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Jueves 08 de agosto
"SEAMOS SANTOS"
3. Reflexión (Reinaldo)
Domingo Savio, llevaba unos seis meses en el Oratorio de San Francisco de Sales de
Turín, cuando escuchó a Don Bosco afirmar que Dios quiere que todos seamos santos,
y que es fácil serlo…
Motivado por estas palabras, y después de pensarlo le dijo a Don Bosco: “Tengo
absoluta necesidad de ser santo”.
Ser santos: no es una conquista, una meta anhelada, sino que es un don de Dios, es
la vida de Dios, es la acción del Espíritu Santo en nosotros. Dios que es amor, nos
invita a vivir en profunda relación de amor con él, a compartir su vida, a ser santos.
Es una invitación personal, con nombre y apellido, y que espera una respuesta
personal…
Ser santos es aceptar la amistad que el Señor nos ofrece. No se trata de una relación
intimista, puesto que nos compromete a amarnos entre nosotros como hermanos.
Implica trabajar con todas las fuerzas para construir una sociedad más justa y
fraterna.
Ser santos implica ser alegres (Domingo Savio)
Ser santos es compartir la vida (Laura Vicuña)
Ser santos es entregarse a los demás (Cardenal Silva Henríquez)
Ser santos es cumplir con nuestros deberes (Ceferino Namuncurá)
4. Canción (Joaquín)
5. Oración (Pablo)
Hagamos silencio para orar como comunidad. Primero, en forma personal, cada uno
presente al Señor sus necesidades, sus sufrimientos, sus proyectos.
(Si estima conveniente agrega otras intenciones. Concluye la oración con el Padre nuestro; Bajo tu
amparo.)
Señor Jesús,
en este mes en el que celebramos el nacimiento de S. Juan Bosco,
Padre y Maestro de la Juventud,
te damos gracias por ofrecernos tu amistad
y darnos la oportunidad de ser por siempre tus amigos.
Ayúdanos a ser siempre fieles a tu amor de amigo,
a dar testimonio de tu amor ante todos los que nos ven,
a dialogar siempre contigo,
a confiar siempre en ti,
a encontrarte en la eucaristía,
a pedirte perdón por nuestras faltas de amor,
de modo que, en todo momento,
seamos los buenos cristianos y honestos ciudadanos
que Don Bosco soñó de nosotros.
A ti sea el honor y la gloria, por los siglos de los siglos.
Amén.