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LOS PATITOS

Todos los patitos


se fueron a nadar
y el más pequeñito
se quiso quedar
su mamá enfadada
le quiso regañar
y el pobre patito
se puso a llorar
Los patitos en el agua
meneaban la colita
y decían uno al otro
ay! que agua tan fresquita.

Los patitos en el agua


meneaban la colita
y decían uno al otro
ay! que agua tan fresquita.

CINCO RATONCITOS
Cinco ratoncitos de colita gris,
mueven las orejas, mueven la nariz,
abren los ojitos, comen sin cesar,
por si viene el gato, que los comerá,
comen un quesito, y a su casa van,
cerrando la puerta, a dormir se van.
ESTRELLITA DONDE ESTAS

Estrellita donde estás


me pregunto quién serás.
Estrellita dónde estás
me pregunto quién serás.
En el cielo o en el mar
un diamante de verdad.
Estrellita dónde estás
me pregunto quién serás.
Estrellita dónde estás
me pregunto quién serás.
Estrellita dónde estás
me pregunto quién serás.

En el cielo o en el mar
un diamante de verdad.
Estrellita dónde estás
me pregunto quién serás.

ESTABA EL SEÑOR DON GATO

Estaba el señor Don Gato


sentadito en su tejado
marramiau, miau, miau,
sentadito en su tejado.
Ha recibido una carta
por si quiere ser casado,
marramiau, miau, miau, miau,
por si quiere ser casado.

Con una gatita blanca


sobrina de un gato pardo,
marramiau, miau, miau, miau,
sobrina de un gato pardo.

El gato por ir a verla


se ha caído del tejado,
marramiau, miau, miau, miau,
se ha caído del tejado.

Se ha roto seis costillas


el espinazo y el rabo,
marramiau, miau, miau, miau,
el espinazo y el rabo.

Ya lo llevan a enterrar
por la calle del pescado,
marramiau, miau, miau, miau,
por la calle del pescado.

Al olor de las sardinas


el gato ha resucitado,
marramiau, miau, miau, miau,
el gato ha resucitado.

Por eso dice la gente


siete vidas tiene un gato,
marramiau, miau, miau, miau,
siete vidas tiene un gato
LAS OVEJAS

Tengo, tengo, tengo.


Tú no tienes nada.
Tengo tres ovejas en una cabaña.
Una me da leche,
otra me da lana,
y otra me mantiene
toda la semana.
Caballito blanco
llévame de aquí.
Llévame hasta el pueblo donde yo nací.

Tengo, tengo, tengo.


Tú no tienes nada.
Tengo tres ovejas en una cabaña.

POESIAS

EL GRAN SUEÑO

Ayer soñé que caminaba

por verdes prados limpios.

Ayer soñé que caminaba

por verdes prados floridos.

Soñé, soñé..........

Que la gente se quería

que no existian las guerras

que no existia el egoismo.

Soñé un mundo perfecto

por un mundo de maravillas.

Soñé, soñé que soñaba......

MI CASA

VIVO EN UNA CASA

MUY ALTA, MUY ALTA,


CON UN TEJADO

Y PAREDES BLANCAS.

TIENE VENTANAS Y PUERTAS,

Y UN GRAN COMEDOR

Y UN CUARTO PRECIOSO

DONDE DUERMO YO.

RECUERDOS

Recuerdos que llevo en la piel

En noches frias del ayer

Tu sombra que amo mi fe

No existe un nada que perder

Solo quiero ver la noche pasar

Y en su oscuridad

Y entre los infiernos (Amor)

Solo quiero en tu mirada acabar

Ser la luz del tiempo

Recuerdos mil sueños

Que se apagaron con el sol

Sin nadie sin nada

Que me ilumine el corazón

VUELVE A SONREIR

De tu tristeza, no hayo respuesta

esa tristeza,

te sale de tan adentro

Intentando encontrar un porqué

por si tú me miras,
yo te pregunto con una sonrisa

te pregunto ¿todo va bien?

tu respuesta es silencio

con unos ojitos que bailan

y una mirada,

perdida detrás de mi!

y mas silencio!

se borró el brillo de tus ojos

y a mi me ahoga la impotencia

me delata mi cara de circunstancia

al no encontrar una respuesta

lo único que yo deseo

mi niña, lo que yo quiero es

verte sonreir otra vez!!

PAPITO QUERIDO

Papito querido

Te quiero desde aqui

Hasta mas alla del espacio

Y si algún día me faltas

Ya no seria el mismo

Pues tu eres mi fuerza,

Y mi ejemplo a seguir

Cuentos

EL MUÑECO DE NIEVE

Había dejado de nevar y los niños, ansiosos de libertad, salieron de casa y empezaron a
corretear por la blanca y mullida alfombra recién formada.

La hija del herrero, tomando puñados de nieve con sus manitas hábiles, se entrego a la tarea
de moldearla.

Haré un muñeco como el hermanito que hubiera deseado tener se dijo.

Le salio un niñito precioso, redondo, con ojos de carbón y un botón rojo por boca. La pequeña
estaba entusiasmada con su obra y convirtió al muñeco en su inseparable compañero durante
los tristes días de aquel invierno. Le hablaba, le mimaba..
Pero pronto los días empezaron a ser mas largos y los rayos de sol mas calidos... El muñeco se
fundió sin dejar mas rastro de su existencia que un charquito con dos carbones y un botón
rojo. La niña lloro con desconsuelo.

Un viejecito, que buscaba en el sol tibieza para su invierno, le dijo dulcemente: Seca tus
lagrimas, bonita, por que acabas de recibir una gran lección: ahora ya sabes que no debe
ponerse el corazón en cosas perecederas.

EL HONRADO LEÑADOR

Había una vez un pobre leñador que regresaba a su casa después de una jornada de duro
trabajo. Al cruzar un puentecillo sobre el río, se le cayo el hacha al agua.

Entonces empezó a lamentarse tristemente: ¿Como me ganare el sustento ahora que no tengo
hacha?

Al instante ¡oh, maravilla! Una bella ninfa aparecía sobre las aguas y dijo al leñador:

Espera, buen hombre: traeré tu hacha.

Se hundió en la corriente y poco después reaparecía con un hacha de oro entre las manos. El
leñador dijo que aquella no era la suya. Por segunda vez se sumergió la ninfa, para reaparecer
después con otra hacha de plata.

Tampoco es la mía dijo el afligido leñador.

Por tercera vez la ninfa busco bajo el agua. Al reaparecer llevaba un hacha de hierro.

¡Oh gracias, gracias! ¡Esa es la mía!

Pero, por tu honradez, yo te regalo las otras dos. Has preferido la pobreza a la mentira y te
mereces un premio.

NUEZ DE ORO

La linda Maria, hija del guardabosques, encontró un día una nuez de oro en medio del
sendero.

-Veo que has encontrado mi nuez.

Devuélvemela -dijo una voz a su espalda.

María se volvió en redondo y fue a encontrarse frente a un ser diminuto, flaco, vestido con
jubón carmesí y un puntia-gudo gorro. Podría haber sido un niño por el tamaño, pero por la
astucia de su rostro comprendió la niña que se trataba de un duendecillo.

-Vamos, devuelve la nuez a su dueño, el Duende de la Floresta -insistió, inclinándose con burla.

-Te la devolveré si sabes cuantos pliegues tiene en la corteza. De lo contrario me la quedaré, la


venderé y podré comprar ropas para los niños pobres, porque el invierno es muy crudo.

-Déjame pensar..., ¡tiene mil ciento y un pliegues!

María los contó. ¡El duendecillo no se había equivocado! Con lágrimas en los ojos, le alargó la
nuez.
-Guárdala -le dijo entonces el duende-: tu generosidad me ha conmovido. Cuando necesites
algo, pídeselo a la nuez de oro.

Sin más, el duendecillo desapareció.

Misteriosamente, la nuez de oro procuraba ropas y alimentos para todos los pobres de la
comarca. Y como María nunca se separaba de ella, en adelante la llamaron con el encantador
nombre de 'Nuez de Oro".

CAPERUCITA Y LAS AVES

Aquel invierno fue más crudo que de ordinario y el hambre se hacía sentir en la comarca.
Pero eran las avecillas quienes llevaban la peor parte, pues en el eterno manto de nieve que
cubría la tierra no podían hallar sustento

Caperucita Roja, apiadada de los pequeños seres atrevidos y hambrientos, ponía granos en su
ventana y miguitas de pan, para que ellos pudieran alimentarse. Al fin, perdiendo el temor,
iban a posarse en los hombros de su protectora y compartían el cálido refugio de su casita.

Un día los habitantes de un pueblo cercano, que también padecían escasez, cercaron la aldea
de Caperucita con la intención de robar sus ganados y su trigo.

-Son más que nosotros -dijeron los hombres-. Tendríamos que solicitar el envío de tropas que
nos defiendan.

-Pero es imposible atravesar las montañas nevadas; pereceríamos en el camino -respondieron


algunos.

Entonces Caperucita le habló a la paloma blanca, una de sus protegidas. El avecilla, con sus
ojitos fijos en la niña, parecía comprenderla. Caperucita Roja ató un mensaje en una de sus
patas, le indicó una dirección desde la ventana y lanzó hacia lo alto a la paloma blanca.

Pasaron dos días. La niña, angustiada, se preguntaba si la palomita habría sucumbido bajo el
intenso frío. Pero, además, la situación de todos los vecinos de la aldea no podía ser más
grave: sus enemigos habían logrado entrar y se hallaban dedicados a robar todas las
provisiones.

De pronto, un grito de esperanza resonó por todas partes: un escuadrón de cosacos


envueltos en sus pellizas de pieles llegaba a la aldea, poniendo en fuga a los atacantes.

Tras ellos llegó la paloma blanca, que había entregado el mensaje. Caperucita le tendió las
manos y el animalito, suavemente, se dejó caer en ellas, con sus últimas fuerzas. Luego,
sintiendo en el corazón el calor de la mejilla de la niña, abandonó este mundo para siempre.

LA SEPULTURA DEL LOBO

Hubo una vez un lobo muy rico pero muy avaro. Nunca dio ni un poco de lo mucho que le
sobraba. Sintiéndose viejo, empezó a pensar en su propia vida, sentado a la puerta de su casa.

¿Podrías prestarme cuatro medidas de trigo, vecino? Le pregunto el burrito.

Te daré; ocho, si prometes velar por mi sepulcro en las tres noches siguientes a mi entierro.
Murió el lobo pocos días después y el burrito fue a velar en su sepultura. Durante la tercera
noche se le unió el pato que no tenia casa. Y juntos estaban cuando, en medio de una
espantosa ráfaga de viento, llego el aguilucho que les dijo:

Si me dejáis apoderarme del lobo os daré una bolsa de oro.

Será suficiente si llenas una de mis botas. Dijo el pato que era muy astuto.

El aguilucho se marcho para regresar en seguida con un gran saco de oro, que empezó a
volcar sobre la bota que el sagaz pato había colocado sobre una fosa. Como no tenia suela y la
fosa estaba vacía no acababa de llenarse. El aguilucho decidió ir entonces en busca de todo el
oro del mundo.

Y cuando intentaba cruzar un precipicio con cien bolsas colgando de su pico, fue a estrellarse
sin remedio.

Amigo burrito, ya somos ricos. Dijo el pato. La maldad del Aguilucho nos ha beneficiado.

Y todos los pobres de la ciudad. Dijo el borrico, por que con ellos repartiremos el oro.

Fábula corta: La bruja

Fábula de la bruja

Érase una vez una bruja que se ganaba la vida vendiendo encantamientos y fórmulas para
calmar la cólera de los dioses.

Con esta promesa a la bruja no le faltaban clientes y conseguía grandes cantidades de dinero
de este modo de vida.

Pero un día fue acusada de ir contra las leyes y la llevaron ante los jueces supremos del país.

Así, tras un juicio muy corto, la culparon y la hicieron condenar a muerte.

Viéndola salir de la sala del juicio, una de las personas presentes le dijo:

- Bruja, tú que decías poder desviar la cólera de los dioses, ¿Cómo no has podido persuadir a
los hombres?

Moraleja: hay que ser precavido con quienes prometen solucionar todo problema que tengas a
cambio de dinero pero son incapaces de arreglar los suyos.

Fábula de la lechera

La hija de un granjero llevaba un recipiente lleno de leche a vender al pueblo, y empezó a


hacer planes futuros:

- Cuando venda esta leche, compraré trescientos huevos. Los huevos, descartando los que no
nazcan, me darán al menos doscientos pollos.

Los pollos estarán listos para mercadearlos cuando los precios de ellos estén en lo más alto, de
modo que para fin de año tendré suficiente dinero para comprarme el mejor vestido para
asistir a las fiestas.

Cuando esté en el baile todos los muchachos me pretenderán, y yo los valoraré uno a uno.
Pero en ese momento tropezó con una piedra, cayendo junto con la vasija de leche al suelo,
regando su contenido.

Y así todos sus planes acabaron en un instante.

Moraleja:

No seas ambiciosa de mejor y más próspera fortuna,

que vivirás ansiosa sin que pueda saciarte cosa alguna.

No anheles impaciente el bien futuro,

mira que ni el presente está seguro.

Si conoces alguna otra fábula para niños y quieres compartirla con nosotros y los demás
padres, estaremos encantados de recibirla.

La cigarra y la hormiga. Fábula sobre el esfuerzo

La cigarra era feliz disfrutando del verano: El sol brillaba, las flores desprendían su aroma...y la
cigarra cantaba y cantaba. Mientras tanto su amiga y vecina, una pequeña hormiga, pasaba el
día entero trabajando, recogiendo alimentos.

- ¡Amiga hormiga! ¿No te cansas de tanto trabajar? Descansa un rato conmigo mientras canto
algo para ti. – Le decía la cigarra a la hormiga.

- Mejor harías en recoger provisiones para el invierno y dejarte de tanta holgazanería – le


respondía la hormiga, mientras transportaba el grano, atareada.

La cigarra se reía y seguía cantando sin hacer caso a su amiga.

Hasta que un día, al despertarse, sintió el frío intenso del invierno. Los árboles se habían
quedado sin hojas y del cielo caían copos de nieve, mientras la cigarra vagaba por campo,
helada y hambrienta. Vio a lo lejos la casa de su vecina la hormiga, y se acercó a pedirle ayuda.

- Amiga hormiga, tengo frío y hambre, ¿no me darías algo de comer? Tú tienes mucha comida
y una casa caliente, mientras que yo no tengo nada.

La hormiga entreabrió la puerta de su casa y le dijo a la cigarra.

- Dime amiga cigarra, ¿qué hacías tú mientras yo madrugaba para trabajar? ¿Qué hacías
mientras yo cargaba con granos de trigo de acá para allá?

- Cantaba y cantaba bajo el sol- contestó la cigarra.

- ¿Eso hacías? Pues si cantabas en el verano, ahora baila durante el invierno-

Y le cerró la puerta, dejando fuera a la cigarra, que había aprendido la lección.

Moraleja: Quien quiere pasar bien el invierno, mientras es joven debe aprovechar el tiempo.

Si conoces alguna otra fábula para niños y quieres compartirla con nosotros y los demás
padres, estaremos encantados de recibirla.
Las ranitas y el tronco tallado

Fábula ranitas

Una familia de ranitas que vivía en un lago, sentía mucho temor por un tronco tallado que se
veía desde la orilla. Estas ranitas amaban las fiestas y la diversión, pero sentían gran respeto
por el tronco, así que en muchas oportunidades trataban de no hacer tanto ruido para no
molestar al tronco.

Seguramente este personaje al que tanto le temían, era un monumento de alguna tribu que ya
no habitaba en el lugar, pero como no se animaban a acercarse para ver bien de que se
trataba, solo podían divisar un rostro serio y que inspiraba mucha autoridad.

Un cierto día, en que se desató una terrible tormenta, el tronco cayo al lago y en ese momento
las ranitas pudieron ver con claridad, que era solo un tronco tallado que ningún daño podía
hacerles. Se rieron mucho de los temores por los que habían pasado y comenzaron a jugar con
él y usarlo de trampolín para sus zambullidas en el lago.

Moraleja: Lo que por ignorancia atemoriza, a veces es sólo digno de risa.

Si conoces alguna otra fábula para niños y quieres compartirla con nosotros y los demás
padres, estaremos encantados de recibirla.

El lobo con piel de oveja

Pensó un día un lobo cambiar su apariencia para así facilitar la obtención de su comida. Se
metió entonces en una piel de oveja y se fue a pastar con el rebaño, despistando totalmente al
pastor.

Al atardecer, para su protección, fue llevado junto con todo el rebaño a un encierro, quedando
la puerta asegurada.

Pero en la noche, buscando el pastor su provisión de carne para el día siguiente, tomó al lobo
creyendo que era un cordero y lo sacrificó al instante.

Moraleja: Según hagamos el engaño, así recibiremos el daño.

Leyendas

La hiena y la liebre

Las hienas y las liebres hoy en día como están las cosas se odian mutuamente, pero todo
sucede por esta leyenda que comienza en África hace muchísimo tiempo. La hiena y la liebreEl
pelaje de las hienas era completamente marrón para ese entonces y había una gran amistad
entre estos dos animales. Estas amigas, la hiena y la liebre eran tan unidas que siempre
estaban juntas. Sin embargo, la hiena era muy mala, celosa, envidiosa e inteligente.

Cada vez que iba a pescar la liebre, siempre volvía a su hogar con un gran pez que de una
forma u otra, la hiena siempre lograba quitarle, pero siempre hablando con astucia. Un día, la
liebre estaba un poco cansada de que siempre le haga lo mismo cada vez que venía con un
pez, aun así quería a su amiga y le mostró que traía un pez enorme para comer. La hiena no
podía aguantar la tentación de quitárselo y por eso le dijo que su pez era demasiado grande,
pero su estómago pequeño, por ello le haría mal comerlo, o si no lo comía todo, entonces se le
iba a pudrid antes de poder terminarlo, pero la liebre esta vez más astuta le dijo que no se
preocupara porque pensaba ahumarlo para comer luego lo que sobre.

hineaDurante la noche, la liebre se hizo la dormida junto a las brasas que cocinaban el pescado
y así fue que la hiena tomó el pescado y comenzó a correr creyendo que dormía su amiga. En
ese mismo momento fue que la liebre tomó la parrilla con las brasas y tiró todo encima de la
hiena, dejando todas las manchas negras que hoy en día lleva en su pelaje. Le dijo que no
podía creer que la haya traicionado así y que siempre quería quedarse con lo mejor, que se
vaya y no vuelva nunca más. Así sucedió, nunca más volvió y comenzaron a odiarse las hienas
con las liebres para siempre.

Las orejas del conejo

Todos los conejos siempre fueron felices con su tamaño, con su agilidad y la posibilidad para
poder esconderse de las grandes criaturas del bosque, pero no todos exactamente porque uno
se encontraba muy angustiado y nada podía hacer para quitarse de encima tanta depresión.
Las orejas del conejoUn ave siempre lo veía llorar a la orilla del río y ver pasan al león con tanta
destreza como inteligencia, animales que a la vez eran enormes para poder defenderse del
resto, o bien para poder pasearse sin tener ningún miedo de ser presa de alguien más.

El ave lo quiso ayudar y le preguntó por qué razón se encontraba sufriendo tanto y el conejito
le explicó sobre la tristeza que le causaba ser tan pequeño. Su amiga le dijo que vaya a la cima
de la montaña para hablar con el Dios que allí se encontraba, ya que era el único que podía
ayudarlo y no dudó el conejo en ir a su presencia. Lo que menos esperó el conejito es que
cuando llegaría, el Dios iba a estar durmiendo, por ello es que le llamó hasta despertarle y
entonces poder contarle su problema.

Las orejas del conejoAhí se encontraba el Dios hablando con un pequeño conejito, el cual le
pedía que lo convirtiera en un animal grande como todos los que habitan el bosque. El Dios
aceptó si es que traía a cambio una piel de cocodrilo, de serpiente y de mono. El conejo a las
pocas horas ya tenía consigo las pieles, seguramente querrán saber cómo las consiguió, resulta
que sus amigos del bosque se las quitaron para prestárselas y que las pueda presentar al Dios
para que lo ayude en su petición.

Tan sorprendido estaba el Dios de que haya conseguido todo que decidió ayudarlo, le dijo que
a causa de su valentía, su amistad y su humildad, él le regalaría las orejas largas y caídas que lo
iban a ayudar a que pueda escuchar a mucha distancia a sus enemigos, su cuerpo seguiría
siendo pequeño, pero ningún animal del bosque lo podría agarrar desprevenido ahora que sus
orejas lo podían escuchar todo. El conejo se sintió satisfecho porque no necesitaba ser grande
para poder escaparse rápidamente de los demás.

La piel del cocodrilo

Se dice que el cocodrilo antes tenía una piel hermosa, esta piel brillaba con cualquier clase de
luz, él solamente salía de noche porque el sol era demasiado fuerte y la luna se reflejaba en su
piel mostrando en dorado impresionante que todos los animales del bosque envidiaban.
Llegaban a ver la piel del cocodrilo animales e insectos de todas partes que se quedaban
mirando totalmente hipnotizados su andar. Con el tiempo, el cocodrilo estaba muy contento
con el reconocimiento, pero se ponía triste de tener que esconderse bajo las aguas en el día.
El cocodrilo pensaba que si la luz de la luna se veía tan impresionante en su piel, la luz del sol
entonces se vería aún más brillante todavía, sería como un Dios para los otros animales, por
eso no lo pensó más y salió durante el día. Eran ciertos sus pensamientos porque ahora la
atención que atraía era aún mayor, pero no solamente de noche, sino que durante el día
también dejaba cautivo a cualquiera que lo mirara, incluso con mucho más fuerza y a más
distancia.

cocodriloCada día se acercaban a mirar al cocodrilo que salía de noche y de día también, pero
el tiempo pasó y el sol no le hizo nada bien a su piel. Lo que antes podía verse como un dorado
maravilloso ahora era nada menos que un marrón opaco y este opaco se empezó a arrugar por
culpa del sol directo que le pegaba a su piel. Antes los animales se quedaban plasmados con su
belleza, pero ahora se escondían y le temían por su aspecto. Es esta la razón por la que los
cocodrilos se van rápidamente a esconderse en el agua cuando alguien se acerca y solamente
dejan ver sus ojos, ellos tienen mucha vergüenza de lo que eran y de lo que son ahora.

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