Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Mae
Índice
Sinopsis Capítulo 17
Capítulo 1 Capítulo 18
Capítulo 2 Capítulo 19
Capítulo 3 Capítulo 20
Capítulo 4 Capítulo 21
Capítulo 5 Capítulo 22
Capítulo 6 Capítulo 23
Capítulo 7 Capítulo 24
Capítulo 8 Capítulo 25
Capítulo 9 Capítulo 26
Capítulo 10 Capítulo 27
Capítulo 11 Capítulo 28
Capítulo 12 Capítulo 29
Capítulo 13 Epílogo
Capítulo 14 Agradecimientos
Capítulo 15 Sobre el autor
Capítulo 16
Sinopsis
Drew y Jenny han pasado años siendo la envidia de sus amigos
con su vida sexual fuera de control, bueno, no realmente. Más que
nada hace que sus amigos quieran vomitar un poco en sus propias
bocas.
Con dos hijos pequeños y dos vidas ocupadas, por primera vez,
Drew y Jenny no están en la misma página en la habitación. Drew no se
detendrá ante nada para tener a su vieja esposa amorosa de regreso
en la cama, y Jenny hará lo que sea por una noche completa de
sueño.
Carter, Claire, Jim y Liz son los mismos (in)útiles habituales y están
llenos de consejos para el dúo desconectado, queriendo nada más que
ayudar a restaurar el orden de la usual vida feliz de la pareja.
En la tercera y última entrega de la serie Chocolate Lovers,
¿Encontrarán Drew y Jenny la chispa que ha estado perdida en su
matrimonio, o el problema que tienen hará la situación más pegajosa
que la vez en que Jenny vertió miel en Drew y se fundió en un árbol?
Chocolate Lovers, #3
¡Arruinaste mis lápices!
Traducido por Jane
Corregido por Val_17
Velas: Listas.
Flores: Listas.
Desodorante: Mierda. ¿Recordé ponerme desodorante?
Levanto el brazo sobre mi cabeza e inhalo una bocanada, todo
parece estar bien. No hay nada que hacer sino esperar a que Jenny
llegue a casa de su noche de fiesta con las chicas. Desde que nuestro
hijo, Billy, nació hace tres meses, Claire y Liz tienen que obligarla a salir
de la casa cada pocas semanas para poder tomar unas copas. Amo a
mi esposa hasta la muerte, pero lograr que deje a nuestros hijos por unas
horas de vez en cuando es como tirar de mi polla.
De acuerdo, no es la mejor analogía que he hecho, dado que
tirar de una polla es una forma de arte. Piensa en algo realmente duro
(¡JÁ! ¡Eso es lo que ella dijo!), tira y ahí lo tienes.
¿Caramelo masticable? ¿Es un caramelo masticable difícil de
estirar? Ese trasero, sacude ese trasero… ¡Qué buena canción!1
Jenny casi había cancelado la salida de esta noche, también, lo
cual absolutamente no podía dejar que sucediera. Tengo una sorpresa
planeada y para que funcione, tiene que estar lejos de la casa durante
unas horas.
Me tomó una hora rogar y suplicar para que estuviera de acuerdo
en ir y disfrutar, seguido de treinta minutos de encerrarse en nuestra
habitación, llorando porque pensó que yo me hallaba harto y sólo
quería deshacerme de ella, lo que me hizo preguntarme, por enésima
vez, ¿Dónde diablos se fue mi esposa divertida, indignante y adicta al
sexo?
1 1
Laffy taffy (caramelo masticable): Es una canción del grupo D4L. En jerga, significa trasero o vagina.
Atrás quedaron los días de detenernos de camino a casa después
de la cena para follar en el asiento trasero del auto. Desvanecidas en el
aire se encuentran las noches de ponerme lubricante anal en los
genitales para ver si todavía podía sentir el orgasmo. No podía, por
cierto. Jenny tampoco podía sentir la lengua o labios durante ocho
horas. No intenten hacer esto en casa, niños.
De hecho, se han ido los días de tener sexo en absoluto. He
recurrido a masturbarme a solas en el baño después de que mi esposa
se queda dormida. Es una triste y solitaria existencia cuando tienes que
sacar tu teléfono en la taza del baño para no despertar a tu mujer
cuando abres la aplicación YouPorn y se reproduce automáticamente.
La peor parte es la cortina de Bob Esponja en la ducha. ¿Sabes lo difícil
que es mantener una erección mientras Bob Esponja te mira con ojos
grandes y saltones y oyes la canción “Pesca de medusas”, “pesca de
medusas”, “pesca de medusas”, en tu cabeza?
De acuerdo, no es tan duro (¡sí, lo es!), pero aun así. Es solo el
principio. Cada noche, durante el último año me he inclinado sobre la
taza del inodoro con el celular en la mano, haciéndome con furia una
paja y esperando no dejar caer el teléfono en el agua. Lo que sólo
sucedió una vez, gracias a Dios. Y te alegrará saber que el porno
todavía sigue reproduciéndose bajo el agua. Es un poco borroso y los
sonidos de “¡Ooooooh, fóllame más duro!” Suenan más como
“Glugluglula, glugluglugorgoteo”.
Cuando nuestra hija, Veronica, nació hace tres años, la ya
notable libido de Jenny se disparó por las nubes. Era como un sueño
hecho realidad. Teníamos sexo en la mañana, en el almuerzo, por la
noche con un bocadillo de medianoche, en la mesa para cambiar los
pañales del bebé, en un baño de Walmart, en las piscinas de tres
vecinos y una bañera de hidromasaje de otro, y una noche realmente
extraña que implicó los juegos del parque, un pollo de corral, y luces de
bengala.
Jenny era insaciable, y en realidad me preguntaba si se me
caería la polla por el uso excesivo.
Sin embargo, te diré, ¡qué manera de hacerlo! “Oh hombre, ¿oíste
acerca de Drew? Su polla se cayó. Sí, sólo se separó de su cuerpo y
cayó al suelo. Acababa de tener sexo salvaje con su esposa en el techo
de su casa, así que está todo bien.
Sinceramente, no sé lo que pasó para que todo cambiara. Billy
fue un bebé planeado, así que no es como si el impacto de quedar
embarazada otra vez le tirara un balde de agua fría en la vagina. Es
como si el día en que el palo se volvió de color rosa, sus partes de
chicas pusieron un cartel gigante de “Fuera de servicio”.
No entre, cerrado por reparaciones, los zombis te comerán el rosto
si intentas tocar esta vagina.
Lo he intentado todo. Le he susurrado palabras dulces al oído
como: “Mi pene extraña a tu vagina”, y, “He oído el rumor de que tu
canal del amor extraña mi esperma”. Y nada. Lo sé, tampoco puedo
creerlo.
Sé que el embarazo de Billy fue mucho más duro que el primero.
Estuvo muy enferma, y Veronica estaba en medio de los asquerosos,
horribles, espantosos, aterradores dos años. No, no bromeo. A la mierda
los Terribles Dos Años. Casi esperaba que nuestra dulce hijita nos cortara
las cabezas mientras dormíamos por la noche y alimentara con nuestros
cuerpos a los perros rabiosos mientras tenía una sobredosis de anillos de
caramelo y cereales. En un momento nos abrazaba y decía que nos
amaba y al siguiente corría en círculos gritando sobre el azúcar y
arrojándonos juguetes a las cabezas. Jenny se encontraba muy
asustada por el comportamiento de Veronica y enferma todo el tiempo
por el embarazo, por lo que el sexo pasó a un segundo plano. Un
segundo plano de treinta y dos kilómetros por la carretera a la casa de
otra persona.
Pero esta noche, voy a arreglarlo todo. ¡Voy a traer el sexo de
vuelta, perras!
No puedo tener una noche más de jugar al tira y afloja con Bob
Esponja. Aparte del hecho de que he visto cada vídeo que YouPorn
jamás ha hecho —dos veces— y también he leído cada historia en
Erotica.com, y cuando empecé a leer las historias sólo para ver cómo
terminaban en vez de por las escenas de sexo, sabía que estaba jodido.
He pasado las últimas semanas tratando de idear el plan
perfecto. Carter sugirió que me sentara y hablara con Jenny acerca de
lo que me preocupaba, pero eso sólo parece algo que una chica haría.
No necesito llorar y hablar de mis sentimientos. Sólo quiero tener sexo
con mi esposa.
Estoy demasiado nervioso para hacer otra cosa que sentarme en
el sofá y mirar la puerta. A las nueve en punto, el auto de Jenny se
detiene y abre la puerta principal.
—¿Dónde se encuentran los niños? —pregunta mientras cierra la
puerta detrás de sí y echa un vistazo alrededor de la sala.
—Ya los puse en la cama —le digo con orgullo.
Siempre la pone nerviosa dejarme solo en casa con los niños a la
hora de acostarse. En serio creo que espera volver a casa y encontrar el
cabello de nuestra hija teñido de verde Kool-Aid y a nuestro hijo
chupando un plumón negro después de pintarse la cara con él. Eso sólo
ha ocurrido una vez, pero uno pensaría que quemé la casa o los vendí
en el mercado negro. Y realmente, el hecho de que un niño de tres
meses de edad pueda dibujarse un perfecto bigote de Hitler en el labio
superior y un rayo de Harry Potter en la frente sin un espejo es
jodidamente increíble.
No me pierdo la sonrisa vacilante en su rostro cuando se da
cuenta que los niños ya se encuentran dormidos y no podrá hacerlo
ella. Rara vez, o nunca, pierde la oportunidad de bañar a los niños y
leerles un cuento antes de dormir.
Recuerdo el tiempo en que nunca se perdía una mamada.
Aaaaah, recuerdos.
—¿Tuviste un buen rato con las chicas?
Se encoge de hombros mientras pone su bolso y abrigo sobre la
mesa del vestíbulo.
—Estuvo bien. No quise beber, así que Claire y Liz probablemente
pensaron que estaba barrida.
—¿Quieres decir que pensaron que estabas aburrida? —
pregunto.
—Estoy demasiado cansada para preocuparme —dice,
dejándose caer en el sofá a mi lado y apoyando la cabeza en las
almohadas del respaldo.
¡Mierda! Claire y Liz tenían solo un único trabajo: emborrachar a
mi esposa. ¡La necesitaba borracha para que esto funcionara! Estarán
despedidas la próxima vez que las vea. Oh, bueno, parece que lo
haremos sobrios.
—Tengo una sorpresa para ti. Sube a nuestra habitación y ponte
cómoda —le digo con un guiño.
Me mira divertida por un minuto y luego se levanta lentamente
del sofá y sube las escaleras.
Me siento en el sofá prácticamente rebotando con entusiasmo.
Soy como un niño en navidad. No puedo esperar para que suba y vea
lo que hice. Incluso sobria, sé que va a apreciar este impresionante
regalo. Esto va a arreglarlo todo. Puedo sentirlo. Con una increíble
compra en la tienda de juguetes sexuales de Liz, voy a curar la sequía
de nuestro matrimonio. Soy tan jodidamente increíble que ni siquiera
puedo soportarlo. Verá la habitación y anunciará que debería ser
nominado para el Marido del Año. Gentilmente aceptaré la nominación
y actuaré como si no tuviera idea de cuán increíble soy.
Probablemente voy a tener un discurso y usar un esmoquin
porque, ya sabes, soy muy genial. “Me gustaría dar las gracias a la
gente pequeña. Y por pequeña, me refiero a la gente por ahí que
todavía no tiene sexo, que no son tan asombrosos como yo”.
Escucho a Billy soltar un grito desde la cuna, y no voy a mentir,
casi corro escaleras arriba para preguntarle qué diablos piensa que
hace. Le he dado órdenes estrictas de no hacer ningún sonido después
de que se quedara dormido. Es como si este chico no entendiera ni una
palabra de lo que dije.
Los gritos de Billy se detienen después de unos segundos, hago
una oración silenciosa de agradecimiento y me doy un recordatorio
para comprarle un juguete nuevo mañana para disculparme por casi
entrar a su habitación y llamarlo idiota bloquea pollas.
Me encuentro un poco preocupado porque no he oído a Jenny
soltar un grito de felicidad todavía, pero imagino que simplemente no
quiere asustar a los niños o algo así. Es perfectamente comprensible.
Contiene el entusiasmo y espera que suba para poder agradecer
correctamente con su boca en mi polla. Apruebo este mensaje.
Después de darle unos minutos más para disfrutar de la sorpresa y
acomodarse, salto del sofá, y subo las escaleras de dos en dos a toda
prisa para llegar a nuestra habitación.
Corro por el pasillo con una sonrisa en el rostro y abro la puerta de
nuestra habitación con una furiosa erección sólo de pensar en la noche
que me espera. Me detengo en seco ante lo que veo y soy incapaz de
formar alguna palabra que pueda describir el espectáculo de horror
sucediendo en este mismo segundo.
—¡Drew, este es el mejor regalo de mi vida! ¡Me encanta! —
susurra Jenny—. ¿Y las velas? ¡Oh, Dios mío, es la iluminación perfecta
para hacer esto!
Me quedo en la puerta de nuestra habitación observando la
imagen delante de mí, quiero caer de rodillas y llorar. No de una
manera “¡Oh, Dios mío estoy tan feliz!”, sino más bien de una manera
“Oh mierda, ¿¿¿qué está pasando???”
Después de tres horas de trabajo duro mientras Jenny se hallaba
fuera, logré instalar un columpio sexual en la esquina de nuestra
habitación. Un columpio sexual para acabar con todos los cambios en
el sexo. Esta cosa es genial, y casi tuve que masturbarme en medio de
la instalación. No podía dejar de imaginarme a Jenny colgando de él,
desnuda y esperando que yo la columpiara. Tuve que ir a la ferretería
en tres ocasiones diferentes por los materiales y terminé eliminando
parte del techo para reforzar las vigas allí. Tuve que adjuntar un tablero
y consultar a cinco chicos diferentes que trabajaban en la ferretería,
todos esperaban ansiosamente mi regreso, así les podía dar detalles de
la noche.
Ahora, en vez de volver allí bailando el vals como un Dios para
contarles sobre el sexo caliente que tuvimos suspendidos de nuestro
techo, voy a tener que volver allí con la cabeza baja por la vergüenza.
No voy a tener una historia increíble que contar acerca de que los
policías fueron llamados por extraños ruidos de la selva saliendo de
nuestra habitación o ventanas rotas a causa de un balanceo
demasiado fuerte. La única historia que voy a contar es que caí de
rodillas y lloré como una niña.
Cuando cierre los ojos para dormir por la noche, voy a tener que
imaginar a Jenny, completamente vestida, sosteniendo a nuestro hijo
de tres meses de edad en brazos, meciéndolo para que se vuelva a
dormir en nuestro COLUMPIO SEXUAL.
—Pero… ese es mi columpio —lloriqueo en voz alta y trato de no
pisotear.
—Shuuuu, recién lo volví a dormir —susurra, dándome una mirada
severa mientras se balancea suavemente de lado a lado y mira
cariñosamente a Billy, ¡EN MI MALDITO COLUMPIO SEXUAL!
—Sexo… yo… el columpio… mal… sexo… vomitar.
Tonterías. Eso es lo que sale de mi boca. Puras tonterías.
El regalo que, se suponía, iba a rejuvenecer nuestra vida sexual se
ha convertido en una nueva mecedora para bebés.
Asqueroso.
—Ven aquí y siéntate conmigo en el columpio, Drew. Hay un
montón de espacio —dice suavemente mientras mira a Billy.
¿Sentarme junto a mi mujer en un columpio sexual y NO tener
sexo? No entiendo lo que pasa en este momento. ¿Hablamos el mismo
idioma?
—¡No hablo SEXO! ¡Billy malo! ¡Yo quiero! —me quejo, pisoteando
esta vez de verdad.
—¡Drew! ¿Qué demonios te pasa esta noche? —susurra Jenny.
¡Mi pene se está muriendo y me sangran los ojos! ¡Eso es lo que me
pasa, mujer!
—Arruinas mi regalo —se queja.
—¡Arruinaste mi pene! —me quejo de vuelta.
—¿Arruiné tus lápices2? ¿Qué significa eso? Nunca toqué tus
lápices.
Oh, créeme, soy muy consciente de lo mucho que NO HAS
tocado mis lápices. Esto obviamente no funciona.
Con resignación, me saco el celular del bolsillo y me dirijo al baño
mientras me desplazo a través de las más recientes actualizaciones de
Erotica.com.
—¿A dónde vas? —pregunta en voz baja mientras me mira hacer
mi caminata de la vergüenza por el suelo de nuestro dormitorio.
—A una barbacoa en el patio trasero donde Misty y su amiga
Buffy arrinconaron a su profesor de ciencias de la secundaria en un
2
Jenny confunde las palabras penis (pene) con pens (lápices) que suenan parecidas en inglés.
cuarto de baño y le pidieron que explicara la teoría de la trío-actividad
—murmuro con tristeza.
Negativo, Ghost Rider
Traducido por Niki
Corregido por AriannysG
3
En realidad quiere decir orientada, organizada.
hechos con las correas para meter las piernas, supongo, pero no
entendí el punto para lo que fue hecho, por lo que no los usé. Y en
realidad no tiene respaldo, así que solo me apoyé contra la pared
cuando no me mecía. Deberías haber visto lo rápido que conseguí que
Billy volviera a dormirse. Fue impresionante —explico mientras tomo las
facturas firmadas y empiezo a escanearlas en el ordenador.
—¡Buenos días, putas! —dice Liz mientras entra alegremente a
través de la puerta que comunica Seduction and Snacks y toma asiento
en el pequeño sofá de la oficina—. ¿Tuviste oportunidad de imprimir la
orden que vendrá la próxima semana? Tengo que asegurarme de tener
suficiente gel para dolores musculares de fresa. Lo juro por Dios, creo
que la señora Molnar bebe esa mierda como agua. Eso, o solo necesita
cubos de gel anestésico después de tener la Gran Bola de Bob en la
garganta.
Todos nos estremecemos al pensar en el señor Molnar y su pene. Él
entró en la tienda de Liz hace unas semanas para contarnos acerca de
su cirugía a corazón abierto y, de alguna manera, terminó
mostrándonos no solo la cicatriz que corría por el centro de su pecho,
sino también el efecto que la anestesia tuvo en su pene. Una de sus
bolas se hinchó cuatro veces su tamaño normal. Parecía una toronja
abrazando un palillo de dientes con una triste ciruela pegada a un lado.
—¿Podemos, por favor, no hablar sobre la Gran Bola de Bob tan
temprano en la mañana? Tuve una buena noche ayer y quiero
remodearme en la gloria —digo.
—Regodearte. Es regodearte en la gloria —corrige Liz.
—Oh, lo que sea. Sabes lo que quiero decir.
La gente siempre se burla porque me salen mal las palabras.
Realmente no soy una persona tonta. Sé lo que quiero decir en mi
cerebro, pero en el tiempo en el que viaja hasta mi boca, por lo
general, se mezcla.
—Así que, ¿qué pasó anoche después de que tu aburrido culo
nos dejó en el bar? —pregunta Liz—. ¡¡Espera!! Oh, ¡Dios mío! Estoy
totalmente segura de que sé lo que pasó, ¡pequeña zorra! Drew
finalmente te dio su regalo, ¿no?
La miro confundida.
—¿Cómo supiste acerca del presente que Drew me dio? —
pregunto.
—¡Dah! Me lo compró a mí —dice mientras se levanta del sofá
para recoger un pedazo de papel de la impresora y revisarlo.
—Espera, ¿eso era tuyo? ¿Lo utilizaste con las tres chicas? No me
acuerdo que lo mencionaras —pregunto mientras apago el ordenador.
—¿De qué demonios hablas? ¿Qué chicas?
—Eh, ¿tus hijas? ¿De qué otras chicas hablaría?
Y Liz cree que soy una tonta.
Pone el papel sobre el escritorio y se coloca las manos en las
caderas.
—¿Por qué diablos iba a usar algo así con mis hijas? Eso es
asqueroso —afirma.
¿Asqueroso? ¿Por qué demonios sería asqueroso?
—Oh, mi Dios —murmura Claire, cubriéndose la boca con la mano
y mirándome con los ojos muy abiertos.
Y entonces comienza a reír incontrolablemente. Se dobla por la
cintura y se pone los brazos alrededor del estómago.
—¡Oh, Dios! ¡No puedo! ¡Oh, Jesús, me duele! —dice a través de
resoplidos y risitas.
—¿Qué diablos es tan gracioso? —exijo.
—Sí, ilumínanos, Claire —dice Liz seriamente—. Un columpio como
el que Drew le dio a Jenny no es cosa de risa. Esa cosa es lo mejor de la
línea. Desembolsó una gran cantidad de dinero en efectivo para esa
cosa.
—¡Santo cielo! ¡Este es el MEJOR día de mi vida! —se ríe Claire
hasta que finalmente se calma y se limpia las lágrimas de los ojos.
—¿Por qué dijiste que era asqueroso? ¿Qué es lo asqueroso sobre
una mecedora para bebés? ¿Alguien vomitó allí o algo así? —le
pregunto a Liz—. No les diste de comer a las chicas desnudas en él ni
nada, ¿o sí?
Esto solo arroja a Claire en más ataques de risa y causa que Liz me
dirija una mirada de horror.
—Oh, Dios mío. Por favor, dime que no lo hiciste. No... Solo... no —
dice.
¿Qué jodido problema tienen todos? Esta es la cosa más dulce
que Drew hizo por mí en un largo tiempo y se ríen de eso.
—No quiero decirles nada ahora. Solo van a burlarse de Drew por
ser tan considerado —me quejo.
—Oh, no. Tienes que decirle a Liz lo considerado que fue Drew. Por
favor. Por favor, dile a Liz lo estupenda que fue tu velada después de
que nos dejaste. Dilo despacio y no olvides nada —ruega con una
enorme sonrisa en el rostro.
Pongo los ojos en blanco ante lo ridículo que actúan sobre una
mecedora para bebés.
—De acuerdo. Pero ni una palabra de ninguna de las dos.
Ambas fingen cerrar los labios y tirar la llave lejos.
—Ustedes saben lo cansada que estaba cuando salí del bar
anoche. Billy todavía no duerme toda la noche y me toma una
eternidad que vuelva a dormir. Así que, cuando llegué a casa, Drew me
dijo que tenía una sorpresa para mí en el piso de arriba. Pensé que iba a
ser otra de sus excusas para intentar tener sexo.
Claire resopla y luego tose como si estuviera ahogándose cuando
le disparo una mirada asesina.
—Fui al piso de arriba y, por supuesto, Billy eligió ese momento
para despertar llorando. Lo saqué de la cuna y me acerqué a la
habitación y vi que Drew había encendido un montón de velas. Me he
estado quejando de que la luz de la lámpara que tenemos es
demasiado oscura para ver cuando alimento a Billy en el medio de la
noche y las velas eran simplemente perfectas. Me acerqué a la esquina
de la habitación donde tengo la silla para poder dormirlo y en su lugar
había una mecedora para bebés estilo columpio que colgaba del
techo —termino, dándoles a ambas una mirada de suficiencia.
Vamos a ver si se burlan de Drew ahora. Mi marido es un niño
grande, pero a veces hace inesperadas cosas dulces. Ha pasado
bastante tiempo desde que lo ha hecho, pero esto lo compensa.
Me quedo mirando a Liz con expectación, esperando que se
disculpe por ser grosera.
—Espera un segundo. Necesito un minuto —dice mientras agarra
el codo de Claire y se giran por lo que sus rostros se encuentran lejos de
mí.
Ruedo los ojos a sus espaldas.
—No funciona. Puedo ver que sus hombros tiemblan. Sé que ríen.
Las chicas se recomponen y se giran de nuevo, tratando de
mantener el rostro serio.
—Así que, ¿no tuvieron sexo anoche? —preguntas Liz con
confusión.
—¡No! Te lo dije, estaba cansada y entonces Billy despertó
cuando llegué a casa. Pero, ¡oh, Dios mío, la mecedora fue lo mejor!
Billy se durmió de inmediato, y en realidad me quedé dormida, también.
Ahora sé por qué nunca me hablaste de ella cuando las niñas eran
bebés. Tenías miedo de que fuera a probar y robártela. No es de
extrañar que durmieran tan bien.
Liz asiente y cierra los ojos, con una mano en el aire como si dijera
“¡Detente!”
—Lo siento, creo que necesito un minuto más —dice antes de
imitar la anterior pose de Claire y doblarse por la cintura a carcajadas
en el suelo.
—¿Qué demonios? —grito.
—Creo que lo que Liz trata de decir es que meciste a tu bebé
para dormir en un columpio SEXUAL —dice Claire con una risita.
Me quedo mirándola sin comprender.
—UN. COLUMPIO. SEXUAL. De las palabras en latín, “se supone
que folles en él, no que mezas a tu hijo para que duerma" —afirma
Claire.
—¡Lo que ella dijo! —ríe Liz mientras se para de nuevo y luego se
tapa los ojos con las manos—. Oh, Dios, ¡ni siquiera puedo mirarte ahora
mismo!
Oh. Dios. Mío.
—Mecí a mi hijo en algo en lo que la gente folla —susurro con voz
horrorizada.
—Bueno, sí. Es por eso que se llama columpio sexual —dice Claire.
—¿Pusiste los muslos en los estribos? —ríe Liz.
—¿Los estribos? Dios mío. Los utilicé para poner los biberones extra
—me quejo.
—¡Oh, Dios, aquí vamos otra vez! —dice Claire, agachándose y
riendo tan fuerte que comienza a tener arcadas—. ¡VOY A VOMITAR! —
grita entre risas.
—Las odio a las dos. Las dos son idiotas.
Me siento muy mal. No sólo porque mis amigas son idiotas, sino
porque mi marido había intentado hacer algo pervertido y divertido y lo
arruiné.
¿Qué diablos pasa conmigo?
Solía ser alegre, divertida y pervertida como el infierno. Yo, de
todas las personas, debería saber lo que es un columpio sexual. Había
hecho un molde de mi vagina y se lo había dado a Drew en uno de
nuestros aniversarios, por amor de Dios. Incluso hicimos un video de sexo
amateur y lo subimos a YouPorn. Sin nuestros rostros, por supuesto. Hay
ciertas cosas que mi abuela nunca debe ver. Aunque por qué mi
abuela estaría en YouPorn cuando, claramente, pasa la edad legal
para tener sexo. ¿No es a los setenta cuando dicen que tienes que
pasar una prueba para mantener relaciones sexuales? O tal vez eso es
para tu licencia de conducir. No, estoy bastante segura de que es para
sexo. Independientemente, un columpio sexual es algo de lo que
debería tener conocimiento de primera mano.
Cosas como esta suceden más y más últimamente, Drew intenta
provocar algo entre nosotros, y no sé qué hacer o no tengo ningún
interés en ello. Mis amigos tienen matrimonios y vidas sexuales más que
perfectas, y fueron capaces de criar a sus hijos mientras lo hacían. Drew
y yo habíamos logrado hacerlo bastante bien después de que Verónica
nació, hace un poco más de tres años. Nuestro matrimonio se fortaleció
y teníamos sexo todo el tiempo. Tan pronto como quedé embarazada
de Billy, sin embargo, todo se detuvo. De repente, tuve que hacer
malabarismos con una niña pequeña en una bacinica entrenadora con
un embarazo que me mantuvo vomitando casi todo el tiempo y un
trabajo a tiempo completo.
No es que no desee a mi marido o no lo ame, solo que dormir
tomó prioridad. A pesar de que el trabajo es flexible, todavía hay una
gran cantidad de trabajo que tiene que ser hecho. Por no mencionar el
hecho de que Drew trabaja el turno de noche, y estoy atascada
haciendo más cosas sola por la noche.
Nunca solía tener problemas para levantarme a las cuatro de la
mañana cuando llegaba a casa del trabajo para un polvo rápido. Me
encantaba tener relaciones sexuales con él mientras me hallaba medio
dormida y caliente tras haber bajado las sábanas a la mitad de la
noche. La primera vez que lo intentó después de descubrir que me
encontraba embarazada de Billy, le dije que si ponía el pene en algún
lugar cerca de mí, le diría a todos sus amigos acerca de la forma en
que llevaba mis tangas de seda a trabajar porque le gustaba cómo se
deslizaban a través de la grieta de su culo cuando se inclinaba. En
cualquier momento después de eso, si ponía el pene a menos de cinco
metros de mí, corría al baño y vomitaba. Estaba bastante segura de
que se puso a la defensiva por eso. No fue mi culpa que ver su pene me
hiciera enferma del estómago. Tiene un pene muy bonito, en realidad, e
incluso me hizo un dibujo de él una vez. Solo había algo acerca en que
se viera como una medusa con un ojo que me hacía marear. Una vez
que nació Billy, simplemente me encontraba demasiado agotada para
pensar en sexo.
Nuestro hijo TODAVÍA no duerme toda la noche. Ahora mismo,
solo quiero una noche completa de sueño más de lo que quiero sexo.
Bueno, retiro lo dicho. Quiero sexo. Simplemente no hay momentos
apropiados. Cada vez que quiero, Drew está durmiendo o en el trabajo.
Nunca sucede cuando estamos en la misma habitación. Ni siquiera
puedo masturbarme más. La última vez que lo intenté, me quedé
dormida con el vibrador en la mano. Mientras todavía estaba
funcionando.
Drew había llegado a casa del trabajo y me encontró tumbada
en la cama con el brazo extendido hacia un lado, agarrando un gran
vibrador rosa al que se le acaba la pila poco a poco. En lugar de sonar
como wirrrrrrrrrrrrrrrrrr, sonaba más como, wirr-rrr-wirrrr-r... rr. No pude
evitar que las vibraciones me adormecieran. Ahora sabía por qué a los
bebés les encantaban las mecedoras vibrantes. Drew se emocionó
cuando cargué pilas doble A en el supermercado esa semana, y me
aseguré de que la mesita de noche estuviera bien abastecida de ellas.
Estaba bastante segura de que lo oí llorar en el baño cuando se enteró
de que solo las necesitaba para poder meter el vibrador debajo del
colchón para que me ayudara a conciliar el sueño más rápido. Por lo
menos pensé que estaba llorando. Había hecho algunos sonidos
realmente divertidos y cuando había llamado a la puerta del baño, dijo
que estaba ocupado leyendo.
Tengo que hacer algo para re-erectar nuestra vida amorosa.
¿Re-erectar? ¿Es eso una palabra? Esa es la palabra que estoy
buscando, ¿verdad? Lo que sea.
En primer lugar, tengo que hacer algo para ponerme en forma.
Tres meses después del nacimiento del bebé y todavía me siento tan
grande como una casa. He perdido todo el peso del embarazo con
bastante rapidez, pero todavía siento que tengo el culo enorme.
También tengo que hacer algo acerca de mi vagina. No hay manera
de que Drew sienta lo mismo cuando tenemos sexo. Aunque, en
realidad no hemos tenido sexo desde que Billy nació. Dejé que llegara a
medio camino y luego hizo un comentario acerca de que tenía la
vagina descuidada y le dije que se alejara de mí. Un montón de mujeres
tienen parto natural y no tienen vaginas colgantes. Busqué en internet.
He tratado de ver en la mía con un espejo y la pierna sobre el lavabo
del cuarto de baño. Eso fue justo después de llegar a casa desde el
hospital con Billy, y fue un desastre. Probablemente debería haber
esperado un par de semanas más, pero ahora no puedo mirar la carne
molida cruda, sin cruzar las piernas y hacer una mueca.
Básicamente, tengo miedo de tener relaciones sexuales con mi
esposo. Él siempre ha querido a mi vagina. Incluso tiene una camiseta
que dice: Amo la vagina de mi esposa. ¿Qué pasa si tenemos
relaciones sexuales ahora y es como si follara con un tazón de gelatina?
Eso no es del todo caliente, sobre todo si es gelatina verde. No digo que
mi vagina sea verde, pero estoy segura de que es movediza. La sacudí
un poco cuando me miré en el espejo y, sin duda, se sacudía. Una
vagina nunca se debe sacudir.
Voy a dejar el trabajo temprano e iré a una clase de yoga. Tener
el cuerpo en forma podría ayudar a hacer que me sienta mejor y
entonces puedo tratar de conseguir que Drew ayude más en la casa,
así no estaré tan cansada todo el tiempo. Drew no trabaja esta noche
por lo que estará en casa con los niños todo el día. Tal vez un poco de
flexiones y estiramiento ayuden a que las cosas vuelvan a donde se
supone que deben estar, y no voy a tener que preocuparme por que los
labios de mi vagina cuelguen y se tambaleen de aquí para allá.
Debería ser capaz de atarlos en un nudo o un lazo.
Perro lamiendo hacia abajo
Traducido por Issel
Corregido por Niki
—¡AAAAAAAAY!
Brinqué en la cama cuando escuché gritar a Drew mientras
dormía a mi lado. Él también se sentó en la cama, temblando y
frotándose los ojos.
—¿Te encuentras bien? —pregunté con un bostezo mirando el
reloj. Billy probablemente se levantaría dentro de una hora para
alimentarse, a menos que Drew lo acabara de despertar con su grito.
—Tuve un mal sueño. Oh, Dios mío, era horrible. Eso tenía colmillos
y trataba de comerme, ¡intenté gritar pero me mordió la lengua! ¡Oh,
que horror! —Se lamentó.
—¿Será que soñaste con la señorita Lippy de nuevo? —pregunté,
tumbada en la cama y tirando de las mantas sobre mis hombros.
Me miró nerviosamente y comenzó a morderse las uñas.
—No lo sé. Lo olvidé. Tengamos sexo.
Dejó caer la cabeza sobre la almohada inmediatamente,
envolvió el brazo alrededor de mi cuerpo, y me atrajo hacia sí.
Comenzó a besarme el cuello, y juro que podía oírle decir:
“Puedes hacer esto. Solo no pienses en colmillos”.
—Drew, no lo sé. Todavía podría ser demasiado pronto —dije.
Sabía que no era demasiado pronto. Habían pasado
exactamente seis semanas desde el día del nacimiento de Billy. Este era
el día en que podríamos empezar a tener sexo otra vez. Si bien Drew
estaba ocupado haciendo un camino de besos hasta mis pechos, miré
por encima del hombro al reloj a su lado de la cama.
Si me quedaba dormida en este momento, todavía tenía unos
cincuenta minutos de sueño antes de que Billy despertara.
—Te prometo que seré rápido —dijo, besándome mientras me
bajaba la blusa, dejando al descubierto un pecho, empezó a besar y
chupar todo el montículo.
—Ten cuidado, podría tener fugas —advertí.
Ya que daba el pecho, mis senos tendían a tener fugas en
momentos inadecuados. Ahora sería un momento muy apropiado.
Se detuvo de inmediato, con la boca cerniéndose sobre mi
pezón.
—Este es un gran dilema para mí. Sé que debería retroceder, ya
que es la comida de nuestro hijo, pero el perverso en mí quiere ir a
tomar una bolsa de galletas y hacer tal cosa —admitió.
—Ni siquiera lo pienses —dije, agarrándole el cabello y tirando de
su cabeza hacia la mía.
—¿De verdad vas a dejarme meter mi pene en ti? No te burles de
mí en este momento. Mi corazón no puede soportarlo —dijo Drew.
—Sí, adelante. Pero en serio, sé rápido. Billy se levantará pronto.
Se apartó rápidamente y empujó los bóxers hasta las rodillas,
tumbándose hacia abajo entre mis piernas antes de que siquiera
parpadeara.
—Seré rápido, lo prometo. Tómame el tiempo —dijo mientras
empujaba mi ropa interior por mis caderas y rodillas. Moví las piernas
para hacer que el resto saliera del camino, quitándomelas de una
patada cuando llegaron a los tobillos.
—¿Sobre qué fue tu sueño? —pregunté cuando envolvió la mano
alrededor de su erección y la guió hacia mí, pasando la punta a través
de mí y colocándola en mi entrada.
—Fue horrible. Tu vagina se convirtió en un monstruo y se veía
igual que cuando tuviste a Billy, excepto que tenía dientes, brillantes
ojos rojos, y quería morderme el rostro, era tan blanda y flexible, tenía
toda esta piel adicional colgando. Era tan jodidamente aterrador —
explicó mientras empujaba su pene más dentro de mí y gemía.
Puse la mano sobre sus hombros y lo empujé hacia arriba y un
poco lejos de mí.
—¿Bromeas o hablas en serio?
Hizo una pausa y una mirada de dolor se apoderó de su rostro
cuando se dio cuenta de que lo detenía de empujar.
Drew nunca había sido capaz de mentirme, incluso acerca de
pequeñas cosas. Sabía en ese momento que se preguntaba si
realmente debía decirme la verdad.
—¿Eh, sí?
Lo empujé de los hombros tan fuerte como pude.
—¿Hablas en serio? ¿Tuviste pesadillas sobre mi VAGINA? —grité
mientras se apresuraba a ponerse de rodillas, con el pene afuera,
apuntando hacia mí.
—¡Lo siento! No tengo control sobre mis sueños. ¡No es mi culpa! —
argumentó.
—¡Lo es si piensas que mi vagina es floja y blanda! —grité de
nuevo, buscando la ropa interior debajo de la sábana y arrastrándola
de nuevo por mi cuerpo.
—¡No! ¡Por favor! ¡Necesito eso! —gimió mientras yo rodaba lejos,
furiosa, después de colocarme toda la ropa interior nuevamente.
Sentí el cambio en la cama y el calor de su vientre contra mi
espalda. Apoyó la barbilla en mi hombro, tenía la esperanza de que
viniera con una muy buena disculpa por esta mierda.
—¿Puedo meter la punta de nuevo? —susurró en mi oído—. Si tu
vagina aún se encuentra adolorida, podríamos hacerlo solo anal. Eso
sería increíble, ¿verdad?
Empujé el codo hacia atrás y le di en el estómago tan duro como
pude. Mientras gemía y lloriqueaba como un bebé a mi lado en la
cama, nuestro bebé de verdad comenzó a llorar sobre el monitor.
4
Hace referencia a lo que Jim Jones (líder de la secta estadounidense el Templo del Pueblo) usaba para que
sus adeptos se suicidaran, Kool-Aid de uva mezclado con cianuro de potasio.
Todos sonríen y asienten; y Drew comienza a reír.
—Sí, ellos tienen Tupperware GENIALES. De todas las formas y
tamaños que puedan imaginar. A Jenny le gustan los envases
realmente grandes —resopla.
—Ooooh, ¡yo también amo esos envases de plástico! —dice
emocionada una de las mujeres—. Los uso todos los días. Realmente te
salvan la vida.
Simplemente sonrío y asiento, tratando de decirle mentalmente a
Drew que necesita callarse.
—¿Te gusta usar el envase gigante o el más pequeño? —
cuestiona seriamente Drew.
—Me gusta usar los dos al mismo tiempo —dice otra mujer.
—Sí, ¡lo haces! —Drew sonríe y asiente, dándole un guiño.
—Mi marido lleva Tupperware al trabajo y todos le preguntan
siempre si son mejores que GladWare. Les digo que los Tupperware
caben en todo tipo de lugares y pueden ser usados para tus mascotas
—dice alguien más.
—Guau, eso es perturbador. Pero bien por ti —dice Drew.
—GladWare es el Tupperware de los pobres, eso es lo que siempre
digo —exclama otro de los hombres.
—¡Amén, hermano! —grita Drew.
Un coro de “Amén” es murmurado alrededor del círculo y tengo
que cubrirme el rostro con las manos, porque no sé si reír o llorar.
—Los Tupperware realmente han salvado nuestro matrimonio —
dice otra mujer con una risa—. Antes de que llenara la despensa con
Tupperware, Steve usaba bolsas abre fácil y sus cosas se derramaban
por todos lados. ¡Hacía tanto desastre!
—Ja, ja. ¡Oh, Steve! Mírate, derramando tus cosas por todas
partes. ¡Eres tan malo! —dice Drew al tipo sentado a su otro lado.
—Una vez fui a una fiesta de Tupperware donde todos se
pasaban los envases de diferentes tamaños y luego los vendieron al final
de la fiesta. Se vio muy poco sanitario para mí. Todos tocando los
Tupperware y poniendo las manos por todo su alrededor, ¿y luego se
suponía que simplemente tenías que llevártelo a casa y usarlo? —dice
otra mujer con una mirada de disgusto en el rostro.
—Oh, ellos hacen una limpieza especial para ello —dice Drew.
—Oye, tengo una idea —dice Steve, el “derramador de cosas”—.
Drew parece un buen deportista. Apuesto a que le gustaría jugar al
juego de El Gran Maestro.
El grupo estalla en risas y asiente en aprobación. Todos comienzan
a mover sus sillas para que queden dos en el medio del círculo,
enfrentándose.
—¿El juego de El Gran Maestro, dices? Nunca lo he escuchado —
dice Drew.
—¡Oh, es muy entretenido! Tienes que intentar hacer todo lo que
El Gran Maestro hace. Hasta ahora, nadie ha sido capaz de vencerlo —
dice Steve emocionado.
Uno de los otros hombres se sienta en una de las sillas en el medio
del círculo y unas pocas personas dirigen a Drew a tomar la otra.
—Trae a El Gran Maestro. ¡Totalmente patearé su traaaa-traje! —
grita Drew, deteniéndose justo a tiempo.
—Bien, entonces Eric será El Gran Maestro —informa Steve—. Todo
lo que tienes que hacer es seguirlo y hacer exactamente las mismas
cosas que haga.
No tengo idea sobre qué va esto, pero parece un juego lo
suficientemente seguro en el que Drew no se meterá en problemas con
su boca y, con suerte, tendrá algo que ver con tener un buen
matrimonio. Eric levanta los dos brazos al aire, haciendo una “V” y Drew
hace lo mismo. Luego Eric se toca la nariz con un dedo, cosa que Drew
copia inmediatamente.
—Hombre, esto es fácil. ¡El Gran Maestro va perdiendo! —exclama
Drew mientras copia cada uno de los movimientos que Eric hace con
los brazos y manos. Me siento aún más confiada de que al menos
terminaremos bien esta tarde, incluso si no obtenemos ningún buen
consejo matrimonial de estas personas.
Como Drew se encuentra de espaldas a mí, no ve a una de las
mujeres acercarse sigilosamente por detrás de su silla con algo en la
mano. No puedo ver qué es, ya que lo esconde delante de ella, pero
todos alrededor del círculo comienzan a reírse cuando la ven.
El Gran Maestro, Eric, hace unos movimientos más que Drew repite
y luego, repentinamente, se para de la silla. Drew inmediatamente sigue
su movimiento, punto en el que la mujer pone, lo que ahora veo es, una
enorme toalla empapada en el asiento de la silla de Drew.
Eric rápidamente se sienta en la silla y Drew lo sigue, golpeando su
trasero en la toalla mojada y el charco que hace en la silla. Se para
rápidamente y se gira para intentar verse el trasero mientras todos a
nuestro alrededor se mueren de la risa.
—¡HIJO DE LA MALDITA PERRA MADRE DE JESÚS! ¡¿Qué mierda
acaba de pasar?!
Casi puedo sentir a Jesús en su acolchada nube sacudiendo la
cabeza con lástima hacia nosotros y diciendo: “Deberían haber
pensado antes de mezclarse con mi gente. Los van a joder todo el
tiempo”.
Rápidamente recogemos a los niños y les agradecemos a todos
por un maravilloso tiempo. Drew les dice que tenemos que irnos porque
Billy tiene diarrea explosiva justo cuando Veronica empieza a cantar a
todo pulmón—: ¡CACA, POPÓ, DIAGUEA! ¡CACA, POPÓ, DIAGUEA!
Drew se queja toda la caminata de vuelta a nuestra casa—:
Maldito estúpido, Maestro pendejo. La próxima vez que seamos
invitados allá, voy a cagar a ese Maestro.
No voy a aguantar la respiración a la espera de otra invitación en
algún momento cercano.
Gran cabeza
Traducido por Amélie.
Corregido por Helena Blake
—Puede que haya bebido demasiado —le admití con una gran
sonrisa mientras echaba hacia atrás mi silla en dos patas.
Me devolvió la sonrisa, aquella hermosura hizo que perdiera el
equilibrio y empecé a agitar los brazos en el aire mientras comenzaba a
caer hacia atrás.
Jenny inmediatamente me alcanzó, sujetó el frente de mi
camiseta con su puño y ancló la silla de vuelta en sus cuatro patas. Eso
causó que la silla se deslizara cerca de ella y de repente, por primera,
vez esa noche, me hallaba lo suficientemente cerca como para pasar
la nariz contra su mejilla y olerle el cabello.
—¿Acabas de olerme el cabello? —preguntó.
Me eché hacia atrás y la miré tímidamente. —Eso depende. Si te
digo que sí, ¿me meterás el tacón por el trasero?
Sonrió y negó. —No.
—Entonces sí, olía tu cabello. Huele a mangos.
—Eso es tan excitante —susurró.
Nos quedamos mirándonos a los ojos unos cuantos minutos, y tuve
que golpearme mentalmente para salir del trance que me causó antes
de que decidiera tumbarla en la mesa y follarla ahí mismo, delante de
Dios y todo el mundo.
—Así que, me di cuenta de que no estoy ni siquiera cerca de la
sobriedad cuando, hace unos minutos, orinar me fui... quiero decir,
cuando me fui a orinar y grité en el momento en que el inodoro
automático tiró la cadena. Probablemente, no seré capaz de llevarte a
casa —dije honestamente.
—Oh, Dios mío, ¡odio esos baños automáticos! Algunas veces tiran
de la cadena antes de que haya terminado y me asustan. Como si
supiera y me pudiera ver y solo quisiera molestarme —dijo.
—Demonios, siempre le digo eso a la gente. Realmente creo que
hay una cámara en el agujero del baño con un pequeño hombre
pervertido mirando y riéndose cuando le da al botón antes de tiempo.
Nos miramos el uno al otro por unos cuantos minutos y otra vez, no
había nada que prefiriera hacer que inclinarme y hacer cosas sucias
con su boca. Pero eso no era algo que quisiera hacer en medio de un
bar repleto. Cuando finalmente ocurriera, necesitaríamos estar solos.
Preferentemente en una cama. O en una mesa de día de campo en un
parque al azar.
—Vamos, dame las llaves, te llevaré a casa —dijo sosteniendo la
mano frente a mí. Me saqué las llaves del bolsillo y las dejé caer en su
mano.
5
Sándwich de jamón y que en jerga es tirar de los pantalones de un hombre y que se le vea en trasero y los
genitales colgando.
camino por la acera lanzando jamón a las personas, llamándome a mí
mismo el Hada de la Carne.
Continuó riéndose y cuando mi celular sonó en la mesa frente a
mí, lo ignoré. Jenny lo cogió y empezó a desplazarse a través de las
aplicaciones. Normalmente, eso me haría querer golpear a una chica
en los ovarios, pero con Jenny no me importaba en absoluto. Me incliné
y vi que estaba haciendo clic en Facebook.
—Verifica si mi estado aún dice "Chupo pollas grandes". Carter
agarró mi teléfono el otro día y no sé cómo cambiarlo.
Se inclinó ligeramente y escribió algo en el teléfono con una
sonrisa en el rostro. La dejé hacer lo suyo mientras terminaba mi comida.
Mientras esperábamos para pagar la cuenta, continuamos
hablando sobre las estupideces que hicimos cuando estábamos
borrachos. Su historia sobre enviarle un correo a su abuela que decía
"Follé con un dedo a un orangután. ¡Fue una fiesta en el zoológico!",
porque hace cualquier cosa que le reten cuando se encuentra
borracha, supera mi historia del Hada de la Carne por mucho.
Jenny encendió el auto, me incliné sobre la consola y descansé la
cabeza en su hombro, encendí la radio, y pasé las estaciones. La
canción gay "I Would Walk 500 Miles" sonó y solté una risa.
—Solo hay dos cosas por las que me gustaría caminar quinientas
millas: carne seca y tú —admití.
Jenny inmediatamente puso la señal para girar a la derecha,
hacia mi casa, a la izquierda. No dije una palabra mientras salía del
aparcamiento lejos de la dirección en la que vivía. Le oraba al Hada de
la Carne que me llevara a su casa y que yo no dijera nada para
asustarla y que diera la vuelta.
Unos minutos más tarde, nos detuvimos en la entrada de una linda
y pequeña casa azul con un porche y jardineras bajo las ventanas.
—Así que, esta es mi casa. Espero que esté bien que estemos aquí
—dijo en voz baja.
—Está muy bien. Vivo con Carter y probablemente se encuentra
en casa masturbándose con una botella de jarabe de chocolate. Mis
ojos no pueden aguantar más esa mierda.
Salimos del auto y la cogí de la mano mientras rodeamos el capó
y subimos las escaleras. Me soltó la mano para buscar en su bolso las
llaves y abrir la puerta. Mientras entramos, de repente recordé que olía
a cerveza y tequila. Necesitaba una ducha y la necesitaba con
urgencia. Incluso si no pasaba nada entre nosotros esta noche, todavía
quería hacer todo lo que estuviera a mi alcance para acercarme a
Jenny. No podría hacer eso con cerveza saliendo de mis poros.
Complació felizmente mi petición, me mostró el baño, dejándome
una toalla limpia doblada en la parte de atrás del inodoro antes de irse
y cerrar la puerta detrás de sí.
Me desvestí lo más rápido que pude y salté a la ducha, no quería
estar mucho tiempo lejos de Jenny. Como siempre que me bañaba,
empecé a cantar.
—Sujétame más cerca, Tony Daaaaanza. Cuenta los piojos en la
caaaaaaaarretera.
Mientras cantaba y me lavaba el cabello, escuché un ruido
detrás de mí y me giré para encontrar a una Jenny mojada y desnuda,
de pie en la ducha conmigo, con una gran sonrisa en el rostro mientras
me miraba de arriba a abajo.
—Joder, ¿estoy soñando? —pregunté, hablándole directamente
a las tetas—. Lo siento, me resulta imposible mirarte a los ojos ahora
mismo.
Continué contemplando las tetas más perfectas del mundo
mientras daba un paso más cerca hacia mí y levantaba un tubo para
que lo viera. Lamentablemente aparté la vista del paraíso de tetas para
leer lo que decía la botella, 'Gran Cabeza'.
—Cogí esto la otra noche en la fiesta de juguetes sexuales a la
que fui. Se supone que me entumece la parte de atrás de la garganta
para que no me atragante durante una mamada. Nunca he estado
con un hombre cuya polla me llegara cerca del fondo de la garganta,
pero estoy bastante segura de que lo superas. ¿Quieres probar a ver si
funciona?
La miré con la boca abierta y, no voy a mentir, con lágrimas en los
ojos. Gracias a Dios la ducha lanzaba vapor y había gotas de agua por
todas partes, evitando que pudiera ver mis lágrimas de felicidad.
Todo lo que pude hacer fue mirar y asentir, con la boca aún
abierta con admiración. Abrió el tubo de gel y colocó una cantidad
generosa antes de introducírselo en la boca y chuparlo. El Pequeño
Drew se sacudió ahí abajo, y mentalmente le dije que se calmara o iba
a escupir por todos lados antes de que empezara.
Jenny colocó las manos en mi pecho y, gentilmente, me empujó
hasta que mi espalda chocó contra la pared fría. Rápidamente se puso
de rodillas y me envolvió la polla con las manos, pasando la lengua
burlonamente por la cabeza mientras yo gritaba.
Sí, acababa de gritar y ni siquiera me importaba.
Deslicé las manos en su cabello mojado y me alegré de esta vida.
No había manera de que la empujara más al fondo, pero necesitaba
hacer algo con las manos antes de que empezara a dar palmadas
delante de ella como un maricón en un concierto de Barbara Streisand.
Con una mano agarrándome el culo, la otra se deslizó por mi
pene y me acunó las pelotas, deslizó la boca desde la punta hasta la
base.
—¡HIJO DE PUTA MISSISSIPPI! —grité, apoyando la cabeza contra la
pared de la ducha.
Mi emoción motivó a Jenny a dar todo de sí. Me chupó incluso
más hasta que, sí, sentí la cabeza de mi polla tocar el fondo de su
garganta. Era oficial. Estaba en la mejor película porno de la historia
mundial. Ahora me arrepentía de no haber traído el celular a la ducha
conmigo. Esto era algo que debía ser grabado para la eternidad.
Después de ajustar la boca alrededor de mi pene, lo sacó casi todo y
luego comenzó a moverlo más rápido de adentro hacia afuera,
adentro y afuera. Apretó la pequeña mano alrededor de la base de mi
polla y comenzó a bombear al ritmo del movimiento de su boca.
—Santas papas fritas, eres bastante buena en esto —gruñí
mientras miraba hacia abajo.
Gimió en respuesta y el sonido vibró por toda mi polla y bolas.
Empecé a jadear como un perro excitado. Alejó la mano de mi trasero
y ahuecó mis pelotas de nuevo, moviéndolas alrededor de la palma de
su mano.
—¡Cabra de mierda, hija de puta, se siente increíble!
Continué diciendo tonterías mientras Jenny aceleraba el ritmo. En
unos segundos, el esperma de hace meses salió de mi polla y grité
como un borracho, envuelto en placer mientras se tragaba todos mis
nadadores.
—¡WILLIE NELSON, GATOS FANTÁSTICOS!
Mi cuerpo se quedó completamente quieto, cada hueso clavado
en su sitio, mi boca abierta en sorpresa y admiración mientras Jenny me
sacaba de su boca y besaba la cabeza de mi polla como si fuera un
pequeño y lindo perrito.
El agua que salía de la regadera se enfrió hace rato y no me
había dado ni cuenta. Jenny se levantó mientras yo descansaba quieto
contra la pared de la ducha, esperando que las piernas me
aguantaran.
—¡Eso realmente funcionó! ¡No me atraganté para nada! Lo
probé antes con un plátano, pero estaba blando y creo que tragué un
poco de cáscara. Fue asqueroso. Tú no fuiste asqueroso para nada y
hasta sabía a palomitas de maíz.
—Espero que sepas que querré casarme contigo algún día. Así
que mantén tu agenda libre —dije seriamente mientras apagaba el
agua y salíamos de la ducha para secarnos con la toalla.
Rió muy tiernamente y se puso de puntillas para besarme en la
mejilla. Ahora que el exceso de esperma evacuó el pito de carne, todo
el alcohol que consumí esta tarde se removió por mi barriga y empezó a
formarse un dolor de cabeza.
—Cuando empiece a vomitar mañana por la mañana,
simplemente déjame. Seguramente empiece alrededor de las nueve y
treinta y siete. Solo déjame tranquilo y no cocines pescado o tarta de
chocolate mientras eso ocurra. También, si me encuentras
cuchareando tu mesa de café o el taburete en medio de la noche, no
te asustes. Simplemente despiértame y llévame a la cama.
Normalmente solo ocurre una vez.
Mientras nos acurrucábamos en la cama, cogí mi celular de la
mesita de noche y sonreí cuando vi que realmente cambió mi estado
de Facebook. Ahora decía: Esta noche seguro que recibo una
mamada.
Gas pimienta, pistolas eléctrica y
testículos gigantes
Traducido por MaJo Villa
Corregido por Lizzy Avett’
6
La palabra “spectacle” tiene ambos significados: Espectáculo y Anteojos.
Los movimientos de Claire se detienen a mitad de desabrocharse
los pantalones para poder colocarse las mallas negras que también
compré. —¿Qué? El negro adelgaza. Incluso si no hubiera un acosador,
luciré bien mientras bebo café. Además, Carter ha estado rogándome
que realice algunos juegos de roles. Puedo arrastrarme por la ventana
de la habitación pretendiendo ser una ladrona que de repente quiere
follarse al hombre al que le va a robar.
—¿Carter no obtuvo quemaduras de segundo grado en el trasero
la última vez que hicieron juego de roles? —le pregunto.
—Sí. Pretender ser una profesora de cocina y decirle que subiera a
la estufa para así poder “lamer su batidora” no fue una buena idea.
Ambos olvidamos que la estufa se encontraba encendida. Fui hasta la
sala de emergencia usando solamente un delantal como blusa. De
acuerdo, entonces tal vez no me colaré por la ventana de la
habitación. Alguien podría recibir un disparo.
Liz todavía se encuentra mirándome fijamente en completo
silencio al tiempo que Claire saca un gorro negro con una calavera
para cubrirse la parte superior de la cabeza.
—¿Te encuentras segura de que viste la todoterreno conduciendo
detrás de ti después de que te fueras de Target? —pregunta Liz por
tercera vez desde que entró en el auto.
—¡Oh, no! —grité.
—¿Dices no viste la todoterreno? —pregunta confundida.
—¡No! Quiero decir ¡Sí! Dije oh, no porque la camioneta se
encuentra justo ahí, estacionada al otro lado de la calle —explico
frenéticamente mientras señalo hacia la ventana de Liz.
Las cabezas de Liz y Claire se giran rápidamente y las dos miran
hacia la camioneta negra estacionada en la esquina sin nadie adentro.
—Santa mierda. Tal vez sí te siguen —murmura Liz.
—¡Obvio! —grito mientras le golpeo el brazo.
—Jenny, el año pasado me hiciste venir en medio de la noche
cuando Drew se hallaba en el trabajo porque dijiste que una colonia de
arañas salieron de sus huevos y tu habitación se hallaba tan llena de
arañas que ya ni siquiera podías ver el suelo y tenías miedo de que se
comieran a Veronica. Cuando llegué a tu casa, había una sola araña
colgando de su red sobre tu cama —declara Liz—. Perdóname si no me
inclino a creerte.
—No puedes culparme por eso. Esa noche, Veronica me
despertó, y cuando regresé a la habitación, eso simplemente se
encontraba ahí, colgando. Las arañas NO trabajan solas. Y estaba
rondándome, mirándome dormir. Quién sabe qué otros planes tenía
reservados para mí. Apuesto a que sus amigos se hallaban al acecho en
las esquinas, esperando la oportunidad para saltarme encima.
Durante varios minutos Liz y yo discutimos sobre a lo que me gusta
referirme como “la noche en la que casi fui comida viva por arañas
rabiosas” cuando, de repente, Claire agarra nuestros hombros desde el
asiento de atrás.
—Chicas. Creo que acabo de ver a un tipo mirando fijamente el
auto —dice en un susurro—. Por ahí, detrás de ese arbusto.
—¿Por qué mierda susurras? No te puede escuchar —la regaña
Liz.
—¡Cállate de una puta vez, vagina apestosa!
—¡Oh, NO, no me acabas de llamar vagina apestosa. Cara de
coño engullidora de semen!
—¡Oh, por Dios! ¡Podría, ustedes dos, callarse! ¡Hay un hombre
escondido detrás de un arbusto mirándonos! —grito con frustración.
Liz y Claire renuncian a seguir insultándose para mirar hacia el
arbusto en cuestión y, efectivamente, una cabeza sale por un rápido
segundo y luego rápidamente vuelve a esconderse.
—Oh, ¡ahora SÍ! —dice Liz con entusiasmo mientras empieza a
buscar en la bolsa de Target y colocarse el atuendo negro.
—De acuerdo, Jenny, quédate aquí. Claire y yo vamos a salir a
hurtadillas por nuestro lado del auto y volveremos sobre nuestros pasos
alrededor del edificio para así poder acercarnos sigilosamente a este
gilipollas —explica Liz al tiempo que se coloca su propio gorro negro con
calavera sobre la cabeza—. ¿Cómo vamos a comunicarnos lo que
ocurre?
Meto la mano dentro de mi propia bolsa de Target que descansa
sobre mi regazo y saco dos radios.
—También compré estos en la tienda.
Le entrego uno a Liz y presiono el otro fuertemente en mi mano
mientras continúo buscando en la bolsa. —También conseguí gas
pimienta y una pistola eléctrica.
Le entrego la pistola eléctrica a Claire y el gas pimienta a Liz.
—¿Desde cuándo venden pistolas eléctricas en Target? —
pregunta Claire, inclinándose hacia adelante entre del asiento de Liz y
el mío.
—Oh, no lo hacen. En realidad traje esa de casa. A Drew le gusta
cuando lo uso en sus bolas.
—Jenny, mierda. Demasiada información —se queja Liz.
Observo mientras, en silencio y lentamente, abren las puertas y se
escabullen del auto. Cierran las puertas sin hacer ruido y se agachan,
moviéndose por el estacionamiento hacia el edificio. Inmediatamente
me siento nerviosa y vuelvo a revisar el arbusto para asegurarme de que
el tipo todavía se encuentre escondido detrás de éste y no prestándole
atención a mis amigas.
Enciendo la radio y mantengo pulsado el botón para hablar.
—Oigan —susurro—. Soy Jenny.
Suelto el botón y en cuestión de segundos escucho la voz de Liz.
—No me digas, Sherlock. Recién llegamos a la parte de atrás del edificio
—dice lentamente, los sonidos de su respiración pesada entran por la
radio—. No mires hacia dónde vamos. No actúes de forma sospechosa.
Solo mantén un ojo en el acosador y déjanos saber si cambia de
posición. Cambio y fuera, señora Rosa.
Me quedo mirando al dispositivo en mi mano, confundida.
—¿Señora Rosa? —pregunto en la radio.
—Sí, señora Rosa. Yo soy la señora Negro, Claire es la señora
Marrón y tú eres la señora Rosa —explica.
Escucho a Claire arrebatarle la radio de la mano unos segundos
más tarde. —No quiero ser la señora Marrón. Quiero ser la señora Rosa.
—Sí, no entiendo por qué soy la señora Rosa. Ni siquiera me gusta
ese color —me quejo.
—Oooooh, me gusta el rosa. Seré la señora Rosa y tú puedes ser la
señora Marrón —me dice Claire.
—No, el marrón me hace pensar en caca. Quiero ser la señora
Azul. El azul es lindo.
De repente hay un forcejeo y algunos insultos saliendo por la
radio.
—Ustedes, chicas, son tan idiotas. No vamos a cambiar nuestros
nombres secretos. Claire es la señora Marrón por el chocolate y tú eres
la señora Rosa porque el rosa me hacer pensar en las víctimas, y ahora
si alguien se encuentra en este canal van a saber lo que vamos a hacer
—explica Liz con irritación.
—Entonces ¿por qué eres la señora Negro? —pregunto.
—Porque voy a ennegrecerles el rostro si no se callan de una puta
vez. Se supone que estamos requisando a un sospechoso, no teniendo
un concurso de colores.
Suspiro y descanso la mano con la radio en mi regazo, mirando
por la ventana del auto para ver si mi acosador continúa detrás del
arbusto. Puedo ver al arbusto moviéndose y lo que parece ser un par de
botas negras asomándose por abajo. De repente, veo a Liz y a Jenny
corriendo a toda velocidad desde el otro lado del edificio,
directamente hacia el arbusto. Sin pensarlo, lanzo la radio hacia el
asiento del pasajero y me apresuro a salir del auto, corriendo a través
del estacionamiento hacia las chicas.
Mientras corro, veo a Liz lanzándose detrás del arbusto y haciendo
caer a alguien de un golpe. Puedo escuchar a Claire gritando a todo
pulmón, dirigiendo la pistola hacia el entramado de brazos y piernas
que observo desde el borde del arbusto.
Finalmente me acerco lo suficiente para escuchar lo que ocurre y
para ver un rápido destello de luces saliendo repentinamente desde el
extremo de la pistola eléctrica, seguido de un grito en un tono agudo.
—¡Aaaaaaah! Cara de culo. ¡ACABAS DE ATACARME CON LA
PISTOLA ELECTRICA! —le grita Liz a Claire mientras su cuerpo sufre
espasmos y aun así, se las arregla para sentarse a horcajadas sobre la
espalda del acosador. Lo tiene de cara al piso, con el codo envuelto
alrededor de su cuello, al tiempo que la descarga eléctrica la pistola
hace estragos en ella. Es como un Rambo drogado.
—¡Oh, por Dios! ¡Lo siento, lo siento! ¡MIERDA! —grita Claire
mientras le da un tirón a la pistola para sacarla de Liz.
—¡Aaaaaah! ¡Está atascada en mi piel, hija de puta! ¡Saca esa
mierda!
—Oh, Dios. Oh, Dios; oh, Dios —murmura Claire al tiempo que
lanza la pistola eléctrica al piso y se apresura hacia Liz, quien rebota de
arriba abajo en la espalda del tipo y presiona su agarre en el cuello del
individuo.
—¡Quítate, QUÍTATE, de, ENCIMA! —jadea el tipo con cada salto
mientras Liz aterriza sobre él.
—Dinos por qué has estado siguiendo a nuestra amiga o voy a
echarte el gas pimienta, maldito enfermo —grita Liz mientras Claire se
coloca detrás de ella y suavemente le quita los ganchos de la pistola
eléctrica del culo.
El tipo tiene una gorra de béisbol y anteojos oscuros, y no puedo
verle el rostro, pero hay algo familiar en su voz. No sé qué hacer en este
punto, excepto quedarme ahí, de pie, sin hacer nada y tratar de
averiguar cómo es que conozco la voz de este hombre. Sé que debería
entrar allí y ayudar a Liz, pero como que le tengo miedo en estos
momentos. Podría confundirme con el enemigo y romperme la cara.
Mientras me quedo de pie, Claire alcanza la cintura de las mallas
de Liz y saca la lata de gas pimienta, sosteniéndola delante mientras
rodea al par en el suelo que sigue luchando y Liz continúa lanzándole
insultos a él.
—Amiga, solo di la palabra, y ¡liquidaré a este hijo de puta! —dice
Claire entusiasmada—. ¡Siempre he querido decir eso!
—Amigo, última oportunidad. ¿Por qué sigues a nuestra amiga? —
pregunta Liz mientras arquea la espalda y levanta la cabeza del tipo en
un ángulo incómodo ya que su brazo sigue cerrado firmemente
alrededor de su cuello.
—Jamás hablaré. ¡No pueden obligarme! —dice el tipo
entrecortadamente mientras jadea y se esfuerza por quitarse a Liz de
encima.
Ya no puedo simplemente quedarme allí de pie. Necesito hacer
algo. Me acerco a Claire por detrás y le toco el hombro. No debe haber
notado que me uní a ellas porque tan pronto como mi dedo toca su
brazo, su cuerpo se sacude por el miedo y deja escapar un grito, la
acción ocasiona que su dedo se deslice y presione el botón rojo de la
lata del gas pimienta.
En cuestión de segundos, chorros de líquido caliente nos golpean
a todos en el rostro, incluyendo a Claire, al tiempo que grita y entra en
pánico, revolotea los brazos por todos lados. Inmediatamente me lanzo
al piso tosiendo histéricamente, con lágrimas corriendo por mi rostro.
Esto quema peor que la vez que Drew comió alitas picantes y después
fue hacia mi parte inferior. Se siente como si me sangraran los ojos y no
puedo parar de toser.
En el caos de gritos, toses y llanto, alcanzo a ciegas mi bolsillo
trasero y saco mi teléfono, presionando el botón del costado para la
cosita del comando de voz, ya que no puedo ver los números.
—¡LLAMA A DREW! ¡MALDITA SEA, LLAMA A UNA AMBULANCIA!
—¿Usted dijo llama a Claire?
—¡NO! ¡Idiota, Claire se encuentra justo aquí! ¡DIJE LLAMA A DREW!
¡AYUDA!
—¿Usted dijo navegar por la web?
—¡SE SUPONE QUE DEBES SER UN TELÉFONO INTELIGENTE, PEDAZO
DE MIERDA!
—¿Usted dijo enviar un mensaje?
—¡NO, ESTÚPIDA! Espera, ¡SÍ! ¡SÍ, SÍ, SÍ! ¡Envía un mensaje a Drew!
Dile que hemos sido atacadas y que estamos muriendo. ¡Dile que
necesitamos a la policía, un doctor y esposas!
—Enviando mensaje a la Doctora Madison.
Lanzo el teléfono lejos de mí y me quedo hecha un ovillo en
posición fetal en el piso, ni siquiera me importa que acabara de enviar
un mensaje a la nueva consejera matrimonial con la que había
programado una cita para Drew y para mí. La doctora tiene el teléfono
de Drew en sus registros así que tal vez le llegará el mensaje de texto y lo
llame.
Todavía escucho gritos y llanto a mi alrededor, y abro los ojos,
entrecerrándolos lo mejor que puedo. Las lágrimas me caen a raudales
por el rostro y lo que veo es borroso, pero parece que Liz tiene ahora a
Claire en una llave y el acosador se encuentra en cuatro patas
vomitando en el arbusto.
—¡Oh, por Dios. Mis ojos! —grita el tipo.
Y así como así, sé exactamente quién es el acosador. Hace
apenas unos años atrás había gritado lo mismo cuando entró en nuestra
sala de estar y vio a Drew parado de manos contra la pared al lado del
sofá mientras le daba una mamada.
Con los ojos entrecerrados, me levanto con ayuda de las manos y
rodillas, y me arrastro hacia la figura que aún se agita en los arbustos.
—¿Papá? ¿Eres tú? —pregunto.
—¡Soy una absoluta vergüenza! ¿Cuál es tu problema, imbécil?
Dejas que un grupo de niñas ñoñas te derriben. ¡Tendría que cagarme
encima de ti! —murmura para sí mismo entre toses y arcadas.
Sí, ese es mi suegro. Es tan propio de él citar a Full Metal Jacket en
un momento como este. Tan pronto como pueda sentir el rostro de
nuevo y mirarlo, me va a explicar todo este desastre.
—¡Uno, dos, tres, cuatro; AMO AL CUERPO DE MARINES!
Bueno, tal vez después de que el gas pimienta esté fuera de su
sistema. Creo que le afecta peor de lo que nos afecta a nosotras.
—¡Liz, hija de puta! ¿Vas a soltarme el cabello? Fue un accidente
—grita Claire a mis espaldas—. Y puedo escucharte llamándome
maldita zorra tonta. ¡Puede que me encuentre ciega, pero aún puedo
escuchar!
—Entonces escucha esto, ¡maldita zorra tonta! Duerme con un ojo
abierto. Cuando pueda ver de nuevo, iré directamente a apuñalarte
con un tacón aguja. —Amenaza Liz con los ojos fuertemente cerrados
mientras balancea de forma alocada los brazos tratando de alcanzar a
Claire, quien se las arregló para escaparse de sus garras, tirándose al
piso, y alejándose a rastras.
De acuerdo, así que tal vez todo el mundo ha ingerido un poco
demasiado de gas pimienta.
Abrazo de útero y Amor al pene
Traducido por Mary
Corregido por Esperanza
7
La doctora usa la palabra literal, Jenny entiende littering (basura)
Hubo otro momento cuando le hice la broma de lamerme el
dedo y metérselo en la oreja cuando empezaba a correrse. No quise
que eso fuera graciosísimo. Leí sobre ello en Cosmo. Cuando me dejó
afuera del cuarto, agarré la revista y me di cuenta que dos de esas
páginas se encontraban pegadas: consejos sexuales y bromas
prácticas. Bien jugado Cosmo. Bien jugado.
Dejamos la oficina de la doctora de locos con la promesa de
seguir comunicándonos con nuestros órganos reproductores. Por
desgracia, todavía no tengo ni puta idea de cómo se supone que eso
me ayudará a tener sexo.
Balas de bebé
Traducido por Zafiro
Corregido por Vane hearts
Una vez al mes, los seis intentamos juntarnos para una noche de
juegos. Siempre decimos que uno de estos días todos deberíamos
conseguir niñeras, para que la noche no incluya detener el juego cada
pocos minutos para separar a las niñas por una pelea, y luego cuarenta
y cinco minutos de gritos y llanto al final de la noche cuando es tiempo
de irnos. Por alguna razón, las semanas entre las noches de juego nos
hacen olvidarnos del hecho de que se suponía que conseguiríamos una
niñera. No es hasta que se escucha el primer grito espeluznante en una
habitación o en la sala de juego que nos acordamos.
Esta noche solo tenemos a Veronica con nosotros. El papá de
Drew todavía se siente mal por hacerme pensar que era un acosador,
así que nos ofreció sus servicios de niñero siempre que lo necesitemos.
Me dijo cuándo nos íbamos, que me asegurara que Liz supiera
cuán amable es por ofrecernos su tiempo. También mencionó que
enfatizara el hecho de que hace esto por la bondad de su corazón. La
mamá de Drew me llamó el otro día y me dijo que siempre que se va de
la casa corre tan rápido como puede hacia su auto, entra, y le coloca
seguro a las puertas.
Me encuentro bastante segura que Liz lo ha marcado de por
vida.
Nos detenemos en la entrada de Carter y Claire, y nos
estacionamos detrás de la van de Liz y Jim.
—Cariño, ¿hoy has abrazado tu vagina? —me pregunta Drew con
una sonrisa de suficiencia mientras apaga el motor y guarda las llaves.
—¿Podrías parar con eso? Ya admití que la doctora Madison fue
una mala idea. Deja de recordármelo —me quejo mientras salgo del
auto y le quito el cinturón de seguridad a Veronica en el asiento trasero.
Drew ha estado burlándose de mí sin parar por nuestra fallida
sesión de terapia de pareja. No entiendo cómo pude haber juzgado a
la doctora Madison tan mal.
—¿No la buscaste en Google, o algo así, con antelación?
¿Averiguaste de lo que se trataba?
—Por supuesto que lo hice —le digo con exasperación mientras
agarro la mano de Veronica y nos dirigimos por el camino de entrada—.
Su dirección en el periódico decía que era de la “nueva generación” y
“santística”. No entendí la cuestión de la “nueva era”. Pensé que
simplemente era una mujer mayor que no estaba feliz con envejecer y
en lugar de contarles a las personas de su edad, inventó algo llamado
“nueva era”. Así como cuando los bebés están recién nacidos. O como:
¿cuántos años tienes? Oh, ¡Soy de la nueva generación!
»Y con eso de ser santística, bien podrías pensar que la sesión
terapéutica se centraría más en ser santos y acercarnos a Dios.
Podríamos necesitar algo santístico en nuestro matrimonio. No hemos
estado en una iglesia en años.
Drew cierra los ojos y sacude la cabeza mientras toca el timbre. Sé
que se encuentra totalmente de acuerdo conmigo y se halla
demasiado molesto por toda la cuestión de la terapia como para decir
algo más.
—¡Ya era hora de que llegaran! —dice Carter cuando abre la
puerta—. Charlotte y Shopia ya se han jalado el cabello, rasguñado los
ojos, y una tiró a la otra en la bañera y encendió la ducha. No estoy
seguro de quien lo hizo, ya que las encontramos a ambas llorando y
empapadas.
Carter retrocede y mantiene la puerta abierta para que entremos.
—¡Hola, hombre, bonita camiseta! —dice Jim cuando se acerca
desde la esquina en la sala de estar.
Hoy, en honor a la noche de juego, Drew usa la camiseta que le
regalé en navidad el año pasado. Tiene una imagen de una alfombrita
de Twister y dice: ¿Qué tal un juego de Twister? Mano derecha en mi
pene y mano izquierda en mi trasero.
—Veronica, ¿por qué no vas a la sala de juegos y ves lo que
hacen las niñas? —le digo mientras me agacho para ayudarla a
quitarse el abrigo.
—¡No me digas qué hacer, mujer malvada!
Me incorporo y miro a Drew.
—¿Qué? ¿Qué puedo hacer si se memorizó toda la película Billy
Madison?
Veronica sale corriendo por el pasillo antes de que pueda
regañarla. Técnicamente es Drew quien necesita ser regañado, pero a
estas alturas no sirve de nada.
—Vamos, todo el mundo se encuentra en el comedor —dice Jim,
a la vez que se gira y muestra el camino.
Una hora después, nos encontramos en mitad de un juego de
Mad Gab. Odio este juego. Bueno, odio cuando es mi turno porque
nunca acierto ninguna. Pero es bastante divertido cuando es el turno
de alguien más. Por un lado de la tarjeta hay una frase popular, pero las
palabras se encuentran mezcladas así que no puedes saber de
inmediato qué frase es. Tienes que decir las palabras en voz alta una y
otra vez hasta que comience a sonar como la frase correcta. Por
ejemplo, en la última que jugamos, la tarjeta decía: Abe Odd Hull Luck
Oak. La respuesta, escrita en la parte de atrás de la tarjeta era: A bottle
of Coke8.
—Muy bien, es el turno de Jenny —anuncia Claire mientras saca
una tarjeta de la caja.
Gruño, preparándome para el hecho de que perderé otra vez.
Claire levanta la tarjeta y leo las palabras, murmurándolas para mí
misma.
—No, no, no. Conoces las reglas, Jenny. Léela en voz alta —me
regaña Liz.
Gruño y comienzo a leer las palabras muy lentamente. —Hiney…
duck… hiss. Hiney… duck… hiss.
Liz se inclina cerca de Claire por lo que las dos pueden ver cuál
debería ser la respuesta y se ríen histéricamente.
—Hiney… duck… hiss. Hiney duck hiss. Hiney duck hiss —digo,
tratando de decirlas un poco más rápido con la esperanza de despierte
algo en mi mente.
Nop.
—¡Ay, Dios, no puedo creerlo! —se ríe Liz, agarrándose el
estómago y apoyando la frente en la cima de la mesa—. ¡Hiney duck!
—Inténtalo diciéndolo muy, muy rápido —sugiere Drew, riéndose
también.
—Hineyduckhiss. Hineyduckhiss. Hineyduckhiss. Esto es tonto, no
tiene sentido —me quejo—. Solo dime la respuesta.
Claire continúa riéndose mientras gira la tarjeta para mostrarnos a
todos la respuesta.
8
Una botella de Coca-Cola. El Mad Gab es un juego de equipo que consiste en adivinar mediante la
fonética las frases de unos pequeños rompecabezas.
—¿I need a kiss? ¿Necesito un beso? ¡Tienes que estar
bromeando!
Realmente odio este juego.
—Ah, les conté, chicos, sobre el acto benéfico que voy hacer en
la tienda este fin de semana, ¿cierto? —pregunta Liz cuando comienza
a guardar el Mad Gab para hacerlo a un lado.
—Mencionaste algo sobre eso, pero refréscame la memoria —
dice Drew mientras se recuesta en su silla y apoya el brazo en el
respaldo de la mía.
—Bueno, ¿saben que el año pasado hicimos una subasta
silenciosa y todas las ganancias fueron destinadas a la Sociedad
Americana de Cáncer? Quería hacer algo un poco más extravagante
este año y con un tema que coincidiera más con mi tienda. Así que, voy
hacer una carrera de vibradores —anuncia Liz.
—Vaya, ¿en serio? —pregunta Drew—. ¿Eso es legal?
—¿Por qué no sería legal? La voy hacer en el estacionamiento
detrás de la tienda, el cual se encuentra completamente cercado, y
habrá seguridad en la puerta para asegurar que solamente mayores de
dieciocho tengan permitido entrar. Tendrá apuestas y diferentes rondas,
y muchas bebidas. Así que, asegúrense de que todos tengan un
fantástico vibrador para llevar. O siempre pueden comprar uno nuevo
en la tienda cuando lleguen allí.
Antes de que pueda hacer alguna pregunta sobre la carrera de
vibradores y cómo funciona exactamente, Claire nos manda a callar a
todos.
—Chicos, ¿notaron algo? —pregunta.
Todos hacemos una pausa y escuchamos.
—Hay mucho silencio. ¿Por qué está tan tranquilo? —pregunta
Jim.
Con cinco niñas en la casa y un niño de diez años,
definitivamente debería haber un montón de ruido proviniendo del
pasillo. El hecho de que hemos sido capaces de jugar sin ser
interrumpidos por una hora entera nos debió haber dado una idea de
que algo sucedía.
Todos saltamos de la mesa y corremos por el pasillo. Drew es el
primero en llegar a la puerta de la sala de juego y se detiene en seco
en la entrada, bloqueándonos la vista.
—Oh, Santa Mary Tyler Moore —murmura antes de girarse y
colocar los brazos en el marco de la puerta para que ninguno pueda
entrar—. NO quieren entrar ahí.
Todos nos quedamos parados en el pasillo, dándonos miradas de
miedo y horror ante lo que posiblemente podría estar pasando al otro
lado de Drew.
¿Alguien se encuentra muerto? ¿Finalmente la pelea de gatos se
puso seria y a una de las niñas le falta un ojo? ¿Qué pasa si es Veronica?
¡Oh, Dios mío, mi bebé va a tener que pasar su vida usando un parche
en el ojo como una pirata! En el día nacional del pirata se esperará que
vista y hable con una voz graciosa durante todo el día, debido a que es
una pirata todos los días y todo el mundo asumirá que realmente es
buena en eso. Pero, ¿qué pasa si no es buena siendo una pirata? Será
odiada por todos por no saber lo que significa “caminar por la
plancha”. ¡Yo ni siquiera sé qué demonios significa!
—Drew, ¿qué demonios, hombre? ¿Qué hicieron? —pregunta
Carter al mismo tiempo que me hace a un lado para poder ver por
encima de los brazos de Drew.
—Oh, mierda —suspira—. Deberías bajar los brazos. Ellas lo van a
ver más temprano que tarde. Claire, primero respira profundo.
Drew finalmente se aparta del camino y todos podemos ver lo
que ha sucedido en la sala de juego.
Las cinco niñas se hallan sentadas en un círculo en el centro de la
habitación, y el rostro de cada una se encuentra completamente
cubierto en marcador negro. Y cuando digo completamente cubierto,
me refiero a completamente. Totalmente. Labios, nariz, párpados,
orejas… todas cubiertas. Todos lentamente entramos a la habitación,
con las bocas abiertas por el asombro. No es hasta que encontramos en
la habitación del todo, que notamos la magnitud del daño. Mientras
giro en círculos, me encuentro un poco asombrada ante los detalles de
las escenas dibujadas en la pared. En marcador negro. En realidad,
pintaron un castillo con una princesa en la torre y una fosa. Es una
imagen muy buena.
—Santo infierno, ¿ese es un dragón? ¿Amigo, quien hizo el
dragón? Es bastante bueno —pregunta Drew.
—¡Yo lo hice! —manifiesta Charlotte. Inmediatamente quita la
sonrisa negra de su rostro cuando ve la mirada asesina en el rostro de
Liz.
—Acabo de pintar éstas paredes —murmura Claire, mientras
adopta una mirada catatónica y se queda mirando fijamente el techo.
—¡Gavin! ¡¿Has estado aquí todo este tiempo?! —grita Carter.
Ni siquiera noté a Gavin sentado en una silla en la esquina, con las
piernas colgando de los apoyabrazos, hojeando un libro.
—Síp —responde mientras continúa pasando las páginas sin
levantar la mirada.
—Mmm, ¿y no pensaste que era necesario decirnos que las niñas
estaban pintándose las caras y las paredes con un marcador
permanente? —lo regaña Carter.
Gavin finalmente aparta la mirada del libro y nota a las niñas en el
centro de la habitación, todas sentadas en silencio y todavía con los
marcadores permanentes en las manos.
—Je, je. ¡Buen trabajo, cara de piojos!
—¡Cállate, pedazo de caca! —grita Ava.
—¡AVA! —grita Liz.
—¿Qué? No tengo permitido llamarlo pedazo de mierda, ¿o sí? —
responde a la vez que cruza los brazos y hace un mohín.
—Tiene razón. No tiene permitido decir “mierda” —le susurra Jim a
Liz.
—Acabo de pintar éstas paredes —murmura Claire de nuevo.
—¡Esta es la mejor noche de juego de todos los tiempos! —
exclama Drew mientras saca su teléfono y comienza a tomar fotos—.
Niñas, digan: ¡Una vez que te pones negra, negra te quedas!
Me acerco y le golpeo el brazo, quitándole el teléfono de las
manos de un tirón. —Muy bien, niñas, todo el mundo de pie, quítense la
ropa y entren al baño.
Liz y yo comenzamos a sacar a las niñas de la habitación y las
llevamos hacia el otro lado del pasillo.
—Gavin, ve a buscar jabón y agua y comienza a restregar estas
paredes —dice Carter mientras se acerca a Claire y la envuelve en sus
brazos.
—¿Por qué tengo que limpiar las paredes? Yo no las pinté. ¡Esto es
una mierda!
—¡Gavin Allen! ¡Acabo de pintar estas paredes! ¡¿Me
escuchaste?! ¡Acabo… de… pintar… estas... paredes!
¡ACABODEPINTARESTASPAREDES! ¡ACABODEPINTARESTASPAREDES!
¡ACABODEPINTARESTASPAREDES —grita Claire.
—¿Se está volviendo loca o intenta hacer otro Mad Gab? —me
pregunta Drew—. Porque si es un Mad Gab, voto por: Derrumbé sus
redes.
Corredores, en sus marcas
Traducido por Mary Haynes
Corregido por Elizabeth Duran
9
El original dice: “Camel’s tow service” que suena muy parecido a “camel toe” (pie de camello) la versión
femenina de Moose Knucle que es cuando se marcan los genitales en la ropa.
meto en el estéreo en la sala de estar, subo el volumen y presiono
reproducir.
—¡Bienvenido y gracias por comprar: Cómo Regresar la Chispa a
tu Matrimonio!
—¡No hay nada que agradecer! —le contesto a la voz del hombre
que sale de los altavoces. Es británico y los británicos siempre suenan
inteligentes cuando hablan, así que debe ser bueno—. ¡Hola, buen
hombre!
¿Ves? Ya me hizo más inteligente. Hablo con acento británico.
—¿Qué le parece una taza de té con la reina?
—Póngase cómodo mientras comenzamos nuestra primera
lección.
—Muchas gracias —le digo en tanto me siento en el sofá.
—Primera lección: Cumplidos. Repita después de mí: Hoy te ves
hermosa, inserte el nombre de la esposa aquí.
—Hoy te ves hermosa, inserte el nombre de la esposa aquí.
—¿Has perdido peso?
—¿Has perdido peso? Hombre, esto es demasiado fácil. Seré el
mejor.
—Quítate la ropa y hazme una mamada.
—Quítate la ropa y hazme una mamada.
—Esa fue una trampa. Si repitió esa última línea, nunca conseguirá
echar un polvo otra vez.
—¡Oyeeeee, no es justo! ¡¿Qué tipo de autoayuda es esta
porquería?!
—Segunda lección: Ayudar en las tareas de la casa. Repita
después de mí: ¿Puedo ayudarte con esos platos?
—Esto nunca funcionará. Sabrá que pasa algo si digo esa mierda.
—¡Dígalo o nunca volverá a echar un polvo!
—¡Hijo de la mierda! ¿Puedes oírme? —le pregunto al estéreo con
confusión.
Suspiro y me imagino que es mejor hacer lo que me dice o se
pondrá realmente furioso. No necesito a un tipo de autoayuda
enojándose conmigo o dejará de ayudarme. —¿Puedo ayudarte con
esos platos?
—No te preocupes, cariño, doblaré la ropa.
—¿En serio? ¿Esperas que me crea que doblando la ropa
conseguiré echar un polvo? ¿Siquiera sabes de qué hablas? —le
pregunto al estéreo.
—Sé lo que hago. Dígalo.
El tipo del estéreo comienza a enojarse un poquito. Como que le
temo ahora. Quiero apagarlo pero tengo miedo. Sabe dónde vivo.
—No te preocupes, cariño, doblaré la ropa —digo con
nerviosismo.
—¡Dígalo como si realmente quisiera decirlo, imbécil!
—¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡De acuerdo, cariño, doblaré la ropa! ¡En
serio, lo haré! ¡Me encanta doblar la ropa!
—Tercera lección: Ayudar con los niños. Repita después de mí: Yo
me levantaré con, inserte el nombre del niño aquí. Vuelve a dormir.
—Yo me levantaré con, inserte el nombre del niño aquí. Vuelve a
dormir —digo rápidamente, para poder quedarme con el lado bueno
del tipo del estéreo. Necesito pasar esta mierda o mi pene bateará solo
por siempre.
—¿Por qué no vas un día al spa? Yo cuidaré de los niños.
—En realidad, esa no es una mala idea. ¿Por qué no vas un día al
spa? Yo cuidaré de los niños.
Tal vez juzgué al tipo del estéreo demasiado rápido. Digo, trata de
ayudarme. Quiere lo que es mejor para mí, y lo mejor para mí es la
vagina de Jenny.
—No cambiaré ese pañal. Ni siquiera sé si el niño es mío.
—No cambiaré ese pañal. Ni siquiera sé si el niño es mío.
—¡Cayó de nuevo, idiota! Es como si ni siquiera lo intentara. ¿Por
qué pierdo mi tiempo con usted?
—¡Maldición! ¡Deja de darme oraciones trampas! Quieres que
caiga, ¿no es así? ¡Te odio, tipo del estéreo!
—No se moleste conmigo. Mi esposa todavía me lo hace todos los
días. Es usted el del problema.
—¡No tengo un problema! ¡Tú tienes un problema! ¡Vives dentro
de un jodido estéreo! ¡Eres estúpido y tu voz es estúpida!
—Estoy en su casa ahora. Sé dónde vive y puedo verlo. No me
haga enojar.
—Oh, no, ¡no acabas de decirme eso, pedazo de mierda! —Me
levanto del sofá y me apresuro al estéreo, lo saco del estante y lo dejo
caer al suelo—. ¡Ja! ¡Intenta ayudarme ahora, imbécil!
—Todavía puedo oírlo. No puede deshacerse de mí así de fácil.
—¡¿Qué quieres de mí?! —le grito, al tiempo que giro en círculos
en medio de la sala de estar con los brazos estirados.
Corro hacia la caja de plástico del disco que tiré al suelo y la
recojo, verificando la parte de atrás en busca de información acerca
del tipo que lo grabó. ¡No dejaré que me aterrorice!
—Oh, jo, jo, ¡Doctor Earl Michaelson! ¿Qué tipo de nombre
británico es ese? Espera, ¿El Duque de Earl no era británico? ¿Es este el
Duque de Earl? ¿El Duque de Earl me amenaza? ¡Ahora sé quién eres y
dónde vives! ¡Te metiste con el hombre equivocado, Duque de Earl!
Llamaré a este tipo y lo pondré en su lugar.
—Yo no haría eso si fuera usted.
—¡Mucho alardeo para un pequeño Duque, tipo del estéreo!
Saco el celular y busco la información del hombre en un
buscador. Oh, buscador, cómo te amo. Hay un número telefónico para
que todo el mundo llame. Por supuesto que lo hago. Marco el número y
espero a que alguien atienda.
—¿Se encuentra el Duque de Earl? No sé, cómo la canción
“Duque, Duque, Duque, Duque de Earl, Earl, Earl”. ¡Cállese! ¡Tengo una
voz increíble!
Me alejo el teléfono de la oreja cuando escucho el tono.
—Estúpido Duque de Earl. Necesitas contratar mejor ayuda para
contestar tus teléfonos —murmuro mientras presiono volver a marcar.
—Sí, ¿se encuentra el Doctor Earl? —digo, haciendo una voz más
profunda—. ¡No me importa si se halla con una paciente, póngalo en el
maldito teléfono! ¡No se atreva a colgarme! ¡Mierda!
Vuelvo a marcar, aclarándome la garganta y preparando una
voz diferente.
—¿Se encuentra el doctor Earl? Es su madre —digo en una voz
femenina chillona—. Oh, ¿su madre murió? ¡Probablemente porque la
mató con sus horribles consejos! ¡Póngalo al teléfono!
El tono de nuevo. ¿Qué ocurre con estas personas?
—No hemos terminado con nuestra lección todavía, hijo de puta.
—¡No soy un hijo de puta, TÚ ERES UN HIJO DE PUTA! —le grito al
estéreo roto en el suelo. ¿Cómo demonios me sigue hablando? Es como
la película Chuckie. Ese maldito muñeco no se moría. ¿Cómo rayos
matas a un disco que no se morirá?
Llamo al número otra vez e intento una táctica diferente. —Sí, le
habla Punjab de Checoslovaquia. El doctor Earl nos pidió algo y
necesito hablar con él inmediatamente. ¿A qué se refiere con que
Checoslovaquia ya no existe? ¿Cuándo demonios sucedió? Guau, mil
novecientos noventa y dos, ¿de verdad? Probablemente debería
haberlo aprendido en la escuela. ¿No bromea? Pero todavía se halla
allí, ¿no es así? ¿No es como si lo hubieran volado o algo así?
Interesante. No, ningún mensaje.
Cuelgo el teléfono y me doy cuenta de que me volvieron a
engañar. Como si realmente se deshicieran de algún lugar llamado
Checoslovaquia. ¿Qué harían con todos los checos? No nací ayer, sé
cuándo alguien me toma el pelo.
Ya que llamar al Duque y decirle que se vaya a la mierda no se
podrá, simplemente le envío un correo. Abro mi correo electrónico en el
celular y escribo la dirección de correo que encontré en el buscador.
Querido Doctor Duque de Earl de mierda,
Acabaré contigo, amigo. Te haré pagar por esto…
—¿Por favorcito? Dilo de nuevo. ¡Solo una vez más! —le dice
Claire a la mujer que acabamos de conocer en la fila de cerveza.
Ella se ríe y dice—: ¡Pon otro camarón en la parrilla!
Liz, Claire, y yo nos reímos histéricamente, saltando de la emoción.
No sé bien de si es la cerveza lo que lo hace divertido o si realmente lo
es. La mujer delante de nosotras es de Australia y hemos pasado
nuestros quince minutos en la fila consiguiendo que dijera cosas
australianas.
—Bien, bien, tengo uno. Di “Fosters es cerveza en australiano” —
dice Claire con un bufido.
La mujer se ríe y hace lo que le pidió sin quejarse.
—¡Oh, Dios mío, te amo! ¡Eres nuestra nueva mejor amiga! —le
dice.
—¡Oooh, mi turno! —digo entusiasmada ya que finalmente pienso
en algo para que diga—. Di “Mamada, mamada, cinco dolas. ¡Te
amaré durante mucho tiempo!”.
Todas me miran raro. —¿Qué?
—Eso no es de Australia, idiota. ¡Ni siquiera sé qué mierda es! —
dice Liz con una sonrisa.
Pedimos nuestras cervezas y nos dirigimos a la sección de
fumadores en las afueras de la valla para volver al concierto. Pasamos
la mayor parte de éste aquí afuera, en lugar de tratar de navegar a
través de la multitud para llegar a nuestros asientos en el interior. Dado
que la música es tan fuerte, de todos modos podemos escucharla
bastante bien desde aquí.
—¡Oigan! —le grito a un grupo de chicos caminando por nuestra
mesa de día de campo—. ¡MIREN MI VAGINA!
Claire me baja la mano de golpe por hacer una “V” con dos
dedos. —¿Qué demonios haces?
Miro a la multitud por más personas que se vean dispuestas y
capaces.
—¡VAGINA! —le grito a una pareja que se dirige tomada de la
mano a la mesa junto a nosotras. Inmediatamente se giran y van en otra
dirección.
—Oh, dulce Jesús, enloqueció —oigo que Liz le dice a Claire—.
Piensa que su vagina tiene algo mal. El otro día intentó que se la viera.
Hay un tipo solo a dos mesas de distancia. Apuesto a que
apreciaría la vagina. Esta cerveza es deliciosa.
—Espera, ¿es por eso que Jim llamó a Carter y le gritó sobre sus
sueños muriendo y sobre cómo nunca consigue lo que quiere? Carter
apenas podía entender una palabra de lo que decía.
Le doy un gran trago a mi bebida y golpeo el vaso en la mesa.
—¡Oye! ¡Vagina! —le grito al tipo que se halla solo en la otra mesa.
Me mira extrañamente durante un minuto y luego responde—: Uh,
¿pene?
—¡Yujuuuuuuuuuuuu! —aclamo, saltando del asiento e intentando
correr hacia el hombre. No va tan bien y me caigo directamente de
culo.
—¡¿Quién puso el suelo tan jodidamente cerca de mi culo?! —
grito.
—Bueno, creo que terminaste —dice Claire levantándose de la
mesa y tirándome en sus brazos.
—Claire, ¿mirarías mi vagina? —le pregunto, poniéndole la
cabeza en el hombro.
—¿Qué ocurre contigo y la vagina? ¿Es tu nueva palabra favorita
o algo así? —pregunta ayudándome a volver a la mesa.
—Idiota, te lo dije. Piensa que su vagina tiene algo malo y que es
por eso que Drew y ella no tienen sexo o alguna mierda así —explica Liz
mientras muevo la cabeza del hombro de Claire y la apoyo sobre la
mesa.
—¿Cuándo fue la última vez que tuvieron sexo? —pregunta Claire.
—Mmm, ¿qué día es hoy?
—Es sábado —contesta.
—El año pasado.
Liz agarra la parte trasera de mi blusa y me jala. —¿Qué mierda
dices?
Tomo la cerveza y le doy otro trago.
—Bueno, si hablamos de un muy bueno e increíble sexo, entonces
sí. Antes de año nuevo, cuando estaba embarazada de Billy.
Liz deja escapar un suspiro de alivio. —Bien, me asustaste. Pensé
que querías decir un año real. Así que hablamos de unos pocos meses.
Eso no es tan preocupante.
La miro fijamente con horror durante algunos minutos.
—¿Estás jodidamente loca? ¿Unos pocos meses? Son como diez
años en años humanos —me quejo.
—En realidad, son como un par de meses en años humanos,
imbécil. Serían diez años en años de perro —me informa Liz.
—¡Cómo mierda sea! Y tenías razón la primera vez. Realmente ha
sido un año completo. Desde antes de embarazarme de Billy. Solíamos
hacerlo como perros. Todo sucio, rodando en el césped, comiendo de
tazones y usando correas. Era sexy —digo, suspirando al recordar el
pasado.
—Esta cerveza hace efecto. Puedo sentirlo —se queja Claire.
—Solo se puso raro esa vez que Drew levantó la pierna en la sala
de estar. Pero aun así fue impresionante. Así que, ¡¿Quién quiere verme
la vagina?!
Un grupo de chicos caminando comienza a animar. Incluso un
tipo grita—: ¡Vagina, que viva y que prospere!
Liz me pone los brazos a los costados y me calla para que no les
grite a los chicos.
—Hablas en serio, ¿verdad? ¿Ha sido todo un jodido año? —
pregunta conmocionada.
Asiento tristemente.
—¿Sabes lo que necesitan Drew y tú? Necesitan una noche a
solas, ustedes dos sin ningún niño. ¿Cuándo fue la última vez que fueron
a una cita? —pregunta Claire.
—¿Qué día es hoy? —pregunto.
—Todavía es sábado, idiota.
Asiento y empiezo a contar en mi cabeza. —¿Sábado?
Entonces... el año pasado.
—¡Oh, mierda! ¿Tampoco han ido a una cita desde antes que Billy
naciera? ¿No tiene como cinco meses? —pregunta Liz.
—¡No! Tiene un mes. Espera, no. Tres meses. Mierda, ¿qué día es
hoy?
—¡SÁBADO! —gritan al mismo tiempo.
El tipo sentado solo en la mesa de al lado grita—: ¡VAGINA!
—¡No hables sobre mi vagina, pervertido! —le grito de regreso. Me
doy la vuelta y enfrento a las chicas—. Bueno, tiene como cuatro meses
o algo así. Es miércoles, ¿verdad?
Creo que la cerveza tiene algo raro dentro. Me siento divertida.
Divertido es una palabra divertida.
—Oh, madre mía —dice Liz con un suspiro—. Entonces, Drew y tú
no han tenido una cita en meses. No han hecho nada, ustedes dos
solos, en meses. ¿Es correcto?
Asiento y levanto el vaso para darme cuenta que mi cerveza se
fue.
—¿Quién mierda se tomó mi cerveza?
Liz agarra el vaso vacío de mi mano y lo tira en el bote de basura
al lado de nuestra mesa.
—Necesito un cigarrillo. ¡¿Quién tiene un cigarrillo?! —grito a todo
pulmón.
No me juzgues. A veces tengo la necesidad de fumar cuando
bebo. Creo que leí en alguna parte que el alcohol hace que quieras
hacer cosas que no deberías, como robar un banco o matar a una
prostituta. Espera, no. Creo que eso está mal.
—Oh, Jesús, no la dejes fumar —le murmura Liz a Claire.
—¡No puedes decirme qué hacer si ni siquiera miras mi vagina! —
me quejo.
—¡Hurra, vagina! —grita algún chico al pasar junto a nuestra
mesa.
—¡Yujuuuuuu, vagina! —grito de vuelta—. ¡Oye, semental! ¡Dame
un cigarrillo!
El muy agradable caballero se detiene, regresa a nuestra mesa y
me entrega un cigarrillo, lo enciende para mí ya que probablemente no
debería encargarme de cualquier cosa que pueda iniciar un incendio
en este momento.
Inhalo e inmediatamente comienzo a toser y a tener arcadas.
—Joder, va a vomitar —se queja Liz—. Quítaselo.
Claire me da una palmadita en la espalda y me quita el cigarrillo
de la mano, arrojándolo sobre el césped a un par de metros de
distancia.
—Bien, este es el trato, Jenny. El próximo fin de semana, tú y Drew
saldrán solos. Carter y yo nos llevaremos a Veronica y Billy para que
ustedes puedan cenar y hacer cualquier cosa. Si pasan un buen rato y
no quieren parar para llamarme, nos ocuparemos de ellos toda la
noche —me dice al tiempo que ella y Liz me ayudan a levantarme de la
mesa.
—Te quiero, Osita Claire. Eres la mejor —digo, envolviendo los
brazos alrededor de su cintura y poniendo la cabeza en su hombro.
—Yo también te quiero, pero aun así, no voy a mirar tu vagina.
Jackson
Traducido por Val_17
Corregido por Paltonika
—Oh, Dios mío, ¿recuerdas esa vez que me hiciste sexo oral en la
boda de mi primo? —pregunta Jenny mientras termina su cuarta copa
de vino y se inclina más cerca de mí, por lo que nuestros hombros se
tocan.
Después de la segunda copa de vino, comienza a ponerse
parlanchina, como en los viejos tiempos. Siempre que salíamos antes de
que tuviéramos a Billy, terminaríamos hablando de nuestra vida sexual.
Teníamos una vida sexual increíble. Solía pensar que Jenny y yo
haríamos una especie de seminario para parejas casadas perdedoras
que sólo tienen sexo para quedar embarazados. Siempre pensé que
seríamos los mejores para enseñarles a otros acerca de lo divertido que
podías ponerte en el dormitorio. Podríamos usar accesorios y hacer un
diagrama. Escucharla hablar sobre nuestros momentos divertidos hace
que me dé cuenta de cuán NO-divertidos hemos sido últimamente.
Esperemos que no sea por mucho tiempo.
—Oh, Dios mío, ¿recuerdas esa noche que jugamos monopolio y
cada vez que alguien aterrizaba en Park Place uno de nosotros tenía
que tener un orgasmo? —pregunta, mientras pone la mano en la parte
trasera de mi cuello y pasa los dedos por mi cabello.
—Ese fue el mejor juego de monopolio de la historia. ¿No tuvimos
que tirar el tablero porque esparcimos salsa de tomate y cera caliente
por todas partes? —le pregunto, tratando de no jadear como un perro
cuando sus uñas me arañan ligeramente la nuca.
—Sip. Y tuvimos que usar quitaesmalte para despegarte el dinero
falso del culo cuando jugamos “Pegar el dinero sobre Drew” con la
cera. La mejor noche del mundo —me susurra al oído.
La erección que he tenido desde que salió de la habitación con
ese vestido rojo ahora es un completo estado de emergencia. Una
historia más sobre nuestras escapadas sexuales del pasado y voy a
tener que cerrar este restaurante, y los camareros tendrán que ponerse
trajes de seguridad.
—¿Qué hay de esa vez cuando nos mudamos juntos a tu antigua
casa, donde los vecinos solían vender miel a un lado de la carretera? —
me pregunta en voz baja cerca al oído.
Me voy a venirme en los pantalones en tres segundos.
Me aclaro la garganta y me muevo en el asiento, tratando de
mover al Gran Drew un poco para que no esté tan incómodo.
—Ja, formaron una vigilancia vecinal porque pensaban que
existía una enorme conspiración donde las personas robaban la miel
para venderla en el mercado negro —recuerdo con una sonrisa.
—Nunca entendí eso. ¿Por qué pensarían que solo la gente negra
quiere miel? —pregunta con confusión.
Ni siquiera pienso en corregirla porque no quiero que nada arruine
su buen humor.
—Me pregunto cuántas botellas de miel nos robamos realmente
ese mes. Tuvieron que ser como un centenar.
Sonríe y asiente, colocándome un suave beso en la mejilla antes
de apartarse para continuar con el recuerdo.
—Esa última noche fue divertida, hasta que pasamos demasiado
tiempo en los juegos previos y la miel comenzó a secarse y a ponerse
pegajosa. ¡Fue como hacerte una depilación brasileña para conseguir
que esa cosa saliera!
Ambos reímos y nos alejamos un poco cuando el camarero se
acerca a nuestra mesa y pasa entre nosotros, dejando la cuenta.
—Todavía tengo esa cicatriz en el culo de cuando tuviste que
ayudarme a bajar del árbol. Aunque no me importa. Esa fue la mejor
mamada de mi vida. Bueno, además de esa en la ducha, en nuestra
primera cita.
Nos sentamos en silencio durante unos minutos mirándonos a los
ojos, y trato de hacer que todos mis pensamientos entren en su cabeza.
Quieres follarme, quieres follarme, quieres follarme.
—Quiero follarte —declara.
Mi cerebro es una cosa impresionante y poderosa.
Tiro todo el dinero de mi billetera sobre la mesa sin siquiera mirar la
cuenta. Me encuentro bastante seguro de que acabo de darle a
nuestro camarero una propina del setenta por ciento, pero no me
importa una mierda. Agarro la mano de Jenny y corremos hacia la
salida hasta el estacionamiento.
10
Juego de palabras: en inglés “Nut” significa loco o nuez.
varios hijos. Esto es mucho más que eso. En este momento quiero
golpearle e trasero más de lo usual —dice enojada.
—No es su culpa —digo con un suspiro.
—¡A la mierda si no lo es! Eres su esposa. Su alma gemela. Debería
cuidarte y asegurarse de que todas tus necesidades sean cubiertas, no
dejárselo al chico de los ojos dulces que vive al otro lado de la calle. Y
Jenny, ese chico todavía es un niño. Necesitas abandonar todos y cada
uno de los pensamientos que albergues sobre él.
—Oye, no lo juzgues solo porque es joven. Es una buena persona.
¿Y cómo demonios se supone que supiera que se halla fuera de los
límites? —pregunto enojada.
—Jenny, ¡tiene como diecinueve años! Es trece años más joven
que tú, y vive con sus padres. ¿En realidad piensas que puedes solo
divorciarte de Drew y que este niño acogerá a una mujer de treinta y
dos años con sus dos hijos? ¿Cómo rayos va a ayudarte con el dinero?
—Espera, ¿qué? ¿De qué diablos hablas? ¡No quiero divorciarme
de Drew! Claro, Jackson es agradable a la vista y es una gran ayuda,
¡pero no quiero casarme con el chico! Amo a Drew. Solo no sé cómo
arreglar esto —le digo, mientras las lágrimas con las que trataba de
luchar comienzan a caer.
—Oh, gracias, maldito Dios —dice Liz, aliviada—. Esto podemos
arreglarlo. Solo necesitamos golpear el trasero de Drew y poner su
maldita cabeza en el juego. ¿Por qué infiernos no le has dicho nada de
esto?
—¡No lo sé! Pensé que simplemente lo entendería, como siempre
lo ha hecho antes. Siempre ha sabido qué quería y necesitaba, y
después de un tiempo empecé a enojarme de que no lo hiciera. Ahora
que todo ha llegado tan lejos, ¡no sé qué demonios hacer! —gimo.
—Por suerte para ti, me encuentro aquí. Vamos a arreglar esta
mierda —me dice.
Me coloca el brazo alrededor del hombro en una inusual muestra
de afecto y caminamos de regreso al salón para recoger a las niñas
mientras planea una estrategia.
11
Hace referencia a la canción Blame it On the Rain de Milli Vanilli.
—¡No me lo perdería por nada del mundo! Haces un gran trabajo
entrenando. Drew, tú no jugaste fútbol en la universidad, ¿verdad? —
pregunta Pene de mierda.
¿Qué demonios se supone que significa eso? ¿No soy lo
suficientemente bueno para jugar fútbol? ¿No cree que sé cómo jugar
deportes? ¿Este pedazo de mierda me acaba de insultar?
—¿Qué, no crees que patearía traseros en fútbol? —le pregunto,
intentando tomar las riendas de mi ira antes de que sea echado de un
juego de fútbol por ensangrentar el rostro de alguien.
—¡Oh, no! ¡No quise decir eso en absoluto! Solo quise decir que
con tu tamaño apuesto que jugaste rugby o fútbol americano. Algún
deporte de contacto completo donde podrías realmente patear culos y
no solo correr por todas partes en el campo. Pareces como que podrías
jugar un buen juego de fútbol americano.
Tiene razón. PUEDO jugar un buen juego de fútbol americano.
—Yo era un perdedor total y no jugué ningún deporte. Tú debes
haber sido como el chico más genial de la escuela. Puedo decirlo, solo
por mirarte, que les gustas a todos. ¿Fuiste el rey del baile de bienvenida
o algo? —pregunta con curiosidad.
—De hecho, sí. Fui el rey del baile de bienvenida Y del baile de
promoción. Fue la primera vez en la historia de la escuela que sucedió.
Deberías haber visto cuán fuerte me ovacionó todo el mundo cuando
pronunciaron mi nombre. Amigo, fue jodidamente asombroso.
¿Qué carajo estoy haciendo? ¡Acabo de llamarlo “amigo”! y
estoy compartiendo recuerdos. No me gusta este tipo. Odio a este tipo.
NO seas agradable con él.
—Oh, hombre. ¡Desearía poder haberlo visto! Apuesto a que
ganaste todo —dice. Me mira fijamente por un par de minutos, y estoy
comenzando a sentirme incómodo cuando la siguiente cosa sale de su
boca.
»Espera, ¿Drew Parritt? ¡Santa mierda, sabía que ese nombre me
sonaba conocido! Estuviste en el equipo ideal del estado durante
cuatro años completos de la secundaria y conseguiste una beca, pero
te rompiste la rodilla en tu último año. ¡Oh, Dios mío! ¡Eres una jodida
leyenda!
¡Me conoce! ¡Escuchó de mí! ¡Soy una jodida leyenda!
—¡Mierda, hombre! Ese último juego de la temporada apestó a lo
grande. Podría haber trabajado más duro con la terapia física y
posiblemente haber vuelto al campo en el segundo año de universidad,
pero estaba muy ocupado con las damas en ese momento —digo con
una risa, rápidamente me interrumpo y dejo desaparecer la sonrisa
cuando recuerdo con quién diablos hablo: ¡Enemigo Público Número
Uno!
—Hombre, ¿todavía tienes todos tus trofeos, premios y esas cosas?
Me encantaría verlos todos —pronuncia con excesivo entusiasmo.
¡Noooo, la fuerza es poderosa! ¡Resiste! ¡Resiste!
—¡Sí! Los tengo todos en el sótano en un estante. En realidad,
quiero construir alguna clase de vitrina, pero no soy bueno con esas
cosas.
¡Joder! ¿Qué mierda hago? Deja de hablar con él. ¡Es mi
archienemigo!
—Oye, puedo construirlo para ti. Fui a la escuela de carpintería y
mis profesores dicen que tengo un gran talento natural. Construyo cosas
para todos en la familia e intento comenzar mi propio negocio. Podría
pasar más tarde y podrías mostrarme tus trofeos, y así darme una idea
de cuán grande necesitarás que sea la vitrina —dice entusiasmado.
Auch, mierda. Soy hombre muerto.
—¡Sería malditamente asombroso! ¿Cuánto cobras por algo
como eso?
¿Por qué le pregunto esto? NO le permitiré hacerme una vitrina
para trofeos. NO LO HARÉ, sin importar cuál sea el precio.
—Oh, no hay manera de que acepte tu dinero. Va por cuenta de
la casa, amigo. Sería un honor solo ser capaz de verlos, mucho más
construirte algo para ponerlos.
Bueno, mierda, creo que estoy enamorándome de Fuckson. ¡Dios,
maldita sea! Al menos Jim y Carter ya han tenido oportunidad de hablar
con él y pueden regresarme a la realidad diciéndome lo imbécil que es.
El juego de fútbol finalmente termina y Jackson dice adiós y que
pasará más tarde por casa.
Joder, ¡Ya ni siquiera puedo obligarme a llamarlo como una mala
palabra, ya que es demasiado simpático! Ahora SOY YO el que necesita
la intervención.
Jenny se halla ocupada hablando con los padres, así que me
escapo y me acerco a Jim y Carter en las gradas antes de que me
arrincone y quiera “hablar”.
—Bien, suéltenlo. Díganme cada cosa malvada, asquerosa y
horrible que piensan de él. Adelante.
Comparten una mirada antes de volver a enfrentarme.
—De hecho, como que nos gusta —dice Carter tímidamente.
—Sí, va a venir mañana para vigilar a las chicas así Liz y yo
podemos salir a cenar —agrega Jim.
—Viene a nuestra casa el martes porque tiene un limpiador
secreto de paredes que inventó que sacará el marcador permanente
de las paredes —dice Carter.
¡Noooooooo! ¡Se suponían que me ayudarían! ¡Se suponía que
serían mis cómplices para recuperar a Jenny, y ahora me jodieron por el
culo!
—¡¿Le escuchaste hablar sobre esa cosa que hizo en quinto
grado?! —le pregunta Carter a Jim.
—¡Oh, Dios mío, esa fue la historia más graciosa de todos los
tiempos! —responde Jim con una risa.
—En verdad me gustaron sus pantalones. Le pregunté dónde los
consiguió y me dijo que en Target. ¿Quién lo sabría? —dice Carter,
encogiéndose de hombros—. Me pregunto si iría a comprar pantalones
conmigo si se lo pidiera.
Me quedo mirando con horror a mis dos amigos mientras siguen
hablando con excesivo entusiasmo sobre mi enemigo declarado, que
ahora como que me gusta.
—Vamos a comprar zapatos el siguiente viernes porque conoce
una gran tienda a casi una hora de aquí que tiene una enorme venta
de liquidación así que asegúrate de no pedirle ir el viernes —dice Jim.
—Espera, ¿una venta de zapatos? Necesito zapatos nuevos —le
digo a Jim.
Estoy jodido.
Spoop
Traducido por Vani
Corregido por Verito
12
Mezcla entre sperme (esperma) y poop (caca).
—Oh, ahora estás siendo tonta. ¿Por qué lo haría en la alfombra?
No es un perro —le digo mientras le hago muecas a Billy, quien gorgojea
y me sonríe—. Si resultas ser gay, nunca lo hagas en el baño de papá,
¿si, Billy? ¡No lo harás! Lo mantendrás para ti mismo, porque amas a tu
papi.
Unos minutos más tarde, Jackson entra en la cocina y se para a mi
lado. Todo lo que puedo hacer es mirarle las manos y esperar que les
haya quitado el spoop. Será embarazoso si tengo que recordárselo.
—¡VIÓLAME! ¡MAMI! ¡VIÓLAME!
Jenny suspira y sacude la cabeza cuando oye a Veronica gritar
desde el baño que queda arriba.
—Mmm, ¿te pide que la violes? —pregunta Jackson con una risa.
—Sí, totalmente. En estos momentos tiene dificultades diciendo
“límpiame” después ir al baño por sí misma —le explico.
Me pregunto si cuando Jackson se encuentra en su propia casa,
grita—: ¡SPOOP! ¡SPOOP!
—No es divertido cuando lo dice en el baño de McDonalds lleno
de gente —dice Jenny mientras sale de la cocina y va a ayudar a
Veronica.
Jackson y yo nos quedamos solos en la cocina con Billy, y tengo
dificultades para mirarlo a los ojos.
—Supongo que no sabías que era gay —dice finalmente.
—No, pero está todo bien, hombre. No juzgo.
A menos que estés haciendo spoop en mi baño. Entonces voy a
juzgarte a ti y a tu spoop hasta la muerte.
—Bueno, bien. Porque realmente me gusta este chico, y me
gustan tú y Jenny —dice.
Y realmente te gusta el spoop.
—Ah, se me olvidaba. Tengo algo para ti —dice mientras trota
hacia la puerta delantera y agarra una bolsa que ni siquiera había visto
que se encontraba allí.
Vuelve y me la entrega. Busco dentro y saco una camiseta que
dice: Me gusta el sexo oral, anal, y las compras. No particularmente en
ese orden.
Oh, hombre. Aquí viene. Voy a llorar.
Lanzo la camiseta al mostrador de la cocina, agarro a Jackson y
le doy un abrazo.
—Eres un buen tipo. Espero que este tipo Dave te trate bien, y si no
lo hace, voy a patearle el culo. Y no me importa si quieres hacer spoop
en mi baño todos los días, hombre. Mi inodoro es tu inodoro; tu spoop es
mi spoop. Estoy en este tren, pero para que lo sepas, no quiero ser el
último vagón —digo mientras lo libero del abrazo.
He encontrado un nuevo mejor amigo, y no me importa si es la
carne en un sándwich triple de hombres. Me hace vitrinas de trofeos,
me compra gnomos de jardín no violadores y camisetas.
Cuando me pongo la nueva camiseta encima de la que llevaba,
Jenny y Veronica salen desde el fondo del pasillo.
—¡Mami violó mi spoop! —grita Veronica mientras corre hacia la
sala de estar.
Quiero un polvo fresa
Traducido por Andreani
Corregido por Mary
13
Juego de palabras entre “Antidote (antídoto) y Auntie Dottie (tía Dottie) suenan parecido y confunden a
Jenny.
aire y GAS PIMIENTA por el SISTEMA DE VENTILACIÓN a toda la tienda —
explica furiosamente.
Me quito la toalla mojada de los ojos y me arriesgo a mirarla.
—Sí, en realidad no pensamos en esa parte —admito.
—Oh, vaya ¿en serio? Tres mujeres salieron corriendo por la calle,
gritando que unos hombres locos y zombis comiendo piel se habían
apoderado de mi tienda. Y Jenny me llamó en estado de pánico,
enloquecida porque alguien llamó a su puerta, y pensó que los zombis
iban a irrumpir en la casa y comerse a tus hijos. Lanzó una licuadora,
una tostadora y una lámpara hacia la puerta antes de que pudiera
convencerla de que era mi mamá dejando un regalo para Billy —me
dice Liz.
—¿Cuál lámpara? No fue mi preferida de la universidad de Ohio,
¿verdad? —pregunto horrorizado.
—¡Ese no es el maldito punto, Drew!
Miro a Carter y a Jim, y me doy cuenta que son mucho más
inteligentes que yo. Ambos se encuentran sentados con las cabezas
bajas, sin hacer contacto visual.
—¡Ustedes tres están castigados! ¡No jugarán juntos por el resto de
la semana! —grita Liz, antes de pisotear al pasarnos y entrar en la
tienda.
—Sí, señora —murmuramos todos.
Después que oímos que la puerta se cierra, finalmente nos
miramos entre nosotros.
—La próxima vez que tengamos permiso para jugar juntos,
inventaremos un antídoto para los zombis —declara Jim.
Amo la almeja de tu mamá
Traducido por Sandry
Corregido por Jasiel Odair
—¿Dime otra vez por qué vamos a pasar nuestro viernes por la
noche con tus padres? —pregunta Drew por décima vez esta noche.
—Te lo dije, mi mamá quiere mostrarnos alguna concesión que
recibió de un grupo en el que se encuentra.
—¿Concesión o condecoración? —pregunta Drew.
—No me encuentro segura. Cualquiera en donde se obtiene un
trofeo o algo así.
No sé por qué hace un alboroto acerca de ir a cenar a casa de
mis padres. Lo quieren. Creo que tal vez más de lo que me quieren a mí.
—Mamá me dijo que iba a hacer algo que hace un tiempo
mencionaste que te gustaba. Intenté que me dijera que era, pero dijo
que era una sorpresa —digo con un encogimiento de hombros.
Prácticamente puedo ver los ojos de Drew iluminándose con
felicidad. Mi mamá es una cocinera muy buena. Si le preguntas a Drew
las tres cosas que querría tener si se encontrara abandonado en un isla
desierta, diría que la edición de julio de mil novecientos noventa de
Playboy, yo, y el pastel de pollo casero de mi madre. Ha estado de mal
humor desde que fue castigado por salir con los muchachos. Esperemos
que esta cena lo ponga de buen humor.
Cuando entramos en la calzada de mis padres, Drew sale del
auto y corre a través de la puerta antes de que yo siquiera me
desabroche el cinturón. No importa en qué tipo de estado de ánimo se
encuentre, no hay forma de que pueda negarle a su estómago la
comida de mi madre.
Saco a los niños del auto y me dirijo a casa. Por supuesto, tan
pronto como entro, veo a mis padres manoseando a Drew,
abrazándolo y apretándole las mejillas y haciéndole un millón de
preguntas, como si no lo hubieran visto hace una semana.
—Oooh, ¡dame a ese nieto mío! —chilla mi madre, corriendo para
coger a Billy de mis brazos. Le da besos en las mejillas mientras me
agacho para ayudar a Veronica con su abrigo.
—Dale a la abuelita un beso —dice mi madre, inclinándose al
nivel de Veronica.
—Eres una apestosa, tonta y boba —le dice Veronica.
—Aww, ¿no es dulce? ¡Podría comérmela! —dice mi madre con
una sonrisa, nuevamente de pie y cambia a Billy al otro brazo.
Tiene dificultades para comprender a Veronica cuando habla.
Pensaba era de mala educación pedirle que repita algo o decirle que
no la entendía, así que en lugar de eso, sólo en cierto modo, presta
atención y finge como que entiende lo que dice. Es casi como la cosita
del silbato para perros que sólo los perros pueden oír. Excepto que
Veronica es la cosita y mi madre es el perro. Espera, no. ¿La cosita sería
el perro? ¿O mi madre sería el silbato?
Le he dicho que tiene que dejar de hacer eso. Apenas la semana
pasada Veronica le había preguntado si podía pintar en las paredes, y
mamá sólo le sonrió y le dijo que era una buena niña. Mis padres tienen
ahora un dibujo precioso de una burbuja gigante de color rosa en la
pared de la sala de estar.
—Huele increíble aquí, mamá. ¿Qué has hecho para cenar? —le
pregunta Drew mientras papá camina a su lado con la sección de
negocios del periódico. Hace un año, Drew había visto alguna película
de un corredor de bolsa y cuando mis padres pasaron la noche,
comenzó a citar la película al azar durante toda la noche. Mi padre
ahora piensa que es un genio de Wall Street y Drew le da sugerencias
sobre acciones cada semana. Todavía no entiendo por qué Drew le
sigue la corriente.
—¿Recuerdas la conversación que tuvimos hace unas semanas
donde dijiste algo sobre que la almeja barbuda era tu comida favorita?
—le pregunta mamá en respuesta a la pregunta sobre la cena.
Lanzo una mirada enfadada a Drew, pero se halla demasiado
ocupado resoplando y riendo con las manos en el rostro.
—Traté de usar la cosa esta de Ga-Google en el ordenador para
buscar: ¿Cómo hacer una almeja barbuda? Todo lo que salió fueron
algunas fotos realmente inquietantes, así que decidí sólo improvisar y
hacer otra cosa. Espero que sepa tan bien como la almeja barbuda —
le dice mamá, pasando a Billy a papá mientras camina hacia él para
llegar a la cocina.
—Papá, quiero comer una almeja barbuda —dice Veronica.
—Veronica, no digas eso —le digo en voz baja, mientras que Drew
resopla aún más fuerte.
—¡Quiero comer una almeja barbuda, apestosa, tonta, boba! —
grita Veronica.
—¡Oh, eso es todo! ¡Castigada! —digo—. Ni una palabra durante
cinco minutos.
Veronica pisotea con rabia a la cocina con mi madre,
probablemente con la esperanza de algún consuelo cuando le diga
que soy mala. Desafortunadamente para Veronica, mi madre
probablemente piense que dijo: ¡Estoy tan sana!
—Bien, ¡la cena está servida! —grita mamá desde el comedor.
Papá gira hacia la parte delantera y le susurro airadamente a
Drew mientras lo sigue. —¿En serio, Drew? ¿Le dijiste a mi madre que te
gustaba comer almejas barbudas?
Se ríe y lo cubre con una tos. —Asumí que sabía lo que era y que
nos reiríamos por ello. ¿Cómo se supone que iba a saber que iría a
Google y buscaría una receta? —susurra—. Oh, Jesús, ¡tu madre ha
estado sentada en el ordenador, con una bata y zapatillas, con rulos en
el cabello mirando fotos de coños peludos! ¡Este día es genial!
Le doy un golpe en el brazo mientras caminamos hacia el
comedor y tomamos asiento.
Tan pronto como nos sentamos, mi madre lleva la tapa de la
cacerola al centro de la mesa.
—Drew, ¡espero que las almejas rellenas sean tan buenas como
las almejas barbudas! —dice con una sonrisa.
—Eso va a ser difícil porque Jenny tiene la almeja barbuda más
DELICIOSA, pero cruzo los dedos —dice Drew, tratando de contener la
risa con la mano cubriendo su boca, pero no sirvió de nada.
—Jenny, no sabía que hiciste almeja barbuda antes. ¿Le pusiste
mostaza? —pregunta mi madre.
—Sólo si lo hace en el estacionamiento de un partido de béisbol
—dice Drew entre risitas.
—Así que, mamá, ¿qué es este premio del que me hablaste? —
pregunto, cambiando el tema tan lejos de mi almeja como sea posible
a medida que va alrededor de la mesa para servir a todo el mundo.
—¡Oh! ¡Fui votada a la Más Solidaria en el Club KC este año! —
dice con entusiasmo mientras regresa a su asiento.
—¿Por qué Kasey tiene un club? —pregunta Drew con la boca
llena de comida.
—No, Kasey no, Club KC —explica mi madre.
—Lo sé. Pero, ¿quién es esta chica Kasey? ¿Y por qué tiene su
propio club? —pregunta Drew.
—KC, por bondad y cariño14. ¿Lo pillas? Club KC. —Intenta de
nuevo mamá.
—¿Quién decidió que Kasey era amable y cariñosa? En serio,
quiero saber cuál es el trato con esta perra. No lo entiendo.
Mi madre sólo continúa tratando de explicar mientras yo ayudo a
Veronica con su comida, intentando no poner los ojos en blanco o
hacer que se detengan.
—No, no, no. KC. Mayúscula “K”, mayúscula "C" —dice mi madre.
—Esa es la ortografía más tonta de Kasey que he oído —dice
Drew.
Esto se pone cada vez peor.
—Oye, papá, ¿tú y mamá van a terapia de pareja? —suelto.
Drew mueve un dedo por mi muslo y me mira raro.
Probablemente no esté feliz de que toque el tema porque no
quiere que nadie sepa sobre la cosa del consejero matrimonial. No sé
cuál es el gran problema. Cuando llegamos a casa y me preguntó si
podía abrazar mi vagina, yo le dije que no y comenzó a sollozar. No
puede decir que la terapia de pareja no funcionó en él. ¿Ves cómo no
tenía miedo de mostrar sus emociones? Eso es un gran avance total.
Tengo curiosidad de ver si mis padres nunca pasaron por momentos
difíciles el uno con el otro.
—¡Tonterías! Esa mierda es para cobardes y maricas. Si no puedes
arreglar tu propio matrimonio, ¿cómo diablos puede hacerlo alguien
más? Lo que esos charlatanes cobran en una hora podría alimentar a
un pequeño país durante el año —se queja.
—¿En serio? ¿Todo un país? Así como ¿Texas? —pregunta Drew
asombrado.
—¡Drew, qué tonto! ¡Texas no es un país! —dice mi mamá con una
sonrisa—. Es una consonante.
Mi papá se sigue quejándose de cómo la gente joven de hoy en
día ni siquiera puede limpiarse su propio culo sin ayuda y cómo la
institución del matrimonio se va a la mierda. Obviamente esta pregunta
no fue la mejor idea.
—He aquí otra pregunta para ustedes, ¿alguna vez se han
quedado dormidos durante el sexo? —pregunta Drew, mirándome con
una ceja levantada.
Aparto la mirada, porque sé exactamente por qué ha hecho esa
pregunta. Estoy viviendo aún por la regla de finge hasta que lo logres, y
14
Bondad y Cariño en Ingles se escribe: Kindness y Care, de ahí sus iniciales, y al pronunciarlas suenan
como Kayse, por eso la confusión de Drew.
quería probar y hacer algo por Drew, así que cuando llegó a casa
desde el trabajo la otra noche, le pregunté si le podía hacer una paja.
No quiero presumir ni nada, pero soy un poco impresionante en trabajos
manuales. Sólo la cantidad correcta de presión mezclada con la
cantidad adecuada de loción y Drew acaba en quince punto siete
segundos. Realmente no tenía intención de quedarme dormida la otra
noche, ¡pero vamos! Drew llegó a casa del trabajo a las cuatro de la
mañana. Me encontraba agotada. Un minuto lo estoy acariciando y le
encanta, y al siguiente, me sacude despertándome, gritando porque en
mi sueño, mis manos le apretaron el pene y le cortaba la circulación.
—Por favor, no preguntes a mis padres sobre el sexo en la cena.
¡Trato de comer! —le susurro.
—¡Todavía trato de superar el hecho de que mi pene te pone a
dormir! —discute de vuelta en un susurro.
Por suerte, mi papá se distrajo por Billy vomitándole los brazos y la
pregunta es olvidada. No quiero tener que escuchar las palabras de
"mis padres" y "sexo" en la misma frase, pero deseo, un poco, haber
escuchado la respuesta de mi padre. No puedo ser la única mujer que
se ha dormido durante una paja.
—Mamá, ¿con qué tipo de productos del mar rellenaste esta
cosa? Es increíble —le dice Drew
—Un pequeño cangrejo y algunas langostas. Quería ponerle
salmón, pero estoy confundida con el salmón. Quiero decir, ¿de qué
parte del pescado se corta el salmón? Le pregunté al chico en la
pescadería del mercado, pero tampoco lo sabía. Me pregunto si el
salmón es una palabra elegante para el estómago o una aleta. Sólo
deberían llamarlo estómago o aleta. Todas estas palabras diferentes
para cosas son raras —explica.
Terminamos la cena y luego pasamos a la sala de estar para el
café.
Mi papá pone una manta en el suelo para Billy y se sienta a su
lado haciendo caras divertidas.
—Abuelita, siento como si fuera a vomitar. Tu comida apesta —
dice Veronica.
—¡Eso está bien, querida! —contesta mi madre mientras le da una
palmadita en la cabeza.
—¿De verdad no te sientes bien, cariño? —pregunto mientras la
levanto en mi regazo y la miro.
—Nunca, jamás debería comer la almeja de la abuelita —me
dice, apoyando la cabeza en mi hombro.
—Hay tantas cosas mal en esa oración —susurra Drew.
Pasamos unos minutos más charlando con mis padres hasta que
Veronica comienza a llorar porque le duele el estómago. Recogemos a
los niños y volvemos a casa, pero no antes de que Drew le diga a mi
padre que compre barato, venda caro y estudie su línea de fondos
antes del cierre del mercado o el riesgo del capital será superior a la
participación en las ganancias.
Mi padre le da la mano y dice que sin Drew, él y mamá estarían
quebrados.
Drew me pide que los lleve a casa porque de repente se siente
raro. Lo juro, a veces la enfermedad en nuestra familia funciona a través
ósmosis15. Ya sabes, ¿cuándo uno persona está enferma y un ratón pasa
junto a ella y obtiene la enfermedad y luego se la pasa a alguien más
por sentarse en sus cabezas? A mitad de camino a casa, Drew
comienza a gemir y a agarrarse el estómago.
—¿Qué te pasa? ¿Te encuentras bien? —pregunto.
—Oh, Jesús, la almeja de tu mamá me hizo sentir mal —murmura.
Gime durante unos segundos más hasta que se da cuenta de lo
que acaba de decir y se ríe a través del dolor.
—La almeja de tu madre estaba deliciosa, pero ahora, ¡la almeja
de tu madre es cruel! —se ríe antes de agacharse de repente y
abrazarse el estómago.
Ahora es mi turno de gemir mientras giro a nuestra calle.
—En serio, deja de decir eso. Me pone nerviosa —me quejo
mientras estaciono en la calzada.
—La almeja de tu madre me ha entrado bien, pero ahora me
estoy arrepintiendo de tragarla —murmura con una risa.
—¡Cállate! —Le advierto mientras aparco en el camino de
entrada.
—Por lo menos, no era barbuda. Me estaría ahogando en pelos
rizados ahora. ¡La almeja de tu madre estaba tan limpia como el culito
de un bebé!
Tan pronto como apago el auto y abro la puerta, Drew se asoma
por su lado y vomita todo en el camino de entrada.
—¡Dios mío! ¡La almeja tu madre estaba infectada! —grita y se ríe
en medio de arcadas.
Saco a los niños del auto y entro a la casa sin Drew, feliz de dejarlo
vomitar solo en el camino de entrada.
15
Jenny usa la palabra Osmouse aunque la palabra correcta es Osmose. Se confunde y hace referencia a
ratones (mouse) por la pronunciación que tiene la palabra.
Abajo y denme cincuenta
Traducido por Snow Q
Corregido por Amélie.
—No, no, no. Haces todo mal. Necesitas sostener mejor la cabeza.
Dios, es como si nunca hubieses cargado niños antes —regaña Carter,
mientras reposiciona mis manos y cambia el ángulo del biberón.
—Esta no es la clave para arreglar mi matrimonio o mi vida sexual.
Se dan cuenta de eso, ¿cierto?
Mi papá se acerca para comprobar que todo esté bien y me
golpea a un lado de la cabeza.
—¡Mal! Una esposa feliz es una vida feliz. Aprendes como hacer tu
mitad de la casa y tendrás sexo con regularidad. Solo pregúntale a tu
madre.
Gruño y jadeo, el biberón se desliza de mi agarre y la leche se
derrama sobre mí. —Papá, asqueroso. NO hables sobre mamá y tú.
Nunca.
Carter me agarra la mano y coloca el biberón de nuevo donde
estaba.
—Necesitas balancearte un poco. Ayuda a digerir la leche más
fácil, de ese modo no tiene muchos gases. Y asegúrate de que no siga
chupando luego de que la leche se acabe. Solo tomarán aire, y les
dará dolor de estómago —dice Carter, colocándome el brazo
alrededor del hombro y obligándome a balancearme lentamente con
él en el sofá.
—Tu madre no se queja en dormitorio NI la casa. La mantengo
sexualmente muy satisfecha, y siempre me levantaba contigo a mitad
de la noche —dice mientras hago una mueca ante sus palabras.
—Espera, ¿en serio tratas de decirme que si simplemente me
levanto a revisar a Billy a mitad de la noche, todo regresará a su orden
natural? —pregunto.
—Dejaste de balancearte, concéntrate y sigue balanceándote o
el bebé llorará. No quieres que el bebé llore si tienes programado
alimentarlo de noche o toda la casa se despertará —me recuerda
Carter, empujándome de nuevo para que comience a balancearme.
—Digo que si te pones en el lugar de tu esposa de vez en cuando,
será fácil ver lo que necesita. Necesita una noche de sueño, necesita
ayuda en la casa, necesita tu amor y apoyo, y la prueba de que
QUIERES ayudarla con esas cosas. Una esposa que no consigue lo que
necesita nunca va a querer darte lo que TÚ necesitas —me dice papá.
—Necesito sexo sucio —le digo sencillamente.
—Entonces balancea a ese bebé como si quisieras hacerlo —me
grita.
Y así es como Liz nos encontró quince minutos después cuando
llegó temprano de la casa de sus padres. Carter y yo balanceándonos
de un lado a otro en el sofá con Jim extendido en mi regazo, bebiendo
del biberón con el que lo alimentaba.
El juego de los recién casados
Traducido por Miry GPE
Corregido por Adriana Tate
16
Juego de palabras entre cock (rastrillas) y lock (traba/seguro)
Coches bomba irlandeses
Traducido por Jasiel Odair
Corregido por SammyD
17
Juego de palabras, swing significa balancearse y swingers son personas que intercambian parejas.
¡Deja de moverte, fantasma! Me desconcentras. Si vas a mirar,
hazlo en silencio. ¡Y NO ME TOQUES EL CULO!
Giro la cabeza de nuevo y me concentro en la tarea en cuestión.
Balancear mi polla en mi esposa caliente.
¡Ja, ja! ¡¿Hice un juego de palabras totalmente impresionante o
qué?!
—Fóllame duro, sucio prostituto —susurra Jenny.
¡Oh, infiernos, sí! ¡Es jodidamente caliente!
Me empujo totalmente dentro de su calor, quiero parar y saborear
la sensación de estar de vuelta dentro de mi esposa, pero el columpio
se balancea, haciendo que meza las caderas contra Jenny.
—¡Este balanceo es jodidamente increíble! —digo, aferrándome a
sus muslos, sacando la polla casi completamente de su interior, y luego
regresando a casa de nuevo.
Deja escapar un grito ahogado y lanza los brazos sobre su cabeza
para agarrar las correas del columpio. Empiezo a moverme más rápido
y con más fuerza, mis empujes causan que el columpio comience a
balancearse realmente de adelante hacia atrás. Es un poco torpe y
tengo que concentrarme para no caerme. Cuando el columpio se
mueve hacia adelante, tengo que mover rápidamente los pies y
seguirlo para que mi polla no se salga de Jenny. Entonces, cuando se
balancea hacia atrás, tengo que mover rápidamente los pies hacia
atrás o, de lo contrario, tendré la cuerda entre los muslos, y me caeré de
culo.
En serio, debí quitarme completamente los pantalones. ¡Esta
mierda es dura! ¡Ooooh, otro juego de palabras allí, hijos de puta!
Básicamente me contoneo de ida y vuelta con el movimiento del
columpio, mientras que, al mismo tiempo, empujo las caderas dentro y
fuera de Jenny. Es como tratar de acariciar tu cabeza y frotar tu
estómago al mismo tiempo.
—¡Oh, sí! ¡Más rápido, más rápido! —grita.
¡Oh, Dios mío, la presión! ¡Si voy más rápido con este balanceo,
caeré de rodillas! Tengo que hacer de este columpio mi perra y
mostrarle quién es el jefe.
Planto los pies tan separados como puedo con los pantalones
todavía envueltos alrededor de los tobillos, suelto los muslos de Jenny, y
envuelvo las manos alrededor de las correas que cuelgan del techo
para detener el columpio y que no se balancee tanto. Tarda un minuto
hacer que se detenga, debo arquear la espalda hasta dónde puedo,
levantar una rodilla, y empujarla contra el culo de Jenny bajo el
columpio para, finalmente, lograr que deje de moverse.
—¡Sí! ¡Sigue haciendo eso! ¡Frota mi culo con tu jodida rodilla! —
grita.
No soy nada si no satisfago las necesidades de mi esposa en este
momento, por lo que hago lo que me pide. Me aferro a las correas con
ambas manos, manteniendo la pierna elevada y frotando la rodilla
hacia atrás y adelante contra su culo, moviendo las caderas,
empujando dentro y fuera de su interior.
Jenny mueve las caderas y empuja contra mí mientras la follo
duro e intento mantener el balanceo. Entre sus gemidos de placer,
escucho otro fuerte chirrido y ruedo los ojos.
En serio, fantasma. Corta esa mierda. Sé que te encuentras ahí; no
necesitas hacer publicidad. ¡Mantente en silencio mientras te masturbas
fantasmagóricamente por allá!
—Lo siento por no decir nada acerca de tu flexible vagina. ¡No es
para nada como una jodida paja! ¡Te sientes tan bien, cariño! —digo en
tanto continúo golpeando en su interior, mientras el sudor brota en mi
frente por todas las cosas que tengo que recordar hacer para mantener
el balanceo en su lugar.
—¡Llámame puta! —grita Jenny, soltando el agarre en una de las
correas del columpio, desliza la mano por la parte delantera de su
cuerpo, y comienza a mover sus dedos contra su clítoris.
Joder, ¡el mejor día de mi vida! Incluso con el fantasma pervertido
en la esquina y los músculos de mis brazos y piernas amenazando con
fallar.
—¡¿Quién es mi puta?! ¡¿Quién es mi puta, zorra sucia?! —grito
aumentando el ritmo y follándola más duro mientras mueve los dedos
con furia sobre su clítoris.
—¡Yo! ¡Yo! ¡Soy tu puta, zorra sucia! ¡PÁGAME, PAPI, PÁGAME! —
grita.
—¡Voy a darte una propina del setenta y cinco por ciento, PUTA
SUCIA!
—¡SI! ¡SI! ¡Dame propina, dame propina! —grita Jenny.
Sé que se encuentra a sólo un segundo de correrse, lo que es algo
malditamente bueno, porque no puedo aguantar más. Mis bolas se
encuentran a punto de estallar como un puto géiser.
—¡Voy a darte una propia y dejarte algunas! ¡¿Quieres algunas
jodidas mentas, pequeña puta?! —le grito con emoción mientras
aprieta los muslos alrededor de mi cintura, siento su orgasmo recorrerla y
apretarme la polla como un tornillo.
—¡Oh, Dios mío! ¡DAME LAS MENTAS! ¡Oh, mierda, ME CORRO!
¡Mentas, mentas, mentas! ¡SÍ, SÍ!
Lanza la cabeza hacia atrás y empuja las caderas contra mí, y no
hay nada que pueda hacer para impedir que el columpio se balanceé,
por lo que sólo sujeto las correas y la penetró con fuerza, sintiendo mi
propio orgasmo cosquillear a través de mis bolas. Escucho otro crujido,
éste más fuerte que todos los demás.
—¿TE GUSTA ESO, FANTASMA? ¡¿Eh?! ¿TE GUSTA SER UN
PERVERTIDO Y MASTURBAR TU FANTASMAL PEPINILLO? —grito a la esquina
de la habitación.
Justo cuando el orgasmo empieza a atravesarme y comienzo a
correrme, siento una mano en mi culo y grito tan fuerte como puedo,
totalmente asustado al mismo tiempo que me sumerjo dentro y fuera de
Jenny.
—¡EEEEEEEH! ¡ME CORRO! ¡Santo dulce y amargo pollo, me corro y
hay un fantasma tocándome el culo!
A mitad del orgasmo, muevo la mano hacia atrás para quitarme
de un golpe la mano del fantasma del culo y escucho otro crujido,
seguido de un fuerte sonido de rasgadura, y este orgasmo se siente tan
jodidamente bien en este momento, que realmente no me preocupo
por el hecho de que el fantasma pervertido haga tanto ruido.
Mientras golpeo la mano en mi culo para mantener al fantasma
lejos de ahí, empujo tan duro como puedo por última vez y el orgasmo
finaliza tan bien que casi se siente como si estuviera cayendo.
—¡Ay! ¡Hijo de puta! —grita Jenny.
Abro los ojos y, rápidamente, me doy cuenta que la sensación de
caer es porque en realidad caí. Me encuentro tirado en el suelo sobre
Jenny con el pene todavía enterrado en su interior, hay piezas de
nuestro techo esparcidas a nuestro alrededor. La alcanzo y limpio un
montón de polvo blanco de su rostro y cabello, Jenny pasa la mano por
mi cabello, el polvo y los escombros caen sobre su pecho.
Estiro el cuello y miro hacia el agujero gigante en nuestro techo.
—Guau, supongo que debí asegurar eso un poco mejor, ¿eh?
Jenny sólo se ríe y envuelve los brazos alrededor de mis hombros,
jalándome hacia sus labios.
—Vamos a hacerlo de nuevo. Ve por los paquetes de caramelos
de la cocina, una cuchara de madera y dos contenedores de color
púrpura de Play-Doh.
Caramelos de vagina
Traducido por Alysse Volkov
Corregido por Kora
—Soy Matt con las noticias del canal tres, llegando a ti en vivo
desde la tienda que comenzó todo, Seduction and Snaks. Seduction
and Snaks ha crecido más allá del pequeño negocio de la esquina que
dos mejores amigas decidieron abrir juntas hace casi ocho años. Con la
combinación de deliciosos chocolates, galletas, y juguetes sexuales,
Seduction and Snaks es la tienda perfecta para que las mujeres
satisfagan su dulce diente o sus anhelos en la habitación. Estamos aquí
hoy para hablar con las mujeres que surgieron con la idea, también con
sus amigos y familia, quiénes las apoyaron todo el tiempo. ¡Bienvenidos,
todos!
Sentados en línea recta, se encuentran las tres parejas. Carter y
Claire, Liz y Jim, y Drew y Jenny. Sentados en el suelo a sus pies, están los
hijos de cada pareja respectivamente: Gavin y Sophia, Charlotte, Molly,
Ava, y Veronica y Billy.
—Claire, ¿alguna vez pensaste que la tienda que siempre soñaste
con poseer se convertiría en una marca de renombre y que tendrías
sucursales en todo el país?
Claire se ríe y niega con incredulidad mientras Carter se estira y
cubre la mano descansando en su muslo con la propia.
—Esto es mucho más de lo que soñaba y esperaba. Abrir
solo esta tienda misma por sí sola, era algo que nunca pensé que
pasaría. ¿Y luego verla despegar y como lo hizo y ser capaz de tener
franquicias? Aún no puedo creerlo —declara Claire.
—Sé que has hecho muchas entrevistas sobre cómo se
conocieron tú y tu esposo, y cada vez que escucho la historia, aún me
hace sonreír. ¿Cómo manejan ustedes dos el éxito junto con formar una
familia?
Carter se lleva la mano de Claire a los labios y le da un suave
beso en los dedos. Claire lo mira felizmente a los ojos antes de
finalmente girarse a la cámara.
—Lo manejamos juntos, un día a la vez. Tener el apoyo de tan
maravillosos amigos y familia hace las cosas mucho más fáciles —
declara Claire.
—Y realmente somos muy maravillosos —chilla su amigo Drew
desde el final de la fila—. Bueno, excepto por el mocoso sentado ahí
abajo rodeado de niñitas.
Se ríe y señala a Gavin de diez años, quién le da una mirada
descontenta.
—Cállate o heriré a tu madre —le dice Gavin.
—¡No hables de Eileen Parrit! ¡Eileen Parrit es una santa! —
argumenta Drew.
—Entonces, Liz, ¿alguna vez pensaste en que habría tan alta
demanda para una tienda que vende juguetes sexuales?
Jim se inclina y pone un beso en la mejilla de Liz, y ésta sonríe a la
cámara.
—Mientras haya gente teniendo sexo, siempre habrá necesidad
de juguetes sexuales —nos dice Liz.
—¿Qué es “tener sexo”? —pregunta Ava, la niña de cinco años
de Liz y Jim.
—Es asqueroso. Y la gente grita como si doliera. Creo que tiene
que ver algo con matarse en uno al otro —le dice Gavin.
—Oooooh, es aterrador. Nunca voy a tener sexo —responde Ava
mientras regresa a jugar con uno de los juguetes que sus padres le
compraron.
—¿Por qué solo ponen atención cuando hablamos de algo que
no deben oír? —le susurra Jim a Liz.
—Porque los niños son idiotas —susurra Drew en respuesta.
—Escuché eso —responde Gavin sin siquiera voltearse.
—Bien, ¡porque eres el más idiota! —susurra Drew más fuerte.
—¡¿Dejarías de llamar idiota a mi hijo?! —regaña Claire a Drew.
Drew inmediatamente baja la cabeza con arrepentimiento
cuando Claire le da una mirada descontenta.
—Ooooooh, acabas de ser reprendido por mami —se mofa Gavin
con una risa.
Carter rápidamente se inclina hacia adelante y estampa la mano
sobre la boca de Gavin mientras Drew le enseña la lengua y obtiene un
golpe en el brazo por parte de su esposa.
—Jenny, tienes el crédito por poner Seduction and Snaks en el
mapa con todas tus habilidades de mercado y promoción. ¿Puedes
decirnos un poco sobre eso?
Drew se recarga en la silla y lanza el brazo detrás de Jenny y
juega con una hebra de su cabello.
—Eh, bueno, no creo que yo fuera quién lo puso en el mapa. Estoy
muy segura de que tiene algo que ver con el estado de Ohio y donde
construyeron el edificio. Pero podría equivocarme. Le envié un volante a
nuestro alcalde así que tal vez eso hizo que lo añadiera en el mapa. No
estoy segura —dice con un encogimiento de hombros.
—Ustedes chicos, han permanecido juntos como amigos y
pasado por un montón juntos en los últimos años. ¿Dónde se ven en diez
años a partir de ahora?
Las parejas se miran unas a otras, y hay algunas sonrisas y risas se
intercambian.
—En diez años, seguiremos siendo amigos. Seguiremos hablando
de sexo todo el tiempo y haciendo cosas inapropiadas en público —
dice Jim con una risa.
—En diez años, espero vivir al lado de mi mejor amiga, para poder
caminar por allí si la necesito. Incluso si ya no tenemos Seduction and
Snaks, al menos, la seguiré teniendo. Y los juguetes sexuales —dice Liz
con una sonrisa.
—Awwww, ¡vas a hacerme llorar! —le dice Claire a Liz.
—Y a mí vomitar. ¡Basta! —les grita Drew.
—En diez años, espero seguir despertando cada día a lado de mi
alma gemela —admite Carter con una sonrisa en dirección a Claire.
—¿Qué es esto, Estilos de Vida de Gays y Sensibleros? ¡Vamos! —
se queja Drew.
—En diez años, espero tengan un removedor de caramelos y yo
pueda seguir poniendo el pie detrás de mi cabeza en una hamaca —le
dice Jenny a todos.
—En diez años espero haber olvidado parte de esa oración —
declara Jim.
—En diez años, seguiré haciéndoselo a mi caliente esposa. Ojalá
que para entonces hayan inventado miel que no sea tan pegajosa y
tallos de maíz que no irriten demasiado cuando los ates a tu pene —
declara Drew.
—En diez años, espero que Drew deje de hablar de su pene y las
cosas raras que hace con él —dice Claire rodando los ojos—. Pero
definitivamente seguiremos siendo amigos. Todos tendremos
adolescentes para entonces y necesitaremos toda la ayuda que
podamos conseguir —ríe.
—En diez años, tendré veinte. Seré capaz de portar una pistola y
derrotar a Drew —dice Gavin.
—¡No puedes portar una pistola a los veinte! Y de todas formas,
seguiré siendo más grande que tú en diez años, niño —discute Drew.
—Sí, pero serás viejo. Y probablemente necesitaras un andador y
alguien para cambiarte el pañal con caca —contraataca Gavin.
—¿Cómo diablos, siquiera, sabes lo que es una pistola? —
pregunta Claire conmocionada.
—PlayStation. Dah —responde Gavin
—Yo no voy a tener pañales con caca. TÚ ERES quién va a tener
pañales con caca—le dice Drew a Gavin.
—¡Ni siquiera puedes deletrear caca! —responde Gavin con voz
aburrida mientras su hermana Sophia sube a su regazo y se pone
cómoda.
—¡Yo puedo deletrear caca! —anuncia Sophia.
—¡Se dice Spoppy! —anuncia orgullosamente Veronica, la hija de
Jenny y Drew.
—¡SPOOP! —grita Billy desde su lugar en el suelo entre las hijas de
Jim.
Todos miran a Billy con sorpresa.
—¿Acaba de decir spoop? —susurra Liz.
—¿Qué demonios es spoop? —pregunta Carter.
—¡¿Oh, por Dios, la primera palabra de nuestro hijo es spoop?! —
dice entre dientes Jenny mientras golpea el hombro de Drew.
—NO es mi culpa. ¡Es culpa de Jackson! —argumenta Drew.
—¿En serio tengo que poner eso en su libro de bebé? NO PUEDO
escribir la palabra “spoop” —dice Jenny.
—Yo puedo. Sé cómo deletrear spoop —le dice Gavin.
—Entonces, ¿alguno de ustedes tiene planes de tener más hijos?
Las tres parejas gritan a la vez y sin duda.
—¡OH, DEMONIOS, NO!
Mientras cerramos nuestra entrevista con las mujeres que
comenzaron Seduction and Snaks y sus adorables familias, creo que es
claro para todos que este grupo seguirá siendo amigos por mucho
tiempo. Continuarán siguiendo sus sueños y viendo su negocio crecer en
algo que ninguno de ellos veía venir. También compartirán sus gozos y
mirarán a sus hijos crecer juntos y formar su propia amistad cercana y
quién sabe, tal vez uno de ellos tendrá una historia propia para
contarnos en el camino. ¡Tengo la sensación de que no hemos
escuchado lo último de la pandilla en Seduction and Snaks!
Agradecimientos
A mi editora, Maxann Dobson, te amo como una hermana y me
alegra tanto que des este loco viaje conmigo. Gracias por no
apuñalarme la espalda por el uso del tiempo futuro.
Gracias a Madison Seidler por ser la mejor beta reader de la vida
y por “abusar de mí”. Eres una amiga maravillosa y estoy tan contenta
de conocerte.
Gracias a Catherine por el salmón J.
Gracias a Stephanie por enseñarme todas las cosas que nunca
quise saber sobre la depilación con cera.
Un gran y enorme gracias a mi maravilloso Equipo de la Calle.
Gracias por amar esos libros y no tener miedo de decirles sobre ellos al
vagabundo y a la prostituta de la esquina.
Por último, pero no menos importante, muchas gracias a todos los
blogs que han reseñado, recomendado y apoyado estos libros. Sus
mensajes en Facebook, las entradas en sus blogs, tuits y todo lo que
hacen es maravilloso y gracias, desde el fondo de mi corazón, por todo
lo que han hecho por mí.
Sobre el Autor
Tara Sivec es autora mejor vendida del USA
Today, esposa, madre, chofer, criada,
cocinera de órdenes rápidas, niñera y experta
en sarcasmo. Vive en Ohio con su esposo y sus
dos niñas. Sueña con el día en que esos tres se
conviertan en adultos y se muden.
Luego de trabajar en un negocio de corretaje
durante catorce años, Tara decidió tomar un
lapicero y escribir, en vez de enterrárselo en el
ojo del aburrimiento. Es la autora de las series
Playing with Fire, Chocolate Lovers,
Chocoholics, Fool Me Once y Watch Over Me. Su novella Seduction and
Snacks ganó el primer lugar en el Reader’s Choice Awards 2013
Convención de Romance Indie por Mejor Primer Libro Indie.
En su tiempo libre, Tara adora soñar sobre todo lo que horneará y las
siestas que tomará cuando tenga tiempo libre. Si quisieras contactarla,
visita su página web: www.tarasivec.com