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6/3/2018 La maldición del votante mediano | España | EL PAÍS


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La maldición del votante mediano


Los partidos políticos no venden helados sino propuestas políticas,
pero las reglas de competencia son parecidas
MARÍA RAMOS

21 JUN 2016 - 15:50 COT

Si en una playa llena de gente hubiera dos personas


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vendiendo los mismos helados y al mismo precio, ambos
La trampa de la
corrupción acabarían por ubicarse en una posición intermedia de la
costa. No porque el centro sea lo que preferirían los bañistas,
La soberanía
nacional no existe sino porque la posición central es la racional para los
vendedores. Estando en el centro se aseguran parte de la
¿Y quién paga todo
esto? clientela en exclusiva: uno se quedaría al menos con la parte
derecha y el otro con la izquierda.

Esta idea tan sencilla, que tiene su origen en la economía industrial, es la que
inspiró en ciencia política el teorema del votante mediano. Según esta idea, en
una lógica de competición política entre dos partidos se predice que la estrategia
dominante es ubicarse en el centro.

Los partidos políticos no venden helados sino propuestas políticas, pero las reglas
de competencia son parecidas en un mercado de productos y en un mercado
electoral. La playa donde se sitúan los vendedores de helados para captar clientes
no es más que el espectro ideológico donde se ubican los partidos para conseguir
votantes.
 

En los modelos espaciales de voto los electores eligen la opción que les resulta
más cercana, de ahí que el votante mediano sea pivotal. Si importa la pelea por el
centro es porque desempata. Estos planteamientos están embebidos en una
lógica bipartidista propia de Estados Unidos, pero han tenido una tremenda
repercusión también al otro lado del Atlántico. Durante años se ha repetido que
“las elecciones se ganan por el centro”. Ahora que no hay dos sino cuatro partidos
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sobre la arena, ya no es tan evidente que el celebrado teorema tenga la capacidad


explicativa de antes.

La fragmentación de la oferta política ha fracturado también a los electorados. Si


hay un votante mediano, ese sería el votante de Ciudadanos y, sobre todo, el del
PSOE. Sin embargo, eso importa menos que antes porque estamos en la lógica de
los nichos. De hecho, pese a estar lejos de zonas templadas, PP y Podemos tienen
a sus votantes más movilizados y con preferencias de pactos más claras. Muchos
votantes del PSOE, sin embargo, están dudando qué votar y no tienen claro si
preferirían un Gobierno pactando a la derecha o a la izquierda. Está claro que si
hay “centralidad del tablero”, ya no pasa por el centro político.

El multipartidismo era esto.

María Ramos es investigadora en la Universidad Carlos III de Madrid y editora de Politikon.

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