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Gabriel Salazar y el proceso constituyente:

posible “pirueta política”

El especialista en Educación Cívica y profesor de la Universidad de Chile analizó el mecanismo


de cambio en la Carta Magna anunciado por la Presidenta Bachelet.

Diario Concepción
Tania Merino Macchiavello
tania.merino@diarioconcepcion.cl

"Varios políticos han dicho, de una manera u otra, que el poder constituyente, que es la máxima
expresión de soberanía, radica en el Parlamento", dice el historiador y Premio Nacional de
Historia, Gabriel Salazar, en el análisis de su último tomo "La enervante levedad histórica de la
clase política civil"... De lo que se han olvidado, agrega, es de la "soberanía popular".
La publicación aparece en momentos en que Chile atraviesa por un proceso constituyente y en
que la Presidenta Bachelet da a conocer el mecanismo por medio del cual se llevará a cabo.
Para ello, la mandataria introduce un plan de educación cívica entre octubre de 2015 y marzo
de 2016, que a Salazar, como especialista precisamente en esta materia, la educación cívica le
parece digno de una "mentalidad primitiva".
"Me parece infantil preparar a la gente a través de cursillos, porque en el fondo hay que
respetar los procesos culturales y sociales profundos de la ciudadanía. Por otro lado, de
refundar el ramo de educación cívica tendría que estar centrado en una historia real, objetiva y
profunda de la ciudadanía, lo que es una complicación porque no se ha escrito. Si no está
centrado en eso, entonces simplemente van a ser cursos leguleyos que no conducen a ninguna
parte".
- Si hablamos de educación cívica se puede pensar que el pasado se utilizó con fines
proselitistas.
- En el pasado todos esos cursos consistían en que los niños conocieran la Constitución y, por
lo tanto, la obedecieran. Lo que hacían no era sino legitimar el régimen vigente y, como
consecuencia, no conducían a la construcción de un verdadero ciudadano. Esos cursos no
pueden repetirse. Los políticos siempre piensan que se trata de difundir las leyes que ellos han
dictado, pero eso es simplemente darle más vida a gente que está absolutamente
desprestigiada en el país.
- Se habla de proceso constituyente, de asambleas, plebiscitos, ¿la gente conoce de lo que
está discutiendo?
- La mayor parte de la ciudadanía quiere una asamblea constituyente, entiende que a través de
ella pueden cambiar el sistema político vigente, incluso el modelo económico y educacional,
eso lo tiene claro, lo que no sabe es cómo ella puede participar, controlar y manejar una
asamblea constituyente, porque si no lo hace la ciudadanía eso va a ser otra pirueta más que
van a hacer los políticos o lo militares si es que apoyan eso.
Creo que la presidenta está apresurando el tranco, lo que va a ocasionar que los beneficiados
van a ser los políticos. Debería darse mayor relevancia en términos de lo que digan los
ciudadanos, por medio de asambleas locales, que permitan a la gente deliberar con seriedad.
- La Comisión Engel propuso impartir la Educación Cívica para descomprimir la desconfianza...
- La comisión Engel fue ideada para buscar mecanismos para transparentar lo que hacen los
políticos. En el fondo, era para lavarles la imagen y maquillarlos un poco de niños buenos, pero
después no les gustó porque a Engel se le pasó la mano en las exigencias que estaba
planteando.
La autoeducación cívica, y recalco lo de autoeducación, de la ciudadanía no tiene nada que ver
con los políticos, más bien con cómo construir un ciudadano soberano, no uno que solamente
deposita un voto para cambiarlo por una promesa que no se cumple... Aquí la ciudadanía es la
que tiene que ser incentivada para desarrollar el proceso, pero no con encuentros consultivos
en que no decida nada, eso ya es un cuento viejo.
- ¿Cómo se construye un ciudadano entonces?
- Se autoconstruye. Te pongo un ejemplo, todo lo que ha hecho la asamblea de Freirina es
construcción de ciudadanía, lo que ha hecho Aysén, Magallanes, lo que han hecho las
asambleas territoriales...
- Se habla mucho de los "ciudadanos empoderados". ¿Lo somos?
- Somos ciudadanos muy distintos a lo que éramos, por algo la Presidenta tuvo que ceder a la
presión y reconocer que la constitución del ‘80 es ilegítima y que es necesario abrir un proceso
constituyente con participación ciudadana.
El solo hecho de que ella y los políticos hayan reconocido eso indica que somos muy distintos a
lo que éramos en la época de Allende en que éramos simplemente masas en la calle
aplaudiendo a los líderes, mientras que hoy son ellos los que tratan de seguirnos el paso.
- ¿Cuáles son los ejes centrales sobre los que debiera modificarse la constitución?
- Las asambleas debieran definir eso, por ningún motivo el Estado puede aparecer como la tía
que conduce a su sobrinito en una escuela de kindergarden para hacer una tarea, eso es
simplemente prepotencia política que no cambia en nada la situación que queremos cambiar.
- Y ¿para usted?
- Por ejemplo, la descentralización del Estado, la organización de asambleas por comunas, por
región.
En segundo lugar, todos nuestros representantes deben ser revocables por la misma base
ciudadana y responsables ante ella, de manera que puedan ser juzgados y si es necesario
también condenados.
La judicialización de la política que vemos hoy en materia de financiamiento, tiene que ver con
que los políticos no han sido responsables ante nadie, por lo menos en cuanto a estados
financieros y faltaría que fueran responsables ante sus electores.
- La Presidenta Bachelet ha hablado mucho de participación, pero ¿ha considerado
verdaderamente la opinión de los movimientos sociales?
- Creo que lo ha hecho siempre, pero de una manera muy peculiar, porque llama a participar a
los actores involucrados para oírlos, pero les mete una cantidad de expertos que al final son
mayoría y que ni siquiera son resolutivos, sino consultivos y, en la práctica, la decisión final la
toma el Congreso.
Si ése va a ser el método que se utilice en este proceso constituyente, yo creo que es
simplemente una trampa.

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