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Walter Benjamin Baader FOOO4 Wnshtuto Ae Huwnawnidacig metolo El Narrador Intraduccién, traduccién, notas e indices de Pablo Oyarzun R. diciones/metales pesados ISBN: 978-956-8415-20-4 Re de Prop, Int. N°172.339 Disttoy diagramacisn: Paloma Castillo © ediciones! meres pesados mpeadox@menlespeaderc werrrmeralepestdos.t Jord Miguel dels Barra 460 ‘Telefon (56-2) 638 75 97 unpre por Salesianos lmpresores SA. Sandago de Chile, agosto 2008 Este libro es resultado del proyecto FONDECYT 1070990 “Tadage- «clones sbreieratury escepicsme, Acerca dels relaciones de expe iene, yo ydiseusc™ - fuerea —que es aquella y s6lo aquella requerida por la justi- cia es, acaso, la que trama ala ver la narraci6n del narrador y el texto de Benjamin. Es como si en la contextura general del ‘ensayo, en sus vectores argumentales, en su repervorio de imge- nesy ejemplos y giros, en suma, en su estilo, se escuviese dando cuenta de o que el misimo ensayo atribuye ala narracin, Noticia sobre la edicién, el texto, la traduccién y las notas Lapresente edici6n del El narrador Fue preparada sobre labase del texto del ensayo Der Eraithler. Berachtwngenitber das Werk Nikolai Leskovs, contenido en el volumen TI-2 de Jas obras completas de Walter Benjamin: Geranamelte Schrif- sen, Herausgegeben von Rolf Tiedemann und Hermann ‘Schweppenhiuser. Frankfurcam Main: Subrkamp, 1991 (pp. 438-465). En el volumen II-3, en que constan las notas de los editores, éstos aportan mil toy su cizcunstancia, junto a diversos materiales que son de les precisiones sobre el tex- relevancia paral historia de su consticuci6n. He aprovecha- do aqui esa rica informacién. Benjamin mismo tradujo al francés su ensayo y aparen- temente lo sometié ala revisién de una persona cuya identi- dad no ha podido ser establecida, La publicacién euvo lugar en definitiva de manera péstuma culo Le Nernateur Réflenions& propos de Voewore de Nicolas Leskov en el Mercure de France (1067:458-485) el 1 de julio de 1952, basadaen tun manuscrizo con el mismo titulo, salvo pore! nombre del autor estudiado, que ali figura en la transliteracién alemana (Nikolai Lesskow). En las notas que acompafian ala taduc- 8 cidm he dejado registro de las variantes que tiene el texto francés respecto del original alemén. Ladlaboracin del ensayo recoge sus motivos de un con- junto de anotacjones que Benjamin registré entre 1928 y 1935, vinculadas al tema de la nar ‘mera noticia direcrasobreel ensayo aparece en una carta di sida a Gershom Scholem, a fines de marzo de 1936, en la que expresasuintencién de escribir “un breve estudio sobre Nikolai Lesko, rmediados de julio de ese aio, otracarts, ditigida a Kar! Thie~ me, da cuenta dela finalizacibn del trabajo. He incluido, ala manera de un apéndice, dichas anota- ciones, conservadas en el egado de Benjamin y que tienen directa relcién con el ensayo. Han sido extrafdas de la mis- rmaedicin delos exritos que prepararon Tiedemann y Schwe- ppenhitusr. Se las encuentra en el volumen 11-3 (pp. 1281- 1288), He respetado las peculiaridades ortogrficas del o nal donde quiera que Las reglas del castellano lo permitiesen. Reproduje, con una pequefia modificacién, los tipos de ylanovela. La pri- ‘uno delos més grandes narradores”. A. paréntesis empleados por los editores paraindicar las tacha~ dduras de Benjamin y sus propias intervenciones en los frag- mento; clic tambien paréntesis en el texto de ELNairador y en lo fragmencos para ls mis Clave de signos en El Narrador Paréntessredondos: 0 Corcheres: ia} Clave de signos en Fragmentos sobre novela y narracién: Puréotessredondos: (0) Parénesis del aucor Parénesisde lave: 4} Textostachados porel autor Corcheres: ()Parénesis del tatuccor Pargncessariguazes: <> Pardatesisdelos ediores Avobjeco de no ensoxpecer la lectura de EI Narradorhe situado las notas correspondientes en un cuerpo aparte, acon- tinuacién del ensayo. Las de los feagmentos figuran a pie de pégina. En algunas deellas, como sefilé antes, hice uso delas precisiones que estén contenidas en el reporte de los edicore. De las notas, unas atafien a opciones de traduccién, owas a cconceptos (que también son considerados en la introduccién), otras refieren a textos de Benjamin que tienen relacién conel, ensayo, y otras, en fin, entregan antecedentes sobre autores y obras considerados 0 mencionados en el texto. En cuanto ala traduccién, no es mucho, creo, lo que tengo que decir, Existia, hasta donde sé, una versi6n prepara- dapor Roberto Blatey publicada por la Editorial Taurus, de “Madrid, en 1991. Como he acostumbrado decir en otras traducciones que he perpetrado, siento que las comparacio- nes son de mal gusto, sobre todo cuando se llama la atencién sobre los yerros yfalencias de las tentativas anteriores. Baste 55 decir quela versién de Blatt, que considero en general acertax da, contiene cieros errores que, confio, han sido subsanados cen sta, Agrandes rasgos, se puede decie que el presente texto de Benjamin no oftece las dificultades que en otros casos traductor hasta la congoja, pero la peculiaridad la complejidad de sus formulaciones y, desde luego, el rigor con que estén acuiados sus conceptos obligan en todo momento a adoptar decisiones en las cuales la som- brade la duda permanece, hasta cierto punto, indeleble. ‘Walter Benjamin El Narrador Consideraciones sobre la obra de Nikolai Leskov' El narrador? —por familiar que nos suene el nombre— no est de ningtin modo presente para nosotros en su vivida cficacia. Nos resulta algo alejado ya y que sigue alejindose. Presentar a un Leskov* como narrador no quiere decir aproxi- mémnoslo, sino mds bien aumentar la distancia que de él nos, separa, Considerado desde una determinada lejanta, los gran- des y simples rasgos que constituyen al narrador se imponen ‘endl, Mejor dicho, aparecen en élcomo pueden aparecer una cabeza humana o un cuerpo animal sobre una roca para el observador que esta la correcta distancia y en el Angulo co- recto de vision. Esta distancia y este Angulo nos los prescribe tuna experiencia que tenemos ocasién de hacer casi cotidiana- cn nuove omer dea Edtoal CH. Bese mente. Nos dice ella que el are de natrar llega a sufin. Cada vez més raro es encontrarse con gente que pueda narrar algo honestamente. Con frecuencia cada vez mayor se difunde la perplejidad en la terval, cuando se formula el deseo de escu- chat una historia, Es como si una facultad que nos parecia inalienable, la més segura entre las seguras, nos fuese arreba- cada. Tab la faculead de intercambiar experiencia. ‘Una causa de este fenémeno es palmatia: la cotizacién, de la experiencia ha ca(do. Y da Ia impresién de que sigue cayendo en un sin fondo. Cualquier ojeada al periédico da pruebas de que ha alcanzado un nuevo nivel minimo, de ‘manera que no sélo la imagen del mundo exterior, sino tam- bién a imagen del mundo ético han sufrido, dela noche ala mafiana, transformaciones que jamds se consideraron posi- bles, Con la Guerra Mundial comenzé a hacerse evidente un proceso que desde entonces no ha legado a derenerse. Nose advirté que la gente volvia enmudecida del campo de bara ‘No més rica, sino mds pobre en experiencia comunica- ble. Lo que diez afios més tarde se derramné en la marea de los libros de guerra, era todo lo contrario de una experiencia que se transmite de boca en boca. ¥ eso no era extrafio. Pues jamds fueron desmentidas mds profundamente las experien- cias como [lo fueron] las estratégicas por la guerra de tinche- 135 las econémicas por la inflacién, las corp6reas por la baa- lla mecénica, las éticas por los decentadores del poder. Una sgeneracién que todavia habia ido a la escuela en el carro de sangre, se encontré aa intemperie, en un paisajeen que nada aqueds inalterado salvo las nubes, y bajo ellas,en un campo de fuerza de torrentes devastadores y de explosiones, el infi- mo y quebradizo cuerpo humano’. I. La experiencia que se transmie de boca en boca es la fuente de la que han bebido todos los narradores. ¥ entre aquellos que escribieron historias, son los grandes quienes en su escrisura menos se apartan del discurso de los muchos na- rradores anénimos. Entre ellos, por fo demés, hay dos gru- [pos que por cierto estén compenetrados entre s{ de muchas modos. Yla figura del narrador adquiere su plena corporei- dad sélo para aquel que ambos los tenga presentes. “Cuan- do alguien realiza un viaje, puede contar algo”, reza el dicho popular’ y se representa al narrador como alguien que viene de muy lejos. Pero no es con menor agrado que se escucha al que habiéndose ganado honestamente su sustento, permane- cid en el pago y conoce sus tradiciones ¢ historias. Si se quiere hacer presentes a estos dos grupos en sus represencantes arcai- cos, uno estard encatnado por el campesino sedentario y el otro por el marino mercante. De hecho, ambos modos de vida han producido en cierta medida sus propias estispes de narradores. Cada und de estas estiepes preserva algunas de sus ppeculiaridades aun siglos mis tarde. Ast, entre los ms recien- tes narradores alemanes, los Hebel’ y Gorthel# proceden del primer grupo, y los Sealtield? y Gersticker* del segundo. Pero, por lo demés, como se dijo, estas estirpes sélo consti- a tuyen tipos fundamentales?, La extensién real del dominio delasnarraciones en toda su amplitud histérica no es conce- bible sin la més intima compenetracién de estos dos tipos arcaicos. Semejante compenetracién fue estblecida muy es- pecialmente por la Edad Media en las corporaciones artesa- rales, El maestro sedentario y los aprendices errantes trabaja- ban juntos en el mismo taller; y todo maestro habia sido aprendiz errante antes de establecerse en su patriao en el ex sranjero. Si campesinos y marineros fueron maestros ances- rales de la narracién, el estamento artesanal fue su escuela superior. En ella se combinaba la noticia de a Iejanf, tal como le trala a casa el que mucho ha viajado, con la noticia del pretérito que se contla de preferencia al sedencario™, Il. LLeskov sesiente tan en casa en la Iejanta del espacio como cen la del tiempo, Percenecia la Iglesia Ortodoxa Griega, y ciercamente como hombre de sincero interés religioso. No fue un opositor menos sincero de la burocracia eclesiéstica. Y como tampoco se levaba bien con la burocracia seculas, los puestos oficiales que legé a ocupar no fueron duraderos. Para su producciéa, el puesto de representante ruso de una em- ‘presa inglesa que desempei6 durante mucho tiempo fue en- ‘re todos probablemente el més provechoso. Por encargo de esa empresa viajé por Rusia, ¥ ¢s0s viajes estimularon tanto su sagacidad mundana como el conocimiento de las condi- ciones de Rusia. De esta suerte tuvo oportunidad de familia rirarse con la organizacién de las sectas del pais. Ello dejé su hnuellaen sus relatos. En las leyendasrusas Leskov vio aliados en la Jucha que emprendié contra la burocracia ortodoxa, Suyos hay una serie de relatos legendarios, cuyo cencro es el hombre justo, rara vez un asceta, la mayoria de las veces un hombre sencillo y hacendoso que llega a asemejarse al santo de la manera més natural del mundo, La exaleaci6n mistica noes el asunto de Leskov. Por mucho que en ocasiones gus- tosamente afioraba lo maravilloso, prefeia aferrarse, aun en sudevoci6n, a una robusta nacuralidad. El modelo lo ve en el hombre que se sience a gusco en Ia terra, sin involucrarse tan profundamente con ella, Mostré una correspondiente acti ud en el Ambito profano. Bien le cuadra a esa actitud el hae ber empezado a escribir tarde, alos 29 afios, Eso fue después deus viajes comerciales. Su primer trabajo impreso se tculé Por gud son caros ls libros en Kiev? Una sete ulterior de escri- tos sobre la clase obsera, sobre el alecholismo, sobre médicos dela polica", sobre comerciantes desempleados, son los pre- ccursores de sus relatos. Tv. Laorientacién al incerés prctico es rasgo caracteristica de ‘muchos narradores natos. Con mayor tenacidad que en Les- kkov se la puede aprecias, por ejemplo, en un Gorthelf, que dabaa sus campesinos consejos de agricultura;selo encuentra 6 en un Nodier®, que se ocupé de los peligros del alumbrado a gs; igualmente esté en esta serie un Hebel, que deslizaba ppequefas instrucciones de ciencia narural en su Cofreito dete- sore, Todo esto apuntaa lo que estéen juego en toda verda- derannarracign. Trae consigo, abierta uvelada, su utilidad. Una vvex podré consistir esta utilidad en una moraleja, otra vez.en una indicaci préctica, una teroera en un proverbio oen una regla de vida: en todos ls asos, el narrador es un hombre que tiene consejo para daral oyente. Yaunque hoy el “tener conse- jo que dat” nos suene pasado de moda, ello se debe ala cir- ccunstancia de que la comunicabilidad dela experiencia decre- ce, A consecuencia de esto, carecemos de consejo tanto para nosotros mismos como paralos demds, El consejo es menos la ‘respuesta. a una pregunta como una propuesta concerniente a lacontinuaci6n de una historia (que se esté desazrollando en el momento). Para procurdrmoslo, seria ante todo necesatio ser capaces de narrala (Sin considerar que un sér humano sélo se in.) El consejo, entrerjido en la materia dela vida que se vive, es sabiduria,Elarce de narrar se aproxima asu fin, porque cllado épico dela verdad, la sabidura, se extingue. Pero éstees tun proceso que viene de muy atrés. Y nada seria mds necio que querer ver en él una “manifestaci6n’de decadencia’, para no hablar de un “fenémeno moderno”. Es mds bien un fendmeno ‘queacompafiaa unas fuereas productivas hist6ricas seculares, clcual ha desplazaco muy paulatinamente a la narracién del dembito del habla viva, y que hace sentir a la vex una nueva belleraen lo quesse desvanece. El mas temprano indicio de un proceso en cuyo vérmi- no esti el ocaso dela narracién es el advenimiento dela nove- Jaacomienzos de la época moderna, Lo que separa la nove- Ja de la narracién (y de lo épico en sentido estrcto}, es su dependencia esencial del libro. La propagacién de la novela sélo se hace posible con la invencién de la imprenta: Lo oral- ‘mente transmisible, pattimonio de la épica, es de otra indole que aquello que constituye el haber de una novela. Destaca a Ja novela frente a todas las demds formas de literatura en pro- sa—fubula, leyenda y novela corsa, incluso— el que no pro- venga dela tradicién oral ni se integcea ella. Pero sobre todo Ja destace frente al narrar, El narrador toma lo que narra dela experiencia; [de] la suya propia ola referida, Yla conviertea suver en experiencia de aquellos que escuchan su historia. El novelistase ha segregado. La cémara de nacimiento de la ao- vvela es el individuo en su soledad, que yano puede expresarse cde manera ejemplar sobre sus aspiraciones més importantes, que carece de consejo y no puede darlo. Excribir una novela signifi inconmensurable en la representa- ign de la vida humana, En medio de la pleniud dé fa vide, y mediante la representacidn de esta plenivud, la novela noti- fica la profunda perplejidad” del viviente. El primer gran libro del género, el Don Quijote, ya ensefia cémo le magne- nimidad, la audacia, el al llevar al dpi 10 de uno de los més nobles —precisamente de Don Quijore— estén completamente desasistidos de consejo y n0 contienen ni la menor chispa de 65 sabidurta Si una y otra ver a lo largo de los siglos —de la manera mis eficiente acaso en Los afios de andanza de Wil- helm Meister? — se intenté introducir ensefianzas en la no- vela estos intentosverminan siempreen una variacién dela forma misma de la novela. Por el contratio, la novela de for- macién'” no se aparta de ningiin modo de la estructura fun- damental dela novela. A integrar el proceso dela vida social nel desarollo de una persona, permite que prospere lajus- tficacibn més fégil imaginable para los drdenes que deter- sinan ese proceso], Su legiimacion estdsesgada respecto de su ralidad. Lo insuficienre deviene acontecimiento precisa ‘mente enla novela de formacién, VI. Setiene que pensar la transformacién de las formas épi- cascomo algo que se lleva.a cabo en ritmos comparables a los dela ransformacién que ha suftido la superficie dela tierra en el wanscurso de miles de cencutias. Dificilmente se han configurado (otras) formas de comunicacién humanas con mayor entitud, y con mayor lentitud se han perdido, La novela, cuyos inicios se remontan a la antigiledad, cequirié cientos de afios antes de dar, en la incipiente burgu leselementos que le fueron favorables para su florecimiento. Con la aparicién de estos elementos, al punto comené la 1562 lo arcaico; cierto es narracién, muy lentamente, a ret que se apropié de maneras miiliples del nuevo contenido, pero no fue verdaderamente determinado por éste. Por otra parte, advertimos que con el consolidado dominio dela bur- _guesfa, a cuyos més importantes inscrumentos pertenece la prensa.en el capitalismo avanzado, entra.en escena una forma de comunicacién que, por remoto que sea su origen, jamis habfa influenciado ala forma épica de manera determinante Pero ahora silo hace. Y se hace evidente que se enfrentaala narracién de modo no menos ajeno, pero mucho més ame- anazante que la novela, levando ademds a ésta, por su parte, a ‘una crisis, Esta nueva forma dela comunicacién es la infor- macién, Villemessant, el fundador de Le Figaro”, caracteriaé la con una férmula célebre. “A mis incendio de una techumbre ea el Quartier Latin les es més importante que una revolucién en Madrid”, De golpe queda claro que ahora ya no la noticia que proviene de lejos, sino a informacién que suministra un punto de reparo para lo més préximo, es aquel sea la espacial de paises Iejanos, o la temporal de la tradi- cién— disponfa de una autoridad que le otorgaba vigencia, aun en los casos en que no se la sometia a control. La infor- macién, en cambio, reclama una pronta verificabilidad. Esa esla [condicion] primera por la cual se presenta como “com prensible de suyo". A menudo no es mds exacta de o que fue Ianoticia en siglos anteriores. Pero, mientras que ésta gusto- samente comaba prestado de lo maravlloso, paralainforma- ci6n es indispensable que suene plausible. Por ello se demues- o tra incompatible con el espiritu de la narraci6n. Si eLarte de narrar se ha vuelto raro, la propagacién de la informacién tiene parte decisivaen tal estado de cosas. ‘Cada mafiana nos instruye sobre las novedades del orbe. ‘sin embargo somos pobres en historias dignas de nora, Esto se debe a que ya no nos alcanza ningiin suceso que no se mponga con explicaciones. En otras palabras: ya.casi nada de Jo que aconcece redunda en beneficio dela narracién, y casi todo [en beneficio] de la informacién. ¥ es que ya la mitad del arce de narrr estriba en mantener una historia libre de cexplicaciones al paso que se la relara™. En eso Leskov es un maestro (piénseseen pieras como Elengaito, El dguila blan- 39, se narran con la ma yor exactitud, y no se le impone al lector la conexi6n psico- Iogica del acontecer. Queda asu arbitrio explicarse el asunto +l como lo compzende, y con ello aleanza lo narrado una amplivud que sla informacién le falta. Vil. Leskov acudié a la escuela de los antiguos. El primer natrador de los griegos fue Herédoto. En el decimocuarto capitulo del libro tercero de sus Historias, hay una historia de aque mucho puede aprenderse. Tata de Psaménito, Cuan- do Psaménito, rey de os egipcios, fue derrotado y capeurado porel rey persa Cambises, ese timo se propuso humillar al ptisionero, Dio orden de situar a Psaménito en la calle por donde debia pasar el cortejo triunfal de los persas. Dispuso ademés que el prisionero viera a su hija pasar en calidad de criada que llevaba el cintaro a la fuente. Mientras todos los egipcios se dolfan y lamentaban ante tal espectéculo, Psamé- nito permanecta sal callado e inmutable, los ojos clavados enel suelosy permanecié igualmente inmutable al ver pasara su hijo, momentos después, que era conducido en el desfile para su ejecucién. Pero cuando luego reconocié en las filas de los prisioneros a uno de sus criados, un hombre anciano y empobrecido, se golped la cabeza con fos pufios y mostré todos los signos de la ms profunda alicci6n’®, Enesta historia se puede apreciar qué pasa con la verda- iene su recompensa en el instance. que fue nueva. Sélo vive en ese instante, tiene que cencregarse totalmente al y explicarse en dl sin perder iem- po. Distineamente la narracién; ella no se desgasca. Mantiene su fuerza acumulada, es capaz de desplegarse ain después dera narraciéa. La informaciéi de largo tiempo. Ast es como Montaigne volvi alla historia del rey egipcio, preguntindose: Por qué sélo se lamenta ante lavisién del criado? ¥ Montaigne responde: “Porque estando yatan teansido de pena, sélo requeria el més mi ‘mento, para derribar los diques quela contenfan”™, AsfMon- taigne. Pero-tambigh podria decirse: “No conmueve al rey el destino de la realeza, porque es el suyo propio”. O bien: “En la escena nos conmueven muchas [cosas] que no nos con- 10 incre mueven en la vida; este criado no es mds que un actor para el rey’. O aun: “El gran dolor se acumula y sélo irrumpe al relajarnos. La visin de ese criado fue la distensién”. —Heré- 6 doto no explica nada. Su reporte es de lo mas seco. Por 50, cesta historia del antiguo Egipto estd en condiciones, después demiles de aio, de susctar asombro y reflexién. Seasemeja alas emilla de grano que, milenariamente encerradasen las céevaras dels pitdmides al abrigo del aire, han conservado su poder germinativo hasta nuestros dias. VII. Nada hay que recomiende las historias a la memoria és duraderamente, que la casta concisién que las sustrae del andlisis psicoldgico.¥ cuanto més nacural le sea narrador la renunciaa la matizacién psicol6gica, tanto mayorla expecta- historia] de encontrar un lugar en la memoria del oyente, tanto més perfectamente se conforma a la expetien- ciade éste, tanto mds gustosamente éste la volverd a narrar, tarde o temprano, Este proceso de asimilacién que ocurteen las profundidades, requiere un estado de relajacién que se stefo es el punto supremo de la reajacién corporal, el aburrimiento lo es de la relajaci6n es- piritual El aburtimiento es el psjaro de suefio que empolla el huevo de l expetiencia®. El susureo del follaje fo ahuyenta. Sus nidos —Ias actividades que ce ligan intimamente al abu- rrimiento—se han extinguido en las ciudades, han declina- do ambién en el campo. Con ello se pierde el dom de eseara Ia escucha, y desaparece la comunidad de los que tienen el ofdo alera. Narra historias siempre ha sido el arce de volver anarrarlas, y éste se pierde si las historias ya no se retienen. Se pierde porque ya no se teje ni se hila mientras se les presta ‘ido. Cuanto més olvidado de si mismo esté el que escucha, tanto mis profundamente se imprime en él lo escuchado. Cuando el ritmo de su trabajo se ha posesionado de é, escu- cha las historias de modo tal que de suyo lees concedido el don de narrarlas. Ast, pues, esté constituida la red’en que descansa el don de narrat. Ast se deshace hoy por todos sus cabos, después de que se anudara, hace de las formas mds antiguas de artesania, ios, en el circulo IX Lanatracidn, tal como prospera lentamente en el efecu- lo del artesanado —el campesino, el marftimo y luego el ur- bano—, es también, por decirlo asf, una forma arcesanal de la comunicacién. No se propone transmitir el puro “en si” del asunto, como una informacién o un reporte. Sumerge el asunto en la vida del relator, para poder luego recuperarlo desde alli. Asf, queda adherida a la narracién la huella del narrador, como la ht la de la mano del alfarero ala superfi- cie desu vasija de arcilla. Los narradores son proclives aem- pezar su historia con una exposicién de las citcunstancias en ‘que ellos mismos se enteraron de lo que seguité, si ya no lo ofiecen llanamente como algo que ellos mismos haa vivido. Leskov comienza Elengafioconla descripcié de un viaje en, ‘tren, en el cual escuché de un acompafiante fos sucesos quea n continuacién refiere; o rememora el entierro de Dostoyevs- kal que refiere su conocimiento de la heroina del rlato A proplsto de la Sonata Kreuzer, o bien evoca una reunién en un citculo de lecrura en que se formiularon los pormenores que nos reproduce en Hombres interesantes. Ast es como st. huella se hace evidente de muchos modos en lo narrado, si no como de quien lo vivid, por ser el que lo reporta. Por lo dems, Leskov mismo sintié este are arvesanal, el narrar como tn ofci, “La literatura’, dice en una de sus car- tas, “no es para mi un arte liberal, sino una artesania'. No puede sorprender que se haya sentido vinculado ala artesania, ‘yen cambio se mancuviese ajeno ala eécnica industrial. Tols- toi, que ha de haber tenido comprensi6n al respecto, coca en cocasiones este nervio del don narrativo de Leskev, cuando lo califica como el primero “en sefalar la insuficiencia del progre- so econémico,.. Es curioso que se lea tanto a Dostoyerski. En cambio, simplemente no entiendo por qué no seleeaLes- koy. Es un escrtor fel a la verdad”. En su ladina y arrogance hisoria La pulga de acero, a medio camino entre leyenda y farsa, Leskov enaltece la artesania verndcula en (la persona de] Jos plateros de Tula. Su obra maestra, la pulga de acero, llega Jos ojos de Pedro el Grande y convence a ste de que los rusos no tienen por qué avergonzarse ante los ingleses". La imagen espititual de esa esfera artesanal de la que proviene el narrador tal vez no ha sido jamés circunscrita de ‘manera can significativa como por Paul Valéry. Habla de las cosas perfecras dela naruraleza, de perls inmaculadas, vinos plenosy maduros, criacuras verdaderamente cumplidas, las lama “la preciosa obra de una larga cadena de causas seme~ jances entre 31°”, Pero la acumulacién de tales causas sélo tiene su limite temporal en la perfeccidn. “Antafi, este pa~ ciente proceder de la naturaleza”, sigue diciendo Paul Valéry, “era imitado porlos hombres. Miniaturas,tallas de marfiles, claboradas a la perfeccién, piedras que con el pulido y laes- tampacién quedan perfectas, trabgjos en laca 0 pinturas en las que una serie de delgadas capas transparentes se superpo- nen... —todas estas producciones de esfuerzo persistente y abnegado estén en curso de desapariciSn, y ya pas el tiempo ‘en que el tiempo no contaba. El hombre de hoy ya no traba- ible de ser abreviado™. De hecho, ha logrado abreviar incluso la narracién. Hemos vivido el desarrollo del shor story que se ha sustraido dela tradicién coral y yano permite aquella superposicion de capas delgadas y tansparentes, a cual oftece la imagen més acertada del modo yy manera en que la narracién perfecta emerge de la escratifica- cién de mileiples relatos sucesivos. jaen lo que no es suscep xX ‘Valécy termina su reflexién con esta frase: “Es casi como sila declinacién del pensamiento de a eternidad coincidiese ‘con la creciente aversién a trabajos de larga duracién’™. El pensumiento dela eternidad ha tenido desde siempre su fuente més consistente en Ja muerte. Cuando este pensamiento se desvanece, as inferimos, tiene que haber cambiado el rostro B de la muerte. Esta transformacién muestra ser la misma que disminuyé la comunicabilidad de la experiencia a cal grado que se legs al fin del arte de narras. Desde hace una serie de siglos se puede observar cmo la conciencia colectiva del pensamiento de la muerte sufre una pérdida en omnipresencia y fuerza pléstica. En sus ilti- ‘mas etapas, este proceso se desarrolla acsleradamente. Yen el teanscurso del siglo diecinueve, la sociedad burguesa ha pro- dacido, mediante insticuciones higiénicas y sociales, privadas 1 pliblicas, un efecto secundario, que ha sido quizd su verda- dero fin capital subconsciente: procurarlea la gente la posibi- lidad de suseraerse a la visién de los moribundos. El mocir, que antafio fue un proceso piiblico en la vida del altamente ejemplar (piénsese en las imégenes de la Edad ‘Media, en que el lecho de muerte se ha convertido en un ‘ono, ante el cual se apretuja el pueblo através de las puertas iduoy dela casa del moribundo, abiercas de paren pat) —el mori, cen el curso de Ia época moderna, es expulsado més y més, fuera del mundo perceptivo de los vives. En otros tiempos no habfa casa ni apenas cuarto, en que ya no hubiese muerto alguien alguna vez. (La Edad Media experiments también expacialmente quello que expresa como sentimiento del tiem- po lainsctipcién de un reloj solar de Ibiza: Ulriia mulsis®.) Hoy los ciudadanos, en espacios que estin depurados de la suerte, son secos habitances de laerernidad, y cuando llegan al final, son arrumados por sus herederos en sanatorios u hospitales. Sin embargo, no s6lo el conocimiento o la sabi- uria del hombre, sino sobre todo la vida que ha vivido —y "4 Ge esel material del que nacen las historias— adquieren pri- ‘meramente en el moribundo una forma transmisible. Dela ‘misma manera en que una serie de imagenes se ponen en movimiento en la interioridad del hombre con el términode la vida —que consisten en las visiones de fa propia persona, bajo las cuales, sin darse cuenta, se ha encontrado a si mis- mo—, asi mismo aflora sibitamente en sus expresiones y miradas cernido la autoridad que hasta el més misero ladrén pose, al sori, sobre los vivos que lo rodean, En elorigen de lo narra does esa autoridad. inolvidable, y comunica a todo lo que le ha con- La muerte ¢s la sancién de todo lo que el narrador puede refers. Dee! palabras: sus historias nos remiten a la historia nacural31. Esto ha sido expresado de forma ejemplar en una de las {historias) més hermosas, que nos dado el incomparable Johann Peter Heb Renano de la Casa, s mienza con el compromiso matrimonial de un mozuelo ine prestada su autoridad, En otras std en el Pequerio Tesoro del Amiga ma Inesperado reencuentro, y co- que trabaja en las minas de Falun. En la vispera de la boda, Ja muerce de minero lo arrebata en el fondo de su galeria. Su prometida continda siéndole fel después de la muerte, yy vive lo suficiente como para reconocer a su novio cuando, ya convertida en una madrecita ancianisima, cierto dia, de 5 la perdida galerfa, es extraido un cadéver que, saturado de vitsiolo de hiecro, se ha preservado de la putrefaccién. Al cabo de este reencuentro, fa muerte tambign la reclama a ella, Y come Hebel, en el transcurso de este relato, se vela cen la necesidad de hacer patente la larga hilera de los afios, lo hace con las siguientes frase Lisboa en Porcugal fue destruida por un terremoro, y pas6 la Guerra de los Siete Afios, y murié el emperador Francis- co I, y la Orden de los Jesuitas fue disuelta y Polonia divi- ida, y muri la emperatriz Maria Teresa, y Seruensee fue cjecuado, América seliberé, y las fuerzas conjuntas de Fran- cia y Espafia no lograron conquistar Gibraltar. Los eurcos “encerraron al general Stein en la cueva de los Veteranos en Hungrfa, y ambien fallecié el emperador José. El rey Gus- tayo de Suecia conquisté la Finlandia rusa, y a Revolucién Francesa la larga guerra comenzaron, y también el empe- rador Leopoldo II marché a la tumba. Napoleén conquis- £6 Prusia, y fos ingleses bombardearon Copenhague, y los retanto la ciudad de campesinos sembraron y segaron. Los molineros molieron, y los herceros forjaron, y los mineros excavaron en pos de las vetas de metal en sus talleres subterréneos, Pero cuando Jos mineros de Falun en el afio 1809 ...”. Jams un narra- dor asenté su relacién més profundamente en la historia natural delo que lleva a cabo Hebel en esta cronologfa. No iis léasela con arencién: la muerte irrumpe en ella segtin tuurnos tan regulares como el Hombre de la Guadafid en las procesiones que a mediodia desfilan alrededor del reloj de lacatedral. 76 XIL “oda indagacién de una determinada forma épica tiene «que ver con la relacién en que esté esa forma con la historio- grafia, Més aun, hay que ir mds ally plancearse la pregunta de sila historiografia no representa acaso el punto de indife- rencia creativa entre todas las formas de la épica. Entonces, la historia escrita sera las formas épicas lo que es laluz blanca alos colores del espectro®, Sea como fuere, entre todas las formas de la épica no hay ninguna cuya presencia a la luz pura eincolora dela historia escrita sea mésindubicable que lacrénica™. Y en el amplio espectro dela crénica se gradian los modos en que se puede narrar como los matices de un + Xinico y mismo color. El cronista es el narrador dela historia. Puede evocarse oxra vezel pasaje de Hel e2acabo el acento de lacrénica, y m que tiene de pune rencia entre el que escribe historia, el historiador, y el que la de tuna u otra manera los sucesos de los que se ocupas bajo nin- narra, el conista, El historiador estésupeditado a expli guna circunstancia puede contencarse con presentatlos como dechados del curso del mundo. Pero precisamente eso hace el cxonista, y de manera especialmente enfitica sus representan- 205, los cronistas de la Edad Media, que fueron los precussozes de los posteriores historiégrafos. En la medida en que aquellos ponian en la base de su narracién hisedrica el plan divino de salvacién, que es inescrutable, se desembara- zaron de antemano de la carga de una explicacién demostra- ble. En su lugar aparece la incerpretacién, que no tiene que ‘ver con un encadenamiento preciso de acontecimientos de- terminados, sino con el modo de insercarlos en el gran curso inescrutable del mundo*. No hace diferencia que el curso del mundo esté condi- cionado en términos hist6rico-salvificos o naturales, En el_ rarradot se preservé el cronista en una figura transformada, secularizada, por asi decir, Leskov esti entre aquellos cuya obra da testimonio de este estado de cosas con especial clari- ‘dad. Ambos, el cronista, con su orientacién historico-salvifi- _ca,¢l narrador, con a suya profana, participan a ral punto de esta labor, que en algunas narcaciones apenas puede decidirse sila ramaen que aparecen es a (trama] dorada de una vision, religiosa del curso de las cosas 6 Ja multicolor de una vision profana. Piénsese en la narracién La alejandrisa, que trans- portaal lector “a ese tiempo antiguo en que las piedras en el seno dela titra y los planetas en las aleurascelestiales atin se preocupaban del destino humano, y no como hoy en dia, ‘cuando tanto en los cielos como bajo la tierra rodo se ha vuelto indiferente al destino de los hijos del hombre, y yade ninguna parce les habla una vor o les obedece. Todos los pla- netas recientemente descubiertos ya no juegan papel alguno en los hordscopos, y hay también una muititud de nuevas piedras, todas medidas y ponderadas, probadas en su peso espectfico y su densidad, pero ya nada nos anuncian ni nos aportan utilidad alguna. El tiempo en que hablaban con los hombres ha pasado”, Tal como se ve, es apenas posible caracterizar unfvoce- mente el curso del mundo, como ilustra la narracién de Les- 78 kov. Estd decerminado por la historia de la salvacién o porla historia natural? Lo tinico cierto es que, precisamente a ticulo decurso del mundo, esté fuera de todas las categories histéri- «as propiamente dichas. La época, dice Leskoy, en queel ser hhumano pudo creerse en consonancia.con la navuraleza ha ex~ pirado, Schiller llamé a esa edad del mundo la época de la poesia ingenua®, Fl narrador le guarda fidelidad y su mirada nose aparta deaquellaesfera ante la cul se mueve la procesién de las criaruras,y en la que, segin el caso, tiene la muerte su puesto como caudilo 0 como liltimo y miserable rezagado. XII. _ -Raravez se toma en cuenta que la relacién ingenua del Gyente con el narrador estd dominada por el interés de * servar lo narrado. El punto cardinal para el oyente desprejui- ciado es asegurar la posibilidad de la reproduccién, La me- moria esla facultad pica por excelencia, Unicamente gracias, atuna memoria abarcadora puedela épica, por un lado, apro- piarse del curso de las cosas, y porel otro, con la desaparicién de éstas, hacer las paces con el poder de la muerte, No es sorprendente que para un sencillo hombre del pueblo, tal como un dia se lo imaginara Leskov, el Zar, quees la cabeca del orbe en que sus historias ocurren, disponga dela memo- ria mds abarcadora, “De hecho, nuestro Zar’ se dice, "ytoda su familia poseen una memoria muy asombrose.” Mnemosyne, la memoriosa, era entre los griegos a musa 9 delo épico™. Este nombre trae al observador de vuelta a una encrucjada de k del mundo, Si, pues, lo regiserado porel recuerdo la hisoriografia— representa la indiferen- cia creativa de las dstintas formas épicas (asf como la gran. rosa represena la indiferencia eveativa entre las diversas me- didas del verso), su forma més antigua, la epopeya, incluye al selaroy ala novelaen viru de una especie de indiferencia®, Y cuando en el eranscurso de los siglos la novela empez6 a merger del seno dela epopeya, se hizo patente que el ele- mento delo épicoinspirado por la musa”, el recuerdo, apa- rece bajo una figura enteramente diferente que en el relato. El recuerdo funda la cadena dela tradicién que sucesi- ‘vameate transmite lo acontecido de generacién en genera cin, Es el elemento inspirador de la épica en sentido am- plio, Abarcalas species peculiares iradas de lo épi- co, Entre ells esté en primer lugar aquella que encarna el nazrador, Ela ia a red que forman en fin todas as historias. Unase enlaza a la ota, como han gustado de mostrarlo to- dos os grandes nazradoces y en particular los orientales. En cada uno de ellos habita una Sheherezade, a a que en cada pasaje de sus historias sele ocusre una historia nueva. Esta es tuna memoria épica y es el elemento inspirador de la narra- ue) igual ibn, Aella hay que contraponer otro principi ‘en un sentido mas rescringido, [y] que, como el elemento inspirado de la novela, inicialmente, es decir en la epopey2, esté oculto aun sn diferenciarse del elemento inspirador de Ja narracién, En todo caso, e vislumbra ocasionalmente en 80 las epopeyas. Ast, sobre todo, en los pasajes solemnes de las [epopeyas] homéricas, como las invocaciones ala musa que estdn en su comienzo. Lo que se anuncia en estos pasajes es la ‘memoria eternizadora del novelistaen oposicién ala memo- ria effmera del narrador. La primera estéconsagrada a un hé- toe, a una odisea o 2 un combate; la segunda alos muchos eventos dispersos. Es, en otras palabras, la rememoracién, la «que como el elemento inspirador dela novela, se aparta dela memoria, elemento inspirador de la narcacién, después de ‘que con el derrumbe dela epopeya se escinde a unidad desu origen en el recuerdo. XIV. “Nadie”, dice Pascal, “muere tan pobre que no deje algo tras de's{*. También, ciertamente, recuerdos — sélo que 410s no siempre encuentran un heredero. E] novelista toma a su cargo este legado, y raras veces sin honda melancolia. Pues, tal como en una novela de Arnold Benneit® se dice de tuna muerta, “de nada le aproveché la vida real”, suele ocurrirle ala sura del legado que el novelisca asume. A propésico de este aspecto de la cuestién, debemios a Georg Lukécs la mds importante ackiraci6n, que ve en lz novela “la forma de a apatridia* trascendental"™. Segiin Lukées lano- vela esa la vez la tinica forma que incorpora el tiempo en la serie de sus prineipios consticutivos. “El tiempo’, se dice en a Teorta de la novela, “slo puede llegar a ser constitutive En ‘cuando ha cesado su vinculacién con la patria trascendental... Séloen la novela... separan sentido y vida y, por lo tanto, lo sencal delo temporal; casi puede decirse que toda la ac- cién interna de a novela no es otra cosa que una lucha contra el poder del iempo... ¥ de esto... se desprenden las vivencias remporales... de origen épico auténtico: la esperanza y el re- ‘uerdo...Sdlo en la novela... contece un recuerdo creativo, péitinence al objeto y que lo transforma... Aqui, la dualidad. deinwsioidad y mundo exterios” sélo “puede superarse para l sujet, site... percibe la unidad de la toraidad de su vide... desde la corriente vital preérica, congregada en el recuerdo... hintuicién que aprehende esta unidad,...secon- vierteen la captacién por intuicién y bazcunto del inalcanzae doy por elo inexpresable sentido de la vide"*. HI “Sentido dela vida” es de hecho el centro alrededor del cual se muevela novela. Pero la pregunta por él no es otra cosa quela expresion incipience de la perplejidad con la que cllector se ve instalado precisamence en esa vida escrita. Aqui “sentido de la vida” — alld “moraleja de la historia”: con estas cconsignas se contcaponen novela y narraci6n, y en ellas pue- den lees las coordenadas totalmente diferentes de estas for- mas artist Sielmés temprano modelo consumado dea novela es ve, quied el mis tardio sea la Education Senti- mentale, En las palabras finales de esta novela, el sentido El pasje que va desde “Cada una de estas escipes...” hasta este punco no figura en el cexto francés. * Agregado del ‘est personaje del narrador que, como lo tan bien ha dicho to francés: “Es asi que se consticuye Jean Cassou, otorga el tono del relato y da cuenta de su rea- 102 lidad, aquel a cuyo lado el lector... rnalmentey reencontrar la medida, la escala de los sentimien- tos y de los hechos humanos normales". gusta de refugiarse fraver- 1 Es decir, médicos de asistencia publica. "Charles Nodier nacié en Besancon el 29 de abril de 1780. Poeta, novelista y| también ala gramética yl’entomolo; cacién juvenil dela oda La Napoléo pués del 18 de Brumario, en que Bonaparte tomé el poder, fue encarcelado por varios meses en diversas prsiones al cabo Acausade la publi- inmediatamente des- delo cual se le exil n Besangon. Volvié a ser arrestado por acusacién de complor. Sin embargo, fue iberado por cam- pesinos y se oculeé en el Jura. Posteriormente fue redactor del Journad des Débats (1814), y conservador de la Bi del Arsenal, Allfconstieuyé una sociedad literatia de signii- ‘cacién para la avanzada del romanticismo en 1825. E124de ‘octubre de 1833 fue elegido para la Academia Frances, par- ticipando en la Commission du Dictionnaire. Apoyé las can- didacuras de Victor Hugo y de Alexandre Dumas padre. Murié el 27 de enero de 1844. "El Schasckaselein des rheinischen Hauspreundes (pu- blicado por Cotta en Tubingen, en 1811) es una coleccién de historias populares y pedagégicas, anécdotas y chascarros, que retine en su mayor parte las contribuciones de Hebel al, Badischer Landkalender, que aparece bajo el titulo de Rhei- 103 nischer Hausfieund, de\ cual Hebel se convieste en redactor ‘en 1807 ycuya publicacién se mantiene hasta 1814. el mate- rial recopilado fue producido por Hebel entre 1803 y 1811. La expresin alemana es Rat wisen,lieralmente “sa- becconsejo" habla de prestar ayuda, sugeric una saida.en un aprieto, hcee una propuestabienintencionada, 'STraduzcoas{ el término alemén Rarlosigkeis, que con- tiene Re, “consejo" designa una condicién en queel sujero se encuentra desasstido de todo consejo, ¢s decir, falto de orientacién en una situacién dada. El texto francés trae, en cambio, boul, “abl I cexto francés de este capitulo concluye aqu. La novela Wilhelm Meisters Wanderjabre, caya.com- posicién fue iniciada en 1807, publicada en version pri vvaen 1821 y en segunda versién completa en 1829, es el ‘pendant de Wilhelm Meisters Lebrjabre (Los ais de aprendi- aje de Wilhelm Meister), que Goethe esctibié entre 1795 y 1796, teniendo como antecedente un fragmento de veinte aos ated, y que es considerada la novela de formactén (Bil- dungsroman) prot ade a literatura alemana. ' Bildungsroman, Se considera como alemana de formacién la obrade Christoph Martin Wieland Die Geschichse des Agashon (La historia de Agsrin), que apa 104 reci6 en una versiéa preliminas entre 1766 y 1767, amplia- da, luego, en 1773, ¥en suversi6n definitiva en 1794, En las consideraciones que el mismo Wieland presenta, queda clara la contraposicién entre lo que él entiende como la novela tradicional, referida ala culeura cortesana y feudal, cayo hé- 10e posee una fisonomfa predefinida en razén desu estaruto social, y la nueva novela, cuyo héroe burgués debe ganar su identidad y condicién a teavés del esfuerzo, I formaciény el logro. El Bildungsroman alcanca su méxima expansién en el siglo XIX, pero tiene ciertamente a Losatosde aprendisaje de Wilhelm Meister como modelo fundamental. 8 Hyppolite de Villemesant (1810-1879) no fue el pri- mer fundador de este persistente periédico conservador fran- ks, Le Figaro (que toma su nombre del personaje de Beau- marchais) habia sido fundado el 15 de enero de 1826 por Maurice Alhoy y Etienne Arago como una publ sn de intenciGn satrica. Fenecido y reaparecido por causas politicas yeconér les relanzamientos, en abril de 1854 Villemesant acomete el enésimo intento, premuni- do de una concepcién y una estrategia periodistica que per- miticdn consolidarel periédico. Durante doce afios aparece en forma de hebdomadario, ya partit de 1866 adquiere pe- ridicidad diaria » En el original francés: “Mis lectores se apasionan ‘mucho més con un incendio en el Barrio Latino que con una revolucién en Madrid”. 105 ¥ El comienzo de este pérrafo, hasta este sitio, se en- ccuencra en el fragmento “Arce de narrat” (Kunst u erzthlen), perceneciente a las Imagenes de pensamiento (Denkbilder) y, cen este trabajo, asu ltima seccién “Pequefias piezas de arte” (Kleine Kunst-Stitcke); cf. W. B., Gesammelte Schriften, 'V- 1, p. 436 s. El fragmento se reproduce integramente abajo, enlanota 24, ® Herddoro, Historias. Bl relato de Psamenito figura en ellibro III, Talia, 14. El pasaje se encuentra en el Libro Ide los Ensayor de Montaigne, al comienzo del cap/tulo II, “De la tristeza”: Pero dice el cueno que Peamenito, ry de Ege, habiendo Sido decor y apes por Cambises, ey de Pe do pasar ance l a sa bija pesionera, ves d entaban en se desredor mientras permanecla quedo sin decie palabra, los ojos Bos en Ia Gera: yviendo en ese momento que conducianasu hijo 2a muerte, se mancavo en la nama disposi; per habiendo obserado que uno de ur serv domestica iba ent los causivs, empeaé & gol- pearela cabeza y a dejarelevar por una alicin extrema. “Bato pods equipanse alo aconteido recentemente + uno deesuox princips que, abiego escuchadoen Tite, donde se encontabs, node de Ia muerte de su hermano mayos, Yy muy pronco pare cos de un Kermano menos, su segunda ‘esperanza yhabiendo soporado ambas pécdidacon ta cons tancia jemplas como algunos dias después uno de susservido- res vino a morc sede afer por ese limo acidene,y petdiendo su enterea, se abandond aa alioién yal psa, de ‘manera ul que algunos exejeron de lol ergumento de que 106 ne lo habia rocado vivamente mds que la ima conmocin. ero I verdad! fue que ettando leno y colmado de ris és leveafadidua rompié ls bares de se habia conmovido antela desgracia de comport con tl impacienci Es cespondis, qu slo este fiers en gma; loe ds primes sobrepasaron con mucho todo medio de exprsin. La historia de Psaménito ha motivado la reflexi6n de muchos autores. Entre otros, Arstételes la considera pro- pésico de su andlisis de la compasiin (Rher. IL 8 1386 a 20- 22), aunque parece nombraal rey Amasis y no a Peaménito, aparentemente por confusin. BI pasaje proviene, modificado, de Kunst xe erithlen (6. nota 21), que aqui reproducimos completo: ‘Arte denarrar (Cada matiana nos instruye sobee las novedades de be. ¥ sin cenbargo somos pobres en historias digas de nota. Eo 3€ debe que a no nos leans niga suceso que no imponga con explcacionte, En ours glabra: ya casi ads de lo que fconteeebéneicia aa naracia, yeas bd ala informactéa, esque yaa mits del ave de saver esa en mantener una historia bee de explicaciones al paso ques la elata. En eto los andguos ran maettos y HerSdor en a cima. Enel dec iocuato capitulo del ibno eesceo de sus Historia, se encuen- tala historia de Praménizo. Cuando el ry de los egipis, raménito fue dertorado y capearedo por el rey persa Cembi- tu hija pasar en calidad de criada que lvabs el, ‘lao al fence. Mientras todos ls egipcios 4 dol lanenraban ane tl especccuo, Pssmeénito permaneci put gue cide ends ec go mono na es pone eee aera ere flesh on ary mona orbs de Sn podsficin Enc hinraepuce ptr utr converte ur, anf ene seep une ee Sve ire Sete et coreplay eapeareen sn age: Dita kr cl oe des Manone fea eta scpededape Sn dept dee eno, sean oe idl etude Y Mensa open esq cand yun ros de pe oo equi ‘isin pu tie (pcp crs dco Caer gua ple dotapegne de Monge elcid des aig pace ‘bourne de Uo dermis i, pore ps No cnmuere yedsin del eae pra sel 39 pin. ben ca nan os Garon) eo econ mre en vi scum y bo icumpe al eljanos, La visi fuel dtnsine,— Si esa hacia hubieseacontecido rola exlica co palabra alguna, Su report Por eo, esa historia del anciguo Egiot eden condiciones, Vedase la nota 5. ® Cf. Jos paralipsmena a El concepto de la historia (co, nnocido como Tess sobre la filosofta dela historia) que tiene diacamente reproducimos (cf. W. Benjamin, Gesammelee Schriften, op. cit, 1-3, pp. 1234, 1235, v. también nuestra edicién de La dialéetiva en suspinso. Frag” * mentos sobre la historia. Santiago: AtcisiLom, 1997, pp. 79- 81, 86, respectivamente). ; 38, respectivamente; ‘Nuevas Tesis La resolcion en histoia agen no ha de beneficiarala historia dela cular. Por lo demis la concepin pragmiica 12 ela nora no Fexcasaantelas diversas exigencias que plances n nombre del ey decasalidad. Frac. i de un deplazamiento de la pespecivahisérica Una épocs que ya no exten sitsaci de eilarecer sus pot ciones de dominio de manets originaia no tiene ya ninguna telacin cone eclarecimiento que convents a las posiciones de dominio preties. fo es, por derecho, aquell pare dela bumanidad cuya sldardad abens «todos ls oprimidos. Bs Ja pare que puede core el mayor riesgo erico, porque esl que menos dene que perder peicicamente} (No tods hittocia wnveral dene que ser cescionaria. La his templaivamente.. Este buscado expaco de la imagen... eb undo de le acraldad omlaterleinegralr (Sarelimo) La redencin es! Ler del progreo {El mundo mesidnic es un mundo deacuslidad mutates ¢ inegal Slo y primeramente en hay una historia niver- Nerrador: as epe de as (species) [Ls muhiplicdad dele shiorase ee extechamence emp senvada, 5 20 es déntca, con la mullplicdad de las lenguas La historia univeral, em el sentido de hos sige sendo slo tuna suerte de eeperanes, (Leda epresion ala esperanas dele specie humana del modo en quelo hace el nombre de aquale 1a imagen dalctica se qulece considera la historia como un txt, vale ast lo que an autor recince dice acerca de (los texos] ios: el pasado ha depositado en ellos imagenes que se oda comparar ls que soa Bjdas par una plancha forosen- sible, wSélo el futuro Gene destroladores & su dsporcin, que son lo baseane Frees como pars hacer que la imagen salg iz con todo oe dealer. Mas de una pgina en Mar ‘aux oon Rowseat insinda un sentido secreto que los leccores coetineos nunca pudieron descifar completamente» (Mon- ‘lond N 15 a, 1) Elméodo hiserco es un modo ilolbgico, aque tiene en gu base el bro de a vida Leer fo que nunca fue ‘setts, eas en Hofinannsthal. Bl ecto en que ha de pensar se aqui el verdadero fla mutsicad de las hi lengua. La bisora universal, en ser mis que una especie de especento. La idea universal es mesidnica}) {Bl mundo mesinico er wn mundo de acrusidad mabilaera El paréntesis cuadrado corresponde al original. Benjamin juega con el wérmino Mut, “valor”, “éni- rae”, oponiendo el neologismo Unirermut, que que- «fa decir algo asi como “sub-coraje” (es a discutible opcién m2 de Jestis Aguirre, en Iluminactones, op. cit}, a Ubermut, “in solencia’, “arrogancia”, “travesura’. Origenes, llamado también Adamantios, nacido ba- ia 185 en Alejandra, hijo de un cristiano marci, fue un brillance tedlogo de la temprana patristica,a quien searribu- ye haber sido diseipulo de Clemente de Alejandria. Ensefié enesta ciudad durante unos 28 afios, ali produjo muchas de sus obras més imporeantes, Euscbio de Cesérea refiere que su devocién y ascetismo fueron tales que se castré a si mismo para eludir las tentaciones sexuales, En Cesétea fundé una escuela deliserarura,flosofia y teologia, Con ocasién de las persecuciones de cristianos bajo el emperador Decio, fueapre- sado y torrurado en el afi 250, siendo liberado un afio des- pués, A causa de sus heridas, acabé muriendo alrededor de 254, probablementeen Tiro. Laobrade Origenes, centrada en} filosofiagriega (de inspiracién plarénica) y la docerina exis- tiana, abarca tratados dogméticas y de reologia préctica, es- critos apologéticos, exégesis biblica, cartas y escritos criticos. Su imporcancia para la historia de la filosofta y Ia teologla depende fundamentalmente del gran tratado Lepi dpydov (De prineipi), al que hace inmediatarnente referencia Benja- logético Contra Celnwm, en que rebate {co alejandrino Celso (s. 11), que fue seguramente el primer crtico importante del cristianisme Origenes es considerado asi de exégesis alegorica dela Escritura, ento de aunarla smo el iniciador del mérodo 123 La teorfa de la apocatdstasis (en latin: restitution prit- num statu, * sn al estado original”) sostiene que todas las criaturas participardn de la gracia dela salvaci6n, y ‘que también lo harin de particular manera los diablos y las almas perdidas. Origenes es el autor inicial de la doctrina, ‘cuyas bases ontol6gicas y cosmolégicas son propuestas en De -, 1 IV, yes formulada en IIL, VI, 3. Le sigue Gregorio de Nia, que entiende que el castigo por fuego después dela muerte es un proceso de depuracién, al del oro, al cabo del cual toda criatura celebrard la gloria divina. El tér- mino énoxardaraoi¢ ocurre una tinica vex en el Nuevo ‘Testamento (Actos, 3:20-21). ®LayamencionadaobraTlept dpydvy (De principit). % La referencia de Benjamin es al libro de Ernst Bloch Erbschaft dieser Zeit (Herencia de esta época, Zitrich, 1935), que puede considerarse como una reaccién’ ala relacién entre capitalismo y nacionalsoc cipal de la coleccibn de textos recogidos en la obras el concep to de no-contemparancidad (Ungleichacisigkit), bajo el cual se piensa la co-exiscencia de tiempos diversos en un mismo presente, es decir, las contradicciones del

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