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Yulis Angelica Vega Florez

Universidad Sergio Arboleda


Maestria en Historia 2018

Introducción
De acuerdo a los actuales indicios, el ser humano surgió en África. El lugar de origen
de los primeros antepasados humanos estaba en las sabanas de África oriental.
Según las dataciones, el proceso tiene más de dos millones de años, pero no es un
proceso nacido de golpe. Su origen se remonta a un época más lejana y, siguiendo
las pistas, la evolución humana está directamente relacionada con la evolución de
muchos seres vivos. Sin embargo es una evolución “inusual”: el ser humano
requiere vestido por estar semidesnudo, presenta en general problemas de postura,
los dolores de parto obedecen al cerebro altamente desarrollado que ocupa un
espacio demasiado grande en el vientre materno y la alimentación exige
condiciones especiales que con el pasar de los milenios se aleja de una
“alimentación natural”.

Parece, con el panorama anterior, que el ser humano “desentona” en todas partes
del mundo: los humanos requieren de accesorios para sobrevivir y de trabajar la
tierra para cultivar alimentos. El humano necesita modificar la naturaleza para poder
vivir en ella. Esa diferencia es esencial respecto a los otros organismos que habitan
el planeta.

El texto que se presenta a continuación, pretende adentrarse en una de esas


“especiales” condiciones humanas: la de moverse. Si bien es corriente que muchas
especies animales migren de sus lugares de asiento durante algunas épocas del
año por razones de temperatura, reproducción o amenaza de otras especies, el ser
humano se distingue por poseer una fuerza que va más allá del simple
condicionamiento natural y que se ha mantenido a lo largo de su estancia, como
especie, sobre el planeta Tierra.

Para desarrollar este planteamiento, el presente trabajo abordará, en primer lugar,


las etapas de evolución del ser humano haciendo especial énfasis en la fuerza
irreductible de salir de su entorno natural inicial. En segundo lugar, se caracterizará
la idea de nomadismo a través del desarrollo de tres categorías que lo distinguen:
la vida en comunidad, el viaje y la condición de “habitar” el espacio. En un tercer
momento se asociará la condición nómada a fenómenos del presente que dan
cuenta de la permanencia de la misma incluso en el ser humano contemporáneo.
Finalmente, de expondrá la conclusión.

¿Por qué abandonaron los representantes del género humano dos veces su hogar
africano para dirigirse otros lugares? ¿Qué puede aportarnos el conocimiento del
pasado al manejo del presente y del futuro? Estos son las preguntas que el presente
escrito pretende responder.

1
1. Un largo camino hacia la humanidad

a. La gran bifurcación
Sin importar cual sea actualmente la filiación nacional de cualquier ser humano
sobre el planeta Tierra, todos los que se consideren pertenecientes a esa especie
son africanos. África es el espacio geográfico donde tuvo lugar la gran bifurcación
entre la línea evolutiva de los chimpancés y la línea que condujo a los humanos
modernos. El primer paso de esa evolución (la que separó una especie
definitivamente de la otra) se dio cuando algunos primates dejaron de desplazarse
de rama en rama y abandonaron la ayuda de las manos para caminar sobre los
pies.

Esta primera especie homínida1, pre-humana, nominada australopitecos, se


caracterizó por tener “(…) unos dientes más grandes, [respecto a su anterior
especie] cráneo todavía pequeño y bipedalismo opcional (aún eran braquiadores y
podían moverse en los árboles)”2 Es necesario aclarar, con el fin de evitar
imaginarios equívocos, que en aquella época, casi siete millones de años atrás,
existían numerosas especies de primates, pero estas, a diferencia del grupo
homínido, se movían esencialmente con sus brazos. La historia de quienes son hoy
humanos como especie se inició cuando aquellos primates se enderezaron y
empezaron a desplazarse a pie, en equilibrio sobre los miembros posteriores. Así,
las manos liberadas de su papel locomotor, pudieron dedicarse a otro tipo de
movimiento y a otras funciones.

Parece que liberar las manos como apoyo dio inicio a un extraordinario desarrollo
del cerebro. Esta es quizá la primera gran repercusión de la posición erecta. Hubo
así un considerable aumento de la caja craneana y, por lo tanto, del cerebro. Al
adquirir este órgano mayor tamaño, sus funciones se desarrollaban también, lo que
permitió a esto primates desarrollar facultades que solo ellos comparten con los
seres humanos: “(…) una dentadura anterior comparativamente hábil, un rostro
poco prominente y andar en posición vertical.”3

Así, el australopiteco (o simio austral por encontrarse por primera vez sus restos al
sur del contiene africano en 1924) fue transformándose en sucesivas etapas,
caracterizadas estas por cambios en el tamaño general, la dentadura, la mandíbula,
la pelvis y la piernas, entre otros. Así el amanensis, el afarensis, el bahrelghazali, el

1
“(…) homínido, vocablo que indica parentesco morfológico entre el hombre y los primates;
literalemtne , el homínido es el ser que tiene forma de hombre. Pero todavía no es hombre.” Henry
de Lumley, La gran aventura de los primero hombres europeos (Barcelona: Metatemas TusQuets
Editores, 2010), 25.
2 Víctor Fernández Martínez, Prehistoria: el largo camino de la humanidad (Madrid: Alianza

Editorial, 2007), 54.


3 André Leroi-Gourhan Los cazadores de la prehistoria (París: Ediciones Orbis S.A., 1983), 54

2
africanus, el garhi y el robustus (este último, contemporáneo de las primeras
especies humanas) se muestran como las etapas de un largo desarrollo continuo.

Pese al largo recorrido hasta aquí por esta especie “bisagra” que marco la frontera
animal-humano y que vivió, aproximadamente, durante dos millones de años, vino
la gran extinción, situación atribuida a que “(…) el clima de las regiones donde vivían
se fue desecando poco a poco. Los espacios arbolados fueron sustituidos por
espacios descubiertos de la sabana.”4

b. Formalmente humanos
Según los actuales vestigios arqueológicos, hace aproximadamente dos y medio
millones de años, al interior de los grupos australopitecos que aun sobrevivían,
apareció una nueva comunidad de homínidos. Las características que lo distinguen
son esencialmente anatómicas, aspecto que se evidencia en su cráneo (mayor
tamaño, casi 630cm³) y su reducida mandíbula, situación que hace suponer una
reducción en la función masticatoria. Los vestigios permiten calcular también una
estatura aproximada de 1.30-1.50 cms y un peso de 50 a 52 kgs. Otro de los
importantes cambios físicos esta dado en la posición del cráneo, aspecto que
desempeñará un papel crucial en la aparición del lenguaje articulado “(…) pues
permite la trasmisión del aire a las cuerdas vocales y con ello la formación de
sonidos muy diferenciados.”5 A este estadio de desarrollo de la actual condición
humana se le ha denominado homo habilis: el hombre hábil, un tipo de hombre con
“(…) mayor cerebro, cara menos prominente dientes más pequeños y un
bipedalismo perfecto.”6

Este homínido vivió una auténtica crisis climática que puede observarse en “(…) el
examen de los sedimentos y los pólenes fosilizados que muestran como el nivel de
los grandes lagos descendió escaseado así los espacios arbolados.”7 Seguramente
las praderas invadieron el paisaje aumentando la fauna que rumiaba y los
carnívoros que encontraron en esta situación presas fáciles para su alimentación.
Al abandonar estos los armazones de sus presas, los homo hábilis aprovecharon la
carne que quedaba adherida a los huesos para consumirla. Evidencia de ello es “El
desgaste de los dientes y la presencia de estrías verticales en el esmalte de los
dientes malares.”8 Así, los primeros seres humanos no cazaban, eran lo que
comúnmente se conoce como “carroñeros”.

Esa dieta de carne y raíces está asociada a hallazgos donde alrededor de


caparazones de grandes animales hay pequeñas lascas talladas en cuarzos que
seguro sirvieron para recuperar la carroña de los huesos. Se pone en evidencia un

4 De Lumley, La gran aventura, 42.


5 De Lumley, La gran aventura, 48.
6 Fernández Martínez, Prehistoria, el largo camino, 56
7 De Lumley, La gran aventura, 50.
8 De Lumley, La gran aventura, 51.

3
enorme salto cultural. Los homínidos convertidos en seres humanos ahora son
fabricantes de herramientas estableciendo una relación reciproca: “Debido a que
inventaron las herramientas manufacturadas, los hombres fueron capaces de comer
carne y, debido a que quisieron comer carne, fabricaron herramientas
manufacturadas.”9 Pude pensarse entonces que aparece aquí el “pensamiento
conceptual” y con él la dimensión cultural de la condición humana. Este cambio
fundamental se produjo “(…) a finales del Plioceno hace unos 2,6 m.a. con la
aparición de un tipo nuevo de útil: la piedra lascada con uno o varios filos
cortantes.”10

Hasta ahora, los estudios arqueológicos no han hallado campamentos base de


australopitecos, pero han encontrado varios campamentos homo habilis. Estos
asentamientos muestran una ocupación relativamente duradera del espacio,
caracterizada por ser “(…) en los bordes de grandes lagos, en las orillas de
pequeños cursos de agua o cerca de zonas pantanosas, lugares propicios para el
aprovisionamiento de agua y carroña.”11 donde seguramente los pequeños grupos
de seres humanos se encontraban para efectuar las actividades de su vida
cotidiana. Esto revela otra importante diferencia respecto a su antecesor: el alimento
“(…) se reparte, se consume en común. Es el primer paso hacia la cooperación”12

Las actuales investigaciones permiten concluir que mientras “(...) los australopitecos
permanecieron arrinconados en África [los primeros seres humanos que fabricaron
herramientas] abandonaron la cuna africana de la humanidad relativamente
pronto.”13 Es muy probable que los ahora humanos (designados así por la invención,
sofisticación y uso de herramientas), esencialmente carroñeros, como se ha venido
explicando desde arriba, se movieran de manera restringida en pequeños grupos.
A medida que esto crecía, (…) sus descendientes se establecían unos kilómetros
más lejos para explorar nuevos espacios.”14 Este fue, quizá, la manera como casi
imperceptiblemente los grupos humanos de aquel entonces salieron de África.

c. El primer viaje.
El tipo humano (si se puede nominar así a la etapa evolutiva subsecuente al habilis)
que pobló la tierra, datado entre hace 2 y 0,5-0,3 m.a. ha recibido el nombre de
homo erectus. Son pocos los datos que a la fecha se tiene sobre la transición entre
uno y otro. La dificultad radica, entre otras cosas, en el número de fósiles y de
yacimientos arqueológicos analizados y fechados.
Hay en erectus un evidente aumento del volumen cerebral “(…) de un promedio de
630cm³ a poco más de 1.000, mientras que los instrumentos son cada vez más

9 De Lumley, La gran aventura, 52.


10 Fernández Martínez, Prehistoria, el largo camino, 58
11 De Lumley, La gran aventura, 69
12 Luca y Francesco Cavalli-Sforza, ¿Quiénes somos? Historia de la diversidad humana

(Barcelona: Crítica, 2009), 72.


13 De Lumley, La gran aventura, 71.
14 De Lumley, La gran aventura, 72.

4
numerosos, especializados y precisos.”15 La característica anatómica que lo
distingue es el crecimiento en altura del cráneo, por encima de los arcos
superciliares, que de todos modos continúan siendo muy pronunciados. Se reduce
la cara (que deja de ser tan larga) pero las arcadas dentales continúan siendo
protuberantes. “La mandíbula no es tan alta, y está un poco hundida, un carácter
que desaparecerá con el hombre moderno, en el que se forma un mentón casi
puntiagudo.”16

La gran hazaña del homo erectus, a partir de hace más o menos un millón de años,
fue haberse puesto en camino y dejar el escenario africano y “(…) en los cientos de
miles de años que siguieron [extenderse] (…) por Asia y Europa, ocupando
prácticamente todo el viejo mundo.”17 Las evidencias permiten suponer que el rango
territorial abarcado por este humano fue posible gracias al desarrollo de su
capacidad de adaptación al entorno a través de técnicas de cacería más sofisticadas
y a la comprensión del funcionamiento de los ciclos animales y de clima.

Respondiendo al título de esta apartado, el primer viaje conocido hoy de este


humano se sitúa en Oriente Medio “(…) valle del Jordán, en el actual Israel. Aquí se
han encontrado restos datados en más de un millón de años, los primeros indicios
de presencia humana fuera de África.”18 Se tienen datos también de presencia
erectus en el sur-este asiático, en Java y en el este de Asia (hombre de Pekín).

Este hombre, habitante de la hoy capital China, dejo entre sus restos evidencias de
uso de fuego. Este uso es otra de las grandes conquistas humanas: “(…) con el
dominio del fuego el hombre no solo había abierto una nueva dimensión de la
alimentación, sino que por primera vez disponía de energía a la mano, una mano
que era débil y no disponía ni de garras afiladas ni de fuerza muscular
concentrada.”19La evidencia es bastante tardía, de hace unos 300.000 años. Puede
suponerse que el conocimiento sobre el uso del fuego fuera desde mucho antes y
que erectus alcanzara tanta dispersión gracias a él.

d. El segundo viaje.
Los primeros restos del conocido homo sapiens, representante propiamente de la
especie humana, de quienes son los seres humanos hoy, se remontan más o menos
a hace 500.000 y 300.000 años. Puede interpretarse de esta datación que erectus
y sapiens convivieron, aunque no haya aun evidencia directa de ello. Si se continua
con el modelo escritural manejado desde arriba, la anatomía es la primera evidencia
de la transformación. En el homo sapiens se da la última etapa en el crecimiento en
volumen del cerebro “(…) que bien pronto llega a un promedio en torno a

15 Luca y Francesco Cavalli-Sforza, ¿Quiénes somos?, 73


16 Luca y Francesco Cavalli-Sforza, ¿Quiénes somos?, 73
17 Luca y Francesco Cavalli-Sforza, ¿Quiénes somos?, 75
18 Luca y Francesco Cavalli-Sforza, ¿Quiénes somos?, 75
19 Josef Reichholf, La aparición del hombre (Barcelona: Crítica, 1996), 167

5
1.400cm³”20 En los últimos trescientos mil años es evidente que el volumen del
cráneo no ha aumentado, sin embargo, hay una diferencia entre el cráneo de
sapiens de hace 300.000-400.000 años y el de los seres humanos contemporáneos:
“(…) la arcada superciliar todavía es gruesa, la osamenta robusta, y la cara
sobresale de un modo que todavía recuerda un poco al simio.” 21Esta clara diferencia
ha facilitado la distinción técnica entre los sapiens antiguos (homo sapiens arcaicos)
y los homo sapiens contemporáneos.

Llamativamente, los fósiles y yacimientos arqueológicos con restos de homo


sapiens arcaico se extienden desde “(…) África al norte, sur y este, en toda Europa
salvo en Escandinavia, y en Asia, sobretodo en el sureste y el este, pero también
en el oeste (otras zonas han sido meso estudiadas)”22 Esta situación plantea la
posibilidad de considerar a este humano como un ser plural que seguramente
asume diferenciaciones en su modo de ser condicionadas por el tiempo y el espacio.

Uno de los fenómenos más particulares de este estadio de desarrollo humano se


ubica temporalmente hace 300.000 años. Sobre todo en Europa hay un tipo de
homo sapiens arcaico muy diferente al africano y al chino llamado la sub-especie
homo sapiens neanderthalensis. Este conocido hoy como hombre de Neandertal
“(…) se sitúa, pues, en el final de la galería de nuestros antepasados.”23

Las dataciones de restos de neandertal arrojan datos que indican la presencia de


estos hace 60.000 años fuera Europa, especialmente en el actual Medio Oriente.
Por ahora, el rastro de esta sub-especie fue perdido por los arqueólogos hace
35.000 años. Al parecer, la competencia por recursos y territorio con el ser humano
moderno (denominación asignada por los especialistas para el tipo similar al actual)
que llegó a Europa desde Oriente Medio o quizá la mezcla con este hasta diluir sus
características o quizá la evolución del uno al otro dieron como resultado su
desaparición.

Los datos que se tienen sobre ese ser humano moderno, ese humano que no se
distingue en nada del actual, como se ha descrito arriba, lo ubica conviviendo con
el neandertal en Europa desde el año 100.000 hasta el 35.000. Estos dos tipos se
distinguen solamente en su fisionomía craneal y en los instrumentos de piedra que
se encuentran en los yacimientos donde habitaron. Con el moderno se puede
pensar se introdujeron cambios como “(…) un lenguaje más avanzado y
transformaciones significativas en los instrumentos de piedra.”24

20 Luca y Francesco Cavalli-Sforza, ¿Quiénes somos?, 76


21 Luca y Francesco Cavalli-Sforza, ¿Quiénes somos?, 77
22 Luca y Francesco Cavalli-Sforza, ¿Quiénes somos?, 77
23 Luca y Francesco Cavalli-Sforza, ¿Quiénes somos?, 77
24 Luca y Francesco Cavalli-Sforza, ¿Quiénes somos?, 80

6
Este apartado, llamado “el segundo viaje” obedece a la idea de una nueva aparición
de ser humano, esta vez llamado moderno en el sur de África hace unos 100.000
años y más o menos en el mismo periodo en lo que hoy se conoce como Israel.
Sobre los 60.000-70.000 años este ser llamado llega a todos los rincones de la tierra
mostrando con ello su capacidad para adaptarse a entornos variados, adversos y
muy exigentes. Esa segunda salida de África, gradual y definitiva hasta el presente,
que duró aproximadamente 95.000 años en su expansión, dio lugar a expresiones
artísticas como pinturas y figuras esculpidas en roca, objetos de adorno personal,
instrumentos de cacería y pesca, construcciones sencillas y vestidos de piel.

El recorrido antes descrito, desde los primates que comenzaron a bajar de


los árboles para conseguir alimentos más variados y mejores de acuerdo a sus
necesidades, hasta los humanos modernos que conquistaron
territorio inimaginados por sus predecesores venciendo condiciones adversas en
climas y recursos, sobreviviendo solo las especies mejor adaptadas a
la deambulancia, da cuenta de una cualidad física y posterior cultural que le
acompañará siempre: el nomadismo.

2. Nómada Universal
El tiempo pasa: se consolidan procesos físicos, cognitivos y culturales. Se configura
el lenguaje a través de las lenguas y la cultura alcanza un importante lugar en la
vida de las comunidades a través de las mitologías, las creencias, los modos de
vida, las maneras de pensar, esperar o temer el más allá. Crecen los grupos
humanos, se arraigan a determinados sitios y prácticas, se afianzan formas de
organización y producción. Parece que el sedentarismo dejara atrás la condición de
movimiento como si se tratará de un nuevo estadio de la evolución… ¿qué pasa
entonces con esa tendencia al movimiento que parecía connatural a la condición
humana?

No se puede perder de vista que lo seres humanos se movieron desde el comienzo.


En la hazaña de dejar el lugar conocido, seguramente se mezcló la necesidad de
preservar la vida con la curiosidad por saber “que había más allá”. Como se ve, las
razones para moverse son variadas y solo queda al campo de la imaginación, la
intuición o la búsqueda en sí mismo de explicaciones para comprender la tendencia
a explorar. “El sedentarismo no es más que un breve paréntesis en la historia de la
humanidad. Durante lo esencial de su aventura, el hombre se ha ido modelando por
el nomadismo y está en proceso de convertirse de nuevo en viajero.”25

Para reforzar la idea del nomadismo como condición humana, se proponen aquí
tres requisitos para que este sea efectivo.

a. Vivir juntos

25 Jacques Attali, El hombre nómada, (Bogotá: Luna Libros, 2003), 11

7
En definitiva, el ser humano nómada solo puede sobrevivir si pertenece, si está
integrado a un grupo. Formar parte de una comunidad exige, entre otras cosas,
organización, “división del trabajo”, no en el sentido marxista necesariamente, pero
si como condición para sobrevivir, además de la transmisión de experiencias. Hay
que integrar a los miembros jóvenes y enseñarles a que sobrevivan.

Los australopitecos se agrupan alrededor de un macho dominante, los erectus


parecen formar pequeñas familias y asentarse cerca de las fuentes que faciliten la
consecución de materiales para sus herramientas. Esta práctica se extenderá
incluso hasta el presente en los grupos que conservan esta manera itinerante de
ser. Con los siglos, se agregara a la búsqueda de lugares idóneos los animales para
la caza y las condiciones para el refugio.

“En principio limitados a un numero moderado de individuos –porque la


dificultad logística prohíbe la organización de movimientos colectivos
demasiado amplios-, estos grupos se consolidan con el tiempo y dividen el
trabajo entre sus miembros cada vez más numerosos: cazadores,
recolectores, pastores artesanos y luego –nuevas categorías- guerreros y
chamanes.”26

De acuerdo a los vastos hallazgos arqueológicos, puede concluirse que al interior


de las comunidades hay especialistas en la fabricación de herramientas y armas,
otros se dedican a la cacería o a la búsqueda de comida para el grupo. Incluso, hay
especialistas que se aventuran a concluir que existen especialistas en el cuidado y
protección de “(…) las mujeres y niños, edificantes de campamentos de base o de
paso (…)”27 Aquellos que mejor consiguen distribuirse las funciones y sobrevivir son
los que disponen de sofisticados lenguajes de comunicación y jerarquía.

Grupo, comunidad, exige comunicación efectiva. “(…) las cuatrocientas lenguas


bantúes habladas hoy (…) derivan todas de otra, hablada por nómadas hace siente
mil años en Nigeria, punto de partida del viaje hacia el sur de los hombres
procedentes de África oriental.”28 Este fenómeno favoreció la posibilidad de cazar
efectivamente y de defenderse de los peligros que les asechaban en el camino.
b. Viajar
Los primeros desplazamientos pueden imaginarse al azar. Fueron quizá
simplemente orientados por la búsqueda de fuentes alimenticias o la defensa de la
vida del grupo. Es también con erectus que puede intuirse un más allá de la
necesidad: es el momento en el que apareció la curiosidad.

Esa forma de vivir en grupo a la que se ha hecho referencia arriba, se confirma tras
la idea de que “El nómada nunca viaja solo –moriría rápido, como el desterrado-

26 Jacques Attali, El hombre nómada, (Bogotá: Luna Libros, 2003), 63


27 Jacques Attali, El hombre nómada, (Bogotá: Luna Libros, 2003), 62
28
Jacques Attali, El hombre nómada, (Bogotá: Luna Libros, 2003), 62

8
(…)”29 Tras lo cual también se sabe que logísticamente no conviene un grupo
demasiado grande.

Viajar es un requisito innegociable de la condición nómada. Y si bien arriba se ha


planteado que al inicio pudo ser con rumbo azaroso, no lo fue así siempre. El ser
humano que empieza a explorar el medio, lo conoce y se apropia de él, que
encuentra en el viaje un medio para sobrevivir, puede llegar a hacerlo de manera
cíclica “(…) dejando el tiempo suficiente a los animales de caza y a la flora para
reconstruirse (…)”30 transforma sus largas jornadas en experiencias cíclicas que
responden al ritmo de las estaciones, de los tiempo que empieza a configurar como
una manera de organizar la vida (propia y del grupo).

Los nómadas miden el espacio en jornadas de marcha. Para ellos, distancia es


tiempo.

c. Habitar
Habitar y espacio son palabras que se complementan, de ahí que el término nomine
una acción que va más allá de ocupar un espacio. Es usarlo y poder estar en él, es
dejar huella y construir, es conocer los elementos que componen el lugar y
apropiarse de ellos.

Proponer el habitar como una de las condiciones del nomadismo puede parecer
contradictorio, sin embargo hacerlo hace parte de la sobrevivencia. Así como
marchar tiene técnicas que fueron perfeccionándose a lo largo de los milenios, “(…)
los hábitats de los nómadas demuestran un notorio ingenio, desde refugios en las
grutas y cabañas de follaje, hasta tiendas de piel y casas móviles.”31

Habitar, comprendido como la construcción de una relación comprometida,


consiente y activa con el medio físico marca una pauta de comprensión del
nomadismo como fenómeno humano que viaja en el tiempo.

29 Jacques Attali, El hombre nómada, (Bogotá: Luna Libros, 2003), 65


30 Jacques Attali, El hombre nómada, (Bogotá: Luna Libros, 2003), 65
31 Jacques Attali, El hombre nómada, (Bogotá: Luna Libros, 2003), 66

9
Estas últimas palabras toman especial sentido llegados a este punto del texto. Si el
ser humano se comprende como parte de ese largo camino recorrido descrito desde
el inicio del texto y si además se pone especial atención en los requisitos del
nómada, se puede concluir que la condición humana siempre ha sido nómada o al
menos siempre ha formado parte de sus inclinaciones.

Desde diferentes puntos de vista, este es un problema vigente que remite a


discusiones sobre aspectos culturales, geopolíticos o socio-económicos, entre
otros. En el apartado que viene se abordarán algunos de esos problemas
sumándole algunos aportes a las connotaciones atribuidas en la actualidad al
término.

3. Nomadismos contemporáneos
De los casi seis mil millones de habitantes que tiene actualmente el planeta Tierra,
“(…) cerca de trescientos millones pertenecen todavía a pueblos primitivos. Algunas
decenas de millones aun son nómadas, es decir unos cuantos por cada mil. (…) en
América del Norte y en Europa, algunos disfrutan de una aparente libertad (…)”32
Esta idea de nomadismo corresponde a una primera acepción del término según el
cual, las comunidades que se trasladan de un lugar a otro, en vez de establecerse
permanentemente en un solo lugar son nómadas. Los grupos humanos que han
sostenido estas prácticas, estas formas de vida hasta el presente suelen ser objeto
de estudio de disciplinas adscritas a las Ciencias Sociales como paradigmas de
conocimiento e interpretación de las del pasado.

Un ejemplo de lo anterior son los pueblos Ladulia lohar “ (…) nombre que deriva de
los vocablos hindi gaadi y lohar, que significan “carreta” y “herrero”33 que dieron
forma a las armas de los dirigentes hindúes del pasado y hoy se mantienen como
herreros que acampan en la vecindad de aldeas indias y utilizan chatarra para
producir artículos sencillos. Este pueblo ha recorrido el subcontinente desde hace
cientos o quizá miles de años. Los gadulia lohar son tal vez los mejor conocidos.
Sin embargo hay otros grupos dedicados al pastoreo, como los rabari, que han
adquirido notoriedad en todo el occidente indio debido a sus abultados turbantes y
su familiaridad con todo lo relacionado con los camellos. Algunos clanes son
cazadores y recolectores de plantas; otros proporcionan servicios (comercian con
sal, predicen la suerte, lanzan conjuros o practican sanaciones ayurvédicas); otros
son malabaristas, acróbatas, picapedreros, cuentistas, encantadores de serpientes,
curanderos de animales, tatuadores o cesteros. “Los antropólogos han identificado
casi 500 grupos nómadas en India.”34

32 Attali. Jacques. El hombre nómada, 23.


33 Steve McCurry, «Gadulia lohar: Los últimos nómadas de la India.
https://www.nationalgeographic.com.es/mundo-ng/grandes-reportajes/gadulia-lohar-ultimos-
nomadas-india_1905/16 (consultado el 2 de octubre de 2018).
34 Steve McCurry, «Gadulia lohar”… (consultado el 2 de octubre de 2018)

10
A diferencia de los anteriores, existen pueblos que habitan en cuevas. Los nómadas
de Papúa, en Nueva Guinea son un grupo humano, oriundo de África, que vive en
espacios cerrados dentro de las montañas y han crecido en medio de una gran
diversidad biológica, factor que seguramente ha facilitado el desarrollo de su cultura.
También están los Meakambut, un pueblo desconocido hasta 1960 cuando fueron
topados por patrullas australianas que exploraban zonas topográficamente
accidentada del país. “En 1991 el antropólogo esloveno Borut Telban pasó una
semana en la región y solo encontró a 11 meakambut, que vivían refugiados
cuevas.”35 Telba refirió como los hombres llevaban collares de conchas de kina y
taparrabos de hojas, y las mujeres, faldas de paja. Cuando regresó en 2001, no
pudo localizarlos. Pero el pueblo awim, emparentado con ellos, sabía que todavía
estaban por algún sitio.

Con la esperanza de observar esos últimos bastiones de vida seminómada, la


antropóloga Nancy Sullivan envió en 2008 una expedición en busca de los
meakambut y para hacer un in--ventario de sus cuevas. Sullivan, que dirige una
consultoría en Papúa y Nueva Guinea especializada en estudios del impacto social
de los proyectos de desarrollo, está estudiando las pinturas rupestres de la región:
representaciones de manos hu--manas en negativo sobre las paredes de las cuevas
que constituyen un registro de generaciones de habitantes.

Pese a lo importante que es hablar de los pueblos nómadas del presente desde la
primera acepción, vale la pena tocar también el empleo del concepto en otros
campos contemporáneos que de manera coloquial y muchas veces académica, se
valen de él como adjetivo para referirse peyorativamente a determinada situación o
como sustantivo para hacer referencia a fenómenos sociales que no se comprenden
del todo.

Pensar otros tipos de nomadismos del presente es particularmente importante


ahora que se considera la globalización como un fenómeno vigente y ya realizado
y que anuncia la inestabilidad del sedentarismo. Existe actualmente la sensación de
que los procesos culturales están migrando a una especie de “civilización de la
movilidad” siguiendo la idea de las “ciudades en marcha” del historiador británico
Arnold Toynbee, Según este autor, la experiencia de ir todos los días del trabajo a
la casa, de emplear tiempo de desplazamiento por una labor que proporciona en
muchos casos un sueldo que no alcanza, recuerda la vida del pastor o del ganadero
nómada. “En consecuencia, la ciudad-mundo, la Cosmopólis no trae consigo el
advenimiento de una civilización sedentaria, sino al contrario la multiplicación de las
formas nómadas.”36

35 Amy Toensing, « Los últimos habitantes de las cuevas: nómadas de Papúa Nueva Guinea.
https://www.nationalgeographic.com.es/mundo-ng/grandes-reportajes/nomadas-de-nueva-
guinea_5502/14 (consultado el 2 de octubre de 2018).
36
Antonio Fernández Vicente, Nomadismo contemporáneos. Formas tecnoculturles de la globalización.
(Murcia: Universidad de Murcia, 2010), 10

11
4. Conclusión
Definitivamente, el ser humano es esencialmente nómada. Después de lo
presentado por el profesor Toynbee, nómadas son incluso quienes no han salido de
su pueblo, ya sea por desinterés, por falta de recursos financieros o simplemente
porque no tienen voluntad para ello. Hoy, todos los seres humanos o por lo menos
una inmensa mayoría, son nómadas del televisor, lectores o navegantes de internet.
Sin embargo y además de a lo anterior, en esencia, a los seres humanos, les
caracteriza el desplazamiento, el viaje y los cambios de escenario.

Al parecer, la condición presentada en el anterior párrafo se confirma cuando se


piensa la historia humana desde el comienzo. Los antepasados humanos
descendieron de los árboles y empezaron a caminar por las llanuras. Moverse es
entonces una respuesta a la necesidad de supervivencia.

Las razones de ese movimiento a lo largo y ancho del planeta son variadas. Sin
embargo, queda claro que hay una relación directa entre movilidad y desarrollo del
cerebro y con él su extensión: la cultural. Sin la energía de la curiosidad de los seres
humanos del pasado y el presente, sin la chispa que ha movido a tantos a querer
saber, explorar y escudriñar la naturaleza, no se tendría el conocimiento global que
es una condición imprescindible para comprender y aceptar las llamada
postmodernidad.

Pensar las últimas olas migratorias como respuesta a la condición nómada no es


descabellada y menos después de la larga reflexión expuesta aquí. Hoy se padece
una nueva crisis: inventada, incluso programada, esta impacta el medio en el que
viven cientos y cientos de comunidades como respuesta a las ambiciones
económicas de unos pocos. Esto está obligando a los grupos humanos que las
habitan a dejar aquello que fue su territorio.

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5. BIBLIOGRAFÍA
• Amy Toensing, « Los últimos habitantes de las cuevas: nómadas de
Papúa Nueva Guinea. https://www.nationalgeographic.com.es/mundo-
ng/grandes-reportajes/nomadas-de-nueva-guinea_5502/14 (consultado el 2
de octubre de 2018).
• Attali. Jacques. El hombre nómada. Bogotá: Luna Libros, 2003.
• Cavalli-Sforza, Luca y Francesco ¿Quiénes somos? Historia de la diversidad
humana, Barcelona: Crítica, 2009
• De Lumley, Henry. La gran aventura de los primero hombres europeos.
Barcelona: Metatemas TusQuets Editores, 2010
• Fernandez Martínez, Victor. Prehistoria: el largo camino de la humanidad.
Madrid: Alianza Editorial, 2007
• Fernández Vicente, Antonio Nomadismos contemporáneos. Formas
tecnoculturles de la globalización. Murcia: Universidad de Murcia, 2010
• Leroi-Gourhan. Cazadores de la prehistoria. París: Ediciones Orbis S.A.,
1983
• Reichholf, Josef,La aparición del hombre Barcelona: Crítica, 1996
• Steve McCurry, «Gadulia lohar: Los últimos nómadas de la India.
https://www.nationalgeographic.com.es/mundo-ng/grandes-
reportajes/gadulia-lohar-ultimos-nomadas-india_1905/16 (consultado el 2 de
octubre de 2018).

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