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La dieta amazónica

La dieta es considerada una de las técnicas de trabajo personal de sanación, iniciación y aprendizaje
más eficaces y poderosas que nos han legado los curanderos y maestros de la Amazonía. El objetivo
es provocar una profunda depuración a todos los niveles para eliminar bloqueos, aspectos que
bloquean la sensibilidad, estimular la capacidad onírica y potenciar el trabajo de introspección.

Consiste básicamente en permanecer en aislamiento durante un periodo de tiempo en el que se están


tomando plantas medicinales.

Durante este periodo se comen muy pocos alimentos, tradicionalmente arroz, plátano macho, avena,
algún pescado y poco más. No se puede comer sal, azúcar, picantes, grasas ni se puede utilizar ningún
tipo de químico: perfumes, dentríficos, desodorantes, repelentes,..

No se puede hablar con otras personas, excepto el curandero que supervisa la dieta, ni se puede tocar
a nadie o tener relaciones sexuales.

Lo que se persigue con esta deprivación alimenticia y sensorial es provocar una depuración que
permita que la planta actúe sanando al paciente en todos los niveles: físico, energético y emocional.
La maravilla de la medicina ancestral amazónica es que han conseguido preservar el conocimiento del
uso de las plantas en cada uno de estos niveles. Conocimiento que se ha perdido en muchas culturas,
perviviendo generalmente el uso únicamente para el cuerpo físico.

La ausencia de sal durante este periodo produce una pérdida de agua que provoca un proceso acelerado
de desintoxicación. Las personas que han consumido tóxicos, drogas, conservantes, colorantes, etc
durante esta etapa se liberan de estas sustancias nocivas de forma muy rápida, tanto por vía renal como
por los poros. Otras veces también por vía digestiva. Este proceso de desintoxicación que de otra forma
podría durar de meses a años, se acorta considerablemente y en pocos meses o semanas en algunos
casos se observa que el cuerpo está notablemente recuperado.

Por otra parte, se dan condiciones muy favorables para la ingestión de las plantas ya que el cuerpo,
habituado a la sal, al tener esta carencia se abre a obtener ésta de cualquier líquido o sólido que
consuma y por tanto la absorción que hace de las plantas medicinales es mucho más potente.

Asimismo el tipo de alimentos consumidos basifican el organismo haciéndonos más permeables al


efecto de la plantas. La misma ausencia de azúcar acelera la absorción de los principios activos de las
plantas en el intento del cuerpo de recuperar la dosis de azúcares a los que está habituado.

Curiosamente el alimento básico de la dieta es el arroz, que según la Medicina Tradicional China y la
Macrobiótica promueve el centramiento y la instrospección, siendo el alimento utilizado por los
monjes budistas durante los retiros de meditación.

Es interesante observar que la depuración no tiene implicaciones sólo a nivel físico, sino también a
nivel psicológico, dándose una apertura de la persona a temas del pasado que por el efecto de las
plantas surgen para ser trabajados. El aislamiento de la dieta, la falta de comunicación con otras
personas, así como la ausencia de sal y azúcar provocan en el paciente un estado especial en el que la
mente comienza a liberarse de sus preconcepciones, distracciones y comienzan a aflorar los contenidos
inconscientes que deben ser sanados.

Debido a que todos los contenidos traumáticos de nuestra vida están grabados en nuestro cuerpo
energético comienzan a surgir las imágenes y los recuerdos de esos nudos o vivencias que nos han
originado algún bloqueo y que precisan ser liberados. Generalmente estos contenidos emergen en
forma de sueños, aunque también de visiones o recuerdos olvidados que nos devuelven al momento
en que sufrimos ese suceso que nos ha dejado una marca y que necesitan ser reelaborados para su
posterior curación.

El tiempo mínimo para hacer una dieta es de una semana, aunque hay plantas y pacientes que necesitan
mucho más tiempo. La razón de esto es que durante los primeros días el cuerpo se está depurando
físicamente y se necesita un tiempo para que la energía de la planta actúe a todos los niveles. Las
plantas tienen un tiempo distinto de los humanos, su acción es más lenta y precisan que las sustancias
tóxicas del cuerpo hayan sido liberadas para poder actuar con mayor efectividad sobre el emocional y
el energético.

Las plantas generalmente vas limpiando los chacras afectados según su especifidad, funcionan en una
vibración energética más alta que la del cuerpo físico y van “operando” los puntos de bloqueo del
paciente. Cada planta tiene su patrón de vibración especial y está especializada en la curación de unos
aspectos determinados y es por ello que cada tratamiento debe ser personalizado para cada persona
según sus necesidades. Es habitual en la Amazonía llamar a las plantas “doctores” puesto que curan
según su especialidad.

Es muy habitual en estos días que en los centros de medicina amazónica se ofrezca a los pacientes un
menú muy reducido de plantas de dieta, normalmente plantas maravillosas y muy efectivas pero que
no tienen por qué ser las que en ese momento necesita cada paciente.

Las plantas con las que se trabaja más habitualmente en estos centros son aquellas que provocan una
apertura rápida de las capacidades extrasensoriales, la percepción, la intuición y en general los chacras
superiores como es el caso de los “sanangos”. Pero como muchos maestros orientales saben, la
apertura de los centros superiores se debe hacer de forma gradual y sólo cuando los chacras inferiores
(que generalmente está ligados a los temas nucleares que obstaculizan a una persona) han sido sanados.

Provocar una apertura de los centros superiores sin haberlo hecho de los inferiores, o utilizar plantas
de protección que sellan el cuerpo energético sin haber sanado primero puede provocar problemas en
el paciente a posteriori, como la inflación del ego, desconexión de la realidad y dificultad para trabajar
sus temas pendientes.

Este conocimiento del orden preciso en que se deben tomar las plantas se ha mantenido sólo en algunos
linajes y tradiciones amazónicas y es uno de los principios de los tratamientos en nuestro centro.

A nivel espiritual, la dieta es un espacio privilegiado para profundizar en nuestra práctica, sea oración,
meditación, etc. Al fin y al cabo, la dieta es un proceso de purificación, similar al que se lleva a cabo
en casi todas las tradiciones espirituales por distintos caminos y que nos permite liberarnos de los
contenidos que nos están alejando de nuestra verdadera esencia y por tanto de Dios.

La dieta es también parte fundamental de la formación de los curanderos amazónicos. El principio que
hay detrás de esto, al igual que en la psicoterapia occidental, es que una persona que no se ha curado
a sí misma no puede curar a los demás.

Asimismo, dentro de la cultura andina y amazónica se considera que todos los seres tienen espíritu:
los animales, las plantas incluso los lugares de poder tienen una energía especial. Las plantas también
tienen espíritu por especie, a este espíritu normalmente se le denomina la “madre” de la planta.

Esta energía o “madre” tiene inteligencia propia y puede comunicarse con los seres humanos en forma
de sueños y visiones, ayudándoles en su proceso de sanación y ayudando a los curanderos en las
terapias con sus pacientes. La dieta es la forma en que desarrollamos nuestra relación con los espíritus
de las plantas y les ofrecemos un espacio en nuestro cuerpo para que nos acompañen y nos den su
curación.

Los efectos de la dieta generalmente son muy sutiles, pasa tiempo hasta que el paciente va notando
cambios en su vida. La planta sigue trabajando después de la dieta si se siguen una serie de
recomendaciones para la post-dieta. Pero aunque sutil, su efecto es profundo y transformador.

La dieta es uno de los regalos más maravillosos que nos han dejado los maestros de la Amazonía y
nosotros os invitamos a descubrirla. Si quieres ver la próximas fechas de dieta pincha aquí.
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