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Henrique Capriles Radonski

Gobernador del estado Miranda


Juan Fernandez Morales
Secretario General de Gobierno

Miriam Hermoso de Rivas


Presidenta
Fabricio Briceño Graterol
Director Editorial
Jesús (Chucho) García
Textos
Osmariz Carolina Pérez
Transcripción de textos
Isabel Herrera Díaz
Corrección de textos
Gaetano Iannuzzi
Diseño gráfico
2016 Río Chico: la huella en el tiempo
Segunda edición
ISBN: en proceso
Depósito Legal: en proceso
Publicación Digital
2016 Fundación Fondo Editorial “Simón Rodríguez”
Av. Bolívar al lado del Boulevar Lamas, Casa de la Cultura
“Cecilio Acosta”, piso 1. Los Teques. Edo. Miranda

ffeditorialsr@gmail.com
+58 (0212) 364.14.19
Todos los derechos reservados.
Prohibida su reproducción parcial o total
por cualquier otro medio sin permiso del editor.
Río Chico:
la huella en el tiempo
Jesús (Chucho) García

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Cuadernos de Historia Regional 15
Presentación

Todos los pueblos, por pequeños que sean, tienen su historia. De ella aprenden
a conocer mejor de donde vienen, y de ella obtienen la fuerza necesaria para en-
frentar con más vitalidad su futuro.
Conocer la historia de nuestro país, aprender la historia de nuestro estado y que
cada pueblo perciba los hechos históricos que le han dado estructura, es una tarea
primordial para revitalizar la memoria colectiva.
El programa Historia de Nuestra Identidad Regional intenta darle respuesta al
proceso de desintegración que están sufriendo nuestras poblaciones, y tiene como
objetivo central proporcionar a nuestro jóvenes y niños una herramienta que los
motive a continuar en la búsqueda de sus propias raíces.
Nuestra historia es lo que nos hace un pueblo con ideales y objetivos comunes.
Revalorizar aquello que nos es común, revitalizar lo que es capaz de despertar un
orgullo y una emoción colectiva: NUESTRA HISTORIA, es el motivo central
de este programa.
Pilarica Romero
(Reproducción del texto original en su primera edición)

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Al lector

El silencio ha sido manto que nos ha llevado a la historia como seres anónimos,
sin existencia propia… Aparecemos en los libros como hombres sin rostros, sin
destino, sin pasado.
Ya no es posible ocultar nuestra presencia, más allá de la denominación etérea
de pueblo o del punto imperceptible en el mapa.
Nuestro pueblo, nuestra gente toma, con la pluma en las manos, su destino
para arrojar luz sobre el camino. Para exaltar nuestros propios héroes, nuestras
diarias batallas, nuestros consumados logros.
Esto requiere de un esfuerzo, de una voluntad superior. Asumir la palabra no es
fácil y no está exenta de tropiezos; pero tenemos que tomar el espacio y recuperar
el tiempo perdido.
En un esfuerzo colectivo de años, las comunidades del estado Miranda hemos
expuesto en diversos escenarios la necesidad de asumir la historia como el patri-
monio esencial que puede alimentar nuestra identidad.
En la memoria de nuestros queridos viejos, en los amarillentos y apolillados
papeles archivados en estantes olvidados, en nuestro diario discurrir está nuestra
historia; todos tenemos la posibilidad de atraparla, a todos nos pertenece.
Hoy presentamos una colección de cuadernos elaborados en las comunidades
mirandinas al calor del trabajo cultural, de sus promotores, sus creadores, sus
cronistas, en los centros de investigación; con la contribución de un equipo de
especialistas, para retomar el camino de la historia y dárselo a nuestros niños y
jóvenes mirandinos en un lenguaje especial.

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Transmitiendo las verdades que tenemos a la mano, las que conocemos, a riesgo
que el futuro nos la corrija, pues de esto se trata: afrontar el reto, aunque algunos
lo hayan rehuido para acechar en las sombras.
Estas páginas muestran ese transcurrir sin atraparlo definitivamente. Corre-
sponde a todos los mirandinos: los padres, maestros e investigadores asumir el
reto con dignidad para preservar nuestra identidad y nuestra patria. Este camino
sólo es transitable si reconocemos al pueblo su labor y permanencia, en oposición
a las manipulaciones utilitarias y efímeras.
José Tomás Ponce Longa
Coordinador de Investigación

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El pasado indígena
Gran parte de los que hoy conocemos como Municipio Autónomo Páez lo
habitaron hombre y mujeres que pertenecían a la civilización tomuza, quienes
fueron los primeros habitantes de estas tierras. Los tomuzas eran una gran
comunidad que tenían relación familiar con otra gran civilización indígena
caribeña, los cuales habitaban la llanura de Barcelona, y cuya lengua era hablada
por los indígenas píritu, pertenecientes todos al área cultural caribe. Los tomuzas
ocupaban los valles de Cúpira, las cabecera del río Chupaquire debido a lo fértil
y ameno de sus tierras. También extendían por toda la costa, desde Unare hasta
la gran laguna de Tacarigua y se adentraban en la llanura de Barlovento hasta los
límites montañosos con el Tuy y Rio Grande.
Según el antropólogo Miguel Acosto Saignes, los indígenas de estos valles
cultivaban tres o cuatro variedades de maíz, yuca, batatas, auyamas, frijoles,
ocumo, mapuey. También algunas raíces llamadas manique y jeriguare.
Además cultivaban curagua, jobos, guayabas, raíces, a través de un rico proceso
de transformación, elaboraban productos para utilizarlos en la vida diaria. De los
frutos del totumo obtenían las taparas para sus bebidas y hábitos alimenticios;
de la planta de curagua y de la ceiba fabricaban sus canoas como medio de
transporte fluvial y marítimo. Del maguey obtenían fibras para elaborar cuerdas
y bohíos; la planta llamada guarema, cuyas hojas soltaban el pan de palo o cazabe,
la cultivaban intensamente, así como el maíz, para extraer de ambos bebidas
alcohólicas. Cultivaban y utilizaban el tabaco por usos medicinales, así como el
guayabo para los trastornos digestivos.
Los cronistas españoles que estuvieron por estas tierras, a finales del siglo XVII,
consideraron que el conuco era el método más eficaz para explotar el suelo, pues
no araban ni cultivaban la tierra, sino que la rozaban y la quemaban y al llegar
después las lluvias y estando la tierra blanda procedían a sus diversos cultivos.
Todas estas características nos indican que los tomuzas tenían un grado de
desarrollo socioeconómico que le permitía convivir con la naturaleza de una
forma armónica y comunitaria.
La civilización tomuza practicaba el trabajo colectivo como norma social para

El pasado indígena 7
la preparación de los conucos, la construcción de las casas, de las embarcaciones;
para la defensa contra los peligros que amenazaban a la comunidad, así como
también para la pesca, la caza y el comercio de algunos productos de subsistencia
con otras comunidades hermanas como los píritu, los guaribe y los cumanagotos.
Sus casas estaban distribuidas en forma dispersa en pequeños aglomeraciones.
La organización social de los tomuzas tenían características de familia extendida;
es decir, se trataba de formas de convivencia donde una pareja de cónyuges
mayores compartían con los hijos y los nietos y sus descendientes.
Tenían un amplio conocimiento del hilado, el tejido y la cerámica; prueba de
ello está en las hamacas y los guayucos que pintaban con guarema.
Recientemente se realizaron excavaciones arqueológicas en las cercanías del rio
Cúpira y se consiguieron restos de cerámicas construidas por los tomuzas.
Con estos argumentos podemos afirmar que los tomuzas poblaron todo el área
geográfica del Municipio José Antonio Páez.

8 Río Chico: la huella en el tiempo


Tiempo de conquista
Garci González fue uno de los primeros conquistadores en atravesar los valles de
Barlovento por los montes y valles de Capaya hacia Higuerote, la expedición de
Cobos emprendió el camino de la costa hasta llegar a las cercanías del río Neverí.
A medidas del siglo XVII, los conquistadores se propusieron poblar estas tierras
y para lograr este objetivo utilizaron a los religiosos misioneros. Estos misioneros
estaban en Cumana y desde allí comenzaron sus avances hacia la región de
Barlovento, pasando por Barcelona y estableciéndose en el poblado de Píritu.
Desde Píritu, los misioneros dominicos intentaron evangelizar a los tomuzas.
Don Juan de Orpin inicia sus tareas de conquista y colonización desde San
Cristóbal de los Cumanagotos y Nueva Tarragona, ubicada a orillas del río Uchire,
para emprender posteriormente la acción de conquista de Cúpira y Chupaquire.
Las intenciones de evangelización de los misioneros dominicos y el despojo
de las tierras que pretendían hacerlos conquistadores a los tomuzas tuvo una
respuesta: el enfrentamiento. Veamos como los cronistas españoles de aquella
época analizaban este proceso que culminó en el enfrentamiento entre los
tomuzas, los misioneros y los conquistadores:
“Habitaban en aquel tiempo las tierras de los valles de Chupaquire y Cúpira
la nación de indios tomuzas, de quienes se valían los vecinos de Tarragona para
las labranzas de sus sementeras. Pero como ellos eran tan amantes del ocio y se
les dificultaba el trabajo duro, se pusieron en armas con firme resolución de
despoblar a los españoles de Tarragona, aunque fuera riesgo de sus vidas. No
llego a ese extremo la desgracia, porque los españoles, viéndose hostilizados de
los indios, acudieron prontamente por socorro a la ciudad de San Cristóbal de
Cumanagotos. En esa ciudad se hallaba don Juan de Orpin, y ansioso de auxiliar
a los de Tarragona, les envió un esfuerzo con que pudiera resistir a los indios”.
Como podemos observar, los conquistadores acusaba a los tomuzas de ociosos
y flojos porque estos no aceptaban las proposiciones de explotación y el sistema
de sometimiento social y religioso que les ofrecían los españoles.
En 1643 se registraron varios enfrentamientos violentos. La ciudad de Tarragona
solo duro cuatro años.

Tiempo de conquista 9
El procedimiento violento de la conquista siempre fue repelido por la resistencia
de los tomuzas, y quienes defendían dignamente su modo de vida, su cultura y
su espacio libertario.

Garci González

10 Río Chico: la huella en el tiempo


De Chupaquire a Cúpira
En el proceso de conquista y colonización del actual Municipio Páez, tenemos
que fue San Pedro Alcántara de Chupaquire el primer intento que hicieron los
españoles para fundar un pueblo en esta región.
Como ya sabemos, era en la serranía que da origen a los ríos Chupaquire y
Cúpira donde vivían los tomuzas, quienes seguían resistiendo a la penetración
europea a sus territorios. Después de la destrucción de nueva Tarragona realizada
por los tomuzas, píritu y guavire, el padre comisario de Píritu fray Francisco
Tirzón inteligentemente preparo un grupo de misioneros con la intención de
reducir a pueblo, a los irreductibles indígenas del lugar. Este grupo de misioneros
estaba dirigido por fray Perpiñan, quien acompañado y ayudado de los indígenas
de San Juan de Tocuyo, logro entrar a la montaña del río Chupaquiere en 1698.
En 1699 los misioneros se establecen en estas montañas y convencen, por la vía
pacífica y religiosa, a una parte de los tomuzas, mientras que otros se alejaron de
ese lugar y se mantuvieron rebeldes en los montes.
El tiempo de existencia del pueblo de San Pedro Alcántara de Chupaquire fue
de dieciséis años, es decir de 1699 a 1715.
Durante años en este pueblo se bautizaron unas doscientos cincuenta personas
esta intento población también fracasa debido a las afecciones causadas por la
humedad de este valle donde abundan variedades de insectos trasmisores de
enfermedades, sumándose a todo esto la fuga de los indígenas del lugar.
Posteriormente, toda la gente de San Pedro Alcántara de Chupaquire fue
traslada y agregada a las misiones de El Tocuyo y Puruey, ubicadas al sur de la
laguna de Unare, en el actual Anzoátegui.

Río Chupaquire

De Chupaquire a Cúpira 11
De Panaquire al Guapo
Para las tres primeras décadas del siglo XVIII, en Barlovento se habían iniciado
la fundación de otros pueblos, tales como Caucagua, Curiepe y Panaquire.
Panaquire, cuyo nombre deriva del verbo ipanaquiry que en la lengua
cumanagoto significa orejas, fue un punto geográfico importante para avanzar
hacia la región nororiental del país.
Este pueblo había sido fundado por el isleño Juan Francisco de León, quien más
tarde conduciría la rebelión antimonopólica contra la Compañía Guipuzcoana,
liderizando a los hacendados de Barlovento, Caracas y los valles de Aragua.
Fue Juan Francisco de León quien descubrió, recorrió y examino unas tierras
realengas en el valle y río que llaman El Guapo.
Pretendían los isleños recibir estas tierras para su explotación agrícola. Esta
petición la hicieron en 1748, pero no se concreta de inmediato debido a la
rebelión que estalla en Panaquire en 1749.
No obstante, en 1775 don Nicolás de León, hijo de Juan Francisco de León,
realizaría la empresa de fundación, para 1748, El Guapo tenía numerosas
haciendas de cacao, que producían para ese año dos mil fanegas, donde cada
millar de matas de cacao dejaba alrededor de treinta fanegas de cacao. Pero
además de cacao, en El Guapo se producían plátanos, yuca, ñames, frijoles, caña
dulce de buena calidad, maíz, algodón y todo cuanto se sembraba.
Contaba este pueblo en 1784 con 488 almas entre blancos, negros, mulatos,
esclavos, libres hombres y mujeres de todas las clases.
El proceso fundacional de El Guapo por los isleños que Vivian en Panaquiere
fue el segundo paso importante para la ocupación del espacio que más tarde se
llamara Río Chico.

Río Panaquire

12 Río Chico: la huella en el tiempo


La fundación de Río Chico
La fundación exitosa de Cúpira y posteriormente de El Guapo, estaba dando
sus resultados económicos, el núcleo fundamental del éxito giraba alrededor de
las haciendas de cacao. Se demostraba lo prodigioso de estas tierras para las tareas
agrícolas.
El proceso de fundación espacial de Río Chico comenzó en las últimas décadas
del siglo XVIII. El motivo fundamental fueron las haciendas de cacao. Dentro de
los hacendados fundadores se encontraban don Martín Hernández, don Manuel
Guardia, don Antonio Poleo, don José Antonio Sosa, don Antonio Caballero,
entre otros.
Una vez que las haciendas de cacao estaban en producción y se obtenían
ganancias seguras, los hacendados se plantaron la fundación del pueblo. Para
fundar un pueblo a la manera española, lo primero que debían hacer era construir
la iglesia.
La fundación del pueblo de Rio Chico se convirtió en un pleito jurídico debido
a que no había un lugar disponible donde construir la iglesia y las dependencias
administrativas. Todo este pleito se debía a que la mayoría de las tierras estaban
privatizadas y ninguno de los propietarios quería donar parte de sus tierras para
erigir la iglesia. En esas acaloradas discusiones llegaron a proponer la construcción
del pueblo en El Palmar- hoy La Palkmita-, pero se descartó por que quedaba en
lo último de valle, hacia los linderos de El Guapo y era una tragedia su tránsito
a causa de las aguasales, barriales y atolladeros en el invierno. Los hacendados
católicos habían tenido la experiencia de esos caminos, pues para asistir a misa
ellos tenían que trasladarse hasta El Guapo que era donde quedaba la iglesia
más cercana. Después de una larga discusión entre hacendados, don Victorio
Machado, don Martín Hernández y don Manuel de la Guardia, este último cedió
85 varas de su propiedad con la finalidad que se erigiera la iglesia, la casa del cura
y la casa de la familia que debía atenderlo.
El 24 de septiembre de 1791 el obispo Mariano Martí emite desde Caracas
la autorización para la elección de un nuevo curato en el valle de Río Chico
teniendo así autonomía religiosa con respecto al curato de El Guapo. Este Curato
de Río Chico debía levantarse en el sitio nombrado Paso Real, que era el lugar
señalado para el establecimiento y edificación de la iglesia parroquial. El 8 de
febrero de 1792 se autoriza la erección de la parroquia eclesiástica de Río Chico

La fundación de Río Chico 13


bajo el patronato de la Virgen de las Mercedes. Esta autorización la emite el
obispo Mariano Martí doce días antes de su muerte, acaecida el 20 de febrero
de 1792 en Caracas. Es así como quedara el nombre definitivo de esta localidad
Barloventeña: Nuestra Señora de la Merced de Río Chico. Los hacendados
propusieron el patronato de Nuestra Señora de la Merced debido a que esta
virgen era considerada en l provincia de Venezuela como la patrona y abogada
defensora de las haciendas de cacao. En 1638, cuando las haciendas de cacao se
vieron amenazadas por la peste de la aljorra o tiña, los hacendados invocaron a la
Virgen de la Merced. Los ruegos y plegarias fueron seguidos por el control dela
peste y los plantadores la ungieron como salvadora de los valiosos cacaotales. Por
otro lado, el nombre de Río Chico lo tomo por tratarse del río más pequeño de
la región; algo así como el hermano menor de los ríos de Cúpira, Guapo y Tuy.

14 Río Chico: la huella en el tiempo


Río Chico colonial
Finalizando el siglo XVIII, Nuestra Señora de la Merced del Río Chico, se
consolidaría como un pueblo de mucha importancia para el desarrollo económico
y político de Barlovento. Esta importancia se mide por el hecho de que en 1797
Barlovento es dividido territorialmente en tenientazgos de Justicia para que el
poder central tuviera un mayor control político y administrativo.
A pesar de su corta edad Río Chico es tomado como referencia para compartir
tenientazgo con Panaquire, como un lugar estratégico para el comercio y la
defensa de la costa. El tenientazgo formado por Río Chico y Panaquire tenía los
siguientes límites: por el naciente, desde la laguna La Encantada, de donde nace el
citado Río Chico, por todas las riberas de este hasta la junta con el río El Guapo,
y por las riberas de este hasta la boca del Tuy; por el norte, la costa Barlovento,
desde citada boca de Tuy hasta la de Páparo; por el poniente, por el río Páparo
arriba hasta la jurisdicción del Caucagua; y por el sur, las serranías.
En Barlovento los otros tenientazgos que existían para esa época eran tenientazgo
de Caucagua, que comprendía Araguita, Tapipa, y Macaira; el tenientazgo de
Capaya, que abarcaba Mamporal y Tacarigua; el tenientazgo de Curiepe t costa de
Barlovento, que iba desde donde finalizaba Caraballeda, Parroquia Caruao, hasta
Páparo; y por último, el tenientazgo de El Guapo, que seguía siendo un centro
importante en la geografía colonial barloventeña.
Entrando el siglo XIX, las castas en Río Chico estaban constituidas de la
siguiente manera:

Castas Totales Casados Solteros Parvulos


Blancos: 57 6 31 20
Indios: 47 7 24 16
Pardos y Negros libres: 238 38 65 135
Esclavos: 544 46 258 240

Río Chico colonial 15


Como podemos observar en el cuadro anteriormente descrito, las casta social
de mayor proporción eran los esclavos, quienes jugaron un papel fundamental
en a acumulación de la riqueza de los hacendados riochiqueños, pues eran los
esclavos quienes trabajaban las haciendas y en la mayoría de los casos sus dueños
vivían en Caracas y dejaban a un mayordomo para que les cuidar las haciendas y
los esclavos.
La casta de blancos minoritarios a principios del siglo XIX sometía a la mano
de obra esclava a una explotación muy intensiva, lo que provoco que en el mes de
mayo de 1801, los esclavos de los hacendados Diego Hernández, Martín Herrera,
Xavier Solórzano, de la jurisdicción de El Guapo, y Antonio Caraballo, de Río
Chico, se levantaran contra las injusticias a que eran sometidos. Esta rebelión
estuvo encabezada por el esclavo Juan Bautista, quien fungía de mayordomo en la
hacienda de Juan Solórzano. Los otros esclavos que liderizaron este levantamiento
fueron Jacinto, esclavo de Antonio Caraballo; Gregorio, Félix y Juan, quienes
pertenecían a Martín Herrera. Estos esclavos que anhelaban recobrar su libertad y
su condición de seres humanos, fueron capturados y condenados a prisión.
Esta situación nos muestra que le surgimiento económico acelerado de Río
Chico tuvo su fundamento en el trabajo forzado a que fueron sometidos los
negros esclavos que entre El Guapo y Río Chico sumaban un total de 1021
habitantes, es decir, la mayoría de la población de estos valles.

16 Río Chico: la huella en el tiempo


Río Chico y la guerra de Independencia
Después del levantamiento de los negros esclavos en los valles de Río Chico y El
Guapo estos lugares seguirán una vida apacible, avanzando hacia su consolidación
económica y política y social como centro poblado.
Las haciendas y el movimiento económico ya no estaban en manos de los
españoles. En la mayoría de los casos, serían sus descendientes ahora blancos
criollos quienes, tendrían otras aspiraciones políticas. Venezuela entraba en un
irresistible proceso de lucha por lograr su independencia política de la Corona
española.
A partir de los sucesos registrados en el Cabildo de Caracas el 19 de abril de
1810 y la declaración de la Independencia el 5 de julio de 1811, Río Chico al
igual que el resto del país, no escapara a esta situación política que será crucial
para el país.
Tanto los realistas como los patriotas verán a Río Chico como una plaza
importante en la contienda por el poder. Es así como en la sesión del Cabildo de
Caracas se designa al doctor Ramón Monzón, capitán de la Milicias e Infantería
y al doctor José Manuel Acevedo, capitán de Caballería.
En el Cabildo celebrado el 9 de julio de 1810 don Bartolomé García fue
nombrado Justicia de Río Chico. Estos señores se encargarían de difundir la causa
de las patriotas y los ideales de la independencia por estos valles.
No obstante, solo los hacendados serán receptores de estas proclamas, pues
la mayoría de la población, que eran los esclavos, no tenía mayor identificación
con estas proposiciones que no les garantizaban mejores condiciones de vida, ni
tampoco recuperación de ansiada libertad.
Por el lado realista, la iglesia jugo un papel importante para frenar el avance de
los patriotas.
Los curas, a través de sus misas y su contacto cotidiano con la población y sobre
todo con la gente de bajos recursos, remarcaban la necesaria continuidad hacia el
yugo español. Para cumplir con estas tareas de imponer la sumisión y fidelidad al
Rey, fue designado para Río Chico el padre Diego Rodríguez.
Al estallar la violencia en todo el país, en Río Chico como en el resto de
Barlovento, gran parte de la población esclava pasa a formar filas en las tropas
realistas, pues estos explotaban la opinión de que los enemigos inmediatos de

Río Chico y la guerra de Independencia 17


los esclavos eran los blancos criollos quienes explotaban y negaban la libertad
a sus servidumbres. Esta situación provoca la gran revuelta de los esclavos de
Barlovento de 1812. Los cuales proclamaban a Fernando VII, los que acelero la
capitulación de Francisco de Miranda e hizo temblar a los realistas. Esta rebelión
que también sacudió los Valles del Tuy, fue sofocada por el arzobispo realista Coll
y Pratt. Boves consigue seguidores esclavos en Río Chico a través de Juan José
Navarro, hijo de don Silverio Gallarraga, quien lanza a las esclavitudes contra los
patriotas.
Ninguno de los bandos ofrecía, en sus planteamientos, una libertad para los
esclavos, hasta que Bolívar, en los primeros años de la guerra de independencia,
comienza a ofrecer la libertad a aquellos esclavos que se incorporen a las causas
patrióticos.
Bolívar lanza su decreto de Guerra a Muerte el 5 de junio de 1813. Juan Bautista
Arismendi, designado Gobernador Militar de Caracas, emprende una campaña
violenta con la intención de reprimir la oposición a la causa pre independentista
en Barlovento. Según el arzobispo Coll y Pratt, Arismendi cazaba a los infieles
esclavos en los montes como fieras.
Se ensaño sobre todo con el pueblo de Río Chico, y estando para darle muerte
a su párroco don Manuel Rodríguez, lo salvo de sus manos don Francisco Bolívar
Aristigueta. Arismendi cumplió sus intenciones de eliminar la anexión realista de
los pueblos de Panaquire, Caucagua, Mamporal y Río Chico.
El comandante Francisco Bolívar, cuando llega a Río Chico el 8 de enero de
1814, encontró a este pueblo en la mayor desolación, sin vecinos, destruido el
archivo y con una parálisis socioeconómica total. Con la presencia del comandante
Francisco Bolívar, se congregarían algunas familias que se hallaban reunidas en la
boca del Tuy en la laguna de tacarigua.
Seis meses más tarde, con la perdida de la segunda República, las tristes y
desoladas calles de Río Chico serían testigos de la masiva y trágica emigración
hacia oriente emprendida por Bolívar el 7 de julio de 1814.
Después del triunfo patriota en la guerra de Independencia, los blancos criollos
asumen el poder, dejando fuera de este proyecto político a los negros esclavos,
que seguirán siendo esclavos hasta 1854. Hasta 1821, con la famosa compaña
de Caracas, Río Chico y todo Barlovento permaneció bajo el control realista. Las
tropas de Bermúdez garantizaron pocos días antes de la Batalla de Carabobo la
ocupación definitiva y el control final de los patriotas.

18 Río Chico: la huella en el tiempo


Un hecho importante en la comunidad riochiqueña es el que se va a producir
cuando el gobierno constitucional de 1830 plantea la separación de Venezuela de
la Gran Colombia, desconociendo al mimo la autoridad de Bolívar, y aceptando la
del general José Antonio Páez como Jefe Civil y Militar. La comunidad riochiqueña,
ante esta deslealtad, protesto públicamente repudiando este hecho y propuso el
reconocimiento de la autoridad del Libertador Simón Bolívar ante el país. Este
hermoso gesto del pueblo de Río Chico no prospero a nivel nacional, pero se
convirtió en la única propuesta contra la emergente dictadura del general Páez.

José Antonio Páez

Río Chico y la guerra de Independencia 19


El cantón de Río Chico
Dentro de la nueva división territorial y político- administrativa del país se
crean los cantones. Agustín Codazzi, el famoso geógrafo, colaborador del general
Páez, publica en 1841 su libro Resumen de la geografía de Venezuela. Según
Codazzi, la Provincia de caracas se dividía en 16 cantones, que llevan el nombre
de la ciudad o villa de cada cual es cabecera. Dentro de esta nueva proposición
político- administrativa, aparecen en Barlovento dos cantones: el cantón de
Caucagua y el cantón de Río Chico. La división territorial barloventeña sería
liderizada por estas dos localidades, lo que demuestra la importancia y el auge que
estaba tomando Río Chico.
El cantón de Rio Chico fue designado como tal por su posición geográfica y
económica. Según Codazzi, la villa de Río Chico está situada a la orilla del río
de su nombre en un terreno bajo cerca del mar, de la cual dista poco más de una
legua en línea recta. Su clima es cálido y a veces enfermizo. La frondosidad de los
terrenos que se cultivan en este cantón, su aproximación a la mar, en cuya costa
pueden fondear buques, su cercanía a la laguna de Tacarigua, riquísima en peces;
casi en la boca de Páparo por donde bajan las producciones del territorio de
Caucagua; en el camino que va a Barcelona por la costa; y los muchos terrenos
vírgenes y fértiles que encierra, hacen que el punto de Río chico sea interesante
para la agricultura y el comercio.
Río Chico se erige como cabecera del cantón de su mismo nombre y tiene a
partir de 1830 su propio Concejo Municipal y su jurisdicción abarcaba un amplio
territorio. Las parroquias que pertenecían a este cantón eran Curiepe, Tacarigua,
El Guapo, Cúpira, Uchire, Sabana de Uchire, Guanape y Guaribe. La población
total del cantón de Río Chico con todas sus parroquias era de 10.306 habitantes
y tenía 2.800 esclavos para el año 1841. La producción agrícola fundamental
seguía girando alrededor del cacao y la caña de azúcar, pero también se introduce
el cultivo y explotación del tabaco y el café.
La década iniciada en 1850 sorprende a Río Chico con dos hechos históricos de
gran trascendencia en el país: la abolición de la esclavitud en 1854, y el comienzo
de la guerra Federal en 1859.

20 Río Chico: la huella en el tiempo


La abolición de la esclavitud
y su repercusión en Río Chico
El gobierno de José Gregorio Monagas emite el 24 de marzo de 1854 una ley
que expresa: “Queda abolida para siempre la esclavitud en Venezuela”. Este hecho
trajo un gran malestar entre los hacendados de El Guapo t Río Chico, pues gran
parte de la acumulación de sus riquezas la sostenían con el trabajo arduo de las
manos callosas de los esclavos.
Mientras que en el resto de país la esclavitud había dejado de ser un factor
importante para el desarrollo económico, causa principal para su abolición, en
Río Chico seguía siendo un elemento clave para los hacendados.
Esta situación hace que algunos hacendados eleven su más enérgica protesta al
gobierno Nacional. Dentro de estos hacendados y comerciante se encontraban
Fernando de Montemayor, Roman Oderio, Juan A. Nieves, Juan M. Bueno,
Diego Montes de Oca y Agustín Bello, entre otros.
La mayoría de estas cartas decían lo siguiente: “Yo, ciudadano del cantón de Río
Chico protesto una, dos y las más veces, que por derecho me sea permitido contra
los efectos de la ley sancionada por el soberano Congreso de esta República,
declarando la emancipación de los esclavos…”
Hubo tanta resistencia de los propietarios de Río Chico contra esta ley de
abolición, que aun dos años después de ser emitida existían 298 esclavos en Río
Chico.
Al final todos los esclavos serían liberados, pero todas maneras la mayoría de ellos
pasarían a la condición de peones con características de serviles, discriminados y
explotados por los grandes cacaos, sin ningún tipo de responsabilidad sobre la
salud, pero si mantendría el mismo ritmo de trabajo en las haciendas.

VENTA DE ESCLAVOS EN RÍO CHICO


En el pueblo de Río Chico a los seis días del mes de abril de 1825 el señor José Julián Rodríguez y
su señora María Leonarda Díaz, ambos de este vecindario, dieron en venta pública desde ahora y para
siempre a la señora María Encarnación Bencomo, también vecina de este pueblo, la cantidad de cinco
esclavos a saber: María Dominga, como de veinte años, su hijo José de la Trinidad como de seis años,
Juana Antonia como veinte años y sus hijos Rufino de siete años y María Isabel de seis años, ambos
de color negro, y son los mismos que legítimamente le fueron adjudicados por su legitima herencia
paterna, materna, según cartilla que al efecto presentamos y es autorizad ante el señor Alcalde primero
ordinal de la Ciudad de Caracas Francisco abajo el dictamen del señor licenciado Manuel Muñoz y
por ante el escribano publico Joaquín Antonio Centeno a diez de abril del año de 1825.
Fuente: Registro Subalterno de Río Chico

La abolición de la esclavitud y su repercusión en Río Chico 21


La guerra Federal y su influencia en Río Chico
La guerra de Independencia que dignamente logro la libertad de Venezuela
del yugo español, favoreció muy poco a los sectores sociales empobrecidos y
esclavizados que participaron activamente en ese proceso.
Desde 1824 hasta 1854, las proposiciones de igualdad y libertad se habían
reducido a un diminuto grupo social enclaustrado en el poder, mientras que la
mayoría del pueblo venezolano veía aumentar las miserables condiciones de vida,
sin esperanza alguna de superarlas.
Surgen líderes como Ezequiel Zamora, desde los valles del Tuy, con una serie
de planteamientos que reivindican la libertad, la igualdad, el pan y la tierra que
habían sido negadas para la gran mayoría desposeída.
Estos planteamientos lograron gran acogida a lo largo y ancho de todo el país.
De 1859 a 1863 esta revolución social conocida como guerra Federal se opuso al
gobierno conservador de José Antonio Páez.
En Río Chico los conservadores, seguidores del general Páez, estuvieron en
contra de los federalistas.
Los movimientos de Ezequiel Zamora y de Juan Crisóstomo Falcón habían
logrado adherirse algunos partidarios en esta localidad. Tal era así que el 3 de
marzo de 1862 el gobernador de Caracas prohíbe la salida de víveres del cantón
de río Chico y ordena rematar el cacao existente en esta población y que el
producto obtenido se destine a la Guarnición de Caracas.
Por otro lado, el gobernador dicta medidas a fin d evitar la introducción de
víveres a los facciosos de Río Chico. Ese mismo año, el jefe político del cantón de
Río Chico informa al gobernador de Caracas que, a juzgar por los movimientos
del enemigo, “esta plaza debe ser atacada de un momento a otro, pero el
entusiasmo de los ciudadanos y de nuestros soldados lega a tal punto que me
atrevo a presagiar la victoria”
Todo este cuadro evidencia que el cantón de Río Chico fue escenario clave en
la guerra federal. Para ese entonces el auge económico de esta comunidad había
logrado tales niveles de crecimiento que la bautizaron con el nombre de Caracas
Chiquita.
Con el asesinato de Zamora en San Carlos y el Pacto de Coche en 1863 entre
los federales y Páez esta guerra llega a su fin lograr todos sus propósitos.

22 Río Chico: la huella en el tiempo


Adiós al siglo XIX
Los últimos treinta años del siglo XIX van a resultar de mucha prosperidad para
Río Chico. De acuerdo con uno de los primeros censos mejor organizados en
la historia de Venezuela, realizado por el gobierno de Guzmán Blanco en 1867,
hubo un momento en que el Distrito Río Chico tomo el nombre de Distrito
Miranda dentro del recién creado estado Bolívar.
Este Distrito Miranda tenía tres municipios: Río Chico, Cúpira y El Guapo.
Formaban parte del Municipio Río Chico los siguientes vecindarios: Agua Clara
Valle de la Cruz, Márgenes del Tuy, Piñango, Paparo, Río Chico Arriba, San José
y San José Arriba.
Solamente Río Chico tenía un total de 1.940 habitantes. Para esta época, esta
comunidad comenzaba a recibir inmigrantes europeos. Existía un total de 40
extranjeros de los cuales uno era alemán, uno colombiano, quince españoles, doce
holandeses, uno inglés y diez franceses.
Estos emigrantes de ganaban la vida como agricultores, artesanos, industriales,
médicos y boticarios.
El gran suceso que va a conmocionar este valle a finales del siglo XIX, es
la llegada del ferrocarril que va a significar una revolución en el campo de la
comunicación y su impacto en la cultura riochiqueña.
Este ferrocarril se comenzó a construir en mayo de 1882 por la bahía de
carenero, y seis años más tarde se había prolongado hasta las poblaciones de San
José y Río Chico.
La primera etapa de este ferrocarril estuvo a cargo del contratista holandes
Lázaro Puig Ros. Luego pasa a manos de los ingleses y por último es tomado por
el empresario europeo Víctor Crassus, quien extendió los rieles del ferrocarril
hasta el sitio La Española, para recoger las grandes producciones de cacao de todas
las haciendas que llegaban hasta El Guapo.
Este ferrocarril tuvo cobertura total de 54 kilómetros. Las paradas principales
eran: Carenero (puerto de embarque del cacao para La Guaira), Higuerote
(puerto principal de intercambio comercial con el oriente del país), Páparo
(punto de ruptura de carga de cacao), Río Chico, San José de Río Chico y La
Española de El Guapo. Las paradas intermediarias era La Reforma, San Antonio,
La Esperanza, La Curva, Los Cerritos, El Cristo, El Pegón y otras. Estos puntos

Adiós al siglo XIX 23


fueron seleccionados con el criterio de concentración de las cosechas del cacao
que luego venderían a La Guaira.
En 1899 este ferrocarril transportaba 39.205 sacos de cacao, 2.103 cueros de
res, 432 bultos careos y 9.859 pasajeros.
El señor Víctor Crassus expresaba para esa época que “el desarrollo comercial
agrícola e industrial de esta zona mejorara cada día más, por las facilidades que
le ofrece la línea férrea, principalmente a la agricultura que ha abierto extensos
campos con fundaciones de cacao, y cuyos frutos gozan de una tarifa equitativa
para su transporte”.
El señor Crassus no se equivocaría y Río Chico lógro ser el municipio más
próspero de todo Barlovento a finales del siglo XIX.

Estación Tren Río Chico

Estación Tren Carenero

24 Río Chico: la huella en el tiempo


Río Chico siglo XX
Abriendo el siglo XX, Río Chico, con título de ciudad, se verá sacudida por las
luchas internas entre los caudillos que se disputaban el país.
Con el general Cipriano Castro en el poder, para 1902 Río Chico, Tacarigua
de la Laguna, Cúpira y El Guapo serán los escenarios de la lucha entre la llamada
“revolución libertadora” encabezada por el general Manuel Antonio Matos.
Los sectores que apoyaban en Barlovento a Manuel Antonio Matos, fueron
derrotados en 1902 por el general Juan Vicente Gómez. El sitio de confrontación
fue El Guapo, donde aún las personas mayores comentan que esta batalla entre la
Restauradora y la Libertadora fue bastante sangrienta y cruel, y por lo tanto dejo
muchas víctimas.
El cronista Vicente Rodríguez, comenta en su libro “ Río Chico, una ciudad
bicentenaria”, que “ este alzamiento no se quedó atrás, puesto que como zona
económica importante también tenía sus generales caudillos, entre ellos Pedro
Oderiz, ayudante de Ortega Martínez, Lorenzo Guevera y José Antonio Pérez,
lugarteniente del jefe Nicolas Rolando.
Por otro lado el cronista Amado Cornielles, en su libro “Bucare”, nos hace
un dramático relato de esta traumática guerra: “Era el tercer día de pelea. Por
un tris no murieron alrededor de trescientos niños que estaban refugiados en la
iglesia (de El Guapo)…cuando una bala de cañón se llevó por los aires el viejo
campanario construido en la época colonial.
Sucedió exactamente lo que tanto temía el comandante Ruperto Hernández.
Murieron 17 niños y 32 quedaron heridos al tratar de abandonar precipitadamente
el templo cristiano. Las demás criaturas aterrorizadas, lloraban y lloraban”.
Pasada la tempestad, el escritor Francisco Álamo comentaba, refiriéndose a la
primera década del siglo XX y después de los sucesos de El Guapo, que “la ciudad
de Río Chico tiene un aspecto atractivo por sus anchas y acordeladas calles,
buenas casas, plazas y edificios. Pintorescos alrededores donde se ostenta una
vegetación lujuriosa, casa de campo y praderas de pastaje, hacienda de cacao y una
población industriosa, demuestra al viajero la importancia actual de la comarca y
pensar en un futuro, cuando el abrazo del inmigrante acuda a rotuzar estos hasta
ahora incultos bosques y haga rendir al suelo inagotable de feracidad, cuanto el
hombre necesita para su alimentación y regalo”.

Río Chico siglo XX 25


Para esta época se crea el Distrito Páez por mandato del presidente de la
Republica, general Juan Vicente Gómez, y queda Río Chico como capital de
distrito hasta nuestros días.
Debido a la caída de los precios internacionales del cacao, que origino la crisis
cacaotera de 1930, se produjo la paralización y cierre definitivo del tren de
Carenero…
Para 1949, a causa de las inundaciones y la apertura de vías alternas de
comunicación como las carreteras, la población de Río Chico verá afectado su
crecimiento y entrara inevitablemente en una fase de estancamiento.
Por otro lado, el impacto del surgimiento de una economía petrolera ya se sentía
con sus efectos en la geografía nacional. El petróleo desplazaba vertiginosamente
a la economía agrícola. Los pueblos agrícolas como los barloventeños perdían su
importancia en los planes de desarrollo de la nación.
El mito de los “grandes cacao” se venía abajo. Las haciendas de cacao comienzan
un lento proceso de depreciación y abandono.
La migración del campo a la ciudad se acentúa en estos años. La apertura de la
carretera Caucagua – Higuerote y el ramal Tacarigua de Manporal- San José en
los años 1941-1945 va a contribuir al proceso migratorio
Las próximas décadas de este siglo Río Chico vivirá una sentida transformación
en su estructura económica tradicional. De pueblo agrícola, sustentado
fundamentalmente en el cultivo del cacao, pasa a ser destinada a la atención de la
demanda turística de la región capital. Este proceso se inicia 1973, y para 1984 Río
Chico contaba con catorce desarrollos turísticos que en algunos casos provocarían
desequilibrios ecológicos en una de las geografías más maravillosas del país.

Canales de Río Chico

26 Río Chico: la huella en el tiempo


La configuración cultural riochiqueña
La cultura del pueblo de Nuestra Señora de la Merced de Río Chico es el
resultado de la integración de tres civilizaciones que históricamente se encontraron
en este valle.
Estas tres civilizaciones fueron:
La civilización indígena:
Constituida por habitantes de estas tierras. Los tomuzas, con su relación
armónica con la madre naturaleza y los mitos y símbolos que se derivaron de esa
relación, fueron los pioneros en perfilar los primeros patrones culturales de este
valle.
La civilización europea:
Constituida inicialmente por españoles, dentro de los cuales se encontraban
andaluces, catalanes y una gran mayoría de canarios.
La civilización africana:
Constituida por las distintas comunidades del continente africano que fueron
capturados, apresados y trasladados para trabajar como esclavos en las haciendas
de cacao. Dentro de estas comunidades africanas se encontraban los congos,
carabalíes y minas.
Como pudimos observar en los capítulos anteriores, esta integración cultural
estuvo caracterizada por un proceso violento.
Esta integración se dio alrededor de la cultura dominante, es decir, la europea,
que logro imponer en cierta medida sus patrones culturales a las civilizaciones
tomuzas y africanas. Los europeos impusieron su lengua, sus costumbres y
su religión. La iglesia y los misioneros religiosos cumplirían la transformación
espiritual, moral y cultural, y la mezcla biológica la realizarían los conquistadores,
los colonizadores y los hacendados, quienes en una relación amorosa, en algunos
casos, y violenta, entre otros, engendraron hijos con mujeres tomuzas y africanas
o sus descendientes.
En el capítulo referido a la fundación de Río Chico, observamos que para los
hacendados, lo primero era la iglesia, pues alrededor de ella giraría la unidad
cultural europea y obligadamente las otras culturas sometidas.

La configuración cultural riochiqueña 27


A pesar de esta imposición europea, las civilizaciones tomuzas y africanas
lograron sobrevivir a través de un proceso de resistencia cultural, y mantener
parte de sus respectivos patrones culturales que hoy le dan a Río Chico y a todo
el Municipio Páez un perfil cultural propio.
Tenemos entonces que la cultura riochiqueña es el resultado de estas
civilizaciones. Tres culturas y un pueblo con características culturales específicas.
La unidad espiritual y religiosa de Río Chico está asociada a su Patrona, la
Virgen de las Mercedes, gloriosa virgen a la que cada 24 de septiembre se le
realizan fiestas religiosas y populares, la cual unifica a todos los sectores de
Río Chico sin distingo de posición económica, social o política. También los
velorios de Cruz de mayo, Santos católicos y Santos aparecidos como la Virgen
del espejo del Caserio Cazañas, son fiestas religiosas que se realizan en el sector
Banco Obrero, la Cruz Verde y en casas particulares, constituyendo un elemento
de unidad cultural colectiva de la comunidad. Estos velorios se realizan por
promesas, es decir cuando una persona pide y recibe un favor religioso de la Cruz
o de los Santos, paga la promesa poniendo un velorio el cual se hace con un altar
adornado de flores y la imagen religiosa. A este velorio se integran decimistas,
cantadores de fulía y ejecutores de tamboritas, charrascas, plato de peltre, maracas
y cuatro.
Otra expresión cultural de unidad cultural colectiva en Río Chico son las
parrandas del mes de diciembre. Los instrumentos musicales utilizados en
las parrandas son el furruco, las maracas y las tambora, pero aparte de estos
instrumentos de origen africano e indígena, se utiliza el cuatro criollo y se le
agregan la flauta y el violín, instrumentos de procedencia europea. Dentro de
los parranderos tradicionalistas de Río Chico destacan Encarnación Ruiz, Jesús
López Castro y el extraordinario compositor Benito Urbina. Otra parranda de
participación colectiva que se observa fuera del marco decembrino es la parranda
del burro borracho que realiza el legendario Encarnación Rivas. Se trata de un
burro que embriagan y luego sacan a pasear por las calles acompañado de música
de parranda.
El joropo de bandola es otro factor de unidad cultural colectiva en Río Chico.
Esto se debe al contacto permanente que Río Chico tenía con los llanos del sur
motivado por el mercado de ganado, y por otro lado, a la vinculación con el
oriente venezolano. Esta relación comercial trajo también su influencia cultural
expresada en el golpe de bandola oriental y el golpe de bandola central, lo cual

28 Río Chico: la huella en el tiempo


Baile de tambor

Velorio Cruz de Mayo

La configuración cultural riochiqueña 29


originará el golpe de bandola barloventeña, con sus diferentes pasos como el
yaguazo, la guabina y el encierro.
Este golpe se origina en el radio geográfico de El Guapo y Cúpira, de donde han
surgido muy buenos bandolistas y bailadores de este género musical, tales como
el ciego Inocencio Caraballo, quien a pesar de sus años sigue alegrando los bailes
de bandola en la ancha geografía del Municipio José Antonio Páez

30 Río Chico: la huella en el tiempo


Virgen de Las Mercedes

La configuración cultural riochiqueña 31


Periodismo cultural
Dentro de la historia cultural riochiqueña es importante destacar la elaboración
de órganos de difusión.
Desde el siglo pasado esta comunidad, a través de sus dirigentes ha sentido
una profunda preocupación por crear instrumentos de comunicación donde se
expresaran sus opiniones económicas, políticas, sociales y culturales.
De estos instrumentos de comunicación, fueron los periódicos locales los
que comenzaron a generar opiniones, tertulias y polémicas en plazas, bares,
casas familiares, agrupaciones políticas y asociaciones civiles y religiosas. Su
periodicidad y tiraje estuvieron determinados por la capacidad de lectura de la
población.
Dentro de estos periódicos podemos mencionar “La unión de Barlovento”,
editado en 1888 y el que por su nombre, tenía un sentido regional de la
información. “El Progreso”, cuyo primer tiraje salió en 1889. “El Eco de Páez”,
semanario dirigido por Don Jacobo Darío Hernández y que se mantuvo en la
calle desde 1891 a 1892.
El cronista Vicente Gutiérrez expresa que: “En 1883, Felipe Jorge Lebrun
público “El partido Nacional” en forma de semanario. En 1904 “El Boletín
Comercial”, diario de interés general cuyos directores fueron Pepe Cedillo y
Rodrigo Rodríguez. “El Impulso” apareció en 1906 era un semanario ilustrado
y se decía órgano de los intereses generales de Barlovento, siendo su director
Guillermo Gil. El 9 de mayo apareció el semanario independiente redactado
por J. Mendoza; y en 1920 apareció “Juventud”, periódico literario de José Luis
Larez… cierra el periodo de cien años de periodismo el periódico mensual
“Represéntate tu”, órgano de la asociación civil del mismo nombre que recoge las
inquietudes de un grupo juvenil emergente en política”

32 Río Chico: la huella en el tiempo


Periodismo cultural 33
34 Río Chico: la huella en el tiempo
Fuentes Bibliográficas
ACOSTA SAIGNES, Miguel: la vida de los esclavos negros en Venezuela. Ditorial
Hesperides. 1967

BLANCO SOJO, Jesús: Guacamaya: capitán de cimarrones. Barlovento siglo VIII.


Editorial APICUM.1981

CASTILLO LARA, Guillermo: Apuntes para la historia colonial de Barlovento.


Academia Nacional de la Historia. 1981

CORNIELLES, Amado: Bucare. España. 1984

GARCIA, Jesús Alberto: Barlovento, tiempo de cimarrones. Editorial Lucas y Trina,


1989

GUTIERREZ RODRIGUEZ, Vicente: Río Chico, ciudad bicentenaria. Fondo


Editorial Tropikos. 1991

KAPLUN, Pablo: La localidad cultural de Río Chico. UCV 1985

NIEVES, Fulvia: Cúpira su pasado y su presente. UCV 1985

REQUENA, IBRAÍN: Recordando el ferrocarril de Carenero. Editorial El Cojo.


1982

Río Chico del pasado y el presente. Editorial El Cojo. 1984.

Fuentes Bibliográficas 35
Contenido

Pág.
Presentación 4

Al lector 5

El pasado indígena 7

Tiempo de conquista 9

De Chupaquire a Cúpira 11

De Panaquire al Guapo 12

La fundación de Río Chico 13

Rio Chico Colonial 15

Rio Chico y la guerra de Independencia 17

El cantón de Río Chico 20

La abolición de la esclavitud y su repercusión en Río Chico 21

La guerra Federal y su influencia en Río Chico 22

Adiós al siglo XIX 23

Río Chico siglo XX 25

La configuración cultural riochiqueña 27

Periodismo cultural 32

Fuentes bibliográficas 35
La Gobernación del estado Miranda, convencida de que la difusión de la Historia de
las regiones mirandinas favorece la valoración y el rescate de los elementos socioculturales
que identifican y conforman la región, así como la ubicación de la presencia regional en el
pasado, en el presente y dentro del contexto nacional y la construcción de un bosquejo de
identidad regional con los elementos significativos que la delimitan (economía, política,
sociedad y cultura), decide publicar, a través de la Fundación Fondo Editorial “Simón
Rodríguez” y el Instituto Autónomo de Bibliotecas e Información de Miranda, la segunda
edición de la colección Cuadernos de Historia Regional.
Es así como Fundación Fondo Editorial “Simón Rodríguez”, en su interés por difundir
las creaciones referidas a la tradición mirandina, integra la antigua colección Cuadernos
de Historia Regional a la colección Identidad.

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