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Aristóteles

Luis Alberto Fernández Ramírez.*

Aristóteles también pertenece al selecto grupo de grandes filósofos griegos,


además de ser científico y polímata. Discípulo de Platón y maestro de Alejandro
Magno, sus pensamientos a la fecha siguen vigentes y son dignos de estudio –de
allí que se le denomine clásico-. En esta ocasión se analiza un breve pasaje
contenido en su famosa obra <Aristóteles, Obras Filosóficas> la cual comenta
(Amurrio), dentro de su compilación denominada “Clásicos del Pensamiento
Político”.

1. PENSAMIENTO POLÍTICO.
Una de las frases más célebres de Aristóteles se halla en el siguiente
pensamiento:
“El hombre es animal político”, es decir, sociable por naturaleza. De ello se desprende que los
hombres tiendan a vivir reunidos, aun cuando no precisen ayuda de sus semejantes; además,
si se agrupan es porque sus intereses son comunes, logrando mejor el bienestar general de
manera colectiva que individualmente, cosa que representa su fin principal.

El Estado es la forma de asociación más elevada, no sólo en términos de valores sociales e


institucionales u objetivos, sino en términos de la propia naturaleza del hombre. En la familia,
el hombre se reproduce; en el pueblo satisface deseos elementales de camaradería humana;
sólo en el Estado logra su propio ser y especialmente la parte más elevada de sí mismo.

2. REALIDAD NACIONAL.
Este atributo que Aristóteles califica como inherente y natural al ser humano,
es la causa y a la vez la razón que ha permitido el desarrollo de las sociedades,
de las ciudades y de los Estados en la forma que las conocemos, (incluyendo el
nuestro desde luego), toda vez que independientemente de la forma de gobierno
que se adopte –monarquía, la aristocracia y la democracia-, el mismo surge por
esa necesidad de reunión o asociación propia del ser humano.

* Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Abogado y Notario,


Universidad Rafael Landívar. Maestro en Ciencias en Derecho Civil y Procesal
Civil, Universidad San Carlos de Guatemala. Master en Ciencias Forenses,
Universidad de Valencia, España. Doctorando en Derecho, Universidad San
Carlos de Guatemala. Doctorando en Ciencias Políticas y Sociales,
Universidad de Occidente. Juez de Sentencia de Quetzaltenango. Organismo
Judicial, Guatemala.
Dicho pensamiento además rompe una idea que se ha tenido durante mucho
tiempo, como lo es que dicha asociación el ser humano la realiza por mera
necesidad, es decir, en búsqueda de ayuda de sus semejantes. Aristóteles es claro
en indicar que no es esa la razón de la asociación de seres humanos, sino es algo
innato al mismo. Noción esta que (Cicerón) citado por Amurrio reafirmara mucho
tiempo después al indicar:
Otros filósofos han considerado con mucha razón estos sistemas como visiones quiméricas, y
han enseñado que no a los ataques de las fieras, sino a la misma naturaleza humana debía
atribuirse la formación de las sociedades; que los hombres se han reunido porque tienen
naturalmente horror a la soledad y necesidad de verse reunidos con sus semejantes… como
gérmenes; porque ni las otras virtudes de la República descansa en simples convenios.

Mostrando una clara oposición a la idea que Rousseau tiempo después


formulara con su famosa obra <El Contrato Social.>

De lo anterior se concluye que la formación de los Estados obedece a la


necesidad de agrupación de los seres humanos, que de dicha forma es a través
de la cual el ser humano puede satisfacer su auto realización y deseos más
elevados, en búsqueda de una vida virtuosa. Téngase presente otra frase célebre:
“Solo una bestia o un dios es incapaz de vivir en sociedad o no tiene necesidad de
ella” El comprender ello es sumamente útil para poder establecer cuál es la
justificación y propósito de que los Estados existan.

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