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CONSEJO DE ESTADO

SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO

SECCIÓN TERCERA

SUBSECCIÓN C

Consejero Ponente: Enrique Gil Botero

Bogotá, D. C, catorce (14) de marzo del dos mil doce (2012)

Expediente: 22.291

Radicación: 05001-23-24-000-1991-05882-01

Actor: Julio Ernesto Gómez Montoya y Otros

Demandado: Empresas Públicas de Medellín E.S.P.

Asunto: Acción de reparación directa

Decide la Sala el recurso de apelación interpuesto por el demandante contra la sentencia del
16 de octubre de 2001, proferida por el Tribunal Administrativo de Antioquia, en la que se
resolvió lo siguiente:

“1. DENIÉGANSE LAS SÚPLICAS DE LA DEMANDA.


“2. Sin costas, porque no se causaron.” (fl. 248 cdno. ppal).

I. ANTECEDENTES

1. El 17 de abril de 1991, los señores Julio Ernesto Gómez y Gilma Rosa Gil, actuando en
nombre propio y en representación de los menores: Sandra Milena y José Antonio Gómez Gil,
a través de apoderado judicial, interpusieron demanda de reparación directa contra las
Empresas Públicas de Medellín (en adelante EPM), para que se le declarara patrimonialmente
responsable de las lesiones sufridas por Julio Ernesto Gómez, a causa de la descarga eléctrica
que recibió el 12 de mayo de 1989.

En consecuencia, deprecaron que se condenara al pago, por concepto de perjuicios morales, a


la suma de 1.000 gramos oro, para cada uno; por perjuicios materiales, en la modalidad de
daño emergente, $1´100.000,oo, correspondiente a los gastos médicos, pasados y futuros; en
la categoría de lucro cesante consolidado $4'200.000,oo y, por lucro cesante futuro,
$20'004.924,oo. Finalmente, solicitaron $10'000.000,oo por la disminución de la capacidad
laboral del lesionado.

2. Como fundamento de sus pretensiones, narraron los siguientes hechos:

2.1. Julio Ernesto Gómez fue contratado por la sociedad Peláez y Soto Ltda. con el fin de
revocar la fachada de la edificación en la que funcionaba su establecimiento de comercio, y
posteriormente, pintarla con los logotipos de la empresa.

2.2. El establecimiento de comercio estaba ubicado en la calle 75B #64c-08 del barrio Caribe de
la ciudad de Medellín. Delante de uno de los muros de la empresa se encontraba instalado un
poste de energía eléctrica, a una distancia de 40 cm.

2.3. El 12 de mayo de 1989, el señor Julio Ernesto Gómez, en cumplimiento del contrato en
cuestión, se hallaba sobre un andamio metálico revocando la fachada del muro, cuando la
fuerza de atracción generada por los cables de alta tensión causaron una descarga eléctrica
sobre el andamio donde se encontraba.

2.4. La descarga eléctrica sufrida por el demandante le ocasionó graves lesiones en su mano
derecha, que le quedó desprovista de funcionalidad y con posibilidad de amputación.
2.5. La capacidad laboral de Julio Ernesto Gómez disminuyó de forma significativa, lo que ha
generado problemas para la adquisición del sustento diario de su núcleo familiar, conformado
por la señora Gilma Rosa Gil y sus hijos José Antonio y Sandra Milena, que dependen
económicamente de él.

2.6. Como consecuencia de la lesión en su mano, el señor Julio Ernesto Gómez ha sufrido
problemas de orden físico y moral, debido tanto a los constantes dolores e incomodidades,
como a los problemas sicológicos que le produce su limitación para trabajar y el aspecto
estético de su mano.

3. La demanda fue admitida, en auto del 17 de mayo de 1991, y notificada en debida forma.

En la contestación, el apoderado de EPM se opuso a los hechos y las pretensiones. Aclaró que
el contacto se produjo con la acometida particular de la empresa y que los cables de energía
no lanzan descargas eléctricas. Sostuvo que fue el demandante quien imprudentemente
acercó un objeto metálico a los cables de la acometida particular de la firma Peláez y Soto
Ltda., por lo que el cuidado y mantenimiento de ésta era responsabilidad del propietario del
inmueble. Como excepciones principales planteó la culpa exclusiva de la víctima, la
inexistencia de falla del servicio y falta de jurisdicción, habida cuenta que el responsable es un
particular, por tanto, el conocimiento de la acción correspondía a la jurisdicción ordinaria.

En escrito separado, llamó en garantía a la compañía de Seguros Universal S.A., en virtud del
contrato de seguro de responsabilidad civil extracontractual suscrito con esa sociedad.

4. Por auto del 6 de marzo de 1992, se aceptó el llamamiento en garantía. La Compañía


Seguros Universal S.A. en Liquidación dio contestación al llamamiento, sin hacer ningún
pronunciamiento sustantivo sobre los hechos del proceso y, solicitó que se absolviera al
demandado de todas y cada uno de las pretensiones, y en consecuencia, se le declarara,
igualmente, libre de responsabilidad. (fl. 78-79 cuad.1)

5. Concluida la etapa probatoria, iniciada por auto del 15 de septiembre de 1992, y fracasada
la conciliación, se corrió traslado para alegar.
5.1. El apoderado de los demandantes afirmó que, contrario a lo dicho por el apoderado de
EPM, los hechos no ocurrieron por negligencia del actor, y que fue electrocutado no por la
manipulación de varillas, sino por una descarga eléctrica despedida por el cableado, y que la
misma no se hubiera presentado de haber existido la distancia suficiente entre el poste
eléctrico y el muro en el que trabajaba la víctima. Sostuvo que el primer hecho indicativo de la
responsabilidad de la entidad demandada es el traslado posterior del poste de energía, para
que guardara la distancia que técnicamente debía conservar de la fachada del edificio, esto es,
1.5 metros, por tal razón, el suceso dañoso se debió a la cercanía de las líneas de energía.
Finalmente, puso de presente que la estabilidad económica familiar se vio resquebrajada por
la pérdida de capacidad laboral del señor Gómez, y su esposa se vio en la obligación de
trabajar en quehaceres a los que no estaba acostumbrada.

5.2. EPM solicitó la exoneración de su responsabilidad, en consideración a que no es


responsable de todo lo concerniente a las instalaciones eléctricas de la ciudad y, que la
propiedad de las redes, equipos y elementos que integran una acometida es de quien los
hubiere pagado. La responsabilidad de la entidad llega hasta la instalación de la acometida. En
su alegato, recalcó que en el proceso se demostró la culpa exclusiva del señor Gómez
Montoya, al manipular objetos metálicos de grandes proporciones, cerca de la acometida
propiedad de la firma Peláez y Soto Ltda., negligencia que se constituyó en causa eficiente del
hecho. Reiteró, además, las excepciones de inexistencia de falla del servicio, falta de
legitimación en la causa por pasiva, y falta de jurisdicción.

5.3. Seguros Universal S.A. en Liquidación alegó que la póliza de seguros tenía establecido un
deducible por siniestro de $3'000.000,oo, sin embargo, en el proceso estaba demostrado que
las líneas causantes del accidente no eran de propiedad de EPM, lo que hace improbable una
condena a cargo de la entidad.

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

En sentencia del 16 de octubre de 2001, el Tribunal Administrativo de Antioquia denegó las


súplicas de la demanda, al considerar que se configuró la culpa exclusiva de la víctima.

Entre otros aspectos, el a quo, puntualizó lo siguiente:

“Al estudiar el material probatorio allegado al proceso, no encuentra la Sala de decisión que
las Empresas Públicas de Medellín, incumplieran normas de protección expedidas por la
misma, o reglas establecidas a nivel nacional, sobre la colocación y paso de líneas conductoras
de energía eléctrica, carga que pesaba sobre el actor. Es más no aparece en el cuaderno,
medio de convicción que señale cual era el espacio que debía existir entre las líneas de
conducción eléctrica y la pared y a que distancia exacta se encontraban éstas de la fachada al
momento de producirse el accidente que le ocasionó lesiones al Sr. Julio Ernesto Gómez,
descartándose así cualquier falla en el servicio en que hubiere podido incurrir la demandada.
Tampoco se allegó medio probatorio que demuestre que la entidad frente a la que endilga
responsabilidad fue la que instaló la acometida particular que ocasionó el accidente, lo que
nos lleva a predicar que no nos encontramos ante una falla probada del servicio.

“(…) Para el Tribunal existe prueba en el proceso en relación a que el hecho generador del
perjuicio fue el manejo descuidado e imprudente que le dio el operario –hoy actor-, cuando se
dedicaba al revoque del frontis del edificio de la Compañía Peláez Soto Ltda., a un elemento
conductor de energía como es el andamio metálico que utilizaba para realizar dichos trabajos,
el cual al hacer contacto con la acometida particular propiedad de la preanotada empresa
ocasionó el accidente. Y que la víctima en un proceder contrario a la lógica, decidió armar un
andamio metálico aproximadamente de 10 a 15 metros de altura, cercano a una acometida
eléctrica lo que de por si le ocasionaba un riesgo a su integridad personal al realizar la tarea de
reparación de la fachada. Piénsese además que al ejecutar la labor encomendada (revoque), se
utilizan elementos de trabajo que pueden hacer contacto con un cable conductor de energía lo
que requiere, de quien realiza una actividad de esa índole, la utilización de elementos de
protección personal los que indiscutiblemente no utilizó el actor.” (fls. 246-247 cuad. ppal)

Finalmente, consideró que el sitio donde hizo contacto el andamio metálico fue la acometida
particular de la firma Peláez y Soto Ltda., de conformidad con el oficio 504086, suscrito por el
Jefe del Departamento de Operación, Daños de Energía, de EPM.

III. RECURSO DE APELACIÓN

1. La parte actora interpuso recurso de apelación contra la sentencia, el que le fue concedido
en proveído del 29 de noviembre de 2001 y admitido el 5 de abril de 2002. En la sustentación,
indicó que el titulo de imputación aplicable al caso no es la falla del servicio, sino el riesgo
excepcional. Sostuvo que del oficio rendido por el Jefe del Departamento de Operaciones de
EPM no se puede deducir, como lo hizo el Tribunal, que el contacto se produjo con la
acometida particular, pues lo que se reportó fue una reparación por un corte de energía, que
además fue rendido por una persona que no presenció los hechos. A su vez, alegó que no
estaba probado que el contacto que generó la descarga eléctrica haya sido con la acometida
particular; sin embargo, advirtió que incluso si el contacto se hubiera presentado con la
acometida que conducía la energía desde el transformador hacia el interior del local comercial,
esta circunstancia no excluye la responsabilidad de EPM, como quiera que la entidad pública
ejercía la guarda sobre la actividad peligrosa, y como tal, conservaba la función de vigilancia y
control del riesgo. En apoyo de sus argumentos, citó jurisprudencia del Consejo de Estado
sobre el régimen de responsabilidad aplicable a los daños producidos por redes eléctricas.

2. Vencido el término para presentar alegatos. La apoderada de EPM presentó escrito en el


que solicitó que se declararan probadas las excepciones propuestas, confirmar en todas sus
partes el fallo de primera instancia, y condenar en costas al demandante. En primer lugar,
sostuvo que, del material probatorio allegado al proceso, había que concluir que no hubo
culpa, negligencia o desidia de parte de EPM, que permitiera estructurar una falla del servicio.
Además, con respecto a la aplicación de la teoría del riesgo, sostuvo que de aplicarse, tampoco
existía responsabilidad de la entidad demandada, pues el riesgo que se concretó en el daño
fue el hecho imprudente de la víctima.

El apoderado del llamado en garantía solicitó, igualmente, que se confirmara la sentencia de


primera instancia, como quiera que existió culpa exclusiva de la víctima y el contacto con la
línea eléctrica se produjo en la acometida particular de la firma Peláez y Soto Ltda.

IV. CONSIDERACIONES

Corresponde a la Sala decidir el recurso de apelación interpuesto por la parte demandante,


contra la sentencia del 16 octubre de 2001, proferida el Tribunal Administrativo de Antioquia.

Para adoptar la decisión en el asunto sub exámine, será necesario reseñar los medios
probatorios allegados al proceso, y luego de su análisis, establecer los hechos del caso, a fin de
determinar la responsabilidad de la entidad demandada bajo el título de imputación de riesgo
excepcional.

1. De los medios de prueba.

Al proceso, para el establecimiento de los hechos relevantes del análisis de responsabilidad, se


allegaron los siguientes medios probatorios:

1.1. El 12 de mayo de 1989, en las horas de la tarde, Julio Ernesto Gómez Montoya ingresó al
Hospital San Vicente de Paúl con “quemadura eléctrica cuando rebocaba (sic) un frente de un
tercer piso. Y luego cae. La electricidad hizo contacto con el andamio.” (Historia Clínica. fl. 151
cuad. 1)
1.2. Para la fecha de los hechos, no estaba reglamentada la distancia mínima a la que debían
estar colocados los postes de energía eléctrica respecto de las edificaciones en la zona urbana
de la ciudad de Medellín. Sin embargo, según consta en el oficio expedido por el Secretario
General de Planeación del Municipio, posteriormente se expidió una norma que establecía un
metro con cincuenta centímetros, así:

“Lo único que prevé el Acuerdo Municipal 038 de 1990 vigente desde julio 27 de 1990
(Estatuto Municipal de Planeación, Usos del Suelo, Urbanismo y Construcción) es 'la distancia
mínima de seguridad entre el punto más externo de la edificación y la proyección vertical del
conductor de fase de energía más cercano será de un metro con cincuenta centímetros (1.50
mt)', artículo 125 numeral 4.

“Dicha norma debe respetarse por la persona o Empresa que pretenda colocar un conductor
de fase de energía.” (fl. 5 cuad. 1)

1.3. El jefe del Departamento de Operación y Daños de EPM en respuesta al exhorto N.395-4,
sostuvo que en los archivos de la empresa no reposaba ninguna petición sobre el cambio de la
ubicación del poste instalado en la Calle 75B en el cruce de la Carrera 64C. Además, afirmó
que:

“El viernes 12 de mayo de 1989 se recibió, en nuestra sala de atención de daños a las 2:10 PM,
una llamada de la calle 75B #64 C 08 por falta de energía, se envió una cuadrilla a las 2:15 PM,
la cual inició los trabajos en el sitio a las 2:20 PM terminando a las 3:35 PM reportando haber
reparado un puente roto, cambiando una caja primaria fallada y haber retirado un andamio
que había caído en la línea ocasionando lesiones a un particular. El sitio exacto donde hizo
contacto el andamio fue en la acometida de la firma Peláez y Soto razón por la cual la caja
primaria que fue necesario cambiar por ser particular se le cobró a dicha firma.” (fl. 159 cuad.
1)

1.4. El jefe de división técnica de energía de EPM, en respuesta al exhorto N.390-4, informó:

“(…) certificamos que la distancia mínima de seguridad para redes aéreas de distribución a
13.2 kV y 7.62 kV es de 1.5 m desde la fase más cercana a cualquier punto accesible a la
edificación y de 2.0 m para las redes de distribución a 44 kV con las mismas consideración
anterior.
“(…) Cuando las distancia de los postes al paramento sea inferior a los 1.5 m para redes a
13.2/7.62 kV o a 2 m para 44 kV las redes se adecuan con vestidas en cruceta volada para
garantizar las distancias mínimas de seguridad anteriormente indicadas. Además, el neutro de
las redes de 13.2 kV se instala en el extremo más cercano de la edificación como medida de
protección ante contactos accidentales. Dicho conductor por su carácter de ser neutro puede
estar a una distancia inferior a la de seguridad.

“No existe una norma internacional que regule la ubicación de postería para redes de
distribución en zona urbanas, cada empresa de distribución de energía tiene sus propios
criterios al respecto.” (fl. 55 a 56 cdno. 1).

1.5. A folios 6, 7, 8, 9, 180 y 181 del cuaderno 1, obran fotografías donde se registra el
conductor de fase ubicado sobre la Carrera 64C con la Calle 75B (lugar de los hechos). La Sala
advierte que los documentos allegados serán valorados, como quiera que fueron ratificados
por quien las tomó, el señor Gustavo González Gómez, en audiencia del 2 de junio de 1998. En
su testimonio declaró:

“PREGUNTADO: Diga si Ud. tomó las fotos que obran a fls. 6 a 9 de este proceso y que se le
ponen de presente? (el declarante observa detenidamente las fotos que se le enseñan) y
CONTESTO: Sí, algunas de ellas fueron tomadas por mi. En aquella oportunidad nos
desplazamos el Dr. Guillermo Cárdenas, el Dr. Blanco y yo hasta la dirección exacta donde se
presentaron los hechos que dan lugar a la demanda. Indistintamente fuimos tomando las
fotos, si mal no recuerdo, en su mayoría las tomé yo y algunas otras fueron tomadas por el Dr.
José Vicente Blanco. PREGUNTADO: Todas ellas corresponden al lugar del accidente según lo
que Ud. apreció? CONTESTO: Sí señor, efectivamente así es. PREGUNTADO: Diga si Ud. tomó
las fotos que obran a fls. 180 y 181? (El declarante observa las fotos que se ven en los folios
citados) y CONTESTO: Sí señor, efectivamente recuerdo con claridad haberme desplazado
nuevamente al sitio de los hechos, en compañía del Dr. Guillermo Cárdenas y de la víctima en
este asunto, el señor Julio Ernesto Gómez. En esa oportunidad pudimos constatar cómo
extrañamente el poste de la energía que antes habíamos fotografiado muy próximo al muro de
la construcción, había sido removido hacia el borde externo del andén en límites con la calzada
e incluso, como tratamos de graficarlo mediante la fotografía, en ellas mismas se observa (sic)
unas huellas o huecos de que el poste fue removido. (fl. 217 cuad. 1)

1.6. A folio 148 del cuaderno 1. obra la constancia de la inspección judicial practicada por el a
quo, en ella se lee lo siguiente:
“El despacho se desplazó a la Cra. 64 C con la Calle 75 B, sitio donde ocurrieron los hechos que
han dado lugar a este proceso. El despacho pudo observar que el poste a que se refieren estas
diligencias se encuentra ubicado sobre la Cra. 64 C; al momento de ocurrir el accidente se
encontraba en la posición que muestran las fotos que obran a fls. 6, 7, 8 y 9 como lo reconoció
en su declaración el Dr. Julio César Duque Cardona, ingeniero electricista empleado de la
entidad demandada (fls. 94). Dicho poste fue desplazado en una distancia de un metro con
veinte centímetros (1.20), en dirección hacia la vía hasta quedar al borde de la acera en la
posición que se observa en las fotos que obran a fls. 57 y 58 [Éstas corresponden a las copias
de las fotografías originales obrantes a folios 180 y 181]. Según las señales aún existentes
sobre el piso, el poste estaba ubicado, con relació (sic) a la pared, a una distancia de cincuenta
(50 cmts.) centímetros en las fotos de fls. 6, 7, 8 y 9 y se constató en esta diligencia. Según
manifiesta el ingeniero Duque Cardona, el poste mide en total doce (12) metros de los cuales
se entierra un metro con ochenta centímetros (1.80), lo que da como altura libre, diez metros
con veinte centímetros (10.20). Se observa además que el tubo bajante de la acometida
particular de la sociedad citada no ha sido cambiado de sitio. El cable que se ve en las fotos de
fls. 6 y 7, contiguo al 'pié amigo' que soporta la cruceta inferior, corresponde a líneas
telefónicas del sector.” (fl. 148 cuad.1)

1.7. El señor Julio César Duque Cardona, ingeniero electricista de EPM, rindió su declaración en
los siguientes términos:

“PREGUNTADO: Diga si tuvo conocimiento de un accidente ocurrido el 12 de mayo de 1989 en


la calle 75B con la 64C de esta ciudad? CONTESTO: Supe que en esa dirección un ciudadano
estaba montando un andamio para hacer unos arreglos en la pared de Peláez Soto. Cuando yo
llegué al sitio había un andamio allí que estaban desarmando. Estaba la cuadrilla de las
Empresas y había arreglado un problema de falta de energía porque parte del andamio había
caído sobre un cable de una acometida primaria de propiedad particular. El arreglo consistía
en reponer un fusible que se había quemado con ese ciudadano había tocado el cable
energizado con parte del andamio que se estaba construyendo. El andamio era metálico lo
cual agravaba o agravó las condiciones del accidente. En el momento en que yo llegué no vi al
que supuestamente se había accidentado (…) PREGUNTADO: Cómo se enteró Ud. que el
andamio había hecho contacto con la cuerda de propiedad particular? CONTESTO: La cuadrilla
estaba reparando el daño y retiró la parte del andamio que estaba sobre la línea. Eso se
informó debidamente. (…) PREGUNTADO: Díganos si las fotos que se le enseñan corresponden
al lugar y esa es la colocación de los postes en la fecha del accidente?(Se le muestran las fotos
que obran en los fls. 6, 7, 8 y 9) CONTESTO: En términos generales, sí. PREGUNTADO: Diga,
según sus conocimientos, si puede calcularse qué distancia hay de la pared al poste?
CONTESTO: Por ahí de cuarenta o cincuenta centímetros. Lo importante ahí es la cruceta que
separa las redes (fls. 6, foto parte superior.) El conductor interior, o primera línea cerca a la
pared es un conductor neutro y no lleva voltajes y está puesto a tierra, por lo que no es
peligroso. La cruceta es de una longitud de 2.40 metros. Si el conductor neutro está en el
extremo, la primera fase debe entregarse a ochenta centímetros. (Viene a ser la segunda línea
tomando como referencia la pared.). El poste tiene ahí una distancia de cuarenta o cincuenta
centímetros, más los ochenta centímetros a la primera fase. El problema fue del acercamiento
no del andamio a la pared sino del andamio al poste. (…) PREGUNTADO: La construcción de
esas redes, en esa posición y con esas distancias consulta las normas técnicas para ese tipo de
redes? – Se le aclara que es con respecto a las edificaciones o edificios- y CONTESTO: Hay unas
normas de seguridad y otras de contacto. La norma o el criterio de contacto es que por cada
kilovatio haya al menos un centímetro de separación. En condiciones normales, eso
garantizaría que si no se acerca un objeto a la red, no hay accidente. Otra cosa es la norma de
separación. No estoy seguro si para esa fecha había norma. Para esta fecha, hoy, ya hay, es de
un metro con cincuenta (1.50). PREGUNTADO: Esa distancia de 1.50 es con relación a la
edificación? CONTESTO: Es la distancia de la primara (sic) fase con relación a la edificación. (…)
PREGUNTADO POR EL APODERADO DE LAS EE.PP. Cuál puede ser el voltaje conducido por las
redes mostradas en las fotos que se está transmitiendo por él? CONTESTO: Siete mil
seiscientos voltios por cada fase y trece mil doscientos entre dos fases. PREGUNTADO: Cuál es
entonces la distancia mínima de aproximación respecto de cada una de las fases en la cual se
recibe una descarga eléctrica? CONTESTO: El criterio de cálculo da aproximadamente un
centímetro por cada kilovoltio y en condiciones normales, en este caso, serían más o menos
ocho centímetros en lo que se refiere a la distancia de contacto. PREGUNTADO: Si una persona
se acerca a una de estas líneas a una distancia de ocho centímetros o menos, recibe una
descarga eléctrica? CONTESTO: Sí señor. (…) PREGUNTADO: Sabe si las EE.PP. tienen
implementado algún mecanismo para permitir que si alguien debe hacer alguna labor en
proximidades a redes de conducción eléctrica, se evite cualquier accidente por contacto. Cuál
es ese mecanismo? CONTESTO: Cuando un usuario necesita que le suspendan el servicio o
necesita que le reubiquen una red, tiene el Dpto. de atención al usuario donde hace una
solicitud que es atendida y si es del caso se le suspende el servicio o se le da una fecha en la
cual pueda hacer los trabajos sin que perjudique el servicio de otros usuarios” (Negrillas de la
Sala) (fls. 94-96 cuad.1).

1.8. Asimismo, el señor Bayron Rodríguez, quien se encontraba en el lugar de los hechos,
declaró:

“(…) Yo fui a ver qué había y si me daba trabajo a mi. Cuando yo estaba ahí, hacía como una
hora u hora y media que había llegado, cuando el accidente de la puerta ésa con ese andamio
que como él estaba revocando ahí. Yo ni me di cuenta sino cuando menos se pensó él se vino
al suelo. El hombre quedó ahí en el suelo y un muchacho, Chepe le decimos, que trabaja con
las EE.PP. se vino a traerlo a Policlínica. Yo ya me fui para la casa y al domingo ahí mismo fui a
visitarlo. No pensé que le había pasado mayor cosa, cuando lo vi con la mano 'comida toda ahí'
(…) PREGUNTADO: Y el señor JULIO ERNESTO exactamente qué se encontraba haciendo?
CONTESTO: Estaba revocando la fachada. Inclusive que yo estaba abajo esperando que él
acabara y bajara a hablar conmigo. PREGUNTADO: Vio Ud. si el andamio estaba próximo a un
poste de luz que hay cerca al lugar? CONTESTO: Uno cuando un accidente así se asusta mucho,
pero sí pasaba una cuerda junto al andamio, pero no recuerdo del poste ni a qué distancia
estaban los alambres. PREGUNTADO: En el momento de los hechos el señor JULIO ERNESTO
había tomado alguna precaución o tenía alguna protección para el evento de hacer contacto
con las cuerdas que habían cerca? CONTESTO: No sé porque cuando yo fui ya estaba
encaramado allá trabajando. Supongo que ahí no hay cosa de que tenga uno que tener
prevención o de tener alguna cosa puesta para evitar el contacto con las cuerdas, nunca
hemos utilizado cosas contra la luz en las construcciones.” (fls. 89-92 cuad.1)

1.9. Finalmente, el señor Julio Ernesto Gómez absolvió el interrogatorio formulado por el
apoderado de la entidad demandada:

“PREGUNTADO: Cuáles son las medidas del andamio en el que se encontraba Ud. al momento
del incidente? CONTESTO: Eso tiene como 1,50 de ancho por 2.00 mts. de largo y 9.00 metros
de altura más o menos. PREGUNTADO: Exactamente qué estaba Ud. haciendo al momento de
'sentir el corrientazo'? CONTESTO: Yo me encontraba revocando la fachada para unos avisos
publicitarios que la empresa necesitaba pintar ahí. Estaba paletiando (sic) el revoque en ese
instante. PREGUNTADO: Qué hizo contacto con el cable, su mano o qué parte? CONTESTO:
Nada de mi cuerpo hizo contacto con el cable. PREGUNTADO: Era consciente ud. de que si
entraba en contacto con los cables en cuestión su integridad física corría peligro? CONTESTO:
En cierto sentido, pues como es conocido sabemos que con la luz no se puede jugar. Lo que sí
desconocía era la capacidad o alto voltaje que tuvieran los cables. PREGUNTADO: Cuánta plata
está ud. recibiendo por concepto de pensión? CONTESTO: En estos momentos recibo el
mínimo que son $81.150,oo. PREGUNTADO: Solicitó Ud. o la firma PELAEZ Y SOTO a las EE.PP.
de Medellín la suspensión del servicio de energía para la zona donde Ud. iba a realizar los
trabajos? CONTESTO: Yo no lo hice en ningún momento y creo que Peláez y Soto tampoco lo
hizo. (…) PREGUNTADO: Qué objeto fue el que hizo contacto con los cables de conducción de
energía? CONTESTO: En mi concepto creo que ninguno. Yo sólo vi una especie de rayo o chispa
que me encegueció e inmediatamente me desmayé. PREGUNTADO: Ud. cayó del andamio en
ese momento? CONTESTO: cuando me dí cuenta estaba tirado en la autopista, sin camisa, sin
zapatos y con el pantalón prendido.” (fls. 103-105 cuad. 1)

2. De los hechos probados

De los anteriores medios probatorios la Sala da por acreditado que la lesión sufrida por el
señor Gómez Montoya, en su mano derecha, fue producto de una descarga eléctrica que
recibió cuando se encontraba encima de un andamio metálico de una altura aproximada de 9
metros, revocando la fachada de la edificación en la que funcionaba el establecimiento de
comercio de la firma Peláez y Soto Ltda.
También se encuentra probado que, para el momento de los hechos, el poste de energía
eléctrica propiedad de EPM y la acometida particular de la citada empresa, se encontraban a
una distancia no mayor de cincuenta centímetros (0.5 mts.) y, que después del accidente el
poste fue desplazado, en dirección a la vía pública, quedando más alejado del muro de la
edificación.

Así mismo, se tiene probado que ni el señor Gómez Montoya, ni la firma Peláez y Soto, le
solicitaron a EPM la suspensión del fluido eléctrico, para realizar los trabajos requeridos,
exponiendo su vida, si se tiene en cuenta la corta distancia que existía del cableado al muro de
la edificación.

Con respecto a la distancia de las líneas, el hecho de que el poste no estuviera a 1.5 metros del
muro no es prueba concluyente que permita establecer el incumplimiento de los parámetros
de seguridad expresados por EPM, ya que, según se indica en el informe rendido por el jefe de
división técnica de energía de esa entidad, unas son las fases que conducen la energía y otras
son las líneas neutras, estas últimas se ubican o pueden ubicarse a una distancia menor de las
señalada para las fases, es decir, puede ser inferior a 1,50 metros y se colocan en primer lugar
con el fin de evitar contactos accidentales. Sin embargo, del testimonio rendido por Julio Cesar
Duque, ingeniero electricista de EPM, se tiene que sí es posible que una persona reciba una
descarga eléctrica si se acerca demasiado a unas redes con las características como las del sub
judice, esto es, redes que transportan siete mil seiscientos voltios por cada fase y trece mil
doscientos entre dos fases.

En ese orden de ideas, la Sala no comparte la valoración probatoria del a quo, en relación con
el lugar con el que se produjo el contacto, ya que de las pruebas arrimadas no se puede
asegurar con certeza que éste se haya presentado en la acometida particular de la firma Peláez
y Soto. El medio probatorio en el que se fundamentó el Tribunal, para arribar a esta decisión
fue el oficio suscrito por el Jefe del Departamento de Operación y Daños, que sostiene que el
sitio exacto donde hizo contacto el andamio fue en la acometida de la firma Peláez y Soto, sólo
porque el cambio de la caja primaria se le cobró a dicha firma y, porque se encontró parte del
andamio sobre la acometida particular. Al respecto, la Sala advierte que esas circunstancias no
son concluyentes del contacto con la acometida particular. En primer lugar, si bien el material
metálico del andamio es propicio para la conducción de la energía, éste se encontraba fijo y
armado con anterioridad a la descarga, lo que puede demostrar que su caída se produjo con
ocasión de la descarga eléctrica y el posterior desequilibrio que le causó al actor; y en segundo
lugar, porque debido al alto voltaje de las redes y a la corta distancia en que se encontraba
éste y el señor Gómez, es posible que haya acercado a una distancia inferior a ocho
centímetros, su mano o la herramienta que usaba, y haya sido ésta la causa de la descarga,
pues de conformidad con el testimonio del ingeniero electricista de EPM, es una situación
perfectamente posible; en consecuencia, la descarga se pudo producir bien fuera por el
contacto directo de un objeto en poder del actor con la red o por el acercamiento de éste a la
primera fase.

En efecto, el artículo 3° de la Resolución No. 18 0398 del Ministerio de Minas y Energía,


mediante la cual se adoptó el reglamento técnico de instalaciones eléctricas –RETIE-, definió
las principales categorías, en lo que al manejo de la energía se refiere. Establece que los
contactos pueden ser directos e indirectos, y los define así:

“Contacto Directo: Es el contacto de personas o animales con conductores activos de una


instalación eléctrica.

“Contacto indirecto: Es el contacto de personas o animales con elementos puestos


accidentalmente bajo tensión o el contacto con cualquier parte activa a través de un medio
conductor.”

Asimismo, existe otro fenómeno que también pudo ser causa de la descarga eléctrica, llamado
el arco eléctrico, y que se encuentra definido en el RETIE como un “canal conductivo
ocasionado por el paso de una gran carga eléctrica, que produce gas caliente de baja
resistencia eléctrica y un haz luminoso.”

De acuerdo con las investigaciones adelantadas en el campo de la física, el arco eléctrico es


peligroso debido a la exposición excesiva de calor y tiene la capacidad de ocasionar serios
daños por quemaduras. Al respecto, un análisis de riesgo de este fenómeno, sostiene:

“El arco eléctrico produce intenso calor, explosiones sonoras y ondas de presión. Se tienen
temperaturas extremadamente altas, intenso calor radiante, puede quemar la ropa y causar
severas quemaduras que pueden ser fatales.

(Destaca la Sala)

Además, sus principales causas son las siguientes:


“El arco puede ser iniciado por las siguientes causas:

“Impurezas y Polvo.

“Las impurezas y polvo en la superficie del aislamiento pueden proporcionar un camino para la
corriente, permitiendo un flashover y creando la descarga del arco a través de la superficie.
Esto puede desarrollar un mayor arqueo.

“Corrosión.

“La corrosión de los equipos puede proporcionar impurezas en la superficie del aislamiento. La
corrosión también debilita el contacto entre las terminales de los conductores incrementando
la resistencia de contacto a través de la oxidación u alguna otra contaminación corrosiva.

“La condensación del vapor y el goteo del agua pueden crear un camino en la superficie de los
materiales aislantes. Esto puede crear un flashover a tierra y la intensificación del potencial del
arco de fase a fase”

Así las cosas, no está probado cuál de los diferentes fenómenos aquí expuestos pudo producir
la descarga, y de otro lado, el discurso científico avala la posibilidad expuesta por el Ingeniero
Electricista de EPM, como también la posibilidad del fenómeno del arco eléctrico, lo cual
encuentra eco en el testimonio del lesionado, quien declaró que lo único que vio fue:

“…una especie de rayo o chispa que me encegueció e inmediatamente me desmayé… cuando


me dí cuenta estaba tirado en la autopista, sin camisa, sin zapatos y con el pantalón prendido.”
(fls. 103-105 cuad. 1)

En esa línea de argumentación, no existe certeza de que el contacto se haya producido con la
acometida particular, circunstancia que debió ser probada por el demandado, y por el
contrario, lo factible es que la descarga haya provenido de la línea de alta tensión propiedad
de EPM, debido a la corta distancia a la que se encontraba el poste de la edificación, y prueba
de ello es que después del accidente el poste de energía fue desplazado del sitio original–
No obstante, la Sala considera que el señor Julio Ernesto Gómez fue imprudente en su actuar,
toda vez que no tuvo en cuenta medidas de precaución frente a un peligro evidente, esto es,
usó un andamio metálico, que resulta ser un buen conductor de electricidad y, aunado a lo
anterior, decidió armarlo a pesar de la corta distancia a la que iba a quedar del cableado
eléctrico, es decir, el verdadero problema no fue la distancia del poste al muro, sino del
andamio a la red eléctrica.

3. Del riesgo excepcional en la conducción de energía eléctrica

Ahora bien, a pesar de que se encuentra acreditado que la entidad demandada no incurrió en
una falla del servicio por cuanto cumplió, en términos generales, con las especificaciones
técnicas, la conducción de energía eléctrica ha sido tradicionalmente considerada por la
doctrina y la jurisprudencia una actividad peligros

, en la que la parte demandada sólo se exonera de responsabilidad si acredita la ocurrencia del


hecho exclusivo de un tercero o de la víctima o la ocurrencia de fuerza mayor, en ese sentido
esta Sección se ha pronunciado así:

“En primer término, es preciso afirmar que cuando el Estado, en cumplimiento de sus deberes
y fines constitucionales y legales de servir a la comunidad y promover la prosperidad general,
construye una obra o presta un servicio público utilizando recursos o medios que por su propia
naturaleza generan un peligro eventual o un riesgo excepcional para la vida, la integridad o los
bienes de los asociados, está llamado a responder por los daños que se produzcan cuando
dicho peligro o riesgo se realice, por cuanto de no hacerlo estaría imponiendo a las víctimas,
en forma ilegítima, una carga que vulneraría el principio constitucional de igualdad frente a las
cargas públicas que están llamados a soportar todos los administrados, como contraprestación
por los beneficios que les reporta la prestación de los servicios públicos.

“En estos casos la actuación del Estado se encuentra enmarcada dentro de la legalidad y no
existe reproche en su conducta administrativa; es decir, es una típica responsabilidad sin falta
o responsabilidad objetiva frente a la cual la administración solamente puede exonerarse si
demuestra que el daño se produjo por fuerza mayor o culpa exclusiva y determinante de la
víctima.”
Además se ha dicho que cuando su guarda está a cargo de una entidad estatal, el daño
causado en desarrollo de la misma resulta imputable a ésta. Igualmente, se ha dicho que es
posible que exista una guarda compartida entre varias personas, lo que le da la característica
de acumulativa, al respecto la Sección, en sentencia del 13 de agosto de 2008, señaló:

“Es posible, entonces, que dos o más personas se sirvan de una cosa, circunstancia por la cual
se puede predicar de ellos la condición de guardianes acumulativos. Y, si bien, por regla
general, la guarda material es alternativa, es decir, no se comparte en su estructura o en su
comportamiento, sino que es ejercida por un determinado sujeto (eje: el conductor del
vehículo automotor), es cierto que pueden existir eventos en los cuales es viable acumular la
guarda material de la cosa, circunstancia que permitirá definir quien o quienes son las
personas que ejercen la facultad de control y dirección sobre la misma y, por consiguiente, en
el supuesto de que se genere un daño con ella, se pueda determinar la imputación del
resultado.

“En el ámbito de la responsabilidad civil extracontractual, la doctrina mayoritaria ha


reconocido la imposibilidad de imputar la responsabilidad al guardián del comportamiento,
cuando de los supuestos fácticos se desprende que el daño se origina en la estructura misma
de la cosa, o de los elementos a través de los cuales se desarrolla la activida; no sucede lo
propio en sede de la responsabilidad extracontractual de la administración pública, toda vez
que, si el Estado es el guardián del comportamiento o de la actividad peligrosa, es porque se
está frente a la prestación de un servicio público o actividad estatal y, por lo tanto, no se
puede liberar de su responsabilidad en relación con los hechos, máxime si el daño es producto
de la concreción de una actividad de alto riesgo, tal como lo es la producción, distribución y
comercialización de la energía eléctrica u otros similares.

De acuerdo con lo anterior, y con el material probatorio allegado al proceso, se puede afirmar
que la guarda de la actividad de conducción de la energía eléctrica en la línea que dio lugar al
daño que se reclama, se encontraba en cabeza de las Empresas Públicas de Medellín, de allí
que al concretarse el riesgo es la llamada a responder por los daños causados.

Sin embargo, también se debe tener en cuenta la incidencia en la materialización del daño que
proviene de la conducta de la víctima, la cual como se indicó fue imprudente y descuidada, ya
que a pesar del evidente riesgo que generaban las redes de energía que se encontraban cerca
de la edificación, no tuvo la precaución debida al realizar el trabajo de revoque de la fachada
del local comercial, por lo que se hace evidente que contribuyó en la ocurrencia del suceso; a
pesar de lo anterior, no se puede considerar su conducta como la única causa determinante en
la producción del daño.
Como la entidad demandada, en el ejercicio de una actividad peligrosa, la conducción de
energía eléctrica, expuso a la víctima a un riesgo de carácter excepcional que no tenía el deber
de soportar, resulta procedente declarar la responsabilidad de las Empresas Públicas de
Medellín por tales hechos, sin embargo, no se puede desconocer igualmente que la actividad
de la víctima incidió en buena parte en la generación del resultado dañoso, y por ello para la
Sala es claro que se debe reducir la condena en un cincuenta por ciento (50%), así se precisó
en sentencia del 13 de agosto de 2008:

“Ahora bien, no significa lo anterior que toda conducta de la víctima tenga la suficiente
dimensión o entidad para excluir o enervar la imputación frente al presunto responsable; el
comportamiento de aquella para poder operar como causal exonerativa de responsabilidad
debe ostentar una magnitud, de tal forma que sea evidente que su comportamiento fue el que
influyó, de manera decisiva, en la generación del daño.

“El principio de confianza conlleva implícito la tranquilidad que tienen las personas que
integran la sociedad, de que el Estado prestará adecuadamente sus servicios públicos, por lo
que, no cualquier tipo de participación de la víctima, en una actividad riesgosa, reviste el
estatus necesario para excluir la responsabilidad de la administración.

“En síntesis, no se requiere para configurar la culpa exclusiva de la víctima que el presunto
responsable acredite que la conducta de aquélla fue imprevisible e irresistible, sino que lo
relevante es acreditar que el comportamiento de la persona lesionada o afectada fue decisivo,
determinante y exclusivo en la producción del daño; incluso, una participación parcial de la
víctima en los hechos en modo alguno determina la producción del daño, sino que podría de
manera eventual conducir a estructurar una concausa y, por lo tanto, a reconocer una
proporcionalidad en la materialización del mismo y en su reparación.

En ese mismo sentido, es preciso tener en cuenta que la modernización del Estado, que le
permite cumplir con los fines que justifican entre otras cosas, su existencia, de manera más
eficiente, no puede generar mayores cargas a los ciudadanos y cosificar a los seres humanos,
aspecto que fue plasmado en los siguientes términos:

“Que el progreso venga, pero no a costa del ser humano; quién, con sanidad mental, se
opondría a las innumerables ventajas de tantos avances tecnológicos que ciertamente se
traducen en un mejor estar del hombre; pero, eso sí, sin hollar su existencia ni su dignidad.
Evócase lo anterior porque lo reclamado el asunto que se agitó en esta controversia. Un ser
humano ha sido aniquilado, con el condigno desamparo de su familia, por una de las
actividades que más peligrosidad comporta: el manejo del fluido eléctrico. Si. La explotación
del campo energético, ese mismo cuyos efectos y complejidades, no obstante los importantes
avances hasta ahora logrados, acaso ni haya llegado al hombre a comprender del todo y
constituya aún, por lo mismo un vasto tema enigmático, colocándolo todo en evidente riesgo.
Tiene que convenirse, pues, en que allí debe extremarse la diligencia, que todo deba
adelantarse con el mayor escrúpulo, haber manos expertas, personal calificado, todo detalle
ser examinado cautelosamente. Y que, por lo tanto, no habiendo sitio para la improvisación,
tanto menos lo habrá para desacatar normas y reglamentos que propendan a eliminar los
riesgos.

En ese contexto, esta Sección ha considerado:

“Dentro de la anterior óptica jurídica resulta bien difícil aceptar que cuando el daño se produce
por la explotación de una actividad peligrosa, la culpa sea exclusiva de la víctima. Para la Sala
esa posibilidad debe descartarse completamente.

Lo anterior indica, que en los casos en los cuales el daño sea la concreción del riesgo creado
por la generación y distribución de energía eléctrica, la responsabilidad es de quien ejerce la
actividad peligrosa, y se debe estudiar detalladamente la actuación de la víctima para
determinar la incidencia de su conducta en la generación del daño.

Así las cosas, se itera que de la pruebas allegadas al expediente se acreditó que el riesgo
creado por las Empresas Públicas de Medellín con la instalación de las redes de energía
eléctrica se concretó con las lesiones sufridas por Julio Ernesto Gómez; sin embargo, la
conducta imprudente de la víctima contribuyó a que el mismo acaeciera, motivo por el cual,
como se había anticipado, se condenará a la entidad demandada, pero se tendrá en cuenta la
conducta de ésta para efectos de reducción de la misma.

6. De los perjuicios

6.1 Perjuicios Morales

En lo que concierne a la indemnización de perjuicios, se tiene que Julio Ernesto Gómez


Montoya, es cónyuge de Gilma Rosa Gil y padre de Sandra Milena Gómez Gil y José Antonio
Gómez Gil, según dan cuenta los registros civiles de las Notarías Cuarta, Quinta y Sexta del
círculo de Medellín (fls. 2, 21 y 22 cdno. No. 1).

Así las cosas, la prueba de la relación de consanguinidad permite inferir la existencia de afecto
y unión entre la víctima y sus hijos. La jurisprudencia ha considerado que el daño corporal de
alguno de los miembros de la familia afecta a los demás, en lo que concierne al perjuicio
moral.

Establecido el parentesco con los registros civiles, la Sala da por probado el perjuicio moral en
los demandantes, con motivo de las lesiones sufridas por el señor Gómez Montoya, por cuanto
las reglas de la experiencia hacen presumir que el daño sufrido por un pariente cercano causa
dolor y angustia en quienes conforman su núcleo familiar, en atención a las relaciones de
cercanía, solidaridad y afecto, entendida la familia como núcleo básico de la sociedad.

Las reglas del común acontecer, y la práctica científica han determinado de manera general,
que cuando se está ante un atentado contra la integridad física o psíquica de un ser querido, se
siente aflicción.

En ese orden de ideas, como la entidad demandada no desvirtuó la presunción de aflicción


ocasionada a los demandantes (víctima, cónyuge e hijos) con las secuelas del señor Gómez, de
acuerdo con los certificados de los registros civiles allegados al proceso, se da por probado el
daño moral con fundamento en la presunción judicial o de hombre, que constituye un criterio
de valoración; en el derecho americano a dichas presunciones judiciales se les llama
“inferencias”; la presunción es un razonamiento que está basado enteramente en la lógica y la
experiencia, por ello no se puede confundir con el indicio ya que este es un hecho. Sin
embargo, en su estructura lógica-deductiva, participa de la naturaleza de los indicios, como
quiera que el juez las deriva de premisas mayores y de inferencias lógicas.

En consecuencia, conforme a lo expresado en sentencia del 6 de septiembre de 2001, esta Sala


ha abandonado el criterio según el cual se consideraba procedente la aplicación analógica del
artículo 106 del Código Penal de 1980, para establecer el valor de la condena por concepto de
perjuicio moral; ha considerado que la valoración de dicho perjuicio debe ser hecha por el
juzgador en cada caso según su prudente juicio, y ha sugerido la imposición de condenas por la
suma de dinero equivalente a cien salarios mínimos legales mensuales, en los eventos en que
aquél se presente en su mayor grad

.
Así pues, respecto de los gramos de oro solicitados como indemnización se hará la
equivalencia a salarios mínimos legales mensuales del 2012 y se condenará, a la demandada a
pagar, la suma de 50 SMLM para la víctima directa, 20 SMLM para su cónyuge y, 20 SMLM para
cada uno de sus hijos; sin embargo en virtud de la concausa que se encuentra acreditada, ese
monto se debe disminuir en un 50%, para un total de 25 SMLM para el primero y 10 SMLM
para el resto de demandantes.

6.2. Perjuicios materiales – Lucro Cesante

Con respecto a las secuelas sufridas por el señor Gómez Montoya, como consecuencia de la
descarga eléctrica que sufrió el 12 de mayo de 1989, se tiene la historia clínica y un informe
rendido por el Médico Ricardo Restrepo, que reza lo siguiente:

“Hay compromiso funcional de ambas manos incluyendo mano Izq. en región hipotecar
protector de acrílico – hipotenar- región cubital. Hay mano derecha caucho – anestesia con
problema vascular y osteoarticular (osteoporosis CC tendinosa etc).

“Organizar quirúrgicamente la mano derecha del paciente, requiere un proceso largo difícil,
costoso, con riesgo.

“Se piensa ampliamente en amputación – 11/2b como procedimiento – sin indemnización. Las
cirugías 2-3 años.

“Debe conversarse ampliamente con el paciente – cirugía posible: Injerto para sensibilidad
muy largo el injerto. Si hay arteria cubital permeable, colgajo de arteria cubital con masa y
nervio cubital para reemplazar mediando. Luego posición mano Robot con osteotomías.” (fl.
157 cuad. 1)

Asimismo, los testimonios de Bayron Rodríguez (fls.89-93 cuad. 1) y Orley de Jesús Rodríguez
(fls. 97-98 cuad. 1) son enfáticos al sostener que la capacidad laboral del señor Gómez
Montoya ha disminuido de manera considerable, toda vez que no pudo seguir desempeñando
la actividad de la que derivaba el sustento de su familia, sin embargo, en el expediente no obra
el porcentaje de incapacidad médico laboral, por tal razón, existe prueba del daño pero no es
posible determinar su cuantía.
En este orden de ideas, se acudirá a la condena en abstracto, de conformidad con el artículo
172 del C.C.A, como quiera que no existen los elementos de juicio necesarios para la
determinación de una condena en concreto. Esta última será cuantificada mediante incidente
de liquidación de perjuicios, al que deberán ser allegados los medios de prueba que den
cuenta de la incapacidad médico laboral padecida por el lesionado, así como de los ingresos
que percibía al momento del accidente. La liquidación se hará teniendo en cuenta el
procedimiento establecido en el C. de P.C., y las pautas dictadas para el efecto, por la
Jurisprudencia de esta Corporación.

En lo referente al daño emergente, se advierte que no existe prueba de su existencia, por tal
motivo, no se condenará por ese concepto.

En mérito de lo expuesto, el Consejo de Estado, en Sala de lo Contencioso Administrativo,


Sección Tercera, Subsección C, administrando justicia en nombre de la República de Colombia
y por autoridad de la ley,

FALLA:

REVÓCASE la sentencia de 16 de octubre de 2001, proferida por el Tribunal Administrativo de


Antioquia, en su lugar se decide:

1) Declárase patrimonialmente responsable a las Empresas Públicas de Medellín, de las


lesiones sufridas por Julio Ernesto Gómez Montoya.

2) Condénase a las Empresas Públicas de Medellín, a pagar, por perjuicios morales a Julio
Ernesto Gómez Montoya, la suma equivalente en pesos a veinticinco (25) salarios mínimos
legales mensuales vigentes.

3) Condénase a las Empresas Públicas de Medellín, a pagar, por perjuicios morales a Gilma
Rosa Gil, Sandra Milena Gómez Gil y José Antonio Gómez Gil, la suma equivalente en pesos a
diez (10) salarios mínimos legales mensuales vigentes, para cada uno.
4) Condénase en abstracto a las Empresas Públicas de Medellín, a pagar, por perjuicios
materiales, en la modalidad de lucro cesante, irrogados al demandante, Julio Ernesto Gómez
Montoya, los cuales serán liquidados mediante incidente de conformidad con los parámetros
establecidos para ello en la parte motiva de la presente providencia.

CÓPIESE, NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

OLGA MÉLIDA VALLE DE DE LA HOZ

Presidente

ENRIQUE GIL BOTERO JAIME ORLANDO SANTOFIMIO GAMBOA

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