Sunteți pe pagina 1din 5

ALUMNO: LUIS ZAMBRANO RODRIGUEZ CODIGO: 20120023B

La Fundación
1. Concepto:
Orígenes de la fundación: Se remontan a la tradición greco-helenista (instituían
fundaciones hechas a favor de templos). Incrementaron fundaciones destinadas a
fines piadosos o benéficos.
La fundación es una institución, creada por un patrimonio que fue delegado por
una persona (fundador)
La fundación se puede dar de distintas maneras: por delegación bajo escritura
pública, en que el fundador podrá cerciorarse de que se está cumpliendo con
el objetivo de ceder su patrimonio, o bien por testamento, en que el causante cede
su patrimonio para determinado fin; y será el albaceas o en defecto los herederos
quienes se encargaran de levantar escritura pública para que se pueda iniciar la
fundación.
Luego de la escritura pública se inicia la fundación, la cual deberá ser
administrada para cumplir los objetivos fijados por el testador o bien por quien
delegó dicho bien.
La fundación será por lo tanto la institución encargada de administrar bienes
destinados a un beneficio social, administración que se dará sin fines de lucro, al
igual que la asociación; pero dependiendo siempre de un bien que no le pertenece
a nadie más que a la finalidad u objetivo por el cual fue constituido.
2. Características:

 Es una Organización sin fines de lucro.


 Es interesante anotar que la fundación es una excepción, en el derecho
civil, a la regla que exige pluralidad de seres humanos para constituir una
persona jurídica.

 La fundación, en este sentido, nace de un negocio jurídico unilateral que


puede ser otorgado por uno o más sujetos. En el caso en que se constituya
por más de una persona, dado que los fundadores quedan al margen de la
fundación, entre ellos no se constituye ninguna relación contractual o
asociativa.

 Cuando es así, el acto con el cual se formaliza la creación de esta


organización contiene diversas declaraciones que coinciden en cuanto a su
contenido y objetivo (salvo en cuanto al patrimonio que aporta cada cual),
pero todas esas manifestaciones de voluntad no dejan de ser negocios
unilaterales.

 El acto de creación, además, tiene diversas aristas.


ALUMNO: LUIS ZAMBRANO RODRIGUEZ CODIGO: 20120023B

 Es, adicionalmente, un acto de dotación, pues con él se afectan bienes,


generalmente de modo perpetuo, a la consecución de fines sociales. No es
concebible una fundación sin un patrimonio inicial, a diferencia de lo que
puede ocurrir con la asociación. Por lo demás, la fundación, una vez
constituida, puede realizar todo tipo de actividad que le genere recursos
para cumplir con sus objetivos, aun cuando esas actividades sean
económicas o lucrativas (actuando como empresa), pues el fin es distinto al
medio y su obtención no significa que los excedentes deban distribuirse
entre sus administradores, sino que deben ser aplicados a los motivos
últimos de su creación.

 Igualmente, el acto constitutivo es un acto de “organización”, en la medida


que el fundador asigna a la administración de los bienes un conjunto de
personas que, reunidas de manera colegiada, se encargan de la aplicación
del patrimonio afectado.

 Finalmente, es importante destacar que el acto de constitución es un acto


de asignación a fines de relevancia social, sin cuya precisión es imposible
hablar de una fundación. También se dice que es un acto de determinación.
Es más, el patrimonio inicial debe ser adecuado para los fines perseguidos.

 En cuanto a la forma que debe seguirse, para que ella sea persona jurídica
debe la constitución ser otorgada por escritura pública o por testamento e
inscribirse en el registro. No interesa qué clase de testamento sea.

3. Órganos de la fundación

Siquiera brevemente debemos precisar que la fundación es dirigida por un grupo


de administradores que se reúnen en una Junta.

La Junta de Administradores, al no ser titular de la fundación, pues, solamente, es


el órgano que gestiona el patrimonio aportado por el fundador para el
cumplimiento de los fines de la institución, es un “órgano dependiente” de la
voluntad del fundador expresada en el acto constitutivo. A tal grado llega su
sujeción que los administradores no pueden disolver la organización (la que
solicita al Poder Judicial el Consejo de Supervigilancia de Fundaciones, en caso
de imposibilidad de cumplimiento de sus fines, art. 109 del Código civil) ni pueden,
tampoco, ampliar o modificar sus fines, pues en este caso, además de la solicitud
del órgano contralor, debe mediar autorización judicial (art. 108 del mismo
Código).

La razón de estas limitaciones obedece a que, como regla general, el fundador,


una vez creada la fundación, queda al margen de ella. Los administradores, al ser
terceros, y al estar obligados a la prosecución de fines en favor de otros sujetos,
deben quedar sometidos al control de un organismo (estatal) que vele por el
cumplimiento de los fines propuestos por el fundador. Inclusive esta regla es válida
ALUMNO: LUIS ZAMBRANO RODRIGUEZ CODIGO: 20120023B

en el caso que los fundadores se reserven la condición de administrador de la


fundación, pues tarde o temprano, ya sea con su alejamiento o con su muerte, la
fundación pasará a ser administrada por otros individuos.

Inclusive, a fin de evitar una gestión interesada en la administración de una


fundación, la ley contempla que los administradores, así como sus parientes hasta
el cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad, no pueden celebrar
contratos con aquélla, salvo que medie expresa autorización del Consejo de
Supervigilancia de Fundaciones. La prohibición se hace extensiva a las personas
jurídicas de las cuales sean socios tanto el administrador como sus parientes en
los grados señalados (art. 108 del Código civil).

Por otro lado, nada impide que la fundación cuente con otros órganos, como
puede ser una gerencia.

En torno a este tema, debo recalcar una propuesta sumamente sugerente de


Javier de Belaúnde, que fue recogida en el Anteproyecto de Ley de Fundaciones
elaborado por una Comisión Oficial, integrada por especialistas.

En opinión del autor mencionado, existen casos en que el fundador desea


participar en la vida institucional, pero sin asumir tareas propias de un
administrador. Para esta posibilidad, de Belaúnde planteó la creación de una Junta
de Fundadores que estaría integrada por los fundadores en vida y que tendrían
ingerencia en la vida de la fundación, especialmente para velar por el
cumplimiento de sus fines y controlar la actuación de los administradores. De
aprobarse su propuesta, es evidente que la labor del Consejo de Supervigilancia
de Fundaciones sería, al menos durante el tiempo de vida de los fundadores o
mientras integren dicha junta, mejor cumplida dada la intervención de los propios
creadores de la fundación.

4. Control de las fundaciones

Como bien ha sido señalado, en la fundación la administración de los bienes corre


a cargo de personas que no han contribuido a la formación del patrimonio de la
organización y que no son beneficiarios de ella. El fundador, generalmente, no
tiene ingerencia en las decisiones. Además, la fundación puede ser creada por
testamento, en cuyo caso se presenta la imposibilidad de la participación del
fundador dada su inexistencia al instituirse la fundación. A ello se añade que los
beneficiarios de la fundación no tienen intervención en la administración de la
fundación.

Estas razones abonan en pro de la necesidad de la existencia de un organismo


que controle las labores cumplidas por los administradores de las fundaciones.

A este respecto, debe señalarse que desde octubre de 1955 nuestra legislación
contempla la presencia del ahora denominado Consejo de Supervigilancia de
ALUMNO: LUIS ZAMBRANO RODRIGUEZ CODIGO: 20120023B

Fundaciones, CSF: Esta instancia, actualmente dependiente del Ministerio de


Justicia, se encarga de las funciones establecidas tanto en el Código civil como en
los Reglamentos aprobados por Decretos Supremos Nºs 00394JUS y 00494JUS.

Lo fundamental de las atribuciones asignadas al CSF radica en velar por la


adecuada aplicación de los recursos de la fundación a sus fines institucionales.

En esta perspectiva, el CSF toma conocimiento de los planes y presupuestos de


las fundaciones, aprueba sus balances, cuentas y memorias, dispone las
auditorías que considere necesarias, puede impugnar los actos o acuerdos
contrarios a la ley o al estatuto de la fundación, etc.

Asimismo, en el caso de las fundaciones constituidas mortis causa, en las que


basta el acto de dotación patrimonial y la determinación de los fines, el CSF puede
dar nombre y domicilio a la fundación, designar a sus administradores, establecer
su régimen económico y administrativo, etc. En síntesis, en estos casos puede
otorgar la norma estatutaria de la fundación (ver arts. 103 a 105 del Código civil).

Adicionalmente, dado que los administradores se encuentran sujetos a la voluntad


fundacional y no son ni titulares ni aportantes, y por ende carecen de la capacidad
para ampliar o modificar los fines de la fundación, así como de la atribución de
darle término a su existencia, estas vías son sólo posibles si media autorización
judicial obtenida en base a una solicitud del CSF (arts. 108 y 109 del Código civil).

Para concluir, baste señalar que el incumplimiento de cualesquiera de los deberes


de los administradores puede dar lugar a que el CSF solicite su remoción al Poder
Judicial (art. 106 del Código civil).

5. Disolución y destino del patrimonio

Como ya hemos anotado, la fundación no puede ser disuelta por los


administradores. En verdad tampoco podría ser extinguida por voluntad del
fundador.

Para que se disuelva una fundación es indispensable que ella no pueda cumplir
sus fines. Lo contrario sería atentar contra la estabilidad de las funciones de
interés social que aporta a la colectividad.

La disolución, además, es necesariamente judicial y sólo es conocida por el Poder


Judicial a instancia del CSF (art. 109 del Código civil). En no pocos casos la
solicitud del CSF es consecuencia del pedido de los administradores. Para saber
si tiene o no sustento, el CSF debe ordenar una auditoría o bien realizar las
indagaciones que corresponda.

Si el Poder Judicial ordena la disolución debe designarse a los liquidadores para


que, cubiertas las obligaciones de la institución, destinen el haber neto resultante
ALUMNO: LUIS ZAMBRANO RODRIGUEZ CODIGO: 20120023B

al fin previsto en el acto constitutivo. Si ello no fuera posible, se destina, a


propuesta del CSF, a incrementar el patrimonio de otra u otras fundaciones de
finalidad análoga o, en su defecto a la Beneficencia Pública de la localidad en la
que la fundación tuvo su sede, para satisfacer propósitos similares (art. 110 del
Código civil).

6. El Acto Constitutivo de la Fundación:


La fundación, de acuerdo al Art. 100 del CC., puede constituirse por escritura
pública o por testamento. En el primer caso, resulta obvio que sólo puede ser
creada por personas vivas, mientras que en el segundo sólo cuando muere el
testador, se conoce su última voluntad de constituir una fundación. Por este motivo
los requisitos para su constitución varían de una a otra. En la primera hipótesis, al
otorgar el acto de constitución, debe señalar qué bienes destina a la fundación, de
manera precisa, qué fines perseguirá la fundación, cuál será su régimen
administrativo y económico, cuál será la duración, el domicilio, el nombre, los
órganos que se harán cargo de su gestión y administración, quiénes serán las
personas que se ocuparán de su marcha, si los administradores tendrán la
potestad de modificar la estructura de la persona jurídica y cuál será el destino del
haber neto que resulte de la liquidación en caso de disolución de ésta por la
autoridad judicial a pedido del CSF. En el caso que la fundación se constituya por
testamento (de cualquier tipo) basta que el testador señale, incluso
genéricamente, qué bienes o porción de bienes destinará a la fundación y qué
fines cumplirá. Los demás aspectos serán integrados por el CSF. En cuanto a los
requisitos administrativos, tanto la escritura pública que crea la fundación, como el
testamento, tendrán que ser inscrito en el Libro de fundaciones del registro de
Personas Jurídicas para que ésta adquiera personalidad jurídica, para lo se debe
acompañar la escritura pública o el testamento y pagar los derechos de inscripción
respectivos. Sin embargo, la inscripción en el Registro Administrativo Nacional de
Fundaciones es obligatoria y, para ello, se debe presentar una solicitud al CSF,
pago de derecho, Planes y Presupuesto de primer año de actividades y el
instrumento de constitución de la fundación.

S-ar putea să vă placă și