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Algunas veces se permite que el conflicto pueda ser solucionado entre los
interesados, debiendo el Estado acatar lo que éstos hayan acordado; incluso
puede aceptarse que el perjudicado por el incumplimiento resigne su derecho y
no exija el cumplimiento o la aplicación de la sanción que le corresponde al
incumplidor. (CONTRATOS – ACUERDOS)
En otros casos, el estado debe intervenir, aun cuando las partes convengan
la forma de solución del conflicto. Ello es así porque el legislador considera, que
la trasgresión afecta el interés social y de esa manera resulta ineludible la
intervención del juez para subsanar el agravio. (CUESTIONES DE FAMILIA)
En el proceso penal, el damnificado directo no dispone del proceso ni
puede pactar la sanción, es el Estado quién intervendrá.
La jurisdicción voluntaria
En ocasiones, a pesar de no existir conflicto alguno por resolver, el
legislador impone que ciertos trámites se realicen ante los jueces, esto obedece a
razones de política legislativa, tales son los casos: rectificación de partidas,
inscripción tardía de nacimientos, trámites sucesorios, etc.
Estos procedimientos se denominan de jurisdicción voluntaria termino que
resulta un tanto confusa, porque no se trata de actividad jurisdiccional, ya que
está supone un conflicto actual o eventual, y en los trámites mencionados no hay
conflicto alguno que resolver sino simples peticiones hechas a los magistrados
judiciales, por eso quienes hacen esas peticiones no son propiamente partes sino
meros peticionarios.
El termino voluntaria se puede pensar en oposición a una jurisdicción
obligada, lo cual no es exacto ya que ninguna persona se encuentra obligada a
reclamar sus derechos a la jurisdicción, es por esto que es preferible trocar la
denominación de jurisdicción voluntaria por la de procedimientos no
contenciosos o no jurisdiccionales.
No debe confundirse la ausencia de conflicto de intereses con la falta de
controversia judicial.
Puede no existir esta pero aun así tratarse de una cuestión jurisdiccional,
este es el caso del allanamiento del demandado a las pretensiones del actor, o en
los supuestos en los que, a pesar de no existir discrepancias entre las partes sobre
la forma de resolver el conflicto, la ley impone la declaración judicial.
Tribunales administrativos.
Por la forma en que cumplen sus funciones, esas dependencias
administrativas son designados como tribunales de la administración, estos
tribunales no ejercen funciones judiciales ya que esto están expresamente
prohibidos en el artículo 18, y especialmente por el artículo 109 de la CN.
La diferencia entre las atribuciones de los tribunales administrativos y a de
los miembros del Poder Judicial surge con nitidez ya que en los primeros falta el
carácter de tercero imparcial que revisten los segundos.
El juez constituye el vértice del triángulo donde convergen las partes
enfrentadas, dando cada una de ellas argumentos opuestos para que él pueda
extraer sus conclusiones.
En los procedimientos administrativos, cualquiera que sea la forma que
adopte la Administración Pública para tomar decisiones, falta ese requisito
esencial que es la existencia de un tercero imparcial.
No se debe confundir los procedimientos administrativos con la
denominada jurisdicción contencioso administrativa, que tiene por finalidad
revisar las decisiones del poder administrador en el desempeño de su actividad
reglada.