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¿Cuál es el Método de Estudio de la Economía?

Por

Scarlet Fernández Estecche

El método de estudio de la economía puede reducirse a la realización de cuatro principios básicos


del método científico: observación, inducción, deducción y comprobación.

No obstante, desde el nacimiento de la disciplina, la dicotomía respecto a cuál método de estudio


emplear siempre ha estado presente.

metafora de los metodos estudio de economia

La economía es considerada una ciencia, siendo su objetivo principal es establecer principios,


teorías y modelos de análisis que permitan explicar los fenómenos económicos que surgen tanto
en el ámbito doméstico y particular, como en el general y global estudiando la dinámica de los
mercados financieros internacionales.

La disciplina surge en el año 1776 con la publicación de la famosa obra de Adam Smith La riqueza
de las naciones, convirtiéndose en una de las principales ciencias sociales de la actualidad.

Comúnmente es definida como «el estudio de la forma en que la sociedad utiliza los recursos
productivos escasos para obtener diferentes bienes y distribuirlos para su consumo presente o
futuro teniendo por objetivo analizar la conducta humana respecto a la producción, intercambio y
uso de bienes y servicios».

La economía estudia la manera en que se fijan los precios de los bienes y factores productivos, así
como el comportamiento de los mercados financieros a nivel local y global, la participación del
Estado y los gobiernos en el mercado y el comercio internacional.

El objetivo de esta ciencia es analizar todo tipo de fenómenos desde tres aspectos: la economía
descriptiva, la teoría económica y la economía aplicada.
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Enfoques de estudio de la teoría económica

La economía puede estudiarse desde dos enfoques teóricos principales:

Microeconomía

Consiste en una serie de hipótesis teóricas que buscan explicar cómo funcionan los mercados
individuales, haciendo uso de diversas teorías: teoría del mercado, teoría de la demanda y el
consumidor, teoría de la oferta, la empresa y la producción y teoría sobre las estructuras de los
mercados.

Dicho enfoque suele aplicarse al estudio de la economía laboral o urbana, así como cuando se
desea analizar la regulación económica que llevan a cabo los mercados, economías domésticas o el
Estado.

Macroeconomía

Hace referencia al conjunto de construcciones teóricas que tienen por objetivo explicar cómo
funcionan las economías nacionales y globales, haciendo uso de diversas aproximaciones teóricas
como: la teoría de los ciclos, la teoría de las finanzas públicas, la teoría del dinero y el crédito y la
teoría de la economía internacional.

Este enfoque posee más aplicaciones relacionadas con la economía internacional, tras enfocarse
en el estudio de las finanzas públicas, la administración pública y la economía de los diferentes
países alrededor del mundo.

Principales métodos de estudio de la economía

Método inductivo

También denominado empírico, fue uno de los primeros métodos propuestos por Adam Smith
para estudiar la economía.
Dicho método consiste en establecer proposiciones, teorías o análisis de carácter general
obtenidas por la observación y experimentación de casos particulares aislados. El objetivo es
estudiar lo específico para llegar a una conclusión general.

En primer lugar debe llevarse a cabo una etapa de observación y registro de los diferentes hechos
económicos que se están estudiando. Posteriormente analizar lo observado estableciendo
definiciones claras de los conceptos observados. Finalmente formular proposiciones científicas y
enunciados universales generales.

Un ejemplo de este método puede precisarse a través de la ley de oferta y demanda, donde el
hecho de que los precios de diferentes productos particulares hayan disminuido se deba a una
generalidad, a saber la existencia de mayor oferta.

Este método parte de la idea de que para llegar a las leyes que rigen la economía, es necesario
partir del estudio de casos particulares.

Método hipotético deductivo

Acogido desde los escritos de David Ricardo, se enfoca en establecer proposiciones, teorías y
análisis partiendo de un principio general, a saber una hipótesis, con el objetivo de analizar y
explicar diferentes casos particulares.

En primer lugar, debe plantearse la hipótesis que se utilizará, luego deben analizarse los
fenómenos económicos en base a dicha hipótesis para posteriormente, enunciar leyes de carácter
general.

El método deductivo es opuesto al inductivo, ya que se busca estudiar una proposición general
para explicar lo particular. De igual forma puede tomarse la ley de la oferta y la demanda como
ejemplo.
Puede afirmarse que la existencia de una gran oferta de productos originara una disminución en la
demanda de éstos por lo que bajar los precios sea una acción razonable a realizar.

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Otros métodos de estudio empleados en la economía

Método analítico-sintético

Al utilizar el método analítico se busca realizar un análisis profundo de las diversas variables que
conforman el fenómeno económico.

Tiene el objetivo de tomar en consideración la influencia e incidencia de diferentes aspectos, como


los sociales y políticos, en el caso de estudio. Así, de la generalidad, se estudian las
particularidades, descomponiendo el al hecho económico.

Mientras que al realizar un juicio sintético, el objetivo que se persigue es unificar sistemáticamente
los diferentes elementos heterogéneos y aislados que conforman al caso de estudio para
comprenderlo en su totalidad.

Método matemático y estadístico

Partiendo de la idea de que la economía es una ciencia y que es crucial verificar y comprobar todas
las teorías propuestas, es imprescindible el uso de las matemáticas y los métodos estadísticos.

Éstos ayudan a comprobar si el fenómeno económico se ajusta bien o no a las predicciones, teorías
e hipótesis previamente elaboradas.

Un claro ejemplo de ello es la econometría, la rama de la economía que se dedica a la


contrastación empírica de teorías y modelos con datos económicos recogidos.

Método behaviorista
Tratándose de una ciencia social, es vital tomar métodos de la sociología o psicología para estudiar
cómo los comportamientos sociales influyen en las economías locales y globales.

Si bien la economía debe analizar la conducta de los diferentes agentes económicos que
intervienen en los mercados y lo qué les motiva a formar parte de los diferentes ciclos
económicos, se hace necesario el estudio de disciplinas que ayuden a entender la conducta
humana.

Política económica

La política económica hace referencia a las diversas estrategias que los gobiernos y el Estado
ponen en práctica para conducir la economía de un país.

De ahí que la economía deba a su vez estudiar y conocer las políticas fiscales y comerciales que los
gobiernos ponen en práctica, con el objetivo de analizar el hecho o fenómeno económico en su
totalidad.
falacia

Engaño o mentira que se esconde bajo algo, en especial cuando se pone de manifiesto su falta
de verdad.

"el propósito del libro es mostrar cómo el esoterismo es una falacia; la falacia de su
planteamiento tiene ocasión de comprobarse en la praxis ineficaz"

Una falacia es un razonamiento no válido o incorrecto pero con apariencia de


razonamiento correcto. Es un razonamiento engañoso o erróneo (falaz), pero que pretende
ser convincente o persuasivo. Todas las falacias son razonamiento que vulneran alguna
regla lógica. Así, por ejemplo, se argumenta de una manera falaz cuando en vez de
presentar razones adecuadas en contra de la posición que defiende una persona, se la ataca
y desacredita: se va contra la persona sin rebatir lo que dice o afirma.

No debemos confundir validez y verdad, como ya hemos visto y las falacias se caracterizan
porque algo falla en el razonamiento mismo, es decir, o falla la forma y falla el contenido o
significado ---la materia--- de los argumentos supuestamente lógicos o válidos. Así sn
algunos casos el problema es la ambigüedad de algunos términos, que nos permitía
utilizarlos con dos sentidos distintos en distintas premisas, con lo que al final llegábamos a
una conclusión disparatada. Otras veces, en cambio, lo que están mal son las premisas
(partimos de premisas falsas que nos parecen verdaderas). Finalmente, hay veces en que lo
que está mal es la relación misma entre las premisas (que no es lógica).

Por tanto, clasificamos las falacias en formales y no formales o materiales.

Tres falacias económicas. (Publicado en


Mercados de El Mundo)
Escrito a las 1:41 pm

La economía no es una ciencia, pero sí un conjunto articulado y sistemático de saberes


sobre cómo funcionan e interactúan aquellos aspectos de la actividad humana relacionada
con la producción y distribución de bienes económicos. Nos permite, por tanto,
predicciones muy condicionadas por circunstancias cambiantes, entre las que desempeña
un papel fundamental el estado de ánimo de los agentes. Aunque no todos los economistas
están de acuerdo, simultáneamente, sobre las mismas cosas, si existe amplio consenso sobre
muchos asuntos fundamentales, alcanzado tras estudios empíricos, análisis histórico y
debates científicos.

A veces, como ahora, algunos de esos consensos económicos se contradicen con


las posiciones defendidas por los que toman las decisiones políticas, razón por la cuál,
conviene evidenciarlo para evitar que se sigan adoptando, supuestamente con aval experto,
medidas que afectan gravemente al futuro de muchas personas y que, en realidad, se
adoptan por razones ideológicas que no se quiere explicitar. A eso llamaremos falacias y no
dejan de serlo por mucho que haya gente a favor, de la misma manera que la existencia de
personas que sigan creyendo que el sol gira alrededor de la Tierra, no equipara esta posición
a la razón científica.

Primera falacia: la austeridad trae crecimiento. Los países periféricos del euro,
sometidos a complejos procesos de sobreendeudamiento, público y privado, deben sin
duda, efectuar curas de adelgazamiento que fomenten un ahorro que permita devolver los
préstamos contraídos. De acuerdo. Pero dejando al margen el debate sobre los ritmos y los
plazos del proceso, someter a un país a un proceso intenso de austeridad, no es, como se
dice, condición necesaria para crecer luego. En economía, existe consenso sobre que un
recorte del gasto global, hace caer la demanda agregada y deprime la actividad. Es la
paradoja de la austeridad: un anacoreta, viviendo de bayas y frutos silvestres, puede ser
incluso un hombre santo, pero si todos fuésemos anacoretas, nuestra renta per cápita se
hundiría porque las empresas quebrarían. Puede que ello nos hiciera más felices, pero no
proporciona crecimiento. Por tanto, si estas muy endeudado, en una primera fase es
necesario ajustar gastos. Pero de ello no se derivará, de forma automática, mayores ingresos
posteriores (crecimiento). Y sin generar mayores ingresos (crecimiento), es imposible que
solo a base de apretarse el cinturón se pueda hacer frente a deudas tan cuantiosas como las
que tienen empresas, familias y estado ya que la capacidad de ahorro depende, sobre todo,
del nivel de ingresos. El centro de estudios del BBVA ha calculado que por cada punto de
reducción del déficit en España, el crecimiento se recorta en 0,5 décimas, similar a los 0,7
que calculó FUNCAS. Así, rebajar el déficit será necesario, pero deprime la economía, no
genera crecimiento, como sostiene la falacia defendida por algunos en base a teorías
pensadas en otros contextos según las cuales existen los “ajustes expansivos de gasto”.

Segunda falacia: si no hay dinero público, no pagamos por la crisis bancaria. En el


centro de esta crisis ha estado el sistema financiero mundial, con su capacidad
extraordinaria para generar deudas sofisticadas, burbujas especulativas, activos tóxicos y
riesgos por insolvencia. La quiebra de algunos bancos y el rescate organizado por todos los
gobiernos afectados, de cualquier signo político, ha desatado en muchos la idea de que
como los bancos son “ricos” y muchos de ellos han estado dirigidos por criterios que han
resultado gravosos para el conjunto de la sociedad, deberíamos dejarlos caer a estos, sin
ayudas, para que purguen sus culpas. Como si su caída fuese gratis o no nos arrastrasen a
todos. Tenemos que separar la exigencia de responsabilidades a los gestores, asunto sobre el
que en España se ha ido poco lejos en comparación con otros países, con la defensa del
papel que las entidades financiera desempeñan en una economía moderna. Si los problemas
de liquidez y solvencia de las entidades bancarias provocan una sequía de crédito como
consecuencia, eso afecta a todos ya que genera cierre de empresas y paro. Los que creemos
que el Estado debe de intervenir en la economía para contrarrestar los fallos del mercado y
en defensa del interés colectivo no podemos negarnos a regular, ni a reconocer que inyectar
dinero público en bancos, puede ser, en determinadas circunstancias, la solución menos
mala desde el punto de vista de la eficiencia y la equidad, aunque exija fuertes impuestos a
las ganancias cuando las hay. No hacerlo, resulta mucho más caro ya que significa
continuar empantanados en una crisis por falta de crédito o poner al sistema al borde de la
quiebra global como estuvo a punto de suceder cuando se dejó caer Lehman.
Tercera falacia: sin moneda propia, no se puede devaluar. De una crisis como esta no se
sale sin ajustar costes a la baja. Repito, no se sale sin mejorar competitividad mediante
todas sus rubricas, pero también, rebajando costes que es lo que tiene un impacto más
directo y rápido. No poder hacerlo devaluando el valor de la moneda no significa que no se
deba hacer, o mejor dicho, que no se haga. De hecho, el paro y la bajada de sueldos son dos
maneras prácticas de devaluación interna. Pero socialmente más injustas y perjudiciales que
si hacemos un proceso ordenado de rebaja de costes empresariales sustituyendo carga fiscal
sobre el trabajo (cotizaciones sociales) por otros impuestos sobre hechos imponibles que no
afectan a la competitividad de los productos (IVA, renta y riqueza). En este caso, como en
el de la banca, el problema existe y la solución se encuentra de una manera o de otra. Pero
de nosotros depende que sea socialmente mas injusta o menos en función de que lo
hagamos consciente y ordenadamente, o no.

Después de constatar que la luz que se veía al final del túnel era el temido tren
que venía en sentido contrario, el problema no se evapora por mucho que cerremos los ojos
o nos enzarcemos en discusiones sobre quien nos metió en el túnel y quien corrió hacia la
luz. Necesitamos cabeza fría, racionalidad, pactos y desechar falacias.

Vamos a ver tres falacias económicas que explica muy bien Sean Masaki Flynn y que
están de plena actualidad. Seguro que muchas personas se sorprenderán.

– La masa laboral:

Se suele presentar un argumento como solución al desempleo que no es otro que pensar que
existe una cantidad fija de trabajo que se puede dividir entre tanta gente como se quiera. La
idea es que si conviertes una semana laboral de 40 horas en una de 20 horas, las empresas
tendrán que contratar al doble de trabajadores. Que le pregunten a Francia cómo les fue tras
reducir la semana de trabajo a 35 horas. Y es que contratar nuevos trabajadores conlleva
gastos fijos como la Seguridad Social, de manera que sale más caro tener a dos trabajadores
20 horas a la semana cada uno que un solo trabajador 40 horas a la semana.

– El proteccionismo es positivo como defensa frente a la competencia extranjera:

El proteccionismo se podría definir como aquella doctrina o rama económica que está a
favor de que un país proteja aquello que produce frente a los productos de otros países que
le suponen una competencia y para ello utiliza diversos medios tales como los derechos de
aduana y otras restricciones a las importaciones.

Así pues, se basa en la protección de la economía de un Estado frente a la presunta amenaza


que le supondría la importación de productos y bienes de otras economías que son
competencia directa. Para ello, se instauran tasas aduaneras y otros tributos impuestos a
todos aquellos productos o bienes que procedan del exterior, con la clara intención de
obtener un saldo positivo con las transacciones comerciales a nivel internacional.

El problema es que se corre el riesgo real de que algunos bienes no puedan ser adquiridos
por todo el mundo y que puede provocar el cierre de determinados mercados, con el
consiguiente efecto pernicioso para la economía. Además, otros países podrían adoptar la
misma postura, con lo que la libre circulación de mercancías y bienes quedaría claramente
en entredicho y comprometida.

– Salarios bajos en el extranjero implican que los países ricos no pueden competir:

Se dice mucho que las empresas de los países ricos no pueden competir con las empresas de
los países en vía de desarrollo por las enormes diferencias de salarios. Bien, vamos a verlo
comparando una fábrica de USA con una fábrica de un país mucho más pobre…

Pongamos que la fábrica de USA paga a sus trabajadores 20 dólares la hora y la fábrica del
otro país paga 4 dólares la hora. Se podría pensar que como los costes laborales en la
fábrica extranjera son mucho más bajos, ésta puede vender a precios más bajos que la
fábrica de USA. Pero este argumento no tiene en cuenta dos cosas:

 Lo que en realidad cuenta son los costes laborales por unidad, no los costes laborales por
hora.

 Las diferencias en productividad suelen significar que los costes laborales por unidad son,
con frecuencia, casi idénticos, a pesar de la enorme diferencia en costes laborales por
hora.

Y es que como la fábrica de USA utiliza una tecnología mucho más avanzada, un trabajador
puede producir 20 unidades de producto en una hora y gana 20 dólares la hora, de manera
que el coste por unidad de producto es 1 dólar. En cambio la otra fábrica es menos
productiva, un trabajador produce sólo 4 unidades en una hora y al ser el salario 4 dólares la
hora el coste laboral por unidad de producto es también 1 dólar. Por tanto, no pueden
vender su producto a un precio más bajo que la fábrica de USA.

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