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Asignatura:

Historia Dominicana II

Katherin Marlenis Encarnación Germán

(Participante)

15-0219

(Matrícula)

Facilitador:

Luis Daniel Vidal

Fecha:

17-08-2019
1- Investiga 10 aspectos positivos y 10 negativos durante del Era de
Trujillo. Redactar un artículo de opinión.

10 aspectos positivos

- Se pagó la deuda externa.


- No había tanta delincuencia.
- Se respetaban las leyes.
- No había corrupción en lo que era el gobierno ya que Trujillo era muy
problemático con relación a eso.
- Trujillo organizó la República ya que antes de Trujillo había un caos total
con relación a la política.
- Creció la economía.
- Todo el mundo tenía que trabajar.
- Rep. Dom. Estaba al mismo nivel que muchos países desarrollado.
- Trujillo veneraba y tenía en alto las fuerzas armadas.
- El peso estaba igual que el dólar.

10 aspectos Negativos

- Una gran ola de asesinatos.


- No había libertad de prensa.
- No había libertad de partidos.
- Las elecciones no eran democrática.
- Habían una enorme tasa de analfabetismo.
- Los sectores más pobres no tenían mucha alternativa de salir adelante.
- La educación de calidad solo era para los más privilegiados.
- No había muchas oportunidades para las mujeres.
- Se vivía una dictadura.
- Trujillo malvezaba fondo del estado en lo que es el culto a la
personalidad.

Opinión personal

Diría que el gobierno de Rafael Leónidas Trujillo tenía tantos aspectos positivos
como negativos, cabe destacar que en un gobierno donde existan tanto
simpatizantes como no simpatizantes la versión de la historia variará de
acuerdo al punto de vista en que estos se expresen. Son muchas las personas
que veían bien la forma de gobernar de Trujillo y desean que en la actualidad
volviera a existir algo así como también los que no desearían esto.
2- Realice un análisis de la película ‘’La Fiesta del Chivo”. Presenta en un
reporte los aspectos más relevantes de la oposición al régimen.

“La fiesta del chivo” es una novela cautivadora que relata hechos reales, que
trasportan a aquella era trujillista y a la tiranía que agobió a República
Dominicana durante 31 años. Es tratada de forma interesante y atrayente,
utilizando tres puntos de vista que se entrelazan para mostrar la crueldad a la
que pueden llegar las personas cuando el poder los ciega y quieren mantenerlo
a toda costa.

La visión del punto de vista de Trujillo es la más interesante, mostrando a un


viejo dictador con defectos humanos pero envuelto con un aura de divinidad
que presenta al público, para tratar de ocultar sus defectos y nunca mostrar
debilidad ante un pueblo que en cualquier momento se le echará encima y
acabará con él.

La novela es una ventana a la historia, que narra gráficamente los horrores que
produce una dictadura hacía su pueblo, que ha sido cautivado por su tirano,
pero del cual surgen héroes con la valentía suficiente para enfrentar el
monstruo, personajes que vienen a equilibrar la balanza en una era donde la
vileza servil para con el tirano era la forma de vida.

Es así que Vargas llosa deja para la posteridad una novela fascinante, que
encaja las visiones distintas en una sólo historia trágica, donde la crueldad se
hace presente para reflejar cómo el poder corrompe a quien no quiere soltarlo,
y de cómo el pueblo debe soportar con violencia y sangre los deseos absurdos
de su dictador.

Existen dos conflictos que giran alrededor de la obra, el primero es el ansia de


poder de Rafael Leonidas Trujillo y sus delirios de hacer lo que mejor le parecía
para la Ciudad Trujillo, mostrando la crueldad de la dictadura desde los tres
puntos de vista en que se narra la historia. El valor de la vida se ve
menospreciado por las torturas, desapariciones y asesinatos indiscriminados
patrocinados por el dictador, siempre con delirios de persecución y temiendo
atentados contra su vida. La novela es gráfica y dibuja la situación social en
que se sume República Dominicana bajo la dictadura y de cómo sus
ciudadanos deben sobrevivir siempre en pro de su máximo mandatario, un
anciano que da rienda suelta a sus deseos sexuales sin importarle a quien
dañe, lo importante son siempre sus necesidades por encima de cualquier otra
cosa.

El segundo conflicto gira alrededor de la planificación del atentado contra la


vida de Trujillo, toda una conspiración que atrapa y envuelve al lector a
presentar a ciudadanos hartos de la miseria en que se ha sumido su país por la
mano del tirano. Son los héroes que necesita Ciudad Trujillo, y que nacen para
purgar de la peor forma los pecados de quien fuera el hombre más poderoso
del país, asesinándolo cobrarían las muertes de cientos de personas inocentes
y de las niñas violadas y asesinadas por Trujillo, todo el complot en sí mismo
es el conflicto que da fuerza a la narración y que trata de dar equilibrio a una
historia cruel en donde el poder lleva consigo a la corrupción de un hombre que
no piensa más que en sus propios intereses.

El desenlace es obvio y predecible, la muerte de Trujillo, la cual no apaciguaría


las aguas de forma instantánea sino que desencadenaría una furia que
acabaría con la vida de los héroes que le quitan la vida al dictador, y que su
castigo sería la peores de la muerte, pero que sus ideales de libertad no
impedirían que le dieran la purga necesaria para que su país volviera a vivir
tranquilo sin la presencia de un tirano corrupto que no le importaba nada ni
nadie.

3- Investiga la situación del país tras la muerte de Trujillo, haciendo


énfasis en los aspectos políticos y militares. Elabora un resumen con los
resultados obtenidos.

Tras llegar al poder en 1930, Trujillo articuló la continuación del programa de


modernización de los ocupantes norteamericanos con las propuestas
nacionalistas que buscaban el establecimiento de un Estado plenamente
soberano (Avelino, 1995). Durante su larga dictadura, el tirano logró completar
la subordinación de todos los agentes de la vida social a los dictados del
Estado, ahora encarnado en su persona. Terminó por alterar el equilibrio antes
existente entre Estado y sociedad y entre el mundo rural y el urbano.
Encontró un país a la medida para el establecimiento del formato de su
dictadura: existían ya las premisas materiales para impulsar ulteriores
programas de modernización, puesto que el Estado se había logrado fortalecer
suficientemente a partir de la ocupación militar. Del otro lado, el limitado nivel
de maduración de los agentes sociales modernos permitía una subordinación
absoluta de la sociedad.

Así, la dictadura de Trujillo se sustentó en una sociedad agraria, políticamente


pasiva y por ende permisiva de las acciones del Estado, siempre y cuando no
alterara ciertos órdenes seculares, lo que le despejó el terreno para operar una
explotación sistemática del conjunto de la sociedad, cuyo eje se encontraba
naturalmente en el propio sector agrario (Cordero Michel, 1999). El desarrollo
capitalista resultante se derivó de la manipulación monopolista estatal, y estuvo
polarizado alrededor del binomio del emporio económico privado del dictador y
el sector público. El conjunto de la sociedad pasó a ser explotado
minuciosamente por medio de una variedad de mecanismos de extorsión
practicados por el Estado o con su auxilio directo8. Y, en la medida en que
Trujillo encarnó el desarrollo capitalista, restringió la maduración de la clase
burguesa privada. En última instancia, la generalidad de otros burgueses debía
subordinarse ante Trujillo, fuese en calidad de tributarios, socios o testaferros.
En contrapartida, la burocracia estatal quedó erigida en el agente social clave
del sistema, a tal grado que sustituía las funciones características de la
burguesía (Cassá, 1982).

Al cabo de pocos años de existencia de la dictadura, el Estado logró un control


absoluto sobre prácticamente todos los resortes de la vida social, en un grado
sin precedentes en la historia moderna de América. La eficacia burocrática se
plasmó en éxitos relativos de los programas de modernización, al tiempo que
éstos eran magnificados por efecto de la propaganda ideológica. De ahí
provino la exigencia de una uniformidad cultural que lograra que la regulación
de las relaciones entre agentes sociales o políticos quedara regida por los
términos del discurso oficial. Éste ponía el énfasis en la posición imponderable
de Trujillo como ente que encarnaba la unidad de la nación, proclama que sin
duda tenía un margen de eficacia tras décadas de aguda frustración nacional
(Peña Batlle 1954). Trujillo logró que los moldes ideológicos que emanaban de
su poder personal se infiltraran en la población a través de los medios de
comunicación, la transmisión oral por los agentes de base de la autoridad, el
sistema escolar y otros recursos.
La eliminación física de Trujillo, el 30 de mayo de 1961, se llevó a cabo, en
gran medida, bajo el supuesto de una solución conservadora que pudiera evitar
un estallido revolucionario (Vega, 1999), por lo que advino una tensión entre las
aspiraciones democráticas de las porciones más activas de la población urbana
y los esfuerzos de los norteamericanos por mantener contornos del pasado que
garantizaran la estabilidad. Aun los antitrujillistas de derecha resistieron esos
propósitos de Washington, pero a la larga, terminaron por aceptar una
transición que comportaba el mantenimiento de prácticamente todos los moldes
institucionales existentes, en aras de acceder al poder y de prevenir cambios
excesivos que pudieran hacer peligrar sus intereses.

El dominio oligárquico implicó que no se produjeran soluciones de continuidad


respecto del pasado trujillista. La democratización no pasó de planos
epidérmicos, habida cuenta de los intereses norteamericanos y de la visión
oligárquica de la burguesía tradicional que tomó el gobierno. En virtud de la
forma en que los norteamericanos incidieron en el proceso de transición entre
el remanente del trujillismo y la instauración de un nuevo esquema de
dominación, al inicio de 1962, el mayor cambio radicó en la salida del país y la
confiscación de los bienes de los integrantes de la familia Trujilllo y de un
pequeño círculo de allegados. La Constitución adoptada en 1962 fue una
reformulación de la antes existente, limitada a introducir cláusulas carentes de
verdadera trascendencia.

El aparato militar quedó intacto, señalándose únicamente la separación de los


familiares del tirano y de unos pocos oficiales acusados de crímenes
escandalosos. Desde entonces hasta hace relativamente poco tiempo, las
Fuerzas Armadas fueron el principal receptáculo de continuidad de la
mentalidad trujillista.

Los alineamientos políticos tomaron un molde en gran medida sentimental o


estuvieron determinados por parámetros elementales. Más allá de objetivos
genéricos, los nuevos protagonistas, estuviesen alineados en la derecha o en
la izquierda, carecían de percepciones acerca de cómo instrumentar sus
objetivos. Esta situación se recicló a través de fórmulas esquemáticas, poco
vinculadas a la especificidad del momento. En especial fue crucial el cúmulo de
dificultades que se interpusieron en la práctica de la naciente izquierda,
inmersa en condiciones favorables para su incidencia pero aquejada de falta de
experiencia y desconocimiento teórico de la política (Cassá, 1999).

Mientras los antitrujillistas se combatían entre sí, los trujillistas fueron


recomponiéndose gradualmente hasta encontrar un líder en Joaquín Balaguer,
uno de los intelectuales de mayor relieve durante la dictadura, designado
presidente formal de la República unos meses antes de la muerte de Trujillo.
Bajo el manto de Balaguer, porciones de quienes se habían propuesto
mantener la fidelidad al trujillismo actuaron con sentido de realismo y
oportunidad, y no tuvieron empacho en presentarse con ribetes socialmente
progresivos, incluso de corte reformista, acordes con las expectativas
populares y partidarios de un régimen democrático. Se trató de un artificio para
deslindarse del sector oligárquico antitrujillista que había tomado el poder y que
exhibía graves dificultades en la capacidad de conducción de los asuntos
públicos. Tal discurso en realidad encubría el propósito de restaurar un
ordenamiento autoritario inspirado en los moldes trujillistas, aunque por
supuesto abierto a la especificidad de la época.

El liderazgo de Balaguer se fue construyendo primordialmente a partir de la


cohesión de franjas intermedias de la burocracia trujillista hasta su proyección
hacia la población como medio de consolidación de tal proyecto. En efecto, el
grupo nucleado por Balaguer mostró tener claridad acerca de los
requerimientos de la unidad alrededor de un líder. Esto fue tanto más
importante en la medida en que, básicamente, no sentían adhesión hacia
Balaguer sino en la justa medida en que encarnaba el trujillismo. El líder
verdadero de ese colectivo siguió siendo Trujillo.

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