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Subjetividad
e institucionalidad educativa
• Álvaro Díaz Gómez
Resumen
La institucionalidad educativa expresada en agencias socializadoras ha
centrado su quehacer en los procesos de enseñanza, donde los alumnos
son asumidos como sujetos y, hasta hace muy poco, se rayaba en asumirlos
como objetos, tanto del conocimiento, como para el conocimiento. Los
últimos giros en la pedagogía y en las ciencias sociales y humanas han
permitido que se reconozca el papel creador que tienen los estudiantes
en la construcción del conocimiento. Con ello se ha comprendido que
existen procesualidades que escapan a los mecanismos de control y poder
inherentes a la enseñanza/aprendizaje, con lo que el sujeto, en cuanto
potencia, instituye mundos, se desujeta de las amarras que pretenden
cosificarlo, intenta actos de creación y avanza en su consolidación, lenta
y pausadamente. Así, mediante procesos de subjetivación, los estudiantes
y los mismos docentes desplieguen sus subjetividades. De tal manera, en
el salón de clases lo que se presenta es la institución de un nuevo tipo
de sujeto, de un sujeto con subjetividad. Sobre éstos despliegues, trata el
presente texto.
Abstract
The educational institution, expressed in socializing agencies, has focused
its task on the teaching processes, where the students are assumed as
subjects and, up to recent times, were emphatically assumed as objects
both of knowledge and for knowledge. The late turns of pedagogy and
Key words
Subject, Subjectivity, School, Power.
las pruebas del Estado, conocidas como el examen del ICFES. Lo hace como
todos los demás, al mismo día, a la misma hora y en el lugar asignado. Al
igual que los otros jóvenes, sólo ingresa con un lápiz de mina negra, borrador
y tajalápiz; no admiten iPod, ni celulares, ni calculadoras, ni computadoras,
ninguno de los mediadores actuales de aprendizaje.
Son dos días en los cuales se encuentra frente a frente con el cuadernillo de
preguntas que sintetizan el conocimiento académico, que de forma conden-
sada (en cuanto éste es infinito), le han transmitido –o que él ha construi-
do- en el colegio. Igual, está uno a uno con la hoja de respuestas, esas largas
columnas, con lóbulos abiertos como si fueran ojos fiscalizadores de su saber,
sus miedos, su expectativa, sus horizontes, sus desencantos. Pero allí está y
debe optar por una única alternativa. La respuesta que escoja, debe señalarla,
como quedará él señalado con el puntaje que obtenga.
Cumple la tarea. Ahora, a esperar los resultados. Cuando éstos son presen-
92 tados mediante la página Web del ICFES (modalidad virtual que caracteriza
los nuevos tiempos. Hace una década se hacía mediante correo postal) él,
ocupa el primer lugar en el puntaje obtenido por los participantes del co-
legio y el primer lugar de la zona. Su deseo: estudiar Diseño Gráfico en la
Universidad.
1. Por sentido subjetivo compartimos el planteamiento de González (2007: 15) quien dice
“En el sentido subjetivo se específica una cierta autonomía de lo emocional, que no
aparece como resultado de la mediación semiótica, sino que la acompaña. Es a esta
compleja unidad, dentro de la que circulan tipos diferentes de emociones que se asocian
de múltiples formas con diversos procesos simbólicos, a la que llamo sentido subjetivo.
El sentido subjetivo es una síntesis de otro orden de la multiplicidad de aspectos que
caracterizan la vida social, y que caracterizaron la historia de cada sujeto y espacio
94 social concreto”
el estudio de la comunicación gana interés si se piensa como
un espacio donde participa no sólo la posibilidad de intercam-
bios técnicos de información- en su sentido estadístico- sino,
también, de construcción de significados en contextos cons-
tituidos de relaciones…Las tecnologías pierden su posición
de neutralidad para jugar un rol significativo como artefactos
culturalmente negociados. (Siles, 2007: 96)
Entre estas ayudas empleadas en los procesos de aprendizaje hay sólo una
década de diferencia, con la presencia tradicional de los tres primeros en las
aulas de clase. Así, el lápiz se introduce en el siglo XVIII, una vez descubierto
el grafito, su relación es directa con la escritura y con los procesos ordenados
y lógicos de escribir de Izquierda a derecha y de arriba abajo, con una noción
de orden, limpieza y rigor, que si no se alcanzaba en el primer intento se debía
repetir previo uso del borrador. Allí quedaba la huella del escritor. La letra era
única, sello de identidad personal; ahora, mediante el procesador de palabras,
la letra no define a una persona, es homogénea, se presentan estilos posibles
de usar a manera de una plantilla, son estándar, universalizan la grafía. La
escritura puede ser hipertextual, con lo que se pierde la linealidad propia del
cuaderno, y se da un giro a las formas de lectura, donde las imágenes son
fundamentales como complemento y desplazamiento del texto escrito.
El celular, por su parte, rompe con la noción espacial de comunicación, ya
no se está atado a un cordón para poder tener contacto, la comunicación es
móvil, nómada, va con el oyente/hablante, lo que genera “profundas mu-
taciones antropológicas en nuestro modo de se ser en el mundo, esto es, de
sentir, pensar y actuar, tanto que estaríamos ante lo que podríamos denominar
el homo cellularis” (Vásquez, 2007: 123). El artefacto es multiuso (teléfono,
cámara fotográfica, Internet, video grabadora) y en formatos miniaturizados
(Ferraris, 2005).
Estos cambios a los que estamos haciendo referencia dan indicios de procesos
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Los tiempos actuales son los de la velocidad, aquellos que generan lo que
se ha dado en denominar “una vida fast” y que crean la sensación de no al-
canzar para la realización de las múltiples actividades que debemos llevar a
cabo. Tal tiempo, se ve trastocado en el ámbito escolar con la implementación
de la virtualidad y las tecnologías multimediales. Mediante la Internet los
tiempos de aprendizaje se vuelven asincrónicos, cada quien ingresa a la red
cuando lo desea, desde donde desea y durante el tiempo que desea. Pero,
además, genera comunidades académicas con personas quienes no conoce
y con quienes se van generando vínculos más inestables y pasajeros que los
que se pueden tener en al ámbito tradicional de la institucionalidad escolar.
Por lo tanto, va emergiendo un nuevo sujeto, con nociones diferentes del
espacio/tiempo, con otras competencias en el uso de las tecnologías de la
comunicación, con otras mediaciones en el aprendizaje y la producción del
conocimiento. En últimas, la subjetividad se despliega en otras condiciones
de temporalidad.
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Ahora, que los y las docentes intenten frenar estas expresiones no implica
que lo logren, generalmente los jóvenes siguen en el ejercicio de instituir sus
propuestas de vida al margen de la institucionalidad, aunque pertenezcan
a ella. Lo hacen “de espaldas al poder”, burlándose de él, oponiendo otros
mecanismos y lógicas de comprensión y vivencia del mundo; 97
un aspecto muy evidente es que la diversidad de identidades
juveniles emerge en la universidad y hace visible no sólo cons-
trucciones estéticas de los cuerpos sino también concepciones de
sociedad, prácticas culturales y narrativas vitales diferenciadas.
En contraste con el colegio, la universidad constituye un esce-
nario en donde la singularidad juvenil tiene más posibilidades
expresivas, por tanto diversidad de ideologías, vestuarios, len-
guajes y consumos culturales circulan en la vida universitaria.
(Escobar, 2007: 56)
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