec-
Bogotá 18.07.1861) utiliza el contenido y lo to de creación del Museo que estaría dedicado a los “dirigentes del movimiento de emancipación del 20 de
“realza” por medio de un dibujo en el que
se reproduce el texto y los facsímiles de los
firmantes, además de un cuidadoso entra-
mado en el que realiza miniaturas de los
más notables personajes como José Acevedo 5 Un recuento pormenorizado de estos mensajes está condensado en una publicación de la Academia Colombiana de Historia, en la que se
y Gómez, José Miguel Pey y Camilo Torres, agruparon los discursos pronunciados por un sinnúmero de personalidades a lo largo del año de 1960 y titulado “Homenaje a los próce-
entre otros. La intención conmemorativa se res”. Editorial ABC. Bogotá, 1961.

20 21
julio”, que tuvo como sede la casa en la que González Llorente había tenido su almacén, y en la tuvo lugar la a la voluntad de los académicos de la historia y a la necesidad de inscribirla en
reyerta por el florero o ramillete con el escudo de armas de la Corona Española, el viernes 20 de julio de 1810. los contextos conmemorativos del sesquicentenario de la Independencia Na-
cional. La prensa destacó el resultado final de la obra del arquitecto Hernando
Es por esa acción concertada y debido a las gestiones del ex presidente de la República y el historiador, como González Varona refiriéndose a ella como una “restauración museificante”, y
el 20 de julio de 1960 se inauguró el primer piso de la reciente remodelación de la casa de esquina del costado ello condujo a que incluso se llegara a nombrar al inmueble como “monumento
nororiental de la Plaza de Bolívar, que se iba a constituir desde ese momento en un altar de la patria, carácter nacional”, mucho tiempo antes de la designación oficial, por medio de un de-
que fue reiterado por Hernández de Alba en cualquier comunicación impresa o misiva producida por él desde creto presidencial que sólo tendría efecto legal en 1975. 6
ese instante y hasta su fallecimiento en 1985, en el ejercicio de su función como Director Fundador.
Como complemento a dicha tarea, las decisiones de Hernández de Alba obede-
cían a reiterar ese carácter de monumento en el que debía rendirse un culto al
El documento-monumento in situ “pasado glorioso” de los primeros años del siglo XIX. Ello llevó a concebir una
gran placa de piedra que le diera la bienvenida al visitante, y que debía tener
Las características del nuevo museo fueron dadas, tal como se mencionó anteriormente, en el articulado de la un mensaje que subrayara y resumiera el espíritu y sentido del nuevo museo.
Ley 95 de 1959, en la que se definía que esa institución dependería de la Academia de Historia, hasta que pasó El texto fue encomendado a Eduardo Santos, lo cual producía una especie de
a ser parte del Instituto Colombiano de Cultura en 1968, como un sitio destinado a recordar “a la Bogotá bendición ritual para este altar de la patria por parte de un político liberal de
antigua” y los dirigentes del movimiento de emancipación en la fecha del 20 de julio de 1810. reconocida trayectoria, y el cual se abría con la frase: “En esta Casa del 20 de
julio de 1810 nació la República”.
Los esfuerzos de Hernández de Alba se habían iniciado años antes cuando realizó las primeras negociaciones
de compra del inmueble gracias a las gestiones de quien fuera Ministro de Hacienda de Rojas Pinilla, y gerente En su párrafo final, se resume el mensaje civilista, que no dejaba de recordar lo
del Banco Popular, Luis Morales Gómez, descendiente directo de los hermanos Morales, protagonistas de la mencionado anteriormente con respecto a la distancia que estos otros patricios
reyerta con González Llorente. El primer gesto de “monumentalización” del estado ruinoso del inmueble fue habían marcado frente a la tiranía de la reciente dictadura: Imagen 4.
la ubicación de una placa de bronce que tenía el siguiente mensaje (ver imagen 3): Imagen de la casa de Llorente y de la placa donada por Vicente Herrera
El 20 de Julio de 1810 es la aurora de Colombia. Ese día el pueblo, en Cabildo en el Álbum del centenario. 1910. “Impreso sobre papel y fotograbado
En este lugar Abierto, inicia el fecundo vivir democrático y el Gobierno fundado en la volun- empastado en cartón, papel y cuero”. 22 x 14,5 cm. N. registro: 2295.
tad democrática. La elocuencia de Acevedo y Gómez y de sus compañeros abre Colección Ibáñez. Museo de la Independencia - Casa del Florero
la mano de las puertas de una nueva era, y cesa la dominación española. En esa gloriosa
jornada surge la libre patria colombiana.
ANTONIO MORALES
Quien literalmente termina por signar a la casa con ese carácter fue el presiden-
plasmó la cuna de la república te Alberto Lleras Camargo, quien había sido reconocido en el discurso de Edu-
ardo Santos, el 19 de julio en una sesión solemne de la Academia de Historia en Imagen 4.
el 20 de julio de 1810 el Teatro Colón, como uno de los protagonistas de “las jornadas de 10 de mayo7 Nota de prensa Diario El Tiempo. 28 de mayo de 1960. Sección 2
y por las que era posible “celebrar este aniversario con la frente alta, con decoro
Este mensaje ciertamente retórico, y que indirectamente agradecía las gestiones de pueblo libre gobernado democráticamente por la voluntad ciudadana y por
de Luis Morales Gómez, sustituyó a otro que había sido ubicado en 1910 en el diáfanas manos de patriota ejemplar” (Santos Eduardo. et al. 1961. p. 11). Esta
mismo lugar, por medio de una “lápida conmemorativa” donada por el joven “mano diáfana” sería la que abriría el libro de visitantes del nuevo museo, el 20
Vicente Herrera durante la celebración del Centenario de la Independencia (ver de julio de 1960, con la siguiente frase:
imagen 4), y que rezaba:

En este sitio se verificó Al inaugurarse este santuario civil


la reyerta entre

Morales y Llorente, en Alberto Lleras Camargo


la cual tuvo principio Otra de las tareas de Hernández de Alba en colaboración con el Diario El Tiem-
po, propiedad de Eduardo Santos, fue la convocatoria a la sociedad bogotana y
el movimiento de 1810 en especial a “numerosas familias bogotanas antiguas que cuentan entre sus an-
tepasados a los fundadores de la nacionalidad, poseedoras de recuerdos de sus
-20 de julio- ‘dioses (tute)lares’, reliquias que conociéramos casi desde niños, nos permitió
convocarlas seguros de su patriotismo, para entregar a la nación ese patrimonio
La primera placa a la que hacemos mención fue desarrollada por el empresa- histórico convertido al culto público”. (Hernández de Alba, p. 4).
rio austríaco Werner Biermann, quien prestaba sus servicios de elaboración de
mobiliario museográfico al Museo Nacional y Museo Colonial, y quien vendría
a constituirse en uno de los proveedores más importantes de elementos de ex-
hibición para el nuevo museo. Esta placa de rosetones y guirnaldas de corte
neoclásico fue el sello distintivo de todo el mobiliario elaborado por Biermann
a solicitud de Hernández de Alba, en esa primera fase del museo. 6 Monumento Nacional. Un museo de la independencia será la Casa del 20 de Julio. El Tiempo. 28
de mayo de 1960. Sección 2.
Las obras de readecuación de la casa de González Llorente fueron aceleradas y
en esa reconstrucción se evidenció la intención de construir a su vez un monu- 7 Esta fecha se refiere precisamente al día de 1957 en que fue depuesto el General Rojas Pinilla por
mento que emanaba de una ruina que estuvo a punto de desaparecer, gracias los liberales y conservadores que conformaron el Frente Nacional.

22 23
Imagen 6. Uno de los generosos donantes de la recién creada institución, fue precisamente el ex presidente Santos,
Placa de vestíbulo de entrada al Museo quien ya había entregado gran parte de su rica colección de objetos y documentos históricos al Museo Colo-
redactada por Eduardo Santos. Guía nial en 1942 y 1946, y al Museo Nacional en 1959. 8
Turística Oficial del Museo del 20 de
Julio de 1810. Movifoto. 1968. En un documento del 30 de septiembre 1960, Hernández de Alba recibe de Santos 41 piezas como manu-
scritos, cuadros, grabados y objetos varios, entre los que se contaba “El Acta de la Independencia Nacional,
Edición de París por Lemercier, con las firmas en facsímile”.9

Este grabado era una de las versiones que había sido mandada a reproducir por Rafael Duque Uribe, del
dibujo de Cárdenas, quien ya en 1853 había regalado a la Sociedad Histórica de Nueva York un ejemplar de
la litografía. Una de estas copias impresas en París era la que Santos entregaba ahora al nuevo museo, escasos
meses después de su inauguración.

Por otra parte, y de acuerdo con las descripciones que se habían obtenido de Ignacio Borda en la memoria
que realizó Eduardo Posada en 1914, el Instituto Colombiano de Cultura Hispánica produjo una edición
facsimilar del Acta de la Revolución del 20 de julio en 1960, en la que contrataron a un calígrafo para que
reprodujera el contenido, así como las correcciones que describe Borda y las firmas de los cabildantes. Este
“falso facsímil” como quedó registrado en las colecciones del museo, fue empastado en terciopelo rojo en
todos sus ejemplares y en él se intentó reproducir tanto el papel azuloso del que hace mención la descripción
de Borda, como el sello de timbre vigente para 1810 y 1811. Una copia de esta pieza llegó al Museo el 5 de
diciembre de 1962, donado por el Instituto de Cultura Hispánica como el facsímil n.º XXVII del Acta de
la Revolución. Esta pieza fue exhibida sin mucho realce, junto con otros autógrafos y documentos, en una
vitrina de la denominada Sala del Florero, que antecedía a la dedicada al Acta de la Independencia.

El paso final en el que nuestro referido documento-monumento se insertó formalmente en el otro monumen-
to-santuario, fue la manera en que se decidió su lugar y forma de exhibición.

Describe Hernández de Alba que las primeras salas que se abrieron al público fueron las de la planta baja,
y que en principio “darían norma al museo”: Una sala destinada al Florero, otra al desarrollo del derecho
constitucional colombiano o “Sala Constitución”, (que vendría a convertirse a la postre en la “Sala del Acta”
desde el momento en que es recibido el ejemplar donado por Eduardo Santos), y otra destinada a los orígenes
del periodismo.

Esta distribución se mantuvo sin mayores alteraciones hasta el año 2009, fecha en que se iniciaron las reade-
cuaciones museográficas integrales para la conmemoración del Bicentenario de la Independencia, a excep-
ción de la sala de periodismo que fue convertida en la de los Próceres.

Cabe recordar que el ejemplar donado por Santos tendría, a juicio de Hernández de Alba, que tener un sitial
digno del “documento-monumento” por lo cual se le encomendó a Werner Biermann una especie de pedes-
tal, con un marco de elementos neoclásicos, coronado por el escudo de la República y flanqueado por dos
medallones con los perfiles de Bolívar y Santander, como padres de la patria, en el cual se exhibiera el Acta en
la sala del mismo nombre. El recibo de elaboración de este mueble de exhibición mencionado como “marco–
vitrina” del Acta de Independencia costó la suma de 3.000 pesos, una cifra estimable, en comparación con
otras piezas que fueron encargadas en el mismo pedido. Ese marco vitrina sólo se equiparaba en valor con la
base y vitrina del Florero que costó 6.250 pesos de la época. Estos dos elementos sumaban 9.250 pesos, de un
total de 19.930 pesos de los trabajos completos, lo cual evidencia precisamente la importancia que se le dio a
la forma de exhibición de dos de los objetos más emblemáticos que el museo conservaba y que contribuían a
darle forma al santuario donde “había nacido la República”.10

Estos detalles se observan en una serie de registros fotográficos que fueron realizados para la elaboración de
una guía ilustrada patrocinada por Movifoto en el año de 1968 y redactada por el Director Fundador, en la

8 El Museo Nacional de Colombia realizó en el año 2009 una exposición conmemorativa titulada “Dar es Dar” en la que se presentaron
120 obras que en su conjunto daban cuenta de la historia política y militar colombiana del siglo XIX, entre pinturas, dibujos, acuarelas,
grabados, fotos, libros y manuscritos.

9 Donaciones y traslados año 1960. Archivo del Museo de la Independencia. Folios 85 a 87.

10 Correspondencia y gestión administrativa de la Casa Museo del 20 de Julio de 1810. Años 1960 a 1965. Folio 292. Archivo del Museo de
la Independencia - Casa del Florero.

24 25
Imagen 7.
Sala del Acta en su primer montaje con
el marco-vitrina de Werner Biermann.
Guía Turística Oficial del Museo del
20 de Julio de 1810. Movifoto. 1968.

26 27
que se daba a conocer la historia del museo y el contenido de cada sala. De ello podemos extractar algunos
apartes que se refieren a la sala del Acta y dan cuenta de la intención de subrayar este documento y ponerlo Bibliografía
literalmente en escena:
Autores varios. Las historias de un grito. Doscientos años de ser colombianos. Exposición Conmemorativa
Sala del Acta: En el testero la edición del acta del 20 de julio, con el facsímil de las firmas de los signatarios del Bicentenario. Museo Nacional de Colombia. Bogotá. 2010.
tomadas del documento original que desapareció en el incendio de mayo de 1900 documento que constituye
el origen del derecho constitucional colombiano. Betancourt, A. Historia y nación. Tentativas de la escritura de la historia en Colombia. La Carreta Editores.
Medellín. 2007.
Esta mención le daba adicionalmente mayor realce al sitio en el que estaba exhibida, dado que reitera desde
otra perspectiva el carácter de lugar fundacional de la nación colombiana, que se había mencionado en la Le Goff, J. El orden de la memoria.Editorial Paidós. Buenos Aires. 1991
placa de piedra de la entrada. Años después, el mismo Hernández de Alba redacta en 1980 un documento
(Echeverri Correa, p.7 y ss.) que tituló: Casa-Museo del 20 de julio de 1810. Una visita guiada por su director Knell, S., McLeod, S., Watson, S. Museum Revolutions. How museums change and are changed. Routledge.
fundador, Profesor Guillermo Hernández de Alba”. Londres y Nueva York. 2007.

Dice Hernández que “este es uno de los santuarios más valiosos con que cuenta la República. Y no es exage- Martínez Garnica, A., y Quintero Montiel, I. Actas de formación de juntas y declaraciones de independencia
ración, porque en este sitio prende la chispa de la Revolución de Independencia, el 20 de julio de 1810. Esta (1809-1822). Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fé. Tomo I y II. UIS. Colección Bicentenario.
casa, podríamos afirmarlo, señala el punto cero de donde parten los caminos de la libertad en Colombia”. Bucaramanga. 2008.
Continúa el Director con la advertencia de leer cuidadosamente la lápida conmemorativa a la que hemos
hecho referencia, porque según él “es el resumen perfecto de los antecedentes que desembocan en ese día glo- Pérez Ramírez, G. Historia del Acta de la Independencia de Quito del 10 de agosto de 1809. Fonsal. Quito.
rioso”. La sala contigua a la del Florero “está dedicada al Acta de la Independencia y a mostrar en el costado 2009.
norte una colección de las ediciones oficiales de todas las constituciones que ha tenido la República, hasta la
que nos rige hasta nuestro días”. Riegl, A. El culto moderno a los monumentos. Caracteres y origen. La Balsa de la Medusa. Visor. Madrid.1987

Finaliza el recorrido con el siguiente mensaje que refrenda una vez más, el carácter del edificio y sus coleccio- Ricoeur, P. Tiempo y Narración. ConImagenuración del tiempo en el relato histórico. Tomo I y El tiempo Na-
nes, y que en su carácter de museo mausoleo, santuario y monumento, resume el sentido de la recordación rrado Tomo II, Siglo XXI Editores. México. 2004.
histórica y conmemorativa:
Ricoeur, P. La historia, la memoria, el olvido. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires. 2000
Confío en que puedan ustedes venir y repasar las salas que han visto, para que puedan darse cuenta de los tesoros que
se guardan en este santuario, donde todo es verdad, donde nada es ficticio (lugar al cual) uno puede entrar con cierta Todorov, T. Los abusos de la memoria. Paidós. Barcelona. 2008.
indiferencia y aburrimiento(…) para luego salir con el espíritu transformado, pensando que (…) aquí está la Patria,
aquí está el Santuario, adonde debemos venir a reforzar nuestras ideas de libertad y democracia, para buscar la gran- Velandia, R. (comp.) Informes Anuales de los Secretarios de la Academia Colombiana de Historia. 1952-2000.
deza de la Patria cuando nos corresponda influir en sus destinos futuros (Echeverri, ob. cit. p. 18). Editora Guadalupe. Bogotá. 2001.

Conclusiones
Índice de imágenes
El rastreo de la manera en que el Acta de la Independencia se transforma en una versión de grabado elabo-
rada por Simón Cárdenas y su ingreso a la colección del Museo del 20 de Julio de 1810, así como la elección Imagen 1: N. Registro 445 Imagen 5:
de su sitial de exhibición, nos permite comprobar la forma en que Paul Ricoeur definía las características del Firma del Acta de Indepen- Museo de la Independencia-Casa Nota de prensa Diario “El Tiempo”.
monumento: “Lo que hacía sospechoso al documento pese al hecho de haber sido encontrado a menudo in dencia. del Florero 28 de mayo de 1960. Sección 2.
situ, era su finalidad proclamada, la conmemoración de acontecimientos que los poderosos juzgaban dignos Weiser&Hering (Fotograbado de
de ser integrados en la memoria colectiva”. la pintura de Coriolano Leudo)           Imagen 3: Imagen 6:
Ca. 1928               Placa conmemorativa elaborada Placa de vestíbulo de entrada al
Consideramos que a través de este escrito se ha podido comprobar -tal como lo manifiesta Paul Ricoeur- Fotograbado a color       por Werner Biermann para la Museo redactada por Eduardo
que el documento (en nuestro caso el Acta de la Independencia) inicialmente “poseía una objetividad que 70 x 90 cm. Casa del Florero. Santos. Guía Turística Oficial del
se oponía a la intencionalidad del monumento”, e indudablemente fue un producto de la voluntad de los N. registro: 210 Fotografía de Werner Biermann Museo del 20 de Julio de 1810.
poderosos que juzgaron digno que estos testimonios fueran integrados a la memoria colectiva (tanto el acta Museo de la Independencia – Archivo Museo de la Indepen- Movifoto. 1968.
misma en su forma original, como la versión alegórica elaborada antes de finalizar la primera mitad del siglo Casa del Florero dencia-Casa del Florero
XIX). Así mismo, ello comprueba cómo en este caso específico el documento devino en monumento, pre- Ministerio de Cultura Imagen 7:
cisamente por medio de esa serie de formas de recordación y conmemoración que justamente lograron que Imagen 4: Sala del Acta en su primer
mantuviera por una parte su carácter objetivo e institucional y por otra, adquiriera una serie de atributos de Imagen 2: Imagen de la casa de Llorente y de montaje con el marco-vitrina de
dignificación monumental. Acta de la Revolución la Placa donada por Vicente He- Werner Biermann. Guía Turís-
del 20 de julio      rrera en el Álbum del centenario.   tica Oficial del Museo del 20 de
Este proceso se inició a partir de la manera en que el Acta es reinterpretada gráficamente por el dibujante Dibujo de Simón Cárdenas 1910      Julio de 1810. Movifoto. 1968.
Simón Cárdenas y los elementos complementarios al texto y las firmas de los cabildantes de 1810, para luego Grabado de Hancke. «Impreso sobre papel y foto-
ser reproducida masivamente por medio del grabado; y así mismo haber encontrado un sitial como docu- Impresa por Lemercier, París grabado empastado en cartón,
mento alegórico y recordatorio de un momento histórico, en el que vendría a convertirse en un “santuario Lemecier    papel y cuero»
civil” y “monumento nacional”, como era evocado el Museo del 20 de julio de 1810 desde el momento de su Paris                         22 x 14,5 cm.
fundación en 1960 y hasta bien entrado el siglo XXI. Litografía (Papel y tinta) N. registro: 2295
1850 Colección Ibáñez. Museo de la
86,6 x 61,5 cm. Independencia-Casa del Florero

28 29
trayectoria de un documento:
el acta de la revolución de 1810
o acta de la indePendencia de colombia
Trayectoria de un documento: El documento original fue manuscrito en el Libro de Actas del Cabildo según lo confirma Ignacio Borda en
el Libro de la Patria “Cuando D. Joseph Acevedo dictaba el Acta que D. Eugenio Martin Melendro escribía
en el humilde cuaderno que más de una vez hemos ojeado con religioso respeto…” (Borda. 1894, p. 66). Se
El Acta de la Revolución de 1810 refiere entonces al libro de Actas del Cabildo, el documento original. Éste era un cuaderno que ya estaba en
uso, de ahí que la valiosa información se encontraba guardando un orden consecutivo, después de otras actas

o Acta de la Independencia de Colombia


del Cabildo, y se continuó usando para incluir nuevas actas.

Es un cuaderno empastado en terciopelo rojo; está escrito sobre recio papel azuloso de la época, marcado con el sello
Real del valor de un cuartillo para el bienio de 1810 a 1811 (Borda. 1894, p. 61).
Mario Omar Fernández Reguera
Director Según el historiador Eduardo Posada, ese mismo día se hizo un duplicado del documento con el objetivo de
Laboratorio de Ciencias de la Conservación iniciar un cuaderno de actas para la Junta Suprema, que se instaló dicho día. Refiere además Posada la impor-
Facultad de Estudios del Patrimonio Cultural tancia de esta copia ya que contiene conjuntamente con las 38 firmas iniciales, las 15 firmas que faltaron en
Universidad Externado de Colombia el primer documento. (Posada. 1911, p. 166).

De esta forma existen indicios de la producción de al menos dos documentos. El manuscrito directo en el libro
“Este cuadro es, pues, la primera página dorada de nuestra historia de Actas del Cabildo y el documento que dio inicio al libro de actas de la Junta Suprema, es decir la copia.
nacional, el recuerdo más glorioso en nuestro país, el monumento impe-
recedero sobre el que reposan nuestras tradiciones y nuestro porvenir” La última noticia que se tiene de esta primera copia tuvo lugar el 20 de julio de 1872, y se relaciona con un
(Anuncio sobre Gran Cuadro. El Neogranadino, 7 de febrero de 1851) acto conmemorativo de la Independencia donde se hace entrega, por parte del Presidente de Municipalidad Imagen 1.
al Rector de la Universidad Nacional, del Acta Original de la sesión del Cabildo, tenida el 20 de julio de Nombre del padre
1810, siendo vista por última vez en La Plaza de la Constitución junto al busto de Acevedo y Gómez; allí se de Simón José Cárdenas.
perdió su rastro.

S eguir las huellas del Acta de la Revolución de 1810 representa un gran reto debido a la importancia
que tiene este documento en la constitución de Colombia como nación; por otro lado, desde su
origen hasta nuestros días ha sido objeto de una serie de hechos, en extremo disímiles, que van
desde incendios provocados, destrucciones vandálicas y robos hasta olvidos, sin dejar de estar en el
centro de los acontecimientos más importantes de estos doscientos años de historia.
Con relación al libro de Actas del Cabildo, donde se realizó la primera escritura, se
presume fue destruido por el incendio de los Archivos del Cabildo en las galerías
Arrubla en el año 1900 (Posada. 1911, p. 166).

En su libro Génesis de la revolución de 1810, Sergio Elías Ortiz sugiere la existencia de


más copias del documento original:
Pretendo referirme en el presente trabajo a la trayectoria que ha descrito este documento, en específico
a la evidencia material que recibimos hoy de las anteriores generaciones, estas hermosas láminas en sus Hoy, con nuevos documentos, podemos afirmar que se tomaron del ACTA dos copias más, ambas
diferentes versiones. por iniciativa del Tribuno del Pueblo: una para enviar a Cartagena a don José María del Real,
con el encargo de que la publicara allí, por no haber sido posible hacerlo en Santafé por dificulta-
El trabajo inicia con la contemplación y acercamiento a la materialidad del Acta de la Revolución que des de imprenta, y otra que envió a Quito, a don Carlos Montufar, como comprobante de las ocu-
conservamos hoy y que aflora desde diferentes escenarios de la vida contemporánea sin comprender, real- rrencias del 20 de julio de que le da cuenta en carta de 5 de agosto de 1810 (Ortiz. 1960, p.180).
mente, cuál es su significado. La presente investigación se nutre del trabajo realizado por un grupo de
profesionales de diferentes disciplinas en continuo diálogo y de la interminable consulta de periódicos y ¿Aún existirá alguna de estas copias directas del Acta de la Revolución de 1810? Quizás
libros de los siglos XIX y XX, permitiendo poner en perspectiva este valioso documento, que a doscientos en algún estante de un coleccionista privado o perdido en un archivo se encuentre este
años de su nacimiento, devela nuevas facetas y propone un sinnúmero de interrogantes que transmitiremos valioso documento.
a las generaciones futuras.
La evidencia material más antigua del Acta de la Revolución que se conoce en la actua-
El acercamiento a la composición material de las láminas sirve de base para la identificación y contextualiza- lidad aparece en el periódico El Día el 20 de julio de 1846. Esta publicación presenta
ción de las diferentes versiones que se encuentran en instituciones públicas y privadas, exhibidas, guardadas el texto íntegro de la declaración y los nombres de los 53 firmantes. Desde el punto de
o arrumadas en rincones, y acompañadas siempre de un interrogante. ¿Qué tan valioso es este documento? vista documental, este periódico recobra una gran importancia.

El estudio de las impresiones del Acta de la Revolución de 1810, es un claro ejemplo del deber ser en el campo
de la investigación del patrimonio cultural; el trabajo interdisciplinario, la indagación de la materialidad y lo El dibujo de Simón José Cárdenas
que ella es capaz de portar, transmitir y esconder, o sea lo intangible, estableciendo infinitas relaciones con
múltiples y disímiles lecturas. Precisamente por esos días del año 1846 en que El Día publica el Acta de la Revolu-
ción del 20 de julio de 1810, se tienen noticias del cuadro conmemorativo que admi-
La firma de un acta en 1810 y los documentos conmemorativos que se hicieron en homenaje a este hecho ramos hoy. Para julio de 1846 el Sr. Simón José Cárdenas realizó un dibujo a pluma
histórico han sido testigos de la existencia de Colombia en los últimos dos siglos. Nuestro trabajo permite inspirado en el Acta del Cabildo, en el que incluyó las rúbricas de los primeros 38
reunir información dispersa en diferentes espacios y tiempo, redimensionando el significado y la trayectoria firmantes, además adicionó la de otros próceres que habían jugado un rol importante
de este bien cultural. en las luchas independentistas.

Simón José Cárdenas nació en Palmira el 16 de octubre de 1814. Hijo de Pedro Simón Cárdenas,
El nacimiento del acta, el hecho histórico quien el 5 de Diciembre de 1813, con otros ciudadanos notables decidieron proclamar “Llano
Grande” como Villa. Para ello desobedecieron la autoridad de Buga y de España dándole el
El Acta de la Revolución del 20 de julio de 1810 tiene claro su origen en la ciudad de Santafé de Bogotá, nombre de “Palmira” al antiguo territorio de Llano Grande (http://www.palmira.gov.co/pal-
en la madrugada y primeras horas del día 21 de julio de 1810, durante el Cabildo Abierto que dio lugar a la mira/documentos/historia.pdf).
instalación de la Junta Suprema.

32 33
Este dato es de suma importancia para nuestro estudio: el nombre de “CÁRDENAS PEDRO SIMÓN” es De esta noticia queda claro que la idea de realizar una litografía sobre el dibujo había generado cierta expec-
uno de los que aparece en el acta en medio de una corona de laurel, (ver imagen 1) justo en el centro del di- tativa en un sector de la vida social de Bogotá, se aprecia también, que se trataba de una decisión personal de
bujo, debajo del retrato de ACEVEDO. Este suceso, sin lugar a dudas, fue otra fuente de motivación para la Simón José Cárdenas con el Apoyo de Duque Uribe, y que para el año 1849 ya se habían encargado al menos
realización de este dibujo y su posterior litografía. También justifica el hecho, tan discutido, de que Cárdenas 32 litografías del acta. El listado de los aportantes toma en la actualidad una gran importancia, ya que se con-
excluyera las rúbricas de los últimos 15 firmantes y adicionara la de otros próceres de la Patria que no habían vierte en una trascendental fuente de información para conocer los primeros propietarios de algunos de estos
firmado el “Acta de la Revolución”, entre los que incluye a su padre. ejemplares. Desde su creación este documento ha funcionado como una mercancía, refinada y generadora
de estatus, con un valor comercial independiente del valor patriótico que podría tener en esos momentos.
Sobre el dibujo de Cárdenas el periódico El Duende publica la siguiente noticia:
La prensa también hace eco del regreso del señor Duque Uribe con las litografías al país, lo que es posible
“La quinta exposición de los productos de la industria, que tuvo lugar en los días 24, 25 y 26 del pasado, no fue tan comprobar en un anuncio publicado en el periódico El Neogranadino en febrero de 1851,
copiosa, ni se presentaron en ella cosas de tanto merito como en las anteriores… El gran salón estaba bien adornado: se
veían en él la mayor parte de los retratos de los próceres de la Independencia: un gran sólio: el acta de la revolución del año GRAN CUADRO DE LA ACTA DE INDEPENDENCIA DEL 20 DE JULIO DE 1810, Ha llegado a esta
10 en un gran marco con vidriera: dicha acta manuscrita, de un trabajo primoroso y perfecto imitando el grabado, es una capital el cuadro litografiado en el que se contienen la Acta de independencia que tuvo lugar en esta ciudad el 20 de
de las obras que sin duda serán premiadas: su autor el señor V. Cárdenas” (El Duende. Bogotá 2 de Agosto de 1846). julio de 1810, i al pié de ella las firmas facsímiles de los que la suscribieron. El cuadro es de una dimensión semicolosal
de papel marquilla… (El Neogranadino, 7 de febrero de 1851).
Razón tenía El Duende ya que una semana más tarde en otra publicación se anuncia que la obra de Cárdenas
obtuvo el premio en la categoría de caligrafía, se sugiere entonces que este documento sea conservado en el En este anuncio, ya aparece la denominación “Acta de Independencia del 20 de julio de 1810”. La informa-
Museo de la Ciudad. ción suministrada en este escrito que incentiva la venta del acta contrasta con versiones que hablan sobre la
intención de Cárdenas de litografiar el dibujo para ser entregado a los familiares de los firmantes. (http://
Curioso y de bastante mérito ha parecido a la junta el cuadro presentado por el Sr. Simón Cárdenas, que contiene el www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-7816307).
acta del pronunciamiento del 20 de julio y los nombres de los próceres de la independencia y de los patriotas que fueron
inmolados por nuestros opresores. La junta, además de asignar a su autor, como premio de este trabajo, la cantidad No hay que dejar a un lado el carácter comercial de la litografía, su creación siempre estuvo acompañada por la
de veinte pesos, se toma la libertad de recomendar el cuadro a la generosidad del Gobierno de la provincia, para que, necesidad de recaudar fondos, nace a partir de una colecta y encargos de personas distinguidas, una vez que se
indemnizando a su dueño del valor en que fuere estimado, se le coloque en el Museo de la Ciudad, en atención a obtiene este producto es puesto a la venta en un sitio exclusivo y asequible a un selecto grupo social. Este aspecto
que en él se halla consignada la página más brillante de la historia de nuestra revolución. (El Constitucional. 8 de se mantiene hoy en día, ya que los propietarios de algunas de estas actas no descartan su comercialización.
agosto de 1846).
En el anuncio del periódico no se escatiman esfuerzos para mostrar la importancia que tiene este documento,
Sobre el origen de las litografías varios diarios han publicado diferentes historias sin que se conozcan sus fuen- se establece una clara relación con el Acta de la Independencia de los EE.UU. y se hace evidente que el nú-
tes. Lo que sí está claro es que se trató de una iniciativa de José Simón Cárdenas en acuerdo con el empresario mero de ejemplares puede ser grande:
Rafael Duque Uribe, varias noticias publicadas en el año 1849 dan fe de ello. Quizás la más reveladora es el
aviso que se publicó en el periódico El Día y que copiamos textualmente: …La gran lámina de la Acta de independencia de los Estados Unidos adorna el salón del opulento mercader, como el
estudio del sabio, como el taller del artesano, como la cabaña del pobre ciudadano. Ese sentimiento de alta nacionali-
dad no será de menor precio para los granadinos, que se harán un título de orgullo patrio en decorar sus habitaciones
con esa solemne tradición de libertad, señalando con la efusión mas grandiosa de su corazón a sus descendientes los
Francisco Antonio Uribe……………….…5
El 10 de los corrientes salió de esta capital, con nombres de aquellos que crearon una nación, rompiendo briosamente los hierros de tres centurias i señalando de esa
Gregorio Obregón…………………………5
dirección a la ciudad de París, el señor doctor Ra- manera a las jeneraciones venideras el camino de la libertad i de la perfeccion social.
Joaquin Ujueta…………………………….5
fael Duque Uribe. El señor Duque ha llevado el Francisco Restrepo……………………….5
orijinal de la “Acta de la Revolución del 20 de Rafael Duque……………………………...5 Invitamos, pues, cordialmente a todos los hijos de la Nueva Granada para que adquieran ese precioso cuadro, que se
julio de 1810 para hacerlo litografiar con toda la Wenceslao Pizano…………………..........5 halla de venta en el almacen del Sr. Rafael Duque Uribe, carrera del Norte (El Neogranadino, 7 de febrero de 1851).
perfección i elegancia posible, a cuyo fin no se omi- José Ignacio Paris por tres ejemplares..15
tirá gasto alguno. El empresario, Simón José Cár- Vicente Pérez……………………………...5 Dos años después, en abril de 1853, aún se anunciaba la venta de la litografía en la tienda número 95 de la
denas, no ignora que sus enemigos gratuitos tenían José Acevedo………………………..…….5 calle de comercio de Bogotá (El Pasatiempo, abril de 1853). En este mismo año, Cárdenas envía una de las
preparado para publicar, un artículo ofensivo a su Manuel Ancizar………………………..…..5 litografías de Lemercier a los EE.UU. para ser presentada en la Academia de historia de Nueva York el día
reputación porque no había presentado la copia Manuel María Mallarino…………..………5 4 de julio, con motivo de la celebración del Día de la Independencia. En una carta enviada para este evento
litografiada del expresado documento, como si fue- Antonio Maldonado……………………..…5 Cárdenas expresa:
ra un trabajo que pudiera pagarse con una suma Anastacio Ortega…………………………..5
tan pequeña como la que ha recogido. -Hoi tiene Valentin Ferro………………………………5 Natural de una de las naciones que constituyeron antes la Republica e Colombia, con el nombre americano i lleno mi
la satisfacción de publicar la lista de los señores José María Osorio…………………………5 corazón de fuego patrio, no he vacilado un momento en obsequiaros con el Acta de la Independencia de la Nueva Gra-
que han tenido la bondad de suscribirse, para que Doctor Ramon Villoria……………………..5 nada, mi patria. Hijo de uno de sus próceres i admirador de los ilustres granadinos que rompieron las cadenas que nos
se vea que Cárdenas no había recibido quinientos Doctor Salvador Teran…………………..…5 oprimían, he creído de mi deber presentar sus hechos, i con ellos sus nombres preclaros, en las naciones eminentemente
pesos como lo aseguraban varios charlatanes, i que Manuel Puerta…………………………..…..5 republicanas e ilustradas como la vuestra (La Esperanza, Bogotá, 20 de julio de 1855).
suponiendo que los hubiera recibido, aún no eran Teodoro Quijano………………………..…..5
suficientes para una obra que según los intelijentes Doctor Antonio Plaza………………..……..5 En este mensaje de Cárdenas destacamos varios aspectos ya evocados en este texto: reconoce la litografía
Wenceslao Uribe Anjel………….………….5
requiere una suma fuerte. como Acta de la Independencia, establece un parangón entre la independencia de la Nueva Granada con la
Tomas Rodriguez……………………………5
independencia de los EE.UU. y reafirma su condición de hijo de prócer de la patria.
Narciso González……………………………5
Suscritores
Doctor Antonio Herran………………………5
Señores:
Alfonso Acevedo…………………………….5
Juan Acevedo………………………………..5 La litografía de Lemercier, París
Miguel Camacho…………………………….5
Aquilino Quijano…………………………..5 Con la pérdida del libro de Actas del Cabildo, sus copias directas y el dibujo original de Simón José Cárdenas,
Fernando Caicedo Camacho……………5 (El Día, 17 de octubre de 1849). la primera impresión litográfica del dibujo de Cárdenas adquiere un gran valor y se convierte en símbolo y
Doctor Policarpo Jiménez…………….….5 referencia de la Independencia de Colombia. Sobre el original no existe ninguna evidencia de su regreso a Bo-

34 35
Imagen 3.
Firma del litógrafo en
la copia hecha en Lemercier

gotá luego de haberse realizado el trabajo litográfico en Lemercier.


Esta pérdida representa un gran vacío para el estudio y comprensión
de la iconografía de la lámina que admiramos hoy. Se desconoce
cuál es la relación entre el dibujo y la litografía, el texto de la declara-
ción del Acta en esta última aparece en letra monotipia, no obstante
Simón José Cárdenas era reconocido como un hábil calígrafo y en
esta categoría recibió premio en la feria de arte e industrias del año
1846 por este trabajo. Podría pensarse que originalmente fue un ma-
nuscrito. Por otro lado, se desconoce qué tanto, a la hora de dibujar
la piedra litográfica, se respetó o se fue fiel al dibujo original de
Cárdenas. Estas interrogantes continúan latentes y representan un
gran reto para futuras investigaciones sobre este acervo documental.

Sobre el trabajo realizado en París existe muy poca información,


Imagen 2. aunque es sabido que la imprenta Lemercier en la mitad del siglo
Litografía de M. Lemercier, XIX era una de las más prestigiosas de Europa. En la realización de la lámina debió jugar un papel muy im-
Semanario Pintoresco Español, portante el litógrafo que llevó acabo la trasposición del dibujo de Simón José Cárdenas a la piedra litográfica.
9 noviembre 1851, pp. 353-354. Generalmente el litógrafo marcaba su trabajo con su firma, de ahí que todo apunta a que esta copia fuera
realizada por Charles Henri Hancké, artista-litógrafo que nació en Bouxwiller el 18 de octubre de 1808, fue A Imagen 6.
educado en la universidad de su ciudad natal y aprendió litografía con Engelmann en Mulhouse. Este artista Escalas de análisis
marcaba sus trabajos con la firma “Hancké lith.”, tal y como aparece en nuestra primera impresión del acta de la materialidad.
(ver imagen 3). A) Estereomicroscopio.
B) Microscopio óptico
Hancké trabajó en la litografía Fromentin, donde permaneció durante quince años. Esta casa pasó a formar parte de C) Microscopio electrónico.
la imprenta Lemercier. Hancké se retiró en 1850 y continuó trabajando por cuenta propia. Existen varios trabajos D) Partículas de pigmento al
importantes realizados y firmados por él, algunos litografiados en Lemercier, todos en la mitad del siglo XIX. (Diction- B microscopio electrónico).
naire de biographie des hommes célèbres de l’Alsace : depuis les temps les plus reculés jusqu’à nos jours. Tome 1 / par
Fr. Édouard Sitzmann 1909).

En el presente estudio fueron analizados diez ejemplares de este conjunto de litografías realizadas en Lemer-
cier, París, posiblemente en el año 1850. Esta fecha la podemos deducir porque está comprobado que estas
láminas llegaron a Colombia en los primeros meses del año 1851 y que Duque Uribe salió de Bogotá hacia
París en octubre de 1849, teniendo en cuenta lo prolongado de los viajes a Europa en esos momentos y los C
trámites necesarios para la elaboración de litografía, podemos datarlas con alguna certeza.

El estudio realizado comprendió una minuciosa observación de los documentos, acompañada de un exhaus-
tivo registro microfotográfico. Las escalas de análisis de la materialidad comienzan con el acercamiento al
documento a través de una prolongada observación a simple vista y el acercamiento con lentes de aumento,
estereomicroscopio, microscopio óptico y microscopio electrónico, hasta llegar a la composición elemental
de los pigmentos utilizados para la fabricación de tintas y acuarelas (ver imagen 6). El número de muestras
D
analizadas fue muy limitado priorizando la conservación de los ejemplares estudiados.

En los ejemplares que presentaban algún tipo de deterioro, como faltantes, se tomaron pequeñas muestras
para determinar la composición del papel y las tintas. Los exámenes y análisis científicos nos permiten
asegurar que nueve de las actas analizadas fueron realizadas con la técnica de la litografía y la impresión se
realizó con tinta de un sólo color (negro). Todos estos ejemplares fueron iluminados con acuarelas y aun-
que este trabajo manual tiene cierta similitud en algunas de las láminas, resulta completamente diferente
en todos. El uso de acuarelas y gouache en distintas partes, con cambios de tonos, contrasta con el uso Imágenes 4 (arriba) y 5 (izquierda) .
de barniz para resaltar zonas específicas en los dibujos de los próceres y otros elementos decorativos (ver Trabajos de examen y observación de las actas

36 37
Imágenes 7 (arriba, izquierda)
y 8 (arriba, derecha).
Detalles de las iluminaciones.

imágenes 7 y 8). A mediados del siglo XVIII era muy común usar barniz de origen natural, goma resina
aplicada en algunas zonas en capas delgadas y en otras como pinceladas gruesas, con la intención de resaltar
los colores y los volúmenes. (Conserva. 2004, p. 91)

No existe información sobre cómo y dónde fueron realizados los procesos de iluminación. Es casi seguro
que la aplicación de colores se realizó en París, muchas de las litografías de esa época eran iluminadas luego
de la impresión.

En el anuncio de la llegada del cuadro a Bogotá se lee:

En la primera orla que cierra la Acta se encuentra a su frente las armas iluminadas de la Nueva Granada, i siete
retratos de próceres de la independencia; también al colorido vivo adornada en proporcionada simetría esa orla, inclu-
yéndose en una serie prolongada de pequeñas orlas, los nombres de todos los próceres de la revolución en 1810 en la
Nueva Granada. (El Neogranadino, 7 de febrero de 1851).

Existe un error en la descripción, ya que el cuadro cuenta con ocho retratos en forma de miniaturas en lu-
gar de los siete que aparecen en el anuncio. Se hace referencia explícita a la iluminación y el colorido de las
láminas. El trabajo de acuarelado a mano en todos los ejemplares estudiados es muy similar. Se aprecia un
dominio del trabajo de iluminación de litografías, se respetan las líneas negras que forman la base del dibujo
y se aplican aguadas y tonos claros y sobre estos, fuertes pinceladas de gouache que producen volúmenes.
También se destaca el uso de barniz para completar la perfección de los dibujos.

La realización del coloreado manual, conjuntamente con los deterioros generados por el paso del tiempo,
son responsables de que la apariencia de los documentos sea completamente diferente en la actualidad (ver
imágenes 9, 10 y11).

Una mención especial merece la lámina que se conserva en la Universidad del Rosario, en la cual la impresión
litográfica en tinta negra es igual a la de los otros ejemplares, no obstante presenta mayor colorido y más tra-
bajo de iluminación que el resto de las litografías. Un recuadro azul en todo el documento hace la diferencia, Imágenes 9 (centro, izquierda),10 (centro, derecha) y 11 (abajo).
conjuntamente con la presencia de abundante purpurina dorada en las coronas de laurel (ver imagen 12), en Detalles de la granada en tres ejemplares diferentes
los letreros de títulos y también los marcos de los cuatro escudos pequeños de los extremos del documento e la litografía de Lemercier

38 39
Imágenes 14 (arriba),
están pintados con purpurina plateada. Los análisis realizados a la decoración de color plateado muestran que 15 (abajo, izquierda)
está compuesta fundamentalmente de plata metálica (ver imagen 13). y 16 (abajo, derecha).
Detalle de las
Los dorados, por su parte, se componen de latón, una aleación de cobre y zinc. Estos polvos metálicos eran pinceladas blancas
aplicados en soluciones de goma arábiga o clara de huevo. con blanco de plomo

Los polvos plateados se utilizan en soporte de papel con mucha menos frecuencia que los de oro, pues por el
contenido de sulfuro de hidrógeno del aire, la superficie se transforma en sulfuro de plata negro. (Doerner.
1998). Este deterioro se hace evidente en esta imagen.

Los colores plateados y dorados del acta de la Universidad del Rosario cubren amplias zonas de los dibujos
litográficos. También hace la diferencia en esta obra el uso de espesas pinceladas blancas (el pigmento utiliza-
do es el blanco de plomo) sobre los rostros de los retratos de los próceres, y en los escudos y otros elementos
decorativos (ver imágenes 14, 15 y 16).

Este ejemplar es el que presenta el mayor espectro en la gama de colores de todos los encontrados. No se
debe descartar la hipótesis de que ésta litografía fue iluminada o retocada por segunda vez. No obstante,
los pigmentos que fueron utilizados son de gran calidad y corresponden con los que se usaban a mediados
del siglo XIX.

La cromolitografía del Museo de la Independencia - Casa del Florero


De todos los ejemplares analizados una de las litografías del Museo de la Independencia, tiene ciertas carac-
Imágenes 12 (centro) y 13 (abajo). terísticas que la hacen especial. Aunque el dibujo litográfico es exactamente igual a los otros siete ejemplares
Detalle de los dorados y plateados en el analizados, existen diferencias en los materiales y técnica utilizados en su producción. En primer lugar, el pa-
facsímil de la Universidad del Rosario pel empleado es distinto, aunque está compuesto fundamentalmente de trapo y tiene una carga de almidón,
la diferencia fundamental está en la presencia de blanco de zinc en su superficie, lo
que lo convierte en un papel especial. Este pigmento se adicionaba con el objetivo
de tener papeles más blancos y de mejor calidad.

La técnica de impresión también varía: se trata de una cromolitografía en la cual se


encuentran tintas de tonos metálicos dorados y cobrizos, que van del rojo al verde;
también encontramos una tinta de color negro.

La cromolitografía es una técnica gráfica que ya era utilizada en Lemercier a media-


dos del siglo XIX, es un proceso más complicado y costoso que la litografía común,
fue inventada en 1837 por Engelmann (autor de varios tratados sobre litografía).
El proceso era sencillo, se basaba en una máquina que permitía imprimir un nú-
mero ilimitado de colores con una precisión matemática, de una forma fácil y sin
interrupciones mediante un sistema de puntos de referencia. Era necesario utilizar
una piedra litográfica para cada color que se iba a emplear. En nuestro documento
se puede apreciar que en algunas zonas se evidencia la superposición de tintas de
diferentes colores, que corresponden a dos impresiones diferentes (ver imagen 20).

Charles Henri Hancké, el litógrafo del acta, aprendió el arte de la litografía con
Engelmann, el inventor de esta técnica como ya se mencionó, lo que explica la alta
calidad de la obra y demuestra un amplio dominio en el trabajo litográfico.

Uno de las interrogantes que surgen dentro de la investigación está relacionado


con el origen de esta cromolitografía: ¿Quién sería el destinatario de este ejemplar
especial? Es posible que perteneciera al Señor Rafael Duque Uribe, empresario que
lideró la iniciativa de hacer este trabajo litográfico y que aparece como dueño del
documento (ver imagen 21). También pudo pertenecer a Simón José Cárdenas,
creador del dibujo, o pudo ser realizado para alguna autoridad de la época. Por
ahora son sólo preguntas. También se desconoce si existe otro ejemplar cromolito-
grafiado similar al del Museo de la Independencia.

Algunos de los ejemplares que hemos encontrado han sido sometidos a interven-
ciones que estuvieron de moda a mitad del siglo XX, por ejemplo fueron cubiertos
por gruesas capas de barniz, que con el paso del tiempo se han ido oxidando, dete-
riorando y afectando su apariencia; otros fueron sometidos a procesos de entelado,

40 41
Imágenes 17. Imagen 20.
Detalle de la cromolitografía del Detalle de la superposición de tintas
Museo de la Independencia en la cromolitografía del Museo de la
Casa del Florero vista con luz rasante Independencia - Casa del Florero.

Imagen 21.
Inscripción que aparece en
as litografías de Lemercier,
en el borde inferior derecho

Imagen 22.
Imágenes 18 (centro, izquierda) para lo cual se utilizaron colas o gachas para adherir los papeles a telas, quizás con la intención de conser- Versión impresa en París 1850
y 19 (centro, derecha). varlos, pero con resultados contraproducentes. Ninguna de estas intervenciones forma parte de la técnica de en el Salón del Consejo Municipal
Tintas de color verde metálico y dorado manufactura de estas litografías. de Bogotá, 20 de julio de 1910.
de la cromolitografía del Museo de la
Independencia - Casa del Florero
El Acta de la Revolución impresa en Bogotá en 1910
Dentro del conjunto de las actas estudiadas, la realizada por la Imprenta de Medina e Hijo es la más sencilla desde
el punto de vista estético, tiene diferencias muy marcadas con las otras tres versiones estudiadas, pero en cambio es

FALTA IMAGEN
significativa por la información que proporciona para comprender el rol de este documento en las celebraciones
del centenario de la independencia de la Nueva Granada. Este ejemplar se origina según el Acuerdo Número 8, del
año 1910, del Consejo Municipal de Bogotá, que autoriza su impresión al Sr. Elisio Medina, y basándose en una
litografía de las impresas en París en Lemercier que se exhibía en los salones del Consejo (ver imagen 22).

El documento también nos informa que el Consejo Municipal podrá comprar al Sr. Medina hasta mil ejem-
plares del Acta, los cuales destinará y remitirá como obsequio a todos los Consejos Municipales de la Repú-
blica (Acta de la Revolución de 1810, Imprenta de Medina e Hijo, 1910). Esta impresión se convierte en un
importante documento para comprender la importancia dada al Acta de la Revolución en las celebraciones
del primer centenario.

Sabemos que el número de ejemplares de esta edición pudo ser mayor a mil. También tenemos motivos
para pensar que ésta fue la segunda impresión, ya que está documentada su presencia en las celebraciones

42 43
Imágenes 23, 24, 25 y 26. La impresión de Leipzig, editada por la Casa de Victor Sperling
Comparación de detalles
de la litografía de Lemercier Mientras en el Concejo de Bogotá se planeaba imprimir una reproducción del Acta para la conmemoración
y la de Medina e Hijo del Centenario de la Independencia, la Junta Nacional del Primer Centenario de la Proclamación de la In-
dependencia de la República de Colombia, hacía otro tanto, lo que queda registrado en el Acta de la Junta
Centenario de la Independencia, sesión del día 3 de febrero de 1910; en el cuarto punto se señala: “Comisio-
nar al señor Michelsen para que haga reproducir en París el Acta de la Independencia, tirando mil quinientos
ejemplares de ella, modificando la escritura conforme a la antigua ortografía y procediendo de acuerdo con las
instrucciones que se le ha dado por escrito”. (Revista del Centenario n.º 6 del 11 de marzo de 1910).

Esta versión fue realizada en Europa, pero en lugar de París se hizo en Leipzig, Alemania, en la Casa de Victor
Sperling y tiene una estrecha relación con otros documentos que fueron impresos a color, en ediciones de
lujo, para las celebraciones del Centenario de la Independencia, como el l Álbum de las costumbres colom-
bianas según dibujos del señor Ramón Torres Méndez y el Álbum Medellín del 20 de julio de 1910.

Sobre el número de actas impresas, la fecha de llegada al país y los destinatarios de la misma no tenemos ningu-
na información. En ninguna de las publicaciones alegóricas de la celebración del centenario se hace alusión a
ella y por esto existe la posibilidad de que este encargo llegara al país después de las celebraciones. Esta acta fue
colocada en la urna centenaria y sellada el 31 de octubre de 1911, teniendo en cuenta una Resolución de la Co-
misión Nacional del Centenario. Llama la atención que en esta urna, junto con el acta fuera colocado el Libro de
Imágenes de Bogotá según dibujos de Torres Méndez, también impreso en la Casa de Victor Sperling en Leipzig. Imágenes 28 y 29..
Detalle de las manchas de impresión y
No es muy claro por qué la urna centenaria fue cerrada, a más de un año del epicentro de las celebraciones migración de la tinta en dos ejemplares
de 1910. En la sesión del día 25 de junio del mismo año, en el acta de la Comisión de la celebración del de la edición de Sperling
centenario queda registrada una solicitud del señor Don Emiliano Isaza;
“pídase autorización al honorable Consejo de Bogotá para incluir en el
programa de los festejos del Centenario un número que diga lo siguiente:
del 20 de julio de 1910. Esta versión se realizó a partir de la de París, pero
de ella toma sólo la caligrafía de las firmas, el escudo y los ocho retratos de los Depósito en la Municipalidad de una urna de metal cerrada y sellada,
firmantes. La distribución de las ocho miniaturas es diferente y también llama la con indicación de no abrirla sino el 20 de julio de 2010, la cual conten-
atención la ausencia de la figura de la libertad acompañada por el gato que aparece drá un plano de Bogotá, con expresión, entre otros datos estadísticos,
en la litografía de Lemercier. del actual número de habitantes, de manzanas y de casas, un ejemplar de
cada una de las publicaciones que se hagan con motivo del Centenario y
La impresión de Medina e Hijo está realizada a una sola tinta de color negro, sobre papel de trapo con adición de las medallas y diplomas conmemorativos, los retratos…” (Revista del
de almidón y caolín. El papel es poco resistente y frágil. centenario n.° 21 Bogotá, agosto 6 de 1910).

Un segundo ejemplar se encuentra actualmente en el Archivo General de la Nación, está deteriorado y La versión de Sperling tiene una gran similitud con la realizada en París
presenta roturas por los dobleces. Quizás la vulnerabilidad del soporte, la mala calidad de la impresión y la en 1850, a pesar de los cambios iconográficos y el orden de los nombres
Imagen 27. ausencia de colores expliquen por qué esta edición no es muy conocida en nuestros días. y apellidos de los firmantes. Su apariencia es similar, aunque al observar
Detalle de los deterioros con detenimiento y acercarnos a la impresión se aprecian diferencias sig-
de un ejemplar de la imprenta Actualmente algunos de estos ejemplares se venden en páginas de internet y en todos los casos que conoce- nificativas que se deben al uso de la técnica de impresión en serie utiliza-
de Medina e Hijo que se encuentra mos, se hace referencia al deterioro que presenta el documento y a la fragmentación que se ha producido en da a principios del siglo XX.
en el Archivo General de la Nación las zonas de los dobleces.
El papel soporte de la realizada en Leipzig fue elaborado con madera
A pesar de los problemas que presenta, esta versión jugó un papel que presenta un alto contenido de alfa celulosa. Este tipo de papel
relevante en las celebraciones del primer centenario. A ella se hace se fabricaba en Alemania por la firma Hahnemühle que ha estado
referencia explícita en los acuerdos 8 y 15 del Concejo de Bogotá en produciendo papel para las artes, obtenido con máquinas cilíndricas,
el año de 1910. En este último, en el párrafo 3, a pesar de que se pre- durante más de 420 años. La calidad de estos papeles se hace evidente
sentan errores en las transcripción del texto, podemos pensar que cuando apreciamos el Acta que permaneció en la urna por casi 100
se hace alusión a este documento: “El Alcalde y los Independencia, años y se encuentra en magnifico estado de conservación. Este docu-
y repartirán al público ejemplares impresos de ella, para lo cual pre- mento, que actualmente se exhibe en el Archivo Distrital de Bogotá,

FALTA IMAGEN
pararán con tiempo una edición abundante de este documento”. no presenta las capas de barniz que hemos observado en otros dos
(Acuerdo 15 de 1910 Concejo de Bogotá D.C.). ejemplares de la misma impresión (el primero perteneciente a la co-
lección del Museo de la Independencia y el segundo conservado en la
Esta hipótesis se puede comprobar en varias publicaciones que na- Academia Colombiana de Historia).
rran los sucesos acaecidos durante las celebraciones del centenario
y se hace referencia a la repartición del Acta de la Independencia el A diferencia del cuidadoso trabajo litográfico realizado en París y el mi-
día del aniversario. En el programa de las celebraciones del centena- nucioso coloreado a mano de cada ejemplar, encontramos en la impre-
rio se comunica que el 20 de julio de 1910 a las 2 p.m. se celebrará sión de Leipzig un trabajo hecho en serie, posiblemente realizado por la
una sesión solemne del Concejo Municipal, donde se leerá y repar- técnica de impresión offset. Comparando los dos ejemplares estudiados,
tirá el Acta de la Independencia. (1810-1910 Primer centenario de se aprecia claramente como repiten las manchas de impresión y se obser-
la Independencia de Colombia. Bogotá, 1911). van los mismos errores de aplicación del color (ver imágenes 28 y 29).

44 45
Imagen 30.
Detalle de la impresión Bibliografía
del Banco de la República Borda, I. El Libro de la Patria. Historia del 20 de julio. Bogotá, 1884.
Posada, E. Bogotá: Boletín de Historia y Antigüedades. Órgano de la Academia Nacional de Historia.
Imprenta Nacional, 1911.
Ortiz, S. Génesis de la revolución de 1810. Editorial Kelly, 1960.
Sitzmann, E. Dictionnaire de biographie des hommes célèbres de l’Alsace: depuis les temps les plus reculés jusqu’à
nos jours. Tome 1. París, 1909.
Correa Salas, M. “Preservando una tradición milenaria: Restauracion del Via Crucis de la Capilla de

FALTA IMAGEN
San Isidro Labrador”. En: Revista Conserva No. 8 de 2004. CNCR, DIBAM, Chile, 2004.

Prensa
Periódico El Día. 20 de julio de 1846, p.1. Hemeroteca Biblioteca Nacional.
Periódico El Día. 9 de agosto de 1846. Hemeroteca Biblioteca Nacional.
Periódico El Día. 17 de octubre de 1849. Hemeroteca Biblioteca Nacional.
Periódico El Duende. Bogotá. Domingo 2 de Agosto de 1846, n.° 16, p. 6. Hemeroteca Biblioteca Nacional.
Periódico El Constitucional. Bogotá, sábado 8 de agosto de 1846, n.° 178. Hemeroteca Biblioteca Nacional.
Periódico El Neogranadino. 7 de febrero de 1851 n.° 142, p. 1. Hemeroteca Nacional.
Periódico El Pasatiempo. Abril de 1853. Hemeroteca Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República.
Periódico La Esperanza. Bogotá, 20 de julio de 1855. Hemeroteca Biblioteca Nacional.

La impresión del Banco de la República Internet


http://www.palmira.gov.co/palmira/documentos/historia.pdf
En el año 1952 el Banco de la República imprime y distribuye otra versión del Acta de la Revolución de 1810. http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-7816307
La impresión se basa en la de la Casa de Víctor Sperling en Leipzig. El soporte es un papel elaborado con http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-4060785
materias primas en base de madera blanqueada, en una proporción de 80% de coníferas y 20% de latifoliadas,
muy utilizado en la mitad del siglo XX. Un papel de regular calidad.
Índice de imágenes
De esta versión se conoce el mayor número de ejemplares y en varios de los lugares donde se ha visto exhibi-
da toma una tonalidad que tiende al verde. La apariencia de esta lámina es de inferior calidad de las que la Imagen 1. Imágenes 12 y 13. Imagen 22.
precedieron, lo que se aprecia en la medida que se observa con detenimiento esta impresión, la última de las Nombre del Padre de Simón José Detalle de los dorados y plateados Versión impresa en París 1850 en
que se han realizado y distribuido. Cárdenas. en el facsímil de la Universidad el Salón del Consejo Municipal
del Rosario. de Bogotá, 20 de julio de 1910.
Imagen 2.
Las actas continuarán haciendo historia Litografía de M. Lemercier, Sema- Imágenes 14, 15 y 16. Imágenes 23 a 26.
nario Pintoresco Español, 9 no- Detalle de las pinceladas blancas Comparación de detalles de la li-
El estudio de la materialidad del Acta y de sus peripecias durante dos siglos permiten ahora ver este documen- viembre 1851, pp. 353-354. con blanco de plomo. tografía de Lemercier y la de Me-
to de otra manera: el acercamiento a las texturas, los colores, rasgaduras, abrasiones y la composición química dina e Hijo.
de estos bienes culturales, han develado muchos secretos dormidos por decenas de años. Nuestra mirada fue Imagen 3. Imagen 17.
muy general, cada una de estas láminas tiene su historia propia, anécdotas y valores que han ido adquiriendo Firma del litógrafo en la litografía Detalle de la cromolitografía del Imagen 27.
a lo largo de su existencia, como el acta del coleccionista privado que fue exhibida en el Club el Nogal y en hecha en Lemercier. Museo de la Independencia - Casa Detalle de los deterioros de un
el Congreso de la República durante las celebraciones del bicentenario y que generó una gran expectativa, a del Florero vista con luz rasante. ejemplar de la imprenta de Medi-
partir de historias y leyendas sin muchos fundamentos investigativos (http://www.eltiempo.com/archivo/do- Imágenes 4 y 5. na e Hijo que se encuentra en el
cumento/MAM-4060785), o el ejemplar que permaneció encapsulado durante 100 años en una caja fuerte de Trabajos de examen y observa- Imágenes 18 y 19. Archivo General de la Nación.
hierro, en la urna centenaria y emergió a la luz el 20 de julio del 2010 a las 8 de la mañana, como lo planearon ción de las actas. Tintas de color verde metálico
otras autoridades hace ya un siglo. y dorado de la cromolitografía Imágenes 28 y 29.
Imagen 6. del Museo de la Independencia - Detalle de las manchas de im-
En la historia de este documento cabe resaltar las acciones realizadas por varios hombres, independientemen- Escalas de análisis de la materiali- Casa del Florero. presión y migración de la tinta,
te de sus intenciones, anhelos o intereses. Desde Simón José Cárdenas con la iniciativa de copiar las firmas dad. A) Estereomicroscopio. B) Mi- en dos ejemplares de la edición
y retratar los próceres construyendo este símbolo, pasando por Duque Uribe que atravesó el océano para croscopio óptico. C) Microscopio Imagen 20. de Sperling.
realizar las primeras litografías, Charles Henri Hancké el litógrafo hasta Ignacio Borda el más explícito testigo electrónico. D) Partículas de pig- Detalle de la superposición de tin-
de la relación Acta-Cuadro conmemorativo, entre muchos otros. mento al microscopio electrónico. tas en la cromolitografía del Mu- Imagen 30.
seo de la Independencia - Casa Detalle de la impresión del Banco
En ese sentido la investigación realizada también parte de la base de que el estudio de la materialidad no Imágenes 7 y 8. del Florero. de la República.
puede hacerse sin tener un conocimiento del contexto de producción, que permita interpretar los resultados Detalles de las iluminaciones.
científicos obtenidos desde el ámbito de lo histórico, lo estético, lo simbólico y en este caso particular, tam- Imagen 21.
bién lo político. Imágenes 9, 10 y 11 Inscripción que aparece en las li-
Detalles de la granada en tres tografías de Lemercier, en el bor-
De esta manera, los resultados de nuestro trabajo se convierten en una útil herramienta para datar y contex- ejemplares diferentes de la litogra- de inferior derecho.
tualizar otras actas que continuarán apareciendo, que seguramente se volverán a reproducir y volverán a ser fía de Lemercier.
descubiertas, desempolvadas, exhibidas y estudiadas cada 20 de julio.

46 47
entre una alegoría y un escudo,
un documento se hace monumento.
el facsímil del cuadro conmemorativo del
acta de la revolución del 20 de julio de 1810
Entre una alegoría y un escudo, un documen- A manera de contexto general
to se hace monumento. El facsímil del cuadro El cuadro elaborado por el pintor Simón José Cárdenas1, litografiado y acuarelado en la famosa imprenta de
Lemercier en París a mediados del siglo XIX. Bajo la dirección del viajero y comerciante Rafael Duque Uribe,
conmemorativo del Acta de la Revolución se dice2 es copia -en su texto y firmas- del acta producto de las sesiones del Cabildo Extraordinario del 20 de
julio de 1810, y documento que expone los motivos para la constitución de la Junta Suprema de Santafé,
del 20 de julio de 1810* capital político-administrativa del Virreinato de la Nueva Granada.

Como facsímil, tanto del acta como del cuadro que le realizó dicho pintor, ha sido un documento muy
controvertido porque de inicio es: 1) Una copia de un documento cuyo original ya no existe, e igualmente
Luz Guillermina Sinning Téllez copia del primer dibujo del que se desconoce su paradero y sobre el cual se realizó la litografía en París. 2) Un
Docente-investigadora testimonio de dudosa procedencia en la medida en que no hay un acuerdo acerca del número de firmas de
Facultad de Estudios del Patrimonio Cultural quienes originalmente la firmaron3.
Universidad Externado de Colombia
A las problemáticas anotadas se suman otras de intención y representatividad históricas del mencionado
documento. En cuanto a la intención fue un acta juntista que no proponía una ruptura con el poder y la
“La contradicción es la ilusión de una unidad que se esconde o está escondida: no soberanía del rey sino que buscaba legitimar la conformación de una Junta de Gobierno, por un grupo de
tiene su lugar sino en el desfase entre la conciencia y el inconsciente, el pensamiento y criollos y españoles que a la manera de las juntas constituidas en España por el mismo motivo, representarán
el texto, la idealidad y el cuerpo contingente de la expresión”. el poder de Fernando VII quien ya no regía los destinos de España y las colonias por la invasión de las tropas
Michel Foucault. La Arqueología del saber de Napoleón. Por lo tanto, en cuanto a su representatividad como un símbolo nacional fundacional de la
independencia, ya que es así como se le conoce por la historiografía nacional, no concuerda con su conte-
nido textual. Ya se conoce que los acontecimientos y procesos independistas desde su inicio fueron diversos,
contradictorios e implicaron espacio-temporalmente a otras provincias y ciudades, a diversas comunidades y
sectores que lo ocupaban y con ello a distintos intereses político-económicos locales.

A pesar de la controvertida intención del acta, su discontinua y accidentada historia tanto física como en su
discurso y actores firmantes, se le hizo un documento conmemorativo de la Independencia de la Nueva Grana-
da de España y del nacimiento de un territorio libre y soberano. Dicha trascendencia se inicia al designarse
como Acta de la Revolución del 20 de julio de 1810 por medio de una reproducción de su contenido, a manera
de un cuadro ricamente elaborado con imágenes alusivas a los símbolos patrios establecidos -la Ley del 9 de
mayo de 18344 del Estado de Cundinamarca-, a la alegoría de la libertad y a muchos nombres de próceres de
la Independencia que trascienden a los actores que intervinieron en el acontecimiento mismo del 20 de julio
en Santafé. Así se le otorga un valor simbólico que aglutina con muchas tensiones tanto contextos histórico-
culturales de lo local con lo regional, lo nacional e internacional, como de contenidos en el discurso juntista
del acta con imágenes explícitamente libertarias y aún modernas.

Introducción Es con todas estas aristas que se presenta el facsímil litográfico acuarelado hecho en París, cuyas reproduccio-

L
nes las adquieren tanto particulares como posteriores colecciones de diversas instituciones y museos5.
a construcción de símbolos patrios y de nación sólo puede reconocerse en su trayectoria visi-
ble; allí se esconden y sugieren los recorridos conscientes e inconscientes de la invención de
quienes les dan presencia, los transforman, los acomodan, los escenifican, los reconocen y los
olvidan en los vaivenes de las fuerzas políticas e ideológicas.
1 Pintor, dibujante, calígrafo y miniaturista (1814-1861). Participó en el periódico conservador El Día (1840-1851). Fundador-presidente de
El facsímil del cuadro conmemorativo del Acta de la Revolución del 20 de julio aglutina relatos diversos y la Academia de Dibujo y Pintura en la ciudad de Bogotá el 9 de octubre de 1846, duró muy poco tiempo. El 20 de julio de 1849 se intentó por
contradictorios como todo símbolo. Al ser cuadro conmemorativo de la revolución o independencia se le decreto fundar otra academia con sede propia, cerca de San Victorino pero sólo quedó la primera piedra de su construcción. Ver: Martha
otorga al documento como tal otra connotación. En este caso el interés es destacar que dicha connotación se Fajardo de Rueda, Documentos para la historia de la Escuela Nacional de Bellas Artes. 1870-1886. Cita que hace la autora del periódico El Día,
condensa en la alusión iconográfica de la Alegoría de la Libertad transformada en Alegoría de la República, edición del 19 de julio de 1848. Gabriel Giraldo Jaramillo “La Miniatura en Colombia”, 1946, Bogotá, Prensas de la Universidad Nacional.
y en el escudo que de por sí es un símbolo que de local pasa a nacional.
2 Es conocido que el acta original no existe por haberse quemado en el incendio de Las Galerías Arrubla en 1900 donde se encontraba el
Son muchos los elementos visibles que se pueden tratar del cuadro, mas concentrarse en el acercamiento de la archivo del Cabildo.
alegoría y el escudo en sus funciones de “monumentalizar” el documento es de por sí complejo y no se agota
3 Se dice de la existencia de una copia del acta del Cabildo, realizada para el libro de actas de la Junta, en donde firman otros 15 personajes
en esta interpretación.
que no habían estado presentes en el momento de las 38 firmas del acta primera. Se desconoce, al no existir el original, cuáles fueron
realmente las primeras firmas. También se desconoce el original de la segunda copia con los otros firmantes, ya que se perdió el libro de
El cuadro conmemorativo se aborda particularmente en dos momentos: en la reproducción que de él se hace
actas de la Junta. Toda esta situación implica que el primer facsímil elaborado por Simón José Cárdenas con las copias de 53, supone la
en la litografía de Lemercier en París a mediados del siglo XIX -no se conoce el dibujo original- y en la copia
suma de los firmantes de las dos actas. Ver: Borda, Ignacio, El Libro de la Patria, 1894, Bogotá e Ibáñez, Pedro María, Crónicas de Bogotá,
de ésta realizada para el centenario en la imprenta de Víctor Sperling, en Leipzig.
1915, Bogotá, Imprenta Nacional, tomo II, cap. XXXVII.

4 Ley 9 de mayo de 1834, que designa las armas y pabellón de la República.Decretada durante el periodo presidencial del general Francisco
de Paula Santander. Codificación Nacional, tomo V, años de 1833,1834 y 1835, Bogotá, Imprenta Nacional, 1925.

* Forma parte del proyecto “Las representaciones de nación como documentos históricos”. Línea de Valoración del Patrimonio Cultural. 5 Museo de la Independencia - Casa del Florero. Colección Universidad del Rosario, Colección Archivo Distrital, Academia Colombiana
Grupo de Construcción Social del Patrimonio Cultural. COLCIENCIAS/Universidad Externado de Colombia. de la Historia, y Colección Museo Nacional de Colombia, entre muchas otras colecciones públicas y privadas.

50 51
Imagen 1.
Pero del facsímil del Acta de la Revolución del 20 de julio de 1810 -Simón José Cárdenas e Imprenta Lemercier- se Facsímil de cuadro conmemorativo
hacen otras copias de las que se conocen tres: dos para la Celebración del Centenario de 19106; una por la del Acta de la Revolución del
imprenta de Sperling en Leipzig, la otra, realizada con un fin de divulgación por la imprenta Medina e Hijo7, 20 de julio de 1810. Simón José
reproducción que economiza el copiar todos los elementos iconográficos, ornamentales y alegóricos de la Cárdenas-Lemercier, París, sf,
reproducción francesa, y una tercera copia de la alemana por el Banco de la República8 en 1952. detalle. Fotografía Mario Omar
Fernández y David Cohen
La copia de Sperling de 1910 y la de 1952 tienen las improntas de los momentos en que se reprodujeron,
ratificando esa movilidad contradictoria que constituyen las representaciones de nación, los símbolos funda-
cionales en este caso de Colombia.

¿Cómo abordar la iconografía del facsímil del Acta de la Revolución del


20 de julio de 1810?
Se parte de una premisa que permite retomar esta reproducción, sin pretender abarcar todas aquellas aristas
expuestas, las tan diversas relaciones e interpretaciones que se les pueden dar y sin la intención de responder a
todas las preguntas que suscita la producción y trayectoria de dicho facsímil y sus posteriores reproducciones.

El facsímil del acta es un documento-monumento en los términos propuestos por Michel Foucault9, retomado
luego, desde el campo de la investigación histórica, por Jacques Le Goff10, y reinterpretado por “la nueva
historia cultural”11.

Un documento-monumento alude a la relación entre referencia histórica y testimonial del primero, y el carácter
de conmemoración del segundo. Pero tanto el documento como el monumento, se construye en términos de
significación y valores, es decir, no se muestran acabados. Tanto el uno como el otro han sido intervenidos
de manera física, consciente o inconscientemente, por el paso del tiempo; sus recorridos y significaciones han
sido manipulados al ser objetos vinculados a las complejas y conflictivas estructuras del poder.

El acta juntista de Santafé del 20 de julio de 1810 se significa y resignifica por un proceso que parte desde su
producción testimonial en un Cabildo Extraordinario y la legitimidad que obtiene de una Junta Suprema,
hasta transformarse en un cuadro conmemorativo que como monumento, se le inscribe en el discurso simbó-
lico de las alegorías, el escudo, la bandera, los retratos, los nombres de los próceres y en ser objeto de exhibi-
ción museal. Por lo tanto, se escenificará en los espacios públicos de la ciudad como sucedió en 187212, en la
fiesta conmemorativa del 20 julio; y participará en las celebraciones del Centenario y el Sesquicentenario de
la Independencia. En esta última celebración se le abre un espacio, la Sala de la Constitución13 más conocida
como la Sala del Acta, al igual que al Florero de Llorente y la imprenta de los Derechos del Hombre, en el
Museo del 20 de julio de 1810, inaugurado en 1960.

Para llegar a la escenificación museal de manera tan significativa tenía que haberse transformado en un
cuadro conmemorativo. Es decir, el Acta entra al campo imagen-texto, de la monocromía al color, del

6 Una de dichas copias del acta se guardó junto con otros documentos, entre ellos un libro de reproducciones de pinturas de Ramón Torres
Méndez de la misma editora de Leipzig, en la urna conmemorativa del Centenario de la Independencia, abierta para el Bicentenario, 2010.

7 Ver: Trayectoria de un documento: el Acta de la Revolución de 1810 o Acta de la Independencia de Colombia.

8 Se toman para el estudio los facsímiles del acta cuyas representaciones tienen cambios de significación en la iconografía.

9 Foucault, Michel. La Arqueología del saber. México, Ed. Siglo XXI, 1970 décimo quinta edición española.

10 Ver: Le Goff, Jacques. El orden de la memoria. El tiempo como imaginario. Barcelona, Ed. Paidós, 1991 (primera edición española), y
Pensar la historia. Modernidad, presente, progreso. Barcelona, Ed. Paidós, 1997, primera reimpresión.

11 Ver: Burke, Peter. Visto y no visto. El uso de la imagen como documento histórico. Barcelona, Ed. Crítica, 2005, primera edición de Biblio-
teca de Bolsillo.

12 Cordovez Moure, José María. “El 20 de julio de 1872”, Reminiscencias. Santa fe de Bogotá, 1942. Bogotá, Instituto Gráfico, volumen cuarto
pp. 173-188.

13 Ver: Acta de la revolución del 20 de julio de 1810: de documento a monumento.

52 53
original a la caligrafía-alegoría-ornamentación y de ésta a la re- ción aparece, se silencia, se cristianiza y se retoma en el renacimiento de la antigüedad grecorromana del
producción litografiada y acuarelada. Dicho facsímil inicial del siglo XVI, el barroco del siglo XVII, el neoclasicismo de fines del XVIII y las primeras décadas del XIX, y
Acta, por no decir adulteración, no le impide continuar siendo se continúa con el romanticismo.
un documento porque “es resultado ante todo de un montaje,
consciente o inconsciente, de la historia, de la época, de la so- Si bien su imagen se hace célebre como alegoría cívica, se populariza y afrancesa con La Marianne, a partir de
ciedad que lo ha producido, pero también de las épocas ulterio- la revolución de 1789, y se le hace emocionalmente dramática y victoriosa con la representación romántica
res durante las cuales ha continuado viviendo, acaso olvidado, de Eugene Delacroix en su pintura La libertad guiando al pueblo en 1830. Las fuentes más cercanas de las que
durante las cuales ha continuado siendo manipulado, a pesar proviene su construcción son tomadas de los tratados italianos de Emblemmatum libellus de Andrea Alciato y
del silencio”14. especialmente de la Iconología de Cesare Ripa16, y de la publicación Iconologie ou traité de la science des allégories
á l´usage des artistes por Gravelot y Cochin17.
Por lo tanto, en un momento determinado se le retoma, se le ex-
hibe y se le reproduce con el sello de lo estético, al obtener fuerza En el caso de Ripa cabe destacar que la antigüedad comprendía no solo lo grecorromano, sino lo egipcio y del
en lo visual de los elementos iconográficos, reconocidos por una medio oriente en su interpretación de la iconología como tratado de la imagen. En el caso específico del con-
estética política de la época tanto nacional como internacional: la cepto de alegoría la define como “teoría de la que sería posible extraer una moralidad o lección provechosa”.18
de las revoluciones, la de las construcciones de estados nacionales y Sin olvidar que se le suma el carácter didáctico y pedagógico función dada a las imágenes por la religiosidad
modernos, la de las independencias de las colonias americanas de cristiana en la Edad Media. Dicha función se conserva en el Siglo de las Luces con el poder del arte neoclásico
monarquías europeas y la del derrumbe de éstas en el territorio pro- y con la fuerza política e ideológica de las revoluciones.
pio donde nacieron. Mas como toda representación fundacional es
controvertida, contradictoria y manipulada dentro de un contexto Es bien sabido que la Alegoría de la Libertad, entre otras alegorías muy difundidas, no se desconoce a finales del
de pugnas partidistas por el poder, el de las guerras civiles y las siglo XVIII en el momento de las revoluciones de América del Norte ni en las iberoamericanas. Las historio-
violencias del siglo XIX hasta el siglo XX. grafías nacionales latinoamericanas de manera constante le dan una procedencia de la Revolución Francesa,
ya en un sentido de emular el modelo francés y nuestros vínculos con la Europa moderna o para criticar la
El Acta se hace cuadro conmemorativo por Simón José Cárdenas, falta de originalidad de los sectores criollos quienes las instalan.
al parecer fue pintado en 1846, se exhibió el 20 de julio del mismo
año y fue premiado. Se lleva a litografiar, se reproducen varias co- Sólo a partir de estudios históricos culturales como lo son, entre otros casos, el argentino, el mexicano, el chi-
pias y acuarelan en la Imprenta de Lemercier en París, por el viajero leno19 y el colombiano, hacen explícitas otras procedencias y familiaridades con las alegorías, particularmente
y comerciante Rafael Duque Uribe, quien dirigió la publicación y la de la Libertad. Se hace alusión a la educación clásica que reciben las élites criollas en las universidades
fue el propietario. El documento-monumento titulado Acta de la Re- coloniales, el acceso a libros de las bibliotecas tanto religiosas como privadas dentro de una compleja pugna
Imagen 2. volución del 20 de Julio de 1810, hace alusión a la Libertad y la Independencia, palabras que se escriben en la entre la tradición y la ilustración, que termina amalgamando referencias e influencias desde la mitad del siglo
Alegoría de la Libertad, detalle. Foto, parte superior entre la alegoría de la Libertad, sobre una cinta que se despliega desde el centro hacia los lados XVIII, de la ilustración y la monacal formación católica.
Mario Omar Fernández y David Cohen derecho e izquierdo. Encima de la alegoría está el retrato de perfil de José Miguel Pey enmarcado con una
corona de laurel. Sobre el retrato está el escudo del Estado de la Nueva Granada. El hecho es que ya no se descarta que desde los precursores, los próceres de la Independencia y los actores
diversos que construyen, en medio de guerras civiles, las nuevas repúblicas y estados-nacionales modernos
La Alegoría y el escudo son las imágenes seleccionadas que se tendrán presentes en este artículo por los cam- latinoamericanos, hayan asimilado las fuentes clásicas directas, a la vez que las traducidas, interpretadas y
bios efectuados en las posteriores reproducciones del acta. producidas por las revoluciones burguesas europeas, destacándose obviamente la francesa20.

1. La Alegoría más revisitada en los procesos independistas y de cons-


trucciones de naciones y estados modernos. Entre la Libertad y la Re-
pública. Entre la patria y la nación.
16 Andrea Alciato (1492-1550) parece que la primera edición de su obra fue en 1531c. Cesare Ripa (1560c.-sf) su primera publicación ilustrada
De la Alegoría de la Libertad -Libertá15- existe mucha información que corresponde a las diversas fuentes que es de 1603. Ambos considerados como humanistas italianos, conocedores de la antigüedad. Sus obras se multiplican en ediciones y traduc-
la fueron construyendo en el tiempo, en sus distintos atributos y en sus distintas versiones, apropiaciones ciones desde el siglo XVII hasta el siglo XIX, especialmente la Iconología de Ripa que tiene enorme difusión en el siglo XVIII, la edición de
históricas y culturales. Cesare Orlandi de 1724 es la primera en intentar sistematizar los datos biográficos del autor. Esta edición forma parte del Fondo de Libros
Antiguos de la Biblioteca Nacional de Colombia. Su obra está imbuida por el espíritu contrarreformista. En las distintas ediciones se hacen
En los antecedentes más lejanos está la antigüedad. Más no de un solo origen sino de un palimpsesto de cambios en muchas de las alegorías acorde a los usos especialmente políticos, desde el siglo XVIII, y estilísticos. Ver: edición y comentarios
épocas y momentos que a lo largo del tiempo se asocian, entrecruzan y reinterpretan dejando improntas en de Santiago Sebastián, Alciato. Emblemas. Madrid, Ed. Akal, 1985. Cesar Ripa, Iconología. Madrid, Ed. Akal, 1987. Tomos I y II.
representaciones visuales, sagradas, políticas y sociales: diosas, puñales, espadas, gorros, coronas de laurel,
ramas de olivos, palmas, morriones-cascos guerreros, el gato, el león, cetros y picas que seguirán, ateniéndose 17 Hubert François Burguignon conocido como Gravelot (1669-1773) grabador e ilustrador. Charles-Nicolas Cochin (1715-1790) grabador
a la alegoría de la Libertad y los diversos elementos que la han acompañado con énfasis en ser una Libertad- y diseñador. Los dos artistas pertenecen al llamado arte del Siglo de las Luces. De la primera publicación por las contradicciones en la
República victoriosa y una Libertad-Nación soberana. información de la fecha, se puede decir fue entre 1791 y 1796.

18 Ob. cit., Iconología. Tomo I, p. 9.


Con las alegorías grecorromanas adquiere visibilidad y materialidad en formas escultóricas, en relieves, en
la numismática, en las fiestas y celebraciones paganas y religiosas, en los relatos y textos. Esta representa- 19 Ver: Silva, Bárbara. Identidad y nación entre dos siglos. Patria Vieja, centenario y Bicentenario. Santiago de Chile, Ed. LOM, 2008. Reyero,
Carlos. Alegoría, nación y libertad. El Olimpo constitucional de 1812, Madrid, Ed. Siglo XXI, 2010.

20
Ver: Ricardo del Molino. “La antigüedad clásica en la Nueva Granada: teatro revolucionario e iconografía” http://dialnet.unirioja.es/ser-
vlet/articulo?codigo=2663186 ; Juan Ricardo Rey-Márquez, Nacionalismos aparte: antecedentes republicanos de la iconografía nacional
14 Le Goff, Jacques. El orden de la memoria. El tiempo como imaginario. Madrid, Ed. Paidós, 1991, p. 238. http://unsam.academia.edu/JuanRicardoReyM%C3%A1rquez/Papers/296047/Nacionalismos_aparte_Congreso_colombiano_de_histo-
ria_ ; Isabel Cruz de Amenábar, “Diosas atribuladas: Alegorías cívicas, caricatura y política durante el siglo XIX”. En Historia. Santiago,
15 Cesare Ripa. Iconología. Madrid, Ed. Akal, 1987. Tomo I, pp. 19-20. Instituto de Historia, Universidad Católica de Chile, n.° 30, 1997, p. 139.

54 55
Imagen 3.
Como alegoría cabe recordar su representación femenina, que en el caso del cuadro conmemorativo del Acta Facsímil de cuadro conmemorativo del
de la Revolución del 20 de julio de 1810 Cárdenas-Lemercier, remite a la Alegoría de la Libertad de Ripa21 en su Acta de la Revolución del 20 de julio de
publicación ilustrada de 1613, por la presencia del gato y el gorro frigio acompañando a una mujer joven, pero 1810. Simón José Cárdenas-Lemercier,
reactualizada al estilo del siglo XVIII y XIX en el sentido de la belleza neoclásica, enriquecida con otros atri- París, sf, detalle. Foto, Mario Omar
butos de representaciones alegóricas y que condensan los valores ilustrados, revolucionarios y republicanos. Fernández y David Cohen

Libertad: “Mujer vestida de blanco que sostiene un cetro con la diestra y con la siniestra un gorro.
Junto a ella y sobre el suelo se ha de poner un gato. El cetro simboliza la autoridad de la libertad y el
Imperio que tiene de sí misma”…. “Se le pinta el gorillo…porque cuando querían los antiguos roma-
nos darle la libertad a un siervo, después de afeitarse los cabellos le hacían llevar gorro celebrándose
dicha ceremonia en el templo de una diosa que llamaban Feronia. Considerada protectora de los
que adquirían la Libertad… “En cuanto al gato, es un animal que ama mucho la Libertad…” (Ripa,
Cesare, Iconología. Tomo II, pp.18-19. Madrid, Ed. Akal, 1987).

Facsímil Acta de la Revolución del 20 de julio de 1810 por Simón Cárdenas y la Imprenta de Lemercier (1846-1850c).
En esta representación si bien conserva el gorro frigio y el gato, se ha reemplazado el cetro en la mano derecha
por una palma similar a una rama de olivo como la de la Alegoría del Gobierno de la República descrita por el
mismo Ripa y un morrión sobre la cabeza: “Mujer semejante a Minerva, alude a la razón del buen gobierno y
dirección de los Estados… que sostendrá con la diestra una rama de olivo–palma”, que simboliza un de los
bienes de la República: la paz que implica para el autor la felicidad de los pueblos… “El Morrión significa
que la República debe estar fortificada y segura contra las fuerzas exteriores”. El gato no está a la izquierda
bajo el gorro sino a la derecha.

El gorro frigio o pileus no lo porta la joven en su mano izquierda sino mediante un asta. Otro atributo está
sobre el morrión, una corona de laurel que bien puede relacionarse con la Alegoría de la Victoria. Según los Anti-
guos.22 Bajo el morrión, atrás hacia la derecha, aparece otro elemento iconográfico, el cabello al viento; imagen
que se relaciona con uno de los atributos de la Alegoría de la Guerra.23

La alegoría que aquí se representa se puede denominar una Alegoría Cívica de la Libertad Triunfante. Una
Libertad republicana cuya razón victoriosa sobre la guerra, genera la paz y tranquilidad del pueblo. Con esta
interpretación se intenta aproximar a la hibridez24 iconográfica de la imagen, que implica retomar metodológi-
camente una procedencia muy traducida, apropiada, divulgada, y considerar en los procesos históricos, socia-
les y culturales los eventos de continuidad y transformación ocurridos. En este caso se trata de una alegoría
en función de la política e ideología promotoras de las revoluciones, independencias y particularmente de las
configuraciones de repúblicas y naciones modernas durante el siglo XIX.

Si bien es cierto que se conocieron y divulgaron otras iconografías referentes a la Libertad, como es el caso
del Árbol de la Libertad, imagen muy promovida por Antonio Nariño; la selección y condensación en un do-
cumento como el Acta del 20 de julio de 1810, de elementos que la hacen una representación fundacional de
los procesos de independencia es tardía25 y muy debatida en la pretensión de ser un referente nacional. Mas
este documento-monumento, “es al mismo tiempo verdadero y falso, porque un monumento es, en primer lugar,
un disfraz, una apariencia engañosa, un montaje”.26

Al continuar con la argumentación anterior, se encuentra otro momento en que dicha alegoría tiene una
transformación en uno de sus atributos fundamentales de la Alegoría de la Libertad de Ripa; en cambio del gato
se encuentra un león a la derecha de la joven.

21 Ob. cit., Iconología. Tomo II, p. 18.

22 Ob. cit., Iconología. Ripa, Tomo II, p. 400.

23 Ob. Cit., p. 470.

24 Burke, Peter. Hibridismo cultural. Madrid, Ed. Akal, 2010.

25 Se exhibió el original en las celebraciones del 20 de julio, pero se expone como cuadro conmemorativo en la Exposición Nacional de Arte
e Industria y merece un premio por su trabajo de caligrafía el artista Cárdenas. El Día, 9 de agosto de 1846.

26 Le Goff, J. El orden de la memoria. El tiempo como imaginario, p. 239.

56 57
Imagen 4.
Facsímil del Acta de la Revolución del En este caso se manda reproducir por el Consejo Nacional, direc-
20 de julio de 1810, Víctor Sperling, tor de de las celebraciones del centenario27, el Facsímil del Acta de la
1910, detalle. Fotografía Mario O. Revolución del 20 de julio de 1810 realizada por Simón José Cárdenas
Fernández, David Cohen y litografiada por la imprenta de Lemercier en París. El motivo es la
celebración del Centenario de la Independencia de 1910. Dichas re-
producciones se hacen en la imprenta de Víctor Sperling en Leipzig.
Una de ellas, como ya se había aludido, se depositó el 20 de julio en
la urna centenaria. Se está en la hegemonía conservadora, iniciada con
el periodo de la Regeneración y la Constitución de 1886.

Facsímil del Acta de la Revolución de 1810. Imprenta


de Víctor Sperling 1910.

¿Por qué se cambió el gato por el león? ¿Quién o quienes lo


decidieron? ¿Qué papel pudo haber tenido la Academia Colombia-
na de Historia y la Escuela de Bellas Artes27 en ello? ¿Por qué bajo
un gobierno conservador se mantiene la copia del escudo del facsí-
mil Cárdenas-Lemercier que se asocia con el liberalismo, cuando ya
se había establecido otro como símbolo nacional oficial?

Muchas interpretaciones se pueden hacer, ante la dificultad de en-


contrar documentos que den información específica. Pero si es evi-
dente en el caso de la Alegoría de ésta reproducción, el cambio del
gato por el león al lado derecho de la mujer.

La presencia del león, revisando las alegorías de Ripa, se puede


asociar por el concepto y similitud iconográfica a la representación de la Alegoría de la Razón de Estado28 en Imagen 5.
cuanto al animal que le acompaña, porque los demás atributos y características de la mujer de ésta alegoría Razón de Estado, detalle. Fotografía
difieren de la de la Libertad. Mario Omar Fernández y David Cohen

Razón de Estado: “Mujer armada de Coraza, Yelmo y Cimitarra…Con la diestra sostiene una varilla…
Tendrá además la diestra (¿traducción?) firmemente apoyada en la testa de un león…Se ha de poner Imagen 6.
un león a su lado en esta figura, pues su natura es semejante a la de aquellos que, en atención a Cybeles, República Romana.
la razón de Estado intentan de continuo ser superiores a todos, simbolizándose con el mentado Getty Villa 57.AA.19. Marshall
animal la vigilante custodia y fortaleza que se debe mantener para lograr la conservación y do- Astor - Food Pornographer http://
minio del Estado”. (Cesare Ripa, Iconología. Madrid, Ed. Akal, 1987. Tomo II, pp. 248-250). www.flickr.com/photos/lifeontheed-
ge/345508090/sizes/o/)
Durante el siglo XIX tanto las repúblicas y naciones europeas como las americanas adoptarán
al león, ya sea por relacionarse con la autoridad, soberanía y madurez, dentro de las muchas
significaciones otorgadas a dicho animal, cuyas fuentes proceden también del heterogéneo
legado grecorromano, cristiano, renacentista y monárquico.

Por ejemplo, el león acompaña a la diosa Cybeles a quien en el calendario de la república


romana en el siglo II dc se le otorga una fiesta, la Megalesia. Al igual que el pileus o gorro
frigio esta diosa proviene de Asia Menor, Frigia o Freonia. Se considera la Magna Mater de
todos los dioses. Y la Hispania, Península Ibérica, bajo el Imperio Romano se representó
con una mujer y un león.

Los cambios, fusiones alegóricas y el volver a lo antiguo con el neoclasicismo reivindica


representaciones a las que se les da una impronta política consolidándose como represen-

27 Ver: Trayectoria de un documento: el Acta de la Revolución de 1810 o Acta de la Independencia de Colombia.

28 27 Tanto la Academia de Historia Colombiana como la Escuela de Bellas Artes asesoraban institucionalmente en
la elaboración de formas de representación de imágenes en documentos de carácter oficial.
28
Ob. cit., Iconología, pp. 248-250.

58 59
Imagen 7.
Alegoría de España, Juan Gálvez, 2. Un escudo sensible a los cambios políticos e ideológi-
pintor de Fernando VII, ‘Salón
de Consejos’ en el Palacio Real
cos. De la República de la Nueva Granada a la Re-
del Pardo. Madrid, sf. 1http:// pública de Colombia.
www.flickr.com/photos/iesluisve-
lez2006-2007/with/2410216714/ De los símbolos que tienen una significación de mayor abstracción con
referencia a un discurso de conformación de república y de nación son
las banderas y los escudos. La diferencia entre estos símbolos patrios y
las alegorías está en que las últimas personifican, por lo que se hacen
más asequibles y permiten asociaciones con creencias. Es el caso de las
relaciones populares entre las alegorías de la Libertad o República, con
las imágenes del culto mariano católico o su santoral femenino.29 Las
banderas y escudos se retraen a estos usos o inferencias. Mas no por
ello encierran como representaciones maneras de pensar, de idealizar.

El escudo que se reproduce en el cuadro conmemorativo del Acta de


la Revolución del 20 de julio de 1810 por Cárdenas-Lemercier es otra imagen
que le otorga un sentido conmemorativo y de gran relevancia al docu-
mento. Éste, como escudo de la República Colombiana, potencializa su
carácter de documento-monumento.

De manera semejante a las alegorías Libertad-República comentadas en


el apartado anterior, el escudo tiene algunos cambios: uno que corres-
ponde al mencionado primer facsímil, en la franja inferior, con respec-
to a los barcos que navegan de lado y lado del Istmo de Panamá, y el
segundo, visible en la reproducción del Banco de la República de 1952,
con referencia al orden y dirección de las franjas de colores de las banderas
que lo acompañan.

La reproducción del escudo en Cárdenas–Lemercier tiene en sus aspectos


taciones cívicas que no sólo se basan en las imágenes sino en la familiaridad fundamentales lo establecido por Ley del 9 de mayo de 1834 que designa las
con textos clásicos, modelos de la grandeza grecolatina, que en el caso de armas y el pabellón de la República,, periodo de la presidencia de Francisco
la Regeneración y Hegemonía Conservadora, tienen un gran papel en el de Paula Santander:
discurso político-ideológico y en el vínculo esencial de unidad nacional: la
lengua, herencia de la “Madre España”. “Artículo 1°. Las armas de la Nueva Granada serán un escudo dividido en tres
Imagen 8. fajas horizontales, que llevarán en la superior, sobre un campo azul, una granada
República de España, Agustín Que- Con la Regeneración y Hegemonía Conservadora se pone fin al sistema de oro, con tallo y hojas de lo mismo, abierta y graneada de rojo. A cada uno de sus
rol y Subirats. Frontón de la Biblio- federalista del liberalismo radical y a su Constitución de 1863; se aboga lados una cornucopia, ambas de oro, inclinadas y vertiendo hacia el centro, monedas
teca Nacional de España, Madrid, a partir de la Constitución de 1886 por el centralismo, pasa de Estados la del lado derecho, y la del izquierdo frutos propios de la zona tórrida…”.
1892-1903. http://en.wikipedia. Unidos de Colombia a la República de Colombia, cuya legitimidad como
org/wiki/File:Biblioteca_Na- Estado-Nación, reside en la soberanía –ya se ha perdido Panamá- y en el “Artículo 2°.En la del medio, sobre un campo de color platina, un gorro rojo
cional_de_Espa%C3%B1a_ revivido legado hispano de la lengua castellana y la religión católica. enastado en una lanza, como símbolos de la libertad…”.
(Madrid)_02b.jpg
Estos procesos de transformación e hibridación hacen muy problemáticas “Artículo 3°. En la interior llevará el Istmo de Panamá de azul, los dos mares ondea-
las identificaciones e interpretaciones iconográficas, y más aún cuando se dos de plata, y un navío de negro con sus velas desplegadas en cada uno de ellos, lo que indicará
refiere a la Alegoría de la Libertad en territorios americanos, por sus particu- la importancia de esta preciosa garganta, que forma parte integrante de la República”. Imagen 9.
lares procesos de constitución civil y moderna, mediados por guerras civiles Facsímil del Acta de la Revolución del
que incluyen formas de querer ver y proyectar en las representaciones un “Artículo 4°. Estará el escudo sostenido en la parte superior por una corona de laurel, de verde, pendiente del pico de 20 de julio de 1810, Víctor Sperling,
discurso político, según el partido que esté en el poder. un cóndor, con las alas desplegadas y en una cinta ondeante…”. 1910, detalle. Foto, Mario O. Fernán-
dez, David Cohen.
La alegoría con su compleja simbología “monumentaliza” el Acta, in- “Artículo 5°. El escudo descansará sobre un campo verde, adornado de algunas plantas menudas”. Codificación Na-
troduce un espíritu de mito fundacional y como todo símbolo enun- cional, Tomo V, años 1833, 1834 y 1835. Bogotá, Imprenta Nacional, 1925, pp. 179-180.
cia una epifanía, un nuevo origen, un amanecer, une las dos caras
distintas de la moneda: el acta de contenido juntista con la repre-
sentación de la libertad, una libertad cívica, republicana, victoriosa
y generadora de la paz mediante el facsímil de Cárdenas-Lemercier.
Luego con la reproducción de éste por Víctor Sperling, el león ya
representa una Nación-Estado soberana y madura. Es decir, el Acta
de la Revolución del 20 de julio de 1810 representa la independencia
nacional de la República de Colombia en el discurso de la hegemo- 29 Ver: La Virgen de Guadalupe en México, y Santa Librada en Panamá o Colombia, entre otras imágenes femeninas que se relacionan con la
nía conservadora y volverá, en un rito de renovación, a cobrar presen- Alegoría de la Libertad en las historias independistas de muchos países. La usual simbiosis popular y política de lo celebrativo-patriótico
cia al salir de la urna centenaria el 20 de julio de 2010. con lo cúltico-religioso, donde se refuerza mutuamente la sacralización e inmortalización.

60 61
En cuanto a las banderas, una de cada lado del escudo, cumple en sus colores y
Imagen 10. disposición de las franjas con lo establecido igualmente en por la Ley del 9 de
Escudo de la República de la Nueva mayo de 1834 en su artículo 6°. “Los colores nacionales del la Nueva Granada
Granada. Facsímil Cárdenas- serán rojo, azul y amarillo. Estarán distribuidos en el pabellón nacional en tres
Lemercier, sf. Fotografía, Mario divisiones verticales de igual magnitud. La más inmediata al asta, roja; la división
Omar Fernández/ David Cohen central azul, y la de la extremidad amarilla”.30

Cabe anotar que esta misma ley derogó la del 15 de diciembre de 1831, donde
se cambió el nombre de Estado de la Nueva Granada por el de República de la
Nueva Granada y, por lo tanto, el escudo y pabellón aluden a este último.

Observando los dos escudos y comparando, el dispuesto tal como lo reglamenta


la Ley del 9 de mayo de 1834 y el de la reproducción de Cárdenas-Lemercier,
se encuentran algunos cambios que bien pueden pasar por insignificantes, si se
tiene en cuenta el contexto de dichas reglamentaciones caracterizadas por la am-
bigüedad de los textos que se realizan acerca de los escudos y banderas, sus cam-
bios e interpretaciones en el transcurso del siglo XIX y comienzos del siglo XX.
Sus redacciones muchas veces no son claras y, por ello la poca rigurosidad en las
interpretaciones y reproducciones de sus diversos elementos iconográficos. Varios
autores31 señalan esta problemática porque no había un profundo conocimiento
de la emblemática.

Uno de los cambios en la reproducción es que en la disposición de la ley aludida,


el escudo reposa sobre un campo adornado con algunas plantas menudas. En el
facsímil no aparecen las plantas. Esta ausencia, iconográficamente puede no alte-
rar la significación en conjunto del escudo. Pero hay un cambio muy interesante
y que sí implica interrogantes al respecto, ya que no puede ser una confusión en
la interpretación de la disposición de la ley aludida. Es el de la representación en
la franja inferior del escudo del navío negro, con sus velas desplegadas en cada uno
de los mares del Istmo de Panamá. Se entiende que son dos navíos con las velas
desplegadas y solo se aprecia con tal característica el que está en el Mar Atlántico,
porque el del Mar Pacífico es negro, un “barco a vapor” que por ello no tiene velas
desplegadas.

Este último detalle es muy interesante, aun sin conocerse hoy en día el dibujo
y caligrafía primeros del cuadro conmemorativo del Acta, elaborado por Simón
Cárdenas, y que se utilizó como patrón original para la reproducción litográfica
de Lemercier en París. Este cambio es muy particular porque tanto en el periodo
presidencial del General Santander (1832-1837), cuando se decreta la Ley del 9 de mayo de 1834, como en Imagen 11 (arriba).
el primer periodo de Tomás Cipriano de Mosquera (1845-1849), no se conocen transformaciones oficiales al Escudo de la República de la Nueva
respecto en el escudo32. Si es notable destacar que en este periodo de Mosquera a partir de 1846, se establece Granada 1834-1861. Bohórquez Casa-
consagrar a todos los 20 de julio33 como aniversarios de la proclamación de la Independencia; y en la Plaza llas, Luis A. Símbolos patrios colombia-
Mayor para la celebración en dicho año, se inaugura la escultura de Simón Bolívar, realizada por el italiano nos, Bogotá, Colección Presidencia de la
Pietro Tenerani que se acompaña con los festejos cívicos y religiosos que incluye la Exposición Nacional de República, volumen VI, 1980.
Industria y Arte -en cual Cárdenas exhibe su dibujo y caligrafía del acta del cuadro conmemorativo del Acta
de la Revolución del 20 de julio de 1810- y recibe premio por ello. Este tipo de evento se había iniciado desde Imagen 11 (centro).
el 20 de julio de 1841. Escudo de la República de la Nueva
Granada. Facsímil Cárdenas- Lemer-
Entonces, pudo haber sido una reinterpretación del artículo quinto de la mencionada ley de parte del artista cier, 1850. Fotografía, Mario Omar
Cárdenas, pero es más factible que haya sido una recreación de quien estuvo a cargo personalmente de la di- Fernández/ David Cohen

30 Ob. cit., Codificación Nacional, Tomo V, años, 1833, 1834 y 1835. Bogotá, Imprenta Nacional, 1925. pp. 179-180.

31 Ver: Bohórquez Casallas, Luis A. Símbolos patrios colombianos. Bogotá, Colección Presidencia de la República, volumen VI, 1980.

32 Ver: Luis A. Bohórquez Casallas. Símbolos patrios colombianos. Bogotá 1980, Colección Presidencia de la República, volumen VI.

33 González Pérez, Marco. “La fiesta republicana en Colombia. Siglo XIX”. En Fiesta y nación en Colombia, 2007. Bogotá, Editorial del Ma-
gisterio.

62 63
rección de la publicación de la litografía en París y su propietario: el comerciante y Aquí, nuevamente el documento es monumento, conmemora no sólo lo imaginado del pasado sino lo ima-
viajero Rafael Duque Uribe. Se supone e infiere ésta hipótesis por las condiciones ginado y deseado del presente. Y en este caso se aleja de las normas institucionalizadas por decreto: el escudo
personales del mentor: Duque Uribe es de los pocos viajeros de la época que no nacional como símbolo lleva de lado y lado del Istmo de Panamá un barco de tres palos y velas desplegadas,
sólo va a Europa sino a Oriente, según los datos del historiador Martínez34 en sus ningún barco a vapor. Es un hispanismo oculto o explícito el que considera que con los barcos de velas des-
estudios acerca de la literatura colombiana de viajes en el siglo XIX. plegadas se le hace un homenaje a Cristobal Colón.

La élite colombiana a partir de 1840, tanto conservadora como liberal, de manera El facsímil del Acta de la Revolución del 20 de julio de 1810 elaborada por Víctor Sperling en Leipzig, para
similar a las élites latinoamericanas, hace viajes frecuentes al exterior debido a la gene- la conmemoración del Centenario de la Independencia en 1910, no tendrá cambios en el escudo. Pero en la
ralización de la navegación a vapor. Mas no sólo por mostrar su prestigio y capacidad reproducción del facsímil de Sperling realizado por el Banco de la República en 1952, se actualiza únicamente
económica sino por manifestar su contacto con la modernidad europea y sentirse, en la bandera en sus colores amarillo, azul, rojo y en la disposición de las franjas de manera horizontal.
el caso de conocer Oriente, en situación de pares con los europeos frente a la llamada
“barbarie” de los pobladores de dicha tierra. Curiosamente la mayoría de viajeros El facsímil del cuadro conmemorativo del Acta de la Revolución del 20 de julio de 1810 de Simón Cárdenas, lito-
colombianos a Oriente son conservadores, entre ellos sacerdotes. La presencia cada grafía acuarelada por Lemercier entre 1846-1851 y reproducida en 1910 por Víctor Sperling es un documento-
vez más contundente del liberalismo radicalizó su religiosidad cristiana y entre el imagen que en su función y uso “…constituye un testimonio de ordenamiento social del pasado y sobre todo
ambiente de la restauración de las monarquías, la santa alianza europea y una for- de las formas de pensar y de ver las cosas en tiempos pretéritos”. 37
mación influenciada por los relatos de viajes de Chateaubriand y Lamartine les hace
percibir que lo civilizado de Oriente es precisamente la presencia del cristianismo
occidental. Y es a partir de ello que Palestina y Egipto son los destinos obligados de A manera de consideraciones generales
sus viajes -muchas veces de exilio voluntario- por ser las tierras de Jesús. De sus viajes
hacen memorias y las divulgan a manera de pedagogía cristiana en sus impresiones y Son más las preguntas que las respuestas en este facsímil, porque son muchos los hilos que se entretejen en las
reflexiones de las tierras santas. Combinan el espíritu moderno con el cristianismo. construcciones de las representaciones de independencia y de nación: memorias, ideales, ideologías, luchas,
tensiones y emociones. Lo claro es que se requieren los símbolos para intentar condensar ideales y realidades
Rafael Duque Uribe es conservador y forma parte del grupo privilegiado de los aludi- en los procesos de cambio y de institucionalidad política. No en vano son representaciones de poder.
dos viajeros. Llega a Europa en 1849 y regresa en 1851 -tiempo en el que lleva el dibujo
de Cárdenas a litografiar en la imprenta de Lemercier y trae las reproducciones para Una Alegoría como la Libertad alcanza, a finales del siglo XVIII y durante el siglo XIX, connotaciones par-
venderlas-. Viajará a París nuevamente en 1857 y luego a Oriente con el Presbítero ticulares, pasando de personificar un concepto a ser un valor cívico y republicano. En esta transferencia se
don José Santiago de la Peña. De sus cartas de viaje a la familia -Duque Uribe muere hibridiza con otras alegorías según los requerimientos. Viaja y se viste según el lugar para dialogar y hacerse
en 1862- se autoriza al escritor, también conservador, José Caicedo Rojas a redactar cercana. Se le convoca a las fiestas y las celebraciones entre paganas y sacras; las mujeres se visten como ella en
y publicar Recuerdos de la Tierra Santa. Apuntamientos del viaje que hizo á la Palestina, en los desfiles, se le quiere como a la Virgen de Guadalupe, se le asocia y confunde con Santa Librada. Entre las
1858, el granadino señor doctor Rafael Duque Uribe, publicado en 1869. ciudades letradas latinoamericanas merece monumentos, relieves, pinturas, afiches, grabados y formar parte
de la aguda y mordaz caricatura política.
Se puede decir que el mentor y propietario de la litografía del cuadro conmemorativo
del Acta de la Revolución del 20 de julio de 1810 tiene muy claro el sentido de moder- El Acta de la Revolución del 20 de julio de 1810 como documento se transforma en un monumento, porque
nidad de la época, como viajero y comerciante es uno de los que naturaliza el hecho se hace del primero un símbolo conmemorativo: objeto-texto, objeto-imagen. Es tanto una unidad como un
que tanto los transportes fluviales y marítimos sean los propicios para el progreso. caleidoscopio de sugerencias, discursos e intenciones.
Vive directamente, por su experiencia local e internacional, los tiempos del gran
empuje e insiste en lograr una infraestructura de comunicación y comercio acorde Se comporta como caleidoscopio en la superposición de tiempos, personajes, acontecimientos, dejando in-
a los logros de la revolución industrial occidental. Es entonces, un privilegiado que quietudes, sospechas y dudas en ese diálogo entre lo que dice y no dice.
se ha familiarizado con las posibilidades de construcción de nación moderna, con
la adquisición de nuevas tecnologías. El famoso facsímil del cuadro conmemorativo del Acta de la Revolución del 20 de julio de 1810 no solo lo es
por la Alegoría sino por todo lo que en él se encuentra: el escudo nacional, la ornamentación, las filacterias con
Rafael Duque Uribe tuvo que conocer las grandes dificultades de acondicionar los distintos nombres de precursores, próceres y hombres, que de una manera u otra construyeron la nación.
dichas tecnologías a las condiciones de los ríos, en especial del Magdalena35. Des-
pués de su muerte, pese a la geografía compleja del territorio, al desgaste político y El escudo local se hace nacional en las reproducciones posteriores, la de Sperling y la del Banco de la Repúbli-
desangre económico por las continuas guerras civiles, llega para quedarse en el país ca, y mantiene su anacronismo, pese a la actualización de las franjas y colores de la bandera.
el barco a vapor. Pero durante muchas décadas recorre, más con el deseo que en
la realidad, el Magdalena porque sólo en la década de 1870 se tienen más barcos, Es un documento-monumento que entre su reescritura nos invita al anacronismo de un acta juntista, la libertad
Imagen 13 (arriba). se cuenta con más puertos y llega la locomotora. La Guerra de los Mil Días entorpece dramáticamente lo triunfante y victoriosa, la república soberana y madura, la Revolución Industrial, las fiestas cívicas y naciona-
Detalle. Franja inferior del escudo de logrado, pero entre la pérdida del canal de Panamá y la conmemoración del Centenario de la Independencia les del 20 de julio, las fuentes clásicas e ilustradas de las que hace gala, y la problemática de la historiografía
la República de la Nueva Granada, se retoma la empresa de modernizar la infraestructura del país y se introducen más cambios36. nacional que ha abordado el tema.
Casallas, 1980
Hasta ahora empieza el develar de la opacidad que es ese, “más lo que hay que revelar y hay que describir”.38
Imagen 14 (centro).
Detalle. Franja inferior del escudo de
la República de la Nueva Granada.
34 Martínez, Frédéric. “Los relatos de viaje a Oriente en el debate político colombiano (1847-1875)”. En: Historia y sociedad, No. 3, Bogotá,
Facsímil, Cárdenas-Lemercier.
Universidad Nacional de Colombia, 1996, pp. 103-115.

Imagen 15 (abajo). 35 Fischer, Thomas. “Empresas de navegación en el río Magdalena durante el siglo XIX: dominación extranjera y lucha por el monopolio”.
Detalle. Franja inferior del escudo de la En Dávila Ladrón de Guevara, Carlos (editor), Empresas y empresarios en la Historia de Colombia. Siglos XIX y XX, 2003, Bogotá, Ed.
República de la Nueva Granada. Barco Norma, p. 991. 37 Ob. cit., Burke, P. Visto y no visto. El uso de la imagen como documento histórico, p. 236.
a vapor en el mar pacífico del istmo de
Panamá Facsímil, Cárdenas-Lemercier. 36 Mejía Pavony, Germán Rodrigo. Los años del cambio. Historia urbana de Bogotá 1820-1910, 200, Bogotá DC, Ed. Universidad Javeriana. 38 Foucault, Michel. La Arqueología del saber. México, Ed. Siglo XXI, 1991, p. 81.

64 65
Bibliografía
Alciato. Emblemas. Madrid, Ed. Akal (Edición y comentarios de Santiago Sebastián), 1985 Rey-Márquez, Juan Ricardo. “Nacionalismos aparte: antecedentes republicanos de la iconografía na-
cional”.
Bohórquez Casallas, L. Símbolos patrios colombianos. Bogotá, Colección Presidencia de la República,
volumen VI, 1980. http://unsam.academia.edu/JuanRicardoReyM%C3%A1rquez/Papers/296047/Nacionalismos_
aparte_Congreso_colombiano_de_historia_
Borda, I. El Libro de la Patria, Bogotá, 1894.

Burke, P. Visto y no visto. El uso de la imagen como documento histórico, Barcelona, Ed. Crítica, 2005.
Índice de imágenes
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66 67
múltiPles y singulares. el diagnóstico
de las actas de la revolución de 1810
Múltiples y singulares. El diagnóstico Este tipo de conocimiento basado en indicios, que Ginzburg denomina paradigma cinegético (2004, p.
80), constituye una de las formas más antiguas de aproximación al saber que es comparada con el arte
de las actas de la revolución de 1810 del cazador, en el sentido de interpretar las huellas y poder “pasar de manera inmediata de lo conocido a lo
desconocido” (ibíd., p.113). Según Ginzburg, “lo que caracteriza este saber, es la capacidad de remontarse desde
datos experimentales aparentemente omitibles, hasta una realidad compleja no directamente experimentada (…)”.
(ibíd., p. 80).

David Cohen Daza Debido a que el diagnóstico se basa en el estudio de indicios (indicadores de alteración) para poder establecer
Director relaciones más amplias (es decir los deterioros y sus causas), es que se desprende el hecho que sea una inter-
Programa de Conservación y Restauración de Bienes Muebles pretación, en tanto tiene una dimensión completamente subjetiva, a pesar de que en ocasiones se valga de
Facultad de Estudios del Patrimonio Cultural métodos propios de las ciencias exactas.
Universidad Externado de Colombia
Aunque el diagnóstico se realiza mediante herramientas científicas, dado que todo deterioro es el resultado de
una alteración de la materialidad de una obra, no debería limitarse únicamente a la materialidad, puesto que,
lo que determina que una alteración sea comprendida como un deterioro no es la naturaleza de su afectación
sino las implicaciones que tiene (efectos) para poder entender el objeto y sus valores.

Introducción Bajo esta mirada y retomando el carácter indicial del conocimiento que produce, aunque el diagnóstico tiene

E
un componente objetivo en la medida en que, por ejemplo, nadie duda que la luz causa oxidación al papel, es
l presente artículo tiene como objeto mostrar los resultados de la investigación con respecto en realidad una interpretación subjetiva que depende de la comprensión del objeto “(…) a la luz de su historia,
al diagnóstico y documentación de los diferentes ejemplares de las Actas de la Revolución de de sus valores, de su técnica de manufactura, del entorno en el cual se encuentra y de la función y el uso que ha tenido y
1810, dentro del contexto del trabajo del grupo de investigación Conservación del Patrimonio tiene actualmente” (González, 2002, p. 6); y desde luego, también de su estado de conservación.
Cultural, inscrito en Colciencias.
Este enfoque y la dificultad que implica por un lado establecer cuáles son los valores de un objeto, particu-
El proyecto marco, denominado Tras las huellas del acta, fue una iniciativa que comenzó a desarrollarse a fi- larmente de uno como las Actas de la Revolución de las cuales existen numerosas ediciones y ejemplares, y
nales de 2009, con la aparición casual de una de las actas que pretendía ser “única y original”. A partir de las por otro, cómo medir su pérdida (para el objeto mismo o para las relaciones que establece con otros objetos
preguntas en torno a este objeto, del cual, a pesar de ser tan importante, no se sabía nada en concreto, con- cuando se trata de una colección), resulta uno de los ejes fundamentales en los que se basa la metodología de
dujo a que se planteara un proyecto más amplio que abordara distintas preguntas en torno a su materialidad, Gestión de Riesgos para el Patrimonio Cultural, desarrollada recientemente por el Centro Internacional para el
su época, su contexto de creación y su estado de conservación. Estudio de la Conservación de los Bienes Culturales (ICCROM), el Instituto Canadiense de Conservación
(CCI) y el Instituto Holandés de Patrimonio Cultural (ICN).
De ese modo, comenzaron a ubicarse y caracterizarse diferentes ediciones del acta, localizadas en distintas
instituciones como el Museo de la Independencia – Casa del Florero, el Museo Francisco José de Caldas de Pensar en términos de “riesgos” en lugar de “deterioros”, implica así mismo que éstos no se den como un
Bogotá, el Museo Nacional de Colombia, el Archivo General de la Nación, la Universidad del Rosario de hecho ocurrido que merece una explicación, sino más bien, que puedan proyectarse sus efectos (o incluso su
Bogotá, la Academia Colombiana de Historia y el Archivo Distrital de Bogotá, además de algunas copias en posible aparición); en esa medida, el proceso de diagnosis se configura también como una prognosis que permite
tenencia de particulares. tomar decisiones basadas en el riesgo (ICCROM – CCI, 2009, p.10).

La indagación y los resultados de esta primera parte de la investigación, en donde aparecen distintas versiones
(1850, 1910, 1952) y diferentes ejemplares de cada una, hizo necesario adaptar el modelo que normalmente se Diferencias entre las similitudes: El significado cultural de las actas
emplea para llevar a cabo el diagnóstico de una obra “singular” o de una colección, puesto que no se trataba
ni de lo uno ni de lo otro. Para poder establecer cómo los deterioros presentes en las diferentes ediciones del acta pueden entenderse
como tal, es decir, desde la perspectiva ya no de simples alteraciones de la materialidad, sino más bien, desde
En ese sentido, la perspectiva desde la cual se sitúa la investigación, se realizó a partir de una comprensión del el punto de vista de la pérdida o transformación de sus valores, se hace necesario establecer cuáles son esos
diagnóstico más global, que sin perder de vista la materialidad, trata de responder una pregunta fundamental: valores y sobre todo, cuál es el significado cultural de estos objetos.
¿En qué medida y de qué forma las alteraciones materiales conducen a la pérdida del significado cultural de
un objeto, considerándose como deterioros? Una de las problemáticas que surge aquí, es el hecho de equiparar la valoración con el significado cultural,
pues este último es mucho más amplio y no se centra tanto en las características físicas de las obras, como en
Para comprender la pérdida del significado cultural, es necesario establecer primero cuáles son los valores y los contextos (sociales y culturales) que determinan su importancia.
en qué se fundamentan, es decir, cómo se construye y se entiende ese significado, en este caso no sólo de un
objeto sino más bien de un conjunto de ediciones diversas. Tal y como lo señala Castillo (2007, p. 21) “(…) la valoración ha estado supeditada al método omnicomprensivo de
interpretar la realidad en donde lo verdadero (verdad objetiva), lo bueno (verdad moral) y lo bello (verdad estética), explican
Vale la pena señalar, que paralelo al desarrollo de la investigación y en función de los resultados obtenidos, criterios como la autenticidad, la antigüedad y la forma”.
cinco de los ejemplares del Acta de la Revolución fueron recuperados dentro del Taller de Conservación y
Restauración de Bienes Gráficos y Documentales del Programa de Conservación y Restauración de Bienes A este respecto, el Acta de la Revolución de 1810 como alegoría, es un objeto que fue realizado en una primera
Muebles de la Universidad Externado de Colombia. instancia como un dibujo, por Simón José Cárdenas, del cual no queda un rastro que se pueda seguir1, aun-
que en el Museo Nacional de Colombia se conserva un grabado hecho por él, donde se observan elementos
plásticos similares a los que se encuentran en el Acta (ver imágenes 1 y 2).
El diagnóstico en conservación – restauración
En el sentido más general, el diagnóstico se fundamenta en el conocimiento de un determinado problema
a partir de la interpretación de sus síntomas, es decir, de aquellos indicios que nos permiten establecer, a
partir de su análisis y sobre todo de su interpretación, cómo fue el proceso que condujo a que un fenómeno
cualquiera se presentara. 1 Ver: Trayectoria de una alegoría: El Acta de la Revolución de 1810 o Acta de la Independencia de Colombia.

70 71
Imagen 1.
Dibujo elaborado por
Simón José Cárdenas.
Colección, Museo Nacional
de Colombia

Cárdenas fue en efecto mucho más famoso como calígrafo que como pintor y al margen de la importancia que
tuvo en la creación de la Academia de Dibujo y Pintura, ha sido criticado por ser “popular” y tener mal gusto:

Aparte de los dibujos del Acta, ya mencionados, solo conocemos unos pocos marfiles del pincel de Cárdenas, de los
cuales es muestra ejemplar el retrato del general Juan José Neira (…), de dibujo descuidado e ingrato colorido; la leyen- Imágenes 3 (centro)
da alusiva y los ramos de laurel ponen de manifiesto el mal gusto del autor, que muy precisamente representa ideales y 4 (abajo).
artísticos populares de su época. (Giraldo, 1980, p. 53). Centro, acta de la edición de 1850
perteneciente a la Universidad del Ro-
Este hecho es interesante en la medida en que, más allá de las calidades plásticas y estéticas de Cárdenas, la sario. Abajo, cromolitografía de 1850
importancia de su dibujo (es decir su significado cultural) radica en que se constituye como el documento perteneciente al Museo de la Indepen-
auténtico, la base de las reproducciones gráficas posteriores. dencia – Casa del Florero

A partir de este dibujo que tendría el carácter de original, el comerciante


Rafael Duque Uribe, decide realizar una edición seriada en los talleres de
Lemercier en París, hacia 1850, para la venta del público.

Desde su nacimiento como objeto que llega hasta nosotros, la alegoría del
Acta de la Revolución de 1810, que después pasaría a ser reconocida por
diversos motivos como el Acta de la Independencia, no cumple en estricto
rigor con las características propias de una obra de arte, dado que desde
su creación, no mantiene la singularidad, o como lo establecería Walter
Benjamin en 1936: el aura.

El concepto de aura que Benjamin define como la “(…) manifestación irrepeti-


ble de una lejanía” (1973, p. 24), es lo que le da a la obra de arte su unicidad,
su originalidad y su carácter de auténtico en tanto hecho irrepetible. Evi-
dentemente la reproductibilidad de la obra de arte transforma este orden
en donde “Incluso en la reproducción mejor acabada falta algo: el aquí y el ahora
de la obra de arte, su existencia irrepetible en el lugar en que se encuentra” (ibíd.,
p.20).

Imagen 2. Esta frontera en la que el ámbito entero de lo auténtico “(…) se sustrae


Detalle, nótese las similitudes a la reproductibilidad técnica (…)” (ibíd., p. 21), no aparece tan claramente
iconográficas de la Alegoría definida en el caso de litografías como la versión de 1850 del Acta de la
de la Libertad del dibujo Revolución, en la que existen diferencias en cada impresión, que son dadas
y la que aparece en el por sus acabados a mano.
Acta de la Revolución de 1810
impresa en Lemercier. Vale la A pesar de que buscar un “original” auténtico en una reproducción seriada
pena llamar la atención sobre sea un aparente contrasentido, es posible pensar que debido a sus carac-
las limitadas calidades terísticas, las copias de Lemercier, sean en sí mismas “originales” que se
estéticas del dibujo manifiestan a través de diferentes objetos.

Se puede observar dentro de estos ejemplares diferencias decorativas sig-


nificativas que implican, o al menos permiten suponer, una personalización
de las versiones, como en el caso del acta que se encuentra actualmente en
la Universidad del Rosario y en la que aparecen iluminaciones en dorado,
plateado, azul y blanco que la diferencian de todas las demás copias de
Lemercier identificadas (ver imagen 3).

Así mismo y más sobresaliente aún, es uno de los ejemplares que se con-
serva en el Museo de la Independencia – Casa del Florero, y en el que la
edición se realiza a través del uso de diferentes tintas doradas y con una
técnica distinta que se conoce como cromolitografía (ver imagen 4).

En estas copias se observa además el empleo de pigmentos (ver imágenes


5 a 7), que de acuerdo con el análisis de composición realizado por el La-
boratorio de Ciencias de la Conservación de la Universidad Externado de
Colombia, corresponden a materiales de alta calidad y un elevado costo
para la época. Así por ejemplo, los análisis científicos permitieron identi-
ficar el pigmento conocido como cinabrio o rojo bermellón (HgS) para la
iluminación de los penachos en los escudos laterales (muestra TE-17-2011.
IV-03), un pigmento que, a pesar de ser conocido y explotado desde la an-

73
Imágenes 8 (arriba),
tigüedad, era excesivamente costoso debido a que “se encuentra distribuido en el mundo de Estas diferencias entre las distintas ediciones, no sólo permiten comprender su importancia y significados, y 9 (centro).
manera amplia pero no abundante” (Gettens, Feller y Chase, 1993, p. 159); en efecto, los sino que además, explican en parte la aparición de algunos deterioros. Arriba, acta de 1850 perteneciente al
autores señalan que una de las razones por las cuales el bermellón ha sido sustituido es Museo de la Independencia – Casa del
precisamente por su costo (ibíd., p. 171). Florero. Centro, acta de Sperling de 1910
El estudio de las alteraciones perteneciente al Archivo de Bogotá.
Otros pigmentos identificados como el sulfuro de plata (muestra TE-17-2011.IV-06) o el
azul de cobalto (muestra TE-17-2011.IV-05), eran igualmente costosos (Doerner, 1998, p. El estudio de las alteraciones y en especial su comprensión como deterioros o no,
68); este hecho por sí mismo (más allá del precio) lo que evidencia es un esmero en las es una parte fundamental del proceso de diagnóstico. Para el caso de las actas de
decoraciones y en la elaboración misma de estas actas. la revolución, se emplearon diversas técnicas de análisis científico en función de
las diferentes problemáticas identificadas.
El empleo de materiales costosos y los acabados a mano, resultan elementos relevantes
para establecer el significado cultural de esta serie de objetos, en tanto que, aunque todas Dentro de las herramientas de análisis se destacan los métodos globales de examen
las actas sean reproducciones, el proceso mismo de la edición de 1850 las diferencia de que, como su nombre lo indica, permiten dar una mirada general a la obra sin
las posteriores ediciones realizadas por Sperling (Leipzig, 1910), Medina e Hijo (Bogotá, requerir la toma de muestras. Estos métodos se basan “(…) en el empleo de radiacio-
1910) y el Banco de la República (Bogotá, 1952). nes tanto visibles como invisibles al ojo humano” (Gómez, 1998, p.157) y su aplicación
permitió obtener valiosa información para la interpretación de las alteraciones.
Y es que en este punto, las copias de 1850 no resultan ser más importantes que las otras
por sus características técnicas, (como hemos visto en algunos casos extraordinarias) o La fluorescencia de ultra violeta (UVF) por ejemplo, cuyo principio se fundamen-
porque sean las más antiguas (o al menos las primeras que se sabe se produjeron), sino ta en la detección de la luz visible que emiten las sustancias ante la excitación que
más bien, porque se constituyen en una imagen alegórica de un documento que consti- les provoca la luz ultra violeta, permitió reconocer intervenciones anteriores en
tuyó una pauta de representación, amén de las diferencias iconográficas que en cada edi- algunos de los ejemplares, así como la condición de los barnices y recubrimientos,
ción se fueron introduciendo2. Por otro lado, la construcción política de un documento revelando detalles que no son posibles de observar a simple vista (ver imagen 11).
de cabildo, es decir el Acta como tal, a través de una imagen “artística”, significó un salto
cualitativo en la comprensión del documento como obra o como objeto-monumento3. Otra de las técnicas globales empleadas fue la luz rasante, que consiste en hacer
incidir un haz de luz en un ángulo de inclinación entre 10° y 30° con respecto a
A este respecto se puede inferir que además de las razones económicas que evidentemen- la superficie de la obra, acentuando de ese modo irregularidades en el plano, do-
te condujeron a Duque Uribe a realizar una reproducción en serie, subyacía un elemento bleces y deformaciones, además de características propias de la técnica decorativa,
político de fondo y una intención de adornar y quizás elevar a la categoría de obra de arte, como el brillo del encolado de algunos de los ejemplares de la edición de 1850 que
un documento ordinario que provenía de un libro de cabildo. todavía lo conservan (ver imágenes 12 y 13).

Los compradores del Acta de la Revolución, que cuando llega al país hacia 1851 ya se De igual forma se emplearon macro y micro fotografías con aumentos de entre 5 y
promociona como “Acta de la Independencia”4 no estaban tan sólo adquiriendo una obra 20 veces el tamaño normal, para la observación y documentación de detalles que
hecha para la mera contemplación, estaban comprando, en el fondo, un manifiesto político. por su escala escapan a la visión del ojo humano, y que resultaron de gran impor-
tancia en la identificación de la técnica gráfica y en la comprensión de algunas
Lo mismo ocurre con las posteriores ediciones de 1910, que a pesar de mostrar una alteraciones (ver imágenes 14 y 15).
calidad inferior a las copias hechas en Francia, y de no tener un proceso manual de aca-
bado que les daba a las primeras una naturaleza más ambigua entre obra y reproducción, Este punto resulta de gran importancia debido a que, a pesar de las distintas tra-
resultan importantes en el contexto de su aparición: la celebración del Centenario de la yectorias que ha tenido cada uno de los ejemplares de las diferentes ediciones del
Independencia (ver imágenes 8 y 9). Acta de la Revolución de 1810 y en particular, a las intervenciones anteriores que
han sufrido y que constituyen una de las principales causas para la aparición de
Por un lado, aparece una copia de la alegoría de 1850, elaborada en Alemania por Víctor Sper- los deterioros, las diferencias entre los materiales empleados para la elaboración
ling, que suponemos debió gozar de cierta relevancia en la medida en que es uno de los obje- de cada versión, en términos de su calidad y aplicación, también explican en parte
tos que la Comisión Nacional del Centenario selecciona para ser colocada dentro de la urna los disímiles niveles de deterioro entre unos casos y otros.
centenaria, y por otro lado, una copia en blanco y negro editada en Bogotá por Medina e Hijos
que ilustra el concepto de reproducción que propone Benjamin, es decir una simple copia. A este respecto la mayoría de ejemplares, a excepción quizás de la copia de 1910
que estaba dentro de la urna centenaria abierta en el marco de las celebraciones
Imágenes 5 (arriba), Pese a que desde el punto de vista artístico las ediciones de 1910 sean de inferior calidad a la edición de del Bicentenario en el 2010 y que actualmente hace parte de los fondos del Archi-
6 (centro) y 7 (abajo). Lemercier y su valoración no pueda darse en los mismos términos, es importante resaltar el gesto político vo Distrital de Bogotá, el resto de ejemplares presentan una serie de alteraciones
Arriba, muestra de pigmento rojo que implicó su impresión como objetos emblemáticos de la Independencia, además, del ámbito nacional, por que en, mayor o menor medida, se relacionan con los procesos de degradación
bermellón vista al microscopio óptico encima del contenido local que expresan y que hace referencia a la revolución de Bogotá. natural de los soportes así como de las condiciones de exhibición.
(20x). Centro, muestra del pigmento
bermellón vista al microscopio electró- De la versión de 1952 del Banco de la República, que es una reedición de la versión de Sperling de 1910, es Así por ejemplo, agentes de deterioro como la luz (principalmente las radiaciones
nico de barrido (40x). Abajo, partícula decir, una copia de una copia, evidentemente no es mucho lo que se pueda destacar, más allá, de lo que podría UV) en conjunción con otros factores como la humedad, han favorecido procesos
de bermellón vista al microscopio ocurrir con cualquier póster facsimilar de esta época (ver imagen 10). de oxidación del papel que implican su oscurecimiento y la pérdida de ciertas de
electrónico de barrido (2000x) sus propiedades físicas, al margen de las diferentes calidades entre las ediciones (ver imagen 16). Imágenes 10 (abajo).
Reimpresión de la versión de Sperling de
Los papeles empleados en la edición de 1850 están compuestos en su mayoría (cerca del 100%) por fibras de 1910, editada por el Banco de la
algodón (muestra TE-10-2011.I-01), lo que favorece su conservación. En cambio, si se compara por ejemplo República en 1952
2 Ver: Un documento/monumento. El facsímil del cuadro conmemorativo del acta de la revolución del 20 de julio de 1810.
con la edición de Sperling (1910) en donde el papel de características semi-industriales tiene tan sólo un
3 Ver: Acta de la Revolución del 20 de julio de 1810: de documento a monumento.
15% de algodón (muestra TE-21-2011.I-01), o con la edición de 1952 (muestra TE-23-2011.I-01) en donde el
papel industrial compuesto por pulpa de maderas coníferas (80%) y latifoliadas (20%), es más vulnerable a
4 Ver: Trayectoria de una alegoría: El Acta de la Revolución de 1810 o Acta de la Independencia de Colombia. presentar procesos de oxidación e hidrólisis ácida.

74 75
Imagen 11.
Acta de 1850 vista bajo luz UV.
Las zonas oscuras corresponden a
intervenciones anteriores.
Colección particular

Imágenes 12 (arriba) y 13 (centro, arriba).


Arriba, detalle con luz normal. Centro, arriba, detalle con luz rasante.
Nótense los brillos.

Imágenes 14 (centro, abajo) y 15 (abajo)


Centro, abajo, ejemplo de macrofotografía (5x); abajo, microfotografía (20x)
El primero de estos procesos que corresponde a los soportes auxiliares, se observó
en algunos ejemplares como la edición de 1850 del Museo Francisco José de Cal-
das de Bogotá, que presentaba un entelado por el reverso, aplicado muy posible-
mente para darle mayor soporte al acta en el montaje. Este soporte de tela, sobre
el cual fue adherida el acta, implicó graves daños para la obra en la medida en que
generó una serie de tensiones causadas por las diferencias de comportamiento
mecánico entre la tela y el papel (ver imagen 18).

Así mismo, el adhesivo empleado para la unión entre el papel y la tela, que de
acuerdo con los análisis microquímicos correspondía a un almidón (muestra TE-
27-2011.VI-02), por su naturaleza ácida provocó la hidrólisis del papel volviéndolo
quebradizo. Adicionalmente, es posible suponer por ciertos indicadores, como la
pérdida de color en las decoraciones acuareladas, que esta obra fue sometida a un
proceso de lavado.

Otro de los ejemplos dramáticos del uso de soportes auxiliares es una de las copias
del acta de la edición de 1850 perteneciente al Museo de la Independencia – Casa
del Florero, que fue pegada a una tabla. El contacto con la madera y el empleo de
un adhesivo que posiblemente era cola de carpintero (proteína animal) aportó acidez al papel, lo que igualmente Imagen 17 (arriba).
aceleró el proceso de hidrólisis; en efecto, las mediciones de acidez del papel en las zonas más oscuras mostraron Ejemplar del acta de la edición del
un pH ácido (pH 3), provocado por el aporte de la lignina que contiene la madera (ver imágenes 19 y 20). Banco de la República de 1952.
Nótese el tono verde
La condición de las tablas generó igualmente serios problemas de tensión diferencial, debido a que el movi-
miento del papel frente a los cambios de la humedad relativa del ambiente, es distinto al que tiene la madera.
Además, las dimensiones de la tabla eran inferiores a las del papel del acta, lo que generó faltantes y pérdidas Imagen 18 (abajo).
en todos los bordes. Los procesos de acidez y oxidación pro-
vocados por la incompatibilidad entre
En cuanto a los recubrimientos, el caso anterior presentaba un barniz de naturaleza resinosa (muestra TE-22- los materiales originales del acta y los
2011.V-01) que debido a su oscurecimiento impedía ver la obra. Algo parecido estaba ocurriendo con la copia empleados en la intervención, generaron
de Sperling (1910) perteneciente al Museo de la Independencia – Casa del Florero daños irreversibles en esta obra
en la cual se identificó un barniz similar (muestra TE-21-2011.V-01).

Sin embargo, a diferencia del caso anterior en el que existían otras copias de 1850
que permitían determinar con certeza que el barniz correspondía a una interven-
Imagen 16. Relacionados con la rigidez y fragilidad del papel, otros deterioros frecuentes corresponden a la acción de fuer- ción, en el caso de la edición de Sperling no se disponían de más ejemplares que
Detalle del oscurecimiento del papel. zas físicas que han generado deformaciones de plano irreversibles, así como dobleces y roturas, provocadas permitieran realizar una comparación, hasta la apertura de la urna centenaria el
Fotografía tomada por las estudiantes seguramente en algunos casos por años de manipulación y depósito inadecuados. Tal es el caso de la copia 20 de julio de 2010, en la que apareció una copia en perfectas condiciones y sin el
del Programa de Conservación y Restau- de la edición de 1952 perteneciente al Museo de la Independencia – Casa del Florero, cuyas deformaciones barniz (ver imágenes 21 a 24).
ración de Bienes Muebles: Jenny Díaz, resultaron ser, a causa de la calidad del papel, casi irreversibles.
Ana M. Jaimes y Suaty Rojas En efecto, la identificación de la copia de Sperling del Museo de la Independencia
Al respecto de la calidad de los materiales, además del tipo de fibras de los papeles, las tintas empleadas en sólo fue posible realizarla al aparecer el acta de la urna centenaria, debido a que la
la impresión también han influido en la presencia de alteraciones. Así por ejemplo, copias de 1850 como la obra del Museo había sido además recortada, perdiendo así la información acerca
cromolitografía del Museo de la Independencia conservan casi intactos los colores, a pesar de tener detalles en de su impresión. Este punto resulta interesante puesto que el cambio en el formato
acuarela, que son mucho más vulnerables a perderse por efecto de la luz (radiación visible). El hecho resulta constituye un ejemplo de los efectos de la disociación como agente de deterioro, en
sobresaliente si se compara este ejemplar con la copia de 1952, que habiendo sido elaborada más de 100 años la medida en que incluso el Museo tenía dificultades para poder realizar una iden-
después, presenta desvanecimiento de los colores y una apariencia verdosa (ver imagen 17). tificación.

En otros casos como el del acta ubicada en la Universidad del Rosario, las condiciones y sistemas de exhi- Ante este panorama, subyacen varias ideas acerca de las condiciones que hicieron
bición han disminuido los efectos de la contaminación ambiental; de ese modo, las decoraciones de este posible la aparición de estos deterioros y que responden en cierta medida, a un
ejemplar de 1850 que, de acuerdo con los análisis científicos, fueron hechas con una pintura a base de plata desconocimiento de estos objetos y su importancia, su contexto de producción y
metálica (muestra TE-17-2011.IV-06), no se han ennegrecido completamente como normalmente sucede a en últimas, de su significado y las razones por las cuales se deben conservar.
causa de la interacción de la plata con el dióxido de azufre atmosférico.

Además de las alteraciones provocadas por razones intrínsecas a la tecnología de cada una de las ediciones de las ¿Y al fin qué, deterioros o alteraciones?
actas, es necesario tratar en este punto las intervenciones anteriores presentes, resaltándolas como el principal
factor de deterioro de estos bienes. De ese modo, ejemplares de una misma edición se encuentran en condicio- De las problemáticas presentadas se hace evidente que no todos los procesos de
nes completamente diferentes de conservación a causa de la ejecución de tratamientos inadecuados e incluso, en alteración identificados tienen la misma incidencia o efecto adverso en términos
ocasiones, resulta difícil diferenciar las intervenciones de las técnicas originales propias a cada edición. de la pérdida de valor de las actas y sobre todo, en términos de su estabilidad ma-
terial a futuro.
Aunque las intervenciones son muy distintas para cada caso, con relación a los materiales y los procedimien-
tos empleados, se pueden identificar tres tipos de procesos que corresponden a la incorporación de soportes En ese sentido, algunos de los problemas descritos como la hidrólisis ácida de los
auxiliares, la aplicación de capas de protección y el cambio de formato. papeles, causada por la presencia de materiales ajenos a las obras (resultado de

78 79
Imágenes 19 (detalle) y 20.
Abajo, detalle de la tabla empleada
como soporte auxiliar. A la derecha
se observan los efectos del amarilla-
miento por aumento en la acidez
del papel. Fotografías tomadas
por las estudiantes del Programa
de Conservación y Restauración
de Bienes Muebles: Lucía Alviar,
Laura P. Castelblanco M.
y Sara del Mar Castiblanco

Imagen 21 (arriba, izquierda) y 22 (arriba, derecha).


Izquierda, copia de Sperling del Museo de la Independencia – Casa del Florero. Derecha, detalle de la copia de Sperling de la urna centenaria

Imagen 23 (abajo, izquierda) y 24 (abajo, derecha).


Izquierda, detalle del barniz aplicado sobre la copia de Sperling del Museo de la Independencia – Casa del Florero, fotografía tomada por las estudiantes del Programa de Conserva-
ción y Restauración de Bienes Muebles: Daniela Castro Bácares, Laura Lizcano y Juana Alegría Quiñones. Derecha, detalle de la copia de Sperling de la urna centenaria

81
intervenciones anteriores), ponían en riesgo la permanencia de los ejemplares a corto plazo y por tanto, se Pero regresando al tema de la pátina, es mucho lo que se ha escrito y discutido acerca de su existencia real en los
consideraron como deterioros prioritarios a tratar5. objetos, más allá de un fenómeno de percepción; de hecho, ya en 1681 Baldinucci en su Vocabulario toscano del
arte del dibujo, definía la pátina como la “Voz usada por los Pintores, y le dicen también piel, y es esa universal oscuridad
Con relación a los barnices y capas de protección, aunque desde el punto de vista de la materialidad no re- que el tiempo hace aparecer sobre las pinturas que también a veces las favorece”. (Citado por Brandi, 1977, p. 89).
presentaban una amenaza para la conservación de las actas, fueron considerados desde el punto de vista de
la pérdida de valor como un deterioro grave, debido a que estaban afectando las características estéticas de las La definición de Baldinucci, que el propio Brandi considera vigente, ha conducido a una serie de polémicas
actas al impedir su apreciación. que desde la década de 1950, ha generado diferentes corrientes con respecto a si se debe conservar esta “piel”
o no, es decir, si se considera como un deterioro.
En ese mismo sentido, se calificó como un deterioro grave e irreversible, los cambios en el formato y la subse-
cuente pérdida de información acerca del contexto de producción de estos objetos. Para el caso de las pinturas, los opositores a la existencia física de la pátina han argumentado que se trata de
un concepto de naturaleza más bien romántica, bajo el cual se pretenden esconder “(…) la suciedad, los barnices
A este respecto, quizás sean los efectos de la disociación, entendiendo ésta como “(…) la tendencia natural de acumulados a través de los siglos, etc.” (ibíd., p. 90).
los sistemas ordenados a deshacerse a lo largo del tiempo” (Waller y Cato, 2009, p.1) el principal problema que en
términos generales presentan las actas. Ambos autores señalan que la disociación como agente de deterioro Otros autores como Gombrich (1998) aunque aceptan la dificultad de poder probar desde el punto de vista
“(…) provoca la pérdida de objetos, de su información relacionada o de la capacidad para recuperar o asociar objetos e material la existencia de la pátina, apelan por su conservación en un sentido completamente distinto: “(…) los
información” (Ídem). restauradores no tendrían que tener en cuenta sólo la química de los pigmentos, sino también la psicología de la percepción
(…) lo que les pedimos no es que devuelvan su color prístino a pigmentos individuales, sino algo infinitamente más arduo
De este modo, más allá de las alteraciones puntuales en cada uno de los ejemplares estudiados, el desconoci- y delicado: que conserven relaciones” (p. 49).
miento de estos objetos, de su procedencia, de sus diferencias y de su significado, condujo a una ruptura entre
objeto e información que explica en gran medida su estado de conservación. El problema del equilibrio de relaciones que Gombrich propone se evidencia en el caso
de los ejemplares de las actas en las que, por diversas razones relacionadas con la psico-
Siguiendo esta idea que en principio parecería caer dentro de la premisa, casi obvia, de que “no se conserva lo
que no se valora”, en este caso habría que añadir, a modo de reflexión, que la valoración no es algo abstracto
logía de la percepción (como la asociación entre el aumento de la claridad de un tono
como indicación de luz), el oscurecimiento tenue da como resultado la presencia (o al
Al no ser obras de arte
o que se da a priori, sino el resultado de un proceso complejo de investigación en donde intervienen elementos menos la idea) del paso del tiempo. que puedan “hablar por sí
técnicos, históricos, estéticos y políticos. mismas” ese tipo de ob-
El otro punto relevante para entender los efectos de la disociación, parte de la base de comprender cómo
Este paso del tiempo materializado en la obra, permite percibirla como un objeto “autén-
tico”, un punto que resulta esencial si se tiene en cuenta que las actas son, tal y como se jetos requieren mantener
se originan estos objetos, que a pesar del interés que puedan en este momento presentar, no fueron creados discutió al principio, reproducciones (aun cuando sean reproducciones originales como un vínculo estrecho con
como obras únicas, sino más bien como productos comercializables que a lo largo del tiempo se fueron cons-
truyendo como un referente simbólico del surgimiento de una nación.
la edición de 1850); la percepción del envejecimiento acentúa una idea de aura, de di-
ferenciación entre un ejemplar y otro pues se presenta como un factor de singularidad.
su información asociada
más allá del contenido
Al no ser obras de arte que puedan “hablar por sí mismas” ese tipo de objetos requieren mantener un vínculo
estrecho con su información asociada (¿Quién las hizo?, ¿Por qué?, ¿Cuándo y dónde?) más allá del contenido
Aunque establecer la frontera entre pérdida y ganancia de valor, a partir de las altera-
ciones, sea bastante difícil, al menos debe presumirse que para el caso de las actas de la
evidente que expresan
evidente que expresan. revolución, si la autenticidad no está dada por la naturaleza de los objetos, estaría dada
entonces por su trayectoria y por el paso del tiempo sobre ellos, es decir, por su pátina.
Si pensamos por ejemplo en las actas como una colección, poder diferenciar cada una de las ediciones y sus
cambios resulta fundamental para establecer una escala de valor, hallando así aquello que es singular dentro De ahí se desprende la importancia de su conservación puesto que, tal y como lo señala Brandi (1977, p. 101):
de la multiplicidad. Aunque en efecto todas sean importantes por diversas razones, se evidencia una jerarqui-
zación en términos de su significado cultural. (…) el concepto de pátina, lejos de reducirse a una fabulación romántica, se ha ido decantando en un concepto que
intenta respetar las razones del arte y de la historia, de tal modo que es un precioso instrumento para designar ya sea
Por otro lado, no todas las ediciones, por razones inherentes a la naturaleza de sus materiales y procesos técnicos el paso del tiempo por la pintura (…), ya sea este nuevo equilibrio en que terminan por asentarse los materiales de la
de fabricación, se pueden conservar de igual forma; deterioros como la pérdida del color en las impresiones o las pintura en el debilitamiento de su crudeza originaria.
roturas por la fragilidad del papel son irreversibles y en algunos casos imposibles de detener o aminorar.
Son precisamente esos nuevos equilibrios que las actas han establecido con su medio ambiente y con sus
Así por el contrario, mientras algunas alteraciones provocan una pérdida de su significado, otras como el trayectorias particulares, los que justifican y validan la importancia de mantenerlos como una alteración “po-
ligero oscurecimiento del papel, brindan una apariencia distinta a los documentos, que permite evidenciar sitiva” que además de dar cuenta del paso del tiempo, refuerzan su carácter (algo ambiguo como ya se expuso)
el paso del tiempo sobre ellos, planteando una cuestión completamente distinta sobre la cual vale la pena de ser auténticas.
reflexionar y que tiene que ver con la polémica definición de pátina, que algunos autores han calificado de ser
un concepto propio del romanticismo.
Consideraciones finales
A pesar de que el concepto de pátina es anterior al siglo XIX, el pensamiento romántico, no sólo dio un
valor fundamental (y quizás desmesurado) al ennegrecimiento de las pinturas (y esculturas) y al gusto por El proceso de diagnóstico de las actas de la revolución de 1810 fue una investigación que, más allá del cliché
observar las ruinas y en general el pasado como algo que revestía de una dimensión estética, sino también, que en ocasiones reviste el término de interdisciplinariedad, permitió reunir diferentes métodos, saberes y mira-
permite comprender el contexto de producción de unos objetos como las actas de la revolución. El hecho das, en torno a la comprensión de esta serie de objetos de los cuales no se conocía casi nada.
que Cárdenas haya pintado a los próceres, quizás sin tanta rigurosidad frente al acontecimiento histórico de
la firma y que Duque Uribe haya viajado hasta París para hacer la litografía, al margen del interés comercial, Esta caracterización no se limitó al aspecto material de los ejemplares, sino más bien a una comprensión de
muestra una intención romántica de mirar hacia un pasado que nunca existió, de imaginarlo. esa materialidad a partir de otros enfoques (históricos, estéticos, políticos) que resultaron esenciales para
establecer cuáles son sus significados culturales y comprender su estado actual de objetos “fundacionales”.

Desde esta perspectiva el diagnóstico global como entendimiento del objeto y no sólo como el establecimien-
to de relaciones de causa y efecto entre materia y deterioros, partió del conocimiento de las actas, pero brindó
5 Ver: La restauración de las Actas de la Revolución. al mismo tiempo aportes para su interpretación.

82 83
Al poner en distinto plano una serie de objetos que en principio parecían estar todos al mismo nivel, se puso Doerner, M. Los materiales de pintura y su empleo en el arte. Editorial Reverté, S.A. España, 1998.
de relieve el problema que implica realizar una valoración a partir de unos criterios “estándar” y no desde el
conocimiento profundo del bien y de sus necesidades. Gettens, R.J., Feller, R.L. y Chase W.T. Vermillion and Cinnabar. En: Artist’s pigments. A Handbook of
Their History and characteristics. Vol. 2. Ashok, Roy (ed.). National Gallery of Art, Washington. Oxford
En ese sentido, la investigación permitió establecer, a partir del reconocimiento de las diferencias así como University Press, 1993. pp. 59 – 182.
de las similitudes, una base para la conservación de estos objetos, teniendo en cuenta sus límites y realidades.
Ginzburg, C. Huellas. Raíces de un paradigma indiciario En: Tentativas. Prohistoria ediciones. Rosario,
Argentina. 2004.
Borrar las huellas del paso del tiempo y su importancia en estos objetos resultó un criterio de importancia
fundamental en el momento de tomar decisiones frente a los tratamientos de restauración que se plantearon, Giraldo, G. La miniatura, la pintura y el grabado en Colombia. Instituto Colombiano de Cultura. Bogotá,
puesto que, a pesar de tratarse de objetos en serie, no existen recetas que puedan aplicarse buscando una ho- 1980.
mogeneidad como colección.
Gombrich, E.H. Arte e ilusión. Estudio sobre la psicología de la representación pictórica. Editorial Debate,
Madrid, 1997.
Mostrar al espectador la trayectoria de cada objeto como un evento singular y el hecho de que algunos ejempla-
res sufrieron más que otros, nos brinda una dimensión histórica mucho más enriquecedora en términos del Gómez, M.L. La Restauración. Examen científico aplicado a la conservación de obras de arte. Instituto de
significado cultural de estos bienes más allá de intentar recuperar unos valores, que para el caso de las actas Patrimonio Histórico Español. Ediciones Cátedra, Madrid, 1998.
serían en principio iguales (o al menos muy similares) para todos los ejemplares.
González, O. Aproximación al concepto de diagnóstico en la disciplina de la restauración. En: Revista Filigrana
Por otro lado, el proceso de diagnóstico ha permitido plantear una reflexión que debería ser más amplia, en No. 3. Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2002. pp. 5 – 10.
torno al tema de la conservación del patrimonio cultural, puesto que en muchas ocasiones la premisa de la Manual de Gestión de Riesgos de Colecciones. ICCROM – CCI – ICN. Draft Versión, 2009. Recuperado
que se parte es que todo, por defecto, se debe conservar, sin tener en cuenta consideraciones acerca del por qué el 21 de abril de 2011 de:
es importante conservar y qué es lo que realmente se está conservando.
http://www.unesco.org/new/es/culture/resources/online-materials/publications/
Esta vía de pensamiento, al igual que los problemas en la interpretación de los objetos, sus significados y sus Waller, R., Cato, P. Disociación. En: Los diez agentes de deterioro. Instituto Canadiense de Conservación
valores, conduce así mismo a que se tomen decisiones apresuradas de intervención, que como en el caso de (CCI) e ICCROM. 2009. Recuperado el 25 de mayo de 2011 de: http://www.cci-icc.gc.ca/crc/articles/
las actas, resultan costosas, irreversibles e inadecuadas y terminan por convertirse en un factor de riesgo mayor mcpm/chap03-spa.pdf.
para las obras.

El problema de la relación que surge entre valoración, diagnóstico y conservación, que desde luego no es
exclusivo de las actas de la revolución, no pretende ser en modo alguno un llamado a la no acción, por el Índice de imágenes
contrario, evidencia cada vez más las necesidades de investigación que con respecto al patrimonio cultural (y
en particular a los bienes muebles) existen en nuestro país. Imagen 1. Imagen 10.
Litografía a partir del dibujo Reimpresión de la versión de dos en la intervención, genera-
Llamo la atención sobre el hecho de que a pesar de que las actas son, como documento, el mito fundacional realizado por Simón José Cárde- Sperling de 1910, editada por el ron daños irreversibles en esta
nas. Museo Nacional de Colom- Banco de la República en 1952. obra.
de la imaginada nación colombiana, sean por otro lado como objetos, tan desconocidos; lo mismo ocurre con bia. Ca. 1842.
otros bienes que hacen parte de la “mitología” colombiana, como el Florero de Llorente, en los que la inercia Imagen 11. Imágenes 19 y 20.
de la ignorancia y la repetición de un mismo discurso histórico parecerían ser la única constante. Imagen 2. Acta de 1850 vista bajo luz UV. 19, detalle de la tabla empleada
Detalle de la litografía basada en Las zonas oscuras corresponden como soporte auxiliar. 20, se
Este contraste entre importancia y desconocimiento, que tal y como se demostró tiene serios efectos para la el dibujo a la pluma, hecho por a intervenciones anteriores. Co- observan los efectos del ama-
Simón José Cárdenas en 1842. lección particular. rillamiento por aumento en la
conservación del patrimonio cultural, implica además que la conservación – restauración, no puede limitarse acidez del papel. Fotografías
Museo Nacional de Colombia.
exclusivamente al ámbito de la intervención directa sobre los bienes, sino que la divulgación resulta ser en Imágenes 12 y 13. tomadas por las estudiantes del
efecto una medida importante de protección, de la cual no se debería escindir. Imágenes 3 y 4. 12, detalle con luz normal. 13, Programa de Conservación y
3, acta de la edición de 1850 detalle con luz rasante. Nótese Restauración de Bienes Mue-
A este respecto, la divulgación de los resultados de la investigación aparece cada vez más como un componente perteneciente a la Universidad los brillos. bles: Lucía Alviar, Laura P.
estructurante, y no tanto coyuntural, de la conservación, razón por la cual se ha planteado desde el inicio de del Rosario. 4, cromolitografía Castelblanco M. y Sara del Mar
de 1850 perteneciente al Museo Imágenes 14 y 15. Castiblanco.
todo el proyecto la producción de un documental y la apertura de una exposición en el Museo de la Indepen- 14, ejemplo de macrofotografía
de la Independencia – Casa del
dencia – Casa del Florero, con los diferentes ejemplares y ediciones del acta. Florero. (5x); 15, microfotografía (20x). Imágenes 21 y 22.
21, copia de Sperling del Museo
Por último y no por ello menos importante, el estudio de las actas resultó ser una oportunidad, desde el punto Imágenes 5, 6 y 7. Imagen 16. de la Independencia – Casa del
de vista académico, para poder observar los efectos reales que tienen los diferentes agentes de deterioro sobre 5, muestra de pigmento rojo Detalle del oscurecimiento del Florero. 22, detalle de la copia de
la conservación, un proceso que solamente había podido ser reproducido, para efectos pedagógicos, a nivel bermellón vista al microscopio papel. Fotografía tomada por Sperling de la urna centenaria.
óptico (20x). 6, muestra del las estudiantes del Programa de
de probetas de laboratorio. Conservación y Restauración Imágenes 23 y 24.
pigmento bermellón vista al mi-
croscopio electrónico de barrido de Bienes Muebles: Jenny Díaz, 23, detalle del barniz aplicado so-
(20x). 7, partícula de bermellón Ana M. Jaimes y Suaty Rojas. bre la copia de Sperling del Mu-
vista al microscopio electrónico seo de la Independencia – Casa
Bibliografía de barrido (2000x). Imagen 17.
Ejemplar del acta de la edición
del Florero, fotografía tomada
por las estudiantes del Programa
Imágenes 8 y 9. del Banco de la República de de Conservación y Restauración
Benjamin, W. La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica. En: Discursos interrumpidos I. 8, acta de 1850 perteneciente al 1952. Nótese el tono verde. de Bienes Muebles: Daniela Cas-
Editorial Taurus. Madrid, 1973. pp.15 - 59. Museo de la Independencia – tro Bácares, Laura Lizcano y Jua-
Casa del Florero. 9, acta de Sper- Imagen 18. na Alegría Quiñones. 24, detalle
Brandi, C. Teoría de la Restauración. Alianza Editorial. Madrid, 1977. ling de 1910 perteneciente al Ar- Los procesos de acidez y oxida- de la copia de Sperling de la urna
chivo de Bogotá. ción provocados por la incom- centenaria.
Castillo Ruiz, J. El futuro del patrimonio histórico: la patrimonialización del hombre. Revista electrónica patibilidad entre los materiales
de patrimonio histórico e-RPH No.1, 2007. pp. 4 - 28. originales del acta y los emplea-

84 85
la restauración de
las actas de la revolución
La restauración de
las Actas de la Revolución

Ana Margarita Suárez G.


Docente
Facultad de Estudios del Patrimonio Cultural
Universidad Externado de Colombia

Introducción

L
a conmemoración del Bicentenario de la Independencia en el presente siglo, al igual que cien
años atrás, despertó el interés nacional por todo lo referente a los hechos históricos que nos
dieron la “libertad”. Tal como lo registran los periódicos del centenario, en ese momento se
generó una gran actividad cultural a través de expresiones como el teatro, las bellas artes y la
música, entre otras. También se prestó especial atención a los objetos producidos en el periodo de indepen- Imagen 1. Imagen 2.
dencia y a aquellos creados en los años subsiguientes para conmemorar esta importante fecha. Doscientos Se observan deterioros como Se observa una rasgadura y cambio
años después se retoman aquellos objetos que hoy conforman el Patrimonio Cultural de la Nación para ser faltantes de soporte, dobleces cromático debido a un proceso
estudiados y así colaborar para resolver una infinidad de preguntas que surgen acerca de nuestra historia. e intervenciones anteriores de oxidación del papel

La Facultad de Estudios del Patrimonio Cultural (Fepc) de la Universidad Externado de Colombia, apoyada
en el Programa de Conservación y Restauración de Bienes Muebles, tuvo un especial interés por el estudio
material e histórico de algunos objetos que hoy son vestigios o signos del período de independencia. Para
dichas labores se contó con la importante colaboración del Museo de la Independencia - Casa del Florero. En el caso de las Actas de Independencia, que llegaron al Taller de Conservación de Bienes Gráficos y Do-
Partiendo de un proyecto conjunto entre el Museo y la Fepc, en el que se realizó el análisis histórico, estético cumentales, se hizo un reconocimiento exhaustivo de su materialidad y sus alteraciones a causa del paso
y material del célebre Florero de Llorente. A partir de este análisis se formuló la restauración del Florero, y su del tiempo. Con el apoyo del Laboratorio de Ciencias de la Conservación de la Facultad de Estudios del
intervención fue integrada al guión museográfico para permitir que el público fuese testigo de la intervención. Patrimonio Cultural se identificó la naturaleza de los soportes, los materiales de las técnicas empleadas en las
impresiones, barnices y adhesivos. Estos análisis aportaron información que permitió hacer la caracterización
Para la conmemoración del Bicentenario también se muestran los resultados de los estudios realizados a cinco material de las piezas, además de datos fundamentales para determinar las pautas y métodos más adecuados
ediciones diferentes de la alegoría del Acta de la Revolución del 20 de julio de 1810, que en 1849 diseñó Simón para los posteriores tratamientos de restauración de las piezas alegóricas.
José Cárdenas. Las actas aparentemente iguales, pertenecientes al Museo de la Independencia - Casa del Flo-
rero y a la Casa Museo Francisco José de Caldas, tenían diferencias que superaban lo estético o iconográfico, Los resultados de los análisis realizados en la Facultad, junto con el estudio de los contextos, las posibles tra-
al tener historias particulares y trayectorias diferentes. La intervención de estas piezas alegóricas se realizó con yectorias de cada uno de los documentos y de las alteraciones materiales, condujeron a determinar deterioros,
base en los estudios históricos, estéticos y de la materialidad de los documentos. A través del presente artículo tanto en el soporte como en la técnica gráfica, debido a los procesos físico-químicos de degradación propios
se expone e ilustra cómo estas cinco copias de diferentes ediciones del Acta de la Revolución, pertenecientes a de los materiales constitutivos, su interacción con el medio, además de la manipulación y almacenamiento
las colecciones de dos museos de Bogotá, “cobraron vida” y revelaron información pertinente para reconstruir inadecuados, antes de su llegada a los museos. Los papeles presentaban alteración de plano, rasgaduras, do-
la historia de las distintas impresiones, a través del trabajo de conservación-restauración realizado por profe- bleces, pérdida de soporte y procesos de acidificación, con medidas de pH 31, situación que ponía en riesgo la
soras y estudiantes del Taller de Conservación y Restauración de Bienes Gráficos y Documentales, dentro del estructura interna del papel. Sumado a esto se encontraron alteraciones provocadas por intervenciones ante-
Programa de Conservación y Restauración de Bienes Muebles de la Universidad Externado de Colombia. El riores, algunas de ellas realizadas con ingenuidad y con la pretensión de restaurar, otras derivadas de modas
proceso fue documentado de manera rigurosa por medio de historias clínicas, las cuales contienen la infor- que se generaron a partir de la celebración del primer Centenario de la Independencia. Vale la pena mencio-
mación gráfica y descriptiva de la restauración de las cinco actas. nar que la celebración centenaria originó la resignificación de documentos como estos, razón por la cual sus
propietarios adhirieron las obras a soportes auxiliares de mayor rigidez para facilitar su exhibición, además de
la aplicación de barnices con los que se buscaba resaltar sus atributos estéticos. En cuanto a la técnica gráfica,
Las actas y sus deterioros se encontraron abrasiones en las zonas impresas y pérdida de algunas áreas iluminadas.

Los objetos patrimoniales son materia en sí mismos, razón por la que su uso y entorno causan alteraciones
que los modifican química y físicamente. Estos cambios distorsionan la información contenida en ellos,
al igual que sus cualidades estéticas. Es por ello que el estudio preliminar de su estado de conservación,
es decir de la materialidad y sus alteraciones, es fundamental antes de cualquier acción de conservación
o restauración (Matteini. Moles, 2001. p. 21). En el caso de los bienes elaborados en papel, este análisis 1 El pH es el logaritmo decimal de la inversa de la actividad del ion hidrógeno y mide la actividad del mismo ion en una so-
incluye la identificación de los materiales que componen el soporte (tipo de fibra, cargas y encolantes) y las lución, es decir de la presencia de un ácido o una sustancia alcalina. Los valores entre 1 y 6 indican medios ácidos, el 7 es
técnicas gráficas empleadas. un valor neutro y de 8 a 14 indica medios alcalinos o básicos (Enciclopedia de la ciencia y de la técnica. 1977. pp. 23 - 97).

88 89
Imagen 6.
Como se mencionó anteriormente, todas las Actas presentaban deterioros comu- Fotografía del Acta en la que
nes a los documentos u obras gráficas elaboradas en papel; sin embargo, tres de se observan los deterioros oca-
ellas tenían algunas particularidades. La primera2, perteneciente a la colección del sionados por el barniz y el ma-
Museo de la Independencia, tenía alteraciones cromáticas por la oxidación del terial empleado para adherir el
papel, debido a un intento fallido de eliminación de su capa de protección, lo que papel a la madera. Se observan
además generaba una lectura dispar del documento. A esto se sumó la alteración zonas fluorescentes bajo luz
del formato original que fue recortado, eliminando así información fundamental ultravioleta correspondientes a
de su fecha y lugar de impresión. la capa de protección.

La segunda3, al igual que la anterior, perteneciente a la colección del Museo de


la Independencia - Casa del Florero y uno de los casos más complejos, fue barni-
zada y adherida a dos listones de madera. Estas intervenciones estaban causando
varias alteraciones en el documento, en su aspecto estético y material. Por una
parte, los listones de diferentes tipos maderables generaron rasgaduras a lo largo
del documento, debido a los movimientos de dilatación y contracción propios de
la madera, y transmitieron acidez al papel. Adicionalmente la aplicación irregular
del adhesivo generó abombamientos del papel y, por tanto, pequeñas fisuras del
mismo. A esto se sumó la pérdida de soporte e información en los extremos, por
la diferencia de tamaño entre el papel y el soporte auxiliar, siendo este último de
un formato menor. Por otra parte, el barniz aplicado de forma heterogénea se en-
contraba craquelado y con gran cantidad de suciedad acumulada, lo que impedía
la lectura integral del Acta y generaba la total alteración de los colores, las formas
y elementos decorativos del texto.

El tercer ejemplar4, de la Colección de la Casa Museo Francisco José de Caldas,


se encontraba adherido de forma irregular a un soporte auxiliar de tela, que trans-
mitió un alto nivel de humedad al papel causando manchas por el arrastre de su-
ciedad. Además, presentaba algunas intervenciones con materiales incompatibles
con los del Acta, cuya ejecución inadecuada consistía en la unión de rasgaduras,
mediante el uso de cintas adhesivas y la restitución de faltantes de soporte con
trozos de cartulina.

Lineamientos para la intervención


de conservación-restauración
Al hablar de objetos históricos es necesario recordar que estos son referentes de
acontecimientos o de momentos significativos en la historia de una sociedad y,
como tal, son signos de una cultura (Muñoz Viñas, 2003. p. 40). Por esto es indis-
pensable estudiarlos y comprenderlos desde su historia, trayectoria, materialidad
y estado de conservación, dentro de su contexto actual. Lo anterior es esencial
para el planteamiento de las acciones de conservación y restauración de un bien
patrimonial, pues estos conocimientos conducen a trazar los límites y, por tanto,
los criterios que enmarcarán el proceso de intervención.

En el caso de las mencionadas Actas se planteaba cierto grado de complejidad al


Imagen 3 (arriba). momento de definir los lineamientos de la intervención, pues a pesar de ser obje-
Alteraciones cromáticas ocasionadas tos aparentemente “iguales”, existía un gran número de variables: diferencias materiales, técnicas y estéticas, y
por la eliminación incompleta diferencias históricas, derivadas principalmente de sus respectivas trayectorias. Por ejemplo, se tiene la certeza
y deterioro del barniz de que una de las Actas perteneció a la familia Caldas hasta 1986, año en que fue donada por un biznieto
del Sabio Caldas al Museo, donde se encuentra en la actualidad. Las cuatro Actas restantes pertenecen a la
Imagen 4 (centro). colección del Museo de la Independencia. De manera que el estado de conservación de todos los ejemplares
Se observa el soporte adherido era diferente, lo cual hacía que cada caso fuera único, a pesar de las similitudes.
a la madera, un faltante de papel
debido a la diferencia de formatos

Imagen 5 (abajo).
2 Ver: Historia Clínica 468-2010. Centro de Documentación Fepc.
Deterioro del barniz y alteración cromá-
tica de la técnica debido a la suciedad 3 Ver: Historia Clínica 469-2010. Centro de Documentación Fepc.

4 Ver: Historia Clínica 466-2010. Centro de Documentación FEPC.

90 91
El planteamiento de los criterios de restauración se basó en dar mayor importancia a la conservación de la
información histórica, entendida en los aspectos documentales, técnicos y estéticos, considerando que el
diseño inicial, las modificaciones posteriores y la impresión de las diferentes ediciones, correspondían a un
deseo, a un referente estético y a un contexto determinado. Era importante también tener en cuenta aquellos
aspectos relacionados con la independencia, como hecho privilegiado por la sociedad durante doscientos
años, y aquellos relativos a las trayectorias particulares de cada objeto, por lo que se planteó, de manera ge-
neral, la recuperación de la estabilidad estructural del soporte en cada documento, con el fin de garantizar la
conservación y futura transmisión de la información contenida en las piezas.

Aunque el objetivo principal fue la recuperación de la estabilidad estructural y como cada caso era único, se
tuvieron en cuenta aspectos particulares, como por ejemplo, la colección del Museo de la Independencia y
la futura posibilidad de integrar las Actas de este Museo, a su actual guión museográfico o a la futura confor-
Imagen 7 (abajo, izquierda). mación de exposiciones temporales.
Imagen del reverso en el que
se observa la tela, con manchas
de humedad e intervenciones La restauración de las Actas
Imagen 8 (centro). Las acciones de conservación-restauración de las Actas de la Revolución de 1810 generaron gran expectativa por
Fotografía en la que se observan algu- la posibilidad de realizar una investigación alrededor de las que inicialmente se creían las únicas copias. Los
nos faltantes de soporte, rasgaduras y procesos de restauración se dividieron en varias fases metodológicas, de acuerdo con cada problemática y con
desprendimiento del papel y la tela sus grados de complejidad, lo cual incluyó pruebas iniciales de solubilidad de las tintas, las iluminaciones y
las capas de protección, para determinar el mejor método de limpieza de los soportes.
Imagen 9 (arriba).
Se observa la restitución de algunos La primera fase consistió en la eliminación de suciedad mediante procesos secos y húmedos que permitieron
faltantes con materiales incompatibles desaparecer manchas y disminuir los niveles de acidez en el papel. Después se realizaron refuerzos estructu-
rales que consistieron en la elaboración de injertos en zonas con faltantes de soporte y resanes con pulpa de
papeles japoneses. Al proceso se sumó la elaboración de embalajes de conservación adaptables al montaje de
las piezas en una exhibición. Las Actas que presentaban algunas particularidades como capas de protección y
soportes auxiliares, requirieron una intervención con un mayor grado de dificultad, en términos de tiempo y
ejecución, debido al estado de conservación de los papeles.

Imagen 10.
Fotografía que ilustra el proceso de
lavado de una de las actas

93
Imagen 15.
magen en la que se contrasta
el estado inicial y final de una
de las actas tras su intervención

Imagen 12. Imagen 12.


Fotografía que ilustra el proceso de Imagen que ilustra el proceso de
eliminación de una cinta de papel desprendimiento de la obra de su
de una intervención anterior soporte auxiliar de madera

Imagen 14.
Fotografía de Acta en proceso de doblaje
En cuanto a los documentos con capas de protección, se eliminó el barniz por los cambios físico-químicos tras eliminación de soporte auxiliar
que ocasionaban a los soportes, evidenciados en alteraciones cromáticas y en la debilidad del papel. Los sopor-
tes auxiliares fueron eliminados y debido al estado de conservación de los papeles se decidió emplear soportes
auxiliares de conservación, mediante procedimientos de doblaje.

Al comparar los estados iniciales y finales de las Actas, se puede afirmar que el resultado de las intervenciones
fue satisfactorio, desde el punto de vista de consecución de los objetivos trazados, en el aspecto académico
y en el trabajo de restauración. En efecto, la restauración de las Actas fue un suceso importante para la co-
Imagen 13. munidad académica y cultural, pues a partir del planteamiento de un proyecto de intervención se generaron
Cambio cromático de una zona de la interrogantes y respuestas que podrían colaborar para aclarar la información sobre la Independencia, como
imagen, tras la eliminación del barniz por ejemplo, la existencia misma de un acta original. Por esto, al finalizar los trabajos de restauración, los
estudiantes del Taller presentaron los resultados a los delegados de los museos custo-
dios de las Actas y de la Dirección de Patrimonio del Ministerio de Cultura, al cuerpo
docente, historiadores y restauradores de diferentes entidades. Esto tuvo como fin
la retroalimentación del proceso de investigación, de conservación-restauración y la
difusión del trabajo realizado, debido a que la restauración no sólo permite la conser-
vación de los bienes sino la transmisión de sus valores.

Conclusiones
La investigación realizada a partir del proyecto de restauración de las Actas de la Inde-
pendencia de 1810 contó con algunas casualidades. Una de ellas fue la posibilidad de
estudiar un documento con el que se evoca un hecho histórico importante, teniendo
como referencia varias ediciones del mismo, lo cual enriqueció la investigación ini-
cialmente planteada, a partir de sólo cinco copias, cantidad que no supera el número
de copias conocidas hasta el momento. Otra coincidencia fue la celebración del Bi-
centenario que generó nueva mirada sobre los valores de estos documentos, situación
que permitió la realización de numerosas actividades entorno a ellas. Finalmente, la
restauración de la Actas protagonizó el proceso pedagógico del Taller de Conservación
de Bienes Gráficos y Documentales, y permitió el acercamiento de los alumnos a un
caso real del Patrimonio Cultural de la Nación.

Es importante tener en cuenta que la restauración de estos documentos no fue llevada


a cabo solamente por afortunadas coincidencias sino que, como dice Muñoz Viñas
(2003), se restaura porque los objetos son útiles para la historia, son rememorativos y
con el pasar de los años han sido privilegiados por un colectivo. Las Actas intervenidas
por los estudiantes de la Facultad, así como la encontrada en la urna bicentenaria y las
existentes en archivos nacionales, entidades públicas y colecciones particulares, han

94 95
hecho numerosos aportes a un relato histórico que aún genera miles de preguntas. Cien años atrás se “reva-
loraron” las Actas de Independencia y esto se vio a través de la aplicación de barnices y la adhesión a nuevos
soportes, hoy se resignifican mediante la investigación de un grupo de profesionales en diferentes áreas y el
trabajo de restauración hecho por estudiantes; también mediante la divulgación en los medios de comunica-
ción de este trabajo interdisciplinario, lo cual permitió ampliar la posibilidad de que sean investigados bajo
otras perspectivas teóricas de las ciencias humanas, sociales y del arte.

Bibliografía

Matteini M., Moles, A. Ciencia y restauración: Método de investigación. Sevilla, Nerea, Nardini, 2001.

Muñoz Viñas, S. Teoría contemporánea de la restauración. Madrid. Síntesis, 2003.

Enciclopedia de la ciencia y de la Técnica T.5. España, Danae, 1977.

Fuentes primarias

Estudiantes Taller de Conservación y Restauración de Bienes Gráficos Documentales. Historias clíni-


cas 466-2010, 467-2010, 468-2010, 469-2010, 470-2010. Centro de Documentación, Facultad de Estu-
dios del Patrimonio Cultural, Universidad Externado de Colombia.

Índice de imágenes

Imagen 1. Imagen 6. Imagen 10.


Se observan deterioros como fal- Fotografía del Acta en la que se Fotografía que ilustra el proceso
tantes de soporte, dobleces e in- observan los deterioros ocasio- de lavado de una de las actas.
tervenciones anteriores. Fotografía nados por el barniz y el material
tomada por las estudiantes Danie- empleado para adherir el papel Imagen 11.
la Castro Bácares, Laura Lizcano y a la madera. Se observan zonas Fotografía que ilustra el proceso
Juana Alegría Quiñones. fluorescentes bajo luz ultraviole- de eliminación de una cinta de
ta correspondientes a la capa de papel de una intervención ante-
Imagen 2. protección. Fotografía tomada rior.
Se observa una rasgadura y cam- por las estudiantes Lucía Alviar,
bio cromático debido a un pro- Laura P. Castelblanco y Sara del Imagen 12.
ceso de oxidación del papel. Mar Castiblanco. Imagen que ilustra el proceso de
desprendimiento de la obra de
Imagen 3. Imagen 7. su soporte auxiliar de madera.
Alteraciones cromáticas ocasio- Imagen del reverso en el que se
nadas por la eliminación incom- observa la tela, con manchas de Imagen 13.
pleta y deterioro del barniz. humedad e intervenciones. Fo- Cambio cromático de una zona
tografía tomada por la estudian- de la imagen, tras la eliminación
Imagen 4. te Ana María Jaimes. del barniz.
Se observa el soporte adherido a
la madera, un faltante de papel Imagen 8. Imagen 14.
debido a la diferencia de forma- Fotografía de Acta en proceso
tos. Fotografía tomada por las
estudiantes Lucía Alviar, Laura
Fotografía en la que se observan
algunos faltantes de soporte, ras-
gaduras y desprendimiento del
de doblaje, tras eliminación de
soporte auxiliar. Fotografía to-
el acta del 20 de julio.
P. Castelblanco y Sara del Mar
Castiblanco.
papel y la tela. Fotografía toma-
da por la estudiante Ana María
mada por las estudiantes Lucía
Alviar, Laura P. Castelblanco y ¿un documento Perdido?
Jaimes. Sara del Mar Castiblanco.
Imagen 5.
Deterioro del barniz y alteración Imagen 9. Imagen 15.
cromática de la técnica debido a Se observa la restitución de algu- Imagen en la que se contrasta
la suciedad. Fotografía tomada nos faltantes con materiales in- el estado inicial y final de una
por las estudiantes Lucía Alviar, compatibles. Fotografía tomada de las actas tras su interven-
Laura P. Castelblanco y Sara del por las estudiantes Lucía Alviar, ción. Fotografía tomada por las
Mar Castiblanco. Laura P. Castelblanco y Sara del estudiantes Lucía Alviar, Laura
Mar Castiblanco. P. Castelblanco y Sara del Mar
Castiblanco.

96
El Acta del 20 de julio. similares se suscribieron con anterioridad. También hay quienes señalan serias diferencias ideológicas entre
los firmantes del Acta, por lo que no se podría hablar de un objetivo compartido de independencia sino más
¿Un documento perdido? bien de la reivindicación de derechos de participación y representación en el gobierno del Virreinato.

Pero ¿qué pensaron haber logrado algunos de los firmantes del Acta del 20 de julio? Pocos días después de
esta fecha, José Acevedo y Gómez escribe una carta en la que deja su posición frente a los hechos ocurridos:

Olmo Torres Pachón [...] Gracias al Todopoderoso, ya somos libres e independientes, y solo falta para completar nuestra felicidad que reu-
Facultad de Ciencias Sociales y Humanas nidas aquí dignamente las Provincias, traten de los grandes intereses del Reino, en medio de la paz y la tranquilidad.
Universidad Externado de Colombia
Ha sido tan extraordinario el entusiasmo del pueblo de esta capital y de todos los contornos desde el día de la revolución
hasta el 25, en que se prendió al ex-Virrey, ex-Regente y ex-Oidores, y Fiscal con el ex-Secretario Leiva y el ex-Asesor
Bierna, [...] no ha sido posible se imprima el acta primordial de la revolución, la que dictó este pueblo mismo, por
mi conducto, en el momento en que resumió sus derechos y los depositó en personas determinadas provisionalmente.
Acompaño a Vuestra Merced testimonio autorizado de dicha acta para que haga imprimir en esa, como se hará aquí
luego que se desembarace la imprenta.

[...] Dios me inspiró esta resolución, y aunque sin las luces necesarias, hice una arenga al pueblo, [...] Este día fue

N
para mí más glorioso que aquel en que entró Octavio en Roma después que se hizo dueño del imperio del mundo. Las
o parece necesario aclarar la relevancia del Acta del 20 de julio de 1810 para la historia de recompensas que concede un pueblo libre a quien como yo está que lo anima el alma de Bruto, es la suprema felicidad
Colombia, como es sabido representa la fecha en que el país celebra el primer Grito de su a que puede aspirar sobre la tierra un hombre de bien.2
Independencia. Sin embargo, y no obstante los colombianos compartimos el reconocimien-
to del valor histórico de ese momento, también es cierto que en torno a la fecha, al lugar Es claro que el Acta de la Revolución del 20 de julio, que jura fidelidad a Fernando VII –secuestrado en
y a la expedición del documento, surgen preguntas que cuestionan el valor simbólico que ha ganado en el Bayona-, no les declaraba independientes de España, pero es evidente la alegría sobre el logro que sentían
tiempo, respecto de las condiciones reales que le dieron origen. ¿Era realmente un documento que buscaba haber obtenido ese día. José Acevedo pide apoyo a otras provincias para tratar los intereses del Reino, no de
consagrar la autonomía de una república independiente? ¿Fue Bogotá la primera ciudad en pensar un proyec- una naciente República, aunque la referencia a Bruto3 al final de su carta índica que esta idea rondaba en
to de estas características? ¿Fue realmente una fecha de liberación? el ambiente. El que no se hubiera podido publicar el contenido del Acta, en vista de la cantidad de noticias
sobre los hechos del 20 de julio, evidencia la importancia del evento para el pueblo santafereño, que a partir
En este contexto el siguiente artículo se propone reflexionar sobre la construcción simbólica de la memoria del momento y en los años que siguieron -exceptuando el periodo de reconquista- conmemoró ese día como
de la Independencia de nuestro país, mejor representada en la fecha del 20 de julio de 1810, elegida por ley de fiesta para la ciudad.
desde 1873 como fecha oficial para la celebración de los aniversarios de la Independencia1. Entre otros acápi-
tes, el texto de la ley que consagra esta propuesta dice: Si bien la posición geográfica de Santafé no hizo de esta ciudad un centro económico relevante en el territorio
virreinal, fue reconocida como centro administrativo y político de importancia, especialmente para la región
El Congreso de los Estados Unidos de Colombia decreta: oriental; se trataba en todo caso de la capital del Virreinato, una de las razones que hizo carrera para justificar
años después la reivindicación del 20 de julio ya no como una fiesta local sino como una de carácter nacional.
Art. 1º Declárase día festivo para la República el 20 de julio, como aniversario de la proclamación de la Independen-
cia nacional en 1810. La Independencia de Santafé no agrupaba todas las regiones de la actual Colombia, para 1810 el Virreinato es-
taba dividido en provincias con altos niveles de autonomía administrativa, así por ejemplo en 1910 la costa norte
Históricamente la importancia del 20 de julio radica en que ese día se produjo el Acta de la Revolución de criticó la elección de esta fecha para la celebración del Centenario de la Independencia. En este sentido, se argu-
Santafé, capital del Virreinato de la Nueva Granada, significando políticamente la separación del Nuevo mentó la importancia del documento firmado en Cartagena de Indias el 11 de noviembre de 1811, en el que se
Reino y dando inicio al proceso que permitió la formación de la Colombia de hoy. Firmada el Acta en su declara la independencia absoluta de España, distinto al firmado en Bogotá en 1810; sin embargo, el documento
momento por los más notables personajes de la entonces Santafé, pasó a ser considerada en el tiempo como de Cartagena igualmente aclara que la separación es consecuencia de la coyuntura política en la península.
la partida de nacimiento del país, no obstante el Acta juró fidelidad a Fernando VII.
[...] Desde que con la irrupción de los franceses en España, la entrada de Fernando VII en el territorio francés, y la
A pesar de ser un documento con tanto valor, resulta increíble saber que el Acta y su copia original ya no exis- subsiguiente renuncia que aquel monarca y toda su familia hicieron del trono de sus mayores en favor del Emperador
ten; la primera se quemó en el famoso incendio de las Galerías Arrubla en 1900 y la copia fue hurtada en el Napoleón, se rompieron los vínculos que unían al Rey con sus pueblos, quedaron éstos en el pleno goce de su soberanía,
develamiento del busto de José Acevedo y Gómez en la Universidad Nacional el 20 de julio 1872, por fortuna y autorizados para darse la forma de gobierno que más les acomodase. [...] que la Provincia de Cartagena de Indias
la existencia de reproducciones alegóricas al documento -sobre las que volveré más adelante- así como otras es desde hoy de hecho y por derecho Estado libre, soberano e independiente; que se halla absuelta de toda sumisión,
“copias” en las que se transcribió el texto completo, como la de don Ignacio Borda, en El Libro de la Patria vasallaje, obediencia, y de todo otro vínculo de cualquier clase y naturaleza que fuese, que anteriormente la ligase con
publicado en 1894, nos permite aproximarnos a la forma como este documento fue valorado en el siglo XIX. la corona y gobiernos de España, y que como tal Estado libre y absolutamente independiente, puede hacer todo lo que
hacen y pueden hacer las naciones libres e independientes. Y para mayor firmeza y validez de esta nuestra declaración
¿Por qué tanto interés en remarcar esta fecha como si un día en el calendario o un documento fueran lo más empeñamos solemnemente nuestras vidas y haciendas, jurando derramar hasta la última gota de nuestra sangre antes
importante en la formación del país? que faltar a tan sagrado compromiso.4

Mucho se ha criticado la definición del 20 de julio como la verdadera fecha de la Independencia de Colombia,
algunos argumentan que realmente el proceso independentista terminó en 1819, otros aclaran que no se
inició el 20 de julio de 1810, pues en lo que respecta a las actas es sabido que en otras ciudades documentos
2 En la obra El Tribuno de 1810 por Adolfo León Gómez. Biblioteca de Historia Nacional. Vol. VII. Imprenta Nacional, Bogotá, 1910.

3 Se refería a Lucio Junio Bruto, quién ordenó ejecutar a propios hijos por el bien de la república.

1 Ley 60 de 1873 firmada por Manuel Murillo Toro, durante su segundo gobierno de Los Estados Unidos de Colombia. 4 Acta de Independencia de Cartagena de Indias. 11 de noviembre de 1811.

98 99
Aunque son dos momentos diferentes -el de Santafé y el de Cartagena-, el Acta de Cartagena expone con su fecha lograron fijar un sentido de verdad en la memoria colectiva de los colombianos, propuesta de sentido
claridad la independencia en todo sentido del gobierno español, mientras que la de Santafé promete fidelidad incluyente más que excluyente.
a Fernando VII, acto que algunos han interpretado como una estrategia para ganar tiempo en la coyuntura
política del momento, mientras otros opinan que la adhesión al rey demuestra la vocación realenga de los Si bien existen otras fechas contundentes como la de la independencia absoluta de Cartagena el 11 de no-
santafereños raizales. En este sentido cabe la siguiente pregunta ¿Las aspiraciones americanas fueron más cer- viembre de 1811 o la independencia total de Cundinamarca el 16 de julio de 1813, es difícil juzgar desde
canas a la constitución de una República o a la creación de un protectorado bajo una monarquía? hoy la resignificación que ha sufrido en el tiempo el 20 de julio como fecha elegida para la conmemoración.
Para ese momento lo que podríamos llamar espíritu independentista no estaba asociado al territorio que
En 1810 se intentaba un poder centralizado, al menos desde Santafé, no en una persona sino en la provincia hoy llamamos Colombia, muchos sentían más fidelidad por su provincia que por el proyecto de unión de las
que heredaba de España el título de ser la capital del Virreinato de la Nueva Granada. No existía una diplo- mismas. Cada provincia reivindicaba su derecho de autogobierno y su entrada en una nueva lógica de organi-
macia establecida entre provincias y hasta el momento los impuestos y la política fiscal era diseñada desde zación que no todos compartían, una vez lograda la independencia el asunto centralista o federalista se tomó
España; el Ejército era incipiente y había tantas identidades regionales como provincias se contaban, con cuya el escenario de la discusión y en medio de ella se fue construyendo la fecha del 20 de julio como elemento de
base bien hubieran podido proyectarse pequeñas naciones. acuerdo entre las partes.

Muchos han puesto la Revolución Francesa como inspiradora del movimiento independentista, otros citan De las historias de rencillas que se generaron entre las provincias y el centro sobre la fecha elegida, da cuenta
las 13 colonias en el norte de América; inclusive hay quien pone los movimientos comuneros de finales del la reacción de Cartagena frente a la celebración del Centenario. Los cartageneros se sintieron desconoci-
siglo XVIII como el origen de las formaciones de juntas locales por toda América. También hay evidencias de dos desde el centro, el hecho de permitir la separación de la provincia de Panamá -por una compensación
influencia de la masonería en la sincronía de estos movimientos independentistas, pero más que determinar económica- puso a las provincias de la Costa Atlántica en punta contra el gobierno central, y más teniendo
el origen de las ideas -que pudo ser pluricausal- el mundo estaba viviendo, a diferentes velocidades, el proceso en cuenta que Cartagena había declarado su independencia absoluta antes que Bogotá. De otro lado cabe
en el que la razón debía dirigir por encima de la teocracia las formas de vida, de ahí que el pueblo se empiece recordar la crítica que hace Miguel Antonio Caro al 20 de julio como fecha de independencia; en 1872 en un
a preguntar si puede ser su propio soberano, y ponga en duda el poder divino sobre el Rey. artículo del Tradicionista y basado en los términos legales de las diferentes actas, Caro propone el 16 de julio
de 1813 como la fecha de celebración apropiada. Este artículo fue criticado duramente y se le tildó de traidor
En la búsqueda de referencias por Actas de Cabildos, Constituciones y demás documentos producidos duran- para con los padres de la patria.
te los primeros años de Independencia, encontramos que en Latinoamérica hubo una especie de fiebre del
documento. Cada provincia escribió un acta para un nuevo gobierno local, una declaración de independen- Pasado el tiempo, el 20 de julio de 1810 se ha instalado como el momento de mayor importancia para el país
cia o una constitución; si bien no en ese orden ni en todas las provincias, se podría hablar de un espíritu de en cuanto a la conmemoración del nacimiento de la República se refiere. Por su parte, no son las actas origi-
legalidad soportado en el documento. Como se ha dicho hubo otras actas de independencia en otros lugares nales (ni la que se quemó ni la que fue hurtada) los documentos que el gran público retiene en su memoria,
e incluso antes del 20 de julio, las actas de Mompox, Cartagena, el Socorro y Pore son algunos ejemplos. sino las alegorías editadas a mitad del siglo XIX, las cuales han llegado a ser más importantes que el docu-
mento original, atribuyéndoseles el carácter de partida de nacimiento. Estos documentos se han convertido
En su momento el Acta citada creó resistencias en los cabildos de ciudades como Cartagena, Santa Marta, Me- en lo que LeGoff llama documento-monumento (Le Goff 1992).
dellín, Popayán y Pasto, las cuales se mostraron en contra de la Junta de Bogotá -autodenominada Suprema-;
estas ciudades no enviaron representantes para la propuesta de un congreso que permitiera un gobierno uni- La construcción de un símbolo tan importante como el que sostiene la fecha de independencia de un país,
ficado, argumentando el favorecimiento de los intereses del centro en detrimento de las provincias. Nóvita, obedece no necesariamente a lo que ocurrió en el evento sino a lo que se necesitaba en el momento. Lo que
Pamplona, El Socorro, Mariquita y Neiva, enviaron sus representantes a Santafé apoyando la conformación hoy es Colombia cambió durante el siglo XIX muchas veces su estructura administrativa, se escribieron varias
del congreso, hecho que inició la discusión del siglo XIX entre centralismo y federalismo (Bushnell 1993). constituciones con diferentes ánimos, inclusive algunas opuestas entre sí, unas muy liberales, otras muy con-
servadoras. En cada uno de estos cambios hubo nuevas reformas a la constitución que estuviere vigente, pero
Sin embargo y a pesar de los ires y venires, fue el Acta del 20 de julio el documento que pasó a la memoria había -y sobrevive hoy- una sensación de que las leyes solucionan los problemas.
colectiva como el primero y el único, quizás por ello se popularizó en el siglo XIX su reproducción e impre-
sión, de manera que es posible encontrar diferentes versiones de impresiones de un mismo año, a la vez que Todos los símbolos son fabricados, y responden a las necesidades del momento, el problema está en cómo se
impresiones masivas de una misma versión. Hay bastantes ejemplares de todas las versiones en diferentes fabrican. El Florero de Llorente y el Acta del 20 de julio de 1810 fueron convenientes para fijar la fecha en
estados de conservación, cada una es muy importante por lo que representa, pero sin duda hay algunas que mención; pero más que la fecha, importan los procesos que subyacen a los eventos. Lo paradójico es que la
tienen un valor estético superior a otras, incluso impresas en la misma fecha. mayoría de estos símbolos fueron construidos sobre realidades que al ser escrutadas resultan imprecisas, pero
esto no los hace menos importantes ni falsos, más bien ficción en el buen sentido de ser “construido” (Geertz
De la desaparecida Acta del 20 de julio se hicieron distintas alegorías, especialmente conocidas las de 18505, 1973). Finalmente es más importante el proceso en sí y su devenir que una fecha para delimitarlo.
19106 y 19537. La primera fue hecha por Rafael Duque Uribe en Francia, al parecer por iniciativa propia, basa-
do en un trabajo de Simón José Cárdenas. Dos versiones producidas en 1910, una ordenada por acuerdo mu-
nicipal y ejecutada por Medina e Hijo y la segunda por la Comisión del Centenario, en Leipzig (Alemania),
en la Casa Sperling. La última fue ordenada por el Banco de la República en 1953, para el sesquicentenario Bibliografía
de la independencia basada en la versión de Leipzig.
Bushnell, D. The making of modern Colombia: a nation in spite of itself. Berkeley, University of California
Este tipo de prácticas conmemorativas, tanto del documento como de la fecha, hizo que el Acta del 20 de Press, 1993.
julio se convirtiera con el tiempo en pilar fundacional de Colombia. Aunque el colombiano promedio no se
Geertz, C. The interpretation of cultures: selected essays. New York, Basic Books, 1973.
caracteriza por su preocupación en la precisión histórica, sí encontramos un sentimiento de carácter naciona-
lista compartido en distintas regiones respecto a la fecha del 20 de julio, lo que demuestra que más allá de las Latour, B. Nous n’avons jamais été modernes: essai d’anthropologie symétrique. Paris, Editions La Découverte, 1991.
protestas regionales de la época, las distintas prácticas conmemorativas realizadas en función del documento y
Le Goff, J. History and memory. New York, Columbia University Press, 1992.
Parker, G. The world is not enough: the imperial vision of Philip II of Spain. Waco, Tex., Markham Press
Fund, 2001.
5 Impresa en París por LeMercier con el auspicio del Dr. Rafael Duque Uribe, con una plancha de Hanke. Renan, E. and R. Girardet. Qu’est-ce qu’une nation? et autres écrits politiques. Paris, Imprimerie nationale. 1996.

6 Este año se hicieron dos alegorías, una en Leipzig a cargo del Señor Sperling, y otra en Bogotá en los Talleres de Medina e Hijo. Rodríguez, P. Historia que no cesa: la Independecia de Colombia, 1780-1830. Bogotá, Colombia, Universi-
dad del Rosario. 2010.
7 El Banco de la República ordena esta versión para el sesquicentenario del 20 de julio de 1810.

100 101
los secretos del acta
Los Secretos del Acta no existían en 1810, o figuras que según el gusto del impresor generan nuevas significaciones en los símbo-
los patrios. No obstante, lo más importante no sea mostrar el recorrido histórico de un documento, sino
posicionar el Acta como otro de los emblemas nacionales. El alcance del Acta como forma de identidad no
tiene un sentido trascendente, como si lo puede tener para otros países, Estados Unidos, por ejemplo, de
donde se copia el diseño alegórico.

Uno de los aspectos que interesa en la investigación sobre el Acta es el sentido comercial de las alegorías.
Alfredo Saab La idea de los “Hacedores de Actas” fue aprovechar la conmemoración de la Independencia para vender
Profesor de la Facultad de Comunicación Social “Actas” como objeto de consumo y forma de riqueza. Lo que nos lleva a interpretar que la construcción de la
Universidad Externado de Colombia historia nacional está determinada por las acciones de comerciantes pérfidos que juegan con los valores del
patriotismo, para reinventar a su acomodo la tradición. “Así, un acto público sigue a otro. Las celebraciones con-
memorativas son cada vez más pobres de pensamiento. Celebración conmemorativa (Gedenkfeier) y falta de pensamiento
(Gedankenlosigkeit) se encuentran y concuerdan perfectamente.” (Ídem, p. 2). El asunto de la restauración del Acta
coloca de manifiesto la necesidad de pensar la “Independencia”, y allende, la misma historia de Colombia.
Las conmemoraciones de la Independencia, más allá de la creación de objetos, deberían servir para reflexio-
nar sobre el origen del ser colombiano.

q
Heidegger, en el mismo discurso, nos advierte:

ué iba a imaginar “Llorente”, cuando se levantó, esa mañana del 20 de julio de 1810, que él sería el respon- La creciente falta de pensamiento reside así en un proceso que consume la médula misma del hombre contemporáneo:
sable de la independencia latinoamericana. Seguramente calzó sus escarpines e hizo un inventario visual de su huida ante el pensar. Esta huida ante el pensar es la razón de la falta de pensamiento. Esta huida ante el pensar
los objetos de lo que hoy se llama “La Casa del Florero”. A media mañana el comerciante González Llorente va a la par del hecho de que el hombre no la quiere ver ni admitir. El hombre de hoy negará incluso rotundamente
pretendía alquilar “el Florero de la Reyerta”, pero los hermanos Morales no querían pagar alquiler, sino recibir esta huida ante el pensar. Afirmará lo contrario. Dirá -y esto con todo derecho- que nunca en ningún momento se han
en calidad de préstamo “el Objeto Sagrado”. Tal vez en la batalla con “el Chapetón” la porcelana cae al suelo, y se realizado planes tan vastos, estudios tan variados, investigaciones tan apasionadas como hoy en día. Ciertamente.
rompe. Algunos minutos de insondable silencio también fueron fracturados por la tensión. El pueblo histérico gritaba Este esfuerzo de sagacidad y deliberación tiene su utilidad, y grande. Un pensar de este tipo es imprescindible. Pero
consignas de libertad en la plaza mayor, mientras golpeaba con fuerza el cuerpo moribundo de José González Llorente. también sigue siendo cierto que éste es un pensar de tipo peculiar. (ídem, p. 2).
Entre tanto, en “La Casa del Cabildo”, un grupo de “Criollos” firma “el Acta de la Revolución”. En horas de la tarde,
los testigos de la “Firma” corren presurosos a la independencia, gritos de clamor y odio resaltan entre la multitud. Así Los científicos del “Patrimonio” elaboran análisis globales y puntuales. Internados en laboratorios, museos
inicia el periodo, de lo que años después, se conoció como “La Patria Boba”. (Propuesta para una novela histórica o bibliotecas ejercen lo que Heidegger llamaría el pensamiento calculador. Aplican técnicas para resucitar
sobre la vida y obra del “Judas Americano”). objetos, tienen visos de santidad y, a veces, cumplen la misma función que los arqueólogos. Cuentan, calcu-
lan nuevas posibilidades del objeto, no importa el ente al que dirijan sus estudios. Lo que quieren hacer es
La fábula anterior, creada por un acreditado escritor de ficción, y encontrada entre los papeles con los devolverle la vida a objetos olvidados en el rincón del tiempo. Pero no meditan sobre el sentido del milagro,
que se envuelve “pescuezo” en una de las carnicerías de San Victorino, podría ser otra versión más de no custodian la energía del misterio, de lo que nos concierne aquí y ahora, en lo más próximo; tampoco lo
lo ocurrido el Día de la Independencia Colombiana, celebrada desde hace dos siglos y un año, con ban- tienen que hacer. “Hay así dos tipos de pensar, cada uno de los cuales es, a su vez y a su manera, justificado y necesario:
deras colgadas en las casas, arengas presidenciales y alegorías al Acta de la Independencia. La pregunta el pensar calculador y la reflexión meditativa.”(Ídem, p. 2). La reflexión sobre el sentido es lo que nos da arraigo,
inmediata nace de la confrontación del imaginario social y lo que acaeció realmente. La cultura popular y corresponde a todos los que quieran elevarse desde la profundidad, según Heidegger. Por eso el desplaza-
inventa su versión de los hechos, porque necesita reconocerse en la historia, ávida de construir iden- miento es la peor atrocidad que se puede cometer con el campesino, con el ser ahí, con el hijo de la tierra.
tidad. La memoria colectiva se crea volviendo a nombrar la realidad, reinventándola, esta vez, de una Merecemos trabajar continuamente el pensar meditativo. Más aún hoy, cuando el desequilibrio producido
forma melodramática. En el caso colombiano con un talante telenovelesco, donde aparece un malo que por la corrupción en las instituciones gubernamentales amenaza con destruir el país, o que la frase insigne
no sabe que es malo y un bueno que se resiste a creer que es bueno. Llorente es el demonio que hay que sea: “colombiano mata colombiano”.
exorcizar de las Américas, ser antagónico de aquellos héroes que registraron su firma en el Acta de la
Independencia y que no sabían muy bien si se trataba de una revolución o una independencia, si seguían La preocupación meditativa de los profesores de la Facultad de Estudios del Patrimonio adquiere relevancia
valorando la dirección del Virrey o le daban la casa por cárcel. cuándo retoman la pregunta por la relación entre “restauración”, “historia” y “arte”, y la convierten en el
problema central de la recuperación de objetos con propósito de identidad nacional. ¿Qué significado tiene
El día de la festividad de la Independencia volvemos a narrar el cuento mítico, le agregamos o cambiamos restaurar el “Florero de la Reyerta”? ¿Cuál es el sentido de recuperar el “Acta de la Independencia”? Las
cosas, representamos el acontecimiento, pero eso no es suficiente. El filósofo alemán Martín Heidegger, con preguntas estarían resueltas en forma positiva si los resultados de la investigación no arrojaran datos de fabu-
ocasión del aniversario del nacimiento del músico Conradine Kreutzer, expresó en su discurso: “¿Pero es la lación en la actualización del pasado. ¿La creación de una historia ficticia también es historia? ¿O habría dos
celebración ya por ello una celebración conmemorativa (Gedenkfeier)? Una celebración conmemorativa exige que historias paralelas, una de los hechos reales y otra de las ficciones? ¿Cuál tendría mayor validez en la adquisi-
pensemos (denken). Con todo, ¿qué pensar y qué decir en una celebración conmemorativa dedicada a un compositor?” ción de identidad? ¿Cómo exponer estas verdades y cumplir una función de divulgación? La participación de
(Serenidad, versión castellana de Yves Zimmermann, ediciones del Serbal, Barcelona, 1994, p. 1). Podríamos la Facultad de Estudios del Patrimonio, única en el país, contribuye a la formación del espíritu universitario,
comentar lo mismo de la celebración del 20 de julio de 1810. ¿Qué pensar y qué decir de la celebración del cuando une el trabajo artesanal con el sentido histórico de la recuperación de la identidad colombiana. Para
Día de la Independencia? La ventaja con la música es la posibilidad de reproducirla. Muy al contrario de los los profesores el humanismo adquiere sentido si la restauración y la historia se encuentran y cuestionan el
hechos políticos, donde no tenemos posibilidad de revivir lo ocurrido de un modo irrefutable. Aunque nos origen del ser colombiano.
podemos acercar. Es el caso de la restauración del “Florero” y del “Acta de la Independencia” por la Facultad
de Estudios del Patrimonio Cultural de la Universidad Externado de Colombia. Volcar de nuevo la visión sobre objetos del “Patrimonio” significa volverlos a crear. Dentro del horizonte
estético representa transformarlos en obras de arte. El problema está en habitar los objetos, de tener con ellos
Con una dedicación al detalle y una exploración rigurosa, los Científicos del Laboratorio de Ciencias de la una relación poética. Los investigadores saben que el hombre común se apropia de la historia cuando libera a
Conservación de la Universidad Externado de Colombia descubren que el “Florero” seguramente no era los entes de su aspecto utilitario y los eleva al status de obra de arte. La restauración del “Acta de la Indepen-
“Florero”, sino centro de mesa. Que el Acta de la Independencia hace parte de un proceso de recupera- dencia”, por ejemplo, pretende convertir un objeto con poca significación para el colombiano, en una obra
ción que viene desde la búsqueda del acta original, hoy extraviada, hasta la descripción de los cambios que que se abra a múltiples posibilidades interpretativas. Sacar del olvido el “Acta” implica reconocerla como un
tuvieron las diferentes alegorías al Acta que se hicieron para conmemorar el Día de la Independencia. Con evento iconográfico, es decir, un suceso estético. La voz de la tradición se manifiesta a través del arte. Este es
esa investigación se pone de manifiesto un proceso de fabulación, donde aparecen firmas de próceres que el hecho noticioso que merece ser divulgado por los medios de comunicación…

104 105
Pero no dejemos abandonado a nuestro escritor de novela histórica, que por razones políticas ha preferido
dejar su nombre en el anonimato. Coloquémoslo caminado por las calles del barrio “La Candelaria”, hacia el
Museo “Casa del Florero”. Repite en su mente las palabras del “Memorial de Agravios”, tal vez porque quiere
escribir uno contra los políticos que actualmente dirigen el país. Habla con el portero y sube al segundo piso.
Allí encuentra la exposición del “Acta de la Independencia”. En urnas de madera amarilla están protegidas
las diferentes alegorías del Acta. Restauradas y bien dispuestas. El escritor siente perplejidad en esa sala inte-
ractiva. Tiene que recurrir a una guía para que le explique la disposición de los cajones y el significado de las
figuras ampliadas que adornan los muros.

Como esos frustrados detectives, que abundan en las novelas policiacas, decide descubrir los secretos del
Acta y crear la historia del nacimiento de una nación. Pregunta con avidez sobre todo aquello que le causa
curiosidad. Su interlocutor, una joven robusta con unas gafas inmensas, le proporciona respuestas febriles y
delirantes. La adrenalina aumenta en el cuerpo delgado del amenazado de muerte, por otras indagaciones
efectuadas. Un libro, piensa, con un relato que esté al servicio del la acción y el suspenso, como una buena
película de Hollywood. Imagina el éxito comercial y su fama, hinchada de elogios. Tiene que ser algo que
atraiga a la gente, que la acerque de una forma divertida a los acontecimientos históricos, piensa mientras ve
el movimiento ridículo de los labios de un cabeza gigantesca. Al fin y al cabo, la patria es lo único importante
en esta crisis de identidad.

Bibliografía

Heidegger, Martín. Serenidad, versión castellana de Yves Zimmermann. Ediciones del Serbal, Bar-
celona, 1994.

catÁlogo de obras

106
catÁlogo de obras Imagen 1.
Acta de la Revolución del 20 de julio
Dibujo de Simón Cárdenas
Grabado de Hancke
Impresa por Lemercier, París
Lemecier
París
DAViD Cohen DAzA Cromolitografía
mArio omAr FernánDez reguerA 1850
Laboratorio de Ciencias de la Conservación
Facultad de Estudios del Patrimonio Cultural
Universidad Externado de Colombia

A continuación se muestran cinco ejemplares de facsímiles del Acta de la Revolución de


1810. No existe información sobre el número exacto de ejemplares elaborados en cada
uno de los momentos estudiados, sin lugar a dudas se encuentran muchos más que los
tratados en la presente investigación; en ese sentido, este documento se convierte en una
herramienta para que los tenedores e investigadores puedan obtener información sobre otros documentos
que seguramente continuarán apareciendo.

Se recoge información sobre el lugar y época de elaboración, así como detalles tecnológicos e iconográficos
que pueden ser utilizados para identificar los diferentes facsímiles que reposan en museos, archivos y en ma-
nos de coleccionistas privados.

Las dos primeras imágenes corresponden a impresiones realizadas en París, pero son utilizadas di-
ferentes técnicas gráficas. Todas las láminas impresas en Lemercier han sido coloreadas a mano por
lo tanto, todas tiene apariencias diferentes. Los otros tres ejemplares corresponden a impresiones
elaboradas en serie, así los dibujos y decoraciones mantienen uniformidad.

Cromolitografía acuarelada del Acta de la Revolución de 1810. París, 1850


Este documento pertenece a la colección del Museo de la Independencia – Casa del Florero. Es una cromo-
litografía, la impresión está realizada con tinta de tonos metálicos dorados y cobrizos, también en tonalidades
roja y verde, encontramos tinta de color negro.

La obra está iluminada con acuarelas y el dibujo litográfico fue realizado en Lemercier, por Charles Henry
Hancké, un reconocido litógrafo francés. Es la única alegoría de este tipo encontrada por los investigadores.
Sin lugar a dudas se trata de una impresión muy especial.

Litografía acuarelada del Acta de la Revolución de 1810.


París (Francia), 1850
Pertenece a la Universidad del Rosario. Aunque este ejemplar es una litografía, su impresión tiene el mismo
origen que la cromolitografía del Museo de la Independencia - Casa del Florero: la casa litográfica Lemerecier.
No obstante está realizada con una sola tinta de color negro, mientras que los demás colores han sido pues-
tos a mano. Se han estudiado otros seis ejemplares similares, siendo este el que presenta un coloreado más
intenso que el resto de las Actas impresas por Lemercier.

El acuarelado tiene pigmentos de muy buena calidad, se destaca el uso de purpurinas doradas compuesta de
latón, y plateada, compuesta de plata pura.

108
Imágenes 2 (arriba),
3 (centro) y 4 (abajo).
Esta impresión se puede reconocer
porque a) los colores de la bandera Imagen 5.
de Colombia están invertidos con Acta de la Revolución del 20 de julio
relación a la bandera actual; Dibujo de Simón Cárdenas
b) la independencia tiene un gato Grabado de Hancke
a sus pies y c) la tinta es dorada. Impresa por Lemercier, París
Lemecier
París
Litografía
1850

110
Imágenes 6 (izquierda),
7 (derecha, arriba)
y 8 (derecha, abajo).
Además de la bandera y el gato, estas Imagen 9.
impresiones se reconocen por tener deco- Acta de la Revolución del 20 de julio
raciones acuareladas en color. La tinta Dibujo de Simón Cárdenas
de la impresión es con tinta negra. Grabado desconocido
Impresa por Victor Sperling, Leipzig
Sperling
Leipzig
Litografía
1910

Edición de la Casa de Victor Sperling. Leipzig (Alemania), 1910.


Este ejemplar fue colocado en la urna centenaria sellada el 31 de octubre de 1911, teniendo en cuenta una Re-
solución de la Comisión Nacional del Centenario. Después de casi un siglo, este ejemplar vuelve literalmente
a ver la luz el 20 de julio de 2010, cuando se abre la urna centenaria. Actualmente se encuentra en custodia
del Archivo de Bogotá. Fue realizada por orden de la Junta Nacional del Primer Centenario de la Proclama-
ción de la Independencia de la República de Colombia. Esta alegoría fue impresa en Europa, en Leipzig,
Alemania, en la Casa de impresión de Victor Sperling, y tiene una estrecha relación con otros documentos
que fueron impresos a color, en ediciones de lujo, para las celebraciones del Centenario de la Independencia
como el Álbum de Costumbres Colombianas, según dibujos del señor Ramón Torres Méndez, y el Álbum
Medellín el 20 de julio de 1910. Llama la atención, que a pesar de estar basada en la impresión francesa de
1850, se realizaron algunos cambios iconográficos importantes como el remplazo del gato que acompaña la
Alegoría de la Libertad, por un león.

Imagen 10 (arriba) y 11 (derecha).


La imagen del gato es reemplazada por un león.
Sin embargo, los colores de la bandera se mantienen al revés.

112
Alegoría de la Imprenta de Medina e Hijo. Bogotá (Colombia), 1910. Imagen 12.
Acta de la Revolución del 20 de julio
Su origen se debe al acuerdo n.° 8 del año 1910 del Consejo Municipal de Bogotá, que autoriza su impresión Dibujo de Simón Cárdenas
al Sr. Elisio Medina, y que se basa en una litografía de las impresas en París en Lemercier, que se exhibía en Grabado desconocido
los salones del Consejo en aquella época. Impresa por Medina e Hijo, Bogotá
Medina e Hijo
La impresión de Medina e Hijo está realizada a una sola tinta de color negro, sobre papel de trapo, con la Bogotá
adición de almidón y caolín. El papel es poco resistente y frágil. Impresión monocroma
1910
Miles de documentos similares a este fueron repartidos el 20 de julio de 1910 en el acto efectuado en el Con-
sejo de Bogotá.

Impresión de la imprenta del Banco de la República.


Bogotá (Colombia), 1952.
Esta serie de actas, fueron una re-edición del modelo impreso por Sperling en Alemania en 1910, que realizó
el Banco de la República de Colombia para el año de 1952.

La técnica gráfica es distinta (impresión offset) y se introdujeron algunas transformaciones con respecto a la
edición de Sperling, que corresponden principalmente al cambio en el orden de los colores de la bandera que
acompaña al escudo; en este caso, el amarillo se encuentra en la franja superior.

Este ejemplar, pertenece al Museo de la Independencia – Casa del Florero.

Los ejemplares presentados así como otras copias de las diferentes ediciones de las Actas, hicieron parte de la
exposición Acta de la Revolución de 1810: De documento a monumento, llevada a cabo por el Museo de la Inde-
pendencia – Casa del Florero y la Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá, en compañía de la Universidad
Externado de Colombia.

Para la elaboración de este catálogo, es importante mencionar la colaboración brindada por la Biblioteca
Nacional de Colombia, en donde se digitalizaron a escala 1:1 algunos de los ejemplares de las Actas, haciendo
uso de los recursos humanos y técnicos que posee el Grupo de Conservación de la Biblioteca.

114
Imagen 13.
Acta de la Revolución del 20 de julio
Dibujo de Simón Cárdenas
Basada en la copia de Victor Sperling
Impresa por el Banco de la República
Banco de la República
Bogotá
Impresión
1952

Imágenes 14 (arriba, izquierda)


y 15 (arriba, derecha)
Aunque en esta edición
se conserva el león, los colores
de la bandera de Colombia
aparecen como en la actualidad.

Imágenes 16 (centro, izquierda)


y 17 (centro, derecha)
Exposición Acta de la Revolu-
ción de 1810: De documento a
monumento. Fotografías tomadas
por Camilo Sánchez. Museo de la
Independencia – Casa del Florero,
Ministerio de Cultura.

Imágenes 18 (abajo, izquierda)


y 19 (abajo, derecha)
Exposición Acta de la Revolu-
ción de 1810: De documento a
monumento. Fotografías tomadas
por Camilo Sánchez. Museo de la
Independencia – Casa del Florero.

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