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El profesional reflexivo
Cómo piensan los profesionales
cuando actúan
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Bace,.naB,tlpg.g \ilD
Titulo original: The Reflecüve Pracüüoner How Professionals ThinkinAcüon
Publicado en inglés por Basic Books, ADivision of HarperCollins Publishers
I'edición,1998
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los üh:la¡es d.el <Copyrighb>,
bajo las sanciones establecidas en las leyes, Ia reproducción total o parcial de esta obra por
cualquier medio o procedimiento, comprendidos Ia reprograña y el tratamiento informáüco,
y la distribución de ejemplares de ella mediante aiquiler o préstamo pú.blicos.
ISBN: 84-493-0556-X
Depósito legal: B-13.421l I 998
LA CRISIS DE CONFIANZA
EN EL CONOCIMIENTO
PROFESIONAL
l. Everett Hughes, <<The Study of Occupations>>, en Robert K. Merton, Leonard Broom y Leonard S.
Cottrell, Jr. (comps.), Sociology Today, Nueva York, Basic Books, 1959.
Z.H.L.Wilensky, <<The Professionalization of Everyone?>>,American Journalof Sociology, T0 (sep-
tiembre de 1964), págs. 137-158.
16 | Conocimiento profesional y reflexión desde la acción
3. Por ejemplo, Scott Thtow, One L: An Inside Account of Life in the First year
al Harvard Law Scho-
o/, Nueva York, G.P. Putnam's Sons, 1977.
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4. Ivan lllich, A Celebration of Awareness: A Call for Institutional Revolution, Garden City, N.Y.,
Doubleday, 1970.
5. Véase, por ejemplo,The New Professionals, Gross y Osterman (comps.), Nueva York, Simon and
Schuster, 1972.
6. Kenneth Lynn, introducción a <<The Professions>, edición de otoño de 1963 de Daedalus, Journal
of theAmerican Academy of Arts and Sciences,pá9.649.
18 | Conocimiento profesional y reflexión desde la acción
ni siquiera puede prepararse su desayuno sin utilizar los instrumentos, más o menos
¡
misteriosos para é1, que la técnica ha puesto a su disposición; y cuando se sienta pa-
ra desayunar y mira el periódico de la mañana, lee sobre una gama completa de in-
trincados y vitales temas y reconoce, si es sincero consigo mismo, que no ha adqui-
rido la competencia para juzgar la mayor parte de ellos.?
Es notable cómo muchos de los que han contribuido a este simposio ponen de
relieve la multiplicidad de demandas que se plantean al sacerdote contemporáneo,
al profesor, al médico y a los científicos.r8
En casi todos los artículos, la nota más sonada fue el problema de un éxi-
to atribuido, en palabras de Bernard Barber, al hecho de que
14. Wilbert Moore, The Professions, Nueva York, Russell Sage Foundation, 1970, págs. l5-16.
15. Lieberman, Tyranny of Expertise, pá9. 54.
16. Paul Freund, <The Legal Professions> , Daedalus (otoño de 1963), pá9.696.
17. Ibíd. pág.697.
18. Lynn, Daedalus (otoñode 1963), pág.651.
19. Bernard Barber, <<Some Problems in the Sociology of the Professions>>, Daedalns (otoño de
1963), pág.686.
20 | Conocimiento profesional y reflexión desde la acción
En la pasada mitad del siglo nuestras ciudades han superado nuestros conceptos
y nuestras herramientas, y he tratado de mostrar que la comprensión superficial del
tipo de cambios que acompaña a la magnitud de los cambios nos ha conducido atra-
tar con remedios inadecuados las enfermedades de nuestras áreas urbanas...2' ?
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20. James Gustafson, <The Clergy in the United States>, Daedalus (otoño de 1963), pág.743.
21. william Alonso, <cities and city Planners>,, en Daedalus (otoño de 1963), pág. g3g.
La crisis de confianza en el conocimiento profesional I Zt
22.Yéasemi Beyond the Stable States, Nueva York, Random House, 1971, para un análisis de éstas.
23.Psr ejemplo, Peter Marris y Martin Rein, Dilemmas of Social Reform, Nueva York, Atherton
Press, 1967.
22 | Conocimiento profesionaly reflexión desde la acción
Con los escándalos del seguro médico del Estado y el seguro de enfer-
medad, con el Watergate y sus consecuencias, la imagen pública de las pro-
fesiones estuvo aún más empañada. Aparentemente no se podía contar con
los profesionales para controlarse a sí mismos, para vivir con Íureglo a la
honradez que les situaba por encima del nivel de ética del público en gene-
ral. Como cualquier otro, parecían dispuestos a poner su especial estatus al
servicio de un uso privado.
De forma acumulativa, estos sucesos no sólo minaron programas socia-
les particulares, creando dudas acerca de sus estrategias de intervención sub-
yacentes, y de sus modelos de mundo, sino que generaron un omnipresente
sentido de la complejidad de los fenómenos con los que los científicos y los
profesionales en general estaban intentando tratar. Los sucesos de mediados
de los sesenta y primeros años setenta erosionaron la confianzadel público,
y de los profesionales mismos, de que allí hubiera una base de teorías y téc-
nicas suficientes para erradicar las dificultades que afligían ala sociedad. En
efecto, estas dificultades parecían, al menos en parte, atribuibles al desme-
surado orgullo de la pericia profesional.
En 1982 no hay profesión que pueda congratularse con el tono triunfan-
te de la edición de 1963 de Daedalus. En lugar de la continua impaciencia f
de la juventud por embarcarse en c¿ureras profesionales aparentemente se- -J
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guras y remuneradas, las profesiones están en medio de una crisis de con- {
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mantendrá construidos los diques tanto tiempo como haya agua en una co-
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rriente en los Estados Unidos... [sin referencia a] los valores que esos diques
destruyen>>. Y concluye que
los profesionales... puede contarse con ellos para hacer su trabajo pero no necesa-
riamente para definirlo.'n
25. Arlene K. Daniels, <<How Free Should Professions Be?>>, en Eliot Freidson (comp.), The Profes-
sions and Their Prospecfs, Beverly Hills, Sage Publications , 197 | , pág. 56.
26. Alan Gartner, The Preparation of Human Service Professionals, Nueva York, Human Sciences
Press, 1976, pág.l2l.
27. Robert Perucci, <<In the Service of Man: Radical Movements in the Professions'>, en Halmos,
P rofe s s ionali sm and S o c i a I C han g e, pigs. 17 9 - 19 4.
28. Véanse, por ejemplo, David Halberstam, The Best and the Brightest, Nueva York, Random Hou-
se;1972, y Charles R. Morris, The Cost of Good Intentions, Nueva York, W.W. Norton, 1980.
29. Charles Reich, The Law of the Planned Society,citadoen Lieberman.Tyranny of Expertise,pág.268.
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dos, y David Rutstein fue sólo uno de los primeros, entre muchos médicos,
en reflexionar públicamente sobre el fracaso del sistema de asistencia sani-
taria para seguir el mismo ritmo en investigación médica y tecnología que la
enonne expansión habida en la inversión nacional.3o
Algunos observadores también han notado una tendencia hacia la des-
profesionalización, En grupos profesionales tan diversos como los ingenie-
ros, profesores, músicos, científicos, médicos y estadísticos, ha habido una
disminución en el mercado de trabajo y un declive en el estatus económico y
en las condiciones de trabajo, un modelo de cambio institucional que ha sidó
etiquetado de forma variada como <<burocratizaci6n>>, <<industrialización>r, o
incluso <proletarización>> de las profesiones.3' Los profesionales se están sin-
dicando en un número cada vez mayor, aparentemente en reconocimiento de
su estatus como trabajadores en una buroctacia,más que como unos directi-
vos autónomos de sus propias c¿ureras.
La crisis de confianzaenlas profesiones, y quizátambién el declive en Ia j
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autoimagen profesional, parece tener sus raíces en un creciente escepticismo
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acercade la efectividad profesional en el más amplio de los sentidor, unu J
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céptica revalorización de la verdadera contribuciOn ut bienestar de la socie- "r- {
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La crisis de confianza en elconocimiento profesional I ZS
fesionales desean <desprofesionalizar las profesiones... mediante la creación de una circunscripción para-
profesional o subprofesional y dotarla de un poder creciente adecuado al poder de los profesionales ple-
namente autorizados>> (pág.7). Pero llega a decir que <<las verdaderas campañas radicales de denuncia co-
rren parejas con las exigencias políticas para una provisión más generosa, y más equitativamente
distribuida, competente, y por tanto presumiblemente profesional, de los servicios personales>> (pá9.7).
33. Dr. Ephraim Friedman, decano de la Facultad de Medicina Albert Einstein, comunicación priva-
da al autor.
34.Dr. William Pownes, antiguo decano de la Facultad de Dirección de Empresas Sloan, comunica-
ción privada al autor.
35. Dr. Harvey Brooks, antiguo decano de la Facultad de Física Aplicada de la Universidad de Har-
vard, comunicación privada al autor.
26 | Conocimiento profesional y reflexión desde la acción
El dilema del profesional hoy en día está en el hecho de que los dos extremos
del vacío que espera llenar con su profesión están cambiando rápidamente: el cuer-
po de conocimientos que debe utilizar y las expectativas de la sociedad a la que de-
be servir. Estos dos cambios tienen su origen en un mismo factor común: el cambio
tecnológico... El problema no puede ser interesadamente expresado en términos de
demasiada tecnología. Más bien se trata de si podemos generar un cambio tecnoló-
gico suficientemente rápido para afiontar las expectativas y demandas que la tecno-
logía misma ha generado. Y las cuatro profesiones ingeniería, gestión
-medicina,
de empresas y educación- pueden llevar el peso de la responsabilidad para gene-
rar y conducir este cambio. Esto plantea al profesional una exigencia de adaptabili-
dad que no tiene precedentes.3o
36. Harvey Brooks, <<The Dilemmas of Engineering Education>>,IEEE Spectrum (febrero de 1967),
pág.89.
37.Íbíd., pág. 90.
38. El lenguaje aquí se toma prestado de John Dewey. En su Logic: the Theory of Inquiry, Dewey
propuso que los problemas se construyen a partir de situaciones de carácter indeterminado, de situaciones
problemáticas, que aprehendemos a través de la experiencia de la preocupación, la dificultad o la duda.
39. Russell Ackoff, <<The Future of Operational Research is Pasb>, Journal of Operational Research
Society,30. 2, Pergamon Press, Ltd.,1979, págs. 93-lM.
La crisis de confianza en el conocimiento profesional
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los directivos no se enfrentan a unos problemas que son independientes unos de otros,
sino a unas situaciones dinámicas que consisten en sistemas complejos de proble-
mas cambiantes que interactúan entre sí. Yo llamo a estas situaciones revoltiios.
Los problemas son abstracciones extraídas de los revoltijos mediante el análisis;
son respecto a los revoltijos lo que los átomos son respecto a las tablas y gráficos...
Los directivos no resuelven problemas: controlan revoltijos.*
l. A.M. Carr-Saunders, Professions: Their Organization and Place in Society, Oxford, The Claren-
don Press, 1928. Citado en Vollmer y Mills (comps.), Professionalization, Englewood Cliffs, N.J., Prenti-
ce-Hall, 1966,pág.3.
32 | Conocimiento profesional y reflexión desde la acción
El mismo autor sostiene además que las profesiones son ocupaciones al-
tamente especializadas, y que
las dos principales bases para la especialización en una profesión son: a) el campo
sus-
tantivo de conocimiento que el especialista declara dominar, y b) la técnica á" pro-
ducción o aplicación de conocimiento en la que el especialistarlivindica su dominio.a
2' Wilbert Moore, The Professions, Nueva York, Russell Sage Foundation,
1970, pág.56.
3.Ibíd.
4.Ibíd., pág.l4r.
5- Jethro Lieberman, Tyranny of Expertise. Nueva york, walker and
compan y, pág- 55.
6. Nathan Glazer, <Schoorsof theMinorprofessions>>,Minerva(1g74),pZg.1io."
De la racionalidad técnica a la reflexión desde la acción
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<disciplinadas por un fin no ambiguo éxito en un litigio, prove-
-salud,
cho- que se arraigaen las mentes de los hombresn,t y operan en contextos
institucionales estables. Por lo tanto, están arraigadas en un conocimiento
sistemático y fundamental del que el conocimiento científico es el prototipo,s
o tienen además <<un alto componente de conocimiento estrictamente tecno-
lógico, que se basa en la ciencia, en la educación que proporcionan>>.n Por
contra, las profesiones secundarias adolecen de unos fines inestables y am-
biguos y de unos contextos o prácticas institucionales inestables, y son por
lo tanto incapaces de desarrollar una base de conocimiento profesional siste-
mático y científico. Para Glazer, el desarrollo de la base de un conocimiento
científico depende de fines fijos, inequívocos, porque la prácticaprofesional
es una actividad instrumental. Si la ciencia aplicada consiste en el conoci-
miento empírico acumulativo acerca de los medios más adecuados para la
elección de fines, ¿cómo puede una profesión basarse ella misma en la cien-
cia cuando sus fines son confusos o inestables?
El conocimiento sistemático, base de una profesión, se piensa que tiene
cuatro propiedades fundamentales. Es espec íaliLado, fi rmemente estableci-
do, científico y estandarizado. Este último punto es particularmente impor-
tante porque se fundamenta en la relación paradigmáticaque se asienta, de
acuerdo con la racionalidad técnica, entre la base del conocimiento de la pro-
fesión y su práctica. En palabras de Wilbert Moore,
si cada problema profesional fuera único en todos sus aspectos, las soluciones serían
en el mejor de los casos accidentales y, por 1o tanto, no habúa nada que hacer con el
conocimiento experto. Lo que estamos sugiriendo, por el contrario, es que hay uni-
formidades suficientes en los problemas y en los mecanismos p¿ua resolverlos co-
mo para cualificar a los que los solucionan como profesionales... los profesionales
aplican principios muy generales, un conocimiento estandarizado, para concretar
ro
los problemas...
7.Ibíd., p6g.363.
8.Ibíd., pá9.348.
9.Ibíd., pág.349.
10. Moore, The Profession, pág. 56.
I l. Edgar Schein, Professional Education, Nueva York, McGraw-Hill, 1973,pág. 43.
34 Conocimiento profesional y reflexión desde la acción
el vacío principal es, desde luego, el fracaso en desarrollar un cuerpo general de co-
nocimientos que se apoye precisamente en este problema, del modo en el que la pro-
fesión médica, con sus campos científicos auxiliares, ha desarrollado un enorme
cuerpo de conocimientos con el cual cura las enfermedades humanas.
Las ciencias en las que propone arraigar su profesión son <<la teoría de las
comunicaciones, la sociologíao la psicologíade las comunicaciones de ma-
sas, o la psicología del upr*Oiraje en su aplicación a la lecturarr.'o No obs-
tante, desafortunadamente, encuentra que
la mayor parte del trabajo profesional de cada día utiliza, más bien, reglas y regu-
laciones locales de reglas empíricas específicas y sistemas de catálogo general...
Los problemas de selección y organización son tratados con unas bases altamente
empíricas, concretamente, con muy poca referencia a los principios científicos ge-
nerales.r5
12.Ibíd.,pág.39.
13. William Goode, reimpreso en Vollmer y Mills, Professionalization,pág.39.
l4.Ibíd.
l5.Ibíd.
De la racionalidad técnica a la reflexión desde la acción I gS
La mayor parte de los currículos de las escuelas profesionales pueden ser ana-
lizados en términos de la forma y el ritmo de estos tres elementos [del conocimien-
to profesional]. Normalmente el currículo profesional empiezacon un núcleo de
asignaturas comunes seguido de elementos de la ciencia aplicada. Los componen-
tes actitudinales y de habilidad son normalmente etiquetados como <<practicum>> o
<trabajo clínico> y se pueden proporcionar simultáneamente con los componentes
de ciencia aplicada, o pueden tener lugar incluso más tarde en la educación profe-
sional, dependiendo de la disponibilidad de clientes o de la facilidad para la simula-
ción de las realidades que el profesional tendrá que afrontar.2o
El uso del término <<habilidaü por Schein tiene másque un interés pa-
sajero. Desde el punto de vista del modelo de racionalidad técnica, insti-
tucionalizado en el currículo profesional, el conocimiento real yace en las
teorías y las técnicas de la ciencia básica y aplicada. De aquí que estas disci-
plinas deberían venir primero. Las <<habilidades> en el uso de la teoría y la
técnica para resolver problemas específicos deberían venir más tarde, cuan-
el gsluuranre
oo er
do lra aprendido
estudiante ha ra ciencia
apreuuru() la clencla importante
rmporranre porque no
-pnmero,
-primero,
puede aprender habilidades de aplicación hasta que haya aprendido conoci-
miento aplicable, y segundo porque las habilidades son un tipo ambiguo y
secundario de conocimiento. Después de todo, hay algo de perturbador en
denominarlas <<conocimiento>>.
Una vez más, la medicina es el ejemplo prototípico. Desde el Informe
Flexner, que revolucionó la educación médica en las primeras décadas de este
siglo, las facultades de medicina han dedicado los primeros dos años de estu-
dio a las ciencias básicas -1uímica, fisiología, patología- como <el funda-
mento apropiado para la posterior formación clínico>.2r Incluso la disposición
física del currículo refleja la división básica entre los elementos de conoci-
miento profesional:
2l . Barry Thorne, <Professional Education in Medicino>, en Education for the Professions of Medi-
cine, Law, Theology and SocialWelfare, Nueva York, McGraw-Hill, 1973,pág.30.
22.[bíd., pág.31.
23.tbíd.
38 | Conocimiento profesional y reflexión desde la acción
Cuando Langdell declaraba que el derecho era una ciencia... esto significaba
que sus principios deberían desarrollarse a partir del análisis de las previas decisio-
nes de los tribunales, análisis que podía utilizarse para predecir unas posteriores.
Igual que Charles William Eliot estaba introduciendo el laboratorio experimental en
el estudio de las ciencias naturales en Harvard, así fue la declaración de Langdell
con el estudio de los casos decididos previamente.2s
24. Alan Gartner, Preparation of Human Service Professionals, Nueva York, Human Sciences Press,
1976, pág. 80.
25.[bíd.,pág.93.
26. Derek Bok, .<The President's Report>>, reimpreso en The Harvard Magazine (mayo-junio de
1979), pág.83.
27.Lbíd.,pág.84.
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De la racionalidad técnica a la reflexión desde la acción an
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ce más complejo>>- y ello impide al profesorado dedicarse a <trabajar in-
tensamente para desarrollar generalizaciones mejores, teorías y métodos que
puedan ser utilizados en su día para acometer problemas colectivos a través
de vías más efectivas>>.2E Lo que es especialmente interesante en este argu-
mento es su mala interpretación de lo que muchos profesores que utilizan
el estudio de casos de la empresa considerarían el corazónde su enseñanza: el
análisis cuidadosamente orientado de innumerables casos sacados de los
contextos empresariales del mundo real para ayudar a los estudiantes a desa-
rrollar las habilidades paru la resolución de un problema genérico, esencial
para una dirección efectiva. Aunque algunos de los más firmes defensores de
la enseñanza del caso admiten que no pueden definir estas habilidades, o re-
lacionarlas con una teoría general, creen que el método del caso se mantiene
firme por sus propios y únicos méritos.2e El rector Bok ha hecho una supo-
sición contraria. Ét ¿a por sentado que el profesorado de la escuela de em-
presariales acepta tanto la misión de desarrollar <<mejores generalizaciones,
teorías y métodos>>;, cofilo la idea normativa de un currículo que antepongá
los principios generales y los métodos a las habilidades de aplicación. Para los
miembros del profesorado que piensan que están compror.netidos con un ti-
po muy diferente de empresa educativa, él razona desde una incontestable
creencia en un currículo normativo que deriva del.modelo de la racionalidad
técnica.
28. rbíd.
29.De conversaciones privadas con tres miembros del profesorado de la Facultad de Empresariales
de Harvard.
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30. Véase, por ejemplo, Richard J. Bernstein, The Restructuring of Social and Political Theory,Nue-
va York, Harcourt Brace Jovanovich. 1976.
31. Utilicé este término por primera vez en Technology and Change, Nueva York, Delacorte Press,
1966.
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De fa racionalidad técnica a la reflexión desde la acción | 41
32. Auguste Comte, citado en Jürgen Habermas, Knowledge and Human Interests, Boston, Beacon
Press, 1968, pág.77.
42 | Conocimiento profesional y reflexión desde la acción
33. Desde luego, el problema de la falta de acuerdo acerca de los fines ha llamado la atención de mu-
chos de los protagonistas de la epistemología positivista de la práctica. Las aproximaciones a este proble-
ma han llevado desde la búsqueda de un fin último, a los que todos los demás podrían esta¡ subordinados,
hasta un <<disolvente universal> para los fines, como en las funciones de utilidad de los economistas del
bienestar, y hasta la <ingeniería social por etapas> propuesta por Karl Popper Para una discusión de dichas
aproximaciones, de sus defectos y sus méritos, véase Charles Frankel, <The Relation of Theory to Practi-
ce: Some Standard Views>', en Social Theory and Social Intervention, Frankel y otros (comps.), Cleveland,
Case Western Reserve University Press, 1968.
De la racionalidad técnica a la reflexión desde la acción | 43
a suplantar
de la prácticatécnica basada en la ciencia que estaban destinados
la destreza y el talento artístico. Ya que, de acuerdo con la epistemología
po-
sitivista de la práctica,la destreza y el talento artístico no tenían un lugar per-
manente en el conocimiento práctico riguroso'
Las universidades llegaron a la mayoría de edad en los Estados Unidos,
asumida ya su ahora conocida estructura y estilos de funcionamiento, a fina-
les del sigto xx y principios del xx, cuando la ciencia y la tecnología estaban
en ascenso y la hegemonía intelectual del positivismo empezaba a estar
esta-
blecida. Aunque nunca estuvieron totalmente extinguidas en las universida-
des estadounidenses otras tradiciones de pensamiento --+n efecto, en algu-
nos lugares lograban mantener algún modo de dominio local- no obstante,
en los Estados Unidos, más que en cualquier otra nación, excepto Alemania,
el alma misma de la universidad estaba entregadaalaempresa científica, ala
actitud vital del programa tecnológico y al positivismo.
En efecto, u puttir de la tradición germánica, llevada a los Estados Uni-
dos después de lá guena civil por los jóvenes estadounidenses graduados en
las univirsidades áI"-unur, el nuevo concepto de universidad como una ins-
titución de investigación multitudinaria echó sus raíces en los Estados Unidos,
primero en la Universidad Johns Hopkins, la fundación de la cual fue <<quiz6
Ll acontecimiento más decisivo en la historia del aprendizaje en el hemisfe-
rio occidental>>.30 Y a partir del modelo de la Johns Hopkins, las demás uni-
versidades empezaton u formarse en torno al ideal alemán y a manifestar, co-
mo Edward Shils ha escrito,
39. Bernard Barber, en <<Some Problems in the Sociology of the Professions>>, Daedalus (otoño de
1963), pág.674.
40. Everett Hughes, <Higher Education and the Professions> , en Content and Context: Essays on Co-
Ilege Education,Carl Kaysen (comp.), Nueva York, McGraw-Hill, 1973,pig.660-
tr¡rr'':'r
truidos a partir de los materiales de las situaciones problemáticas que son im-
comprensibles, preocupantes e inciertas. Para convertir una situación pro-
blemática en un problema, el profesional debe hacer cierto tipo de trabajo.
Tiene que dar sentido a una situación incierta que inicialmente no lo tiene.
Cuando los profesionales consideran qué ca¡retera trazagpor ejemplo, nor-
malmente se encuentran con una situación compleja y mal definida en la que
las cuestiones geogriíficas, topológicas, financieras, económicas y políticas,
están todas confusamente entremezcladas. Una vez que, de un modo u otro,
han decidido qué carretera construirán y se disponen a considerar el mejor
modo de hacerlo, pueden tener un problema que resolverán mediante la apli-
cación de las técnicas disponibles; pero cuando la ca¡retera que han trazado
lleva inesperadamente a la destrucción de un barrio, pueden encontra¡se, otra
vez, en una situación de irresolución.
Es este tipo de situación la que los profesionales están llegando a ver, ca-
davez más, como central para su práctica. Están llegando a reconocer que,
aunque el encuadre del problema es una condición necesaria para la resolu-
ción técnica del problema, no es en sí mismo un problema técnico. Cuando
planteamos el problema, seleccionamos lo que trataremos como los <<asun-
tos>> de la situación, establecemos los límites de nuestra atención respecto a
ello, le imponemos una coherencia que nos permita decir lo que está equivo-
cado y en qué direcciones necesita ser cambiada la situación. Encuadrar el
problema es un proceso en el que, interactivamente, nombramos las cosas a
las que prestaremos atención y enmarcamos elcontexto en el que las aten-
deremos.
Incluso cuando un problema ha sido construido, puede eludir las catego-
rías de la ciencia aplicada porque se presenta como único o inestable. Paraie-
solver un problema mediante la aplicación de la teoría o la técnica existente,
un profesional debe ser cap¿rz de extrapolar estas categorías a características
de la situación práctica. Cuando un dietista encuentra una dieta deficiente en
lisina, por ejemplo, pueden recomendarse suplementos dietéticos conocidos
por su contenido en lisina. Un médico que reconoce un caso de sarampión
puede ttazarlo en un sistema de técnicas de diagnóstico, tratamiento y pro-
nóstico. Pero un único caso cae fuera de las categorías de la teoría aplicaOa;
una situación inestable se les escapa. Un médico no puede aplicar técnicas es-
tándar a un caso que no está en los libros. Y un dietista qué trata de llevar a
cabo una intervención dietética planificada en una comunidad rural de Cen-
troamérica puede descubrir que la intervención fracasa porque la situación se
ha convertido en alguna otra cosa, distinta a aquella pata la que se planificó.
*
*
$
De la racionalidad técnica a la reflexión desde la acción I Og
tre los partidarios del paradigma formal, en que las tempranas expectativas
eran exageradas. Los paradigmas formales han sido provechosamente em-
pleados para resolver problemas en ¿áreas relativamente poco exigentes tales
como el control de inventarios y la logística. Generalmente han fracasado a
la hora de producir resultados efectivos en los problemas más complejos y
menos claramente definidos de la dirección empresarial, la política de vi-
vienda, o la justicia criminal.
Los seguidores del paradigma formal han respondido a este desagrada-
ble descubrimiento de varias maneras diferentes. Algunos han continuado
ejerciendo su oficio en las áreas menos exigentes del campo. Algunos han
abandonado su formación original para orientarse hacia problemas del mun-
do real. Otros han decidido tratar los paradigmas formales como <<sondas>> o
<metáforas> útiles solamente como fuentes de nuevas perspectivas en las si-
tuaciones complejas. Pero para la mayor parte, el uso de modelos formales
ha procedido como si tuviera vida propia. Impelidos por el desarrollo de las
cuestiones referentes a la teoría y la técnica, el paradigma formal se ha hecho
divergente a partir de los problemas relativos a la práctica en el mundo real.
Y los profesionales cuya elección permanece en el terreno elevado han con-
tinuado con el uso de los modelos formales para problemas complejos, bas-
tante inconscientes respecto a las dificultades sufridas siempre que se hace
un serio intento para implementarlos.
Muchos profesionales han adoptado esta respuesta ante el dilema del ri-
gor o la relevancia, reduciendo la situación prácticapara que encaje con el
conocimiento profesional. Esto lo hacen de diferentes maneras. Pueden mos-
tra¡se selectivamente desatentos a los datos que caen fuera de sus categorías.
Los diseñadores de sistemas de información empresarial, por ejemplo, pue-
den simplemente evitar el reparar en cómo sus sistemas provocan juegos de
control y evasión. Pueden utilizar <<categoúas chatarrD> para la explicación,
al margen de los datos discrepantes, cuando los analistas técnicos algunas
veces atribuyen el fracaso de sus recomendaciones a la <<personalidad>> o a
los <<políticos>>.ot O pueden tratar de forzar la situación hacia un paradigma
que es apto para el uso de las técnicas disponibles. De este modo, un inge-
niero industrial puede simplificar el verdadero dispositivo de un sistema de
fabricación para hacerlo más fácil de analiztri o, más ominosamente, miem-
bros de profesiones auxiliares pueden deshacerse de los clientes que oponen
41. El término está tomado de Clifford Geertz, <Thick Description: Toward and Interpretive Theory
of Culture>, en Clifford Geertz, The Interpretation of Cultures, Nueva York, Basic Books, 1973 (trad.
cast.: Conocimiento local: ensayos sobre la interpretación de las culturas, Barcelona, Paidós, 1994)-
52 | Conocimiento profesional y reflexión desde la acción
Tanto las escuelas más viejas como las más nuevas han <<casi abdicado de
su responsabilidad de formación en la habilidad profesional central>>,4' en
gran parte porque tal formación tendría que estar radicada en una ciencia del
proyecto que todavía no existe. Simon propone construir una ciencia del pro-
yecto mediante la emulación y la extensión de los métodos de optimización
que han sido desarrollados en la teoría de la decisión estadística y en la cien-
cia empresarial. Un problema de optimización es un problema bien estable-
cido del siguiente tipo:
Se suministra una lista de alimentos; las variables dominantes son las cantida-
des de los diversos alimentos que han de incluirse en la dieta. Los parámetros am-
bientales son los precios y los contenidos nutritivos (calorías, vitaminas, minerales,
etc.) de cada uno de los alimentos. La función de utilidad es el coste (con un signo
<<menos>> adjunto) de la dieta, sujeta a las restricciones, digamos, de que no conten-
ga más de 2.000 calorías aldía, que se encuentren especificadas las necesidades mí-
44. Herbert Simon, The Sciences of the Artificial,Cambndge, Mass., MIT Press, 1972,pág.55.
45. Ibíd., pág.56.
46.Ibíd.
47 .lbíd., pá9. 57 .
54 | Conocimiento profesional y reflexión desde la acción
No hay una sola tesis principal avanzada, ya sea por los positivistas del siglo
xrx, o el Círculo de Viena, que no haya sido devastadoramente criticada cuando ha
sido medida con los propios estándares de los positivistas para el debate filosófico.
Las formulaciones originales de la dicotomía analítico-sintético y el criterio de ve-
rificabilidad del significado han sido abandonados. Se ha mostrado efectivamente
que la comprensión de los positivistas de las ciencias naturales y de las disciplinas
48.Ibíd., pág.61.
De la racionalidad técnica a la reflexión desde la acción
I UU
Entre los filósofos de la ciencia ninguno quiere por más tiempo ser lla-
mado positivista, y hay un renacimiento del interés por los temas antiguos
de destreza, aÍte y mito cuya suerte pretendieron haber decidido
-temas
los positivistas una vez-. No obstante, parece claro que el dilema que
aflige a las profesiones no solamente se mueve sobre la ciencia per se sino
sobre la visión positivista de la ciencia. Desde esta perspectiva, tendemos
a ver la ciencia, después de lo real, como un cuerpo de proposiciones esta-
blecidas, derivadas de la investigación. Cuando reconocemos su utilidad
limitada en la práctica, experimentamos el dilema del rigor o la relevancia.
Pero podemos también considerar la ciencia, antes que la realidad, como
un proceso en el que los científicos se esfuerzan por resolver las dudas y
exhiben artes de investigación relacionadas con esas dudas y las artes de la
práctica.
Vamos entonces a reconsiderar la cuestión del conocimiento profesional;
vamos a demostrar la falsedad de la cuestión. Si el modelo de la racionalidad
técnica es incompleto, si fracasa al dar cuenta de la competenciapráctica en
c
situaciones <<divergentes>>, mucho peor para el modelo. Vamos a buscar, en
g
lugar de eso, la epistemología de la práctica implícita en lo artístico, en los
!
procesos intuitivos que algunos profesionales aportan a las situaciones de in-
certidumbre, inestabilidad, carácter único y conflicto de valores.
50. Gilbert Ryle, <On Knowing How and Knowing That>>, enThe Concept of Mind, Londres, Hut-
cheson, 1949, pág.32.
5 I . Andrew Harrison, M aking and Thinking, Indianapolis, Hackett, 1 978.
52. Chester Barnard, enThe Fanctions of the Execufive, Cambridge, Mass., Harvard University
Press, 1968, primera publicación 1938, pág.3O2.
58 Conocimiento profesional y reflexión desde la acción
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De la racionalidad técnica a la reflexión desde la acción un
I
plendor de los chales se echó a perden>.t'Los que confeccionaban los cha-
les no tenían una habilidad innata para hacer buenos chales sino que <<sim-
plemente eran capaces, como muchos de nosotros lo somos, de reconocer
malos chales y sus propios errores. Durante generaciones... siempre que se
hacía uno malo era reconocido como tal, y por tanto no se repetío>.ó0 La in-
troducción de los colorantes de anilina desorganizó el proceso cultural de
diseño, debido a que el artesano de chales no produce totalmente nuevos di-
seños de alta calidad; podían tan sólo reconocer un <<ajuste malo>> dentro de
un patrón familiar.
Meditando sobre el ejemplo de Alexander, Geoffrey Vickers señala que
no son sólo los juicios artísticos, que se basan en un sentido de la forma, los
que no pueden ser enteramente expresados en palabras:
Los artistas, muy lejos de estar solos en esto, exhiben de forma más clara una
rarezaque está presente en todos los juicios semejantes. Podemos reconocer y des-
cribir las desviaciones respecto a una nonna mucho más claramente de lo que po-
demos describir la norma misma.u'
Solamente unos poco s pitcherspueden controlar todo el juego con una puraüa-
bilidad física. El resto tiene que aprender a adaptarse una vez quedan eliminados. Si
no pueden, están quemados.
[AdquieresJ una sensación especial de la pelota, un tipo de dominio que te per-
mite repetir exactamente la misma cosa que hiciste antes y que resultó exitosa.
Encontrar tu ranura tiene que ver con el estudio de esos hábitos ganadores y con
tratar de repetirlos cada vez que actúas.ós
'*
65. Jonathan Evan Maslow, <<Grooving on a Baseball Afternoon>, en Mainlíner (mayo de l98l), ,t
pá9.34. 6
.¿
De la racionalidad técnica a la reflexión desde la acción Ut
I
consigues una <<sensación de la peloto> que te permite <<repetir exactamente
la misma cosa que hiciste antes y que resultó exitosa>, te estás dando cuen-
ta, ala más mínima, de que has estado haciendo algo bien, y tus <<sensacio-
nes>> te permiten hacer ese algo otravez. Cuando tú <<estudias esos hábitos
ganadores>>, estás pensando en el saber cómo y eso te ha hecho capazde ga-
nar. Los pitchers parecen estar hablando de un tipo de reflexión sobre sus pa-
trones de acción, sobre las situaciones en las que están actuando, y en el sa-
ber cómo implícito en su actuación. Ellos est¿in reflexionando sobre la acción
y, en algunos casos, reflexionando desde la acción.
Cuando los buenos músicos de jazz improvisan juntos, también mani-
fiestan una <<sensación de>> su material y realizan en el acto ajustes a los so-
nidos que oyen. Escuchándose unos a otros y a sí mismos, sienten hacia
dónde va la música y ajustan su interpretación de acuerdo con ello. Pueden
hacer esto, primero de todo, porque su esfuerzo colectivo de invención mu-
sical hace uso de un esquema esquema métrico, melódico y armónico
-un
familiar para todos los participantes- que proporciona un orden predeci-
ble a lapieza. Además, cada uno de los músicos está listo para un reperto-
rio de figuras musicales que puede ofrecer en momentos apropiados. La im-
provisación consiste en la variación, combinación y recombinación de un
conjunto de figuras dentro del esquema que vincula y da coherencia ala ac-
tuación. Cuando los músicos sienten que la dirección de la música se está
desarrollando fuera de sus contribuciones entretejidas, alcanzan una nueva
sensación de ello y ajustan su actuación a la nueva sensación que han pro-
ducido. Ellos están reflexionando desde la acción de la música que están
creando colectivamente y de sus contribuciones individuales a ella, pen-
sando qué están haciendo y, eD el proceso, desarrollando su modo de ha-
cerlo. Desde luego, no necesitamos suponer que reflexionan desde la ac-
ción a base de palabras. Más probablemente, reflexionan a través de una
<<sensación de la músico> que no es diferente a la <<sensación de la pelota>
del pitcher.
Mucha reflexión desde la acción se apoya sobre la experiencia de la sor-
presa. Cuando la actuación intuitiva, espontánea, se somete nada más que a
los resultados que se esperan de ella, entonces no tendemos a pensar en la
misma. Pero cuando la actuación intuitiva nos lleva a sorpresas, agradables
o prometedoras, o no deseadas, podemos responder con la reflexión desde la
acción. Como elpítcher de béisbol, podemos reflexionar sobre nuestros <<há-
bitos ganadores>>; o como el músico de jazz, sobre nuestra sensación de la
música que hemos estado creando; o como el diseñador, sobre el desajuste
62 | Conocimiento profesionaly reflexión desde la acción
cuando se les pedía que añadieran pequeños bloques de diferentes formas y tama-
ños a los bloques que ya estaban equilibrados, añadían hasta diez bloques precaria-
mente uno encima del otro en el centro geométrico antes que distribuirlos en los ex-
tremos.6e
Y finalmente.
los niños hacían una pausa antes de cada ítem, toscamente valoraban la distribu-
ción del peso del bloque elevándolo (<tienes que ir con cuidado, algunas veces es
tan pesado en un lado como en otro, otras veces es más pesado en un lado>), infe-
rían el punto probable de equilibrio y entonces colocaban el objeto inmediata-
mente muy próximo a é1, sin hacer intentos primero de equilibrar en el centro geo-
métrico.73
70.Ibíd.
7l.Ibíd., pág.205.
72.rbíd.
73.[bíd.
64 | Conocimiento profesional y reflexión desde la acción
Incluso, aunque la serie de acciones del niño (de menor edad) da fe elocuente
de una teoría desde la acción implícita en su conducta, esto no debería tomarse co-
mo una capacidad para conceptualizar explícitamente sobre lo que se está haciendo
y por qué.tn
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74.[bíd.,pág.203. .ñ
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De la racionalidad técnica a la reflexión desde la acción 6U
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A medida que el niño estaba construyendo una teoría desde la acción en su ten-
tativa de equilibrar los bloques, nosotros, también, acto seguido hacíamos hipótesis
acerca de las teorías de los niños y proporcionábamos oportunidades para las res-
puestas positivas y negativas para verificar nuestras propias teorías.75
75.Ibíd., pág.199.
W
66 | Conocimiento profesional y reflexión desde la acción
Para adquirirel arte de la lectura en el tiempo más corto posible, cada individuo
debe ser enseñado totalmente apartado de los demás, y por tanto debe haber un mé-
todo separado para cada uno. Lo que crea una dificultad insuperable en uno no crea
la más mínima en otro, y viceversa. Un alumno tiene buena memoria, y es más fácil
para él memorizar las sílabas que comprender la vocalización de las consonantes;
otro reflexiona tranquilamente y comprende un método fonológico más racional;
otro tieneun fino instinto y comprende la regla de las combinaciones de palabras
mediante la lectura de un conjunto de palabras al mismo tiempo.
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acción
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De la racionalidad técnica a la reflexión desde la
Por estas razones, el estudio de la reflexión desde la acción tiene una im-
portancia clave. El dilema del rigor o la relevancia puede ser resuelto si po-
demos desarrollar una epistemología de la práctica que sitúe la resolución
técnica del problema dentro del contexto más amplio de una indagación re-
flexiva, muestre cómo la reflexión desde la acción puede ser rigurosa por
propio derecho, y vincule el arte de la práctica, en la incertidumbre y el ca-
rácter único, con el arte de la investigación del cientítico. Podemos de ese
modo incrementar la legitimidad de la reflexión desde la acción y alentar su
más amplia, profunda y rigurosa utilización.