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PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

FACULTAD DE ARQUITECTURA DISEÑO


VIDA Y HORIZONTES
David Santiago Serna Molano
FECHA: 15/08/2019
Texto: (Boff, 2002)

EL ÁGUILA Y LA GALLINA CONVIVEN EN NOSOTROS

Esta historia está contada al estilo del midrash-haggadá hebreo (Este concepto se basa

en contar una historia de una forma diferente añadiéndole nuevos hechos de cualquier

contexto, para enriquecer la historia y se pueda entender mejor), representa una poderosa

metáfora de la existencia humana. Donde el autor quiere que miremos, encontraremos la

dimensión gallina y la dimensión águila. Están revestidas de muchos nombres: realidad y

sueño, necesidad y deseo, historia y utopía, hecho e idea, enraizamiento y apertura, cuerpo y

alma, poder y carisma, religión y fe, partícula y onda, caos y cosmos, sistema cerrado y abierto.

En la primera parte el autor habla de la complejidad, donde menciona que, la

complejidad es una de las características más visibles de la realidad que nos rodea. Todo está

en relación con todo. La complejidad procura respetar esa totalidad orgánica, hecha de

relaciones en red y de procesos de integración.

Asimismo, al hablar de que todo está en relación con todo, expone varias dualidades,

una de ella es entre cuerpo y alma la cual se compone por dos dimensiones del único y
complejo ser humano. Cada uno es totalmente hombre /mujer-cuerpo en la medida que tiene

exterioridad. En nuestra metáfora, cuerpo corresponde a la dimensión gallina. Al mismo

tiempo, cada uno es totalmente hombre/mujer-alma en la medida en que posee interioridad:

que capta la resonancia de las cosas dentro de sí, que experimenta y se siente conectado con

el cosmos, como un todo dinámico; que rebasa todos los límites del espacio y del tiempo; que

puede mantener una relación de intimidad con la realidad, Dios. Es la dimensión alma que

corresponde al águila. El ser humano es cuerpo y alma. La dimensión gallina funda el

positivismo, y águila el idealismo.

Continuando, otra dualidad presentada es la unidad compleja fe-religión, en la cual

ocurre la misma dialéctica. La religión es concreta, posee credo, moral, teología… es la

dimensión gallina. La fe encuentro vivo con Dios, establece diálogo directo con Él. Y de esta

experiencia, nace toda creatividad propia de los maestros del espíritu. Es la dimensión águila.

Surge también la dualidad ética-moral. La ética, como morada humana, no es algo

acabado y construido de una sola vez. El ser humano siempre está haciendo habitable la casa

que construyó para sí. Ético es todo aquello que ayuda a mejorar el ambiente para lograr una

morada saludable: materialmente sustentable, psicológicamente integrada y espiritualmente

fecunda. La moral es siempre plural y se resume como un sistema cerrado. La ética asume

este sistema: Posibilita el valor de abandonar elementos obsoletos de las diferentes morales.

Nos confiere la osadía de asumir con responsabilidad nuevas posturas, nuevos valores. La

moral debe renovarse permanentemente bajo la orientación de la ética.

Por otro lado, en este capítulo, el autor menciona la escuela de Atenas de Rafael, con

esto el autor quería representar el paradigma occidental, entre Platón y Aristóteles. Donde por

un lado esta Platón con él es el hombre del mundo ideal, de la esencia perfecta de cada ser,
de la utopía de los grandes sueños de la apertura infinita del ser humano. En este caso Platón

sería el águila. Del otro lado esta Aristóteles, es el hombre del realismo, de los proyectos

viables, del camino bien definido, de la práctica concreta, como el mismo lo dice “Todos desean

conocer por naturaleza”. Así que Aristóteles seria la gallina. En esta pintura se puede ver a

Aristóteles apuntando hacia el cielo, representando su mundo del realismo y al lado esta Platón

apuntando hacia abajo, representando su mundo utópico.

Posteriormente, habla de los sistemas cerrados y abiertos, los cuales el los interpreta

mencionando que todo sistema presenta dos facetas: cerrado y abierto. Es cerrado, porque

constituye una realidad consistente, se autoorganiza y se auto-regula. Es la dimensión gallina.

Es abierto, porque se dimensiona hacia fuera, es interdependiente con otros seres y con el

medio circulante. Es la dimensión águila. Añadiendo a lo anterior, el autor también habla sobre

cuál es el mayor desafío entre esta dualidad y el este es hacer convivir el águila y la gallina

dentro de cada uno de nosotros: Nos toca buscar el justo camino para dar a cada una su

importancia. Sin jamás disociarlas. Seamos gallinas y al mismo tiempo águilas, ya que la

mayoría de las veces somo más gallinas y esto nos hace estar en una ceguera constante, así

que lo que necesitamos es ser también águilas para poder ver la luz de la realidad para tener

un equilibrio como menciona el autor.

Prosiguiendo, el autor expone una parte la cual llama “La hora del águila”, en esta habla

acerca de que cada uno de nosotros, necesita escuchar esa naturaleza interior, captar el águila

que se anuncia o la gallina que emerge. Usar la razón para ver claro y el corazón para decidir

con entereza, así como el águila cuando ve el sol, el cual le aclara su pensamiento y también

su corazón para tener de nuevo su corazón de águila. En el momento actual de la humanidad,

debemos captar el águila, su sagrado significado para el destino humano de hacernos volar

rumbo al espacio abierto. Es la hora y la vez del águila. Despertémosla. Se está agitando en
las mentes y en los corazones de muchos. Penetra la realidad de cada ser humano en

solidaridad.

Finalmente, el autor lo que quiere con este capítulo, es hacer caer en cuenta al lector

de que cada día se necesita ser más águila y gallina, mas no solo una de estas, ya que aquí

es donde uno llega al equilibrio, para ello es importante no separar los arquetipos águila-

gallina. Hay que negarse a ser solamente gallinas. Busquemos ser también águilas que ganan

altura y que proyectan visiones más allá del gallinero. Aceptemos nuestra condición de gallina.

Pero sin sacrificar al águila. Rescatemos nuestro ser de águilas. Es muy importante dar alas

al águila para encontrar el equilibrio.

1 BIBLIOGRAFÍA
Boff, L. (2002). El águila y la gallina: una metáfora de la condición humana. Madrid: TROTTA.

Moreno, M. I. (2009). Platón: leyendo la República (506-521 c). Valencia: Universitat de Valencia .

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