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Faustino TE¡XEIRA
54 - Capítulo l. Teologia cristiana de las rcl¡g¡ones
Tros perspoctivas en el debate . 55
par^ obllg^r a los que son distintos a ser miembros de la lglesial'5; y de Paul cxclusivismo, tiende a confirmar eI carácter absoluto del cristianismor50.
Knitter, quien aftma que esta tesis <<irttroduce a los no cristianos a la Aun reconociendo las demás lsligiones como caminos auténticos de sal-
Iglesia por la puerta de serücio aüás>>1a6. Para Knittet, la solución encon- vación, afrma sin embargo que da salvación mediada por esas ¡sligiones
trada por Rahner apunta hacn una «aprobación parcial y provisionab> de cs, en todos los aspectos, deficiente e incompleta¡>'s'. Las diversas religro-
las demás tradiciones lgligiosas, justo hasta el momento eñ que entra en nes son presentadas normalmente como «formas de adüento», 9re-estfe-
escena el cristianismo y el Evangelio'o'. Aun reconociendo todas estas nos)) o <<guías»; reflejan <<chispas» de la verdad OJE 2) o, en la fórmula con-
objeciones, no puede negarse que la reflexión de Rahner fue muy impor- sagrada por el Vaticano II, Constituyen una «preparación evangélica> pG
tante en el ámbito intetno de la propia Iglesia para desbloque^r cota;zones 16). La «secreta presencia de Dios» (AG 9) que se manifiesta en ellas,
y mentes de cara al valor de la alteridad. cncuentra su.verdadera revelación en el cristianismo y en la Iglesials2.
Esta corriente cristocéntdca, presentada en sus dos versiones, se va La posición plualista surge exactamente como una reacción contra
enriqueciendo y desarrollando actualmente en el sentido de un inclusivis- csta reivindicación del cristianismo como <<religión de supedoridad ulti-
mo cristocéntrico abierto. Para Jacques Dupuis, que se sitúa en esta pers- rna». En Ia búsqueda de un <<nuevo ángulo» de comprensión del clstianis-
pectiva, el cristocentrismo abierto «represeflta, probablemente, el único rno, los teólogos pluralistas proponen un cambio de paraügma, más d7á
camino pzra :una teología de las religiones verdaderamente digna de este
tlel exclusiüsmo y del inclusivismo. Un cambio que implica <aenunciar a la
nombfe»148.
visión tolemaica uadicional -según la cual todas las leligiones giran en
tr)rno a Cdsto- y al cristianismc! como su centro, pan adoptar una visión
scgún la cual todas l2s ¡sligiones, incluso el cristianismo, giran en torno al
C. El pluralisno
sol, que es el misterio de Dios como realidad suprema»'s'. En este teocen-
trismo propugnado por Ios teólogos pluralistas, el cristianismo deja de ser
En la teología catíltca es común tabajar con la noción del cristia-
nismo como religión absoluta. Normalmente, este carácter absoluto se
entiende así: «El cristianismo no es sólo de hecho la religrón superior a 150 RAHNER, Karl, «Sulla pretesa del cristianesimo di poi§edere un valore assoluto», en Scr'enza
efedecristiana, Roma: Paoline 1984,237-256 (Nuovi Saggi lX); lo., «La chiesa, lechiesee
todas las demás que existen, sino que representa la auto-revelación defini- le religioni»; en Scienza e fede cristiana, 428.
tiva de Dios, esencialmente insuperable, de validez exclusiva y universal 151 KNtrrER, «O cristianismo como religiáo verdadeira e absoluta?», 26. Un ejemplo sugerente de
para todos los seres humanos deiodos los tiempos»>1as.La posición inclu- esüa perspectiva la encontramos en Jean Galot: «La gracia dada a los que no pueden benefi-
sivista más tradicional, incluso rompiendo con la dinámica más cerrada del ciarse de la evangelización no puede desanollarse en ellos con la misma riqueza espiritual
que se aprecia en los bautizados, en los cuales esa gracia se nutre y se refuerza a través de
los sacramentos y participa en la vida de la lglesia. Esta gracia muy suficiente para procurar
a todo hombre la salvación en la medida en que la libertad personal no la rechace pero está
145 KüNo, H., Sercnsfáo, Rlo de Janeiro: lmago 1976, 80 (trad. cast: Sercrisfrano. Madrid: 1977). contenida en un cuadro más estrecho del de una vida cristiana»: Gnlor, Jean, L'unico salva-
lo., Projefo de ética mund¡al; uma moral ecuménica em vista da sobrevivéncia humana, Sáo tore e I'attivitá missionáia della Chiesa, en La Civiltá Caftolica, luglio 1991, 135-136.
Paulo: Paulinas 1992, 115 (trad. cast: Una ética mundial para la economia y para la palítica,
Madrid: Trofta '1999).
152 Como indica John Hick, cuando comenta la posición inclusivista: «<Los no cristianos se pue-
den salvar porque, aunque desconocido para ellos, Cr¡sto está, en "cierta manera", secreta-
146 KNrrrER, Paul, «O cristianismo como religiáo verdadeira e absoluta?», Concilium 156/6 (1980) 27. mente "unido" a ellos. Pero la verdad salvífica que les es desconocida es conocida por la
147 KNn-rER, «A teologia católica», 107. Para este autor, la tesis de Rahner no se diferencia, en la lglesia, que es el instrumento de Dios para hacer conocida la redención». «O carater náo
pÉctica, de la tesis tradicional que ent¡ende las religiones no cristianas como <<praeparatio absoluto do cristianismon, Numen,l/1 (1998) 23. Véase también KNrrren, «O cristianismo...>r,
evangelica» (preparación del Evangelio). Cf. también la crítica d'lgnace PurHroeu, «Fé e vida 26. Para Hick, en este «inclusiv¡smo benevolente» también continúa en vigor la conciencia de
cristás num mundo de pluralismo religioso», Concilium 155i5 (1980) 104-105 y 109. la superioridad final de la religión cristiana, porque «la salvación, ocurra donde ocuna, es sal-
vación cristiana», Htcx, J., A metáfora do Deus encamado, Petrópolis: Vozes 2000, 198.
148 DuPUls, Gesü Crisfo ¡ncontro, 146. Más adelante apuntaremos el desanollo teórico de este
inclusivismo, particularmente en el campo de la cristología. 153 GEFFRE, Claude, «Afé na era do pluralismo religioso», en TExErne, Faustino, (ed., Diálogo de
pássaros, nos caminhos do diálogo inter-rcligioso, Sáo Paulo: Paulinas 1993, 66. Este autor
149 KAspERs, Walter, «Cristianesimo, carattere assoluto...», en Sacramentum Mundi ll, Brescia: retoma aquí la tesis de la «revolución copernicana en teología» propuesta per John Hick en
Morcelliana 1974,735. Reaccionando contra esta posición, el misiólogo Henri M¡untea subra- su libro God and the Universe of Faiths (1977). John Hick relaciona este cambio de paradig-
ya: «Si el cristianismo es la verdad definitiva,.la revelación absoluta de Dios a la humanidad, ma con el paso de un «Rubicón teológico», que permite la entrada a un «te¡ritorio nuevo, a
sólo queda un camino para las otras rel¡g¡ones: convertirse al cristianismo... De hecho, esta- partir del cual el campo de la verdad cristiana está destinado a tener facciones distinüas». En
mos ante un diálogo entre el elefante y el ratón». «Théologie chrétienne des religions non este nueva perspectiva, la tradición cristiana es vista ahora «como una más entre una plura-
chrétiennes», Lumen Vitae 31/l (1976) 89. lidad de contextos de salvación, contextos -hay que decirlo- en cuyo interior se esta reali-
56 Capítulo l. Teología cristiana de las religiones Tres perspectivas en el debate . 57
«el único y exclusivo meüo de salvacióo> y las demás tradiciones religio- Sería, sin embargq ingenuo coflsiderar el modelo pluralista como
sas apafe¿en como instancias legítimas y autónomas de sah'ación, como rrn bloque monolítico y sin matices diferenciados. De hecho, este modelo
religrónes verdaderas y no como un cristianismo disminuido. ( ()mprende posiciones teológicas diferentes, desde la forma más extrema,
:,r'gún la cual Jesucristo no es ni constitutivo ni normativo de la salvación,
En esta nueva posición teológica se pone en cuestión el cristocen-
lr;rsta la más moderada, que preserva el catácter normativo deJesucristo,
trismo tradicional, v, q,re en el teocentrismo es Dios, y no Jesucristo, quien .urnque abandonando su característica salvífica constitutiva y universall56.
se convierte en el'centro del designio salvífico de la humanidad. Desde
esta nueva perspectiva se cuestiona la unicidad de Jesucristo como irnico
mediador entre-Dios y la humanidad. De aquí viene Ia polémica que esta
a. John Hick la metáfon del Dios encarnado
reflexión ha suscitado en la actualidad, especialmente entre los teólogos
inclusiüstas: <<Para salvar un plurdismo salvífico, hacía falta fomPef el ün- Como representaflte significativo de la primera vetsión del pluralis-
culo salvífico de Jesucristo éo., Dios como único y exclusivo, había que rrrr», podemos Írencionar al filósofo y teólogo evangélico John Hick,'r,
sepafaf la cristológía de la teología. Con todo, la fe cristiana afitma que ,¡tricn ya en 7973158 propuso una (cevolución copernicana en la teologío>,
Jeiuctisto no es sólo una mediación manifestativa o normativa
sino sobre ,lt' superación del cristocenftismo por el teocentrismo. Este cambio de
iodo la mediación constitutiva de salvacióo»'un. Los teólogos pluralistas ¡r;rraügma, como subrayó el mismo teólogo, implica <da apertura de la
consideran que incluso la perspectiva inclusivista es insuficiente, por el , ,rcstión teológica» e indica uná propuesta de superación de las reflexiones
hecho de qué no valora las demás ¡sligiones por ellas mismas' si¡o siem- ',, rlrre el tema desarrolladas en el ámbito de un cdstocentrismo inclusivo y
pfe con la <<unidad de medida del cristiánismo»1ss, bloqueando así cualquiet rlrit:rto. I-os teólogos defensores del teocentrismo formulan su propuesta
posibilidad de diálogo interreligioso. ,1. cambio en función de una revisión o reinterpretación de la cristología,
( n ol contexto del pluralismo religioso. En este campo particular,
John
I lrt'k pone en cuestión la docuina cristiana de la encarnación divina de
l, sris, que según él tiene que entenderse en sentido metafórico y no üte-
zando la transformación de la existencia humana pasando de un centrarse en sí mismo a un
centrarse en Dios (o en aquello que es Real de manera última)». El cristianismo pierde así su
r,rl""'. En esta línea de reflexión, Jesús aparece romo («rn ser humano
cariz de exclusividad salvífica, y pasa a ser una de ias corrientes de vida religiosa por las que , \traordinariamente abierto a la influencia de Dios y.que, en ese sentido,
los seres humanos pueden ser salvÍficamente relacionadas con aquella realidad última cono-
cida por los cristianos como Padre Celestial», Hrcx, John, «O caráter náo-absoluto do cristia-
nismo», 23-24. En un artículo sobre el tema, Hans Küng indica que esta nueva posición teo-
r',ri Dupuls, Gesú cr¡.sfo incontro alle religioni, 143 y 274; lo., Rumo a uma teologia cristá do ptu-
lógica no es tan «novísima» sino que retoma «¡a antigua doctrina del espírito del protestantis- mlismo religioso, 261. lD., «O debate cristológico...», en Dialogo de pássaros, 82-83. El teólo-
mo liberal»: Prcjeto de ética mundial, 137. 1¡o Paul Knitter cuestiona la imagen estereotipada, acuñada durante la pasada década, sobre
la teología pluralista de las religiones, que en realidad comprende una «pluralidad de pluralis-
154 MTRANDA,MáriodeFranqa,«Oencontrodasreligióes», Perspectivateológica68(f994) 20. tas». lndica cómo determinadas declaraciones de leólogos fueron puestas de relieve por los
Este mismo autor, que se inscribe en la perspectiva inclusivista, resume uno de los aspectos críticos y universalizadas como si fuesen representativas de todos los teólogos pluralistias. A
clave que cuestionan esta perspectiva: «La dificultad más grande de esta posición es conci- la base de estas generalizaciones está el desconocimiento de la realidad plural de los plura-
liar estas afirmaciones con los textos del Nuevo Tést¡amento, que expresan que Cristo es el listas. Cf. KNtrrER, Paul, Uma terra molte religioni, Assísi: Cittadella Editrice 1998, 51.
único mediador entre Dios y los hombres.(1Tm 2,5; Hch 4,12) y la revelación plena y definiti-
va de Dios. Querer relativizarlos como cbnsecuencia de un contexto cultural semita es, en el
l"/ l)e entre [a vasta obra publicada poreste prest¡gioso filosofo y teólogo de la religión, prove-
f§ndo, cuestionar la veracidad de todo el Nuevo Testamento y quitar los fundamentos de la rriente de la tradición presbiteriana de la lglesia de lnglaterra, podemos destacar: Hlcx, John,
piopia fe cristiana», lo., «A salvaqáo cristá na modernidade>>, Perspectiva teológica 59 (19S1) God and the Universe of Faiths (1973); An lnteryretation of Religion (,1989); Essays in fhe
30. Véase también WoNc, Joseph H., «ll Dio de Gesü Cristo in prospettiva pneumatologica», Philosophy of Religion (1973); God Has Many Names (1980); The Myth of God lncamate
(1977); A Christian Theology of Religions (1995); The Metaphor of God Incamate (1993); Ihe
en cnrrone, carlo (ed.), La svofta planetaria di Dio, Roma: Borla 1992, 247. Básicamente
todos los teólogos inclusivistias plantean problemas en esta dirección de manera más o menos f ifth Dimension (1999).
matizada. l',rl llrcK, GodandthelJniverseof Faiths,l3l,citatenK¡lrrren,Paul,Nessun altronome?,go¿f . i
'l55 Duputs, Jacques, «O debate cristológico no contexto do pluralismo relígioso», en Telxetu, r','t l)ara Hick, el sentido metafórlco se distingue del sentido literal. El discurso metafórico implica
Faustino L.C., Diátogo depássaros,8't. Para Hick, la posición inclusivista expresa actual- rrna «transferencia» de sent¡do. Con relación al tema de la metáfora de la encarnación divina,
mente la manera de abordar el tema que ha conseguido más consenso entre los teólogos cris- oste autor quiere indicar la singularidad especial de Jesús, en cuanto abertura y sensibilidad
tianos, pero, al considerar la salvación como una realidad exclusivamente cristiana, se man- rr la presencia de Dios. Ei sentido de <<encarnación» aquí es, para é1, metafórico: en Jesús se
tiene deudora del «antiguo imperialismo teológico». Cf . A metáfon do Deus encamado,'121. r:trmple la voluntad de Dios, en él se realiza la «encamación» de un ideal de vida de apertura
Traducción: La metáfora del Dios encamado, Abya Yala, Quito 2004, colección «T'iempó
y respuesta a Dios: su vida es expresión definida de un amor de ágape, que traduce en la fini-
axial». lud del amor infinito de Dios. Cf. A metáfora do Deus encamado,'136-144.
Tres perspoctivas en el debate . 59
58 ' Capítuto L Teotogía cristiana de las religiones
de Dios en la tie(ra' de salvación humanar»'63. Si, por una parte, Dios puede ser encontrado ver-
vivió en una med-ida extraordioaria como Lgierfie Así' en- las circuns- daderamente en Jesús («tatus Deast>), quien para los cristianos constituye el
"encarnando" l, ,rolotl,Tdi;;"
.lii|at parulavida ñumana'
que vive centro y la norma de sus vidas, por otra, Dios también puede ser encon-
ancias de su época V n'" t'rnt tl ideal de Ia humanidadamot que trado fuera de Jesús (que no eta el «totum Dei»), en el contexto amplio del
;t.r* v.., ^.tiru¿ aL i.ípt"t" a Dios, y al hacerlo 'eocarnó'un
*ir¡ir'no.
hav por parte del igape de Dios. Este ágape divino, que se manifiesta en las acciones de
#;fl.í" ;J;;;; De ac'eráo con Hick' no
del auibuto de la divinidad' ni inten- no se agota. El amor de Dios no se agota en Jesús.
Iesús históri.o ,r-gr.r^ Áinücación
Jesús,
,;#jil;|¿; determinadz. Esra atribución sólo vendrá
con el
En sus obras posteriores, John Hick t¡ata de maúzar y perfeccionar
""irgr."i, la transparencia de su
oensamiento .rirtir.ro- poráot. Pero, de hecho, su reflexión, con elfin de responder mejor a la comprensión de la realidad
ffil:l=;ü**;i;;':Se;;;á' el acontecimiento
ti-; hizo posible en x¡sligioso) presente en las tradiciones teístas y no teístas. Este teólogo
universal' :rdopta el concepto de «centraiidad de lo reab» pan referi¡se a la realidad
Jesús un iignificado
se transfot- trascendente. Según este nuevo concepto, la <aealidad centrab) hacia la que
ParaJohn Hick, el tínrlo <iFlifo.de Dios»' q"t -j:-Tide t«>das las tradiciones lsligiosas estarían orientadas no se encuadra en las
mó en modelo ." i; ;.;-l%í^-ié u Iglesia, :?."*?'d"',t"--ot::i:
i;;;o*", con el significado áe «sirviente especid.d: D'"t'l:
L-o que Paso tradicionales categodas <<personab> o <<impersonab>. Tomando como base la
en «-< rncepción epistemológi ca kanfiana, Hick establece una distinción entre
acabó trausformá¡dose
;;;;;1";;;d" '"il;;'t" á"*ri¡" a' Dios» O meior: tU^ l"rt^t3 fue trans- l,r «real-en-sí», inaccesible a los seres humanos, y lo <«eal-manifiesto», que
eI concepto -.rrr,rrJ i. "ffi;" dt Diot"'
en prosa , y-l^ vivz fue congelad^ t" d-"ry' tlsdo y ';t: experimenta como fenómeno en las distintas comunidades humanas.
formada
^r,itára Y"
es fruto' según Hick' de Así, a las diferentes tradiciones religiosas, corresponderían diferentes res-
literab>'ó'. La creencia cristiana en la «encar'^tIó-'
dt lengua! e mítico' realizado por lluestas a lo real. Lo <<real-en-si> no se encuadta, como indica Hick, en nin-
;;; ;trtp..ición del -."1'p ; esús.en,un
del helenismo. No r,,una de 7as categorias teístas presentes en las tradiciones hebraica, cristia-
la tradición ioántca V^p"r"UlUUi^ baio la inflriencia peto el error de la rr:r, musulmana o hindú ni en cualquier otra manifestación impersonal.
falso;
quiere decir que este lenguaje sea necesanamente lrstá <<más allá» de cualquiera de sus manifestaciones en la conciencia
literal Io que tendría que com-
;;;tó";ir'tir.," f,.,. tJ-á' en sentido consetoet'iiu vino la cristología lrr¡mana. En este sentido, <<las "afirmaciones primatias" de las diversas tra-
orendetse en sentido metafórico; como
:i;;;;i¿s,.;; ,ltciones rel-igiosas -el iat taan asilindú,las cuatro nobles verdades de Buda,
aeL m¡o de Dios hecho set humano>»162' ,l ¡hemá judaico, el reconocimiento cristiano deJesús como Cristo, la decla-
abre para Hick
TJnavezdenunciado el <<mito de la encarnación»' se r.rt'ión islámica que no hay oro dios fuera de Dios y que Mahoma es su
constitutivo y normativo de la
el camino t.o.errtn.o.Jtt"t¿tt deia de
ser ¡rrofeta- reflejan experiencias que constituyen modos distintos a través de
tradiciones religiosas' ade-
salvación, que se d";¿;;;h" dtt'áo de ouas l,,s cuales la realidad última actuó en la vtda humana»'uo.
másdelcristiarusmo.p-,-rr,.r.esalgo«arbitrarioeirrealistacontinuar Con John Hick se inaugura una verdadera «escuela de pensamien-
es la fuente .untca y exclusiva
insistiendo en que .Í ;;;Ji'*ento eristo con acentos diversificados. Entre los más ardorosos defensores de
r,,,,r('s,
Lr'; lcsis de Hick se encuentra el teólogo Perry Schimidt-Leukel, para quien
lriur parte de las objeciones puestas al autor rcflejan una incorrecta i¡ter-
160 Hrcr, A metáfora do Deus encarnado' 25-26'
»' 38' Con el concilio de Nicea (325) la lglesia
¡'rctación de su pensamientol6ó. Hay que subrayar también las i¡numera-
161 HtcK, «O caráter náo-absoluto do cristianismo
no bíblico de ousra, declarando Jesús como
el
católica adopta oorru."p-riirlo1i"."""pt" ahora el sitio a la defi-
Dios Hijo encarnuoo, a! padre. La metáfora biblica cede rr,rtJrcK,John,«Ocaráternáo-absolutodocristianismo»,23.EnsulibroGodandtheUniverse
"orlrb"t"ncial se transforma en el Dios Hijo metafísico' segun-
nición filosófica: «Un hijo de Dios metafór¡co of Faiths ( 59), Hick afirma: «Queremos afirmar qué Jesús era fofus Deus, completiamente
A do Deus encarnado' 66 y 55' También KNlrrER'
da persona de la Trinia]ü rr.-',- metáfora Dios, en el sentido de que su ágape era auténticamente el ágape de Dios actuando en ef
Nessun a/fro nome?,87 ' mundo pero no que fuera el totum Dei, el todo Dios en el sentido de que el ágape divino se
Har' «Gesü e le religioni del mondo»' en HlcK' t--xpresaba totalmente en cada una o quizá sólo en alguna de sus acciones», citat en Krurrren,
162 DuPUls, 6esi Cnsfo inco ntro atle religioni'286'
m¡to Oío ¡icumrto, Éoggia, Edizioni Bastogi '1982, 2O3'2O4 y 208' Para Hick' Paul, Nessun aftro nome?,90-91.
John (ed.), tt ¿et
adquirir la.forma de un mito, entendido rr,.l I)upurs, Rumo a uma teologia,359.
«una metáfora pr"a" ti"iir.nte desaiállarse hasta
normalmente en fbrma de narrativa' que no es literal-
como un complejo poaáÁo de ideas' que tiende a evocar una actitud l{;'¡ l)upuls, Rumo a uma teologia,263.
el sentido práctico
mente verdadero pero que puede serlo en
que se dirige. Definido así, un mito es una
metáfo- rr,r, l)ara una descripc¡ón de la posición de Schimidt-Leukel, cf. AeelscHeR-Cner-ro\ Vers un
de disposición upropiro'J-"IüJ oujeto al
ra bastante extensiva» lbíd" |M' t,ccuménisme interreligieux, 433435 y 470-47 1.
60 . Capítulo l. Teología cristiana de las religiones
Tros porspoclivas en el debate . 61
bles críticas elaboradas por otros autores, que no están de acuerdo con el b. Paul Knitter: reinterpretación de la unicidrrrl <lc.Jcsús
camino tomado Por Hick. Algunos teólogos se oponen al paradigma teo-
céntrico porque sería <<ingenuamente relativista y ahistóricamente ideaüs- Entre los autores mencionados en esta vcrsirin nriis nroclerada del
ta>'u'. Otrbs manifiestan su dificultad para aceptzf la reducción de las dis- pluralismo, puede citarse al teólogo Paul Knittcr. (lom<¡ I lick, cste autor
tintas formas de creencia personal en Dios a simples manifestaciones de considera el modelo teocéntrico como «el más promctcclor para una váli-
un «teal-en-si, totalmente inaccesiblel6s. Algunos otros, sustentan el catác- da reinterpretación de la doctrina cristiana y p^ra un diál<>go inrcrreligioso
ter «auto-contradictorio» del modelo propuesto que, definiéndose como más auténtico»172. Toda la refleúón teológica de Knitter cstri animada por
«glutalista>, acaba postulando <<homogeneidad de medios y uniformidad la exigencia del diálogo interreligioso y en ese horizontc hay que com-
de fines en las distintas tradiciones religiosas»16e. lncluso con la reformula- prender sus forrnulaciones teóricas. Constata que tanto la visión eclesio-
ción de su teocentrismo, John Hick no se libra de los interrogantes críti- céntrica como la cristocéntrica han obstaculizado el camino del diálogo.
cos de autores que creen que su visión permaflece deudom de un modelo Con la apertura ecuménica en el campo catóhco, se dieron los primeros
de divinidad relacionado con las religiones monoteístas, y que acaba pot pasos para la superación del eclesiocentrismo, sobre todo con la distinción
«desnaturalizao»las ¡6ligiones en su singularidad y atenuando el sentido de entre Reino e Iglesia. Junto a este primer movimiento eclesiológico,
las diferenci25 ¡sligiosaslTo. Knitter subraya la importancia de un nuevo paso, ahora en la cristologÍa.
Según é1, la manera de entender a Cristo, incluso con la novedad introdu-
Aún dentro de una perspectiva pluralista, hay un gruPo de teólogos cida por el inclusivismo, <<impide este diálogo»l73.
que mantienen una cristología normativa, incluso sin considerar a
La propuesta de Knitter va en la línea de una reinterpretación de la
Jésucristo como constitutivo de la salvación. Para estos autores, «sin ser
exclusiva (eclesiocentrismo) o constitutiva (cristocentrismo) de la salva- unicidad de Jesús, teniendo en cuenta la diversidad de cristologías del
ción, la persona y la üda de Jesucristo revela de manera clara y decisiva el Nuevo Testamento. Partiendo de Ia constatación de que la cristología fue
amor de Dios pot los seres humanos. Sin Jesús no faltaúa Ia gracia de desde el comienzo «diversa, evolutiva y fruto de un diálogo», Knitter inda-
Dios, pero sí su manifestación decisiva¡>"'. ga si la <<normatividaó» y «exclusividaó> presente en algunos textos del
Nuevo Testamento (1T* 2,5;Jn1r,14;14,16) constituyen, de hecho, garte
del contenido principal de aquello que la Iglesia primitiva expedmentó y
cteyó»174. Lo que incomoda a este autof es la naturaleza de este lenguaje
exclusivista. Para é1, «todos los calificativos "único" y "solo" añadidos a los
167 Es el caso de los autores J.J. LtpNER y R. W. RoussEAU, citados en Dupuls, Rumo a uma teo- diversos tírulos cristológicos pertenecen más al medio usado por el Nuevo
logia,268.
Testamento que a su mensaie centrab)l75. Uno de los puntos de acuerdo
'168 Se trata de una dificultad expresada per Dururs, Rumo a uma teologia,359"
entre los especialistas del Nuevo Testamento se refiere a la comprensión
169 Es la posición defendida por Hrru, S. M., Sa/vafions. Truth and Difference in Religion, «lel Reino de Dios como contenido central del mensaje originario deJesús.
Maryknoll/New York: Orbis Books 1995.
Partiendo de esta premisa, Knitter subraya que el mensaie central deJesús
170 Ct. D'CosrA, Gavin, Theology of Religious Pluratism: The Challenge of Other Religions, fue teocéntrico. Jesús, como profeta escatológico, no toma nunca el lugar
Oxford: Basil Blackwell 1986; O'Lennv, Joseph, La verité chrétienne á l'áge du pluralisme reli-
gieux, París: Cerf 1994, 36-39. Drr.rorn, J. A., «Teologia pluralista delle religioni: pluralista o non de Dios. También en los tres textos en que es proclamado Dios o divino
pluralista?, en D'Cosr¡, Gavin (ed.), La teotogia plunlista delle religioni: un m¡to? Assisi:
Cittadella Edikice t994, 246-350; Sunrn, Kenneth, «Una 'politica della parola'. Pluralismo reli-
fln 1,1; 20,28; He 1,8-9), se mantiene una eüdente subordinacióruy''6. Sólo
gioso nell'era dell'hamburger», en D'Cosn, Gavin (ed.), La teologia pluralista delle religioni:
después de la muerte de Jesús, como indica Knitter, el proclamador se
un mito?,337-365; AEBTscHER-CRETTot, Ver un oecuménisme interreligieux, 474480. transforma en proclamado, haciéndose así un desplazamiento de la idea de
171 MTRANDA,Mário,«Oencontrodasreligióes», 19.YtambiénCoMrsróNTEoLócrcAlNrERNAcloNAL,
O cristianismo e as religióes, 18 (n. f 9). Con los debidos matices, los teólogos relacionados 172 KNlt-rER, Nessun altra nome?,126.
con esta perspect¡va son Paul Tillich, E. Troeltsch, Knitter, R. Panikkar (en sus trabajos más
recientes) y H. Küng. Cf. DuPUrs, Jacques, Gesü Cnsfo incontro alle religioni, 282'283; 173 KNrrrER, Paul, «O cristianismo como religiáo verdadeira e ahsoluta?», Concilium 156/6 (1980)
255.257-263;270-276. Es lmportante resaltar aquí la dificultad que existe en cualquier inten- 29; lD., Nsssun aftro nome?, 123.
to de clasificación, y no hay ninguna intención de cerrar el círculo de las interpretaciones. En 174 KNrrrER, Nessun a/úro nome?, 150.
los casos citados, algunos autores tienden a cuestionar, por ejemplo, el encuadramiento de
Hans Küng en la perspectiva pluralista, ponderando su inscripción más adecuada en el inclu-
175 tbíd., 150.
sivismo abierto. r/6 tbíd., 132,
62 ' Capitulo l. Teologia cristiana dé las religiones
.
Tres porspectivas en el debate 63
I
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66 . Capitulo l. Teología crist¡ana de las religiones
Tres perspecliv€.s en et debate . 67
modelos traücionalesri'eu. En este proceso dialogal, los intedocutores se Pa¡a Panikkar, cristo es el <<símbolo cristiano de toda la realidaó»,
trar¡sfofman mutuamente, üascendiendo sus creencias, sin que haga falta, y
los cristianos tienen en Jesús el camino de acceso al conocimiento
de
sin embargo, romper cofi sus propias conücciones reügiosas. cristo. <jesucristo es el único mediador, pero no es monopolio de los cris_
En el desarrollo de su reflexión sobre el diálogo interreligioso, tianos. De hechq esrá presente y acui en toda reügión auténtica, cual-
Panikkar introdujo el concepto, para él fundamental, de <<cristofanía ecu- qurera que sea su nombre o forma. cristo es el símbolc -que los crisdanos
ménicar». Esta nueva noción servra igualmente p^na didmir ciertas inter- designan con este nombre- del Misterio sigmp_re trascÉndente, aunque
pretaciones de su libro El Ci¡to d¿¡conocido del hindnismo (L964), que favore- igualmente siempre humanamente inmanente2,l. sin embargo este condci-
cían su identificación con las tesis inclusivistas"'. Con la introducción de rruento permanece misterioso también para ellos, porquelcristo rebasa
lZ categorÍa «cristofaníar>, Panikkar üata de encontrar un nuevo camino toda.comprensiónr». Por medio de la revelación cditiana y la experiencia
panla cristología, ya que para este autor la cristologra en curso es un <pro- que la acompaña, los cristianos <<descubren a cristo» y pleden ionfesar
ducto occidentab, que flo es ni catóüca ni universaJ"s.Para Panikkar, hay que <<Jesús es Cristo». Y esta confesión esencial -r..olrá, panikkar-, tal
un <üecho teándrico primordiab» que identifica con el Misterio. Este mis- como está indicada en las sagradas Escrituras, «es lo que salvo>. pero se
terio se manifiesta ocbn ,na ciertá plenitud en Jesús, estando igualmente ftata «de una confesión, de una afirmación existencial, y no de una frase
Presente y actuante en otros lugares», pero sólo al fin de los tiempos se objetiva y objetivable>»n2. A tavés de esra experiencia pérsonal, que se da
rcvelará en su total plenitudlee. Panikkar considera problemático «nono- en la comunidad de los creyentes (Iglesia), sé puede teconocer, ,a-itir y
polnar este misterio» haciéndolo propiedad privada de los cristianos. cteer que <{esús sea Jesucristor»2o3.
Añade que una de las causas de la gran tesistencia de las demás tradicio-
,1ss ¡sligiosas ante la interpretación cristiana reside en el hecho de consi-
derar a Cristo como «nonopoüo de los cristianos>»2m. d. Hans Kting: hacia una teología ecuménica de las religiones
este autor
Al aatar el tema del teto de las religiones universal€s' entrega aJesús en la fe o, en la formulación dc Kirrr¡i: ,rlr,l vr.rrl.rrk.rr¡ hom-
considerán-
recon;; ü pl"rirt;á"á aqut'" d.e- lg di.vérsas religlones'.5'
y
Vaticano lll.*t^t1
bre Jesús de Nazaret es, para la fe,la real revelacirirr tlcl urur ,, I )r,s vcrcla-
dolas auténti.os ."*irroJ de'salvación'ou' A Partlr.del dero>»2''.La interpretación cristológica de Küng, cn ¡rrr.r rcr rl;r r r,, ¡l ,r t. l:r rt:la-
f*g, se imponeuna nueva acgtud prra¡l cristianismo^:1:"i:3'on con se.tiendt
cjón entre Dios yJesús, no manifiesta de mancra cx¡rlÍtrf;r l;r rrlrrrrr;rcirir.r
las demás lsligiones: *
r"grr del «anteriof mefiospfecio» ^ ^!y,- decisiva de su filiación divina. Para é|la «divina dignirl;rrl rh' f«'srrs», (.:, ( ()r'l
mar «esPeto fuídamental" que lleva al diálogo' Este reconocr- cebida inicialmente en el Nuevo Testamento com<¡ «lirnt'iorrrrh, y ir ¡1, rruis
slPeración
^horaun
-r."iáá.f valor d! hs demás tradiciones teügiosas provoca la tatde declarada como' <<metafisicar2'1. Esta interprctacirin rlr )v(,( ;u :r, )( )r'
por verdad de las reü-
del exclusiüsmo, Per;;;;;;ne Yiva la pregu"nta
1a ¡ l
detataz' ejemplq la cútica deJacques Dupuis, para quien «lzr li¡nrrrr .rr r¡rrr. l(rin¡1
ü isl;¿*;;ib. P;' todas partEs la eüdencia ¿hasta
;;"*';é; puede pt.;;;á;; ,'"t pott'aót a de 1a "Iuz"? Si todas las religio- establece la diversidad deJesucristo permanece a fin dc cu(.r¡l,rs iirt orrr¡rk.
oué bunto ta e inconclusa porque-sólo la identidad personal de
cristianislno tiene que Jcsucristo corrro I lijo
;.;|ji|;rilr.rári.t, ¿por qué precisamente el unigénito de Dios puede establecer de manera decisiva tal <livcrsirlarl»''',
tir l" "*á^ái sirrrv t^ir^.i." r"eia de la Iglesia y del crisdanismo' ¿Por
Jcsús cr,r.
y En línea con identidad sobre la cual se fundamenta la comprensión dc
qué exisren, al firi y Jlabo, Ia Iglesia el ?ristianismo?207.
§;r;;;;, #JKüis't ^t^:rala cíestión de la sgsuirldld del cris-
absolutismo arro-
meüación necesaria y constitutiva de la salvación universalr,3.
«Ni
tianismo. Su ptopuesta se re;ume en estos términos: En sus obras más reciefltes2l', Hans Küng hace avanzar su l)r()pucs
;" ada rnás,ni eclecticismo indolente al que nada Ie
ñ;;;;.;e¿';";un tá'ti"o, inclusivo' que reivindique Para el
ta en el sentido de una «teología ecuménica de las religiones» al scrvicio dc
imborte. slrlo
;il;;-" "-.t*UtÁo
no exclusiüdad, sino singularidaó>'08'
2't0 tbíd., 386.
mencionada' lo que es
Según el pensamiento de Küng, en su obra 211 lb¡d.,389 y 383. En su reflexión teológica Küng señala que «en ef Nuevo Testamento, la pala-
.rp..iñ.B a.i.iirrir.rirrno en relacióá con las ¡sligiones YTttt.1,l-t-t'-t1"- bra "Dios' prácticamente siempre denota a[ Padre. Ahora bien, la aplicación del nombre "Hijo
sis'te precisamente en considefaf a Jesucristo como esencial, normanvo y de Dios", así como el término divino Kynbs (Señor) en el área helenista, debió de suponer la
es con-
<<Lo específico, ptoplo y pecüiar del cristianismo
transferencia de atributos divinos a Jesús y debió de provocar una reflexión sobre su dominio
J.r.ririo^rre: divlno, su dignidad, su sabiduría, en fin, sobre su divinidad»: lbíd.,382. Cf. también
templar a Jesús .o.""""pt.-*' y aátitií''-stancia y,-it:::rltl*
o parala
ScHILLEBEECKx, E., Gesu, ta storia di un vivente', Brescia: Queriniana, 198O,577 y 519;
205 KúNG, Ser cristáo, 74'76- 212 Dupurs, Gesü ca'sfo incontro alle religioni, 272; lo., Rumo a uma teologia cristá, 219-219.
salvación: ¿por qué no. reconocerlo Quizá sea esta la razón fundamental para la inclusión de Küng entre los pluralistas, según el
206 Este autor indica al respecto: «Fuera de la lglesia hay punto de vista de Dupuis.
entLnde? Sélo así se toman en serio las otras reli-
honestamente v" qu"
"íir=p?"i¡"r."i "" 2'13 En la evaluación de Dupuis, cuando Küng afirma que Jesús es la «real revelación del único
giones,sóloconesta"ono¡"i¿nseenfocalaproblemáticaconrealismo»,Sercnsfáo,80.o
hay un
..afue.
bien como formula en ot,, o¡,"' «Si miramos al designio de salud de Dios, no Dios verdadero» y que es «Hijo de Dios», quiere indicar que es <<Encargado», <<portavoz»,
los hombres se salven y lleguen al cono-
ra" sino sólo ,n.o"ntro';,'prás "Dio" quiere que todos «Procurador», «Enviado», «Representante», etc. Y todos estos nombres son funcionales, no
Barcelona: Herder' 1975' 380'
cimiento de la verdad"», kuHc, Hans, La tgiesia' expresan lo decisiva que es su única filiación divina», Dupurs, Gesü Cristo incontro alle reti-
gioni,273.
207 KIJNG, Ser cdsfáo, 80.
214 cf. KüNG, Hans, reologra in cammino, Milano: Mondadori 1987; lo., projeto de ética mundial,
208 lbíd., 92.
sáo Paulo: Paulinas 1992 (publicado originalmente el 1990; lo., «para uma teologia ecumé-
209 lbíd., 103. nica das religi6es», concilium 203/1 (1986) 124-131; lo., «Em busca de um «ethosr» mundial
,T
4. En busca de un rrrevo modelo Sin ignorar toda la complejidad que rodea este tema, hay actual-
rnente un grupo de teólogos católicos que tratan de responder positiva-
Acnralmente el planteamiento teológico pl,,r¡lista ha provocado una rnente zJ reto de la diversidad de religiones para el cristianismo, sin romper
am'üa discusión y en ;l campo catóIico eñ partic.rJar ha suscitado muchas con el inclusivismq pero aceptando la intedocución fecundante del plura-
;;ü;;;;;¿r;-L"s teóiogos inctusiviitas sobre todo, han advertido lismo. Más en concreto, se ttata de teólogos que expresan bu insatisfacción
estarí-
á;-1-o,-p.ligiros que hay en cierios_pianteamientos teocéntricos que ;rnte la m flera cómo se ha teflexionado sobre el tema, tanto en el hori-
,r, ur^.rigándo'el t.á, de la verdaó, aI cuestionar la realidad obf etiva. de
zonte del inclusivismo cristocéntrico como en el del pluralismo teocéntri-
aparecen alre-
iá, .orrt."iaos de la fe cristiana"'.Las mayores dificultades «'o. Aquí hemos escogido cinco teólogos para describir, atrrlque sea de
media-
dedor del debate cristológico. ¿Eq o no es jesús el único y exclusivo rDanera breve, el cuadro general de esta nueva perspectiva: Jacques Dupuis,
y_co+dtutiva de Ia sal-
dor de Dios? ¿Es o no e; h riediación nórmativ-a (.laude Geffté, Michael Amaladoss, Andrés Torres Queiruga y Edward
vación? ¿Se ajota o no la reaüdad de Cristo en Jesús? En ciertas afrma-
Schillebeeckx"t. Reconociendo la diversidad de matices entre ellos, pre-
.--"., al, t.óiogo, pluralistas se man-ifestaría el iiesgo de ruptura del vín- de :,(:ntamos esquemáticamente los rasgos esenciales de sus puntos de vista.
;; ,"á"r.; y "i.trJiro de Jesucristo con. Dios sepaianpocristlana223-
Ja.cristología
i*á"f"gi-, y.o. ella la eásión de la misma identidad
Hay autores que identifican en determinadas altmaciones cfistoló- A. Jacqaes Dupris: Cri¡to al encuentro de las religioner
«predicadon> dei
sl.r, u.to^les urla áirrá-i., gnóstica al separar- a Je-sús prescindirse de la
e;;" ,a;dr.rdor, nCo., ,rgo", y de-forma br"td pódría En primer lugar, mencionamos al teólogo jesuita belga Jacques
o.irorrr'de Jesús. Como oñ ,ábr,l traspasado al q"e no se vuelve más' I )upuis, nacido en 1.923. La reflexión teológica de este autor ha estado
b;ñ"¿, á.'h^b.rrros salvaciór¡ su persona podría desaparecer.
traído 1a ¡,rofundamente marcada por su experiencia en la India, donde üvió desde
Ñortoo, tendríamos que continuar adminisúando su doctdna' Como si l')48 hasta 1984, dedicando 25 años a la enseñanza de teología sistemáti-
ia revelación (contenidt¡ podi.r, subsistir sin el revela{,o-r (1u .existencia ,,r. A partir de 1984 empezó su docencia en la Pontificia Universidad
.oÁ" forma).\o. Jesús no es un maestro cualquiera ni el fundador de una ( ircgoriana de Roma, teniendo como carnpo de actuación la teología dog-
relisión. y áenos-toda'ía un guru iniciador di una experiencia lgligiosa rrr:itica, especialmente la cristologla y la teología de las religiones'u.
;#. E; ei meürdor absoluto i p.r-rrr.nte, pof usaf una expresión que- ,'\rlcmás de las actividades académicas, Jacques Dupuis ha tenido impor-
:ij-idapara K. Rahneo>"'- r;rr)tcs responsabilidades como consultor tanto de la Federación de las
221 KüNc, <<Em busca de um "ethos")), 132-133' t ,nferencias Episcopales Asiáticas (FABC) como del Pontificio Consejo
¡,:rr:r el Diálogo 1¡¿s¡¡¿ligioso. La primera incursión sistemática del autor
222 Mrnnr.¡oe, «o encontro daS religi6es», 15. En este artículo el autor dirige una serie de cfÍt¡cas ',, ,lrre el tema que nos ocupa apareció en una obra pubJicada en 1989, titu-
de la verdad, la cues-
a la posición pluralista a partir áe tfes cuest¡ones principales: la cuestión l,|r Jesucisto al encuentro de las reli§oneÍ", donde presenta desde una pers-
Algunos autores, identificados con posiciones más atre-
tión ie Dios y la cuestión cristológica. -r"n"ru
vidas, son cúestionados por el aJtor de directa o indirecta: John Hick, por haber rela-
tivizadolacuestióndelaverdadconlaintroduccióndelconceptodeverdadmitológica(16), sia (en las parroquias, en los movimientos y en las escuelas). Cf. De¡,¡Neels, G., «lntervention
HansKüng,porhaberintroducidoel«humanum»comocriteriodelaverdaderareligión(17), au synode spécial sur l'Europe», Lumen Vitae 1 (f 992) 10. Véase también su entrevistia,
para
y aplazar el
Amaladoss, por haber considerado «inspiradas» las Escrituras no cristianas donde resume su intervención en el Sínodo: BRUNELLI, L., «O inimigo é a religiáo», 30 Dias 1
y por.haber relati-
fin de la historia la plena revelación del Cristo cósmico (18 y 21) Panikkar, (1 s92) 36-37.
religiones (21)'
vizado las expresiones cr¡stianas, igualándolas con las expresiones de otras .','1, Podríamos hablar igualmente de Ia reflexión de otros autores, como David fracy (Dialogue
tamlién las críticas de Correle' G' «Missáo»' en Dicionário
En una persiectiva distinta, c-f.
wilh the Other. The lnter-Religious Dialogue, Louvain:.Peters Press 1990) y Christian Duquoc
de Teologia Fundamen,tat-,647.648' Este autor habla incluso «de una especie de complot (Un Dio diverso*, Brescia: Queriniana 1985).
,a""mi"ionalizar,'la lglesia». Véase igualmente D'Cosre,-Gavin (ed.), La
inconsciente p.r,
teotogia pturalista delte Áligioni: un mio? L'unicitá cistiana riesaminata, Assisi:
Cittadella -'.'li Esta actividad duro hasta 1998, cuando Dupuis tuvo que dejar la enseñanza de la teología
Editrice 1994. debido a una «¡nvestigación» promovida por la Congregación de la Doctrina de la Fe sobre su
380' libro, publicado en 1997: Hacia una teología cistiana del plunlismo religioso. Del largo «pro-
223 Mrnmoe, Mário de Franga, «A configuragáo do cristianismo num contexto pluri-religioso»,
ceso» surgió la Notificación a propósito del libro de Jacques Dupuis, publicada el 24 de enero
224 P¡¿AC1O, Garlos, <<A originalidade singular do cristianismo>>, Perspectiva
teotógica 70 (1994) del 2001.
Godfried
333. La misma posición"crítica fue exiresada por el cardenal-arzobispo de Bruselas, .'.'/ Dupurs, Jacques, Gesü Cnsto incontro alle religioni, Assisi: Cittadella Editrice 1991 (publicado
el sínodo sobre Europa (1991), particularmente.cuando habla
Daneels, en su intervención en
misma igle- originalmente en Francia: Jésus-Christ á la rencontre des religions, París: Desclée, 1989; trad.
del riesgo de la separación entre Dios y el cristo, que sucede en el interior de la cast: Jesucnbfo al encuentro de las religiones, Madrid: San Pablo 1992). Para una apreciación
74 ' Capítulo L Teología cristiana de las religiones
En busca do un nuevo modalo. 75
pectiva didáctica abieta un panorama del debate sobfe la cuestión de
y
Su
i;;;;lrgf;.¡rú^rru de las áadiciones religiosas de la,humanidad. captaday.
cubrimiento en profundidad de las dimensiones cósmicas del misterio de
irrt.rr.i¿rr?rencial fue Ia de elaborar vr]a perspectiva cristológica Dios, de Jesucristo y del Espíritu divino'32.
y cubrir así
áesarrollada en el contexto del actta)pluralismo intereligioso Dupuis no está de acuerdo con la tesis plural-ista deJ. Hick que redu-
;;;i;g";;.r, l^, publicaciones sobr. cristología en los años post-conci-
"Más ce la universalidad deJesús aLacapacidad que su mensaje tiene para res-
liares. recientémente se ha lanzado a la atrevida empfesa- de respon- ponder aIa asptación de los seres humanos, capacidad paru él igualmente
cristia-
á.i ¿. rnanerahistódca y temáticaal reto de plantear una «teología uno presente en otras figuras salvíficas. La reducción de la fiLiación divina de
plrr¿is*o religiosor. Su trqbaio ha táido como resu-ltado de
"r-a.i publicados sobre el tema en los ultimos años28. Jesús a una filiación <<metafórica» es, para Dupuis, no solamente insosteni-
los librás más importíntes ble, sino igualmente problemáticap^r^la fe cristiana"'. Su ProPuesta va en
reanuda ios intuiciánes anteriores pero insertándolas en
un cuadro
El oua dirección, en la que se salvala dimensión de plenitud de la revelación
^o,o,
de iefle*ión más amplio y comprensivo. Se uata de una «sistematización
del
cuestiones quc cn Jesucristo.
esrado actual de l, refle*ión t;lógica sobre las principales
,.*Á."r. se plantean en el conté*to del pluraüsmo religioso»"'' En el desarrollo de su argumentación, Dupuis hace una distinción
teológica fundamental entre la plenitud cualitativa y la cuantitativa de la
Al proponer una teología cristiana de las- reli-giones, plPuis está de revelación divina presente en Jesucristo. Basándose en la cafta a los
acuerdo con los teólogos plíraüstas sobre la frugtXdad y la.ineficacia
de
l{ebreos, subraya que la pdabru dicha por Dios en Jesucristo es decisiva y
r'rrr, ,.rrp..tiva eclesio-c énirica,'tncapaz de favorecer <«:na relación
:igtÍ
vali- rlefinitiva (FIch 1,1). Jesús, como mensajero de Dios, no es un simple por-
;;á;;;i;realidad planetana de á,restro tiempo»'3,; pero añade Iaúnico lavoz como los profetas antiguos, sino que es el Hijo, su propia Palabra.
il ;.;r;ente de un «crisrocentrismo inclusivc, y abierto»>.como
úr,ateología q¡istiana de las ieügiones"'. En su ulti- La plenitud de la revelación se relaciona con «el acontecimiento
;;rrril; adecuado pa,la
esucristo»: su obra, palabru, vida, muerte y resurtección.
Á^ Dopoit ;irdi.t que la tlología de las religion:t 19 se reduce a un .f
clave humana, en una conciencia humana, su propia identidad de continúa La teología debe reconocer que «antes de decir la ulti-
abierto237.
Hijo de Dios. Esto es lo que sucedió con Jesucristo,.y es esto lo que m^pil^bn eriJesucristo, antes también de hablar por medio de los profe-
hay en el origen de la revelación que él nos deja. Ahora bien, esta
tas del Antiguo Testamento, Dios yahabía dicho una palabru inicial a los
revelación no es absoluta. Es relativa. La conciencia humana deJesús,
seres humanos a través de los profetas de las naciones, palabra de Ia que
aun siendo la del Hiio, es una conciencia humana y, por tanto, una
podemos encontrar vestigios en las Escrituras sagradas de las tradiciones
conciencia limitada. Y no puede ser de otra manera. Ninguna con-
religiosas del mundo. La palabn final no excluye una palabra inicial. Es
ciencia humana, aunque sea la conciencia humana del Hiio de Dios,
más, la supono)z38. Constituye :una palabra de Dios contenida en la «reve-
puede agotar el misterio divino»z5.
lación cósmico>. Aunque no presente el catácter oficial reconocido en el
El paso sigüente, adelantado por el autor, consiste en demostrar Antiguo Testamento y el valor definitivo del Nuevo, podemos, no obstan-
que la plenitud cualitativa (de intensidad) de la revelación enJesucristo <<no te, «definirlas como palabras divinas en la medida en que Dios las dice a
iinpidá que, incluso después de este acontecitniento histórico, Dios ouecla través del Espíritu. Desde el punto de r,,rsta teológico, los Libros sagrados
.orrtiorri revelándose itravés de los Pfofetas y sabios de otras tradiciones que las contjenen merecen en cierto sentido el término de Sagradas
¡6ligiosas, como en el caso del profeta Mahoma. Dios se ha rer-elado y I ',scrituras»23e.
.orrtirrú, revelándose en la historia aunque ninguna revelación, ni antes ni El concepto de una revelación difetenciada no rompe, según
después de Cristo, puede supefar o igualarse a Io que Dios ha declarado I)upuis,la unidad de la historia dela salvación y de la revelación, que per-
aceica'de sí mismo enJesucristo, Hijo encarnado»'Í. rnanecerá una sola. Lo que puede destacarse son sus fases diferentes: cós-
Dupuis abre espacio en su reflexión para una comPrensión de la rnica, israelita y crist-iana. En cada una de estas fases se manifiestala acción
revelación como acontecirniento ptogresivo y diferenciado. Aun fecono- r¡niversal del Espíritu. Dupuis añade todavía que, entre la revelación bíbli-
ciendo como clave de Ia identidad cristiana el catácter único del aconteci- ca y la extra-bíblica hay una verdadera complementariedad, y eso sin per-
miento Jesucristo y Ia singularidad del lugat de la comunidad escatológica ¡uicio del acontecimiento Cristo.
de la Igiesia en la recepción oficial de ese mismo acontecimiento, «el espa- Esta complementariedad se aplica igualmente a los libros sagrados
cio paiauna teología abíerta de la revelación y de ias sagradas Escrituras» ,lc las demás religiones. Para Dupuis, la palabra de Dios, reconocida en las
,lcmás religiones, constituye un valor de palabra de Dios no sólo para ellas,
sino igualmente para los cristianos. Este descubrimiento no contradice la
234 DuPUrs, Gesü Cnsfo incontro alle retigioni,24O; lo., Rumo a uma teologia' 3y'5-347 '
r'«-¡nciencia cristiana de la plenitud de la revelación presente enJesucristo y
transmitida por la Iglesia, sino que constituye, incluso, un enriquecimien-
235 lD., Rumo a uma teologia,346. En sintonía con su propuesta de una cristología trin¡taria y to de la perspectiva cristiana. Dupuis il,ega a reconocer que «algunos aspec-
abierta, Dupuis intenta no hablar de carácter absoluto, tanto en referencia a Jesucristo como
a la lglesia. Como indica este autor, la dimensión absoluta sólo puede ser aplicada de mane- tr>s del misterio divino pueden, de hecho, estar mejor revelados en otras
ra apropiada a Dios, en cuanto realidad Última o Ser lnfinito. Ninguna realidad humana puede
pretender para sí esta atribución, y mucho menos la existencia humana del Hijo-de-Dios- 236 Dupurs, GesD Cr.sfo incontro alle religioni,241. lD., Rumo a uma teologia, 347.
hecho-hombre. «El hecho que Jesucristo sea Salvador "universal" no lo convierte en el
"salvador Absoluto", que es el propio Dios», Dupurs, Rumo a uma teologia,390. En este punto
en particular, Dupuis se separa de la reflexión de su maestro Karl Rahner, que habla todavía ?37 Dupurs, Gesü Cisto incontro alle religioni, 242. Cf . también el documento Diálogo y Anuncio
de «absolutismo del cristianismo» y califica a Jesús como «SalvadorAbsoluto». En la pers- n. 37: «Esta tradición procedente de los Apóstoles progresa en la lglesia bajo la asistencia del
pectiva de una teologÍa abierta de las religiones, se trata -begún Dupuis- de aplicaciones Espíritu Santo: aumenta, en efecto, tanto la comprensión de las cosas como de las palabras
«imprudentes», herederas de la filosofía idealista hegeliana. lbíd., 390; lo., Gesü Cristo incon' trasmitidas» (DV 8).
tro alte religioni,241-241 y 287. Véase también GeprnÉ, Claude, «O lugar das religióes no ?38 tbíd.,242.
plano da salvagáo», en Terxe¡na, F., O diálogo inter-religioso, 125-126. Al tratar el tema de la
incomprensibilidad de Dios, K. Rahner afirma: «Dios es siempre y en todo lugar incomprensi- 239 lbíd., 243. lo., Rumo a uma teologia cristá, p.348; lo., «Parole de Dieu et Ecritures sacrées»,
ble para cualquier intelecto infinito y creado, también para los ángeles, para los seres huma- Spinfus 126 (1992) 59-65. Véase también GEFFRÉ, Claude, «Le Coran, une parole de Dieu dif-
nos bienaventurados y, claro, para el alma creada porel Hombre Dios». «Problemi riguardan- férente?», Lumiére et Vie 32 (1983) 28-29. El teólogo Amaladoss sitúa las religiones <<no cris-
ti l'incomprensibilitá di Dio secondo Tommaso d'Aquino». En Teologia dall'espeienza dello tianas» en el contexto de una «alianza cósmica», reconociendo sus escrituras, en un cierto
Spinto, Roma: Paoline 1978, 375(Nuovi Saggi Vt). También es sugerente relacionarla posi- sent¡do, como <<inspiradas». Cf. AMALADoss, M., «Théologie indienne», Éfudes 3783 (1993)
ción de Dupuis con ta de Paul Titlich: Teologia sistemática, Sáo Paulo: Paulinas/Sinodal 1984, 346. En una perspectiva diversa de los autores indicados, el documento de la Comisión
321-322 y 336-337. Teológica lnternacional sobre el tema reconoce la presencia «de alguna iluminación» en la
composición de los libros sagrados de las otras tradiciones religiosas, pero no considera ade-
78 Capítuto l. Teología cristiana de las religiones .
En busca de un nuevo modelo 79
reconocer especialmente
Def sDectlva cfl stologlca ttiritaira,-qog P:P't"
Según Dupuis, Ia telación deJesús puede describirse cr»r¡rr¡ tu¡;¡ r«'l;r
B:::r:;"'i:{*#3ilXt*itlSJr::r#l,,"j%ffi ,F3i:;,?i[
para la ción recíproca de unidad (proximidad) y de distancia. La unidarl cs lo t¡rrr'
de Dios
ffi:ffiJi5'Jffi:1"'*;ile'acuerdo .á" .r plan confiere el carácter específico a la conciencia religiosa de Jesús. l,r lu¡rri
liaridad con queJesús se dirige al Padre es singular e inaudita, nace dc t¡rr:r
humanidad en Jesucristo'
profunda y única intimidad con El. El Evangelio de Juan lo exprcsa corr
Laclavedelacristologsatrltitanahasi<lolasoluciónencontradapor
Dupuis para suPera, i" rl"tii^tiones
que
:t
üt en 1os paraügmas inclusi- claridad: «Yo y el Padre somos uno» fln '10,30)'u'. Para Dupuis, esta inli
sE t' un cflstocentfls- r¡ridad impüca <<una inmanencia recíproca (n 10,38; "14,1L; 17,2'l), un
vista v Dluralista. 5e tt'ta de una P-ersPectiva 99e Él nuevo modelo teo- r'onocimiento mutuo (10,15), un amor compartido (5,20; 15,10), una
sin caer en un pluralis-o "l'uá"''
-o restrictirro
perrnite laintetacción áe la ft tt"^n"
con otlas perspectivas de fe' :rcción común: lo queJesús realiza, el Padre lo hace con é1 (5,17)>»"'. Esta
lógrco
,*gor"ia1"J^á; ;;á; "anttii" p^tucular'
t,
Dupuis' la 3.t*l rrnión de Jesús con el Padre encuentra su fundamento ultimo más allá de
salvando
üansformación del cristocentrismo-
en-.Pa'idigt' resriCtivo' sucedió a l:r condición humana.
r^ ai*tntió-t interpersonal de
la cris-
causa de ,rnu inrd.to]jü 'i"""á" ' y Dios' y Esta proximidad única que une a Jesús con Dios en virtud del pto-
entre
tolosía. es decir, dt-i;t;ñi;nes interpersonales Jesús
una «terl- ¡,io misterio de la encarnación no puede, según Dupüs, borrar la <<distan-
j:::?;'J.u]irñ' ü;;¿;l"sr" del pluraüsmo religioso suPone t ia abismal que hay entre el Padre yJesús en su existencia humanar». No se
acontécimiento hi stórico de
sión consuu.u"r, Ji-,?.-i^8""'iilq -n' lruede pensar de ninguna manera en Jesucristo como realidad que sustitu-
Iesucristo v r, rtn,t"i; ü"á'i;^:'dt-!
VtJty del Espíritu' identificados vrr al Padre como consecuencia de una cristología úitrjtaita2sa. Eso no inva-
'p;;;;;;J como las «dos manos de Dios»' lrtla la perspectiva cristiana que identifica en Jesucristo la rea)tzación de la
así' la drmensión uinitaria del mis-
Una cristolo g¡a trttegtilrecuP:ra' la «lesuologí»> y la
asÍcomo una discontinuidad de condición humana. Partiendo de Hch 2,36, Dupuis afirma que
,l
82 ' Capítulo l. Teotogía cristiana de las religiones
.
En buscn ¡lo un nusvo modeto g3
plenitud de la revelación. Pero esta Plenitud es cuaütativa y no cuantttatt- Así como una cristologlatÁnttana tienc quc a('(.ntuilr las relaciones
i", .r, la medida que deia el espacio ábierto para las sorpresas de Dios que interpersonales presentes en la relación de Jciús cr¡n l)ios, igualmente
,i.mpr. vieneruu. La revélaci1flde Dios en Jesús sigue siendo, sin embargo, tlebe.expresarlzrrJ.ación entreJesús y_el Espiriru_. Lzr r:risrol,rgía'ucne que
daiv*56.La historia continúa siendo el escenario de la auto-revelación de incluir, necesariamente, una«cristología neumatoftigicl»r, ca¡ral .lc p.rcibir
Dios, aunque <<ninguna revelación puede superar oigualar -antes o desp19¡ y <<presencia universal y actuante dcl lispírirtr'<lc l)i<is en el
-q"e
de Jesocriio- a Ia nos ha sido dada en é1, el Hiio divino encarnado»>2s7. ^cen¡)ar.la Cristo»'u'.
,rcontecimiento Erg lup_on9 reconocer la idflucncia <lcl tispíritu
t'n. toda la. tr¿yectoria terrenal d.
Al conrrario de lo que piensan determinados críticos"t, Dupuis no I"!ú! desde el momcnt() rlc su concep-
relattvza ni ignora la <<unión hipostática ni el carácter verdaderamente
t:ión por influjo de Ia dinámica del Espíritu (I-c 1,35) hasta cl coron;-
teándrico de lá acción de Jesucristo». Lo que sí hace, y con nzó* es Pre-
rrúento de su resurrección-pot l.a f,aerza del miimo Espíritu
Em 8,11). y
rcconocer, también, más allá de la resurrección la preseñcia de'una relaéión
cisar los elementos de onidad y de üstinción que están presentes en la
,linámica entre <da acdón del señor resucitado yia economía del Espíritu
relación filial de Jesús con Diós. Cuando estudia la conciencia filial de
Santo»..F.ste tipo de gqslología se muesrra capaz de discernir la presencia
Jesús, sobre todo-en el capítulo
tercero de-la- segunda parte.de su reciente
y la acción universal del Espíritu en la historiaioncreta no sólo cómo dato
, .l autor define con precisión y claridad lo que de hecho_
establece la
"Ar Hiio (filiación diYi- :rfirmado sino como <<hilo conductof y principio-guía>r61.
«divérsidaó> de Jesús, es d^ecir, su idéntidad personal de
na). Así ,, gut Áúr^ el carácter cualitativamente üferente de la revelación Esta renovada insistencia sobre el papel del Espíritu en la economía
de Dios en Jesucristo2se. ,le la salvación, muy enfattzada en el criitiánismo oiental, constituye un
lrrctor imp_ortante porque resalta la inmensa .'jqu.eza y la variedad áe hs
:ruto-manifestaciones de Dios a la humanidad. Es ciérto que el Espíritu
de Dios. Entre una y otra hay una «distancia infinita». Para este tema, véase: RcFiNEn, K., s,lnto no es una «alternadva a. cristo», quien siempre está referidq pero
1
corso fondamentate sulla fede*, Roma: Paoline 1978, 323 y '.1l94-295; lo., «Problemi riguar- ,'s igualmente cierro que no hay cristología sin neumatología q en caso
dant¡ l'¡ncompreensibilitá di Dio secondo Tommaso D'Aquino», en Teologia dall'esperienza r ontrario, acaba desembocando en un cristomonismo problemático.
detlo spirito,375; lo., «A proposito del nascondimento di Dio», en Teologia dall'esperienza ( .rmo indica Dupuis, el acontecimiento
aetto Spirito,370. Y también: Éo**.n W., Cistologia - Lineamenti fondamentalf , Brescia: cristo es activado^y actúa en el
".*c, R., La persona dl Gesü cristo nei quaftro vangeli,
Morcelliana 1974,464; Sc¡rH¡cxEruaunc, rrcmpo 1, en espacio por la acción y obra del Espíritu, q,ré y, desde el
_el
305-306, 354 y 411-412; FrRnEnns, A. L., La cuestión de la incomprensibitidad de Dios en Karl rrricio se hacía presente en el mundo (AG 4).
Rahner, Salamanca: Universidad Pontificia de Salamanca 1995, 305-306'
2S5 Respecto a esto, es interesante observar las pertinentes reflexiones de Eberhard JÜngel en Una cristología del Erpr4* consrituye e7 canal, fundamental para
su libro Dio, mistero del mondo, Brescia: Queriniana 1991, 493. Este autor trabaja la idea del ',u[)erar un exclusiüsmo particularista en laltnea de un inclusivismo'dis-
ser de Dios como acontecimiento del venir-a-ser.
de
¡,«rnible pata vna recepción plural. con esta cristología como base, las
256 Dupurs, Rumo a uma teologia,346. Esta misma cuestión es recurrente en las reflexiones ,lrv'crsas religiones pueden ser reconocidas como un
E. Schillebeeckx : lJmanitá la storia dl Dio, Brescia: Queriniana 1992, 218-219- En un artículo
ialor, en tanro que
.rnimadas por ei Espíritu que las hace avanzarhacialameta del misteiio
en la revista concilíum, este autor afirma que, para los cristianos, «Jesús es una manifesta-
ción relativa (porque es histórica) pero de un sentido absoluto». Y continúa: «Los cristianos .rlrsoluto de la Divinidad.
profesan que "la plenitud de Dios habita corporalmente en Jesús", pero este hab¡tar ocurre
precisamente en la humanidad de Jesús, y por ello, desde un prisma lim¡tado, ¡nevitablemen- Esta reflexión de Dupuis suscita ciertamente una nueva manera de
te alienante y refractivo: es una expresión de contingencia, por tanto del carácter limitado de .'r'r las diversas tradiciones religiosas, contempladas ahora como vías de
este manifestarse de la plenitud de Dios en la precariedad de nuestra historia», «Religiáo e ',,rlvación ldtimas para sus miembros, debido a su relación con el miste-
violéncia», Concitium 272t4 (1997\ 179; lo., «Universalité unique d'une figure religieuse histo-
r . crístico de la sah,ación. <<La prácica sincera de las
rique nommée Jésus de NaEareth», Laval Théotogique et Philosophigue 5012 (19941 273' respectivas tradicio-
rr.s religiosas, en cierta maneÍavehículo, misterioso sin dluda, del encuen-
257 DuPUrs, Rumo a uma teologia,347.
rr() personal de los seres humanos con Dios en
258 Véase en particular la recensión hecha por el comité de redacción de la revista tom¡sta del Jesucristo, representa,
libro de Dupuis: «Tout récapituler dans le Christ», Revue Thomiste 4 (1998) 604' l)rcs, para los miembros de esas tradiciones un orden de mediáción dei
rr risterio de salvaciónr>2u,.
259 Dupurs, Rumo a umateologia,3T3-376. En defensa de esta misma «distinción» de Jesús, J'
Dupuis elaboró su critica a Ia cristología de Hans Küng enmarcándola en la perspectiva plu' puede establecer de manera decisiva esta diversidad». Por medio de esta diversidad se fun-
ralista y no inclusivista. Para Dupuis, la reflexión de Küng, en particular en su libro Ser cristia' damentia el carácter «normativo» de Jesús y el carácter «constitutivo» de su mediación ante
no, mantiene de manera imprecisa el rasgo de la «diversidad» de Jesús. Desde otra pers- los otros fundadores religiosos. cf. Dupurs, Gesü crjsfo incontro atte religioni,272-213.
pectiva, afirma que <<sólo la identidad personal de Jesucristo como Hijo unigénito de Dios
t
b::l¡g:'": En busca do un nuevo modelo' BS
84 ' Capitulo l- Teología
"'!t"'d"
es dar de Ctisto»'06. Esta tesis aparece igualmeotc rcfirrzarla cn el importante
como «calrrinos de salvacióo>
Reconocer las demás ¡eligiones documento Diálogol Anancio, del Pontificio (.«rnsc'jo para el diálogo inte-
unpasoaderanteen;Zi;;ii;:ii:::f ::X 1:'l::Tty.flti:",:flil:ü; rreügioso, cuando afitma: «El misterio de salvacirin lcs llcga, por caminos
::ffi.il'"ffi
a
iil.l;T'us";;*i{':i:::*X,'*n.'.T}fie«anhero»
tlentas;;;ñil;' El suPone reconocer que es conocidos por Dios, gracias a.la acción invisiblc rlcl h)spíritu de Cristo. A
o «búsqueda ":-t::rP^so
experiencia religlg-sa auténti-
en toiz uavés de la prácttca de aquello que es bueno cn sus propias tradiciones
Dios mismo qulen se hace presente primera de la salvación' porque reügiosas y siguiendo los dictámenes de su concicncia, los miembros de las
«causD)
ca.Lasre[glones en.sí no son
Ia
quien en
causa sólo pueOJ de maneia adecuada al Padre' demás religiones responden positivamente ala invitacirin de Dios y reci-
esta 'pfit^"t l""t1e" ^;trno (2 Co 5'19)' Las reü- ben la salvación en Jesucristo, aunque no lo reconocen como su
lesucristo h^ r..ot"ili"'á5;ffi;td"
-u,or.r, o"t »i"t como "canales" de Salvadoo>'u'.
sin embargo,;;d*;;;'*'ili'^¿it comunican
en "camints" o medios que
íu salvación,;p'"at"Ll;;;'*" Las diversas religiones no están separadas de las «alianzas» estable-
.ip"a.t salvífico de Dios»'u'' cidas por Dios con la humanidad. San Ireneo hablaba de cuatro ahanzas
en las religiones como «caml- de Dios con la humanidad: con Adán, Noé, Moisés y Cristo2ó8. La teología
El énfasis puesto Por Jacques lugurs át la lefrtimidad de <rvarios
de las reügiones recupera en particular el significado universal dela ahan-
de salvaciór»> implica el reconocrmrtlto
nos
religioso»> i"ro siemp'" o'itt'ááos haci^"el horizonte de Ia 7,^ cott Noé, sirnboltzado por el arco iris: «Este es el signo de la alianza que
lo.tanto' :"Y *{1:1:i:" h'av
caminos espa-
con Dios hago con vosotros y con todos los seres vivos que os rodean, por todas las
comunión 'í;"viii,;:Por
;t'ñ¿;;"'
q*t de orientaciones»' entendido reneraciones y pafi siempre» (Cln 9,1.2). En cada una de las alianzas esta-
cio Darala tesis "pr"i1ltmo
.omo afirmr.i¿., at ii''l' ;;[g;;t
dift"ntts' para la humanidad'uo' lJna lrlecidas por Dios con la humanidad late el «ritmo trinitario». Las uaücio-
universal de Dios' rela- rrcs extra-bíblicas, como manifiesta 7a aü,anza con Noé, están igualmente
tesis así enüa en
n',tzalaunrdad dtl gil;;;;;"""
yi' ag-dad de todos los setes huma-
'""tili;;;;";;;il;;J'J'i¡i' vinculadas y abrazadas pot los rasgos de la Trinidad, participando así de la
nos ante Dios. rlinámica de la comunicación a.rnorosa de Dios.
lnten-
Siguiendo con la perspectiva
trinitaria de su reflexión' Dupurs Entre las distintas tradiciones relig,iosas, incluyendo el cdstianismo,
ti.-pre en el ámbito de
ta mosrrar cómo Ia ".1,5ii""*il;;;-ói;t*r,r^ lray valores de una «complementariedad recíprocar»'9', lo que no quiere
un desiqnio unitario ;t;; ;;;;; dioa*t' de muchas facetas' Sin
^l"t adquiere una ampürud más 2fi4 Es la tesis defendida por S. M. Heim y criticada por Dupuis. Véase: Dupurs, Rumo a uma teo-
prescin& nunca ddP":"";;i'-;;;-q"!to' at Ulttid" del Verbo dé Dios y de
Iogia,426ss.
iláá deeste acontecrmiento,-por.medio. por la mediación de ;'(i5 Dupuls, Rumo a uma teologia, 436442.
la obra del Espíritu' E'"t"'t'"
dimensionet
^tt""l¿aslá presencia inclusiva
ra sraciasalvífica '#i:; fft-¿;ó;f"i' "b'"v^ y Ia acción ili-
la potenci^ *1.rr^l aát mgos
:'{16 lbíd., 438-439. Ampliando las reflexiones del Vaticano ll sobre el tema, Dupuis añade que no
deímisterio deJesucristo,
de dimensiones distint'i' ptto que deben se puede afirmar una dicotomía entre la vida religiosa subjetiva de los seres humanos y la reli-
gión profesada por ellos. Las religiones participan ¡guafmente de la dinámica salvífica-
mitada del Espíritu"i'SJ'"^tl
atticuladas e integradas Subraya que sería «impracticable y teológicamente irreal» sostener la posibilidad salvifica
estar íntimamente para los miembros de diversas tradiciones religiosas y no acordar un papel salvífico para la
aut!1tica de Dios revela la oresencta religión en la cual participan: lbíd., 438. (= trad. cast: Una ética mundial para la economia y
Para Dupuis, toda experiencia -*::TI"t-*
inclusiva del misterio de Cristo. Siempre .;;;;+ñ9: ""
para la política, Madrid: Trotta 1999)
La párticipación en este mlstenlo
Dios en Jesucristo tcl" J ttt f'o-^"o'' poiq* ei en ellas mismas donde
.,1;l Diálogo e Anúncio, n.29.
.'{it} Cf.SANlnenEo,Confroleeresieeglialtri scr¡ffi.Acuradi E.Bellini,Milano:JacaBook1979.
no se da fuera de.or"ira.ri.rs religiosas,
DiossehacepreseniJ'&}ff ffii"{1,:t^U'r:::;:'JÉ,::Ti'i'#*"i: Sobre el tema, cf. J. Dupuis, Rumo a uma teologia,9T-99.
expenencn qr .'r;9 DuPUts, Rumo a uma teolog¡a,449. Esta cuestión será motivo de algunas críticas a Dupuis.
es la que da áxpresión a <da Para el teólogo Giuseppe de Rosa, hablar de complementiariedad de revelaciones sería caer
55'
260 DuPUrs, lntroduzione alt a cristologia' en el peligro de situar en el mismo plano las escrituras de las otras tradiciones y la revelación
289' bíblica. Este autor señala que Dupuis ha acentuado más los aspectos positivos presentes en
261 lo., Rumo a uma teotog¡a cristá'
et mission évangélisatrice de
I'Eglise»' Spiritus 122 (1991) 72' las otras religiones, dejando a la sombra sus «errores y los aspectos gravemente negativos»
262 Dupurs, J., «Pluratisme religieux Cf. «Una teologia problematica del pluralismo religioso», La Civiftá Cattolica 3554 (1998) 142-
143. En la recensión de los teólogos dominicos aparece una resistencia parecida. No admiten
que en las otras tradiciones religiosas pueda haber «formas de revelación», no claramente
263 lo., Rumo a uma teotogia'' 436-!,42'
r
B6 ' Capítuto l. TeologÍa cristiana de las-religiones E¡t lxtet e tla mt t¡tnrv,' tttxltilo ' 87
decir que se conceda el mismo significado salvífico a todas las manifesta- dimensiones del misterio divino, no caPtad()s «l lto rL'l,trl'tlttr ttl( ,r( ('tllr'lil-
ciones'del Verbo o dei Espíritu eñ h historia. La coflciencia de esta com- dos en la tradición cristianazla.
pt"*."of.dad a nivel de ts valores salvíficos perTtie concluir en la exis- La experiencia de «coniplementariedatl rccí¡lror l»r y ll ltr rr('ttlr()
ienci^ de una «convergencia entre las tradicionés reügiosas y el misterio de
-ciertamente desiguales- a tfavés de los intereiigiosó contribuyen también al crecimient«¡ tlcl llertrn rl¡' I)t,,,' r'rt l:t
Jesucristo, en cuanto itinerarios historiajiiempre ordenado a su plenitud escatolrigit';t. Lrt ,t't rltllrrl;r l,,lt ,lt'
Lode, Diás buscó y continúa buscando a los seres humanos en 1a historia,
todas las.orás.., Cristo, de la que habla Efesios 1,10, tl(, sr lr';rll/;rl;r (l('
en su verbo y .r ru Espíriturf,o. En Jesucristo. el proceso salvífi.co
univer-
forma «totalitaria¡» sino en el respeto y salvaguar<lia rlcl «t ;tllir tcl lr l( rlrrt ll
sal revela uná fisonomíi.on rrt^pero este mismo Proceso adquiere «rea-
ble impreso en cada fadición por la auto-manifcsla('i(1fl tlc l)t,,r l,r,t
[rr.io.r., particulares» también.án las demás traüciones religiosas. En medio de s, Verbo y de su Espírito>"t. Esta riqueza ¡rlrrral tt,r ( r)tr:,lllrry('
humanidad adquiere su den-
f.r"ltitto ei designio saMfico de Dios p_ara.la
de representar- la-única manifes-
sólo un fenómeno histórico sino que se prolonga igttaltttt:ttlc ¡¡¡ ¡'l l¡ott
sidad culminante aunque no en el sentiáo
| ,ot t. escatológico, cuando habráina <<maravillosa convcrgt:ttt iru» rk' lr xl;ts
tación del Verbo o la iompleta y exhaustiva reveiación de Dios. ' Ias tradiciones-reügiosas en el Reino de Dios y en el Cristo Ilttivt:rsrrl.
El reconocimiento de una «complementariedad recíproca> entre las Para Dupuis, la acción salvífica de Dios, siempre acruantc cil cl cr¡u
diversas tradiciones reügiosas tiene que hacerse fespetando <da. alteridad rlro de un designio unitario, es simultáneamente É-9" y divcrsillcatlrr. l,;r
irreductible» de cada .r.rá d. ellas"'. Íomarse seriamente las religiones es rrrediación de Ia gracia salvífica de Dios a. favot de la humanidacl asutnc'
áo.ro.., algo irreductible e irrevocable, que fro será nunca tematizado o
dimensiones diferentes pero Lntegradas entre ellas. Esta mediacitin sc
totahlado en"el cristianismo. El carácter único y singular de cada religrón rranifiesta en la presencia inclus,iva del misterio de J9¡u9ns1o en la hist«¡-
no impide sino que exige -una dinámica de. apertura al otro'. En la expe- ria, en la dinárnicá universal del Logos y en la acción ilimitada del Espíritu.
riencii de encuentfo seíealtzaun <<intercámbió y un compartir valores sal- Siguiendo esta lógica, puede percibirse t¿mbién en las demás tradiciones
üficos» a favor de una transformación y de un enriquecimiento mutuos"'. r.igiosrs Ia realid-'ad dé una «auténtica experiencia-de Dios>>. Estas tradi-
EI diálogo inter-religioso constiruye el espacio singular pa:l,a esta cioñes son portadoras de fasgos del «encuentro de los setes humanos con
la graci»» yiirr.r, bajo «el influio sobrenatural dela.graci»>. F,n este senti-
experiencia de iicomplemeñtariedad recíproco> entre las reügiones. Se trata
,lol no seiía eqüvoóado considerarlas como <<camino y m9{io de salva-
de .rno de los retos más impomantes en este comienzo de milenio' Leios
ciór»>. ParticipÁ, a su manefa, de la presencia sacramental del misterio de
de significar un debilitamienlo de la fe, ei diálogo profundiza la fe, convo- ()risto, ejerciéndo una <<cierto> mediación de graci*'u.
cándáta a fl por orros espacios y a abrirse a nuevas e inimaginables
'eg^Í
dirnensionesrrr.'El cristianismo sale igualmente enriquecido con la expe- Para Dupuis, no obstante, es en el cristianismo donde d, Pt:t:l:i1
ri.rr.i, de la alteridad. Dupuis subraya que a través del diálogo los cristia- ¡rersonal de Dios en los sefes humanos en Cristo a)canza su
visibilidad
nos pueden descubrir con más profundidad determinados aspectos o sacramental más altay completa»"7. Peto esta presencia también se da en
()üos lugafes. En la Iglesia se manifiesta de forma explícita, «en Ia plena
de «comple-
expresadas en el cristianismo. Dudan, igualmente, a la hora de aceptar la idea visibiüdi'd de su meüáción completa»2?8. El sentido y la razón de ser de la
admitir que'
mántariedad» y de «pluralismo de derecho». Para estos autores, sería incorrecto Iglesia en el mundo se vuelven viJibles en su condición de «sacramento del
total, que
a manera de un rompecabezas, cada religión pudiese retener una parte de la verdad
sólo estaria constituida de hecho cuando todas las partes estuvieses unidas. cf- coMrTE DE I{eino de Dios», como «señal eftcaz, querida por Dios, de la presencia en
REDACCIóN oe LA RrvuE Tuoutsre: «'Tout récapituler dans le christ"
(á propos de l'ouvrage de
La Vie Spirituetle $1n24 (1997) 585; lo., Croire et interpnéter, 128-130'
J. Dupuis 'Vers une théologie chrétienne du pluralisme religieux"», 106/4 (1998) 559-630'
Respándiendo a las crÍticas-hechas a su libro, J. Dupuis escribió un artículo muy esclarece- 272 DuPUts, Rumo a uma teologia,449.
dor: <<La teologia del pluralismo religioso revisitata», Rassegna di Teotogia 5 (1999) 667-693' ?-lX_ü,pÉbgo y anuncio, n.50.
270 DuPUrs, Rumo a uma teologia,452.
271 C. Gefrré llamó la atención sobre estia cuestión en su reflexión sobre la obra de Dupuis
Este
274 Dupurs, Rumoaumateologia,s2l. lo.,GesüCnsfoincontroallereligioni,245.Demanera
autor manifiesta que la expresión «complementariedad» puede dejar en suspenso
la caracle'
parecida afirma E. Schillebeeckx: «Existen verdaderos, buenos y bellos -y sorprendentes--
alteridad irreductible» presente en las religiones no cristianas' Prefiere mantener
rística de «la
este
aspectos positivos e ineductibles en las múltiples formas de armonía religiosa con Dios, tiam-
la idea del pluralismo rel¡g¡oso como un «en¡gma». En este tiempo de la historia, sr:braya bién en las formas que no han encontrado y no encuentran lugar en la vivencia específica del
autor, «hay que aceptar ésta situación de "contestación reciproca">r: GEFFRÉ, C.,
«Le pluralis-
cristianismo>»: «Religiáo e Violéncia», 179.
me religieux comme quest¡on théologique» en «Vers une théologie du pluralisme religieux»'
il75 Dupufs, Rumo a uma teologia,53O.
88 ' Capítulo l. Teología crist¡ana de las religiones En bust;a ¡to mt tnrcvo modelo ' 89
el mundo y en la historia de la realidad del reino de Dios»"e. La Iglesia ejer- B. Claude Gffié: Teologra interreligiota
ce un papel de mediación importante, aunque no necesariamente de
mediación universal dela gracia en favof de los participantes de ias demás En el contexto actual de la reflexión te«rl<igicrt sr¡lrrc r,l ¡rlLrralismo
tradiciones l6ligiosas, pofque laparacipación de éstos en el Reino de Dios religioso, Claude Geffré destaca como uno clc L¡s ¡x'ttsu,l«trt's cat<ilicos
be hace a travéi de la práctica de sus proPias tradiciones, en el ejercicio de más originales y estimulantes. Nacido en Niort (Franci;r) cn lt)').(», ha rledi-
la fe y del amof'o. La causahdad de Ia Iglesia a su favor es, Por lo tanto, en cado buena pafte de su vida a la enseñan za tc<»lógiclt I')trl¡rt:zri str rloccn-
el orden de la finalidad y no de la eficiencia"'. cia en las Facultades Dominicas de Saulchok (1957 196u) y sigtriri Postc-
riormente en el Instituto Católico de Pa¡ís (1,968-'1997} [J¡ra tlc sus con-
En la lógica de la petspectiva que proPone Dupuis, centrada en tribuciones más importantes ha sido en el campo dc la hcrmcnóutica tco-
Cristo y en el Reino, la miiión de la Iglesia recibe una nueva luz. Deia de lóg1ca, siendo pionéro y fepfesentante cualificado de estc tipo dc reflcxión
ejercer una función de mediadora urrivetsal, en Ia medida en que esta fun- cn Francia'8'. La enmada dela reflexión de Geffré en la tcmática dc Ia teo-
ción sóio puede ser debidamente atdbüda a Jesucristo, Por eiercer su sin- logía de las religiones se dio sobre todo aparút de los años ochenta, cuan-
gular papel en la línea del testimonio, del serücio y del anuncio"'._En tanto clo desarrolló pbsiciones pafticularmente originales en el campo de la rela-
que sérvidora del Reino, la Iglesia tiene que asumir una Presencia viva en ción del cristianismo con las otras grandes religúones.
la historia, en el sentido del testimonio de sus valores y compromiso con
su crecimiento y acogida. La tglesi4 sin embargo, tiene que eietcer esta En su ya clásico ensayo de hermenéutica teológica"o, Geffré subra-
función como sirvienta humilde y, Pof eso, tiene que estar <<descentrada» ya que <da fe sólo es fiel a su irnpulso y a quien le ha sido dado creer si lleva
de ella rnisma para poder servir mejor. La Iglesia es esencialmente (q)ere- ;r una interpretación creat:t-va del cristianismo))285. En este sentido, el cris-
grina>, gtarda en ella misma su condición de provisionalidad, destinada a tianismo se encuentra siempre baio el <<riesgo de la interpretaciór»>' Una
nd.s"paie..n> en el momento escatológico de la irrupción del Reino de iusta interpretación del cristianismo implica necesariamente una telación
Dios.-Está subordinada al Reino, en cuanto realidad sacramental, Y no rnutua y cnttca entre la experiencia cristiana fundamental, testimoniada en
puede ejercer oiog"t monopolio sobre é1. los escritos del Nuevo Testamento, y su relecturaenla tradición y en la
cxperiencia histórica contemporánea.
Patz' Geffué, la teología es esencialmente una «emPresa hermenéuti-
r'»>. En primer lugar, porque trabaia los textos de la tradición de la fe. En
scgundo lugar, porque interpreta siempre de nuevo estos textos en función
276 lbíd.,435440. rlcl tiempo presente286. La intetpretación de la tradición entra así en corre-
277 lbíd.,439. menti della FABC (1970-1995), Facultá de Missiologia - PUG, 1998 (la cita corresponde a la
4 del texto fotocopiado entregado durante la defensa).
278 lbíd.,440.
:rB' DuPUls, Rumo a uma teologia,486.
suscl- de la propia fe cristiana, es decir, haciala irrrr¡rcirin rlc l)r,,:, , rr l,r l);rrtr( u
lación mutua y cntt'ca cofl la experiencia humana contemporánea'
creativa. Se recupera.el mensaie cristrano con Iaridad deJesús de Nazaret, crece la oportr¡ni(l,r(l rlt'lr:rrcr l,r ¡'rr¡r'1,:r rlt'l
tando una intLrpretación
U^r.s y Je irrdicr., «nuevas figuras históricas en Ia forma de escri- cztáctet no exclusivista del cristianismo»?e0. l,ll aul()r' lr(rlnrlr;rn:r ,r,r :r un
""."á,
turas o prácúcas inéditas>>"'. grupo importante de teólogos católicos quc trat,ur rk'rcs¡,orr,lr', lx,,,trt\/;r
mente al reto de la diversidad delas religioncs parlr t'l cristirurisrrrr) rirn rr)nr
Esta nueva compfensión de la teología como hefmenéuúca Prplica
función Per con el paradigma inclusivista pefo aceptando lt ittlct lor ur trlrr f cr r¡rrrl:rr¡
l^ .oper^.ión de un *ád.lo dogmático de teología que. reducía,su te delpluralismo. Se trata de teólogos que exprcsan srr itrs:rlrsl;rrct,irr ¡rol l:r
los dógmás inmutables de la fe.
casi exclusi'amente a exponer ía explicar
seriJtanto la historicidad de maneÍa como se reflexiona sobre el tema, tant() cn cl lroriz,)nt(' (l('l irrr-lrrsi
El;;;" paradigma ,.átOgr.o se toma
"revelada,
en
del intérprete üsmo cristocéntrico como en el horizonte del plr-rralisnro lcor'í'rrtrit-o.
ád" ,.rdá¿, ^.riq,,. sea como la historicidad
humano, en cuanto suieto que interpreta' El mensaie cris¡ano. es actuali- LateologSa de las reügiones es estirnulada a t()mar cn scri«r lu crrcrs
,rá" ,- cesar,de forÁarriá, .r, función de cada nueva situación históri- tión.del plutalismo reJigioso, entendido.no como un dato coyrrntrrnrl y
;; *. lo -aítierr. en perm;nente diálogo con los recursos singulares e pasajero sino como una realidad de derecho: pluralismo dc principio'"'. l,a
inéditos de cada culturaz88. gran novedad consiste ahora en captar el significado del pluraüsmo rcli-
La nueva atencién dedicada por Geffré en los años ochenta a7 tema gioso en el designio misterioso de Dios como «don de Dios a los pueblos».
de la tgología de las religiones ,. .ri..r.rrtr" en línea de continuidad
con su Este pluralismo deja de ser considerado como una fase histórica provisio-
Lo, hermenéuticos que. señalizan su nal o como un síntoma de una ceguera cuipable de los seres humanos y
,.n.*i¿, ñermenéuti.r] principios
Drácticateológica son ahofa aplicadts a su aproximación ala teologSa-de p^sa ser considerado como «expresión de la voluntad de Dios, que nece-
-En " divetsidad de las
i^ ,.lrno;;;. eI actoal debate sobre la teoiog.ía ¿..1rs leligiones, Geffré sita la culturas y religrones para marifestar mejor las
;;;L^ posición equidistante tanto de un inclusivismo eclesiocentrado riquezas de la plenitud de la vetdad, que coincide con el misterio mismo
como de un reocentrisino radical. En su perspectiva Ia posición inclusiüs- de Dios»2e'. Por ello es necesario entender Ia teología de las reli¡j.ones
cristiano» en la
i, t rA.i""A no deia de ser deudora de Ln ni*peria.lismo <«eahzaciór»> como teología del pluralismo religioso2e3. El Dios de la Biblia, como subra-
;.Jd^ q;; .o.rridára al cristianismo como n.[ fi-, y 1a de
ya Geffré, es un Dios que «bendice lo que es multiple». Ya en el libro del
;;á;, i"J rasgos áe verdad presentes en l.rs demás tradiciones ¡eligiosas. (lénesis la multiplicidad de las famiüas delaúerraylavariedad de sus len-
pti p,,.t],laposición telcéntrica, identificada también como pluralis- ,guas son acogidas y celebradas positivamente (Gn 1.0,31-32), y todas las
"",
L, ,...oá-r. prob^lemática enla med-ida-que Po-ne :n cuestión la unicidad rlaciones bendecidas (Gn 12,3)'eo.
el acon-
de Jesucristo,'deshaciendo en este sentidó el i<vínculo único entre «Théologie chrétienne e! dialogue interreligieux», Revue de I'lnstitut Catholique de París 38
,..í-.Áir y la manifestación decisiva y definitiva de l)ios»'8e"
l.sucristo (1991) 72; lo., Professrbn Théologien. Quelle pensée chrétienne pour le XXI sréc/e?, París:
con- Albin Michel 1999, 210.
Para Geffré,la afrmación de un cristianismo de diálogo no se
sesuirá romDiendo con el cristocentrismo' El camino que sugiere indica
el «ceritto 290 C. «O lugar das religióes», 125. lo., «Paul Tillich et I'avenir de I'oecuménisme inte-
¡rrr-á-.".. t'a profundización de la cristología. Girándosehacia
GEFFRÉ,
neligieux», Reyue des Scleirces Philosophiques et Théologiques 77 (1993) 6.
?51 Cf . Dupurs, Rumo a uma teologia,526-528 y 26; ScHTLLEBEec«x, Umanitá la storia di Dio,227;
285 tbíd., 6. AMALADoSs, M., Rinnovare tutte le cose: dialogo, pluralismo ed evangelizzazione in Asia,
286 lbíd. véase también BoFF, c., Teoria do método teotógico., Petrópolis: Vozes 1998, 87{8' Roma: Arkeios 1993, 126, 128.
porque estudia una tradi-
Como subraya Geffré, «la ieología es hermenéutica por naturaleza,
Cf. JEANRqND, 292 GEFFRE, C., «Pour un christianisme mondial>>, Recherches de Science Religieuse 86/l (1998)
ción que se iransmite esencialrñente por medio de textos y su interpretación»>.
63; lo., «La verdad del cristianismo en la era del pluralismo religioso», Se/ecclones de
W"G,tntroductionál'hermenéutiquethéologique,París:Cerf1995'l[Préface]'
Teología 146 (1998) 136; lo., «La singularité du christianisme á l'áge du pluralisme religieux»,
crea
287 GerrnÉ, Como fazer teotogia hoie,7-8. La teología como empresa hermenéuiica no sólo en DoRE, J., THeoa¡Lo, C. (eds.), Penser la foi: recherches en théologie aujourdhur'- mélanges
interpretaciones nr"u." qúe produce iguaimente «nuevas figuras históricas del cristia- offerts á Joseph Moingt, París: Cerf 1993,353; lo., «Afé na era do pluralismo religioso», en
"'íno
nismo». lbíd., 59. TErxErRA, F. (ed.) Diálogo de pássaros, 65-66; lo., Profession Théologien. Quelque pensée
,288 lbíd., 64-65. chrétienne pour le Wl siécle?, París: Albin Michel 1999, 137-139.
El reconocimiento teológico del valor del pluralismo religioso como e,s p-osible hablar de una revelación diferenciada. listu tcsis, rlclcndida por
expfesión de la voluntad de Diás implica necesáriamente una nueva valo- Geffré, no rompe la unidad de la historia dela salvacirin y rlc la rcvelación,
,^tió, del lugar de las reügiones en el Proyecto- tdÍ!q" de Dios' En el que-sigue siendo una sola. Se mantiene viva <da revclacirin única y definiti-
comienzo deiter..r milenió se constata no sólo la vitalidad de las grandes va del verdadero rostro de Dios enJesucristo>»'e7. Su n«¡vctlarl cr¡nsiste en
Itradiciones reügiosas no cristianas sino también la conciencia de la parti- admitir la posibiüdad de recursos diferenciados, convcrflcntcs y comple-
,cularidad históiica del cristianismo. Acrualmente no tienen plausibiüdad mentarios, orientados hacia: ur;ra misma meta comúr:. l)¿rra l«rs crisdaños,
efectiva los proyectos teológicos o pastorales que no tengl.n presente el )esucristo es de hecho la plenitud de la revelación, pcro csta plcnitud es
valor singul^r ¿L Ut demás tradicioñes relrgrosas.o 9o. se^limiten a eva- cualitativa y no cuantitativa. Eso quiere decir que inclus<> dcspués de la rea-
luadas úñicamente según los Pafámetfos del cdstianismo. Conüene «es- lización del acontecimiento histórico deJesús de Nazaret, Dios, por rnedio
petar los caminos pui.J^t.rlue proceden del destino de cada ser huma- rle la presencia universal del Logos y de su Espíriru, continúa révelándose
iro, qoi..r, dondequiera que se encuentre, puede ser solicitado por la gra- ru través de los sabios y profetas de las demás tradiciones religiosas. Estas
cia y por el Espíritu de Dios»"'. tradiciones pueden ser portadoras de otras <<palabras de Diol»,rr. Siguen
tcniendo así su Iugar singular en el proyecto salvífico de Dios. El cristia-
En el i¡tento de comprender la singularidad de las distintas tradi- rrismo, animado porla convicción de queJesucristo es la revelación deci-
ciones religiosas evitando ei camino tradicional de la «teología del fio>, siva-y_definitiva de Dios, no puede pretender asumir el monopoiio de la
Geffré uuí^ d. ver la historia de la salvación como una historia üferen- vcrdad reügiosa sobre Dios. Fuera de él se dan también experiéncias reli-
ciada. En este sentido subraya la pluralidad de economías de salvación en riir>sas auténticas y únicas, sin que puedan ser formuladas o practicadas en
el interior de una única historia déla salvación. La reflexión de los Padres .l interior del propio cristianismo. Desconocer este dato ei arriesgarse a
de la Iglesia ofrece la base pan el reconocimiento de la presencia univer- (r)mprometer la originalidad y la armonia de las riquezas del propio cris-
sal d,el"Iagos que «ilumina a todos los seres humanos» y da testimorrio
de
Iianismo. En este sentido es teológicamente correcto aftmar que <<hay más
la presenclia di Dios en todas las culturas y religiones'e6' vr:rdad de orden lsligioso en el concierto polifónico de las réligiones del
rrrundo, que en el cristianismo, considerado en su exclusividaé>rrr.
Sólo en el horizonte de una historia universal de la salvación puede
entendetse una historia particular de la rerrelación. En ésta.ultima, la his- Para Geffré, la humanidad entera vive bajo el signo del Espíritu de
toria de la salvación se háce consciente en cuanto experiencia vivida V a*i- l)ios, marcada por la presencia latente del misterio de Cristo. Désde que
culada de la fe. De Ia misma m nef^que puede hablarse de una historia de cxiste, la humanidad no ha sido abandonada nunca a sí misma. Siempre ha
la salvación diferenciada, que desborda lós ümites de la histoda de Istael y cstado ba)o \a atención dela gracia. Esta «cristiandaó>3m es un fenómeno
de la Iglesia y coincide .o.r l, historia espiritual de la humanidad, también r¡niversal que puede ser compartido por todos los seres humanos, en la
lslamochistiana 11 (1985) 1i27-'1128. Esta grandiosa visión de los Padres de la lglesia es la
que inspira directamente la Declaración del Vaticano ll sobre las relaciones de la lglesia con
cro¡re et interpréter. Le tournant herméneutique de la théologie, París: cerf 2001, 9. las religiones no cristianas (Nostra Aetate 2). Para profundizar en el tema, c{. Duputs, Rumo a
294 El biblista Carlos Mesters destaca el significado de algunos textos bíblicos cuando son leídos uma teologia, 83-122; FÉoou, Les religions selon la foi chrétienne", París: Cerf ',|996, 3540.
pro-
en la perspectiva de una nueva vivencia inter-religiosa: «cuando se releen a la luz del
la vieia
blema que vivimos aquí, estos textos empiezan a revelar aspectos desconocidos de
.,97 GerrnÉ, «O lugar das religi6es», 121.
,,casa',
donde llevamos viviendo hace tantos siglos. Quien está acostumbrado a mirar su casa
siempre desde la misma esquina, se extraña cuando ve una fotografía de la casa tomada .,1)8 lo., ibíd., 123. Afirmar que la plenitud de la revelación en Jesucristo es no cuantitativa quiere
desdl otro ángulo». Y ejemplifica su perspectiva analizando algunos textos bíblicos significa- decir que esta plenitud es escatológica, incluyendo así palabras de Dios antes y después de
mono-
tivos: Dios como fuente de bendición para todos los pueblos (Gn 12,3); no hacerse un la venida de Cristo (lbíd.). En la línea de su reflexión sobre la revelación diferenciada, Geffré
polio (Rt 1,8-9); la apertura a los extranjeros (ls 56,7 y 66,20; Jn 1,1); el -significado de la indica la posibilidad de reconocer en el corán una «Palabra de Dios auténtica», aunque for-
,i"ión luz de las naciones (ls 42,6 y 49,6), etc. cf. Mesrens, c., «De santa Maria para malmente distinta de la Palabra revelada en Jesucristo. Una palabra que «sigue interpelando
"oro
Sáo Luís reflexóes em torno do uso da Bíblia no lX lntereclesial», Revista Eclesiástica
- la conciencia de todos los hijos de Abraham» Cf. GerrnÉ, C., «Le Coran, une parole de Dieu
Brasi l ei ra 57 1228 (1 9971 838-839. différent?», Lumiére ef tle 163 (1983) 28. Para profundizar en el tema de la plenitud cualitati-
295 GEFFRE, Como fazer teologia hoje,307. Partiendo de la Declaración del Vaticano ll sobre la va y no cuantitativa de la revelación en Jesucristo, cf. Dupurs, Gesü Cnsfo incontro alle reli-
Iibertad religiosa(Dignitatis Humanae 3), Geffré reitera la importancia del respeto al destino gioni, 239-240; lo., Rumo a uma teologia,346-347. En sus artículos, Geffré asume la posición
espiritual dé cada ser humano y, por consiguiente, de cada tradición religiosa. defendida por Dupuls sobre el tema.
296 GEFFRE, «La théologie des religions non chrétiennes vingt ans aprés Vatican ll», ."ll) GEFFRÉ, C., «Pour un christianisme mondial», Recherches de Science Religieuse 86/1 (1998)
67; lo., «O lugar das religióes», 121, 123. Esta misma posición es la que asume
t
En lxtst:tt tlt¡ utt nut¡vo modelo' 95
94 ' Capitulo t. Teotogía cristiana de la:rel¡giones
crísticos»'-que no Pueden con- Entre el cdstianismo y las demás traclicionr.s lt.li¡,,iosus hay, por
medida que traduce la presencia de <cvalores tantq una coexistencia de reciprocidad. Se supcrlr rrsí rrn;r c()rr)prensión
cfistianos». sóIo en este sentido
fundirsecon los valorés <<implícitamente. el supera-
Duede hablarse utiJ...láJ ¿a cristianismo'§tg*" Gcffré'
a.
adecuada ni en el
inclusiva y totdltariz- del cristianismo, según Ia ct¡rl ósr«. vr:rrrlría a comple-
tary a frnaltzat las verdades fragmentaias prcscntcs r:n las rlcr¡rás religio-
encuerltra uad"ciión
ffi#:"#rá.]" á.l.rucristo no
particurlar de Jesús de Nazaref,'. nes. En esta nueva perspectiva, se vislumbra un «intr:rc;rr¡rlrir¡ y un com-
cdstianismo hirto.i.oili; I;h;;dad partir los valores salvíficos» a favor de una transf<rrrnacir'rn y r"rn crrricluec.i-
algo irreductible e itre-
Tomarse en serio l¿5 ¡sligiones es reconocer rniento mutuos3os.
en efcristianismo' Lo que
vocable que nunca ,.ra i"rÁ"f'rdo o totalizado
no puede ser. dilüdo en un La ptofundización de la reflexión sobre la revclacic'rn difcrcnciada
hay de irreduct.ible ;;;á;;;ditión religiosa en su dife- Irace emerger la cuestión del carácter paradójico de la rcvclación final. Tal
pretendido,.i-pli.ito Jn;;;; sit'o q'''Jh^ de sei reconocidoconrribuido
judaísmo ha (romo muestra Geffué,la revelación cristiana, en cuanto plenitud cualitati-
enigmam,. L; ;;;;;.;logía c'risti^na del
#JJ;Tñ:;, de arso ireducubre en Israer que va, es un acontecirniento definitir.o e insuperable pofque comunica la ver-
}'i
""n.i^v ";";';,-;;l;P;:;;"cia
É"t" t'"á sustituy.e a.lsrael' Por ello
no puede ,., it,.gr^áo*l" i^ rli"t*'
rlad ultima sobre el misterio de Dios. Ahora bien, en virtud de su dimen-
,,;5;;; n- ^fir'*O en 1980iante miembros de la tradicióncon iudaica, que sión escatológica, «conserva el carácter de algo inacabado>>. En tanto que
la nueva
i:1;i;';;rr^;;;';;""r" ha sido revocada>' Lo
';r:;;:;;;;ffi;;ili.i¡,áluelro
quePasa
de Diosh'' En anarogía con ro
t'r¡ntenido inteligjble, está siempre abierta a las sorpresas de Dios que era,
(lue es y que üene. Según la significativa expresión del evangelio deJuan,
pensar en 1o. que hay
oue hav de irreducti"ti.'* f tt'a, óeffré ProPone
,,cuando venga el Espíritu de la verdad, os conduckáhacia la verdad ente-
reli giosas:. <cAsí como
ffi#¿# d. ;;;;ü ." r t go"aes ü;di
r ¿ionei
s dei puebl o e I srael,
r;r» fln 1,6,'13)§6.
i: iffi I; ;;;;; ; ; rrirl^a^ni usti ruía s ri s uezatener
"s
ia
Ia pretensión de
d
Una de las cuesliones más difíciles que se plantea al teólogo crisria-
ffst;;.;;'JH;ei il;;;;-m'i¿'l'" depo''d' las demás tradiciones religio-
rr,r en el contexto actr¡al multicultural se refiere ala maneta de concüar la
integrary susutur ,,r"'iq;;t 'L"¿"tit^t , onücción fundamental de la fe cristiana, que afrma que Dios se ha reve-
sas))-" . l:rrlo definitivamente en lesucristo, con el reconocimiento del valor positi-
\,() y «autónomo» de las demás religiones del mundo. Para el teólogo cris-
historiqr-re nommée Jésus de
SCHILLEBEECKX, E., «Universalité unique d'une figure religieuse rrlrno, este carácter irteversible y definitivo de la revelación de Dios en
(1994) 273'
Ñazarethr, Laval Théologique et Philosophique 50t2 f t'suctisto (unicidad constitutiva) no puede ser ignorado. Por otra parte, el
Geffré hace dl"-ti!:'-ó:ll:trtante entre
300 Tomando como base el pensamiento de Panikkar' 'n" ,li:ilogo ¡r¿g¡lsligioso auténtico pide tomarse sefiamente la singularidad y
«cristiandad»y«cristianidad»(christianité).Laprimeraserefiereaunaexpresiónhistóricadel
crístico-más-universal»' que ,lifcrencia de las demás uadiciones religiosas. La incorporación de tales
cristianismo, t" potencialidad cristiana' o^<<ser
""grno;á 'nL Espíritu de cristo, en cuanto omnipresente'
cf' rr:rdiciones al cristianismo como si fueran un <<implícito cristiano» o el
implicaría la presencia üür,t" aál m¡sterio o
50, 147 -148 y 226' rrrtcnto de nir.eladas conduce a equívocos. Incluso afrmando lapimacía
C.t.*e, P rofLssion Théologien,
301 GEFFRE, 115,
Croireetinterpréter,
'104y 119' ,lt'Jesucristo como «figura integral de la salvación de Dios>>, es teológica-
nrcnte necesario afl:mar que el proceso sigte reahzándose de <<manera
3021bíd.'l02ytambién1zOy13l.Debidoaesta«irreductibilidad»delastradicionesreligiosas'
estas tradiciones'
«complementariedad».entre
Geffré desconfía de las íesis que hablan de religiones en
rrrrlcpendiente» en las demás tradiciones reügiosas: «Estas tradiciones serí-
para este autor, no pÁur. hablar de complementariedad o síntesis entre las cada religión ,rl como concreciones particulares de un proceso universal, que se vuelve
"" irreductible» e «inevocable» de
et plano de la histor¡a. ÁiJ"t"na"|. la «alteridad r ,ncreto de manera preeminente en
duradero' En su opinión' mientras haya his-
singular, Geffré indica ; p*";";i" ;" un enigma Jesuctistor»3o7.
una situación de «contestación recíproca» y saludable Nadie puede
toria, habrá igualmente y complementariedad' En este
anticipar como se vivirá, en el eskhaton, esta convergenciq
«no-catolicidad de la iglesia en su dimensión histórica», es decir, del límite de su capacidad
ha de vivir la perm-anente «exigencia de avanzar»' sie|ft-
tiempo de la historia, de integración durante su peregrinaje histórico. GEFFRÉ, «La singularité du christianisme»,
"t-"rüfirn¡"nlo del EspÍritu. if-Gerrne, Profeision Théologien' 206' 212
pre ab¡erto a ¡as in¿a¡tas-sli¡;itr;;" 360, 362, 364. Como muy bien afirmó E. Schillebeeckx, «existen verdaderos, buenos y bellos
y 226i lo., Croire et interpéter, 129' -y sorprendenGs- aspectos positivos e irreductibles en las múltiples formas de armonía reli-
religioso»'. Selecciones de
303 GEFFRÉ, C, «La verdad del cristianismo en la era det pluralismo giosa con Dios, también en las formas que no han encontrado y no encuentran lugar en la
i33; Lonr'**'N'' L'alleanza mai revo'
Teología146 (1998) Iie; l'', -ól'gar das religióes'' vivencia específica del cristianismo. Hay diferencias en la forma de vivir la relación con Dios
ilbr, g fa.Atianza nunca derogada, Barcelona: Herder que no pueden suprimirse a pesar de las semejanzas que puedan contener, Aún más, exísten
cata, Brescia: euertn¡Jn-a ttáa casl:
1992).Paraprotunoizar_eneltemadelateologíacristianadeljudaísmo.cf.Trror¡¡,C.' d¡versas práct¡cas, auténticamente religiosas, que nunca han sido objeto de reflexión ni de
Marietti 1983' práctica por parte de los cristianos (...).» Cf. So¡rr-LEseecKx, E., «Religiáo e violéncia»,
Teolágia cisiiana detliebraismo, Casale Monferrato:
Concilium 27A 4 (997) 179.
3O4GEFFRÉ,«Olugardasreligióes»,133'EnestesentidoHansUrsVonBalthasarhablabadela
r
96 ' Capítulo l. Teologia cristiana de las religiones En busco tkt un tttt¡tvo modelo - 97
de Ia
Según Geffré, el camino de apertura pata' el,r.e.conocimilnto tos constituüvos de las religiones favorecen necesariarn('rrtc lrr ;rlx'rtlrra al
relacio-
,iogrrtrrlárJ¿. r^t á."r¿t *Jti"n"i retgioias está
directamente Absoluto o su sintonía con los valores del Reino de I)ios. l)rrru ( )<'l'l ri', un
nado con urra nueva ."-pL*i¿" dt t^ ti¡tia'a de Jesucristo' una uilc,-
entendida criterio importante de verificación del valot positivo <k: urrir rr'li¡lirirr cn
como
;;;;" ""a unicidad «dá excelencia e integración».sino
manifestaciones de Dios a
rclación al misterio de la salvación reside en su capacidatl tlc luvorr:r:t'r t¡
á;il;gd; y ,.I^.io.rrl oq-i 1" excluye ouas El papel meüa-
no el «descentramiento del ser humano en relación a algo rrrris r¡trc ól
través de la histori, i;i^;;ligiorr., y de 1^s culruras»1.*. nrismo y en relación a los demás»'". El descentramicnt() (lu(' se .lt, p<lr
de la única
dor de 1as religione, ." pf""-a. Ia sálvación no está separado cicmplo., en el campo éúco por medio del test-imonio a fhv«rr tlc la justicia,
"i
mediación, para los .¡tá#,"t i¿entif,icada 9on Jesucrist::
El^::t" senddo
,lc la libertad y de la ftaterttdad, ya situa de hecho al micmbro cle ésta r>
de la h,manidad como
é;ff;Jr;r'ta el valor de las traüciones religiosas ,rcyuéIla reügión como miembro del Reino de Dios, quc es cl proyecto dc
<<mediaciones derivadas». No son, pot t"'to] vias
p.aralelas, de, salvación' [)ios pata Ia humanidad"'. Y, siguiendo la misma lóg¡ca, como no se puede
y por
sino que se encuenrran animadas por la potencia universal del Lngot ,(scparar la vida religiosa de los miembros de las demás religiones de las
1^ ilimitada del EsPíritu'o'. tradiciones lsligiosas a las que pertenecen, es lícito concluir que las gran-
^cció,
Dios manifiesta su presencia dondequiera q": .h'y1 una
genuina ,lcs religiones del mundo conüibuyen misteriosamente a la construcción
positiva ai ofrecimiento ,lcl Reino de Dios querido por Dios entre los seres humanos>>313.
exoetiencia ,.lisior^' Er, ..1. ttt'tido, la respt'esta
propias. tradiciones reü-
::"i;:á" ;;%il;; 1i prarar .f..ur," de lasesia prácúca Dios se hace
Las diversas tradiciones religiosas están animadas por virtualidades
gr;;;, en euas y a tr;vés át"U^t' Por medio de reügiosas
rrLúditas en lo que concierne al cristianismo. En este sentido, la revelación
misteriosam".rr. pr.r..rte y act'^nte3"' Las propias tradiciorr-e^s ',(' encuentra en proceso de continüdad en la medida en que nuevas reve-
;:;;;;a"" p"ira Á.áiaot ¿" la gtacia, q!1s"e i" P,"'1-" separarse
r.igior, áe lós miembros de las demás
{e l,rciones potenciales provenientes del diálogo interreligioso están en pro-
,". pá..i."f^...1" r t so d€ manifestación. Como subraya Geffré, en este tiempo de la histo-
pá, ü ,^".q r,ó;;;á^[era comunión de las diversas ffaü-
"^4.i""..
;;ltñ;;. "i¿^
r rrr siempre tendrá que haber rma coexistencia de riquezas del mundo reli-
ciones religiosas, ,";ñ.f,.;;t'o" di"t"as, en eI misterio de la unidad lr()so, de las cuales el cristianismo es un testimonio privilegiado aunque no
de la salvación. , xclusivo.
Reconocerunpapelmcdiadordelasdiversastradiciong5rcl.igios.as Por meüo del diáJogo interreligioso se entra en un proceso de en¡i-
en el pñ; á.-1, ,rhIJior, ;; q;.r. de.cir olvidar que tienen ambigüeda- ,¡rrccimiento mutuo y fecundación recíproca de las tradiciones dispuestas
está marczda por
des. por otra pafre, ;;á; ;-rriencia religiosa histórica ,l tliálogo. En esta dinámica,la traducción actual de la revelación cristiana
interreli-
limitaciones .rp..i6.r" Ari;;" en .l ll^rro de.las relaciones
distintas relgrones' tam- ',( cnriquece por las experiencias reveladoras suscitadas por la praxis y por
oiosas ,ro po.á.n considerarse equivalentcs las
no todos los elemen- l.rr actitudes ¡sligiosas fundamentales ptesentes en las demás tradiciones
Éié" il í-Éiá-r.tno tiene qr. r..orro.erse que
r,ltgiosas. Aquí se trata de una reflexión de largo alcance, que exige una
305 DuPU¡s, Rumo a uma teolog¡a,449'
lo', Paut Tiltich et l,avenir de l'oecuménisme inte-
lr;rn humildtd pan su verdadera captación Reconocer las revelaciones
306 GEFFRE, «La verdad del cristianismo», 138;
rreligieuse, 13. ¡r.lcnciales del otro no quiere decir negar la adhesión incondicional que
Ir('r)e que atimat la relación específica con el misterio absoluto. Toda fe
307o'LEenY,J,,Laveritéchrétienneát,ágedupluratismeretigieux,París:Cerf1994'253.
r,'rrladera no sólo supone sino que exige un compromiso absoluto en fela-
, ron con una verdad. El diálogo interreligioso se realiza con intedocutores
Breton, quien en su libro sobre la uni- rrrrnados por esta vinculación absoluta a la verdad. Esta relación incondi-
tesis de Geffré se ¡*prr".í r"" i"t¡.*ián"s ¿" Stanillas
''."=-*«olugardasreligióes»,121;|o.,«Lasingularitéduchristianismell.,368.369.Esta
de que el permanezca en un aisla-
cristianismo I rr,nal coD una verdad singular no la convierte en absoluta por sí misma.
cidad y el monotei"n[ in¿.rca la imposibilidad
miento absoluto, tristiana no tiene nada que ganar aislándose en un abso- habla de «unicidad de un venir-a-ser», que supera la idea de una totalidad ya constituida y
luto de
"r_" "¡ngJá¡Jad
indepenO"n"i". gñ" no se impone más que situándose én el conjunto de las expresio- cerrada: la., Croire et interyreter, 123.
nesreligiosasque,segúnsumodalidadoriginal'esquematizanlodivino'»Ycontinúa:«La r(r1) GEFFRÉ, Croire et inlerpréter, 112-113 y 129.
concienciadeunicidaddebeintegrar,enconsecuencia,comopartedesusdimens¡onescons- su finitud como
titutivas su ser-para y la inávitable frontera que es tanto la exp-resión de I I 0 GEFFRÉ, «O lugar dasreligióes», 128-129. Encontramos una posición parecida en el rico docu-
el indicativo a. su "iot-
ináumpfJ.rble originalidad.» Cf. Bnerou, S.,lJnicité et monothéisme'París:
agllg-qel Pourrnclo CoNse¡o pAnl EL DÁLoGo lNTERRELtcroso, Diálogo y Anuncio, n.29.
confirma la tesis de
cerf 1gg.l, r+g, rss.-E,i=u rettex¡én sobre el tema, Jacques Dupuis más reciente' Geffré
En una publicación
Geffré. cf. Dupurs, Rurno a umaleologia,4lg4i}.
t
98 ' Capítuto l. Teotogía cristiana de las religionos
En busca do un nuevo modelo. gg
el hecho
ParuGeffré, el diálogo interreligioso es una «aventurar)' Por rna Geffré, humanidad particular de Jesús n. ptr<.tlc: scr la traducción
<da
de ser diálogo, no Puede hi..rs. conZondicio:es.Pr:y11s
o predetermina-
adecuada de las ri.queza.s coñtenidas en la-pleniturl ilcl (lristo glorificado» y
l"-prttit la verdad' Bn ta din¿mica 'es de humildad
das, sino que suPone garantizar esta «distancia» es tomarse en serio cl pr«rgrarna ,1"í concilio dá
""
y desprendimi.rrro q,-,r.i diáiogo implica, cada inte¿ocutof invitado a
a celebrar calcedonia (451), que establece la imposibiJidad dt cr^1,¡ui"r «c<>nfusióo>3,7.
áaI;;;-; ri-iir¿á e insuficiente óncepción de la verdad y
una verdad más aya. Só1o en el diálogo ,.trpt^ el misterio de esta vefdad La revelación
de Dios en la humanidad dc Jcsús n, significa una
qo. ,.trru las experierrcias singulareí. En tittt" maner ,Ia relación con la rrbsoludzacjón por parte de Dios de una particulariÁzd his«iriáá
flesús de
de la verdad profe- Nazare0. A causa de esta historicidad, ningún fenómcno históriéo parti-
verdad de los demás favorece ína meior comprensión
<:ular, nisiquiera el acontecimiento Jesús de-Nazaret, pucde scr absolutiza-
sada31a.
,lo. La dimensión absoluta sólo puéde ser aplicada adecuadamente a Dios
de más
Para Geffué, la experiencia de la alteridad toca 1o que tiene .n cuanto Realidad ultima o ser Infinito3'8. La propia singularidad de la
profoJo y .rp..ífi.o li vocación glgyl del cristianismo' Este czrácter
de Dios en Jesús confrma la impoíibilidad dE romar como
ir.rr.i^lrt.rte'd.ialogal es un desdobla'miento del núcleo mismo del men- 'cvelación
:rbsoluta
,r[ lár,ir"", ., d.cTt, de la manifestación de Dios en la particularidad his- _cualquier-realidad histórica. A .rrrca, pues, de ra relatividad pre-
scnte en Jesús se abre la posibi]idad de encontrár a Dios también fueri de
arraigado en
iá'ri.^ a.;.ri, de Nazrret. El cristianismo está esencialmente f csús en la historia concreta de las distin¡25 ¡sligrones3re.
histórica> inevitable y eso confiere límites específicos
"l^-.grrá."raridad
a su realidad. De acuerdo c'n la .o.r..p.íór, cristiana, la
paticularidad his- Partiendo de esta premisa, Geffré recupera Ia reflexión de los
es la
Lri., d.l hombre Jesús de Nazaret eñ su conti¡gelc.la { limitación l);rdres de la Iglesia para sibrayat que la economíá der Logos encarnado es
que revela el camino y la esencia de Dios .o-ó S^lordor absoluto. La
'rcramento de una economía más amplia, es decir, del Logos eterno de
,lia.*iná.ür, á. DioJ como realidad tascendente a partir de la humani- I )ios que kl,,dta en la historia religiosa áe h humanidad,',. Eá una
línea de
d"á .o.r...ta de Jesús de Nazare6"t es un rasgo distintivo del cristianismo r.flexión parecida,Jacques Dupuis indicaba que el acontecimiento cristo,
y también 1^ grínparado,Ta de la confesión d-e fe crisriana: Jesús como
la ',:rcramento unive¡sal de la voluntad salvífica de Dios, no es la única expre-
un sentido que, ',trin posible de esta voluntad; «El poder salvífico de Dios no esrá
«manifestación relativa -por .l hecho de set histórica- de orrido
con todo, es absoluto>>316. I l(.i SCHTLLEBEEo«, E., «universalité unique d'une figure religieuse historique...», 273. Véase tam-
bién274. lo., «Religiáo e violéncia», 179. como expresa este teólógo. «Evidentemente, los
de Dios a todos los seres humanos; en
Jesús revela el amor universal
cristianos (col 2,9), profesan que "la plenitud de Dios habita corporálmente en Jesús,, pero
este sJntido es el <<icono del Dios viviente» con un tít*lo único
y cualitati- este habitar ocurre precisamente en la humanidad de Jesús, y por ello, desde un prisma llmi-
,rÁ.",. insuperable. Pero de esta afumación no puede:oltlftt sin más tado, inevitablemente al¡enante y refractivo: es una expresión de contingencia, por tanto del
carácter limitado de este manifestarse de la plenitud de Dios en la precariedad de nuestra h¡s-
la identificación del elemento histórico y contin§ente de Jesús como ele- toria.» lbíd. 179.
r,.rrto ,,.rirtico» y divino suyo. Eso seríá confundir al estilo doceta la par'
ticularidad histórica de Jesús'con la plenitud del Dios invisible. como
afr- II / GEFFRÉ, c., «La singularité du christianisme», 365. cuando habla de calcedonia, Jacques
Dupuis observa que su actualidad consiste en «ayudarnos a mantener, contra el peligro siem-
311 GEFFRE, «O lugar das religióes», 129.
pre actual del monofisismo, la verdad y la realidad de la humanidad de Jesús en
condena- su condición
312 lbíd., 130-131. para Geffré, en este camblo de milenio, toda religión inhumana.está pasa por de unión con el Hijo de Dios. Por más que Dios se haya hecho cercano en Jesucristo, el ser
religiosas
da a morir o a transformaÁe, porque el futuro de las grandes tradiciones humano no ha sido absorbido ni suprimido. La "humanización" de Dios no significa asimilación
religions défi pour un monde
el camino de lo que es humaná; cf. Gerrne, c., «Le diálogue des de su humanidad en la divinidad». Citando a Rahner, Dupuis completa: «Cristo es ser huma-
divisé», Le Supplément 156 (1986) 118. no de la manera más radical y su humanidad es la más autónoma, la más libre»; y lo es jus-
tramente porque es una «humanidad aceptada y dispuesta com auto-manifestación de
313 GrrrnÉ, «O lugar das religióes», 13'1. Dios».
cf. Dupurs, J., lntroduzione alla cristologia, 141. El mismo autorsubraya que en Jesucristo
existe coincidencia de la dialéctica particular y universal. Argumenta que «un Cristo universal
<<más allá del diálogo»'
314 Como indica Geffré, et encuentro inter-eligioso da como resultado un proceso' s€
separado del Jesús particular dejaría de ser el Cristo de la revelación cristiana». En este sen-
En este
es decir, una transformación decisiva en cada uno de los ¡nterlocutores' t¡do, es correcto decir que la «particularidad histórica de Jesús confiere inevitables limitacio-
realizauncambioenlaformadeapropiacióneinterpretacióndelapropia-fe,alversecon. nes al acontecimiento Cristo». Y lo justifica: «Así como la conciencia humana de Jesús, en
del encuentro
frontada con la verdad del otro. En esie diálogo, se preserva la singularidad cuanto Hi.lo, no podÍa, por su naturaleza, agotar el misterio divino, y por eso dejó incompleta
que diferentes sin que necesariamente sean contrad¡ctorias entre sí' Cf' la revelación de Dios; así de manera análoga el acontec¡m¡ento Cristo no
entre verdades Son
y 126'127' hacerlo- Ia potencia salvífica de Dios. Esta permanece más allá del hombre "gota
-ni podría
GEFFRÉ, Croire et interpréfer, 103-104 J-esús, en cuan-
to fuente última tanto de la revelación como de la salvación.» cf. Dupurs, J., Rumo a uma teo-
315 GEFFRÉ, «La singularité du christianisme», 365.
togia,412413.
100 ' Capítulo l. feología cristiana de las religiones
busca do lot tntdv(, uxxtolo .
__8, 101
exclusiyamente a la señal universal que proyectó para su accíófl salvífico>321. El Concilio V¿ticano II reconoció.e.n
Esa acción salvífica conti¡úa activa antes y después de la encarnación, en tad rcligiosa que cada p.rrorr" su «lr¡t.trrrrt,rrrn r,,lrr<. lrr lil¡cr_
cuanto fuente ukima tanto de la revelación como de la salvación. ¡.r.,i^'"uiigacitirr
de buscar Ia ierdad en'.r;;p;;;;r,, y, r)(),.r;rrr(,, r.r rrr.r«.«.rr,
medios adecuados, se fo.1m9 fin «rr: t¡trr., sir *rr:rr,rr,:,r. ,r,. r,,s
prrd"rt?m.nte^ juici.s il.. .,,,,, i, ,,, r;r
verdaderos»"u. Er conc,ri. ,(.(.rr)s I,
C. Michael Amalado¡s: anplitud cósmica de la acción de Cristo nos hizo darnos cuenta de
iñ;;;;j;, aconrccinrit.r)rr)s (.s(.r( i;rrr.s r,r<.
ra impori*.i^ d",;;";;:.;,;;;
pecto al pluraüsmo de ras r.rrgr;";r; .;mo ;.i,(.srx.r(, *.s
Otro autor que afuma la necesidad de un nuevo modelo para la teo- nace de la <dibre invcs:rgacióJ;;l;;;";ienciaprur^ris;,,;;'.i,'.r,.r,.,.r,,,, ,¡,,..
logra de las religrones es el teólogo indio Michael Amaladoss3'2.Para él,la dad más grande det ptñ divi;".- y quc sc i.scrrrt r:rr t¡rri ..,
postura inclusivista es insuficiente Porque, incluso respetando las demás
religiones, acaba siendo deudora de un exclusiüsmo que mantiene en Partiendo de-ra conciencia de
este pruraüsmo,
cuesdón de la oosiriüdad saivíificaá.irt..rg,"nes Amalacr<¡s¡^ al><¡r<ra ra
segundo plano a esas religiones en relación con el cristianismo. Pero igual- y afirma quc «sicmprc
cs Dios qüen ialva, no las
mente insuficiente es la posición pluralista porque no se torna en serio a ..lrgr"";; il p..ro.r" sé salva ..,r.ru religión
las religiones: «Subestiman las diferencias reales y las contradicciones entte
y a través de ella, p..^1 es ül.rada por..Xr. L", ;.ü;;;;
125 ¡sligiones, buscando una unidad subyacente, que al final se reduce a un
rnectaclones, que hacen ""
presente.l
;", simples
mínimo denominador común como la überación, el desarrollo humano o
sustrruyen»3", Afirmar e-sta ^_o...¿uifi;;;b"t*,i"-
;;i-;;;#;iJ'ier
universrrrdrd
q,r. no to
l)ios, que invita al amor de
la unidad del género humano>»323. El modelo propuesto por Amaladoss se i*i^";;;;ü;" rJesús a responder a su pro_
sitúa entre el inclusivismo y el pluralismo. No rompe con el inclusiüsmq l)uesta, pero que invita iguarmentL
.r.,.-1
hlrmano que oye esre ,amamienro
porque se mantiene en el horizonte de la perspectiva de la fe cristiana, y se 'lcsde otra peispectiva ri¡gr"¡;, ^r
.o' subraya Amaradoss,
*frin." ".;r;;", en el rerativismo. Er rerarivis_
deja fecundar por el pluralismo aI reconocer las manifestaciones plurales
de Dios en la historia por meüo de la acción de su Espíritu3'n. El autor
"áür'{u. pr* cada uno de nosotros en
tnátca que el nuevo modelo implica el reconocimiento de la presencia acti-
;H[.",:r..'"i1*é::,.'.^{cristiano,hi,i¡Jr,,,,r;;;;:;";!,.,oaorro,
va y de la voluntad redentora universal de Dios que se manifies-
,,,acad7r..;;;;i:i*c:':?1::::f §,T,:B:::,:n1#ít:;3:,fi
^ctúante
ta por todas partes y de forma diversificada, así como la conciencia de que
r'5 |¡26i2 El por diversos caminos,
de una maneramisteriosa
lt_
(()noce. Es cierto sóro Élque
ese proyecto de Dios se teaiiza progresivamente en la historia, provocan- queu rodos
LL'uur rus
los rlos
nos uevan al mat
Pero
x.";;J;;;;",:X:::^:
no pafa una misma
do la unificación de todas las cosas"t. l)(,rsona)),,0.
318 Dupurs, Rumo a uma teologia,390; ScHr¡-Lpaeecrx, E., «Universalité unique d'une figure reli- Tomando como base las reflexiones
gieuse historique», 273; lo., «Religiáo e violéncia», 177-179. .
del antropólogo Clifford
319 ScH¡LLEBEE:KX,E.,Umanitálastoriadi Dio,219;Duouoc,C.,UnDiodiverso*,137; GerrnÉ,C.,
«La singularité du christianisme», 365.
:,
i:a:íJ; ffi"Íi';,tfrT f ,ll;iij,Y*,ón.
emprrica de'ra re, isión,
s, .á
¡,,, 1. b-r^
!" rr_r, obj p.r;;#
rí f.. s; .Í;, i;'r5llI"i¿.ia;T:.?"tt::t.:i"::.^::f¿;
r e ro s,
320 GEFFRÉ, «La singularité du christianisme», 366. Véase también O'Leenv, J., La vérité chré-
1':rra la,religi "i""r,
ón.y
tienne,279-28O.
rr cuerpo, quedaría srn raíces
' la humanidad v rn-ra com,r-ar¿,ii. Los símborás
"¡'cdiadores de trascendenciar>. reügiosos son
321 DuPUrs, Rumo a uma teologia,413.
erie, ar niver de lis sentidos
"*.rLados
322 Este teólogo, con una vasta producción en el campo del diálogo interreligioso y de la intercul- ed evangelizzazione in
Asia, Roma: Arkeios 1993, 93-96.
turación de la lglesia, fue asistente del Kolvenbach, General de la Compañía de Jesús. 124 A¡/ALADoss, «O pluralismo
Tambiénfueredactordelarevista Vidyajyoti Joumal of Theological Reflection. Actualmentees das religióes», .107. para Amaladoss, este cambio de modelo
igualmente relacionado con el pasá está
profesor de teologia en Nueva Delhi (lndia). der marco ¿. ,lLr.*¡" de ra
ctaras repercusiones ener rgresia hacia er Reino, con
323 AMALADoss, Michael, «O pluralismo das religióes e o significado de Cristo», en Tetxelu, F. o"iu urJ;;.,#;¿" cf. Aum¡oois, M., «DÉrágo
""rpo
¿Rearidades en pugna o convergentes?»,
sá/eccrones d2.T30rosía 108 (1gg8)
y misión.
'243_244.
Diálogo de pássaros, 91-92. Para este auto( en el pluralismo «no se t¡ene suficientemente en «Vrvre dans un monde pluraliste.-La lo.,
foi Cádsfus 1S0 (1991) 163_164.
cuenta lo que es específico de cada compromiso de fe. P6r ejemplo, solamente se puede docir ,.'lr "t'i* "rfiuá»,
AMArADoss, Rinnovarefuffe
que Cristo es uno de entre los muchos caminos en el caso que se niegue la encamación.» Al /e cose, 97.
proponer una teología universal de las religiones, el pluralismo acaba cayendo en una «abs
tracción simplista» o «nominalismo». lbid.,92. lo., Rinnov,are tufte le cose; dialogo, plura[ismo .'li
f
Declaración Dignitatis Humanae,3
r
102 ' Capítulo l. Teotogia cristiana de las religionos I tt lttt¡¡.a tlo tnt nu¡tvo modelo . 103
á;;il q". ,iuntan. átti' pt()utt máttco olvidar esta dimensión de media-
la calidad absoluta que Per-
vuelve manifiesto y activo, visible y tangiblc. lirr frl,,rrr,, r'r,tr rtrrstlrio
;;;,;á;"yárao, poi.¡.t'lplo, ' los. símbolos compro:":9 éstos adquiere una expresión particular y específica. «l,ll ( ,risto r L'rr , rrror tr L r cslr'r
tenece más correct^rrr.á.. i la'realidad o al +t1os.que
especifi.cidad al cristianismo en acción por todas partes y se manifiesta en unlr lit';ur trrrrltt¡,ltr trl;rrl rk'
,o" Á.Araores. Según A-'l'do",1o que da
símbolos. Ahora bien, se hace humano y presentc ctl cl t.ttct lro y irr ltvr ) ('rr
es su caráct., ,i-bOü.o .""1ti"í¿" u
l" dernás religiones' Se trata «de
Jesucristo»>33s.ParaAmaladoss, así como Cristo fue rcvcl;irrrl()s(' ir hl nuhnr()
una de las maneras ,lrnU¿tit" por meüo de las cuales el amor de Dios se poco a Poco a sus üscípulos, quienes sobre todo <lcs¡tuós rlt'stl t(':itltl('(
humanos>»33'' Este amor divino
vuelve manifiesto y activo entre los seres ción se dan cuenta de su aspecto divino, la misma pers()tlu tk'l ( ,t tslr ¡ r<r':'t,r
no reivindic, .*.loriolá^Jy t. h"t igualmente Presente.en la e.xperiencia
horizonte más amplio de una en proceso en la historia, y al rr.ismo tiempo la trascicn«lc»"". litt c'sl;r lít¡t':t
de las demás t r¿irio.r., Llig'o'u'' Én el
cle reflexión, distinguirá «dos tipos de presencia y accirirr»"'t'rr l:r Iristorr:r
acción redentora ú-;;, o"i"-t""I se insertan las mediaciones simból-icas
rle esa misma persona que esJesucristq en sus polos divino y lrrrttt;rtt,r. \'
diversas y concretas. ¿q,ttlanza su tesis, que ha provctcado muchas discusiones: <<f cstis cs ( .t rslr,,
salvífica' que lleva a reco- pero Cristo es más queJesús». Con esta tesis quiere decir quc cl .fcsris rlr'
Esta nueva conciencia de la universaLidad
¿. t'i"ación en las demás reügiones' parece minat para la historia tiene límites que provienen de su condición humana, ltistririr';r r
.ro.., t^láriUm¿ra
alounos la unicidad u'ir-;;;"r;;lidad de cristo y la ne.cesaria.mediación de cultural, determinadas por una elección suya. Pero en eseJesús sc rrrirrrt
A-rt dorr, en.el conrexto del pluralismo religioso festó la acción de Dios, en su forma de Padre, Hij" y Espíritu. I]l (.risto
;"ü.J. i;;;;i; siempre se plantean cues-
á.;i"¿ir, donde el cristianismo es minorit¿rio,
y musulmanes a crecer en su
rlcmzarála pleaitud sólo el ultimo día, cuando todas las cosas serán rcc()n
tiones en esta línea: «Si ayrrdamos a hindúes ciliadas338.
que su salvador,es Jesucristo?
fe, ¿no fallaremos .., t, ,áriJt de proclamar -u de la promoción de los valores morales y espirituales y pretende sobre todo ayudar a los alum-
es papel salvador' principal-
¿Cómo entenderem* q*e" es él^ y cuál nos de las otras rel¡g¡ones a profundizar en la perspectiva de su fe de cara a un crecimiento
no. puede negarse es,^ ¡ntegral. Cf. AMALADoss, M., «Théologie indienner», Études 3783 (1993) 346-347. Cf. también
;;;;';;;;;Lgr";.s?»33'' Pero acrualmente
que eíge una nueva mane- Zrco, Marcel[o, «A evangelizaEáo em ambiente religioso asiático » Concilium 13414 (1978) 85.
conciencia del valor*positivo de las religiones, Refiriéndose a la lglesia, este autor indicaba en aquel momento: ser signo y sacramento de la
;;;;;t*tió". AtiJ;;;ss escogió i'fstamenie como Punto de partida salvación es «ayudar al budismo a progresar en su camino de historia de la salvación y, en
él' el intento de cierta forma, poder colaborar para que la persona budista sea mejor budista».
Dara su enfoque p"t¡.J^i-tf t^rrí'o'del
diálogo Y-'Par^
siruar en el contexto de esta rela- :133 AMALAposs, «O pluralismo das religióes», 93.
I;á.t.;b*l^. pt,ipi, ,a."tidad se debe
ción mutua333.
:134 Para Amaladoss, contrariamente a lo que muchas veces se propaga hoy día, el cristocentris-
mo es un elemento esencial para la mayoría de teólogos de la lndia. Cf. lo., «Théologie indien-
Véase también: lo'' «Diálogo y misión»' 245: lo'' ne», 348. Y no entiende que se pueda pensar de otra manera, porque «oponer el cr¡stocen-
327 AMALADoss,«O pluralismo das religióes», 97'
Rinnovare tulte le cose,150-152' trismo al teocentrismo es no entender nuestra fe>», lo., «Diátogo y misión», 252.
328 Aturu¡ooss, «Diálogo y misión», 246' :f35 AMALADoSS, Rinnovare tufte le cose,120.
de Janeiro: Guanabara 1989' 1O2-142 (en :]36 AMALADoss, «O pluralismo das religióes», 100. La persona misma de Jqsucristo, como recuer-
329 Geenrz, Clifford, A ¡nteryretaQáo das culfuras'.Rio
el capítulo 4: la religión como sistema cultural)' da este autor, incluye al Verbo preexistente (creador de todas las cosas), a Jesús (que sufre
diátogo inter'religioso, sáo Paulo: Paulinas la limitación de la historia), al Cristo resucitado (que es trans-histórico) y al Cristo del fin de los
330 Au¡r_rooss, M., pela estrada da vida; prática do tiempos (en quien residirá la plenitud). lbíd., 99-100. Como también afirma L. Boff, la fe cris-
1996,27. tiana profesa que el Verbo (Logos) preside todo el progreso de la creación del universo. <<Por
la encarnación el Hijo de D¡os es parte de este inmenso proceso, de pies a cabeza, pero
cose,118' hecho concreto en la flgura del judío Jesús de Nazaret. Dios toco el cosmos. Penetró en é1.
331 AMAtADoss, Rinnovare tutte le
En cierta forma es su cuerpo. Pero la encarnación, por el hecho de ser concreta, significa tam-
AMALADoss, «O pluralismo das religióes», 89-90'
Es interesante ver cómo en la lndia' en las
332 bién limitación.» Y flnalmente, en cuanto resurrección, el acontecim¡ento Cristo se torna uni-
evangelizador refuerza mucho más la dinámica
instituciones educativas cristianas-el trabajo versal. Bo¡r, 1., Religiáo, cuftun e ecologia; ecologia e teologia. Fotocopiado, 9; lo., «El Cristo
:) t
104 ' Capituto t. Teología crisiiana'de las religiones En ltusca do ut ttuovo modelo - 105
laciónse<lasóloenunareligióndeterminada,elcrjstianismopongamos forma parte del misterio absoluto de Dios». l,,st;r r.r.ll«.xirirr rk. 'li,rrLs
no está de
,,of caso. o bien.r, lur-Arai"'ras reügiones alavez3sl . El autor Queiruga indica que la revelación deJesús «sc ¡:calizrr ('rr unir rlrlír'il rlialóc-
ffi#;li.áii^ fÑ.ií" q* rn "i, unareYeladoras»' En cuanto teó1og9ni
«universalidad de conquista> tica de pertenencia y no pertenencia a la historia. N«r ¡rt.r'tt.rrt.t)('i,r l)()r(luc
el resucitado "se va alPadre", huyendo radicalmcntc tlc nr¡r'slri¡ lrrlccLritla
con la que <anivela ,oá^r-Iu,"*periencias
de la universalidad
I[liÍ"] ,ri";;};;.r ver cómo la auto-comprensión de que en Cristo hay una
comprensión. Pertenencia porque, pese a todo, "siguc ¡rrcsr:rrtt:", tLinrl<¡
;ffi; I;E;.-;;r-ronou'ua la convicción
de man&a insuperable y total
senos a conocef en nuestra historia y manteniéndonos al>icrtos a la
¡rlcni-
nlenitud única v definitiva. En él se reahzó tud en la que él ahoru vive»'u'.
5ñ;;,*1á-bré" presente en las religiones, entre Dios y los seres
mal entendi- Esta dca posición de Torres Queiruga abre un caminr¡ singular para
humanos"'. Afrma ig"Ilr,.",t que sólo un cristocentrismo un encuentro eritre las religiones, un «diálogo» que convoca a c^d^ partici-
Jo p,r.d. volverse,.Jb';rJ; insuperable L^:"f p1:-11?:de la unici-
ü'
rlad de Cristo t"p"". t..Át.tt q* t" Él tt da la «culminación»
de la pante a abrirse de manera permanente al don de la universalidad dé Dios.
misma revelación un «üálogo» en el cual todos aprenden a enriquecer la vivencia de su tra-
revelaciófl de Dios ,i, ig,o'ut, 'i'i ""'b^rgo, que
esta
en grados y por ,lición particular con la contribución de las demás. Y, de manera parricu-
divina se hace pr.r.rri 8,, ottát religionel de maneras' lar, para el cristianismo, que se ve provocado a üvir una ,.,rerdrdera
caminos diversos. rnodestjar y a reconocer los auténticos valores reveladores de Dios pre-
en Jesucristo
Torres Queiruga situa la plenirud de Ia revelación sentes en las demás tradiciones reügiosas. Para Torres Queiruga, <<no
.o-o.-", pleitud i?irri", y abiérto'' Por su humanidadi:tút
reveláción tuvo que ir haciendo -:1lT?;
en él su camrno. -B,l
¡ruede prescinditse de ninguno de los caminos por los que el Misierio se
á;.-E" este'sentido, <<la lra abierto paso en la conciencia de la humanidad y el más profundo de
('stos camifios siempre tendrá mucho que recibir de los demás».ur. En el
('()ntexto de una humanidad que ya está marcada por 7a presencia real del
r¡risterio diüno, la misión cristiana adquiere un significadb nuevo. Deja de
scr vista como un ir al ,rdesierto de la pura ausenciar» y toma un sentido
357 lbíd., 21.
358|bíd.,24.AunqueTorresQueirugaprocuretrabajarlacuestióndelaunicidaddelarevelación .160 ToRRES QuErnucn, El diálogo de las religiones, 27. Pannenberg acentuó esta misma perspec-
deJesucristoconnuevascategorías,reconoceconfirmeconvicciónelcarácterabsolutoy tiva el 1964, refiriéndose a Rahner: «Karl Rahner ha puesto en evidencia que esa inmediatez
definitivodeestarevelación.Pa'raesteautor,«conCristolarelaciónvivaconDioshaalcan. de Jesús en su relación con Dios no excluye un no-saber en el plano de la conciencia refle-
zadoloirrebasautee¡ns,p.raule'queenélsemehacenpatenteslasc/ayesdefinitivasdela
puede darse ja», PANNENBERG, Wolfhart, Cristologia: lineamenti fondamentati, Brescia: Morcelliana 1974,
actitud de Diou ,""p."to iel mundo.» pero para é1, esta confesión solamente
462. Jesús, en su «autoconciencia humana)), «como cualquier otra conciencia humana, se
bajodoscondiciones:nopuedeimponersealosotrosysupresentacióndebe|racerseabrién.
sobre la situaba ante Dios manteniendo la distancia y la autonomía propias de la criatura en la liber-
dose al diálogo, ,l a la verificación. Añade todavía otro elemento decisivo tad, obediencia y adoración». Y esta autoconciencia, «no-refleja, de radical y singular proxi-
"ontáitul prioritario ha de estar no en su figura
figura de Jesús de ua.al npura .l diálogo, el énfasis midad de Dios», tenía «su historiar>, participando del «horizonte de comprensión y de los con-
individual sino en su Ot"pr".i" revetadora- y salvadora»'
lo'' Do tenor de lsaac ao Abbá de
ceptos de su medio ambiente», RAHNER, Corso fondamentatle sutta fede,323-324. Cf. también
Jesus, 344-346' Borr, L., Jesus Cnsfo libeñador, Petrópolis: Vozes 1972, 215-216 (trad. cast: Jesucisto et
«el diálogo de las religiones liberador, Santander: Sal Terrae, 1994).
359 lbíd., 25. bookmark start: OLE-LINK7]Para Torres Queiruga'
[RTF
obligaarevisar,conabsolutaseriedad'el..cfistocentrismo,,»'Segúnsuopinión,lasfrasestra. ll;'l Por eso, como también afirma Pannenberg, la experiencia de la resurrección «tiene un signi-
sólo tie-
de Dios fuera de Jesucristo,
dicionales qr" .""try"n t" fosibilidad del conocimiento ficado constitutivo para el ser de Jesús y para el significado de su revelación», TonnEs
pero no pueden universalizarse
nen razón de ser en su sent¡oo de «lenguaje confesante» QuEtnuca, El diálogo de las religiones, 27. Para Pannenberg, la resurrección de Jesús es el
válido para todo el mundo' lo', Do terror de tsaac ao Abbá de Jesus' 348' IRTF «fundamento de su unidad con Dios». «La unidad de Jesús con Dios, que se funda sobre el
como un dato
sobre el tema, Carlos Palacio indica que existe una acontecimiento pascual, no tiene su origen en ese hecho sino que gracias a él adquiere un
bookmuk end: oLE_Lnr¿jReflexionando
«innegable en el Nuevo Testamento))' y que «no se puede confun- efecto retroactivo en lo que se refiere a la reivindicación de la autoridad del actuar del Jesús
en
dir con un cristocentrismo problerñático (es más que evidente que Jesús no tiene el centro
"on"untru"i¿n'"ristológica terreno», PrHNe¡¡eeno, w., cristologia*, 166. cf. también BoFF, L., Jesus crisfo /rbe ñador,217.
que sería injustificable' Jesús es lugar de
él mismo) y, todavía menos, con un cristomonismo rr i2 ToRRES Quernuca, El diálogo de las religiones, 27 .
«A originalidade singular
paso, puerta, camino para los otros y para el Otro » PALAclo' Carlos'
70 (1994) 330' lr,:| lD., A revelagáo de Deus na realizagáo humana,34S.
do cristianismo», Perspectiva teo!ógica
T
l- Teología cristiana de la::l@ton::
En busc¡ de $tt ilttavt, tttrloht 111
110 Capítuto
en la
asPectos del misterio que habita indica en su reciente obra que la problemática que alx)r(lir nu tr,rt,r r.',¡rr.r'í
nuevo de «encuentro» con rluevos habitada por
llega siempre a ..na cas ya ficamente de la teología de las religiones ar¡nque coincirll cn l)!l ¡¡' J .n r¡rr<.
alteridad. Esta misión «sabe-que de entendede
n"tu^'y plena manerá ocuPa su atención fundamental es el tema de la identith«l rlrl r I rslrrnrunr
el Señor y lo que hace es ofriceruo
)
pluralismos.'. 9.ot h"ü;; á; unit'ersalismo' t^*'it'os té'lts de salvación menudo, traducir su verdad y unicidad a una perspectiva ccrrarl¿r o rrlrso
doble convrcclon: q"" r's religiones
'tt' .;*- lutista y, en este sentido, las demás ¡eligiones han sido considcrarlas infc
; * #'": r"r1 rl*,?H#:i¿rl'
'áa^
m'f *3iT¿ uffi*r,
.ntre las religiones, &re-
riores. Los elementos positivos que encontramos ya
^parcceny
nismo de forma eminente. En este <<imperialismo reügioso
en cl cristia-
va Schillebe..lo, to^q'il"
Jtt't '-"'^ ^b'oi'tl 'act91Por Parte de walter, Jesús, el cristo, saramanca: sígueme 1984, 290s. como er propio
cuestión cristológica, durante el siglo XX, ha avanzado más allá de
Küng indica, ra
Calcedonia. lbíd., 110 y
Iffi ffi;;"'td;Jr"J1Za!,s'*'*.1lffi *fáTil3;.H;;X#S:1
enJesús, q"'*ry11'il"r;;#;;d
537 n'21. Refiriéndose a la rellexión teológico-crítica moderna sobre
cristológico de Calcedonia, L. Boff indica qué «la fórmula de Calcedonia
los límiüs ¿el modelo
reveüción de Dios no tiene en cuentia la
L
r
114 ' Capítulo l. Teología cristiana de las religionos
En busca de un nuevo modeto . ll\
prometió su propia vida y al que la subordinó. ParaJesús, Ia causa de Dios En el marco del pluralismo religioso actual, definido
-su Reino como salyación de y panla humanidad- es más importante que Schillebeeckx como <glurrlir.rr.o de principTo, - por
su propia vida. Y iustamente en éste referirse y superarse en Dios, a quien
(d. á;;.hi no sólo de
hecho); el cristianismo no puede ..ig¡r. e., ,.imperrarro
.^ilgor*o» urri_
Jesús nombra su Creador y Padre, está el significado más verdadero de su versalizador, thg q:., con su y," -J;;';;;;;;f.cer
propia persona>"'. -..rrrf.
rrmoruo como don38o. pero no sóro dar testimá"i" Eu res_
dejarse cuesrionar oor los.demás, acogiendo
y Áü"Jar. También
La relación del cristianismo con las demás ¡eligiones tiene que con h.ráJ^J]", que
ellos. üven pfeSntan. Ero s.rpo"i ptr.una parre, reconocer "¿rres
caracteÍlzarse por una acdrud de apertura, iustamente Porque el Dios de /
manifestación de Dios en que <da
Jesús es un «símbolo de apertural. Por lo tanto, no puede pensarse que el Jesucristo ,rJ r.rb" u r¡rr"ri" á.-ia rerigior», y,
admitir
l?:,?o^, por esoque <<Dios es muy rico y esá por encim"
pluralismo de las religiones sea algo problemático o un mal que haya que naoones,
a"lm determi_
una tradició., .on.r.t, d. .*p.ri.r.i"
eliminar, sino que se debe acoger con alegría, como uri fenómeno rico y determinada y )imitada,no lo puede agotaren i;ü;", siempre
fecundo que halla su razón de ser en Ia propia naturaleza del cristianis- su plenituó>38s. Kad Rahner
yahabia subrayado que Ia
mo"'. Para Sch.illebeeckx, esta «pluralidad de las religiones», que <<nc¡ debe de bios , ro q,r^.-.ro es divi-
no ocuffe como vecindad, "rrtá-.o-,rricación
per,o su rearidad de misterio ,brJi rto
elimiflarse históricamente por principio, es internamente alimentada y sus- lidad infinita386 nos impidén cualquier ag,utud y de rea-
tentada por una unidad que no se puede formular ni practicar expresa- soberbia' Eso se-aprica rgualment. ,1", rerrglones.
d, g;;ú","ior.rlO' o
mente dentro de nuestra historia: es decir, la unidad de Dios (confesado por Hay una <<reserva diü-
los cristianos como trinitario), mientras que esta unidad trascendente se ',,) que hace referencia no só]o ar «fenómeno mundo», sino también al
«fenómeno ¡stigióD»38,. Segrín Schillebeeckx,
refleia en los inmanentes parecidos de famüa enüe estas reügiones (...)rr'".
Di.; .r;;;, prrl grr*ia^ar*
y no una garuntia aue j-ustifique_una posición de
superiáridai sobre los
tlemás. En esre sentido, Ét .s ig"^lr..ri.
* so{Presa: es "qüen
cs, quien .r" y q,ri.;viene,, (Ap 1,g; 4,g¡rrrll'conünua
Dios, Jesús no cesa de recordarnos, en el evangelio, que debemos dirigirnos al Padre y no a
é1. En nuestra teología puede haber, como recordó a menudo Congar, un cristocentrismo que
riana no permite que la «cuesrión de lá
no es cristiano. Quien sabe si no es tamb¡én uno de los sentidos def secreto mesiánico. vcrdad»'se" ,rdfi;;;i;ln
función
Cualquier cristianismo que absolutice al cristianisr¡o (incluso a Cristo) y su revelación, sería
idolatrÍa». GEscHE, A. «O cristianismo e as oufas religióes», en TEtxErRÁ, Diálogo de pássa-
'ie una eqüparación de todas las reJigiones. para Schillebeeckx esra cues_
ros, 56-57. Reflexionando sobre la Trinidad entendiéndola «como tres modos de presencia de
Dios para nosotros» (evitando asi el riesgo de hablar de tres concieneias, tres amores y tres
centros de operación inmanente) Karl Rahner pone de relieve que en esta manera que Dios :i84 SCH|LLEBEEctcx, umanitá, 243.
tiene de estar presente para nosotros, como Padre, Hijo y Espkitu, hay verdaderas y reales 't85 lbíd.,219 y 220.
distinciones: «Para nosotros, el Padre, el Hijo-Logos y el Espíritu no son los mismos» y estos
<<modos de presencia>> no eliminan la real auto-comunicación de Dios en cuanto uno, único y 'tBG RAHNER, corso fondamentate suila fede,166. como
dice ra cafta a /os corinfios: «Ahora
mismo» Cf. Corso fondamentale, 186-187. vemos en un espejo, confusamente. Entonces
veremos c,ara a carar» (lco r3,12).
381 Scurr-LegEecrx, Umanitá,164. También 219. Schillebeeckx, en sintonía con la reflexión actual
.r87 ScHTLLEBEÉcrx, Umanifá, 30.
de Paul Knitter, también dirá que el corazón del mensaje y de la vida de Jesús fue teocéntri- 'l9a bíd., gg. para Schilebeeckx, ra verdadera místjca, como
co, y solo con el Nuevo Testamento y la lglesia ocurre el desplazamiento del teocentrismo experiencia de gratuidad, «no es una
fuga del mundo, sino que, a partir de ra experiencia ',destructoá,i;;i;ü;;;
hacia el cristocentrismo. Cf . lbíd., 151s y '166s. integradora y concíríadora con todas rr" rna s¡mpatía
un
382 lbíd.,218 y 22O. Yéase también Duouoc, Un Dio diverso, 137-'139. Scnru-Egeecxx, Sono un teologo felice,57. "o"ár _inipulso ar¿ieiie,' ná'rna rrgar,
Véase ioOavía: lo., LJmanitá,96s; lo., perché
politica non é futfo, 89' Para §chillebeecrx, ta
383 lbíd.,220-221 y n. 40. AquÍ la posición de Schillebeeckx se diferencia de la de Duquoc. Para la ¡nteriorización sóro encuentra su fundamento
antropológico cuando reconoce la exterioridad.
el primer autor, la pluralidad de las religiones encuentra su fundamento, como hemos obser- Toda interiorr=*¡á" qr"li"i'ál ta exteriori-
dad (las mediaciones) indica un falso reconiJo:
vado, en la unidad de Dios. Este autor evita hablar de tres personas en su reflexión sobre la esá propio vacío.
Trinidad, debido a su posible ambigüedad (riesgo de triteísmo). Prefiere decir que «la natura- i8g SCHTLLEBEEC¡«, tJmanitá, 165.
leza de Dios es personal con una estructura trinitaria». Cf. Sono un teologo fellce*, Bologna: r90 cf' MT*^NDA, Mário de Franga, «O encontro
das rerigióes», art. citado, pág. 15. según
EDB 1993, 59. Para Duquoc, en camb¡o, la «simbólica trinitaria» es esencial en la motivación «la omisión del discurso sobre.la verdad Mrranda,
para una apertura plural del crist¡an¡smo. Esta última posición es compartida por GrscHE, A., supone iJ equiparacion superficial de todas las
giones, vaciándolas, en er fondo, de reli-
quien también entrevé en la doctrina trinitaria, en cuanto «concepción diferenciada de Dios» su potenciat porque arirmar que todas son ver_
daderas equivare a afirmar que todas son farsas», ""tirin"o,
una exigencia de apertura y el reconocimiento del «derecho a la diferencia». Cf. «O cristia- rbid., 1s. Esta afirmacién de Miranda fue
íntegramente asumida en er documento o"
nismo e as outras religióes», en Te¡xan¡, Faustino (ed.), Diálogo de pássaros, 43-45.
¡, óom¡"¡Jn Teoró-gica fnternacionar, de ra cuar par_
ticipa como m¡embro efectivo: o cristianismo
e-i" Áiu¡arr,sa-" p"rl", i"v"ül'rii, ,, tn. rsl.
116 ' Capítulo l. Teología crístiana de las religiones En busca de un nuevo modelo. 117
tión es mur comPleia y sólo puede situarse dentro de un «círculo herme- de toda la historia de l¿ humanidad. <<La historia de la salvación no coinci-
néutico» y t, r.rólo.ión definiUva «sólo en clave escatológica». Con todo, de con la historia de la revelación; en ésta ultima, la historia de la salvación
acent(t^ qoe nel resultado que se obtiene profundizando en la verdad de lJega a la experiencia consciente y articulad a de la fe»»3e1 . Para Schillebeeckx,
nuestfa rÉtigiO., no tiene qrré ser ala fuerzi motivo de üscrirninación en la la <«eferencia al mundo» se !'uelve esencial Para vna religión que de hecho
confrontaci"ófl con las demás reügiones. Ninguna reügión particular agota quiera proferir w^pal,abru singular, ProPia e insustituible hoy día. En esta
el problema de la verdad. Por eio "in religiosis" tenemos que abandonar referencia al mundo, la tarca humanizadora, que retoma la dinámica de un
ta¡ito el absolutismo como también el relativismo»t". Dios <<interesado en nuestra humanidaó»"', se vuelve criterio decisivo para
Al contrario de la tesis exclusivista tradicional «fuera de la Iglesia no el valor positiyo de las religiones: una religrón que «ofenda y destruya al
haysalvacióD),opuntu¡lizandomeiollatesisinclusivi§tamásreciente hombre y a la dignidad humanar», se niega a sí misma y, al rebajat lo que es
,rf,irr de Crisio .rt hry salvacióo>, Schillebeeckx propone, en-este Iibro humano, efltra en sintonía con urra <«fl nera equivocada de creer en
que estamos e*aminanáo, ufia tesis todavía más radical «fueta del mundo Dios»3ne.
rro h^y salvación»t". Para este autor, «quien ofende v profana este mundo
.o-..., baio el punto de üsta teológico, un pecado golllfa el creador del
cielo y de Ia tieira, contfa Aquél a quien muchos individuos llaman -aun-
q,r..ár, nombres üstintos- Dios»"'. La salvación, según Schillebeeckx, no
poede estar vinculada exclusivamente a las religic,nes y a las iglesias, sino
q.r. ,. refiere al mundo y a la historia,- que pata él son la base de toda rea-
Ltad salvífica. Es en la iústoria «donde primordialmente se rcaliza la sal-
vación... o se rechaza, abriendo el espacio parala desventura"a. En este
sentido es verdad qüe extra mafidum na/la soius,"fwefa del mundo no hay
salvación">>'e5.