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Antonio Gramsci
Antonio Labriola
Apuntes preliminares
1
Andreucci, Franco. La difusión y la vulgarización del marxismo. En Historia del marxismo: el marxismo en la
época de la II internacional(1), editorial Bruguera, 1980, p.15
2
Situación que develará más adelante Lenin por medio de diversos escritos, pero principalmente con su
libro La revolución proletaria y el renegado Kautsky
3
Gerratana, Valentino. Antonio Labriola y la introducción del marxismo en Italia. En Historia del marxismo: el
marxismo en la época de la II internacional(1), editorial Bruguera, 1980, pp.187-188
4
Ibíd., p.189
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jóvenes burgueses, de los cuales Bakunin estaría orgulloso.5 Como se puede ver, el
marxismo dogmático, tanto de Engels como de los principales dirigentes del Partido
Socialista Italiano, era incompatible con el pensamiento crítico-revolucionario de
Antonio Labriola.
Ahora bien, ¿quién era este filósofo que causaba tanta molestia a Engels y a los
dirigentes del PSI? Veamos. Antonio Labriola nace en Cassino (1843), en el seno de
una familia de la pequeña burguesía italiana, en 1861 se traslada a Nápoles para
asistir a la Universidad y estudiar filosofía.6 Entre los años 1870-1880 reconocerá filas
en el moderantismo italiano, del cual terminará por salirse debido a la corrupción
política y el transformismo parlamentario que experimenta dicha corriente.7 Su
adhesión al socialismo data entre los años 1879-1880.8 Además, entre los años 1886-
1889, Labriola se involucra con movimientos democráticos que luchaban por la
laicicidad del Estado, en una lucha constante contra la Iglesia. En este sentido, un
hecho notable es el intento de levantar un monumento a Giordano Bruno en protesta
hacia el poder eclesiástico.9 En 1894 escribe a Engels señalando que se le han “han
disipado todas las dudas sobre la interpretación materialista de la historia.”10 Antonio
Labriola, gigante pensador de la praxis, finalmente, muere en Roma el 4 de febrero de
1904.
5
Ibíd., p.190
6
Ibíd., p.192
7
Ibíd., p.202
8
Ibíd., p.203
9
Ibíd., p.210
10
Ibíd., p.214
11
Gramsci, A. (1992). Antología. México: Siglo XXI editores, p.383
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descuidado, o incluso se ignora, por los llamados ortodoxos… Por eso parece necesario
revalorizar el planteamiento del problema tal y como lo intentó Antonio Labriola.” 12 En
definitiva, Gramsci visibiliza la misma necesidad que nosotros, pues compartimos
plenamente la necesidad de volver a Antonio Labriola, de poner en circulación sus
ideas nuevamente. Gramsci nos plantea la tarea, procuraremos tomarla en nuestras
manos.
12
Ibíd., pp.457-458
13
Para el caso de una descripción histórica de la producción de Antonio Labriola puede consultarse el
ensayo de Jaime Massardo Sobre la concepción de la historia de Antonio Labriola. Cuestiones preliminares
publicado en el libro Gramsci en Chile por editorial Lom en 2012.
14
Anderson, P. (2015). Consideraciones sobre el marxismo occidental. Madrid: Siglo XXI España, p.78
15
Labriola, A. (s.f.). El manifiesto comunista de Marx y Engels. Roca, p.17
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16
Ibíd., p.20
17
Labriola, A. (1971). Del materialismo histórico. México: Grijalbo, p.27
1818
Ibíd., p.27
19
Ibíd., 31
20
Ibíd.,32
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Entonces, Antonio Labriola es un crítico del así llamado ‘progreso’. En este sentido,
Leszek Kolakowski ha subrayado que:
“Era especialmente difícil para los italianos, ya fueran o no marxistas, creer en una teoría del
progreso histórico ininterrumpido, pues toda la historia de su país en la época moderna venía a
probar lo contrario. Tras los tres siglos de regresión y estancamiento que siguieron la
Contrarreforma, toda intelligentsia radical estaba imbuida de un sentido de retraso económico
y cultural del país. Las esperanzas suscitadas por el Risorgimento no fueron suficientes para
dar calor a la convicción de que el progreso era una consecuencia inevitable de “leyes
históricas” y los filósofos italianos, marxistas incluidos, solían ser más sensibles a la diversidad,
complejidad dramática e imprevisibilidad del proceso histórico. También desde este punto de
vista Labriola introdujo en el marxismo italiano una actitud escéptica hacia las explicaciones
generales de la historia universal”21
Para Labriola, en realidad, no había mucho que discutir, puesto que para él era
evidente que Italia decaía en la modernidad, era imposible para el pensar o
representar la historia como un progreso ascendente de las condiciones de vida y
espíritu humano, los hechos demostraban que a partir del siglo XVI el esplendor
italiano se venía abajo.22 Para nuestro autor, el comunismo crítico, el marxismo,
precisamente va a develar la “marcha funesta”23 que adquiere el desarrollo de la
sociedad en la modernidad capitalista, es decir, no progresiva, sino decadente. En este
sentido, la dialéctica de la modernidad capitalista por sí misma permite que el
surgimiento de la riqueza engendre al mismo tiempo la miseria, de este modo, el
llamado progreso engendra el atraso.
21
Kolakowski, L. (1985). Las principales corrientes del marxismo. II La edad de Oro. Madrid: Alianza, p.179
22
Labriola, A., (1971). op.cit., p.125
23
Labriola, A. (s.f.). op.cit., p.43
24
Labriola, A., (1971). op.cit., p.46
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entregar su propia definición de la noción de progreso, el cual es: “el compendio moral
e intelectual de todas las miserias humanas y de todas las materiales desigualdades”.25
25
Ibíd., p.46
26
Ibíd., p.127
27
Ibíd., p.129
28
Ibíd., p.121
29
Labriola, A. (1969). Socialismo y filosofía. Madrid: Alianza, p.133
30
Labriola, A. (s.f.). op.cit., p.78
31
Labriola, A. (1969), op.cit., p.47
6
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32
Kolakowski, L. (1985), op.cit., pp.188-189
33
Labriola, A. (1969), op.cit., p.86
34
Ibíd., p.109
35
Labriola, A. (s.f.). op.cit., p.16
36
Labriola, A., (1971). op.cit., p.119
37
Labriola, A. (1969), op.cit., p.39
7
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38
Gramsci, A. (1992), op.cit., pp.382-383
39
Labriola, A. (1969), op.cit., p.37
40
Ibíd., p.68
41
Labriola, A. (s.f.). op.cit., p.50
42
Labriola, A., (1971). op.cit., p.106
43
Labriola, A. (1969), op.cit., p.87
44
Ibíd., p.136
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Otra tendencia y aún más peligrosa que todas las anteriores, detectada
por Labriola, es el dogmatismo, el cual impide dar vida, movimiento, superación
crítica, al pensamiento marxista. Para nuestro autor el marxismo es inevitablemente
crítico, por ello señala: “Puesto que esta doctrina es en sí misma la crítica, no se puede
continuar, aplicar y corregir sino críticamente.”46 El pensamiento marxista no se
desarrolla sobre la base de escrituras sagradas, eternas e inamovibles, para Labriola:
“no hay frase más insípida y ridícula que aquella que proclama al Capital Biblia del
socialismo” o “…el socialismo no es una iglesia ni una secta que necesite el dogma o la
fórmula fija”.47 Para Labriola la actividad revolucionaria es esencialmente crítica. En
este sentido, el marxismo de Labriola coincide con un planteamiento filosófico no
acabado o cerrado, sino que se encuentra en devenir constante, el cual debe a su vez
ser continuado, re-elaborado, re-conceptualizado.48 Por ello va a decir: “Los
doctrinarios y presuntuosos de toda clase, que necesitan ídolos de la mente, los
fabricantes de sistemas válidos para la eternidad, los redactores de manuales y de
45
Ibíd., p.96
46
Ibíd., p.53
47
Ibíd., pp.53-67
48
Ibíd., p.47
9
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Palabras finales
49
Ibíd., p.48
50
Ibíd., p.52
51
Ibíd., p.52
52
Ibíd., p.78
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Bibliografía
Anderson, P. (2015). Consideraciones sobre el marxismo occidental. Madrid: Siglo XXI España.
Kolakowski, L. (1985). Las principales corrientes del marxismo. II La edad de Oro. Madrid:
Alianza.
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