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Breves apuntes de la Historia del

Ocultismo

Capitulo Primero

TIEMPOS FABULOSOS

I.

Hubo – dice el libro apócrifo de Enoc – ángeles que consintieron en descender del cielo por
amar a las hijas de la tierra.

>> Porque, en aquel tiempo, al multiplicarse los hijos de los hombres, nacieron hijas de
grande hermosura.

>> Y cuando los ángeles, hijos del cielo, pusieron en ellas sus ojos quedaron prendados; y
se decían entre sí : vayamos a escogernos esposas de la raza de los hombres para tener hijos
también nosotros.

>> Entonces su caudillo les dijo:

>> Acaso no tendréis valor para realizar esta resolución, y seré yo el único responsable de
vuestra caída.

>> Y ellos le respondieron: << Juramos no volver atrás y realizar todos vuestro intento >>.

>> Fueron doscientos los que descendieron al monte Armón.

>>Desde entonces aquel monte se llamó Armón, que significa Mente del Juramento

>> Tomaron esposas con las cuales se mezclaron, enseñándoles la magia, los
encantamientos y la división de lass raíces de los arboles>>.
Este relato del libro cabalístico de Enoc es el relato de la misma profanación de los misterios
de la ciencia que vemos reproducirse más tarde en la historia del pecado de Adán.

Los ángeles, los hijos de Dios de que habla Enoc, eran los iniciados en la magia,
puesto que después de su caída enseñaron al vulgo mediante las mujeres indiscretas. La
voluptuosidad fue su escollo amaron a las mujeres y se dejaron sorprender los secretos de
la realeza y del sacerdocio.

Derrumbándose entonces el mundo, los gigantes, es decir, los representantes de la


fuerza bruta y de las concupiscencias desenfrenadas, se disputaron el mundo que no pudo
escaparles sino abismándose en las aguas del diluvio donde quedaron borradas todas las
huellas de los pecados.

Este diluvio figuraba la confusión universal en que cayó necesariamente la


humanidad en cuanto violo y desconoció las armonías de la naturaleza. El pecado de
Samyasa y el de Adán fueron muy afines; a ambos sedujo la debilidad del corazón; ambos
profanaron el árbol de la ciencia y de él fueron alejados.

No discutiremos opiniones o más bien las candideces de los que, empeñados en


tomarlo todo al pie de la letra; creen que la ciencia y la vida revistieron antiguamente la
forma de árboles, pero debemos admitir el profundo sentido de los símbolos sagrados.

El árbol de la ciencia, en efecto, da muerte a quien toma sus frutos; los frutos son el
adorno del mundo las manzanas, las estrellas de la tierra.

Existe una biblioteca del Arsenal un curiosísimo manuscrito cuyo título es: El libro de
la Penitencia de Adán. Hallase en el representada la tradición cabalística en forma de
leyenda: he aquí lo que refiere:

<<Tuvo Adán dos hijos: Caín que represento la fuerza bruta y Abel que represento
la mansedumbre e inteligencia. No pudieron vivir en armonía, por lo cual pereció uno en
manos del otro, recibiendo por tanto su herencia un tercer hijo llamado Seth. >>

He aquí el conflicto de las dos fuerzas contrarias en torno de un poder sintético y


combinado.
<< Ahora bien, Seth, que era justo, consiguió llegar a la entrada del paraíso terrenal sin que
le impidiese el paso el querubín que guardaba aquel lugar con su espada de fuego.>>

Es decir que Seth representa la iniciación primitiva.

Habían juntado y no hacían más que uno.>>

<< Seth vio entonces que el árbol de la ciencia y el de la vida se habían juntado y no haian
mas que uno.>>

Unión de la ciencia y la religión en la alta cábala.

<< Y el ángel le dio tres simientes que contenían toda la fuerza vital de ese árbol.>>

El ternario cabalístico.

Muerto Adan, coloco Seth, según las instrucciones del Angel, las tres simientes en la
boca de su padre, como prenda de vida eterna.

>> Las ramas que salieron de estas tres simientes formaron el arbusto ardiente en medio
del cual revelo Dios su nombre a Moises:

<< El que es, fue y será.>>

>> Moisés recogió tres ramas del sagrado arbusto que fueron para el su vara milagrosa.

>> Esta vara, que aun separada de sus raíces continuo viva y florida, fue la que se conservó
en el arca.

>> El rey David volvió a plantar en el monte de Sion esta rama triple viva aun, y
Salomón tomo más tarde dos de estas ramas de este árbol para hacer de su madera las dos
columnas de Yakin y Bohas que situó a la entrada del templo, revistiéndolas de una plancha
de bronce; la tercera rama la plnato frente a la puerta principal.

>> Era un talismán que impedía que entrase>> en el templo cosas o personas
impuras.
>> Pero los levitas corrompidos arrancaron durante la noche aquella barrera de sus
iniquidades, arrojándola al fondo de la cargada de piedras.

>> Desde aquel momento, el ángel de Dios removió cada año las aguas de la piscina
comunicándoles una virtud milagrosa para invitar a los hombres a que buscaran el árbol de
Salomon.

>> En tiempo de Jesucristo, se rompió la piscina; hallaron los judíos esta rama y
considerándola inútil la arrojaron al torrente Cedrón.>>

Esta alegoría encierra todas las tradiciones de la cabala y los secretos hoy completamente
ignorados, vulgares en tiempo del evangelista San Juan.

Asi Seth, Moises, Salomon y Cristo tomaron del árbol cabalístico sus cetros de rey y sus varas
de sumos pontífices.

Volvamos al libro de Enoc, que tiene indudablemente más autoridad dogmática que
un manuscrito ignorado.

El libro de Enoc, se halla citado, en efecto, por el apóstol San Judas en el Nuevo
Testamento.

La tradición atribuye a Enoc el invento de las letras. Por esto se remontan a él las
tradiciones consignadas en el Sepher Jerizah, el libro elemental de la cábala, escrito según
los rabinos por el patriarca Abraham, heredero de los secretos de Enoc e introductor de la
iniciación en Israel.

Enoc perece, pues el mismo Hermes Trismegisto de los egipcios y el famoso Thot,
escrito en los jeroglíficos y en números; fue la Biblia oculta y llena de misterios, anterior a
los libros de Moisés, al cual alude frecuentemente Guillermo Postel en sus obras
designándolo con el título de Génesis de Enoc.

La biblia dice que Enoc no murió sino que fie transportado por Dios a otra vida.

Se a lo que fuere, nos quedan de Enoc dos libros, uno jeroglífico, y el otro alegórico. El
primero contiene las claves hieráticas de la iniciación; el segundo la historia de una grande
profanación que acarreo la destrucción del mundo y el caos, después del reinado de los
gigantes.

San Método, obispo de los primeros siglos del cristianismo, cuyas obras se hallan en
la biblioteca de los Padres de la Iglesia, nos llegó un Apocalipsis profético en el cual se
desarrolla la historia del mundo en una serie de visiones. No se haya este libro en la lección
de las obras de San Metodio, pero ha sido conservado por los Gnósticos, y lo hallamos
nuevamente impreso en el liber mirabilis, con el nombre alterado de Bermechobus, nombre
del cual ignorantes editores dedujeron Bea, methodius, por beatus Methodius.

Este segundo libro concuerda en muchos puntos con el tratado alegórico de la


penitencia de Adan. Dicese en el que Seth se retiro con su familia a Oriente, en un monte
cercano al paraíso terrenal

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