Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Las reglas que regulan la celebración y ejecución de los tratados en los que
participan dichas organizaciones son entonces en parte diferentes a
aquellas que gobiernan los tratados entre Estados, diferencias que derivan
precisamente de las propias especificidades de las organizaciones
internacionales: capacidad, formación de la voluntad, expresión del
consentimiento, etc. Así, el convenio constitutivo, carta o constitución de
las organizaciones internacionales determina sus funciones y competencias
y, en particular, es el instrumento que les confiere personería jurídica y
determina su capacidad jurídica para establecer tratados con otros sujetos
Este principio de Pacta sunt servanda, según el cual los tratados deben ser
cumplidos por las partes que se obligaron, constituye la base esencial del
derecho de los tratados y, en general, del funcionamiento armónico y
pacífico de la comunidad internacional. Por ello, algunos teóricos han
considerado que esta norma representa el principio base, la norma
fundamental y más elemental de todo el sistema jurídico del derecho
internacional, de la cual depende la validez de las reglas de este derecho.
Según su criterio, que esta Corte acoge, resulta imposible pensar el derecho
internacional como disciplina autónoma sin presuponer una norma
como Pacta sunt servanda, por lo cual ella es sin lugar a dudas unos de los
principios de derecho internacional reconocidos por Colombia (CP art. 9º)
Así, frente a esas doctrinas extremas, Alfred Verdross y otros autores han
defendido una tesis intermedia[37]. Según esta concepción, la doctrina
dualista es inadmisible en la realidad jurídica contemporánea, pues
existen conflictos y relaciones entre las Constituciones y los mandatos del
derecho internacional. No son pues órdenes paralelos. El monismo
constitucionalista tampoco es aceptable pues conduce a la incertidumbre
de las relaciones internacionales y a la erosión misma del derecho
internacional. Pero el monismo internacionalista radical, como el de
Kelsen, tampoco refleja la práctica jurídica, pues no es cierto que toda
norma estatal -y sobre todo constitucional- contraria al derecho
internacional sea automáticamente nula en el plano interno de los
Estados, pues los tribunales estatales deben obediencia primariamente a
su propio ordenamiento jurídico. Por consiguiente, concluye Verdross
"sólo puede dar cuenta de la realidad jurídica una teoría que,
reconociendo, desde luego, la posibilidad de conflictos entre el Derecho
Internacional y el derecho interno, advierta que tales conflictos no tienen
carácter definitivo y encuentran su solución en la unidad del sistema
jurídico." Esto es, una teoría que "mantiene la distinción entre el Derecho
Internacional y el derecho estatal, pero subraya al propio tiempo su
conexión dentro de un sistema jurídico unitario basado en la constitución
de la comunidad jurídica internacional".
Centro Administrativo Municipal CAM
Calle 44 N° 52-165. Código Postal 50015
Línea de Atención a la Ciudadanía: (57) 44 44 144
Conmutador: 385 5555 Medellín - Colombia
Esta tesis intermedia, que Verdross califica de “monismo moderado”, y
que otros autores denominan de otras maneras, es defendida por
numerosos teóricos como la doctrina que mejor refleja la práctica jurídica
contemporánea[38]. Así, por no citar sino otro ejemplo, Manuel Díez de
Velasco acoge esta misma perspectiva de un monismo moderado, que en el
fondo tiene ciertas connotaciones dualistas moderadas, puesto que
defiende una primacía indirecta del derecho internacional, la cual opera no
por la vía de la nulidad de las normas internas contrarias a un tratado sino
de la responsabilidad internacional de aquel Estado que invoca su derecho
interno para incumplir las obligaciones derivadas de un tratado. Este autor
señala que si bien la actuación de normas internas contrarias a un tratado
vigente engendran responsabilidad internacional, ello no quiere decir que
"las normas internas contrarias al DI y las decisiones judiciales y
administrativas que en ellas se hacen incurran en un vicio de nulidad
automático" puesto que en la gran mayoría de los casos "y salvo disposición
expresa en contrario, son plenamente eficaces y aplicables por los
tribunales y autoridades internos, aunque engendren responsabilidad
internacional"[39].
67- La Corte considera que esa postura intermedia, que muchos sectores de
la doctrina internacional ya habían aceptado antes de la redacción de las
convenciones de Viena sobre los tratados, en manera alguna vulnera la
Carta, puesto que es una regulación razonable, ya que permite un desarrollo
dinámico de las relaciones internacionales sin comprometer la autonomía
de los Estados ni de las organizaciones internacionales.
74- Los artículos 54 y 57 establecen una regla general pues precisan que
todo tratado puede terminar o ser suspendido conforme lo establezcan sus
propias disposiciones o, en cualquier momento, por consentimiento de
todas las partes en el mismo. Por su parte, el artículo 55 precisa que la
reducción del número de partes en un tratado a aquel que era necesario para
su entrada en vigor no implica su terminación automática, salvo que el
82- Estas normas instrumentales son idénticas a las consagradas por Viena
I en la misma materia y tienen un sentido práctico importante, pues son
mecanismos razonables para conferir seguridad, publicidad y transparencia
a las relaciones internacionales derivadas de los tratados, bases del derecho
internacional público contemporáneo, que excluye la diplomacia secreta,
por ser contraria a los principios democráticos y a la buena fe internacional.
La Corte Constitucional no encuentra entonces en esas disposiciones
ninguna objeción constitucional.
84- La Corte destaca que Viena II no prohibe las reservas y por tanto,
siguiendo los principios consuetudinarios y las reglas codificadas en Viena
I, el gobierno colombiano puede formular reservas y declaraciones al
momento de prestar el consentimiento internacional al presente tratado,
siempre y cuando ellas sean compatibles con su objeto y fin. Esta
Corporación, al estudiar la presente convención, encontró algunas
objeciones constitucionales en relación con la regulación de las formas de
prestación del consentimiento internacional y la posibilidad de la
aplicación provisional de los tratados, por lo cual el Gobierno deberá
formular las correspondientes reservas y declaraciones interpretativos,
pues ellas, lejos de ser incompatibles con el objeto y fin de Viena II, lo que
hacen es precisar la posición colombiana, a fin de que el país pueda adquirir
y cumplir sus obligaciones internacionales con transparencia y de buena fe,
presupuesto para poder una rigurosa aplicación al principio esencial en esta
materia: Pacta sunt servanda
III. DECISIÓN
RESUELVE