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En la Guerra de Iom Kipur, 19 soldados israelíes lucharon durante 100 horas contra las
fuerzas superiores de Siria y sobrevivieron.
Estos son los héroes del puesto de avanzada 107. Esta es su historia.
La guerra comenzó ese día con un aluvión de artillería sobre el puesto de avanzada
de las fuerzas de defensa israelíes. La mayoría de las posiciones del puesto fueron
destruidas, incluyendo una gran cantidad de agua potable. Cuatro tanques
dirigidos por Shmuel Yajin del Batallón 74 de la Brigada 188, abrieron fuego y
destruyeron ocho tanques sirios que trataban de cruzar la frontera para atacar.
Camiones cargados con soldados sirios se acercaban hacia el puesto de avanzada.
El pelotón de Golani los destruyó a todos con sus ametralladoras y morteros
pesados.
Esa noche, los hombres vieron un convoy de vehículos militares sirios que llevaban
equipamiento antiaéreo y antitanque. Su comandante, Elimelej, envió una
advertencia por radio al tanque israelí, mientras que Nisim Avidan manejaba la
ametralladora y Amos disparaba una ronda de iluminación con su mortero para
iluminar el escenario. Nisim abrió fuego y el primer camión del convoy explotó. Los
tanques israelíes se unieron a la refriega y el convoy sirio fue destruido. Más tarde
esa misma noche, dos tanques israelíes fueron a recuperar a dos soldados israelíes
y a un prisionero de guerra sirio y los llevaron a los tres al puesto de avanzada. Les
habían disparado y la escalera de uno de los tanques estaba incendiada. Los
hombres del puesto de avanzada montaron guardia sobre los tanques toda la
noche, protegiéndolos de los comandos sirios armados con misiles Sagger
antitanques.
Elimelej Abraham
Iosi Tzadok
Los hombres se estaban quedando sin municiones, pero no había forma de reponerlas
bajo esa embestida.
Los hombres se estaban quedando sin municiones, pero no había forma reponerlas
bajo esa embestida. Esa noche se acercó al puesto de avanzada un transporte
blindado con personal sirio. Cuando entró al perímetro del puesto activó una mina
que mató a todos sus ocupantes, excepto un soldado sirio que fue tomado
prisionero.
Portugal:
Puesto de avanzada 107
Muy pronto otro tanque sirio apareció detrás del primero. Y luego otro más.
Tres horas más tarde había sobre la colina 110 tanques, casi una división armada
completa, amenazando su puesto.
”¡Me aseguro que alguien nos recuerde cuando los sirios nos maten a todos!”
Un soldado tomó la carcasa de un proyectil y grabó los nombres de los 19
soldados en la pared del búnker.
—¡Me aseguro que alguien nos recuerde cuando los sirios nos maten a todos! —le
respondió el soldado.
Amos, en el
medio, en el puesto de avanzada 107
Los hombres vieron que detrás del masivo convoy de tanques había jeeps que
llevaban oficiales sirios. Ellos se detuvieron y abrieron las mesas para estudiar los
mapas del terreno y planificar los futuros ataques contra Israel. Elimelej le ordenó a
Amos disparar sus dos últimas rondas de mortero a los oficiales. Ellos se
dispersaron y comprendieron que el puesto israelí todavía no había sido destruido.
Él disparó su ametralladora calibre .50 al tanque líder. Las balas rebotaron sobre el
tanque sin hacerle nada. No había forma de que pudieran penetrar el acorazado.
Nadie entendió lo que Nisim estaba pensando.
Ante la sorpresa de Amos, Nisim le respondió: “¡Estoy bien! ¡Estoy bien!”. Parecía
estar un poco aturdido, pero había sobrevivido a la embestida sin sufrir ni un
rasguño.
La mayoría de los tanques sirios comenzaron a avanzar hacia el occidente para
enfrentarse a los tanques israelíes, pero algunos giraron hacia el sur para atacar el
puesto de avanzada. Los hombres de Golani ahora enfrentaban la destrucción bajo
el masivo fuego enemigo. Casi no les quedaban municiones. Todo parecía estar
perdido.
Iosi todavía tenía su bazuca, con sólo unas pocas rondas que no podían causar
demasiado daño.
Era temerario.
Suicida.
Con la valentía de Amos para encontrar el rango y la posición, Iosi destruyó cuatro
tanques en un día. Los otros tanques bombardearon mortalmente sus posiciones,
furiosos porque un pobre puesto de avanzada israelí estaba atacando sus tanques
de batalla de fabricación rusa.
Al día siguiente continuaron los ataques. En medio del ruido del bombardeo, Iosi
gritó:
—¡No tenemos nada que pueda perforar un acorazado! ¡No contamos con ningún
arma contra un tanque!
—Fósforo blanco.
El gesto de Iosi lo dijo todo. Ambos sabían que el fósforo blanco era impotente
contra los tanques sirios. Por lo general lo utilizaban para iluminar un área antes de
un bombardeo, para crear un humo espeso o para quemar combustible o
municiones, pero no infligiría ningún daño. ¿Para qué molestarse en usarlo?
—Muy bien —Dijo Amos, y cargó el proyectil de fosforo blanco dentro del tubo del
arma. Iosi estaba listo.
—¡Encuéntrame un objetivo!
Amos levantó el casco sobre un rifle. Nadie le disparo. Rápidamente enfocó sus
binoculares y le gritó a Iosi por encima del ruido de los disparos constantes un
rango y una posición.
Si el mínimo temor, Iosi saltó y disparó la bazuca. Otro blanco perfecto, pero
ambos sabían que era un chiste. Una nube blanca envolvió al tanque. No penetró al
acorazado. No había ningún peligro para los tripulantes sirios del tanque.
Iosi fue el único soldado que resultó herido en el puesto de avanzada 107. Poco
después sufrió graves heridas de esquirlas en el pecho y fue evacuado a un
hospital. Todos los otros 18 hombres estaban ilesos a pesar de haberse encontrado
durante 100 horas bajo un ataque constante.
Después de la guerra, Amos sintió que no podía negar los milagros que había visto.
Que Nisim se salvara. El ataque unilateral de Iosi, con su ayuda. Destruir a
enemigos mucho más poderosos a pesar de tener armas mínimas y pocas
municiones.