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Clínica y Salud, 2007, vol. 18 n.° 3 - Págs. 381-399.

ISSN: 1135-0806

ARTÍCULOS

La personalidad y sus trastornos desde


una perspectiva sistémica
Personality and personality disorders
from a systemic approach
JUAN LUIS LINARES1

RESUMEN

La personalidad puede ser definida como la dimensión individual de la


experiencia relacional acumulada, en diálogo entre pasado y presente y doble-
mente contextualizada por un substrato biológico y un marco cultural. La nutri-
ción relacional es el motor que construye la personalidad, partiendo de una
narrativa de la que se segrega la identidad, en estrecho contacto con la orga-
nización y la mitología de los sistemas de pertenencia y muy especialmente de
la familia de origen. Las dos grandes dimensiones que definen la atmósfera
relacional de ésta, la conyugalidad y la parentalidad, delimitan tres áreas de
disfuncionalidad, a saber, las triangulaciones, las deprivaciones y las caotiza-
ciones, en las que sientan sus bases los diversos trastornos de personalidad.

ABSTRACT

Personality may be defined as an individual dimension of relational expe-


rience, in a dialogue between past and present anchored in a double setting
–the biological bases and the cultural frame. Relational nurturing is the drive
for personality shaping, starting from an account that secretes identity in a
tight contact with the organization and the mythology of membership systems
–especially the family. The two main dimensions defining this relational setting

1 Profesor titular de Psiquatría de la Universidad Autónoma de Barcelona.

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La personalidad y sus trastornos desde una perspectiva sistémica

are conjugality and parentality. In this crossroad, three dysfunctional areas


show up: triangulations, privations and chaos –the foundations of personality
disorders.

PALABRAS CLAVE

Identidad, Narrativa, Organización, Mitología, Nutrición relacional, Conyuga-


lidad, Parentalidad, Triangulaciones, Deprivaciones, Caotizaciones.

KEY WORDS

Identity, Narratives, Organization, Mythology, Relational nurturing, Conjugali-


ty, Parentality, Triangulations, Privation, Chaos.

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Durante mucho tiempo, la sola una personalidad acuñada en la


formulación del título de este artícu- mirada de los otros. Pero Sullivan
lo habría podido parecer contradic- continuó ejerciendo su práctica
toria y, en cualquier caso, resultaría terapéutica en una relación diádica
inimaginable desde el territorio sis- con los pacientes, y los terapeutas
témico, que, empeñado en la explo- familiares que le sucedieron se des-
ración de lo relacional, se negaba a interesaron de la personalidad en
focalizar la personalidad, percibida tanto que concepto intrapsíquico.
como una peligrosa trampa intrapsí-
quica. ¿Qué es la personalidad desde el
punto de vista relacional? He aquí
Superadas afortunadamente tales una posible definición: “la dimen-
dicotomías, hoy no sólo es posible, sión individual de la experiencia
sino doblemente tentador poner en relacional acumulada, en diálogo
contacto ambos conceptos, desde entre pasado y presente, y encua-
la seguridad de que el individuo y drada por un substrato biológico y
los sistemas relacionales son com- por un contexto cultural.” Vale la
plementarios y no antitéticos. Una pena examinar uno a uno sus ingre-
reflexión sobre la dimensión relacio- dientes.
nal de la personalidad constituye,
desde este punto de vista, un pri- — Dimensión individual. Es nece-
mer paso imprescindible para sario asumir que se trata de un
explorar las bases relacionales de la concepto individual. En caso
psicopatología y una aportación a la contrario, se seguiría pensan-
tarea de dotar de coherencia ecoló- do en pautas o patrones rela-
gica a la mente humana. cionales, pero no en personali-
dad.

UNA DEFINICIÓN — Experiencia relacional acumu-


DE PERSONALIDAD lada. Se trata de una reedición
del viejo concepto batesonia-
no de cismogénesis, que,
Gold y Bacigalupe realizaron una como es sabido, subrayó la
minuciosa revisión de las teorías de idea, revolucionaria en su
la personalidad de naturaleza inter- momento, de que las perso-
personal y sistémica (Gold y Baci- nas son moldeadas y defini-
galupe, 1998) y apenas pudieron das por la relación, más que lo
encontrar otra cosa que la teoría contrario.
interpersonal de Harry Stack Sulli-
van (Sullivan, 1953) como propuesta — Diálogo entre pasado y presen-
específica, inspiradora de muchos te. Somos producto de una
autores sistémicos. Entre sus historia y, desde este punto de
muchos méritos teóricos figura el vista, el pasado en el que
haber inventado el término de “sis- transcurrió la experiencia rela-
tema del self”, para denominar a cional, define la personalidad.

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Pero la historia es contínua- país, serlo en la sierra o en la


mente reescrita o reformulada costa peruana. Las culturas
en el presente, desde el cual desarrollan mitologías que
es posible redefinir el pasado. priorizan unos rasgos de per-
sonalidad sobre otros, condi-
Un modelo dependiente mecá- cionando su adscripción al
nicamente del pasado es, por patrimonio psicológico de sus
ejemplo, una presa hidráulica: miembros.
tantos hectólitros perdió, tantos
debe ganar para recuperar un
determinado nivel. Pero la per- EL AMOR COMPLEJO COMO
sonalidad es un concepto NUTRICIÓN RELACIONAL
comunicacional, más parecido
a un modelo informático, en el El más importante elemento de la
que un simple clic en un icono experiencia relacional que se acu-
llena inmediata y espectacular- mula para servir de base a la cons-
mente toda la pantalla con una trucción de la personalidad indivi-
nueva imagen. Por eso es tam- dual es la vivencia subjetiva de ser
bién posible, desde el presente, amado. Desde que nace, el niño va
inducir cambios espectaculares procesando su relación con sus
en el pasado, y por eso la ten- padres en términos de amor, pero
sión dialéctica entre pasado y se trata de un amor complejo, que
presente es un elemento tan no se parece mucho al amor román-
importante en la definición de tico (esa sublime simplificación). El
la personalidad. amor complejo con que se constru-
ye la personalidad es un proceso
— Substrato biológico. El orga- relacionalmente nutricio, que, lejos
nismo humano, y muy espe- de consistir en un fenómeno pura-
cialmente el sistema nervioso mente afectivo, posee ingredientes
central, son el hardware de la cognitivos, emocionales y pragmáti-
personalidad. La genética cos. Hay, pues, un pensar, un sentir
seguramente juega un papel y un hacer amorosos.
importante en la transmisión
de ciertas predisposiciones a Para construir una personalidad
desarrollar determinados ras- madura, el niño necesita percibirse
gos de personalidad. reconocido como indivíduo inde-
pendiente, dotado de necesidades
— Contexto cultural. La cultura propias que son distintas de las de
enmarca y sobredetermina la sus padres. La falta de reconoci-
personalidad, influyendo deci- miento, o desconfirmación, es un
sivamente en su definición fracaso de la nutrición relacional en
(Falicov, 1998). No significa lo el terreno cognitivo que puede com-
mismo ser extrovertido en un portar serios handicaps para la
país nórdico que en el Caribe, construcción de la personalidad.
o, incluso dentro del mismo Igual ocurre, sin salir del componen-

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te cognitivo de la nutrición relacio- protección y normatividad. Pero,


nal, con la descalificación, que es eventualmente, una y otra pueden
un fracaso de la valoración de las fracasar, tanto por defecto como
cualidades personales por parte de por exceso. La personalidad del
figuras relevantes del entorno rela- niño podrá, entonces, acusar las
cional. consecuencias negativas.

Los padres pueden ser tiernos y En base a este bagaje fundamen-


cariñosos con sus hijos y manifes- tal, el niño organiza su experiencia
tarse incapaces de reconocerlos o relacional en términos narrativos, es
valorarlos adecuadamente. Pero decir, construyendo historias que
también puede ocurrir lo contrario, dotan de sentido a cuanto le acae-
siendo entonces el plano emocional ce. Y algunas de estas historias son
el que registre el fracaso de las fun- seleccionadas para constituir la
ciones parentales. Es el caso de los identidad, en la cual el individuo se
padres que son distantes, rechazan- reconoce a sí mismo y sobre la que
tes u hostiles con sus hijos porque no acepta fácilmente transacciones.
los perciben como obstáculos para El contenido de la narrativa indivi-
su propia realización individual o dual, tanto de la que es identitaria
como aliados del otro en una situa- como de la que no lo es, así como
ción de disarmonía conyugal. Las la relación entre ambas, constituye
carencias nutricias en la relación la trama relacional de la personali-
con un progenitor pueden ser com- dad. Es importante que la identidad
pensadas por el otro, pero no siem- sea sólida, ni escuálida ni hipertrófi-
pre se producen o son suficientes ca, para que sirva de anclaje ade-
tales compensaciones. Y, en cual- cuado a una narrativa no identitaria
quier caso, una personalidad madu- que debe ser lo más rica y variada
ra no puede construirse sin los posible. Y ni qué decir tiene que la
aportes emocionales de la nutrición nutrición relacional, en tanto que
relacional, que son el cariño y la ter- amor complejo, constituye el motor
nura. que anima la construcción de toda
la estructura.
En cuanto a los componentes
pragmáticos del amor complejo o
nutrición relacional, se resumen PARENTALIDAD
principalmente, en lo referente al Y CONYUGALIDAD
vínculo parento-filial, en la sociabili-
zación, con su doble vertiente, pro- Desde esta perspectiva, resulta
tectora y normativa. Una buena obvia la importancia de la familia
acomodación del indivíduo con la como crisol de la personalidad.
sociedad es fundamental para la Más allá de unos factores genéti-
supervivencia y, en gran medida, es cos, sin duda existentes aunque
responsabilidad de los padres, exi- difíciles de evaluar e imposibles de
giendo, para ser plenamente exito- modificar, la familia es el principal
sa, un acoplamiento adecuado de vehículo de los condicionantes cul-

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turales y, además, el espacio nura y cariño) y un hacer amoroso


donde se generan y desarrollan los (deseo y sexo, principalmente).
estímulos relacionales más influ- Todo ello exige el intercambio, es
yentes sobre la maduración indivi- decir, un ejercicio de dar y recibir de
dual (la nutrición relacional). No forma equilibrada, con un importan-
debería, pues, sorprender que se te componente igualitario.
focalice a la familia a la hora de
comprender algunos de los más En contraste, la parentalidad se
importantes enigmas concernientes apoya en una relación complemen-
a la personalidad normal y patoló- taria, es decir, desigual, en la que el
gica. Y, más aún, ha de tratarse de dar y el recibir no pueden estar
una focalización exigente en rigor equilibrados. No hay duda de que
conceptual y rica en matices, que los padres reciben una fuerte gratifi-
no se limite a contemplar a la fami- cación por la cría de sus hijos, pero
lia como un lugar donde se sociali- la cadena es básicamente lineal, y,
za a los niños enseñándolos a imi- en beneficio de la especie, cada
tar conductas adaptadas. La ecua- generación paga con la que le sigue
ción compleja que es la nutrición la deuda que contrajo con la prece-
relacional se compone, como dente. El amor parental comporta,
hemos visto, de elementos múlti- al igual que el conyugal, elementos
ples y sutilísimos que dependen de cognitivos que implican reconoci-
la idiosincrasia de cada familia. miento y valoración, y emocionales,
Con todo, es posible extraer algu- que pasan por el cariño y la ternura.
nas leyes generales. En cuanto a los componentes prag-
máticos, las diferencias son radica-
El entorno inmediato del niño, es les, puesto que el hacer amoroso
decir, su familia de origen, está or- parental consiste, fundamentalmen-
ganizado por dos dimensiones rela- te, en el ejercicio de la sociabiliza-
cionales de gran importancia, ción. Ésta no es otra cosa que una
encarnadas generalmente por los preparación adecuada para inte-
padres. Se trata de la conyugalidad grarse en la sociedad, y se compo-
y la parentalidad (Linares, 1996), ne de dos integrantes de igual
que representan sendas versiones importancia: la normatividad, que
de la nutrición relacional, entendida debe garantizar el respeto de la
respectivamente como amor conyu- sociedad por el indivíduo, y la pro-
gal y amor parental. tección, encargada de que ese res-
peto sea recíproco.
La conyugalidad, en una pareja
con vocación de familia, se funda- Dependiendo de que cumpla o no
menta en una reciprocidad cogniti- las condiciones del amor conyugal,
va, emocional y pragmática, la conyugalidad será armoniosa o
mediante la cual ambos miembros disarmónica. Con todo, la armonía
negocian un acuerdo que implica un implica la capacidad de resolver
pensar amoroso (reconocimiento y razonablemente los conflictos con-
valoración), un sentir amoroso (ter- yugales, incluso mediante la separa-

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ción y el divorcio, por lo que, a los DISFUNCIONES RELACIONALES


efectos de su influencia sobre los FAMILIARES
hijos, se pueden considerar parejas
conyugalmente armoniosas aquéllas La combinación de las dos
que negocian adecuadamente, con dimensiones relacionales descritas,
independencia de su estado civil. conyugalidad y parentalidad, crea,
Por otra parte, conyugalidad y pa- según su predominio relativo, cuatro
rentalidad son variables relacionales grandes modalidades posibles de
independientes, aunque con un familia de origen, como muestra la
cierto grado de influencia recíproca. Figura nº 1. De ellas, la definida por
Por eso vale la pena considerar las la conyugalidad armoniosa y la
posibilidades de una conservación o parentalidad primariamente conser-
de un deterioro primarios de la vada es la que más posibilidades
parentalidad, previos a cualquier ofrece de aportar una nutrición rela-
influencia que sobre ella pueda ejer- cional plenamente satisfactoria. En
cer la conyugalidad. ella, los padres tienen una buena
capacidad de resolver adecuada-
Al igual que la personalidad indi- mente los conflictos que viven
vidual se construye con identidad y como pareja, a la vez que crían a
narrativa, el sistema familiar se arti- sus hijos con una buena oferta
cula en términos de mitología y amorosa a niveles cognitivo, emo-
organización. La mitología familiar cional y pragmático.
es el espacio donde convergen y
del que brotan las narraciones indi- Las familias con tendencias dis-
viduales de los miembros del siste- funcionales ocupan los restantes
ma. Constituye, por tanto un territo- tres cuadrantes de la Figura nº 1,
rio de negociación narrativa, cuyo siempre en función del estado en
resultado son los mitos, en los que que se hallen en ellas las citadas
coexisten un clima emocional deter- dimensiones relacionales, parentali-
minado, elementos cognitivos, que dad y conyugalidad. Se distinguirán,
son los valores y las creencias, y así, familias trianguladoras, depriva-
elementos pragmáticos, que son los doras y caotizadoras.
rituales. A su vez, la organización es
el resultado del desarrollo evolutivo Las familias trianguladoras son
de las estructuras familiares a lo aquéllas en las que se combina una
largo del ciclo vital, y en ella se dis- conyugalidad disarmónica con una
tinguen aspectos tan importantes parentalidad primariamente conser-
como la jerarquía, la cohesión y la vada. Los padres, razonablemente
adaptabilidad. Mitología y organiza- implicados de entrada en cubrir las
ción familiares se condicionan necesidades nutricias de los hijos,
mutuamente, a la vez que brindan pueden perder el rumbo ante la
un marco relacional riquísimo para irrupción de serias dificultades para
la construcción y el desarrollo de la resolver sus propios conflictos con-
personalidad de los miembros del yugales. Y, eventualmente, recurren
sistema. a los hijos con diversas propuestas

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de alianza, creándoles unos proble- padres formalmente bien adapta-


mas que denotan el deterioro dos, que no llaman la atención de
secundario de la parentalidad. los servicios sociales y que son bien
Desde este punto de vista, y sin valorados por los de salud mental,
excluir otras posibles acepciones si bien fracasan a los niveles más
del término (Goldbeter, 1.999), defi- profundos en los que sus propias
nimos la triangulación como la necesidades nutricias priman sobre
implicación disfuncional de los hijos las de los hijos.
en la resolución de los problemas
relacionales de los padres. Si la conyugalidad disarmónica
coexiste con la parentalidad prima-
Cuando los padres no presentan riamente deteriorada, la situación
dificultades relevantes en el plano relacional en que se produce la
conyugal, pero se muestran incom- crianza de los hijos puede ser califi-
petentes primariamente en el ejerci- cada de caótica. Se trata de familias
cio de la parentalidad, hablamos de con gravísimas carencias nutricias,
deprivación, situación generadora que exponen a sus hijos a toda
de importantes carencias en la clase de riesgos, entre los cuales no
nutrición relacional de los hijos. Esta son el menor los severos defectos
modalidad de familia suele atender en la sociabilización. Sin embargo,
las necesidades materiales de por ser tan evidentes sus carencias,
éstos, e incluso ofrecerles modelos estas familias pueden generar fácil-
positivos de sociabilización desde mente recursos compensatorios,
una adecuada o, incluso, eventual- tanto externos como internos. Los
mente excesiva normatividad. Son externos vienen de la mano de in-

Figura 1

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tervenciones correctoras, terapéuti- negocios mafiosos de los malhe-


cas o solidarias, ya sean espontáne- chores habituales. Por eso éstos
as o profesionales, mientras que los deciden dar caza al vampiro, al
internos son un efecto colateral de que, en una siniestra farsa de lo
la conyugalidad disarmónica, que que luego sería la justicia nazi,
puede provocar reacciones parenta- procesan y condenan. La magis-
les paradójicas en uno de los proge- tral interpretación de Peter Lorre
nitores. muestra a la perfección la terrible
paradoja del psicópata, a la vez
víctima y verdugo.
LOS TRASTORNOS DE LA
PERSONALIDAD EN LA Pero la derrota del nazismo hizo
NOSOLOGÍA PSIQUIÁTRICA imposible mantener unas propues-
tas que estaban demasiado conta-
Desde los primeros intentos de minadas de complicidad con los
clasificar los trastornos mentales, horrores de los campos de concen-
se describieron cuadros caracteri- tración. Además, Partridge había in-
zados por conducta inadaptada, troducido en Estados Unidos el tér-
escasa productividad social y falta mino Sociopatía, mucho más acor-
de conciencia moral. Emil Kraepe- de con la ideología americana del
lin, en la edición de 1915 de su fa- New Deal, saturada de optimismo
moso manual de psiquiatría, intro- sociológico (Partridge, 1930). Por
dujo el término Personalidad Psico- supuesto que el sueño americano
pática, que, acorde con las directri- también podía fracasar, pero cuan-
ces imperantes en la Alemania de do esto ocurría, en los barrios mar-
aquel tiempo, adquirió las connota- ginales de las grandes ciudades, el
ciones de ser una patología here- personaje emblemático era un
do-degenerativa de raices biológi- gangster violento aunque razona-
cas. Esa fue la concepción domi- blemente sociabilizado.
nante mientras duró el liderazgo
alemán de la psiquiatría, y el perso- El Chicago de la Ley Seca en
naje que mejor la ilustraba era el los años treinta del siglo veinte es
delincuente inmoral o amoral, que un buen marco, también mimado
acababa su vida en la cárcel o en el por el cine, para estos inadapta-
manicomio. dos parasociales, los Al Capone y
compañía, verdadera aristocracia
“M el vampiro de Dusseldorf”, de la sociopatía. Se codeaban
la espléndida película de Fritz con las autoridades corruptas en
Lang, sirve de buen ejemplo. Un medio del lujo, mientras, solida-
paidófilo asesino en serie tiene rios con su clan, dirimían a tiro
aterrorizada a la ciudad alemana, limpio sus diferencias con otras
a la vez que preocupada al bandas y con la policía.
hampa, puesto que la policía,
activada por sus crímenes, está En los años 50, el movimiento
interfiriendo seriamente en los americano de trabajo social desem-

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barcó en el campo de la salud men- El trastorno límite de persona-


tal, encontrando que el término de lidad es, aunque sea implícita-
sociopatía era aún demasiado médi- mente, el diagnóstico más popu-
co para su gusto. El objeto caracte- lar de la historia del cine, y si no
rístico de la intervención de los tra- ahí están las películas de los
bajadores sociales seguía siendo el actores malditos, tipo James
mismo, es decir, la violencia, el Dean o Marlon Brando, los rebel-
abuso, la drogodependencia y, en des sin causa, las leyes de la
definitiva, la marginación y la pobre- calle, o los guiones inspirados en
za, pero, desde su epistemología, Tennessee Williams o Patricia
se propuso, como alternativa, el Highsmith. Personajes tortura-
nuevo concepto de Familia Multi- dos, empecinados en su auto-
problemática, que supuso un paso destrucción antes de rendirse al
más en la sociologización del mundo convencional o al autori-
campo. Siempre se ha debatido, y tarismo paterno.
se sigue haciendo en nuestros días,
si la pobreza es un factor relevante Con el paso de los años, el T.L.P.
en el deterioro de la salud mental no ha cesado de distanciarse de su
(Costello, 2003). primer significado psicopatológico
de trastorno limítrofe psico-neuróti-
En “Ladybird ladybird”, un bello co, para asumir contenidos propios
film de Ken Loach, una pobre de la personalidad psicopática. Y,
mujer que intenta salir del abismo aún en la actualidad, amplios secto-
junto con sus hijos, es acosada res de opinión lo siguen consideran-
por los servicios sociales, que no do incurable y se sorprenden cuan-
creen en sus posibilidades de do mejoran en el curso de un trata-
regeneración junto a un inmigran- miento (Gunderson, 2003).
te que la ama, y continúan perci-
biéndola como caótica y poten-
cialmente peligrosa para los LOS TRASTORNOS DE LA
menores. PERSONALIDAD EN LA
PSIQUIATRÍA ACTUAL
Simultáneamente, el síndrome o
trastorno borderline, que pronto se Y llegamos así al último paso sig-
convertiría en Trastorno Límite de nificativo de la nosología psiquiátrica
Personalidad, surgía con la inten- para clasificar los trastornos de per-
ción de llenar el espacio existente sonalidad. La American Psychiatric
entre psicosis y neurosis, que era, Association, en su serie de manuales
en cierto modo, el que ya ocupaba diagnósticos y estadísticos de los
la antigua psicopatía. Sólo que, trastornos mentales (los sucesivos
ahora, ésta renacía desprovista de DSM), acaba distinguiendo un Eje II,
contenidos geneticistas y con una propio de los trastornos de la perso-
clara voluntad de comprensión psi- nalidad, distinto del Eje I, que corres-
coanalítica. ponde a los trastornos clínicos.

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La intención es buena, puesto áreas de la psiquiatría clásica: Psi-


que sin duda se trata de flexibilizar cosis (Grupo A), Psicopatías (Grupo
el diagnóstico, admitiendo la posi- B) y Neurosis (Grupo C). Pero, para
bilidad de múltiples variantes den- lo que aquí interesa, vale también
tro de cada entidad clínica, en fun- reparar en las características espe-
ción da la personalidad subyacen- cíficas del grupo B.
te. Sin embargo, en la práctica, se
introduce una dicotomía profunda Por una parte, el panorama se
entre síntomas clínicos y personali- enriquece notablemente con la
dad, que no tienen que guardar inclusión de tres modalidades dis-
relación mútua. Como veremos tintas y complementarias: un patrón
más adelante, esta separación no de desprecio y violación de los de-
tiene ninguna justificación desde el rechos de los demás (el Trastorno
punto de vista psico-relacional, Antisocial), un patrón de inestabili-
que, de forma natural, impone una dad impulsiva en las relaciones
continuidad entre las distintas interpersonales (el Trastorno Límite)
manifestaciones psicológicas, nor- y un patrón de grandiosidad, nece-
males y patológicas. sidad de admiración y falta de
empatía (el Trastorno Narcisista).
El Eje II del DSM-IV-TR (American
Psychiatric Association, 2000) dis- Por otra parte, desaparece casi
tingue tres grupos de Trastornos de totalmente la dimensión social de
la Personalidad: los trastornos de la personalidad,
antaño representada por las socio-
— Grupo A: Trastorno Paranoide, patías y, de forma extrema, por las
Trastorno Esquizoide y Tras- familias multiproblemáticas. Para
torno Esquizotípico de Perso- encontrar sus restos en el DSM-IV,
nalidad. hay que excavar en la letra pequeña
del Eje I, donde, bajo el epígrafe
— Grupo B: Trastorno Antisocial, Otros problemas que pueden ser
Trastorno Límite, Trastono His- objeto de atención clínica, aparecen
triónico y Trastorno Narcisista fenómenos como: problemas de
de Personalidad. relación (paterno-filiales, conyugales,
entre hermanos), problemas relacio-
— Grupo C: Trastorno por Evita- nados con el abuso o la negligencia
ción, Trastorno por Dependen- (abuso físico, abuso sexual, negli-
cia y Trastorno Obsesivo- gencia de la infancia), comportamien-
Compulsivo de la Personali- to antisocial en la niñez o la adoles-
dad. cencia, así como en la edad adulta,
etc. En definitiva, una verdadera
Resulta evidente que, con alguna desintegración y dispersión de los
pequeña modificación (paso del aspectos más sociales de los tras-
Trastorno Histriónico del Grupo B al tornos de la personalidad, que, en la
Grupo C), los tres grupos resultan práctica, impiden su manejo diag-
superponibles a las tres grandes nóstico por parte de los clínicos.

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La personalidad y sus trastornos desde una perspectiva sistémica

LOS TRASTORNOS DE LA agrupando los diversos tras-


VINCULACIÓN SOCIAL tornos con el denominador
común de la ansiedad, incluida
Todas las denominaciones utiliza- la distimia.
das por la psiquiatría para hacer
referencia a los trastornos de la 2. Trastornos Psicóticos: coinci-
conducta con déficit de adaptación den, a grandes rasgos, con el
social y supuestamente centrados correspondiente capítulo del
en estructuras patológicas de la DSM-IV, estructurados en tor-
personalidad, han sido propuestas no a las esquizofrenias y las
desde perspectivas parciales y ses- psicosis delirantes.
gadas, carentes de una visión inte-
grada del ser humano. Así ocurre 3. Trastornos Depresivos: corres-
con la psicopatía biologicista, con la ponden al espacio de la anti-
sociopatía y la familia multiproble- gua psicosis maniaco-depresi-
mática sociologistas y, desde luego, va, incorporando su separa-
con los trastornos de la personali- ción del tronco psicótico pro-
dad del DSM-IV, artificialmente puesta por el DSM-IV, y reco-
separados del resto de manifesta- nociendo el mucho mayor
ciones psicopatológicas. peso específico de lo depresi-
vo respecto de lo maníaco.
En coherencia con la definición
de personalidad propuesta aquí 4. Trastornos de la Vinculación
desde una perspectiva relacional, el Social: herederos de la antigua
trastorno de personalidad subyace psicopatía, y definidos como
necesariamente a toda manifesta- trastornos de la conducta con
ción psicopatológica estructurada, déficit de adaptación social,
puesto que no hay saltos de conti- impulsividad y destructividad.
nuidad en el psiquismo. Distinguire-
mos, pues, cuatro grandes áreas
psicopatológicas, dotadas todas ALGUNAS HIPÓTESIS
ellas de un espacio de personalidad RELACIONALES PARA LOS
problemática específica, y argumen- TRASTORNOS DE LA
taremos a favor de la existencia de PERSONALIDAD
unas ciertas peculiaridades relacio-
nales subyacentes, también especí- Reflexionando sobre las disfun-
ficas. Se trata de las tres grandes ciones relacionales más importantes
categorías de la psiquiatría clásica, que se puedan producir bajo el
a las que se vendría a añadir una signo de la triangulación, la depriva-
cuarta correspondiente a las depre- ción y la caotización (Figura nº 1), es
siones, desgajadas del campo psi- posible describir algunas correspon-
cótico: dencias con las áreas psicopatoló-
gicas que se acaban de referir y, en
1. Trastornos Neuróticos: recupe- consecuencia, con las personalida-
ran la antigua denominación, des problemáticas específicas sub-

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yacentes (los llamados trastornos Pero, además, aquí se ubicarán


de la personalidad). La Figura nº 2 trastornos de la personalidad del
muestra un posible esquema ubica- grupo C, definidos preferentemente
torio de tales correspondencias. por la ansiedad, como el de evita-
ción y el ob-sesivo-compulsivo, así
Los Trastornos Neuróticos se como, eventualmente, el histriónico,
sitúan plenamente dentro del espa- correspondiente al grupo B.
cio de las triangulaciones (Fig. nº 2,
“1”). En efecto, desde la metáfora Los Trastornos Psicóticos (Fig. nº
edípica que inspiró la teoría psicoa- 2, “2”) pueden ser entendidos,
nalítica de las neurosis, éstas están desde el punto de vista relacional,
asociadas a una situación relacional como un resultado de la desconfir-
definida por una alianza con un pro- mación, fenómeno comunicacional
genitor y una relación conflictiva con consistente en la experiencia subje-
el otro. Es evidente que la disarmo- tiva de la negación de la propia
nía conyugal subyacente en la pare- existencia por parte de figuras rele-
ja parental, junto con un interés pri- vantes de las que se depende. Aun-
mario por los hijos que hace de que la desconfirmación se produce
ellos aliados apetecibles, constituye con las máximas frecuencia e inten-
el caldo de cultivo adecuado para el sidad en situaciones de triangula-
desarrollo de estas triangulaciones, ción, también puede darse en las de
que llamaremos manipulatorias. Los deprivación y caotización. Similar
síntomas neuróticos pueden anidar distribución seguirán los trastornos
en los entresijos de estas relaciones de la personalidad del grupo A, a
trianguladas, que admiten numero- saber, el esquizoide, el esquizotími-
sas fórmulas y combinaciones. co y el esquizotípico.

Figura 2

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La personalidad y sus trastornos desde una perspectiva sistémica

Los Trastornos Depresivos res- 1.- Sociopatías. Trastornos de la


ponden a una pauta relacional pre- vinculación social caracterizados
sidida fundamentalmente por la exi- fundamentalmente por su relación
gencia y la falta de valoración o con la pobreza y otros factores
descalificación, que tiende a produ- sociales desestabilizantes, como la
cirse con frecuencia en el espacio inmigración de riesgo. Existe una
de las deprivaciones (Fig. nº 2, “3”). amplia coincidencia con las familias
Se trata, sobre todo, de la llamada multiproblemáticas, tratándose de
depresión mayor, que se acompaña personas que desarrollan una cierta
en su ubicación relacional del tras- parasociabilidad no exenta de habi-
torno depresivo de personali- lidades relacionales. Tienden a
dad (anunciado por la A.P.A. como depender de los servicios sociales y
de inminente inclusión en un futuro a conectarse con iguales, con el
D.S.M. V) y, eventualmente, del tras- peligro de caer en redes marginales
torno de la personalidad por depen- y mafiosas.
dencia, correspondiente al grupo C.
La prolongación del área depresiva 2.- Trastornos Límite. Trastornos
hacia el espacio de las caotizacio- de la vinculación social caracteriza-
nes (Fig. nº 2, “4”) corresponde al dos fundamentalmente por la ten-
trastorno bipolar, que, aún teniendo dencia a la impulsividad y al aisla-
en común con la depresión mayor el miento, como resultado del fracaso
substrato de descalificación, suele en el establecimiento de relaciones
mostrar, a diferencia de aquélla, una sociales estables. Son personas
conyugalidad disarmónica. inadaptadas laboralmente, con una
gran inestabilidad relacional, que
En cuanto a los Trastornos de la pueden desarrollar múltiples y cam-
Vinculación Social, que constituyen biantes síntomas de las constelacio-
el tema central de este artículo, apa- nes neurótica, psicótica y depresiva.
recen distribuidos entre los tres
espacios relacionales disfuncionales A falta de ulteriores investigacio-
(Fig. nº 2, “5”). Aplicando la lógica nes que permitan su eventual des-
del DSM-IV, se trataría de trastornos gajamiento, se incluirán en este
de la personalidad en estado casi grupo los trastornos narcisistas,
puro, sin otra mezcla de manifesta- caracterizados por una conducta
ciones clínicas inscribibles en el Eje I grandiosa y arrogante y una tenden-
que aquellos otros problemas que cia a envidiar y explotar a los
pueden ser objeto de atención clíni- demás. Por el momento carecemos
ca a que se hizo referencia más arri- de datos para describir sus bases
ba. Sin embargo, se incluirán en este relacionales, y tenemos la impresión
apartado las principales variantes de de que no son muy distintas de las
inadaptación social que, a lo largo que asignamos a los trastornos lími-
de la historia de la psiquiatría, han te.
sido tipificadas y descritas como
trastornos psicopatológicos. Se dis- 3.- Trastornos Antisociales. Tras-
tinguirán así tres grandes grupos: tornos de la vinculación social

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Juan Luis Linares

caracterizados fundamentalmente que estas familias se suelen hallar


por la tendencia a la agresividad y la hundidas.
destructividad, con marcados ras-
gos impulsivos y carencia de nor- Los padres, a menudo desde muy
matividad y sentido moral. Es en jóvenes, se pelean contínuamente,
este grupo donde pueden manifes- protagonizando episodios de nota-
tarse más fácilmente conductas ble violencia que les conduce a
delictivas graves, aunque existen abandonarse y separarse, tantas
importantes vías de paso con socio- veces como a reconciliarse y volver-
patías y trastornos límites. se a juntar. La fidelidad no es una
cualidad muy relevante en ese con-
texto, por lo que no resulta extraño
HIPÓTESIS RELACIONALES que se establezcan relaciones espo-
ESPECÍFICAS PARA LOS rádicas con terceras personas, a
TRASTORNOS DE LA veces en un clima de franca promis-
VINCULACIÓN SOCIAL : 1. cuidad, ni que, en los abandonos
LAS SOCIOPATÍAS resultantes, proliferen las familias
monoparentales. Si la violencia
En la Fig. nº 2, “5”, se observan puede ser expresión de la frustra-
distintas áreas que se distribuyen ción conyugal, vehiculizada por la
por los tres espacios de disfuncio- impulsividad y las tendencias actua-
nalidad relacional, correspondientes doras, el sexo se convierte en una
a las triangulaciones, las deprivacio- seudo-solución, encargada de crear
nes y las caotizaciones. la ficción de un vínculo sólido, en
realidad inexistente. Por eso estas
Las sociopatías se sitúan de parejas comunican una impresión
pleno en el espacio de las caotiza- de apasionamiento tormentoso,
ciones (Fig. nº 2, “6”), definido por contradictorio y desconcertante,
una conyugalidad disarmónica y capaz de confundir a observadores
una parentalidad primariamente ingénuos.
deteriorada. Se trata, en efecto, de
familias que, desde muy pronto, a En semejante atmósfera, tan
menudo desde la constitución de la explosiva como caótica, los niños
pareja fundacional, fracasan tanto vienen al mundo con el sello de estar
en el plano conyugal, sumiéndose abandonados a su destino. La condi-
en un mar de desavenencias y des- ción prolífica de estas familias des-
encuentros, como en el parental, orienta a los servicios sociales, que
incurriendo en negligencias masivas tienden a atribuirla a la pura irrespon-
para con los niños. Ambos rasgos sabilidad, siendo así que su sentido
pueden aparecer de la mano de cir- es más complejo. Irresponsables, sí,
cunstancias vitales críticas y nove- si por tal se entiende carentes de la
dosas, pero es más frecuente que capacidad reflexiva que permita anti-
se transmitan intergeneracionalmen- cipar las necesidades de los niños y
te, promovidos por la cultura de la garantizar su satisfacción, pero tam-
pobreza y del desarraigo social en bién aferrados desesperadamente a

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La personalidad y sus trastornos desde una perspectiva sistémica

una parentalidad prolífica, físicamen- interior o del exterior del sistema, y


te pujante, en contraste con su dete- pueden ser entendidos como reac-
rioro relacional. De nuevo aquí se ciones ecológicas ante la profunda
asiste a una atribución de significado carencia estructural, exhibida provo-
simbólico, que quiere ver en los vín- cadoramente a los cuatro vientos.
culos parentales el arraigo transge- Cuando más honda es la sima que
neracional de que tan dramática- separa a los progenitores y más
mente se carece. Por eso, paradóji- sumidos están éstos en dinámicas
camente, y no sólo por ganas de fas- destructivas, uno de ellos puede
tidiar, estas familias reaccionan con reaccionar tomando el timón familiar
fiereza cuando se ven amenazadas y salvando a los niños del naufragio.
con la pérdida de los hijos. Además, en cualquier momento, la
familia extensa puede intervenir
Pero, mientras tanto, no hay duda sacando fuerzas de flaqueza para
de que éstos pueden correr una suministrar una ayuda modesta pero
suerte incierta, al albur de una caoti- oportuna. Por no hablar de otros
cidad que, a veces, manifiesta pose- agentes externos, tanto espontáne-
er leyes crueles. Mal vestidos, mal os como profesionales, que son inci-
alimentados y con escasa higiene tados a intervenir para hacer frente a
personal, llaman la atención en el las carencias de todo tipo que la
colegio por su impuntualidad y situación evidencia. Estas interven-
absentismo, o por ser portadores de ciones pueden resultar contraprodu-
estigmas de violencia física. Los centes si se realizan exclusivamente
vecinos denuncian el abandono, desde perspectivas controladoras,
cuando no son motivo de una trági- represoras o sustitutorias, pero, muy
ca noticia de accidente doméstico, a menudo, suponen aportes de
con el trasfondo relacional de las nutrición relacional que resultan pre-
peleas de los padres, las visitas ciosos para la maduración de la per-
intempestivas de amantes no menos sonalidad de los niños.
violentos y el contínuo abuso de
alcohol y otras drogas. Y no puede He ahí una de las razones de que,
extrañar que todo ello tenga efectos aún siendo estas familias relacional-
sobre la personalidad de los niños, mente caóticas un vivero de socio-
que, cuando menos, se desarrollará patía, no todos sus miembros sigan
con una sociabilización defectuosa, ese sendero. Las restantes razones
tanto en la vertiente normativa como son atribuibles a la complejidad y a
en la protectora. la incertidumbre.

Pero las familias caóticas tienen


una cualidad muy importante: su LOS TRASTORNOS LÍMITE
capacidad, también paradójica, de
generar recursos relacionales en lo La ubicación de los Trastornos
que, de entrada, parece un terreno Límite en el esquema de las disfun-
nutricionalmente yermo. Estos recur- cionalidades relacionales básicas en
sos proceden, indistintamente, del la familia de origen (Fig. nº 2, “7”)

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Juan Luis Linares

muestra dos variantes posibles, una tanciándose a su vez. También


en el espacio de las triangulaciones puede ocurrir que el progenitor alia-
y otra en el de las deprivaciones. Tal do sea frío y poco nutricio, mientras
es también, por el momento, la hi- que el antagónico sea más cálido e
pótesis concerniente al Trastorno intenso, pero rígido y autoritario.
Narcisista, incluyendo el Narcisismo Ninguno de los dos ofrece, en cual-
Maligno (Kernberg, 1984 ). quier caso, un agarradero sólido
para vincularse.
Las triangulaciones surgen cuan-
do una parentalidad primariamente En el espacio de las deprivacio-
conservada se ve deteriorada nes se desarrollan dinámicas rela-
secundariamente por el impacto de cionales definidas por una parenta-
una conyugalidad disarmónica, lo lidad primariamente deteriorada y
cual facilita que los hijos se vean una conyugalidad armoniosa, gene-
invitados a participar, con escasas ralmente bajo el signo de la com-
posibilidades de resistirse, en los plementariedad. Los padres, bien
juegos relacionales disfuncionales avenidos entre sí, se muestran
de los padres. Como ya hemos incapaces de atender a las necesi-
visto, existen diversas modalidades dades nutricias del hijo, al que per-
de triangulación, entre las cuales ciben como molesto y lleno de
las manipulatorias se relacionan defectos. Si predomina la exigencia
con los fenómenos neuróticos y las y la escasa valoración de sus
desconfirmadoras con los psicóti- esfuerzos, es probable que el resul-
cos. En este contexto, podemos lla- tado se encamine por la vía de la
mar triangulación equívoca a una depresión mayor, pero si lo que
situación relacional en la que los destaca es una actitud de rechazo,
padres, muy separados entre sí, mezclada con una pseudo-hiper-
descuidan la crianza del hijo en la protección que apunta más a sacu-
interesada creencia de que es el dirse la fastidiosa presencia
otro el que se encarga de ella. Cada demandante del hijo que a satisfa-
uno cumple con sus funciones a cer sus necesidades, se estarán
regañadientes, sin disimular dema- sentando las bases para el desarro-
siado su cansancio y su contrarie- llo de un trastorno límite. En ambos
dad, sintiendo que lo que se ve casos se ve profundamente afecta-
obligado a hacer es el injusto resul- da la nutrición relacional del niño,
tado de la inhibición del otro. En bajo una superficie de exquisito
una variante, el niño dispone de un respeto por las apariencias de ade-
progenitor muy cercano, casi fusio- cuación social. Pero, si en el prime-
nal, que no admite la menor vacila- ro se produce una hipersociabilidad
ción en la incondicionalidad de la normativa, que convierte al depresi-
relación, mientras que el otro apro- vo en esclavo de la honorabilidad
vecha la ocasión para alejarse infle- de la fachada, en el segundo la nor-
xiblemente. A la larga, cuando el matividad social fracasa, y con ella
ciclo vital impone dinámicas auto- la capacidad de construir vínculos
nomizadoras, el primero acaba dis- estables.

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La personalidad y sus trastornos desde una perspectiva sistémica

EL TRASTORNO ANTISOCIAL relacionales de la psicopatología,


que se viene desarrollando desde
La Fig. nº 2, “8” muestra a los hace años y que ha dado ya algu-
Trastornos Antisociales situados a nos frutos relevantes en los campos
caballo entre el espacio de las de los trastornos depresivos (depre-
deprivaciones y el de las caotizacio- siones mayores y distimias) (Linares
nes. Y es que, en efecto, en ambos y Campo, 2000) y de las psicosis
pueden darse las circunstancias (Linares, Castelló y Colilles, 2001).
para unas pautas de conducta anti- En la actualidad está en marcha el
social que suponen una profunda programa correspondiente a los
desnutrición relacional teñida por el trastornos de la personalidad, que
fracaso más rotundo de la normati- se desarrollará durante los próximos
vidad. años.

La raiz deprivada del trastorno Los trastornos de la personalidad


antisocial puede activarse cuando, no constituyen un territorio indepen-
en el contexto relacional del trastor- diente en el campo de la psicopato-
no límite deprivado, el rechazo del logía ni son superponibles de forma
hijo se hace tan evidente que domi- arbitraria o aleatoria a las restantes
na sobre cualquier conato sociabili- manifestaciones sintomáticas. Por
zador. En cuanto a la raiz caótica, el contrario, existe un continuum
puede ser operativa cuando las coherente en la mente humana, que
duras condiciones de la sociopatía hace que una personalidad específi-
no se ven atemperadas por recur- ca esté necesariamente presente en
sos compensatorios internos o cualquier fenómeno psíquico, nor-
externos. En ambas circunstancias, mal o patológico.
se sientan las bases para el de-
sarrollo de conductas que implican Los cuatro grandes espacios de
el desprecio y la violación de los de- la psicopatología, neurosis, psico-
rechos de los demás, que se con- sis, depresiones y trastornos de la
vierten en objetos de satisfacción vinculación social, poseen, en con-
inmediata de los deseos y caprichos secuencia, sus respectivas dimen-
propios. Verdaderos depredadores siones de personalidad problemáti-
humanos, los sujetos así criados ca, que, a su vez, se corresponden
ilustran mejor que otros la máxima con otras tantas áreas de disfuncio-
de que el mal existe, y no es otra nalidad relacional. De entre los cua-
cosa que la ausencia de amor. tro, los trastornos de la vinculación
social, herederos de las antiguas
personalidades psicopáticas, son
CONSIDERACIONES FINALES los que conforman el objeto prefe-
rente de reflexión de estas páginas,
Todo cuanto queda expuesto dividiéndose a su vez en tres grupos
concerniente a los trastornos de la dotados de sustratos relacionales
personalidad se apoya en una diferentes en las familias de origen:
investigación clínica sobre las bases las sociopatías (caotizaciones), los

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Juan Luis Linares

trastornos límite (triangulaciones y gía, dependiendo de las circunstan-


deprivaciones) y los trastornos anti- cias individuales, familiares y socia-
sociales (deprivaciones y caotiza- les concurrentes (Lykken, 1995).
ciones).
Como, igualmente, la infinita ca-
La delincuencia y el crimen, máxi- pacidad del ecosistema de generar
mas y extremas expresiones de los recursos relacionalmente nutricios,
trastornos de la vinculación social, puede convertir en resilientes a los
pueden ser alcanzados desde cual- sujetos marcados por las circuns-
quiera de sus variantes, pero tam- tancias más adversas, salvándolos
bién desde la normalidad relacional de incurrir en éstas y en otras pato-
y desde la ausencia de psicopatolo- logías.

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