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Oscar Wilde
1
Está permitida cualquier difusión, utilización de la obra siempre y cuando se mencione la fuente y no se
utilice con fines comerciales. Forma de citación: Gamallo, L y Ubertalli, F (2009): “El espejo en el que
nos miramos”, en Bisagra. Para construir el movimiento estudiantil. Buenos Aires.
Lejos de estas posiciones, nuestra propuesta es ambiciosa. De ningún modo
pretendemos abarcar íntegramente los dilemas de la Revolución Cubana con la
profundidad que los mismos merecen, no sólo por la extensión que ello implicaría, sino
también por la complejidad de los mismos. Por eso, y como una modesta introducción a
su compleja situación, elegimos arrancar haciendo un recorrido histórico en torno a la
economía y la política internacional cubanas, poniendo el eje en la posición de Cuba en
relación a EEUU y la URSS y la forma en que la denominada Guerra Fría determinó el
rumbo a seguir de la Revolución, desembocando finalmente en el actual compendio de
reformas, polémicas por demás, que el Comandante Raúl Castro viene llevando
adelante, en parcial continuidad con las medidas propias de la década del ’90, conocida
como “Período Especial”. Todo esto, teniendo en cuenta no solamente la complejidad
de dicha trayectoria, sino también la escasa literatura sistemática que profundice sobre
dicho recorrido histórico, por lo menos accesible en nuestro país.
En los momentos inmediatamente posteriores a la toma del poder por parte del
Directorio Revolucionario, el gobierno de los Estado Unidos no vio con especial
antipatía al gobierno revolucionario. Batista comenzaba a representar una molestia
incluso para los propios intereses norteamericanos, debido a la construcción ya
demasiado obscena de un gobierno manejado únicamente por su séquito familiar,
extremadamente corrupto, con poca capacidad de reacción ante la pauperización
extrema de la población y el descontento social creciente. El gobierno revolucionario,
aparecía ante los ojos de los norteamericanos como un potencial gobierno dócil y
fácilmente manejable, que inclusive les había ahorrado el trabajo de deponer ellos
mismos al dictador Batista para colocar un gobierno más de su gusto.
La tranquilidad de los yanquis era bastante entendible, en tanto y en cuanto al
momento de la Revolución los Estados Unidos recibían el 85% de las exportaciones
Cubanas y el 64% de las importaciones Cubanas provenían de ese mismos país 2. “En
Oriente, que es la provincia más ancha del país, las tierras de la ‘United Fruit’ y la
‘West Indian’ unen la costa norte con la costa sur”3 señalaba Fidel. Claramente, la
economía cubana dependía a un nivel tan elevado de los Estado Unidos que, cualquier
modificación, por más módica que fuera, hubiera implicado tocar algún interés de
capitales norteamericanos, repercutiendo directa y trágicamente en las unilaterales
relaciones comerciales de la empobrecida isla. Por eso mismo, el imperialismo yanqui
planeaba poder mantener en vereda fácilmente a los revolucionarios, encarrilando el
proceso de manera similar al de la Revolución Boliviana de 1952, con algunas mínimas
concesiones de tipo subvencional. Las declaraciones de tipo independentistas de Fidel
para ese entonces, eran interpretadas como de carácter estratégico con el fin de
garantizarse el apoyo de las masas, construir un perfil nacionalista y de confrontación
con los Estado Unidos, para luego poder negociar tras bambalinas con ellos los términos
de forma “amigable” y “razonable”.
Afortunadamente para el pueblo cubano, eso no ocurrió. La primera señal de
alarma para la administración de Eisenhower se materializó en la Reforma Agraria
firmada el 17 de mayo de 1959, que abolió el latifundio, creó el Instituo Nacional de
Reforma Agraria (INRA) y limitó la propiedad de tierras a 400 hectáreas por individuo,
permitiendo que las propiedades rurales destinadas a las plantaciones de azúcar, arroz y
cría de ganado poseyeran hasta 1.335 hectáreas pero en calidad de cooperativas en
control del Estado. Aún así, la Ley establecía el pago de indemnización a las tierras que
resultase expropiadas, de forma similar a la Ley de Reforma Agraria aplicada por el
gobierno de Paz Estensoro en Bolivia4.
La Reforma Agraria expresa el punto de inflexión de las relaciones Cuba-
Estados Unidos, en tanto es la primera medida que afectará intereses económicos del
imperio en la región, (United Fruit Sugar Company, Guantánamo Sugar Company, etc,
etc). Al mismo tiempo, y de forma inseparable, determinará el rumbo que tomará la
Revolución en los años subsiguientes. Inclusive, dentro del propio gabinete cubano, los
elementos mas “reformistas” y proclives a llevar adelante una revolución “a lo
boliviano” que cambiase poco y nada la estructura económica del país, comenzaron a
desertar, como el hasta entonces Ministro de Relaciones Exteriores, Roberto
Agramante.
A partir de entonces, el gobierno norteamericano pondrá en marcha
sucesivas medidas de tipo restrictivas en lo comercial con el fin de hacer retroceder a
Cuba en el peligroso camino que, para su sorpresa, comenzaba a recorrer. En paralelo,
los vínculos comerciales con la Unión soviética comenzaron lentamente a tomar
protagonismo. Para abril de 1960, Cuba iniciaba las importaciones de petróleo
soviético. Inmediatamente las principales empresas norteamericanas (Texaco, Shell,
Essso) anunciaban el cese de envíos de petróleo a la isla y se negaban a procesar el
crudo soviético en sus refinerías, lo que llevó a la intervención de las mismas por parte
del gobierno cubano luego de varias advertencias. El 6 de julio de ese mismo año,
Eisenhower ordena rebajar la cuota azucarera cubana, y rechazar la compra de 70.000
2
Ubertalli, Jorge Luis, Afuera está el vecino, Pág. 15
3
Castro, Fidel, “La historia me absolverá”
4
Moniz Bandeira, Luiz Alberto, De Martí a Fidel. La Revolución Cubana y América Latina, Ed. Norma,
Buenos Aires, 2008, pág 184
toneladas de azúcar ya producidas, con la aprobación del Senado norteamericano en su
totalidad (demócratas y republicanos). 5 En octubre se prohibía la exportación de
mercancías a Cuba, a excepción de medicinas y alimentos.
Debido a que el Directorio Revolucionario estaba compuesto por diversos
grupos, con objetivos muchas veces antagónicos en relación al país, la posición
dominante durante los primeros tiempos por parte del gobierno de Estado Unidos, fue la
de esperar que las propias contradicciones dentro del gobierno, sumado a las trabas
económicas que se iban imponiendo, decantaran en la consolidación y aglutinamiento
de los sectores mas “moderados” y anticomunistas, poniendo freno al ala mas
izquierdista del entramado gubernamental. Sin embargo, y en paralelo, importantes
sectores ya comenzaban a pergeñar la idea de instruir a la CIA para que suministrase
armas, municiones y entrenamiento a los adversarios de Castro exiliados en EEUU y
otros países, con el fin de tirar abajo el gobierno castrista cuanto antes. Entre ellos se
encontraba el entonces vicepresidente Richard Nixon6.
El 3 de enero de 1961, Estados Unidos rompe oficialmente relaciones
diplomáticas y consulares con Cuba e inmediatamente prohíbe los viajes de ciudadanos
norteamericanos a la isla.
Para febrero de 1962, el flamante presidente John Fizgerald Kennedy prohibía la
importación a los Estado Unidos de todos los productos cubanos. La suerte hace rato
que ya estaba echada.
5
Conato, Nicanor León, Sitiada la Esperanza, Ed. Polítia, La Habana, 1992, pág 46- 47
6
Moniz Bandeira op. Cit. Pag. 189
7
Ramonet, Ignacio, Cien horas con Fidel Castro, Colección de Tabloides, 3ª edición, Capítulo 12, pág 3
8
Luego de la Segunda Guerra Mundial, los norteamericanos no sólo se consolidan como potencia
mundial indiscutible, sino que también se esfuerza por evitar cualquier tipo de expansión del cuco
comunista, mas allá de la esfera de influencia soviética en Europa del Este. Esta batalla constante con el
peligro comunista se expresó no solo en el terreno bélico y financiero (apoyando sectores anticomunistas
en guerras civiles como en Grecia y a través del famoso Plan Marshall de ayuda financiera a Europa
Occidental) sino también en el terreno ideológico, a través de la difusión del cine, la literatura, la música
rock and roll, etc que caracterizaron esos años. De ahí, la importancia que en esos años se le daba a la
imagen del país y a la democracia burguesa en el orden capitalista como la panacea.
resistencia a los ataques imperialistas, sino de los pueblos latinoamericanos en general.
Apoyar públicamente una intervención en Cuba, comprometía los diversos gobiernos de
la región en cuanto a su imagen a nivel nacional. Además, EEUU aún no ofrecía una
retribución financiera considerable como para “venderse” tan fácilmente.
Aún así, el 17 de abril de 1962, tropas entrenadas por la CIA desembarcan en
Bahía de Cochinos con la anuencia del gobierno del propio Kennedy con el objetivo de
derrocar definitivamente al gobierno de Fidel Castro. La invasión debía contar con el
factor sorpresa y dependía enteramente de un levantamiento general en Cuba,
garantizado por los contrarrevolucionarios introducidos, entrenados y financiados por la
misma Agencia de Inteligencia. El asesinato de Fidel estaba entre las primeras medidas
a tomar una vez avanzado el proceso de desestabilización. Sin embargo, y a pesar de no
saber el día ni el lugar de desembarco exacto de la invasión, los cubanos sospechaban
fuertemente la inminencia de una intervención norteamericana. Varios de los principales
dirigentes de la contrarrevolución habían sido encarcelados y muchos fusilados los días
previos al intento de invasión, y habían sido planificadas las tareas de defensa que las
milicias y el Ejército Rebelde ejecutarían. La intentona contrarrevolucionaria fracasó
estrepitosamente. El gobierno de Kennedy quedó indefectiblemente vinculado al suceso
bochornoso, teniendo el mismo que salir a asumir públicamente la participación de su
país en la operación (contraria a cualquier principio internacional que hacia el mundo
afirmaban defender). Pero además, la derrota yanqui puso de manifiesto la férrea
voluntad del pueblo cubano de defender el proceso abierto por el nuevo gobierno que no
solo había beneficiado a más de 100.000 familias campesinas con la tan atacada
Reforma Agraria, sino también reducido los alquileres urbanos a la mitad y posibilitado
el acceso a la propiedad inmobiliaria; emprendido la construcción para miles de familias
sin techo; erradicado en tiempo record gran parte del analfabetismo; vuelto públicas
todas las playas de Cuba antes destinadas solo a los magnates gringos; redistribuido la
renta de forma progresiva hacia un mayor igualitarismo favoreciendo especialmente las
empobrecidas zonas rurales; y avanzado en la cobertura de los servicios de salud a la
población en general. Amplios sectores del propio país del norte, opinaban que de haber
triunfado la invasión, el gobierno pro-yanqui instalado en cuba hubiera tenido que lidiar
con una fuerte oposición popular, comprometiendo por largo rato a EEUU en una
política represiva sostenida en el tiempo, costosa y desprestigiante.
Para entonces, el gobierno revolucionario había estatizado a los largo de 18
meses “mas del 75% de la industria del país, incluidos la producción y el comercio del
azúcar, los recursos minerales, el sistema bancario, el comercio interno y el comercio
exterior, los medios de transporte y de comunicación, así como los servicios públicos”9
Aún así, recién el día siguiente del suceso en Bahía de Cochinos, Fidel Castro
proclamaba el carácter socialista de la Revolución y comprometía a la Unión Soviética
en su defensa, quien para entonces estaba mas que embarcada en su doctrina del
“Socialismo en un solo país” y la política de “coexistencia pacífica” con los Estados
Unidos.
9
Moniz bandeira, Op. Cit. pag 265
comunista, es una revolución propia,
tiene una ideología propia, tiene
razones cubanas, es enteramente
cubana y enteramente americana”10
10
Castro, Fidel, Diario El Mundo, La Habana, 9/5/1959
11
“El Proletariado, al comenzar la revolución burguesa, se vería inevitablemente empujado, en el curso
del mismo proceso, a comenzar la revolución socialista. Esta era la doctrina a la que Trotski dio el
nombre, tomado de Marx, de ‘la revolución permanente’” (Carr E. H, Historia de la Rusia Soviética. El
socialismo en un solo país (1924-1926), volumen 2, Alianza Universidad, Madrid, 1975
“línea política” por sobre otra hacia adentro del núcleo dirigente, sino de
contradicciones que no pudieron ser superadas, en parte, por los límites que la historia
misma interpuso.
En consonancia con esta búsqueda de desarrollo económico autónomo, la
política exterior cubana en los primeros años fue sumamente compleja. Guevara debió
jugar varias cartas con el objetivo de evitar la total sumisión bajo la égida soviética. En
el plano diplomático, intento conservar buenas relaciones con numerosos gobiernos de
la región que le abriesen la posibilidad de nuevos intercambios comerciales. Por otro
lado, la búsqueda de diálogo con Estados Unidos, también tuvo como objetivo evitar la
total ruptura comercial. De ahí que, concluida la Conferencia de Punta del Este en
agosto de 1961 en la que el che Guevara alertó acerca del carácter insuficiente del
Programa de
Ayuda Económica norteamericana lanzado con el objetivo de ganar adhesión en
el territorio y evitar “nuevas Cubas” (Alianza para el Progreso); participó de un
encuentro con el Asesor especial del presidente Kennedy, Richard Goodwin, para dejar
en claro su voluntad de no convertirse en una satélite de la URSS ni participar de modo
alguno en la contienda Este-Oeste. Obviamente, y lejos de conseguir algún tipo de
entendimiento, el imperialismo yanqui intensificará en lo sucesivo su política agresiva
y terrorista hacia la isla.
Por fuera del plano diplomático, Cuba no dejó de alentar, fomentar y colaborar
activamente con los movimientos de liberación nacional y antiimperialistas desatados
en el continente, e inclusive participar en la creación de nuevos focos insurgentes en la
región. Este elemento novedoso de carácter internacionalista y antiimperialista, en
completa disensión con los preceptos stalinistas, son puestos de manifiesto en varios
textos del Che Guevara del momento, como el “Mensaje a los Pueblos del Mundo a
través de la Tricontinental”, que incluía no sólo a los pueblos latinoamericanos, sino de
todo el Tercer Mundo.
En este sentido, no sólo brindó apoyó a distintos procesos revolucionarios en el
continente (Nicaragua, El Salvador, Bolivia, etc), sino también a países africanos como
Angola o el Congo, en dónde la participación cubana en aras de evitar la toma del poder
por fuerzas reaccionarias, racistas y pro-imperialistas fue mas que relevante. 2.289 fue
el número de cubanos caídos cumpliendo tareas tanto militares como civiles de
solidaridad internacionalista.
12
Guevara, Ernesto, Discurso en la Conferencia del Consejo Interamericano Económico y Social de la
OEA, 8 de agosto de 1961, en Guevara, Ernesto, Obras Escogidas (1957-1967), Ed. de Cs. Sociales, La
Habana, Ed. de Cs. Sociales, 1991
la Segunda Declaración de la Habana, publicada en respuesta a la Reunión en
Punta del Este, constituye otro documento de singular importancia. A través de este
documento, los revolucionarios cubanos no sólo caracterizan la situación de atraso,
pobreza y dependencia económica de los pueblos latinoamericanos sino que también
los llaman a la insurrección por la liberación nacional y (inseparablemente) social:
“Frente a la acusación de que Cuba quiere exportar su revolución,
respondemos: Las revoluciones no se exportan, las hacen los pueblos. Lo que Cuba
puede dar a los pueblos y ha dado ya es su ejemplo. Y ¿qué enseña la Revolución
Cubana? Que la revolución es posible, que los pueblos pueden hacerla, que en el
mundo contemporáneo no hay fuerzas capaces de impedir el movimiento de liberación
de los pueblos”13.
Este documento, no solo rescataba el protagonismo de diversos sectores como
el campesinado y los pueblos originarios en la lucha por la liberación, en claro disenso
con el dogma soviético, sino que también caracterizaba que “ en las condiciones
históricas de América Latina, la burguesía nacional no puede encabezar la lucha
antifeudal y antiimperialista(…) aún cuando sus intereses son contradictorios con los
del imperialismo yanqui, han sido incapaz de enfrentarse a éste, paralizada por el miedo
de la revolución social y asustada por el clamor de las masas”14. Por si fuera poco,
ponderaba la insurrección armada como vía de llegada al socialismo lo cual “dejó a los
dirigentes de los viejos partidos comunistas perplejos, al contrariar el principal
fundamento de la coexistencia pacífica, la conclusión del XX Congreso del PCUS
(1956)(…) según la cual ‘en las condiciones actuales apareció la posibilidad de que
diferentes países se pasen al socialismo sin insurrección armada o guerra civil”15. De
estas graves osadías, se desprende que Unión Soviética y sus adictos Partidos
Comunistas latinoamericanos, no sintieran especial simpatía por el rumbo de la
Revolución Cubana ni por la línea política que su máximo dirigente, Fidel Castro,
parecía querer llevar adelante. Incluso, dentro de la propia isla de Cuba, el PSP Cubano
(Partido Comunista de carácter pro- Soviético), no descansó durante los primeros
tiempos para desplazar a los sectores castristas del poder y adueñarse del aparato
estatal. La creciente ayuda financiera y militar soviética, acentuó distintos mecanismos
de condicionamiento y sirvió de apoyo a diferentes figuras vinculadas con la potencia
socialista en sus planes de eclipsar a Castro y construir un gobierno encolumnado detrás
de los dictámenes de la URSS.
Más allá de las resistencias por parte de Fidel, el Che y demás dirigentes afines,
la dependencia en el plano financiero y militar se volvía cada vez más apremiante. Los
Estado Unidos, lejos de temer un alineamiento del gobierno cubano atrás de la Unión
Soviética, consideraban esta posibilidad mucho menos peligrosa que la consolidación de
un gobierno socialista y latinoamericano, ejemplificador a nivel regional y partidario de
la liberación social vía lucha armada. Por otro lado, eran conscientes de las dificultades
económicas que por entonces atravesaba todo el Bloque Socialista, caracterizando que,
de algún modo, su obligación de ayudar a Cuba contribuiría al debilitamiento soviético
en esa dimensión. De ahí que, si bien sus operaciones en la isla tuvieron como objetivo
principal generar un clima apto para el derribo lizo y llano del gobierno castrista,
también buscaron empujarla mas y mas al resguardo de los soviéticos, apostando a que,
en el mediano plazo, Cuba terminaría resultando una carga económica demasiado
pesada para la URSS y serían mayores las posibilidades de negociar con ellos su
neutralización. Los norteamericanos eran concientes de la importancia que entrañaba el
13
Segunda Declaración de la Habana, 4/02/1962
14
Ibid
15
Moniz Bandira,Op. Cit. pag 326
apoyo desde las bases al gobierno de Castro, a la hora de planear su caída. Un gobierno
de perfil soviético con algún viejo comunista, en cambio, contaría con mucho menor
apoyo popular, y facilitaría su remoción.
En este marco el gobierno de Estado Unidos lanza hacia fines de 1961 la
Operation Mongoose, confeccionada por los servicios de inteligencia de la CIA a partir
de la premisa de que Castro contaba no solo con suficiente apoyo popular, sino también
capacidad de represión a los elementos contrarrevolucionarios hacia dentro de la isla. La
Operación Mongoose se pone en práctica con el principal objetivo de evitar la mejora
económica cubana, incrementando la disconformidad y el miedo de la población, a
partir de la conjugación de elementos de guerra económica con guerra psicológica; en la
que “toda la cúpula del gobierno Norteameicano- y no solo la CIA- recurrió a lo
expedientes mas sucios e ignominiosos, sin dudar frente a cualquier crimen, inclusive el
homicidio, con el objetivo de establecer el caos en Cuba, generar una revuelta interna y
posibilitar la intervención armada de los Estado Unidos para derrocar el gobierno de
Castro”16 Los ataques norteamericanos hacia Cuba, en una guerra no declarada,
asimétrica y brutal, amerita la redacción un trabajo específico, por eso no nos
detendremos detalladamente en esa temática. Creemos que es suficiente con recordar
que en el trayecto comprendido entre 1959 y la caída de la Unión Soviética se
produjeron mas de 600 intentos de asesinar a Fidel, se puso en práctica reiteradas
guerras bacteriológica a partir de la introducción de las actualmente célebres gripe
porcina y dengue (Nixon, 1971), atentados diversos con costos altísimos en vidas
humanas y, por supuesto, el boicot sostenido a la economía cubana en todos los planos
posibles17.
Es entendible, entonces, que en el marco de la puesta en práctica de la Operation
Mangoose, Cuba necesitara cada vez más de la protección soviética. Por otro lado, la
posición estratégica de Cuba (“patio trasero de los Estados Unidos”) resultaba de gran
valor para la URSS en pleno auge del despliegue militar que con fluctuaciones
caracterizó todo el período de Guerra Fría.
16
Ibid, pag 341
17
La Operación Mongoose en sí concluyó oficialmente el 3 de enero de 1963.
18
Ramonet, Op. Cit. capitulo 13 pag 7
19
Ibid
los cohetes norteamericanos de Turquía, sin consultar con los cubanos ni incluir dentro
del acuerdo cuestiones fundamentales para la supervivencia de la isla como la no
permanencia de la base naval de Guantánamo o los vuelos espías a gran altura sobre la
isla. Ni hablar de los cinco puntos que en ese entonces, Fidel Castro levantó como
reivindicaciones inclaudicables en la negociación20 y fueron drásticamente desoídos.
20
Los 5 puntos eran:
1) Supresión del bloqueo económico y demás medidas de presión comercial que EEUU ejercía en
todas partes del mundo contra Cuba.
2) Suspensión de todas las actividades subversivas contra Cuba.
3) Cesación de los “ataques piratas” realizados desde bases en EEUU y Puerto Rico.
4) Suspensión del espacio aéreo y marítimo cubano por parte de los Estados Unidos
5) Retirada de la Base Naval de Guantánamo y devolución del territorio ocupado por los EEUU
21
Misión diplomática en Tirana, en noviembre de 1963 en Stefan, Glejdura, “La política Exterior de la
U.R.S.S.”
22
Moniz Bandeira, Op.Cit. pag 432
En este contexto, la única vía posible para evitar la vuelta a la economía satélite
era la propagación de la revolución por el continente. Hacia 1962, el apoyo cubano a los
movimientos insurrecciónales en América Latina había ascendido al 13,3% del
presupuesto, una proporción muy elevada teniendo en cuenta la delicada situación. En
medio de esta encrucijada, no es posible olvidar la importancia vital del “factor
interno”, o sea, la necesidad de seguir manteniendo el apoyo popular, acelerando y
consolidado las conquistas sociales por las que tanta sangre había sido derramada,
siendo esto mismo el blanco principal del hostigamiento yanqui. La complejidad del
escenario saltaba a la vista.
El Che Guevara
23
Ramonet, Op. Cit. Capitulo 14, pag 14
cubana ponderó como uno de sus principios: la expansión de la ola revolucionaria por
toda la Patria Grande y la liberación de todos los pueblos oprimidos del Tercer Mundo.
Si bien fue el Che quien tomó la decisión de abandonar completamente sus
funciones de estado dentro de Cuba y volcarse nuevamente a las tareas militares en
Bolivia, no se trató de un “aventurerismo” individual.
La operación frustrada en el hermano país en 1967, también amerita un análisis
pormenorizado, así que no nos detendremos en el mismo. Aún así es preciso destacar
que la derrota del Che en Bolivia marca cierto punto de inflexión hacia dentro de la
dirigencia cubana. Las posibilidades de una oleada de levantamientos continental en el
mediano plazo que le brindaran Cuba un respaldo diferente, parecían eclipsarse.
Los Partidos Comunistas regionales, empezando por el PC boliviano cuyo
dirigente Monje no apoyó a los guerrilleros cubanos siguiendo al pie de la letras las
instrucciones soviéticas; criticaron la política externa cubana vinculada con el estímulo
a los movimientos insurrecciónales latinoamericanos puesta en evidencia con la caída
del Che en Bolivia.
Por su parte, la Unión Soviética, si bien no expresó públicamente su
descontento, redujo en 1967 el 3% del suministro de petróleo y en 1970, ante los
pedidos de un aumento del 8% solicitado por el gobierno cubano solo concedió un 2%.
Para entonces, Cuba dependía en cerca del 98% de los suplementos soviéticos para el
funcionamiento de su economía, cifras que ilustran claramente la dificultad creciente a
la hora de tomar determinaciones contrarias a los deseos de la potencia.
Por otro lado, y ante la asunción del gobierno norteamericano por parte de
Ronald Reagan en 1981, Fidel se entrevista con el máximo dirigente soviético Leonid
Ilich Breshnev, solicitando la declaración por parte de esa potencia de que ante una
agresión yanqui hacia Cuba, los mismos responderían en su defensa. Los soviéticos
sinceraron su posición: en caso de una agresión militar a Cuba, ellos no brindarían su
apoyo en el combate. La postura sovietica se vinculaba, evidentemente, con su delicada
situación interna.
Esta revelación llevó a la elaboración por parte de la dirigencia cubana de la
doctrina militar de Guerra de Todo el Pueblo, con impresionantes despliegues de
infraestructura y formación para llevar adelante una resistencia civil armada en caso de
un potencial ataque militar yanqui. Esta negativa soviética, sin embargo, se mantuvo en
secreto para evitar el envalentonamiento del gobierno de Reagan, uno de los más
hostiles hacia la isla. De todos modos, no deja de ser más que ilustrativa sobre la
situación de total desamparo por parte de Cuba ante su gigante vecino. “Defendemos a
Cuba con nuestra propia piel…” diría Fidel Castro en un discurso de la época. Nada
más cierto que eso.
25
Para mayor información sobre el modelo Soviético: Bahro, Rudolf “La Alternativa”, Alianza Editorial,
Madrid, 1977
26
Castro, Fidel, Discurso en ACRO Central por el Vigésimo Aniversario de la Muerte de Ernesto
Guevara, 8 de octubre de 1987, en A.A.V.V. El Gran Debate sobre la economía en Cuba, Ocean Press,
La Habana, 2006 pag 357
En los comienzos de la década de los 80 Cuba experimentó un gran crecimiento
económico, expresado en avances de la productividad, el empleo y el nivel de los
salarios de la población. En el período 1981-85 el crecimiento anual promedio del PBI
había sido superior al 8%; pero durante el quinquenio siguiente esos indicadores
cayeron: bajó el PBI y la productividad del trabajo, aunque siguieron subiendo
(modestamente) los salarios (ver Cuadro).
27
Jorge Beinstein: “El contramodelo cubano. Un muerto que goza de buena salud” Le Monde
Diplomatique. Nº 15, Septiembre de 2000.
28
Moniz Bandeira, op. cit. p. 509.
periódico oficial Granma, y la falta de combustible hizo que el transporte automotor
prácticamente desapareciera de la isla. El ajuste ante la crisis fue distribuido entre la
mayoría de la sociedad mediante el “impuesto inflacionario”: durante toda la década los
salarios nominales se mantuvieron congelados, pero la inflación produjo una caída del
salario real de más de 80%. La inflación constituyó una vía indirecta de transferencia de
recursos financieros desde los asalariados estatales hacia el presupuesto del Estado que
mantuvo los servicios sociales universales. Fueron en última instancia los empleados
del Estado, y también los pensionados estatales, quienes financiaron el déficit fiscal y
evitaron el desempleo y la contracción de gastos en educación y salud.
A eso debe sumarse el desabastecimiento de productos básicos, como insumos
para la higiene personal, que hicieron que la expansión del mercado negro -y con él la
concentración de ingresos en manos de los comerciantes clandestinos- sea inevitable:
entre 1989 y 1993 los precios en el mercado negro subieron casi cuarenta veces.
Sin embargo, Cuba sostuvo férreamente sus indicadores sociales que lo ubicaban
entre los países con mejor índice de Desarrollo Humano de la región; la salud y la
educación continuaron siendo gratuitas y universales y la pobreza e indigencia se
mantuvieron en niveles muy bajos, aunque crecieron.
En el ámbito externo, Cuba tampoco encontraba amigos en el resto del
continente. El avance neoliberal, dentro de un contexto de consolidación generalizada
de las democracias republicanas, era el espejo más cruel en el que Cuba se miraba en
Latinoamérica: el reflejo eran la liberalización de capitales, la financierización de las
economías y las privatizaciones salvajes, así como la sumisión total a las políticas
estadounidenses.
sólo lo hacia con el 33% y el resto correspondía a las diversas formas no estatales entre las que se
destacaban las UBPC con el 42% de las tierras. Visto de otra manera, el sector "socialista" de la
agricultura ocupaba un 85% de las tierras, aunque en su mayor parte era administrado por cooperativas,
mientras que los propietarios privados representaban un 15% de la superficie.
Las reformas económicas habían surtido efecto, la economía cubana abandonaba
su estancamiento crónico y comenzaba un lento despegue que la sacaba del pozo. Los
costos de ello eran muchos y muy graves: la apertura al mercado hizo sucumbir los
principios básicos de lo que hasta hoy se ha denominado un tanto dogmática y
tendenciosamente como “socialismo real”. La dirigencia y el pueblo cubano eran
concientes de esto, pero el objetivo había sido otro y había sido cumplido con creces:
suavizar el golpe de la transición31 y preservar las históricas conquistas del pueblo.
Esta estrategia no fue contemplada pasivamente por EEUU, quien, al ver el gran
flujo de inversiones a la isla, en 1996 sancionó la ley Helms-Burton, que amplió la
competencia de la justicia estadounidense para sancionar a empresas nacionalizadas en
Cuba; establecía sanciones contra los empresarios estadounidenses y de otros países,
que hicieran inversiones en Cuba, amenazando prohibirles la entrada EEUU y hasta
llevarlos a juicio; impuso fuertes sanciones a estadounidenses que viajasen a Cuba,
entre otras medidas coercitivas. El detonante, claramente, era la aparición de un nuevo
aliado comercial para Cuba: la Unión Europea, los principales responsables de la
recuperación económica cubana. Los norteamericanos, advertidos, quisieron frenar
dicha alianza, mediante la ley mencionada, aunque fracasaron rotundamente. Poco a
poco, sin embargo, la apertura económica cubana terminó por acercar un poco más a
ambos países, en tanto la lógica del capital comenzó a presionar por concluir el bloqueo
a Cuba: muchos empresarios yanquis entendían que se estaban perdiendo una buena
oportunidad de invertir y hacer negocios seguros en la isla.
Así, pues, sobrepasada la etapa más aguda de la crisis, Fidel Castro comenzó a
frenar la reforma económica32. A pesar de ello, algunas cuestiones parecían
irreversibles. A mediados de la década, el turismo superó al azúcar como la actividad
productiva que más divisas aportaba a las arcas cubanas (divisas con las que Cuba
importaba desde petróleo hasta alimentos), con lo cual el gobierno orientó todas las
inversiones hacia la instalación de construcciones turísticas. La renta bruta del turismo
aumentó de 168 en 1989 a 1900 millones de dólares en 2000 (en 1990 proporcionaba
ingresos equivalentes a sólo el 2% del total de exportaciones de bienes y servicios y en
1998 había llegado al 50%, es decir igual a todas las demás ventas externas de
mercancías).
Como se ve, las relaciones de Cuba con el resto del mundo jugaron un papel
clave para la recuperación económica. Los acuerdos comerciales con la Unión Europea
y con algunos países de Latinoamérica permitieron el desarrollo de industrias y el
crecimiento de las reservas, y expandieron la producción de algunas ramas de la
economía.
A fines del Siglo XX, Cuba comenzaba a recuperarse de la crisis. Sin embargo,
una economía más abierta quedó más expuesta a los vaivenes del mercado mundial,
hecho que quedó reflejado con el estallido de la crisis capitalista del 2000-2001. La
recesión mundial produjo una contracción del turismo del 5%, la caída en los precios
del níquel y el azúcar y la brusca disminución de las remesas enviadas a Cuba hicieron
que en 2001 el PBI cubano cayese 3%, luego de 8 años de crecimiento ininterrumpido y
31
El ejemplo de la transición de Europa Oriental a economías totalmente abiertas, de corte neoliberal, era
nefasto y los cubanos habían tomado nota de ello
32
Moniz Bandeira (2008) asemeja esta política de Cuba a la NEP de Lenin, quien luego de triunfar en la
guerra civil permitió un “capitalismo bajo la dictadura del proletariado” hasta desarrollar a un nivel
avanzado las fuerzas productivas.
por primera vez desde el inicio del “Período Especial”. De ahora en más se hizo
evidente que la suerte de la isla estaría atada a los vaivenes del capitalismo y el mercado
mundial.
Mientras tanto, George W. Bush asumía el gobierno norteamericano e iniciaba
una radicalización de las hostilidades norteamericanas, apoyando abiertamente los
movimientos políticos de la comunidad anticastrista de La Florida, quienes realizaron
acciones terroristas en 2003, año en el cual EEUU inició su invasión a Irak mientras
continuaba su guerra en Afganistán. En marzo de ese año, “en apenas dos semanas
ocurrió el secuestro de dos aviones, en pleno vuelo, con pasajeros, y de una
embarcación con 40 personas; y un soldado fue atacado por un individuo, con el
objetivo de tomar su fusil automático y secuestrar otro avión que estaba por aterrizar en
otro aeropuerto”.33 Luego de estos ataques la justicia estadounidense dejó
sistemáticamente en libertad a los responsables, mientras que el gobierno cubano
intensificó los controles sobre la oposición y condenó a muerte a los tres secuestradores
de una lancha de frontera, ante la indignación hipócrita de la mayor parte del mundo,
que no decía nada de las más de 150 ejecuciones del Estado de Texas. Las condenas,
por su parte, “tenían como fundamento el hecho de que los reos recibían apoyo y
mantenían un estrecho contacto y entendimientos con James Cason, jefe de la Sección
de Intereses de América del Norte, un país con el cual Cuba estaba virtualmente en
estado de guerra, dado que todavía continuaba enfrentando el embargo comercial,
financiero y turístico y otros actos de hostilidad”34
Con todo, desde 2001 Cuba volvió a tener problemas serios en su economía. La
guerra de Irak provocó una suba del petróleo que la dejó otra vez con desabastecimiento
energético, y el déficit comercial se acrecentó hasta llegar a los 4000 millones de
dólares.
En el ámbito interno, la sociedad cubana experimentaba un proceso de creciente
desigualdad social. Poco a poco, se fue dividiendo entre aquellos que tenían acceso a las
divisas y los que no, creando enormes disparidades y quebrando la pirámide de
calificaciones laborales que presenta hoy: un mozo de hotel llega a ganar hasta 10 veces
más que un cirujano cardíaco.
Las restricciones económicas norteamericanas y la alianza comercial con Europa
hicieron que se dispusiera la salida de circulación del dólar norteamericano como
moneda de divisa, quedando como tal el Peso Cubano Convertible (CUC)35. Desde
noviembre de 2004, los portadores de dólares deben comprar el CUC con un gravamen
del 10%, que los poseedores no debían pagar. De esta manera el Banco Central de Cuba
pasó a tener el control del cambio y el monopolio de las reservas en moneda extranjera,
facilitando las importaciones y el pago de deuda externa (que llegaba a los 12.500
millones de dólares en 2004). Así, pues, el Euro sustituyó al dólar como moneda de
33
Moniz Bandeira, op.cit. p. 536.
34
Moniz Bandeira, op.cit. p. 538.
35 Esta medida, que reemplazó el dólar por el peso convertible para todas las transacciones realizadas por
la población y los extranjeros en el territorio nacional, fue una respuesta a las acciones adoptadas por
EEUU encaminadas a impedir que Cuba pudiera utilizar los recursos en dólares en efectivo. El país corría
el peligro de no poder depositar en bancos extranjeros los dólares en efectivo que la población y los
turistas gastaban en los mercados locales en esa moneda. Esta disposición se anunció pocos meses
después de que la Unión de Bancos Suizos recibiera una multa de 100 millones de dólares del
Departamento del Tesoro de EEUU por aceptar depósitos de billetes en dólares provenientes de Cuba y
“otros países enemigos”.
reserva internacional, en virtud de la asociación comercial con Europa, que absorbía
cerca del 40-45% de las exportaciones, proveía el 53 % de los turistas y contaba con la
gran mayoría de las “joint ventures” (sólo España posee el 26% de las asociaciones
comerciales con el Estado cubano).
Ya entrada en el Siglo XXI, la Revolución Cubana podía afirmar que salía de la
peor crisis de su historia. El papel de las alianzas internacionales en ese proceso fue
fundamental. Así lo entendieron los dirigentes cubanos, que lejos de conformarse con lo
logrado, salieron a la búsqueda de acuerdos que trascendieran lo comercial e integraran
políticamente a Cuba en un contexto regional totalmente inédito.
36
Alfonso, Haroldo Dilla, “La dirección y los límites de los cambios” en Nueva Sociedad Nº 216, julio-
agosto de 2008.
37
Las especulaciones sobre las renuncias de Lage y Pérez Roque son tan disparatadas como el misterio
oficial sobre el asunto. La versión oficial apunta a errores autoadmitidos por los funcionarios; pero parece
poco probable que hayan removido a los cuadros jóvenes más importantes del partido por “errores” y su
“ambición de poder”. Más bien todo parece indicar que Raúl y el sector militar que gobierna Cuba
discrepaban de la política internacional nada menos que del Canciller de Cuba, lo que llevó a su lógica
remoción.
inédito en la historia de las relaciones de ambos países38. Sin embargo, Obama tuvo
que volver rápidamente atrás en sus anuncios vinculados con el retiro de la base militar
en Guantánamo y no da signos de retroceder en las medidas más agresivas del imperio
hacia la isla como el embargo y las leyes como la Ley de Ajuste Cubano, que otorga
asilo a los cubanos que logren entrar en EEUU.
Actualmente, el escenario de crisis capitalista mundial augura un panorama
sombrío para la isla. Como demuestra el 2001, Cuba ya no es indemne a los
movimientos del mercado mundial y las recesiones en los países desarrollados golpean
duramente la economía isleña por múltiples factores: hay menos turismo, menos
ingresos por remesas y el descenso del precio del petróleo, del níquel y del azúcar ha
reducido los ingresos por exportaciones, mientras Cuba debe seguir importando cerca
del 80% de todo lo que se consume.
Tal vez una adecuada política regional, que avance en acuerdos de
complementación mutuos, haga avanzar a las sociedades latinoamericanas en vías de
una unidad que logre reponerse de la mejor manera de esta nueva crisis cíclica del
capitalismo. Hasta ahora, dicha política de integración, sumada a los acuerdos
comerciales con la Unión Europea y China, han garantizado la supervivencia cubana y
permitido consolidar el régimen político, aun cuando continúan impulsándose reformas
de importancia al interior de la isla, producto de las profundas limitaciones que
subyacen a su dinámica interna.
Con todo, el siglo XXI ha traído vientos de unidad para la isla. Vientos que más
que nunca le demuestran al imperio que Cuba no está sola y que su suerte está
indisolublemente atada a la del resto de los pueblos latinoamericanos
38
Al cierre de este número, circulaba la noticia de que los Estados Unidos apagaron de forma definitiva el
cartel luminoso gigante que había sido instalado en el último piso de su Oficina de Intereses en La
Habana (SINA). El objetivo de esta pantalla electrónica era emitir mensajes contra el régimen.
Estos indicadores señalan la escasa presencia de la producción manufacturera y
agrícola, que obliga a Cuba a importar desde bienes de consumo durable como
autobuses, hasta alimentos básicos que podría producir ella misma. Los problemas
organizativos e institucionales, además de la falta de recursos, han impactado en la
evolución de todas estas áreas. Las empresas estatales, que habían iniciado un nuevo
proceso de descentralización con el fin de obtener mayores incentivos para los
trabajadores, no han logrado concluir con éxito las reformas y el perfeccionamiento
empresarial ha ido lentificándose y burocratizándose.
El resultado es que aunque Cuba ya superó la crisis de la primera mitad de los
90, mantiene un déficit en la disponibilidad de alimentos para el consumo. En los
últimos años, la agricultura ha continuado su declive. Su participación en el PBI fue de
menos de 4,7%. Esta escasa producción de bienes se compensa con importaciones desde
distintas regiones; obligando a Cuba a capturar divisas o a intercambiar productos por
exportaciones, generalmente ligadas a los servicios intensivos en conocimiento, sobre
todo servicios médicos a Venezuela.
El otro sector que, además del agropecuario, ha perdido peso dentro de la
estructura del PBI es la construcción. Se trata de un tema especialmente importante por
la escasa disponibilidad de viviendas, que ya en 1989, antes del inicio de la crisis,
constituía un problema por resolver. Esta sea, tal vez, la principal falencia en materia
social: las unidades edificadas por 1.000 habitantes cayeron de 6 a 1,4 entre 1989 y
2003-200439.
Respecto del transporte, hubo significativas mejoras a partir de 2008, gracias a
los convenios de importación con China, que permitieron el arribo de modernos buses y
dieron un nuevo aspecto a las “guaguas” habaneras.
En síntesis, el PBI mantiene un elevado ritmo de crecimiento, “pero este resulta
insuficiente para alcanzar los niveles de bienestar anteriores al comienzo de la crisis.
Esto se explica por la propia estructura de crecimiento, centrado en el sector servicios y
39
Mesa Lago, Carmelo: “La economía cubana en la encrucijada: el legado de Fidel, el debate sobre el
cambio y las opciones de Raúl”. Documento de trabajo Nº 19/2007. Abril de 2008.
con pobres desempeños en áreas claves como la agricultura, la construcción y el
transporte”40. Se requieren, por lo tanto, nuevas acciones de política económica
encaminadas a estimular las fuerzas productivas internas y alcanzar un mayor
dinamismo productivo, otorgando a Cuba una autonomía económica que fortalezca su
socialismo y avance en conquistas sociales de la población.
Además, desde el punto de vista económico, Cuba presenta una sociedad partida
en dos, según el acceso que sus individuos tengan a una de las dos monedas que
circulan legalmente por la isla. Dicha dualidad monetaria, caracterizada por la enorme
disparidad cambiaria (24 pesos cubanos por cada peso convertible), expresa, en verdad,
la abismal distancia entre la productividad de las dos economías que conviven
simultáneamente. Las ramas de más baja productividad y los salarios se han mantenido
desde los 90 en pesos cubanos, mientras que se desarrollaron segmentos dolarizados
vinculados a las actividades de mayor dinamismo, como el turismo y todas aquellas
vinculadas a la inversión extranjera. Se fue creando entonces una diferenciación entre
los trabajadores del Estado con bajos salarios –que financiaron indirectamente el
empleo y los gastos sociales durante la crisis a través del “impuesto inflacionario”– y
las familias que pudieron acceder a otros ingresos fuera de los márgenes del sector
estatal tradicional, provenientes de las remesas y contratos en el exterior de artistas,
deportistas y, más recientemente, médicos y otros profesionales, entre otros. Otra fuente
de ingresos alternativa al salario –también en dólares y luego en pesos convertibles– han
sido las vinculadas con el sector de la informalidad, que ha venido creciendo y hoy
abarca gran parte de la economía. Como los salarios que paga el Estado se cotizan en
pesos cubanos y un conjunto importantes de áreas de necesidades básicas –al menos
50% de los requerimientos alimentarios, de vestuario, de aseo personal, materiales para
reparación y equipamiento de la vivienda- se satisfacen en el mercado legal en pesos
convertibles (CUC) o en el mercado negro, toda una serie de actividades ilegales ha
surgido por debajo de las apariencias que intenta sostener el Estado. Esto que los
cubanos llaman “arreglar”, se extiende ya a más del 70% de la población y casi se ha
institucionalizado y legitimado en todos los sectores de la sociedad. Estas
“microestrategias de supervivencia”41 van desde la migración interna y externa
(definitiva o temporal, para el envío de remesas y la generación de una cadena de
migraciones familiares sucesivas), el matrimonio como mecanismo de ascenso social y
la sobreocupación; hasta las actividades en el sector no estatal, legales o ilegales, como
la creación de pequeños negocios familiares; la venta en el mercado negro de productos
de orígenes y calidades variadas; el trabajo doméstico; la subcontratación ilegal en
actividades estatales ventajosas, especialmente del turismo y la gastronomía; la oferta
ilegal de servicios a turistas y extranjeros; el alquiler de casas y habitaciones en el
propio hogar; la prestación de servicios de transporte; o el simple “robo” al Estado
mediante la explotación para fines privados de bienes e instalaciones estatales.
De esta manera, por debajo de la asignación estatal, funciona un complejo
mecanismo de producción, circulación y redistribución de mercancías “en negro”, es
decir, sin los controles y regulaciones estatales. Esta nueva lógica de asignación de
recursos convive actualmente con la lógica estatal característica de las sociedades
socialistas. Las fuerzas desestructurantes del mercado conviven y avanzan sobre las
relaciones “socialistas” de producción, provocando una creciente diferenciación y
transformación de la estructura social cubana.
40
Everleny, Omar y Villanueva Pérez, “La economía en Cuba, un balance necesario y algunas propuestas
de cambio” en Nueva Sociedad Nº 216, julio-agosto de 2008.
41
Espina, Mayra, “Viejas y nuevas desigualdades en Cuba. Ambivalencias y perspectivas de la
estratificación social” en Nueva Sociedad Nº 216, julio-agosto de 2008.
Además, la dualidad monetaria ha permitido el traspaso de recursos de los
sectores más productivos al Estado, el cual tiene como objetivo central mantener el
grado y la calidad de las políticas sociales universales. Hay que recordar que el modelo
cubano ha buscado siempre la extensión de las políticas sociales. Para lograr este
objetivo, los ingresos monetarios percibidos por la población –salarios, pensiones, etc. –
han ocupado un lugar relativamente menor. En cambio, se ha otorgado una máxima
prioridad al acceso gratuito a los servicios sociales, para lo cual su universalidad es
esencial. El eje de esta política es la universalización de los derechos sociales de
ciudadanía para garantizar una cobertura total en alimentación básica (a través de la
libreta de racionamiento que garantiza una suerte de “canasta básica” alimenticia),
educación, salud, seguridad y asistencia social, empleo y acceso a bienes culturales.
Estos derechos son provistos, en un nivel básico, a toda la población, sin distinción de
ingreso, a través de mecanismos no mercantiles (mediante asignaciones gratuitas y
subvenciones). Esta política ha sido exitosa en términos de integración social y equidad;
pero, como fue dicho, actualmente convive con la asignación mercantil de recursos,
merced al avance de la economía de mercado. En este marco, los gastos en educación se
han incrementado sostenidamente a lo largo del tiempo, en sintonía con las necesidades
derivadas del crecimiento demográfico y las mejoras en la indiscutible calidad42,
inclusive a nivel mundial. En el caso de la salud, los gastos también han aumentado, con
el objetivo de mejorar los niveles generales y disminuir los efectos de la pérdida de la
calidad de servicios derivados de la crisis, para lo cual se ha procurado rehabilitar
instalaciones deterioradas como policlínicos, hospitales y farmacias. Esto se suma a la
importancia en materia de investigaciones medicinales y tecnología médica que
caracterizan a Cuba, y que en los últimos años han tenido un vital crecimiento.
La estructura social
42
La matrícula en la educación a nivel medio aumentó notablemente y hubo una explosión a nivel
superior. La matrícula universitaria creció un 172% en 1989-2007,concentrada en humanidades y
ciencias sociales.
Total de 100,0 100,0
ocupados
Sociedades - 3,7
mercantiles
cubanas
Empresas mixtas - 07
Sucursales e - 0,3
sociedades
mercantiles y
fundaciones
43
Coeficiente que mide la desigualdad y va de 0 a 1, siendo 0 la sociedad más equitativa y 1 la sociedad
más desigual
y, en general, el sistema estatal centralizado que no logró tecnificarse y optimizarse. A
su vez, la baja productividad se explica, en parte, por la creciente indisciplina y
desmoralización de la fuerza de trabajo en Cuba44, producto de un proceso complejo,
por el cual el trabajo no es percibido como una vía de satisfacción de las necesidades45.
Tendencias.
Desde que Raúl Castro asumió el poder en julio de 2006, se han producido
algunas transformaciones en la política del Estado cubano que prefiguran cierta
tendencia hacia el futuro. En base a las dificultades económicas mencionadas
recientemente, la sociedad cubana parece transitar hacia una modernización y
tecnificación que la catapulte hacia una economía más sólida y “competitiva”. Según
este diagnóstico, habría que reforzar las actividades productivas de la isla mediante
estímulos que provoquen incrementos de productividad, la llegada de nuevos capitales y
un dinamismo económico.
En ese sentido, en el último año, además de los desplazamientos en el gobierno
mencionados anteriormente, se dispuso la “liberalización” de la disponibilidad de
celulares y computadoras, la autorización de utilizar los hoteles antes de uso exclusivo
de extranjeros y la promulgación del Decreto-Ley 259 sobre la entrega de tierras
ociosas en usufructo. Esta última medida ha permitido entregar más de un millón de
hectáreas a productores privados a la espera de mejorar los niveles de productividad
pobrísimos, y se ha complementado con programas para mejorar la accesibilidad a la
compra de equipos de labranza para los nuevos agricultores. Estas acciones apuntan a
lograr una mayor eficiencia de la economía cubana y a reducir su necesidad de importar
materias primas de otros países, pero no logran solucionar el problema de la producción
industrial, básicamente huérfano de capitales productivos. Como el nivel de ahorro
cubano es insignificante, la idea de los dirigentes es atraer capitales en actividades que
requieren una fuerte capitalización como la extracción de minerales y de petróleo, entre
otras. Sin embargo, la crisis capitalista “secó” el mercado de capitales, produciendo un
contexto internacional poco propicio para las grandes inversiones. Ante esta situación,
Cuba parece obligada a reducir los proyectos de cambios estructurales y a adoptar
posturas más defensivas y de corte social.
Sin embargo, hay indicios de que desde la dirigencia cubana hay un consenso en
que es necesario realizar cambios económicos que faciliten la reproducción ampliada de
la base material del sistema sin depender de la suerte de otros países. En este contexto
se dan las condiciones para abrir un mayor espacio al mercado y a la actividad privada,
profundizando las reformas en la estructura social que comentamos arriba. Según varias
interpretaciones, Raúl Castro y los nuevos asesores con los que ha ido reemplazando a
los de la vieja guardia tienen la mirada puesta en el modelo chino o, en otros términos,
en lograr una “perestroika” (apertura económica) sin “glasnot” (apertura política), es
decir, pasar a una economía mixta dirigida por el Estado, con un perfil más
productivista, teniendo bajo un control más o menos restricto la economía que
podríamos llamar “doméstica”, vinculada a bienes de consumo y servicios; pero
manteniendo intacto el esquema de partido único y la estructura política que algunos
44
El problema de los incentivos al trabajo forma parte de una discusión mucho más larga. Basta decir que
dicho problema es un constante en las economías socialistas, quienes se han encontrado sistemáticamente
con el desafío de incrementar la productividad de su economía sin aplicar una lógica de producción y
distribución capitalista.
45
Espina, Mayra, op. Cit.
advierten cada vez más burocratizada, pero que sin embargo, ha mantenido con éxito
amplios niveles de apoyo popular genuino.
Si esto es efectivamente cierto, habrá que ver hasta dónde el pueblo cubano es
capaz de soportar dicha liberalización económica (con sus consecuencias sociales) sin
forzar una apertura política.
Es la historia quien tiene la palabra.
Inconclusiones
CUADRO APARTE
Uno de los primeros grandes debates acerca del cómo construir el socialismo en
Cuba se desarrolla entre los años 1963-1965. El debate entonces librado se desarrolla en
un contexto esecífico: por un lado, la aplicación en ese momento en la Unión soviética
de un determinado modelo de gestión empresarial y de planificación (“Sistema de
Cálculo Económico”), único antecendente en materia económica de intento de
aplicación del marxismo en la construcción de una sociedad; y por otro, la necesidad
apremiante de resolver que carácter se le daba al modelo económico de transición en
Cuba. Como el propio Che señalaba en varios de sus escritos del momento46 la teoría
vinculada con este “período de transición” resultaba y resulta muy escasa, inclusive
dentro de la propia Unión Soviética, El debate, entonces versará sobre un eje principal
mas evidente ( el modelo económico ha seguir en Cuba) pero implicará el tratamiento
de temas de gran profundidad e importancia teórico-práctica vinculados con ambos
46
sistemas, como el de la supervivencia o no de la Ley del Valor en la etapa transitoria o
el dilema sobre que tipo de estímulos aplicar en la esfera del trabajo.
Este debate y su desenlace (truncado por la partida del Che) dejará su huella en
la política económica cubana hasta hoy y entraña grandes interrogantes de fundamental
importancia acerca de cómo construir el socialismo, o inclusive acerca de qué es el
socialismo en el sentido mas filosófico del término. Preguntas que, por supuesto, aún
hoy no encuentran una respuesta única (ni la encontrarán exclusivamente en la esfera de
lo teórico).
Si bien el socialismo, o su tránsito hacia él, implica necesariamente la
planificación de la economía por parte del Estado Central (es decir, no dejarla “libre” a
las leyes del mercado, como pregona el capitalismo)47 , existían dos posturas
divergentes principales en relación a como entender la planificación y su relación con
las empresas y el Estado: por una lado, la propuesta del Che Guevara, Luis Alvarez
Rom48, e incluso Fidel Castro, y por otro la de algunos dirigentes de distintas instancias
de gobierno en Cuba como Alberto Mora junto importantes pensadores marxistas como
Charles Bettelheim.
47
Siempre contemplando que el Estado Burgués, entendido como herramienta de dominación de clase,
participa e interviene de manera compleja en el juego de supuesto “libre mercado” para garantizar la
reproducción del capital.
48
Combatiente del Ejército Rebelde y, en el momento del debato, Ministro de Hacienda
49
Marxismo y Revolución, pág 163
50
Gran Debate, pág 76
la radicación de monopolios imperialistas con alto desarrollo en técnicas de
administración y control centralizado en la isla (por ejemplo en el campo de las
refinerías, unificación de las Esso, Texaco y Shell en la Empresa Consolidada del
Petróleo que operaba en Cuba). Desde el punto de vista del Che, este fenómeno
aportaba un piso de experiencia de control centralizado plausible de ponerse en práctica
en pos de fortalecer la construcción del socialismo.
Sin embargo, detrás de este debate “de forma”, subyacían cuestiones de fondo
mucho mas complejas, que trascendían la dimensión más pragmática del asunto. Una
primera cuestión de orden mas teórico pero de vital importancia para pensar el período,
fue el problema de la Ley del Valor en la economía de transición. El Sistema
Presupuestario de Financiamiento que proponía el Che, implicaba necesariamente la
puesta en discusión acerca de la concepción que de la Ley del Valor tenían quienes
defendían el Sistema de Cálculo Económico, al mismo tiempo que limitaba la utilidad
de su aplicación en la economía de transición. El Che Guevara consideraba necesario
darse una política de reemplazo paulatino de conceptos inherentes al sistema mercantil,
principalmente la Ley de Valor, por nuevos conceptos correspondientes a una economía
de transición con control estatal. Por esta razón, proponía un modelo económico en
donde las empresas estatales intercambian productos entre sí pero no mercancías ya que
no las venden ni compran, eliminando paulatinamente la Ley del Valor dentro del sector
socialista. Esta lectura se contraponía con los defensores del Sistema de Cálculo
Económico. Uno de ellos fue el economista francés Charles Bettelheim, quien sostenía
que la naturaleza de las relaciones de producción es determinada por el grado de
desarrollo de las fuerzas productivas, por ende, no es posible hablar de una economía
con un sector estatal completamente desarrollado (donde no actuase la Ley del Valor
sino la planificación central de estado) debido a que, según su perspectiva, la propiedad
socialista encuentra diversos grados de desarrollo y, en muchos casos es necesario
valerse de la Ley del Valor para organizar la producción, en tanto y en cuento aún no se
ha alcanzado suficiente desarrollo de la economía planificada como para controlarla en
su totalidad.
Por otro lado, el debate también abarcaba cuestiones que trascendían la
dimensión más estrictamente económica. Como toda revolución que se proclama por el
socialismo, el desafío principal que enfrentaba el gobierno revolucionario cubano era
construir el medio material para el mismo (desarrollo de la fuerzas productivas) pero
también, el “hombre y la mujer socialistas”, o sea, una conciencia diferente, con valores
distintos a los propios del sujeto capitalista. Y en este punto radicará uno de los aportes
fundamentales del Che Guevara al marxismo como filosofía de la praxis ¿Qué hacer con
el ser humano? ¿Cómo avanzar en las cuestiones referidas al desarrollo económico sin
terminar reproduciendo un modelo de alienación respecto al trabajo y al género humano
semejante al del capitalismo? Para el che, “el éxito en la gestión administrativa en el
socialismo no podía medirse por el monto de valores creados, sino por la medida en que
las estructuras de funcionamiento económico se aproximaran a la sociedad nueva,
mediante la transformación de los hombres, ahora condicionados socialmente en un
sentido comunista a dichas estructuras”51 De ahí, la crítica profunda que el Che realiza
al modelo soviético, cuya aplicación de la Nueva Política Económica, priorizó el
desarrollo de la base material y técnica para luego si, empezar la construcción del
socialismo propiamente dicho, pero que finalmente nunca giró en este sentido,
tergiversando el objetivo inicial y consolidando tendencias que debían ser temporales52 .
51
El Pensamiento Político del Che (Pág.145)
52
Entendemos que la cuestión de la NEP y el ascenso del stalinismo al poder en la Unión soviético es de
suma complejidad y no es posible abordarlo en un solo párrafo pero, aún así, aspiramos a pensar el
Pensar la construcción de un “socialismo económico” sin la moral comunista, implicaba
para el Che una contradicción con la propia tradición marxista, en lucha contra la
miseria y la desigualdad social, pero también contra la alienación53. Esta necesidad de
ir configurando prefigurativamente una conciencia socialista en paralelo al desarrollo de
las fuerzas productivas, se plasmará en propuestas como el reemplazo paulatino de los
estímulos materiales a los trabajadores por los estímulos de orden moral, así como
también la necesidad de, tendencialmente, eliminar la Ley de Valor como indicador
económico en la economía de transición.
Agosto de 2009
problema cubano como parte de una experiencia que se inaugura en 1917 con la Revolución Rusa, y no es
posible entender la evolución de la misma sin hacer referencia a la historia del campo socialsita como
totalidad.
53
Tablada Pérez, pag 38