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Abel tenía claro quién era el proveedor de los recursos que tenía era el Señor y
eso agradó el corazón de Dios cuando él ofrendo porque le dio las mejores
ovejas y su ofrenda fue recibida con olor fragante, además de que este hombre
tuvo una actitud transparente ante los ojos del Padre Celestial, pero eso no
hubiese podido suceder sin fe y gracias a la ofrenda que dio este hombre
alcanzo buen testimonio delante de los ojos de Dios, hay que tener cuidado al
momento de ofrendar porque el Señor mira nuestra actitud como lo hizo con
Caín y Abel y teniendo en cuenta que recogeremos fruto de lo que sembramos,
la siembra no necesariamente es económica, puede sembrar alegría en alguien
aconsejándolo, puede ayudar al que lo necesita, podemos ayudar a nuestra
familia, etc. Debemos mantener una fe íntima y profunda con Dios como la de
Enoc para tomar buenas decisiones y movernos por lo espiritual, tener una
relación con el Señor, tener hambre y sed de él sin importar que nos pueda dar,
hasta tal punto que lleguemos a ser amigos de Dios mediante la fe, pero hay
que saber que la fe sin obra es muerta es decir debe ir acompañada de una
acción, pedimos algo pero ejecutamos un plan para que el Señor pueda cumplir
la promesa en nosotros, las cosas no llegan a la puerta de la casa hay que
buscarlas siempre direccionados por nuestro Padre Celestial, no olvidemos que
el gozo del Señor es nuestra fortaleza debemos regocijarnos en él y tener fe
siempre.
Noe fue un hombre que obedeció al Señor aún sin saber cuál era su propósito
de la tarea que le había encomendado porque él tenía fe de que eso era para
bien, le creyó a Dios a pesar de no entender que iba a suceder, sin embargo,
Dios lo recompensó por su obediencia. Debemos creer que Dios a través de
nuestra fe va restaurar nuestra familia y que será una casa bendecida por el
Señor, pero esto solo sucede si tenemos un nivel de fe alto como para creer y
ver lo que aún no ha sucedido, en ocasiones es difícil ya que nuestra familia
está hecha un caos, y vivimos en carne propia lo que dice en Miqueas 7:6 pero
a pesar de eso debemos forjar la fe que tenía Noe para que nuestra familia sea
cambiada, transformada, liberada de toda atadura, llena de la presencia del
Espíritu Santo porque el Señor quiere bendecirnos abundantemente. La fe es
un escudo para defender la herencia familiar que Dios nos ha dado, debemos
levantarnos en oración y en fe para que satanás no destruya a nuestros hijos,
hay que protegerlos con la sangre de cristo para que el enemigo no tenga
potestad sobre ellos y declarar que tendremos una familia sana y consagrada
para el Señor.
Los padres debemos adorar al Señor aún en medio de la dificultad y de
esta forma él nos visitará y tendremos su presencia en nosotros y en
nuestra familia.
Los padres que creemos a Dios debemos mantener una actitud de gozo,
es decir que a Dios hay que recibirlo de la mejor manera y con alegría
cuando visite nuestro hogar. El gozo nos permite acercarnos a nuestros
hijos de una forma más sutil, hay ocasiones que el enemigo nos usa y
no tenemos una expresión de alegría con ellos y se va perdiendo la
comunicación y es ahí donde se demuestra que hemos perdido la fe y es
ahí donde aflora en nuestros hijos el odio, resentimiento rencor entre
otros.
Un padre que le cree a Dios mantiene una actitud de servicio ya que a
través de este él Señor se encarga de derramar bendiciones que
necesitamos en nuestra casa y en nuestra familia.