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Así he propuesto tres escenarios en los cuales analizar dicha situación, en relación con tres
tipos de animales: el primero es la rata de laboratorio como animal de experimentación,
escenario dónde cobrará relevancia el lugar del animal en la producción de conocimiento lo
que es, al mismo tiempo, una producción de poder; en segundo lugar se tratará de los peces
de ornato y su venta dentro de un mercado especializado, aquí cobrará relevancia el modo en
que los animales se comercializan al mismo tiempo que forman parte de una producción
estética; el tercer caso es sobre los gatos ferales (aquellos gatos que habitan en la calle y que
no interactúan con humanos por lo que no es posible su adopción) en dónde el foco será
puesto en el modo en que existe una regulación sanitaria para pensar el modo en que se
produce una distinción entre salvaje y doméstico y como se integra en estos procesos urbanos.
Cabe destacar que durante este trimestre he realizado trabajo de campo de manera específica
en un laboratorio donde trabajan con ratas, por lo que las reflexiones que he de realizar en el
presente escrito se enfocarán en estas.
Entrando en la materia del seminario, en primer lugar, me gustaría hacer algunas precisiones
en relación al concepto de biopolítica para posteriormente explicar el modo en que este
concepto ofrece un potencial analítico para mi investigación. Por lo que en un primer
momento hablaré del concepto de vida y su relación con la biología y la biopolítica para,
posteriormente, pensar el modo en que estos conceptos se elaboran en el caso específico de
las ratas de laboratorio.
Thomas Lemmke (2017) realiza una crítica a distintas visiones que ponderan el término de
biopolítica en relación con procesos exclusivos de la vida humana. Menciona varios autores
(Haraway, Latour, Rose) que han sido referentes personales para pensar el modo en que
distintos no-humanos forman parte ineludible de los procesos histórico –sociales, y utiliza el
término de antropolítica para indagar dentro de las formas políticas actuales “cuáles
entidades y bajo qué requisitos pueden ser miembros de la sociedad y cuáles no” (Lemmke.
2017:121) lo que incluiría a vidas cualificadas como animales.
En relación con esto, en mi trabajo de campo he encontrado que se presentan dos formaciones
relevantes para la producción de animalidad en la rata de laboratorio. En primer lugar, esta
ocupará el espacio epistemológico de la evidencia dentro del ejercicio de experimentación.
Para esta finalidad el roedor debe pasar por distintos mecanismos de control para que su
cuerpo sea producido como un modelo. Así estos dos ejes darán como resultado la
legitimación propia del modelo científico dentro de la investigación biomédica centrada en
la relación fármaco-conducta (en el caso específico que me encuentro investigando, el cuál
se trata de un laboratorio de investigación farmacobiológica centrado en la investigación de
la sexualidad masculina.)
Para la producción de la rata como modelo se hace necesario un control minucioso de sus
vidas. Se controla desde su ascendencia genética, su nacimiento, sus condiciones de vida
individuales y ambientales, así como su muerte. El ordenamiento espacial cobra relevancia
para esta finalidad pues determina espacios propios para el ejercicio de este control,
diferenciando de manera constante espacios propios de los animales y aquellos donde los
humanos realizan sus prácticas de cuidado y experimentación. Las ratas desde su nacimiento
estarán confinadas en contenedores transparentes, de donde saldrán solamente para su uso en
la experimentación y en su muerte. El control ambiental cobrará especial relevancia pues se
debe evitar cualquier intromisión patógena en el organismo de los roedores. Se busca que sus
cuerpos presenten la mayor asepsia posible para que cualquier alteración patógena o
farmacológica sea inducida de manera controlada. Así durante la experimentación se les
induce, generalmente, un fármaco para poder observar el modo en que este altera su conducta
sexual, o bien, el modo en que esto genera alteraciones a nivel orgánico para su registro.
Para los científicos las ratas representan un modelo pues los resultados de su experimentación
deben poder ser extrapolados a humanos. Así se establecen lazos de equivalencia entre el
cuerpo de la rata y el cuerpo humano, principalmente por vía funcional, es decir, se espera
que en la observación de alteraciones orgánicas, o bien, en el registro de ciertas sustancias,
como proteínas liberadas por el cerebro, esto se replique del mismo modo en los humanos.
Sin embargo, al mismo tiempo que existe esta equivalencia en lo orgánico, debe generarse
una diferenciación espiritual clara entre las ratas y los humanos desde un punto de vista ético,
pues la justificación de que los experimentos se realicen en animales y no en humanos es que
existen ciertos riesgos tanto de daño como de muerte que deben evitarse. Toda rata que sea
usada para experimentación debe ser sacrificada pues la experimentación no sólo implica
riesgos individuales sino colectivos. La rata al mismo tiempo que encarna la evidencia, y por
ende la posibilidad del avance científico, también representa, con su muerte, el control del
riesgo que esta misma genera. Así toda experimentación en humanos debe pasar primero por
la seguridad otorgada por la experimentación previa en animales.
Así esta constitución de un modelo animal será pieza esencial para la experimentación en
tanto que ofrece una evidencia empírica lo que ofrece un saber encarnado. Sin embargo, las
cualidades de las ratas serán consideradas sólo en la posibilidad de su abstracción, pues su
registro se lleva a cabo de manera estadística, a partir de medias. Se sabe de antemano que a
pesar del intento por homogenizar al máximo los cuerpos de las ratas aún de manera genética,
la diversidad que presenta cada individuo marcará datos diferentes en cada experimento, por
lo que estos se llevan a cabo de manera repetida para abstraer la similitud entre los distintos
resultados como un solo dato, la diferencia es percibida como error y este debe ser excluido
de los resultados. La animalidad en este sentido, que en un principio es entendida como una
vida y todas sus potencialidades propias, lo que la hace equivalente a lo humano, pasa a ser
reducida a una abstracción y de hecho desaparece del resultado final, pues no son contadas
en el resultado final del proceso científico. Lo mismo se lleva a cabo en los procesos de
subjetivación de los científicos pues estos a pesar de que experimentan su relación con los
animales como un proceso de comunicación con otro organismo vivo, al final debe
posibilitarse la idea de que estos animales serán posiblemente dañados o bien, su muerte es
inminente, por lo que sólo deben representar un dato dentro de sus investigaciones.