Sunteți pe pagina 1din 5

Biopolítica y animalidad.

Para resumir mi planteamiento, ideo investigar el modo en que se producen socialmente


ciertas animalidades en un contexto urbano como la Ciudad de México. Así por animalidad
entenderé el conjunto de interacciones sociales en las que un animal se ve inmerso, lo que
configura su corporalidad y su forma de habitar el mundo. Dentro de estas interacciones
cobrarán relevancia su interacción con humanos (y de aquí la importancia del estudio de las
representaciones y esquemas de acción, así como procesos de subjetividad) y no humanos
(como máquinas destinadas a su confinamiento, exhibición, exterminio, etc. y otros seres
vivos no humanos) enmarcadas por instituciones y dispositivos sociales (por lo que se hace
necesario el estudio de los mecanismos jurídicos, de saber, producción de espacialidades,
entre otros), conformando, de este modo, ciertos paisajes que con-figuran ciertas
animalidades, las cuáles se llevan cabo de manera diferenciada.

Así he propuesto tres escenarios en los cuales analizar dicha situación, en relación con tres
tipos de animales: el primero es la rata de laboratorio como animal de experimentación,
escenario dónde cobrará relevancia el lugar del animal en la producción de conocimiento lo
que es, al mismo tiempo, una producción de poder; en segundo lugar se tratará de los peces
de ornato y su venta dentro de un mercado especializado, aquí cobrará relevancia el modo en
que los animales se comercializan al mismo tiempo que forman parte de una producción
estética; el tercer caso es sobre los gatos ferales (aquellos gatos que habitan en la calle y que
no interactúan con humanos por lo que no es posible su adopción) en dónde el foco será
puesto en el modo en que existe una regulación sanitaria para pensar el modo en que se
produce una distinción entre salvaje y doméstico y como se integra en estos procesos urbanos.
Cabe destacar que durante este trimestre he realizado trabajo de campo de manera específica
en un laboratorio donde trabajan con ratas, por lo que las reflexiones que he de realizar en el
presente escrito se enfocarán en estas.

Entrando en la materia del seminario, en primer lugar, me gustaría hacer algunas precisiones
en relación al concepto de biopolítica para posteriormente explicar el modo en que este
concepto ofrece un potencial analítico para mi investigación. Por lo que en un primer
momento hablaré del concepto de vida y su relación con la biología y la biopolítica para,
posteriormente, pensar el modo en que estos conceptos se elaboran en el caso específico de
las ratas de laboratorio.

El concepto de biopolítica como un ejercicio del poder que da ordenamiento de la vida


(Foucault. ) permite poner a flote la relación entre política y vida. Como Lemmke (2017)
señala, la modernidad ha puesto en el núcleo del poder aquello que representa sus fronteras
exteriores, es decir, la vida como un excedente a ser gestionado, lo que posibilita una
modificación tanto en la política como en la vida misma. Foucault señala la importancia del
discurso biológico en la constitución de esta forma política, la biología sería entonces un
invento de la modernidad (Foucault. ), al mismo tiempo que un aliciente para su constitución.
En este sentido la vida misma no sería un dato puro que se mezcla con las pretensiones
políticas sino más bien la vida es una producción misma del poder. Esto cobrará mayor
relevancia en lo que Foucault señala como mecanismos de seguridad, los que estarían
ubicados históricamente en el siglo XIX y que se entremezclarían con formas de poder
anteriores como la disciplinaria, pero diferenciándose de esta en tanto que este tipo de
mecanismos gestionarían los cuerpos de manera individual, mientras que la biopolítica
generaría la idea de un cuerpo como especie.

En el caso de mi investigación existen distintas referencias a la biopolítica para pensar el


modo en que la animalidad sería un producto de esta al generar una inclusión-exclusión al
considerar la animalidad como una propiedad inherente del ser humano dentro del discurso
biológico. Así para Agamben, por ejemplo, la distinción griega clásica entre bios y zoe
constituiría la facultad del soberano para dar muerte a ciertos tipos de vida. Sin embargo, sí
procuramos una lectura más foucaultiana en realidad la biopolítica sólo se vuelve posible con
la aparición del discurso biológico en la modernidad. Así la biología y su discurso biomédico
ocupa un lugar preponderante en la constitución de la biopolítica, pero también podemos
pensarlo en un sentido inverso, la biología se gesta en este entramado de poder. Así una
mirada analítica pertinente para mi investigación sería la de investigar el modo en que se
genera este tipo de conocimiento dentro de ciertos mecanismos de seguridad, o bien de qué
modo el discurso biológico los posibilita. Además, considero aún más relevante pensar el
modo específico y las condiciones materiales y sociales que posibilitan la producción del
conocimiento biomédico para reconsiderar el modo en que se generan ciertos esquemas
cognitivos y normativos de comprensión de la vida y las formas concretas en que esta se
legitima; para de este modo analizar la forma en que los mecanismos de poder movilizan este
saber, pero también cuestionar el tipo de mecanismos que se generan en la actualidad, es
decir, cuestionar qué tipos de política requiere el tipo de vida que se produce actualmente.

Thomas Lemmke (2017) realiza una crítica a distintas visiones que ponderan el término de
biopolítica en relación con procesos exclusivos de la vida humana. Menciona varios autores
(Haraway, Latour, Rose) que han sido referentes personales para pensar el modo en que
distintos no-humanos forman parte ineludible de los procesos histórico –sociales, y utiliza el
término de antropolítica para indagar dentro de las formas políticas actuales “cuáles
entidades y bajo qué requisitos pueden ser miembros de la sociedad y cuáles no” (Lemmke.
2017:121) lo que incluiría a vidas cualificadas como animales.

Si bien la escisión-unión entre animal y humano ha sido constantemente un referente para el


ejercicio del poder, es necesario considerar las formas actuales en que se producen estos
umbrales. Generalmente esto es pensado preponderando el modo en que, o bien, se producen
ciertos conceptos y ejercicios de poder referentes a lo humano, o se busca pensar el modo en
que lo animal es producida bajo estos regímenes. Como ya he explicado anteriormente, esto
último formará parte de mi investigación, sin embargo, es necesario matizar que desde mi
perspectiva ambas consideraciones, la de la producción de la animalidad y la de la producción
de humanidad, no son aspectos diferenciados y que por lo tanto se podrían estudiar de manera
aislada la una de la otra. Sin embargo, mi foco reflexivo en el trabajo de campo se ha dirigido
a pensar a los animales concretos y las situaciones sociales en las que viven; así para mis
propios fines y en base al trabajo de campo realizado considero elaborar una perspectiva
analítica que permita pensar el modo en que las ratas ocupan un lugar central en la
investigación en ciencias biomédicas y cómo a partir del lugar que estos animales ocupan
bajo diferentes mecanismos de control y gestión de sus vidas se posibilita el despliegue de
distintos mecanismos de saber-poder.

En relación con esto, en mi trabajo de campo he encontrado que se presentan dos formaciones
relevantes para la producción de animalidad en la rata de laboratorio. En primer lugar, esta
ocupará el espacio epistemológico de la evidencia dentro del ejercicio de experimentación.
Para esta finalidad el roedor debe pasar por distintos mecanismos de control para que su
cuerpo sea producido como un modelo. Así estos dos ejes darán como resultado la
legitimación propia del modelo científico dentro de la investigación biomédica centrada en
la relación fármaco-conducta (en el caso específico que me encuentro investigando, el cuál
se trata de un laboratorio de investigación farmacobiológica centrado en la investigación de
la sexualidad masculina.)

Para la producción de la rata como modelo se hace necesario un control minucioso de sus
vidas. Se controla desde su ascendencia genética, su nacimiento, sus condiciones de vida
individuales y ambientales, así como su muerte. El ordenamiento espacial cobra relevancia
para esta finalidad pues determina espacios propios para el ejercicio de este control,
diferenciando de manera constante espacios propios de los animales y aquellos donde los
humanos realizan sus prácticas de cuidado y experimentación. Las ratas desde su nacimiento
estarán confinadas en contenedores transparentes, de donde saldrán solamente para su uso en
la experimentación y en su muerte. El control ambiental cobrará especial relevancia pues se
debe evitar cualquier intromisión patógena en el organismo de los roedores. Se busca que sus
cuerpos presenten la mayor asepsia posible para que cualquier alteración patógena o
farmacológica sea inducida de manera controlada. Así durante la experimentación se les
induce, generalmente, un fármaco para poder observar el modo en que este altera su conducta
sexual, o bien, el modo en que esto genera alteraciones a nivel orgánico para su registro.

Para los científicos las ratas representan un modelo pues los resultados de su experimentación
deben poder ser extrapolados a humanos. Así se establecen lazos de equivalencia entre el
cuerpo de la rata y el cuerpo humano, principalmente por vía funcional, es decir, se espera
que en la observación de alteraciones orgánicas, o bien, en el registro de ciertas sustancias,
como proteínas liberadas por el cerebro, esto se replique del mismo modo en los humanos.
Sin embargo, al mismo tiempo que existe esta equivalencia en lo orgánico, debe generarse
una diferenciación espiritual clara entre las ratas y los humanos desde un punto de vista ético,
pues la justificación de que los experimentos se realicen en animales y no en humanos es que
existen ciertos riesgos tanto de daño como de muerte que deben evitarse. Toda rata que sea
usada para experimentación debe ser sacrificada pues la experimentación no sólo implica
riesgos individuales sino colectivos. La rata al mismo tiempo que encarna la evidencia, y por
ende la posibilidad del avance científico, también representa, con su muerte, el control del
riesgo que esta misma genera. Así toda experimentación en humanos debe pasar primero por
la seguridad otorgada por la experimentación previa en animales.

Así esta constitución de un modelo animal será pieza esencial para la experimentación en
tanto que ofrece una evidencia empírica lo que ofrece un saber encarnado. Sin embargo, las
cualidades de las ratas serán consideradas sólo en la posibilidad de su abstracción, pues su
registro se lleva a cabo de manera estadística, a partir de medias. Se sabe de antemano que a
pesar del intento por homogenizar al máximo los cuerpos de las ratas aún de manera genética,
la diversidad que presenta cada individuo marcará datos diferentes en cada experimento, por
lo que estos se llevan a cabo de manera repetida para abstraer la similitud entre los distintos
resultados como un solo dato, la diferencia es percibida como error y este debe ser excluido
de los resultados. La animalidad en este sentido, que en un principio es entendida como una
vida y todas sus potencialidades propias, lo que la hace equivalente a lo humano, pasa a ser
reducida a una abstracción y de hecho desaparece del resultado final, pues no son contadas
en el resultado final del proceso científico. Lo mismo se lleva a cabo en los procesos de
subjetivación de los científicos pues estos a pesar de que experimentan su relación con los
animales como un proceso de comunicación con otro organismo vivo, al final debe
posibilitarse la idea de que estos animales serán posiblemente dañados o bien, su muerte es
inminente, por lo que sólo deben representar un dato dentro de sus investigaciones.

Lemmke. Thomas. (2017). Introducción a la biopolítica. Fondo de Cultura


Económica. México.

S-ar putea să vă placă și