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La democracia
Democracia representativa y democracia directa
La exigencia de una mayor participación en las decisiones políticas parece un componente cons-
tante de nuestras democracias contemporáneas. Grupos más o menos numerosos de ciudadanos
reclaman una democracia más desarrollada. Este reclamo, sin embargo, puede tener distintas
orientaciones.
Hace algunas décadas, por ejemplo, el reclamo se presentaba como la exigencia de extender el
número de ciudadanos con derecho a votar representantes. Hoy en día, el sufragio es universal,
porque todos los ciudadanos mayores de edad tienen derecho a determinar, mediante el voto, que
personas tomarán las decisiones políticas que los afecten. Por eso, en la Argentina, ha llegado a su
fin el proceso histórico que extendió el derecho al sufragio a todos los ciudadanos. La democracia
ya no puede ampliar este derecho a una mayor cantidad de ciudadanos, porque todos los ciudada-
nos tienen ya derecho a votar, dado que el sufragio universal garantiza que todos los ciudadanos
participen en el sistema democrático.
Sin embargo, puede reconocerse otra dirección de desarrollo de Ia democracia si se atiende no
al número de ciudadanos con derecho a participar, sino al modo en que lo hagan. Por ejemplo, hay
quienes sostienen que las elecciones son una manera insuficiente de participación de los ciuda-
danos, que debería ser ampliada mediante otras formas. Uno de los modos corrientes de expresar
este reclamo es exigir que la democracia representativa sea acompañada o sustituida por la demo-
cracia directa.
En la democracia representativa, las decisiones políticas son el resultado de deIiberaciones
llevadas a cabo por personas elegidas por los ciudadanos. Estas personas elegidas toman parte en
las discusiones sobre la conveniencia de que el Estado adopte un determinado curso de acción. Eso
significa que, en la democracia representativa, los ciudadanos no participan directamente en las
deliberaciones y en las decisiones políticas.
La idea de representación política implica que los ciudadanos se limitan a elegir a las personas
que participaran en las deliberaciones y tomarán decisiones. Estas personas son representantes
que intervienen directamente en el organismo deliberativo; por ejemplo, en una asamblea legis-
lativa, en lugar de los ciudadanos que los eligieron. Cuando los ciudadanos no se sienten bien
representados, la exigencia de una mayor participación se orienta, muchas veces, hacia el estable-
cimiento de instituciones propias de la democracia directa. En ella, los ciudadanos no son repre-
sentados por intermediarios que participan en la deliberación política, sino que los mismos ciuda-
danos intervienen directamente en las discusiones y en las decisiones políticas. El ejemplo clásico
de la democracia directa es el régimen político ateniense del siglo V a. C.
1
La democracia directa puede ser considerada una forma de democracia más desarrollada,
porque en ella los mismos ciudadanos intervienen en las discusiones sobre las decisiones políticas
que afectarán sus propias vidas no delegan esta tarea en ningún representante. Sin embargo, la
instauración de una democracia directa requiere varias condiciones que muy raramente se dan
de manera conjunta.
2. Lean la cita de Rousseau y expliquen por qué el lujo puede tener cada uno de los efectos perni-
ciosos que él le atribuye. Den algunos ejemplos.
En algún sentido, las condiciones mencionadas por Rousseau en este pasaje tuvieron Iugar
entre los ciudadanos de Atenas durante los siglos V y IV a. C., que es el modelo clásico de la
democracia directa. Por aquel entonces, Atenas era una pequeña ciudad Estado de la que sólo eran
ciudadanos los varones mayores de edad cuyos padres eran ciudadanos atenienses. Esta pequeña
cantidad de ciudadanos podía reunirse en una asamblea legislativa. Actualmente, en cambio, las
ciudades son mucho más populosas que las ciudades Estado de la Antigüedad. Los ciudadanos son
tantos que no pueden reunirse todos a deliberar en un lugar y tampoco pueden conocerse todos
personalmente entre sí. Por otra parte, los ciudadanos de los Estados democráticos actuales
valoran especialmente la autonomía de su vida privada, cosa prácticamente desconocida por los
griegos del periodo clásico. Estas condiciones de los Estados actuales parecen volver imposible el
establecimiento de una democracia directa pura.
Aunque la democracia directa puede considerarse un modelo ideal insuperable de participación
de la mayoría, las condiciones imperantes en las sociedades actuales parecen, por lo tanto, impedir
la instauración de una democracia directa. El reconocimiento de esta imposibilidad, sin embargo
no debe conducir a suponer que el reclamo de una mayor participación de los ciudadanos en las
2
"
20 TESIS DE POLITlCA
por
ENRIQUE DUSSEL
L ))((I
siglo
veintiuno
editores
Tesis 1
LA CORRUPCION DE LO POLITICO. EL "CAMPO
POLITICO". LO PUBLICO Y LO PRIVADO
asunto.
[13]
14 INTRODUCCION
[62]
U,S INSTITUCIONES DE LAS ESFERAS DE LA LEGITIMlDAD DEMOCR..\ TICA ... 63
ESQUEMA 8.1
ALGUNOSPECTD~IR
LA ESFERA }:'ORMAL
pOder~cutivo ~
~ Poder ciudadano
Poder electoral /
t
/
lumenes, indico esta temitica con mayor detalle, a editarse la parte historica en la
Editorial Trotta, Madrid, proximamente.
66 EL ORDEN POLITICO VlGENU
Samir Amin indica que en Egipto el Estado existe desde hace al men(
cinco mil anos, desde las primeras dinastias faraonicas, can sus c1ases dominal
[es, sistema de [ributos, escritura que permitia guardar memoria de los aco:
tecimientos, de codigos legales, etc. Enrique Florescano muestra igualmen
la antiguedad del Estado en eI mundo maya, pOT ejemplo, en [orno a la figw
teogonica de los reyes.
LAS INSTITUCIONES DE LAS ESFElL>\S DE LA LEGITIMIDAD DEMOCRATICA... 67
[8.35] Toda esa estructura del sistema politico torna la vida po-
lftica dentro del campo politico gobernable. La gobernabilidad es una
virtud de un sistema, que en principio es ambigua. Sin goberna-
bilidad no hay vida polftica; con una gobernabilidad fetichizada
[-+5] tampoco hay vida poIitica estable en ellargo plazo. La ex-
presion "gobernabilidad de la democracia" puede ser entendida
como una expresion cfnica;5 en el sentido de que la legitimidad
democratica no es la ultima instancia deljuicio, sino que existiria
una valoracion superior, que no es ya la de la comunidad polftica
misma, sino la de un poder extranjero, metropolitano, imperial,
militarmente poderoso.
[8.36] En esta esfera se situa el postulado burgues de la libertad
(el "primer principio" de J. Rawls). Esta facultad (y derecho) per-
mite al ciudadano obrar con autonomia y sin ataduras, eligiendo
10 mejor. Sin embargo, y nuevamente, la pobreza, por ejemplo,
impide a los ciudadanos necesitados ("el problema social") obrar
libremente, porque no tienen posibilidad objetiva de intervenir
en la vida pt"iblica, acosados por la vulnerabilidad cotidiana.
[8.37] En las esferasde la legitimidad democratica y la facti-
bilidad, la "opinion publica" juega una funcion insustituible. La
"opinion publica" penetra la totalidad del cuerpo politico, siendo
el momenta "hermeneutico" (interpretativo) de todos los otros
aspectos de la vida del campo polftico; de alli su centralidad onto-
logica: es como una precomprension antediscursiva de 10 polftic06
(que no puede de;jarse sin reglamentar jurfdicamente en manos
de las transnacionales privadas del "negocio" de la'l noticias y la
"diversion"). La polftica como "espectaculo", y no como "partici-
pacion" y como "cultura" en la que hay que educar al pueblo, es la
NiveiB.
Sistema politico historico concreto -Se confi)fman instituciones segun
los principios, postulados, proyec-
tos, etcetera.
Eneontrar una jorma de asociacion que defienda y proteja con toda la fuer-
za eomlm la persona y los bienes de eada asociado, y por la eual eada uno
se une a todos no obedeciendose sino a sf mismo, y quedando tan libre
como antes. i
ESQUEMA 10.2
TRES TIPOS DE "POSIBLES" POLITICOS
1. 2. 3.
EI posible del conserva- El posihle del edrieo EI posible del anarquista
dor (Superado por el (Imposible para el con- (Imposible para eI crftico
CI"ftico) servador. Superado y el conservador)
eI
Como se ha señalado, el gobierno constituye las posiciones en la cúpula del estado que
se encuentran abocadas a la toma de decisiones. Es posible diferenciar a los gobiernos en
función del grado en que el poder de decisión se concentra en un solo depositario del
poder, lo cual sería el máximo nivel de concentración, o bien se distribuye entre distintas
instituciones. Existen dos dimensiones principales de concentración-descentralización del
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IV.1.1 Parlamentarismo
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IV. EL RÉGIMEN POLÍTICO DEMOCRÁTICO
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IV. EL RÉGIMEN POLÍTICO DEMOCRÁTICO
El modelo Westminster
El modelo Westminster es el modelo inglés, que recibe ese nombre porque en
Gran Bretaña el parlamento se encuentra en el palacio de Westminster. La nota predo-
minante de las instituciones parlamentarias y gubernamentales británicas es el domi-
nio de la mayoría. De manera más rigurosa, este sistema se caracteriza, siguiendo a
Lijphart (1991), por los siguientes rasgos centrales.
El primero es la alta concentración de poder en el ejecutivo, debido a que el gabi-
nete normalmente está compuesto solamente por miembros del partido que tiene la
mayoría de bancas en la Cámara de los Comunes, excluyendo de las decisiones ejecu-
tivas a una importante minoría.
Segundo, existe en este sistema cierta fusión entre los poderes ejecutivo y legisla-
tivo, con preeminencia del gabinete sobre el Parlamento, ya que los miembros del
gabinete, además de tener su origen en el Parlamento, son líderes partidarios, por lo
que conducen el comportamiento del bloque político en el poder legislativo –que ya
de por sí es mayoritario.
El tercer elemento es el bicameralismo asimétrico, donde la asimetría está asociada
con el poder de decisión que tiene cada una de las dos cámaras. En Inglaterra la Cáma-
ra de los Comunes posee mayor poder de decisión, ya que sus miembros representan
a los ciudadanos, en oposición a la Cámara de los Lores, cuyos miembros acceden a
su cargo por herencia, que sólo cumple funciones de acompañamiento.
La cuarta característica es el bipartidismo, lo que implica que se observan dos
partidos con caudal electoral bastante parecido. Esto no significa que no haya más
partidos, sino que hay dos que, históricamente, tienen más peso que los otros y que se
“alternan” en el poder.
Además, el sistema británico presenta partidos unidimensionales, porque tienen como
principal punto de discrepancia una única dimensión: los asuntos socio-económicos.
En quinto lugar, el sistema electoral es de mayoría relativa. En este modelo los
distritos están representados en forma uninominal: quien obtiene la mayoría de los
votos en un distrito se lleva el total de la representación del distrito. Esto es diferente a
los sistemas de representación proporcional, los cuales le dan la posibilidad a la mino-
ría de acceder a una posición minoritaria dentro del parlamento.
En sexto lugar, el sistema de gobierno británico es unitario y centralizado. Las
distintas regiones tienen gobiernos que tienden a tener poca autonomía, es decir un
bajo nivel de decisión con respecto a su forma de obtener recursos y de utilizarlos.
6. Incluso en Gran Bretaña, donde este modelo estuvo vigente más tiempo, el ingreso a la Unión Europea
supuso el fin de la supremacía parlamentaria ilimitada en dicho país, dada la existencia de normas europeas
superiores a las sancionadas por el Parlamento Británico.
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El modelo Alemán
El modelo del parlamentarismo británico es el más conocido y el que ha inspirado
a otros parlamentarismos. En palabras de Loewenstein (1976), el modelo británico es
el parlamentarismo clásico. No obstante, es posible encontrar otros regímenes parla-
mentarios que se distinguen del modelo clásico por la introducción de cambios
institucionales importantes. Este es el caso de Alemania, a partir de la Ley Fundamen-
tal de Bonn de 1949 (con enmiendas), que pertenece a lo que el mencionado autor
define como parlamentarismo controlado.
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IV. EL RÉGIMEN POLÍTICO DEMOCRÁTICO
El modelo de Asamblea
Finalmente, Sartori (1994) refiere a un tipo de parlamentarismo que considera par-
ticularmente disfuncional, al que denomina “de Asamblea”. En estos casos (que inclu-
yen a la III y IV Repúblicas Francesas y a la I República Italiana, principalmente), el
sistema de partidos está fragmentado y el ejecutivo está formado por una amplia coa-
lición de gobierno. Por lo tanto, el gobierno no prima sobre el Parlamento, sino que
cada uno de los partidos que integran la coalición posee el poder para derribarlo,
retirando su apoyo legislativo. Aquí, el retiro de un partido de la coalición (expresado,
por ejemplo, en la renuncia de un ministro) alcanza para disolver a un gobierno. Este
modelo, que es el de un parlamentarismo más puro (aquel donde el parlamento es
auténticamente soberano) conduce a recurrentes crisis y caídas de los gobiernos, que
no cuentan con mayorías estables y disciplinadas en el legislativo. Según Sartori, los
países latinoamericanos (que no cuentan con partidos políticos fuertes y disciplinados,
en la mayoría de los casos) se convertirían en parlamentarismos de asamblea, si opta-
ran por este sistema de gobierno.
IV.1.2. Presidencialismo
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decisión deliberada. En este sentido, cuando los estados europeos comenzaron a adoptar
gobiernos constitucionales eran monarquías, por lo que ya contaban con un jefe de
estado hereditario. Por el contrario, en el continente americano, cuando los nuevos
países conquistaron su independencia principalmente como repúblicas, debieron ele-
gir a sus jefes de estado, es decir a sus presidentes.
El caso de los Estados Unidos es paradigmático por ser el primer régimen presi-
dencial. En el marco de las discusiones que tuvieron lugar de cara a la formulación de
la constitución estadounidense en 1787 existían dos preocupaciones centrales para los
intelectuales de la época. La primera tenía que ver con cuáles iban a ser los poderes
que se le otorgarían a la figura del presidente. El principal temor residía en que este
tipo de régimen estuviera cambiando un tirano por otro. En este sentido, los fundado-
res de la constitución norteamericana se preocuparon por diferenciar claramente al
presidente del rey británico: el presidente tendría origen en el consentimiento del pue-
blo, un mandato de cuatro años y una vez concluido el mismo volvería a someterse a
la voluntad popular. Además, mientras el poder de veto del rey era absoluto, el del
presidente sería limitado debido a la capacidad de insistencia del legislativo que se
proponía. Asimismo, el presidente, a diferencia del rey, podría ser acusado y removido
constitucionalmente, no podría declarar la guerra ni reclutar ejércitos unilateralmente
y necesitaría la aprobación del senado para la celebración de tratados internacionales
(Etchemendy, 1995: 5).
En segundo lugar, les preocupaba el riesgo de que la república representativa se
convirtiera en un despotismo del poder legislativo. Así pues, consideraron que el me-
jor antídoto frente a este peligro era fortalecer la figura presidencial. Con este objetivo
propusieron la condición unipersonal del cargo, su elección indirecta7 y su facultad de
oponerse al congreso a través del veto en el trámite legislativo (Etchemendy, 1995: 5).
De esta forma quedó definido un sistema con tres poderes independientes –los pode-
res ejecutivo, legislativo y judicial–, que atienden áreas específicas, que interactúan en
diferentes ámbitos, con capacidad para ejercer controles mutuos, en algunos casos
logrando así un equilibrio de poder.
7. En Estados Unidos los votantes emiten su sufragio y votan por los que serán los miembros de los Colegios
Electorales que finalmente definen al ganador presidencial.
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IV. EL RÉGIMEN POLÍTICO DEMOCRÁTICO
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IV. EL RÉGIMEN POLÍTICO DEMOCRÁTICO
IV.1.3. Semipresidencialismo
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La distribución del poder entre los diferentes niveles de gobierno y autoridad (el
gobierno central o nacional y los gobiernos regionales o subnacionales) se organiza de
diversas maneras. Una modalidad es cuando el poder local o regional está directamente
controlado y ejercido por el poder central, que caracteriza a los gobiernos unitarios. Una
segunda modalidad es la delegación de facultades realizada por el gobierno central ha-
cia los gobiernos locales o regionales, que caracteriza a los gobiernos federales.
[El federalismo es] “una organización política en la que las actividades del Estado han
sido divididas entre gobiernos regionales y un gobierno central, de tal manera que cada
tipo de gobierno tiene ciertas actividades sobre las que toma las decisiones finales” (Riker,
1975: 101 [traducción propia]).
Los gobiernos unitarios generan una fusión del poder, unificando todas las instan-
cias de decisión de manera vertical. Esta forma de gobierno limita la capacidad de
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