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UN PERRO NEGRO

Un perro. Un prado.
Un perro negro sobre un gran prado verde.

¿Es posible que en un país como éste aún exista un perro


negro sobre un gran prado verde?

Un perro negro ni grande ni pequeño ni peludo ni pelado


ni manso ni feroz.

Un perro negro común y corriente sobre un prado ordinario.


Un perro. Un prado.

En este país un perro negro sobre un gran prado verde


Es cosa de maravilla y de rencor.

TERCER MOVIMIENTO (AFFETTUOSSO)

Para hacer el amor


debe evitarse un sol muy fuerte sobre los ojos de la muchacha,
tampoco es buena la sombra si el lomo del amante se achicharra
para hacer el amor.
Los pastos húmedos son mejores que los pastos amarillos
pero la arena gruesa es mejor todavía.
Ni junto a las colinas porque el suelo es rocoso ni cerca de las aguas.
Poco reino es la cama para este buen amor.
Limpios los cuerpos han de ser como una gran pradera:
que ningún valle o monte quede oculto y los amantes
podrán holgarse en todos sus caminos.
La oscuridad no guarda el buen amor.
El cielo debe ser azul y amable, limpio y redondo como un techo
y entonces
la muchacha no verá el dedo de Dios.
Los cuerpos discretos pero nunca en reposo,
los pulmones abiertos,
las frases cortas.
Es difícil hacer el amor pero se aprende.
NOCTURNO

Vivo en una casa protegido


por mujeres pequeñas, alegres y benignas.

Fuera de eso, el aire es áspero y azul


(y malo para el asma).

Un abra entre las nubes y la tráquea


atrás del horizonte.

Inmóvil dentro y fuera del pulmón,


compacto y plano.

Las hormigas pululan a la luz de la luna


y sin destino.

Las aguas se retiran y nos privan


de todas las especies comestibles.

No tardes, Nora Elvira, amada y lenta.


Lenta mía y bucólica no tienes
ni siquiera la excusa
de algún verde pasado rural.

CUATRO BOLEROS MAROQUEROS

Con las últimas lluvias te largaste


y entonces yo creí
que para la casa más aburrida
del suburbio
no habrían primaveras
ni otoños ni inviernos ni veranos.
Pero no.
Las estaciones se cumplieron
como estaban previstas en
[cualquier almanaque
Y la dueña de la casa y el cartero
no me volvieron a preguntar
por ti.

Para olvidarme de ti y no mirarte


miro el viaje de las moscas por el aire
Gran Estilo
Gran Velocidad
Gran Altura.

Para olvidarte me agarro al primer


tren y salgo al campo
Imposible
Y es que tu ausencia
tiene algo de Flora de Fauna de Pic Nic.

No me aumentaron el sueldo por tu ausencia


sin embargo
el frasco de Nescafé me dura el doble
el triple las hojas de afeitar.

EL VIAJE DE ALEJANDRA

Me veo (veo a mi padre Alfonso) sentado como un sapo sesentón al borde de la cama. El
mar se bambolea y arrastra entre sus tumbos los ropajes brillantes de las vírgenes locas y
un lomo de ballena congelado. Algún avión retumba, en medio de la noche, como un
temblor de tierra. Yo no sé qué hora es. Sólo sé que mi hija menor partió en la madrugada.
Iba serena, con su mochila al hombro, y aunque acaba de cumplir los 23, parece un coatí
adolescente. Cúbrela con tu manto, Madre mía. Yo te la recomiendo. Es una joven bella y
de buenas costumbres. No la pierdas de vista. Aunque los aires estén endemoniados,
como este cielo fiero al borde de mi cama. Es fácil distinguirla. Tiene el pelo amarillo y no
es muy alta. Por lo demás, camina con suma dignidad. Ahora ya no sé cuántos inviernos
pasarán para que vuelva a casa. Apachúrrala, Madre milagrosa. Que sean sus jornadas
amables y propicias. Que los carabineros y guardias de frontera le sean bondadosos.

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